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7 DIAS
CON HELY

LEONARDO SANCHEZ
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09/08/2012

He llegado de la escuela. Ni siquiera sé porque asisto a esa pocilga. Me


enferma. Desde que soy un ser un poco más racional y critico la he
detestado. Y no porque sea una mala institución. Estadísticamente y
sumisamente es un buen lugar para albergar cientos y miles de personas por
las cuales el país finge crecer industrial y económicamente. Todos los
egresados de ahí no han sido nada más que una época de “Fuga de
cerebros”, una industria más grande en la cual mantener y esclavizar a la
mano obrera –al proletariado sin aspiraciones a la educación- y no porque
necesiten educación, sin embargo si tuvieran acceso a ella llevarían una vida
menos asquerosa y miserable. Eso es lo que deja mi institución educativa.

A lo largo de los años el Instituto Politécnico Nacional ha demostrado el


carácter combativo, defendiendo sus intereses y los del país. Aun así no han
cambiado su sistema educativo. El cual los educa y adiestra para trabajar,
crear e innovar y no para protestar siempre que alguna situación es injusta.
La mayoría no levanta la voz a los directivos corruptos. Claro, de vez en
cuando uno entre millares exige lo que merece (porque en todas partes los
hay).

Pero en fin ordenador. Este día no escribo para criticar a la escuela donde
asisto todos los días a calentar la explanada con mi cuerpo tendido
enteramente en ella. Me agrada estar acostado como los estudiantes
caminan de un lugar a otro. Esta mañana después de un desayuno de cigarro
y café fui a recostarme con Marco. Me agrada Marco. Solemos compartir
demasiados gustos. Más tarde decidí regresare a casa. Llegue a comer. Comí
como nunca y cague como siempre. Me acosté a leer a Henry Miller y
después de unas páginas de “sexus”, moría de ganas por cascarme la polla.
Así que eso hice.

Y ahora aquí me tienes. Escribiendo en tu software.

¿Te hable de los Politécnicos? Son fantásticos.


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17/08/2012

Hoy ha sido un gran día. Magnánimo si lo puedo decir así.

He salido de borrachera con Marco, Rodrigo y Guillermo. Nos hemos


embriagado hasta basquear lo poco que he llevado en el estomago.
Fumamos cuantos cigarros compramos y tronchado marihuana hasta quedar
asmáticos.

He conocido a una joven muy guapa. La llaman Martha. Martha está llena de
confianza, agradable y divertida. Me han dicho que la corteje pero no me
atrae. De hecho nunca me han atraído las mujeres para mantener una
relación y no soy homosexual. El motivo es que no ha aparecido aun una
mujer que llene de energía mi cuerpo. Claro, a todas las he desnudado con la
vista, he imaginado mamar sus pechos o mordiendo su culo y mentalmente
califico a cada una con un rango del 1 al 10. Aun no conozco a una mujer de
10, pero espero conocerla algún día.

Las personas con las que suelo platicar dicen que soy alegre y que no le
caería mal una novia. En quien proyectar toda las alegría que llevo dentro.
Una completa falacia. No necesito a nadie como novia. Me siento bien
estando soltero. ¿Necesitar? Que palabra tan difícil de comprender.

Las personas son importantes ya que vivimos en una sociedad. Pero nunca
serán indispensables. El papel que juega una puedo cogerlo alguien más.
Suena frio y frívolo. Pero es la verdad.

Me agrada la gente. Y me gusta conocer gente nueva todos los días. Esta
noche he llegado de la borrachera he entrado a frecuentar la red social que
alberga a millones de usuarios y me he encontrado con una solicitud de
amistad de una completa desconocida. Se nombra “Hely Ortiz”. Sin más ni
menos la he aceptado. Nunca sabes cuándo necesitaras de alguien que se
llame Hely Ortiz.
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23/08/2012

¿Recuerdas a Hely? Pues me ha saludado.

Comúnmente yo inicio la plática con un desconocido.

Me ha platicado muy poco pues he tenido que irme a leer. Espero poder
hablar con ella dentro de poco, pues me resulta una mujer bastante
simpática. Compartimos algunos gustos musicales y le gusta fumar y tomar. A
eso lo llamo vida. Ya no estudia, no ha quedado en la universidad. Es un año
mayor a mí. Dice dar clases de baile, particularmente ritmos latinos. Son 2
horas al día de Lunes a Viernes y gana dinero suficiente.

Parece llevar una buena vida. Bailar es un arte. Y me gusta el arte, pero no
me gusta Hely. Aun así pienso que es una mujer interesante.

Regresare a leer.
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25/08/2012

Me encuentro completamente ebrio. Algo en mi no anda bien desde hace ya


varios días.

En este momento mis movimientos son bruscos y torpes, mi vista me engaña


y mis palabras ya no son audibles. Es muy semejante a mi estado de
sobriedad y la mentalidad tan reprimida que he tenido últimamente.

Mi madre me hace sentir como un pusilánime, muerto de hambre y aun


arrimado que recoge lo que tira de la mesa. Aun así creo que tiene razón.
Siempre grita y pregona que debo esforzarme más, que debo currar para
tragar, etc.… Solo sofismas. No necesito un empleo. Puedo vivir en la calle sin
comer y aun así no me preocuparía de prescindir alimento y techo.

Ella cree que todo el mundo debe sufrir para tener un pan que comer. Dice
que si no nos matamos trabajando 10 horas diarias no tendremos donde
morir. No sabe que yo nunca moriré.

Escribir en mi computadora no va con alguien como yo. Resulta un poco


anticuado, pero la productividad es aun mayor y las ideas que pasan en
decimas de segundo por tu mente las plasmas inmediatamente. A veces con
máquina de escribir se escapan. Al menos a mi me pasaba, sí, tengo pésima
memoria. Por eso ahora me adapto al teclado y al monitor.

Este último par de días he platicado en demasía con Hely. Es reconfortante


platicar con ella. Me he atrevido a confesarle uno de mis problemas para
conocer la postura que tomaría y saber si congeniaríamos positivamente. Y lo
ha tomado con cierta ligereza pero con mucha seriedad e importancia. Puedo
deducir que es un poco madura. Cosa que no va conmigo.

La indiferencia y la poca importancia que se les da a las cosas es el principal


privilegio que se les da a las cosas es el principal privilegio que podemos
tener. Los niños menores exceden en esta virtud y es por eso que me
agradan mucho.
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Ahora que plasmo en letras todo esto me doy cuenta que empiezo a carecer
de estos dones tan bellos. En fin. Quiero vomitar. Vomitare y dormiré.
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27/08/2012

En algunas ocasiones he tenido la oportunidad de tener novia. Mujeres


guapas y agradables. O al menos así lo considera la gente con la que suelo
platicar.

Nunca me he imaginado en una relación. Y no creo estar preparado para una.


Creo que es algo muy grotesco.

He visto y conocido a persona que llegan a coincidir en tiempo y espacio. Se


vuelven pareja. Uno se enamora más que otro y al final se separan. El que
amo mas lo supera o termina alcohólico o drogadicto o muerto o peor aun,
terminan trabajando en un trabajo que odia, ganando el salario mínimo. Si
alguien ha visto algo diferente hágamelo saber, porque yo he visto esto
cientos de veces.

Un ejemplo es el de mi Padre. Mi Madre lo dejo por otro. Mis padres duraron


juntos unos 4 años. No conozco a fondo la historia pero mi madre lo dejo
cuando yo apenas tenía 3 años. A mi Padre le dolió tanto la ruptura amorosa
que perdió todo lo que juntos habían conseguido. Una pequeña casa, un
coche no muy viejo y una ligera fortuna. El pobre ahora duerme en la misma
cama en la que duerme mi abuelita.

El ya no gana lo suficiente como para vivir solo. Y como mi abuela es un ser


inconmensurable le apoya en lo que ella puede. Pobre señora de 70 años. Lo
que tiene que sufrir por culpa de mi madre.
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31/08/2012

Cuando es viernes y fin de mes solo significa una cosa. Antes de las 10pm
estaré hasta la mollera, tirado en una banqueta y con suerte quizá un perro
orine mi cabeza. No me sorprende, ya me he acostumbrado.

En algún momento he mencionado que la computadora me resulta bastante


atormentadora. Pues me desagrada y no porque no sea útil, si no porque
consume suficiente tiempo de mi vida. A esto hay que agregar a una persona
que empieza a ganarle el tiempo. Tiempo del cual no tengo. Siento la muerte
cerca. Y no puedo desperdiciarlo platicando a través de una pantalla con una
desconocida. Y si, me refiero a Hely.

Hely es una niña muy amistosa, me atrevería a decir incluso que es una mujer
exquisita. Resulta muy entretenido platicar con ella. Logra hacerme reír. Por
minutos olvido que llevo una vida de miseria y dolor.

Nos hemos conocido desde la nada y ha crecido poco a poco, ganándose mi


confianza y mi cariño.

Me resulta raro y anticuado platicar con ella a través de una pantalla sin
siquiera conocernos físicamente. La vida no tiene conjetura.
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08/09/2012

Hace ya varios que no escribía. La verdad apenas he tenido tiempo de


librarme cruda tras cruda. Esta rutina lleva casi un mes.

Estar borracho demuestra quien realmente eres. Y siempre borracho entra


en mi cuerpo la melancolía y me lleno de ganas que de llorar. Así que lloro.

Eso hace un borracho de verdad.

El tormento y la infelicidad carcomen mis días. La desolación y la soledad que


domina en mi familia son grandes factores.

Este último mes he pensado continuamente en el suicidio. Pero la primera


vez que estuve a punto de hacerlo Kafka y su libro “La metamorfosis”.
Salvaron mi vida.

Lo sé. Soy un cobarde. Pero en estos días algo más me detiene. Siempre es
estoy a punto de colgar mi cuerpo de una barandilla con una soga, me
detengo.

¿Porque? No lo sé. Y no quiero saberlo. Porque debe ser algo sumamente


estúpido. Un momento, una llamada de… Hely.
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09/09/2012

Hoy solo quiero escribir sobre un par de cosas:

1. La llamada de ayer con Hely.


2. Un sueño que tuve

Bueno. Mi llamada con Hely fue demasiado corta. Al parecer apenas y fue un
minuto.

Por teléfono su voz suena desafinada, gorda y horrorosa. Solo me saludo, me


comento que saldría de fiesta con sus amigos y me deseaba linda noche

Un poco desconcertado por la llamada y mi escepticismo hicieron que solo la


saludar y que le desee que pasara buena noche con sus amigos.

Ahora hablemos de mi sueño.

Nunca escribo aquí mis sueños. Para ellos tengo una libreta que dejo debajo
de la almohada y los escribo inmediatamente al despertar ya que si no los
olvido. Al despertar casi siempre los recuerdo, sé que no recuerdo todos,
pero al menos uno cada amanecer.

Este en especial quiero escribirlo aquí y no porque sea especial. Si no que una
fuerza profunda e incontenible me hace tener que hacerlo.

-Todo a mí alrededor es muy alegre. Todo está lleno de alegría y


colores. Muchos colores. En medio de un gran parque se encuentra una banca
de madera que parece ser de caoba. Hay niños corriendo de aquí para allá.
Los padres miran a sus hijos fascinados. Y yo estoy sentado en la banca. El sol
es tolerable. El viento sopla tan frágilmente que los papalotes se levantan
suavemente en el cielo. Los niños compran globos y comida. Lanzan huesos y
discos a sus perros. Todos ríen. De pronto comienza a escucharse una
canción. Es Weird fishes de Radiohead.

Sigo sentado. Completamente inmóvil. Espero algo o quizás espero a alguien.


Comienzo a desesperar. Me levanto de la banca y de mi regazo cae una soga.
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Comienzo a correr sin parar. El viento ahora sopla un poco duro y molesta mi
vista.

Despierto.

Creo que la cita que mi cuello y la soga tenían tendrá que postergarse.
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28/09/2012

Poco a poco olvido mis problemas.

Olvido el dolor de mi cuerpo.

Olvido el desprecio que me tiene mi madre.

Olvido que el salario mínimo es de $7.00 pesos.

Olvido el hambre que paso todos los días.

¿Cómo he logrado esto? Consigan un buen psicólogo. Pero no uno que tenga
un titulo –la mayoría de esos son malos siendo psicólogos y otros muchos
compraron el titulo- consigan uno que sea psicólogo de vida, que sea su
amigo. Que sea alguien importante. Y el mío se hace llamar Hely.

Ella. Como nadie. Se ha vuelto indispensable –para mí-. Necesito platicar con
ella al menos 4 o 5 horas al día. Es por eso que he dejado de escribir aquí. Y
ahora le escribo a ella. No lo hubiera imaginado jamás.

Cada plática es mejor que la anterior. Nos conocemos mejor. Y hemos


abierto mas las brechas. Nos tenemos mayor y mejor confianza. Nos
formulamos preguntas más personales y menos cordiales. Usamos un
lenguaje en doble sentido y aun más coloquial.

De vez en cuando me llama por teléfono. Escucho su voz. Tan ríspido y poco
melódica.

Yo vivo en la Ciudad de México y ella vive en Guadalajara – Jalisco. En


autobús son aproximadamente 5 horas de viaje.

Me gustaría que ella estuviera aquí.

Que supiera lo feliz que me sentaría su compañía. Pero no lo está. Y no es


que sea conformista pero me alegra demasiado poder platicar con ella.
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05/10/2012

Ya es Octubre. Sigo vivo. No estoy totalmente satisfecho pero me siento bien.

La vida es demasiado radical.

Recuerdo como de niño mi padre me contaba gran variedad de cuentos.


Bueno… De hecho solo sabia uno. Lo llamaba “Los 7 cabritos”. Me gustaba
como lo contaba. Lleno de gracias y risas. Su tono de voz, demasiado risueña
y aguda me hacia entrar en un profundo letargo.

Ahora todo ha cambiado.

Hely me cuenta sus historias. Me escribe su vida. Lo cual me llena de energía


y pasión.

Leer sus palabras me causa cosquillas, siempre tan alebrestada la chiquilla.


Me siento importante poder leer lo que escribe.

Ahora ya no solo platicamos a través del monitor. Ahora también por


mensaje de texto. Así puedo hablar con ella durante los largos y pesados
trayectos que hago a la escuela, durante las clases y cuando no estoy frente
al ordenador.

No me gusta estar pegado todo el tiempo al teléfono, pero ahora es


necesario e importante.

Después de va ríos meses he despertado con una sonrisa de oreja a oreja.


Pues al leer sus mensajes de “buenos días” en mi teléfono celular, me llena
de energía a vivir mi nuevo día al máximo.

Nunca pensé hacer tan importante a una mujer en mi vida. A una mujer que
no conozco en persona.

Lo siento. Pero las almas más influyentes llegan de la manera menos


esperada y en el tiempo exacto.
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12/10/2012

Querida amiga Hely.

Solo nos conocemos a través de internet. Parece algo muy estúpido. Y de


verdad lo es.

Me veo en la necesidad de escribirte por primera vez una carta. Pues es


cuando más tiempo tengo de encontrar las palabras, que, en persona me
gustaría poder decirte.

Antes de todo. Me satisfaceria agradecerte. Darte gracias por el tiempo e


importancia que inviertes en nuestras conversaciones. Eso hace sentirme
menos idiota (Por pensar que solo yo lo hacía). Eso nos hace igual de idiotas.
Ahora ya no me siento solo, ni tú te sientas sola.

Quiero añadir agradecimientos a la forma por la que hemos congeniado y nos


hemos comprendido. Ya que no siempre cuentas con alguien que te quiera
escuchar (En este caso leerte)

Sé que parece un poco egoísta. Pero créeme que cuando necesites


expresarte o alguna otra cosa, ahí estaré en el momento que sea.

Quiero mencionar que eres una mujer muy simpática, agradable y amigable.
Apostaría a que llenas de energía a todo aquel que se acerca a ti. Y ganaría
esa apuesta, ya que conmigo lo has hecho.

Me agrada despertar y leer tus letras. Es mi desayuno. Adoro tener alguien


con quien platicar todo el tiempo y quiero más aun que esta amistad tan
personal e incondicional no nos pese ni un poco a ninguno de los 2.

Sin más que agregar.

Tu perro fiel. Dani.


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20/10/2012

Querida Hely.

Hemos platicado lo suficiente día con día como para conocernos de pies a
cabeza.

Te conozco Hely. Te conozco más que a nadie. Conozco tu vida. Se tu pasado


y tu presente. Ahora también conozco tu rutina. Los horarios que usas y las
calles por las que transitas. Conozco los lugares que frecuentas. Se tus gustos
y podría decir uno con cada letra del abecedario. Y quiero conocerte mucho
más.

Una pregunta: ¿Qué conoces tú de mi Hely?

Me gustaría saberlo.

Sabes me han dicho que soy muy intenso. Y al escribirlo me doy cuenta que
es cierto.

Fiel compañera. Anhelo con desesperación que estuvieras aquí conmigo.

Ojala pudiera darte las buenas noches personalmente.

Buenas noches.

Tu amigo Dani.
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24/10/2012

Hely ganas en promedio $1,500 pesos al mes. Baila 10 horas a la semana.

Hely tiene el tiempo necesario para descansara, platicar conmigo, divertirse,


comer, rascarse los sobacos, fumar, cagar y todo lo demás.

Hely dispone de capital para embriagarse en el momento que a ella le


apetezca.

Hely tiene la ventaja de llegar caminando a todo los lugares a los que
necesita ir.

Menciono todo esto ya que yo invierto 4 horas de mi vida para llegar a todos
los lugares que necesito.

Escribo todo esto porque apenas tengo tiempo para estudiar y curarme de
las borracheras.

Las borracheras regularmente… Bueno siempre me embriago a costas de los


demás. No tengo ni un solo peso. Creo que soy muy afortunado y aun así no
valoro lo que tengo.

Hely es un contraste de lo que soy yo.

Quizá es por eso que embonamos de maravilla.

Hoy no tengo mucho que decir. A veces solo necesito nombrarla para mis
adentros un par de veces. Ahora que estoy mejor iré a dormir.
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30/10/2012

Querida amiga Hely.

Las mujeres del distrito federal son mujeres demasiado “distritales”.

Para que lo comprendas mejor. Te diré unos sinónimos o varios sinónimos.


“ordinarias”, “cuadradas”, “similares”,”chilangas”, etc.

Aquí las mujeres quieren una carrera, triunfar en la vida, salir de pobres,
follarse al más guapo, traga y tomar café en lugares lujosos y costosos, viajar
en carros particulares con novio-chofer que folla a otras 10, compran ropa en
centros comerciales que se llenan de seres pútridos y vacios de sentimientos
pero llenos de dinero, toman alcohol con moderación, no les gusta hacer
sexo oral, dicen ser diferentes y siempre las veo haciendo lo mismo. Paradas
con la misma postura. Con el pelo en la misma posición. Con la panocha más
abierta. Pisando las mismas huellas que dejo la “igual” que camino yace un
segundo.

