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George W.

Bush

(George Walker Bush; New Haven, Connecticut, 1946) Aunque nacido en el estado
de Connecticut, su familia se asentó en Texas cuando él sólo contaba dos años.
Mientras su padre prosperaba en el negocio del petróleo, George Bush hijo
disfrutaba de la fortuna y las influencias familiares, y pasaba sin pena ni gloria sus
años de estudio en Yale y Harvard, en los que obtuvo la licenciatura en Historia
(1968) y un máster en Administración de Empresas (1975), respectivamente.

George Bush

A finales de la década de 1970 George Bush inició sus escarceos en los negocios y
la política, con idénticos pobres resultados. En 1977 se casó con Laura Welch, con
la que tuvo en 1981 a las gemelas Jenna y Barbara.

La biografía de George Bush dio un giro profundo a cuando, en 1986, decidió


abandonar el alcohol. Tras el fracaso de su padre en las presidenciales de 1992,
tomó el relevo familiar en la política y se presentó para el puesto de gobernador de
Texas. Su victoria en los comicios de 1994 le confirió el mando del segundo mayor
estado de la Unión, una plataforma ideal para alcanzar la Casa Blanca. Fue
reelegido en 1998, y su gestión trascendió las fronteras estatales en torno al tema
de la pena de muerte: durante su mandato se ejecutaron 120 reos.

En marzo de 1999, George Bush dio el paso definitivo hacia la presidencia y


anunció su candidatura por el Partido Republicano, en cuyas primarias se impuso a
John McCain. Durante la campaña, Bush no pudo ocultar sus carencias, se hizo
pública su antigua dependencia del alcohol y su desconocimiento de la política
internacional, pero supo subsanarlas con un trato cordial y directo que hacía
convincente su idea de un "conservadurismo compasivo" en el que la iniciativa
privada tomara las riendas del país sin defenestrar la política social.

Las elecciones del 2 de noviembre de 2000 arrojaron un empate virtual: el


demócrata Al Gore obtuvo más votos populares, pero Bush más compromisarios. A
pesar del recuento manual de votos y las reclamaciones de los demócratas ante los
tribunales, el 13 de diciembre el Tribunal Supremo zanjó el asunto en favor de
Bush.

Las primeras decisiones George Bush evidenciaron el comienzo de un etapa


diferente, cuando no opuesta, a la de su predecesor. Destacaron la puesta en
marcha de un importante recorte fiscal, que ponía en cuestión la continuidad de las
prestaciones sociales; la negativa a suscribir los acuerdos de Kioto sobre medio
ambiente y la puesta en marcha de un programa de defensa antimisiles que
amenazaba con devolver la diplomacia internacional a los tiempos de la guerra fría.

Los atentados suicidas del 11 de septiembre de 2001, atribuidos a la organización


terrorista Al Qaeda liderada por Osama bin Laden, colocaron a George Bush al
frente de la primera gran crisis internacional del siglo, optando por una política
militarista cuyo primer objetivo fue Afganistán.

La doctrina de la legítima defensa dio paso a la de la guerra preventiva y George W.


Bush situó a Saddam Hussein en el punto de mira de la potente maquinaria bélica
estadounidense. Contando con el único apoyo incondicional de Tony Blair en el
Reino Unido y de José María Aznar en España, el presidente estadounidense
desplegó su ejército en torno a Irak en espera de una resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU que legitimara la acción bélica.

George W. Bush

(George Walker Bush; New Haven, Connecticut, 1946) Aunque nacido en el estado
de Connecticut, su familia se asentó en Texas cuando él sólo contaba dos años.
Mientras su padre prosperaba en el negocio del petróleo, George Bush hijo
disfrutaba de la fortuna y las influencias familiares, y pasaba sin pena ni gloria sus
años de estudio en Yale y Harvard, en los que obtuvo la licenciatura en Historia
(1968) y un máster en Administración de Empresas (1975), respectivamente.

George Bush
A finales de la década de 1970 George Bush inició sus escarceos en los negocios y
la política, con idénticos pobres resultados. En 1977 se casó con Laura Welch, con
la que tuvo en 1981 a las gemelas Jenna y Barbara.

