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María I de Inglaterra

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«María Tudor» redirige aquí. Para la hermana de Enrique VIII, véase María Tudor, duquesa de
Suffolk.

María I de Inglaterra

La reina María de Inglaterra, segunda mujer de Felipe II. Retrato por Antonio
Moro (1554) en el Museo del Prado.1

Reina de Inglaterra e Irlanda


(junto a Felipe I desde 1554)

6 o 19 de julioa de 1553-17 de noviembre de 1558

Predecesor Juana I (disputado) o Eduardo VI

Sucesor Isabel I
Reina consorte de España

16 de enero de 1556-17 de noviembre de 1558

Predecesor Isabel de Portugal

Sucesor Isabel de Francia

Información personal

Coronación 1 de octubre de 1553

Nacimiento 18 de febrero de 1516


palacio de Placentia, Greenwich, Inglaterra

Fallecimiento 17 de noviembre de 1558


(42 años)
palacio de St James, Londres, Inglaterra

Entierro abadía de Westminster


(14 de diciembre de 1558)

Religión católica

Familia

Casa real Tudor

Padre Enrique VIII de Inglaterra

Madre Catalina de Aragón

Consorte Felipe II de España (matr. 1554; viu. 1558)


Firma

Veritas temporis filia2


[La verdad es hija del tiempo]3

[editar datos en Wikidata]

María Ib (18 de febrero de 1516-17 de noviembre de 1558) fue reina de Inglaterra e Irlanda desde
el 6 o 19 de julioa de 1553 hasta su muerte. Es conocida por su intento de abrogar la Reforma
anglicana, que había comenzado durante el reinado de su padre, Enrique VIII. Las ejecuciones
que marcaron la restauración del catolicismo en Inglaterra e Irlanda suscitaron que sus
opositores protestantes la apodaran «María la Sanguinaria» (Bloody Mary en inglés).9

Fue la única hija de Enrique VIII con su primera esposa —Catalina de Aragón— en sobrevivir
hasta la edad adulta. Su medio hermano Eduardo VI —hijo de Enrique VIII y Juana Seymour—
sucedió a su padre en 1547 a la edad de nueve años. Cuando Eduardo VI enfermó de muerte
en 1553, intentó sacarla de la línea de sucesión porque supuso que daría marcha atrás a las
reformas protestantes que habían comenzado durante su reinado y las de su padre. A su
muerte, los principales políticos trataron de proclamar a Juana Grey reina de Inglaterra. María
reunió a sus seguidores en Anglia Oriental y depuso a Juana I, quien tiempo después
fue decapitada.

Fue la primera reina de Inglaterra por derecho propio, excluyendo los disputados reinados
de Matilde I y Juana I. En 1554 contrajo matrimonio con el príncipe Felipe de España,
convirtiéndose en reina consorte de la Monarquía Hispánica al ascenso de su marido en 1556,
si bien nunca visitó España. El matrimonio fue recibido con una revuelta popular organizada por
Thomas Wyatt, quien buscaba derrocarla en favor de su media hermana Isabel —hija de Enrique
VIII y Ana Bolena—; sin embargo, el levantamiento fracasó e Isabel fue recluida en la Torre de
Londres.
Durante su reinado de cinco años, más de 280 disidentes religiosos murieron quemados en la
hoguera en las llamadas persecuciones marianas. María no tuvo hijos y padeció dos embarazos
psicológicos, uno en 1554 y otro en 1557, que la ridiculizaron en Europa. Solo a pocos días de
su fallecimiento, en 1558, reconoció a su media hermana como su sucesora. Después de su
muerte, el restablecimiento del catolicismo en el país fue revertido por Isabel I, al comienzo
de su reinado de 45 años, que clausuró la era Tudor.

Índice

 1Nacimiento y familia
 2Educación y planes de matrimonio
 3Juventud
 4Edad adulta
 5Reinado
o 5.1Ascenso al trono
o 5.2Matrimonio con Felipe II de España
o 5.3Embarazo psicológico
o 5.4Política religiosa
o 5.5Política exterior
o 5.6Política económica
 6Muerte
 7Legado
 8Titulatura
 9Genealogía
o 9.1Familia
o 9.2Ancestros
 10Notas
 11Referencias
 12Bibliografía consultada
 13Bibliografía adicional
 14Enlaces externos

Nacimiento y familia[editar]
Enrique VIII y Catalina de Aragón, padres de María.

Nació el 18 de febrero de 1516 en el palacio de Placentia, en Greenwich, Inglaterra. Era la única


hija del rey Enrique VIII y su primera esposa, Catalina de Aragón —hija de Fernando II de
Aragón e Isabel I de Castilla, conocidos como los Reyes Católicos—10 que sobrevivió a la
infancia. Su madre había sufrido muchos abortos involuntarios.11 Antes de su nacimiento, cuatro
embarazos previos habían resultado en una hija muerta y tres hijos de corta vida o nacidos
muertos, como Enrique, duque de Cornualles.12 El embajador veneciano Sebastian Giustiniani
felicitó al rey inglés «por el nacimiento de su hija y el buen estado de salud de su serenísima
madre, la reina», aunque «mucho más agradable fuese si el bebé hubiera sido varón». Sin
embargo, Enrique VIII no se desanimó y, contestando a Giustiniani, escribió: «Los dos somos
jóvenes; esta vez fue una hija, seguiremos luego con los hijos por la gracia de Dios». 13

Tres días después del nacimiento, fue bautizada en la fe católica en la iglesia de los Frailes
Observantes en Greenwich.14 Su nombre honraba a su tía María Tudor —reina consorte de
Francia por su matrimonio con Luis XII—, a quien Enrique VIII tenía mucho aprecio.1516 Entre
sus padrinos estaban el lord canciller Thomas Wolsey, su tía abuela Catalina de York, condesa
de Devon, y Agnes Howard, duquesa de Norfolk.17 Margarita Pole, condesa de Salisbury y tía
segunda de Enrique VIII, patrocinó la confirmación de María, que se celebró poco después del
bautismo.18 Al año siguiente, María actuó de madrina cuando fue nombrada patrocinadora de
su prima Frances Brandon.19 En 1520, la condesa de Salisbury fue designada institutriz de
María.20 John Hussey, más tarde lord Hussey, fue su chambelán desde 1530; su esposa, lady
Anne —hija de George Grey, conde de Kent—, fue una de las asistentes de la joven princesa
heredera.21

Educación y planes de matrimonio[editar]


María era una niña precoz.22 En julio de 1520, con apenas cuatro años y medio, entretuvo a una
delegación francesa invitada con un espectáculo de virginal (un tipo de clavecín).23 Gran parte
de su educación inicial provino de su madre, que consultaba al humanista español Juan Luis
Vives en busca de consejo y a quien encomendó escribir un tratado sobre la instrucción de las
niñas: Educación de la mujer cristiana (De institutione feminae christianae).24 A la edad de nueve
años ya podía leer y escribir en latín;25 también estudió francés, español, música, danza y
posiblemente griego.26 Enrique VIII adoraba a su hija, como se demuestra en una carta a
Giustiniani: «Esta niña nunca llora».27c Además, en el retrato en miniatura de sus espectáculos
se observa que tenía una tez muy blanca, ojos de color azul claro y cabello rojo o rojizo dorado,
similar a los atributos de sus padres. También tenía mejillas rubicundas, un rasgo que heredó
de su padre.28

Aunque sentía afecto por su hija, Enrique VIII estaba profundamente decepcionado de que su
matrimonio no hubiera producido un hijo varón. 29 Para cuando ella tenía nueve años, era
evidente que Enrique VIII y Catalina no tendrían más hijos varones, por lo que el rey inglés
estaba sin un heredero varón legítimo.30 En 1525, Enrique VIII envió a su hija a la frontera de
Gales para presidir —supuestamente de manera nominal— el Consejo de Gales y las Marcas.31
Tuvo su corte en el castillo de Ludlow y recibió muchas de las prerrogativas reales normalmente
reservadas para el príncipe de Gales. Vives y otros la llamaban «princesa de Gales», aunque
nunca fue investida oficialmente con el título. 32d Aparentemente pasó tres años en las Marcas
Galesas, haciendo visitas regulares a la corte de su padre antes de regresar permanentemente
a los condados adyacentes de Londres a mediados de 1528.34
María en el momento de su compromiso con Carlos I de España. Portaba un broche rectangular con la
inscripción «El Emperador» (The Emperour).35

