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La historia como memoria colectiva

Son totalmente diferentes. La historia queda plasmada en los libros de acuerdo con la

versión de quien la escribe y muy pronto se olvida. La memoria colectiva queda grabada

en el ADN de los pueblos por generaciones.

La construcción de memoria no es un ejercicio académico, ni de comités, ni de decretos,

ni se logra con frondosos reportes. Es una serie de elementos y símbolos simples con los

que la Nación se identifica de manera emocional más que racional. Se construye apelando

a los sentidos más que a la razón.

En las sociedades que han sufrido eventos traumáticos: guerras civiles, insurgencias,

dictaduras o genocidio se produce un conflicto político por determinar la memoria, por

imponer cierto ethos en la interpretación histórica y por enviar al olvido acontecimientos

perjudiciales para aquellos que logran el control de la memoria, que no se construye solo

con el testimonio de las víctimas. Se requiere el de los victimarios y cuando estos no

coinciden, queda una guerra de memorias.

El sociólogo francés Maurice Hallwacks, quizás el mayor estudioso de la construcción de

memoria colectiva, quien falleció en el campo de exterminio nazi de Buchenwald decía

“el pasado se construye desde el presente” a lo que se podría agregar “y determina el

futuro”.

Webgrafía:
https://www.elespectador.com/opinion/historia-y-memoria-colectiva-columna-
693096
Ciencia moral, preventiva y revolucionaria.
Ciencias morales es la denominación institucional de un grupo de ciencias

humanas o ciencias sociales, identificadas en parte con el grupo de las llamadas ciencias

políticas. La justificación epistemológica de tal agrupación es, como la de cualquier otra

etiqueta denominativa, un asunto opinable que da lugar a la aplicación de muy distintos

criterios clarificativas. Su relación con el aspecto moral del comportamiento humano es

algo sustantivo, pero no limita la extensión de los aspectos que estudian las ciencias

agrupadas en esta categoría, que no pueden confundirse con la ciencia de la moralidad,1

la ética o alguna de sus partes aplicables a cualquier ciencia, como es el caso de

la deontología.

En Francia se fundó en 1795 la Académie des sciences morales et politiques, a la que

siguieron, en España la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (1857), en

Argentina la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas (1938) y en Chile

la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales (1964). También se

denominó así la Universidad de Ciencias Morales y Políticas de Thammasat, en

Tailandia. En la Universidad de Cambridge se fundó en 1878 el Moral Sciences Club,

que se convirtió en un centro fundamental para la filosofía analítica (Henry

Sidgwick, J.M.E. McTaggart, Bertrand Russell, G.E. Moore), y en su seno tuvo lugar el

famoso enfrentamiento entre Ludwig Wittgenstein y Karl Popper conocido por la

anécdota del atizador (poker).

Webgrafía:
https://www.elespectador.com/opinion/historia-y-memoria-colectiva-columna-
693096
Ciencia normal y revolucionaria son visiones distintas de una misma realidad a la que se

ve desde la luz de la teoría dominante (ciencia normal) o detectando desacoples de la

teoría y generando nuevas hipótesis (ciencia revolucionaria).

En el siglo XVII un sabio podía abarcar todo el saber de su época. Hoy es imposible, el

conocimiento crece en forma exponencial y sus hallazgos afectan la competitividad de

las personas y de las naciones. Para gestionar el conocimiento se necesita mucha

inversión. Para David Baltimore, de la Asociación para el Avance de la Ciencia la fuerza

científica no depende tanto del capital sino de la calidad de los investigadores.

Ciencia normal y revolucionaria. El crecimiento del saber creó especialistas y según

Maslow como cada uno tiene un martillo todo lo que ve le parece un clavo. En épocas de

teorías aceptadas los científicos barren la basura (las contradicciones) debajo de la

alfombra, los anteojos que tienen puestos les impiden observar. Khun llamóparadigmas a

las teorías que no se cuestionan porque las comparten los que detentan el saber. La

educación cultiva la disciplina y no la curiosidad, el error se penaliza.

Pasteur decía que el azar favorece solamente a las mentes preparadas. Abundan los

descubrimientos surgidos al buscar otra cosa, en los que prevalece el azar, como la

penicilina de Fleming, descubierta por accidente en un cultivo de laboratorio, o la

manzana de Newton, que encendió las luces de la gravitación universal. Pero no es

cuestión de suerte, las narices tienen que estar entrenadas. Walpole creó la palabra

serendipidad para el descubrimiento inesperado, fruto del accidente y la sagacidad.

