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El contrato de adhesión Esta modalidad o esquema de contratación evita las tratativas, las
negociaciones, las objeciones, y solo exige del destinatario de la oferta una aceptación
total de los términos ofrecidos. El consentimiento prestado por adhesión resulta de
fenómenos económicos y sociales que exigen esa modalidad contractual. Sólo apreciando
la intensidad de estos fenómenos, es posible entender que esta forma de contratar no es
una categoría autónoma del Derecho de contratos.
I ). Nociones Generales de los Contratos de Adhesión.
Son aquellas que limitan la responsabilidad del proveedor por daños, o que
importan una renuncia o restricción de los derechos del consumidor. También las que
imponen la inversión de la carga probatoria ante un hecho de incumplimiento. Asimismo
son consideradas abusivas las cláusulas que amplían los derechos de una parte en
desmedro de la otra, como por ejemplo si la empresa puede rescindir el contrato
libremente y el consumidor tiene limitaciones para hacerlo o tiene un costo para ello. En
síntesis, son “abusivas” cuando las cláusulas presentan un claro desequilibrio en perjuicio
del consumidor.-
“¿Qué puede hacer el consumidor si percibe que se enfrenta a una cláusula abusiva?”
existencia de este tipo de cláusulas para que dichas autoridades hagan quitar de los
contratos las cláusulas con efectos hacia el futuro.-
“¿ Qué derecho tiene el consumidor si se perjudica por una cláusula de este tipo?”
“¿La letra chica de los contratos disimula la existencia de las cláusulas abusivas?”
o La cosa asegurada
o El riesgo
o La prima
La cosa asegurada
En general se pueden asegurar todas las cosas corporales e incorporales, además se puede
asegurar la vida y el patrimonio. Para que la cosa sea susceptible de ser asegurada debe
cumplir con los siguientes requisitos:
2. La cosa debe existir al tiempo del contrato, o al menos al tiempo en que empiecen
a correr los riesgos
La cosa debe estar expuesta a perderse por el riesgo que corre el asegurado.
Las cosas que ya han corrido el riesgo (ya sea por que se salvaron o perecieron por el
riesgo).
REVISIÓN DE LOS CONTRATOS DE SEGUROS Y SU RELACIÓN CON LAS CLÁUSULAS
ABUSIVAS.-
El riesgo
La base del negocio de los seguros es juntar todos los riesgos de los asegurados y
repartirlos entre ellos. Por estadística, el riesgo global de asegurar a una gran cantidad de
gente es mucho menor al que asumiría una sola de esas personas.
La prima
La aseguradora, para saber cuanto debe cobrar y que cantidad de riesgo va a correr,
recurre a las estadísticas. Gracias a ellas detecta con que frecuencia ocurre cada incidencia
cubierta y con ella hace los calculo de lo tendría que cobrar para cubrir ese gasto al que
hay que añadir el beneficio y otros gastos, como la gestión, de la aseguradora.
Basándose en esas estadística, se aplican diferentes tarifas a las pólizas y en algunos casos,
incluso se evita hacerles el seguro.
Además, se suelen aplicar los bonus-malus: penalizaciones a los asegurados que más gasto
le suponen a aseguradoras y descuentos a los que tienen menor gasto o ninguno. Este
sistema se suele usar en los seguros de vehículos.
Para asegurar:
Bienes propios.
Posibles daños a terceros - materiales o personales.
Perder el trabajo. Aunque esta cubierto por el estado es una forma de seguro.
Asegurar una parte del cuerpo. Las piernas, el pecho, la nariz, etc.
En algunos caso es obligatorio por Ley tener un seguro como por ejemplo:
Otros contratos pueden venir obligados por un contrato anterior. Es muy habitual en una
hipoteca tener que asegurar el bien hipotecado a favor del acreedor.
Todas las condiciones del seguro vienen en el contrato. Esta cláusulas se deben leer muy
atentamente. Todos los años, las aseguradoras ganan muchísimo dinero por las
prestaciones que vienen en el contrato y no son reclamadas por el asegurado.
El seguro en todas partes del mundo, tiene una doble función, la económica y la social:
No pueden asegurarse (art. 19 LCS) los siniestros causados por la mala fe del asegurado. La
mala fe penal no se asimila, sin más, a la civil, con importantes consecuencias (sobre todo
en materia de automóviles).
Un ejemplo seria el caso de una persona que tuviese una seguro de vida previo a la
compra de una casa. Cuando se compra casa y debe hacer una hipoteca, es norma por
parte de los bancos hacer firmar un seguro que pague la hipoteca en caso de su
fallecimiento. El caso es que si se firman dos seguros de vida, no cobrara una
indemnización su familia y otra el banco, sino que se repartirán el pago entre los dos
seguros; y el cobro entre la familia y el banco. Con lo que la indemnización será la mitad de
lo contratado y pagado.
Por tanto, conviene recomendar a cualquier suscriptor de póliza que se asesore con un
Corredor o Abogado especializado, que revisen las cláusulas de los seguros contratados.