A lo largo de su infancia, su padre negoció futuros matrimonios para ella. Cuando tenía dos
años de edad, fue prometida a Francisco, hijo menor del rey Francisco I de Francia, pero el
acuerdo fue repudiado tres años después.36 En 1522, en medio de la guerra de los Cuatro Años,
Enrique VIII firmó el Tratado de Windsor con el que se acordó el matrimonio entre su hija de
seis años y Carlos I, rey español y emperador del Sacro Imperio, de veintidós años y primo
hermano de María.37 Catalina apoyó este compromiso lo mejor que pudo, como lo demuestran
sus descripciones sobre las habilidades de su hija al embajador español en marzo de 1522. En
las cartas a su sobrino mencionaba que María poseía la elegancia, la capacidad y el autocontrol
de una joven de veinte años.35 Sin embargo, Carlos I rompió el compromiso unos años después
con el consentimiento de Enrique VIII.38

El cardenal Thomas Wolsey —consejero en jefe del rey inglés— reanudó entonces las
negociaciones matrimoniales con los franceses; Enrique VIII sugirió que su hija se casara con
el padre del delfín, el propio Francisco I, quien estaba ansioso por una alianza con Inglaterra. 39
Se firmó un tratado de matrimonio que establecía que ella se casaría con Francisco I o con su
segundo hijo, Enrique, duque de Orleans,40 pero tiempo después Wolsey consiguió una alianza
con Francia sin tal matrimonio.41 Según el veneciano Mario Savorgnano, la princesa heredera
se estaba convirtiendo en una «jovencita bonita, bien proporcionada y de buena complexión». 42
43

Juventud[editar]
Mientras tanto, el matrimonio de sus padres estaba en peligro. Decepcionado por la falta de un
heredero varón y con ansias de volverse a casar, Enrique VIII intentó que se anulara su
matrimonio con Catalina, pero el papa Clemente VII rechazó su solicitud. Enrique VIII afirmó,
citando pasajes bíblicos (Levítico 20:21), que su matrimonio con Catalina era «inmundo» porque
ella era viuda del tío de María, Arturo. Catalina indicó que su matrimonio con Arturo nunca se
consumó, por lo que no fue un enlace válido.44 Su primer matrimonio había sido anulado por un
papa anterior, Julio II, sobre esa base. Clemente VII posiblemente era renuente a intervenir
debido a las intimidaciones de Carlos I —sobrino de Catalina y antiguo prometido de María—,
cuyas tropas habían rodeado y ocupado Roma en la Guerra de la Liga de Cognac.45

Manuscrito original del juramento de la primera Ley de Sucesión (1534), por el que María perdió sus
derechos dinásticos.

Desde 1531, María se enfermaba frecuentemente de menstruación irregular y depresión,


aunque no está claro si esto era causado por el estrés, la pubertad o una patología
subyacente.46 No se le permitió ver a su madre, a quien Enrique VIII había enviado a vivir lejos
de la corte real.47 A principios de 1533, su padre se casó con Ana Bolena —quien estaba
embarazada de su próximo hijo— y, en mayo, Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury, anuló
formalmente el matrimonio de Enrique VIII con Catalina y validó el enlace con Ana. 48 Enrique
VIII rechazó la autoridad papal y se proclamó jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra. Catalina
fue degradada a princesa viuda de Gales —título que habría tenido como viuda de Arturo— y
María fue considerada ilegítima. Era llamada «la dama María» (The Lady Mary) en lugar de su
tratamiento de alteza real y sus derechos en la línea de sucesión fueron transferidos a su media
hermana recién nacida, Isabel.49 Su casa fue disuelta50 y sus sirvientes —como la condesa de
Salisbury— despedidos; en diciembre de 1533, María fue integrada en la casa de crianza de
Isabel en Hatfield.51 También fue abandonado un intento de casarla con algún pariente de su
madrastra.52

María rehusó firmemente reconocer a su madrastra como reina o a Isabel como princesa, lo que
enfureció aún más a su padre.53 Bajo tensión y con restricción de movimiento, ella
frecuentemente se enfermaba, algo que el médico real William Butts atribuyó a los «malos
tratos» recibidos.54 También porque tenía miedo de que la envenenaran, 55 ya que Ana la
consideraba una amenaza a sus intereses.56 El embajador imperial Eustace Chapuys se volvió
su consejero cercano e intercedió, sin éxito, en su nombre en la corte. 57 La relación entre María
y su padre empeoró; no se hablaron durante tres años. 58 Aunque tanto ella como su madre
estaban enfermas, a María le negaron el permiso para visitar a Catalina. 59 Cuando su madre
murió en 1536, María estaba «inconsolable»60 e insegura por su futuro.61 Catalina fue enterrada
en la catedral de Peterborough; después de esto, María pasó un tiempo en reclusión voluntaria
en Hunsdon.62

Edad adulta[editar]

Retratada en 1544.

En 1536, Ana Bolena perdió el favor del rey inglés —supuestamente por un aborto involuntario
ese mismo año—63 y fue decapitada. Al igual que María, Isabel fue declarada ilegítima
y despojada de sus derechos de sucesión.64 A las dos semanas de la ejecución de Ana, Enrique
VIII se casó con Juana Seymour, quien instó a su esposo a hacer las paces con María.65 El rey
inglés insistió en que ella le reconociera como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, repudiara la
autoridad papal y aceptara que el matrimonio entre sus padres era ilegal, así como su propia
ilegitimidad. María intentó reconciliarse con su padre, cedió en algunas posturas y juró lealtad
al rey «después de Dios», pero rehusó reconocerlo como jefe de la Iglesia. María consideraba
la fe protestante como una expropiación «iconoclasta» de la Iglesia católica, que «favorecía los
bolsillos» de la «nobleza oportunista».66 Entre ella y el primer ministro del rey, Thomas
Cromwell, hubo un intercambio de cartas para que este interviniera en el conflicto con su padre.
Sin embargo, cuando María tuvo acceso a las cartas secretas de su madre, resolvió no tomar
decisiones sobre la base de las necesidades políticas, sino en «considerar a Dios y su
conciencia» como «autoridad suprema»; de este modo, rechazó las condiciones de su padre. 64
Molesto con María y bajo presión de Enrique VIII, Cromwell le dijo que, si no se daba por
vencida, perdería su apoyo para siempre; también la llamó «la mujer más obstinada que haya
existido».67
Debido a las persistentes amenazas sobre sus amigos en la corte real, el 22 de junio de 1536
María fue intimidada a firmar un documento en el que acataba las demandas de Enrique VIII. 68
Reconciliada con su padre, reasumió su lugar en la corte tres semanas después. 69 Enrique VIII
le concedió una casa real, en la que se reincorporó Susan Clarencieux, la favorita de María.70
Sus gastos durante este período demuestran que Hatfield House, el palacio de Beaulieu —
también llamado Newhall—, Richmond y Hunsdon estuvieron entre sus lugares preferidos de
residencia, así como los palacios de su padre en Greenwich, Westminster y Hampton Court.71
72
Entre las mercancías adquiridas había ropa fina y juegos de cartas, uno de sus pasatiempos
favoritos.73 Los rebeldes en el norte de Inglaterra —como lord Hussey, exchambelán de María—
hicieron campaña contra las reformas religiosas de Enrique VIII; una de sus demandas era que
se declarara legítima a María. La rebelión —conocida como la Peregrinación de Gracia— fue
reprimida despiadadamente.74 Al igual que otros rebeldes, Hussey fue ejecutado; no hubo
ningún indicio de que María estuviera directamente involucrada. 75 Al año siguiente, 1537, Juana
murió después de dar a luz a un hijo Eduardo; María fue su madrina de bautizo. Algunos días
después, se organizó un fastuoso funeral monumental, en el que ella expresó bastante
conmoción y recibió el honor de cabalgar en un caballo negro en la procesión. En los meses
siguientes estuvo cuidando a su medio hermano, a quien, según los sirvientes, «le prometió
confidencias y lo trataba como si fuera su madre».76

Desde finales de 1539, María fue cortejada por el duque Felipe de Baviera, pero, debido a que
era luterano, la petición de su mano en matrimonio no tuvo éxito.77 En 1539, Cromwell negoció
una posible alianza con el Ducado de Cléveris. Las sugerencias de que María se casara con
el duque de Cléveris —que tenía la misma edad— fracasaron, pero se llegó a un acuerdo de
matrimonio entre Enrique VIII y la hermana del duque, Ana.78 El rey inglés la conoció por primera
vez a finales de diciembre de 1539; sin embargo, a una semana antes de la boda programada,
no se sentía atraído hacia ella, pero no pudo cancelar el matrimonio por razones diplomáticas y
ante la falta de un pretexto adecuado. 79 Cromwell cayó en desgracia y fue arrestado por traición
en junio de 1540; uno de los cargos improbables en su contra era que había planeado casarse
con la propia María.80 Ana consintió la nulidad del matrimonio —que no se había consumado—
y Cromwell fue decapitado.81
Enrique VIII, su hija María y su bufón Will Sommers (grabado c. s. XVI).