La biografía de George Bush dio un giro profundo a cuando, en 1986, decidió


abandonar el alcohol. Tras el fracaso de su padre en las presidenciales de 1992,
tomó el relevo familiar en la política y se presentó para el puesto de gobernador de
Texas. Su victoria en los comicios de 1994 le confirió el mando del segundo mayor
estado de la Unión, una plataforma ideal para alcanzar la Casa Blanca. Fue
reelegido en 1998, y su gestión trascendió las fronteras estatales en torno al tema
de la pena de muerte: durante su mandato se ejecutaron 120 reos.

En marzo de 1999, George Bush dio el paso definitivo hacia la presidencia y


anunció su candidatura por el Partido Republicano, en cuyas primarias se impuso a
John McCain. Durante la campaña, Bush no pudo ocultar sus carencias, se hizo
pública su antigua dependencia del alcohol y su desconocimiento de la política
internacional, pero supo subsanarlas con un trato cordial y directo que hacía
convincente su idea de un "conservadurismo compasivo" en el que la iniciativa
privada tomara las riendas del país sin defenestrar la política social.

Las elecciones del 2 de noviembre de 2000 arrojaron un empate virtual: el


demócrata Al Gore obtuvo más votos populares, pero Bush más compromisarios. A
pesar del recuento manual de votos y las reclamaciones de los demócratas ante los
tribunales, el 13 de diciembre el Tribunal Supremo zanjó el asunto en favor de
Bush.

Las primeras decisiones George Bush evidenciaron el comienzo de un etapa


diferente, cuando no opuesta, a la de su predecesor. Destacaron la puesta en
marcha de un importante recorte fiscal, que ponía en cuestión la continuidad de las
prestaciones sociales; la negativa a suscribir los acuerdos de Kioto sobre medio
ambiente y la puesta en marcha de un programa de defensa antimisiles que
amenazaba con devolver la diplomacia internacional a los tiempos de la guerra fría.

Los atentados suicidas del 11 de septiembre de 2001, atribuidos a la organización


terrorista Al Qaeda liderada por Osama bin Laden, colocaron a George Bush al
frente de la primera gran crisis internacional del siglo, optando por una política
militarista cuyo primer objetivo fue Afganistán.

La doctrina de la legítima defensa dio paso a la de la guerra preventiva y George W.


Bush situó a Saddam Hussein en el punto de mira de la potente maquinaria bélica
estadounidense. Contando con el único apoyo incondicional de Tony Blair en el
Reino Unido y de José María Aznar en España, el presidente estadounidense
desplegó su ejército en torno a Irak en espera de una resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU que legitimara la acción bélica.

A pesar de la presión internacional contra la guerra, liderada por


Francia y Alemania, y al margen de la resolución de las Naciones Unidas, el 20 de
marzo de 2003 Estados Unidos inició el ataque a Irak, que culminó un mes después
con la caída del régimen de Hussein y la instauración de una administración interina
bajo el control de Washington.

George W. Bush, incapaz de encontrar en Irak armas de destrucción masiva, cuya


posesión había constituido el principal argumento para la guerra, acusó a Siria de
ocultar dichas armas y de dar refugio a funcionarios del derrocado régimen iraquí,
aunque la falta de apoyo de sus principales valedores en la guerra de Irak (Reino
Unido y España) moderó sus declaraciones.
El 13 de diciembre de 2003 Bush pudo anunciar la tan deseada detención de
Saddam Hussein, lo cual sirvió para compensar el desgaste político sufrido frente a
la presión de la opinión pública, cada vez más en contra de la violenta posguerra,
por los reiterados ataques de la resistencia iraquí contra las tropas de la coalición
destinadas en Irak.

La guerra de Irak y la lucha contra el terrorismo fueron los temas que centraron el
debate durante la campaña electoral para las presidenciales de noviembre de 2004,
en las que George W. Bush, que optaba a la reelección, obtuvo la victoria frente al
candidato demócrata John Kerry. La substitucion de Colin Powell por Condoleezza
Rice al frente de la secretaría de estado parecía augurar, según los expertos, un
giro hacia posiciones todavía más conservadoras en su segundo mandato.

