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Indígena

Indígena (del latín: indigĕna) es un término que, en un sentido amplio, se aplica a todo aquello
que es relativo a una población originaria del territorioque habita,1 cuyo establecimiento en el
mismo precede al de otros pueblos o cuya presencia es lo suficientemente prolongada y
estable como para tenerla por oriunda (es decir, originario de un lugar).2 Con el mismo
sentido se utiliza, con mayor frecuencia, el término muchas veces creído como
equivalente nativo, presente en expresiones como «idioma nativo» no es exactamente el
sinónimo de indígena ya que en su correcto significadonativo significa al nacido en un territorio
sea o no su linaje indígena del mismo. También es habitual utilizar términos como «pueblos
originarios», «naciones nativas» o «aborígenes».3
En sentido estricto y más habitualmente, se aplica la denominación indígenas a las etnias que
preservan las culturas tradicionales. Con este alcance, se denomina indígenas a los grupos
humanos que presentan características tales como:

 Pertenecer a tradiciones organizativas distintas al estado moderno.


 Pertenecer a culturas que sobrevivieron la expansión planetaria de la civilización
occidental.
Los indígenas frecuentemente constituyen una minoría (aunque en algunos casos son
mayoría), dentro de estados nacionales de corte europeo, organizados según pautas
culturales, religiosas, políticas, económicas, raciales, etc., propias de un entorno
mayoritariamente europeizado. De este modo, en el sentido más restringido y utilizado del
término, «lo indígena» hace referencia a un remanente pre-europeo que representa en sí
mismo una antítesis de la cultura europea.
Siguiendo este uso, no es infrecuente hablar de pueblos indígenas en distintas partes del
mundo. Por ejemplo, suele considerarse que los maoríesson un pueblo indígena de Nueva
Zelanda. También puede hablarse de indígenas en Borneo, en África y en otros lugares.
Sin embargo, las poblaciones nativas de Australia, aun siendo también indígenas, se conocen
bajo la denominación distintiva de aborígenes.
Otros pueblos que mantienen fuertes pautas culturales previas a la expansión mundial
europea, como los chinos, hindúes, japoneses, persas, árabes, judíos, egipcios, etc. no suelen
incluirse en el término «indígena» en sentido estricto.
Con un sentido más restringido aún, se aplica usualmente el término «indígena» a los
indígenas americanos, también llamados «amerindios», «indios», «nativos americanos»,
«pueblos originarios» o «primeras naciones».4
Los pueblos indígenas se han organizado en movimientos y asociaciones con el objetivo de
defender y promover los derechos de los indígenas en el mundo.

DEFINICIÓN DE INDÍGENA
Del latín indigĕna, indígena es aquel originario del país de que se trata.
El concepto se refiere, por lo tanto, al poblador originario del territorio que
habita. Por ejemplo: “Este parque natural es protegido por los indígenas de la
zona”, “Tres indígenas chaqueños protestan frente a la Casa de Gobierno en
reclamo de tierras”, “Los indígenas sólo se acercan al pueblo cuando necesitan
acudir al hospital”.

Para que una población sea considerada como indígena, debe poder
acreditarse que su establecimiento en el territorio en cuestión precede al de
otros pueblos (como el caso de los indígenas americanos frente a los
europeos o sus descendientes) y que su presencia es estable y prolongada.
Existen varios conceptos que, según el contexto, se usan como sinónimos de
indígena, como aborigen, pueblo originario o hasta indio (por la
confusión de Cristóbal Colón al momento de llegar por primera vez
a América). En el sentido más habitual, la calificación de indígena se usa en
referencia a las etnias que mantienen tradiciones culturales no europeas.
En este sentido tendríamos, por tanto, que hacer referencia a lo que se
conoce como indígenas de América que, como su propio nombre indica, es
un término que se emplea para referirse a los pobladores originarios de
aquel continente así como a todo el conjunto de sus descendientes. En
concreto, a los descendientes que han apostado por mantener su cultura, su
forma de vida o incluso sus más ancestrales tradiciones.

Amerindios, indios o nativos americanos son algunos de esos indígenas de


América que poblaron esas tierras y que actualmente siguen existiendo en
zonas muy concretas de aquellas.

De todos ellos merece la pena destacar las siguientes señas de identidad, que
dan muestra de su esencia, de su forma de ser y de sus valores:
• Estos indígenas tienen su origen en una serie de cazadores siberianos que
llegaron a América con el claro objetivo de asentarse en un nuevo lugar como
consecuencia de haber perdido su hogar a raíz de la última glaciación.
• El descubrimiento de América, por parte de Cristóbal Colón, fue el punto
de partida de una importante reducción de los pueblos indígenas. Y es que
algunos de los colonizadores no sólo apostaron por la evangelización de
aquellos sino que los sometieron a trabajos forzados y tomaron la decisión de
acabar con sus formas de vida.
• Diversos son los indígenas que han existido y existen en el continente
americano. Todos ellos se diferencian en cuanto a forma de vestir, de
recolectar, de hablar e incluso de relacionarse o bailar.

Los pueblos indígenas suelen tener un tipo de organización social anterior al


Estado moderno y pertenecen a culturas que lograron sobrevivir a
la globalización que impuso en casi todo el mundo el estilo de vida
europeo.
Es habitual que los indígenas sean una minoría dentro de
un Estado nacional de características europeas y que se organicen de
acuerdo a sus criterios culturales y religiosos.
Cabe destacar que ciertos pueblos, como los chinos, los árabes o los judíos,
mantienen pautas culturales que anteceden a la expansión europea, aunque
no son considerados como indígenas.

Qué es Indígena:
Indígena es aquel que pertenece a un pueblo originario de una región o
territorio donde su familia, cultura y vivencias son nativas del lugardonde
nacieron y han sido transmitidas por varias generaciones.
Indígena es sinónimo de nativo, aborigen, autóctono, indio.
La palabra indígena deriva del latín indigĕna que se compone de inde que significa
“ de ese lugar” y gens que significa “población” por lo tanto la palabra se refiere a
una población de un lugar determinado.
Los indígenas son los habitantes originarios de un territorio y se agrupan en
diferentes pueblos indígenas que tienen su propia cultura, lengua y tradiciones.
Algunos pueblos indígenas que existen hasta el día de hoy son, por ejemplo:
 Guarijo o warihó (Chihuahua, México)
 Guarijío o macurawe (Sonora, México)
 Triqui o Driqui (Oaxaca; Sinaloa; Baja California; Sonora, México)
 Purépecha (Michoacán, México)
 Zacatecos (Zacatecas, México)
 Nukak Maku (Guaviare, Colombia)
 Guayaberos (Guaviare, Colombia)
 Awá (Nariño, Colombia)
 Mapuche (Región Bio-bio, Chile)
Vea también Indio.

Es difícil definir los diferentes pueblos indígenas debido a las fusiones entre ellos
formando nuevas comunidades y también debido a la pérdida de la lengua nativa
por las generaciones más jóvenes.

En Perú, por ejemplo, los pueblos indígenas son clasificadas según su familia
etnolingüística entre los que se encuentran: los Arawak, ls Aru, los Jíbaros, los
Pano, los Quechua y los Tupí-Guaraní, entre otros.
La Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas (CDI) en México
calcula que existen más de 50 etnias en dicho país donde cada pueblo tiene su
propia lengua entre las cuales se encuentran: el náhuatl, el chol, el maya, el tzotzil
, entre otros.

Una etnia —del griego clásico: έθνος ethnos, ‘pueblo’ o ‘nación’—1 es un conjunto de
personas que tienen rasgos culturales en común: idioma, religión, alimentación, festividades,
arte o vestimenta. Frecuentemente también comparten nexos históricos o territoriales. Todas
estas características y costumbres son conservadas a través de los años como símbolo de
identidad.

Índice

 1Definición
 2Debates al respecto
o 2.1Lingüística
o 2.2Cultural
o 2.3Genética
 3Clasificación
o 3.1Por idioma
 4Véase también
 5Referencias
 6Bibliografía
 7Enlaces externos

Definición[editar]
El término «etnia» a veces se usa como un eufemismo para raza o como un sinónimo
para grupo minoritario, el término raza comprende los factores biológicos de un grupo
humano, como los factores morfológicos (color de piel, contextura corporal, estatura, rasgos
faciales, etc.) desarrollados en su proceso de adaptación a determinado espacio geográfico
y ecosistema (clima, altitud, flora, fauna, etc.) a lo largo de varias generaciones. Así, la palabra
«raza» es solo un concepto que ha sido asociado erróneamente al de etnia (etnia es un factor
sociocultural y escasamente biológico refiriéndose a la adaptación al clima dependiendo del
lugar donde se han desarrollado las generaciones anteriores), siendo la «raza humana»
una especie llamada Homo sapiens con variantes o subgrupos.
Históricamente, la palabra «etnia» proviene del adjetivo griego ethnikos. El adjetivo se deriva
del sustantivo ethnos, que significa ‘gente o nación extranjera’.

QUE ES UNA ETNIA: Es un Conjunto de personas que pertenece a una misma raza y,
generalmente, a una misma comunidad lingüística y cultural.

Valores indígenas
Los pueblos originarios son los custodios de una cosmovisión basada en valores
que caracterizan su estrecho y profundo vinculo con la vida.
En medio de la acuciante crisis global contemporánea, la recuperación de los valores
esenciales de esa cosmovisión originaria no solo resulta imprescindible para el
afianzamiento de las identidades de los propios indigenas sino que coincide con la
búsqueda de muchas personas en pos de sociedades más justas, integradas,
sustentables, y celebrantes de la diversidad cultural. Esta coincidencia permite hoy un
nuevo acercamiento que era impensable tiempo atrás y fundamentalmente nos habla
del inmenso aporte que los pueblos indigenas están en condiciones de hacer a través
de estos valores, enraizados en un marco de omnipresente espiritualidad
Estos valores son :

 LA RELACIÓN PROFUNDA Y ARMÓNICA CON LA NATURALEZA


El cuidado de la Madre Tierra, nuestro Hogar
 LA CONEXIÓN CON EL UNIVERSO
El pertenecer al Todo y honrarlo
 EL RESPETO POR TODO LO VIVIENTE
El sentimiento de igualdad con todos los seres vivos
 TENER PRESENTE EL MENSAJE DE LOS ANCESTROS
Valorar y respetar la memoria y sabiduría de los Antiguos
 EL RESPETO POR LOS MAYORES Y LOS NIÑOS
No olvidar la importancia de cada ciclo de la vida
 EL SENTIDO COMUNITARIO DE LA VIDA
No perder de vista la dimensión de lo colectivo
Pueblos originarios de Venezuela
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Principales etnias venezolanas indígenas vigentes.

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Los pueblos originarios de Venezuela son grupos que en la actualidad conforman


aproximadamente el 2,8 % de la población.1 Sin embargo, la población venezolana en general
tiene en su composición genética una contribución amerindia entre un 23 y 25 % del total.23
Son por lo menos 34 etnias que mantienen culturas totalmente limpias y originarias de la
región, que no se vieron afectadas por la conquista y asimilación española durante la época
de colonización.
Según el censo de 2011, la mayoría se hallan en zonas de los estados
de Zulia (61,2 %), Amazonas (10,5 %), Bolívar (7,5 %), Delta
Amacuro (5,7 %), Anzoátegui (4,7 %), Sucre (3,1 %), Monagas (2,5 %) y Apure (1,6 %).1
Estos grupos además, se encuentran también compartidos con Colombia, Brasil y Guyana.
Con respecto al nombre de Venezuela, Alarico Gómez aclara lo siguiente:
El nombre Veneci-uela aparece impreso por primera vez en el Mapamundi de Juan de La
Cosa (1500) y fue escrito de acuerdo a su fonética. A este aspecto se refirió el padre Giovanni
Bottero (1598) en su obra Relaciones Universales del Mundo y en 1629 el padre Antonio
Vázquez de Espinosa publicó su libro Compendio y Descripción de las Indias Occidentales, en
la cual coincide en señalar que la palabra tiene un origen añú. El vocablo Venezziola resulta
extraño en lengua italiana. Una expresión más común sería la de Piccola Venezia cuya
traducción es “pequeña Venecia” y nunca Venezuela. Por lo tanto, toda la documentación
conduce a la conclusión de que el nombre de nuestro país se origina en la lengua de los
paraujanos (familia arawac) y quiere decir agua-grande. Sobre este aspecto es necesario
destacar que la costumbre de los conquistadores era usar los nombres que los locales le
daban a los lugares que habitaban, a los que adaptaban fonéticamente de acuerdo a las
normas del idioma castellano. Ejemplo de ello se puede constatar en los nombres que le
dieron a Barquisimeto (Variciquimeto), Caracas (Caraca), Mar Caribe (Caribe), Teques
(Teque), La Guaira (Uaira), Maracay, Mucuchíes, Capacho, Lobatera y tantos otros. Sólo
usaban nombre hispánicos cuando fundaban un poblado (Mérida, San Cristóbal, Angostura.4
Sin embargo, es importante mencionar que en 1528, el nombre era relacionado con la ciudad
de Venecia, al punto que la breve incursión alemana en el continente americano sobre el
territorio de la provincia de Venezuela, se le dio el nombre de Klein-Venedig, o pequeña
Venecia. El vocablo Venezziola puede que tenga su origen en el idioma veneto.[cita requerida]

