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Los rayos solares se concentran a lo largo de una línea recta de una longitud comprendida
entre 600 y 800 metros en unos tubos receptores de elevada eficiencia que se ubican en la
línea focal de los concentradores, en los cuales se calienta un fluido orgánico sintético hasta
unos 400 °C. El fluido caliente se emplea para producir vapor sobrecalentado por medio de un
intercambiador de calor. Finalmente, se extrae la energía del vapor sobrecalentado mediante
una turbina a la que se acopla un generador para producir electricidad.
Este tipo de centrales puede tener almacenamiento con el fin de hacer posible la generación
eléctrica durante la ausencia de sol. Lo más frecuente es la tecnología de almacenamiento con
sales, que emplea dos tanques de sales a diferente temperatura para almacenar calor:
- Cuando hay radiación solar disponible, las sales absorben energía térmica procedente
del fluido caloportador y se almacenan en el tanque caliente-
- Cuando no hay radiación, las sales ceden energía al fluido caloportador con el fin de
que éste último genere vapor para mover la turbina y de esta forma producir
electricidad.
Cuando el fluido caloportador es agua, éste se evapora una vez que se ha inyectado a presión
en el receptor con el fin de producir vapor a una temperatura y presión concretas.
Tal y como puede verse en el grafico anterior, el precio de los paneles fotovoltaicos se ha
reducido en más de un 80 % durante los últimos 8 años.
Desde mi punto de vista, la opción más interesante sería la energía solar fotovoltaica, debido a
su bajo precio en comparación con la tecnología termosolar de torre de central y de CCP.
Además, el potencial de reducción de costes es mayor en la energía solar fotovoltaica. Esta
diferencia de costes puede permitir tanto la transición a energías limpias como en la mejora
del abastecimiento de electricidad en los países subdesarrollados.