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Neohumanismo: del arte moderno al arte

contemporáneo mexicano.
En el siglo XX a nivel mundial hay un vacío cultural provocado por el periodo
de guerras y las manifestaciones artísticas buscaban una ruptura con lo
clásico haciéndose llamar Vanguardias, en América Latina no llegaron debido
al vacío de los países dominantes, la Vanguardia en América Latina llegó
como imposición a una crítica social radical; en México posrevolucionario, se
trataba de buscar cauces artísticos propios que respondieran a una
idiosincrasia mexicana, se pretendía encontrar formas o manifestaciones
nuevas que conservaran la herencia dual histórica: lo indígena y lo hispano,
asignaron a las artes plásticas una misión educativa de importancia
procurando presentar temas, tipos y costumbres nacionales. El nacimiento de
una pintura fielmente mexicana que respondida a las condiciones precisas de
la evolución de nuestra sociedad radica en la postura de la realidad social
populista impulsora del movimiento plástico nacionalista, la mínima expresión
de la vida espiritual y física de nuestra raza brota de lo nativo y los creadores
de belleza deben realizar sus mayores esfuerzos para hacer su producción
de valor ideológico para el pueblo.

La materia prima de la vida transforma y crea un mundo de valores y


significados que sobreviven a su experiencia original y la trascienden, México
supo ofrecer resistencia a la importación de modas artísticas y mantuvo en
las artes visuales un fuerte perfil nacional, en el humanismo pictórico
mexicano el hombre es inseparable de su tipificación social e histórica. El
movimiento pictórico mexicano moderno, un movimiento que no se ha
quedado en la teoría abstracta, sino que desde principio de los años veinte
venía tocando los escalones de la adecuado práctica, pues interpretaba el
drama provocado por la explotación, la miseria, el hambre y las enfermedades
del pueblo mexicano; si el Muralismo mexicano forma parte de un capitulo
preciso en el desarrollo del arte universal, es porque grandes asuetos fueron
interpretados con sentido singularmente profundo y en actitud que denotaba
valor civil.

Nueva Presencia fue un grupo de artistas mexicanos que sustentaron una


línea básica de pensamiento, fue una generación modelada por las tensiones
y traumas de la posguerra y amenazaban con aniquilar al mundo en un
instante así como por un estado de ánimo general de desequilibro moral y
social; esta proyección de la situación global sobre la vida juvenil aceptaba
que la relación arte/técnica rompe aislamientos en la concha de la
especialidad profesional, la Escuela Mexicana predicaba con palabras y
confirmaba lo predicado con la pintura, Nueva Presencia predicaba con la
palabra para librar a la pintura de cualquier fijación predicante, el interiorismo
tardo moderno tuvo sus determinismos y sus limitaciones pero logró erigirse
como la rama mexicana de la Nueva Figuración pues supo asumir la crisis
que vivía el continente. Se hablaba mucho de la nueva imagen del hombre,
de una nueva objetividad y de un nuevo figurativismo, Renato Gusttuso
consideraba que una verdadera representación del hombre debía abarcar al
hombre en su totalidad, desde sus instintos a su corazón, de sus ideas a su
cara, desde su efigie a su ansiedad y no renunciaba a la espera de un porvenir
en el que sería posible romper los esplendores o la belleza como esplendores
de la dignidad; de ahí que los integrantes de Nueva Presencia creían que
para expresar significados nuevos hacían falta buenas formas que tuviesen
la fuerza necesaria como para dar curso no sólo a un lenguaje nuevo sino
también a una nueva función.

México vivió a principios del siglo XX la primera revolución importante que


transformó no sólo las condiciones políticas y sociales para un gran número
de personas, sino que produjo un formidable florecimiento de la energía
intelectual y creativa que cambió decisivamente el rumbo de la cultura
mexicana, el Muralismo pasó a formar parte de un vasto programa educativo
dirigido hacia las olvidadas áreas rurales de México, constituyó la
manifestación más vigorosa de la escena plástica mexicana; la tarea del
Muralismo mexicano era la de difundir los ideales y la historia de la
Revolución de 1910 y de las luchas anteriores por la libertad y la
independencia, elevar y glorificar la grandiosa herencia indígena de México.
Otra dirección del arte mexicano que permaneció como corriente subterránea
hasta después de la Segunda Guerra Mundial, se expresó en la obre de
artistas como Manuel Rodríguez , Frida Kahlo y Rufino Tamayo; el carácter
de éstos fue más bien lírico e interior, trataban temas referentes a la soledad,
el vacío, la noche, el cosmos y el llamado sentimiento trágico de la vida,
cambió del activismo objetivo a la introspección subjetiva, la tendencia
subjetiva se proclamó universal e internacional y se opuso a lo que
consideraba el estrecho nacionalismo e indigenismo del movimiento
muralista.
Las influencias internacionales culturales y artísticas de naturaleza
neorrealista se filtraron en México: el dadaísmo en los años veinte, el
surrealismo en los cuarenta, durante en los cincuenta el expresionismo
abstracto y el informalismo; el pensamiento existencialista y sus temas
principales la soledad y la más profunda realidad de la condición humana, la
influencia beat trajo a México el espíritu de la rebelión en contra de lo
establecido. Los intelectuales de México tuvieron una compleja relación con
la Revolución Mexicana, el intelectual mexicano ocupa una posición muy
distinta con relación al Estado que empuña críticamente su influencia desde
fuera del gobierno, esta dinámica entre los propósitos artísticos e
intelectuales y la participación política directa en los niveles políticos más
elevados; el artista como trabajador de la cultura más que como miembro
individual de una élite, los creadores de belleza deben esforzarse porque su
labor presente un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo.