Índice

 1Grupos étnicos
o 1.1Etnias arahuacas
 1.1.1Wayuu
 1.1.2Añú
 1.1.3Wanikua
 1.1.4Baniva o kurripako
 1.1.5Piapoco
o 1.2Pueblos caribes y amazonas
 1.2.1Pemon
 1.2.2Kariña
 1.2.3Panare
 1.2.4Yukpa
 1.2.5Chaima
 1.2.6Japrería
 1.2.7Maquiritare o Yekuana
 1.2.8Akawayo
 1.2.9Yabarana
 1.2.10Mapoyo
o 1.3Pueblos yanomami
 1.3.1Yanomami
 1.3.2Sanema
o 1.4Etnia chibcha
 1.4.1Barí
o 1.5Etnias Makú
 1.5.1Puinave
 1.5.2Hoti
o 1.6Etnias tupí
o1.7Etnias saliva
 1.7.1Mako
 1.7.2Saliva
 1.7.3Wottuja-Piaroa
o 1.8Etnias guahibas
 1.8.1Cuiva
o 1.9Etnias sin conexión lingüística conocida
 1.9.1Waraos
 1.9.2Waikerí
 1.9.3Pumé
 1.9.4Sapé
 1.9.5Uruak
o 1.10Pueblos jirajaras
 1.10.1Jirafa
 2Historia de los pueblos originarios de Venezuela
o 2.1Prehistoria
o 2.2Época colonial
 2.2.1Conquista de Venezuela
o 2.3Siglo XVII
 2.3.1Siglos XVIII y XIX
o 2.4Siglos XX y XXI
 2.4.1Tierras indígenas
 2.4.2Situación actual
 3Sociedad agrícola
 4Referencias
 5Enlaces externos

Grupos étnicos[editar]
Véase también: Idiomas de Venezuela

A continuación, se muestra una ordenadora de los principales grupos étnicos indígenas de


Venezuela: akawayo, amorua, añú/paraujano, arawako, ayaman, baniva, baré, barí, chaima, c
ubeo, cumanagoto, eñepá/panare, guanono, hoti/hodi, inga, japrería, jivi/guajibo, kariña, kuiba,
kurripaco, mako, ñengatú/yeral, pemón, piapoco, puinave, pumé/yaruro, sáliva, sanemá, sape
, timoto-cuicas/timotes, uruak/arutani, wanai/mapoyo, warao, warekena, wayuu,
wotjuja/piaroa, yabarana, yanomami, yekuana, yukpa, matako, makushí, caribe, rurripako, wai
ka, waikerí, wapishana, camentza, gayón, guazabara y quinaroe.
Hay numerosos grupos étnicos aborígenes en Venezuela. La manera más práctica para
diferenciarlos es a través de sus idiomas originales:
 Arahuacos:  Caribes:  Yanoamama:  Chibchas:  Makús:
 Wayuú  Pemón  Yanomami  Barí  Puinave
 Añú  Kariña  Sanemá  Hoti
 Wanikua  Panare  Yanam
 Baniva  Yukpa
 Piapoco  Chaima
 Japrería
 Yekuana
 Akawayo
 Yabarana
 Mapoyo
 Cumanagotos (†)
 Meregotos (†)
 Tupí:  Salivas:  Guahibas:  Jirajaras:  Sin conexión
 Mako  Cuiva  Jirafa (†) lingüística:
 Sáliba  Waraos
 Piaroa  Waikerí
 Pumé
 Sapé
 Uruak
Etnias arahuacas[editar]
Para 1498 las etnias arawacos se concentraban en el Occidente y Centro de lo que sería
Venezuela y colonizaban y comerciaban con diversas islas de las Antillas. Hoy en día los
principales grupos arawacos se hallan en el Zulia (ante todo los wayúus) y en el Amazonas.
Wayuu[editar]

Artesanía wayúu.

Es la etnia más numerosa de Venezuela. Habitan en el Noroeste del Zulia y en La


Guajira colombiana. En general han tratado de permanecer independientes de Colombia y
Venezuela y se consideran ante todo wayúus y procuran regirse por sus propias leyes.
Añú[editar]
Viven en el noreste del estado Zulia, en las riberas del lago de Maracaibo. También se les
conoce como paraujanos. En los últimos años ha habido esfuerzos para resucitar su idioma.56
Wanikua[editar]
Los wanikua viven en el estado Amazonas, en especial por el río Negro, el Guainía y el
Casiquiare. Presentan un alto grado de aculturación. Son unas 2815 personas. Viven en
chozas circulares con techo de dos aguas hecho de palmas, bahareque y madera o casas
rurales típicas de Venezuela.7
Baniva o kurripako[editar]
Los baniva habitan en Colombia, Venezuela (en el Amazonas) y Brasil y practican la
agricultura, la pesca y la caza. Están emparentados especialmente con los warekena y baré.
Piapoco[editar]
Los piapocos habitan en las orillas del Orinoco en el estado Amazonas y en Colombia. Viven
ante todo de la pesca y la agricultura de subsistencia.
Pueblos caribes y amazonas[editar]
Pemon[editar]
Los pemones habitan en el Bajo, Medio y parte del Alto Paragua en el municipio Angostura,
los pemones son indígenas suramericanos que habitan la zona sureste del estado Bolívar en
Venezuela, la frontera con Guyana y Brasil. Son los habitantes comunes en la Gran Sabana y
todo el Parque Nacional Canaima. Se calcula que hay unos 30.000 pemones en Venezuela
(estado Bolívar y el territorio esequibo) y Brasil. Se diferencian tres grupos principales:

 Taurepan: en la frontera entre Venezuela y Brasil


 Arekuna: hacia el Noroeste del Roraima y en el valle de Kavanayén5 6 7
 Kamarakoto: al oeste del río Karuay, Caroní, la Paragua y en el valle de Kamarata.8
Habitan casas circulares o rectangulares, de techo de paja y paredes de adobe o barrotes de
madera.
Está fundamentada en la tala y quema; constituye la base de su alimentación la yuca amarga.
La recolección de productos silvestres, en la zona noroccidental, en el Bajo Caroní y Bajo
Paragua.43
Estos dialectos se diferencian a nivel fonético, gramatical y lexical.
Kariña[editar]
Los kariña (también conocidos como karibe, Cariña, Galibí, Kali'na, Kalihna, Kalinya,
Caribe Galibí, Maraworno o Marworno) es una etnia caribe, emparentada con los pemón.
Hablan el kariña unas 4450 personas en Venezuela, Guyana y Brasil.
Panare[editar]
Los panares habitan en el municipio Cedeño del estado Bolívar y en el Norte del estado
Amazonas. Otros nombres: En la literatura etnológica se denominan Panares, pero ellos se
autodenominan e'ñepas
Hay dos grupos norteños que viven en las orillas del bajo Cuchivero, Estado Bolívar, en una
zona mixta de la selva y sabana, y el sureño, que vive en el alto Cuchivero, Estado Bolívar,
también en una zona selvática. Se supone que hay entre mil quinientos y dos mil. Lengua
Panare, de la familia caribe. Cada grupo dispone de una o dos viviendas comunales, cónicas,
que tienen como entrada una galería tubular baja que impide que pasen los mosquitos. Talan
y queman previamente el terreno antes de cultivarlo, para sembrar principalmente maíz,
plátano y yuca. La siembra y la cosecha son tareas propias de las mujeres, mientras que las
demás actividades son propias de los varones. Las realizan como actividades de subsistencia
complementarias y utilizan arco y flechas y cerbatana; las flechas las envenenan con curare.
Útiles: Las mujeres hacen cestería y textiles muy finos para uso cotidiano y trueque, los
hombres hacen armas para la caza, pesca y guerra. Cuando llega el verano, la comunidad se
divide en pequeños grupos por núcleo familiar (padres e hijos solteros) para establecerse en
diferentes lugares y volver, en el invierno, a la vivienda comunal. Tienen el sistema matrilineal,
el esposo, al casarse, pasa a formar parte del grupo al que pertenece la esposa. El cacique
tiene poder relativo, seguido en importancia por el brujo. Al fallecer, la persona es enterrada
con las pertenencias que utilizaba estando en vida, con la salvedad de objetos de fabricación
industrial, obtenidos fuera de la comunidad.
Yukpa[editar]
Los Yukpa son un pueblo amerindio que vive en la Serranía de Perijá, a ambos lados de la
frontera entre Colombia y Venezuela y habla un idioma de la rama norte de la familia
lingüística Caribe. Los colonos los denominaban motilones 'cabezas rapadas', aunque dicho
nombre es ambiguo y fue aplicado también a otros pueblos, como los Barí, de origen chibcha.
También se les ha conocido con los nombres de chaques, macoitas e irokas.