En 1541, Enrique VIII ordenó que la condesa de Salisbury —antigua institutriz y madrina de
María— fuera ejecutada por supuestamente haber participado en un complot católico, en el cual
estaba implicado su hijo Reginald Pole.82 Según las crónicas, su verdugo era «un joven
miserable y desatinado» que «literalmente cortó la cabeza y los hombros en trozos». 83 En 1538,
Cromwell ya había advertido a la princesa que no recibiera más desconocidos en la corte. 84 En
1542, después de la ejecución de la quinta esposa de Enrique VIII, Catalina Howard, el monarca
soltero invitó a María a asistir a las festividades reales de Navidad. 85 En la corte, mientras su
padre estaba entre casados y sin consorte, María actuaba de anfitriona.86 En 1543, Enrique VIII
se casó con su sexta y última esposa, Catalina Parr, quien fue capaz de acercar a la familia. 87
Enrique VIII reincorporó a sus dos hijas en la línea de sucesión mediante la Ley de Sucesión de
1544 y las situó después de Eduardo. Sin embargo, ambas permanecieron legalmente
ilegítimas.88

Enrique VIII murió en 1547 y Eduardo VI le sucedió. No obstante, en los países de mayoría
católica lo consideraban hijo ilegítimo del monarca inglés, en cambio María era tratada como la
legítima heredera del trono. Su primo Carlos I la alentó a reivindicar, pero ella resolvió aceptar
a su medio hermano como rey de Inglaterra. 89 En los primeros años de su infancia, Eduardo y
sus medias hermanas eran muy cercanas, relación que se refleja en una carta de condolencias
que el joven rey envió a María: «No debemos lamentar la muerte de nuestro padre, pues fue la
voluntad [de] Dios. Las cosas cooperan para bien. En lo que yo pueda, seré mejor hermano
para ti y desbordaré de bondad».90 Tres meses después de la muerte de su padre, María dejó
la casa de Catalina Parr, con quien vivía hasta entonces. 91 María se retiró a sus propiedades
heredadas en Norfolk, Suffolk y Essex y también le fueron concedidas Hunsdon y Beaulieu.92

Debido que Eduardo VI aún era niño, el poder pasó a un consejo de regencia dominado por
protestantes y su tío Edward Seymour, quienes intentaron establecer su fe en el país. Por
ejemplo, la Ley de Uniformidad de 1549 prescribió ritos protestantes para los servicios de la
Iglesia, como el uso del nuevo Libro de Oración Común (Book of Common Prayer) de Thomas
Cranmer. María permaneció fiel al catolicismo y celebró desafiantemente la misa tradicional en
la capilla de sus propiedades. Hizo un llamado a su primo Carlos I para que aplicara presión
diplomática, exigiendo que se le permitiera practicar su religión. 93 Paralelamente, surgieron
protestas contra las nuevas leyes religiosas y María era sospechosa de simpatizar y apoyar a
los rebeldes. Seymour entonces consideró permitirle practicar su religión. 94 Sin embargo, en
una carta a su tío, Eduardo VI no entendía «por qué ella insiste en rechazar lo que fue enseñado
por los buenos hombres cultos del reino [...]» y que, «conociendo su buen carácter y cariño, no
me imagino una razón adecuada para su rechazo que no sea falta de información». El 14 de
octubre de 1549, Seymour fue derribado por la nobleza y fue sustituido por John Dudley, duque
de Northumberland, quien se convirtió en el nuevo protector del joven rey, ejerciendo una
influencia decisiva sobre él.95

Durante la mayor parte del reinado de Eduardo VI, María permaneció en sus propiedades y rara
vez asistió a la corte.96 Entre mayo y julio de 1550, Carlos I planeó sacarla sigilosamente de
Inglaterra con tres barcos a la corte de su hermana en los Países Bajos, pero sus informantes
advirtieron que los ingleses habían reforzado las costas. María entró en pánico y decidió no
huir.97 Las diferencias religiosas entre ella y su medio hermano continuaron. A la edad de treinta
años, María asistió a una reunión con Eduardo VI e Isabel durante la Navidad de 1550, donde
el rey inglés —de 13 años— la humilló reprendiéndola públicamente por ignorar sus leyes sobre
la adoración, lo que la hizo llorar frente a la corte. 98 María rechazó repetidamente las demandas
de su medio hermano de que abandonara el catolicismo, mientras él persistentemente rehusó
desistir en sus demandas.99 En marzo, amigos y funcionarios católicos de María fueron
arrestados y Carlos I amenazó con iniciar una guerra.100 Eduardo VI resolvió el conflicto y pidió
a los amigos de la princesa convertirla al protestantismo; sin embargo, María explicó que
prefería «morir por su fe a ser convertida».101 Cuando se reanudó la guerra entre Francia y
España, la presión sobre María empezó a disminuir; los ingleses temían que Carlos I invadiera
Inglaterra y Dudley buscó una reconciliación con la princesa. 102

Reinado[editar]
Ascenso al trono[editar]
María entrando en Londres para tomar el poder en 1553, acompañada de su media hermana Isabel.
Pintura de Byam Shaw (1910).

El 6 de julio de 1553, a la edad de 15 años, Eduardo VI murió de una infección pulmonar,


probablemente tuberculosis.103 No deseaba que la Corona fuera a parar a María, porque temía
que ella restaurara el catolicismo y anulara sus reformas y las de su padre, por lo que planeaba
excluirla de la línea de sucesión.e Sin embargo, sus consejeros le dijeron que no podía
desheredar solo a una de sus medias hermanas, ya que también tendría que privar de sus
derechos a Isabel, a pesar de que era protestante como él. Guiado por Dudley y posiblemente
otros, Eduardo VI excluyó a ambas de la línea de sucesión en su testamento. 104 Contradiciendo
la Ley de Sucesión —que restauró a María e Isabel en la línea de sucesión—, Eduardo VI
nombró sucesora a Juana Grey, nuera de Dudley y nieta de María —hermana menor de su
padre—. La madre de Juana era Frances Brandon, prima y ahijada de María.105 El grado de
responsabilidad de Dudley en el cambio de la línea de sucesión es objeto de controversia.
Mientras que tradicionalmente se cree que Dudley persuadió al joven rey, Lyon (2016) y Roberts
(2016) señalaron que la voluntad de Eduardo se decantó principalmente por el fortalecimiento
del protestantismo.106107

Justo antes de la muerte de Eduardo VI, María fue convocada a Londres para visitar a su medio
hermano moribundo. No obstante, sus consejeros le advirtieron que la convocatoria era un
pretexto para capturarla y facilitar así el ascenso de Juana al trono. 108 Por tanto, en lugar de
dirigirse a Londres desde su residencia en Hunsdon, huyó a Anglia Oriental, donde poseía
extensas propiedades y también donde Dudley había suprimido cruelmente la rebelión
campesina de Robert Kett. Muchos adherentes a la fe católica y oponentes de Dudley vivían
allí.109 Aunque sabía de antemano aquellos movimientos, Dudley no se preocupó entonces de
sus planes de regreso a Londres. 110 El 9 de julio, desde Kenninghall, María escribió al consejo
privado ordenando su proclamación como sucesora de Eduardo VI.111
El 10 de julio de 1553, Dudley y sus partidarios proclamaron reina a Juana y ese mismo día
llegó a Londres la carta de María al consejo privado. Para él, la misiva era una declaración de
guerra, por lo que envió un ejército a Norfolk para capturar a María. En Londres, difundió
panfletos advirtiendo que María era una «bastarda» y que, si llegaba al trono, «traería a
Inglaterra españoles y papistas».112 El 12 de julio, María y sus seguidores reunieron una fuerza
militar en el castillo de Framlingham en Suffolk, que serviría de fortaleza en caso de fracaso.113
El 15 de julio, el ejército de Dudley se acercó a Framlingham. Los comandantes de María
estaban preparados y ella se dirigió a sus partidarios con un discurso incendiario, en el que
afirmaba que Dudley «planeó y aún planea de manera traicionera, por traición prolongada, la
destrucción de un miembro de la realeza, de la nobleza y también de este reino». 114 El apoyo
de Dudley colapsó, mientras que María era recibida con júbilo por las ciudades a su paso hacia
Londres.115 Juana I fue derrocada el 19 de julio;116a ella y Dudley fueron recluidos en la Torre de
Londres. El 3 de agosto de 1553, María cabalgó triunfalmente por Londres rodeada de una ola
de apoyo popular. Era acompañada por su media hermana Isabel y una procesión de más de
800 nobles y caballeros.117

