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18 de octubre de 2016
Introducción
Surgen problemas en el hogar cuando los consortes no se dan cuenta de que cada uno es sino
lógicamente distinto del otro, pues en tal caso no se comprenden bien el uno al otro por no tener el
mismo sentir, Ro. 15:5,6; 2 Co. 13:11; Fil.2:2; 4:2; 1 P.3:8,9. Las diferencias físicas son bien conocidas:
como por ejemplo el hecho de que las chicas maduran más pronto que los muchachos de la misma
edad, y la vida de la mujer se prolonga más que la del hombre. Es obvia la diferencia entre sus
respectivas anatomías. Sin embargo, las diferencias sicológicas entre los dos sexos son algo más grande
y menos conocido. Consideremos algunas generalizaciones que se pueden aplicar a la mayoría de la
gente.
b) El hombre se ocupa más de sus actividades fuera del hogar y en el mundo externo, que de sus
sentimientos. La mujer se concentra más en sus propios sentimientos y es menos objetiva en su
punto de vista.
b) Los hombres tienden a hablar acerca de cosas prácticas; su empleo, sus planes para el futuro y
los asuntos financieros. No les gusta hablar mucho, por regla general, con respecto a otras
personas y relaciones humanas. En contraste, la mujer prefiere hablar tocante a sus
sentimientos, sus íntimas relaciones con otros, sus problemas y los asuntos de los miembros de
su familia. Capta con más facilidad la actitud de otros y tiende a chismear más con su marido.
Conclusión