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A la edad de 12 o 13 años, recuerdo que asistía de oyente a los diplomados que daban en
la iglesia a los pastores y creyentes que deseaban aprender sobre cómo hacer iglesia. Me llamaba
mucho la atención que al hablar sobre la verdadera iglesia que debía modelarse, desacreditaban a
otras denominaciones, y en especial a la iglesia católica. Tengamos mucho cuidado con ella,
decían, ella esta perdiendo feligreses y su plan es juntar a todas las iglesias para someterlas al
poder del diablo; ella es la bestia que viene a confundir los planes de Dios, “vistiendose de oveja
pero en realidad es un lobo rapaz”. Por supuesto que esto provocaba en mí miedo e intriga sobre
si tales cosas eran ciertas o no.
Cuando uno entra a internet hay varias páginas que malinterpretan lo que es el
“ecumenismo” con títulos como: “el plan satánico de Babilonia, es juntar a todos los cristianos
evangélicos bajo la única autoridad papal y después condenar (una vez más) a la hoguera los
restantes que no acepten. Eso es ecumenismo “o te unes o te matamos”.
2. Ecumenismo y sincretismo:
3. ¿Qué es ecumenismo?
La palabra ecumenismo viene del término griego “oikumene” y esta palabra esta
compuesta por un sujeto y un verbo: “oikios” que quiere decir casa, familia, pueblo, y el verbo
“meno” que significa “permanecer” o “quedarse”. Uniendo las dos palabras podemos tener las
siguientes definiciones sobre Oikumene: significa tierra habitada, mundo, humanidad. Y tiene la
idea de unidad, es decir, de una sola tierra habitada, un solo mundo, una sola humanidad. En
palabras del teólogo ecuménico Juan Bosch (1991): “El ecumenismo será el mundo habitado en
el que coexisten diversos pueblos, con diversidad de lenguas y culturas” (p. 10).
El término ecumenismo dentro del mundo religioso se ha manejado desde 3 perspectivas,
según Gibellini (1998):
1. “Tiene que ver con la unión de todas las iglesias católicas que estan dispersas a lo largo del
mundo para reunirse en un solo lugar. En este sentido se hablan de “concilios ecuménicos”.
2. Desde un punto de vista más amplio se refiere a todos los que creen en Jesús. Este
movimiento se da a partir del siglo XX, y se invita a la unidad de lo que están bajo el nombre
de cristianos.
3. Un punto de vista aun más amplio se refiere a la unidad con otras religiones que están fuera
del cristianismo. Religiones como el budismo, el islam, o el judaísmo. Se le suele llamar a
este tipo de ecumenismo: Diálogo interreligioso” (p. 519).
San Agustín (un teólogo respetado por reformadores como Lutero y Calvino) planteaba
que hay una iglesia visible y una invisible. La iglesia visible es la comunidad en la que
celebramos todos los domingos, a la que pertenece nuestra denominación. Pero también hay una
iglesia invisible compuesta por personas de diferentes denominaciones y orígenes que es la
iglesia de Dios. Esa iglesia invisible tiene muchos colores, formas, expresiones y símbolos. Cada
comunidad ha interpretado algún aspecto de Dios y de la experiencia de lo sagrado que ha sido
importante para ella.
El teólogo Oscar Cullmann, sabía muy bien de esta unidad sin comprometer o vaciarse
de la esencia cuando dijo: “Nosotros no queremos efectuar un salto hacia Roma (él era
protestante) sino que es, juntos mano sobre mano con la Iglesia Romana como queremos
marchar hacia el mismo fin. Y este fin común se llama Cristo” (Alemany, 1999, p. 11).
En palabras del teólogo y fraile dominico Yve Congar (1967), (quien fue uno de los que
contribuyó a las ideas para promover el ecumenismo en el concilio vaticano II) dice:
Practicar el ecumenismo es dejar de ser etnocentrista y velar y actuar por los temas que se
tienen en común. Es establecer un dialogo que evoque en propuestas para el bienestar de esta
“aldea común” llamada tierra y sus necesidades latentes.
Referencia Bibliográfica