Una de sus primeras acciones al llegar al poder fue ordenar la liberación del católico duque de
Norfolk y Stephen Gardiner de su encarcelamiento en la Torre, así como a su pariente Edward
Courtenay.118 María dedujo que la joven Juana era precisamente un peón en el plan de Dudley,
quien al final fue el único conspirador de alto rango en morir ejecutado por alta traición, al mes
siguiente del golpe.119 Aunque Juana y su marido Guilford Dudley fueron declarados culpables,
estuvieron bajo custodia en la Torre en lugar de ser ajusticiados inmediatamente, mientras que
el padre de Juana, Henry Grey, duque de Suffolk, fue liberado.120 La reina inglesa se encontraba
en una situación difícil, ya que casi todos los consejeros privados estuvieron implicados en el
plan de colocar a Juana en el trono.121 Nominó a Gardiner para el consejo privado y le
designó obispo de Winchester y lord canciller, cargos que ocupó hasta su muerte en noviembre
de 1555; Susan Clarencieux fue nombrada señora de los ropajes.122 El 30 de septiembre de
1553, María se trasladó con su media hermana al palacio de Westminster en una gran
procesión, que contaba con la presencia de su madrastra Ana de Cléveris.123 El 1 de octubre,
Gardiner la coronó reina en la abadía de Westminster.124 Dado que en Inglaterra era la primera
coronación de una reina titular, la ceremonia difirió de la de una consorte real. Así, como era
habitual en la coronación de los monarcas masculinos, recibió ceremonialmente las espuelas y
la espada, así como los cetros del rey y la reina.125

Matrimonio con Felipe II de España[editar]


Retrato del príncipe Felipe de España por Tiziano (c. 1550).

A los 37 años, la nueva soberana volvió su atención a casarse y engendrar su heredero, lo que
impediría que su media hermana la protestante Isabel —aún cercana en la línea de sucesión
bajo los términos del testamento de Enrique VIII y la Ley de Sucesión de 1544— ascendiera el
trono.126 Su consejo privado también la instó a casarse, no solo para asegurar la sucesión, sino
también porque todavía se creía que una mujer no podía gobernar sola. 127 Asimismo, también
existía la preocupación justificada de que María obedeciera a su consorte. Por esta razón, la
cuestión de con quién se casaría fue de suma importancia para los consejeros, ya que, según
ellos, el matrimonio con un extranjero introduciría la injerencia extranjera en la política inglesa.
Edward Courtenay y Reginald Pole fueron mencionados como posibles pretendientes; sin
embargo, la reina inglesa no tuvo interés en ellos, porque no quería relacionarse con ninguno
de sus súbditos.126 Su primo Carlos I sugirió que se casara con su único hijo, el príncipe Felipe
de España.128 quien era heredero de vastos territorios en la Europa continental y el Nuevo
Mundo y además ya tenía un hijo de su matrimonio con María Manuela de Portugal, fallecida
ocho años antes. También, tanto la reina inglesa como el príncipe español eran descendientes
de Juan de Gante, duque de Lancaster.129 Según el plan de Carlos I, por un lado, los españoles
asegurarían la vía marítima a los Países Bajos y, por otro lado, tal matrimonio sería un
contrapeso para la alianza de la reina escocesa con el delfín de Francia.126 La reina inglesa
recibió con agrado la propuesta, pero estaba preocupada de que tenía once años más que
Felipe; además, dejó claro a los embajadores españoles su futuro consorte no tendría mucha
influencia política, ya que la nobleza inglesa no toleraría la interferencia extranjera. 130 Como
parte de los acuerdos matrimoniales, en la segunda mitad de 1553 María recibió un retrato de
Felipe de España por Tiziano.131
El lord canciller Gardiner y la Cámara de los Comunes le solicitaron infructuosamente que
considerara casarse con un inglés, por temor a que Inglaterra quedara relegada a una
dependencia de los Habsburgo.132 Este matrimonio fue impopular entre los políticos ingleses; 133
Gardiner y sus aliados se opusieron sobre la base del patriotismo, mientras que los protestantes
eran motivados por temor al retorno del catolicismo.134 Tanto Gardiner como los súbditos leales
de María le suplicaron que se casara con Courtenay en su lugar. 130 Si bien la reina inglesa
reafirmó sus intenciones, estuvo indecisa durante mucho tiempo. El 29 de octubre finalmente
tomó su decisión: convocó al embajador imperial Simon Renard para aceptar formalmente la
propuesta de casarse con Felipe porque «Dios la inspiró a convertirse en la esposa del
príncipe». Renard escribió a Carlos I, informándole:135

Ella creyó mis palabras sobre las cualidades de su alteza [Felipe] y que su majestad expresaría su
amabilidad, tomaría a bien las condiciones que salvaguardarían el bienestar del país, [por] ser un buen
padre para ella como lo había sido en el pasado y, más ahora, que será [su majestad] dos veces su padre
y hará que su alteza sea un buen esposo para ella.

Como respuesta, estallaron insurrecciones por la insistencia de María en casarse con el príncipe
español. Thomas Wyatt «el Joven» lideró una fuerza de Kent para deponerla a favor de su
media hermana, como parte de una conspiración más amplia conocida como la rebelión de
Wyatt, que también involucró al duque de Suffolk, padre de Juana. 136 La reina inglesa anunció
públicamente que convocaría al Parlamento para discutir el matrimonio y si este decidía que la
propuesta no era ventajosa para el reino entonces ella se abstendría de continuar. 137 Al llegar a
Londres, Wyatt fue derrotado y capturado. El duque de Suffolk, su hija Juana, su marido Guilford
Dudley y Wyatt fueron ejecutados. Courtenay —también implicado en la trama— fue
encarcelado y luego exiliado. Aunque protestó por su inocencia en el caso de Wyatt, Isabel
estuvo recluida en la Torre de Londres durante dos meses y luego puesta bajo arresto
domiciliario en el palacio de Woodstock.138

María fue —si se excluyen los breves y disputados reinados de Matilde I (r. 1141-1148) y Juana
I— la primera reina de Inglaterra por derecho propio. 139 El régimen legal de su matrimonio con
el príncipe Felipe se basó en la doctrina del derecho consuetudinario inglés sobre el iure uxoris,
en el que la propiedad y los títulos pertenecientes de una mujer se hacían propios de esposo al
casarse y, por tanto, los políticos ingleses temían que cualquier hombre con el que se casara la
reina se convirtiera de este modo en rey de Inglaterra de facto y nominalmente.140 A diferencia
de los abuelos de María —Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla—, que habían
conservado la soberanía de sus propios reinosdurante su matrimonio,141 en Inglaterra no existía
precedente a seguir.142 El Parlamento finalmente aprobó la llamada Ley de Matrimonio de la
reina María, que estipulaba que Felipe recibiría el tratamiento de «rey de Inglaterra», los
documentos oficiales —así como las leyes del Parlamento— se titularían con los nombres de
ambos y el Parlamento debía ser convocado bajo la autoridad conjunta de la pareja, solo
mientras María viviera. El Reino de Inglaterra no estaría obligado a proporcionar apoyo militar
al padre de Felipe en ninguna guerra y él no podría actuar sin el consentimiento de su esposa
ni nombrar extranjeros en cargos en Inglaterra. 143 Tanto la reina como su descendencia solo
podrían abandonar el país con el consentimiento de la nobleza. El tratado fue uno de los más
ventajosos que haya tenido Inglaterra, tanto que Felipe estuvo furioso con las condiciones
impuestas;144 si bien las aceptó por el bien de asegurar su matrimonio, dijo que «de ninguna
manera me obligaría a mí mismo ni a mis herederos a cumplir con las cláusulas, especialmente
aquellas que serían una carga para mi conciencia». 145 No tenía ningún sentimiento amoroso
hacia ella y solo buscó la alianza matrimonial por intereses políticos y estratégicos; el 29 de julio
de 1554, Ruy Gómez de Silva —ayudante de Felipe— describió a la reina como de «buen alma,
más mayor [de edad] de lo que nos dijeron» y, en una misiva a Francisco de Eraso en Bruselas,
añadió:146147148

Para hablar verdad con vuestra merced, mucho Dios es menester para tragar este cáliz; [sic] y lo mejor
deste negocio es que el Rey lo ve y entiende que no por la carne se hizo este casamiento, sino por el
remedio deste Reino y la conservación destos Estados [los Países Bajos].

