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Psicología
Alumna:
- Balderrama Gabriela
Profesora:
LA ADOLESCENCIA
En este largo periodo de vida entre el niño y el adulto, es cuando se presentan más problemas
nuevos y menos tiempo para resolverlos, en relación a sus periodos de vida anterior. Habiendo un
conflictivo proceso de adaptación biológico psíquico, su cuerpo va adquiriendo forma adulta y le
requiere que actúe como tal pero aún no tiene los recursos psíquicos para hacerlo, ya que las
responsabilidades se adquirirán en la fase resolutiva de la adolescencia.
El proceso adolescente es, esencialmente un proceso de cambio, por tal razón de transición. Tanto
para el adolescente como para la familia.
Su apariencia adulta le requiere que actué como tal, cuando aún no tiene recursos psíquicos para
hacerlo.
Los adultos esperan que el adolescente abandone la conducta infantil y acepte responsabilidades
que recién se adquirirán en la fase resolutiva de la adolescencia.
El pasaje desde la endogamia, (códigos de la intimidad familiar) hasta la exogamia, (códigos de la
cultura, junto con el logro de la madurez sexual).
Para un mejor estudio de la adolescencia se divide en tres fases: Temprana; Media y Tardía.
A) Adolescencia temprana
- Pubertad: 10 a 14 años (según los sexos): período siguiente, momento en que los cambios
corporales iniciados en el período anterior comienzan a tener efectos visibles. Es en esta fase que
se desarrollan los caracteres sexuales primarios y secundarios.
- Adolescencia temprana propiamente dicha: 13 a 15 años: abarca el último periodo de
crecimiento corporal. La apariencia corporal externa indica que aquel niño se ha transformado en
adulto.
Existe una influencia recíproca entre lo psíquico, lo biológico y lo social, de manera que causas de
este orden pueden alterar el ritmo cronológico, inhibiendo o apresurando los procesos
fisiológicos.
B) Adolescencia media
La adolescencia media comienza entre los 15 o 16 años y termina alrededor de los 18 años, edad
que coincide con el egreso del secundario.
- Por otra parte, se dan vínculos de masa caracterizados por el amor y la identificación fraterna,
con fidelidad a un líder idealizado.
Con la ruptura de estos vínculos de masa, que le otorgan una pertenencia a la manera de un límite
corporal y constituido como cuerpo social, el adolescente comienza su pasaje hacia la adolescencia
tardía.
C) Adolescencia tardías
Se ubica entre los 18 y los 28 años. Las problemáticas que el sujeto debe resolver en esta etapa
son la inserción en el mundo vocacional y laboral y el encuentro con una pareja estable.
Algunos conflictos psíquicos que los adolescentes deben resolver en esta etapa son:
Punto de vista psicosocial, el adolescente, la familia y el grupo. Freud plantea que la relación de la
familia con la cultura es conflictiva.
La Familia tiende a no desprenderse de sus hijos, será así más difícil ingresar en la cultura.
Desasirse de la autoridad de los padres es una tarea ardua para el joven y por tal razón, la
sociedad suele dar cuenta de este pasaje.
El adolescente y la familia
La función materna, que ha sido de protección y contención durante la infancia, debe dar paso a la
función paterna de discriminación. El padre deberá ofrecer a su hijo la apertura al orden
cultural, la posibilidad de una inserción participativa en contextos cada vez más amplios. Padres e
hijos entran en colisión por varias razones. Entre ellas, la principal es reconocer que los hijos son
seres individuales, cuya vida les permanece.
La madre debe actuar como soporte afectivo y continente: es el requisito previo, para que él
realice la investidura narcisista del propio yo. A partir de esta experiencia, se van constituyendo
diferente lugares psíquicos, en relación con el otro.
Primero, la familia, y más tarde los entramados de relaciones interindividuales producen, por un
proceso desplazamiento, formaciones sustitutivas de las figuras primarias, que constituyen tipos
de representación grupo y distintos tipos de líder con diferentes vínculos entre ellos. Lo cierto es
que tanto el adolescente como el niño son seres aún en crecimiento, y se encuentran, respecto de
las figuras parentales, en una situación de dependencia psíquica. Por esta razón, los conflictos de
los padres inciden en forma significativa sobre los procesos de desarrollo del adolescente. El
entrecruzamiento de la conflictiva adolescente con la de la edad media de la vida de los padres
enfrenta a los hijos con la necesidad de la construcción de un futuro exogámico e incierto, y del
duelo por la dependencia y protección parental a la que cuesta renunciar. Los padres también
enfrentan un duelo difícil elaboración, por varias causas:
La renuncia de las propias ilusiones, el inevitable pasaje del tiempo, angustia de lo vivido
, lo no vivido e imposible de realizar, lo muerto y lo imposible de recuperar. La mayor rigidez
parental precipitará al adolescente hacia desenlaces cada vez más patológicos.
La adolescencia de los hijos pone al descubierto las viejas fisuras del grupo familiar y trae
consecuencias diversas, tales como la separación de la pareja, la aparición de enfermedades físicas
o psíquicas graves de uno de los miembros, y hasta la muerte de alguno de los padres o de un hijo.
Intentos de suicidio, suicidios encubiertos, como los accidentes o traumatofilia, el abuso de
drogas, son formas fallidas de manifestar la imposibilidad de elaborar el desprendimiento.
El adolescente y el grupo
Estos grupos, de duración fugaz, continúan durante toda la vida; en un principio, para satisfacer la
necesidad de juego del infante y, más tarde, debido a la recreación social del adolescente;
posteriormente, a la organización del trabajo.
Entre la multiplicidad de grupos posibles, existe una formación bastante universal que aparece en
la adolescencia: la formación de “la barra”. Es un grupo formado en un momento crítico del
desarrollo, con el fin (generalmente inconsciente) de resolver problemas comunes.