Es enfermizo, horrible y espeluznante. Tienes que venir a verlo con tus


propios ojos.

Es quizá por eso que nunca he tenido una novia. No quiero una que se
parezca a todas.

Sabes algo Hely. Quizás sea por eso que me agradas tanto. Pienso que no
eres como las mujeres de aquí.

Sueles ser un poco más brillante. Y digo un poco, ya que en ocasiones sueles
ser igual de idiota.

Sin embargo tu carisma y tu ser abarcan más universos que el de todas las
chilangas intentando llenar un hormiguero.

Con cariño y afecto. Dani.


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07/11/2012

Visitar Veracruz es un placer. La comida, la bebida, la tierra, el clima siempre


caluroso, la gente, las vialidades siempre despejadas y todo lo que con lleva
un pueblo enteramente rural. Pero no todo lo que alberga un estado,
dedicado al campo, la pesca y la cosecha es color de rosa. Tienes sus
desdichas. La diferencia entre esta zona rural y las costumbres urbanas que
vivo día a día las veo reflejadas en las personas.

Yo llevo el pelo largo. Me gusto mi cabello largo. Sin embrago, la gente re


reside en Veracruz no se ha a ver a un aborigen de este tipo. Todos te tocan
el cabello y se ríen de ti. Parece como si fuera una bestia o un ser de otro
mundo. Me he acostumbrado ya que mi madre frecuenta este estado.

A que quiero llegar con todo esto. El ser una persona fuera de los estándares
de una zona te orilla a sentirte despreciable y aborto. Así me sentía yo. Y digo
me sentía ya que desde que Hely apareció en mi vida me siento como una
persona importante y destacada. Una persona que apenas ha tenido la
oportunidad de ser alguien incluyente.

Antes de Hely pensaba demasiado en la soledad y el sosiego. Incluso en la


muerte. Me he detenido. He pensado en seguir el camino. Caminar con una
amistad tomada de mi brazo –el derecho ya que no soy zurdo- he imaginado
cientos de cosas que me gustaría vivir con mi nueva hermandad.

Pienso en los lugares que visitaríamos, las estupideces que juntos viviríamos,
las desgracias de las que nos reiríamos, la comida que cagariamos. He
pensado mucho y quizás porque pienso mucho suelo ser en momentos
infeliz.
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01/12/2012

El año llega a su ocaso. Una nueva alba se avecina a pasos agigantados.


Nueva vida se aproxima para dar albergue a nuevos seres admirables y
despreciables, nuevas muertes, más poder para unos cuantos, mas miseria
para la mayoría y ya nada lo detendrá. Esta locura no puede parar,
Continuara, hasta que llegue la solución a la enfermedad que sufre el planeta
tierra. La extinción de la raza humana.

Por lo pronto no queda más disfrutar de los pocos días que quedan. Disfrutar
el tiempo con los tuyos, embriagarte hasta vomitar y perder el conocimiento,
follar hasta extinguir tu esperma, nutrirte de todas las mentes brillantes que
dan curiosidad a tu tiempo de impaciencia y sobre todas las cosas. Repartir
amor a las personas influyentes que sitúan su desprecio y cariño a todo tu
ser.

Sigamos caminando. Continuemos el día que el amanecer nos regala.


Brindemos por esta amistad que ha surgido de en los escombros. Toma mi
mano y confía en mi amiga mía.

Hely. Te quiero.
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31/12/2012

Afuera todos los cerdos –sin excluirme- se han devorado toda la carne que se
ha comprado para estos cuantos minutos, la cerveza viaja de las manos a la
boca, cruza nuestro gañote hasta llegar a la vejiga, la drenan los riñones y
termina en los escusado de muchos baños sin atreverme a decir que en todos
los baños de todo el mundo.

Las fechas decembrinas me agradan solo por eso. No se exactamente lo que


se festeja en estos días. Pero me agrada. Engordo, bebo gratis como en
ningún otro día y fácilmente oculto la tristeza que alberga mi ser, cubriéndola
con la manta del furor que los demás despojan de su cuerpo.

Soy un hombre tiste y desolado. Nunca he tenido mucho. De hecho tengo


muy poco. Bueno, no tengo nada.

Hely salvo a mi familia de gastar su poco dinero en un sepelio y evito que se


manchara el suelo de sangre. Además que ahorro lagrimas a los hipócritas
que asistirían a mi funeral y que nunca asistieron a mi vida.

Hely es maravillosa. Hely es una gran amiga. Incluso hemos a llegado a


celarnos un poco (No pregunten porque ya que no tengo una respuesta).

Me llego a sentir incompleto. El no poder estar con ella carnalmente me saca


de quicio. El solo hablar por artefactos que no sienten lo que ella y yo
sentimos me enferma.

Quiero poder invitarla a comer, tomar cerveza, poder verla ebria, viajar por la
sucia ciudad de México, quiero poder decirle lo mucho que me importa y lo
mucho que la admiro, quiero poder despedirla con un beso en la mejilla.

Lo sé. Me gusta. Me he encariñado con ella en demasía. Por lo pronto iré a


olvidarlo un momento con cerveza.
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15/01/2013

Hely tiene una hermosa melena castaña, risada y larga. Luce fantástica en las
fotos que sube a su red social.

Tiene unas manos pequeñas, suficientes para sujetar una polla. En ella resalta
mucho su cuerpo, que es un tanto voluptuoso a pesar de ser delgada. Estoy
seguro que la copa de sus senos es 32-B. Debería preguntárselo. Son pocas
chichis pero lo compensa sus hermosas piernas, frondosas y torneadas que
adornan a un cuerpo bajito. Calculo que debe medir 1.63 mts. En su rostro
resaltan unas gordas mejillas y unos ojos enormes que son color café. Carece
de un pelo en su frente por lo que da a notar una frente un poco grande.
Aun así no deja de ser una mujer muy atractiva.

Suele decirme que me quiere y que me extraña. Nos queremos. Así no se por
qué nos extrañamos. Es algo muy quisquilloso. Deseo conocerla. Quiero ir a
verla a Guadalajara. Aunque no tenga un centavo en mis bolsillos se que
pronto tendré un poco para viajar hasta allá y conocernos.

Sé que no será algo muy normal. Y me pone nervioso nuestro primer


encuentro. No sé lo que pasara. Pero se otras cosas, como que será algo que
cambiara la vida de ambos.

Ahora sé lo que significa “necesitar”.

Hely. Te necesito.
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10/02/2013

Hely Querida.

No ha sido fácil mantener la situación que ha dado paso a conocernos. Es


algo muy difícil de explicar. Tantas sensaciones y sentimientos han brotado
desde lo más profundo de mi persona. Emociones que nunca antes había
sentido con ninguna otra persona. Y es que todo esto nos ha ocurrido de una
manera tan espontanea que nadie hubiera imaginado ni en un millón de
años.

Me impresiona lo mucho que han cambiado nuestras pláticas. La amistad


prevalece y cada momento la noto más fuerte. Sin embrago, el cariño, el
afecto y la atracción carnal sentimental ha dado una curva diferente.

Hely. No quería una mujer. Y ahora te quiero a ti.

Muero por verte. Descansar en tu pecho. Despertar y besarte sin importar tu


aliento.

Hierve mi sangre. Siento un fervor correr por todo mi cuerpo.

Me pregunto si pensaras en esto tanto como lo he pensado yo. Soy muy


intenso. Ya lo han dicho. No tienes que repetirlo.

Con cariño Dani.


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15/03/2013

Querida Musa.

Los cambios en el ser humano es, quizás, la acción mas natural a la que se
someten inconscientemente todas y cada una de las personas que albergan
el planeta Tierra.

Quiero escribirte de los cambios. Pero no de los que viven en todos aquellos
que dan lugar a la sociedad. Esos ya los conocemos tú y yo.

Quiero escribirte de lo que ha ocurrido. Puesto como yo lo vivo, no hay nadie


que pueda redactarlo mejor.

Vayamos de lo particular a lo general.

Mucha gente –porque no puedo incluirlos a todos- cree que cuando te


enamoras no debes cambiar por esa persona, ni recíprocamente se puede
decir eso, ya que entraríamos en una paradoja. Sin embargo, cambiamos.
Cambiamos todos los días, cada segundo somos una persona diferente. Crece
nuestro cabello, envejecen nuestras uñas, nos excitamos, lloramos,
jadeamos, etc. Jodemos al mundo. Esto empeora cuando compartes
momentos indecorosos con otro ser humano, igual de idiota que tu. Y eso
sucede inconscientemente. En mi cambio el valor. El valor que antes les daba
a las persona era completamente nulo, no me importaba si mañana o pasado
perdía a una amistad cualquiera.

Ahora las cosas han cambiado. Cada paso que doy lo valoro como si no fuera
a dar un paso nunca más. Mis pensamientos negativos se han orillado y han
dado paso a sentimiento que ya cualquiera siento. Pero yo hasta estas
instancias comienzo a sentir. Fecundan dentro de mí como la vida que puede
dar el cuerpo femenino. Entre tú y yo todo es distinto, siempre cambia.
Ahora nos celamos, reñimos y peleamos cosas que nunca nos habían
ocurrido.

Ya no escribo con la frecuencia con que lo hacía antes. Puesto que contigo se
van todas mis letras.
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Me alegra poder estar contigo. Tal vez no físicamente pero sé que


mentalmente devoramos cada segundo de nuestro día pensando el uno en el
otro.

Hely. Querida. Te quiero. Te extraño. Pienso esperar eternamente para poder


ponto juntarme a ti.

Tu querido Dani.
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23/04/2013

Lejana Hely.

Cada plática contigo es enteramente diferente a la predecesora. Siempre


innovamos nuestras charlas. Y eso lo hace completo y exquisito.

Hemos planificado tantas cosas juntos. Queremos vivir y esto no puede ser
tan fácil, nuestras riñas lo obstaculizan.

No te preocupes. Es normal. La vida necesita un equilibrio. Si siempre nos


masturbáramos y eyaculáramos sin cansancio sería demasiado aburrido ¿No
lo crees?

Hoy es mi cumpleaños. Pero no pienso festejarlo. No celebrare de nuevo una


fecha importante y no es que mi cumpleaños sea importante. Si no que el
gozo que debe existir junto a ti debe ser inalcanzable.

Quiero vivir nuestros cumpleaños juntos, celebrar las fechas decembrinas, los
cumpleaños nuestro padre, el día de la cerveza, el día del taco. Festejar todos
los días. Conocer nuevamente el año. Vivir todo de una manera diferente.
Vivirlo todo desde el inicio. Siempre y cuando sea contigo.

Con cariño. Tu perro fiel.


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11/05/2013

Con cariño para Hely.

Hely. Me gusta iniciar esta carta con tu nombre. No encontré una palabra
más hermosa que aquella con la que te nombra la gente.

Con cariño me dirijo a ti. Escribo con enjundia al saber que todo lo que he
plasmado en papel debes leerlo con mayor emoción y desesperación que con
la que escribo yo.

Hoy he despertado. Con la aplastante y abrumadora soledad de cada día. No


soporto el despertar solo y no despertar junto a ti. Regocijado en tu pecho.
Mamar de tus senos con el instinto con el que se amamantan los bebes.

La vida es tramposa. Antes no tenía nada.. No necesitaba a nadie y ansiaba el


día que cogiera valor para yacer mi cuello enroscado en una cuerda. Después
apareciste en mi vida y como flor abierta al colibrí accediste a permitirme
beber de tu polen. Ahora solo necesito de ti. No hay nada que mis
pensamientos no alberguen emociones que se etiqueten te tu nombre. Y
ahora lo único que necesito esta tan lejanamente cercano de mi.

Lo siento si solo escribo de amor.

Disculpa por escribirte más de lo que ya miles escritores han escrito antes.

Lamento no poder vivir a tu lado.

Perdona lo estúpido y frágil que me he convertido.

Pronto estaremos juntos.

Con cariño y afecto. Dani.


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19/06/2013

Se ha saturado mi mente de millones de situaciones.

Quizás le prestó demasiada importancia y eso me hace infeliz.

Los momentos que se avecinan son demasiado elocuentes por lo que sobran
las razones para quedar loco de una buena vez.

Hoy por la mañana se ha publicado un “tour” que parte del distrito federal a
Guadalajara. Con escala en “Calle 2” para albergar un concierto y al concluir
regresar la Ciudad de México. Se lo he comentado a Hely dice que “Calle 2”
queda cerca a su casa. Es esta la oportunidad perfecta para conocernos. Si no
la aprovechamos, podría pasar mucho tiempo para que se preste una
situación así. El único altercado que sucede es que el evento se celebrara el
27 de Octubre. Fecha posterior al día en que platique por primera vez con
Hely. Sé que conocernos personalmente un año después de conocernos
virtualmente daría un plus esta relación tan rara que llevamos.

Ya casi un año de conocer a Hely. No es tanto tiempo si lo comparamos con


el vínculo que ahora nos une.

Con desesperación por estar contigo. Dani.


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08/07/2013

Para Hely con cariño.

Salí de mi casa a las 5:00 am en punto. Tenía una cita con Samantha a las 9:00
am y aunque el trayecto es de 2 horas no quería ser impuntual.

Así que cogí el colectivo y pague $10.00 pesos y tome un asiento.


Mentalmente hice cuentas y llevaba conmigo $15.00 pesos más. Así que
bajaría en la parada mas cercana a la estación del metro “Boulevard pto
Aéreo”. Tomaría el metro con dirección “Observatorio” descendería en la
estación “San Lázaro” y cogería el transborde con dirección “Ciudad Azteca” y
bajaría en la misma.

Después de esto me quedarían $10.00 pesos, ya que el coste del metro es de


$5.00 pesos. Una vez estando en Ciudad Azteca cogería el “Mexibus” que
cuesta $8.00 pesos por persona. Cogería el expreso que solo hace paradas en
6 estaciones de 18 disponibles. Yo bajaría en la terminal que lleva de nombre
“Tecamac”. Una vez ahí pediría una moneda de peso a cualquier persona
para comprar un cigarro de $3.00 pesos y pacientemente esperaría a
Samantha hasta las 9am y ella me prestaría $500.00 pesos (lo cual es el
motivo de nuestra cita) para así poder pagar mi viaje a Guadalajara para, por
fin, conocer a Hely.

Todo estaba perfectamente planeado. Tenía suficiente dinero y tiempo. Nada


podía salir mal. O al menos eso pensaba. Llevaba conmigo un celular antiguo
a diferencia de todos los celulares caros y prestigiosos que llevaban consigo
la mayoría de las personas. Así que tome mi teléfono y escribí un mensaje de
“buenos días” a Hely. Eran ya casi las 05:30 am y el colectivo estaba a punto
de incorporarse a la gran avenida Ignacio Zaragoza. Todo iba de maravilla.
Entonces decidí dormir un poco para acortar la pesadez de mi viaje.

Dormí como un bebe durante una hora. Revise el panorama que daba vista
por la ventanilla del colectivo y vi que no habíamos recorrido gran parte del
trayecto. Apenas había podido incorporarse a la calzada Ignacio Zaragoza.
Lloviznaba ligeramente y la gente comenzaba a bajarse de los autobuses y
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caminaba rumbo a la estación de metro más cercana. La estación “Acatitla”.


En el autobús en que viajaba apenas tenía 15 personas de las 50 que
aproximadamente habían iniciado el viaje. Sabía que ya habían bajado presas
de la desesperación del poco avanza en tanto tiempo. Lo tome con calma. Y
después de 30 min apenas habíamos avanzado 10 metros. Decidí bajar del
autobús y caminar con la que aparentaba ser una manifestación de obreros,
burócratas y estudiantes que llegaban tarde a sus destinos.

No sé porque pero todos me parecían tener el mismo aspecto. Todos eran


igualas. Confundidos, autómatas, rutinarios, desesperados y aburridos.
Camines hasta la estación “Acatitla”. Pague $5.00 pesos y ya eran las 7:00
am. El metro por obvias razón estaba completamente repleto y al parecer yo
era el único sin prisa.

Ahora mi ruta había sido modificada. Subí en Acatitla entre olor a obrero,
arrimones de penes y riñas entre mismos usuarios. Baje en la terminal
“Pantitlan”. Ahí transborde a las línea con dirección “Politécnico” y descendí
en la estación “Oceanía”. Volví a transbordar con dirección a “CD Azteca” y
todo volvía a la normalidad. Llegando a CD. Azteca recordé que no tenía
tarjeta para entrar al Mexibus. Y nadie entraba si no tenía tarjeta. Me
acerque a un joven rechoncho con uniforme de algún bachillerato de alguna
parte y le pedí el favor que me permitiera acceder al “Mexibus” con su
tarjeta. De una manera fácil y sin objeciones acepto. Recargamos mi pasaje y
cada vez estaba más cerca de mi destino. Tenía $2.00 pesos y apenas eran
8:10 am.

En el sentido de mi viaje no había mucha gente. De hecho solo éramos un


señor de unos 40 años, el estudiante rechoncho, el chofer y yo. Los mismos
durante 3 estaciones. Bajo el estudiante y el señor de unos 40 años se
levanto de mi asiento y se sentó a mi lado. Saco un arma de fuego y
escondido por los asientos delanteros me apunto al estomago. Nadie nos
volteaba a ver y el chofer iba completamente concentrado. Como si su única
misión en la vida fuera manejar ese autobús. No sabía si el arma tenia balas
pero no quería arriesgarme a gritar y me volaran el estomago de un disparo.
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Me hablo tranquilamente y con toda la sutileza se llevo mi viejo celular, mis


$2.00 pesos, mis audífonos y un plátano. En la estación siguiente se bajo del
autobús y yo seguí sentado si siquiera reaccionar. Faltaban 2 estaciones más
y me moría de pánico. Yo no era un joven rudo. Me desvanecía
constantemente y el poder morir en ese momento había cortado hasta la
leche de mis testículos. Sé que antes pensaba en el suicidio. Pero con Hely en
mi vida no quería que eso ocurriera… aun.

Me calme y una vez sereno decidí no reportar lo ocurrido con nadie o me


quitarían tiempo que ya no tenía. Ya eran 8:50 Samantha debería estar por
llegar al lugar acordado. Faltaba una estación y ya no tenía dinero para mi
cigarro.

Recordé que quizás, Hely, había respondido mi mensaje de buenos días y lo


mucho que se molestaría al no responderle pronto.

Llegue a mi destino, descendí del autobús y Samantha aun no había llegado.


Ya no tenía mi celular para comunicarme con ella. Lo cual no cambiaba las
cosas ya que nunca le ponía saldo. Para mandarle mensajes a Hely, ella me
recargaba $20.00 pesos y la ponía como numero gratis y así no los gastaba.

Espere largo rato. Dieron las 9:30, las 10:00, las 11:00. Samantha no iba a
llegar.

