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Decálogo del Feminismo Empresarial

revistaposiciones.cl/2018/10/29/decalogo-del-feminismo-empresarial/

“Mi más ardiente deseo

es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos

y quiénes son sus amigos.”

Palabras de George Engel, Mártir de Chicago, 1877.

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George Engel, obrero alemán, condenado a la horca y ejecutado hace 140 años en Estados
Unidos. Su crimen fue luchar por poner límite a la jornada de trabajo. Gracias a él y al
movimiento del que formaba parte, la mitad de la clase obrera mundial conquistó formalmente
la jornada diaria de ocho horas de trabajo, lucha que conmemoramos cada 1° de Mayo. Antes
de su ejecución, Engel se dirigió a sus compañeros, expresándoles su mayor deseo: que
supieran quiénes son sus enemigos y quiénes son sus amigos.

La otra mitad de la clase trabajadora, esa mitad formada por las mujeres, sigue soportando
mayoritariamente dos jornadas de trabajo -una remunerada y otra no remunerada- sin haber
conquistado todavía el derecho al límite horario y al descanso. La jornada no remunerada de
trabajo se presenta socialmente como natural y, por tanto, como obligatoria e invisible. Para
que este trabajo no pagado exista sin ser cuestionado, complejas estructuras y relaciones
sociales se despliegan, configurando un amplio arco de opresiones que operan en la vida
diaria de las mujeres, puertas adentro en el hogar y puertas afuera en las escuelas, el sistema
de salud, de justicia, en las fábricas y empresas.

El deseo de George Engel cobra un tono de advertencia y una vigencia enriquecida hoy, cuando
el feminismo se prefigura internacionalmente como el movimiento que intenta pensar la
situación, las formas de organización, los contenidos y las luchas de la mitad femenina de la
clase trabajadora. Mi más ardiente deseo es que las mujeres trabajadoras sepan quiénes son
sus enemigos y quiénes son sus amigos.

Este artículo busca criticar punto por punto un texto elaborado por la Fundación Para el
Progreso, texto que lleva por nombre “Decálogo del feminismo liberal”. Toda idea o discurso
debe ser valorado teniendo exacta consciencia del lugar del que proviene. Es necesario
exponer quiénes son los autores del “Decálogo”.

¿Qué es y quiénes son la Fundación Para el Progreso?


La FPP es una centro de pensamiento del gran empresariado, fundada y dirigida por Nicolás
Ibáñez Scott, ex dueño de los supermercados Líder, pinochetista declarado[1], cercano a los
Legionario de Cristo y principal financista de las campañas electorales de Chile Vamos -
incluida la presidencial de Sebastián Piñera-. Nicolás Ibáñez es una persona denunciada por
violencia intrafamiliar por su ex esposa[2]. Con el fin de evitar la exposición de esta denuncia
en la prensa, Ibáñez usó su poder y su dinero para sacar de circulación la edición impresa del
diario La Nación en el año 2002[3].

Le acompañan en el directorio los empresarios Dag von Appen Burose, dueño de la empresa
Ultramar, cuya familia estuvo ligada al régimen nazi en Alemania y en Chile[4]; Juan Conrads
Zauschkevich, ligado a la industria pesquera y director de la empresa AVLA Chile S.A.,
dedicada a financiar a otras empresas; y Francisco Pérez Mackenna[5], Chicago Boy, ex
presidente de la Asociación de AFP´s y máximo ejecutivo del Holding del Grupo Luksic.

La dirección ejecutiva de la FPP la ocupa Axel Kaiser Barents von Hohenhagen, académico de
la Universidad Adolfo Ibáñez –casa de estudios de propiedad de la familia de Nicolás Ibáñez-
y enemigo público del movimiento feminista estudiantil de principios de año.
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La gerencia la ocupan Armando Holzapfel Herrera, Rafael Rincón-Urdaneta Zerpa y Alejandro
Cajas, todos jóvenes, todos gremialistas, todos varones.

Cabe mencionar que son parte también de esta Fundación el Ministro de Relaciones Exteriores
Roberto Ampuero, el ex Ministro de Cultura Mauricio Rojas y el ex Ministro de educación
Gerardo Varela, todos miembros del gobierno de Piñera.

Los dueños de Chile, he aquí la cuna del “Decálogo del Feminismo Liberal”.