El indigenismo es en esencia una forma de irracionalismo y anti-


intelectualismo, los artistas sustituyeron lo africano por lo precolombino, los
latinoamericanos regresaron hacia una cultura imbuida de esencia indígena;
México fue una nación colonizada desde el siglo XVI hasta el XIX, la
mentalidad colonizada de las clases gobernantes mantuvo una actitud de
imitación a la cultura europea así como desprecio hacia la cultura indígena,
el nacionalismo ha sido en México una de las fuerzas más propulsoras de
cambio, ha estado profundamente entrelazado con un sentido necesario de
dignidad, orgullo y afirmación. El nacionalismo cultural puede sobrevive a su
utilidad y convertirse en un obstáculo para el desarrollo o volverse un
anacronismo exótico, consecuencia de circunstancias sociales que han
cambiado; lo que sucedió en México fue que el artista se sumergió en la
cultura nativa y en la historia, el artista corre el riesgo de estar fuera de época
al encerrarse en una reproducción estereotipada de los detalles al volverse
paradójicamente hacia el pasado y apartarse de los acontecimientos
actuales. Los mitos son abstracciones imaginativas de ideas fundamentales
que subyacen en una realidad dada, el realismo es la encarnación de dicha
realidad en una imagen y exigía del artista una representación verdadera de
carácter histórico concreto de la realidad en su desarrollo revolucionario; la
tarea de transformación ideológica y de educación de los trabajadores en el
espíritu del socialismo y el realismo ha sido una tendencia periódicamente
recurrente en el sentido de que ciertos artistas se han dedicado a representar
las condones reales de la vida y no a idealizarlas, han buscado expresar los
significados ocultos de las coas y así tenemos exageraciones caricaturéscas
de la realidad o símbolos fantásticos que estos artistas han empleado, el
artista del realismo socialista trabaja para expresar la ideología de la nueva
clase gobernante para contribuir a la transformación de la sociedad. el
realismo social funcionó dentro de sociedades capitalistas estructuradas en
clases donde su papel era de oposición a las clases poseedoras.

Conforme fue creciendo la clase media, la clase gobernante abandonó


gradualmente los aspectos militantes y revolucionarios del muralista y
conservó sólo lo superficial, lo sentimental y lo nostálgico; en la década de
1940 a 1950 fue la declinación del muralista y el arte público hacia una nueva
era de arte privado, la producción mural recibió un fuerte impulso con la
construcción de bancos privados, edificios industriales y comerciales, en los
años cuarenta se inició una campaña de difamación contra el movimiento
muralista acusándolo de anecdótico, narrativo, arcaico, nacionalista,
propagandístico, literario y carente de imaginación. El papel que desempeñó
el imperialismo cultural de los Estados Unidos habrá de considerarse por
separado, tres personas se alienaron en el frente de batalla contra el
movimiento muralista: Marta Traba, Rufino Tamayo y José Luis Cuevas; la
influencia de Tamayo por el papel central en abrazar la causa del
abstraccionismo mediante la oposición entre realismo social y pintura pura,
en este sentido Tamayo fue el primer representante del formalismo subjetivo
del arte moderno mexicano hundiendo sus raíces en modernismo y el
internacionalismo de fines de los años veinte, Tamayo brinda un nuevo
sentido de la luz y el movimiento a esa sensación de ansiedad de búsqueda
de metas inaccesibles, de panoramas vacíos y seres humanos aislados de
enajenación y miedo; Marta traba sostuvo que el Muralismo mexicano era un
enorme absceso que había contagiado a todos nuestros países; José Luis
Cuevas por su parte opinó que los muralistas habían rechazado la pintura y
optado por un periodismo barato, nulo y hueco.

