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Soñar y pensar a Cuba

Soñar y pensar a Cuba


Gilberto Valdés Gutiérrez
La investigación para la publicación de este libro contó con el apoyo
de la Oficina Regional en México de la Rosa Luxemburg Stiftung. Este
libro también es resultado de la colaboración del Centro Oscar Arnulfo
Romero (OAR).

Edición María Elena Frías Llanes


Diseño de cubierta Roberto Chávez Miranda
Foto de cubierta Fernando Medina Fernández
Diagramación Karla Bisset Torres

Sobre la presente edición © Gilberto Valdés Gutiérrez, 2017


© Editorial filosofi@.cu, 2017

ISBN 978-959-7197-21-8

Instituto de Filosofía Editorial filosofi@.cu


Calzada No 251 esquina J,
El Vedado, Plaza de la Revolución,
CP: 10 400, La Habana, Cuba
(53) 7 8320301
www.filosofia.cu | editorial@filosofia.cu
» Índice
» Este libro 7
» El impulso de la Revolución Cubana 11

Parte i. Los sentidos éticos, políticos y civilizatorios


del debate económico 29
» Hacia una red de formas de producir,
reproducir y gestionar la vida desde la participación
y la sostenibilidad 29

Parte ii. Ensanchar el corredor cultural crítico


del no capitalismo en Cuba 107
» La disputa político cultural comunicacional en la era
de la revolución digital 124
» Nuevos escenarios de disputas ideológico-culturales 130
» Este libro
El texto que presento al lector es un calidoscopio de reflexio-
nes desde los cubanos y las cubanas de hoy, con respeto a los
imaginarios, tradiciones y recorridos conceptuales y sensi-
bles que hemos hecho para soñar y pensar a Cuba, desde los
años 90 del pasado siglo. Lo percibo como una especie de
62 Modelo para armar, siguiendo la metáfora cortazariana,
dejando que cada cual se identifique con una u otra vertiente
de análisis para armar su propia Cuba y a la vez polemizando
con distintos razonamientos y expectativas que confluyen en
los escenarios de debate dentro y fuera de nuestra sociedad.
Sin el más mínimo afán de originalidad, asumo de modo
electivo ideas y reflexiones, valoraciones, opiniones de una
pléyade de colegas de Cuba, con quienes comparto similares
preocupaciones, aunque no siempre coincidamos en puntos
específicos y visiones. He tratado también de apropiarme,
desenfadadamente, de autores de nuestra América y otras
regiones que hoy revelan un pensamiento crítico actualizado
frente al mundo del capital que nos rodea y que se internaliza
aceleradamente en las subjetividades e imaginarios sociales.
Esa intención justifica la proliferación de referencias que in-
cluyo en el texto, las que no siempre tenemos la posibilidad
de justipreciar como muestra del debate plural que avanza en
nuestra sociedad.
Aunque se ha impuesto en nuestra cotidianidad, no sin razo-
nes, el énfasis en las cuestiones económicas, el desafío principal

7
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

que asume la Revolución es político y cultural, asociado a la dis-


puta de proyecto de país, de sociedad emancipada o recoloniza-
da que debe sobrevenir a los cambios en curso y los venideros.
Tampoco se trata de reducir el debate y las propuestas ha-
cia la política, entendida solo en sentido institucional, superes-
tructural, al avance de la ciudadanización activa. El desafío de
lo que hoy llamamos actualización entra de lleno en la reno-
vación objetiva/subjetiva de la hegemonía no capitalista en las
nuevas condiciones de la sociedad cubana. ¿Cómo reconectar
a las distintas categorías de trabajadores con los medios de pro-
ducción y las condiciones de trabajo en medio de la diversidad
de formas de propiedad y gestión que se articulan en la econo-
mía nacional? O expresado de modo más amplio: ¿cómo pen-
sarnos desde una diversidad de formas de producir, reproducir
y gestionar la vida desde la participación y la sostenibilidad? La
política, así, rebasa el restringido marco jurídico-institucional
para penetrar en el proceso de la producción y la reproduc-
ción social de la vida. A diferencia del liberalismo, que iguala
de manera abstracta al capitalista y el trabajador (Un hombre,
un voto), la democracia socialista “otra” no prescinde de la co-
locación del ser humano en el centro del sistema productivo y
reproductivo, rompe con la pasividad impuesta a los producto-
res y las productoras por la división social, sexual y de género
del trabajo y las formas moleculares de dominio elaboradas por
las clases capitalistas en los procesos seculares de construcción
de la hegemonía durante varios siglos.
Se comprende que estos debates tengan solo como límites
aquellos que José Martí estableció para su propia prédica: “Y
si no es mi debate con gente honrada a lo que vengo, avísese-
me y al punto abandonaré esta plataforma. Yo llevo en mí la
tribuna, y conmigo va donde yo vaya, donde se discuten con
serenidad y nobleza los problemas del porvenir de la patria”.1

  José Martí: Obras completas, Editorial de Ciencias Sociales, La


1

Habana, 1975, t. 22, p. 18.

8
ESTE LIBRO

Para soñar y pensar a Cuba desde los nuevos escenarios


de disputas hegemónicas entre emancipación y dominación
en América Latina y el Caribe, primero hay que sentirla. Y
de eso se trata.

9
» El impulso
de la Revolución Cubana
La historia se despliega por grandes impulsos, cuan-
do los pueblos acercan a sus intereses y expectati-
vas los horizontes de transformación y convierten la
“utopía” en una fuerza colosal que hace trascendente
su cotidianidad. El triunfo de la Revolución Cubana fue un
evento formidable —escribe Fernando Martínez Heredia—.
Y seguido nos muestra el alcance inusitado de aquellas eta-
pas iniciales: “La revolución liberó al país del poder de la
burguesía y del imperialismo norteamericano, de hecho
y en la dimensión de la hegemonía, mediante el recurso
a desatar y multiplicar una y otra vez las fuerzas del pueblo
y del poder revolucionario. Implantó la justicia social a fon-
do, sin temor y sin fronteras, y sometió a sucesivas destruc-
ciones la división de la sociedad entre élites y masas”.1
La herejía de Fidel y los revolucionarios cubanos al des-
cubrir las condiciones de posibilidad de una ruptura revo-
lucionaria del sistema burgués-pro imperialista en Cuba, y
actuar más allá del inmovilismo generado por el imaginario
geopolítico colonizado, hecho sentido común y de cierta in-
terpretación del marxismo posleninista, presa del etapismo
calcado (y además mal comprendido) de las revoluciones

1
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Caminos, Re-
vista Cubana de Pensamiento Socioteológico, No. 70-71, 20013-2014,
p. 96.

11
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

europeas del siglo xx, permeó los emprendimientos de la in-


telectualidad revolucionaria cubana de los años 60, y en es-
pecial el pensamiento político y filosófico, que se explayaba
en la década, tensando al máximo su tradición anticolonial y
antimperialista, renovada con los teóricos tercermundistas
de la descolonización como Frantz Fanon y Aimé Césaire.
Ese pensamiento contactaba a la vez (incluso no siempre con
conciencia de ello), con miradas epistémicas alineadas con el
ámbito de lo intencional, predominantes en el contexto filo-
sófico y cultural de la década2, las que daban cuenta de la ex-
plosión de la subjetividad histórica como voluntad de trans-
formación, dejando así atrás la impronta de positivismos,
funcionalismos y estructuralismos que sobredimensionaban
la “estructura” por encima de los sujetos del cambio, redu-
cidos a una mera correspondencia reactiva, propia no del
marxismo fundacional, sino de cierta teleología evolucionis-
ta que usurpó sus créditos.
El costo de la osadía fue alto: agresiones, bloqueo, exclu-
sión de Cuba del sistema interamericano, dominado por los
Estados Unidos, y quedar prácticamente sin relaciones diplo-
máticas con los países de la región al ser expulsada de la OEA
en 1962. Libre de formalismos y compromisos ante quienes la
atacaban y trataban de aislarla, la Revolución acompañó acti-
vamente todas las rebeldías, ya sea en Santo Domingo, Vene-
zuela, Colombia, Centroamérica, Cono Sur, desde la partici-
pación de Che durante 1965 en la lucha del pueblo del Congo
por su liberación, hasta la Primera Conferencia de Solidaridad
de los Pueblos de África, Asia y América Latina, celebrada en

2
  Ya se ha dicho que los 60 fueron años de emergencia de formas de
rebeldía que inauguraron nuevos modos de ver, sentir, concebir y habitar
el mundo. El movimiento hippie, la minifalda, los Beatles, los Rolling
Stones, la canción protesta, el cine de reflexión, el folclor, se mezclaban
con el protagonismo de los jóvenes en las luchas anticoloniales, los poe-
tas y curas guerrilleros en Latinoamérica, las revueltas contra el racismo,
el conservadurismo burgués y las discriminaciones sexuales y de género.

12
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

enero de 1966 en La Habana. Los más de 500 representan-


tes de la Tricontinental (y con el apoyo decidido de Salvador
Allende, quien buscaba ensayar la vía pacífica de la toma del
poder en Chile, dato que no siempre se conoce) propusieron
crear ahí la Organización Latinoamericana de Solidaridad
(OLAS), espacio de articulación de agrupaciones revolucio-
narias y antimperialistas de América Latina y el Caribe.
Pensar una sociedad nueva, en el contexto de un mundo
que marchaba en un sentido totalmente diferente al nues-
tro, no sería un programa utópico más.3 Más allá de posibles
idealizaciones, fue un hecho cierto que en aquellos mismos
años en que el mundo occidental se enrumbaba hacia una
especie de nuevo estadio —sociedad del espectáculo;4 era
de la imagen y del simulacro,5 sociedad de consumo de ma-
sas—, y entraba de lleno en lo que se ha considerado como
su fase estetizada,6 en Cuba, nos vestíamos de milicianos
y bailábamos con los Van Van, mientras habitábamos una
sociedad que aun con sobradas imperfecciones, se acercó,
probablemente como ninguna otra, a la construcción de un
imaginario colectivo donde la compulsión ética a favor de la
justicia social alcanzó niveles innegables. Dimensión por es-
tudiar la de aquella fase, que no solo concibió la posibilidad

3
  Ver Mayra Sánchez Medina y Gilberto Valdés Gutiérrez: ¿Estetización
en Cuba? Una mirada de prisa al espacio sensible de los cubanos, Fondo
Instituto de Filosofía, La Habana, 2015.
4
  Guy Debord: La Sociedad del Espectáculo. http://www.sindominio.
net/ash/espect.htm.
5
  Ver Jean Baudrillard: Cultura y Simulacro, Editora Kairós, sexta edición,
Barcelona, enero 2002.
6
  “…Si el efecto del capitalismo industrial sobre el sistema de los ob-
jetos (y por ende sobre el sistema de necesidades, y el de las relaciones)
fue su transformación generalizada a la forma de la mercancía, podría
decirse que el efecto más característico del capitalismo postindustrial es
la estetización generalizada de tal mercancía, la transformación de esta
(y por ende del sistema de necesidades, y el de las relaciones, sometido
por tanto a una segunda metamorfosis) a su forma estetizada…” (José
Luis Brea: El tercer Umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era
del capitalismo cultural. España, Murcia, CENDEAC, 2003, p. 128).

13
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de un hombre nuevo; sino que se acercó a él, colectivamente


al menos, en muchas de las hazañas cotidianas de aquellos
años y, especialmente, en un diseño aproximado de su perfil
en el imaginario social. Esbozos de las dimensiones de este
hombre nuevo en ciernes, con sus complejidades, impera-
tivos y anhelos podemos encontrarlos en la obra poética de
Silvio Rodríguez y sus coetáneos de la Nueva Trova.7 Un
perfil que también se expresó estéticamente y tuvo sus mo-
das, modelos y paradigmas peculiares, propios de una gene-
ración que “a las fiestas íbamos con botas…”,8 que aprendió a
leer profusamente de todas las literaturas posibles e hizo de
la precariedad un pretexto para mirarse por dentro.9
En aquella Cuba parecía que, de golpe, se iba a conquistar
toda la emancipación social-humana posible, frustrada con
la intervención yanqui en el 98 y la república de la Enmienda
Platt y de aquella revolución que se fue a bolina. La ruptura
del 59 y la radicalización vertiginosa del pueblo era una señal
inequívoca de la explosión de la subjetividad histórica que
no podía ser vista como voluntarismo, sino como expresión
subjetivo-objetiva de las potencialidades que ofrecía la pra-
xis revolucionaria de la época: la Revolución Cubana como

7
  Silvio expresó estas complejidades en muchas de sus letras. Veamos
cómo lo refleja en este fragmento de una de sus canciones de 1970:
“… nuestra vida es tan alta, tan alta
que para tocarla casi hay que morir
para luego vivir, para luego vivir…”
“Oda a mi Generación”, 1970, Silvio Rodríguez
8
  “…Cambiamos mercenarios por compotas/ cuando Playa Girón/ y a
las fiestas íbamos con botas/ cantando una canción (de Lenon). “Memo-
rias”, Carlos Varela. 
9
  “…compañeros de historia, tomando en cuenta/ lo implacable que
debe ser la verdad,/ quisiera preguntar, me urge tanto/ ¿qué debiera de-
cir?, ¿qué fronteras debo respetar?/ Si alguien roba comida  y después
da la vida,/ ¿qué hacer?/ ¿hasta dónde debemos practicar las verdades?/
¿hasta dónde sabemos…?/ Que escriban pues la historia, su historia,/ los
hombres del Playa Girón…”/ “Playa Girón”, Silvio Rodríguez.

14
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

desmentido fáctico, tangible de la preceptiva seudomarxista


sobre la revolución social, impacto de las luchas anticolo-
niales (Argelia), África negra, luchas por los derechos civiles
en Estados Unidos, la heroica guerra de liberación de Viet
Nam, mayo 68. Después se juzgó, no sin razón, el excesivo
entusiasmo de aquellos años, pero no puede desconocerse
que aquella explosión de la subjetividad permitió un avan-
ce colosal, un impulso emancipador más allá de lo imagi-
nable, mediadas por la voluntad política de los líderes y la
concientización del pueblo hacia los objetivos socialistas de
la Revolución. La subjetividad, lo sabemos, no es ese calco
inmediato de determinadas condiciones objetivas. Es la tra-
ducción, recreación de esas condiciones que, a su vez, no es-
tán puestas al margen de la propia praxis.
Reconocidos los calcos, las simplificaciones, los apresu-
ramientos, las ilusiones del mesianismo vanguardista, asi-
miladas, en fin, todas las críticas justas y sedimentados los
aprendizajes, una vez que se cierra el ciclo guerrillero en la
región, sus sentidos liberadores no desaparecieron, se trans-
formaron, sumergidos durante épocas de gestación como la
plata en las raíces de los Andes, hasta que entroncan con las
nuevas luchas. Aparece así, con fuerza renovada en nuestros
días la necesidad de recuperar (vale decir, enlazar, contex-
tualizar y resignificar) los sentidos antisistémicos de aquella
ola revolucionaria de los 60, sus límites epocales y los nuevos
contenidos que se le suman por las luchas plurales de las dé-
cadas posteriores. No para romantizarla, ni pretender impo-
nerla a despecho de las correlaciones de fuerza y el centro de
gravedad político de cada país, sino para mantener y profun-
dizar la inconformidad, la indignación y las rebeldías, base
de la creatividad en la lucha anticapitalista, en medio de las
alternativas de continuidad y renovación de la Revolución
Cubana y los procesos en curso de des-neoliberalización y
rescate de las soberanías de nuestros pueblos que luego de
décadas de saqueo y humillación se levantan desde el Sur, en

15
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

medio de una ofensiva oligárquico imperial que incluye al


Smart power y la pospolítica como variantes de dominación.
Junto a esta historia, aún por escribir, de cuánto fue impac-
tada la nación cubana en su devenir por las emergencias de
la revolución del 59, es preciso apuntar hacia una actitud que
las circunstancias especiales de aquella fase condicionaron y
que a partir de entonces se hizo muy propia entre nosotros: la
sensación de que, más allá de lo puramente metafórico, habi-
tamos un “mundo aparte”. Esta sensación tiene antecedentes
históricos. Ya nuestra insularidad y condición como “llave del
golfo” nos había desmarcado del resto de las colonias ibéricas,
determinando incluso un recorrido peculiar en el contexto
americano para nuestros afanes liberadores. Así también, el
tamaño de la hazaña que nos proponíamos desde el 59, marcó
más un destino inverso y una ruta a contracorriente. Esto nos
permitiría protagonizar consignas inéditas en el espacio regio-
nal, poner de moda la rebeldía verde olivo y dar una localiza-
ción posible a los sueños de todos los escapistas del mundo.10
Esta peculiaridad ha condicionado otra actitud entre no-
sotros que es necesario considerar: la sensación de sentirnos
diferentes al resto del mundo, libres de sus tendencias e in-
certidumbres; incólumes a los flagelos y conflictos propios
de la época en que vivimos. Esto explica que al referirnos a
problemas de incidencia global: la drogadicción, la margi-
nalidad, los problemas ecológicos, etc., tendamos a asumir
una distancia crítica que hoy no está totalmente justificada;
como si realmente estuviéramos en una distante y segura
“otra orilla” de la tierra.11

10
  Ver Mayra Sánchez Medina y Gilberto Valdés Gutiérrez: ¿Estetiza-
ción en Cuba? Una mirada de prisa al espacio sensible de los cubanos,
Ob. cit., p. 8. La autora principal del texto (coordinadora del Grupo de
Investigaciones Estéticas del Instituto de Filosof ía), ha argumentado en
sus investigaciones la necesidad de la re-estetetización de la praxis polí-
tica del socialismo cubano desde nuevas coordenadas.
11
 Ibídem.

16
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

La Revolución Cubana llevó a la práctica, pese a todas las


carencias y limitaciones, una variante de Buen Vivir, que vie-
ne directamente de la experiencia sui generis en el contexto
latinoamericano de vivir más de medio siglo en solidaridad,
tiempo y espacio en el que se ha forjado un pueblo no solo con
salud, educación, infancia protegida y seguridad ciudadana,
sino con altos grados de autoestima e instrucción, hombres
y mujeres dueños de sus cuerpos y sus mentes, creciendo en
un país sin oligarquías ni dominio extranjero, sin diferencias
abrumadoras de clases, que no bajan la cabeza ante nadie y
miran directamente a los ojos de cualquier interlocutor, sea
quien sea y de cualquier rango y estatus social.
Ana Esther Ceceña, luego de reconocer que esa referen-
cia del Buen Vivir/Vivir Bien en el discurso y la propuesta
político-civilizatoria es muy nueva, valora que “en muchos
sentidos (la Revolución cubana) se parece a esto que hoy lla-
mamos vivir bien, y además lo reivindica, lo pelea en la calle,
en donde sea, todos los días, a toda hora, y en otros sentidos
es una sociedad que se quedó un poco atrás en sus búsque-
das emancipatorias…”12
La salida del siglo xx marcó un sismo en la continuidad
del impulso revolucionario en Cuba. A una revolución du-
ramente castigada por su osadía de enfrentar los poderes del
imperio y por mantener su densidad liberadora, su solidari-
dad y su apuesta socialista, se unió la quiebra de la retaguar-
dia en la que el socialismo cubano tenía sus matrices para su
reproducción.13 El entorno se hizo doblemente hostil. Cuba se
internó en condiciones críticas excepcionales que la situa-
12
  Ana Esther Ceceña: “Subvertir la modernidad para vivir bien (O de
las posibles salidas de la crisis civilizatoria)”, Crisis civilizatoria y supe-
ración del capitalismo, Raúl Ornelas Editor, Universidad Nacional Autó-
noma de México, 2013, p. 26.
13
  Roberto Regalado comentó al autor que escuchó a Shafick Handal
expresar en una de las sesiones del Foro de Sao Pablo que Cuba era una
revolución” incrustada en un entorno hostil”, lo que se hizo más dramá-
tico en esta coyuntura.

17
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

ban ante el reto de descubrir y crear sus nuevas oportunidades


históricas. La comprensión audaz de esas oportunidades en los
años 90 tuvo que vencer el lastre de actitudes inerciales, prejui-
cios ideológicos, rechazos apriorísticos y temores ante los desa-
fíos inéditos que se configuraban. Se produjo la paradoja de que
ciertos resultados teóricos, instrumentalizados previamente
para legitimar acciones político-económicas en otras coyuntu-
ras, no podían dar cuenta intelectiva de los nuevos rumbos.
Sobre el tema de la participación política que acompa-
ñó la situación excepcional de aquellos años de aguda crisis
económica, así como del consenso logrado sobre las medi-
das asumidas para enfrentarla y la extraordinaria presencia
del liderazgo de Fidel Castro, José Luis Rodríguez desta-
ca: “El Período Especial no fue, vamos a decir, un régimen
tan estricto como el que existió anteriormente en los pri-
meros años, sobre todo si se presta atención a lo que su-
cedió. Primero, un nivel de comunicación con la población
increíblemente alto. Había una explicación cotidiana de los
problemas, desde un huracán que pasaba hasta cómo estaba
la venta de los productos que exportábamos, una comunica-
ción casi total de Fidel con la población. Y por otro lado, se
adoptaban medidas prácticas de reconocimiento a un cam-
bio en las circunstancias, como la apertura al trabajo por
cuenta propia, la descentralización de la divisa entre las em-
presas estatales con la dualidad monetaria que se crea en el
año 1993 también, y la cooperativización como proceso de
cambio de las relaciones de propiedad en la agricultura, que
elevó el peso de la propiedad cooperativa al 52% del total y
redujo la propiedad estatal al 33% de la tierra”.14
El hecho de que Cuba se mantuviera como alternativa
de convivencia humana devino prueba de deslegitimación,

14
  José Luis Rodríguez: “El socialismo, si no se asimila conscientemen-
te, se queda en la superficie”, Entrevista a José Luis Rodríguez (Fernando
Luis Rojas y Carolina García Salas), www.rebelion.org, 19-04-2016, p. 2.

18
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

aparentemente contrafáctica, de la nueva cultura de la des-


esperanza, avalada por el derrumbe, la fiebre neoliberal y la
mitología del fin de la historia. En ese contexto, la firmeza
política de la Revolución cubana y la cultura de radicalidad y
resistencia que le es inherente tenían que ser redimensiona-
das, so pena de desaparecer ante los bruscos cambios verifica-
dos en el mapa político mundial luego de 1989.
El llamado Período Especial fue el intento de mantener las
conquistas de equidad, justicia y dignificación logradas por
más de medio siglo de transformaciones socialistas en Cuba,
en medio de situaciones adversas de sobrevivencia con la afec-
tación inevitable en el sistema de valores y conductas morales
de la población. El costo social y político (no solo el económi-
co) lo venimos arrastrando hasta el presente. Es justo, sin em-
bargo, reconocer algo que no siempre se hace visible cuando
no sopesamos los costos negativos y los méritos de la resis-
tencia en nuestra sociedad: la propia existencia de la Revolu-
ción cubana en medio de aquellas crisis implicó un estímu-
lo y su inserción en el acumulado de las luchas y resistencias
populares, indígenas y afrodescendientes que emergieron a lo
largo de toda América Latina y el Caribe para enfrentar los
500 años de dominación colonial y recolonización neoliberal
imperialista, a partir de 1992.
El nuevo ciclo de luchas contra la dominación neoliberal
abierto en los años 90 del pasado siglo, incluyó una com-
prensión más profunda de la complejidad de la dominación.
A las luchas por la ampliación de los espacios de igualdad
y justicia desde la ciudadanía política, civil y social, se in-
corporan las demandas desde las relaciones de género, de
racialidad, generacionales, los diferentes modos de vivir las
culturas, los cuerpos y las sexualidades, así como la justi-
cia ambiental. Los sujetos emancipatorios múltiples impri-
mieron nuevos valores a la integración que van más allá del
marco político-institucional, estatal. En consecuencia, desde lo
local, lo cultural, lo intersubjetivo y lo cotidiano se socializan

19
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

regímenes de saberes alternativos, prácticas políticas sub-


alternas y experiencias de vida contrahegemónicas que en-
riquecen la politización y democratización de lo público
nacional y regional. Todo ello tuvo impacto diferenciado en
la sociedad cubana, abierta a nuevos ímpetus asociativos y
estrategias de visibilización de temas como la transversali-
dad de género, la racialidad y la diversidad sexual. En los 90
eclosionaron estrategias novedosas, con diversas visiones y
metodologías, para incidir en estas temáticas desde organi-
zaciones sociales, instituciones, redes, grupos y especialistas
insertos en procesos de reflexión y formación sobre muje-
res, géneros (incluyendo masculinidades), feminismos y
diversidades.
Paradójicamente, en medio de aquella crisis, el pensamien-
to cubano avanzó en temas que antes parecían subsumidos
en una visión totalizadora de la liberación, aunque los nuevos
conceptos nacían disputados por el relanzamiento de lo que
Ceceña llama pensar la revolución como estrategia de eman-
cipación de espectro completo, por una parte, y la intención
desde las matrices del pensamiento de la dominación de pro-
mover la eclosión de una diversidad atomizada. “Yo pienso
que la revolución —afirmaba la autora mexicana— hoy no se
puede pensar si no cruzamos por lo menos tres ejes, que son
el de la explotación o de las relaciones de producción, el de las
relaciones de género, y el de las relaciones raciales o de cultu-
ra, o de colonialidad”.15 Hay campos enajenados y enajenantes
que deber ser subvertidos por los sujetos en la generación de
sus propios saberes y sus prácticas no capitalistas.
Pese al acumulado de resistencia y creación popular alter-
nativa, no todo lo ocurrido en ese final de siglo ha servido para
fortalecer los valores que en épocas pasadas hicieron con-

15
  Ana Esther Ceceña: “Subvertir la modernidad para vivir bien (O de
las posibles salidas de la crisis civilizatoria)”, Crisis civilizatoria y supera-
ción del capitalismo, Ob. cit., p. 118.

20
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

gruentes los sentidos de vida personales, grupales y sociales


dentro de la Revolución. “La apertura de los noventa hacia el
turismo y la circulación de la doble moneda en Cuba —apunta
Mayra Sánchez Medina—; el uso de Internet en universidades,
centros de investigación y otros espacios, así como la apertura
mediática hacia productos de la cultura del entretenimiento,16
tanto por la vía institucional como por otras vías menos
formales;17 se suman a las más recientes novedades en la re-
formulación del modelo económico en el socialismo cubano,
en la búsqueda de alternativas para dinamizar la economía,
que implican una intensificación relativa del mercado interno,
pero también, necesariamente, el despliegue de la pequeña
propiedad y la aparición de diferencias sociales visibles, fun-
damentalmente, en los accesos al consumo”.18
En la medida en que Cuba se rediseñaba para enfrentar
los nuevos desafíos de la desintegración de la URSS, el recru-
decimiento del bloqueo del gobierno de Estados Unidos y la

16
  Los productos de entretenimiento que circulan en el país son fun-
damentalmente norteamericanos, pero también han aparecido circuitos
de consumo de productos asiáticos (surcoreano, chinos y japoneses fun-
damentalmente), como también productos de otras regiones: novelas
latinas, filmes de España, Francia, Inglaterra, etc. (Nota de la autora).
17
  Dentro de estas vías se destaca el llamado “paquete”, un abultado
conglomerado de carpetas digitales que circula de mano en mano y que
se articula como un espacio de consumo alternativo, ante la imposibili-
dad masiva del acceso a Internet y a los espacios trasnacionales de entre-
tenimiento. (Nota de la autora).
18
  A estos efectos, no solo han cambiado, entre otras cosas, la fisono-
mía de los hogares, con una presencia superior de artefactos electrodo-
mésticos, mayor que en cualquier otra época del pasado, sino también,
junto a las emergencias del consumo, la composición de las necesida-
des y deseos del hombre y la mujer común. A estas instancias, la paleta
de significados y valores forjada tras intensos años de confrontación, se
suma a los múltiples elementos que hoy habría que repensar y recons-
truir. Desconcierto, confusión, indiferencia, insatisfacción, son algunos de
los efectos de una confrontación cotidiana que merece un análisis dete-
nido. Saltan a la luz prejuicios, falsos valores, y, al mismo tiempo, ame-
nazas y debilidades que habría que incorporar sin ambages a los desaf íos
del socialismo cubano actual. (Nota de la autora).

