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LUDWIG VAN BEETHOVEN (Bonn 1770- Viena 1827)

Beethoven Rasumovsky Schiller


Considerado como el último gran compositor del período clásico y el primer romántico, fue
junto a Haydn y Mozart, representante de la llamada “1ª Escuela de Viena”. Inmerso en un
momento inestable y convulso de la historia europea reciente, vivió la caída del Antiguo
Régimen con la Revolución Francesa.
Como creador clásico, hizo uso de sus formas y géneros principales, pero como romántico lo
hizo de un modo muy libre y personal. Gracias a su profesor Neffe, organista en la corte de
Bonn, accede a la obra de Johann Sebastian Bach (El Clave bien temperado sería desde ese
momento la base de su estudio diario), además de concebir “el arte como misión”. Asiduo a las
reuniones que convocaba en Bonn la familia Breuning se matricula en la Universidad para
estudiar Filosofía leyendo la obra de Platón, Rousseau, Kant, Goethe o Schiller. En 1792 se
traslada a Viena definitivamente y gracias sobre todo a sus dotes como pianista se le abren las
puertas de muchos palacios vieneses. Aristócratas destacados como el Conde Rasumovsky y los
Príncipes Lichnowsky y Lobkowitz se convierten en sus apoyos más incondicionales.

PRIMER PERIODO (1792-1802)


A pesar de luchar desde 1795 por ser un artista “independiente” más acorde con el nuevo papel
social del artista, buscó la protección de ciertos nobles que le proporcionaban encargos y
conciertos. En éste período destacan sus primeras 14 Sonatas para piano, las Sinfonías 1-2, los
Conciertos para piano 1-3 y los seis Cuartetos de Cuerda Op.18.

Se muestran con claridad sus principales herencias. El sonido masivo, contundente y en bloques
característico de Händel, el principio de elaboración motívica o el efecto sorpresa de Haydn, la
investigación armónica de Mozart o determinados recursos habituales en la música para piano
de Clementi y Dussek (enfrentar un acompañamiento en Bajo Alberti con una melodía cargada
de apoyaturas, rápidas escalas que recorren todo el teclado de múltiples formas –octavas,
arpegios, cromáticamente, movimientos paralelos, contrarios-).
Sin embargo éstas conviven con sus rasgos propios, que se muestran tempranamente:
1-contradicción constante entre su acercamiento a las formas clásicas y su transgresión.
2-melodías características “recitativo instrumental”, formadas por motivos breves, de pocos
sonidos que son más pronunciados que cantados, dichos a base de potentes golpes rítmicos)
3-el contraste como lenguaje básico de expresión musical, en todos sus niveles: registros,
matices, articulaciones, tonalidades. En realidad es realidad una continuación del efecto
sorpresivo utilizado por Haydn pero llevado hasta sus últimas consecuencias, mucho más
dramáticas.
4-.el silencio como recurso dramático

SEGUNDO PERIODO (1802-1816)


Fue un momento de actividad y viajes constantes; su música se escuchaba en los principales
salones palaciegos y salas de conciertos. De carácter apasionado, heroico, titánico, es una
música poderosa que busca al público de modo intenso. Articulaciones agresivas, cuerdas
percusivas, frecuentes timbales, silencios bruscos, dinámica muy contrastada y finales
prolongados.

SINFONÍAS
De la nº3 a la 8. En ellas aparecen delimitados los rasgos de su lenguaje sinfónico:
…temas expuestos por diferentes timbres orquestales, que adquieren diferente carácter en cada
presentación (distintas posibilidades de una misma idea),
…agrupación frecuente de vientos y timbales,
…cuerdas claramente percusivas en articulación,
…repeticiones de un sonido o acorde,
…asincopamientos entre cuerdas y vientos,
…finales prolongados que crean la sensación de música inagotable.

SONATAS PARA PIANO


El piano, en pleno proceso de perfeccionamiento técnico, ponía en manos de intérpretes y
compositores nuevas posibilidades de sonido. Beethoven supo extraer expresiones y
sonoridades inéditas.
1) amplió la sonata para teclado (añadiendo un 4º movimiento a la sonata clásica anterior,
Minueto primero, Scherzo después) además de dar a cada uno mayor peso y envergadura
musical.
2) superó el tradicional carácter de “música de salón” que tenían las sonatas para tecla del el
siglo XVIII logrando de un solo instrumento efectos casi orquestales. Las mejoras técnicas del
instrumentos fueron imprescindibles pudiendo destacar la caja de resonancia metálica que
conseguía un sonido de mayor potencia, las cuerdas dobles que permitían graves más poderosos
y el perfeccionamiento del pedal que mantenía durante más tiempo el sonido y sus armónicos
además de dar mayor libertad el intérprete, que podía “detener” la mano sobre el teclado (“a
mano parada”).
3) requirió una nueva actitud en el intérprete, que debe encontrar calidades al sonido mucho
más variadas y sutiles, anticipando al pianista virtuoso del período romántico

CUARTETOS DE CUERDA
Compuso 5 (op.59 -3-, op.74 -1-, op.95 -1-), y en ellos, igual que ocurrió con las sinfonías, abre
y plantea nuevas posibilidades para la música de cámara. En ellos Op.59 (3), op.74 (1) y op.95
(1).