El fin de la administración de Cárdenas (1934-1940) fue también el fin de la


fase revolucionaria de México y el inicio del desarrollo de una burguesía
nacional industrial y de la burguesía burocrática que controla el gobierno, la
desenfrenada nacionalización y el sentimiento antinorteamericano de los
años anteriores a 1940 dejaron paso a una nueva política de estímulo a las
inversiones extranjeras de la industria mexicana; según el pensamiento
oficial, México ya estaba listo para ocupar su lugar en el mundo moderno y
su pueblo necesitaba realizar el tránsito hacia las actitudes y formas de vida
modernas. La identificación temporal de los principales artistas con las metas
políticas y económicas del Estado mexicano había comenzado a
desintegrarse, el papel del intelectual y del artista en México debía tener un
carácter crítico más que de apoyo al Estado. Cuando el arte mexicano perdió
su vitalidad hubo un cambio del Muralismo socialmente dirigido al público y
patrocinado por el gobierno a la propiedad privada del arte y al incremento de
un mercado artístico que complacía a la clase media local y al comercio
turístico; en la lucha por la hegemonía cultural en México se requería un
artista joven de talento que pudiera presentar como símbolo y exponente
frente al realismo social, la guerra cultural se dirige de manera indirecta a
quebrantar los artistas de símbolos de las culturas vivientes y a contaminarlas
con los valores del conquistador, el subconsciente colectivo del otro, el
imperialismo cultural como arma de la Guerra Fría podría ser instrumento del
neocolonialismo en Latinoamérica con las misma facilidad que la penetración
económica. La homogeneización y subversión de las tendencias artísticas
locales al declarar que la imagen de México debe hallarse en la obra de los
artistas principiantes que estaban bajo influencias extranjeras; las décadas
de 1950 a 1970 fueron vulnerables pues se sugería a los artistas
latinoamericanos que en respuesta a los importantes premiso y al prestigio
de los concursos internacionales cambiaran su estilo y contenido dando
menos importancia a los conceptos de regionalismo y raíces, los jóvenes
artistas que buscaban orientación en su desarrollo artístico, en oposición a la
Escuela Mexicana, de cultivar la libertad de expresión sin las restricciones de
la responsabilidad social, de llevar adelante la competencia individual en la
mejor tradición de la libre empresa al abandonar el realismo humanista
tradicional de México a favor de una experiencia formalista.

La confrontación entre lo viejo y lo nuevo se hizo cada vez más aguda en


México durante los años cincuenta, actos de rebeldía contra la escuela
realista fue el del grupo de pintores que de 1952 a 1953 (José Luis Cuevas,
Héctor Xavier, Enrique Echeverría, Alberto Gironella, Vlady y José Bartola)
se organizó sin mayor definición contra el arte político oficial, sin programa
fijo ni lenguaje plástico común se unieron sólo por un deseo de cambio; la
Escuela Mexicana vio en la creciente popularidad del Expresionismo
abstracto un reto ideológico pero también un agujón que forzaba a los
realistas sociales a volver a analizar sus medios formales; el hombre necesita
las formas de su propio tiempo, para enriquecer el realismo los pintores tenían
que deshacerse de los elementos negativos de su propia obra, había que
rechazar el nacionalismo y el folklorismo superficiales, había que pintar
figuras menos ideográficas y más vivas, más expresivas de mayor orientación
psicológica, más verdaderas. Nueva Presencia propuso revalorizar la pintura
mexicana contemporánea, afirmando que no había muerto el espíritu de
Orozco y que los artístas de la última generación, desconocidos todavía,
aportarían a la pintura un nuevo humanismo procurado por la ideación, el
simbolismo, la abstracción, ubicándolos como artistas inconformes
desafiantes del ambiente e iniciadores de los cambios; creían que el arte
finalmente ha llegado al rechazo total de la imagen y el contenido humano,
Nueva Presencia pretendía comunicar tan directamente como sea posible su
compromiso con el hombre e intensificar la emoción que está detrás de la
idea que está proyectando utilizando la distorsión para acentuar una crisis
interior.

El dilema que enfrentaba la generación más joven de artistas comprometidos


en saber llevar lo pictórico o describir en términos plásticos su compromiso
constante con la miseria, la pobreza, la incertidumbre, la soledad, la
enajenación y la opresión que veían en torno suyo; en México habían
rechazado explícitamente el Expresionismo abstracto, sentían la necesidad
de un nuevo lenguaje plástico, un nuevo material temático y soluciones
nuevas, pero no estaban dispuestos a ignorar las realidades sociales que les
circundaban. La imagen del hombre en el arte más reciente se ha
transformado, distorsionado, quebrantado y finalmente ha desaparecido; el
tema central del neohumanismo expresado mediante las monstruosidades,
deformaciones y distorsiones de la figura humana, fue reafirmar el potencial
humano al llamar la atención sobre la herida inflingida por las condiciones de
existencias contemporáneas.

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