21
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

búsqueda de opciones económicas para hacer viable el pro-


yecto social en estas nuevas condiciones críticas, se han acu-
mulado contradicciones viejas y nuevas, desgastes y tensiones
que impactan sobre diversos sectores de la sociedad y modifi-
can el modo en que se conformaban los patrones ideológicos
y culturales vigentes en décadas anteriores. No hay que olvi-
dar, recuerda Fernando Martínez Heredia, que somos hijos de
estos últimos veinte años. “En la actualidad —afirma— existe
una gran franja cultural en el país que es ajena a la Revolución.
Y dentro de la cultura cubana está instalado el rasgo constitui-
do por una despolitización que al inicio —en los primeros no-
venta— contenía elementos de crítica política o de desilusión;
después ha buscado sus posturas y su legitimidad en la acti-
vidad individual, las profesiones, oficios y grupos de perte-
nencia, y también ha pretendido encontrar referentes en una
supuesta tradición nacional, tornada aséptica y expurgado su
enorme y tantas veces decisivo componente cívico y político.
En el período reciente, la despolitización es asumida por sec-
tores de población con naturalidad y sin explicaciones”.19
Ese mundo del apoliticismo, según Martínez Heredia, ha
logrado convivir en paralelo, sin mayores conflictos, con el
mundo de lo político, lo que hace aún más dif ícil la renova-
ción del proceso hegemónico. Eso ocurre, añadimos, en el
seno de la familia, los grupos etarios afines e intergenera-
cionales y los colectivos laborales y profesionales. Pero ade-
más de esta actitud es necesario distinguir “el apoliticismo
respecto a otro proceso que en las últimas dos décadas ha
registrado una expansión y un afianzamiento crecientes: la
conservatización social”.20
La urgencia de enfrentar esas realidades hoy supone su-
perar estereotipos21 y prejuicios, a la vez que renovar sustan-
19
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 99.
20
  Ibídem, p. 100.
21
  Miguel Limia David reflexiona sobre este asunto: “El tema de los es-
tereotipos no debe ser ventilado a través de la dialéctica verdad-error,

22
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

tivamente las vías y modos de socialización de valores, más


allá de la politización vulgar y la ideologización impostada,
generadora de doble moral y oportunismos.
Frente a la despolitización y el conservadurismo social,
hay que estimular la generación de propuestas creativas de
todo tipo, especialmente entre las nuevas generaciones, que
permitan —desde la participación social más amplia— re-
encantarse a sí mismas y hallar sus propios nexos de conti-
nuidad con las generaciones partícipes de la obra revolucio-
naria, con sentidos éticos, políticos y epistémicos renovados,
resignificados desde sus propias practicas cotidianas y expe-
riencias políticas propias.22 Entre ese apoliticismo, que en

porque se trata de un asunto mucho más complejo, el cual se relaciona


con el carácter concreto de la verdad y con el condicionamiento práctico
del modo subjetivo de aprehender las relaciones sociales. Los estereoti-
pos psico-ideológicos que tenemos en cuenta —y cuyo listado agotador
no se pretende en absoluto—, expresan la experiencia histórico-concreta
específica del sujeto político hegemónico en la transformación práctica
de las relaciones sociales; por tanto, son pautas para organizar y evaluar
la información sobre los acontecimientos, eventos, hechos sociales, de-
terminada pantalla que condiciona la mirada, establece sus límites on-
tológicos y no permite ver más allá ni de forma diferente los fenómenos
de la sociedad y las personas individualmente consideradas. Son asimis-
mo una pauta para modelar las acciones a realizar, intervienen como
axiomas textuales del discurso político habitual y se asumen como el
modo correcto de actuar, de opinar, de entender, de aspirar, de explicar.
Por eso, no son específicamente errores, sino cauces ontologizados de la
actividad ya obsoletos, no funcionales, desactualizados. Por su fuerza y
vitalidad merodean en la cabeza de los hombres como duendes del pa-
sado (Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Fondo
Instituto de Filosof ía, La Habana, noviembre de 2010, p. 7).
22
  El diálogo intergeneracional es más necesario que nunca, a las puer-
tas del cambio generacional en la dirección de la Revolución. No cabe
aquí otra actitud que la de un intercambio ético y político horizontalis-
ta (decir y escuchar, escuchar y ser escuchado/a), en el que las genera-
ciones actuantes en este medio siglo de rupturas, avances, amenazas y
retos compartan su experiencia con las nuevas generaciones, sin falsa
demagogia, o sea sin hacer dejación de su rol formativo, pero evitando la
trasmisión bancaria, apodíctica de verdades supuestamente inmutables,
asumiendo la actitud dialógica de respeto y la inteligencia de saber de
antemano que el educador puede y deber ser también educado, en fun-
ción de la renovación del bloque histórico anticapitalista.

23
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

parte ha sido reactivo a “la politización extremada que ri-


gió durante un largo período de la vida del país”, 23 Fernando
Martínez Heredia constata: “A contrapelo de lo anterior, en
estos últimos años se ha producido un positivo aumento de
la politización en sectores amplios de población, que pone
parcialmente en acción el nivel tan extraordinario de con-
ciencia política que posee el pueblo cubano. Emergen secto-
res no pequeños de jóvenes politizados o con deseo de estar-
lo, que rechazan el capitalismo. Una parte de ellos podría ir
integrando una nueva intelectualidad revolucionaria”.24 Juan
Valdés Paz coincide con ese enfoque y reconoce que a pesar
de “los cambios ostensibles en la subjetividad social —mayor
individualismo, crecimiento de la religiosidad, diversifica-
ción de intereses, frustración de expectativas, etcétera— el
sistema de valores predominante sigue basando su jerarquía
en los valores patrios, la equidad social y la solidaridad”.25
Un elemento novedoso ha añadido experiencias de con-
frontación ideológica espontáneas inéditas en nuestra socie-
dad: el Decreto-Ley No. 302 de 2012 mediante el cual se ac-
tualiza y flexibiliza considerablemente la Ley de Migración;
primero porque ofrece la posibilidad de optar por salir de
Cuba y acogerse al estatus migratorio que se desee, redu-
ciendo al mínimo los trámites para hacer uso de ese derecho
ciudadano, y porque el contacto abierto con el mundo que
nos rodea, está permitiendo una menor idealización de lo
que alguien llamó, con sentido del humor, la “Pacha Miami”.
La sociedad cubana post derrumbe de la URSS se fue des-
prendiendo de nexos ideológicos y culturales impostados,
modos rutinarios de pensamiento y estereotipos cosmovi-
sivos que, entre otros efectos, formalizaron una articulación
simplista del marxismo y la tradición nacional. Cuba se in-
23
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 100.
24
  Ibídem, p. 101.
25
  Juan Valdés Paz: El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema polí-
tico cubano, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2009, p. 209.

24
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

ternó en condiciones críticas excepcionales que la situaban


ante el reto de descubrir y crear sus nuevas oportunidades
históricas en el nuevo escenario regional y global. La com-
prensión audaz de esas oportunidades en los años 90 tuvo
que vencer el lastre de actitudes inerciales, prejuicios ideo-
lógicos, rechazos apriorísticos y temores ante los desaf íos
inéditos que se configuraban. Se generaron tensiones entre
cultura y saber instrumentalizado, especialmente el que se
encapsuló en fórmulas sacralizadas, inviables en las nuevas
condiciones. Ello mostró una vez más en nuestra experien-
cia liberadora que “la política puede aprovechar inteligente-
mente el enorme caudal de la cultura, sin instrumentalizar-
la, para operar mecanismos que faciliten la consecución de
metas comunes. Pero sobre todo puede interactuar con la
cultura y aprender de esta, de su poder social insustituible”.26
Asumir el debate de la crisis del marxismo en aquellos
años no fue una postura retórica, ni una concesión desmo-
vilizadora: permitió el deslinde entre la herencia del marxis-
mo clásico y sus desarrollos posteriores durante el presente
siglo, y la teología evolucionista y positivista que usurpó sus
créditos y desnaturalizó un pensamiento fundacional que
rechazaba para sí el carácter de “pasaporte universal de una
teoría histórico-filosófica general cuya suprema virtud con-
siste en ser suprahistórica”.27
El reconocimiento de esa crisis teórica colocó a los cien-
tistas sociales cubanos en mejores condiciones para in-
sertarse creativamente en el esfuerzo regional y universal
de reconstrucción del “nuevo mapa cognitivo” del mundo
globalizado y transnacionalizado del presente, en el que
la perspectiva marxista pugnaba por superar los límites

26
  Rafael Hernández: “La otra muerte del dogma”, La Gaceta de Cuba,
La Habana, No. 5, 1994, p. 17.
27
  Carlos Marx: “Carta al director de El Memorial de la Patria”, Carlos
Marx y Federico Engels. Correspondencia, Editora Política, La Habana,
1988, p. 392.

25
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

epistemológicos que la relegaron y la soberbia que impidió


el diálogo de saberes y la confrontación pluriparadigmática
de los estudios sociales y culturales. El ajuste de cuentas con
la escolástica entronizada en la trayectoria posleninista —así
como con la búsqueda de la supuesta esencia incontamina-
da, prístina del pensamiento original de Marx, a la luz de la
cual se harían inteligibles las realidades de hoy—, ha sido y
es aún condición para reanimar las investigaciones y los sa-
beres de la emancipación.
Como en toda crisis de funcionamiento y desarrollo la
necesidad de crear espacios plurales de reflexión obligó a des-
plazar la centralidad de las respuestas acostumbradas, por-
tadoras de certezas estériles, hacia las preguntas. Las pistas
epistémicas comenzaron a llegar —sin desconexión his-
tórica, pero sí con desprendimiento de modos y estilos de
pensamiento, concepciones y estrategias que devinieron ob-
soletas— en primer lugar, desde la nueva generación de re-
sistencias y luchas regionales y globales contra el neolibera-
lismo, el capitalismo transnacionalizado y la recolonización
imperial y, por otra, de las múltiples iniciativas, consensua-
das socialmente, para hacer viable el socialismo en Cuba y su
engarce con las novedades que han ido aportando los países
de cambio en Latinoamérica (socialismo del siglo xxi, Buen
Vivir/Vivir Bien).
Hoy, como en los años 60, al decir de Fernando Martí-
nez Heredia, debemos “poner el pensamiento a la altura
de los hechos, de los problemas y de los proyectos”,28 ha-
ciendo de su fuerza emancipadora creativa “un auxiliar im-
prescindible, un adelantado y un prefigurador”.29 Entonces, un
pensamiento trascendente se generaba al calor de las suce-
sivas modernizaciones que, cumpliendo roles civilizatorios,
insuflaban sentidos liberadores que trascendían las pautas de

  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 97.


28

 Ibídem.
29

26
EL IMPULSO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

la modernidad burguesa deformada e inconclusa durante la


república. También en nuestra coyuntura, vuelve a hacerse
superflua la gravitación hacia el democratismo de los 40 y 50,
con toda su capacidad de ciudadanización en la sociedad cu-
bana de entonces, así como la reformulación acrítica del socia-
lismo del campo soviético que mostró sus límites históricos y
teóricos. Sin que hagamos dejación del electivismo acendrado
en nuestro pensamiento y busquemos enmendar los déficits
que padecemos en cualquier esfera de nuestra sociedad, con
todo lo que se avenga al cuerpo social, cultural que nos define.
La búsqueda equidistante de ambas tradiciones (sin negar los
aportes procedimentales de la primera que pueden inspirar
novedades democráticas afines a la construcción hegemónica
sustantiva del pueblo y la desacralización de los mecanismos
de la democracia burguesa de la segunda, pese a la incom-
pletud histórica de dicha alternativa de superación) es la base
para pensar y actualizar la mediación político-institucional
ajustada a las transformaciones en curso en la sociedad cuba-
na del siglo xxi.

27
» Parte I. Los sentidos éticos,
políticos y civilizatorios
del debate económico
La verdad vive de respeto y la razón se nutre en la controversia
José Martí

Hacia adelante no siempre se puede llegar muy lejos…


El Principito

si se negara el derecho a disentir en los métodos


de construcción (lucha ideológica) a los propios revolucionarios
se crearían las condiciones para el dogmatismo más cerril.
Debemos convenir en que los criterios opuestos
sobre métodos de construcción son el reflejo de actitudes mentales
que pueden ser muy divergentes en ese punto
pero planteándose honestamente el mismo fin.
Ernesto Che Guevara

Hacia una red de formas de producir,


reproducir y gestionar la vida
desde la participación y la sostenibilidad
Para Cuba revolución por el socialismo con mercado es una
realidad a asumir en el terreno práctico, de manera diáfana y
no vergonzante, pero en modo alguno acrítica. El debate teó-
rico y axiológico, lejos de estar dirimido, recién comienza en
este punto. Ello explica la avidez con que desde los años 90 del

29
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

pasado siglo las ciencias sociales cubanas han revisitado, con


mirada histórica y crítica contextualizada, los temas vinculados
al tránsito hacia la Nueva Política Económica (NEP) y la con-
troversia posterior en torno a sus significados. Fue necesario un
enorme esfuerzo interpretativo para captar las razones de Le-
nin en su momento, a la luz también del itinerario posterior de
la URSS hasta el derrumbe de la alternativa socialista europea.
Aquella opción asumida como libre elección de las masas
en octubre de 1917, inició una nueva época de experiencias
de ruptura interformacional. Rasgo inherente de esos proce-
sos es que, en ocasiones, las medidas socialistas, justificadas
o no, se alzaron históricamente sobre una especie de vacío,
y sobre una inadecuada preparación de los sujetos-actores
sociales que impedía la plena hegemonía socialista.
La imagen oficial de la “razón suficiente” del derrotero
tomado por la socialización de la producción durante la eta-
pa post-revolucionaria, borró durante décadas el conflicto,
concientizado por Lenin, entre la superación económica de
la propiedad privada y las circunstancias políticas que impu-
sieron la vía jurídico-administrativa de dicha “superación”,
como “castigo” a la burguesía en medio de la agudización de
los combates de clase.1 El proyecto original, que solo com-
prendía la instauración del control de la producción social y

1
  José Luis Rodríguez apunta: “Lenin dijo, por ejemplo, que había una
gran diferencia entre nacionalizar y socializar la producción. Naciona-
lizar es un acto jurídico que se ejecuta en un momento determinado y
provoca que cambien las relaciones de propiedad a partir de ahí. Pero
que la gente se sienta dueña y que piensen de manera diferente a como
venían del capitalismo –que en términos generales lleva más de seis si-
glos de funcionamiento en todo el planeta– no se produce rápidamen-
te. Es decir, el hecho de que se decrete: “ahora todos son dueños de los
medios de producción y vamos a funcionar en esa dirección”, una parte
de la sociedad sí lo hace, la vanguardia lo hace, pero la gran masa de las
personas no cambian así. Y eso lo comprobó Lenin”. (“El socialismo, si
no se asimila conscientemente, se queda en la superficie”, Entrevista a
José Luis Rodríguez (Fernando Luis Rojas y Carolina García Salas), www.
rebelion.org, 19-04-2016).

30
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

de la distribución de los productos por los Soviets, devino,


contrariamente a lo expresado por Lenin, una forma sui gé-
neris de “implantación” del socialismo.
La guerra civil y el sabotaje convierten la expropiación y
la nacionalización en medidas de autodefensa de la propia
Revolución. Se trataba de condiciones excepcionales que en
modo alguno hacían superfluas las conclusiones esbozadas
en un texto como “Las tareas del proletariado en nuestra Re-
volución”, donde para Lenin el nuevo poder “no implanta”,
no se propone implantar ni debe implantar ninguna trans-
formación que no esté ya perfectamente madura en la reali-
dad económica y en la conciencia de la inmensa mayoría del
pueblo”.2
El resultado es la discordancia entre el desarrollo de ele-
mentos vitales (producción-distribución-consumo, admi-
nistración-control-sociedad civil, y Estado-poder-ejercicio
del poder); y de las relaciones que tienen como elemento
central mediador el problema de la propiedad.
La discusión sobre la disparidad de desarrollo, sus causas
y clasificaciones, tiene una larga historia. De lo que se trata
es de determinar si fue posible o no (o si quedó trunca) la al-
ternativa socialista al capitalismo, como proceso civilizatorio
y formacional nuevo, con su propia línea político-cultural de
desarrollo, o si lo que devino fue una alternativa a la moder-
nidad occidental, como proceso de actualización civilizato-
ria, sobre la base de un tipo de propiedad no capitalista.
Entender las razones teóricas y políticas de Lenin acerca
de la llamada Nueva Política Económica (NEP), tanto como
táctica para afianzar la alianza obrero-campesina ante la si-
tuación de la Rusia soviética devastada por el cerco de las
potencias capitalistas, las intervenciones militares y la ruina
del campesinado, no ha sido dif ícil para los revolucionarios

2
  V.I. Lenin: “Las tareas del proletariado en nuestra Revolución”, Obras
escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, t. 2, pp. 53-54.

31
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de épocas posteriores. La controversia radica hoy en acep-


tarla o no como nuevo rumbo estratégico en el que, una vez
conquistado el poder estatal por vía revolucionaria, y dar
pasos gigantescos de subversión y ruptura con las relaciones
sociales capitalistas (el régimen de propiedad) y los resortes
superestructurales de la dominación capitalista, se retroce-
da o reacomode el proyecto hacia una interfase en la que aún
lo socialista no aparece como opuesto pleno, como supera-
ción societal multifacética del orden económico capitalista,
aunque esté distorsionado por una nueva dirección hegemó-
nica en formación.
Resulta interesante desde los debates actuales volver a las
opiniones de Che Guevara sobre estos procesos y las polé-
micas sobre la transición socialista en los primeros años de
la década del 60, de las que fue protagonista. Sus opiniones
se han acendrado en el imaginario revolucionario cubano,
no siempre evaluándolas con profundidad e integralidad y,
en ocasiones descontextualizadas del sentido ético y político
de la práctica y la reflexión revolucionarias del propio Che.
Comienzo estas referencias destacando que Che —críti-
co respetuoso de la NEP y sobre todo de su impronta pos-
terior en la URSS—, a la vez que identificaba al sistema pre-
supuestario de financiamiento como la vía idónea para el
avance del socialismo y el comunismo en Cuba, reconocía
con claridad que “la economía política del período de tran-
sición falta totalmente”.3 Artífice principal de dicho sistema
y polemista agudo del cálculo económico de corte soviético,
consideró necesario que “nosotros debemos mantener to-
davía, durante un tiempo, los dos sistemas y después en-
trar ya a discutir algunas cosas mucho más profundas…”.4
“Prefiero mil veces un tipo que me dice: “Mire, yo no creo

3
  Ernesto Che Guevara: El Che en la Revolución Cubana, Edición del
MINAZ, La Habana, 1970, t. 6, p. 342.
4
  Ibídem, p. 327.

32
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

todo lo que usted dice, usted es un animal y aquí está lo


que dice el Manual, lo he pensado y lo he contrastado con
lo suyo y usted no tiene razón por esto y esto, o tengo mis
dudas” —ironizaba en una de las reuniones bimestrales del
Ministerio de Industrias—. A que la gente diga: “No, yo soy
presupuestario, soy de Industrias…y palante”. Porque, claro,
ese es el ejemplar que no produce nada, que no ayuda en
nada al desarrollo de la revolución, en nada”.5
En su réplica al artículo de Charles Bettelheim “Formas
y métodos de la planificación socialista y nivel de desarro-
llo de las fuerzas productivas”, Che cuestiona la aplicación
directa a los procesos revolucionarios de la tesis de Marx
sobre el conflicto entre las relaciones de producción y el de-
sarrollo de la fuerzas productivas como causa esencial de la
revolución social, lo que sirvió de fundamento ahistórico al
reformismo de la Segunda Internacional y a los menchevi-
ques del tipo Sujánov para negar la posibilidad de la revolu-
ción socialista en Rusia, dado que no estaban maduras las
fuerzas productivas capitalistas para tal salto. Recordemos
que Lenin en “Sobre nuestra revolución” refutaba esos argu-
mentos al afirmar que “es infinitamente vulgar el argumento
que aprendieron de memoria en los tiempos del desarrollo
de la socialdemocracia de Europa occidental, de que noso-
tros no hemos madurado para el socialismo, que no tene-
mos, como se expresan diversos señores “eruditos” de entre
sus filas, premisas económicas objetivas para el socialismo”.6
Y acto seguido se preguntaba: “¿Y no puede un pueblo que
se encuentre en una situación revolucionaria tal como la que
se produjo en la Primera Guerra Mundial, influenciado por
una situación sin salida, no puede lanzarse a una lucha tal
que le abriese aunque sea una posibilidad de conquistar para sí
5
  Ibídem, p. 351.
6
  V. I. Lenin: “Sobre nuestra revolución. A propósito de las notas de
N. Sujánov”, La última lucha de Lenin. Discursos y escritos (1922-1923),
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011, p. 257.

33
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

condiciones para nada habituales para el ulterior crecimiento


de la civilización?”7
Nadie ha podido, ironizaba Lenin, medir con exactitud
el “nivel cultural” que se requiere para la creación del so-
cialismo. La expulsión de los terratenientes y los capitalis-
tas era para él esa premisa fundamental para después, sobre
la base del poder obrero y campesino y del sistema soviéti-
co, avanzar hacia nuevos estadios civilizatorios. En el texto
mencionado, recuerda la máxima de Napoleón: “Primero es
necesario meterse en una batalla seria, y luego ver qué pasa.
Y nosotros —continúa— nos metimos primero en octubre
de 1917 en una seria batalla, y luego ya percibimos tales ele-
mentos de desarrollo (desde el punto de vista de la historia
mundial estos, indudablemente, son detalles), como la paz
de Brest o la NEP, etcétera”.8
Valorando estas consideraciones de Lenin, Che Guevara
escribe: “Tal es, precisamente, la tesis que permitía a Lenin
decir que sí era una revolución socialista la de Octubre, y
en un momento dado plantear, sin embargo, que debía irse
al capitalismo de Estado y preconizar cautela en las relacio-
nes con los campesinos”.9 Luego de reseñar los cinco tipos
económicos en la Rusia posterior a la revolución,10 Che ad-

7
  Ibídem, pp. 257-258
8
  Ibídem, p. 259.
9
  Ernesto Che Guevara: “La planificación socialista, su significado”, Re-
tos de la transición socialista en Cuba (1961-1965), Centro de Estudios
Che Guevara, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, p. 204.
Che se refiere a los argumentos de Lenin en su “Es preferible menos,
pero mejor” (conocido en las traducciones de la época como “Más vale
poco y bueno”) en el que afirma: “¿Cuál es la táctica que esta situación
impone a nuestros país? Sin lugar a dudas, la siguiente: debemos mani-
festar extrema prudencia para poder conservar nuestro poder obrero,
para mantener bajo su autoridad y dirección a nuestro campesinado pe-
queño y muy pequeño” (V. I. Lenin: su “Es preferible menos, pero mejor”,
El último combate de Lenin, Ob. cit., p. 288).
10
  Reseña Che: “la forma patriarcal más primitiva de la agricultura, la
pequeña producción mercantil —incluida la mayoría de los campesinos
que vendían su trigo—, el capitalismo privado, el capitalismo de Esta-

34
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

mite que en aquellas condiciones, “cuando el atraso es muy


grande, la correcta acción marxista debe ser atemperar lo
más posible el espíritu de la nueva época, tendiente a la su-
presión de la explotación del hombre por el hombre, con las
situaciones concretas de ese país; y así lo hizo Lenin en la
Rusia recién liberada del zarismo y se aplicó como norma en
la Unión Soviética”.11
El defensor del sistema presupuestario de financiamien-
to, reconoce que tanto la argumentación sobre la NEP,
como de la variante aplicada posteriormente en la URSS
del llamado cálculo económico,12 es “absolutamente váli-
da y extraordinaria por su perspicacia en aquel momen-
to, es aplicable a situaciones concretas en determinados
momentos históricos”.13 Pero la época y las condiciones
de radicalidad en que surge y avanza vertiginosamente la
Revolución Cubana, está marcada por “el establecimiento
de todo el sistema mundial del socialismo, con cerca de
mil millones de habitantes, un tercio de la población del
mundo”.14 Che se pregunta: “¿Cómo se puede producir en
un país colonizado por el imperialismo, sin ningún desa-
rrollo de sus industrias básicas, en una situación de mo-
noproductor, dependiente de un solo mercado, el tránsito
al socialismo”?15

do y el socialismo” (“La planificación socialista, su significado”, Ob. cit.,


p. 206).
11
  Ernesto Che Guevara: “La planificación socialista, su significado”,
Ob. cit., p. 206.
12
  A mi juicio la identificación de la NEP con la política económica se-
guida en la URSS, es válida a los efectos argumentativos de la crítica de Che
y sobre todo de su concepción diferente sobre la transición socialista en
las condiciones cubanas, aunque existen sustantivas diferencias de con-
cepción económica, y sobre todo en materia de estrategia política, en la
propuesta inconclusa de la NEP y las variantes que le sucedieron tanto
con Stalin como con los ulteriores momentos del llamado socialismo
real.
13
 Ibídem.
14
 Ibídem.
15
  Ibídem, p. 207.