Tenía hambre, sed, no tenía dinero para regresar a casa y en todo mi día aun
no sabía nada de Hely.

Así que decidí escribir esa historia con la pluma y la libreta que aun quedaban
en mi mochila. La escribí 3 veces y vendí 2 a precio voluntario. Junte $10.00
pesos. Busque una papelería y con la tercera la fotocopie 20 veces que era
para lo que me alcanzaba con mis $10.00 pesos.

Fue un poco difícil venderlos todos pero por fin lo logre. Sin darme cuenta ya
eran las 3:00 pm y tenia $63.00 pesos en mi bolsillo. Aparte mis pasajes que
eran $23.00 pesos y me sobraban $40.00 pesos.
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Fui a comprar una torta enorme con milanesa, pierna ahumada y quesillo, un
refresco de 600 ml y un cigarro. Termine de comer y quede sentado en el
banco del puesto de tortas. Di una gran calada a mi cigarro solté una enorme
bocanada de humo. Pensé para mis adentros que aun no tenía ni un solo
peso para ir a conocer a Guadalajara a Hely.

Di otro gran jale a mi cigarro. Exhale el humo. Y me di cuenta de lo bonita


que es la vida… Cuando tienes a alguien que te espera incondicionalmente.
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17/08/2013

Joven, hundido en la desesperación, sueña con la abigarrada vida de volver a


las risas sosas y carcajadas alebrestadas. Sigue estudiando, a pesar de odiar
completamente el sistema educativo de su país. No solo odia a la gente que
le robo su sonrisa, odia igual a sus seres más cercanos. Por encima de todo,
odia la ciudad en que nació. Se odia a si mismo por beber como si no hubiera
mañana. Odia a toda la humanidad, así como a las aves, las mañanas de
soledad y las noches de zozobra. Lo único que le queda es una familia llena
de dinero. También la odia. Se levanta cada mañana entre un sueño pastoso
para entrar en un mundo vacio lleno de ambiciones plásticas y huecas. Donde
en tiempos cantaba y silbaba como una hermosa ave en mañanas soleadas y
frondosas, ahora va por ahí furtivamente, tosiendo, gimiendo y resollando. La
trágica mañana en la que despertó y se dio cuenta que no quedaba nada mas
era aun joven, jubiloso y viril. Esa mañana yacía entre su propia sangre y
lágrimas derramadas en un acantilada, sollozaba como un niño. El mundo de
risas y alegrías lo había dejado atrás tendido como un perro atropellado a
mitad de la carretera, ya nunca iba a poder alcanzarlos. En vano lloro como
un animal. En vano rezó. En vano llamo a su madre. La vida había terminado
para él: El era uno de sus despojos.

Cuando regreso de la escuela a su casa, quiso trepara hasta la azotea de su


casa, caer y morir. Quiso ver la habitación donde jugaba de niño. Miro la calle
desde la ventana de arriba y presa de la más absoluta desesperación, escupió
hacia ella. Cerró la puerta a sus amigos y se dio a la bebida. Pasan siglos
durante los cuales va y viene en la sombra de un recuerdo. Solo tiene una
seguridad. El dinero que su madre regala como tirar las sobras de la mesa al
suelo. Es como dar una pintura a un ciego.

Y entonces, una noche, sentado en la banca de un bar, una mujer aparece en


su vida, intercambian unas cuantas letras, se dedican a leerse por un
momento. El la invita a quedarse. Reza por ella. Escucha sus historias. Se
olvida de la amargura. Se olvida que alguna vez fue un lacayo monstruoso y
abominable. De repente, se da cuenta de que ama a esa mujer. No es
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necesario que ella lo ame, basta con que exista. Si consiente en platicar con
él ocasionalmente, por solo diez minutos, la vida volverá a tener sentido para
él.

Así sueño yo. Olvido todas las escenas acongojantes que han manchado mi
bella vida. Y ahora más que nunca y más que por nadie. Haría cualquier cosa
por ti Hely.

Feliz año que se ha escrito para nosotros.


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08/09/2013

Me encontraba caminando por el Zócalo de la CD. De México. Eddie había


prescindido para mi $200.00 pesos y un paquete de cigarros, además de
invitarme unos tragos en la terraza de Plaza Madero. Me encontraba un poco
aturdido pero no dejaba de pensar que por fin haría el depósito bancario
para apartar mi lugar en el “Tour” que me llevaría a Guadalajara a conocer a
Hely.

El costo total del viaje era de $700.00 pesos pero el resto podía entregarlo el
día del viaje, así que tenía poco menos de 2 meses para pagarlo.

Caminamos hasta el metro y regrese a casa.

A la mañana siguiente me levante de la cama a las 10:00 am. Me duche.


Desayune una taza de café y Salí disparado al banco a realizar el depósito.
Una vez realizado avise a Hely por un mensaje de texto para darle la buena
nueva. Ahora estamos a escasos días de por fin estar juntos.

El destino había cruzado nuestros caminos. Había dado una encrucijada y


ponía obstáculos para evitar nuestro encuentro. Ahora más que nunca,
estábamos a punto de ganarle.

Camine de regreso a mi casa. Solo pensaba en el 27 de Octubre. Contaba los


días, los minutos y los segundos para por fin llenar mi alma como jamás antes
lo había sentido.

En el camino encontré a un vagabundo y con el dinero que había ahorrado


por no regresar en autobús, con una grata sonrisa le regale la moneda,
además de regalarle un par de cigarros del paquete que me había regalado
Eddie. Ahora sabía que la felicidad es contagiosa. Yo era feliz y el vagabundo
también.

Seguí caminando saque un pequeño reproductor musical que estaba


abandonado en mi casa, me coloque los audífonos y reproduje una canción
que Hely había dedicado para mí. Encendí un cigarrillo y me senté en una
banqueta a contemplar como toda la gente infeliz iba de un lado a otro sin
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notar la felicidad que circulaba por mi cuerpo. Ahora yo era el ave en pleno
vuelo y ellos eran mis presas. Nadie me iba a detener. Con Hely a mi lado
sabia lo indestructible que me volvería.
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01/10/2013

Era ya muy tarde y tenía la pincha más gruesa que nunca. Nunca había
mantenido una relación sexual con nadie jamás. Eso me hacia virgen y
vulnerable a burlas de algunas personas. Como si fuera de gracia o si a ellos
los hicieran superiores por meterla a los 13 años, contraer herpes o ser
padres sin estar planeados. No me apresuraba tener relaciones sexuales. Mi
mano me ayudaba bastante. Por lo regular cada 3 días le daba gusto al gusto.

Pero esa tarde en especial la verga me moqueaba, llevaba ya casi 40 minutos


erectos y rameado en venas. Quería desflemarla lo más pronto posible pero
no encontraba un video porno que de verdad me tomara del pescuezo y
prensara mi atención.

En segundo plano mantenía una conversación muy personal con Hely. Así
que me atreví a decirle que si el día que nos conociéramos follariamos. Dijo
que ella nunca había tenido relaciones. Así que en esto no era el único. No
me costó trabajo convencerla de coger conmigo, ya que al final de cuentas
los rodeos para dos personas que de verdad se necesitan están por demás.

Ya teníamos varias cosas planeadas para mi visita a Guadalajara. Nuestro


reconocimiento personal y todo lo demás. Le pedí un adelanto. Pedí que me
enviara fotos desnuda, quería sacar el yugo de mi cuerpo cuanto antes. Y
Hely me fascinaba, así que ese era el momento perfecto para conocer su
intimidad y satisfacerme personalmente.

Traes un largo rato de mancuernas y riñas se negó. No le pareció la idea. No


me inmuto. Me tome un descanso y me fui al baño. Cogí un trozo de papel
higiénico y empecé a fantasear manteniendo nuestra primera relación
sexual.

Comencé imaginando como seria la habitación del Hotel en la que nos


hospedaríamos. La cama “King size”, los buros a los costados, la mesa de las
comidas con las sillas de madera, la alfombra, el baño y quizás hasta un
jacuzzi. Imagine llegando tan ansioso para comenzar a besarla, despojarnos
sin más ni menos de nuestras pertenencias y la ropa. Comenzar con un poco
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de sexo oral, acariciarnos de pi a pa, jalarnos el cabello, arañar nuestras


espaldas, ponerme el condón, meter mi verga en su vagina viscosa y babosa y
jadear todo el tiempo posible. Eyacular, llegar al éxtasis estallar entre sus
piernas, besarla nuevamente. Recostarnos, encender un cigarrillo y descansar
un momento para simplemente comenzar de nuevo.

Entonces tire el semen en mi mano, no había notado el momento de mi


clímax y no me había dado tiempo de apuntarlo al pedazo de papel. Había
sudado un poco. Limpie mi mano, Salí del baño y regrese a platicar con ella.
Le conté mi fantasía y mi eyaculación. Prometió que todo eso pasaría cuando
estuviéramos juntos.

Esperar tanto tiempo para follar por primera vez, iba a valer la pena.
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27/10/2013

Eran las 00:00 cuando esperaba sentado en la estación del metro “Eugenia”.
Había tomado demasiadas cervezas y suficientes cigarrillos para no
desesperarme. El transporte que partiría a Guadalajara había prometido salir
exactamente a la media noche y aun no se veía pista de él. A mí alrededor se
encontraban aproximadamente 20 personas. Al parecer todos esperábamos
el mismo momento.

Dieron las 00:40 hrs cuando por fin apareció el autobús. Cogió el resto de los
pasajes y yo por fin llevaba más de $20.00 pesos en mis bolsillos. Con ayuda
de un trabajo que conseguí los sábados durante el último mes había
conseguido tener $1000.00 pesos para el día. De los cuales $300.00 había
gastado ya en cigarros y cerveza. Ahora tenía más de $500.00 para liquidar
mi pasaje. De todo lo demás Hely se haría responsable. Subimos al autobús y
en punto de la 1 de la mañana partimos a Guadalajara. Iba un poco aturdido
por las cervezas que había tomado antes así que dormí fácilmente.

Al despertar eran ya las 7:00 am y se miraba por la ventanilla solo carretera,


montañas, pasto y arboles –que hermosa vista, pensé para mis adentros-. El
promedio del viaje era de 5 horas y ya íbamos atrasados. Comencé a
desesperarme. Quería llegar lo más pronto posible.

Por fin llegamos a Guadalajara. Se hizo una escala en un lugar llamado “San
Juan de Dios” el cual me parecía hermoso, todo lo que alguna vez hubiera
visto Hely me parecía formidable y fantástico. Obviamente yo no era
formidable y fantástico ya que Hely no me había visto jamás, pero ella si
había tenido la oportunidad de verse al espejo por lo que me parecía
formidable, fantástica y hermosa. Bajamos del autobús y con el amigo que
había echo durante el viaje y que iba sentado a mi lado bajamos a comer. El
pidió unas enchiladas suizas y yo pedí un pozole y una cerveza. Era la persona
más feliz del mundo por estar a unos minutos de estar con Hely. Asi que
pague la comida de mi nuevo compañero de viaje y pague su bebida. Salimos
a caminar un poco y luego el tiempo se hizo largo y pesado. Aun no
partíamos a calle 2 y me moría de ansias.
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Por fin se decidió partir al recinto. Se dieron algunos informes una vez lleno
el autobús con los pasajeros y se repartió el boleto del concierto. Cogí el mío,
sabía que Hely tenía uno igual. Partimos a calle 2 cuando se hizo una nueva
escala en una tienda para que la gente comprara lo que necesitara y yo ya
necesitaba una cerveza. Compre mi cerveza y regresamos a andar por el
camino.

Aun viajamos durante 30 minutos. El chofer del autobús pregunto si alguien


contaba con celular GPS. Un joven gordo y rubio con las mejillas rosas
dispuso del teléfono. Me estaba hartando. Si no hubiera tomado ya un poco
de cervezas apuesto que hubiera roto la ventana.

Volvió al camino y anuncio que habíamos llegado al recinto.

Mandaba mensajes por celular con Hely. Nos comunicábamos para saber
donde nos encontraríamos. Entonces como un arrullo meciendo a los peces,
como un ave llevando de comer a sus polluelos, como la abeja mamando
polen de las flores, sentí iluminarse de nuevo mi vida. La vi caminar. La vi
meneando el culo con soltura de aquí para allá. Su enorme y jugoso culo. Con
sus leggins y su blusa a rayas blancas y grises. Sus característicos lentes
oscuros que ocultaban sus enormes ojos. La vi por primera vez a lo lejos. Vi
su melena como nunca nadie antes la había visto. Corrí lo más rápido que
pude hacia ella. Corrió hacia mí. Se lanzo a mis brazos y con un enorme beso
devore todo el pintalabios rojo de su boca. Estábamos juntos por primera vez
y ese momento nadie iba a poder arrebatarlo.

Las flores brotan

El humo se disipa

Las lágrimas desaparecen

Y yo te entrego mi vida.
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Eran casi las 12:00 del día. No existía nada más en ese momento que ella y
yo. Cogí su mano y la apreté fuertemente. Quería que se sintiera segura. No
podíamos dejar de besarnos. Platicamos un momento de todo lo que ya
sabíamos de nosotros. Fumamos tabaco y exhalábamos nuestro humo de
boca en boca.

Paramos un taxi y pedimos que nos llevara a un hotel llamado “Play Boy”.
Llegamos en menos de 10 min y bajamos del taxi. No podía dejar de verla.
Parecía un idiota hipnotizado. Cualquiera que me viera me llevaría a un
manicomio sin dudarlo. Ella lucia muy alegre y verla alegre me hacía más feliz
que nada en el mundo.

Ella pago el taxi y pago la habitación del hotel. Entramos y con tanta
desesperación me llevo a la cama, nos recostamos y comenzamos a
besarnos. Después de tanto tiempo tan distantes ahora solo la ropa nos
detenía. Comenzó a tocar mi pene y yo apreté fuertemente su cuerpo contra
el mío prensado de su enorme culo. Devoramos nuestros labios, nuestras
respiraciones entrecortadas y con las ansias malditas de perder nuestra
castidad comenzamos a desnudarnos. Yo sin ropa y ella apenas en ropa
interior comenzó a mamar mi verga. Mas que el placer y la satisfacción sexual
sentía el cariño y el amor de una persona que te había esperado hasta tu
llegada y yo siendo siempre tan egoísta por primera vez entregaba desnudo
mi ser a una persona que llevaba unas horas de conocerme.

Siguió mamando mis genitales durante largo tiempo, no tenía noción de


cuanto había pasado. No me importaba, quería disfrutar mi estancia junto a
ella. Arranque su brasier de tajo y comencé a besar sus senos, note lo
excitada que se encontraba. Mordía afablemente sus pezones y luego lleve
nuevamente sus labios a los míos. Ella acariciaba mi cabello y yo jugaba como
niño en dulcería con su culo y su enorme melena castaña.

Tenía la verga tan dura y babosa que necesitaba meterla por primera vez, no
quería interrumpir el momento tratando de ponerme condón pero ella
insistió. Me puse lo más rápido posible el preservativo y ella se hundió en las
sabanas. No podía ver enteramente su cuerpo desnudo. Me hundí con ella y
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se coloco un poco de crema para que mi verga entrara lo mas sensiblemente


posible. Tomo mi pincha con su mano derecha y coloco mi la punta en su
panocha que se sentía terriblemente hirviendo y babosa y viscosa.

Di un ligero empujón y note como su cuerpo se estiraba de tal excitación


pero con mucho dolor. Me susurro al oído que le dolía demasiado así que
trate de ir mas despacio, deje el pedazo que ya había entrado y seguí ahí
inmóvil esperando a que cogiera un poco de aliento. Me pidió que empujara
otro poco. Y cuando entro apenas un centímetro más de trozo empezó a
rodar una pequeña lágrima de dolor y mi nalga derecha ahora tenía un
calambre. Aun no habíamos llegado a nada y no habíamos empezado de la
mejor manera. Saque mi miembro por completo y ahora me recosté yo. Le
dije que ella me montara y metiera mi verga en su coño a su ritmo. Así fue.
Poco a poco empezó a entrar mi pene y yo sentía como hervía ahí dentro.
Fue más fácil aun y yo sentía rosar el cielo. Sentía por primera vez el mayor
placer de la vida y no con una cualquiera. Con una mujer a la que quería. Así
que dispusimos del momento y comencé a entrar y salir de su vagina tan
vigorosamente que le volé hasta el cráneo… Durante 20 segundos. No había
podido evitar mi eyaculación y los tire dentro de su chocho. La saque y como
un imbécil me orille a la cama.

Me dijo que no había estado mal y como loco comencé a reírme


bruscamente. Yo había llegado, ella no había ni siquiera sentido un poco y
seguíamos siendo una pareja feliz. Nada entorpecería el glorioso momento
que ahora vivíamos.

Volvimos a hacerlo un par de veces más. Con el mismo resultado que el


primero. Yo estaba tan caliente que no podía aguantar más de 1 min. Ahora
el reto a vencer era 1 min. Pero no lo conseguirá al menos ese día ya que ya
no pude levantar mi amiguito una vez más.

Si a ella no le importaba y lucia igual de contenta que nunca, entonces no sé


porque yo debería darle tanta importancia.
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Encendimos un cigarro para cada quien y pedimos una Pizza de pepperoni.


Me conto mas sobre su vida. De algunos malos ratos que pasan sus padres.
La infidelidad que pasa durante el matrimonio. Las clases de baile y sus
amigos gays. Aun no sé cómo sus amigos se vuelven gays teniendo ese
pedazo de culo como amigos. Si, lo sé, estoy obsesionado con su culo.

Comimos Pizza y tomamos agua. Fumábamos como pipas y decidimos


bañarnos. La habitación había quedado echa un desastre y una enorme
mancha de sangra daba color a unas sabanas blancas.

Una vez limpios de sudor y pasión. Nos miramos fijamente a los ojos,
quedamos mudos, no teníamos nada que decir. Las miradas lo decían todo,
estábamos dispuestos a morir el uno por el otro. Me acerque tanto, la
escuche respirar. Escuche sus latidos. Comencé a besarla. Un beso tan largo y
apasionado que nunca olvidare. Encajo sus dientes a mis labios. Me deje
morder acaricie mi lengua con la suya. Nuestras narices embonaban una a
otra. Teníamos los ojos cerrados pero podíamos observar perfectamente el
alma del otro. Comenzamos a morir a partir de ese beso.

Recogimos nuestras pertenencias y salimos de la habitación. Tomamos un


colectivo y regresamos al recinto del concierto. Parecía como si todo
estuviera desértico. Había miles de personas pero yo solo podía ver a una.
Compramos un refresco y todas las canciones románticas de todos los
artistas que conocía las cantaba a su oído. No me di cuenta el momento en
que me había vuelto tan frágil. Ahora un soplido de desprecio me haría
romperme en mil pedazos.