Yukpas

Chaima[editar]
Los chaimas hoy en día han desaparecido como grupo étnico claramente distinto. Se
encuentran descendientes de estos indios fuertemente mezclados con el resto de los
venezolanos en la zona del Sur del estado Sucre y el Norte de Monagas.8 Su idioma ya está
extinto, pero hay algunos esfuerzos por revitalizarlo.
Como todos los pueblos aborígenes, basaban su visión del mundo en sus mitemas y sistemas
de creencias,heredados por vía oral de sus remotos antepasados. Cultura: era la artesanía y
Cultura culinaria.
Japrería[editar]
Los japrerías son un grupo amenazado con la desaparición. Se encuentran en una comunidad
en el Noroeste del estado Zulia.
Los Japreria es un idioma de la familia caribe, en peligro de extinción. Lo habla una reducida
comunidad (95 según 2002 SIL) en la parte norte de la Sierra de Perijá, en el estado Zulia,
Venezuela. Japrería también se conoce como 'Yapreria'. El Japreria es un idioma de la
subrama costera del grupo Norte de la familia de idiomas caribes. El yukpa es la lengua caribe
más próxima. Pertenecen a la familia lingüística Caribe. Antiguamente se les llamaba
“motilones mansos”. Los Japreria son habitantes de la Sierra de Perijá y su Piedemonte. Viven
en las cuencas de cuatro ríos que surcan las estribaciones centrales de la Sierra, en territorios
colindantes con los de otras etnias que habitan la zona. Durante mucho tiempo fueron
considerados como un subgrupo o parcialidad de la etnia Yukpa, y ese es el tratamiento que
se les dio en el censo indígena de 1992. Sin embargo en la actualidad ellos mismos han
luchado, incluso ante las autoridades competentes, por reivindicarse como una etnia
diferenciada. Habitan en viviendas de un solo ambiente (varias familias), construidas en paja y
piso de tierra. No utilizan tatuajes, perforaciones en la piel ni otra práctica similar. De los
orígenes hay poca información. Se resistieron al dominio español, pero sin lucha son
descendientes de los caribe. En lo profundo de la sierra de Perijá, cerca de las cabeceras de
los ríos Lajas, Socuy y Palmar desarrollaron sus primeros asentamientos. Tal como sus
vecinos del sur, los baris, el pueblo de Japreria pasó mucho tiempo internado en el corazón de
la selva y fueron necesaria más de dos centurias para que pudieran conocerse tan solo
algunas versiones, no muy precisa, acerca de su existencia, sus costumbre y su cultura. En
cuanto a su ubicación es muy recóndita ha sido muy compleja, en la época colonial a los
españoles se le dificulto dar con este pueblo que nunca se caracterizó por tener una población
numerosa. Entre 1492 y 1690 los colonos y las misiones evangelizadoras que llegaron al
occidente de Venezuela no supieron la existencia de estos indígenas. La organización social y
la ubicación geográfica y los rasgos físicos de los Japreria han ayudado a establecer relación
entre estos pueblos. Entre las investigaciones se ha dado el del idioma Japreria e elemento
que ha hecho descartar varias teorías sobre el origen de esta etnia y su filiación a otro pueblo.
Según el Prof. Luis Oquendo, en un trabajo de investigación de la Universidad del Zulia
(2.004) desmintieron la filiación entre los Japrerias y los Yukpas, pues se diferencia por su
organización social y por su idioma. En su ensayo vibrante uvular y la aproximante labio dental
de la Lengua Japreria como cultura fonológica Oquendo cita informes del Ministerio de
Educación 1986 que todos los hablantes Yukpa se entienden entre sí salvo un pequeño grupo
llamado Japreria, y revierte esa teoría al probar que existen diferencia entre el yukpa y el
Japreria, que demuestra que no se trata de un mismo pueblo pues cada uno desarrollo un
sistema de expresión oral propio, con diferentes significado y representaciones simbólicas.
Según refiere Oquendo, los nativos de esta etnia son criadores de ganado vacuno y caprino
para el auto consumo. No se dedican a la cestería ni a la artesanía. Según Emilio Monsoyi,
refieren que los Japreria y los Yukpa son pueblos distintos con lenguas diferentes, ambas con
procedencia de la familia caribe.
Haciendo referencia, en el libro de los Pueblos indígenas Bari/ Japreria, que la etnia Japreria
quedó sumergido en las aguas de una represa, estas inundaciones planificada por los criollos,
lo convirtió en un pueblo errante a final del siglo XX y inicio del siglo XXI. La gran inundación
que borra del mapa a todo ser viviente no es para el pueblo Japreria un acontecimiento de
tiempo remoto. La represa una obra monumental para albergar 190.000 m3 de agua significa
un gran paso para la región pues garantiza el agua en todo el año. Pero los sucesivos
embates de las aguas de los ríos Palmar y Laja obligan al pueblo Japreria a emigrar en busca
de un nuevo sitio de asentamiento, ya que los mismo conviven en las riberas de los ríos. En
cuanto al marco legal hoy en día se refiere a los derechos de las comunidades indígenas
incluye a la inserción de la constitución Bolivariana de Venezuela. De un artículo que
establece que todas las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben
ser previamente acompañados. Por referencia del libro, dice que los productos agrícolas a los
que mayor importancia da la cultura Japreria son la yuca, el tabaco y el cambur. Entre las
proteínas que conforman su dieta destacan los monos, paujíes y lapas.
Del intercambio con la cultura criolla los Japreria han aprendido a criar ganado para el
consumo y la venta. También han modificado la estructura de su vivienda tradicional y se
registran la existencia de viviendas que responden el concepto criollo de la misma, es decir
existe una transculturización. El aislamiento lingüístico de los Japreria, aunado a su
aislamiento geográfico, pues han habitado en zonas recónditas de la sierra de Perijá. Se
registran poco contacto debido a su difícil acceso a la zona rural. El idioma de los Japreria de
raíces caribe y utilizados solo por ellos, fue un elementos clave para que hayan sido
reconocido como un pueblo de identidad propia, independiente de otro grupo de indígenas con
los cuales se le solía asociar. Todos los nativos de la cultura Japreria conocen y utilizan su
lengua originaria un alto porcentaje de ellos conocen y utilizan el castellano. Refiere Rita
González, cineasta, que Sáapreye…hijos de la caña brava narra las vivencias de una de las
cinco etnias originarias del estado Zulia. Sáapreye, en su idioma, llamada por los criollos
Japreria, es una etnia con un alto porcentaje de mestizaje y pérdida de valores culturales
propios. Hoy día un pequeño grupo con sólo 71 familias conforman la comunidad, pocos
indígenas Sáapreye son puros, se han mestizado y desconocen sus costumbres a pesar de
permanecer dentro de su mismo territorio. Los Sáapreye fueron esclavizados por otros
pueblos indígenas, desplazados por los colonos debido al valor de sus tierras y perseguidos
por los capuchinos para convertirlos al catolicismo. Mamá Shuta, una sabia anciana, sáapreye
pura, con más de 101 años de edad es una de las guardianes de la historia de los indígenas
Sáapreye. Responsable de atesorar la esencia étnica de esta comunidad. Los ojos de Mamá
Shuta nos cuentan la historia de los Sáapreye…hijos de la caña brava una historia de agresión
y persecución de hace más de 400 años. Conoceremos cómo el acercamiento con otras
etnias y culturas aíslan a los Sáapreye de su propia identidad; perdiendo parte de la esencia
ancestral depositada en su cultura. El nusáa (gente blanca), como ellos identifican a los
criollos, ha entrado en un espacio originario de los hermanos Sáapreyes, provocando un
cambio y desvío de sus costumbres, interfiriendo así en sus pensamientos, voces y acciones,
que por décadas han caracterizado a los pueblos indígenas como raíces de la venezolanidad.
Sáapreye…hijos de la caña brava es un documental que busca conocer a este pueblo
indígena que se encuentra condenado a un desvanecimiento étnico, la idea se encuentra
enfocada en crear conciencia ante los arrebatos vividos durante la imposición de una cultura
mucho más dominante, la cultura occidental.
Las enfermedades parasitarias representan un problema médico, económico y social,
afectando a todas las clases sociales, pero principalmente a los estratos socioeconómicos
más bajos. Para determinar la prevalencia de enteroparásitos en la comunidad indígena
Japrería, ubicada en la sierra de Perijá, Estado Zulia, Venezuela, se procesaron 191 muestras
fecales correspondientes a individuos de ambos sexos con edades comprendidas entre 1 mes
y 86 años. Las muestras fueron analizadas a través de los métodos coproparasitológico
directo y por la técnica de concentración formol-éter. Se encontró una elevada prevalencia de
enteroparásitos (82,20%) y un predominio del poliparasitismo (78,98%), con asociaciones
entre especies comensales y patógenas. No se observó diferencia significativa de
susceptibilidad entre la prevalencia de parásitos y el sexo (p>0,05). En cuanto al grupo etario,
el estrato más afectado resultó ser el de adultos jóvenes (20-39 años; 25,48%). Las especies
de protozoarios más frecuentes fueron Blastocystis hominis (46,07%), Entamoeba
coli (42,93%) y el complejo Entamoeba histolytica/Entamoeba dispar (34,03%). Entre
los helmintos, Ancylostomideos (30,89%), Ascaris lumbricoides (9,95%) e Hymenolepis
nana (4,19%) ocuparon los primeros lugares. La presencia incrementada de enteroparásitos
se relaciona con el escaso saneamiento ambiental en esta comunidad indígena, por lo que los
resultados avalan la importancia de diseñar programas de control específicos para disminuir
los factores condicionantes presentes, lo cual tendría impacto en el descenso de las
infecciones parasitarias.
Maquiritare o Yekuana[editar]
Los yekuanas son una de las etnias más numerosas del grupo caribe. Viven ante todo en el
Noreste del estado Amazonas y el Suroeste del Estado Bolívar.
Akawayo[editar]
Son un pueblo indígena suramericano de la familia de los Caribes. Son unas 6000 personas
distribuidas entre Guyana, Venezuela y Brasil.
Yabarana[editar]
Los pueblos indígenas Yabarana en Venezuela eran los más numerosos del Ventuari en el
municipio Manapiare del Estado Amazonas, actualmente es uno de los pueblos indígenas con
una población repartida en cinco comunidades mixtas que está en riesgo de desaparición.

Mapoyo[editar]
Este grupo Étnico se encuentra ubicado en el Municipio Autónomo Cedeño, del Estado
Bolívar. El 25 de noviembre de 2014 fue incluido en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Humanidad, en la lista de salvaguardia urgente y es la primera lengua indígena
venezolana declarada por la UNESCO.
Son un pueblo caribeño que originalmente procedente de la zona nor-oriental de Venezuela,
pero fueron desplazados de su zona a causa de la colonización española en América, hoy en
día existen, pero siendo una liga de yanomamis y waikas, los que todavía se mantienen
waikas son pocos y están esparcidos en el Estado Bolívar, Venezuela.
Pueblos yanomami[editar]
Los pueblos yanomami se hallan ante todo en la zona Este y Sur del estado Amazonas y en el
Suroeste del Estado Bolívar. Han sido uno de los grupos que mantuvieron un mayor
aislamiento respecto a los occidentales. En las últimas décadas han sufrido especialmente por
la penetración de mineros ilegales, traficantes y otros grupos foráneos.
Yanomami[editar]
Los yanomami habitan una zona entre Perú y Brasil. Empezaron a expandirse a finales del
siglo 6 en territorio de los maquiritares, pero han sufrido en las últimas décadas por la presión
demográfica de criollos en su territorio.

Vivienda yanomami.

Sanema[editar]

Joven de la etnia sanama.

Este grupo habita ante todo en el estado Bolívar de Venezuela, así como en la frontera con
Brasil.
Etnia chibcha[editar]
Se ubican mayormente en el Estado Zulia.[cita requerida]
Barí[editar]
Los barís se hallan en el Zulia en la frontera con Colombia, frente a la población de
Machiques.
Etnias Makú[editar]
Puinave[editar]
Los Puinave son un pueblo amerindio que habita en aldeas dispersas en la cuenca del río
Inírida en el departamento del Guainía y el oriente del departamento del Guaviare, al oriente
de Colombia y las fronteras con este país de Venezuela y Brasil. Ocupan una zona
transicional entre la selva amazónica y los Llanos de la Orinoquia.
Hoti[editar]
Habitan en el Amazonas venezolano. Su territorio se encuentra en el sudoccidente del estado
Bolívar, río Kaima, tributario del Cuchivero, municipio Cedeño, en la parroquia Ascensión
Farreras, donde hay 12 comunidades hoti; y al norte del estado Amazonas, municipio Atures,
donde hay 14 comunidades en la zona del caño Iguana, tributario del Asita, al occidente de la
Serranía de Uasadi, y en el río Parucito. .9
Etnias tupí[editar]
Etnias saliva[editar]
Mako[editar]
Es un pueblo indígena.
Saliva[editar]
Los saliva son un pueblo que vive entre Colombia y Venezuela. En Venezuela viven ante todo
en el estado Amazonas. Alexander von Humboldt los describió en su obra de los Viajes a las
Regiones Equinocciales.10
Wottuja-Piaroa[editar]
La población de piaroas se estima en unas 12.000 personas. Habitan ante todo en las orillas
del Orinoco,Municipio Autónomo Cedeño del estado Bolívar, y también en el Estado
Amazonas entre Venezuela y Colombia. La etimología de la palabra 'piaroa' aún es discutible.
El grupo se autodenomina wottuja o wottoja, que significa gente pacífica y calmada.
Etnias guahibas[editar]
Cuiva[editar]
El pueblo Cuiva pertenece a la familia lingüística Guajiba, que se denomina a sí mismo Jivi
(gente) en el territorio venezolano y Jivi Wamone (gente familia) en el territorio colombiano.
Habitan las sabanas limítrofes entre Venezuela y Colombia. En Venezuela se encuentran
localizados al suroeste de la región llanera del estado Apure, específicamente en la margen
derecha del alto Capanaparo, aproximadamente a unos 30 kilómetros del pueblo de Elorza, en
los asentamientos conocidos como Barranco Yopal y El Paso, desde donde se movilizan
constantemente recurriendo a la instalación de campamentos temporales que ubican entre la
región comprendida entre los ríos Capanaparo, Riecito, Meta, Cinaruco, Caribe, Arauca y la
población de Elorza (Coopens, 1975; Hurtado & Hill, 1987).
En territorio colombiano, los Cuiva están emplazados al noreste de la región llanera, en el
resguardo de Caño Mochuelo, ubicado en el departamento de Casanare, donde conviven con
miembros de otros grupos indígenas de la misma familia Guajibo, entre ellos los Amorua,
Sikauni y Yamaleros. La familia lingüística guahiba está compuesta por diversos subgrupos
lingüísticos que incluyen a los Sikuani, Cuiva, Yamalero o Guahibo playero. Maciguare,
Macaguan , Amorua y Sirupus. Tradicionalmente, los Cuiva utilizan como vivienda temporal la
casa indígena localizada en Cravo Norte, en el departamento del Arauca y mantienen
campamentos temporales en áreas adyacentes a los ríos Casanare, Ariporo y Meta (Coopens,
1975; Hurtado & Hill, 1987; Sumabila 1985, 2005).
La cosmología Cuiva explica el mundo a partir de tres horizontes superpuestos reflejo de su
mundo real: un nivel bajo (el agua), uno medio (la tierra), y uno alto (el cielo, las nubes). En
cada horizonte o nivel es posible la vida de los Cuiva, ya que se consiguen en estos, un
ambiente de sabana y un ambiente de río (arenales) con elementos de la flora y la fauna,
propios del llano. La Cuiva del “otro mundo” no incluye ningún lugar distinto al reino del “cielo,
de la abundancia y la felicidad”, tal como podría ser el purgatorio o el infierno para los
católicos. Se refieren a su origen y a su territorio ―en conjunto con el de algunos pueblos
indígenas vecinos― como un lugar geográfico específico procedente de debajo de la tierra y
donde un grupo de ellos, viven lejos del lugar donde tuvieron origen, apremiados por la
migración y la presencia de los criollos en su territorio (Sumabila 1985, 2005).
Aunque los Cuiva, al igual que los Pumé, han sido afectados por la expansión criolla y por
diversos programas gubernamentales mal implementados, hasta el presente, se han
mantenido como cazadores y recolectores. En el año 2001 la población Cuiva alcanzaba a
1050 personas, 450 en territorio venezolano y 600 en Colombia. El crecimiento demográfico
de este grupo étnico se ha visto afectado en los últimos 30 años por una serie de
enfermedades asociadas a las nuevas condiciones de vida impuestas a través del proceso
forzado de sedentarización al que ha sido sometido (Coopens, 1975; Hurtado & Hill, 1987;
INE, 2001; Sumabila 1985, 2005). Así mismo, estos factores han incidido en que parte de su
población, trabaje como mano de obra agrícola en hatos criollos, pasando a formar parte de
una población en condiciones de pobreza en el ámbito rural, lo que ha traído como
consecuencia, el desmejoramiento de su calidad de vida (Hurtado & Hill, 1987; Sumabila
1985, 2005).
Es conocida la situación de persecución y racismo sufrido por los Cuiva durante décadas de
parte de la población criolla, sustentada en un infortunado interés por las tierras ocupadas
ancestralmente por este pueblo indígena, junto a los Pumé (Yaruro) y los Jivi (Guajibo). Son
frecuentes los testimonios que narran cómo los Cuiva, en los dos siglos pasados, fueron
objeto de masacres llevadas a cabo por colonos, actividad conocida como Guajibear o Cuivear
(cazar Guajibos o Cuivas) y común por largo tiempo en esta zona. Tristemente célebre fue la
matanza del pueblo Cuiva acaecida en el hato de la Rubiera en 1967, más adelante siguieron
siendo masacrados por los dueños de hatos y peones criollos, sin que las autoridades locales
y nacionales, se inmutaran ante este hecho (Mosonyi & Jackson, 1990; Sumabila, 2005).
Etnias sin conexión lingüística conocida[editar]
Hay diversos pueblos cuyos idiomas son clasificados como aislados por no estar
emparentados con ningún otro idioma conocido.
Waraos[editar]

