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RESUMEN:
Una tópica afín en la obra winnicottiana, a la noción de trauma, es la del miedo al
derrumbe. Expresión, que Winnicott recoge del material que sus propios pacientes
le brindaron durante su ejercicio profesional. El miedo al derrumbe sería una de
las formas posibles que asumen las agonías primitivas, que el individuo padece,
en los momentos más tempranos del desarrollo neonatal. Tales agonías se
asocian a los traumas primordiales que delatan la presencia del ambiente, al
condicionar el curso de los procesos de maduración que deben tener lugar en
dichas instancias. Precisamente, el presente trabajo tiene por objeto, proponer una
articulación posible entre las nociones winnicotianas de trauma y de “miedo al
derrumbe”, por medio de un recorrido teórico particular, intentando dilucidar la
relación existente entre ambos conceptos, y prestando especial atención al influjo
de la dimensión gravitacional en la constitución del psiquismo y el desarrollo
emocional.
“Estoy ya en condiciones de enunciar mi principal afirmación, que resulta muy simple. Sostengo
que el miedo clínico al derrumbe es el miedo a un derrumbe ya experienciado. Es el miedo a la
agonía original que dio lugar a la organización defensiva desplegada por el paciente como
síndrome mórbido” (Winnicott, ¿1963?, p. 115).
“Ha tenido lugar algo que carece de lugar. Lo que determina todo el funcionamiento del aparato
está fuera de las conquistas de éste. Lo impensable hace lo pensado. Aquello que no ha sido
vivido, experimentado, que escapa a toda posibilidad de memorización, se haya en lo más
profundo del ser” (Pontalis, 1977, p. 14).
Ante la paradoja que se advierte entre vivencias que acaecieron, pero que no
tuvieron lugar, Winnicott (¿1963?) postula lo siguiente: “En otros términos, el
paciente debe seguir persiguiendo ese detalle del pasado que todavía no fue
experienciado, que adquiere la forma de una búsqueda de ese detalle en el futuro”
(Winnicott, ¿1963?, Pp. 115-6). Es relevante en esta frase la idea de “detalle”, la
que apunta a un evento que requiere tener lugar con posterioridad, ya que en el
momento en que irrumpe en escena, no se asocia a las restantes experiencias
que configuran lo que se denomina la historia del paciente.
“Por otro lado, si el paciente está en condiciones de aceptar de algún modo esta extraña especie
de verdad –que eso que todavía no ha sido experienciado sucedió, empero, en el pasado-, queda
abierto el camino para experienciar la agonía en la transferencia, como reacción frente a las fallas
y errores del analista. El paciente podrá tramitar estos errores si las dosis no son excesivas, y
podrá dar cuenta de cada falla técnica del analista como contratransferencia. Dicho de otro modo,
poco a poco el paciente recoge la falla original del ambiente facilitador dentro del ámbito de su
omnipotencia y de la experiencia de omnipotencia que corresponde al estado de dependencia
(hecho transferencial)” (Winnicott, ¿1963?, p. 116).
“Uno de los cambios provocados por el nacimiento es que el recién nacido debe adaptarse a algo
muy nuevo para él, que es la experiencia de ser empujado desde abajo en vez de ser sostenido
desde todos lados. El bebé pasa de ser amado desde todas las direcciones a ser amado sólo
desde abajo. Las madres valoran esto por el modo en cómo sostienen al bebé y a veces lo
envuelven en ropas que lo fajan: tratan de darle tiempo al bebé para que se habitúe al nuevo
fenómeno. Si se procede con torpeza en este pasaje de la era pre-gravitatoria a la era gravitatoria,
se sientan las bases del sueño de caer para siempre, o de ser alzado hasta alturas infinitas”
(Winnicott, 1988, p. 184).
El miedo al derrumbe aquí puede ser entendido como el efecto de una falla
sensible en esta vivencia de ser empujado desde abajo, o sostén temprano. En
otras palabras, este miedo al derrumbe deriva de la falla ambiental, que al ocurrir
en un momento inicial se torna traumática. Como se expresara en otro texto, “En
el paso de la era pre-gravitatoria a la era gravitatoria, la intromisión del ambiente
por una intervención defectuosa cobra la forma del derrumbe. El miedo al
derrumbe dataría de este tiempo sin-tiempo” (Lavín, 2014).
La vivencia de caos a su vez, resulta útil como concepto auxiliar para intentar
dilucidar la relación existente entre el trauma y el miedo al derrumbe, tal como se
advierte en la siguiente cita:
Por otra parte, resulta llamativo, el hecho de que muchos años antes, en su obra
“la defensa maníaca” (1935), Winnicott había establecido pares antitéticos
organizados en torno a dos ejes; a saber, “lo depresivo” y “lo ascensivo”. Asocia a
la primera categoría lo vacío, lo muerto, lo pesado, lo hundido, lo grave, lo bajo, lo
deprimido, lo caótico, lo despedazado. Por su parte, vincula a la segunda
categoría en discusión, lo pleno, lo vivo, lo elevado, lo leve, lo alto, lo alegre, lo
ordenado, lo integrado. Una vez más queda en evidencia el lugar central que
ocupa lo gravitacional en la teoría de este autor, sirviendo de base a algunos de
sus desarrollos conceptuales más clásicos, especialmente en lo que respecta a los
que conforman su teoría del desarrollo emocional.
“Se constata una armazón compleja sembrada de paradojas y de aporías, toda vez que nuestro
autor habla largamente de lo esencial de una continuidad fundante de la experiencia emergente de
Para finalizar
Si bien “el miedo al derrumbe” de Winnicott apunta a las angustias propias de las
psicosis, es posible pensar que tales agonías se fundan en vivencias más o
menos universales ligadas al momento del nacimiento, en el cual se manifiestan
los efectos directos de la gravedad sobre el organismo del neonato.