Nos dio la media noche y ella tenía que irse o se metería en problemas.
Problemas que no le importan con tal de estar a mi lado. Y yo había curado
mi vida. Ahora mi único problema era el no poder estar con ella cada
segundo. Nos despedimos. Nos besamos largo rato. Volví a acariciar su culo y
metí mi mano a su panocha. Sentí venir una erección tremenda. Pero ya no
cogeríamos hasta volver a vernos. Rose su mano. Acaricie su cabello y la vi
alejarse. Desapareciendo entre la multitud.
43

Regrese al autobús. Regrese a mi ciudad. Regrese a mi casa. Regrese a mi


vida de mierda, roseada con la fragancia del amor.

Me acosté en mi cama y dormir durante largas 13 horas. Recordé muchos de


mis sueños. Todos con ella. Prepare una taza de café y mire por la ventana.
La vida había vuelto a brillar para mí.
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15/11/2013

Unos días habían pasado y había regresado a la cuba más que nunca. El no
poder estar con Hely todo el tiempo me había vapuleado de un solo golpe.
Antes solo necesitaba poder hablar con ella pero ahora es indispensable
estar con ella.

Habíamos platicado de nuestro siguiente encuentro y era ella la que vendría


a la Cd. De México a juntar de nuevo nuestros cuerpos.

Yo sabía que ella vendría a como diera lugar. Con su sueldo alcanzaría para
sus pasajes y más, aun así no dejaría que ella corriera con todos los gastos y
decidí buscar un oficio.

Para comenzar sabia lo inútil y holgazán que era. Así que buscaría algo que
no requiriera mucho esfuerzo. Pensé en ser conductor pero recordé que no
sabía manejar más que triciclos y bicicletas. Así que pensé en mi tía. Mi tía
era encargada de una purificadora de agua. Me acerque a pedirle empleo y
me lo dio sin más ni menos. Me ofreció $50.00 pesos al día mas propinas de
los garrafones que llevara a domicilio. Pensé que era poco pero al analizar la
zona en la que se encontraba me di cuenta que la demanda debía ser alta. Así
que acepte el trato y un día después ya estaba repartiendo garrafones de
agua. No le comente nada de esto a Hely porque sabía que se negaría a
dejarme trabajar y que mi único deber era darme prisa a terminar la
vocacional, ingresar a una ingeniería e ir a vivir con ella. Era demasiado
tiempo pero habíamos jurado esperar impacientemente pacientes.

El primer día había ganado $100.00 pesos en 5 horas. No era de gran


esfuerzo el trabajo pero moría de hambre. Mi tía me invito a comer el primer
día pero dijo que no seria así todos los días y que debía esforzarme más por
repartir más garrafones y obtener más dinero para comer. No me intereso. Y
el día siguiente apenas había repartido dos garrafones con una propina de
$2.00 pesos cada uno. Era tarde y con mi fracaso regrese a casa frustrado.

Estaba fastidiado y comencé a tratar con mucha pesadez a Hely. No sé


porque. Ella no tenía la culpa de mi pendejes. Me recosté y vi pasar todas las
45

horas de la noche en mi reloj. No podía dormir. Ya habíamos acordado en


qué fecha vendría Hely a nuestro encuentro viernes 6 de diciembre. Se
quedaría a mi lado 4 o 5 días. Hubiera aceptado que se quedara una semana
siempre y cuando yo juntara el dinero suficiente para retenerla aquí. Apenas
tenía $150.00 pesos y unas ganas de no volver a trabajar nunca más.

Regrese al trabajo desvelado. Que era una sensación mejor que llegar crudo.
Ya había llegado alguna vez crudo a la escuela y era horrible tener que lidiar
con los profesores y alumnos también. Me empeñe 12 horas a mi trabajo y
conseguí $200.00 pesos apenas en 8 horas. Decidí trazarme una meta de
$100.00 pesos más para comer y tomar una cerveza y luego regresar a casa. Y
lo logre. Durante todo el trabaja había pensado en los hermosos días que
pasaría con Hely. Anhelaba que llegara el día acordado. Era mi motivación y
una vez más, gracias a ella, había logrado lo que quería. Si podía prescindir de
ella toda mi vida. Nada volvería a ser difícil en mis días.

***

Mi abuelita hace tandas. Y ese mismo fin de semana daba inicio una nueva.
Así que hice cálculos y tenían que pasar 4 números semanales de tanda para
que tocara el día que Hely llegaba al Distrito Federal. Pedí a mi abuelita que
permitiera darme el número 4 con $100.00 pesos semanales y acepto. En
casa tenia $300.00 pesos que daban lugar a 3 números de tanda antes de me
tocara recibirla. Conserve el dinero y renuncie al trabajo. Tenía $1000.00
pesos asegurados para el 06 de Diciembre y después me preocuparía por
prescindir de los siguientes números. No me importaba otra cosa que pensar
en todas las cosas que iba a vivir con Hely el día que ella llegara México.
46

11/12/2013

El día había llegado. Era 6 de Diciembre y la mañana lucia hermosa. Era una
Ciudad llena de basura pero nada podía quitarle la excelsitud a esa mañana.
Me levante aproximadamente a las 8 de la mañana. Una energía semental
corría por mi cuerpo. Tenía que aprovecharla al máximo. Me levante prepare
una taza de café, huevos estrellados, tocino dorado y compre un par de
cigarrillos sueltos.

Después de un excelente desayuno salí de casa y camine durante un par de


horas sin rumbo fijo. Estaba dispuesto a que mi mañana me llevara a donde
ella le apeteciera. Mi mente divagaba entre cientos y miles de sucesos. Pensé
en todas las mañanas pantanosas y tormentosas que me habían orillado a
pensar en el suicidio y sin darme cuenta habían desaparecido largo tiempo
atrás. Tenía una razón para seguir vivo. Quizás eran más las razones pero solo
tenía conocimiento de una y era el construir un lecho junto a una mujer.

Hely llegaría a la central de autobuses alrededor de las 6 de la tarde y yo


tenía tiempo de sobra, así que continúe caminando y llegue a una estación de
metro. Subí y empecé a viajar por todas las estaciones que me fueran
posibles visitar. Viaje hasta la terminal de la línea en la que había ascendido
al metro. Una vez ahí, transborde por la línea “9” que viaja de Pantitlan hasta
Tacubaya. En Tacubaya volví a transbordar hasta la estación Rosario y una
vez ahí continúe con mi hazaña hasta llegar a Martin Carrera. Recorrí toda
esa línea hasta Jamaica y regrese a Pantitlan. Una vez ahí abandone el metro
y camine durante una hora más. Teniendo como destino final el lugar donde
trabajaba mi abuela. Llame a la puerta y un trabajador desconocido abrió.
Me permitió el acceso y ahí estaba mi abuela, haciendo su labor de sirvienta.
Pensé por un momento en lo egoísta que me comportaba. Ella trabajando y
yo perdiendo el tiempo viajando en metro. Segundos después habia olvidado
mi remordimiento.

Recogí mi tanda. Una vez con el dinero en mano salí apresuradamente y


busque un bar. Encontré un par. Todos cerrados. Aun era demasiado
temprano para que estuvieran abiertos. Inmediatamente pensé en la
47

pulquería que se ubicaba fuera de la estación Buenavista y rápidamente me


dirigí allí.

Entre a la pulquería y pedí una cerveza de litro en su envase. Di un largo


trago y comencé a pensar en todo lo que se avecinaba en un par de horas.
Seguí tomando mi cerveza por una hora y eran casi las 3 de la tarde. Hely aun
no me avisaba si ya había cogido el autobús así que hice una recarga
telefónica para poder comunicarme con ella. De paso compre un girasol para
regalárselo una vez encontrándome con ella. Me pareció algo muy extraño,
ya que nunca había regalado una flor.

Compre una dona azucarada y llame por teléfono a Hely. Contesto un tanto
agitada. Me di cuenta que algo había pasado mal. Me conto lo ocurrido. Vi
desvanecerse todos nuestros planos como un cristal que se quiebra de un
disparo.

Ella había escapado de su casa por la mañana y no le diría a sus padres donde
estaría hasta que estuviera a mi lado. Su hermano se dio cuenta y se lo dijo a
su madre. Su madre regreso a casa y encerró a Hely en su habitación. Ella
volvió a abrir la puerta y tuvieron una riña con la increíble hazaña de llegar
incluso a los golpes.

Me sentía inútil. Ella haciendo todo por llegar a nuestra cita y yo varado
comiendo una dona de azúcar.

Me pidió que esperara hasta que se comunicara conmigo. Y así fue.

Espere durante unas 3 o 4 horas sentado dentro de la biblioteca leyendo un


libro. Pero no podía concentrarme. Era inútil. No podía dejar de pensar en lo
que podía pasar. Quizás ya no vendría y no la vería en más tiempo aun.

Por fin alrededor de las 7 de la noche me llamo por teléfono. Con una seria
plática con sus padres le dieron autorización. Pero no ese día si no hasta el
siguiente. Entre lágrimas me pidió perdón. Lo cual no podía comprender ya
que no soy demasiado inteligente. Me pidió que esperara hasta el día
48

siguiente. Desconsolado pero más tranquilo regrese a casa completamente


vapuleado.

***

Era sábado por la mañana y la mañana no sabía igual a la mañana anterior.


Nada sabe nunca igual. Ni siquiera la cerveza. La siguiente sabe mejor que la
predecesora.

Eran casi las 12 y Hely por fin llamo por teléfono. Conteste con una risa sosa y
me dijo que se dirigía a México. Todo resplandecía nuevamente. Continúe
recostado en mi cama y pensé en el girasol que había comprado para ella y
que ahora no sabía donde había quedado. Salí de mi casa y compre un
paquete de 6 cervezas. Regrese a mi habitación y comencé a engullirlas una
tras otra.

Llegue a la central de autobuses a las 6 de la tarde y Hely aun no se


comunicaba conmigo. Pensé lo peor. Espere un par de horas mas y comencé
a desesperarme. Pensé en el más de un año que espere para poder verla por
primera vez y me tranquilice un poco, sabía que otro par de horas no me
matarían.

A las 9 de la noche por fin llamo por teléfono. Me dijo que el Autobús estaba
estancado en el trafico y una señora de muchos años le comento que estaban
a escasos minutos de arribar a la central de autobuses. Comencé a alegrarme
excesivamente y a desesperarme por completo.

Dieron las 10 de la noche y llamo nuevamente. Dijo que empezaban a bajar


del Autobús en el andén numero 3. Me dirigí corriendo hasta allí y justo
cuando llegue bajaba ella del autobús. Una blusa pintada como un guepardo,
unos leggins negros y sus tenis rojos cubrían su excitante cuerpo. En el rostro
no llevaba lentes. Lo cual me lleno de alegría pues desde lejos sus enormes
ojos resaltaban de maravilla. Camino un par de metros y cruzo el torniquete
49

de entrada. Corrí hasta ella y casi la derribo. Comenzamos a besarnos con


frenesí, como si no hubiera un segundo más para volver a besarla. La vida nos
sonreía a ambos.

***

Salimos de la estación de autobuses. Cogí su maleta y compramos un par de


boletos para acceder al metro. Con su voz de ninfa maliciosa me platico
historias que no me había contado antes. Comento su retraso y el cuanto me
extrañaba. Pude escucharla toda la vida sin pedir nada a cambio.

Viajamos durante una hora y por fin llegamos al Hotel en el que abríamos de
hospedarnos durante las siguientes 3 noches. Era casi media noche. La
recepcionista del hotel nos hizo esperar exactamente hasta la media noche.
Hely no dejaba de mirarme y no dejaba de sonreír. Por un momento que
estaba loca. Y después me di cuenta que de verdad lo estaba y yo estaba loco
también. Ahora teníamos algo más en común. Ambos estábamos locos y
estúpidos. Y haríamos más cosas estúpidas el uno por el otro.

Dada la media noche por fin pudimos adquirir una habitación. Nos dieron la
13-A. Que pude deducir que era la habitación 3, del piso 1, de la torre A. Y
ahí íbamos. Desesperados por volver a estar en la intimidad uno del otro.

Entramos a la habitación. Instalamos nuestras cosas y nos dimos cuenta de lo


desagradable que era la habitación. Pero ni una habitación tan desagradable
podría opacar el maravilloso momento que era el estar juntos el uno del otro.

Comenzamos a platicar y a fumar un par de cigarrillos, interrumpidos por


largos besos violentos. Tiramos los cigarros a la alfombra y nos recostamos
en la cama. Ella encima de mí. Podía acariciarla toda. Comenzamos a
desnudarnos. Después de estar completamente desnudos nos dirigimos a la
ducha. La cual era la fantasía sexual de ambos. Abrimos le regadera y el agua
estaba helada. Lo cual no nos inmuto ya que juntos no podíamos sentir lo fría
50

o caliente que estaba. Los únicos calientes ahí éramos nosotros. Me puso
condón y me pareció un error coger con condón en la ducha. Deje de darle
importancia y sin más ni menos se la metí de un golpe. Escuche un largo
gemido de dolor y placer al mismo tiempo. La tenia de a perro. Comencé a
darle una metida tras otra. Con una mano cogí su cabello, haciendo una
coleta y con la otra rodee toda su cintura. Entre ratos daba una dura nalgada,
lo cual le fascinaba y la hacía gemir aun más. En otros momentos acariciaba
febrilmente sus senos y en otros tomaba fuertemente de su mano.

5 minutos después había fracasado nuevamente. Yo y mi pequeño pene


habíamos perdido otra vez. Ella no estaba satisfecha y yo había eyaculado ya.
Me sentí un poco impotente pero ella no le dio importancia.

Nos secamos con un par de toallas y completamente desnudos nos dirigimos


a la cama. Recostados comenzamos a platicar. Reímos. Nos miramos
fijamente a los ojos. Nos besábamos y no nos importaba que afuera hubiera
guerras. Que la gente moría de hambre y el fin del mundo estaba más cerca
que nunca. Este momento solo daba pista a ella y a mí.

Sin darme cuenta caí en un profundo letargo. Desperté un poco inconsciente


de lo que había ocurrido en la noche anterior. Y al verla a mi lado
completamente dormida. No pude pensar en nada más que en lo que estaba
soñando. Quizás soñaba conmigo o quizás soñaba con alguien más. Quizás
soñaba con sus problemas o con los míos o soñaba que yo era su problema.
Soñara lo que soñara, yo la contemplaba dormida y en ese momento era
inmortal. Nada me mataría jamás en ese segundo. Nada quitaría de mis ojos
esa postal. Y nadie jamás la vería con los ojos con los que en ese momento
pude verla yo.

Durante todo ese día visitamos a mi padre y a mi abuela a su casa. Mi


abuelita dio un gran almuerzo y dio el visto bueno a Hely. No me importaba
quien diera el visto bueno o malo a Hely. Yo la había elegido y ella me había
elegido a mí y nadie jamás iba a poder cambiarlo.
51

Salimos de la casa de mi abuelita en plena tarde y lleve a Hely a conocer el


Zócalo capitalino. No es que yo quisiera llevarla ahí pero ella quería
conocerlo. Pude llevarla a lugares más bonitos, ocultos y misteriosos pero lo
que ella me pidiera lo haría sin prejuicios ni reproches.

Una vez que conoció el Zócalo de la cuidad de México y haber caminado por
la histórica calle de Madero decidí llevarla a la cima de la “Torre
Latinoamericana” Compramos un par de pulseras, una para cada una y
subimos por el elevador rodeados de mas personas. Una vez arriba nos
hicieron hacer fila. No conocía peor idea que las filas y sea quien haya sido lo
maldigo y espero se retuerza en su tumba.

Esperamos durante unos 10 minutos, subimos unas escaleras de caracol y


por fin pasamos al mirador de la torre. Una sublime sonrisa dibujaba su
rostro. Sus labios gruesos y rojos me incitaban a besarla en ese momento. Y
así lo hice. Nos besamos y vimos toda la Ciudad de México opacada por el
smog y los carros y la basura y los malinchistas y los burócratas y todo
aquello que pudriera esta ciudad.

Hely miraba fijamente todo lo que desde ahí arriba se pudiera ver y yo lo
único que podía era verla a ella viendo todo aquello. Estábamos cerca del
cielo. Y por un momento el amor estaba celoso de nosotros. Nadie había
amado en ese momento más que ella a mí y yo a ella. Nos habíamos
despojado de todo lo malo y la perfección llenaba nuestros cuerpos. Hely y
yo éramos indestructibles juntos. El peor ejército del peor país podía temblar
el vernos caminar juntos.

Estaba oscureciendo y regresábamos al hotel donde nos habíamos


hospedado. Solo que esta vez nos hospedamos en un hotel contiguo al
anterior, ya que el primero nos parecía de muy mal gusto. Una vez alquilada
una nueva habitación en el nuevo hotel comenzamos a besarnos,
acariciarnos, excitarnos y matarnos poco a poco.

Completamente desnudo comencé a besar sus pechos, unos pechos


pequeños que eran perfectos para abarcar con mis pequeñas manos. Toco mi
52

pincha y empezó a mamarla. Una mamada inolvidable. Me juraba que nunca


había mamado la pincha de alguien más y por ese momento pensé todo lo
contrario. No me importaba. En ese momento mamaba la mía y no existía
comparación con lo que me hacía sentir. La recosté en la cama y comencé a
mamar su chocho. Un chocho dulce y viscoso. Se excito tanto que se retorcía
en la cama y yo aun mas excitado comencé a introducir mi lengua en su ano.
Sabía que era algo grotesco pero en ese momento parecía un hormiguero
lleno de jalea. Me puso un condón y le metí mi verga en su coño. Di fuertes
empujones y note su tremenda excitación, pero no había notado la mía y
como el semen escurría y chocaba con las paredes del condón. Había
fracasado como follador pero no como amante. Amaba a Hely y a ella no le
importaba quedar a medias con tal de que yo estuviera satisfecho. Era el
hombre más afortunado del mundo.

***

Era lunes y ella me había despertado con un poco de sexo oral. Sentí
tremendo cosquilleo y una erección fantástica que no pude contenerlo y le
solté todo mi esperma en su cara. Se molesto un poco y se limpio con un
trozo de papel. Olvido lo ocurrido y se recostó en mi pecho. Acerque mi
mano a su culo y me miro fijamente a los ojos.

Me dijo que me amaba. Le dije que la amaba. La vida nos amaba. Y estar
juntos hacia que todo el mundo se amara a la vez.

Salimos de la habitación sin nuestras pertenencias ya que esa noche


regresaríamos. Eran casi las 11 de la mañana y llegábamos al “Teatro
Metropolitan” para conocer el cartel del festival de música cultural “Vive
Latino”. Mi amigo Guillermo nos acompañaría. Hely no le molestaba en lo
mas mínimo. Solo quería estar conmigo y le molestaría que no estuviera con
ella. Lo cual no ocurriría.
53

Encontré a Guillermo en una banca frente al recinto. Nos saludamos con


mucha simpatía y le presente a Hely. No te como le miraba el culo. Lo cual no
me molestaba. Sabía que muchos hombres lo hacían y yo también lo hacía. Y
verle el culo a una mujer lo hacían todos los hombres y no existía un tratado
que prohibiera que tu mejor amigo le viera el culo a tu novia.