Mujeres waraos del municipio Antonio Díaz muestran cestería típica de su región.

Los waraos son, después de los wayúus, la segunda etnia más numerosa de Venezuela.
Habitan ante todo el Delta del Orinoco y zonas cercanas en la costa. Son expertos en el uso
de las canoas. Están muy bien adaptados a la vida en los manglares. Humboldt contaba que
los guaiqueríes de Margarita decían que sus antepasados hablaban una forma de warao.
Waikerí[editar]
Este pueblo, ahora extinto, habitaba la isla de Margarita y las costas de lo que ahora es Sucre.
Pumé[editar]
Los yaruro o pumé habitan a orillas del Orinoco y sus tributarios, ante todo en el centro y
oriente del estado Apure. Su número se estima en unos 5500 individuos.
Sapé[editar]
En 2008 se encontraron unos pocos Sapé de edad avanzada. El Sapé es uno de los más
pobremente atestiguado idiomas existentes en América del sur, y puede ser una lengua
aislada. Hoy, sin embargo, no hay datos lingüística sobre la lengua. También se les puede
decir, que son un grupo indígena guajiro del estado Bolívar.
Uruak[editar]
Los uruak, arutani (otros nombres: aoaqui, auake, auaqué, awake, oewaku, orotani, urutani)
Habitan en la zona de Roraima y límites con Brasil. Hay solo un par de docenas de ellos. La
mayoría se ha mezclado con las etnias pemonas o nianames.
Pueblos jirajaras[editar]
Jirafa[editar]
Habitaban en Siquisique, Baragua, las vertientes al sur de Barquisimeto y Yacambu; Sabana
de Guache, Cerro Blanco, El Degredo y proximidades de Sanare. Eran agricultores, artesanos
y cazadores. Su estructura social se conformaba por cacicazgos, consejo de ancianos y la
tribu. Su estructura política se conformaba por el cacique, el chamán y la tribu. En cuanto a
manifestaciones culturales eran politeístas. Las lenguas jirajaranas o jirajiranas son un grupo
de lenguas extintas que se hablaban en el oeste de Venezuela, en las regiones de Falcón y
Lara. Se cree que todas las lenguas se extinguieron a principios del siglo XX.

Historia de los pueblos originarios de Venezuela[editar]


Se habla de los siguientes períodos arqueológicos:

 Período paleoindio 15000 a. C. - 5000 a. C.


 Período mesoindio: 5000 a. C. - 1000 a. C.
 Período neoindio: 1000 a. C. - 1498
 Período indohispano: desde 1499 hasta la actualidad.
Prehistoria[editar]
El territorio actualmente conocido como Venezuela ya estaba habitado hace más de 10
milenios.
Alrededor del primer milenio después de Cristo, migraciones del Orinoco, quizás por vía de El
Pao, comenzaron a llegar a la zona del lago de Tacarigua.11
El primer encuentro entre los conquistadores europeos y los indígenas se produjo en 1498.
Época colonial[editar]
Conquista de Venezuela[editar]
Artículo principal: Conquista de Venezuela
Según una hipótesis, la primera vista de los palafitos en la laguna de Sinamaica en 1498 les
habría dado a los europeos la inspiración para llamar a esas tierras "Venezuela", o Pequeña
Venecia.

Palafitos muy frecuentes en la zona del Zulia (Laguna de Sinamaica) y el Delta del Orinoco

Ambrosius Ehinger (o Alfinger), conquistador de la casa de los Welser parte de Coro en


agosto de 1529 hacia el lago de Maracaibo. Allí lucha contra los Coquibacoas y
funda Maracaibo.
En las primeras décadas del siglo XVI los europeos obligan a los indígenas de la zona de
Margarita a submergirse en mar para extraer perlas. El fraile Bartolomé de las
Casas escribe: “Obligaban a los indígenas a sacar perlas de la manera más cruel... No hay
peor suplicio infernal que se le pueda comparar... Los metían a la mar a cinco brazas de
hondo desde la mañana hasta ponerse el sol. Si tratan de descansar los apuñalan. En pocos
días mueren sangrando por la boca o los devoran los tiburones. La mayoría prefería morir
ahogado antes de continuar el suplicio... Un barco puede viajar desde esta isla hasta la
Española, guiándose sólo por los cuerpos despedazados de indios que flotan en el mar”.
En Venezuela se establecen las encomiendas desde muy temprano.
Cuando los europeos llegan a la zona de Coro, encuentran allí al grupo arawaco de los
caquetíos. El explorador alemán Nicolás Federmann de la casa Welser de Augsburgo sale
de Coro el 12 de septiembre de 1530 en una expedición hacia el Sur y pasa por territorios de
los jirajaras, ayamanes y guayones.
Los españoles descubrieron oro en los alrededores de Los Teques en 1559 y de allí deciden
poblar el área. Desde 1560 hasta 1570 tiene lugar una serie de batallas entre europeos e
indígenas que fueron llevando al sometimiento de las Primeras Naciones.
El historiador Oviedo y Baños narra de que indios caribes atacaron la ciudad de Valencia y
zonas cercanas durante muchas décadas.
Siglo XVII[editar]
Hacia el 1620, cuando se funda Quíbor, los pobladores de la zona son ante todos personas de
las etnias gayones, ajaguas, camagos, coyones, caquetíos y jirajaras.
En la segunda mitad del siglo XVII los colonizadores europeos comienzan a desplazar a los
indios que habitaban lo que es hoy en día el Sur de Valencia. Algunos de estos fundan el
pueblo de San Diego.
Desde 1558 hasta 1628 los indios nirguas y jirajaras oponen resistencia a los colonos que se
van estableciendo en lo que es hoy día Bejuma y Montalbán, al oeste de Valencia.
Nueva Andalucía en 1653.

El padre Francisco de Pamplona comienza a integrar a los indios chaimas en la colonia a


partir de la mitad del siglo XVII.
En 1681 y 1697 los indios caribes libres organizan ataques a las misiones católicas de pueblos
chaimas.
La conquista produjo cambios significativos en la estructura social, económica, religiosa,
cultural y política de los aborígenes. Muchos de los grupos que habitaban este territorio a la
llegada de los europeos, perdieron su independencia, quedando sometidos bajo condición
de esclavos o vasallos de la corona. La mayoría de estos indígenas perecieron como
consecuencia de las guerras, del trabajo forzado y de las enfermedades. Otros huyeron hacia
regiones inaccesibles fuera del alcance de los conquistadores, ocupando algunas áreas
selváticas.[cita requerida] Por otro lado, estos indígenas fueron desapareciendo como etnia al
iniciarse el proceso de mestizaje con españoles y negros.
Siglos XVIII y XIX[editar]
Los misioneros católicos y los conquistadores comienzan a penetrar en regiones al sur del río
Orinoco ante todo a partir del siglo XVIII, cuando primero los jesuítas y luego los capuchinos
establecen misiones a lo largo del Orinoco y en Guayana.
Los indios caribes opusieron resistencia hasta comienzos de la segunda mitad del siglo XVIII.
En 1720 se produce una nueva serie de ataques de caribes libres a misiones en la Nueva
Andalusía.
Entre 1799 y 1800 Alexander von Humboldt realiza numerosas observaciones sobre los
pueblos indígenas de Venezuela, observaciones que quedan plasmadas en sus Viajes a las
Regiones Equinocciales.12 Humboldt refiere que en la zona de los valles de Aragua aún hay
para 1800 unos 5000 indígenas registrados y que la mayoría se concentra
en Turmero y Guacara. Ya estos ya no hablan sus idiomas ancestrales. La mayoría de la
población en esa región es mestiza.
Alexander von Humboldt calcula que de un millón de habitantes que tenía la capitanía de
Venezuela apenas una novena parte era india pura.
Siglos XX y XXI[editar]
A partir del siglo XX las etnias venezolanas se han visto particularmente afectadas por la
penetración en su territorio de mineros ilegales, la continuada ocupación de sus tierras y la
presencia de grupos guerrilleros y paramilitares.
De acuerdo con Esteban Emilio Monsonyi, los otomacos desaparecieron como grupo étnico
distinguible a comienzos del siglo XX.
La Constitución de 1999 establece que los idiomas indígenas son idiomas co-oficiales de la
República Bolivariana de Venezuela. La misma constitución establece que los pueblos
indígenas tendrán un número reservado de 3 representantes en la Asamblea Nacional de
Venezuela.
En las últimas décadas se han realizado esfuerzos para alfabetizar a diversas etnias
indígenas. Diversos etnólogos y lingüistas han trabajado en la preparación de libros de
alfabetización y en la producción de diccionarios para las comunidades indígenas y para los
estudiosos de estos idiomas.
Tierras indígenas[editar]
Desde hace tiempo los indígenas piden la demarcación de territorios indígenas protegidos,
pero hasta ahora no se ha cumplido con esta demanda. Recién en 2009 el gobierno entregó
títulos de propiedad a indígenas yukpas por 41600 hectáreas en el Zulia para 3 comunidades
de 500 personas. Esto aún no resuelve la determinación del territorio para la comunidad en sí,
que es de 10 mil indígenas.13
Situación actual[editar]
La situación de muchos indígenas es precaria. Una pobreza extrema y una alta mortalidad, así
como una penetración en sus zonas tradicionales de grupos foráneos, así como la minería
parecen destinar a la desaparición de varias etnias, en especial las del Amazonas. Muchos
grupos se han asimilado a la población mestiza, como los Wayúu, que aunque están
integrados parcialmente en el sistema social, conservan su condición de miseria. Muchos
saben español para poderse comunicar con el resto de la población.
La constitución de 1999 en su capítulo VIII "De los Derechos de los pueblos indígenas"
(artículos del 119 al 126) le ha dado por primera vez derechos a este colectivo, aunque los
aborígenes de las tierras venezolanas no han podido poner en práctica a plenitud sus
derechos debido a la supervivencia de un sistema social clasista heredero de la época colonial
española.
Sus culturas están basadas básicamente en agricultura, caza, pesca y recolección.