El “Decálogo”
Los dueños de Chile han decidido dirigir la palabra a las mujeres haciendo pública su propia
lectura del feminismo y ofreciéndonos una excelente oportunidad de analizar las posiciones
con que pretenden enfrentar el movimiento organizado de las mujeres.

No siempre lo que se dice da cuenta de lo que se quiere decir y este es uno de esos casos. El
decálogo contiene una serie de afirmaciones que, bajo la presión de un análisis apenas
superficial, nos permiten afirmar que este texto, sin necesidad de cambiarle una coma, bien
podría llamarse “Decálogo Contra el Feminismo”.

Como el nombre indica, el decálogo contiene diez puntos, los que pueden ser agrupados en 3
ítems centrales, que a continuación revisaremos.

a) La igualdad, la complementariedad, la responsabilidad y el privilegio


La FPP “considera que mujeres y hombres son igualmente dignos”

Una frase dudosa, como lo serán todas las demás, inaugura el decálogo.

No queda claro que si la FPP considera que hombres y mujeres son en la actualidad
igualmente dignos o si están expresando el deseo de que lo lleguen a ser. En cualquiera de los
dos casos, el resultado es que la FPP nos miente.

Si la FPP considera que esta igual dignidad entre sexos ya existe, entonces estamos ante un
feminismo que no tiene motivo de ser. Si la FPP desea que hombres y mujeres lleguen a ser
igualmente dignos, entonces estamos frente a un feminismo hipócrita. Ejemplos breves. En
las empresas que estos señores poseen y financian existe la brecha salarial por sexo y se
ocupan mecanismos -como el multirut- para incumplir con el derecho a sala cuna. Los
empresarios de la FPP no tratan a hombres y mujeres con la misma dignidad en sus empresas
y lo saben y se benefician de ello, y en vez de hacer algo al respecto, escriben un manual para
negarlo.

Así como no desean la igual dignidad para las mujeres, tampoco la desean respecto de los
hombres. ¿Olvida el señor Von Appen que en 2013-2014 reprimió a los trabajadores portuarios
que exigían el derecho a tener media hora de colación dentro de su jornada de trabajo? Hasta
donde llega nuestro entendimiento, el derecho a comer dentro de la jornada de trabajo es una
cuestión elemental de dignidad; y recibir el mismo salario por el mismo trabajo, también.

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El feminismo de la FPP “cree en el entendimiento y la complementariedad de hombres y
mujeres y es contrario a la idea de lucha de géneros”

Suprimamos de la frase las palabras “hombres”, “mujeres” y “género”. ¡El resultado es notable!
Lo queda del decálogo es un pobre manual de empresa al que únicamente se le han insertado
las palabras “mujer”, “género”, “feminismo” y “hombre”.

Como sea, no podemos ignorar que los patrones han insertado estas palabras porque tienen
un mensaje importante para nosotras: “El problema del feminismo es que se ha centrado en la
retórica anti masculina en lugar de hacerlo en el análisis objetivo de los datos”.[6] Dicho de otra
forma, el feminismo que critica el machismo, es un feminismo que tiene un problema. Y ¿cuál
ese ese problema? El “análisis objetivo de los datos” que maneja la FPP es que todos somos
igualmente dignos y que, por tanto, es evidente que no existe el machismo. El problema del
feminismo, es que critica algo que no existe.

El manual feminista de la FPP se apura en replicar la caricatura anti-feminista más célebre y


vulgar de todas, según la cual la centralidad del feminismo es atacar a los hombres. Sabemos
que los señores del directorio se sentirán desplazados y que les dolerá saberlo, pero es
necesario decirlo: la centralidad del feminismo está puesta en las mujeres.

El entendimiento y la complementariedad de hombres y mujeres no es una creencia, es una


constatación. A pesar de que a la FPP le gusta constatar y hablar de feminismo, se le escapa
justamente lo más elemental de ambas cuestiones. La coexistencia entre los sexos es
asimétrica; las mujeres trabajamos más, ganamos menos y no tenemos decisión plena sobre
nuestros cuerpos. Para que estas cosas sean comprendidas, ha sido necesario luchar contra
muchas instituciones y también contra lo que piensan muchos hombres. Esos son los
caminos sinuosos que recorre a veces el entendimiento, para llegar a ser tal.

