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Unidad 14

La democracia y el estado, Aníbal D´Auria

La democracia en la antigüedad

 Fue el propio Solón (638- 558 a. C.) el que introdujo la institución del Consejo de los
magistrados como una fuerza mediadora entre el aristocrático Areópago y la
Asamblea popular, también introdujo el tribunal popular y la obligación a los
magistrados de rendir cuenta al cabo de sus funciones.
 Clístenes (570- 507 a. C) reorganizó Atenas en diez tribus repartidas territorialmente
en 150 demoi y amplió el número de miembros del consejo a 500, de manera que
hubiera 50 magistrados por cada tribu.
 Efialtes (murió en 461 a. C) junto con Pericles quitó funciones al Areópago para
otorgárselas al Consejo, cuyos miembros comenzaron a ser seleccionados mediante
sorteo en los demoi.
 Efialtes y Pericles aumentaron el número de jurados en los juicios y eliminaron todas
las restricciones censatarias para ser designado “arkonte”.

Dos principios bajo los cuales se fundaba el orden político de Atenas:

 Isonomía: igualdad política


 Isegoría: igualdad de palabra

Hacia los siglos V y IV a. C. existió en Atenas una suerte de culto a la demokratia y hasta
hubo barcos con ese nombre. Una pieza fundamental para el funcionamiento de aquella
democracia ateniense fueron los demagogos, es decir, los oradores populares.

Para Platón la democracia era la antesala de la tiranía, y según la filosofía política que
expone en la República, tanto la oligarquía (gobierno de los pocos ricos) como la timocracia
(dominio de la disciplina y el valor guerreros) sin llegar a ser la forma filosófica perfecta de
una Polis, son preferibles a la democracia. Para Platón, democracia equivale a irracionalidad,
imperio de las pasiones, azar, capricho y de ese desorden moral surge la tiranía, que se
caracteriza por el dominio de la arbitrariedad de un solo individuo. No debe sorprendernos
que del elitismo cognoscitivo platónico se derive una concepción elitista del orden político.

Aristóteles, por su parte, aunque admite la posibilidad de un gobierno bueno de las mayorías
(al que denomina politeia) sigue empleando la palabra “democracia” para designar la forma
de gobierno popular o forma “mala”.

Polibio distingue entre “democracia” y “oclocracia”, la primera en su variante positiva y la


segunda en su variante negativa. No es la democracia la forma preferible de gobierno para
Polibio, la forma siempre preferible a todas es la “forma de gobierno mixto” que los
romanos llaman república, y en la cual el griego vio un régimen parecido al de la vieja
Esparta, que combinaba equilibradamente el principio monárquico, el aristocrático y
popular. Como se ve, si bien Polibio, hace lugar al principio democrático, cree necesario
compensarlo o limitarlo con los otros dos principios opuestos.

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La democracia en la filosofía política moderna. Rousseau

En su obra El Contrato Social Rousseau desarrolla una combinación del modelo político de la
polis antigua con la moderna doctrina de la “voluntad general”.

 Frente a la concepción esencialista y pesimista del hombre, Rousseau niega que la


enemistad sea un rasgo natural o esencial de los hombres; en todo caso es una
contingencia histórica, pues el hombre en sí mismo no es ni bueno ni malo, sino
perfectible, eso es, producto de la educación y de la vida social; no es una naturaleza
fija o inmutable, sino un ser histórico.
 Rousseau desarrolla una filosofía que es radicalmente crítica hacia el imperio cada
vez mayor de la técnica, es decir, de la racionalidad instrumental en la cultura
moderna. Él ve en esa capacidad de cálculo el origen de la propiedad territorial y por
ende, el origen de la desigualdad social y los males que se derivan de ello.
 Para Rousseau las sociedades competitivas y enfermizas modernas no constituyen
una auténtica “sociabilidad”, sino que son la consecuencia de haber tomado un
camino equivocado a partir de un determinado punto de desarrollo histórico, y en
todo caso el hombre no está condenado inexorablemente a ser enemigo del hombre.
 Para Rousseau no se trata de diseñar instituciones para un pueblo sino de diseñar al
pueblo para ciertas instituciones, es decir, no se trata de adapta al pueblo para
ciertas instituciones, es decir, no se trata de adaptar las instituciones a los
ciudadanos, sino de crear ciudadanos libres y políticamente virtuosos. Para Rousseau
el derecho de cada individuo a participar directamente del poder legislativo en
indelegable en cualquier orden político que reclame legitimidad.