Por otra parte un descubrimiento normal puede cobrar trascendencia mucho después. La

gente se pregunta ¿y eso para qué sirve? Para Freud la herejía de una época es la ortodoxia

de la otra. Uno es loco hasta que su idea tiene éxito; entonces es un genio.

La serendipidad y los episodios de ciencia inesperada conectan la ciencia con el arte y

demuestran que si bien la ciencia consigue trascender los límites humanos con principios
universales, el conocimiento científico lo crean los cerebros, inmersos en una sociedad y

en una cultura. Cerebros que no son entrenados para extraer su capacidad potencial.

Einstein decía que el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo

y que la imaginación es más importante que el conocimiento.

Webgrafía:
http://www.ilvem.com/shop/detallenot.asp?notid=820

Para Thomas Kuhn existen dos tipos de ciencias: la normal y la revolucionaria. Los

procesos de cambios científicos que denomina revolucionarios son muy diferentes de

aquellos descritos en la ciencia normal. En las revoluciones científicas se nota una ruptura

del orden y dogmas de la ciencia normal, un cuestionamiento de las reglas de juego

utilizadas hasta entonces, que son seguidos de una reconstrucción que devienen en nuevas

estructuras conceptuales. En el proceso de la formación del conocimiento científico

entonces existirían dos tipos de actividades que son secuenciales en cada dominio de

estudio: el proceso ordenado, lineal, disciplinado y pulcro de la ciencia normal, y las

rupturas periódicas de las revoluciones. La ciencia es el resultado de la interacción de

estos dos fenómenos.

Para Kuhn existen dos requisitos principales para que ocurra una revolución científica: la

percepción por la mayoría de los científicos de una crisis o estancamiento en el estado del

conocimiento de la disciplina, así como la aparición de un candidato a nuevo paradigma.

La crisis por sí misma no será suficiente a inducir a los científicos a considerar una gran

teoría o paradigma anterior como refutado o falsificado. Y esto es popperiano y

darwiniano, en el sentido de que para que pueda ser falsificada una teoría científica debe
existir otra que en competencia sea más apta y la reemplace. Entonces, el rechazo de un

paradigma acompaña la aceptación de uno nuevo. Porque la simple aparición de una idea

que puede parecer ser mejor que la otra no será suficiente para convencer a los científicos

de un cambio tan radical si no existiera previamente una crisis. Esta visión no está exenta

de críticas, considerando que algunas transiciones fundamentales en la historia de la

ciencia pareciera que ocurrieron sin un estado de crisis, sobre todo en el caso de la

biología, el ejemplo es el descubrimiento de la molécula del DNA, que revolucionó pero

en realidad fue consecuencia de un proceso gradual de oposición de nuevos

conocimientos iniciado cincuenta años antes con la identificación de la visión estructural,

el descubrimiento de la radiación y la cristalografía, sin los que no hubiera sido posible

el gran descubrimiento de Watson y Crick.

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/la-ciencia-revolucionaria-

de-thomas-kuhn-el-impacto-de-sus-ideas-en-la-teoria-y-practica-de-la-ciencia-

436746.html

Kuhn notó que existen dos tipos de ciencia: la que denominó ciencia normal —le

podemos agregar nosotros, la ciencia de todos los días practicada por la mayoría de los

científicos— y la ciencia revolucionaria, que ocurre cuando se produce un cambio de

paradigma. Esta es practicada por unos pocos, de mayor visión o como resultado

afortunado de una coyuntura del azar o serendipia. Considerando la importancia de estos

conceptos, que aunque parcialmente contrapuestos, solo son igualados por aquellos de

Popper y sus conjeturas y refutaciones, es importante para los científicos practicantes y

la población en general comprenderlos.


La clave de la idea es el paradigma, crucial para ambos tipos de ciencias. En el primer

caso, para que las ideas se sostengan rígidamente por un tiempo y sean defendidas con

pasión; en este contexto, paradigma puede equipararse a lo que está de moda. En el

segundo caso, para comprender el significado del cambio en la revolución científica.

Kuhn entendía paradigma en un sentido amplio, como un cúmulo de ideas y métodos que

cuando combinados, determinan una nueva visión del mundo o una nueva manera de

practicar la ciencia.

https://cienciadelsur.com/2017/08/12/dos-ciencias-de-thomas-kuhn/

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