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Se desploma el “muro de la vergüenza”

Después de 28 años de oprobio, las políticas reformistas impulsadas desde mediados de la


década de 1980 en la Unión Soviética por el líder soviético Mijail Gorbachov se tradujeron en la
decisión de abrir poco a poco las fronteras de la República Democrática Alemana. El 9 de
noviembre de 1989, finalmente, y después de una breve conferencia de prensa realizada por el
jefe de prensa del Partido Comunista oriental, se anunció, visado mediante, la libertad para
viajar hacia la otra Alemania o a cualquier parte del mundo, elecciones libres y la configuración
de un Nuevo Gobierno. Ello pareció anunciar por fin el desmoronamiento de la aterradora
estructura de hierro, cemento y alambre que por casi tres décadas aisló brutalmente a todo un
pueblo.

Los alemanes del este reaccionaron de inmediato. Miles de berlineses, tanto del lado oriental
como occidental, se aglomeraron frente al muro y sus barreras fronterizas tomando parte ese
mismo día en una de las acciones político-sociales más relevantes del siglo XX: la caída del
muro de Berlín.

Muchos jóvenes alemanes orientales, con pequeñas mochilas al hombro, vacilaron antes de
saltar el Muro. Una hora antes, sólo aventurarse cerca de la barrera habría significado la
muerte inmediata. Pero ahora muchas manos desde el otro lado se extendieron para
ayudarlos. Como tantos otros, esa larga noche del jueves 9 de noviembre, saltaron finalmente
las barreras que fueron completamente inútiles, paseándose felices por las iluminadas calles
de Berlín Occidental.

Otros, en tanto, con martillos e improvisadas picas en las manos, compartieron desde arriba
del muro la alegría de derribarlo trozo a trozo, muy cerca de la imponente puerta de
Brandenburgo. Desde lejos los sombríos policías de la ex RDA observaban recelosos, pero por
el otro lado los improvisados anfitriones occidentales se fundieron en un emocionado abrazo
con sus visitantes. El canciller de Alemania Federal, habiendo interrumpido abruptamente su
viaje a Polonia, acompañado de Willy Brandt y otras personalidades, se mezclaron con la
multitud para dar la bienvenida a los recién llegados.

La acelerada desintegración del aparato político de la Alemania Oriental, primero a las órdenes
del anciano Erich Honecker –quien se refugiaría posteriormente en Chile con su esposa e hija-
y luego de Egon Kretz, sólo fue el preludio de un gigantesco desbande. Desde Leipzig hasta
Dresde, más de un millón de alemanes se movilizaron exigiendo libertad de expresión y
movimiento, liberalismo político, cese de discriminaciones y privilegios y el reconocimiento
oficial de los representantes de los partidos políticos de oposición. El socialismo soviético había
caído y, con él, su “muro de la vergüenza”.

https://www.guioteca.com/los-80/la-caida-del-muro-de-berlin-en-1989-el-fin-del-
%E2%80%9Cmuro-de-la-verguenza%E2%80%9D/

https://www.disfrutaberlin.com/muro-berlin

https://sobrehistoria.com/la-division-de-alemania-la-antesala-del-muro-de-berlin/

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