“El feminismo liberal fomenta la cultura de autonomía y responsabilidad por sobre una
cultura de la victimización”

Bien, es necesaria la autocrítica. Hay enfoques feministas que colocan a las mujeres en el rol
de víctimas, sí. Muchas feministas no defendemos ese enfoque, porque contiene la idea de
que somos sujetas pasivas que necesitan ser salvadas por alguien más. Pero desde que este
enfoque existe dentro del movimiento, asumimos la necesidad de debatir con estas
posiciones de manera colectiva para avanzar. El decálogo, sin embargo, apunta exactamente a
lo inverso cuando afirma que “la victimización, como cultura de atribuir todas las
responsabilidades a otros, es el mayor obstáculo para superar problemas.”[7]

Aquí hay un mensaje muy siniestro, según el cual a las mujeres nos pasan cosas malas porque
somos irresponsables y luego nos victimizamos. La que debe superar el problema es la mujer
y no quien puede haber provocado el mal. El director de la FPP, procesado por violencia
intrafamiliar, opinó en el juicio que la enferma mental era su esposa, que ella tenía un
problema. Luego de un tiempo, este mismo señor escribe un manual para opinar que todas las
mujeres y el feminismo entero son un problema y lo titula “decálogo feminista”.

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Hay un segundo mensaje también: las injusticias y las desigualdades sociales no tienen
responsables. Por un camino diferente, el empresariado critica la cultura de la victimización
para terminar desarticulando también la necesidad de luchar.

Las mujeres no necesitamos ocupar el papel de víctimas para entender muy bien que los
fenómenos individuales y colectivos tienen responsables. Que la FPP lo niegue sólo indica que
intentan pasar desapercibidos.

“El feminismo liberal anhela la justicia sin privilegios y la igualdad ante la ley de todos los
individuos”

Agrega el decálogo que “la discriminación positiva atenta contra el principio de igualdad ante la
ley, ya que establece, arbitrariamente, categoría de ciudadanos. «Yo me opongo a las
protecciones especiales para la mujer, como cupos de trabajo o procedimientos que favorecen
solo a mujeres durante las demandas de agresión sexual. Yo quiero igualdad total ante la ley.»
Camille Paglia.”

Si bien hay diversas posiciones sobre las leyes de cuotas o los procedimientos y penas
aplicables ante delitos sexuales, hasta ahora a ningún sector del feminismo se le había
ocurrido que lo que hacía falta para alcanzar la “igualdad total” fuera que todo siga tal cual. Era
necesario que llegara el feminismo de la FPP para proponerlo y, para no ser menos, atreverse
a avanzar un paso más allá atacando explícitamente las leyes que se propongan proteger a las
mujeres agredidas sexualmente. Reconocer que hombres y mujeres enfrentan el trabajo y
acceden a la justicia en desiguales condiciones resulta, para el feminismo liberal, una
arbitrariedad que atenta contra la igualdad.

La justicia, tal cual existe, es muy generosa con los empresarios y es natural que la defiendan.
Sin embargo, en este caso puntual, las ideas sobre la justicia y la igualdad tienen un enfoque
patronal específico ligado al derecho del trabajo. El derecho del trabajo tiene como premisa
que existen, en la relación laboral, una parte fuerte -el empleador- y una parte débil -el o la
trabajadora-, al que la ley debe proteger. Este hecho tan simple, resulta para la FPP abusivo y
arbitrario y le incomoda que en las relaciones entre sexos se llegue a adoptar para algunos
casos concretos -como las agresiones sexuales-, un criterio similar de protección para las
denunciantes. Esta analogía implícita, demuestra que piensan el feminismo desde el lenguaje
del patrón, desde el privilegio.

b) Los derechos individuales y la biología


“El feminismo liberal cree que la identidad y derechos son individuales, no colectivos”

Nos habla un grupo de tipos ricos, que comparten colegio, universidad, nexos familiares,
negocios y gobierno y nos afirman no creer en la identidad colectiva ni en los derechos
colectivos.

Los pobres, y las mujeres pobres, también tenemos cosas en común que configuran una
identidad colectiva. El viaje en micro, el avisar a tus amigas que llegaste bien a casa, el
trabajar ocho horas diarias cinco o seis días por semana, el acoso callejero, son experiencias
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innegablemente colectivas.

A pesar de que eso lo sabe todo el mundo, desde un directorio nos llaman a las mujeres a no
identificarnos las unas con las otras y, lo más importante, a no organizarnos juntas.