1) su publicación ya indica una trasgresión. Tres en el primer opus, y los otros dos, individuales
cuando lo habitual era recopilar seis. También sus dimensiones eran extraordinarias para
entonces con más de 10’.

2) exploró nuevos trimbres, tanto en conjunto como individualmente, planteando para ello
una escritura más amplia de registro, buscando los sonidos extremos, además de una
articulación con más enfoque en el acento que en la melodía (más percusiva y menos
legato e cantabile, habitual en ésta conjunto).

3) tomó las formas clásicas de un modo poco riguroso disolviendo los límites entre
secciones, mostrando amplísimos desarrollos o Codas de gran extensión.
TERCER PERIODO (1816-1827)
Momento de introspección en el que Beethoven inicia un proceso doloroso y complejo hacia su
mundo interior, llegando a vivir como un ermitaño. Su padecer fue en aumentó debido a
situaciones familiares (la lucha por la custodia de su único sobrino, Carl), fracasos sentimentales
(Amada Inmortal) y la sordera inexorable. Los conocidos “cuadernos de conversación” (se han
conservado casi 200) nos muestran una parte de sus relaciones con el resto del mundo. De éste
período destacan las cinco últimas sonatas para piano (desde la Op.101 a la Op.111), la 9ª
Sinfonía, la Misa Solemnis y los últimos seis cuartetos de cuerda (Op.127 a 135).

SONATAS PARA PIANO


Cinco obras compuestas antes de 1822 (Op.101, 106, 109, 110 y 111) que suponen la
culminación de la escritura pianística hasta ese momento, sin olvidar por supuesto las
“Variaciones Diabelli” Op.122. En todas ellas hace un uso muy libre de las relaciones
armónicas, en las que encontramos abundantes armonías de 9ª, disonancias sin preparación,
acordes a base de 2ª superpuestas, largos pasajes cromáticos y modales. A nivel estructural se
muestra enormemente libre, no respetando el plan clásico en ninguna de ellas (encontramos
alguna con sólo dos movimientos, adagios colosales de más de 20’ o introducciones lentas
previas al último movimiento. El sonido rotundo y abrupto de obras anteriores se vuelve más
cantabile e intimo; el Lied, en pleno auge le marca sin duda. La pulsación es en general, menos
y el uso del pedal aumenta, permitiendo frecuentes pasajes “a mano parada” y la suma de
armónicos. A veces tenemos la sensación de estar escuchando música improvisada, tal es la
sensación de libertad conseguida.

SINFONIAS

Es el momento de la emblemática “Novena” que nació a partir de tres proyectos anteriores; una
sinfonía al uso, una Cantata sobre el tema de Schiller “Oda a la Alegría” y una sinfonía que
incluyese la voz humana. Supone un punto de referencia para todo el sinfonismo posterior. Fue
estrenada con un clamoroso éxito en la Viena de 1824 tras un proceso creativo largo, de casi 10
años. En ella, el maestro de Bonn abandona los marcos convencionales y no se conforma con lo
ya conseguido; asume un riesgo máximo e incluye en el último movimiento (inmenso Finale de
proporciones colosales) la voz humana. Todo el tratamiento de la orquesta trabajado en el paso
de los años, es llevado aquí a sus últimas posibilidades formales, técnicas y expresivas. Para
incluir la voz humana abre paso a través de cello y contrabajos con un motivo recitado que será
después asumido por el baritono, al que seguirá todo el coro. ”Oh amigos, no estos sonidos, en
su lugar, cantemos otros más agradables y alegres”. Y siguiendo algo habitual en él, desplaza
el centro de gravedad de la composición al final, al último movimiento.
CUARTETOS DE CUERDA
Después de componer la Misa Solemnis en Re (1823) y la 9ª Sinfonía (1824), abandona las
composiciones de gran envergadura para centrarse en los Cuartetos de Cuerda (abandonados
hacía 14 años). Esta agrupación de cámara le permitía adentrarse en los secretos de la polifonía
de un modo más sobrio e íntimo (más apropiado con su propia trayectoria vital) y al mismo
tiempo, trabajar líneas melódicas independientes y conectadas a través del contrapunto, algo que
siempre admiró de la obra de Bach.
Un total de seis obras que van desde el op..127 (1825) hasta el op.135 (1826), y en ellos igual
que ocurría en las últimas Sonatas para piano, se enfoca con más en la naturaleza cantabile de
los instrumentos de arco y menos en la percusica (más en la melodía y menos en el acento). Las
formas clásicas se desintegran en obras con 5, 6 o 7 movimientos y el bitematismo de la sonata
clásica será sustituido por “la idea única” circulando por el movimiento (influencia evidente de
Bach y la Fuga).

Funeral de Beethoven en Viena

6º E.P Historia de la Música


Conservatorio Profesional de Valladolid

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