Crítica de la sociedad civil

La crítica de Rousseau a la Ilustración no es una crítica externa ni una crítica nostálgica del
oscurantismo medieval ni un sueño utópico del retorno a la polis, sino una crítica inmanente
de la propia ilustración, movimiento al que, no obstante, Rousseau perteneció. Es decir, con
la obra de Rousseau, creo, se abre una dialéctica inherente a la misma Modernidad ,
dialéctica histórica signada por la crítica de la razón a sí misma, es decir por su auto
corrección recurrente.

Para Rousseau el hombre presocial es bueno, donde por “bueno” no ha que entender
“virtuoso” sino “inocente”; es decir: según Rousseau, el hombre natural no sería
propiamente ni bueno ni malo, sino previo a toda distinción entre el bien y el mal: atribuirles
virtudes o vicios morales sería proyectar en él pautas más nuestras que suyas, es decir, sería
confundir la “naturaleza humana” con ciertas contingencias históricas y sociales. Según
Rousseau este es el error que ha cometido Hobbes: al postular un hombre esencialmente
malo no hizo otra cosa que atribuir al hombre en general lo que solo puede ser cierto del
hombre de su tiempo y de su sociedad. Para no caer en ese tipo de errores Rousseau
propone no buscar la “naturaleza humana” en ninguna contingencia histórica, sino en una
instancia anterior o externa a la historia humana misma.

Rousseau aclara que el hombre natural que describe es hipotético, que nunca ha existido,
que es un modelo construido por abstracción. Rousseau pasa a pintar la imagen de ese

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hipotético hombre natural. Lo imagina bípedo y herbívoro, fuerte, robusto y sano
físicamente; viviendo aislado y satisfecho en sus necesidades básicas de abrigo, comida y
reproducción. No tiene capacidad de cálculo (no es previsor), no sabe que es mortal, es
moralmente inocente, y como cualquier otro animal, tiene instintos de supervivencia
individual (amor de sí que no hay que confundir con el amor propio surgido de la vanidad de
la vida en sociedad) y de supervivencia de la especie (piedad, o sea, una especie de empatía
con los otros miembros de su especie). El hombre natural tampoco conocería los celos (ya
que son una característica adquirida en sociedad y surgida del amor propio).

Hay una característica que es exclusiva del hombre natural: es perfectible. Tiene la capacidad
de hacerse a sí mismo, de moldearse.

La doctrina de la Voluntad General

El contrato social (1762) es ante todo una teoría normativa del orden político. Rousseau no
ofrece allí una explicación del origen o del funcionamiento de los estados vigentes, sino que
postula un modelo acerca de cómo debería ser un orden político para ser considerado
legítimo.

La base de toda legitimidad política y jurídica es el consenso. De una situación de fuerza ni


pueden derivarse derechos. Cuando un orden social se funda en la exclusión política y en la
limitación del consenso, ya no es un orden legítimo; es un estado de guerra silencioso, donde
la paz resulta meramente aparente: el esclavo que obedece lo hace porque no le queda
alternativa, si pudiera escapar o matar a su amo, lo haría (y haría bien).

El concepto central de la teoría política roussoniana es la noción de voluntad general, que de


ningún modo es sinónimo de voluntad de la mayoría. Esta voluntad general es una voluntad
que no se crea, sino que se descubre en el interior de cada uno, pero mediante la discusión
con los otros. Lo que los hombres tienen de iguales proviene de la naturaleza, lo que tienen
de particulares proviene de la civilización. Por lo tanto, lo que se trata al momento de
legislar es de hallar, por debajo de las sucesivas capas de particularidades que la civilización
ha ido sedimentando en cada uno de nosotros, aquella igualdad de fondo. La voluntad
general no es otra cosa que la voluntad de los hombres en tanto iguales entre sí, no se
confunde con la voluntad de la mayoría ni con la voluntad de todos. Es más bien definida por
su objeto que por su sujeto: es más importante que se aplique a todos por igual, que el
hecho de que provenga de la mayoría o todos unánimemente.

Rousseau no admite más soberanía que la de la Voluntad general expresada por medio de
leyes. Y la ley para ser tal debe cumplir con dos requisitos:

 Debe ser votada por la mayoría, sin mediación de representantes.


 Debe ser aplicable a todos por igual.

Una vez establecido que la Voluntad general legisladora sólo puede manifestarse sin
representación política, que ella es la única soberana legítima y que el gobierno (poder
ejecutivo) debe estarle subordinada, Rousseau deriva unos principios:

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 La vigencia de la Voluntad general depende del tamaño de su población: cuánto más
grande sea, más fuerte será la voluntad particular del o de los gobernantes y más
débil será la Voluntad general.