“La identidad es mía, yo no soy parte de un colectivo que se llama género. Yo soy yo. Las
identidades son complejas, son propias y son individuales.”[8] Estas palabras son una oda al
individualismo y no una defensa de la individualidad de cada persona. Son cosas distintas. Yo
también soy yo, pero yo sé que las mujeres hemos conquistado los derechos individuales al
voto, al divorcio y al aborto en tres causales, mediante luchas colectivas. Lo colectivo también
nos ha dado muchas cosas, también lo individual.

Estos empresarios quieren jugar un juego que manejan bien: el juego de dividir. Ellos son
especialistas en destruir sindicatos y derechos colectivos. Ellos son pocos, nosotras somos
muchas. No quieren que nos juntemos, pero ya estamos cada vez más juntas y avanzaremos
a pesar y en contra de ellos.

“El feminismo liberal reconoce el valor de la evidencia científica para comprender las
diferencias entre hombres y mujeres”

En nombre de la ciencia se han justificado cosas terribles. Eso es lo que aquí trata de hacer la
FPP, valiéndose de una mescolanza indecible de mentiras e ignorancia:

“Las diferencias sociales intrínsecas y espontáneas que se dan a nivel de género han sido
estudiadas tanto por la antropología, la psicología y las ciencias biológicas. «Quienes abrazan la
idea de que el modelo de vida humana debe ser neutral en cuanto al género -que hemos nacido
en pizarras en blanco y la sociedad nos prescribe roles de género- nunca han realizado la más
mínima investigación sobre ciencia, historia o antropología.» Camille Paglia.”

Sería necesario escribir un tratado para desenmarañar uno a uno las mentiras, los absurdos y
las contradicciones contenidas en esta cita, alta expresión de “cantinfleo”. En síntesis, las
ideas son dos:

Primero, las diferencias biológicas entre los sexos determinan las diferencias sociales.
Perfecto, es evidente. Somos diferentes biológicamente, por eso hasta hace poco las mujeres
no podíamos votar ni divorciarnos y la infidelidad era un delito si la cometíamos nosotras. Lo
cierto es que los hombres pobres tampoco podían votar hace un siglo, pero los hombres ricos
sí. ¿Qué dirá la biología acerca de eso? En resumen, este es el lenguaje del racismo, del
clasismo y del sexismo. Segundo, si el comportamiento social está determinado por la
biología, los roles y la identidad de género son cuestiones intrínsecas. Perfecto, es evidente.
Se puede ir contra muchas cosas, mas no contra la biología, dijo Monsanto. El punto es que
las mujeres tenemos doble jornada de trabajo porque así lo dicta la biología y las identidades
de género diversas son aberraciones antinaturales. Es el discurso evangélico antifeminista
químicamente puro.

c) El libre mercado y la defensa de la propiedad privada son los mejores aliados de


las mujeres
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“El feminismo liberal rechaza la violencia en todas su formas”

Las feministas no sólo rechazamos la violencia, también luchamos contra ella. Probablemente
ningún otro sector está tan interesado y comprometido en esta lucha, porque la violencia no
afecta a todos por igual ni se ejerce de la misma manera por todos. Por ejemplo, los dueños
de Chile cuentan con las FF.AA. y con la policía para ejercer la violencia y las personas pobres
no. Tirar una piedra y disparar un arma son ambos actos violentos, sí. Defenderse con una
piedra si te disparan con un arma supone magnitudes incomparables de violencia, también.
Violentar para defenderse es muy distinto a violentar para atacar. La violencia tiene bemoles, y
muchos. Pero la FPP habla de la violencia en general, buscando instalar el discurso del
empate. Peligroso.

“Toda persona puede hacer lo que desee siempre que no ejerza o amenace con iniciar la
violencia contra otras personas o su propiedad. «Debo dejar claro que no estoy negando la
violencia ejercida contra la mujer, ni la justifico. Pero tampoco justifico la violencia ejercida por
la mujer hacia otros: hombres, niños, ancianos, familiares u otras mujeres. (…)» María
Blanco.[9]”

“Las mujeres también ejercemos violencia”, dicen. Jugar al empate, en un decálogo


autotitulado feminista, es una ofensa inaceptable, pero normal viniendo de donde viene. El
señor Ibáñez, director del “Decálogo”, es un agresor de mujeres, un defensor de la dictadura
militar y un enemigo del feminismo.

