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INTRODUCCIÓN
Primeras Palabras…
Para empezar, Freire describe el “Régimen de dominación”, planteando que los que
más trabajan, menos pueden decir su palabra y que los dominadores mantienen el
monopolio de la misma; que la mistifican, la masifican y la dominan, por lo que los
dominados deben luchar para decir y tomar su palabra; deben aprender a tomarla
de los que la retienen y la niegan, esa es la "pedagogía del oprimido".
CAPITULO I.
El opresor no puede generar este cambio, ya que para él, el hecho de que sus
oprimidos se liberen significa rebelión; significa que el oprimido le está violentando
sus derechos, aun cuando el opresor es quien en realidad los violenta; algo que no
puede ver pues según su visión; él es un ser “generoso” que ayuda a los oprimidos
por medio de la “caridad”, cuando en realidad, es quien genera la desdicha.
Los opresores basan su poder en el tener, incluso, plantean inconscientemente la
necesidad de tener para poder ser; motivo por el cual, su “generosidad es falsa”;
pues con el fin de tener para sí, despojan de la posibilidad de tener a los oprimidos;
por lo tanto, no les permiten ser. El opresor se apropia de todo, incluso de la ciencia
y la tecnología para usarla a su favor, manipulando masas yaplastando con su paso
arrollador, evitando cualquier oportunidad de que los oprimidos se liberen, pues al
hacerlo, también los convierte a ellos en “hombres nuevos”, algo para lo cual, no
están dispuestos a ceder.
En la visión bancaria, no es de extrañar que los hombres sean vistos como seres
de la adaptación o de ajuste; teniéndose que mientras más se ejerciten los
educandos en el archivo de los depósitos que les son hechos, tanto menos
desarrollarán en sí la conciencia crítica de la que resultaría su inserción en el
mundo, como transformadores o como sujetos del mismo. Mientras, cuanto más se
les imponga pasividad, tanto más ingenuamente tenderán a adaptarse al mundo en
lugar de transformar, tanto más tienden a adaptarse a la realidad parcializada en los
depósitos recibidos.
En palabras del propio Freire, “Las prácticas bancarias terminan por desconocer a
los hombres como seres históricos, en tanto que la problematizadora parte,
precisamente, del carácter histórico y de la historicidad de los hombres. Es por esto
por lo que los reconoce como seres que están siendo, como seres inacabados,
inconclusos, en y con una realidad que siendo historia es también tan inacabada
como ellos”. A diferencia de otros animales, el ser humano es consciente de su
inconclusión; por lo cual, de forma permanente se encuentra en continuo
aprendizaje.
Nadie puede ser auténticamente, prohibiendo que los otros sean. Esta es una
exigencia radical. La búsqueda del ser más a través del individualismo conduce al
egoísta tener más, una forma de ser menos. No es que no sea fundamental tener
para ser. Precisamente porque lo es, no puede el tener de algunos convenirse en la
obstaculización al tener de los demás, robusteciendo así el poder de los primeros,
con el cual aplastan a los segundos, dada su escasez de poder.
CAPITULO III
Las cosas y situaciones no están ahí, no están en un espacio, todas, están siendo,
no están inertes, estáticas y petrificadas. La metodología concienciadora, nos ayuda
a comprender esta constante dinámica, la cual es problematizada en un ambiente
liberador, pues mientras mayor sea el nivel y la calidad de la crítica, mejor será la
motivación y el combustible que fomentará la búsqueda y planteamiento de los
temas generadores y de ello dependerá la liberación. La inmersión y profundización,
resulta de la concienciación de la situación, la metodología concienciadora nos
conduce a la conciencia histórica; lo cual, se traduce en que mientras más se
investiga el pensar del pueblo, tanto más se educan juntos.
CAPÍTULO IV
Los hombres son seres de la praxis. Son seres del quehacer, y por ello diferentes
de los animales, seres del mero hacer. Los animales no “admiran” el mundo. Están
inmersos en él. Por el contrario, los hombres como seres del quehacer “emergen”
del mundo y objetivándolo pueden conocerlo y transformarlo con su trabajo.
En este postulado, se muestra que la dialogicidad sirve a la liberación, un liderazgo
revolucionario que no sea dialógico con las masas, mantiene la “sombra” del
dominador dentro de sí y por tanto no es revolucionario, o está absolutamente
equivocado y es presa de una sectarización indiscutiblemente mórbida. Incluso
puede suceder que acceda al poder. El diálogo con las masas populares es una
exigencia radical de toda revolución auténtica. La verdadera revolución, tarde o
temprano, debe instaurar el diálogo valeroso con las masas. Su legitimidad radica
en el diálogo con ellas, y no en el engaño ni en la mentira.
CONCLUSIÓN.
La “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire nos habla acerca de algo más que
pura pedagogía en el sentido limitado de la palabra; es algo más que un simple
postulado sobre cómo deben enfocarse los esfuerzos en un proceso educativo. La
Pedagogía del Oprimido nos habla sobre la vida, sobre la educación emancipadora,
liberadora y enfocada en el verdadero desarrollo y busca concientizar sobre el papel
que por mucho tiempo se ha otorgado sin críticas a las clases sociales más
pudientes o adineradas y que a través de la historia se les ha situado como las
clases dominantes, en este sentido Freire menciona que "la pedagogía dominante
es la pedagogía de las clases dominantes", haciendo alusión a que es necesaria
una pedagogía para todos, la cual debería surgir de las clases que por tradición han
sido las dominadas, las oprimidas, las menos favorecidas.
La alfabetización para Freire se trata de que el ser humano aprenda a escribir su
vida; de que por su interacción con la sociedad y en un entorno que le brinde una
verdadera experiencia de aprendizaje, pueda biografiarse, existenciarse,
historiarse; y de esa forma, ver la "Educación como práctica de la libertad", lo que
conlleva a pensar en la liberación del ser humano y la sociedad del lazo que obliga
al ser humano a servir y aceptar sin reproches la voluntad del opresor; a escribir su
propia historia y ser parte de la misma.
Para Freire, alfabetizar en concienciar; por esta razón, plantea una educación con
vocación humanista, donde el docente, el que al inventar sus técnicas pedagógicas,
redescubre a través de ellas el proceso histórico y porque se constituye la
conciencia humana. El docente debe enseñar en primer lugar a que el estudiante
“aprenda a decir su palabra creadora de cultura”; a que por medio del
replanteamiento crítico de las palabras de su mundo llegue a conocer, saber y poder
decir su propia palabra y buscar nuevas palabras para decir y escribir su mundo.