María y su esposo Felipe. Cuadro por Hans Eworth (c. 1558).

Para elevar a su hijo al rango de su cónyuge, Carlos I cedió a Felipe la Corona de Nápoles, así
como su derecho al Reino de Jerusalén. Por tanto, María se convirtió en reina consorte de
Nápoles y de Jerusalén al momento de casarse.149 La boda en la catedral de Winchester, el 25
de julio de 1554, tuvo lugar tan solo dos días después del primer encuentro. 150 Según el acuerdo
de matrimonio, Felipe recibió el título de rey de Inglaterra, pero su verdadero poder se limitó a
las funciones de príncipe consorte;151 como no sabía hablar inglés, se comunicaba con ella en
una mezcla de español, francés y latín. 152 A pesar de sus reservas, Felipe se presentó como un
marido respetuoso y amable, tanto que la reina inglesa se enamoró profundamente de él; en
una carta a su primo Carlos I, María escribió:153

Cada día descubro en mi marido, el rey, su hijo, tantas virtudes y tal perfección que pido continuamente a
Dios me conceda la gracia de complacerlo y comportarme en todas las cosas como corresponden a
alguien tan profundamente apegado a él.

Embarazo psicológico[editar]

En septiembre de 1554, María dejó de menstruar, aumentó de peso y sentía náuseas por las
mañanas. Por estos motivos, casi la totalidad de su corte real, incluidos sus médicos, creían
que estaba embarazada.154 El Parlamento aprobó una ley que designó a Felipe regente en caso
de la muerte de la reina inglesa en el parto.155 En la última semana de abril de 1555, Isabel fue
liberada del arresto domiciliario y llamó a la corte como testigo del nacimiento, que acaecería
inminentemente.156 Según Giovanni Michieli, el embajador veneciano, Felipe pudo haber
planeado casarse con Isabel en caso de la muerte de María en el parto, 157 pero en una misiva
fechada el 25 de abril de 1554 a su cuñado Maximiliano de Austria, Felipe expresó incertidumbre
sobre si su esposa estaba encinta:158

El embarazo de la reina resulta que no ha sido tan certero como pensábamos.

A finales de abril, se reanudaron los servicios de acción de gracias en la diócesis de Londres,


luego que se habían esparcido por Europa falsos rumores de que María había dado a luz a un
hijo.159 Durante mayo y junio, la aparente demora en el parto reforzó las sospechas de que ella
no estaba embarazada;160 incluso Susan Clarencieux expresó sus dudas al embajador francés
Antoine de Noailles.161 La reina inglesa continuó mostrando signos de embarazo hasta julio de
1555, cuando su abdomen se hundió. Como no hubo nacimiento, Michieli ridiculizó
desdeñosamente el embarazo como «algo que termina en viento en lugar de cualquier otra
cosa».162 Probablemente se trataba de un embarazo psicológico inducido por el deseo
abrumador de María de tener un hijo.163 En agosto, poco después de su desgracia —que la
reina inglesa percibió como el «castigo de Dios» por haber «tolerado herejes» en su reino—,
Felipe partió de Inglaterra a comandar sus ejércitos contra los franceses en Flandes.164 María
estaba devastada y cayó en una profunda depresión. Michieli se conmovió por el dolor de la
reina inglesa y escribió que ella estaba «extraordinariamente enamorada» de su marido y
acongojada por su partida.165
Isabel permaneció en la corte hasta octubre, aparentemente con su favor de la reina restaurado,
según Antoine de Noailles.166 A falta de hijos, Felipe estuvo preocupado que, en lugar de su
cuñada Isabel, la Corona inglesa pudiese caer en manos de la reina escocesa, que estaba
comprometida con el delfín de Francia. Como María I Estuardo ya había reclamado el trono
inglés, se convirtió en un peón importante para los franceses, que se hubieran aprovechado de
la situación legal de Isabel. Si María hubiera muerto sin hijos y su media hermana le hubiese
sobrevivido sin su apoyo, el trono inglés habría ido a la reina escocesa y, por tanto, a la familia
real francesa.167 Felipe persuadió a su esposa a que Isabel debía casarse con su primo Manuel
Filiberto, duque de Saboya, para asegurar la sucesión católica y preservar los intereses de los
Habsburgo sobre Inglaterra, pero Isabel rehusó cumplir esto; además, el consentimiento
parlamentario era poco probable.168

Política religiosa[editar]

Ejecución de Thomas Cranmer. Ilustración de Actes and monuments(1563) de John Foxe.

Al mes siguiente a su ascenso, María emitió un edicto en el que no obligaría a ninguno de sus
súbditos a seguir su religión y con un llamado a la comprensión y tolerancia. 169f Sin embargo,
después María dio los primeros pasos para una reconciliación con la Iglesia católica. En agosto
de 1553, escribió al papa Julio III asegurando que iba a persuadir al Parlamento inglés a revocar
las «muchas leyes “maravillosas” implantadas por mis antecesores». 171 Inicialmente, no quería
realizar cambios religiosos bruscos sin una resolución parlamentaria y, por tanto, toleró al
principio a los protestantes. La única excepción era su media hermana Isabel, a quien quería
convertir al catolicismo por razones políticas. Mientras la reina inglesa seguía soltera y sin hijos,
su media hermana era la sucesora legítima. Como Isabel solo iba a misa bajo presión, María
consideró seriamente nombrar sucesora a su prima católica Margarita Douglas.172

El primer parlamento de su reinado —reunido a principios de octubre de 1553— declaró válido


el matrimonio de sus padres y abolió las leyes religiosas de Eduardo VI.173 La doctrina de la
Iglesia fue restaurada a lo acordado en los «seis artículos» de 1539, que, entre otras cosas,
reafirmaban el celibato clerical. Los sacerdotes casados fueron privados de
sus beneficios anteriores.174 Los líderes eclesiásticos protestantes —John Bradford, John
Rogers, John Hooper, Hugh Latimer y Thomas Cranmer, entre otros— fueron los primeros en
ser arrestados.175 María siempre había rechazado la ruptura con la Santa Sede instituida por su
padre y el establecimiento del protestantismopor parte de los regentes de su medio hermano.
Felipe convenció al Parlamento inglés de derogar las leyes religiosas de Enrique VIII y así
devolver la Iglesia en Inglaterra a la jurisdicción romana. Alcanzar a este acuerdo tomó muchos
meses y la reina inglesa y el papa Julio III tuvieron que hacer una importante concesión:
las tierras confiscadas a los monasterios durante el reinado de Enrique VIII no serían devueltas
a la Iglesia, sino que permanecerían en manos de sus nuevos propietarios, entre los que habían
muchos parlamentarios.176

Para finales de 1554 el papa ya había aprobado el acuerdo, mientras en Inglaterra se revivieron
las «leyes de herejía»,177 aprobadas entre 1382-1414 y abolidas durante los reinados de Enrique
VIII y Eduardo VI.178 Aplicando esta legislación, las autoridades ejecutaron a numerosos
protestantes en las llamadas persecuciones marianas. Alrededor de 800 protestantes
acaudalados —como John Foxe— eligieron el exilio que quedarse.179 Las
primeras ejecuciones se realizaron en un período de cinco días a principios de febrero de 1555:
John Rogers el 4 de febrero, Laurence Saunders el 8 de febrero y Rowland Taylor y John Hooper
el 9 de febrero.180 Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury en detención, fue obligado a ver
a los obispos Ridley y Latimer arder en la hoguera. Cranmer se retractó, repudió la teología
protestante y se reincorporó a la fe católica.181 Según el proceso establecido en las leyes, debió
haber sido absuelto por arrepentimiento; sin embargo, María rehusó indultarlo, 182 posiblemente
movida por el resentimiento de que él fue responsable de la anulación del matrimonio de sus
padres. El día de su ajusticiamiento, Cranmer retiró dramáticamente su retractación.183 En total,
283 fueron ejecutados, la mayoría en la hoguera. 184185 Las quemas resultaron tan impopulares
que incluso Alfonso de Castro —uno de los miembros del personal eclesiástico de Felipe— las
condenó186 y un consejero —Simon Renard— advirtió a la reina que esa «ejecución cruel»
podría «provocar una revuelta».187 La reina inglesa persistió con esta política hasta su muerte,g
exacerbando el sentimiento anticatólico y antiespañol entre los ingleses.190 Las víctimas de las
persecuciones eran tratadas como mártires.191