Rousseau y el estado

Para Rousseau el modelo ideal de orden político debería poseer las siguientes
características:

1. El poder legislativo recae en todos los ciudadanos reunidos en asamblea.


2. Esa asamblea crea normas por decisión mayoritaria, pero aplicables a todos por
igual, sin excepciones de ningún tipo.
3. El poder ejecutivo (gobierno) debe ser integrado por la mayor cantidad de
ciudadanos posible, y su actuación queda estrictamente limitada a la aplicación de
las normas creadas por el poder legislativo popular soberano.

Y para que ese esquema sea posible se requieren las siguientes condiciones:

1. Una población y un territorio de dimensiones tales que predominen las relaciones


cara a cara
2. Igualdad entre las fortunas de las diferentes familias que integran el cuerpo político
3. Poca sobreproducción económica y poca circulación de dinero.

La idea de cuerpo político de Rousseau es radicalmente diferente a la del estado tal como
surgió y se desarrolló a lo largo de la modernidad.

Hay una gran diferencia entre una soberanía ejercida por unos individuos sobre otros, como
es el caso del Estado y una soberanía ejercida por todos los miembros de un grupo sobre sí
mismos. En el segundo caso, tenemos el modelo roussoniano.

En éste último modelo, los premios castigos que prevé la ley pueden ser presentados como
consecuencias auto-impuestas por los propios ciudadanos partícipes en cuerpo y alma en la
discusión de la ley. Por eso puede afirmar Rousseau que al imponer la sanción prevista al
individuo que viola la ley, se le está obligando a ser libre, pues se le hace cumplir su propia
voluntad como ciudadano legislador, es decir, como soberano. Este modelo debe ser
entendido como una propuesta de organización política no estatal.

Hermann Heller muestra cómo el estado es una nueva forma de organización política
característica de la modernidad, esto fue posible gracias a la aparición de una nueva
socialidad acorde con el desarrollo de la economía capitalista. En su explicación, atribuye al
estado cuatro características definitorias:

 Profesionalización y permanencia del ejército y de las fuerzas de seguridad.


 Burocracia
 Sistematización, monetarización y regularización del poder impositivo.
 Sistematización y profesionalización del derecho.

Son innumerables los pasajes en que Rousseau, a lo largo de toda su obra, expresa su
oposición a cada uno de esos elementos carácterísticos del orden político estatal:

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 Ante la profesionalización y carácter permanente de las fuerzas armadas, Rousseau
opone siempre la figura del ciudadano ordinario armado ocasionalmente para
defender a su patria cuando esa lo reclame.
 Esta misma visión negativa tiene Rousseau de la burocracia: el ciudadano en ejercicio
de un cargo público debe hacerlo por deber frente al bien común y no por un salario;
o sea, la función pública no puede ser una profesión, sino un deber patriótico.
 La propuesta roussoniana de orden político propende a la rotatividad de los empleos
públicos y a la disminución y simpleza de toda instancia administrativa interpuesta
entre el soberano y los súbditos.
 En cuanto a las finanzas públicas, Rousseau sostiene expresamente que se trata de
un invento moderno, sólo posible por el invento del dinero y la sobreabundancia
productiva, y que hace posible las formas opresivas contemporáneas donde el
gobierno (poder ejecutivo) se termina por imponer al soberano (pueblo legislador).
Rousseau prefiere las cargas directas, las contribuciones en especie y las
prestaciones personales de los ciudadanos antes que el pago de impuestos en
dinero.
 En lo que se refiere a la cientifización y profesionalización del derecho y la
administración de la justicia, Rousseau entiende que no se trata más que de artificios
funcionales a la opresión y la injusticia; en su modelo normativo de orden político,
las leyes serían pocas y sencillas, efectivamente conocidas por todo ciudadano
porque surgen de las costumbres compartidas por la comunidad, y las magistraturas
judiciales serían asignadas por sorteo.

Voluntad general y nación

Rousseau no define a la voluntad general por el número de votos que la sostengan (incluso
en los casos que hubiere unanimidad), sino por el objeto de esa voluntad: lo que la hace
general es que su contenido sea igual para todos, sin excepciones.

Ni una norma establecida por mayoría aplicable a unos pocos, ni una norma establecida por
una minoría (electiva o no) aplicable a todos por igual, son propiamente Leyes en sentido
roussoniano. Solo una norma votada directamente por mayoría y aplicable a todos por igual
puede considerarse Ley, es decir, expresión legítima de la Voluntad general; y aún así, la
mayoría puede cambiar con el tiempo y descubrir que esa ley no expresaba cabalmente la
voluntad general y establecer otra.

Rousseau desarrolla algo así como una aritmética de la voluntad general, y por lo tanto, la
libertad política disminuye. Un individuo aislado no se ve enfrentado al problema de
distinguir su voluntad individual de otra voluntad general “compartida” con otros; en
cambio, un individuo que conviva junto a otro; sí; y su participación en la voluntad general
de ambos será del 50 %.

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