El verano del primer año de la segunda era Bush resultó particularmente amargo
para el dirigente republicano. A la creciente impopularidad por el despliegue militar
en Irak se sumó la falta de celeridad en la respuesta oficial a la devastación que
originó el huracán Katrina, la catástrofe natural más grave en la historia del país
desde el terremoto de San Francisco. Las autoridades de Luisiana, Alabama y
Misisipí, los Estados más afectados por la catástrofe, denunciaron la pasividad
inicial de Washington y la desorganización en las labores de evacuación de la
población atrapada en Nueva Orleans, donde perecieron varios centenares de
personas.

Iniciado el otoño, un escándalo sobre desvío de fondos electorales y lavado de


dinero salpicó directamente a Tom DeLay, líder republicano en la Cámara de
Representantes. Pero el capital político del presidente se redujo todavía algunos
enteros más antes de acabar el año. Su debilidad en el partido republicano quedó
en evidencia tras la retirada de su candidata, ampliamente rechazada por los
ultraconservadores, a la presidencia del Supremo.

Al mismo tiempo, su equipo directo de colaboradores sufría un golpe demoledor por


el "caso Plame". El 28 de octubre de 2005 Lewis Libby, jefe de gabinete del
vicepresidente Dick Cheney, presentó su dimisión tras conocer la decisión de un
gran jurado de Washington de procesarle por perjurio, falso testimonio y
obstrucción a la justicia. El fiscal independiente Patrick Fitzgerald había iniciado la
investigación dos años antes para averiguar la implicación de altos cargos de la
Administración en la filtración del nombre de una agente secreta de la CIA (Valerie
Plame), como represalia a las críticas vertidas por su marido, el diplomático Joe
Wilson, que denunció la falsedad de algunas de las pruebas que la Casa Blanca
utilizó para justificar la guerra contra Sadam Husein. Karl Rove, principal asesor
político del presidente Bush, fue otro de los altos funcionarios investigados por el
fiscal.

El temor a sufrir un descalabro electoral en las presidenciales animó al equipo de


Gobierno a planear algunos reajustes en la Casa Blanca. El 5 de mayo de 2006, el
presidente anunció el relevo del director de la CIA, Porter Goss, cuando aún no se
habían cumplido dos años desde que accedió al cargo. Aunque Bush no aportó
motivos para el relevo, el cese del jefe de los servicios secretos llegaba en pleno
debate sobre el escándalo de presuntos vuelos organizados por la Agencia para
secuestrar a sospechosos de terrorismo en territorio europeo y trasladarlos a países
árabes donde se practicaban torturas.

Militar y político estadounidense. En Estados Unidos es llamado el Padre de la


Patria. Combate en las filas británicas en la Guerra de los Siete Años, de 1756 a
1763, entre Francia e Inglaterra y toma Fort Duquesne en 1758, al mando de las
tropas de Virginia. Contrae matrimonio con Martha Dandridge Curtis en 1759.
Asiste a los congresos independentistas de Filadelfia de 1774 y 1775, en los cuales
propone pedir concesiones a la metrópoli con los medios legales que ofrecen las
leyes de la Corona. Al estallar la Guerra de Independencia, se convierte en
comandante de las tropas patriotas. En 1776 ocupa Boston y Nueva York; sin
embargo, la superioridad británica le obliga a retirarse a Valley Forge en 1777. Con
la ayuda del marqués de La Fayette recupera Filadelfia tras la batalla de Monmouth
en 1778. La contienda decisiva se produce el 17 de octubre de 1781 , cuando con el
apoyo del mariscal Jean Baptiste Rochambeau, vence a las fuerzas británicas del
general Cornwallis, quien capitula en Yorktown. El 19 de abril de 1783 termina la
guerra. Rechaza la monarquía que le ofrecen sus compatriotas. Como presidente de
la Convención Constitucional en 1787, participa en la redacción de la Constitución
de Estados Unidos. La Convención de Filadelfia lo elige primer presidente de
Estados Unidos el 30 de abril de 1789. Organiza la Administración del Estado con la
colaboración de Thomas Jefferson, secretario de Estado, y Alexander Hamilton,
secretario del Tesoro. Durante su segundo mandato tiene dificultades por su apoyo
a Hamilton, que lleva a Jefferson a dimitir de su cargo. Permanece neutral en la
guerra anglo-francesa de 1793. En 1797 se retira a Mount Vernon.