Sociedad agrícola[editar]
La sociedad agrícola corresponde al periodo de tiempo caracterizado por la exclusiva
dependencia económica de productos agrícolas. De allí surge un modelo económico en donde
se esbozan los elementos tierra, trabajo y capital como fundamentales para el desarrollo de la
economía de un pueblo. Bajo este modelo económico existen diferentes actores como son los
terratenientes, los campesinos, los exportadores y distribuidores. Cada uno con papeles
diferentes y con un estatus marcado por el ingreso obtenido.
En una sociedad como la actual, la materia prima representa un porcentaje de la cadena de
producción, tal vez el que menos valor posee y el que más esfuerzo genera. Es la ciencia y la
aplicación de conocimientos los que dan un valor agregado a esa materia prima, por ello, ser
país netamente agrícola en el mundo de hoy trae como consecuencia bajos niveles de calidad
de vida y una posición marginal y poco o nada competitiva frente a los demás países.
Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela
Capítulo VIII - De los Derechos de los Pueblos Indígenas Artículo 119 °

 Artículo 119
 Artículo 120
 Artículo 121
 Artículo 122
 Artículo 123
 Artículo 124
 Artículo 125
 Artículo 126

 Artículo 119 El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y


comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus
culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y
derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente
ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de
vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de los
pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad
colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles,
inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta
Constitución y en la ley.

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 Artículo 120 El aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats


indígenas por parte del Estado se hará sin lesionar la integridad cultural,
social y económica de los mismos e, igualmente, está sujeto a previa
información y consulta a las comunidades indígenas respectivas. Los
beneficios de este aprovechamiento por parte de los pueblos indígenas
están sujetos a esta Constitución y a la ley.

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 Artículo 121 Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y


desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores,
espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto. El Estado fomentará la
valoración y difusión de las manifestaciones culturales de los pueblos
indígenas, los cuales tienen derecho a una educación propia y a un régimen
educativo de carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus
particularidades socioculturales, valores y tradiciones.

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 Artículo 122 Los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral
que considere sus prácticas y culturas. El Estado reconocerá su medicina
tradicional y las terapias complementarias, con sujeción a principios
bioéticos.

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 Artículo 123 Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y promover


sus propias prácticas económicas basadas en la reciprocidad, la solidaridad
y el intercambio; sus actividades productivas tradicionales, su participación
en la economía nacional y a definir sus prioridades. Los pueblos indígenas
tienen derecho a servicios de formación profesional y a participar en la
elaboración, ejecución y gestión de programas específicos de capacitación,
servicios de asistencia técnica y financiera que fortalezcan sus actividades
económicas en el marco del desarrollo local sustentable. El Estado
garantizará a los trabajadores y trabajadoras pertenecientes a los pueblos
indígenas el goce de los derechos que confiere la legislación laboral.

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 Artículo 124 Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los


conocimientos, tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas. Toda
actividad relacionada con los recursos genéticos y los conocimientos
asociados a los mismos perseguirán beneficios colectivos. Se prohíbe el
registro de patentes sobre estos recursos y conocimientos ancestrales.

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 Artículo 125 Los pueblos indígenas tienen derecho a la participación


política. El Estado garantizará la representación indígena en la Asamblea
Nacional y en los cuerpos deliberantes de las entidades federales y locales
con población indígena, conforme a la ley.

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 Artículo 126 Los pueblos indígenas, como culturas de raíces ancestrales,


forman parte de la Nación, del Estado y del pueblo venezolano como único,
soberano e indivisible. De conformidad con esta Constitución tienen el
deber de salvaguardar la integridad y la soberanía nacional. El término
pueblo no podrá interpretarse en esta Constitución en el sentido que se le
da en el derecho internacional.
Demarcacion Territorial
Demarcación y Organización del Territorio
La ley define a la demarcación territorial, como el proceso
técnico geográfico el cual organiza el territorio a partir de la
definición y delimitación de las circunscripciones político-
administrativas a nivel nacional. Esta ley es aprobada por el
congreso, a propuesta del poder ejecutivo.
Tiene como objetivo definir circunscripciones territoriales a
nivel distrital, provincial y departamental, que garanticen el
ejercicio del gobierno y la administración, y que faciliten la
conformación de las regiones y la falta de límites.
La Demarcación de Tierras Indígenas en Venezuela

Hortensia Caballero Arias

Antropóloga, UCV; Maestría en Historia de Venezuela, USM; y doctorado en


Antropología, Universidad de Arizona. Investigadora Asociada en el Centro de
Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Áreas de
investigación: políticas de identidad, antropología del desarrollo, y antropología política
e histórica entre poblaciones indígenas del Amazonas venezolano, fundamentalmente
los Yanomami y entre comunidades afrodescendientes de
Barlovento. Venezuela. hcaballe@gmail.com

Resumen

El presente trabajo analiza las diferentes políticas territoriales establecidas por el


Estado venezolano desde un enfoque histórico-jurídico, y en particular examina los
actuales procesos de demarcación y titulación de tierras y hábitats indígenas. Para una
comprensión de esta nueva forma de territorialización indígena se examinan los
aspectos institucionales e instrumentales de la demarcación, las implicaciones prácticas
que tienen el uso de ciertos conceptos en las disposiciones territoriales, las dificultades
técnicas que han surgido, y el papel de la antropología en la asistencia de este
proceso. A pesar de que existe un marco jurídico que respalda plenamente los
derechos indígenas en Venezuela, aún hay discrepancias entre el discurso del Estado
en materia indígena y el otorgamiento real de títulos colectivos de tierra.

Palabras clave: Tierras Indígenas, Demarcación, Venezuela.

The Demarcation of Indigenous Lands in Venezuela

Abstract

This article analyzes, from a legal and historical perspective, the different territorial
policies pursued by the Venezuelan State, paying particular attention to the current
process of indigenous land and habitat demarcation. For an understanding of this new
form of indigenous territorialization, the author examines the institutional and
instrumental aspects of the land demarcation, the practical implications of certain
concepts related to territorial dispositions, the technical difficulties that have emerged
with these procedures, and the role of anthropology in assisting this process. In spite
of the current legal framework backing indigenous rights in Venezuela, there is still an
enormous distance between the State’ s discourse on indigenous questions and the
effective granting of the collective land titles which the discourse promises.

Key Words: Indigenous Lands, Territorial Demarcation, Venezuela.

Introducción

El fin del siglo XX ha marcado una importante etapa para los pueblos indígenas en
América Latina al abrirse un compás de alternativas y de reconocimientos por parte de
los Estados-nación hacia estos grupos étnicos. En estos últimos años, los indígenas
han emprendido procesos significativos de revitalización cultural frente a las
sociedades nacionales. Éstos se han caracterizado, entre otros, por el resurgimiento de
los movimientos sociales indígenas que claman sus derechos y reivindicaciones como
pueblos originarios, la participación directa de representantes indígenas en espacios
políticos regionales y nacionales, y los procesos de reindianización de comunidades que
habían perdido o simplemente disimulado sus identidades étnicas ante la
neocolonización. Al mismo tiempo, estas acciones indígenas, con el apoyo de ONG y
profesionales de diferentes áreas, han creado espacios de discusión para fomentar
transformaciones en materia de derechos humanos en las esferas internacionales y
nacionales. Estos cambios son evidentes en las instancias jurídicas de organismos
internacionales como la ONU y la OEA, y en diversas Constituciones nacionales que
explícitamente reconocen los derechos indígenas. Aunque la cuestión indígena es única
en cada país de acuerdo con su población y diversidad étnica, sistemas políticos
nacionales y representaciones sociales que se han construido sobre los indígenas en
cada nación, el caso de Venezuela forma parte, indiscutiblemente, de este
resurgimiento indiano de corte étnico-jurídico ocurrido en los últimos quince años en
Latinoamérica.

Un elemento central en este proceso de reivindicación de los derechos indígenas tiene


que ver con el reconocimiento del uso y disfrute de los hábitat y tierras que ancestral y
tradicionalmente ocupan los indígenas. Este trabajo analiza, por lo tanto, los actuales
procesos de demarcación territorial indígenas en el marco de las políticas del Estado-
nación venezolano. Es innegable que existe una relación directa entre la continuidad
cultural de los pueblos indígena y el uso y manejo de sus territorios (Anaya, 1996;
Colchester et al., 2001), pero también es cierto que esta correlación ha estado
determinada por las políticas, regulaciones y acciones implementadas por el Estado
hacia los pueblos indígenas que han habitado y habitan el territorio nacional.

Partimos de la idea de que, en los actuales procesos de demarcación de tierras que se


llevan a cabo en Venezuela, los indígenas experimentan diferentes formas de
territorialización que los lleva a reconceptuar sus espacios territoriales, identidades
étnicas y pasado histórico. Por formas de territorialización me refiero tanto al
ordenamiento territorial desde el punto de vista político-administrativo establecido por
las instituciones del Estado en áreas indígenas, como a las representaciones cotidianas
y simbólicas que los mismos indígenas revelan y expresan sobre sus hábitat y tierras
ocupadas como resultado de los efectos de esas políticas territoriales (Caballero Arias y
Cardozo, en prensa).

El propósito de este ensayo es examinar y comparar las diferentes políticas territoriales


establecidas por el Estado venezolano desde una perspectiva histórico-jurídica y en
particular analizar los actuales procesos de demarcación y titulación de tierras y
hábitat indígenas. Para ello, describimos y consideramos los aspectos instrumentales,
institucionales y burocráticos que rigen el proceso de demarcación territorial; las
implicaciones que tiene el uso de ciertos conceptos y definiciones en las disposiciones
territoriales actuales; y el papel de la antropología en el respaldo y asistencia a este
proceso. Asimismo, se presenta una síntesis de los problemas más importantes que ha
tenido la demarcación de tierras indígenas.

Tenencia de la tierra indígena: aspectos históricos y legales

Desde la llegada de los europeos a América, los pueblos indígenas han estado
amenazados por los procesos de colonización cultural y la usurpación y control de sus
territorios. A fin de reglamentar y organizar las áreas que ocupaban tradicionalmente
los indígenas, la Colonia instituyó diferentes formas de disposición territorial como las
encomiendas, las reducciones y los pueblos de indios, entre otras, que dependían de
las directrices de la Corona española.

En la Venezuela colonial, además de estas figuras jurídicas territoriales como la


encomienda que se mantuvo hasta 1718 (Arcila Farías, 1966), los resguardos
indígenas constituyeron una de las formas de tenencia de la tierra que más influyeron
en el ordenamiento territorial de las poblaciones nativas. Los resguardos eran
porciones de tierras colectivas concedidas a las comunidades indígenas por el rey para
su uso y aprovechamiento. La Corona confería la posesión de tierras comunales a los
indios, quienes estaban bajo su tutela en una suerte de adjudicación de títulos de
tierras que tenían la propiedad de ser inalienables, es decir, tierras que no podían ser
vendidas o traspasadas a otros. Esta figura de propiedad comunitaria indígena, que
predominó sobre todo en el siglo XVIII, resultó ser objeto de controversia entre la
metrópolis y los colonizadores y criollos, quienes argumentaban que estas extensiones
de tierras no eran adecuadamente aprovechadas por esos indígenas. A pesar de que
para fines del siglo XVIII se habían constituido en Venezuela cerca de trescientos
comunidades indígenas o resguardos (Arcila Farías, 1968), lo cierto es que muchas de
estas tierras fueron luego usurpadas en el oriente y occidente del país por los
colonizadores (Amodio, 2005; cf. Martínez Guarda, 1982; Samudio, 1992/1993), con
lo cual se daba una disociación entre lo establecido legalmente en los resguardos y lo
que sucedía en la realidad con las comunidades indígenas.

El proceso independentista en Venezuela generó cambios importantes en la tenencia


de la tierra indígena y sus formas de territorialización. Desde los inicios de la
conformación de la República hasta principios del siglo XX, el nuevo Estado-nación a
través de leyes y reformas constitucionales fue derogando los resguardos indígenas en
el país. Esta figura de propiedad territorial colectiva así como las Leyes de Indias eran
vistas como vestigios de los cánones coloniales que perjudicaban a los indígenas y
contradecían los principios de libertad individual, igualdad y ciudadanía que
proclamaban los emancipadores para todos los pobladores. En este período
republicano, varios instrumentos jurídicos hacen alusión a la necesidad de la disolución
de los resguardos y la repartición individual de tierras (Pérez Vila, 1988). Cabe
mencionar entre ellos la Constitución Federal de la Primera República de 1811, la Ley
del Congreso de la Gran Colombia de 1821, y las leyes subsiguientes del 2 de abril de
1836 y la del 7 de abril de 1838 (cf. Armellada, 1977).