Es cierto, las mujeres y los hombres ejercemos violencia. Las mujeres suelen ejercerla contra
los hombres y contra otras mujeres en porcentajes muy bajos; los hombres suelen ejercerla
contra las mujeres y contra otros hombres en porcentajes muy altos. Los ricos suelen
ejercerla contra hombres y mujeres pobres -es decir, contra la mayoría de la población- de
manera institucional en porcentajes muy altos. Las pensiones de hambre, las deudas que
contraemos en favor de las empresas, la especulación inmobiliaria, los bajos salarios son
formas muy directas de violencia. Las represión y las balas y los montajes de suicidio a
activistas sociales también los son. ¿Rechaza la FPP esas violencias o las justifican en
nombre del libre mercado?

Mención honrosa a la mente empresarial por colocar “propiedad” y “persona” en la misma


frase como cosas merecedoras del mismo respeto y defensa. Sólo en esas mentes resulta
comprensible: ellos tratan como objetos a sus trabajadores y siempre han concebido a las
mujeres como parte de su inventario individual de bienes.

“El feminismo liberal promueve que cada mujer como individuo sea libre de perseguir sus
proyectos de vida”

“Las verdaderas feministas aplauden cualquier elección pacífica que una mujer adulta desee
hacer con su cuerpo, desde ama de casa a directora general, desde corista a abogada de
derechos civiles (…) Desafortunadamente, para el feminismo convencional, cuando hay un
choque entre la elección de una mujer y sus puntos de vista ideológicos, la ideología gana.
Wendy McElroy.[10]”
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Según la FPP todas las mujeres nacemos, crecemos y luego decidimos entre ser gerentas
generales, abogadas, artistas o dueñas de casa. Hace sentido… entre gente adinerada. Entre
gente pobre y en un país en no podemos decidir sobre nuestros cuerpos, esto resulta un chiste
muy amargo. Resulta amarga la realidad de la dueña de casa sin casa y la de la trabajadora
que no decide en el directorio de la empresa en la que entrega su tiempo, su energía vital, su
juventud y en ocasiones su vida a cambio de un poco más del sueldo mínimo. Resulta cierto
también para los trabajadores hombres. El que trabaja construyendo casas a menudo no tiene
casa ni decide sobre sus condiciones de trabajo. ¿Acaso el trabajo no es parte de la vida?
¿Acaso el cuerpo tampoco lo es? No es por vocación al drama, pero 7 de cada 10 personas
pobres en el mundo, son mujeres. Mientras más pobre eres, menos libre eres de perseguir tus
proyectos de vida, menos dueño eres de tu vida. Para la FPP, esta realidad es una oportunidad
para la burla.

“El feminismo liberal sostiene que el libre mercado es el mejor aliado para la
emancipación de la mujer”

“El libre mercado ha sido el sistema que más ha favorecido la liberación de las fuerzas
productivas y creativas de las mujeres y de la sociedad en general, para que puedan progresar y
desarrollarse en la medida que quieran. El mercado ha sido el gran liberador de las mujeres.[11]”

Según la FPP la libre competencia conduce al conjunto de la humanidad a la liberación plena.


Un secreto: Chile está dentro de las diez economías más libres del mundo[12] y es uno de los
países con más desigual distribución de la riqueza[13]. Lejos de ser el mejor aliado de las
mujeres, la libertad económica, tal como existe en Chile, ha conducido a una mega
concentración de la riqueza en mano de unas pocas familias. ¿De qué familias? De las familias
de Ibáñez, Von Appen, Conrads, Perez Mackenna y cía.

La concentración de la riqueza en pocas manos, tiene como contrapartida la repartición de la


pobreza entre muchas manos. La mitad del país gana $350.000. Tal es el milagro del libre
mercado. ¿Por qué la FPP sostiene que la competencia es la mejor aliada de las mujeres?
Porque, como empresarios, su lógica es: para poder vencer en la competencia, hemos de
abaratar al máximo los salarios y dado que las mujeres son una mano de obra más barata que
la masculina, las contratamos. Por ese camino nosotras llegamos a convertirnos casi en el
40% de la fuerza laboral asalariada. Los empresarios, que piensan de sí mismos que son
grandes benefactores, consideran que al darnos trabajo a cambio de bajos sueldos nos hacen
un gran favor, que nos acercan a la independencia económica. No dicen que de paso nos
convertimos en importantes sujetas de crédito y endeudamiento. La lógica empresarial dicta
que “mientras más te exploten más libre serás”. O bien, “tu explotador será tu redentor”.

