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(emocional-ético y efectivo)

Dr. Federico Malpica Basurto | EDUCACCIÓN

Partimos de la base que una sola persona no podrá producir el cambio. Nos
necesitamos unos a otros y necesitamos trabajar juntos de formas nuevas.
Aprender juntos es una de ellas. Los comités y reuniones actuales en la
mayoría de las instituciones educativas no son de ayuda, porque
normalmente están diseñados (de manera explícita o tácita) para tratar
problemas administrativos o de gestión, más que aquellos sustanciales de la
gestión pedagógica. Encuentros que sirven más para realizar anuncios que
para discusiones relacionadas con la mejora de la enseñanza y el
aprendizaje. De esta manera, se ha de reconocer que, de forma general, el
trabajo en educación a todos los niveles queda altamente
aislado, compartimentalizado, y enfocado al “arreglo” de situaciones de
gestión, sea del aula o de la organización.

Por otro lado, podemos constatar que uno de los problemas centrales de las
instituciones educativas es que el liderazgo de la gestión pedagógica ha sido
más bien mediocre. Debemos mejorarlo si queremos influir de manera
sistemática y rigurosa en los resultados de nuestros estudiantes. A esto hay
que sumarle que la mayor parte de profesores y profesoras nunca han sido
parte de una comunidad profesional de práctica, dedicada a la mejora
continua de la enseñanza y el aprendizaje. Por otro lado, la mayoría de dichos
profesionales no han experimentado lo que es una impartición modelo o
“buena impartición”, según los planteamientos institucionales de su
institución educativa. De hecho, por lo regular, cada docente enseña de
acuerdo a modelos que observó cuando él/ella era estudiante.

Sin hacer a un lado las reuniones actuales que se llevan a cabo en la


institución, debería haber tiempos y espacios específicos, así como apoyo
para organizar ciertos grupos que puedan reflexionar y mejorar la manera
en la que operan, sin abandonar el día a día. Dichos grupos necesitarán crear
nuevas capacidades individuales y organizacionales (no simplemente aplicar
las mismas capacidades a nuevas tareas) y, por tanto, necesitarán un
espacio donde puedan reflejar estas capacidades como comunidad
profesional de aprendizaje.

Si observamos otras profesiones y cómo se han transformado en el último


cuarto de siglo (llámese abogacía, medicina, negocios, arquitectura, etc.),
encontramos una creciente necesidad de trabajar en equipos para resolver
problemas, mejorar los servicios, y crear nuevo conocimiento de manera
colaborativa. La razón para organizarse de esta manera, es simple: dichos
grupos disciplinares son más proclives a generar mejores resultados de lo
que pueden hacerlo los individuos trabajando por su cuenta.

Las Comunidades Profesionales de Aprendizaje (CPA) son, por lo tanto,


grupos de personas que se desarrollan juntos compartiendo sus experiencias
sobre el desempeño y su pasión por un objetivo común. Dichas comunidades
se utilizan cada vez más en diversos campos del mundo laboral porque
permiten a sus miembros y organizaciones aprender nuevas habilidades y
procesos, así como identificar y enfocarse en los problemas actuales de la
práctica. Dichas comunidades ayudan a:

 Enfocar la estrategia
 Emprender nuevos proyectos
 Resolver problemas rápidamente
 Transferir buenas prácticas
 Desarrollar habilidades profesionales
 Generar investigación + desarrollo + innovación
 Reclutar y entrenar el talento de los profesionales

Por tanto, no son grupos de voluntarios ni están enfocados en su propio


aprendizaje como resultado en sí mismo. Estas comunidades existen para
transformar un sistema superior a ellas mismas, que es la institución
educativa. Pueden requerir aprendizaje individual y cambio, pero estará
siempre relacionado con su encargo de hacer que algo valioso pase en la
escuela donde son desarrolladas.