A pesar de que estas leyes insistían en la derogación de los resguardos, estas políticas
territoriales fueron difíciles de implementar debido a problemas administrativos y a la
misma resistencia indígena a entregar sus tierras comunales para su repartición. Es
durante la presidencia de Guzmán Blanco que la propuesta de extinguir los resguardos
indígenas cobra nuevamente relevancia. Ésta, entre las muchas políticas establecidas
en ese periodo, permitiría aplicar los proyectos económicos liberales y reorganizar de
manera más centralizada la nación. Así, la Ley del 2 de junio de 1882 sobre Reducción,
Civilización y Resguardo establecía la derogación definitiva de los resguardos indígenas
con excepción de las comunidades indígenas que existían en los Territorios Amazonas,
Alto Orinoco y la Guajira, que serían administradas por el Ejecutivo Federal. También
planteaba que con la incorporación voluntaria de los indígenas a una “ vida
civilizada” , se les otorgaría hasta un perímetro de veinticinco hectáreas de tierras
baldías. Al reconocer como indígenas sólo a aquellos asentados en zonas fronterizas,
las tierras y las identidades indígenas comenzaban a ser posicionadas por el Estado en
función de una territorialización confinada y limítrofe. Posteriormente, la Ley sobre
Protección y Civilización de 1884, flexibilizó un poco la derogación de los resguardos
(Coppens, 1971), y determinó que los indígenas tendrían un plazo de dos años para
demostrar la ocupación de sus tierras; de lo contrario éstas serían consideradas como
tierras baldías (artículo 4, ver Armellada, 1977). Esta ley reconocería que las
comunidades indígenas seguían siendo las dueñas de sus respectivos resguardos,
siempre y cuando procedieran “ irremisiblemente a su división como propiedades de
ellos” . Aunque esta legislación instituía la legitimación de la propiedad individual,
también permitió que algunas comunidades indígenas ratificaran su ocupación en estos
territorios y reterritorializaran las áreas ya ocupadas por ellos. La ley de 1904 confirma
esta disposición de otorgar a los indígenas la posibilidad de formalizar la propiedad
individual de la tierra, pero esta vez sin límite de tiempo (Coppens, 1971). En todo
caso, aunque estas leyes buscaban si no la desaparición total al menos la división de
los resguardos indígenas, es cierto que muchas comunidades indígenas no solicitaron la
repartición territorial ni legalizaron estas propiedades individuales usufructuándolas de manera
colectiva.

Otras medidas legales subsiguientes planteaban la necesidad de formalizar la


propiedad individual de las extintas reducciones indígenas como la Ley de Tierras
Baldías y Ejidos de 1910, la de 1911 y la de 1936, que establecían ciertos lapsos para
hacer la solicitud. Al no legalizar esas tierras como propiedad individual pasarían a ser
ejidos administrados por el Estado. La disolución de los resguardos como propiedad
comunal generó, por lo tanto, la desintegración cultural y la desterritorialización de
muchas comunidades indígenas sobre todo en la región centro-occidental y norte-
costera del país al ser estas usurpadas y apropiada por terceros. Hasta aquí vemos
entonces que los tipos de tenencia de tierra en áreas indígenas contempladas por la
legislación nacional eran: las propiedades individuales indígenas y lo que quedaba de
cinco comunidades indígenas resguardadas 1; todo lo demás correspondía a las
categorías de ejidos (regidos por ordenanzas municipales) y tierras baldías, en donde
habitaban los indígenas de Amazonas, Alto Orinoco y la Guajira en la periferia del país.

Estos grupos indígenas fronterizos que ocupaban tierras baldías quedaron luego bajo la
tutela y adoctrinamiento de varias órdenes religiosas de acuerdo con lo establecido en
la Ley de Misiones de 1915 y su reglamento de 1921 2. El Estado concedió a los
misioneros católicos (capuchinos y salesianos) la tarea de reducir, evangelizar y educar
a los indígenas que debían incorporarse progresivamente a la vida ciudadana. Aunque
el Estado venezolano no otorgó, vendió o repartió tierras indígenas entre las misiones
religiosas, si les delegó a los vicariatos apostólicos, de acuerdo con sendas
resoluciones oficiales, la jurisdicción para el control y regulación administrativa de
estos territorios habitados por los indígenas. Con la concesión administrativa de estas
zonas fronterizas, la vida indígena y el uso de sus territorios iban a depender de las
decisiones y normativas misioneras.

La legislación venezolana vuelve a considerar el derecho colectivo de los indígenas


sobre sus tierras con la Ley de Reforma Agraria de 1960. El artículo 2, apartado [d]
señalaba que el Estado:

Garantiza y reconoce a la población indígena que de hecho guarde el estado comunal o


de familia extensa, sin menoscabo del derecho que le corresponde como venezolanos,
de acuerdo con los apartes anteriores, el derecho de disfrutar de las tierras, bosques y
aguas que ocupen o les pertenezcan en los lugares donde habitualmente moran, sin
perjuicio de su incorporación a la vida nacional conforme a ésta u otras Leyes.

Esta ley se articula luego con el muy citado artículo 77, cláusula 2, de la Constitución
nacional de 1961, el cual de manera general establece que:

El Estado propenderá a mejorar las condiciones de vida de la población campesina. La


Ley establecerá el régimen de excepción que requiera la protección de comunidades
indígenas y su incorporación progresiva a la vida de la nación.

Vemos entonces que estos instrumentos legales reconocen la existencia de las


comunidades indígenas y su derecho a usufructuar colectivamente las tierras que han
ocupado con anterioridad, aunque también establecen la incorporación paulatina de
estas comunidades a la sociedad nacional por medio de una campesinización de los
indígenas. Aun cuando la Ley de Reforma Agraria consideró luego la dotación de tierras
baldías a los indígenas, éstos debían demostrar su ocupación continua durante al
menos diez años y el aprovechamiento efectivo de esas tierras. El Instituto Agrario
Nacional creado en 1971 tuvo como objetivo el de garantizar a los grupos étnicos
minoritarios el derecho sobre sus tierras mediante el programa de dotación de tierras.
Este instituto llegó a otorgar 142 títulos provisionales en siete estados del país entre
1972 y 1993 (cuadro 1), pero muy pocos pasaron a ser títulos definitivos como lo
estipulaba la ley3. Al mismo tiempo, la Constitución nacional era lo bastante ambigua
con su régimen de excepción para que cualquier política o programa se aplicara entre
los indígenas, tal como sucedió con los proyectos de desarrollo de La Conquista del Sur
(1969-1974) y con las invasiones de tierras piaroa por parte de ganaderos en el valle
de Guanay en Amazonas (Clarac, 1986).

Cuadro 1.

Títulos otorgados por el programa de dotación de tierras del IAN según grupo
indígena y extensiones de tierras (1972-1993)

No. de No. de
Superficie
Tipo de Grupo
Entidad dotada
dotaciones Indígena Comunidade Familia
(hectáreas)
s s
Amazonas 95 Títulos Baniva 6 82 22.800
provisionales/ Bare 2 29 14.000
Curripaco 7 87 98.600
7 Guahibo 33 598 153.030
Autorizaciones Guaraquena 1 30 40.000
de uso, goce y
Maco 4 59 13.000
disfrute
Piapoco 2 57 3.850
Piaroa 27 607 223.645
Puinabe 5 67 18.500
Yanomami 1 17 10.000
Ye'Kuana 8 179 215.000
Yeral 4 30 102.000
Saliva/Guahi-
bo/criollo 1 16 1.516
Criollo/Mapoy
o y Piapoco 1 46 10.000
9 Títulos
provicionales/
Anzoáteg
1 definitivo/
ui
Reconoc. de
títulos
coloniales Kariña 12 754 23.146
3 Títulos
Provisionales/
Pume 22 168 214.094
3 definitivos/
Apure
1 provisional
intercomunitari
o/ 1 definitivo
intercomunitari
o Cuiva 3 78 9.893.75
15 Títulos Kariña 2 60 10.154
Provisionales/ Mapoyo 1 19 45.000
Panare 1 50 14.400
6 definitivos/
Pemon 12 527 111.554
Bolívar
1 provisional
intercomunitari
o/ 1 definitivo
intercomunitari
o Piaroa 6 225 100.000
Delta 3 Títulos
Amacuro Provisionales Warao 3 62 3.060
3 Títulos
Monagas
Provisionales Warao 3 93 3.500
No
Catastro a dos
Sucre reportad
comunidades
No reportado 2 o No reportado
14 Títulos
Zulia Provisionales y
catastros Yucpa 14 302 36.872
142 Títulos
Totales Provisionales y 1.497.614,7
12 Definitivos 22 183 4242 5

Fuente: Elaborado en base a los datos recopilados por Cooperativa Makunaima, 2005.

Otra figura jurídica de control y manejo de tierras fueron las áreas protegidas
decretadas por el Estado y administradas por el Ministerio del Ambiente y de los
Recursos Naturales, sobre todo a finales de los años 70. El objetivo principal de estas
zonas protegidas, denominadas áreas bajo régimen de administración especial
(Abraes), era conservar los recursos naturales existentes a través de figuras como
parques nacionales, monumentos naturales, reservas forestales, zonas protectoras,
etc. Sin embargo, muchas de estas áreas protegidas se instauraron y sobrepusieron en
zonas habitadas por población indígena, particularmente en los estados Bolívar y
Amazonas. Esto trajo varios inconvenientes, entre ellos: discrepancias entre lo
establecido en la normativa de las Abraes para proteger el ambiente y la presencia y
usufructo de las tierras por parte de los indígenas; las áreas protegidas no reconocían
las formas tradicionales indígenas de uso y manejo de los recursos; y, al decretarse
estas figuras, los indígenas no tendrían posibilidad de solicitar títulos de propiedad
colectiva. En 1991, el Estado decreta además dos Reservas de Biosfera la del Alto
Orinoco-Casiquiare y la del Delta del Orinoco. Aunque esta figura contempla la
presencia de población indígena, el Ministerio del Ambiente no llegó a elaborar sus
planes y reglamentos de uso. Por lo tanto, estas políticas territoriales de corte
ambiental y conservacionista apenas consideraron la existencia y la participación de
grupos indígenas en el manejo de estas áreas protegidas; y en algunos casos se ha
argumentado que han servido incluso como escenarios para la invasión minera.

Instrumentos jurídicos recientes en la demarcación de tierras indígenas

Los pueblos indígenas en Venezuela experimentan actualmente un momento


excepcional en cuanto al reconocimiento de sus derechos a través de la promulgación
de diferentes instrumentos legales. Aunque este nuevo ordenamiento jurídico ha sido
ampliamente analizado (Bello, 2005; Colmenares, 2001; Mansutti, 2000),
consideramos necesario hacer un resumen de estas leyes en el contexto de la
demarcación de tierras indígenas. La Asamblea Nacional Constituyente proclamó la
nueva Constitución nacional de la ahora República Bolivariana de Venezuela en 1999,
que incluyó explícitamente el capítulo VIII sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Luego del escueto contenido del ya mencionado artículo 77 de la Constitución nacional
de 1961, el cual determinó por más de treinta años las políticas indigenistas en el país,
los derechos de los pueblos indígenas pasan a ser reconocidos oficialmente en la nueva
constitución en sus artículos del 119 al 126, (CRBV, 1999), y se abre una oportunidad
sin precedentes para el empoderamiento de los pueblos indígenas.

Esta nueva constitución establece en su preámbulo no sólo el carácter multiétnico y


pluricultural de la nación sino también confirma, ontológicamente, la existencia de los
pueblos y comunidades indígenas y reconoce sus formas de organización social y
política, sus culturas, costumbres, idiomas, religión, así como sus hábitat y derechos
sobre las tierras que ancestralmente han ocupado. El artículo 119, que expresamente
se refiere a las tierras indígenas, señala tres aspectos importantes de resaltar: el
consentimiento oficial de que existe una correlación entre tierras y continuidad de las
formas de vida indígena; la corresponsabilidad necesaria entre el Ejecutivo Nacional y
los pueblos indígenas para la demarcación (participación indígena directa); y la
consideración de que las tierras indígenas son propiedad colectiva de los pueblos,
condición que no es modificable al calificarlas como inalienables, imprescriptibles,
inembargables e intransferibles.

