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El sistema político chileno está en crisis, nadie ganaría un concurso de “chispeza” afirmando

aquello que duda cabe. Los distintos “Gates”; fraudes de las FF.AA y OO. Como la implantación de
pruebas, y la invención de una (I)realidad penal en materia de DDHH digna de análisis
“psicojurídico”. La “media prescripción”. (Léase a gusto)

El cierre de causas asociadas al financiamiento ilegal de la política, representan nada más que el
curso lógico de la estrategia para echar tierra sobre el mayor escándalo de corrupción, tráfico de
influencias y negociados entre la clase dirigente y los funcionarios-funcionales representantes de
la ciudadanía, que ha conocido la historia republicana de este país, lo que queda es la entrega de
los condenados previamente en las cocinas para hacer tablas, hacer el respectivo show mediático
y poner cara de … y a otra cosa mariposa. Un establishment a la chilena, criado en dictadura cuya
único norte era y por cierto sigue siendo, echarse a placer sobre los esfuerzos de los sudorosos
aquellos que A. Edwars definía como… cuando por 189…se declaraba dueño de estas tierras.

Lo que me dejó la conmemoración del No por la derecha chilena y la (pre)elección de Bolsonaro.


La derecha muestra su rostro cuando hace suyas banderas que históricamente no le pertenecen,
utiliza la estratagema de no conceptualizar las propuestas de cambio, no hacen verbo de sus
agendas son sólo (hasta ahora) consigna y titular, conferencia y cadena nacional, pero hecho
concreto…poco y nada, salvo decretos. De esa forma des-ideologiza la discusión (esconde su
ideología, porque en general el problema CUAL PROBLEMA DEFINIR. no es problema de la
derecha). Por lo tanto la apropiación conceptual de la derecha tiene una doble finalidad, la
apropiación tal y la tergiversación del concepto, he ahí la des-ideologización y la confusión que
provoca en los sentidos comunes.

La derecha chilena pretende al menos en el discurso, un cambio cultural se autodenomina como


“sin complejos”, dice valorar la crítica constructiva más no se hacen cargo de ella, el pragmatismo
en su máxima expresión….

Despolitización del discurso pura y dura, dar - en la terminología política concertacionista – en la


medida de lo posible, hacer cambios para que nada cambie. Piñera entiende el problema más de
lo que muchos imaginan y dispone de las herramientas para acentuar aquello denominado como
sentido común de los chilenos, basado en tres pilares: seguridad y mano dura (con delincuentes y
extranjeros latinoamericanos), empleo y consumo

El problema para la derecha es que el feminismo implica un cambio político-cultural. Un cambio en


la forma como se ejerce y distribuye el poder. De ahí la necesidad de intentar ponerse a la cabeza
de la “agenda” dar y contener. Crear comisiones, dilatar, evitar que las condiciones de ejercicio del
poder cambien. No olvidar que el feminismo es básicamente una respuesta a desigualdades
malamente entendidas como cultuales (siendo sistémicas), pero no es un análisis perene sino
activo, es decir promotor del cambio en las estructuras que sostienen la supuesta desigualdad
cultural y esa estructura no es más que el propio capitalismo.

En el caso de la Ley de Responsabilidad Adolescente

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