Estas comunidades deben reflejar los componentes de los equipos de alto


rendimiento en cuanto al cambio transformacional, que tiene que ver con
una mejora continua de la ejecución. Deben reflejar también los
componentes de la investigación-acción, logrando altos estándares de rigor
científico en la investigación y efectividad en las acciones realizadas para
mejorar la práctica educativa.

Relación de las CPA con la organización y el desarrollo profesional

Se trata de desarrollar capacidades para ver el sistema con sinceridad y


analizar:

 Por qué es difícil para la organización cambiar, y aprender cómo


realizar acciones efectivas para ayudarla a hacerlo.
 Por qué es difícil para el individuo cambiar, y aprender cómo tomar
acciones efectivas para ayudarse a ser mejor.

Hay que tomar en cuenta que las organizaciones que aprenden son las que
generan conocimiento, no las que usan el conocimiento. Este hecho
necesariamente acaba transformándolas en algo diferente de lo que eran.
Dichas organizaciones requieren de líderes que tengan presente que deben
cambiar individualmente, si quieren que la organización cambie.

Por ejemplo, uno de los primeros cambios que deben realizar las personas
es el de la malentendida autonomía del profesorado, que provoca que se
sientan orgullosos de sus propias prácticas y se identifiquen con ellas. De
esta manera es muy difícil abrirlas al escrutinio, compartirlas o criticarlas
constructivamente entre colegas. Por eso, los profesores difícilmente se
apuntan a bases de datos y comunidades de práctica profesional de manera
voluntaria. Se crea lo que llamamos una “disfunción organizativa”.
Esta “autonomía” resulta en prácticas educativas aisladas que Wagner y
Kegan (2006:16) llaman actos azarosos de excelencia[1] que pueden nunca
conocerse ni aprovecharse. En cambio, la colaboración resulta en
comunidades profesionales de aprendizaje que apoyan la gestión del
conocimiento, es decir, que cuidan de socializar el aprendizaje a través de
una constante reflexión sobre la práctica, intercambio de experiencias y
generación de mejoras constantes a través de modelar las buenas prácticas.

Esta manera de trabajar permite que sus integrantes cambien sus propias
creencias individuales y conductas, y que modelen esas conductas en sus
colegas y colaboradores. Este constituye el primer paso hacia una cultura
organizativa con un enfoque preciso, cuyas raíces son nuevas creencias y
conductas organizativas que soportan y adaptan la organización para que
aprenda continuamente, para que genere conocimiento nuevo y mejore
sistemáticamente la enseñanza y el aprendizaje.

Por tanto, la vocación de estas CPA es la de desarrollar líderes de la


gestión pedagógica.

Hasta ahora, el paradigma de muchos profesores es que trabajan en


organizaciones jerárquicas, donde sus “jefes” deben encargarse de todo lo
necesario para que ellos se ocupen sólo de los alumnos (por eso juntas,
papeleo, familias, comunidad, etc., se consideran muchas veces como
pérdida de tiempo). Con un paradigma así, ¿cuántos problemas sobre la
práctica profesional educativa se resuelven en conjunto o se aprende algo
nuevo acerca de la enseñanza, el aprendizaje o el liderazgo de la gestión
pedagógica? Casi nunca, y cuando se intenta hacer, normalmente se realiza
a través de una conferencia con pírricos resultados. Esta situación también
genera, como podemos observar, una clara disfunción organizativa, con
consecuencias nefastas para el desarrollo profesional.

Las CPA permiten, como habíamos mencionado, enfocar la estrategia, así


como actuar con sentido práctico, ya que si los líderes en las instituciones
educativas fallan al establecer prioridades, todo parece importante y urgente.
En ese caso, el verdadero mensaje (tácito) que se transmite a las personas
del centro es que, “en la práctica, nada es importante”, porque si a todo se
le quiere dedicar tiempo de forma reactiva, los resultados de dichos esfuerzos
diluidos no se notarán en el trabajo diario.