35
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Ante esa interrogante, comenta que una primera reacción


podría ser una postura similar a la de los teóricos de la II In-
ternacional, o en caso de aceptar la existencia de condiciones
intrínsecas en las relaciones sociales de producción, tampo-
co se explicaría convincentemente por qué Cuba y no otro
país de Latinoamérica en el que se dan esas condiciones con
más plenitud. La explicación que considera exacta es que la
retaguardia del mundo socialista, unido a su consideración
de la acertada dirección de la vanguardia de las fuerzas re-
volucionarias en Cuba y la existencia de “suficientes condi-
ciones objetivas en cuanto a la socialización del trabajo”,16
no solo ofrecen una alternativa viable, sino que permiten
sortear aquellas estrategias de emulación con las fórmulas
económicas del capitalismo premonopolista iniciadas con
la NEP y, por el contrario, “quemar etapas” y emprender la
construcción del comunismo, que para él, era un fenómeno
básicamente de conciencia y no solo de producción.
Por otra parte, Che colocaba como contrincante de la ex-
periencia socialista de la época a un capitalismo que había
devenido desde hace tiempo en imperialismo, del que no
dudaba en asimilar los avances técnicos desplegados en su
seno, los que según su criterio, serían mejor aprovechados
desde un modelo de centralización (“centralizar tanto como
las posibilidades lo permitan”,17 expresaba para destacar el
papel del análisis técnico-económico en ese proceso). “En
ese capitalismo desarrollado —afirma categóricamente— es-
tán los gérmenes técnicos del socialismo mucho más que en
el viejo sistema del llamado Cálculo Económico que es, a su
vez, heredero de un capitalismo que ya está superado en sí
mismo y que, sin embargo, ha sido tomado como modelo del
desarrollo socialista”.18
16
 Ibídem.
17
  Ernesto Che Guevara: “Algunas reflexiones sobre la transición socialista”,
Retos de la transición socialista en Cuba (1961-1965), Ob. cit., p. 227.
18
  Ibídem, p. 226.

36
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

La conclusión de Che resulta coherente con su concep-


ción integral de la transición socialista y la particularidad
de la Revolución Cubana, en aquellas condiciones en las
que las masas hicieron suyas la subversión del orden bur-
gués dependiente, estando en condiciones de dar los saltos
históricos trascendentes que hacían innecesaria, y peligro-
sa para la joven revolución, la implantación de una política
similar a la NEP, en medio de la aguda lucha de clases in-
terna y externa. Che se negó a aceptar como presunta “ley”
tales rumbos y lo dejó plasmado en una memorable carta
a Fidel en abril de 1965 en la que afirmaba que “la Econo-
mía Política de todo este período no se ha creado y, por
tanto, estudiado”.19 “Después de muchos años de desarrollo
de su economía en una dirección dada —escribe—, convirtie-
ron una serie de hechos palpables de la realidad soviética
en presuntas leyes que rigen la vida de la sociedad socia-
lista, creo que aquí es donde está uno de los errores más
importantes”.20
En este contexto de radicales transformaciones estruc-
turales y concientización popular (expropiaciones, nacio-
nalizaciones, leyes en beneficio popular), de aguda lucha de
clases es que debemos entender las propuestas teórico-prác-
ticas de Che Guevara y en especial el Sistema Presupuesta-
rio de Financiamiento como concepción integral (económi-
ca, política y cultural) de construcción socialista. Para Che
la posibilidad de avanzar en la acumulación originaria socia-
lista era un imperativo económico y cultural que hacía per-
tinente los esfuerzos del trabajo liberado por la Revolución
en aquella década de rupturas y avances civilizatorios. De
ahí su convicción (avalada además por la idea de la época de
que el marxismo podía prever, pronosticar casi en detalles
las líneas de acciones revolucionarias) de “forzar la marcha

  Ibídem, p. 220.
19

 Ibídem.
20

37
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de los acontecimientos, pero forzarlos dentro de lo que ob-


jetivamente es posible”.21
Algunas interpretaciones de su pensamiento han colocado
de manera idealista su apuesta enfática por los estímulos mo-
rales como palanca fundamental de la construcción socialista,
simplificando en este caso la riqueza teórica y práctica de esa
convicción. En una de las reuniones bimestrales en el Ministe-
rio de Industrias, aclara que “consideramos que debemos luchar
con toda nuestra fuerza para que el estímulo moral supla al
estímulo material dentro de lo posible durante el mayor tiem-
po posible, es decir, estamos fijando un proceso relativo, no es-
tamos fijando la exclusión del estímulo material, simplemente
estamos fijando que debemos luchar porque el estímulo moral
en el mayor tiempo posible sea el factor determinante en la ac-
tuación de los obreros”.22 Dos años después a esta consideración,
al reafirmar la vigencia del sistema, afirma que “no hay que caer
tampoco en el espejismo de considerar que el estímulo moral es
el centro del Sistema Presupuestario. El centro del Sistema Pre-
supuestario es el conjunto de acciones, dentro del cual lo funda-
mental es la organización, la capacidad organizativa para dirigir
y al mismo tiempo el desarrollo de la conciencia y el elemento de
desarrollo, sobre todo a niveles de masa, a niveles más generales,
es la conjunción del estímulo material correctamente aplicado
y del estímulo moral, dándole un énfasis cada vez mayor al es-
tímulo moral, a medida que va avanzando las condiciones…”23
Una consideración parecida es necesario hacer en relación con
la utilización de la ley del valor en la transición socialista. “No

21
  Ernesto Che Guevara: “La planificación socialista, su significado”,
Ob. cit., p. 204.
22
  Ernesto Che Guevara: “Reuniones bimestrales, enero 20, 1962”, El
Che en la Revolución Cubana, Edición del MINAZ, La Habana, 1970, t.
6, p. 146. El subrayado es nuestro.
23
  Ernesto Che Guevara: “Reuniones bimestrales, 22 de febrero de
1964”, Ernesto Che Guevara. Apuntes críticos a la Economía Política,
Editado por María del Carmen Ariet García, Editorial Ocean Sur, La Ha-
bana, 2006, p. 302. El subrayado es nuestro.

38
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

vamos a negar que la ley del valor puede ser utilizada en el so-
cialismo —expresó—, lo que sí podemos negar absolutamente es
que haya sido utilizada racionalmente en el momento actual”.24
A lo largo de su obra y en especial en El socialismo y el hom-
bre en Cuba, Che comprende que los caminos de la transición
son zigzagueantes. “El camino es largo y lleno de dificultades —
escribe en su famosa carta a Carlos Quijano. A veces, por extra-
viar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado
aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo
lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los
talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de
caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero
sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que esta solo
podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo”.25
Y más adelante: “El cambio no se produce automáticamente en
la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las
variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de acele-
ración, otros pausados e incluso, de retroceso”.26
No tiene sentido hoy contraponer de modo retórico las
conceptualizaciones y estrategias de desarrollo que respon-
dieron a problemáticas concretas en cada etapa y coyuntu-
ras del proceso emancipatorio cubano, al proceso en curso
de reestructuración de la economía y la sociedad en las ac-
tuales condiciones. Incorporar la médula racional de cada
polémica, de las posiciones divergentes confrontadas en esta
historia es una necesidad que problematiza y enriquece el
debate de nuestros días. Virtud de Che fue su pensamiento
cuestionador de dogmas, sometiendo sus propias nociones a

24
  Ernesto Che Guevara: “Reuniones bimestrales, octubre 12, 1963”, El
Che en la Revolución Cubana, Ob. cit., p. 389.
25
  Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”, Che Gue-
vara. Justicia global, liberación y socialismo, Editado por María del Car-
men Ariet García, Centro de Estudios Che Guevara, Ocean Press, La
Habana, 2002, p. 40.
26
  Ibídem, p. 42.

39
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

la crítica revolucionaria. En otra de las reuniones bimestra-


les (verdaderos espacios de discusión revolucionaria plural,
de aprendizaje colectivo), al incentivar una lectura histórica de
El Estado y la revolución señalaba que “en cada momento
tenemos que tomar medidas que en el momento siguiente
podrán no ser correctas y que en el momento anterior pu-
dieran no haber sido correctas, y que a lo mejor en este mo-
mento no son correctas tampoco, es verdad, pero hay que
analizarla en el sentido dialéctico de que todo está en movi-
miento, de país cercado por el imperialismo, con profundos
problemas internos de producción, en proceso de reestruc-
turación de sus instituciones…”27
La reflexión precedente es aún más significativa tratán-
dose de Che Guevara, para quien, como afirmara Atilio Bo-
rón, “el proyecto socialista era multifacético e integral, y uno
de sus componentes esenciales era la creación del hombre
y la mujer nuevos, y la construcción de una también nueva
cultura que contrarrestara los quinientos años de “des-edu-
cación” para el sometimiento y la resignación padecidos por
nuestras sociedades desde el amanecer del capitalismo”.28
No solo necesitamos más que nunca el antimperialismo y
la visión anticapitalista de Che, sino retomar en los actuales
escenarios de diálogos y disputas la acción multifacética de
intelectuales revolucionarios que no sean “asalariados dó-
ciles al pensamiento oficial ni becarios que vivan al amparo
del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas”.29
Para pensar la continuidad de la Revolución hay que volver
sobre lo que parecía ya entendido y hasta superado (no para
incorporar acríticamente o rechazar por presunta inviabili-

27
  Ernesto Che Guevara: “Reuniones bimestrales, julio 14, 1962”, El Che
en la Revolución Cubana, Ob. cit., p. 270.
28
  Atilio Borón: “Una reflexión del Che sobre los intelectuales”, http://
www.cubadebate.cu, 9 de octubre 2013.
29
  Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”, Ob. cit.,
p. 45.

40
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

dad), sino para resignificar todo lo valioso desde las nuevas


condiciones nacionales e internacionales en que nos desen-
volvemos. Che alertaba sobre la asimilación dialéctica de las
obras de los clásicos del pensamiento revolucionario. Mas no
debemos olvidar lo que recordaba Lenin: “Ya Goethe dijo que
las viejas verdades las tenemos que conquistar una y otra vez.
Esto es válido tanto a nivel individual como a nivel de partidos
y clases sociales enteras. Nuestro partido debe reconquistar
su programa nacional, en otras palabras, elaborarlo de nuevo
y conscientemente ponerlo a prueba frente a la práctica”.30
La Actualización del modelo económico y social cubano
asume ese desafío desde una transformación sustantiva de las
“pautas esenciales de organización y configuración de la vida
de la sociedad, de su discurso institucional y de los proyectos
personales y colectivos de vida, establecidas históricamente
como fruto de la Revolución y consolidadas por largos años
de historia en otras condiciones de desarrollo”.31 En conse-
cuencia, se produce “una profunda transformación tanto del
Estado como de la Sociedad Civil y sus relaciones mutuas, su
marcha hacia grados de mayor armonía en su diferenciación
y como escenarios de socialización creciente del poder. Tien-
den a modificarse de manera profunda todos los términos de
este vínculo, incluidas la relación del Estado con el ciudadano
y del individuo con la sociedad”.32 Y en ese proceso de revisiones
y arqueologías aparece con fuerza el debate sobre el papel del
mercado en la transición socialista.
El tema es polémico, si lo evaluamos desde la historia de
las revoluciones del siglo xx. Suponiendo que el socialismo
hubiera triunfado en los países capitalistas desarrollados, no

30
  V. I. Lenin: “Ideas sobre el partido: la cuestión nacional y la educa-
ción de la juventud del partido”, La última lucha de Lenin. Discursos y
escritos (1922-1923), Ob. cit., p. 331.
31
  Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Fondo
Instituto de Filosof ía, La Habana, noviembre de 2010, p. 3.
32
  Ibídem, p. 2.

41
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

resulta probable que la producción mercantil se elimina-


ra con el acto de la expropiación de la propiedad privada.
Cabría esperar (hipotéticamente) que la solución a dicha
contradicción surgiera espontáneamente en la práctica,
como sucedió con la transformación de la renta al aparecer
la propiedad moderna de la tierra, hecho que tan solo cap-
ta Marx, a diferencia de Smith y Ricardo.33 Si colocamos
el orden posmercantil como concepto límite positivo,34 el
problema reviste mayor complejidad: el reto es aplicar y
descubrir algo que no está aún en la realidad, al menos
conocida. La superación de esta contradicción sería un re-
sultado valioso en el sentido teórico, como premisa de una
nueva contractualidad desconocida.
A nuestro juicio, sin embargo, la complementariedad de
mercado y plan, mercado y socialismo, espontaneidad y
autoridad, siendo absolutamente necesaria para toda una
época interformacional, de límites imposibles de fijar des-
de el presente, no es el “gran descubrimiento”: es el gran
sucedáneo de nuestra incapacidad intelectual (o de la
inmadurez societal) para descubrir el secreto de la supe-
ración histórica de la civilización del capital, pese a que
asumamos conscientemente el reto conflictual de enaje-
nación-desenajenación que nos impone dicha época. Tal
vez la paradoja sea consecuencia de aquella observación
de Marx: “No basta con que el pensamiento acucie hacia

33
  “Ahora bien —dice Marx—, la forma en que la producción capitalista
incipiente se encuentra con la propiedad territorial no es su forma ade-
cuada. La forma adecuada de propiedad territorial la crea el propio ré-
gimen de producción capitalista al someter la agricultura al imperio del
capital, con lo que la propiedad feudal de la tierra, la propiedad feudal y
la pequeña propiedad campesina combinada con el régimen comunal se
convierten también en la forma adecuada a este sistema de producción,
por mucho que sus formas jurídicas puedan diferir” (El Capital, Editorial
Nacional de Cuba, La Habana, 1962, t. III, p. 629).
34
  La noción de concepto limite la tomo de la crítica de Franz Hinkelam-
mert a los mitos de la Planificación Perfecta del socialismo histórico y el
Mercado Perfecto del neoliberalismo.

42
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

su realización; es necesario que la misma realidad acucie


hacia el pensamiento”.35
Admitiendo que el mercado —contenido viejo que actúa
en este caso como forma— puede y tiene que ser utilizado
en la nueva “esencia” socialista (aún informal en tal senti-
do), su talón de Aquiles radica en hacer caso omiso de las
condiciones fundamentales donde este debe actuar. ¿Cuáles
serán sus nuevas leyes, papel y lugar en el sistema socioe-
conómico? ¿Qué contenido tendrá el (los) mercado(s) (in-
tercambios) que lo haga adecuado al proyecto social y a la
economía social socialista? ¿Cómo “domesticarlo” para que
no imponga a través de su circularidad y capacidad simbóli-
ca los valores que naturalizan la explotación transnacional y
el dominio imperial sobre nuestros pueblos?
Hay suficientes elementos históricos para consentir que el
fin de la producción capitalista de mercancías no es el fin de las
relaciones mercantiles, toda vez que continúa un proceso de
producción y un intercambio de productos supeditados a la di-
visión social del trabajo. Sin embargo, la mera extensión de las
leyes del mercado al socialismo, sin una determinación clara del
mecanismo de acción y subordinación de las mismas, muestra,
hasta el momento, la posibilidad de reversión de la alternativa
socialista como alternativa de emancipación. Ello es aún más
nefasto cuando se pretenden trasladar o copiar, descontextua-
lizadamente, textos, fórmulas y recetas de supuesto libre mer-
cado avalados por siglos de práctica capitalista mercantil en
Europa o Estados Unidos, recicladas a las exigencias del capi-
tal transnacional global de nuestra tiempo, a las condiciones de
países como los de nuestra región, incluida Cuba. Lo nefasto no
es solo por los sentidos éticos y políticos que supone tal “im-
portación” de saberes, sino por la inviabilidad histórica de

  Carlos Marx: “Contribución a la crítica de la filosof ía del derecho


35

de Hegel”, Los anales franco-alemanes, Ediciones Martínez Roca, S.A.,


Barcelona, 1970, p. 111.

43
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

llegar a los resultados esperados por los sostenedores de estos


mitologemas.36
Lo primero que habría que cuestionarse es si el mercado
que necesitaría el socialismo coincide con la noción neoli-
beral, ampliamente aceptada como “realidad”, del “merca-
do libre”. Esta falacia intenta pasar por alto el hecho de que,
como recordó hace años Adam Schaff, “dejando de lado los
pequeños enclaves del comercio al detalle y de la artesanía, no
hay, en ninguno de los países económicamente desarrollados,
nada que se parezca al mercado libre (...) Se dice “mercado”
(fenómeno que siempre existió allí donde el hombre intercam-
biaba o vendía productos y, por supuesto, también existió en
los países socialistas) y se piensa (o se añade explícitamente)
“mercado libre” con el funcionamiento de la supuesta “mano
invisible que lo regula todo y a la que no hay que molestar”.37
Es necesario deslindar las categorías de mercado y mer-
cado capitalista. En su libro Traducir a Gramsci, el filósofo
cubano Jorge Luis Acanda llama la atención sobre esta dis-
tinción en una nota: “En el capitalismo no existe “mercado”
a secas, sino “mercado capitalista”, que es otra cosa”.38 De ahí
que el capitalismo como formación histórica —a diferencia,
tanto de las formaciones anteriores, como de las alternativas
socialistas—, supone un binomio de mercantilización cre-
ciente de la producción y del consumo, y al universalizarse la
forma mercancía, se produce la mercantilización de la vida
en toda su diversidad. “No se puede caracterizar al merca-

36
  Ello no significa desconocer el imperativo de asimilar, desde una crí-
tica epistémica marxista seria, todo el acervo de la economía burguesa
contemporánea, sus técnicas y procedimientos actuales, así como de
los distintos desarrollos teóricos del derecho acerca de la propiedad, sin
prejuicios ideologizado ni rechazos especulativos que impidan captar
todo lo que pueda ser resignificado en función de la opción socialista.
37
  Adam Schaff: ¿Qué ha muerto y qué sigue vivo en el marxismo?, Tesis
11 Editor, Buenos Aires, 1998, pp. 70-71.
38
  Jorge Luis Acanda: Traducir a Gramsci, Editorial de Ciencias Socia-
les, La Habana, 2007, p. 91.

44
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

do capitalista como un fenómeno exclusivamente económi-


co —escribe Acanda—, sino como un proceso de carácter
social. Es el espacio social por excelencia de producción y
circulación de la subjetividad humana, de las necesidades,
potencialidades, capacidades, etc., de los individuos. El ca-
rácter complejo del mercado capitalista se puede expresar
adecuadamente en esta formulación: su objetivo es la cons-
trucción de los individuos como consumidores ampliados
de mercancías. Es lo que quiso significar Marx cuando afir-
mó que:

la producción crea no sólo un objeto para el sujeto, sino


también un sujeto para el objeto. La producción da lu-
gar por tanto al consumo... suscitando en el consumidor
la necesidad de productos que ella ha creado material-
mente. Por consiguiente, ella produce el objeto, el modo
y el instinto del consumo. Por su parte el consumo sus-
cita la predisposición del productor, y despierta en él
una necesidad animada de una finalidad.39

El mercado capitalista se constituye en la instancia primaria


y fundamental de producción de las relaciones sociales en la
modernidad”.40
El mercado existe desde tiempos inmemoriales, pero el mer-
cado capitalista no es ni mucho menos idéntico al mercado feu-
dal, ni al simple trueque que le dio origen. En el capitalismo, “el
mercado ocupa el lugar central y determinante en la estructura-
ción de las relaciones sociales, erigiéndose en el elemento me-
diador en toda relación intersubjetiva (es decir, de las personas
entre sí) y objetual (de las personas con los objetos de su activi-
dad, sean estos materiales o espirituales). En el capitalismo, la

39
  Carlos Marx: Fundamentos de la Crítica de la Economía Política, La
Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1970, p. 31
40
  Jorge Luis Acanda: Traducir a Gramsci, Ob. cit., pp. 91-92.

45
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

racionalidad económica se impone –en una relación contradic-


toria y tensionante– a todas las demás (la política, la religiosa, la
artística, etc.), y condiciona con sus dictados a las más variadas
esferas de la vida social”.41
Condición del mercado capitalista es propiedad privada
sobre los medios de producción, consolidada real y formal-
mente, es imperio de la mercancía. Condición de este mer-
cado es un nivel de socialización real de la producción que
genera sus efectos en un tipo de circulación. Condición de
este mercado y de esta socialización es una integración so-
cioproductiva y cultural sobre la base de esa propiedad pri-
vada. Condición de este mercado, de esta socialización y de
esta integración es una interdependencia y una dependencia
que rebasan los marcos de la comunicación, que afecta a to-
dos los aspectos de la vida social y que parte de relaciones
de producción maduras para el nivel alcanzado. En conse-
cuencia, surge la interrogante: ¿existen esas condiciones en
la transición socialista que haga factible utilizar este viejo
contenido en su forma capitalista, como alternativa, con
capacidad competitiva, y que le sirva a la nueva esencia, si
partimos de reconocer que el socialismo aparece como al-
ternativa del desarrollo desigual y a saltos de ese capitalis-
mo? Una respuesta teórica unívoca a esta interrogante, al
margen del curso zigzagueante de las propias alternativas,
que niegue o afirme lo cuestionado sería algo especulativo.
Cuándo y cómo avanzar en la desconexión/conexión con las
relaciones hegemónicas de intercambio, tanto interna como
externamente, para hacer viable la alternativa anticapitalista
será siempre resultado de correlaciones de fuerzas dinámi-
cas, y de la efectividad de los impulsos políticos de ruptura y
continuidad sistémica.
Una cuestión, que ya ha sido fijada por las ciencias so-
ciales y la política es que la presentación dicotómica de las

  Ibídem, p. 89.
41

46
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

categorías “socialismo” y “mercado”, “plan” y “mercado”


empobrece el espectro teórico y práctico de alternativas de
intercambio intermedias, formas transicionales ajustadas
a una u otra época o coyuntura, cuya riqueza es del todo
imposible de fijar de antemano. No se puede obviar la plu-
ralidad y singularidad que manifiestan esas combinaciones
—desde la NEP hasta las actuales variantes asiáticas de la
llamada economía socialista de mercado, la particularidad
cubana y los actuales procesos transicionales de Venezuela,
Bolivia y Ecuador bajo la aspiración programática del socia-
lismo del siglo xxi, del Buen Vivir-Vivir Bien— desplegadas
en condiciones radicalmente diferentes a las de principio de
siglo xx, las que no siempre han dependido ni dependen del
proyecto voluntario de los ejecutores, sino que están dicta-
das, aunque no fatalmente, por los procesos hegemónicos de
internacionalización, así como por elementos estructurales
propios y otros que van desde aspectos geopolíticos hasta
sociopsicológicos, sin obviar el peso decisivo de la voluntad
política en todas estas transformaciones.
José Luis Rodríguez reflexionaba, desde el proceso de Ac-
tualización en Cuba sobre el tema:

Tal vez el problema de mayor importancia radique en


cómo regular la existencia de relaciones monetario-
mercantiles, tanto en el seno de la propiedad estatal,
como en el ámbito de la propiedad no estatal.

Durante años en la experiencia de otros países so-


cialistas y en la nuestra también, si bien se acepta el
funcionamiento –dentro de límites previamente fija-
dos- de las leyes del mercado, ante sus efectos sociales
nocivos, ha predominado la tendencia a su supresión,
o a su regulación administrativa. También la experien-
cia indica que en la mayoría de los casos, la aplicación
de mecanismos de penalización no elimina las condi-

47
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

ciones que dieron lugar a la existencia del mercado,


por lo que —de persistir prácticas regulatorias de
índole administrativa— lo que ocurre es que pasan a
funcionar a la economía sumergida, al margen de toda
regulación.

De ahí que sea muy importante entender que —si he-


mos aceptado el funcionamiento de segmentos de la
economía bajo las reglas del mercado— lo correcto
será regular su funcionamiento teniendo en cuenta
esas reglas. Así por ejemplo, si se pretende regular el
precio de un producto, lo más efectivo es que el Es-
tado incida con su propio precio en la competencia y
no mediante la imposición de un precio topado.

Esta forma de actuar es válida para entender —en ge-


neral— como la planificación debe incidir en el mer-
cado bajo las condiciones del socialismo: no es posible
mediante regulaciones administrativas o prácticas pu-
nitivas, sino mediante mecanismos económicos.42

Al estudiar la singularidad de la crisis y las transformaciones


de los noventa, Jorge Mario Sánchez Egozcue y Juan Triana
Cordoví planteaban:

La discusión sobre las causas de la crisis que afrontó


la economía cubana ha sido extraordinariamente am-
plia y aun no está del todo concluida. Dentro de Cuba
existen dos posiciones extremas, una que atribuye la
crisis al impacto de la caída del bloque socialista y la
desaparición de la URSS, y por lo tanto ubica los orí-

  José Luis Rodríguez: “La planificación en el socialismo: su importan-


42

cia y actualidad para nuestra economía (I)”, http://www.cubadebate.cu/


opinion/2016/09/29/la-planificacion-en-el-socialismo-su-importancia-
y-actualidad-para-nuestra-economia-i/.

48
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

genes fuera del propio funcionamiento del sistema,


y otra que la atribuye casi exclusivamente a factores
internos, asociados en lo fundamental al mal funcio-
namiento del sistema en su conjunto. El tiempo ha
permitido que se abran paso interpretaciones más
equilibradas (y también mejor fundamentadas) que
han podido arrojar luz sobre el carácter multifacético
de ese proceso. En síntesis, es lugar común hoy admi-
tir entre las causantes:

1.  El agotamiento de un patrón de crecimiento extensi-


vo, divorciado de la disponibilidad de recursos inter-
nos y de la capacidad de acceder a recursos externos
sobre bases económicamente sustentables.
2.  Deformaciones estructurales a escala de toda la
economía, con ramificaciones hacia el interior de los
sectores productivos más importantes.
3.  Distorsiones funcionales entre los niveles macro-
económicos y microeconómico, que impidieron un
correcto funcionamiento del sistema empresarial
estatal.
4.  La magnitud del impacto asociado a la abrupta desa-
parición del esquema de inserción del sector externo
(que fue mucho más extenso de lo habitualmente
reportado en el plano del comercio y las relaciones
financieras y tecnológicas) en especial, por la signi-
ficativa dependencia de la otrora Unión Soviética
(URSS).

Sin embargo, la diferencia de interpretaciones en cuan-


to a las causas de la crisis se convierte en unanimidad
con respecto las consecuencias que esta acarreó. Tan-
to por la magnitud de la caída del producto (un 34%
acumulado en tres años, de 1990 a 1993, comparable
al crack de los años 30 en la economía norteamericana)

49
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

como por los desequilibrios que se generaron: la re-


ducción drástica del aprovechamiento de la capacidad
industrial (según estimaciones en 1993 solo se apro-
vechó entre el 12% y el 15% de la capacidad industrial
instalada), la contracción del comercio exterior (en
más del 70%), la expansión del déficit fiscal (sobre
150%) y el aumento de la inflación a niveles récord, con
una tasa de cambio informal que pasó de 7 a 150 pesos
por dólar en unos pocos meses, (en un momento en el
que el salario promedio nominal estaba en torno a los
200 pesos) por citar los más relevantes.43

Era lógico que en aquellas condiciones proliferaran


los estudios de economistas44 (diagnósticos, revisio-
nes y reflexiones críticas, propuestas de políticas eco-
nómicas), que han ocupado un lugar protagónico en
los debates que se abrieron desde las primeras reformas
de los 90 hasta el actual proceso de actualización del modelo.
Se hizo necesario someter a crítica no solo el desempeño de
los mecanismos económicos del socialismo cubano en esas
condiciones críticas, sino las concepciones sobre las que se

43
  Jorge Mario Sánchez Egozcue y Juan Triana Cordoví: “Un panorama
actual de la Economía Cubana, las transformaciones en curso y sus retos
perspectivos (DT)”, DT Nº 31/2008 - 26/06/2008.
44
  Entre los textos pioneros de la etapa se encuentran los de Víctor
Figueroa Albelo (El sector mixto en la reforma económica cubana, en
autoría con Ramón Sánchez Noda y Nelson Labrada Fernández, Edi-
torial Félix Varela, La Habana, 1995). Un libro adelantado en aquellos
momentos fue Cuba, la restructuración de la economía. Una propues-
ta para el debate, de Julio Carranza Valdés, Luis Gutiérrez Urdaneta y
Pedro Monreal González, editado en 1995 por la Editorial de Ciencias
Sociales y que tuvo el mérito de colocar estudios y reflexiones teóricas
en medio del curso de la reforma cubana de los 90. En relación con el
proceso de actualización del modelo económico y social existe una vas-
ta bibliograf ía, nos limitamos a poner un solo ejemplo, la compilación
de Pavel Vidal Alejandro y Omar Everleny Pérez Villanueva Miradas a
la economía cubana. El proceso de actualización, Editorial Caminos, La
Habana, 2012.