Compramos una cerveza de litro y la escondimos en la mochila de Guillermo.


Burlando una patrulla que se encontraba a escasos 10 metros de nosotros la
engullimos completamente.

Hely me abrazaba y acariciaba mis manos febrilmente. Ningunas manos


tocando un cactus sentirían el placer que sentía en esos momentos.

Sobornamos al cadenero de las instalaciones para que nos permitiera pasar.


Nos pedía $200.00 pesos. Pero con mi labia y mis mentiras pude rebajarlo a
$70.00 pesos. Entramos los 3 y una vez dentro tocaba una banda. Comenzó la
presentación y después de conocerla nos tomamos fotos con algunos artistas
que eran de nuestro agrado.

Al concluir el momento, nos retiramos por donde llegamos. El cadenero


seguía ahí y le regale una sonrisa de agradecimiento. Caminamos durante
unos metros y Guillermo tenía que partir a la escuela. Lo despedimos y
regrese con Hely en el metro hasta la estación “Boulevard Pto. Aéreo”. Ahí se
encontraba el negocio de mi madre a unas cuantas cuadras. Una vez ahí
invite a Hely a que comiera un poco. Yo pedí unas enormes enchiladas con
bistec y ella apenas una ensalada pequeña que dejo a la mitad y tuve que
terminarla yo. Mi madre miraba fijamente a Hely como si fuera una ladrona
que se llevaba a su hijo el más despreciado. Lo único que hice fue ignorar a
mi madre. Hely ni si quiera lo había notado.

Salimos del restaurant de mi madre y caminamos a uno de los autobuses que


nos llevaría a casa de una de mis tías por parte de mi madre. Mi tía me
agradaba. Era muy buena conmigo y pensé que a Hely le agradaría también.
Abordamos el autobús y después de un trayecto como de una hora Hely y yo
seguíamos vivos y seguimos caminando juntos.
54

Llegamos a casa de mi tía y ahí estaba una de mis 3 hermanas. Las presente.
Mi tía no se encontraba. Así que no había mucho que hacer. Subimos hasta la
azotea de la casa de mi tía y le mostré a Hely el paisaje que se dibujaba desde
ahí arriba. No era un paisaje tan agradable pero nos gustaba a ambos.

Nos sentamos en la cornisa de la azotea. No teníamos miedo a caer puesto


que sosteníamos nuestras manos mutuamente y muy fuerte. Si estábamos
juntos nada malo nos podía pasar. Encendí un cigarrillo. Cante una canción
romántica para ella y empezó a sollozar en mi hombro. Respire
profundamente y pensé fuertemente en ese momento. No quería olvidarlo y
nunca lo olvidaría. Estoy seguro que ella tampoco lo olvidaría jamás.
Comenzamos a besarnos. Nuestra respiración comenzó a entre cortarse.
Nuestro cabello empezó a alborotarse y decidimos parar antes de que le
metiera mi verga ahí mismo.

El atardecer estaba en su clímax. Lo vimos sin decirnos una sola palabra. El


ver como se ocultaba el sol entre los cerros y saber que lo veíamos fijamente
bastaba para iluminar nuestros rostros e inmortalizar el momento.

Regresamos a nuestro hospedaje sin apenas decir una palabra. El silencio


carcomía nuestros sentimientos. El final de este encuentro estaba a punto de
llegar y la tristeza invadía nuestros cuerpos. Pero ni la amargura más grande
iba a poder con el fervor que albergaba nuestros seres por vivir al máximo
cada segundo que nos fuera posible de estar juntos.

Entramos a nuestra habitación que era la número 10 de un motel muy


bonito.

Nos recostamos y pedimos una cubeta de 6 cervezas. Encendimos unos


cigarrillos y reprodujimos música en mi teléfono celular. Cante algunas
canciones para ella. No quería que nada la hiciera infeliz. Nada que no fuera
nuestra ausencia. Y en ese momento ella era feliz. Y yo era feliz. Me acerque
a sus labios. Esos enormes labios que me quitaban la vida. Comencé a
besarlos tiernamente, con movimientos ligeros y suaves. Ella comenzó a
excitarse y empezamos a besarnos salvajemente. Comenzamos a
55

desnudarnos. Y una vez completamente desnudos me dirigió hasta el baño.


Abrió la llave del agua. Y nos metimos a la ducha sin despegar un momento
nuestros labios. Me coloco un preservativo, dio media vuelta y metí mi verga
en su chocho. Comencé a follarla como nunca durante largo rato. Me tendí
en el suelo del baño con el agua mojando mi pecho. Se subió en mi e
introdujo mi verga caliente en su coño suave y delicioso. Empezó a darme
sentones sin siquiera mover el cuerpo entero, solo moviendo la cintura.
Estaba completamente excitado. Me beso y di una fuerte nalgada a sus
nalgas. Me levante y me senté en una banca con la que disponía el baño,
tome una postura floja. Y ella dándome la espalda volvió a meter mi miembro
en su vagina. Jodimos así durante largo rato. Me quito el condón y se llevo mi
pene a la boca. Ya no había remedio. Eyacule un litro de esperma en sus
senos. Estallaron las estrellas. Colisionaron las aeronaves. Cayó el telón. Ella
exploto en orgasmos. Y en ese momento pensé. Siempre que estoy con otras
mujeres me regalan cariño o cigarros o historias. Con ella era diferente. No le
regalaba placer, ni minutos de desasosiego. Solo amor. Amor empedernido.
Amor como pocos. Amor de ella y mío. Sin prejuicios ni reproches.

Exhaustos nos secamos. Caminamos hasta la cama y un profundo trance nos


arrullo en las sabanas blancas de la habitación. El destino cambiaba a cada
momento y en ese momento era la mejor etapa del mío.

Amaneció. Despertamos simultáneamente y nos miramos a los ojos. Era una


mirada un poco triste. Pero sabíamos que aun seguíamos juntos.

Nos desperezamos y tomamos una ducha juntos. Decidió hacerme una buena
mamada antes de abandonar el hotel y la disfrute tanto como una melodía
de Beethoven. Recogimos nuestras pertenencias y fuimos a un último lugar
antes de su desastrosa partida.

Llegamos a la estación Buenavista. Caminamos un par de calles y llegamos a


un restaurant donde sirven quesadillas enormes y yardas de cerveza. Compre
un par de ambas y comimos alegremente. Tomamos la cerveza y le gusto
tanto que me pidió que la próxima vez que me visitara volviéramos a ese
lugar.
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Era medio día. Nos dirigíamos a la central de autobuses y yo no podía


contener mi llanto. Trate de resistirlo el mayor tiempo posible, pero una vez
llegando a la central de autobuses me solté a llorar. Encendimos el último
cigarrillo y me abrazo fuertemente. Como si no fuera a volverme a ver nunca
más.

Compramos su boleto de regreso y le regale un collar rojo que le había


comprado a mi abuelita días antes. Se lo coloque en el cuello. Le arrime mi
pene a su concha y le die un beso lleno de ternura.

Tuvimos que esperar sentados una hora más. Su autobús salía a las 2:00 pm.
Apenas podíamos hablar. Las palabras no eran nada audibles y no sabíamos
que decir. La despedida dolía.

Dio la hora. La acompañe a su autobús y la vi subir en el. Vi desvanecer la


vida. Vi quebrar mis sueños. Vi perder todo en un segundo. De repente tienes
ganada la pelea y recibes un tremendo golpe en la geta que te hace caer
tendido en la lona. Ya no había nada más que hacer ahí.

Desvanecido y completamente roto por dentro regrese a casa. Apenas podía


mantenerme de pie. Me acosté en mi cama y dormí. No sé cuanto dormí
pero no quería volver a despertar. Hely se había ido y no sabía en cuanto
tiempo la volvería a ver.

“Quedamos en vernos pronto. Me dio vergüenza decirle que deseaba verla al


otro día o que deseaba seguir viéndola allí mismo y que ella no debería
separarse ya nunca de mi”

Ernesto Sabato.
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Un cigarro con sabor a despedida.

No has vivido. Si no has bebido hasta perder la noción.

No has vivido. Si no sientes quedarte sin respiración en medio del tumulto de


la sociedad.

No has vivido. Si no has trabajado 18 horas al día, todos los días, durante un
mes.

No has vivido. Si no has cambiado tu vida rutinaria por algo fuerte y radical.

No has vivido. Si no has dormido en el banquillo de un parque con la


delincuencia del País.

No has vivido. Si nunca has perdido la fe y recuperarla en una sola persona.

No has vivido. Si no has sentido el respirar de alguien más en tus oídos.

No has sentido la gloriosa y estúpida vida si no has visto partir en un instante


tus sueños y no has hecho nada por detenerlos.

Si no lo has sentido. Vívelo y platícame como sientes perder la vida y como


regresa cada mañana para iluminar tus días.
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25/12/2013

La mañana era densa y llena de niebla. Había permanecido ebrio


aproximadamente 24 horas. Tenía una resaca espantosa. El mundo se movía
y tenía un asco tremendo. Quería vomitar y lo intente. Un intento
rotundamente fracasado. No salía nada de mi cuerpo. Metí mi dedo en la
boca, hasta donde pudiera llegar provocando el vomito y lo único que
conseguía era escupir saliva. No me quedaba nada dentro de mí. Respire
profundo y me di cuenta que dentro de mi yacían aun juncos de soledad y
litros de ausencia.

Comencé a recordad los días anteriores a la borrachera. No lo recordaba todo


pero no había olvidado mi fuerte riña con Hely.

Había prometido nunca fallarle y recordé que por mi culpa había roto en
llanto y colgó inmediatamente el teléfono. Al principio no me importo y
decidí darle un poco de tiempo para que se serenara. Revise mi teléfono y la
había llamado durante mi estado de embriaguez. No sabía exactamente lo
que habíamos platicado pero recordaba que estaba realmente enfadada.
Había roto una promesa más. Una promesa de tantas, pero no iba a ser la
primera ni la ultima.

Me tire en el baño donde me encontraba. Comencé a llorar de la manera más


silenciosa posible. Me daba vergüenza que escucharan lo frágil que era. Y aun
cuando escucharan no me importaría lo que opinaran o lo que pensaran del
motivo de mi llanto, nunca sabrían la verdadera razón. Lo que realmente
agitaba mi pena era el saber que habíamos caído en un bache tremendo que
iba a marcar nuestra relación.

Me levante y tome un baño. Un largo baño. Lave mi hocico con aliento a


mierda, cigarro y cerveza y salí a caminar. Cada paso me desvanecía. Y no me
desvanecía el cansancio o la cruda o el solo que brillaba en su máximo
esplendor. Me derrumbaban lo egoísta y estúpido que había de ser para
hacer llorar al ser que me había recogido de entre el excremento.
59

17/01/2014

Llevábamos varios días enojados. Platicábamos pero no con la misma


intensidad y necesidad del comienzo. Estoy seguro que a ella le dolía como a
mí. O quizás le dolía aun más. Y aun así no habíamos hecho nada para
solucionar los problemas.

Intente dar el primer paso y le escribí una carta que mande por nuestro
apartado de mensajería. No comento nada durante largo rato, lo cual me
parecía normal al entender su enojo.

Di un segundo intento dedicándole un par de canciones con el corazón en la


mano. Sabía que no era lo mismo dedicar canciones por estos medios pero
no podía estar a su lado para cantarle al oído. Nuevamente el intento fue
fallido y apenas y lo agradeció. Todo lo que hacía por ella era de una manera
incondicional y no lo hacía con la intención de recibir el mismo gesto pero el
tener que seguir cargando con nuestras guerras y nuestros golpes bajos de
verdad empezaba a enfurecerme.

Mi último intento fue comenzar a recordarle momentos decorosos que


habíamos vivido juntos. Por un momento pensé que ahora nada podía fallar.
Regresaríamos a las conversaciones magnificas, nos halagaríamos día y noche
y con suerte planearíamos nuestro próximo encuentro. Todo eso paso por mi
mente en milésimas de segundo. Entonces sucedió lo improbable. Corto de
tajo la plática y dijo que saldría.

Me moleste demasiado que incluso con groserías, comencé a insultarle y


reprocharle su comportamiento. No era la primera vez que teníamos una riña
por tal o cual, pero está en especial había de verdad de dar un giro
tremendo.

Pasaron varios días para volver a platicar. Los mensajes de texto no habían
aparecido en días ni por parte de ella ni por mi parte. Ella estaba devastada
por mi comportamiento y yo estaba lleno de furia, enojo y orgullo. Por lo que
nunca pensé en disculparme. Ella había cometido un error pero yo había
60

cometido uno mayor. El llegar a un extremo así de verdad había marcado


esto.

***

Por fin había pasado el enfado y los problemas enfrascados que habían
mantenido embachada nuestra relación.

Era de día y yo tenía que salir temprano esa mañana. Salí corriendo de casa y
olvide mi teléfono en el buro que tenia a un costado de mi cama. Ya iba
demasiado lejos como para regresar por él. Aun no iba a contratiempo y
tenía la oportunidad de regresar por el pero mi holgazanería saldría a relucir
en un momento demasiado crucial.

Eran las 10 de la mañana y tenia examen de no sé qué clase que no


recordaba por no haber entrado en todo el semestre. Con entusiasmo y
confianza y un poco de suerte de alguien que se cruzara con la mía, copiaría
de su examen y quizás ambos aprobaríamos.

Obviamente no paso nada de eso. En el examen solo estaba yo y el maestro


tenía fijamente la mirada en mí. No iba a ocurrir el milagro. Y cuando se
escurrieron las 2 horas de duración de la aplicación del examen salí corriendo
a jugar fut bol en la cancha de la escuela.

Iba caminando cuando me encontré con Samantha. Alguien alguna vez me


dijo que a Samantha le brillaban los ojos cuando me veía. Yo no lo notaba y
ese día menos que los otros me interesaba notar ese tal brillo en sus ojos. Yo
ansiaba por jugar fut bol y Samantha me detuvo y comenzamos a platicar.
Me olvide del partido y me centre en su conversación. A momentos pensaba
en Hely y en lo mucho que se enfadaría por no responder sus mensajes. Para
mí era importante responder sus mensajes a todo momento ya que era el
único vinculo que nos hacía sentirnos cerca y en ese momento comencé a
sentirme como un egoísta por no haberme comunicado con ella y por no
avisarle ya que no tenía mi celular conmigo, que lo había olvidado. Y de
61

pronto mi mente se inundo de lo grosera que se había comportado conmigo


en la ocasión pasado y decidí tomarlo como moneda de cambio. Algo en mi
no andaba bien.

Me olvide de Samantha. La deje varada en medio de la explanada de la


escuela donde solía acostarme horas y horas y salí de la escuela con dirección
a mi casa.

Estaba desconcertado por lo que en mi mente pasaba. No había comido hace


horas y moría de hambre. Tenía sed y ansias por fumar. Para mi suerte solo
tenía para el pasaje de regreso. Quería acabar con el mundo en ese
momento.

Llegue a casa e inmediatamente revise mi teléfono para responder los


mensajes de Hely. Me lleve una sorpresa. No había ningún mensaje en
espera. Miles de cosas pasaron por mi mente. Quizás no tenia saldo o
también había olvidado su celular en casa o era una bruja que sabia que
había platicado con otra mujer y se había enfadado o le había pasado algo.

Deje de pensar estupideces y me conecte a la red social que nos había unido.
Pensé en que tal vez me había dejado un mensaje ahí notificándome que no
tenía saldo o algún otro motivo. No había nada de nada. Estaba a punto de
llamarla para ver que sucedía y vi un enlace público de ella. Había varios
enlaces públicos de ella. En el tiempo en que no habíamos platicado y me
moleste demasiado. Estaba furioso. Ahora sabía que si yo no la contactaba
ella no lo haría. Así deje pasar 2 días. El orgullo y el ego estaban dando
golpeas bajos a cada uno de nosotros. No lo notábamos aun y a partir de ahí
dejaríamos que el virus se hiciera más grande. Un virus enorme que pronto
seria incontrolable por ninguno de los 2.
62

26/02/2014

Samantha se había encontrado conmigo en la escuela. Platicamos durante


horas y a pequeños ratos contestaba los mensajes que me enviaba Hely.
Samantha sabia de la relación a distancia que mantenía con Hely y aun así me
había apoyado en muchas cosas. Nos fuimos a sentar a una banca a espaldas
de la mayoría y que unos arbustos cubrían y apenas se notaba que
estábamos ahí.

Apartar de cierto momento Samantha comenzó a comportarse de una


manera poco usual entre ella y yo. Me parecía demasiado extraño. Yo
siempre había sido un lépero sin pelos en la lengua y llamaba las cosas por el
lenguaje coloquial que la mayoría en la ciudad entendía. Y ella comenzó
hablar del mismo modo lo cual nunca había ocurrido. De pronto se acerco
demasiado a mí y yo inmutado, actuaba como si no notara nada. Se sentó de
una manera floja y se quito el sweater que llevaba puesto. Debajo llevaba
una blusa ligeramente transparente pero que en mi posición se podían ver
perfectamente sus grandes y brillantes senos. Su siguiente embestida fue con
su mano izquierda que coloco sobre mi rodilla largo rato y empezó a subirla y
bajarla por mi pierna. Tenía unas manos suaves y como todo buen hombre
tuve una erección tremenda. Me estaba excitando y me di cuenta que ella
noto lo torpe que se había vuelto mi voz. Sonrió de una manera frívola y
acerco en demasía su mano a mi erección. Por momentos pensé en abrazarla
y de paso acariciar sus enormes pechos, en la posición en la que estábamos
era inobjetable para que me chupara la verga en un santiamén. Pero lo que
hice fue ponerme de pie y despedirme de ella.

Hely había pasado por mayores momentos en mi mente y ya la había echo


llorar y no volvería a cometer un error. No iba a fallarle de ninguna manera.
Estaba decidido a lo que fuera por ella. Por otra parte no me sentía como un
pendejo pero si como un marica.

Llegue a casa al anochecer. Y Hely ya estaba conectada a internet dispuesta a


platicar conmigo. Estaba a punto de comentarle lo ocurrido con Samantha.
Cuando de pronto Samantha hizo público un enlace en el que me nombraba
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a mí. Era la canción de Tame Impala – Mind Mischief. Entonces recordé que
alguna vez le había comentado que mi fantasía era follarme a alguna maestra
de clases. Al principio no me inmuto Hely lo pasaría por inadvertido.
Entonces leí la leyenda junto a la canción “Tu y yo así. Pronto lo viviremos”.