Sin establecer prioridades (propósito y enfoque), ¿Cómo pueden los agentes


educativos trabajar en los cambios sistémicos de enseñanza, aprendizaje y
liderazgo de la gestión pedagógica?

En las CPA, las tres condiciones para el cambio que permiten establecer
prioridades son:

 Prepararse pare el cambio contestando a la pregunta “¿Por qué


cambiar?”
 Involucrar a otros y desarrollar la capacidad sistémica para mejorar.
 Mejorar lo que pasa en el aula (la impartición) como objetivo
primordial.

Componentes del sistema de mejora continua a través de


Comunidades Profesionales de Aprendizaje

Finalmente, siguiendo a Wagner y Kegan (2006)[2], se describen algunos de


los componentes relacionados de manera sistémica, que permiten fortalecer
la práctica educativa, centrar el trabajo a realizar por las CPA y garantizar
que la inversión en dichas comunidades sea aprovechada por la institución
para su mejora continua:

1. Generar Urgencia por el cambio: Ofrecer datos cuantitativos y


cualitativos para identificar la brecha entre lo que se hace y lo que
se debería hacer.
2. Generar una Visión compartida de los resultados de los
estudiantes: La primera tarea es obtener un consenso muy bien
definido sobre el desempeño y evaluación del trabajo de los
estudiantes a todos los nieles y grados. Se ha de tener claro cómo
es un trabajo de calidad y generar consistencia en los estándares
de la evaluación.
3. Generar una Visión compartida de lo que es una “Buena
Impartición”: Antes de documentar buenas prácticas, primero hay
que generar un consenso de lo que es una buena impartición para
posteriormente buscar las prácticas que coincidan con ello. Se trata
de generar un lenguaje y criterios comunes para calificar las buenas
prácticas.
4. Generar reuniones enfocadas en la práctica: Diseñar y
mantener reuniones periódicas sólo para la discusión constructiva
sobre buenas prácticas docentes y sobre acciones de mejora en los
centros. Cabe recordar que las buenas prácticas no tienden a ser
fácilmente extrapolables, a menos que se tome en cuenta
contextualizarlas, lograr el compromiso de la comunidad con ellas y
situarlas como parte del aprendizaje adulto. A partir de ahí, se han
de cuidar tres aspectos más de manera permanente, los cuales
permitirán que dicho sistema se mantenga.

5. Supervisión efectiva: Se debe contar con una supervisión que sea


bien recibida, ya que facilita la labor docente y de los demás agentes
educativos. Ahora bien, dicha supervisión debe ser frecuente,
rigurosa y completamente enfocada en la mejora de la gestión
pedagógica y la impartición.
6. Desarrollo profesional: Se debe contar con un programa que sea
primordialmente local, basado en las necesidades de cada individuo,
intensivo, colaborativo y de mejora del desempeño en el trabajo,
que sea diseñado y dirigido por los profesores y agentes educativos
quienes han de modelar las mejores prácticas de enseñanza-
aprendizaje.
7. Datos diagnósticos con colaboración contrastada: Se trata de
realizar evaluaciones periódicas de los resultados de los
estudiantes, para identificar el estado de aprendizaje de estos, así
como las prácticas educativas más efectivas. En las CPA, los
docentes tienen tiempo para investigar dichas experiencias y los
resultados, con tal de compartir las mejores prácticas, mejorar el
programa de desarrollo profesional y realizar mejoras organizativas
que apoyen los resultados de sus estudiantes. Para ello, puede ser
necesario que participen también ciertos expertos en diversas áreas
y conocimientos, pero con el objetivo específico de mejorar aspectos
puntuales de la práctica educativa.

Barcelona, 05 de julio de 2018

[1] Wagner, T. y Kegan, R. (2006). Change Leadership. A practical Guide to Transforming our Schools. Jossey-

Bass.

[2] Íbid.

https://www.educaccionperu.org/comunidades-profesionales-aprendizaje-clave-del-cambio/

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