50
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

fundamentaban, muchas veces apelando a una visión rígida,


dogmática y desactualizada de la economía política marxis-
ta. Mas la economía sola no podía enfrentar la integralidad
del reto social de la continuidad de la Revolución, además de
que, de intentar hacerlo desde estancos disciplinares, se po-
día caer (como sucedió en ocasiones) en un reduccionismo.
Un ejemplo de lo anterior es cómo la crítica fundamentada
al prejuicio anti mercado, socialmente condicionado en la
práctica revolucionaria, dio lugar por momentos a un cul-
to acrítico de la mercadotecnia, unido a un desprecio de la
economía política de matriz marxista.45 Aparecieron nuevos
desarrollos de la sociología, las investigaciones jurídicas, los
estudios culturales, la politología y la psicología. En lo ade-
lante se espera una mayor presencia de las contribuciones
de estas disciplinas y de la filosof ía,46 la que deberá aportar
45
  Apunta José Luis Rodríguez que “una de las más nefastas consecuen-
cias del derrumbe del socialismo en Europa fue el rechazo abierto o la
subestimación del análisis conceptual de los fenómenos económicos
contemporáneos con un enfoque marxista”. (JLR: José Luis Rodríguez:
“La economía política y la cultura económica en las transformaciones
económicas actuales II”, http://cinereverso.org/la-economia-politica-y-
la-cultura-economica-en-las-transformaciones-economicas-actuales-
ii-por-jose-luis-rodriguez/.
46
  En la Estrategia académica 2014-2020 del Instituto de Filosof ía del
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba se consig-
na al respecto: La filosof ía tiene que hallar y construir su lugar y papel
en ese proceso, resignificar ese espacio, pues no siempre existe claridad
sobre la función cosmovisiva y de prospección que deben acompañar los
cambios en curso. Se trata de ser pro activos para esclarecer y legitimar
la demanda sobre la necesidad de pensar filosóficamente las alternativas
de la revolución en las condiciones de Cuba en el siglo xxi. En este sen-
tido, es pertinente desde nuestro acumulado profesional, ético y político
esclarecer que el saber filosófico no es, como a menudo se interpreta,
un saber abstracto, presuntamente desligado de las realidades sobre las
que se erige, ni tampoco un conjunto de teorías directamente aplicables
a realidades empíricas. Si bien debemos sustentar nuestras investigacio-
nes en los estudios empíricos de las ciencias sociales y humanísticas y
en las expectativas y quehaceres de los sujetos populares, estamos obli-
gados a interpretar y elevar a categorías explicativas tales prácticas. La
filosof ía debe servir para aprehender el sentido de una época en una
estructura categorial de relaciones necesarias y no meramente fortui-

51
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

miradas cosmovisivas y epistémicas para la compresión in-


tegral de las transformaciones en curso y las tendencias y
contradicciones de su desarrollo, en una disposición trans-
disciplinar con la axiología, la ética, la estética y la comu-
nicación, así como con las investigaciones ecológicas, las
que deben alertar cada vez más sobre los impactos, riesgos
y amenazas medioambientales de los procesos de desarrollo
venideros, aportando fundamentaciones científicas a las co-
rrespondientes políticas estatales y a la educación y el acti-
vismo social ambiental cubano.
La academia no está en capacidad de enfrentar sola la mag-
nitud de los desafíos que se abren ante este camino inédito
del socialismo cubano, por lo que habrá que fundamentar
las estrategias políticas no solo con los resultados de las in-
vestigaciones científico-sociales, sino complementarlo con
otros tipos de conocimientos: el saber experiencial, memorial
y cotidiano. “Es menester encontrar alternativas para situar,
en pie de igualdad, a la ciencia formal y experimental, pero
también a los saberes asociados a la praxis, a la oralidad y a
lo cotidiano”.47 Las soluciones económicas, políticas, jurídi-
cas, éticas, estéticas, comunicacionales y culturales que nece-
sitamos para enfrentar los nuevos retos no podrán efectuarse
apelando a una cientificidad elaborada exclusivamente des-
de el recinto académico, ni solo aplicando procedimientos,
técnicas y metodologías institucionales. Tampoco se trata de
un cuerpo conceptual a priori, construido al margen de las
prácticas concretas, que se aplica para la concientización de
los sectores populares. Los saberes populares juegan un papel
político regulador de primer orden, como aprendizaje prove-
niente del mundo de la vida cotidiana.

tas. En consecuencia, nuestro deber, no solo como investigadores sino


como ciudadanos activos y comprometidos es predecir el cambio que
deseamos, haciendo que sea posible.
47
  Antonio Cruz Coutiño: “Ciencia, experiencia y oralidad”, Archipiéla-
go, No. 86, México, octubre-diciembre 2014, p. 31.

52
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

El tema de la posicionalidad del conocimiento y la diversi-


dad de epistemes (o nichos socio-culturales) desde donde se
construyen los saberes de la emancipación y la dominación,
comporta no solo una disposición cognitiva, sino ética y po-
lítica. La realidad no es homogénea, incluso en una nación
como Cuba que ha logrado conformar un tejido social arti-
culado sobre la base de sellos identitarios fuertes. Tiene luga-
res sociales y perspectivas diferentes. Máxime cuando hoy la
sociedad cubana se adentra en escenarios pluriclasistas y de
heterogeneidad social más visibles. Sin embargo, el conoci-
miento situado, contextualizado no está reñido con la recons-
trucción teórica de la totalidad, siempre que a esta se acceda
desde una legítima construcción plural, libre de prepotencia
y de exclusiones cognoscitivas de cualquier índole. De ahí
la necesidad en nuestro escenario de debate y cambio de im-
pulsar prácticas de conocimiento y epistemologías en pie de
lucha, sentipensantes (Freire), con raíz (identidad), corazón y
co-razón.48 Saberes solidarios, combativos, en dialogo y con-
troversia para su mutuo enriquecimiento. Sin perder la diver-
sidad, en medio de ella y frente a los antagónicos al proyecto
humanista dignificador.
Necesitamos co-producir conocimientos y saberes com-
prometidos con la acción social como parte de la construcción
de consensos políticos en los nuevos rumbos. Esta perspectiva
se cruza con la Investigación Acción Participativa (IAP) desa-
rrollada por la Educación Popular (relación Sujeto-Sujeto),49
48
  En la obra de la antropóloga y activista mexicana Xochit Leyva en-
contramos valoraciones importantes sobre la lucha epistémica en la
actualidad. Ver Xochitl Leyva Solano: “Reconfiguración del régimen
moderno de saber/poder en América Latina: ¿dónde, cómo y quiénes?,
Ponencia presentada en el 11no Taller Internacional sobre Paradigmas
Emancipatorios, 13-16 de enero de 2015, La Habana, Fondo Galfisa,
2015.
49
  En Cuba han sido asumidos, contextualizados y enriquecidos los
aportes Paulo Freire a la Educación Popular y de Orlando Fals Borda a la
Investigación Acción Participativa desde los procesos de educación po-
pular en las experiencias comunitarias y como herramienta de construc-

53
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

a la vez que se enriquece con posturas epistémicas feministas


y de las distintas corrientes que enfrentan el eurocentrismo y
el racismo epistémico, la colonialidad del saber y el poder en
el pensamiento latinoamericano y caribeño y las cosmovisio-
nes de los pueblos originarios de Abya Yala, presentes en las
luchas contra el colonialismo y el capitalismo en la actuali-
dad.50 La co-labor y la co-teorización son hoy un desafío de la
democratización epistémica, popular y revolucionaria para la
producción de saberes significativos sobre las alternativas de
continuidad del socialismo cubano en las nuevas condiciones,
así como para enfrentar la necesidad de construir un amplio
movimiento popular, consciente, crítico y movilizado frente a
la dominación de espectro completo y el nuevo golpismo en el
escenario en disputa de América Latina y el Caribe.
Yohanka León del Río realiza una reflexión que contri-
buye a superar prejuicios en relación con el necesario rol de
la política y la teoría en la lucha emancipatoria. Para esta
investigadora

los movimientos sociales y las fuerzas de izquierda


tuvieron que renombrar la política, decirla nue-
vamente, aprenderla a escribir. En la cultura de la
emancipación se habla de otro sentido de lo políti-
co. Con la teoría ocurre algo similar. En la cultura
occidental y colonial la teoría deviene estorbo for-
zoso como instrumento, sayón, sicario, verdugo,

ción y aprendizaje político. Más existen aún prejuicios academicistas


y políticos que impiden en ocasiones que esas experiencias se asuman
como epistemologías en pie de lucha para la transformación emancipa-
toria.
50
  Ver Xochitl Leyva Solano: “Prácticas de Conocimiento Situado. A
manera de introducción”, Memorias del Simposio Prácticas Otras del
Conocimiento: praxis político-educativa y la producción de saberes des-
de los movimientos y las redes en América Latina y el Caribe, celebrado
en el marco del III Congreso Internacional del Conocimiento, Santiago
de Chile, del 7 al 10 de enero de 2013.

54
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

y defecto permitido, lisonjeado, lujo, adorno. Al


ser ésta, en la lógica cultural liberal, absolutamen-
te innecesaria, es útil. La producción teórica en la
cultura liberal es inflacionaria y su dinámica es lite-
ralmente estéril. La cultura de la emancipación ne-
cesita renombrar, despejar lo teórico, resignificar
la teoría. Pero lo teórico en la cultura de la eman-
cipación aún sigue padeciendo la carga semántica
de inutilidad que le da la cultura liberal, entrando
por el patio trasero de los movimientos sociales y
las fuerzas de izquierda, precisamente por el peso
de su férrea necesidad. Urge liberar a la práctica
teórica emancipadora de ese lastre avasallador.
Por eso, qué es lo primero, si la práctica o la teoría,
no lo pregunta la cultura de la emancipación, sino
la cultura liberal. Parece obvio, pero sin embargo
muchas veces se actúa dentro de las experiencias
emancipatorias en la lógica de esa pregunta.51

En consecuencia, los debates que se suceden desde la década del


90 hasta los que se verificaron en torno a los Lineamientos52 y la
Conceptualización del modelo económico y social cubano de de-
sarrollo socialista deben ser concebidos como procesos de au-
toaprendizaje colectivo, social, en medio de la diversidad de
ideas y propuestas.53 El camino, sin embargo, puede estar pleno

51
  Yohanka León del Río: Teoría crítica y pensamiento crítico para la
emancipación, Ponencia para 10mo Taller Internacional sobre Paradig-
mas Emancipatorios, La Habana, 2015, Fondo Galfisa, pp. 2-3. Ver tam-
bién Galfisa: “Pistas sobre la construcción de lo político”, en Pensar la
emancipación desde América Latina, Edición Especial, Islas Canarias,
mayo de 2010.
52
  Ver documento Actualización de los Lineamientos de la Política
Económica y Social del Partido y la Revolución para el periodo 2016-
2021 aprobados en el 7mo Congreso del Partido en abril de 2016 y por
la Asamblea Nacional del Poder Popular en julio de 2016.
53
  Existe la percepción de que los debates en torno a los Lineamientos
estuvieron caracterizados por un alto grado de libertad de opinión y de

55
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de emboscadas y obstáculos epistémicos, entre los que se ha-


llan las dicotomías (“esto o lo otro”), como presuntas antinomias
que no pueden resolverse dialécticamente, por su carácter uni-
dimensional. No hay fenómeno social-político posible que sea
representado por una dicotomía, sin despreciar parte del fenó-
meno mismo en aras de la dicotomía en sí. Ya que siempre habrá
una zona fronteriza, en la que el fenómeno presentará un rasgo
imposible de incluir en uno o en ambos polos dicotómicos.54 Un
ejemplo de lo anterior es la escisión a veces desmovilizadora en-
tre la economía y la política,55 entre plan y mercado, entre lo
social y lo político, entre lo político y lo cultural.
Las reacciones psicosociales frente al nuevo rumbo mar-
cado por el proceso de actualización del modelo económico
y social en Cuba muestran un calidoscopio de sensibilidades
generacionales que se posicionan ética y políticamente en
torno a la Revolución, su densidad liberadora y su fardo de
errores y proyecciones en las nuevas circunstancias. La Ac-
tualización y las transformaciones político-institucionales
que la acompañan son fenómenos que generan estimaciones
contrapuestas sobre los ritmos, orden, forma y sentido de

respeto hacia las posturas de disenso y oposición, más que en otros mo-
mentos de consulta sobre los rumbos estratégicos del país en los que en
ocasiones se politizaron vulgarmente los debates ideológicos. “Mientras
más ideas seamos capaces de provocar en el análisis de un problema
—expresó Raúl Castro—, más cerca estaremos de su solución apropia-
da”. (Clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima
Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de
Convenciones, el 18 de diciembre de 2010).
54
  Ver Carlos Jesús Delgado Díaz: Hacia un nuevo saber. La Bioética en
la revolución contemporánea del saber, Editorial Félix Varela, La Haba-
na, 2007.
55
  Ello no significa que obviemos la prioridad de la economía en estas
circunstancias, y que, como afirma Oscar Fernández Estrada debemos
afianzar “lo económico” como criterio clave de racionalidad en la prác-
tica política cubana. (Oscar Fernández Estrada: “Modelo de Funciona-
miento Económico Cubano antes y después del VI Congreso del PCC,”
Departamento de Planificación Facultad de Economía, Febrero de 2014).
(p. point).

56
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

los cambios particulares, pero que muy pocos objetan como


salida ante la crisis de la economía cubana de los últimos
años y la necesidad de renovar el consenso social socialista
de cara a la movilidad y complejidad estructural y cultural
que condiciona (y resulta de) tales acontecimientos.
Se trata de un consenso que jerarquiza un asunto de inte-
rés prioritario para la sociedad. Mas como proceso no sujeto
a una solución unívoca y preestablecida de todos los temas
involucrados, su aceptación no es ajena a la producción de
alternativas que puedan ser, a cada paso, confrontadas con
los resultados concretos y su ejecución. A ello se une que la
metodología adoptada incluye la generación de experimen-
tos y ejercicios de simulación a diferentes escalas, lo que
hace que el proceso no sea estático ni lineal, sino permanen-
temente abierto a adecuaciones ante los cambios del entor-
no y la experiencia acumulada a lo largo de su implementa-
ción.56 En lo sucesivo, deberá profundizarse en una nueva
racionalidad crítica que incluya a la incertidumbre, el riesgo,
la apuesta y la estrategia en la toma de decisiones políticas,
como momentos de oportunidad para re-evaluar, elaborar, y
crear otros conceptos y perspectivas sobre la relación entre
teoría y práctica.
Un rediseño de país de contenido emancipador requiere de
la incorporación activa de los sujetos interesados en el diseño
y la construcción de la nueva realidad. Es importante tener en
cuenta que lo real-social no es natural, estático, fragmentario ni
puramente empírico: es producido, procesual y complejo.57 La
magnitud y calidad de las transformaciones en vista, supone la

56
  Ver Jorge Mario Sánchez Egozcue y Anicia García Álvarez: “Análisis
de coyuntura. La actualización del modelo económico cubano: evolu-
ción, oportunidades y desaf íos” Reporte de ensayo en proceso, Universi-
dad de La Habana, CIEI, CEEC, Agosto, 2014.
57
  Ver Helio Gallardo: “Intervención en el VII taller Internacional sobre
Paradigmas Emancipatorios, La Habana, abril 2007, Sitio web: Pensar
América Latina: http://www.heliogallardo-americalatina.info.

57
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

movilización protagónica de las mayorías populares. Se trata de


un decisivo vuelco cultural que permita pasar a los actores so-
ciales de los estados de anomia y la espera al involucramiento
combativo. En otras palabras, asumir la necesaria construcción
de las fuerzas sociales (expresadas como bloque histórico del
cambio) que lo promuevan y lo plasmen. A partir de ahí apa-
recen los posibles sectores afectados por los cambios, tanto los
grupos burocráticos, como de los propios sectores populares
acostumbrados a la deformación paternal-estatalista que ha
constreñido el despliegue creativo de las fuerzas productivas.
En nuestro medio, apuntaba Rafael Hernández en un
texto de 2009, se ha conformado desde los primeros im-
pactos del proceso de actualización una reacción bífida
en la sociedad por el peso de las mentalidades conforma-
das: por un lado de sectores burocráticos y sus prácticas
inerciales (sus trampas). Lo que ya caracterizó en su mo-
mento Marx como la tendencia de las burocracias a repro-
ducirse como cuerpo autónomo, como aparato de domi-
nio respecto del conjunto de las clases, incluso de la propia
clase dominante (despotismo), su tendencia a la auto repro-
ducción y expansión, el desarrollo de intereses particulares
derivados de la posición de los funcionarios (estadolatría ne-
gativa), el secretismo, etcétera. “Aunque no tenga conciencia
de sí ni se dedique deliberadamente a proteger sus intereses,
sino se limita a seguir sus reflejos e instintos como grupo
social –escribe—, la burocracia política y estatal se resiste a
toda alteración del orden reglamentado que le toca defender.
Es alérgica a los cambios, salvo si estos vienen bajo la forma
de nuevas reglas, que reemplacen a las viejas. De lo contrario,
estos se le representan como desorden, turbulencia y erosión
de las bases reguladoras del sistema”.58 “Hasta que no se inte-

  Rafael Hernández: “Revolución/reforma y otros contrapunteos cu-


58

banos”, Pensar a contracorriente VI, Editorial de Ciencias Sociales, La


Habana, 2009, p. 105.

58
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

gra en un nuevo conjunto de reglas claras y distintas –afirma


el sociólogo y politólogo cubano—, en una totalidad orgánica
capaz de sustituir al viejo en todas sus partes, a los ojos de
la burocracia, el nuevo orden no es del todo legítimo”.59 En
nuestro caso, además, las mentalidades burocráticas surgidas
durante la transición socialista y las deformaciones de nuestro
Estado arrastran el legado de la cultura colonial española y de
la república burguesa, por más que la Revolución transformó
de raíz sus bases. Pero más negativo aún es la posibilidad de
posturas políticas burocráticas resultado del no control popu-
lar sobre el poder-función de los funcionarios.
Otra cara de la moneda es la reacción psicosocial popu-
lar resultado del imaginario paternalista de los 80. “La otra
punta de la resistencia a las reformas está implantada en lo
más profundo de la sociedad, en su cultura y en su psicología
social—argumenta Hernández—. No se trata sino del con-
servadurismo surgido dentro de un sistema social nacido de
una revolución. Este conservadurismo alimenta la resisten-
cia durante situaciones de crisis, sirve de pegamento para ce-
rrar filas en la defensa de lo conquistado y evitar retrocesos
estratégicos, ayuda al repliegue necesario sin desbandarse,
reactiva sentimientos primordiales como la protección de la
patria, la tierra, la comunidad, la familia; apela a preservar
derechos fundamentales, como el de la vida, la alimentación,
la educación, el techo; alerta contra el desamparo y la pobre-
za, la falta de garantía a la “parte que le toca a cada uno”.60
Este conservadurismo se expresa en un cierto sentido co-
mún, que paraliza “lo conquistado”, y al hacerlo, coloca entre
paréntesis indefinidamente las “nuevas conquistas”, pero so-
bre todo congela al socialismo y a la revolución en un pasa-
do donde aparentemente aquellas no estaban cuestionadas.
Ese sentido común se nutre de la evocación, mira al presente

  Ibídem, p. 106.
59

 Ibídem.
60

59
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

como apenas rescoldo de aquel pasado glorioso y pleno, y


no como campo de acción, transformación y posibilidades.
En el fondo, se resiste a promover cambios fundamentales, y
más bien se propone defender lo que fue”.61
Es preciso deslindar cuáles de esos sectores y grupos tie-
nen mayor o menor capacidad de autoaprendizaje para ac-
tuar en las nuevas condiciones. En consecuencia, la tarea es-
tratégica es generar la nueva hegemonía del bloque histórico
que impulse los cambios en un sentido emancipador, que se
exprese como articulación de la mayoría nacional.62
La construcción de los consensos con el nuevo rumbo de
la Actualización parte de reconocer que en los debates con-
fluyen diversas posiciones, de modo abierto, público o no,
por ejemplo:

•• Las personas que rechazan los cambios y las aperturas


hacia el mercado como una inevitable regresión al capi-
talismo, por lo general de generaciones mayores que han
vivido bajo una concepción del socialismo tipo soviético
que hoy se somete a crítica y se resignifica.
•• Un grupo escéptico con los resultados por la supuesta
demora en la comprensión de la necesidad del cambio de
orientación del modelo.

61
 Ibídem.
62
  La proyección teórico-política de ese bloque histórico no se realiza
de modo especulativo (lo que no significa rechazar la mirada filosófica
integradora de los resultados de la microsociologia). Se debe partir de los
estudios actuales sobre la heterogeneidad de la estructura social-clasista
cubana desde los 90, su movilidad y las potencialidades objetivo-subjeti-
vas de los sujetos del cambio en los escenarios a corto, mediano y largo
plazo, que deriven de las actuales transformaciones. Existen numerosas
investigaciones, estudios y publicaciones desde fines de los 80s, algunas
significativas del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas
(CIPS), y de otros centros e institutos académicos cubanos. La relación
de autores sería muy amplia para reseñar en esta nota, mas son de obli-
gada consulta los textos de Mayra Espina Prieto.

60
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

•• Las que consideran que estos cambios son positivos, pero


lentos. Aquí confluyen matices desde quienes advierten
sobre las trabas burocráticas y de mentalidades inerciales
que impiden la implementación de las políticas econó-
micas adoptadas hasta quienes abogan por medidas más
radicales a favor del cambio de modelo.
•• Quienes creen que no se debe poner límites a la concen-
tración de la propiedad privada, que se debe privatizar la
economía nacional.
•• Quienes enfatizan la necesidad de profundizar la
democracia socialista y la potenciación de iniciativas
autogestivas populares, territoriales como antídoto a la
ideología de la delegación y a los peligros, tanto interno
como externo, de las mentalidades liberales que genera
la introducción de espacios al mercado y los vínculos con
el capital foráneo.
•• Otras personas sin abogar por una agenda privatizadora
adelantan la propuesta de construir un modelo democrá-
tico de matriz liberal para superar los déficits del Poder
Popular y normalizar las relaciones con Estados Unidos.63

Un aspecto interesante es que no existe una posición única


avalada por certezas sobre el futuro del país y del modelo.
Existe la convicción que se trata de una disputa histórica
entre la renovación de la sociedad dentro de un modelo so-
cialista abierto, renovado y la posibilidad de regresión a for-
mas de capitalismo dependiente de los poderes del capital
transnacional.64 Esto hace de Cuba hoy un laboratorio vivo
63
  Esta clasificación no está sustentada en un estudio sociológico ni de
opinión riguroso. Es puramente resultado de intercambios y percepcio-
nes personales.
64
  La idea de la regresión no es exacta. La experiencia reciente de re-
torno del neoliberalismo en el Cono Sur hay que entenderla no como un
mero “regreso” hacia el pasado oligárquico neoliberal de los 90. Tam-
poco sería que Cuba retornara al capitalismo de los años 50, con sus
bonanzas de modernidad económica y costos sociales. ¿Qué nuevas

61
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de ideas, propuestas diversas confluyentes, controversias y


disputas. Estamos hoy en un momento clave del debate so-
bre el proceso de Actualización, en el que avanza el diálogo
imprescindible que establece la sociedad con sus posibilida-
des de renovación y sus límites.
Al considerar totalmente sano para nuestra democracia so-
cial participativa esa siembra de ideas, se hace imprescindible
huir de las estériles dicotomías y los posicionamientos binarios.
Es tan erróneo a la hora de evaluar las reformas en curso dentro
del proceso de actualización en Cuba la identificación a priori-
de los cambios propuestos en el sistema de propiedad y gestión
como “capitalistas”, o “neoliberales” como dejar de estudiar,
hoy con más razones que nunca, la naturaleza del capitalismo
realmente existente con el que tenemos que interactuar desde
nuestro acumulado de saberes de resistencia y lucha, experien-
cias políticas y transformaciones hegemónicas en nuestra so-
ciedad. Y sobre todo para conformar las estrategias múltiples
presentes y futuras de esa lucha política y cultural.
En relación con el primer punto, el presidente Raúl Castro
ha sido explícito: “Nunca debemos olvidar que el sistema eco-
nómico que prevalecerá en la Cuba socialista, independiente
y soberana, continuará basándose en la propiedad de todo el
pueblo sobre los medios fundamentales de producción y que
la empresa estatal es y será la forma principal en la economía
nacional, de cuyos resultados dependerá la construcción de
nuestro socialismo próspero y sostenible.”65 “Tampoco han

cualidades y modos tiene esta hegemonía del capitalismo transnacio-


nal global hoy? Una mirada hacia México, por ejemplo y el Sur en ge-
neral revela cómo avanza la necropolitica en las geograf ías del capital
(guerra social, radicalización del despojo, exterminio, impunidad, etc.)
como avasallamiento sobre las poblaciones y el saqueo en los territorios.
Cuarta Guerra Mundial que tiene como enemigo al género humano, al
que busca destruir en su dimensión de ser humano, de ser con historia,
cultura y tradición propias.
65
  Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz,
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba
y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en las conclu-

62
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

faltado desde el exterior exhortaciones abiertas a apresurar


la privatización –expresó Raúl en la clausura del IV Período
Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular—, incluso de los principales sec-
tores productivos y de servicios, lo que equivaldría a deponer
las banderas del socialismo en Cuba. Tal parece que estos úl-
timos no se han molestado en dar una lectura a los Linea-
mientos, donde con toda claridad se expresa, cito: “El sistema
económico que prevalecerá en nuestro país continuará ba-
sándose en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los
medios fundamentales de producción, donde deberá regir el
principio socialista ‘de cada cual según su capacidad y a cada
cual según su trabajo’”. 66
Al evaluar el peso y significación de las diferentes for-
mas de propiedad dentro de la Actualización en curso, Os-
car Fernández Estrada coloca un argumento que en ocasio-
nes se omite cuando se dimensionan las amenazas y riesgos
que entrañan el proceso de Actualización: “La persistencia
de un modelo hiperbolizado al margen de las condiciones
objetivas de la reproducción, también entrañaba un con-
siderable riesgo de reversión sistémica, quizás más peli-
groso por resultar menos evidente”.67 En este sentido, no
resulta positiva la nostalgia formalista del pasado reciente
—que en el caso de la sicología y el pensamiento petrifica-
do se manifiesta mediante la ilusión según la cual la salida

siones del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, 22 de


febrero de 2014, “Año 56 de la Revolución”, internet@granma.cu, 22
de febrero de 2014 .
66
  Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del IV Período Ordina-
rio de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, en el Palacio de Convenciones, el 20 diciembre de 2014, “Año
56 de la Revolución”, Granma, internet@granma.cu, 20 de diciembre de
2014.
67
  Oscar Fernández Estrada: “Modelo de Funcionamiento Económico
Cubano antes y después del VI Congreso del PCC”, Ob. cit.