Además de los cambios constitucionales y en conformidad con los acuerdos


internacionales en materia de derechos indígenas, Venezuela ratifica y aprueba el
Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la OIT en 2001 (Ley Aprobatoria,
2001). Sobre las tierras, este convenio (parte II) señala que los gobiernos que
suscriban este acuerdo deben respetar la importancia que tienen para las culturas
indígenas su relación con la tierra, y en especial el aspecto colectivo de esa relación
(artículo 13.1). De igual forma, los Estados deben reconocer el derecho de propiedad y
de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan los indígenas (artículo
14.1).

Para hacer efectivo el derecho constitucional de los indígenas sobre sus tierras, el
Estado decreta el 12 de enero del 2001 la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y
Tierras de los Pueblos Indígenas (LDTPI 2001) y conforma, según decreto presidencial
Nº 1392, la Comisión Nacional de Demarcación del Hábitat y Tierras de los Pueblos y
Comunidades Indígenas el 9 de agosto de ese mismo año (Gaceta Oficial Nº
37.257). Esta ley tiene como objetivo sistematizar y regular la elaboración,
coordinación y ejecución de las políticas públicas relativas a la demarcación de los
hábitat y tierras indígenas en el país, y garantizarles su derecho a la propiedad
colectiva (artículo 1, LdtpiI 2001), la cual estará a cargo del Ministerio del Ambiente y
de los Recursos Naturales. Ella señala, nuevamente, el reconocimiento y los derechos
originarios de los pueblos indígenas sobre sus tierras y la necesidad de llevar a cabo la
demarcación de manera conjunta entre el Ejecutivo nacional y los pueblos,
comunidades y organizaciones indígenas (artículos 4 y 8).

La novedad de esta legislación incluye la utilización de conceptos para identificar


colectivamente a estas poblaciones humanas y sus espacios territoriales. Para designar
a los grupos humanos descendientes de los pueblos originarios se utiliza el término
Pueblos Indígenas; los grupos formados por familias indígenas vinculadas entre sí son
Comunidades Indígenas; y a los individuos descendientes de un pueblo indígena son
Indígenas. Desde el punto de vista geo-espacial, los conceptos centrales son Hábitat
Indígena4, que define la totalidad del espacio ocupado física, cultural y simbólicamente
por los indígenas para garantizar sus formas de vida; y Tierras Indígenas como
aquellos espacios físicos de ocupación tradicional y ancestral que habitan los pueblos y
comunidades indígenas (artículo 2). La ley identifica, además, étnicamente los pueblos
y comunidades indígenas que habitan en los diferentes estados para la demarcación de
sus tierras, sin negar la existencia de otros grupos (artículo 14); así como reconoce
aquellos pueblos y comunidades que ya poseen títulos de propiedad colectiva sobre las
tierras que ocupan, y aquellas poblaciones que tengan adelantados proyectos de
autodemarcación (artículo 9).

Finalmente, la actual legislación indígena está amparada por la Ley Orgánica de


Pueblos y Comunidades Indígenas (Lopci) decretada el 27 de diciembre del 2005, que
tiene como objetivo, una vez más, reconocer y proteger la existencia de los indígenas
como pueblos originarios, y garantizar los derechos constitucionales y los convenios
internacionales que han sido ratificados por el Estado. En su apartado sobre hábitats y
tierras (título II), la Lopci reconoce los derechos originarios sobre las tierras que los
indígenas ancestralmente ocupan y la propiedad colectiva de las mismas para el
desarrollo de sus formas de vida. Igualmente, fija los criterios a seguir para los
procedimientos de la demarcación de tierras que incluye la participación de los pueblos
y comunidades indígenas. La Lopci priva por encima de las otras leyes decretadas, por
lo cual la Ley de Demarcación de 2001 queda sujeta a las disposiciones establecidas en
esta ley orgánica.

Todos estos instrumentos jurídicos sugieren ciertas disposiciones en cuanto a la


demarcación de hábitat y tierras que se resumen en: 1) sin tierras no hay garantía de
las formas de vida indígena; 2) la demarcación es un asunto de Estado que se realizará
con la participación de los indígenas; y 3) el objetivo último es la expedición de títulos
de propiedad colectiva, que serán inalienables, inembargables e intransferibles. En
suma, estos documentos legales parecieran no sólo garantizar sino blindar los
derechos originarios sobre las tierras que los indígenas ancestralmente han ocupado.

Frente a este panorama jurídico tan favorable cabe preguntarse por qué el proceso de
demarcación de tierras indígenas ha sido tan lento, engorroso y accidentado si la
legislación reconoce plenamente los derechos indígenas y si las condiciones políticas
están dadas para que los indígenas participen en la demarcación de sus tierras. Más
allá de que este proceso de territorialización resulta ser un acontecimiento inédito
tanto para el Estado como para los pueblos indígenas y demás actores sociales,
considero que las dificultades residen en los aspectos instrumentales y administrativos
del proceso, y sobre todo en la incongruencia entre la retórica discursiva del gobierno y
las acciones reales que se adelantan en el proceso de demarcación. Este aspecto se
refiere, en especial, a las formas de participación indígena y al otorgamiento de
grandes extensiones colectivas de tierras.

La problemática de la demarcación de tierras tiene que ver, por lo tanto, con ciertas
paradojas legales y conceptuales. La primera es que se reconocen los derechos
originarios de los indígenas sobre sus tierras, pero el subsuelo siempre le pertenecerá
al Estado. La segunda, la demarcación debe realizarse conjuntamente entre el
Ejecutivo nacional y los pueblos indígenas, pero en realidad es el Estado el que toma
las decisiones y establece los parámetros para el ordenamiento territorial. La tercera,
la legislación contempla el otorgamiento de títulos de propiedad colectiva a pueblos y
comunidades indígenas. Sin embargo, hasta ahora el Estado no ha titulado grandes
extensiones como propiedad colectiva de los pueblos, y sólo ha reconocido el uso y
disfrute de las tierras y hábitats de algunas comunidades indígenas, las cuales son
inalterables al considerarlas inalienables e inembargables. Examinemos un poco más
estas paradojas en el marco de lo que ha acontecido hasta el momento en la
demarcación de tierras indígenas.

En qué consiste el proceso de demarcación de tierras indígenas

Desde el punto de vista institucional la demarcación de tierras indígenas ha


requerido gestionar una nueva estructura pública con la conformación de instancias
administrativas como la Comisión Nacional, las Comisiones Regionales y la Secretaría
Ejecutiva. La Comisión Nacional de Demarcación del Hábitat y Tierras de los Pueblos y
Comunidades Indígenas es una comisión paritaria formada, originalmente, por
miembros de ocho ministerios5con competencia en la materia y por ocho
representantes indígenas de los estados Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta
Amacuro, Monagas, Sucre y Zulia. Hasta la presente fecha, la Comisión Nacional ha
estado coordinada por el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales cuyo ente
ejecutor es la Secretaría Técnica Ejecutiva que depende de la Dirección General de
Planificación y Ordenación Ambiental de este ministerio. En 2003, se decretaron
oficialmente las Comisiones Interinstitucionales Regionales en los ocho estados con
población indígena. Estas comisiones tendrían la tarea de diseñar, coordinar y llevar a
cabo la demarcación de tierras en sus regiones, conjuntamente con los pueblos y
comunidades indígenas, y con el apoyo de diversos profesionales, principalmente, de la
antropología, la geografía y el derecho.

Desde la promulgación de la ley de 2001, estas comisiones se han reunido y trabajado,


con algunas dificultades operativas, en la definición de los procedimientos necesarios
para que los indígenas soliciten formalmente la demarcación de sus tierras. Desde el
principio, estos procedimientos no han estado visiblemente identificados, lo que ha
ocasionado confusión y discrepancias entre las comunidades indígenas y las instancias
regionales responsables (cf. Silva Monterrey, 2007; Gil, 2007). Sumado a esto, los
líderes indígenas de la demarcación han tenido dificultades para la organización y les
ha faltado voluntad y capacidad para emitir propuestas políticas coherentes en este
proceso de demarcación de tierras (Mansutti, en prensa).

La ley de 2001, que en términos prácticos estuvo en vigencia hasta la promulgación de


la Lopci en diciembre de 2005, no establecía el “ cómo hacer” la demarcación. La
Comisión Nacional, ante este vacío de información, diseñó y aprobó en septiembre de
2004, de modo preliminar, una lista de requisitos que debían contener los expedientes
de demarcación. La documentación debía incluir: 1) la solicitud de demarcación
identificando a los representantes indígenas encargados, el pueblo o comunidad
indígena aspirante, su ubicación geográfica, los datos de población identificando a cada
integrante, el acta consenso de la asamblea indígena para abrir el proceso de
demarcación y el acta consenso de la asamblea de validación de la información del
expediente; 2) el informe histórico y socio-antropológico de la comunidad o pueblo
incluyendo los aspectos sociales, culturales y políticos; y 3) los mapas mentales
elaborados por los indígenas y el informe explicativo de la propuesta de
autodemarcación. El expediente debía contener además un informe de campo
preparado por la comisión técnica regional identificando conflictos con terceros,
ocupación de tierras, toponimia (bilingüe) y linderos. Todo este proceso debía ser
coordinado por las comisiones regionales técnicas en conjunción con las comunidades
indígenas. Una vez conformado el expediente, la Comisión Regional lo remitiría a la
Comisión Nacional, cuya Secretaría Ejecutiva convalidaría la información consignada,
revisaría los aspectos legales de las tierras con respecto a terceros, y verificaría los
datos cartográficos para establecer los límites de las extensiones territoriales (este
último con el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar). Luego, la Comisión
Nacional consignaría esta documentación ante la Procuraduría General de la República,
la cual estaría encargada de verificar la información y elaborar los títulos colectivos de
tierras a ser entregados a las comunidades y pueblos indígenas.

Si bien la Lopci (2005) contemplaría luego, en el capítulo IV, los pasos, instancias de
gestión, requisitos y tiempos establecidos para la demarcación, lo cierto es que
durante los primeros cinco años, la falta de definición de criterios y acuerdos con
respecto a los procedimientos, el tamaño de las extensiones de tierra a otorgar y el
tipo de titulación afectó negativamente el proceso de demarcación de hábitat y tierras
indígenas. En esta etapa los principales problemas detectados fueron: falta de
articulación entre las comisiones regionales y las comunidades indígenas, poca
coordinación entre las comisiones regionales y la comisión nacional, falta de confianza
de los indígenas hacia las instituciones públicas responsables de la demarcación,
desinformación entre los indígenas sobre la demarcación, desánimo entre los
representantes indígenas de las comisiones paritarias que trabajaban ad honorem,
demora en los presupuestos para las comisiones regionales haciendo imposible realizar
las visitas de campo necesarias, carencia de recursos básicos (materiales de oficina,
logística y transporte) en las oficinas regionales, y finalmente los cambios continuos a
nivel institucional6, de personal y conceptual 7. A estos aspectos técnicos se les suma el
hecho de que la dirigencia indígena presentaba múltiples voces, no siempre
coherentes, y que cada propuesta de demarcación debía ser considerada como un caso
particular por la diversidad cultural de cada grupo.

A pesar de estas dificultades, el Estado ha concedido un total de 32 títulos de tierras a


comunidades indígenas en tres actos públicos. En 2005, el presidente Chávez, en dos
entregas, otorgó 21 títulos a comunidades indígenas kariña, pumé, hiwi, cuiva y warao
de los estados Anzoátegui, Monagas, Sucre, Delta y Apure (cuadros 2 y 3). La tercera
entrega tuvo lugar el 8 de agosto de 2007 en el marco del I Congreso Internacional de
los Pueblos Indígenas Anti-imperialista de América, en el cual el vicepresidente de la
República, Jorge Rodríguez, entregó 11 títulos a comunidades indígenas de Apure,
Anzoátegui y Monagas (cuadro 4). Estos 32 títulos representan 939.313 hectáreas de
tierras otorgadas a comunidades indígenas que conforman una población de 9.107
individuos.

Cuadro 2.