Una de las grandes dificultades que María enfrentó era que habían pocos clérigos que cumplían
con sus estándares, ya que no habían recibido educación sistemática del clero durante el
reinado de su medio hermano y muchos estaban casados. 192 Rápidamente quedó claro que la
quema de los líderes no sería suficiente para erradicar el protestantismo. La reintroducción del
catolicismo tuvo una fuerte resistencia en las comunidades. También la reina inglesa carecía de
fondos para adaptar las iglesias parroquiales a los estándares católicos. Muchas comunidades
no pudieron adquirir altares de piedra, túnicas sacerdotales y vasos sagrados y rehusaron
cooperar con los ministros de la Corona. 193

Reginald Pole —hijo de la institutriz ajusticiada de María y una vez considerado pretendiente—
194
regresó como legado papal en noviembre de 1554.195 Fue ordenado sacerdote y nombrado
arzobispo de Canterbury inmediatamente después de la ejecución de Cranmer en marzo de
1556.196 Antes de esta fecha se desempeñaba como diácono dentro de la Iglesia católica y no
fue ordenado sacerdote hasta un día antes de su consagración como arzobispo. 197 Con la
asesoría del concilio de Trento, Pole esperaba reformar la enseñanza clerical y preparar un
sacerdocio católico bien educado. Sin embargo, estas reformas no se consumaron, ya que, con
el ascenso de Isabel I, fueron revertidas.198

Política exterior[editar]

Retrato por Hans Eworth (1554). Luce un collar con la perla Peregrinaentre dos diamantes.

Continuando con la reconquista Tudor de Irlanda, durante el reinado de María y Felipe los
colonos ingleses se asentaron en las Tierras Medias irlandesas. Se fundaron los condados
de Queen's y King's (ahora condados de Laois y Offaly) y se construyeron nuevos
asentamientos.199 Sus ciudades principales fueron llamadas
respectivamente Maryborough (ahora Portlaoise) y Philipstown(Daingean).200

En enero de 1556, abdicó el suegro de María. Ella y Felipe aún siguieron separados; mientras
su marido fue proclamado rey de España en Bruselas, María permanecía en Inglaterra. Felipe
negoció una inestable tregua con los franceses en febrero de 1556. 201 Al mes siguiente, el
embajador francés en Inglaterra —Antoine de Noailles— estuvo implicado en un complot contra
la reina inglesa, en el que Henry Dudley —primo segundo del ejecutado John Dudley, duque de
Northumberland— intentó armar una tropa de invasión en Francia. La trama —conocida como
la conspiración de Dudley— fue traicionada y los conspiradores en Inglaterra fueron arrestados.
Dudley permaneció en el exilio en Francia y Noailles abandonó prudentemente Gran Bretaña. 202

En septiembre, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, duque de Alba y virrey de Nápoles,


atacó los Estados Pontificios.203 Como resultado del conflicto bélico, las relaciones entre
Inglaterra y el papado se tensaron, ya que el papa Pablo IV se alió con Enrique II de Francia.204
Para Inglaterra, la situación era amenazante, ya que Francia se había aliado con Escocia y, en
caso de guerra, siempre existía el riesgo de una invasión desde el norte. 205 Por tanto, María
preparó el país para la guerra. Además, el Consejo de la Corona acordó a regañadientes enviar
tropas a Felipe si los Países Bajos eran atacados. 203 Furioso de la solidaridad de María para
con Felipe, Pablo IV privó al cardenal Pole de sus poderes de legado papal y le ordenó regresar
a Roma y enfrentar cargos de herejía. Sin embargo, María denegó la solicitud de entregar a
Pole y exigió que un tribunal inglés juzgara su caso; asimismo, amenazó con retirar a su
embajador en Roma. Sus contemporáneos temían que Inglaterra enfrentara otro cisma.206

Felipe estuvo en Inglaterra de marzo a julio de 1557 para convencer a María de que apoyara a
España en una nueva guerra contra Francia. Según el plan, Inglaterra debía atacar la costa
francesa para dar un respiro a las tropas españolas en Italia. 201 Ella estaba a favor de declarar
la guerra, pero sus consejeros se opusieron porque el comercio francés estaría en peligro,
aparte que contravenía el tratado matrimonial y porque el precario legado económico de su
medio hermano Eduardo VI y una serie de malas cosechas hicieron que Inglaterra careciese de
suministros y finanzas.207 La guerra finalmente se declaró en junio de 1557 cuando el sobrino
de Reginald Pole —Thomas Stafford— invadió Inglaterra y se apoderó del castillo de
Scarborough con ayuda francesa en un intento fallido de destronar a María. 208 En agosto, las
fuerzas inglesas salieron victoriosas de la batalla de San Quintín, de la que un testigo declaró:
«Ambos bandos lucharon de manera muy selecta y el inglés era el mejor de todos». 209 No
obstante, las celebraciones fueron breves, ya que, en enero de 1558, tropas francesas
tomaron Calais, la única posesión restante de Inglaterra en el continente europeo. Aunque el
mantenimiento de ese territorio era financieramente costoso, era una pérdida que dañó
gravemente el prestigio de María.210 Según las Crónicas de Holinshed —en unas líneas
posiblemente apócrifas—, la reina inglesa se lamentó profundamente:211

Cuando esté muerta y descubierta, encontrarán “Calais” dentro en mi corazón.

El consejo privado concluyó que la reconquista era casi imposible, para gran disgusto de Felipe
ya que Calais le era de gran importancia estratégica sobre Francia. 212 Después de la muerte de
su consorte, Felipe se reconcilió con el papa en septiembre de 1557, pero esto no cambió la
confrontación bélica con Francia.213

Política económica[editar]

Un groat irlandés con la efigie de Felipe y María.

Los años de su reinado fueron consistentemente lluviosos. Las precipitaciones persistentes y


las inundaciones posteriores condujeron a la hambruna. 214 Otro problema era la disminución del
comercio de telas de Amberes.215 A pesar de su matrimonio con Felipe, Inglaterra no se
benefició del comercio desmesuradamente lucrativo de España con el Nuevo Mundo. 216 Los
españoles custodiaban celosamente sus rutas comerciales y la reina inglesa no podía tolerar
el comercio ilícito o la piratería contra su marido.217 En un intento por aumentar el comercio y
rescatar la economía inglesa, los consejeros de María continuaron la política del duque de
Northumberland de buscar nuevas rutas comerciales. La reina inglesa otorgó una carta real a
la Compañía de Moscovia, cuyo primer gobernador fue Sebastián Caboto;218 además, encargó
un atlas mundial a Diogo Homem.219 Aventureros como John Lok y William Towerson navegaron
al sur en un intento de desarrollar vínculos con la costa africana. 219 Ya en junio de 1553, en los
últimos días de Eduardo VI, se había establecido una expedición en búsqueda de un paso por
el noreste hacia el Oriente.220 El navegante Richard Chancellor llegó a la ciudad rusa
de Arcángel a través del mar Blanco, en una expedición en la que falleció su comandante Hugh
Willoughby. Desde allí viajó a la capital del zarato y fue recibido en Moscú por Iván «el Terrible»,
quien estaba interesado en un acuerdo comercial con Inglaterra. 221 El 5 de abril de 1555, María
y Felipe enviaron una carta de agradecimiento a Iván para confirmar sus intenciones de
comerciar.222

Financieramente, el gobierno de María dedujo que el sistema económico aún medieval que ya
no atendía al Estado, por lo que emprendió un plan de reformas. 223 La reina inglesa conservó a
William Paulet, marqués de Winchester, en el cargo de lord gran tesorero —posición en la que
se desempeñaba desde el reinado de Eduardo VI— y le asignó supervisar el sistema de
recaudación de impuestos. John Baker, marqués de Winchester, y Walter Mildmay trataron de
reactivar el tesoro, pero sus reformas tardaron mucho tiempo en tener efecto. 224 La casa real
también había estudiado a fondo nuevas formas de ahorrar dinero. Un informe reveló que la
reina pagaba a sus sirvientes y subordinados mucho más de lo que su padre había hecho y que
se gastaban grandes sumas en el guardarropa real.225 La moneda inglesa había experimentado
problemas tanto en el reinado de Enrique VIII como en el de Eduardo VI. María hizo planes para
la reforma monetaria, pero no se implementaron hasta después de su muerte. 226

