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Trabajo práctico n°: 3

ZAPANA NOELIA SOLEDAD LH47/VARGAS SILVINA DEL ROSARIO LH59-PH484

Texto de Peter Burke

A- ¿Para Peter Burke, cuáles son las perspectivas por las cuales le interesa la memoria
B- ¿En qué consiste la transmisión de la memoria, según Burke?
C- ¿Cuáles son las funciones de la memoria colectiva según Burke?
D- ¿Cuáles son las funciones de la amnesia colectiva según Burke?

DESARROLLO:

a- A los historiadores les atañe, o debería atañerles, la memoria desde dos perspectivas diferentes. En primer
lugar, tienen que estudiarla como fuente histórica para llegar a una crítica de la fiabilidad del recuerdo en la
línea de la crítica tradicional de los documentos históricos. Esta empresa se inició en los años sesenta, cuando
los historiadores del siglo XX se dieron cuenta de la importancia de la «historia oral». Pero incluso los
historiadores que estudian periodos anteriores tienen algo que aprender del movimiento de la historia oral,
pues deben tener en cuenta los testimonios y tradiciones orales presentes en muchos registros escritos. En
segundo lugar, la memoria atañe a los historiadores como fenómeno histórico —lo que podría denominarse la
historia social del recuerdo. Dado que la memoria colectiva, como la individual, es selectiva, es necesario
identificar los principios de selección y observar cómo varían en cada sitio o en cada grupo, y cómo cambian en
el tiempo. La memoria es maleable y debemos entender cómo se modela y por quién, así como los límites de
su maleabilidad.
b- Los recuerdos se ven afectados por la organización social de la transmisión y por los medios empleados para la
misma. Consideremos por un momento cinco de esos medios entre la enorme variedad existente:

1) Las tradiciones orales, analizadas desde una perspectiva histórica en un famoso estudio de Jan Vansina. Las
transformaciones de este estudio entre su publicación original en francés en 1961 y la versión inglesa, muy
revisada, de 1985 constituyen útiles indicadores de los cambios que se han producido en la disciplina de la
historia durante la última generación, especialmente, cómo ha disminuido la esperanza de llegar a establecer
«hechos» objetivos y el creciente interés por los aspectos simbólicos de la narración.

2) El ámbito tradicional del historiador, los recuerdos y otros «registros» escritos. Por supuesto, debemos
recordarnos que dichos registros no son concreciones inocentes de recuerdos, sino más bien intentos de
persuadir, de moldear la memoria de los demás. También debemos tener presente algo que los historiadores a
veces han olvidado, la advertencia de un perceptivo crítico literario: «Cuando leemos escritos dictados por la
memoria, es fácil olvidar que no estamos ante la propia memoria, sino ante su transformación mediante la
escritura». No obstante, podría decirse lo mismo de la tradición oral, que tiene sus propias formas de estilización.
De ahí que sea difícilmente justificable un nítido contraste como el que establece Pierre Nora entre la «memoria»
espontánea de las sociedades tradicionales y la «representación» consciente de las modernas.

3) Las imágenes, tanto pinturas como fotografías, de escenas estáticas o en movimiento. Los practicantes del
llamado «arte de la memoria» desde la Antigüedad clásica hasta el Renacimiento pusieron de relieve el valor de
asociar lo que uno quería recordar con imágenes llamativa. Éstas eran imágenes irreales, «imaginarias». Sin
embargo, desde hace tiempo se crean imágenes materiales para facilitar la retención y la transmisión de recuerdos
—«monumentos conmemorativos» como lápidas, estatuas y medallas, así como «recuerdos» de diversos tipos.
En los últimos años, los historiadores de los siglos XIX y XX en particular muestran un interés cada vez mayor por
los monumentos públicos, precisamente porque éstos expresan y configuran a la vez la memoria nacional.
4) Las acciones transmiten recuerdos lo mismo que transmiten habilidades, del maestro al aprendiz, por ejemplo.
Muchas no dejan huellas que puedan estudiar los historiadores posteriormente, pero al menos los rituales suelen
registrarse, como los «conmemorativos»: Rememb ranee Sunday en Gran Bretaña, Memorial Day en Estados
Unidos, el 14 de julio en Francia, el 12 de julio en Irlanda del Norte, el 7 de septiembre en Brasil, etc. Estos rituales
rememoran el pasado, constituyen recuerdos, pero también tratan de imponer determinadas interpretaciones
del pasado, moldear la memoria y, por tanto, construir la identidad social. Se trata de representaciones colectivas
en todos los sentidos.