Un frio inundo mi cuerpo. Una lágrima de sudor rodo por mi frente y lo peor
estaba a punto de pasar.

Hely inicio la conversación.

-Hola Dani.

-Hola Hely. –Respondí.

-Veo que la pasas de maravilla con alguien más. Que te vaya bien con ella.
Suerte. Te amo.

Estaba a punto de contestarle. Estaba dispuesto a todo por arreglar la


confusión y demostrarle a toda cuenta que la única mujer en la que pensaba
era ella. Eso planeaba yo. Pero la vida no iba acorde conmigo y el destino
había vuelto a escupir en mi cara. La corriente de luz se había fugado. Todo
se apago de golpe. Estaba solo en casa, pero ya era grande y no temía a la
oscuridad más que a la humanidad. Desesperado corrí a buscar mi teléfono
celular para llamarla y corregir esa situación. No lo encontraba. Ya habían
pasado quizás 10 minutos. Eran casi las 11 de la noche y por fin apareció.
Llame por teléfono a su número y no tenia saldo. No tenía dinero. Cerré mis
puertas y no hice nada más por intentar arreglar las cosas. Me tire al suelo y
comencé a sollozar. Comencé a llorar. Me di cuenta lo parasito e inútil que
era. Ni para salvar a la mujer de mi vida había echo un poco mas de esfuerzo.

Me quede dormido y desperté a la mañana siguiente. La luz había regresado.


La computadora estaba encendida y entre a la red social que ya se conoce.
Una vez ahí busque enviar un mensaje a Hely. No había nada de ella. La
busque por su nombre en el buscador y nada. Me incomode en mi asiento un
poco y un escalofrió recorrió mi cuerpo. Me maree un poco y comencé a
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divagar. Comenzó a temblar un poco mi mano. Hely ya no estaba ahí. Hely


me había abandonado.

Salí como pedo de culo de mi casa. Llevaba unas sandalias estilo “crock”,
bóxers y una playera blanca. Llevaba sostenido mi celular fuertemente con la
mano derecha y con la mano izquierda sostenía la billetera de mi madre que
había hurtado.

Corrí durante unos 15 minutos. Me faltaba el oxigeno. Llegue al lugar donde


ponían saldo a los teléfonos celulares y saque un billete de $100.00 de la
billetera de mi mamá. Apenas podía pronunciar mi número celular. Me llego
un mensaje de notificación de que mi saldo había sido recargado con éxito a
mi celular. Era lo único con éxito que tenia a menudo. Marque el número de
teléfono de Hely un par de veces y no contestaba. Seguí insistiendo unas 9 o
10 veces. Pensé que quizás seguía dormida o no llevaba consigo su teléfono.
Trate de pensar positivo. Llego un nuevo mensaje a mi celular. Hely ya no
quería saber nada de mí.
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14/03/2014

Mi familia había salido de visita a Veracruz, se iban por 4 días. Así que con su
ausencia asistí a la olimpiada de levantamiento de tarro y no es que existiera
un pero vaya que yo la necesitaba.

Después de 3 días consecutivos ebrio, había olvidado la mayor parte de los 2


segundos días, solo podía recordar como la cabeza daba vuelta, los vómitos,
la ceniza de cigarro y el humo penetrando en mis ojos provocando el llanto. A
ratos lloraba por ese humo y a otros por la ausencia de Hely.

Era un cobarde. Aun no la había llamado para saber si podíamos arreglar las
cosas y por otra parte me comportaba como niño mimada ahogando penas
en alcohol. Era lo más estúpido que podía hacer, pero era en lo que más
destacaba.

Cuando desperté de la olimpiada, aun no había nadie en casa. Estaba orinado


y vomitado en todos los pantalones. Podía oler el olor a mierda que se
desprendía de mi hocico, lleno de resequedad por aquello que deseche
empinado en la taza de baño. Y de pronto el llanto, la melancolía y la
paranoia invadieron todo mi cuerpo. Estaba frágil. Podía recordarlo todo.

Me había comportado como un prepotente. No me echaba la culpa para


ocasionar lastima y así Hely regresara a mí. No tenía sentido porque ella
nunca jamás sabría de ese momento. Analice mi comportamiento narcisista
el tenerla enculada y colgando de mi mano, pensaba que nunca me dejaría y
lo seguro que la tenía en mis brazos. Pensé que nunca me faltaría y siempre
estaría ahí para mí. Entonces recapitule y pensé en todas las noches de
orgullo y egocentrismo en el que ella me deseaba las buenas noches y yo
completamente indiferente por caprichoso y no lo hiciera de la manera que
yo lo esperaba respondía de una manera grosera. Recordé las cosas que ella
había echo por mi y el poco esfuerzo que yo hacía para retribuir un poco de
lo todo que ella me había dado. Pensé en cómo era ella en un principio. Lo
fría y frívola que se comportaba, lo poco romántica que era y la terquedad de
mi ser porque ella fuera tan explícita en sus palabras como yo le otorgaba las
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mías. Todas las noches en vela y desesperación, las mañanas turbias y de


desprecio a las que la habían orillado. Todo eso y aun faltaba más. Infinidad
de molestias y llantos a las que la había condenado. Quizás lo merecía pero
yo no era nadie para juzgarlo. Mi único compromiso con ella era amarla
como lo había jurado. Porque ella me había salvado la vida, había
arremachado el tiempo y había compuesto mi camino. Y no la tenía que amar
por agradecimiento o como moneda de cambio. Tenía que amarla porque la
amaba y lo sentía desde lo más profundo de mi alma.

Continuaba llorando. Encontré una cerveza a medias en el piso de mi cuarto,


estaba caliente y sin espuma, aun así la tome de un solo sorbo. Y comencé a
vomitar mi cama. Era asqueroso y la resaca era tremenda. Ya no tenía ni un
solo peso en los bolsillos, pero no me interesaba, me interesaba que Hely
regresara a mí. Tenía que comenzar a trabajar para volver a ser felices como
antes lo éramos.

Me di una buena ducha de pi a pa. Recorte mis largas, mugrosas y filosas


uñas, lave mis dientes durante largo rato, inclusive utilice enjuague bucal,
limpie completamente mis narices, utilice un cotonete para limpiar lo más
recóndito de mi ombligo, limpie con otro mis orejas, utilice ropa
completamente limpia y recorte un poco mi cabello. No estaba
acostumbrado a tanta limpieza y no me gustaba estar tan limpio, no iba
conmigo, pero ese día me mire al espejo y vaya que me gustaba, tenía ganas
de chuparme el pito yo mismo.

Lo siguiente que hice fue escombrar por completo la casa. Recientemente


nos habíamos mudado a una casa en la que el novio de mi madre le había
construido, era una casa enorme y bonita, pero fría y llena de soledad por la
falta de personas, la mayor parte del tiempo solo estaba yo en ella, pasaba
de 8 a 10 horas en ella viendo como transcurrían los días y mi familia solo
llegaba a dormir. En fin. Le di una limpieza tremenda. Lave los trastos, barrí y
trapee ambas plantas, tendí camas, puse en su lugar las cosas que no estaban
en su lugar y no porque ahí fuera su lugar si no que mi familia siempre las
ponía ahí, lave los baños, lave la ropa sucia, pase trapos limpios en zonas con
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mucho polvo y después limpie enteramente mi cuarto. Tire las botellas de


cerveza y las colillas de cigarro. Una vez limpio encendí un incienso para
disipar el mal olor y completamente exhausto y hambriento decidí en comer
algo. Tenía hambre y tenia cruda, nunca tendrás un peor problema que ese.
Revise en el refrigerador que es de lo que disponía y para mi fortuna no había
absolutamente nada. Había un racimo de cilantro completamente
amarillento, unos jitomates cortados por la mitad con unos bellitos blancos
que nunca pude entender lo que eran, unos frijoles que vaya que olían mal,
un bistec verde-azulado y un agua de papaya que en vez de agua parecía
esquimo. No tenía ni un centavo en los bolsillos, pero lucia impecable,
cualquiera que me viera pensaría que me había dado un banquete. Pero
nadie lo pensaría estaba en casa y no pensaba salir.

Estaba oscureciendo y mis tripas chillaban. Aun faltaba casi un día para que
mi familia regresara a casa. No resolvería el problema de comer pero con
suerte quizás podría robarle un billete. Entonces recordé la vieja cartera de
mi madre que escondía en el closet de su habitación. Corrí hasta allá y ahí
estaba la billetera. Tenía unos $5000.00 pesos en billetes de denominación
de $200.00 pesos. Pensé en cómo se ganaba ella el dinero y pensé que yo
había escombrado de maravilla la casa y que por ende no me los merecía
pero merecía algo de comer. Cogí solo un billete, cogí las llaves de la casa y
salí como tiro por la culata.

Llegue a un pequeño puesto de hamburguesas cercanas a mi casa. Pedí una y


una cerveza fría en su botella. Trajeron primero la cerveza y di un sorbo hasta
llegar casi a la mitad. Después trajeron la hamburguesa y vi como me
observaban al comerla con tal desesperación. No me importaba. Al terminar
con la hamburguesa di un nuevo trago y desaparecí todo rastro de cerveza.
Repetí y pedí lo mismo. Una cerveza y una hamburguesa. Tome cerveza, comí
hamburguesa, termine hamburguesa y termine cerveza. Pague la cuenta y
me dirigí a la tienda. Compre un paquete de 24 cigarros delicados y encendí
uno. Di un largo jale y exhale una gran bocanada de humo.
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Pensé en lo bueno y malo de todo ese día y lo que estaba dispuesto a hacer
para recuperar a Hely. La vida no dejaba de brillar, se opacaba un poco por
mi aliento melancólico pero la desempañaba con un poco de buenas cosas.
69

04/04/2014

Tenía suficiente dinero como para comprar el mundo entero. Había tenido la
fortuna de vender algunas de mis pertenencias más viejas y escondidas en mi
cuarto y había juntado la cantidad suficiente como para volver a visitar a
Hely.

La llame por teléfono un par de días con un rotundo fracaso. No me


desanime. Lo seguiría intentando hasta la muerte si fuera necesario.

Por fin un día de tantos respondió. No sonaba muy alegre de responder a mi


llamada. Pero yo vaya que lo estaba después de casi 4 meses de no escuchar
su voz. Comencé formulando preguntas muy generales y adentrándome a
preguntas más particulares. Me entere de cómo estaba, a lo que aun se
dedicaba y todo lo que había echo en todo este tiempo. Me conto sobre los
pequeños problemas en su casa. Como las peleas entre sus padres, los
problemas de sus hermanos y dimes y diretes. Hasta que llegue al punto de
preguntarle que iba a pasar con nosotros dos, si realmente todo se había
perdido, en ese momento perdí un poco la voz. Vi pasar por mis ojos todos
nuestros días juntos y tenía miedo de su respuesta.

Evadió un poco la pregunta y comenzó ella a hacerme las mismas preguntas


que yo le había echo. Y una vez que había dado respuestas a tales volví a
formular mi interrogativa, exigía una respuesta en ese momento.

Hely me ofreció una disculpa. No lograba entender el motivo de tal, era muy
ingenuo aun. Comenzó a sollozar y me dijo que ya estaba con alguien más.

Sentí millones de dagas cortando todo mi cuerpo. Sentí como iban y venían
disparos desangrando mi cuerpo y ni aun así lograban matarme, el
sufrimiento era atroz y la ciudad no tenía piedad alguna.

Me pidió que siguiéramos platicando, que continuáramos como amigos o


conocidos o lo que fuera. Yo no sabría sobrellevar tal cosa. Ella era mi único
amor y la única mujer a la que iba a querer en mi vida y ahora tenía que lidiar
con tal cosa.
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Como todo buen caballero que se da a respetar cedí ante la proposición.


Ahora tenía más problemas que antes de conocerla. Uno de ellos era ella y el
otro era su nuevo “el”.

Sentí que la había perdido para siempre y aun así yo no podía dejar de pensar
en un futuro junto a ella.

Volví a las borracheras.


71

29/06/2014

Querida Hely.

Estoy muerto. Camino deambulando entre toda la gente que me rodea. Soy
un autómata, soy un zombi, soy uno más de ellos. Me han devorado las
entrañas y las sobras las han tirado a los perros. Como solo ellos saben
hacerlo. Siempre pensando primero en su satisfacción. Y ahora más que
nunca me doy cuenta que sin pensarlo así era yo. Así fui contigo. Tenía tu
mano en la mía y podía cortarla en rodajas o morderla o escupirla. Al final de
cuentas yo estaba satisfecho y siempre que necesitara volver a satisfacerme,
ahí estarías para mí, siempre incondicional. Siempre demostrando que amas
más que lo que yo pude imaginar.

He quedado corto con mis palabras, mis emociones, mis acciones y mis
sentimientos.

Falte a casa. Falte a nuestras citas. Falte al edén que habíamos construido
juntos. Donde nunca nada nos faltaría. Viviríamos de amor y de todo lo
demás podríamos prescindirlo. Entonces volví a cometer estupideces. Volví a
engendrar el precio del mal dentro de mí. Nunca estuve dispuesto a dejarlo
todo por ti. No acepte ir a vivir junto a ti. ¿Por qué tú no aceptaste venir a
vivir conmigo? Quizás inconscientemente ya sabias lo que pasaría. Que igual
fallaría. Pero por otra parte ambos sabíamos que la distancia estaba alejando
nuestros corazones.

Las mañanas que pasamos despertando juntos y como reíamos y llorábamos


y maldecíamos y bendecíamos a todos podíamos ver a través de nuestras
puertas, aun veíamos nuestras almas y las discrepancias no existían.
Quedaban mil laberintos por vislumbrar y empinada, mostrando tu culo a mi
cara, podía ver la profundidad de tu coño y como la puerta del amor se
generaba ahí. Decidí que ese momento nadie nos lo arrebataría de las manos
y que nunca jamás nos volverían a separar.

Hoy. Amada mía. Estas lejos. Y no es que la distancia en estos momentos me


pese. Sin en cambio. El espíritu y el vínculo que borraba cualquier barrera y
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cualquier kilometraje estaba desapareciendo. Sé que para ambos aun


podemos verlo de una manera borrosa. Pero no sabremos si será igual que
antes o podamos reconstruirlo de igual manera que reconstruiste mi vida.

Tal vez vuelvas o tal vez no lo hagas. Sea como sea seguiré esperando
pacientemente y siempre que mantenga mi puerta abierta, estarás ahí para
entrar a la hora que sea.
73

16/07/2014

El final de semestre se acercaba. Quería terminar la escuela cuanto antes.


Quería egresar y replantear de nuevo mi vida. Pude haber dejado la escuela
hace tiempo, pero quería cerrar todos los ciclos posibles. Para bien o para
mal Hely había dejado una semilla que germino y ahora crecía
constantemente.

Con Hely aprendí muchas cosas. Quizás ella no aprendió nada de mí y sufría
más del amor que le di. Pero ahora trabajaba por recuperar lo que había
perdido.

Busque un trabajo de 10 horas al día. Quería despistarme la mayor parte del


tiempo para evitar llorar y evitar tomar. Ambas cosas eran por ella. Dormía
otras 10 horas y gastaba 4 más en camino de ir y venir al trabajo. Era la
receta perfecta para empezar a recomponer muchas cosas en mí.

El trabajo era simple. Era trabajador en un café Internet. Apenas tenían 8


computadoras de las cuales 4 no servían bien. No me gustaban las
computadoras pero la paga no era mala. Me daban $100.00 pesos al día por
estar sentado dando clics con el mouse. La mayor parte del tiempo la pasaba
leyendo y cobrando y dando vuelto. Era fácil. Lo conseguí lejos de casa para
no pensar en los tormentos que vivía ahí.

Eran casi las 8 de la noche y casi terminaba mi turno. Espere pacientemente a


que eso sucediera. Entonces entre a la red social de siempre. Escuche un par
de canciones y ahí estaba de nuevo. Hely había regresado. Y yo volvía sanar.
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30/09/2014

Llevaba poco más de 2 meses que había regresado a mi vida. Ella había
estado con alguien más y yo solo había conseguido reducir 5 crudas a la
semana a 3, además de guardar un poco de dinero que días después gastaría
en más y mas alcohol.

Me había contado su infortunada experiencia con él y pi y pa. Yo sentía un


extraño resentimiento y recelo en mi estomago pero nada podía opacar los
buenos momentos y las platicas radicales que habían estallado máxima
plenitud en su momento. Además me aclaro que no se había acostado con
alguien más, esto se lo dije a un amigo y él me dijo que no lo creyera y que
incluso durante nuestra relación ella quizás lo había echo ya un par de veces
más. No me intereso su comentario y confié ciegamente en Hely y no porque
ella confiara ciegamente en mi, si no porque sentía una corazonada de que
ella jamás me mentiría.

Tras largos momentos platicando, la fe en la reconstrucción de lo en su


momento abolido y el fuerte amor que nos volvía a unir estábamos ya
planeando nuestro próximo reencuentro. No era bueno planeando, me
gustaba más la espontaneidad y tras unas fechas propuestas y eliminadas
días después, decidí esperar hasta juntar suficiente dinero para ir a verla a
Guadalajara, ella tenía la facilidad de tener dinero más a menudo pero yo no.
Era demasiado holgazán, aun así, esta vez estaba dispuesto a dar mucho más
con tal de volver a estar a su lado.

Me levante muy temprano por la mañana y me fui al trabajo. Quería caminar


unos momentos para intentar encontrar un trabajo en el que me ofrecieran
mas paga. Los $600.00 semanales que ganaba atendiendo el Café Internet,
no eran suficientes. Ya que gastaba $200.00 en pasajes y $400.00 en comida,
Mis cigarros los compraba robando $1.00 peso por cada 10 copias. Era una
pequeña comisión que yo mismo había aceptado a regalarme por
recompensa a mi esfuerzo y mi dedicación. El trabajo solo lo había
conseguido para no pensar tanto en mi pasado y es por eso que apenas
75

subsistía. Era el momento de dar un nuevo paso y conseguir una mejor paga.
Todo lo hacía con tal de poder verla de nuevo.

Mi travesía fue un completo fracaso, ya estaba acostumbrado a fracasar una


y otra vez. No encontré ningún trabajo que no requiriera la preparatoria
terminada. Me arrepentí de no haber acreditado la única materia que me
faltaba. Ahora estaba condenado un año más hasta obtener por fin mi
certificado y así como pintaban las cosas no era buen momento para pensar
en eso ya que el IPN estaba en paro de labores indefinido.

Llegue al trabajo y como si nada fuera a ser mejor me encontré con unas
largas cintas de clausurado. Al parecer el dueño guardaba un kilo de cocaína
en un gabinete de alguna PC que no funcionaba. Vi como mi paga del día
anterior se desvanecía.