63
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

hipotética del Período Especial implicaría la vuelta al estado de


cosas anterior, lo que relegitimaría el enfoque doctrinario hoy
desacreditado. La impronta del maniqueísmo heredado de
las formalizaciones del marxismo posleninista en torno a los
conceptos reforma y revolución, presentados como antípodas
del desarrollo social, y la consideración ideológica del término
“reforma”, asociado al proceso regresivo en la URSS, lastró el
proceso de reordenamiento de nuestras coordenadas menta-
les y limitó la búsqueda de nuevas claves interpretativas para
dar cuenta de los estrenados retos.68
El cambio de modelo funcional de la economía, en mar-
cha en el país, implica una reinserción y un rediseño interno
que abre cauce a las constreñidas fuerzas productivas, impul-
sa la descentralización empresarial y local, facilita la entrada
de capital foráneo en marcos de creciente apertura y sujeto a
distintos tipos de asociación, avanza hacia la flexibilización de
criterios en torno a la propiedad y la gestión, sustituye el asis-
tencialismo paternalista del Estado, procurando afectar en el
menor grado posible la protección social, crea condiciones

68
  José Luis Rodríguez apuntaba: “En los años 2008-2009 para el gobier-
no cubano resultó evidente que sostener un curso de desarrollo no sería
posible sin profundas transformaciones estructurales y sin introducir un
sistema de dirección económica más eficiente. Tras un proceso de discu-
sión masiva, en abril de 2011 fueron aprobados los nuevos Lineamientos
de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución en el VI Con-
greso del Partido Comunista Cubano. En ese documento se precisaron
como soluciones básicas a corto plazo eliminar el déficit de la balanza de
pagos, responder a los problemas de mayor impacto en la eficiencia eco-
nómica, motivación del trabajo y distribución del ingreso, así como crear
las condiciones infraestructurales y productivas para acceder a una etapa
de desarrollo superior”. Y más adelante valoraba: ”Resulta destacable que,
si bien quedan aún complejos problemas por resolver en el corto plazo,
tales como la unificación monetaria, el completamiento de la descentra-
lización de facultades a las empresas estatales y una mayor participación
de los trabajadores en este proceso, sin dudas se abren favorables perspec-
tivas para el desarrollo del país en los próximos años” (José Luis Rodrí-
guez: “Cuba y los primeros pasos d las reformas estructurales”, Boletín Por
Cuba, Año 13 Número 55, 2015-06-30).

64
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

aceleradas para la superación del igualitarismo improducti-


vo en favor de principios factibles de justicia e igualdad y, en
general, reestructura el marco jurídico-institucional del Esta-
do para normar las transformaciones económico-financieras
y contribuir al desarrollo de nociones más avanzadas de res-
ponsabilidad ciudadana.
Jorge Mario Egozcue y Anicia García Álvarez colocan en-
tre los cambios cualitativos ya introducidos como parte del
proceso de actualización, los siguientes:

•• Hoja de ruta. El proceso de transformaciones parte


de un programa estratégico refrendado a nivel social,
orientado a la transformación institucional de prácti-
cas, valores, actores, instrumentos y visión (concep-
ción) socio-política. Mantiene al hombre como centro
y al Estado como agente clave, pero desde una perspec-
tiva multi-actoral (se expande el sector cooperativo,
agropecuario y no agropecuario y privado y el espacio
para el mercado); se desmonta el modelo de hegemonía
estatal absoluta y dirigismo vertical que prevaleció
antes con el propósito de lograr mayor flexibilidad,
eficacia y sostenibilidad.
•• Nueva relación Estado-Sociedad. Prevalece la propiedad
social, se introducen cambios en cantidad y calidad de las
relaciones socio-económicas, el contexto interno incor-
pora nuevos actores y reglas que modificarán sustancial-
mente el carácter de las interacciones entre instituciones
y grupos sociales (…)
•• Recomposición en relaciones de propiedad y su rol econó-
mico-social. El núcleo estratégico es la modernización de
la gestión estatal y la descentralización de los procesos
de toma de decisiones, con una participación mayor del
sector (las formas de propiedad/gestión) no estatal y
del mercado, con prioridad para el fomento de las coope-
rativas en los incentivos fiscales y normativos.

65
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

•• Descentralización, desburocratización. Transferencia


de poderes, reforzamiento del papel de las leyes frente
a la tradición de discrecionalidad administrativa en las
decisiones.
•• Relación cientistas-decisores.69 Antes subutilizada por
segmentación y baja interconectividad inter-institu-
cional, ahora convergen integrándose a los procesos de
gobierno.70

Para Miguel Limia David un eje conceptual de la Actualiza-


ción del modelo pasa por la crítica a la identificación me-
cánica, ahistórica, entre la noción de propiedad social y la
propiedad estatal, según la cual las otras formas de propie-
dad y gestión (privada, cooperativa, mixta) eran vistas como
“males necesarios” que al suponer su pronta erradicación
aparecían tácitamente, a merced de la corrupción en ocasio-
nes al no contar con una sólida regulación fiscal y aceptación
legal necesaria. “La identificación entre la noción de propie-
dad social y la propiedad estatal—separada del concepto de
propiedad pública y no diferenciada de las formas de gestión;
la indiferenciación de los atributos de la propiedad (uso, dis-
frute y disposición); en la concepción y organización prác-
tica de la cooperación social para producir y reproducir
la vida material. Las otras formas de propiedad (privada,
personal, cooperativa, mixta) y gestión posibles (pequeñas
y medianas empresas) son vistas como “concesiones”, “pro-
blemáticas”, “históricamente superables”. Es decir, o se silen-
cian mediante formulaciones ambiguas e inexactas como las
69
  Un elemento que merece destacarse es la creación de las Comisiones
de Ciencias Económicas, Ciencias Sociales y Ciencias de la Dirección en
el Consejo de Ciencia y Tecnología de la Comisión Permanente para la
Implementación y Desarrollo de los Lineamientos.
70
  Jorge Mario Sánchez Egozcue y Anicia García Álvarez: “Análisis de
coyuntura. La actualización del modelo económico cubano: evolución,
oportunidades y desaf íos”, Reporte de ensayo en proceso, Universidad
de La Habana, CIEI, CEEC, Agosto, 2014, pp. 5-6.

66
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

del “trabajo por cuenta propia”, o se consideran como “im-


propias” de la cooperación social de carácter socialista. En
realidad son susceptibles de acumular para la hegemonía so-
cialista en los marcos de una economía solidaria, si se enlaza
el lado económico con el político de la propiedad, dentro
de estrategias locales y nacionales debidamente articuladas;
planificando y regulando así el sistema complejo de produc-
ción (apropiación), distribución, cambio y consumo de los
bienes y servicios”.71
Al análisis teórico anterior habría que sumar una reflexión
que constata un hecho evidente en la sociedad cubana: “La
propiedad estatal socialista se ha visto afectada en la prácti-
ca, por la visión de una propiedad que no responde a nadie
y resulta ajena a los principios básicos de la gestión empre-
sarial; de ahí la importancia de transformar las relaciones de
propiedad social bajo la condición de que manteniendo sus
potencialidades incentive el desarrollo eficiente de la gestión
empresarial, a través de la gradual separación de la propie-
dad de la función de su realización”.72
La Actualización avanza sobre la base de ensanchar la no-
ción de propiedad social, estableciendo el marco legal para
la colaboración entre la propiedad estatal de las formas no
estatales (cooperativas y privadas). Un aspecto novedoso
pasa por la modificación de las interrelaciones entre propie-
dad social y formas de gestión. Agustín Lage Dávila alertaba
en este sentido: “No podemos confundir propiedad social
con gestión centralizada, ni mucho menos intentar dina-
mizar la gestión mediante la privatización de la propiedad.

71
  Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Ob. cit.,
p. 9.
72
  Joaquín Fernández Núñez: “La contradicción propiedad-gestión y su
solución en el Sistema Empresarial”, artículo en preparación. Citado por
Luis del Castillo Sánchez:”La separación de la propiedad y la gestión y
las contradicciones de la empresa estatal, https://www.nodo50.org/cu-
basigloXXI/economia/delcastillo1_310102.htm.

67
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Ya en otros países se cometió ese error, y sabemos las


consecuencias”.73
El economista cubano Luis del Castillo Sánchez en su tra-
bajo “La separación de la propiedad y la gestión y las con-
tradicciones de la empresa estatal” señala la inconveniencia
teórica y práctica para la construcción socialista de identi-
ficar automáticamente la existencia de la propiedad social
y el carácter de copropietarios de los productores directos
con la realización eficiente de las funciones del proceso de
reproducción social, dado que “se presentan dentro de la
unidad de intereses que potencialmente se encierra en
la propiedad social, diferencias y contradicciones entre los
intereses de la sociedad, la empresa y los individuos”.74 Este
autor reflexiona sobre la distinción entre propiedad social
y gestión,75 sobre la base del argumento de que la respon-
sabilidad del propietario y el riesgo asociado a ello no de-
ben recaer solo en los “representantes de la sociedad”, sino
debe ser compartida entre los diferentes eslabones de la
propiedad y sus gestores. “Se trata de combinar las ventajas
de la coordinación de acciones a nivel de toda la sociedad
con la posibilidad de que cada productor en los marcos del
colectivo realice las funciones del proceso de reproducción

73
  Agustín Lage Dávila: “Empresa estatal socialista: diez verdades esen-
ciales”, Bohemia Digital, 13 septiembre, 2016, p. 3.
74
  Luis del Castillo Sánchez: “La separación de la propiedad y la gestión
y las contradicciones de la empresa estatal”, Ob. cit.
75
  El precursor del análisis de la separación de la propiedad y la gestión
fue Carlos Marx –afirma Castillo Sánchez— cuando analiza en El Capi-
tal como en las sociedades anónimas, dado el grado de socialización de
la producción alcanzado, se produce una transformación del capitalista
realmente en activo en un simple gerente, administrador del capital aje-
no y de los propietarios del capital en simples propietarios, en simples
capitalistas de dinero. Considera que este proceso constituye una fase
necesaria de transición hacía la reversión del capital a propiedad de los
productores, no como productores aislados sino asociados. Y por otra
parte conduce a la transformación de todas las funciones del proceso
de reproducción en simples funciones de los productores asociados, en
funciones sociales.

68
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

—escribe—, de ahí la necesidad de formas flexibles de apro-


piación y gestión por parte de la empresa estatal. No es po-
sible concebir que automáticamente con el poder sobre los
medios de producción se genere un nivel de socialización tal
que determine la organización y gestión a nivel y por cuenta
de la sociedad, como si fuera una gran fábrica. Las experien-
cias al tratar de acelerar ese proceso han provocado una pér-
dida de energía y de materia”.76
Un tema que estará en el centro de las disputas es el ima-
ginario igualitario, que si bien expresó lo más significativo
de las rupturas y del impulso liberador en los 60, llegó a de-
formarse como lastre. En esta dirección, Raúl Castro ha ex-
presado: “no se puede distribuir una riqueza que no hemos
sido capaces de crear, hacerlo conllevaría serias consecuen-
cias para la economía nacional y de cada ciudadano”.77
El estado, al decir de Miguel Limia David, devino en una
tríada desmotivadora de la producción y la actividad ciuda-
dana propositiva: “a) el Estado garante y sostén directo e in-
mediato de la vida de cada uno, del empleo, del salario, de la
salud, de la educación, de la cultura —separado de la noción
de obligación directa frente a él, y omitiendo las otras institu-
ciones de la sociedad civil (familia, comunidad, barrio, orga-
nizaciones sociales), potencial y realmente concernidas en la
vida inmediata; b) el estado como proveedor o responsable
de la satisfacción de las necesidades básicas de la población,
estado redistributivo y “dador” —separado de la obligación
de producir, y de la noción de que la fuente de la riqueza está
en el trabajo y la naturaleza y c) el estado revolucionario
76
 Ibídem.
77
  Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del IV Período Ordina-
rio de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, en el Palacio de Convenciones, el 20 diciembre de 2014, “Año
56 de la Revolución”, Granma, internet@granma.cu, 20 de diciembre
de 2014.

69
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

como conquista del pueblo que suprime la zozobra existen-


cial personal —separado de la noción de la incertidumbre de
las relaciones de la comunidad con el entorno social y natu-
ral, de las exigencias de la sostenibilidad”.78
En este punto, Valdés Paz coloca el tema igualdad/
desigualdad en un terreno diferente al que estamos acos-
tumbrados. “Pienso (…) que la igualdad es una magnífica
invención de utópicos, matemáticos y juristas, todo lo de-
más que está en la realidad son desigualdades. Entonces,
la discusión real es sobre las desigualdades porque, si son
diferentes las capacidades, los salarios y las acumulaciones,
hay que diagnosticar y proponer una nueva política alter-
nativa que dé lugar a un menor patrón de desigualdades”.79
En una reciente entrevista Mayra Espina tocaba el tema
desde el ángulo de la modernización de la política social:
“La reforma debería ser aprovechada con otro potencial. Se
necesita procurar una modernización de la política social,
lo cual no quiere decir que la economía se subordine a los
programas sociales a tal punto que pueda llegar a ser sofo-
cada, pero se debe resaltar que la economía debería ser un
instrumento para modificar y mejorar los mecanismos de
redistribución de la riqueza y romper procesos que perpe-
túan las desventajas. La reforma precisa transitar de polí-
ticas universales de igualdad hacia estrategias combinadas
de equidad, que significa no concentrarse en el amparo a
las vulnerabilidades extremas, sino desarrollar acciones
proactivas y de fomento del desarrollo para los grupos en
desventaja”.80
78
  Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Ob. cit.,
p. 8.
79
  Juan Valdés Paz: El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema polí-
tico cubano, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2009, p. 226.
80
  Roberto Veiga González y William Bello: “Entrevista a Mayra Espi-
na. Cuba necesita modernizar su política social”, Cuba Posible, Proyecto
del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba, jueves, 16 de abril de
2015, p. 7.

70
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

Julio Carranza por su parte señala que la diferenciación


económica es un dato que debemos admitir en cualquier
escenario futuro inmediato de Cuba, comparado con la as-
piración histórica de la Revolución. “El problema, el desaf ío
mayor —opina el economista cubano—, es cómo se debe
concebir, en la teoría y en la práctica de la política, esa di-
ferenciación inevitable, cuáles deben ser sus límites. Toda
revolución en sus primeras etapas es maximalista, allí radi-
ca en gran medida su fuerza, después más tarde o más tem-
prano las condiciones imponen límites, mayor racionalidad
y ciertos “retrocesos”. Entonces el desaf ío es determinar
qué preservar, cómo hacerlo, en qué dirección continuar,
con qué horizontes”. Y más adelante, luego de afirmar que
el mercado no puede ser suprimido por decreto, apunta:
“La propiedad privada sobre medios de producción, factor
novedoso y necesario en la actual reforma económica debe
tener límites extraeconómicos claros, que impidan el avan-
ce de la acumulación privada sobre el control de los medios
fundamentales de producción (…) los cuales deben man-
tenerse bajo formas sociales de propiedad y de gestión”. Y
agrega: “(…) la inversión extranjera, imprescindible por su
aporte —en capitales, tecnologías y mercados— debe parti-
cipar con las garantías y los niveles de rentabilidad adecua-
dos, pero bajo regulaciones del Estado y de la sociedad que
limiten impactos contrarios a los intereses del desarrollo
nacional…”.81
Esas regulaciones pasan por estadios en que se requiere
tomar en serio todas las condiciones en que se deben diseñar
y aplicar. En el caso de Cuba, Juan Valdés Paz reflexionaba:
“El problema que se tiene en la práctica no es solamente que
se asuma la legitimidad de un grupo de formas de propie-
dad y derechos atribuidos, sino que los derechos domínicos

  Citado por Redacción OnCuba: “Igualdad y cambio económico ¿van


81

de la mano en Cuba?”, http://oncubamagazine.com, 12 de julio 2015.

71
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

reconocidos a cada forma de propiedad puedan expandirse”.82


En ese mismo texto de 2008 ponía el siguiente ejemplo de su
razonamiento: “Supongamos que hemos admitido la expe-
riencia de formas cooperativas y que están reconocidas ins-
titucionalmente, que las cooperativas están reconocidas en
el derecho civil; pero si se observa el entramado real en que
se hallan esas cooperativas, de disposiciones legales, nor-
mativas ministeriales, decisiones administrativas, etcétera,
resulta que los derechos jurídicos no son nada y, en realidad,
no tiene mucho sentido hablar de “propiedad cooperativa” en
este caso”.83 ¿De qué se trata? De crear las condiciones políti-
cas y jurídicas (fundamentadas, consensuadas y legitimadas
en el nuevo imaginario de los cambios del modelo), necesarias
para que esa emulación de que hablaba Lenin sea real. “Lo
cierto es que, si los propietarios no pueden ejercer plenamen-
te sus derechos domínicos, nunca se podrá juzgar si esa forma
de propiedad es idónea o no lo es, es lícito sostenerla o no, es
compatible con el régimen revolucionario o no lo es”.84
Los argumentos antes compartidos son válidos y aportan,
cada cual desde su visión particular, elementos que ayudan a
mirar con objetividad tanto “las pautas de normalidad sisté-
mica” societales que se están conformando, como los impac-
tos del avance de la actualización y las políticas públicas y so-
ciales necesarias para paliar las consecuencias negativas en
sectores afectados o menos favorecidos de la población. Sin
embargo, la lógica subyacente en estos y otros válidos enfo-
ques debe ser también desafiada por el propio pensamiento
crítico en su historización; esto es, no tomarla como modelo
intemporal de interpretación y solución de problemas, por
cuanto ella debe ajustarse a las necesidades económicas y al
centro de gravedad político de cada fase y coyuntura.
82
  Juan Valdés Paz: El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema polí-
tico cubano, Ob. cit., p. 220.
83
  Ibídem, pp. 219-220.
84
  Ibídem, p. 220.

72
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

Volviendo al tema de la desigualdad, Pedro Monreal


cuestiona como discordante “el argumento que se hace
respecto a considerar que un mayor nivel de desigual-
dad sería un aspecto ineludible del futuro de Cuba”.85 “En
el caso de Cuba, una cosa es tomar nota de que el punto
de partida que se tiene para proponer una política de cambio
contiene un determinado patrón de desigualdad que aunque
normativamente pueda objetarse es algo que ya existe; y otra
cosa bien distinta es asumir que ese punto de partida debe
ser prolongado en el tiempo, o inclusive agudizarse, porque
se piense que la realidad así lo impone”. El autor resalta “la
importancia de concebir la política social sobre la base de la
participación activa de los ciudadanos para resolver “pro-
blemas de bienes colectivos”86 y no como tutelaje burocráti-
co para “gestionar” carencias. La política social no debe ser
pensada como un “apagafuegos” de la política económica.
La política social es también un espacio de construcción de
confianza colectiva entre los ciudadanos, y entre los ciuda-
danos y sus representantes públicos, y ello puede tener una
alta utilidad política”.87 Y más adelante, argumenta las razo-
nes políticas y éticas según las cuales es importante “detener
propuestas de cambios que consideren que la desigualdad es
el pago de peaje necesario para llegar al progreso económico
en Cuba”.88

85
  Pedro Monreal: “Desigualdad social en Cuba: ¿marcha triunfal?”, Bo-
letín Cuba Posible, jueves, 23 de julio de 2015, p. 2.
86
  Aquí se definen los “problemas de bienes colectivos” no solamen-
te como aquellos que en general requieren solucionar cuestiones de
beneficio general sino sobre todo aquellos para los que se promueven
soluciones con independencia de las posibles contribuciones y benefi-
cios individuales de los que participan en el proceso. Una campaña de
alfabetización sería un caso típico. Resolver problemas de integración
juvenil por la vía de incorporarlos al trabajo social también sería otro
caso. (Nota del autor).
87
  Pedro Monreal: “Desigualdad social en Cuba: ¿marcha triunfal?”, Ob.
cit., p. 15.
88
  Ibídem, p. 16. La aceptación de la desigualdad como “mal necesario” es

73
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

El economista Peter Monreal sugiere conscientemente


algo que pudiera parecer contrafáctico en la actualidad, pero
que recuerda que en materia de alternativas para la cons-
trucción de la equidad y la lucha contra la pobreza deben
resignificarse y potenciarse iniciativas que no por el hecho
de haberse formalizado en determinada etapa de la Revolu-
ción, dejan de ser inspiraciones éticas y políticas a multipli-
car desde los nuevos escenarios y actores económicos de la
sociedad civil (la responsabilidad social comunitaria que le
asiste a la empresa estatal y a las formas cooperativas y pri-
vadas de gestión como componentes de la economía social
solidaria), no solo desde el gobierno central y el Estado. “Es-
toy consciente de que sugerir que se mire de manera rigu-
rosa la experiencia de los programas de la “Batalla de Ideas”
pudiera ser no muy popular —expresa en la nota 27 de su
texto—, pero lo que fundamentalmente digo es que se trata
de un tema legítimo de investigación social. No tendría sen-

parte del arsenal ideológico del capitalismo monopolista transnacional.


Raúl Ornelas revela, en una reseña sobre su texto Saberes de la domi-
nación. Panorama de las empresas transnacionales en América Latina
los saberes mediante los cuales las empresas construyen su poder. “Uno
de los principales procesos que posibilitan la concentración de poder es
la formulación de estrategias complejas por parte de las empresas”. “En
tanto “conciencia del capital” —escribe el académico mexicano—, la alta
gerencia y los grandes inversionistas ejercen una influencia decisiva en
la conformación de las estrategias empresariales y, por esa vía, influyen
poderosamente en las evoluciones económicas y sociales locales y glo-
bales. En ese sentido, consideramos que las estrategias de las empresas
transnacionales inciden directamente en las configuraciones sociales de
la economía mundial y aún con mayor fuerza en los espacios dependien-
tes. Las estrategias empresariales constituyen el proyecto de sociedad
del gran capital: ellas proponen una configuración del mundo adaptada
a las necesidades de la rentabilidad de los grandes capitales… Una de las
tareas de las resistencias sociales y del pensamiento crítico consiste en
refutar los argumentos que defienden el papel de las empresas transna-
cionales en tanto agentes modernizadores y portadores de la eficiencia”.
(Raúl Ornelas: “Sobre Saberes de la dominación. Panorama de las em-
presas transnacionales en América Latina”, Observatorio Latinoamerica-
no de Geopolítica (OLAG) – UNAM, 19 de febrero de 2013.

74
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

tido convertir en un “agujero negro” un proceso de dimen-


siones y de alcance considerables que desempeñó durante
más de una década un papel central en la política social
del país”.89
Otra anotación que hace el autor llama la atención sobre la
recomposición socioclasista de la sociedad cubana resultado
de los cambios, sin lo cual no podrá realizarse una política so-
cial diferenciada, más allá de los espacios de igualdad social
universales que el modelo no solo mantiene, sino que se pro-
pone elevar sus grados de calidad (salud, educación, seguri-
dad ciudadana, protección de la infancia y de la tercera edad,
entre otras): “Supongo que sería quizás una buena manera de
revisitar la cuestión de las clases sociales en Cuba, un tema al
que normalmente los analistas le pasan por el lado, como de
puntillas, pero respecto al cual sería oportuno hacer una dis-
cusión más precisa, algo que no es capaz de proporcionarnos
la referencia, demasiado abstracta y despolitizada, respecto
al surgimiento en Cuba de una sociedad “más diversa”, lo
que a fin de cuentas parece ser una especie de código neutral
para referirse a un cambio social en el que eventualmente
reaparecen clases sociales que coexisten con grupos de des-
clasados y de “re-clasados” (sé que este último término no
es correcto en castellano pero con el mismo quiero aludir a
personas que pudieran haber cambiado de clase social en el
marco de la crisis)”.90
“¿Qué hacer entonces desde las ciencias sociales? —se pre-
gunta Monreal—: investigar y producir conocimiento de ca-
lidad; pedirle a las instituciones oficiales que se ocupen de
medir la desigualdad;91 tratar de darle “densidad” científica

89
  Pedro Monreal: “Desigualdad social en Cuba:¿marcha triunfal?”,
p. 20
90
 Ibídem.
91
  El autor del texto reconoce en una nota: “Tal y como muchos in-
vestigadores y funcionarios cubanos han sostenido desde hace tiempo,
las situaciones agudas de pobreza en Cuba no se ajustan exactamente

75
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

al debate público sobre la desigualdad (aportando evidencia


y análisis rigurosos); alertar sobre el peligro social de la cre-
ciente desigualdad; sacar el debate sobre la desigualdad de
una especie de neutralismo políticamente correcto que lo
empobrece, y politizar la discusión de lo social. Esas parecen
ser algunas de la áreas importantes para tratar de contribuir,
de manera modesta, a desarrollar el conocimiento que per-
mita nutrir una conciencia que pueda detener los compo-
nentes del cambio que pudieran favorecer la “marcha triun-
fal” hacia una mayor desigualdad social en Cuba”.92
Pedro Pablo Rodríguez en su texto “Toda la justicia: aspi-
ración ética de José Martí” recuerda que la apuesta de Martí
fue por toda la justicia, aunque ella engendre exageraciones
y excesos. Así, a propósito de Courtland Palmer, el aboga-
do apasionado defensor de los obreros estadounidenses que
Martí admiró, afirmó que “han de defenderse las ideas jus-
tas, para que al retraerse, como todo se retrae, en la marea
del universo, no quede la idea demasiado atrás”.93 La aspi-
ración a la igualdad social es también una idea que no debe
quedarse demasiado atrás. Pese a todas las consideraciones
pertinentes que obligan a adecuarla a las posibilidades de su
realización y a criticar sus usos idealizados, seguirá siendo
una medida del alcance de los objetivos emancipadores del
socialismo y de eficacia del sistema al ponderar la inversión

a las definiciones corrientes de pobreza “crónica” ni a las situaciones


de pobreza extrema que se encuentra en la realidad de muchos países,
pues aunque las condiciones más graves de pobreza en Cuba pudieran
compartir algunas características básicas de las definiciones estándares
de pobreza “crónica” o de la realidad de la pobreza de otros lugares, el
hecho comprobable es que la existencia de políticas de corte igualitarista
en Cuba, especialmente en el caso de la educación, la salud, el asegura-
miento de parte de la alimentación (aunque insuficiente), y otros pro-
gramas sociales, le confieren particularidades especificas a la pobreza
“crónica” en Cuba” (p. 19).
92
  Ibídem, p. 17.
93
  Ver Pedro Pablo Rodríguez: Pensar, prever, servir. El ideario de José
Martí, Ediciones UNION, La Habana, 2012, p. 43.