Títulos otorgados por la Procuraduría General de la República (9 de agosto,


2005)

Superficie
Pueblo Porcentaje Población
Entidad Comunidad demarcada
Indígena del estado beneficiada
(Ha)

Kariña Caico-Seco 3027,05 0,07 247

Kariña Tabero 62939.72 1,45 345

Kariña San Miguel 6119,96 0,14 136

Anzoátegui

Kariña Vallecito 9971,93 0,23 108

Santa Rosa
Kariña 40760,43 0,94 1693
de Tácata

Santa Cruz
Kariña 11500 0,27 289
de Cachipo
Kariña El Guasey 9996,00 0,23 193

144.315,20 3,,33 3012


Totales

Fuente: Elaborado en base a datos del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente

Cuadro 3

Títulos otorgados por la Procuraduría General de la República (12 de Octubre,


2005)

Pueblo Superficie Número de Títulos


Entidad
Indígena demarcada entregados
Pumé (Yaruro)
Apure 386.362 10
Jiwi (Cuiva)
Anzoátegui
Kariña
y Monagas 70.000 2
Sucre Warao 196.213 1
Delta
Warao
Amacuro 27.763 1
Totales 680338 14

Fuente: Elaborado en base a datos del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente

Cuadro 4

Títulos otorgados por la Procuraduría General de la República (9 de agosto,


2007)

Superficie
Pueblo Población
Entidad Comunidad demarcada
Indígena beneficiada
(Ha)
San Lorenzo
Cumanagoto 9.092 135
de Guere
Santa Rosa de
Anzoátegui Kariña 2.304 150
las Magnolias
Kariña Sombrerito 1.718 62
Kariña Mapiricure 15.226 425
Yaruro Copa de Oro 8.704 183
Yaruro Santa Josefina 13.323 179
Apure
San José de
Yaruro 2.371 54
Capanaparo
Warao Guamalito 15.644 179
Monagas Santo
Warao 14.530 331
Domingo de
Wakajarita

Warao El Pajal 10.606 210


Warao El Guamal 21.147 230
Totales 11 114.665 2.138

Fuente: Elaborado en base a datos del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente

A pesar de estas titulaciones, lo cierto es que el proceso de demarcación ha sido poco


transparente y espasmódico debido a problemas de organización, planificación y
ejecución. De hecho, muchos de estos títulos fueron producto de demarcaciones
rápidas y poco consultadas con las comunidades indígenas (algunos profesionales las
han calificado como “ demarcaciones express” ), y otras se realizaron a solicitud
expresa del Presidente de la República por una relación afectiva que ha mantenido con
algunas comunidades Cuiva de Apure. De las comunidades indígenas que han recibido
título hasta ahora, las de Anzoátegui son, quizás, las que mejor han llevado adelante la
demarcación al haber conformado grupos de trabajo efectivos con la participación
indígena, la comisión regional y un cuerpo de asesores (Ramos de Ruiz, en prensa;
Silva Monterrey, 2007).

Lo que sorprende es que, hasta la presente fecha, ninguno de los pueblos o


comunidades habitantes de los estados fronterizos de Amazonas, Bolívar y Zulia, los
cuales tienen la mayor población indígena y son considerados tradicionalmente como
regiones indígenas, ha sido merecedor de títulos de tierras. A pesar de los esfuerzos de
ciertas organizaciones regionales como Orpia en Amazonas, Kuyujani en Bolívar y
Amazonas, y otras iniciativas indígenas que han adelantado propuestas de
“ autodemarcación” entre los Yekuana, Hoti, Panare, Pemón, Bari y Yukpa, con la
asesoría de antropólogos y antropólogas, poco se ha logrado con respecto a la
titulación colectiva de tierras indígenas.

Hasta aquí hay que destacar al menos dos aspectos de carácter conceptual y práctico
que han determinado el proceso de demarcación de tierras indígenas. Primero, los
títulos que se han entregado han sido sólo a comunidades indígenas, ninguno ha sido
otorgado a un pueblo indígena, aunque existen solicitudes que han sido consignadas
para la demarcación de tierras por pueblo como en el caso de los Yekuana del Caura.
Esto pareciera indicar que, a pesar de las solicitudes de titulación por pueblo que han
sido incluso aprobadas por la Comisión Nacional como la de los Barí de la Sierra de
Perijá y la de los Yekuana-Sanema del Caura, el Estado no está en disposición de
entregar grandes extensiones de tierra colectiva a grupos minoritarios. Como señala
Mansutti (en prensa), se había previsto la entrega de estos títulos de propiedad por
pueblo el 12 de octubre de 2006 (Día de la Resistencia Indígena), pero la celebración
se transformó en duelo cuando el mismo Presidente negó la aprobación de los títulos al
argumentar que era demasiada tierra para los indígenas. Existe en la demarcación de
tierras, por lo tanto, una correspondencia directa entre la definición de Pueblo indígena
y grandes extensiones de tierras que, a pesar de estar contemplada en las leyes, no
resulta viable para el Estado venezolano.

En segundo lugar, hay que destacar que estos títulos no son explícitamente títulos de
propiedad colectiva de tierras sino documentos que reconocen y parcialmente
conceden la posesión colectiva de esas tierras que ocupan los indígenas. El título que
emite la Procuraduría General de la República textualmente declara que: “ En nombre
de la República Bolivariana de Venezuela se reconoce el hábitat y derechos originarios
sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupa” una determinada
comunidad. La comunidad por su parte, según este documento, acepta el
reconocimiento de los derechos originarios e históricos que hace el Estado venezolano,

… a través del Gobierno Bolivariano impulsado por el ciudadano presidente de la


República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías, así como, de la propiedad
colectiva de las tierras indígenas que se describen en este documento.

¿Por qué si la Constitución nacional y demás leyes establecen el otorgamiento de la


propiedad colectiva a las comunidades y pueblos indígenas, el título de tierras que
confiere la Procuraduría General de la República es tan impreciso en la concesión de
este tipo de propiedad? Además de los problemas que implica entregar grandes
dotaciones de tierra a unos indígenas, la noción de propiedad colectiva sigue siendo
una cuestión legal y política no resuelta para el Estado. Aquí lo que vemos es un
choque entre dos sistemas, uno consuetudinario y otro oficial; para los indígenas, las
tierras han sido de uso y disfrute colectivo, simbólica y espiritualmente las han
compartido sin delimitaciones fijas ni cerradas; para el Estado, en cambio, los espacios
de uso colectivo que podrían convertir en propiedades colectivas aún no han sido
claramente prescritos. En este sentido, el Estado pareciera estar en la disposición de
reconocer los derechos originarios sobre las tierras indígenas en compensación de la
deuda histórica que tiene con estos pueblos, pero no de otorgarles explícitamente
propiedades de carácter colectivo.

Demarcación o autodemarcación

Con la promulgación de la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los


Pueblos Indígenas en enero del 2001 (Ldtpi 2001), una gran mayoría de pueblos y
comunidades indígenas iniciaron por su cuenta los procesos de demarcación para
solicitar la titulación de sus tierras ante el Ejecutivo nacional. Estas iniciativas locales
han sido definidas como procesos de autodemarcación en vista de que han sido los
mismos indígenas los que delimitan sus espacios territoriales a través de los mapas
mentales y reconstruyen sus historias por medio de las narraciones orales que dan
cuenta sobre sus movimientos migratorios, actividades de subsistencia y usos
simbólicos de sus tierras. Estas actividades realizadas por las comunidades indígenas a
través de reuniones y asambleas han contado con el respaldo de antropólogos y
antropólogas que llevan años trabajando con esos grupos y que han colaborado, bajo
diferentes enfoques, en la preparación de esos expedientes, sobre todo en la
elaboración del informe socio-antropológico, en la metodología para el diseño de los
mapas mentales, y como intermediarios entre las comisiones regionales y las
comunidades indígena (ver, por ejemplo, Caballero y Cardozo en prensa; Colchester,
Silva y Tomedes, 2004; González y Zent, en prensa; Zent-López et al., 2004, entre
otros).

Sin embargo, hay que acotar que estas delimitaciones territoriales indígenas no son un
acontecimiento nuevo. De hecho, varios pueblos indígenas como los Barí, los Piaroa y
sobre todo los Yekuana (Arvelo-Jiménez y Jiménez 2001; Jiménez y Perozo, 1994)
iniciaron la demarcación de sus tierras mucho antes de la promulgación de la ley de
2001. En estos casos, sí podemos hablar de experiencias de autodemarcación pues son
procesos que surgieron por iniciativa de los mismos indígenas y con el apoyo de ONG y
otros especialistas. Con esto queremos resaltar que, aunque las instancias
coordinadoras y demás funcionarios y profesionales identifiquen las experiencias
actuales de delimitación territorial indígenas como procesos de “ autodemarcación,”
lo cierto es que esa supuesta autogestión de las comunidades y pueblos indígenas para
demarcar sus tierras está condicionada por los procedimientos y directrices
establecidos en las leyes y en las decisiones de la Comisión Nacional. Esas
autodemarcaciones son producto de una intencionalidad gubernamental y, por
consiguiente, constituye sólo una faceta más del proceso de demarcación de tierras
guiado por el Estado. Aquí se produce un distanciamiento conceptual y práctico entre
las acciones que realizan los indígenas y las disposiciones territoriales
gubernamentales, cuando se establecen estas diferencias entre demarcación (la oficial)
y autodemarcación (la indígena). En todo caso, a los indígenas estas experiencias les
han servido para estar conscientes del significado material y simbólico que tienen los
espacios que ellos ocupan dentro del Estado-nación; es lo que algunos dirigentes
indígenas definen como procesos de autorreconocimiento étnico.

A modo de conclusión

La demarcación de tierras indígenas en Venezuela es un fenómeno que, sin duda, ha


generado la participación e incorporación de la población indígena en una nueva forma
de territorialización de sus áreas ocupadas. La promulgación de leyes y decretos sobre
la demarcación no sólo reconoce el uso y disfrute de las tierras de las tradicionales
zonas indígenas fronterizas sino también de espacios indígenas en áreas semiurbanas
que de acuerdo con un proceso de reindianización, la población se está
autorreconociendo como tal. Si bien existen todavía claras divergencias entre el
ordenamiento jurídico, la estructura institucional, los tipos de titulación otorgadas y las
solicitudes que hacen las comunidades y pueblos indígenas con respecto a sus hábitats
y tierras, también es cierto que estas poblaciones indígenas están cada vez más
conscientes de sus derechos sobre sus tierras. De estas experiencias indígenas de
demarcación ciertamente han emergido expresiones culturales de re-afirmación étnica
a través de la elaboración de los mapas mentales, los relatos históricos y las
caracterizaciones socio-antropológicas, pero éstos también son documentos
etnográficos que revelan una reconceptuación de sus territorios en función de un
espacio territorial más amplio que es Venezuela.

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Notas

1 Coppens (1971, 14) menciona que los resguardos indígenas que llegaron a
mantenerse hasta ese entonces fueron: El Poblado, en la isla de Margarita; El Guasey,
en el estado Anzoátegui; Tacarigua de la Laguna, en el estado Miranda; Chivacoa, en
el estado Yaracuy; y Marite-Chichirivichi, en el estado Falcón.

2 La Ley de Misiones publicada en Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela


Nº 12.562 del 16 de junio de 1915 y sus reglamentos estuvo en vigencia hasta finales
de 2005 cuando fue derogada al decretarse la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades
Indígenas (Lopci), el 27 de diciembre de 2005.

3 Para más detalles sobre la política indígena del IAN ver Temas Agrarios, nº 15 (IAN,
1983) y Clarac, 1983. Sobre una revisión crítica del proceso de dotación de tierras
indígenas establecido por el IAN, ver Arvelo-Jiménez y Perozo, 1983; Heinen y
Coppens, 1986; Kuppe, 1997.

4 Hay que advertir que “ Hábitat Indígena” reemplazó el término de “ Territorio” en


las discusiones de la Asamblea Nacional Constituyente (1999), por considerar que este
último sólo se aplica para designar el espacio territorial nacional.

5 Estos organismos son: el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales,


Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Energía y Minas, Ministerio de
Interior y Justicia, Ministerio de Educación y Deportes, Ministerio de la Defensa,
Instituto Nacional de Tierras y el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar. A
estas instancias ministeriales se debe agregar el Ministerio del Poder Popular de los
Pueblos Indígenas, creado a principios de 2007.

6 Uno de esos rumores en el ámbito institucional era que la coordinación, a cargo del
Ministerio del Ambiente, pasaría a otro ente. A finales de 2005 se hablaba de que sería
responsabilidad del Ministerio de Participación Popular y Desarrollo Social, y luego se
difundió la noticia de que sería dirigido por el Ministerio de Pueblos Indígenas (2007).
Hasta el presente, sigue bajo la coordinación del Ministerio del Ambiente.

7 Hay una propuesta reciente de la ministra de Pueblos Indígenas para cambiar los
términos de “ tierra” y “ hábitat” por el de “ territorios comunales” en la Lopci con
la reforma de la Ley Habilitante. La Federación de los Pueblos indígenas del estado
Bolívar, así como otros representantes rechazan categóricamente esta propuesta de
reforma, que no ha sido consultada entre la mayoría de los indígenas (Correo del
Caroní, 2007).

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