Regrese aturdido a casa. No quería saber nada más que tuviera que ver con
trabajar y con dinero. Mi consuelo estaba ahí, esperando con muchas
buenas palabras y tiempo que invertía solo en mí. La vida no era tan apestosa
siempre.
76

25/10/2014

No tenía nada que ofrecerle a Hely. Mi vida no se llevaba con el trabajo y en


3 intentos, todos habían fallado. Comencé a desesperarme por ser un inútil
que no le importaba lo que le diera la vida.

Hely tampoco tenía dinero. Pero pronto lo tendría. Necesitaba 3 semanas


para tener dinero suficiente y retenerme un par de días en Guadalajara.

Así que tuve una gran idea. Tenía un plan que era completamente anti-
idiotas. No podía fallar esta vez.

Dormí toda la tarde hasta las 10 de la noche. Mi madre no tardaría de llegar


del trabajo. En la cafetera hice café como para 5 tazas y la subí a mi
habitación. Tome una taza comencé a escuchar música. Radiohead siempre
tenía una buena canción para cada estado de ánimo en el que te encontraras.
Estaba completamente feliz, vivía enamorado y decidí reproducir el disco “In
Rainbows” de principio a fin. Iba a ser una noche larga y tenía que estar
preparado para el momento crucial.

Por fin mi madre llego alrededor de las 12 de la noche. No la acompañaba su


novio. Lo cual por un momento me desanimo un poco pero después de un
par de preguntas me dijo que llegaría en la madrugada y saldrían temprano
para hacer las compras necesarias y dar abasto a los restaurantes de los
cuales él era el dueño. Espere pacientemente durante mucho tiempo. Hely
hacia mi noche muchísimo más a mena. La amaba más que nunca. Dieron las
4:00 de la mañana y escuche desde mi alcoba como la puerta que daba a la
calle se abría y luego cerraba sigilosamente. Abrí ligeramente mi ventana
para que no se percatara de mi presencia y ahí estaba. Era el.

Subió por las escaleras y entro a la habitación de mi madre. Para mi


infortunio comencé a escuchar rechinar la cama. Sentí el peor tormento
dentro de mi cuerpo y decidí colocarme los auriculares para no escuchar
nada.
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Pasaron un par de horas más y ya no había café. De pronto escuche unos


cuantos pasos. Eran ellos. Entraban a ducharse juntos y ahí di paso a la
siguiente parte del plan.

Salí por mi ventana. Debajo estaban las escaleras que daban a la parte frontal
de la casa y un pasillo creaba un ángulo de 90 grados y este daba a la ventana
de la habitación de mi madre. Ella la cerraba todas las noches pero esa noche
antes de que ella llegara pegue un chicle en el gancho para que no cerrara
perfectamente y así abrirla fácilmente. Abrí la ventana, retire el chicle y con
todo el silencio del mundo entre a la habitación.

Cuando este par se conoció, el novio de mi mamá paso unos quince días
ebrios en nuestra antigua casa. Lo cual no estaba mal para un viejo de unos
60 años. Se empedaba con whisky muy fino, así hasta yo. El motivo es que en
esos quince días note que tenía un apartado secreto en su pantalón entre la
cintura y la bolsa donde siempre sacaba billetes de $500.00 pesos, siempre
llevaba consigo rollo grande. Después me di cuenta que todos sus pantalones
eran iguales y por ende todos llevarían el mismo bolsillo, esta deducción la
confirme cuando un día mi madre me comento que el mandaba a hacer su
ropa. Y por ultimo otra mañana, ya en la nueva casa note que entraban a
bañarse y el viejo dejaba su ropa en la habitación de mi madre. Ese día no
sería la excepción.

Tantee sigiloso el camino. Trate de no hacer ruido con nada y por fin
encontré el pantalón. Busque el bolsillo secreto y encontré un rollo enorme
de billetes de $500.00 pesos. Era tan grueso que decidí tomar 4 billetes para
que no notara la reducción de volumen. Con el éxito ya en la mano, trate de
dejar todo como estaba y salí de la habitación. Cerré la ventana lo mas
silenciosamente posible y regrese a mi cuarto. Entre como había salido, no
hice ruido. Me acosté en la cama. Le dije a Hely que tenía el dinero y en unos
días volveríamos a estar juntos. Esa noche dormir como si estuviera en
coma.
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24/11/2014

Me sobraba la mitad del dinero que había conseguido gracias al novio de mi


madre. Salí de casa a las 10 de la noche con dirección a la central de
autobuses. Tomaría el último autobús de ese día y por la mañana Hely estaría
esperándome en la central de autobuses de Guadalajara.

En mi maleta llevaba pocas cosas. Siempre llevaba pocas quizás, quizás


porque no tenía mucho que ofrecer. Estaba tan ansioso y angustiado por
volver a verla que no podía esperar ni un segundo más. Llegue a la central de
autobuses a las 11 de la noche. Me dirigí y compre el número de boleto que
fuera el día del cumpleaños de Hely. Para mi fortuna estaba disponible y
además era pegado a la ventana del autobús y no en el pasillo. Abordaría a la
1 am. Salí a sentarme y tomar el viento. Llevaba oculta una lata de cerveza en
un vaso de unicel. Daba tragos largos y rápidos para que nadie lo notara.
Encendí un cigarrillo y comencé a leer a Henry Miller. Ni si quiera el mesías
de la literatura erótica había follado a alguien como yo lo había echo con
Hely.

Dieron la 01:00 de la mañana y notifique a Hely que saldría en camino. Se


mostro animada e ilusionada por las palabras que había escrito. Le dije que
dormiría y además que en la carretera no había muy buena recepción y que
mejor la llamaría por teléfono una vez que hubiera llegado a Guadalajara. Así
fue.

Desperté y le pregunte al pasajero de en frente que cuanto faltaba para


llegar, me respondió que escasos 5 minutos. Rápidamente cogí el teléfono y
llame a Hely. Me respondió un poco apaciguada y me dijo que iba a poder
llegar en ese momento que tendría que esperarla hasta las 8 de la mañana.
Molesto un poco por su respuesta me serene y aun así la espere con ansias
desenfrenadas. Solo faltaban 2 horas para nuestro encuentro y no podía
reprocharle nada. Ella podía reprocharme muchas cosas a mi pero yo no a
ella.
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Me dormí en una banca de la estación de autobuses. Al despertar Hely ya


venía en camino. Faltaban unos minutos. Salí de la estación y vi el hermoso
amanecer, encendí un cigarrillo y marque ese momento para toda mi vida.

A lo lejos vi una enorme melena negra bajar de un taxi amarillo con placas PJ-
X22-A. Recibí un mensaje a las 8:18 am notificándome que ya estaba ahí. Yo
sabía que estaba ahí antes de saberlo. Vi dos enormes mejillas pálidas, unas
gafas oscuras y unos gruesos labios rojos que adornaban su hermoso rostro.
Vi su blusa amarilla con detalles en azul, vi su short negro, vi sus calcetas
largas y sus tenis oscuros. Vi todo de ella. Vi su alma correr a mí. Vi la vida
regresar a mi cuerpo.

Corrimos a abrazarnos. Sentir su cuerpo frotar con el mío. Nos besamos


febrilmente, como si nunca volviéramos a besarnos o como si nunca nos
hubiéramos besado. Volvía a llamar a mi puerta y mi puerta siempre estaba
abierta para ella.

Quite las gafas de sus ojos. Quería ver sus enormes ojos. Quería verla todo el
tiempo. Nos quedamos un momento de pie y comenzamos a reír. Estábamos
locos.

Estábamos ansiosos uno por el otro y viceversa. Necesitábamos tenernos uno


dentro del otro y lo primero que hicimos fue dirigirnos al hotel que estaba
frente a la central de autobuses. Pedimos una habitación y nuestros cuerpos
ardían en desesperación. Firmamos una hoja, Hely pago la habitación y la
cargue hasta allá. Era la habitación 113-B. Esta vez no pude intuir nada con el
número de la habitación, mi mente solo pensaba en follarme a Hely.

Abrimos la puerta apresuradamente y entramos nos despojamos de todas


nuestras pertenencias, saque un condón de mi mochila y me tendió en la
cama. Ella estaba encima de mí y esta vez sin vergüenza comenzamos a
despojarnos de toda la ropa. Comenzó a chupar mi polla de pi a pa, Lo hacía
mejor que nunca, continuo con mis testículos y sentí punzar mi polla, sentí
rosar lo más profundo de un lago. Asfixiándome en el placer. Me levante y
me dirigí a su enorme y frondoso culo. Nunca antes había visto un culo de 10
80

y el de ella lo era. Comencé a manosearlo y meter mis dedos en su coño,


estaba más caliente que en la primera vez y sentí escurrir un liquido baboso
dentro de el. Solté una dura nalgada y escuche un ligero gemido proveniente
de su boca, continúe con mi haza y volví a dar una nalgada, esta vez mas
fuerte que la anterior a ella le encantaba, di un poco de sexo oral a su chocho
y me puse el condón. Estaba de a perro. Me gustaba verla de a perro. Era
mejor que cualquier otra pintura de Da Vinci. La gracia plena estaba ahí, con
dos agujeros mirando hacia mí. Introduje mi verga ya protegida dentro de su
pepa y sentí un placer enorme. Nadie jamás había sentido esa sensación.
Todos los coños y todas las metidas de todas las personas eran diferentes. La
que yo tenía comiéndose a mi polla era superior a muchas de ellas. Di fuertes
jadeos y note lo excitada que se encontraba, esta vez lo volveríamos a lograr
ambos. Saque mi polla le di un beso a su coño. Me acosté se subió en mi. En
ese momento sentí como mi polla entraba y salía de su chocho sin si quiera
darme sentones, vaya que tenía talento. Note su sudor resbalar por su cara,
ella me miraba fijamente y yo a ella. Tenía mi mano derecha dando duras
nalgadas en su culo y la otra acariciando sus pechos que colgaban como
pequeños globos con agua. Me besaba constantemente y meneaba su
melena porque sabía lo mucho que me excitaba. Saque mi polla y la sacudí
fuera no podía creer lo que estábamos haciendo. La acosté y de misionero
volvimos a follarnos. Nos follabamos como nunca. Tenía todo lo que quería
en ese momento. Mi verga dentro de ella, mis brazos tocándola de pi a pa,
mis labias besándola y nuestras almas conectadas creciendo por el cielo,
estallando con las estrellas, bajando como cascada. Eyacule, derrumbado. Me
acosté a su lado. Encendimos un cigarro y nos mirábamos fijamente a los
ojos. Por un momento ambos teníamos todo lo que queríamos. Faltaba algo
más en ese momento. Me acerque tiernamente a su oído y con el corazón en
la mano le dije “Te amo”. Me quito el condón con una de sus manos acaricio
mi pene reducido a una minúscula fritura de queso y me beso. Me dijo que
me amaba, que nada nos separaría jamás, creí en ella. Me dijo que me
amaba y si dios lo hubiera querido, hubiera aceptado que en ese momento
me matara. No podía existir un momento más perfecto para morir. Ella me
amaba y yo la amaba. Moríamos juntos o separados, moriría yo.
81

***

Estábamos fatigados. Habíamos jodido un par de veces más y no habíamos


descansado lo suficiente. Le pedí que me llevara a conocer lo que alguna vez
sus ojos habían visto ya. Quería ver como con una mirada llenaba de vida
todo a su alrededor.

La verdad no sabía exactamente en donde estábamos o que hacíamos ahí. Lo


único que quería era caminar a su lado, apretar su mano y respirar junto a
ella. Todo lo demás y el mundo entero se podían ir al carajo.

Caminamos y tomamos el colectivo, vi como guardaba 2 boletos que nos


daban como seguro de viajero. Nos sentamos en unos asientos grises ya que
los amarillos se guardaban para las personas minusválidas. Me agradaba ver
como Hely tenia escrúpulos. Una vez sentados comenzó a relatarme
historias. Historias de ella y sus amigos gays. No tenía nada en contra de los
gays siempre y cuando no me molestaran. En ese momento y por primera vez
en persona me hizo que le prometiera algo. Me pidió que en algún momento
fuera por ella a Guadalajara y que la llevara conmigo. A donde fuera ella
siempre estaría conmigo. Sabía la mujer tan inconmensurable y tenaz que
tenía como pareja. Lo jure y tal vez en ese momento cometí el error más
trágico de mi vida. En ese momento no lo sabría.

Llegamos a una zona que guardaba mucha similitud con el Zócalo de la


ciudad de México, apostaba a que era el Zócalo de Guadalajara. No lo
pregunte a Hely. Seguimos caminando hasta unos parquecitos donde
compramos un par de helados. Después fuimos a un lugar donde había una
serie de fuentes bastante larga, visitamos unos asientos con pinta de
marcianos y fuimos a comer. No recuerdo exactamente que comimos pero
recuerdo que mi hambre la saciaba su cuerpo.

Ya estaba oscureciendo y regresábamos al hotel donde nos hospedaríamos o


al menos yo regresaría. Hely no vendría conmigo por no tener problemas con
sus padres y eso me había creado gran estrago. Algo no era lo mismo. Algo
había cambiado.
82

¿Por qué tanta mesura y precaución en estos momentos? ¿Dónde había


quedado el riesgo y la adrenalina por dejar todo el uno por el otro? No sabía
lo que ocurría, pasaría una noche en Guadalajara, en un hotel de quinta,
completamente solo.

Procure hacerlo lo más fácil posible para no enfadarme con ella y prometió
que llegaría por la mañana a darme los buenos días.

Regrese a la habitación completamente desconcertado, un poco molesto.


Pero trate de no pensar tanto en eso para no estropear el siguiente día que
aun quedaba para nosotros dos. Compre un paquete de 6 cervezas y
clandestinamente las introduje al hotel, encendí un cigarro y dormí. Era
mejor dormir junto a ella, pero dormir en Guadalajara solo a dormir en el D.F.
solo, definitivamente prefería ese momento.

***

Regreso alrededor de las 9 de la mañana. Me notifico con un mensaje de


texto y al tocar la puerta de la habitación yo le daría el acceso.

Escuche los tres golpes a la puerta más hermosos que jamás había
escuchado. Abrí la puerta y ahí estaba ella con unas medias oscuras que
cubrían sus hermosas piernas, un short de mezclilla negra, una blusa negra y
un par de tenis del mismo color, cualquiera diría que iría a un velorio.

Entro a la habitación y lo primero que hicimos fue darle al asunto. Cogimos 3


veces más de tal manera que las paredes retumbaban, el suelo nos mecía, el
amor celaba por nosotros.

Antes de terminar el último round, justo antes de la eyaculación, postrada


encima de mí, miro fijamente a los ojos y dijo que me amaría por la
eternidad, que nada jamás nos separaría, que siempre que pareciera que
algo nos dividiría, regresaríamos y tomaríamos nuestras manos y
caminaríamos por la vereda de la vida juntos. Como el ingenuo y estúpido
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que soy, lo creí ciegamente, confiaba en sus palabras, confiaba en ella y por
Hely vivía.

Llegamos al orgasmo. Nos acostamos creando una especie de ying-yang con


nuestras cabezas. Comenzamos a fumar con una respiración acelerada y un
sudor que empapaba las sabanas. Jamás volveríamos a vivir un momento así.

Esa tarde seria inolvidable. Me llevo a un parque al que bautizaban como “El
rojo”. Era un parque bonito, pequeño y que ella frecuentaba. Verle tan
compacto resaltaba más su belleza. Nos acostamos en el pasto de ese parque
durante largo rato. Solo charlábamos, solo nos gruñíamos, solo sollozábamos,
nada que otra pareja de idiotas enamorados no hiciera.

En ese momento quise decirle que dejaría la escuela, que dejaría mi casa, que
dejaría a mi familia, que vendría a vivir con ella en unos días, lo había
decidido todo la noche anterior que pase solo en el hotel de quinta. No
necesitaba seguir cargando con el monstruoso costal de mi antigua vida,
quería iniciar una nueva con ella. Sabía que teníamos una vida nueva, pero
no juntos permanentemente y quería darle inicio en un par de días en cuanto
regresara por lo indispensable a casa.

Pero ese es el principal problema. Todos queremos. Solo unos cuantos son
los privilegiados y tocados por dios los cuales se quitan de esas ganas y lo
viven y yo no lo viviría, yo estaba maldito y Hely no escucharía esas palabras
en ese momento y quizás nunca las escucharía.

Era de noche. Mi autobús saldría a las 12 de la noche y Hely tenía que


regresar a su casa antes de las 10:30. Una vez más algo estaba mal. No se
quería arriesgar tanto por mí. ¿Acaso tenía miedo o sabría que yo le fallaría y
por eso tanta precaución? No me lo decía.

Llegamos a un puente de intercambio peatonal. Cruzamos el puente.


Esperamos el autobús que la llevaría a su casa. Pronto llego el autobús.
Pronto vi desvanecer la vida frente a mis ojos. Vi escapar el futuro junto a
ella. El tiempo me consumía y había llegado a su fin. La vi partir. Miro por la
ventanilla. La vi por la ventanilla. Vi sus ojos. Vi su alma. Vi su ser. Vi su aura.
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Vi los 7 días que habíamos vivido juntos. Y jamás imagine, que ese día, en ese
maldito momento, en esa maldita ciudad, en ese maldito autobús sería la
última vez que la vería.
85

12/01/2015

Ya no llevábamos el titulo de pareja. Pero llevábamos a cabo las acciones que


todas las parejas Vivian segundo a segundo. Nos amábamos, nos celábamos,
nos preocupábamos y planificábamos. Planificábamos ideas burdas que
jamás serian realidad. Y no porque no quisiéramos, si no porque no se nos
había concebido ese don a nosotros.

Tenía la mente repleta de problemas. Más y más problemas. Quería orillarlos


pero no podía, debía dejar de darles tanta importancia para volver a ser feliz.

Esa madrugada mi madre me había echado de la casa. No llevaba una


moneda en el bolsillo. Tenía hambre y frio. Camine por las calles de la oscura
avenida que daba a topar con la dirección de la casa de donde me habían
despojado y comencé a derramar lágrimas a montones. No lloraba porque
me echaran de mi casa, lloraba por una razón diferente, razón que aun no
conocía y no conocería. Siempre quedaba a medias.

Pensé en Hely. Pensé en la falsa unión que teníamos. Pensé en la vida de mi


madre y mis hermanas. Pensé en mi padre. Pensé en el perro. Pensé en la
soga.

Después de más de un año la soga había vuelto a mi mente. Tal vez era el
momento adecuado. Nadie sabría porque lo habría hecho ni si quiera yo.

Llame por teléfono a mi tía, hermana de mi madre. Me recogió sobre la


carretera y me llevo a dormir a su casa. No habíamos platicado mucho
cuando inconsciente caí en la cama y dormí.