76
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

social como uno de sus principios fundamentales para facili-


tar la producción y la reproducción de la vida En un proceso
de reformas económicas el criterio productivo con soste-
nibilidad es imprescindible, pero no la hipertrofia produc-
tivista que sacraliza la eficiencia capitalista y que conduce,
inevitablemente, a grados cada vez más altos de inequidad
en la distribución de la riqueza y naturaliza la pobreza. Es
un alerta que no debe perderse en mediano y largo plazo del
proceso en curso en nuestro país.
Darío Machado adelanta el siguiente juicio: “Es cierto
que la Revolución no podía mantener la lógica igualitarista,
pero también lo es que esta lógica fue la que más promo-
vió y sustentó el colectivismo y la solidaridad, el equilibrio
y la seguridad ciudadana, también es cierto que hoy solo se
puede mantener ese alto nivel de igualdad (y ya eso es todo
un reto) en campos estratégicos como lo es el de la salud, el
de la educación y el de la seguridad social, pero hay muchos
otros campos de la vida social, por ejemplo, la regulación
laboral, la protección de la niñez y de la tercera edad, por
solo mencionar algunos, en los que el Estado revolucionario
debe continuar jugando un decisivo papel mediador para al-
canzar toda la justicia social posible”.94
Convenimos en que la crítica al igualitarismo puede ha-
cerse desde distintas ópticas, la que aparece en las nuevas
pautas ideoteóricas del proceso de actualización es la aso-
ciada con la deformación del principio de la igualdad so-
cial, que nada tiene que ver con la naturaleza de los valores
socialistas. Dada la magnitud del proceso en curso, en el
que se juega la credibilidad del proyecto socialista cubano,
el énfasis en la superación del igualitarismo tiene que ver
con la pérdida de sentido económico productivo y moral del

94
  Darío Machado Rodríguez: Un camino ignoto. Problemas de la tran-
sición socialista en Cuba. 2010-2015, Editora Vimont, Santo Domingo,
pp. 83-84.

77
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

trabajo en el marco del agotamiento de un modelo rígido


tecno económico, organizacional de gestión productiva es-
tatal que perdió sus referentes externos y se mantuvo iner-
cialmente en el tiempo, provocando desmotivación, desidia
e ineficacia, lo que no significa que se perdieran las potencia-
lidades del trabajo liberado por la Revolución, todo lo con-
trario: por esas potencialidades es que se requiere el cambio
de rumbo para hacer verdaderamente viable la transición
socialista en las nuevas condiciones del siglo xxi.
Al analizar a la luz actual el artículo de Lenin “Como or-
ganizar la emulación” Luis del Castillo Sánchez resignifica la
famosa frase “el que no trabaja no come” como mandamien-
to práctico del socialismo, que “supone la necesidad de vin-
cular la situación del colectivo y los individuos en función
de los resultados del trabajo y por otra parte se deriva que la
existencia y desarrollo de la apropiación de ingresos que no
se deban al trabajo, minaría los fundamentos de la construc-
ción socialista”. 95 Lenin plantea la necesidad de luchar contra
la vieja costumbre de considerar la medida del trabajo desde
el punto de vista del hombre esclavizado que se pregunta
cómo podrá librarse de un peso suplementario, cómo podrá
quitar algo a la burguesía. Señala que la sociedad capitalista
inculca el deseo de evadirse de la explotación aunque fuese
con engaños, librarse, deshacerse aunque no fuese más que
por un momento de un trabajo odioso, procurarse el peda-
zo de pan de cualquier modo.96 “Hay una total coincidencia con
los planteamientos del Che —destaca— cuando afirmaba en una
conferencia a los estudiantes en la Facultad de Tecnología, que
al romperse la estructura de la vieja sociedad, el obrero se sin-
tió liberado de una serie de trabas que pesaban sobre él y mu-
chos compañeros creyeron que alcanzar esta nueva etapa de la
sociedad, significaba automáticamente, estar libre de deberes y

 Ibídem.
95

 Ibídem.
96

78
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

adquirir solamente derechos. En este aspecto indicaba “hacer


que el deber social sea el punto fundamental en el cuál se apo-
ya todo el esfuerzo del trabajo del obrero, pero vigilar la labor
consciente de sus debilidades, premiar o castigar aplicando
estímulos o desestímulos materiales de tipo individual o co-
lectivo, cuando el obrero o la unidad de producción sea o no
capaz de cumplir con su deber social”.97
Pero en ocasiones se confunde igualitarismo con igual-
dad, escondiéndose intereses que en modo alguno pueden
conformar un consenso para su superación. En la expe-
riencia del socialismo real tras esta crítica se camuflaba la
creación de “feudos”, cuyos poseedores explotaban —en su
connotación más general—, por delegación, los derechos del
Estado, el excedente y los servicios o parte de ellos. Si bien
no existía jurídicamente ni capitalización ni herencia, y era
restringido hasta cierto punto el atesoramiento, no ocurría
lo mismo con el disfrute. Este disfrute es lo que coloca Marx
en primer lugar en las sociedades satrápicas, el cual condu-
ce más tarde o más temprano a sociedades de clase de una
forma muy original. La crítica neoliberal del igualitarismo
(igualdad social), por otra parte, pretende una justificación
“natural” de la pobreza, a la vez que invisibiliza el proceso
capitalista de empobrecimiento. Resurgen así las teorías ge-
néticas sobre la desigualdad, como polarización “necesaria y
conveniente”, del individualismo competitivo. Sin embargo,
la propaganda se encarga cínicamente de presentar este es-
tado de cosas como efecto “transitorio” de la modernización
y el ajuste neoliberal.
Miguel Limia David destaca la necesidad de la prepa-
ración del factor subjetivo para implementar con éxito el
cambio de lo asumido como “la normalidad”, para generar

97
  Ibídem. La cita del Che es tomada de Selección de aspectos esenciales
de la teoría y práctica económica en el pensamiento de Ernesto Che Gue-
vara, t. 2, ENPES, 1990, p. 74.

79
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

una nueva subjetividad colectiva preparada para enfrentar


la incertidumbre de los cambios que entraña el proceso de
actualización, con menor margen de vulnerabilidades, ries-
gos y amenazas.

Por necesidad, un cambio de esta naturaleza inter-


vendrá en las opiniones, puntos de vista y represen-
taciones colectivas de los actores políticos a diferen-
tes niveles, como la alteración de “lo que se tiene, se
espera y se merece’’, de “la lucha de lo nuevo contra
lo viejo”, de lo “mejor” contra lo “peor”, de “lo eficien-
te” contra “lo ineficiente”, “de lo que antes se hacía”
y “ahora se cambia”; que son calificativos, atributos y
condiciones siempre cuestionados críticamente des-
de diferentes ángulos de intereses y visiones, sobre
un fondo psicológico social que tendrá importantes
componentes de incertidumbres y también de espe-
ranzas.

Visto de otra manera, el contenido social integral de


la etapa, tanto objetiva como subjetivamente, es al-
tamente contradictorio, porque se producirán pro-
fundas transformaciones de las pautas establecidas
por largos años para la producción y reproducción
de la vida económico-productiva, laboral (el tema no
es únicamente de plantillas, ya que se modifican cri-
terios esenciales de la organización social del traba-
jo, de la estructura y actividad empresarial, así como
de las funciones y atribuciones del Estado), política,
social, socio-clasista, socio-generacional, de género,
racial, ideológica y cultural del país, con las corres-
pondientes consecuencias sociales prácticas.98

  Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Ob. cit.,


98

p. 4.

80
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

En la presentación del libro Cooperativas y socialismo.


Una mirada desde Cuba, Raúl Suárez expresaba que la
ética sin economía es válida para héroes, pero los héroes
lamentablemente son pocos, pero la economía sin éti-
ca puede llevarnos a lo contrario de lo que predicamos.
Entonces, se trata de apartarnos una vez más del pensa-
miento dicotómico. La realidad social es siempre obje-
tiva y subjetiva, no hay ontológicamente estancos sepa-
rados que haya que articular con posterioridad, salvo si
la estudiamos analíticamente. Tanto lo “estructural” como lo
“subjetivo”, “lo económico” y “lo político” son dimensiones
arquetípicas, que emanan de las prácticas cotidianas de los
sujetos sociales, que se objetivizan y subjetivizan a la vez.
¿Vuelve Cuba al capitalismo? —se preguntan Roger Kee-
ran y Thomas Kenny—. “Claramente, el camino por delante
tiene peligros. Refiriéndose a la Comuna de París, Karl Marx
dijo “Desde luego, sería muy cómodo hacer la historia uni-
versal si la lucha se pudiese emprender solo en condiciones
infaliblemente favorables.” Lo mismo sucede con la actuali-
zación cubana. Los cubanos están emprendiendo un camino
con ciertos riesgos y sin posibilidades infaliblemente favora-
bles, pero lo están haciendo poco a poco y con cuidado con
los ojos bien abiertos y con toda la población involucrada. Es
un curso que es contradictorio, pero es necesario. Están ha-
ciéndolo con el convencimiento de que, como dijo Raúl Cas-
tro, no hacer nada implica el riesgo de caer en el abismo”.99
“La experiencia histórica demostró que pueden defor-
marse los procesos de reformas económicas —afirma Luis
del Castillo Sánchez—, aún cuando se expresaran más inte-
rrogantes que respuestas, si no van acompañadas de una vo-
luntad política capaz de reflejar las necesidades objetivas de
los cambios en la gestión empresarial y encauce la dirección del

  Roger Keeran y Thomas Kenny: “¿Vuelve Cuba al capitalismo?”,


99

www.rebelion.org, 27-05-2015.

81
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

proceso según los objetivos generales alcanzables de acuer-


do a las condiciones internas y externas del país. Además du-
rante los períodos de cambios pueden aparecer “grupos de
intereses” particulares sobre la base de la propiedad social
que anteponga dichos intereses a los de la sociedad, lo cuál
debe ser objeto de atención y control sistemático a través de
las instituciones democráticas”.100
La advertencia anterior conduce a uno de los asuntos que
más discrepancia ha concitado y aún concita: los plazos,
las temporalidades de las transformaciones. “El tiempo, sin
duda, sigue siendo el recurso más escaso en cualquier pro-
yecto de transformación —planteaban en 2008 Jorge Mario
Sánchez Egozcue y Juan Triana Cordoví—, pero la premura
no debe entorpecer ni frustrar los propósitos. Se necesita
tiempo para permitir los acomodos institucionales necesa-
rios, facilitar la adecuación de los sistemas regulatorios y
permitir la adaptación de las personas a estas nuevas condi-
ciones. Muy al contrario de lo que puede pensarse, Cuba tie-
ne tiempo: entre varias razones, porque ya en los años 90 lo-
gró sobrevivir a peores condiciones, cuando la desaparición
del campo socialista y de la URSS, sumado a las fallas es-
tructurales no resueltas en las estrategias de desarrollo adop-
tadas desde los años 60 provocaron las más profunda crisis
económica que haya vivido el país en su historia; entonces, el
proceso de transformaciones implementado bajo condiciones
extremas, literalmente al borde del colapso económico, per-
mitió crear nuevas fuentes de crecimiento y relanzar la eco-
nomía sobre otras bases funcionales; porque en el país hay un
entorno doméstico de estabilidad política y gobernabilidad,
porque a diferencia de años atrás, hoy en el contexto político
regional y hemisférico se rechazan las políticas absurdas de
aislamiento y se favorecen en su lugar modelos de integración

100
  Luis del Castillo Sánchez:”La separación de la propiedad y la gestión
y las contradicciones de la empresa estatal”, Ob. cit.

82
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

que representan oportunidades nuevas, en resumen, porque


se dan condiciones en sus relaciones económicas domésticas
y externas incomparablemente mejores que hace 14 años, y
si el país logró rebasar entonces tan difíciles circunstancias,
hoy el reto parece menos intimidante, aún cuando muchas
verdades establecidas hasta ahora puedan quedar desechas
en el camino.101
Las reflexiones antes compartidas de los distintos auto-
res son solo pistas teóricas y epistémicas que nos permiten
problematizar, tanto los fundamentos como el curso zig-
zagueante de estos procesos, llamando la atención sobre la
importancia, en términos de políticas, de la sistematicidad
e integralidad con que se debe enfocar la relación causas/
consecuencias, así como problemas y contradicciones no
resueltos de etapas anteriores que inciden en el avance del
proceso de la Actualización.
Si convenimos en la necesidad de articular los sentidos
éticos, políticos, culturales y civilizatorios del debate eco-
nómico, nos adentramos de lleno en las complejidades del
vinculo entre los rediseños múltiples y la hegemonía proso-
cialista en Cuba, tema que no siempre se hace presente ni en
el discurso político ni académico.
Entendemos por hegemonía, en clave gramsciana, no
solo el espacio superestructural o ideológico como habi-
tualmente es considerado, sino al conjunto relacional102 de

101
  Jorge Mario Sánchez Egozcue y Juan Triana Cordoví: “Un panorama
actual de la Economía Cubana, las transformaciones en curso y sus retos
perspectivos (DT)”, DT Nº 31/2008 - 26/06/2008.
102
  Acanda escribe: “Terry Eagleton ha señalado acertadamente
que la concepción gramsciana de hegemonía es inherentemente re-
lacional, además de práctica y dinámica. Es una concepción dinámi-
ca porque la hegemonía no es nunca un resultado alcanzado de una
vez y para siempre, sino algo que tiene que ser constantemente reno-
vado, recreado, defendido y modificado. No es un estado inmóvil, una
situación de equilibrio estable. La hegemonía implica tensión, una ten-
dencia y un contraste. La hegemonía de una clase es manifestación de
su capacidad para encontrar formas nuevas de manejar los conflictos

83
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

actividades humanas económicas, sociales, políticas y cul-


turales que logra conformar un bloque socioclasista en fun-
ción de sus intereses y aspiraciones, como revela correcta-
mente Jorge Luis Acanda: “Para Gramsci, como para Marx,
no existen categorías solo “económicas” o solo “políticas”.
Al utilizar la noción de hegemonía no lo hizo para designar
procesos particulares que se manifiestan en una supuesta
región social independiente, sino para destacar que la hege-
monía concierne al proceso social en todos sus aspectos. Es
decir, a toda la reproducción social global”. 103
No debemos olvidar que el poder es una capacidad que se
asienta en la hegemonía, o sea la hegemonía es la condición
del poder, que se manifiesta como la supremacía política-
cultural de un sector social, que organiza y conduce las re-
laciones sociales, incluyendo a la economía, una combina-
ción dialéctica e inestable de consenso y coerción. Desde esa
mirada marxista y especialmente gramsciana, lo no violento
en los procesos de construcción hegemónica no es algo que
pueda lograse declarativamente. La hegemonía es una cons-
trucción consciente del bloque de poder,104 que se expresa a

sociales, de cooptar y quitarle su filo subversivo a las nuevas manifesta-


ciones de resistencia surgidas desde otras clases sociales, de recomponer
constantemente los equilibrios perdidos. La hegemonía nunca es inmó-
vil. Es una expresión de la lucha de clases, de las “relaciones de fuerza”
dinámicas que constantemente se renuevan en una sociedad. De ahí la
dimensión relacional presente en la concepción gramsciana, pues la he-
gemonía es algo en constante redefinición a partir de las características
de los vínculos que la clase dominante establece con las demás clases.
La hegemonía se realiza en relación de alianza o de enfrentamiento de
la clase dominante con las otras clases. Y cada vez, en cada momento
histórico, en contextos económicos, políticos, culturales, instituciona-
les, cambiantes y en evolución”. (Jorge Luis Acanda: Traducir a Gramsci,
Ob. cit., pp. 139-140).
103
  Jorge Luis Acanda: Traducir a Gramsci, Ob. cit., p. 139.
104
  La visión del marxismo posleninista formalizado pecó del lla-
mado estrategismo, al interpretarse de manera mecánica la lucha por
el poder en torno al estado y subvalorar el resto de las luchas demo-
cráticas y populares dentro de la sociedad capitalista. Se absolutizó el
poder como realidad institucional en el Estado y se desconoció la exis-

84
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

través de la política emancipatoria como herramienta para


lograr el consenso. La política como arte de crear, cons-
truir cotidianamente relaciones de fuerzas favorables para
el cambio popular, que incluye el conjunto de los problemas
sociales. La hegemonía por tanto no es el convencimiento
por el discurso, es el reconocimiento de las diferenciacio-
nes de sectores y grupos sociales que se han producido en
la sociedad cubana y que se van a seguir produciendo, a los
cuales hay que amalgamar en función de los objetivos revo-
lucionarios ajustados a las nuevas circunstancias.
La noción de hegemonía se reduce en ocasiones a la do-
minación de la clase burguesa y no se concibe para el polo
emancipador. Es cierto que las deformaciones de las expe-
riencias históricas revolucionarias ofrecen elementos para
esta posición. Pero cabría hacer el siguiente deslinde: la
hegemonía de la dominación es excluyente y egoísta y la he-
gemonía del bloque popular es incluyente y generosa. Isa-
bel Rauber en su libro Revoluciones desde abajo. Gobiernos
populares y cambio social en Latinoamérica profundiza en
la concepción gramsciana de hegemonía, desde los desaf íos
de los procesos de cambio en Latinoamérica: “Gramsci ex-
plicita que ni la dominación hegemónica ni la hegemonía
dominante pueden lograrse exclusivamente a través de la
coerción. La producción y la reproducción de las relaciones
sociales –y políticas– constituyen una intrincada madeja de
múltiples (y complejas) formas, donde las ideologías desem-
peñan un papel decisivo, que se expresa concentradamente en

tencia de redes sociales de poder (familia, géneros, raza, etnia, etarea,


etc) en las que el polo dominación-emancipación debía ser también
resuelto simultáneamente a las tareas esenciales de la lucha de cla-
se. En otras palabras, la consigna fue: tomemos el poder político en
el estado y después resolvamos los problemas de las mujeres, los ne-
gros, los indígenas, las poblaciones, y otras categorías sociales. Esa vi-
sión desconoce las razones de la emergencia de los nuevos movimien-
tos sociales y absolutiza la forma partido como único instrumento
de construcción y conducción política.

85
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

un determinado tipo de poder político y su aparato estatal.


El Estado sería, en esta relación, según palabras de Gramsci,
la personificación de la “hegemonía acorazada de coerción”,
un componente del poder político que efectiviza en su accio-
nar la relación de poder subordinante de la clase del capital
sobre la del trabajo y —a partir de allí—, sobre el conjunto de
la sociedad. Pero este accionar no se limita a lo coercitivo-
represivo, abarca también lo educativo-normativo, y en esta
labor lo ideológico‑político ocupa un lugar medular”.105
En la historia de las luchas anticapitalistas desde el siglo xx
las nociones de hegemonía y contrahegemonía han sido ob-
jeto de tergiversaciones prácticas y teóricas de toda índole:
mecanicistas, reduccionistas, reformistas.106 La lección del
fracaso “hegemónico” del socialismo real ha impactado en las
concepciones de las nuevas luchas y procesos alternativos que
se enfrentan a la hegemonía del capital y las clases dominan-
tes en los respectivos países y regiones del planeta. En Améri-
ca Latina y el Caribe la cuestión pasa por el modo de articula-
ción social-política que se logre conformar en el movimiento
popular, en el que lo político no se enajene de lo social, ni se
pospongan las demandas emancipatorias, libertarias y de re-
conocimiento de las clases subalternas y sectores oprimidos y
discriminados que integran el bloque de poder social, popular
alternativo.
“Esto significa, por un lado, que la construcción de la
hegemonía popular implica siempre la deconstrucción si-
multánea (teórico-práctica) de los modos de existencia de la
hegemonía de dominación –destaca la autora cubano-argen-

105
  Isabel Rauber: Revoluciones desde abajo. Gobiernos populares y
cambio social en Latinoamérica, Ob. cit., p. 127.
106
  “La hegemonía que plantea Gramsci, como contraposición a la he-
gemonía ejercida por el sistema capitalista, es la búsqueda de una exten-
sión de la ideología de liberación de la clase trabajadora al conjunto de
clases y sectores sociales oprimidos” (Miguel Sanz Alcántara: “Hegemo-
nía sin revolución”, www.rebelion.org, 12-08-2015).

86
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

tina—. Resulta importante en este empeño transformar, por


ejemplo, las viejas prácticas y modalidades de construcción
jerárquicas y verticalistas presentes todavía en la mayoría de
las organizaciones sociales y políticas, en el relacionamiento
entre compañeros, en las miradas y análisis de la realidad, en
las actitudes y conductas cotidianas, buscando siempre que
los “gestos” públicos sean coherentes con las conductas pri-
vadas, y viceversa (…) Construir una nueva civilización hu-
mana, liberadora, justa, solidaria, diversa y ecológicamente
sustentable no será una realidad si los cambios se limitan a
ser la contracara del capital, a dar vuelta la tortilla. Por ello
el reto no consiste en construir una contra-hegemonía, sino
de construir una cultura y conciencia políticas radicalmente
diferentes, superadoras de discriminaciones, jerarquizacio-
nes y exclusiones de cualquier tipo, y también de todo pen-
samiento, modos de vida y cosmovisión únicos”.107
El proyecto emancipador, a diferencia de la estrategia po-
lítica del proyecto contrahegemónico de las fuerzas de iz-
quierda, asume la política en un sentido más amplio, como
proceso de autoafirmación, lo que Helio Gallardo caracteri-
za como identidad autoproducida e irradiación de autoesti-
ma popular.108
“El tema nodal en el terreno de las hegemonías y emanci-
paciones —anota Ana Esther Ceceña— no es solo la domina-
ción, no es solo ni siempre la fuerza f ísica —que finalmen-
te puede ser enfrentada en su mismo terreno— sino, como
indicaba Gramsci, la capacidad de generar una concepción
universal del mundo a partir de la propia, de dominar a tra-
vés del consenso y de reproducir las formas de dominación
en los espacios de los dominados”.109

107
  Ibídem, pp. 130-131.
108
  Cf. Helio Gallardo: “Intervención en el VII Taller Internacional so-
bre Paradigmas Emancipatorios, La Habana, marzo 2007, www.helioga-
llardo-americalatina.info.
109
  Ana Esther Ceceña: “Introducción”, Hegemonía y emancipaciones

87
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Estas reflexiones son parte de un acumulado de las luchas


y resistencias del movimiento social popular en la región y el
mundo que deben ser procesados por el pensamiento críti-
co, emancipatorio, revolucionario en Cuba. Los aportes que
hagamos para hacer viable el socialismo cubano ante los co-
losales desaf íos que asumimos, para que sean congruentes
con los sentidos éticos y políticos acumulados por la Revo-
lución Cubana, deben, a nuestro juicio, poner los pies en la
tierra para ejecutar acciones imprescindibles en la esfera la-
boral-productiva y organizativo-económica en general, que
hagan viable y sostenible económica y ambientalmente el
proyecto revolucionario cubano en el siglo xxi, pero, como
sugerimos con anterioridad, hay que estimular al máximo y
crearle condiciones de posibilidad a los intentos e iniciati-
vas, sobre todo de las nuevas generaciones, de sentir/pen-
sar/imaginar/construir/impulsar otros futuros no-capitalis-
tas.110 El imaginario que en ocasiones aparece como sentido
común presupone la naturalización tanto del Estado como

en el siglo xxi, Ana Esther Ceceña Coordinadora, Consejo Latinoameri-


cano de Ciencias Sociales, Colección Grupos de Trabajo, Buenos Aires,
2004, p. 8.
110
  Otra interesante visión compartimos con Ana Esther Ceceña: “para
ser anticapitalista hay que partir de lo que es el capitalismo, estar pen-
diente de cada uno de los pasos que da para situarse en función de estos,
y dar pasos propios. Cuando yo hablo de movimientos no capitalistas,
por supuesto tienen en cuenta en el sistema en que están y del que es-
tán saliendo, pero no en un sentido puntual, inmediato; sino desde una
postura de rechazo: este sistema no es el que nos corresponde. Tenemos
una visión del mundo distinta y en función de esta construimos algo
diferente –afirma la autora mexicana. Por un lado, se tiene que pensar la
institucionalidad de manera distinta, no solamente confrontar la capita-
lista; sino pensar desde otro lado cuáles son las estructuras de organiza-
ción, cuáles son las estructuras o las formas de resolver los problemas de
reproducción de la vida; por ejemplo, cómo se organiza aquello que en
el capitalismo se llama lo económico. ¿Se mantiene como una dimensión
aparte y específica, o se integra a la vida misma? (Alejandro Ramírez An-
derson, Mónica Rivero: “Paradigmas para la emancipación”, Crónica del
10mo. Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios, La Haba-
na, 8-11 de enero 2013, www.cubadebate.cu, 16 Enero 2013).