“El feminismo liberal defiende la tolerancia, el respeto y la diversidad”

“Debemos entender que las sociedades son diversas y participan múltiples visiones. Es por esto
que se requiere de diálogo sensato, de buena fe, transparente y racional en contraposición a las
actitudes intolerantes. «El feminismo individualista mira a hombres y mujeres y ve, antes que

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nada, seres humanos individuales con una humanidad común y compartida (…) La
responsabilidad humana más básica es respetar las decisiones pacíficas que otras personas
toman con sus cuerpos y sus bienes.» Wendy McElroy

La FPP se siente ofendida por el feminismo, al que consideran insensato, de mala fe, irracional
e intolerante. Oponen como alternativa al feminismo la competencia y el individualismo. Si las
feministas debemos entender que la sociedad es diversa y que no podemos imponer a los
demás nuestras opiniones intolerantes, entonces la FPP debe entender que nuestras visiones
son parte de esa diversidad; que nosotras luchamos por el derecho a decidir cómo queremos
vivir mientras que ellos, a través de sus gobiernos, tratan de impedirlo. La FPP es el burro
hablando de orejas.

Síntesis y analogías entre feminismo y clase


Hemos visto cómo los únicos valores que defiende la FPP son los que se transan en la bolsa y
cómo la única libertad que defiende, es la de abusar según las leyes del mercado. Este artículo
no tenía más ambición que leer críticamente las ideas del decálogo feminista de los
empresarios.

Desde un punto de vista optimista, queremos destacar que es provechoso que este decálogo
exista, porque expresa dos cuestiones importantes. Por un lado, los enemigos del feminismo,
impotentes ante lo que se prefigura como una nueva ola internacional, sólo pueden atacar al
feminismo en nombre del feminismo; es decir, no se atreven a objetarlo sino aparentando
vestirse con sus ropas. Eso demuestra una potencia del movimiento actual. Por otro lado, el
decálogo brinda claves para descubrir puntos de encuentros entre los intereses de las
feministas y los intereses de la clase trabajadora. El decálogo, por venir desde donde viene,
tiene momentos lúcidos de analogía y síntesis entre feminismo y clase trabajadora. El odio a
la identidad y a la acción colectivas, la permanente identificación entre “persona” y
“propiedad”, los llamados a no enfrentarse y a aceptar como inmutable la posición de cada
individuo en la sociedad, etc. Los dueños de Chile presienten que está presente en el
feminismo y en la clase trabajadora una sospecha común, una sospecha que de transformarse
en acción conjunta va a apuntar inevitablemente contra ellos.

Una visión espantosa recorre las mentes de los empresarios: la posibilidad del encuentro. La
posibilidad de un feminismo de clase y de una clase feminista. ¿Quién podría resistir esas
fuerzas unidas? El feminismo individualista al que nos llaman pretende salir al paso,
conquistar un sentido común para que el encuentro no se produzca. Nuestra tarea es trabajar
para que esa visión espantosa se haga realidad.

NOTAS

[1] En la revista Capital en 2012 Ibáñez declaró tenerle una profunda gratitud a Pinochet,
cuyo busto hizo poner en las dependencias de su empresa D&S.

[2] Causa F-397-2000 del 30° Juzgado de Letras en lo Civil de Santiago. Se puede consultar
la causa en www.pjud.cl
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[3] https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/02/01/la-bestia-negra-de-nicolas-
ibanez/

[4] http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/05/17/el-oculto-pasado-nazi-del-
patriarca-del-clan-von-appen/

[5] No deja de ser gracioso que el señor Pérez Mackenna sea el único miembro del
directorio cuyo segundo apellido se menciona en la página web de la FPP, ello en un gesto
evidente de evitar presentarlo simplemente como Francisco Pérez.

[6] fppchile.org/wp-content/uploads/2018/07/decalogo-del-feminismo-liberal-fpp.pdf

[7] Ídem

[8] Ídem

[9] Ídem

[10] Ídem

[11] Ídem

[12] https://www.emol.com/noticias/Economia/2016/02/01/786204/Chile-se-mantiene-por-
quinto-ano-consecutivo-como-la-septima-economia-mas-libre-del-mundo.html

[13] https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI

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