A la mañana siguiente salí de su casa y me encamine sin rumbo, sin tiempo y


sin medida. Ya nadie estaba en la casa, todos iban a trabajar y a la escuela. Mi
tío, mi tía y mis tres primos. Comencé a sentir celos por la vida tan unida que
Vivian. Y pensé que ellos no tenían una Hely que estaba al borde del abismo.
Pensé en llamarla. Pero no sabía aun lo que ocurría y no quería preocuparla,
por alguna extraña razón no había pensado en ir a vivir con ella.
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Había caminado durante unas 8 o 9 horas. Decidí parar ya que tenía hambre,
sed y cansancio. Mi tenis se había echo un agujero en la suela y recordé que
no había comido desde ya casi 2 días. No tenía dinero para regresar a casa de
mis tíos por lo que me senté en la banqueta donde estaba varado.

Vi como la gente iba y venía, ya sea en carro o a pie. Vi como reían,


saludaban, comían, bebían, corrían, escupían, cantaban, silbaban y aun así,
me seguían pareciendo muy curiosamente repugnantes. Reproduje un par de
canciones en mi celular y volví a caminar.

Llegue a un parque. Ya era de noche. No se veía mucha gente allí, en el


parque. Se notaba un poco deshabitado por lo que decidí adentrarme en su
misteriosa penumbra. Volví a colocarme los auriculares, tome asiento en una
vieja banca de metal y para mi fortuna había un cigarro en el suelo, estaba a
la mitad y medio pisado, no se veía tan viejo. Siempre cargaba un
encendedor. Le prendí fuego y lo fume con muchas ansias. Sentí un hueco en
el estomago. Me recosté en la banca y decidí dormir. Nunca había pasado la
noche en una banca de un parque con un cigarro a medias y pensé que para
ser la primera vez no estaba mal. Dormí de cansancio.

Por la mañana un policía me despertó y al notar que no tenia facha de


vagabundo solo me recomendó que me fuera a mi casa. Vaya discriminación,
a un vagabundo lo abrían apaleado y encarcelado. Quería ser un vagabundo.
Quizás en la cárcel me dieran de comer.

Camine durante 2 o 3 horas y recordé a un viejo amigo que vivía ahí cerca.
Llame a su casa y abrió su madre. Me invito a pasar. Se percato que no
estaba bien y me notifico que mi amigo no estaba en casa. Le pedí que me
dejara pasar a su baño y accedió. Realmente no tenía nada que desechar
pero ahí estaba, sentado en su baño robando el papel higiénico. No tenía
razón para hacerlo, pero quería su papel, era de doble hoja con olor a
manzanilla, apuesto a que me lo pagarían muy bien en el mercado negro.

Salí y me ofreció una fruta. La acepte y la devore. No había probado una


manzana tan rica. Al ver el fervor de cómo la comía me ofreció otra y la
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acepte, solo que esta la tome y le dije que me retiraría, que pasaría otro día y
que si no me prestaba unos cuantos pesos para regresar a casa. Me prestó un
billete de $20 y salí de su casa.

Volví a casa de mis tíos y me recibieron con una sonrisa a medias, estaban
enojados por no avisar que no llegaría a su casa, que era bienvenido pero que
no era hotel para llegar cuando quisiera. Evite discusiones y solo me disculpe.
Comí la manzana que tenía en la mano, les tome un poco de agua y dormí.
Definitivamente había sido un mal día.
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30/03/2015

Hely y yo vivíamos los peores problemas que habíamos tenido desde que nos
conocíamos. Todas las noches eran terminar mal a través de mensajes. Sin
duda alguna la distancia no se llevaba bien con nosotros. Aun así, yo me
sentía feliz de aun mantener el contacto que nos había unido.

Me había salido de casa de mis tíos y rente un cuarto para mí solo. Conseguí
un trabajo de medio tiempo y ganaba lo suficiente para pagar el alquiler y
comer una vez al día. El contacto con Hely lo mantuve pagándole a una
vecina $50 pesos al mes con tal de que me dejara conectarme con wi-fi a
través de un teléfono que tenía esa capacidad, el cual había robado a mi
primo antes de abandonar la casa de sus padres.

En mi pequeña habitación tenía unas 5 mudas de ropa, una colchoneta, una


cobija, una almohada, mi mochila con una libreta y una pluma para ir a la
escuela y un par de libros que eran los que más me gustaban. Lavaba mi
ropa los domingos con un detergente que costaba $7.00 pesos, tenía un baño
minúsculo de 1m por 1.5mts. Había cagadero y espacio para ducharme.
Compre un jabón y una talladera además de un cepillo dental y una pasta de
dientes. Tenía lo indispensable, pero no lo necesario ni lo importante. Hely.

Aun no sabía que vivía solo y no se lo diría hasta conseguir terminar la


vocacional en la cual aun debía una asignatura. Quería terminarla y conseguir
un trabajo y luego ir a vivir con ella o que ella viniera. Era felizmente infeliz.
Feliz por estar poder hablar con ella e infeliz por no tenerla a mi lado, sabía
que pronto por fin estaríamos juntos y por fin dejaría de pensar en la soga.
Bueno, yo sabía que estaríamos juntos pronto, pero ella no. Y ese fue el
problema.

Salí de mi cómoda morada. Y me dirigí a la escuela a presentar el último


examen que me separaba de Hely. Dieron las 7 de la noche y daba inicio el
examen. Por primera vez en mi carrera vocacional había estudiado por
completo y al ver el examen sonreí al saber que conocía las respuestas. Lo
termine antes que nadie y salí campante del salón. Días después subieron las
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calificaciones al servidor y yo tenía un hermoso 6 adornando mi boleta de


calificaciones.

Por fin. Era libre de la escuela. No me embriague e hice algo aun mejor.
Corría a mi cuarto, cogí el celular que había robado a mi primo, entre a la red
social de siempre y se lo iba a contar a Hely. Le diría iría a vivir con ella en
cuanto me dieran mi certificado de la preparatoria y así obtendría un mejor
puesto, con tal de estar con ella estaba dispuesto a trabajar como todos. Le
diría que por fin estaríamos juntos para siempre. Que ya nada nos separaría y
nuestros sueños estaban más dispuestos que nunca.

La busque y no estaba en ninguna parte. Tecle su nombre en el buscador y no


estaba. Hely me había vuelto a dejar y esta vez quizás para siempre.

***

Desperté con una cruda tremenda. Había gastado toda mi paga en alcohol.
No tenía para pagar el alquiler y quizás volvería al parque donde ya había
dormido alguna vez.

Estaba resacoso y desolado. La soga estaba más cerca que nunca. Pero no
sería ese día. Ese día cogí el teléfono que había robado. Tenía un mensaje. Lo
leí. Era Hely. Había regresado pero no lo había echo sola, traía consigo una
noticia enorme. No sabía si estaba embarazada.
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10/04/2015

Hely había regresado hace unos días con la impactante noticia de su probable
embarazo. Me conto que había tenido casual con uno de sus amigos. No se
porque pero no estaba furioso, solo quería estar con ella, platicar y contarle
todo lo que en estos últimos días no le había contado.

Eran pláticas un poco cortantes e indiferentes. Algo había ahí que nos
incomodaba.

Me hizo una pregunta. “¿Me dejarías estar a tu lado si resultase positivo el


embarazo?” Por lógica no sabía que responder. Mi cabeza había entrado en
un trance y sentí el sudor entero sobre mi cuerpo. Quería llorar pero no lo
hice no tenia caso.

Respondí que no sabía que responder y que mejor no pensáramos en eso


hasta que pasara lo que tuviera que pasar. Mientras tanto tome una decisión.
Esa tarde regrese a mi casa.
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25/07/2015

Salí de mi casa rumbo a Veracruz. Mi tío me había ofrecido un trabajo de 12


horas al día, por 6 días y uno de descanso por una paga de $1500.00 pesos
semanales. Era muy miserable pero quería olvidarme de todo. Por fin estaba
dispuesto a todo por Hely.

Le pedí a mi tío que me pagara horas extras. Y trabajaba 4 horas extras


diarias. Por lo que me daba $500.00 pesos más a la semana. Por las noches,
abatido dormía apenas 5 horas, usando 3 en tomar como una cuba y fumar
como una pipa. Despertaba y la rutina se repetiría durante las 9 semanas
siguientes. Mi tío prescindía de las comidas y el hospedaje en una caja de
camioneta donde tenía una colchoneta, una almohada y un pabellón para
cubrirme de los moscos. No tenia cobijas porque el calor era sofocante. Me
bañaba con agua fría por la misma razón.

Rápido me adapte y encontré un sistema con el cual generar más dinero.

Había una caga mas de camioneta donde se tiraban los residuos de metales
que se usaban en la fabricación de carrocerías para camionetas. Hable con mi
tío y acepto a regalarme todo el metal residual. Conseguí un remolque al cual
ate a un lazo y lo arrastraba 2 kilómetros para llevar a la tienda de
desperdicios. Una vez vendido todo el desperdicio que tenían atorado hace
ya casi 4 meses obtuve la jugosa suma de $2000.00 pesos.

Los $500.00 pesos que ganaba a la semana en horas extras decidí invertirlos
en cerveza y cigarros para toda la semana. Apenas y alcanzaban. Todas las
mañanas trabajaba con una resaca espantosa y un calor rosando los 40
grados centígrados, apenas dormía 5 horas y sentía desmayarme.

Por las noches mi tío había comprado un rifle calibre 22 el cual sacaba de su
escondite en las noches para des estresarse de la intensa jornada de trabajo.
Con una lamina en forma cuadrangular de unos 30 cm por 30 cm, pintura roja
y blanca creó un “Tiro al blanco” al cual apuntaba con la fortuna de algún
momento disparar en el centro. Disparamos una tercia de tiros cada uno.
Recargamos al rifle 5 tiros más. Convencí a mi tío que disparáramos de nueva
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cuenta y tiramos dos tiros cada uno alternadamente. Mi tío dejo una bala
cargada.

Charlamos un rato mas, tomo un par de mis cervezas y se despidió y una vez
más yo me encontraba solo, simplemente rodeado por una soledad
abrumadora e inconmensurable.

Después de largos 2 meses por fin tenía unos $14000.00 pesos los cuales
alcanzarían para irme a Guadalajara a vivir con Hely, rentar una habitación,
conseguir unos muebles sencillo y de media mano y conseguir otro empleo
de pailero que era el que desarrollaba en el trabajo donde estaba.

Era 5 de julio. Era más de media noche y estaba semi-borracho. La


madrugada anunciaba el máximo esplendor de la noche. Miraba fijamente el
cielo estrellado del cielo de Veracruz, nunca había vislumbrado un cielo así en
la ciudad. Era formidable. Sabía que había llegado el momento. Llamaria a
Hely y todo volvería a la normalidad. Volveríamos a estar juntos y ser felices,
no solo por un par de días, seria para siempre.

Cogí mi teléfono celular, busque su número en el cual aun resguardaba un


signo de mayor que más un numero tres, los cuales juntos hacían alusión a
un corazón. Marque el numero una vez, dos veces, tres veces y pensé que
quizás estaría dormida, algo me dijo que no lo estaba, sentía un calor en el
pecho en el que confié y volví a llamarla.

Por fin contesto. Era ella. Volví a escuchar su desafinada e indiferente voz.
Pregunte que como estaba, que hacía en ese momento y al responderme.
Colgué el teléfono. Lo tire al piso y lo desarme de un pisotón.

Me senté en el piso completamente acribillado y masacrado por escuchar un


puñado de palabras que habían golpeado fuertemente mi persona. Cogí mi
cerveza que aun estaba casi nueva. La tome de un sorbo. Abrí otra y la reduje
casi a la mitad.
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Hely se había ido a vivir con alguien más. Hely me había dejado para siempre.
Hely no había cumplido todo lo que alguna vez juro. Estaba solo. Como había
empezado esta historia.

***

Eran las 9 de la mañana y me encontraba con una resaca perpetua. Había


olvidado mi pasado y la pena empezó a devorarme a pasos agigantados.

Habíamos almorzado puré de papa, ensalada rusa, frijoles y agua de limón


que estaba helada, perfecta para el clima cálido de Veracruz. Seguí
trabajando a pesar de estar resacoso, mi tío me ofreció ir a descansar a lo
cual me negué. No quería tener tiempo para recordar la perdida de Hely.

Por fin termino la jornada laboral, eran la 9 de la noche y pedí a mi tío que
me llevara a comprar más cervezas. Compre un cartón de 12 cervezas marca
“XX” regresamos al terreno donde se encontraba el lugar donde trabajaba.
Un momento después mi tío fue a jugar fut-bol, me propuso ir a jugar con él
a lo cual me negué y me dijo que al anochecer volvería para saber si no se me
ofrecía nada. Me di cuenta que todo este tiempo estaba al tanto de la
situación melancólica que vivía. Le di las gracias a despedí su partida.

Me encontré con la terrible terquedad de llamar por teléfono a Hely. Pero


una extraña razón me lo impedía. Su nueva pareja con la cual había ido a vivir
y crear una vida juntos, me detenía. No quería obstaculizar la relación de
alguien que quizás amaba con el mismo fervor que yo amaba a Hely. Y si Hely
lo amaba tanto como a mí, ese alguien merecía mi respeto.

Termine mi cerveza. Aun quedaban unas cinco más. Destape otra y tome un
largo trago, encendí un cigarrillo y las lagrimas comenzaron a brotar a
montones.

Recordé el rifle de mi tío, no sabía donde ocultaba las balas pero aun
quedaba recargada una desde la última vez. Busque el rifle detrás de la caga
donde dormí y entre dos laminas a medio pegar de la caga estaba atorado y
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amarrado, rodeado por un alambre. Lo retire de su escondite y camine con el


en las manos. Llegue a mi asiento que había creado con un bote de aluminio
de 20 litros y una tabla de madera MDF con 1 centímetro de espesor unos 30
centímetros por cada lado. Me senté en ella. Descanse el rifle en el suelo y
apunte hacia mi boca. Pensé que quizás sentiría miedo pero parecía una
computadora, no sentía nada y nada me detenía aun, hasta que la cerveza lo
hiso, destape una nueva y la tome de fondo, nunca había tomado una
completa, encendí un cigarrillo y reproduje en mi celular la primer canción
que había dedicado a Hely.

El momento llego, concluyo la canción y volví a colocar la punta del rifle en


mi boca. Alcance mi mano derecha al gatillo y respire profundamente. Quería
dar un último suspiro. Escuche el cantar de las luciérnagas, el zumbar de los
mosquitos, como el viento meneaba los grandes pastizales que rodeaban el
taller de mi tío, escuche las estrellas, escuche las altas velocidades que
alcanzaban los camiones de carga en las carreteras, escuche mis latidos y mi
respiración, escuche su voz, escuche las palabras y las promesas que había
desembuchado y ahora no eran más que cenizas y polvo estelar. Vi
reproducir como una cinta de video mi vida a través de mis ojos, podía
recordarlo todo, mi primer palabra, mis primeros pasos, mi comida preferida,
mi madre, mi padre, mis hermanas y el resto de mi familia, mi cerveza y mi
cigarrillo favorita, los kilos de marihuana que había consumido, vi a mis
antiguos amigos y a los nuevos, vi a todos los seres humanos que en algún
momento había estrechado mi mano, vi los buenos y los malos momentos,
las resacas, las enfermedades, la fortuna y la miseria, el amor y el desamor, el
tiempo y el retardo, la diversión y la amargura, pude ver cada detalle que
habían dado lugar a una cinta de 20 años y que por título llevaba mi nombre,
pero entre todo eso vi 7 días a su lado, vi los 7 días que Hely y yo habíamos
vivido juntos y que tal vez no volverían a repetirse y ese “tal vez” estaba en el
aire y pronto se convertiría en un “no”. Me pareció fascinante todo lo que la
mente podía lograr estando al borde de la muerte, pero aun así nada iba a
poder detenerme. La decisión estaba tomada. Jale el gatillo.
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Me tire llorando al suelo polvoso que estaba por debajo de mi. Estaba
privado y llorando como un vil marica sin consuelo, nadie tenía piedad de mi
y nadie sabía lo que recién había ocurrido. Hasta que por fin apareció mi tío.
Había regresado del partido de fut-bol al que había asistido. Mi vio tirado y
llorando, me cargo y me llevo a mi cama a descansar. Tomo su teléfono y
llamo a alguien.

Eran casi las tres de la madrugada y un claxon tan molesto como la vida
sonaba en dirección a la ubicación donde nos encontrábamos mi tío y yo.
Abrió la puerta, mi madre entro sollozando y corrió a abrazarme.

Me pareció una broma de muy mal gusto. Pues, no podía entender como
estando al borde de la muerte la gente te da cierta importancia o peor aún,
como en ese ligero momento de grandeza todos te quieren y todos te aman y
todos llaman a tu auxilio y para todos eres importante justo eran esas
personas hipócritas las que hacen miserable la existencia de todos, pues eran
las personas que nunca te llamaban, nunca preguntaban por ti o peor aun
siempre hablaban de ti con no sé quién. No me importaba claro, porque yo
nunca había echo algo así, pero la diferencia era que yo nunca me había
guardado la verdad y siempre la había gritado a los 7 vientos.

Mi madre me llevo a mi casa. Aun estaba desconcertado de lo que había


ocurrido. Me levante de mi cama, el cual era uno de mis lugares favoritos y
recordé todo lo que había ocurrido la noche anterior.

El rifle había mordido la bala, por lo cual no se había disparado. No sé cómo


y no sé porque la vida me había regalado otra oportunidad. No sé si lo
merecía o no, pero ahí estaba, vivo y quizás no tan vivo pero aun no era el
momento para que mi familia lamentara a alguien que despreciaban.

Me senté frente al monitor del ordenador, envié un mensaje a Hely y entendí


la razón por la cual no era el momento de mi partida al cielo o al infierno o a
no sé donde, por dios o por quien fuera, tenía que saldar mi deuda, tenia.
Debía pagar todo lo que había echo por mi y todo lo malo que le había echo
pasar. Y el único método que encontré para estar a mano fue haciéndola
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inmortal. Creándola arte. Haciendo que solo hasta la extinción de la


humanidad pasara al olvido. Y aun quizás, en ese momento, vida inteligente
de otro planeta u otra galaxia u otra dimensión, la descubrirían entre los
escombros como lo habían hecho mis antepasados aztecas. Volverían hablar
de ella y ella jamás moriría. Estaría postrada al lado de grandes mentes y
grandes seres que se habían ganado un lugar lejos del olvido, solo esas
personas privilegiadas que tenían un lugar cerca de dios. Albert Einstein,
Adolf Hitler, Moctezuma, Ronaldinho, Thom Yorke, Picasso, Da Vinci,
Napoleón Bonaparte, Galileo Galilei, Nostradamus, José Emilio Pacheco,
Hernán Cortes, Cuahutemoc, Jim Morrison y demás. Ahora ella, compartiría
un lugar en el Olimpo junto a ellos.

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