En teoría las condiciones de una póliza o contrato de seguro se pactan de común acuerdo
entre la compañía aseguradora y su cliente, y ambas partes las dan por buenas. Pero en el
caso de los seguros no hay acuerdo: se utilizan contratos de adhesión, que consisten en
que una parte, en este caso la compañía de seguros, redacta e impone las cláusulas al
asegurado, que generalmente sólo se limita a suscribir o rechazar el contrato en su
integridad.
para establecer las condiciones de un contrato de seguro”, explica Javier Fernández, desde
la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA). De entrada,
añade, “no hay cláusulas abusivas, las aseguradoras no ganan nada teniendo al cliente
enfadado; al revés”.
Sin embargo, el carácter abusivo lo determina después la Justicia y cuando una cláusula es
abusiva, “pese a que se pueda o no estar de acuerdo, se elimina de los contratos”,
comenta el representante de las aseguradoras.
Sobre este aspecto, los derechos de protección a los consumidores y usuarios en el sector
de los seguros y los mecanismos administrativos de control, supervisión y resolución de
reclamaciones están recogidos en la Ley 30/1995, de Ordenación y Supervisión de los
Seguros Privados, y regulados por la Ley 7/1998, de Condiciones Generales de la
Contratación, por la Ley 50/1980 de Contrato de Seguro (LCS), así como por la Ley
26/1984, General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Pero, como se apuntan
desde la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), principios como el de
la libertad de empresa y los de igualdad y de protección a los consumidores en ocasiones
se muestran incompatibles entre sí.
Si un asegurado observa cláusulas que le parecen abusivas puede iniciar una acción contra
la aseguradora para que se declare la lesividad y nulidad de las mismas. En la práctica, los
asegurados esperan “que pase algo” y al reclamar la cobertura del siniestro ejercitan dicho
derecho, dice el letrado catalán.
Sentencias judiciales
Hasta hace poco más de una década la normativa en vigor exigía que todas las pólizas de
seguros que se comercializaran tuvieran el visto bueno de la Dirección General de Seguros.
Para obtener este permiso las compañías depositaban allí sus “bases actuariales”. Hoy en
día, tal y como informa Julio Henche, secretario general del Consejo General de los
Colegios de Mediadores de Seguros Titulados, este trámite no es necesario “y por tanto no
hay un control a priori”.
Esto explica demandas como la hecha pública a primeros de junio por la Organización de
Consumidores y Usuarios (OCU) que, tras recibir sentencia, puede transformar en ilegales
algunas cláusulas presentes en las principales pólizas de seguros que se comercializan
actualmente en España.
Cuando esta sentencia sea firme, -en estos momentos está recurrida, según informan
desde UNESPA- OCU requerirá a la Justicia que estas cláusulas se inscriban en el Registro
de Condiciones Generales de la Contratación –creado en 1999- como “abusivas” y, de este
modo, se rechace la inscripción de otra póliza que contenga condiciones como éstas.
Algunas de las cláusulas declaradas nulas a instancias de OCU, en este caso por la
Audiencia Provincial de Madrid, han sido las siguientes:
- La que exige al asegurado entregar el original, no una copia, de su póliza para poder
solicitar el pago de la indemnización, una vez producida la contingencia o siniestro,
‘desposeyéndole así del documento’ y dejándole a merced de la compañía.
- Todas aquellas que incurren en falta de información sobre aspectos esenciales del
contrato de seguro en cuanto a delimitación del riesgo y prestaciones. En los seguros de
vida, aquellas que omiten el método del cálculo del valor del rescate y de la revalorización
del capital; en los de vehículos, cuando no quedan claros los criterios de la aseguradora
para modificar la tarifa de siniestralidad, el llamado “sistema bonus-malus”. Y es que, a
veces, sin que el asegurado haya sufrido ningún siniestro ve cómo aumenta el precio de su
póliza, sin saber en qué se basa la compañía para aplicarle la subida.
La anulación de una condición general por abusiva corresponde a los tribunales. Y hay
toda una colección de fallos que dictaminan que algunos de los acuerdos de los contratos
con las compañías aseguradoras pueden considerarse nulos de pleno derecho por tratarse
de un abuso de posición respecto al tomador del seguro. Es importante tener en cuenta
que, aunque la Dirección General de Seguros haya aprobado el condicionado, no está
exento de problemas. “Muchas sentencias declaran lesivas o abusivas cláusulas que en su
día fueron aprobadas por la DGS”, asevera Fuset.
Pero, para tranquilidad de los asegurados, inicialmente todas las disposiciones que
recogen los contratos de seguros han de ajustarse a la legislación.
Reclamaciones y consejos
Las compañías de seguros atienden cada año en España casi 100 millones de pólizas. La
tasa de reclamaciones contra el seguro es “bajísima”, según UNESPA. “El seguro es un
sector supervisado, con una alta tasa de profesionalidad, con un negocio basado en la
confianza y con un nivel de respuesta elevadísimo que impide poner en riesgo este
compromiso con los clientes haciendo una mala práctica”, asegura Javier Fernández.
La Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP), a través del teléfono 902
19 79 36, se encarga de atender a los ciudadanos que plantean cualquier consulta o duda
sobre seguros o planes de pensiones. El total de escritos presentados ante el Comisionado
para la Defensa del Cliente de la DGSFP durante 2005 fue de 4.823, un 4,5% más que en
2004. De los expedientes de reclamación admitidos a trámite fueron resueltos
REVISIÓN DE LOS CONTRATOS DE SEGUROS Y SU RELACIÓN CON LAS CLÁUSULAS
ABUSIVAS.-
2.489, un 56,5% del total. De ellos, fueron resueltos a favor del reclamante 844, lo que
supone el 34%.
Lo primero que debe hacer un asegurado cuando quiera efectuar una reclamación es
acudir a su mediador (corredor) o agente de seguros con quien suscribió la póliza. Si él no
puede resolver la situación, puede enviar un escrito al Defensor del Asegurado de la propia
compañía, cuya función es canalizar todas las quejas de los clientes. Si la respuesta
obtenida no es satisfactoria se puede acudir al servicio de reclamaciones de la DGSFP.
Pasados unos meses, esta dirección emitirá un dictamen, que, aunque carece de carácter
vinculante, por lo general las aseguradoras acatan.
Si aun así el tomador del seguro no está de acuerdo con esta decisión administrativa, le
queda la posibilidad de acudir a los tribunales. En todo este proceso, las asociaciones de
consumidores pueden ayudarle a defender sus intereses. La vía extrajudicial del sistema
arbitral también permite resolver los conflictos entre el consumidor y el prestador de
servicios.
- Analizar cuáles son las contingencias para las que se desea el seguro. Por ejemplo, en el
caso de autos si se prefiere a todo riesgo, a terceros, etc.
- Es aconsejable visitar varias entidades y comparar su oferta, aunque la mayoría de
aseguradoras utilizan condicionados muy parecidos. Lo que no cubra cada seguro debe
estar reflejado de forma resaltada. Debe revisarse la descripción del riesgo asegurado y la
cobertura, prestando especial atención a letras pequeñas que presumen una afirmación
del asegurado. Por ejemplo “el asegurado declara estar bien de salud” o “el asegurado
declara que la vivienda tiene rejas de seguridad”, pues ello podría llevar al rechazo de la
cobertura.
- No ocultar datos ni riesgos. Por ejemplo, nunca se debe decir que el conductor principal
es una persona mayor con experiencia si en realidad quien va a llevar el coche
habitualmente es un joven novel. En los seguros de hogar no debe infravalorarse ni
sobrevalorarse el contenido (enseres, electrodomésticos...) o el continente (la propia
vivienda). Es aconsejable solicitar a la aseguradora que realice un peritaje de los bienes
asegurados. Si se trata de seguros de vida o sanitarios es muy importante efectuar un
chequeo médico para apoyar la declaración de salud.
4). Fallo a analizar: Carrara Alberto y Otros c/ Providencia CÍA Argentina de Seguros S.A.
Conversión de Sentencia:
Cabe desestimar el reclamo dirigido contra la aseguradora, toda vez que, la cláusula o
endoso que establece que la cobertura no operara en la hipótesis en que el fallecimiento
se produzca como consecuencia de una enfermedad ya padecida por el adherente, al
tiempo de su adhesión, es clara e inequívoca y, en tanto ninguna norma legal,
reglamentaria o de costumbre en plaza aseguradora, impone a una entidad de seguros
exigir una declaración sobre su estado de salud a los adherentes, ni la coloca en el deber
de someterlos a revisación médica, no cabe reprochar a la aseguradora ni a la tomadora
del seguro no haber hecho lo que no tenían la obligación de hacer; asimismo, la
declaración del estado de salud trasladaría el tema de la delimitación del riesgo al ámbito
de la reticencia, lo que significaría confundir ambas figuras diferentes o -cuanto menos-
supondría exaltar la relevancia de una en detrimento de la otra, cuando ambas son
igualmente importantes en materia de seguros; finalmente, el contrato cuyo cumplimiento
se persigue es un contrato de adhesión -como lo es también el de tarjeta de crédito-, lo
cual implica una característica y no un defecto, y que no podrían desarrollarse fuera del
marco de una contratación masiva; ello es así, la cláusula de delimitación –obviamente
predispuesta por la aseguradora y se supone que autorizada por la Superintendencia de
Seguros-, no es ilícita ni abusiva; simplemente, delimitó el riesgo y colaboró en la
determinación de la prima a cargo del adherente; pues, de haber celebrado un contrato
que cubriese el fallecimiento por causa de enfermedad existente al tiempo de su
contratación –teoricamente concebible-, es obvio que esa indudable ampliación del riesgo
conllevaría a un incremento de la prima.-
BIBLIOGRAFIA
Derecho de los Contratos - Parte General Autor : Aldo La Rosa Regalado Edicion
2007
CARRERA DE DERECHO
LEGISLACION BANCARIA
ELABORADO POR:
ANTHONY FILPO
1-14-0981