Ante la falta de aplicación de los nuevos aranceles a las nuevas formas de importaciones,
Inglaterra descuidó una fuente importante de ingresos. Para resolver este problema, el gobierno
de María publicó un «libro de tasas» revisado (1558), que enumeraba los aranceles e impuestos
para cada importación. Esta publicación no fue revisada exhaustivamente hasta 1604. 227 María
también promovió deliberadamente el comercio inglés gravando los bienes importados más que
los manufacturados en Inglaterra. Sin embargo, entró en conflicto con la Liga Hanseática, que
no renunciaría a su posición privilegiada. Sin embargo, dado que la Liga Hanseática había
prestado dinero a la Corona inglesa en varias ocasiones, la reina inglesa estaba dispuesta a
hacer concesiones. La Liga Hanseática pagó los mismos impuestos que otros comerciantes
durante dos años y a cambio se le permitió adquirir materiales en Inglaterra que antes no habían
sido posibles.228 Dado que la medida fue impopular entre los comerciantes ingleses, se revirtió
dos años después.229

María impulsó las reformas sociales y concedió casi el doble de cartas y actas de fundación que
sus predecesores.230 Entre otras cosas, promovió la integración de ciudades y distritos, lo que
aumentó la eficiencia de la administración y la industria. A través de sus esfuerzos, las ciudades
pudieron actuar como corporaciones ante la ley. De esta manera, podían poseer tierras por
derecho propio y usar sus ganancias para programas educativos, bienestar y obras públicas.231
También podían emitir ordenanzas municipales, que dieron a las ciudades condiciones para una
jurisdicción local.230 Sin embargo, hubo escasez de alimentos y un aumento de pacientes debido
a las inundaciones causadas por las frecuentes lluvias.232 A fin de centralizar el cuidado para
los pobres, creó cinco albergues de caridad en Londres. 233 Aunque estas medidas no tuvieron
los resultados deseados en su reinado, su sucesora Isabel I se benefició de las iniciativas. 234

Muerte[editar]
En sus últimos años, la reina estaba física y mentalmente enferma. Si bien había sido una
reconocida por su belleza en su juventud, era descrita en sus últimos años como más mayor de
lo que era, según sus contemporáneos, debido a las preocupaciones. 235 Muchas veces sufría
de estados de ánimo depresivos y su impopularidad la irritaba. El embajador de Venecia,
Giovanni Michieli, describió el gran cambio que ella había sufrido desde el comienzo de su
reinado, cuando disfrutaba de tanta simpatía entre la población, «como nunca se ha mostrado
a ningún gobernante de este reino».236 Después de la visita de su marido en 1557, María pensó
que estaba embarazada de nuevo y que su bebé iba a nacer en marzo de 1558. 237 Estableció
en su testamento que su esposo sería el regente durante la minoría de su hijo. Sin embargo,
dado que desde el principio hubo dudas sobre el embarazo, no se hicieron preparativos para el
parto.238

María se sentía débil y enferma desde mayo de 1558; padecía de ataques de fiebre, insomnio,
dolores de cabeza y problemas de visión.239 En agosto, enfermó de gripe durante una epidemia
que azotó la capital y fue trasladada al palacio de palacio de St James.240 Sufriendo dolor,
posiblemente por quistes ováricos o cáncer uterino,241 dictó su última voluntad, admitiendo que
no estaba embarazada y que su sucesor en el trono debía cumplir los requisitos establecidos
en las leyes. Aún era renuente en designar heredera a su media hermana, aunque los españoles
y su Parlamento la persuadieron para evitar que María I Estuardo heredase el trono. 240 El 6 de
noviembre, María finalmente cedió y nombró oficialmente a Isabel su sucesora y heredera del
trono. Justo antes de la medianoche del 16 de noviembre, recibió la extremaunción. Murió el 17
de noviembre de 1558, a los 42 años, entre las cinco y las seis de la mañana; 242 seis horas
después, Isabel —muy dolida tras conocer la noticia— fue proclamada reina y, otras seis horas
más tarde, Reginald Pole también sucumbió a la epidemia de gripe. 243 El Parlamento tuvo
reacciones mixtas en la sesión posterior al fallecimiento, principalmente por los preparativos
para la coronación de la nueva reina.244 En Bruselas, Felipe escribió a su hermana Juana: «Sentí
un lamento razonable por su muerte».245246

Tumba de María I e Isabel I en la capilla mariana de la abadía de Westminster. Fotografía de 1914.

El cuerpo de María fue, como era costumbre, embalsamado y exhibido durante tres semanas.243
Aunque en su testamento declaró su deseo de ser enterrada al lado de su madre, el 14 de
diciembre fue inhumada —tras una opulenta procesión dirigida por Margarita Douglasy
ceremonia pagada por Isabel I— en la capilla mariana de Enrique VII de la abadía de
Westminster en una tumba que finalmente compartió con su media hermana. 247 La inscripción
latina en su tumba dice REGNO CONSORTES ET URNA, HIC OBDORMIMUS ELIZABETHA ET MARIA

SORORES, IN SPE RESURRECTIONIS —colocada por el sucesor de su media hermana, Jacobo I—,
que se traduce: «Compañeras en el trono y la tumba, aquí descansan, Isabel y María, hermanas,
en la esperanza de la resurrección» (Consorts in realm and tomb, we, sisters Elizabeth and
Mary, here lie down to sleep in hope of resurrection).248

Legado[editar]
En su servicio fúnebre, John White, obispo de Winchester, elogió a María: «Era hija de un rey,
era hermana de un rey, era esposa de un rey. Era una reina y por el mismo título un rey
también».249h Fue la primera mujer en reclamar exitosamente el trono de Inglaterra; 251
enfrentando una competencia reñida y oposición decidida, disfrutó del apoyo popular y la
simpatía durante los primeros años de su reinado, especialmente con los católicos de
Inglaterra.252 Sin embargo, María carecía del carisma personal y la afinidad natural que poseía
su media hermana. Por ello, juzgó mal la situación política y religiosa y, sobre todo, la reacción
de la población a la reversión al catolicismo.253 Sin embargo, Isabel necesitó más de cinco años
para deshacer los cambios de su media hermana, algo que la investigadora Ann Weikl tomó
como evidencia de que, aún con la persecución de los protestantes, el catolicismo había vuelto
a afianzarse.127

Los escritores protestantes de la época y de años posteriores frecuentemente han tenido una
visión muy negativa del reinado de María. En el siglo XVII, el recuerdo de las persecuciones
religiosas llevó a la adopción del sobrenombre «María la Sanguinaria» 9 (Bloody Mary).254 John
Knox la condenó en su First blast of the trumpet against the monstrous regiment of
women (1558) y fue vilipendiada duramente por John Foxe en Actes and monuments (1563).
Las ediciones subsiguientes del libro de Foxe siguieron siendo populares a lo largo de los siglos
y ayudaron a dar forma a percepciones perdurables sobre ella como un tirana sangrienta. 255i En
el siglo XIX, los clérigos de la Inglaterra protestante consideraba predeterminada la
magnificencia inglesa, que automáticamente marcó a la católica María como la antagonista de
la Reforma anglicana.127 Asimismo, en el folclore anglosajón, su vida marcada por los falsos
embarazos y el violento sometimiento de los protestantes contribuyó a que el epíteto «María la
Sanguinaria» estuviera íntimamente relacionado con la leyenda del fantasma del espejo.173257

En el siglo XXI es recordada por sus esfuerzos de restaurar la primacía del catolicismo en
Inglaterra, después de la poderosa influencia protestante en el efímero reinado de su medio
hermano Eduardo VI. Los historiadores protestantes han denigrado durante mucho tiempo su
reinado e indican que en solo cinco años María envió a la hoguera a varios cientos de
protestantes durante las persecuciones marianas.258 A mediados del siglo XX, H. F. M.
Prescott (1952) intentó corregir la tradición de que María era intolerante y autoritaria; j por esto,
la erudición a partir de entonces ha tendido a tratar las evaluaciones más antiguas y sencillas
de María con mayores reservas.127 Un revisionismo historiográfico desde los años 1980 ha
mejorado hasta cierto punto su reputación entre los académicos. 260 Christopher Haigh (1992)
arguyó que la reactivación de las festividades religiosas y las prácticas católicas fueron bien
recibidas por el público en general.261262 Haigh concluyó que «los últimos años del reinado de
María no fueron una preparación horrible para la victoria protestante, sino una consolidación
continua de la resistencia católica».261
Reginald Pole, hijo de la institutrizde María, era un líder católico durante la reforma religiosa y legado
papal en Inglaterra, así como el último arzobispo católico de Canterbury; la reina inglesa estimaba mucho
su consejo sobre asuntos eclesiásticos. Retrato del s. XVI.