Los grupos tienen duración limitada, pues llevan como destino diluirse, una vez logrado el fin
perseguido. La “barra” se conforma con el fin de crear un eslabón intermedio entre el mundo
familiar del que hay que desprenderse y el mundo adulto, del que aún no se puede participar.
1- ¿Qué es la Senectud?
La senectud, podemos reconocerla como una etapa vital, basada en el reconocimiento que el
transcurrir del tiempo produce efectos en la persona, la cual entra en una etapa distinta a las
vividas anteriormente, semejante a otras etapas vitales como pueden ser la niñez, la adolescencia.
La senectud como cualquier otra edad posee su propia funcionalidad, las barreras a la
funcionalidad de los ancianos surgen con frecuencia de las deformaciones y mitos sobre la
senectud más que de reflejos de deficiencias reales.
La vejez ha sido valorada de dos formas, una positiva y otra negativa. La primera, hace referencia a
la consideración de la persona mayor como sabia, cargada de experiencias, de alto estatus social,
merecedor de un gran respeto y con una clara posición de influencia sobre los demás. La segunda,
destaca la vejez como un estado deficitario.
Desarrollo del Trabajo: ¿Qué ocurre en la Tercera Edad con jubilación, comunicación, ocio, la
familia, la viudez y autoestima?
Trabajo: El trabajo está incorporado a la vida del adulto en forma fundamental. Ordena los
horarios, la economía, y vuelve al sujeto activo partícipe de la producción de bienes sociales.
El trabajo hace de la actividad del hombre algo trascendental: por el producto del trabajo
transforma la naturaleza al servicio de sistema social, para su supervivencia y desarrollo colectivos.
Es decir, el trabajo articula al sujeto con las necesidades de otros sujetos. El hacer del trabajo es en
parte un hacer la sociedad.
Jubilación: El retiro de la actividad laboral contempla una transición del rol de ser persona
trabajadora al papel de persona jubilada; transición que en gran medida va a estar acompañada de
una serie de pérdidas, entre las cuales destaca la pérdida de los papeles laborales, de estatus y
que, dependiendo del nivel de autoestima, puede generar un vacío existencial, con los riesgos
psicosociales que ello implica. Algunos adultos mayores la consideran como el inicio de una época
para disfrutar del tiempo libre, mientras que para la gran mayoría de los demás ancianos éste es
un momento de estrés, una situación que supone una pérdida de prestigio y poder adquisitivo,
descenso en la autoestima y/o una merma en el círculo social que le rodeaba.
Familia: La convivencia familiar forma un mundo peculiar, en los cuales se encuentran los
afectos de los miembros. Aunque se trate de una vida rutinaria y repetitiva, la mera presencia
física del otro ser querido aparece como infinitamente más confortable que la más lujosa de las
soledades.
Un primer grupo de vicisitudes familiares que se dan con la proximidad de la vejez son las
debidas a un aumento del tiempo en común.
En la vejez existen específicas constelaciones familiares. El paso del tiempo ha dado lugar a la
madurez de los hijos, que se han casado y ampliado la familia con nietos. Algunos conviven
armoniosamente, encontrando el punto justo de entendimiento entre tres generaciones
Duelo: es una de las tres principales de esta etapa, ya que la mayoría debe enfrentarse a un
sinnúmero de pérdidas, tanto de amigos como familiares; además, en esta etapa de la vida es muy
importante lograr hacer un balance de la vida del sujeto y asumir la proximidad de la propia
muerte.
Es fundamental, comprender las implicaciones que tienen para la persona las pérdidas,
contemplar el concepto sobre el grado de apego que tenía la persona ante el objeto, sujeto o
hecho que le causó el sentimiento de pérdida. Ese apego viene determinado por la necesidad que
tiene de seguridad y protección.
Viudez: una de las duras realidades que se presentan en la tercera edad es la pérdida del ser
con el que se ha compartido una larga etapa de la vida; la repercusión por la pérdida del cónyuge
dependerá, sobretodo, del grado de dependencia que haya existido entre ambos. Agravando esta
situación está la soledad que aparece entonces en la vida del anciano viudo, la que puede
empeorar sus condiciones de vida.
Ocio: Se define “como toda actividad formativa realizada dentro del tiempo libre”. El cual
dentro de los programas dirigidos al adulto mayor, éste concepto ha cobrado importancia, puesto
que la decisión de libertad, autonomía y creatividad para el 4 disfrute y satisfacción de
necesidades personales y colectivas, es su principal argumento. También el ocio puede ser
considerado como el tiempo disponible exento de deberes y obligaciones porque, evidentemente,
también las personas mayores jubiladas viven con deberes y obligaciones, es decir, no disponen de
un tiempo libre ilimitado, contrariamente a lo que pudiera pensarse. Es cierto que los jubilados
tienen más tiempo que las personas que trabajan, pero este tiempo adicional ¿realmente es
tiempo libre?
Desde este punto de vista la jubilación significa descanso, tiempo libre merecido, oportunidad
de hacer lo que autorrealiza. Para otros es un momento terrible, que relacionan con la decrepitud,
el deterioro o la etapa final de la vida.
Autoestima: La idea que tenemos de nosotros mismos y la valoración que hacemos de ella
como personas en todas y cada una de sus dimensiones: pensamientos, sentimientos,
comportamientos, actitudes, etc., son dos de los múltiples aspectos psicológicos que pueden
cambiar cuando un sujeto llega a la vejez y que suponen un factor importante para la adaptación a
un período vital.
La valoración y el aprecio que uno tiene de sí mismo en la vejez depende de cómo se percibe la
propia realidad personal que depende en esta época de múltiples factores.