88
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

del Mercado (al que se le identifica por lo general como mer-


cado capitalista). Si nos encaminamos a rectificar la estata-
lización extrema que se conformó bajo peculiares condicio-
nantes históricas en nuestro país, no será la absolutización
del principio mercantil la solución adecuada para resolver la
hipertrofia ocurrida, desde los intereses y las aspiraciones de
las mayorías.
Unido a las vías en curso sobre el perfeccionamiento em-
presarial estatal, de primer orden en la estrategia de actua-
lización del modelo, se hace necesario consolidar espacios
permanentes de intercambio y socialización de experiencias,
no solo en los aspectos técnicos y legales, sino políticos, cul-
turales y civilizatorios, entre los actores que se vinculan tanto
al nuevo modelo de empresa estatal pública, abierta a nove-
dades tecno económicas y organizativas que pretenden des-
pegarlas del paternalismo estatalizante improductivo, como
de las formas de economía no estatales emergentes en Cuba
(privada, personal, usufructuaria, arrendataria y cooperati-
va), y crear condiciones para el despliegue de la economía
popular y solidaria en los territorios, la que incluye sectores
cooperativistas, asociativos y comunitarios. Todo ello requie-
re de un marco político de organización, entendiendo por tal
los intereses de clase representados en el Estado, y no los del
aparato burocrático inmanente.
El socialismo cubano marcha hacia un modelo con diver-
sidad de formas de propiedad y gestión, en el que se man-
tiene como centro la propiedad estatal (alejarnos de la pro-
piedad estatal en nuestro caso es el suicidio), pero a la vez
liberar el autoempleo, la pequeña y mediana propiedad pri-
vadas y sobre todo las cooperativas no solo en el agro, sino
urbanas: industriales y se servicios.
En estos procesos, será estratégico el esfuerzo por desle-
gitimar tanto el imaginario mercantil de tipo capitalista (sin
demonizar el mercado en general), como la estatalización
extrema de la sociedad (que es una alternativa errónea a

89
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

superar), abrirnos a referentes civilizatorios latinoamericanos


(Buen Vivir, por ejemplo), de acuerdo con las características
psicosociales de nuestra gente, también a otros referentes al-
ternativos en todo el mundo. Pero sobre todo, abrirnos a la
libre creatividad asociativa de cubanas y cubanos. Enfrentar
con realismo lo que podemos y debemos hacer hoy, sin aban-
donar la formación anticapitalista, antipatriarcal y por formas
de producción y reproducción de la vida ajenas a la lógica del
capital.
La alternativa que consideramos congruente con la re-
construcción hegemónica implica mantener lo ya realizado
en materia democrática popular, que desbordó el Estado
republicano hacia un modelo hegemónico que incluya for-
mas más dinámicas y sustantivas de ejercicio de la ciudada-
nía política vinculada a la pluralidad y diversidad de gestión
económica-productiva y social, en los marcos de la opción
socialista y en vínculo con los procesos que se están desarro-
llando en países como Venezuela, Bolivia y Ecuador y otros
que se apartan de la lógica neoliberal en el continente, en los
que se amplían las funciones del Estado con el poder electo-
ral y el poder ciudadano. Pero por supuesto se requiere un
balance de fuerzas y de poder para realizar esta tarea.
Los nuevos conceptos inherentes a la Actualización del
modelo económico y social deben estar acompañados de
una constante obra de reforma moral e intelectual de la
sociedad. Todas las necesidades que plantea la reinserción
mercantil no tienen que ser apologetizadas como virtudes
en sí mismas. Tampoco rechazadas a nombre de una etici-
dad abstracta, sino, para decirlo de alguna manera, “domes-
ticadas”, reguladas por el Estado y la sociedad en su conjun-
to. La lógica del mercado presenta no pocos obstáculos a
la teoría emancipatoria: asumirla presupone encontrar los
modos idóneos de encauzar la voluntad humana social, que
delimite su entorno, para que la equidad posible, la justicia
y la convivencia no se devalúen como supuestas “expecta-

90
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

tivas irracionales”. En relación a las formas no estatales de


propiedad y gestión, especialmente las cooperativas que se
diversifican, hay que hacer coincidir un modelo de gestión
económica sólido, que sea rentable, que se autofinancie con
capital de trabajo propio y a la vez generar solidaridad, be-
neficio humano a lo interno de la entidad (no solo a los coo-
perativistas, sino a los fundadores de la cooperativa y a los
jubilados porque siguen siendo aportadores de experiencias,
trabajo y valores humanos) y del entorno comunitario, social
en que está inserta.
En consecuencia, la actualización económica y social
comporta una significativa dimensión ideológica (no una
ideologización impostada, externa, que marche a contrape-
lo de la vida), la cual tiene que ser estimada y consensuada
de manera diáfana a escala de toda la sociedad, por cuanto
atañe a sus intereses más cardinales. La pluralidad de inte-
reses y aspiraciones genera actitudes y valoraciones diversas
en este proceso. Ello manifiesta la necesidad de avanzar en la
creación de sucesivos consensos que renueven los objetivos
y perfeccionen la obra implementada.
Una vez más, desde el contexto cubano, hay que apelar
a la idea de proceso, de continuidad y ruptura. En el cami-
no de nuestra liberación y nuestras emancipaciones hay
un acumulado práctico y simbólico. Asumir lo positivo del
proceso previo (vivir en solidaridad y con altos índices de
equidad, libre de la dominación imperial y oligárquica), es
condición de los cambios en curso y los venideros, así como
en los inicios de la Revolución se utilizaron los cimientos de
la sociedad anterior, resignificados. Hay que tomar todos los
elementos positivos, desechar y suplantar los negativos por
otros.
La política (me ha comentado metafóricamente mi amigo
argentino Félix Cantor) es el arte de construir relaciones de
fuerza que permitan nuestro viaje a “Alaska”… Esto abarca
la utopía, el objetivo, visibilizar los oponentes, el camino y

91
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

la auto-organización de las mayorías. Se trata siempre de


convocar y juntar la mayor cantidad posible de voluntades
para sustentar un proyecto social. Supongamos que nues-
tro proyecto (el nuestro, que “siempre es el mejor”) 111 indica
con precisión meridiana que hay que ir “hacia Alaska”. Pues
bien, ahora nos encontramos con que a algunas personas
les parece mejor Tanzania, a otras la Patagonia, a las de más
allá Escocia y, ¡horror! demasiadas otras consideran prefe-
rible quedarse donde están, esperando que caiga maná del
cielo (algunos porque intuyen que eso “bueno” que estaría
en Alaska incluye una cuota de esfuerzo productivo y otros
porque dif ícilmente logren alcanzar en Alaska las alturas
cálidas que habitan donde están). Partiendo entonces de la
premisa de que el tamaño también importa, todo proyec-
to transformador debe establecer las acciones a emprender
para atraer, coagular y reorientar hacia “Alaska” a las ma-
yorías populares que se requieren para hacer su propia his-
toria. En nuestro caso, se trata de, junto a los procesos de
renovación tecno-económica y de gestión productiva y re-
productiva de la vida, co-construir una matriz política, ética
y simbólica, que permita integrar el mundo del trabajo y el
de las iniciativas protagónicas en la esfera social y pública,
sin exclusiones, dando cabida a todas las demandas eman-
cipatorias, libertarias y de reconocimiento (de géneros, se-
xuales, raciales, religiosas, etc.) en las nuevas condiciones
de la sociedad cubana. Sin perder la diversidad, en medio
de ella, pero no atomizada y desarticulada, rearmando los
vínculos ontológicos entre sociedad civil y sociedad política
para abrir paso a un socialismo posible y justo, que no pre-
tende afirmarse como antípoda absoluta del pasado en un
plazo histórico predeterminado, que ya no será visto como

111
  El antídoto para superar los posibles vicios elitistas del vanguardis-
mo iluminado radica en romper los estancos entre lo social y lo político
y asumir la existencia de un proyecto compartido, co-construido.

92
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

una “etapa” o un fin preestablecido, sino como parte de las


transiciones complejas, zigzagueantes y contradictorias de
las alternativas políticas y civilizatorias prosocialistas frente
al mundo del capital globalizado.
Unido a lo anterior, estimular el perfeccionamiento del
poder popular (sin tutelas inoperantes que inhiban su efec-
tivo despliegue de gobierno), las asociaciones comunitarias
cooperadas, auto-organizadas y auto-gestionadas desde las
bases, capaces de resolver las necesidades de sus miembros,
y de interactuar (horizontal y verticalmente) con las organi-
zaciones sociales, gubernamentales y estatales existentes en el
territorio y a escala provincial y nacional. Estos procesos no se
pueden visualizar al margen de la lucha hegemónica, por lo que
los límites éticos y políticos están planteados en la medida en
que no hay que verlos como auto-organización libre de sectores
contra-revolucionarios, estimulados por las estrategias inter-
vencionistas de Estados Unidos para la recolonización imperial
de Cuba, en caso de que se manifiesten bajo nuevas formas en
el marco de la normalización de las relaciones diplomáticas.
Otra cosa es que lo contra-revolucionario no puede ser definido
a priori como resultado de una mirada dogmática, una politi-
zación vulgar de los debates ideológicos, ni desde una unívoca
definición de lo que es o no contrarrevolucionario, que nivela la
diversidad de propuesta sobre la base de un ideologema formal.
Más allá de las propuestas de diversidad del sistema
económico-productivo y de las novedades planteadas
en los sistemas de gestión de la propiedad social, urge es-
tudiar los derroteros posibles para la reconstrucción hege-
mónica socialista. No hay cambio económico profundo sin
cambio político-cultural que se exprese en todas las esferas
de la vida social, para que haya cambios institucionales acor-
des, correspondientes.
Por otra parte, se hace necesario contextualizar las po-
lémicas filosófica-políticas de la izquierda durante el siglo xx
(los reformismos, el paradigma del partido-vanguardia, el

93
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

consejismo y la síntesis gramsciana de la hegemonía),112 y


la recepción de esas fuentes en América Latina y el Caribe
(incluyendo a Cuba), asumiendo que ninguna posición por
sí sola puede ser “trasladada” para impulsar por sí misma la
emancipación de nuestros pueblos, ya que es preciso “deve-
lar las diferentes capas en que nos ha envuelto un sistema de
dominación que violentó y sometió los territorios, la econo-
mía, las relaciones de trabajo y también, en cierta medida, la
cultura, las mentalidades, los modos de vida, las lenguas, las
prácticas sociales y las cosmovisiones, con las que se entabló
una intensa batalla que no acaba por resolverse. Este pensa-
miento que no puede soslayar, porque es su abrevadero, la
larga historia de las resistencias y los abigarramientos que
emanan de una praxis barroca y tensionada; de un proce-
so de confrontación y constitución societal contradictorio
protagonizado por los diversos sujetos de la dominación y la
resistencia que se entrecruzan en conflictos y mestizajes”.113
Habría que agregar a la extensa lista de fuentes para revisitar
desde el contexto cubano, nuevas inspiraciones como el “man-
dar obedeciendo” de los zapatistas y el “poder obediencial” de
Evo Morales que devienen antídotos —ajustados a las caracte-
rísticas cubanas— para la burocratización estatal, y estimulan la
actualización y desformalizacion de las prácticas y los discursos
de las organizaciones políticas y sociales.
La sociedad cubana está en movimiento, de acumulación y
de nueva creación social, de cambio de paradigmas. Ese mo-
vimiento desecha lo que traba, lo obsoleto, lo que ha dejado
ya de ser funcional. Se ha ido generando desde abajo una con-
112
  Ver Wilder Pérez varona: “En torno a la Revolución (de Octubre):
polémicas teórico-políticas de la izquierda en los años 20. Los aportes
de Antonio Gramsci. Su significación en las luchas contra-hegemónicas
en América Latina y el Caribe”, Conferencias para diplomado Marxismo
y pensamiento emancipatorio en América Latina, Centro de Estudios de
El Salvador, Fondo Instituto de Filosof ía, La Habana, 2015.
113
  Ana Esther Ceceña “De saberes y emancipaciones”, Observatorios
Latinoamericano de Geopolitica, México, D.F., 2009, p. 1.

94
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

vocatoria nacional a realizar un nuevo diseño de país. Apare-


cen nuevos desafíos políticos y teóricos que en el plano utó-
pico liberador tenemos el deber de asumir y resolver: cómo
enrumbar la construcción económico productiva del país, y
sus expresiones en la esfera político-constitucional, que apor-
te soluciones concretas a los problemas de la vida cotidiana
de las personas y las comunidades, subvirtiendo y superando
dogmas, estereotipos y mentalidades obsoletas que afianzaron
el formalismo burocrático, el paternalismo estatal y el igualita-
rismo improductivo y, a la vez, mantener y elevar a una nueva
calidad la perspectiva antisistémica, que apueste por resignifi-
car en esos nuevos escenarios los sentidos anticapitalista, an-
tipatriarcal y por relaciones de producción y reproducción de
la vida no depredadoras, para que, desde la cotidianidad de las
luchas, Cuba siga siendo un referente de solidaridad y combate
por otra civilización que deje atrás la barbarie excluyente, pa-
triarcal, discriminatoria y depredadora del capital.
Mirando a Cuba, cualquiera de esos cambios, incluidos
los constitucionales, deben hacerse para garantizar en las nue-
vas condiciones las conquistas alcanzadas por el pueblo, los ni-
veles de sociabilidad humanista. De ahí no es posible retroceder,
cambiar todo lo que trabe la continuidad del despliegue de la
calidad de vida, el sostenimiento de la soberanía, etc. No po-
demos desconocer que este proceso de cambio es y será ace-
chado por poderosas fuerzas externas (incluidas las epistémicas
y culturales) que influirán en cualquier movimiento que exista
para tratar de reorientar a la sociedad cubana hacia el capitalis-
mo (no cualquier capitalismo, como sabemos) En este sentido,
la construcción (y autoconstitución) de los sujetos sociales que
corresponden a las tareas a realizar y al sostenimiento político
de la nueva situación en desarrollo, presupone:

•• Asegurar el flujo de información, general y particular,


fundada, abarcativa de los fenómenos tratados; necesaria
para las tareas a encarar.

95
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

•• Generar los canales que faciliten la circulación mul-


tidireccional de la información y los conocimientos
necesarios; estimulando el diálogo y las decisiones
consensuadas, y erradicando las tendencias fáciles de
“perfeccionamiento del monólogo”.114

Es necesario aclararnos colectivamente los objetivos inme-


diatos y mediatos, estratégicos de las transformaciones. Los
hechos tácticos tienen que demostrar que el camino se va
efectivamente recorriendo, como forma de verificar lo acer-
tado de la estrategia, por un lado, y como forma de cons-
trucción real de hegemonía. El paso del tiempo sin que se
manifiesten prácticamente las modificaciones estructurales
—económicas, institucionales y legales—, atenta contra la
posibilidad de generar confianza en el proceso, impide la in-
corporación protagónica de las personas y colectivos al pro-
ceso de cambio y facilita la actividad conservadora o regre-
siva de los sectores que desde el exterior buscan aliados para
promover alternativas capitalistas o de quienes apuestan por
el mantenimiento del modelo obsoleto.

114
  El país vive la amenaza permanente de ser reconvertido por la es-
trategia imperialistas en toda la línea (al menos es una opción histórica,
no es un camino inevitable, porque nada lo es mientras haya lucha) El
temor justo a que eso suceda obliga a aguzar las sensibilidades y los pen-
samientos. Pero da pie también a formulas viejas de intolerancia. Des-
lindar entre lo que apunta (consciente o inconscientemente) a favor de
la recolonización gringa y las discrepancias múltiples con los propios
errores y déficits del proyecto es un deber patriota y revolucionario. No
siempre se logra. Silvio escribió una aparentemente sencilla canción que
alerta en sus dos últimas estrofas:
Para pronunciar el nosotros,
para completar la unidad,
habrá que contar con el otro
las luces y la oscuridad.
Es grande el camino que falta
y mucho lo por corregir.
La vara, cada vez más alta,
invita a volar y a seguir.

96
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

Lo que nos proponemos hoy apunta en el horizonte hacia


un reordenamiento profundo de nuestra sociedad y del ejer-
cicio del poder, tanto institucional como en las redes donde
este circula desde la sociedad civil (lo que supone un bloque
histórico popular renovado). Las condiciones serían:

•• Un estado que refleje (e interactúe con) la complejidad de


los nexos e instituciones económicas, sociales y políticas.
•• Relaciones sociales que se asientan en la noción de jus-
ticia social y equidad, basadas en la complementación,
reciprocidad y solidaridad, que integran lo político, lo so-
cial en general, lo cultural, lo económico, la producción,
las diversas formas de propiedad social, las instituciones
y la naturaleza.

A todas luces, nos adentramos en un escenario de dispu-


ta de sentidos (luchas epistémicas y políticas) en torno a la
democracia política, social y económica en los espacios de
transformación locales y nacionales, en el que el perfeccio-
namiento del poder popular y el empoderamiento popular
será una cuestión central. La conducción y la organización
política-cultural siguen siendo claves para la direccionali-
dad hegemónica. En este sentido debemos perfeccionar la
organización política (Partido) no solo como instrumento
de conducción y movilización, sino como ejemplo de la pro-
puesta de sociedad que defendemos.
El reto mayor, en una perspectiva de avance hacia el so-
cialismo, es la activación del libre movimiento de la socie-
dad, la sostenida devolución al organismo social de todas
las fuerzas absorbidas tradicionalmente por el Estado. Mas
este no es un acto contractual, ni comporta un antiestatismo
pedestre: es un proceso derivado de la constante socializa-
ción de la actividad humana en todas las esferas, de la cotidia-
nidad de la política. El Estado-nación continuará, durante un
tiempo histórico imposible de predecir, cumpliendo funciones

97
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

intransferibles, mientras impere la mundialización hegemo-


nizada por el capital y no accedamos a un nuevo internacio-
nalismo de los pueblos.
La efectiva socialización del poder deviene, así, imperativo
para la renovación del consenso y el marco más sólido y per-
manente desde el cual puedan ser fijados los límites sociales y
ecológicos del mercado en el futuro inmediato.
En síntesis, repensar la estrategia de orden cubana en fun-
ción del despliegue ininterrumpido de su capacidad democrá-
tica alternativa, tanto a los esquemas de la democracia liberal,
como al tipo de estatalidad conformada en el socialismo his-
tórico. En lo sucesivo se impone no solo el perfeccionamiento
de la representación y la participación, sino la búsqueda de
nuevas formas de representar e interesar como vía para la re-
novación progresiva del consenso, en correspondencia con la
pluralidad del sujeto que sustenta la opción patriótica y socia-
lista. Esto indica que el camino estratégico para la renovación
hegemónica pasa por la multiplicación y complementación
de los roles de la participación política.
En las actuales condiciones esa participación políti-
ca debe cuidar aún más lo que Valdés Paz cataloga como
obstáculos: la separación de roles profesionales (dirigentes/
dirigidos, funcionarios y no funcionarios, entre otros). “La
participación ha de ser efectiva –escribe el autor de El espa-
cio y el límite. Estudios sobre el sistema político cubano—, es
decir, de derecho pero sobre todo de hecho, lo que supone
una descentralización en el sistema político de facultades y
de “poderes discrecionales”, así como de los recursos finan-
cieros y materiales. Participar en el poder político implica
siempre un redistribución de poderes”.115
Pero la participación a que hacemos referencia va más
allá de la necesaria movilización social, se trata de un pro-

  Juan Valdés Paz: El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema


115

político cubano, Ob. cit., p. 152.

98
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

ceso político sustantivamente democrático, que incluye lo


procedimental sin reificarlo como sucede en la tradición
democrática liberal, un proceso múltiple y diferenciado que
supone fases o momentos que Valdés Paz sinteriza en los
siguientes: Voz, Consulta, Demanda y agregación de deman-
das, Propuesta, Decisión o toma de decisiones, Realización
o ejecución, Control democrático, Evaluación. “Como se
advierte —apunta el autor referido—, algunos de estos mo-
mentos se alcanzan antes que otros y todos pueden revertir-
se a lo largo del tiempo. En el proceso real, algunos tienen
mayor peso relativo que otros. Quizá el núcleo duro de este
proceso de participación sea el momento de la toma de de-
cisiones, pues en él se dirime la distribución de poderes y
atribuciones”.116
Para el sociólogo cubano, asociado al proceso de actua-
lización aparece una “vuelta a la municipalización” a la vez
que un desarrollo del tema comunitario. A su juicio estos
procesos ayudarían a potenciar “una nueva y más inmedia-
ta esfera que daría cuenta de las iniciativas del ciudadano
popular”.117 Al plantear la reconstrucción de la ciudadanía
destaca que la “multiplicidad de roles –primero espontá-
neos y después institucionalizados—propició que los ac-
tores pudieran transformar su subjetividad y derivar de su
práctica social, una cierta representación de la totalidad o
imago mundi, desde la cual ligarse emocional e intelectual-
mente con los procesos en curso y percibir sus intereses
vinculados al destino de la Revolución”.118 El autor coincide
con María del Pilar Díaz Castañón (Ideología y Revolución.
Cuba, 1959-1962, Editorial de Ciencias Sociales, La Haba-
na, 2001), quien describe a juicio de Valdés Paz el paso que
se da en los primeros años de una subversión política a una

116
  Ibídem, p. 153
117
  Ibídem, p. 222.
118
  Ibídem, p. 128.

99
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

subversión social como efecto del paso de la Revolución de


un poder político a uno social.119
Por último, el autor enfoca el tema de la sucesión del li-
derazgo de la generación histórica como proceso normal de
cambio y continuidad. “Si bien los cambios dependerán en
gran medida de los dirigentes cubanos, la continuidad de-
penderá de una sociedad unida y movilizada, innumerables
veces más, en la defensa y perfeccionamiento del socialismo
cubano.120 Para Valdés Paz la prueba histórica de la izquier-
da en Cuba dependerá del acrecentamiento de su legado por
las nuevas generaciones. “Dicho de otra manera: volver a ser
la excepción histórica de una Revolución que no termine”.121
Siempre que el bloque histórico de la Revolución manten-
ga y renueve su hegemonía y se agucen los sentidos sociales
críticos sobre las verdaderas consecuencias que tendría para
Cuba la restauración de la Ley y el Orden del capitalismo
(neoliberal),122 no habrá que temer a la consecución de las re-
119
 Ibídem.
120
  Ibídem, pp. 215-216.
121
  Ibídem, p. 216.
122
  De la doble moral burguesa escurren los discursos más absurdos.
Sus “instituciones” operan como brigadas especializadas en secuestrar y
extorsionar a los pueblos. Con sus “leyes”, “reglamentos” y “decretos” al
servicio del vampirismo oficializado, golpean los salarios, los patrimo-
nios y el estado de ánimo de los trabajadores. Las “instituciones” suelen
consagrarse a perfeccionar modelos de usurpación y control cada día
más odiosos e insoportables. Se trata de una especie de cárcel pública
perfeccionada por los “funcionarios” para ahogar a los pueblos en pala-
brería legaloide, impuestos irracionales, prohibiciones asfixiantes, mul-
tas, sanciones, retenciones… inclementes, injustas, devastadoras. Dicen
que eso es por “bien del pueblo”, dicen que eso es “justicia social”, dicen
que eso es el “progreso”, la “democracia” y el “cambio”. A quien lo ponga
en duda le tocan palos, persecución, golpizas y muerte. ¿Hace falta citar
ejemplos? (…) La “ley” y el “orden” burgueses tienen al menos dos sig-
nificados básicos en plena lucha de clases mundial: para los “patrones”
significa garantía de impunidad (fueros, tráfico de influencias, alianzas
con gobernantes “preciosos”) y para los trabajadores significa explo-
tación diversificada (miseria, desamparo educativo, crisis de vivienda,
salud y cultura). Las “instituciones” de la burguesía, en todas partes,
operan como brazos ejecutores de vigilancia y sanción que amordazan

100
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

formas, ni al lugar en ella asignadas a las distintas formas de


propiedad y gestión social necesarias, no solo la empresa esta-
tal socialista descentralizada, y el sector presupuestado en sus
diversas modalidades de gestión, sino también el autoempleo
(cuentapropismo), las privadas en sus magnitudes y esferas
admitidas y las mixtas asociadas con el capital extranjero. Si
de lucha civilizatoria anticapitalista real se trata habrá que li-
gar siempre las políticas económicas al estado de la correla-
ción de fuerzas políticas en el plano nacional, valorar sus posi-
bilidades de avance, ensanchamiento y posibles correcciones
extraeconómicas, políticas que se requieran en los escenarios
actuales, de medio y largo plazo.
La especulación posmercantil, al menos en el futuro previsi-
ble, es una espada de Damocles para la viabilidad estratégica de
la alternativa socialista. Por otra parte, la deificación del mer-
cado como principio de organización de la sociedad no será
jamás una actitud coherente con la acción anticapitalista y el
pensamiento antisistémico de nuestra época. La manera en que
el socialismo incorpore la diversidad de formas de propiedad
y gestión y domestique al mercado (para evitar su crecimiento
capitalista descontrolado como especie depredadora de la co-
laboración social y las solidaridades), no se develará apriorísti-
camente de ningún modelo teórico. Será, a la postre, un resul-
tado del protagonismo de los actores populares enfrascados en
la consecución de dicha alternativa, cuya participación real en
todos los asuntos de la sociedad, incluida las decisiones funda-
mentales, irá resolviendo de manera práctica los misterios que
hoy la teoría emancipatoria no ha podido descifrar.

y reprimen cualquier iniciativa transformadora. Los pueblos trabajan


hasta deslomarse y morir mientras los oligarcas se enriquecen y gozan
de todas las comodidades. Y los “jefes” políticos cobran sueldos desco-
munales que se pagan con los impuestos que le saquean a los pueblos.
(Fernando Buen Abad Domínguez: “Esquizofrenias burguesas “institu-
cionales para el saqueo y la explotación. Poética de la autodefensa. Oa-
xaca, “La Ley” y “el Orden”, www.rebelion.org, 27-07-2015).

101
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Antonio Aguiló y Ester Massó en su texto Otras economías


son posibles nos recuerdan “una verdad incómoda para el ca-
pitalismo y el patriarcado: alrededor del mundo encontramos
ideas y prácticas económicas que ponen en tela de juicio el
capitalismo y sus formas de sociabilidad (individualismo po-
sesivo, clasismo, consumismo, explotación, etc.). Sus prota-
gonistas son hombres y mujeres que participan en experien-
cias de producción, distribución y consumo al servicio de un
imaginario económico y ambiental inscrito en un horizonte
poscapitalista y posdesarrollista. Se trata de iniciativas con
diferentes implicaciones organizativas, políticas y relaciona-
les que abarcan campos tan diversos como cooperativas, mo-
vimientos de comercio justo y solidario, bancos del tiempo,
agricultura campesina, economías del cuidado, mercados de
trueque, economías ecológicas, redes de intercambio, econo-
mías del don y la gratuidad, asociaciones de ocio, economías
del decrecimiento, etc”.123
Para Cuba, la necesidad de abrir nuevos espacios al merca-
do, conjugado con la planificación de alcance social, supone
la búsqueda e implementación de nuevas formas de regula-
ción por parte del Estado. Se abren también nuevos desa-
f íos: superar la linealidad Estado-mercado, hallar fórmulas
nuevas de socialización de la producción y la reproducción
de la vida, de la política, modos aún no experimentados de
intercambios (el trueque no mercantil), la (re)distribución,
la autogestión comunitaria, el cuidado del territorio, la ges-
tión cooperativa plena, variantes de economía solidaria, de-
mocracia económica y control popular y ciudadano y otras
iniciativas que han sido sistemáticamente devaluadas por
los paradigmas económicos habituales en la nueva fase de
“otredad” mercantil.

123
  Antonio Aguiló y Ester Massó: Otras economías son posibles,
www.diariodemallorca.es/opinion/2013/05/08/economias-son-posi-
bles/844006.html, p. 1.

102
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

No autolimitar la imaginación emancipadora: pensarnos,


articularnos a nivel local, provincial y nacional como red de
trabajo cooperado y solidario.124 Explorar todas las posibi-
lidades de intercambio, participación y gestión de la vida.
Esquivar tanto la rutina economicista, tecnocrática y buro-
crática, como el acomodamiento de las prácticas económi-
cas emergentes a los sentidos comunes de la dominación. Si
bien para la cultura cubana actual el referente del Buen vivir/
Vivir bien pudiera ser una copia sin asidero en nuestro sico-
logía, sí debemos apostar como horizonte humanista de las
transformaciones a la Vida en el centro y el trabajo asociado
en torno a ella.125 Lo que implica asumir el enfoque feminista
de la multidimensionalidad de las necesidades humanas, sus
expresiones objetivas y subjetivas, más allá de las constreñi-
das por la economía habitual.
En nuestras condiciones, Raúl Castro ha colocado el pro-
blema principal: “Hay que situar la economía a la altura del
prestigio político que esta pequeña isla del Caribe ha con-
quistado gracias a la Revolución, al heroísmo y a la capacidad
de resistencia de nuestro pueblo. La economía es la principal
asignatura pendiente y tenemos el deber de encarrilarla de-
finitivamente hacia el desarrollo sostenible e irreversible del
socialismo en Cuba”.126 Mas no se trata de un camino en el que

124
  El término fue propuesto por Georgina Alfonso Gonzalez como
parte de la labor realizada desde el Grupo Galfisa del Instituto de Filoso-
f ía en el acompañamiento a diversas experiencias de gestión no estatal
en Centro Habana y La Habana.
125
  De la intervención de Dayma Echevarría León en Encuentro sobre
economía feminista, organizado por Galfisa, y la Editorial de la Mujer de
la FMC, Fondo Galfisa, 2014.
126
  Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del IV Período Ordina-
rio de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, en el Palacio de Convenciones, el 20 diciembre de 2014, “Año
56 de la Revolución”, Granma, internet@granma.cu, 20 de diciembre de
2014.