También persiste el debate sobre quién fue el verdadero responsable de las muertes en la
hoguera. John Foxe consideró a Edmund Bonner, obispo de Londres, uno de los cazadores de
herejes más infames, pero Bonner estaba más interesado en que los sospechosos se
retractaran en lugar de quemarlos.263 Si bien el arzobispo Pole confiaba en las quemas para
demostrar que no era hereje ante el nuevo papa Pablo IV, Foxe indicó que Pole «no [era] uno
de esos sangrientos y crueles papistas».264 Pole se dio cuenta rápidamente lo impopulares que
eran las ejecuciones. Sin embargo, Prescott criticó que él tampoco hizo ningún intento por
influenciar a la reina inglesa en este sentido, que siempre daba gran estima a su consejo. 265
Aunque deseoso de restaurar el viejo orden, Gardiner votó a favor de la reintroducción de las
«leyes de herejía», pero se retiró de la cacería del herejes tras la quema en la hoguera de los
principales protestantes.266 Por tanto, es muy posible que María haya decretado personalmente
estas ejecuciones. En una orden real a Bonner fechada el 24 de mayo de 1555, María le exigió
proceder más rápido contra los herejes y no perder el tiempo. Sin embargo, Prescott mencionó
que la reina inglesa ya se había retirado de los asuntos estatales durante el falso embarazo.
Existe la posibilidad de que, al menos durante este período, las órdenes reales hayan sido
aprobadas por Felipe y el consejo privado.267k Según Whitelock (2010), los críticos coinciden en
que la reina inglesa tuvo el suficiente poder para poner fin a las persecuciones en cualquier
momento.269 De hecho, en 1555, Pablo IV la condecoró con la Rosa de Oro y una medalla con
el epígrafe FIDEI DEFENSATRIX («defensora de la fe» en latín) por sus esfuerzos en la restauración
del catolicismo.270
Los historiadores católicos, como John Lingard, estimaron que las políticas de María fracasaron
no por estar equivocadas sino porque ella tuvo un reinado demasiado breve para consolidarlas
y por los desastres naturales que escaparon de su control. 271 En otros países,
la Contrarreforma católica era encabezada por misioneros jesuitas; no obstante, el principal
consejero religioso de María, el cardenal Reginald Pole, denegó el ingreso de los jesuitas a
Inglaterra.272 Su matrimonio con Felipe no fue bien recibido por sus súbditos; además, sus
políticas religiosas resultaron en un profundo resentimiento. 273 Sus contemporáneos se
quejaban principalmente de que su matrimonio había puesto a Inglaterra «bajo el yugo
español».274 La pérdida militar de Calais en Francia fue una amarga humillación para el orgullo
inglés y las cosechas fallidas aumentaron el descontento público. 275 Felipe pasó la mayor parte
de su tiempo en el extranjero, mientras su esposa permaneció en Inglaterra, deprimida por su
ausencia y quebrantada por su incapacidad de tener hijos. Después de la muerte de María,
Felipe intentó casarse con Isabel I, pero ella le rechazó.276l Aunque el gobierno de María fue
fundamentalmente ineficaz e impopular, las políticas de reforma fiscal, la expansión naval y la
exploración colonial —que luego se trataron como éxitos isabelinos— iniciaron durante su
reinado.279127 Además, con la revocación de la Ley de Sodomía de 1533 —en su primer año en
el trono inglés—, su reinado es reconocido como el primero en el que el Estado inglés no
criminalizaba la homosexualidad, si bien la reina inglesa prefirió que tales asuntos legales
estuviesen bajo la jurisdicción de tribunales eclesiásticos; empero, diez años después esta
legislación fue reinstaurada por su media hermana Isabel I 280 y permaneció en vigor hasta 1967
cuando fue sustituida por la Ley de Delitos Sexuales.281

En el siglo XIX, su vida sirvió de modelo para la pieza teatral Marie Tudor (1833) de Victor
Hugo;282 este trabajo inspiró a Maria Regina d'Inghilterra (1847) de Giovanni Pacini,283 Queen
Mary (1875) de Alfred Tennyson, Maria Tudor (1879) de Antônio Carlos Gomes284 y The
Duchess of Padua (1891) de Oscar Wilde,285 entre otras producciones literarias y sus
adaptaciones.282 También novelas históricas como The Queen's Fool (2004) de Philippa
Gregory286 y Wolf Hall (2009) de Hilary Mantel287 se basan en la vida de la reina inglesa.
Además, el rechazo de su padre fue parodiado en el episodio «Margical History Tour» de la
serie de animación Los Simpson, donde el personaje Lisa Simpson —representando a María—
es culpable del divorcio de sus padres por «haber nacido en el sexo equivocado». 288 Sarah
Bolger interpretó a María en la serie de televisión Los Tudorde la BBC Two, nominada al Globo
de Oro de mejor serie-drama de 2007.289290 Kathy Burke escenificó el fallecimiento de la reina
inglesa en la película Elizabeth, ganadora del Óscar al mejor maquillaje de 1998.291

Titulatura[editar]
Retrato por Hans Eworth (c. 1555).

Al momento de su ascenso al trono, fue proclamada con la misma titulación de Enrique VIII y
Eduardo VI: «María, por la Gracia de Dios, reina de Inglaterra, Francia e Irlanda, defensora de
la fe y jefa suprema de la Iglesia de Inglaterra y de Irlanda sobre la Tierra» (Mary, by the Grace
of God, Queen of England, France and Ireland, Defender of the Faith, and of the Church of
England and of Ireland on Earth Supreme Head).292 Al igual que otros monarcas ingleses —
desde Eduardo III hasta Jorge III—,m María utilizó el título de «reina de Francia», si bien nunca
gobernó ese territorio.298 El título de «jefa suprema de la Iglesia de Inglaterra» le repugnaba
debido a sus convicciones religiosas, por lo que lo omitió después de la Navidad de 1553. 299

Según el tratado matrimonial de María con Felipe, la titulación conjunta reflejaba no solo los
dominios y reclamos de ella, sino también los de su nuevo esposo: «Felipe y María, por la gracia
de Dios, rey y reina de Inglaterra, Francia, Nápoles, Jerusalén e Irlanda, defensores de la
fe, príncipes de España y Sicilia, archiduques de Austria, duques de Milán, Borgoña y Brabante,
condes de Habsburgo, Flandes y el Tirol» (Philip and Mary, by the grace of God, King and Queen
of England, France, Naples, Jerusalem, and Ireland, Defenders of the Faith, Princes of Spain
and Sicily, Archdukes of Austria, Dukes of Milan, Burgundy and Brabant, Counts of Habsburg,
Flanders and Tyrol).149 Esta titulación —en uso desde 1554— fue sustituida en 1556 cuando
Felipe heredó la Corona española: «Felipe y María, por la Gracia de Dios, rey y reina de
Inglaterra, España, Francia, ambas Sicilias, Jerusalén e Irlanda, defensores de la fe,
archiduques de Austria, duques de Borgoña, Milán y Brabante, condes de Habsburgo, Flandes
y el Tirol» (Philip and Mary, by the Grace of God King and Queen of England, Spain, France,
both the Sicilies, Jerusalem and Ireland, Defenders of the Faith, Archdukes of Austria, Dukes of
Burgundy, Milan and Brabant, Counts of Habsburg, Flanders and Tyrol).300
El escudo heráldico de María antes de su matrimonio tenía las armas reales de la Casa de
Lancaster, usadas por los monarcas de Inglaterra desde Enrique IV: cuartelado, el primer y
tercer cuartel en campo de azur tres flores de lis de oro (por Francia) y el segundo y cuarto
cuartel en campo de gules tres leones pasantes de oro (por Inglaterra).301 A partir del
casamiento, sus armas eran empaladas —representadas una al lado de la otra— con las de su
esposo; de esta manera, se colocaba un águila de sable nimbada de oro y un león coronado de
oro a los extremos del blasón, representando respectivamente a España e Inglaterra. 302
Además, María adoptó el dicho latino VERITAS TEMPORIS FILIA (lit., «la verdad es hija del tiempo») n
como su lema personal.303

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