George Washington (n. 22 de febrero de 1732 — † 14 de diciembre de 1799)[1] [2]


[3] fue el primer Presidente de los Estados Unidos entre 1789 y 1797[4] [5] [6] y
Comandante en Jefe del Ejército Continental revolucionario en la Guerra de la
Independencia de los Estados Unidos (1775–1783). En los Estados Unidos se le
considera el Padre de la Patria.[5] [6]

Washington empezó a ganar condecoraciones armando tropas de la colonia de


Virginia para apoyar al Imperio Británico durante la Guerra Franco-Indígena (1754–
1763), un conflicto que él inadvertidamente ayudó a iniciar.

El Congreso Continental designó a Washington Comandante en Jefe del Ejército


Continental en 1775.[7] Al año siguiente, los británicos fueron desalojados de
Boston, perdieron la ciudad de Nueva York y fueron derrotados en Trenton, Nueva
Jersey, ante la sorpresa que causó Washington cruzando el río Delaware. Debido a
su estrategia, fuerzas revolucionarias capturaron a los dos ejércitos principales de
combate británicos en la Batalla de Saratoga y en la de Yorktown. En negociación
con el Congreso, los estados coloniales y los aliados franceses, mantuvo un ejército
débil y una nación frágil en medio de las amenazas de desintegración y fracaso.
Después de liderar la victoria estadounidense en la Guerra de la Independencia,
renunció a sus cargos militares y regresó a la vida en su plantación de Mount
Vernon, acto que le trajo aún más renombre.

En 1787, presidió la Convención de Filadelfia que esbozó la Constitución de los


Estados Unidos de América y en 1789, fue elegido de manera unánime como el
primer presidente de los Estados Unidos. Trató de crear una nación capaz de
sostener la paz con sus países vecinos. Su Proclama de la Neutralidad de 1793
sirvió de base para evitar cualquier implicación en conflictos extranjeros. Él apoyó
los planes de construir un gobierno central fuerte mediante el pago de la deuda
nacional, la aplicación de un sistema fiscal eficaz y la creación de un banco
nacional. Washington evitó la guerra y mantuvo una década de paz con Gran
Bretaña con la firma del Tratado Jay en 1795, a pesar de la intensa oposición del
Partido Demócrata-Republicano. Aunque nunca se afilió oficialmente al Partido
Federalista, apoyaba su programa. En 1793 fundó la nueva capital federal,
bautizada Washington en su honor, aunque la residencia presidencial no se
trasladaría allí hasta tiempos de su sucesor en el cargo, John Adams. Washington
renunció voluntariamente a ser elegido para un tercer mandato (para el cual no le
habrían faltado apoyos), considerando que la perpetuación de un mandatario en el
poder sería perjudicial para el régimen constitucional de libertades; instauró así una
costumbre sólo rota por Franklin D. Roosevelt. Sus dos períodos de gobierno
establecieron muchas políticas y tradiciones que existen hasta el día de hoy.

Antes de la finalización de su período de gobierno, Washington se retiró


nuevamente a la vida civil, estableciendo un importante precedente de transición
pacífica que ha servido de ejemplo no sólo en los Estados Unidos sino también en
otras futuras repúblicas. El Discurso de Despedida de Washington fue una
introducción a la virtud republicana y una severa advertencia contra el partidismo,
la sectorialización y la participación en guerras en el extranjero. Se le concedió la
primera Medalla de Oro del Congreso con el agradecimiento de la Cámara en 1776.
[8]

Washington murió en 1799 debido principalmente a un tratamiento para su


neumonía, que incluía calomelanos y sangrías, resultando en una combinación de
shock, debido a la pérdida de cinco pintas de sangre, así como la asfixia y
deshidratación. Henry Lee III fue quien pronunció la oración funebre, donde declaró
que Washington fue el "primero en la guerra, primero en la paz y primero en el
corazón de sus compatriotas".[9]

Los historiadores constantemente le han situado como uno de los más grandes
presidentes de Estados Unidos.

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