5) Una de las observaciones más interesantes del estudio de Halbwachs del marco social de la memoria está
relacionada con la importancia de un quinto medio en la transmisión de recuerdos: el espacio. Halbwachs explícito
algo que había estado implícito en el arte del recuerdo clásico y renacentista: el valor de «ubicar» las imágenes
que se desea recordar en impresionantes marcos imaginarios, como palacios o teatros del recuerdo. Un grupo de
misioneros católicos en Brasil, los salesianos, al parecer, era consciente del vínculo entre lugares y recuerdos. Una
de sus estrategias para la conversión de los indios bororo, como nos recuerda Claude Lévi-Strauss, fue trasladar a
los indios de sus aldeas tradicionales, en las que las casas estaban dispuestas en círculo, a otras en las que estaban
organizadas en hileras. De esta forma partían de tabula rasa y preparaban a los indios para recibir el mensaje
cristiano. Podríamos preguntarnos si el cercamiento de las tierras comunales en Europa no tuvo efectos
semejantes (aunque imprevistos), allanando el terreno a la industrialización, especialmente en Suecia, donde el
decreto de 1803 fue seguido de la destrucción de aldeas tradicionales y la dispersión de sus habitantes. No
obstante, en determinadas circunstancias, un grupo social y algunos de sus recuerdos pueden resistir la
destrucción de su sede. Un ejemplo extremado de desarraigo y trasplante es el de los esclavos negros llevados al
Nuevo Mundo. Pese a este desarraigo los esclavos se aferraron a parte de su cultura, a algunos de sus recuerdos,
y los reconstruyeron en suelo americano. Según el sociólogo francés Roger Bastide, los rituales afro-americanos
del candomblé, todavía ampliamente practicados en Brasil, implican una reconstrucción simbólica del espacio
africano, una suerte de compensación psicológica por la pérdida de su patria. Bastide emplea testimonios de las
prácticas religiosas afro-americanas para criticar y depurar las ideas de Halbwachs. La pérdida de raí- ces locales
fue compensada, al menos en cierta medida, por una conciencia africana más general.
Sería posible llevar más allá la cadena de ejemplos, pues la propia Biblia está llena de esquemas y algunos de los
hechos que narra están presentados como re escenificaciones de otros anteriores.

c- Un jurista podría hablar de la importancia de la costumbre y el precedente, la justificación o legitimación de los


actos presentes con referencia al pasado, el lugar de los recuerdos de los testigos en los juicios, el concepto de
«tiempo inmemorial»; en otras palabras, el tiempo «desde el que la memoria del hombre [...] no discurre al
contrario», y el cambio de actitudes hacia la memoria como consecuencia de la a difusión de la alfabetización y
los registros escritos.
Los casos de gobernantes convertidos en héroes populares que hemos examinado también ilustran las funciones
sociales de la memoria colectiva Otra forma de aproximarse a las funciones de la memoria colectiva es preguntarse
por qué algunas culturas parecen más propensas a recordar el pasado que otras. Es un lugar común contrastar el
interés chino por su pasado con la tradicional indiferencia india hacia suyo. En Europa también se aprecian
contrastes similares. Pese a su reverencia por la tradición y a la importancia que otorgan a «la herencia nacional»
Por el contrario, en Inglaterra, en la misma época, La carga de la caballería ligera (1968) de Tony Richardson se
consideraba poco más que una película costumbrista. Los ingleses prefieren olvidar. Adolecen —o quizá
disfrutan— de lo que se ha denominado «amnesia estructural». Como éste es el opuesto complementario del
concepto «memoria colectiva», en adelante la denominaré «amnesia colectiva».
En Francia podría buscarse un equivalente en la zona occidental, especialmente en Anjou, donde el recuerdo de
la Vandée, la sublevación campesina de la década de 1790, sigue viva y es objeto de controversia, hasta el punto
de que un historiador ha descrito recientemente la situación como «guerra de la memoria».
Dada la multiplicidad de identidades sociales y la coexistencia de memorias opuestas y alternativas (familiares,
locales, de clase, nacionales, etc.), conviene pensar en términos plurales sobre los usos de la memoria por distintos
grupos sociales, que muy bien pueden tener distintas visiones de lo que es significativo o «digno de recordarse»
El crítico norteamericano Stanley Fish ha acuñado la expresión «comunidades interpretativas» para analizar los
conflictos sobre la interpretación de los textos. De forma similar, podría ser útil distinguir distintas «comunidades
de memoria» en el seno de una sociedad dada. Es importante preguntarse: ¿quién quiere que alguien recuerde
qué y por qué? ¿A quién pertenece la versión del pasado que se registra y preserva?
Las disputas entre historiadores que presentan relatos opuestos del pasado a veces reflejan conflictos sociales más
amplios y profundos.
* La memoria oficial y la no oficial del pasado
* La destrucción sistemática de documentos (funciones del olvido o amnesia colectiva).

d- Para comprender el funcionamiento de la memoria colectiva quizá convenga investigar la organización social
del olvido, las normas de exclusión, supresión o represión, y la cuestión de quién quiere que alguien olvide qué
y por qué. En suma, la amnesia colectiva. Amnesia está relacionada con «amnistía», con lo que solía
denominarse «actos de olvido», la supresión oficial de recuerdos de conflictos en beneficio de la cohesión social.

La censura oficial de recuerdos molestos —el «olvido organizado», como se ha denominado— es bien conocida. Lo
que sí es necesario investigar es la supresión o represión no oficial en la Alemania postnazi, la Francia posterior a
Vichy, la España de Franco, etc.

La escritura y la imprenta favorecen así la resistencia de la memoria a la manipulación.

Los historiadores también tienen una función en este proceso de resistencia. Heródoto los consideraba guardianes
de la memoria, la memoria de los hechos heroicos. Yo prefiero verlos como guardianes de los esqueletos
conservados en el armario de la memoria colectiva.

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