103
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

se tangan todas las certezas de antemano: “Si bien hemos con-


tado con el legado teórico marxista leninista, donde científi-
camente está demostrada la factibilidad del socialismo y la ex-
periencia práctica de los intentos de su construcción en otros
países —expresó Raúl—, la edificación de la nueva sociedad
en el orden económico es, en mi modesta opinión, también
un trayecto hacia lo ignoto —hacia lo desconocido—, por lo
cual cada paso debe meditarse profundamente y ser planifica-
do antes del próximo, donde los errores se corrijan oportuna
y rápidamente para no dejarle la solución al tiempo, que los
acrecentará y al final nos pasará la factura aún más costosa”.127
Los sentidos éticos, políticos y civilizatorios del debate
económico que vive Cuba adquieren una enorme trascen-
dencia no solo para la Revolución, sino para el conjunto de
experiencias alternativas que se configuran en Latinoaméri-
ca y el Caribe en el siglo xxi. En el Encuentro Nacional de
Educadoras y Educadores Populares en La Habana en 2010
dijo Frei Betto: “Quizá ustedes no sepan que es un hecho
biológico que las águilas pueden vivir setenta años como
máximo. Pero cuando llegan a los treinta o cuarenta, pro-
penden a la muerte porque sus garras y su pico ya no son
fuertes para destrozar las carnes con que se alimentan. Y
cuando sienten que pueden morir, vuelan hacia lo alto de
una montaña y se arrancan las garras y el pico. Esperan me-
ses allí, hasta que les vuelven a salir. Así viven otros treinta
o cuarenta años más. Hoy el águila es Cuba (…) Bueno, yo
creo que la Revolución cubana está viviendo un momento
crítico, un momento de cambios. Primero hay un cambio en

127
  Raúl Castro: “Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl
Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la
clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legis-
latura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Con-
venciones, el 18 de diciembre de 2010, “Año 52 de la Revolución”, http://
www.cubadebate.cu/especiales/2010/12/18/raul-castro-discurso-en-la-
asamblea-nacional/#.Vcd3OEDQLFw.

104
PARTE I. LOS SENTIDOS ÉTICOS, POLÍTICOS Y CIVILIZATORIOS....

el mundo. Estamos pasando de la modernidad a la posmo-


dernidad. Significa que estamos pasando de un paradigma
racional hacia un paradigma de mercado. Segundo, vivimos
en un mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal.
Y tercero, el hecho de que Cuba sea una isla multiplicada
por cuatro. Una isla geográfica, una isla por ser el único país
socialista de la historia de Occidente, una isla por el bloqueo
de los Estados Unidos y una isla por el desplome de la Unión
Soviética. Entonces, Cuba necesita cambios, pero no para
volver al capitalismo, sino para mejorar el socialismo. Es un
poco esta metáfora de que Cuba tiene que saber renovar sus
alas y su vuelo. Y para eso, mucho más importante que los
cambios económicos son los cambios espirituales”. 128
Apurémonos en convertir todos los espacios y tiempos en
nuestra labor cotidiana en procesos de aprendizaje político y
acción colectiva para preguntarnos qué podemos aprender
de unas y otras perspectivas y experiencias. Se necesita pro-
fundizar la revolución epistemológica que integre conoci-
mientos científicos, saberes populares y sabidurías experien-
ciales en función de la reproducción ampliada de la vida y de
la diversidad de formas de gestión cooperada y solidaria, que
llegue a hacer superflua la aspiración al retorno del tiempo
capitalista para Cuba. En otras palabras: saberes articulados,
procesuales, solidarios, “con todos y todas, en cualquier lu-
gar y en cualquier momento”. Que cada cual traiga lo suyo
para la producción de sentidos y la construcción teórica de
la lucha emancipatoria por un socialismo posible, próspero
en el sentido martiano y sostenible, en correspondencia con
la pluralidad del sujeto que sustenta la opción patriótica y
socialista.

128
  “En el nombre político del amor. Entrevista con Frei Betto” (Mónica
Baró), Caminos, Revista Cubana de Pensamiento Socioteológico, No. 70-
71, 2013-2014, p. 88.

105
» Parte II. Ensanchar
el corredor cultural crítico
del no capitalismo en Cuba
La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y unilaterales
que un objeto es nuestro solamente cuando lo tenemos
—cuando existe para nosotros como capital,
o cuando es directamente poseído, comido, bebido,
usado, habitado, etc., en fin, cuando es usado por nosotros.
Carlos Marx

La novedad conceptual implícita en el proceso de Actualiza-


ción del modelo económico y social en Cuba, y su impacto
en la noción que sobre el socialismo se ha acendrado en la
teoría y el imaginario social, genera obstáculos epistémicos
y cosmovisivos que deben ser estudiados y debatidos a pro-
fundidad desde la filosof ía y las ciencias sociales y humanís-
ticas. Desde el sisma de los 90 y aun en nuestros días, una
serie de estereotipos sobre lo socialista conformados a lo
largo del proceso están siendo sometidos a debate y crítica.
A ello se suma, en lo adelante, la crítica a las visiones neo-
liberales hegemónicas a nivel global con las que será nece-
sario polemizar cada vez más con argumentos renovados y
profundos. Para enfrentar ambos retos se impone la suspen-
sión provisoria de las concepciones habituales sobre el so-
cialismo: única manera de visualizar las formas emergentes
de socialidad resultante de los cambios. No para subsumir-
los en una lógica regresiva o acomodaticia, sino para afirmar

107
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

la voluntad presente sin ataduras conceptuales que le creen


incongruencias a la práctica e intentar desbloquear el futuro
de la opción socialista en las condiciones venideras.
Por concepciones habituales de socialismo, en este caso,
asumimos la que tuvo como presupuesto considerar lo al-
ternativo como lo ya realizado y la posibilidad real como
realidad desplegada, a despecho del tiempo, modo y lu-
gar que impedía distinguir la aspiración de la realidad. El
error consistió en otorgar los rasgos de un proceso interfor-
macional, aun no desplegado en su integridad, sin adecuada
categorización y estudio, al socialismo como tal, cuya pleni-
tud supone el predominio de una efectiva socialización de la
producción y de la política, garantía para la plena dignifica-
ción humana.
Proponemos algunas pistas teórico-críticas sobre el so-
cialismo histórico como coordenadas o pautas que hagan
inteligible su itinerario. Tenemos que concebir al socialis-
mo bajo la impronta del desarrollo histórico, lo que significa
aprehenderlo desde la triada de historicidad, dialectización
y contextualización de dicho itinerario. En consecuencia,
Rusia poseía las condiciones para que se deformara la alter-
nativa al capitalismo. Para Rusia, la estatalización represen-
tó un paso de avance, en lo que concierne a la actualización
civilizatoria alternativa al capitalismo occidental. Esto era
casi imposible de realizar de otra manera. Sin embargo, en
la línea general del desarrollo, al estar inmaduros los suje-
tos sociales, incluido el Estado, la correspondencia entre las
fuerzas productivas y las relaciones de producción no cons-
tituyó tal avance con la conversión del Estado en “empre-
sario universal”, el cual se desvinculó de lo que podía haber
sido su contrapartida de poder. La solución de continuidad
no dio como resultante una genuina antítesis del capital.
El dominio político tiene por base el ejercicio de una fun-
ción social, y puede mantenerse mientras exprese esta
función. En consecuencia, la función social inherente al

108
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

Estado-empresario universal, cuando se separa de la socie-


dad civil popular, pierde su legitimidad en el tránsito pre-
visto hacia la nueva estrategia de orden propia del “no Esta-
do socialista”, en la cual se hace superflua la vieja condición
burguesa de representante plenipotenciario de la sociedad.
Paradójicamente, en los socialismos reales (por debilidad de
la participación política real de los trabajadores) se fue cons-
truyendo (paralelamente a la sociedad que subvirtió las rela-
ciones burguesas precedentes) una especie de sociedad “sa-
trápica”, en la que no prima la privacidad de propiedad, pero
se fueron garantizando patrimonios independientes que en
última instancia abonaron el terreno para un proceso de pri-
vatización a largo plazo y de anexión económica, siempre
que garantice un mínimo de posibilidad de ejercicio político
y económico de poder a la cúspide dominante.
La aspiración a que el Estado sea reabsorbido por la so-
ciedad —concepto límite positivo de toda alternativa socia-
lista desde la Comuna de París1 y fundamento básico de la
construcción teórica de la lucha emancipatoria—, no puede
sustituir el hecho cierto de que el Estado alternativo apare-
ce como organización general de la propia sociedad, como
mediación política necesaria. Retomando una reflexión de
Daniel Bensaid, Wilder Pérez Varona recuerda que “Marx
pensó la política revolucionaria, no como nueva “tecnolo-
gía institucional”, sino como acontecimiento (guerras, cri-
sis y revoluciones) e invención de formas, en particular por
1
  La experiencia de la Comuna va a ser resaltada por Marx, Engels y
Lenin no solo como primera experiencia de destrucción de la vieja ma-
quinaria estatal, sino por la capacidad e iniciativa de su sustitución por
lo que llamaron un nuevo tipo de Estado y de poder, ejercido directa y
orgánicamente por el pueblo. Un Estado, en consecuencia, “que ya no es
propiamente un Estado”, un “no-Estado”, en cuyas formas nuevas estaban
latentes las bases del proceso mismo de su extinción. En los materiales
preparatorios de El Estado y la revolución, Lenin apunta: «“La Comuna
no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra” (y ¿qué era,
pues? por lo visto, ¡una forma de transición del Estado al no-Estado!)».
(Obras completas, Editorial Progreso, Moscú, 1986, t. 33, p. 171).

109
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

quienes son excluidos de la esfera estatal a la que el pensa-


miento burgués limita la política profesional”.2 Los desarro-
llos de las alternativas históricas de ruptura a partir de la
Revolución de Octubre estuvieron marcados por los inten-
tos de aplicar esa concepción de Marx en medio de nuevos
derroteros de las luchas de clases en Europa y de límites sis-
témicos que hicieron muy dif ícil armonizar movimiento de
lucha e institucionalidad alternativa.
Al criticar la restauración estalinista de la forma de Esta-
do adoptada en el socialismo real hay que tomar en conside-
ración que las ideas originales de la democracia directa, y del
no Estado, se enfrentaron a la complejización de las socieda-
des contemporáneas. El rescate de la política como estrate-
gia de orden estatal, como esfera especial, como democracia
formal, llegó por la vía de los reformismos del siglo xx. La
estadolatría negativa, el “gobierno de los funcionarios” que
precedió el descalabro histórico del socialismo real, refle-
jó también las necesidades insatisfechas de una mediación
política no hallada, cuyo espacio de poder fue detentado
por la deformación estamentaria conocida de dicho sistema
político.
En esto reside, en gran medida, la fuerza relativa del li-
beralismo político, el cual ha podido sostener —no solo me-
diante la coerción, sino por la reproducción de un consenso
que involucra a los propios sujetos excluidos de la democra-
cia— una forma política que satisface representativamente el
poder de los núcleos clasistas dominantes. No ha sucedido
lo mismo con la representación y el ejercicio del poder de
las clases subalternas en las experiencias socialistas del Este.
Parece que todavía, como en tiempos de Marx, “tendrán que
pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos his-

2
  Wilder Pérez Varona: Marx: política y enajenación, Tesis en opción
del grado de doctor en Filosof ía, Fondo Instituto de Filosof ía, La Haba-
na, 2016, p. 5.

110
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

tóricos, que transformarán completamente las circunstan-


cias y los hombres”.3
El déficit principal de la teoría política socialista se ha evi-
denciado mediante la tensión entre el ideal de la democracia
directa y la necesidad de descubrir en la práctica las formas
políticas concretas que den vida efectiva a las instituciones
y los procedimientos de la política socialista, asumidos sin
falsas ilusiones de “transitoriedad” o “provisionalidad”. El
economicismo ha dañado también de manera considerable
el desarrollo posterior de la teoría de Marx sobre la políti-
ca, pero sería infructuoso tal desarrollo si aquel se sustituye
por el “politicismo” que soslaya el tema de la emancipación
social en el tratamiento de la democracia, esto es: la unifica-
ción de lo económico y lo político.
De lo que se trata, para esa otra democracia, es de una
superación histórica real, no declarativa, tanto del liberalis-
mo como del democratismo burgués; no de un “rodeo” so-
ciopolítico que a la postre no satisfaga las expectativas de-
mocráticas superadoras. La historia reciente muestra cómo
terminaron esos ensayos (por muy legítimos que resultaran
en sus inicios): con la vuelta al más ramplón consumo “sim-
bólico” liberal.
La concepción del Estado como ente superior aglutinante,
cuyos instrumentos de poder son separados orgánicamente
de la sociedad civil, pese a que se declaran sujetos al control
popular, aparece en la historia del socialismo real como la
más seria desviación de la teoría socialista sobre el Estado.
En franca oposición a la secta de los negadores del Estado,
y a diferencia de la consagración stalinista posterior de una
de sus formas, Lenin se coloca en la perspectiva de que en la
sociedad socialista cuanto más completa es la democracia,
más próximo está el momento en que esta se hace superflua,

3
  Carlos Marx, “La guerra civil en Francia”, Obras completas, Editorial
Progreso, Moscú, 1973, t. 2, p. 237.

111
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

como forma de Estado. Al mismo tiempo que exalta en todas


sus formas el desarrollo de la democracia, la desacraliza, y
no cede ni ante la interpretación extensiva de ella, típica de
la retórica oportunista, ni ante las tendencias post-revolu-
cionarias que entorpecen el proceso de reabsorción del Es-
tado en la sociedad.
Mientras que la democracia no se haga superflua con el
predominio de la democracia directa integral, el Estado será la
organización general de la misma sociedad socialista y las for-
mas políticas caracterizarán por ello la gestión de los asuntos
generales. Pero ese Estado no puede ser una unidad superior
aglutinante. La garantía para que esto no ocurra está en su
conversión en un no-Estado.4 Este proceso no se halla ni en
la reproducción de la democracia de la Revolución Francesa,
mejorada, ni en la simple reproducción de la democracia de
la Comuna. La dirección colectiva debe contar con un poder
real de renovación y revocación por parte de la comunidad
desde abajo; la simple revocación no es un antídoto directo
de la socialización (en las sociedades satrápicas existía la re-
vocación temporal de los funcionarios y no por ello perdía
su carácter), si su contenido no está en correspondencia con
la nueva democracia social participativa.
La democracia adquiere —al menos teóricamente— un
contenido verdaderamente social con la redefinición de la
política planteada por el avance hacia el socialismo; se anula
la separación entre instituciones y masas y la organización
del Estado privilegia las asambleas por encima de las buro-
cracias y las tecnocracias. De otra manera: al menos teóri-

4
  “Marx dedujo de toda la historia del socialismo —escribió Lenin— y
de las luchas políticas que el Estado debería desaparecer y que la for-
ma transitoria de su desaparición (la forma de transición del Estado al
no Estado) sería “el proletariado organizado como clase dominante”.
Pero Marx no se propuso descubrir las formas políticas de este futuro”.
(V.I. Lenin: “El Estado y la revolución”, Obras escogidas, ed. cit., t. 2, pp.
705-706).

112
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

camente, el formalismo de la democracia política capitalista


(asumiendo al democratismo político liberal como conquis-
ta histórica de los pueblos impuesta al elitismo originario del
liberalismo)5 se llena de contenido real. Sin embargo, tenien-
do claro la diferencia sustantiva de la democracia socialista con
respecto a sus formas anteriores, ese salto no debe mitificarse
como el paso de algo “absolutamente negativo” a lo “absoluta-
mente positivo”; esto es, de una democracia ilusoria, incomple-
ta, imperfecta, a una democracia real, completa, perfecta, cons-
truida de un golpe.
La democracia socialista apunta hacia la existencia de
una comuna (comunidad laboral-sociedad civil) que no sea
“idílica” –en el sentido de que no exista una separación real
del productor-propietario de los medios de producción y
de los medios para la reproducción–, matriz reflejada en el
resto de los sistemas, tanto de la base como de la superes-
tructura. Las alternativas de empleo de relaciones moneta-
rio mercantiles y mercado, distribución igualitaria y la no
subordinación absoluta de la demanda a la oferta a favor
de un desarrollo futuro o tipo de acumulación, etc., requie-
ren un contenido realmente diferente que impida la extrapo-
lación de uno de los dos aspectos en esta dualidad produc-
tor-propietario, hasta que alcance su plena determinación.
Estos procesos, sin embargo, no estuvieron fatalmente
determinados. Se contaba en potencia con elementos me-
diadores que no se desplegaron en todas sus posibilidades: “no

5
  “El Estado liberal, que a mediados del siglo xix estableció en Ingla-
terra las libertades políticas indispensables para el desarrollo del capi-
talismo, no era democrático: no hacía extensible la libertad política a la
masa del pueblo. Cuando más adelante lo hizo, esto empezó a limitar
la libertad de mercado. Mientras mayor se hacía la libertad política, se
tornaba menor la libertad económica. Comoquiera que sea, la correla-
ción histórica no demuestra que el capitalismo constituya una condi-
ción indispensable para la libertad política”. (C. B. Macpherson: “Elegant
Tombstones: Note on Friedman’s Freedom”, Democratic Theory. Essays
in Retrieval, Oxford, 1973, p. 148).

113
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Estado”, democracia, sistema político, identidad de la socie-


dad civil popular, etc. Aunque no se ubicaran en el sistema
productivo, estos elementos superestructurales tenían ca-
pacidad de repercusión decisiva en la producción, la distri-
bución, el cambio y el consumo, sobre todo en el control y
autorregulación socioproductiva.6
Conviene distinguir que para la solución de este tema,
no es productivo fijar nociones inmutables de “lo socialis-
ta”, ni hacer tabula rasa con la historia conformada, actitud
inherente al nihilismo rupturista. No se trata de colocarnos
en el otro extremo de la tentación dogmática de aprehender
de manera apriorística la “esencia” del socialismo, al mar-
gen de su automovimiento, y sin considerar la afectación
que este padeció en sucesivos contextos de enfrentamiento
y oposición imperialista.
La afirmación o negación subjetiva de cualquiera de los
segmentos temporales de estas alternativas históricas, no
debe impedir el deber de captar toda su trayectoria. Dome-
nico Losurdo apuntaba con razón que “una cosa es subrayar
el desfasaje entre la conciencia subjetiva de los protagonistas
de la revolución y el sistema social que produjeron, y otra
cosa es, reducir ese nuevo sistema social o ese comienzo
del nuevo sistema social, al sistema capitalista preexistente.

6
  El curso seguido por el pensamiento teórico oficial fue, de manera
pionera, denunciado por Antonio Gramsci a propósito de sus comen-
tarios a un manual de economía política del socialismo publicado en la
URSS en 1928: “Lo que llama la atención es esto: que un punto de vista
crítico, que requiere el máximo de inteligencia, de falta de prejuicios, de
frescura mental y de inventiva científica, se ha convertido en un mono-
polio de cháchara de cerebros estrechos y mezquinos, que sólo por su
posición dogmática consiguen mantener un lugar no, ciertamente, en
la ciencia, por sí en la bibliograf ía marginal de la ciencia. El peligro más
grande en estas cuestiones es una forma de pensamiento osificado: hay
que preferir hasta una cierta despreocupación desordenada, antes que la
defensa filistea de posiciones culturales constituidas” (Antonio Gramsci:
“Acerca del método de la investigación económica”, Antonio Gramsci.
Antología, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 454).

114
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

Una cosa es subrayar la diferencia que separa la sociedad


producida por la revolución francesa y el terror jacobino
de la polis, y otra es, afirmar la identificación de la sociedad
posrevolucionaria con el antiguo régimen”.7 En otros térmi-
nos: la comprensión racional de ese itinerario –de lo válido
y lo caduco, de sus variaciones histórico-concretas y de sus
deformaciones y desproporciones socialmente condiciona-
das– es requisito sine qua non de su estudio. Mas la versión
panlogista de estos presupuestos rebaja el nivel de la crítica
y oculta la naturaleza real de la quiebra producida.
Luego de criticar su envoltura de “socialismo de Estado”,
y las formas de alienación y dominación reproducidas en su
seno, Emir Sader reconocía que aquella experiencia históri-
ca había sido “la construcción más generosa que la huma-
nidad ha creado hasta hoy. Fue allí donde más se confrontó
con el mercantilismo, con el egoísmo y con otros fenóme-
nos que el capitalismo lleva al extremo. Por lo tanto, es la
forma superior, más importante que la humanidad haya
construido hasta hoy”.8
En texto ampliado en 2014, a partir de una intervención
en la Unión de Periodistas de Cuba, Fernando Martínez He-
redia nos conmina a que aprendamos a pensar, situarnos,
valorar y asumir criterios propios y a comprender el movi-
miento en su conjunto, como pedía Carlos Marx en el Ma-
nifiesto Comunista, en la necesidad de “apoderarnos de la
historia del proceso de este medio siglo –que, desgraciada-
mente, es muy poco conocida porque sin ella no se puede
pensar bien el presente ni proyectar bien el futuro”.9

7
  Domenico Losurdo: “Marx, Cristóbal Colón y la Revolución de Oc-
tubre”, ¿Hay alternativa al capitalismo? Congreso Marx Internacional,
Kohen & Asociados Internacional, Buenos Aires, 1996, p. 52.
8
  Emir Sader: “La historia es un proceso abierto”, América Libre, No.
10, Enero de 1997, p. 104.
9
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Caminos, revista
Cubana de Pensamiento Socioteológico, No. 70-71, 2003-2004, p. 93.

115
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Más que elaborar una modelística abstracta sobre el


socialismo, los desaf íos de la conceptualización del mode-
lo en Cuba deben observar una postura reflexiva ajena a lo
que Gramsci criticaba como “proyectos mastodónticos” de
socialismo,10 sean estos hoy fruto de disquisiciones analíti-
cas formales, de escasa o casi nula viabilidad histórica, como
de visiones rupturistas mesiánicas que prometan la solución de
todas las contradicciones. Pero también es necesario prote-
gernos de la tendencia contraria: la máxima pretensión de lo
socialista convertida en hipóstasis conceptual inalcanzable,
desde cuya idealidad y “pureza” se menosprecian las evolu-
ciones factibles en dicha dirección, inherentes al segmento
discreto del desarrollo interformacional en que nos encon-
tramos.11 El no comprometimiento del socialismo con un
paquete de rasgos fijos e inamovibles es, precisamente, la
manera más productiva de conservar lo alcanzado, descu-
brir las salidas multivariadas que ofrece la crisis de la época
y abrirnos hacia nuevos grados de socialidad desenajenada.
Si tomamos a Cuba como referente, una serie de nuevos
acontecimientos activan el imaginario dicotómico (socia-
lismo/capitalismo) conformado en décadas anteriores. Ese
imaginario reduce y empobrece el espectro de opciones

10
  “Pero entonces —escribía Gramsci en 1918 sobre la sociedad rusa—
¿no es el socialismo? (...) No, no es el socialismo en el groserísimo sentido
que dan a la palabra los filisteos constructores de proyectos mastodónti-
cos; es la sociedad humana que se desarrolla bajo el control del proleta-
riado. Cuando éste se haya organizado en su mayoría, la vida social será
más rica en contenido socialista que ahora, y el proceso de socialización
irá intensificándose y perfeccionándose constantemente. Porque el so-
cialismo no se instaura en fecha fija, sino que es un cambio continuo, un
desarrollo infinito en régimen de libertad organizada y controlada por la
mayoría de los ciudadanos, o sea, por el proletariado” (Antonio Gramsci:
“Utopía”, Antonio Gramsci. Antología, Ob. cit., p. 5).
11
  Gramsci criticaba la reedición de las viejas profecías utopistas idea-
listas que “se hundieron todas porque, al ser tan lisas y aseadillas, basta-
ba con probar la falta de fundamento de un detalle para que el conjunto
pereciera en su totalidad”. (Antonio Gramsci: “Tres principio, tres órde-
nes”, Antología, Ob. cit., p. 18).

116
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

entre la noción socialista desplegada como estatalización


extrema y la presunta “mercantilización” como alternativa.12
Nos referimos a los siguientes hechos que generan valora-
ciones contrapuestas: a) el redimensionamiento del estado
y la superación de su forma como Estado-empresario, b) el
paso a la descentralización (mayor autonomía, facultades
y responsabilidad) de la empresa estatal socialista y su ca-
pacidad de planificación, incorporando diversas formas de
gestión y emprendimientos autónomos en el mercado, c) la
emergencia del sector privado en sus diversas variantes,13
d) las repercusiones de la Ley No. 108 de la Inversión

12
  “Uno de los efectos más perversos del neoliberalismo —escribe
Tony Aguiló—, junto con la destrucción de lo público y lo social, es la
mercantilización de cada vez más dimensiones de la vida individual y
colectiva: la educación, la cultura, la salud, la ciencia, el suelo, el ocio,
etc. La mercantilización es hoy una de las principales señas de identidad
de la Europa en crisis, una experiencia tan intensa como el aumento de
las formas capitalistas de explotación en el siglo xix. Ya en 1848 Marx
y Engels destacaron la tendencia intrínsecamente expansionista del ca-
pitalismo y su afán de crear un mercado mundial “cuyos productos en-
cuentran salida en todas las partes del mundo”. Una idea que conecta
con la del economista Franz Hinkelammert, para quien la esencia últi-
ma del proyecto civilizatorio del neoliberalismo dominante consiste en
la “totalización del mercado” capitalista y sus principios: desigualdad,
insolidaridad, individualismo posesivo, competencia, cálculo económi-
co, consumismo, privatización, etc. No en vano decía Karl Polanyi que
hemos pasado de sociedades con islas de mercado a un gran mercado
con islas de sociedad”. (Antoni Aguiló: “Desmercantilizar la democracia”,
http://www.diariodemallorca.es/opinion/2013/02/03/desmercantilizar-
democracia/824150.html, p. 1).
13
  Al enfocar lo que considera desaf íos ideológicos de la comunicación
de contenido político, Darío Machado escribe: “El primer desaf ío es el
que presentan las transformaciones económicas en curso hoy y en los
años siguientes en la sociedad cubana, impulsadas por el Estado revolu-
cionario y por la voluntad política de la nación expresada en los Linea-
mientos y que amplían la acción del mercado y de la propiedad privada.
Ambos elementos contienen el germen del individualismo y junto con
su ampliación recrean y amplían la base económica alrededor de la cual
puede y de hecho ya ha comenzado a recomponerse subrepticiamente la
ideología liberal derrotada por la revolución socialista”. (Darío Machado
Rodríguez: “La urgencia de pensar la comunicación política”, www.cuba-
debate.cu, 14 julio 2015).

117
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Extranjera de 2014 en el contexto de la economía y la socie-


dad cubana, e) el restablecimiento de las relaciones diplo-
máticas con los Estados Unidos y la posible normalización
de las relaciones bilaterales entre los dos adversarios históri-
cos –lo que constituye un triunfo histórico de la resistencia y
la solidaridad y un desaf ío inédito para la colaboración mu-
tuamente ventajosa entre ambas economías y culturas, sin
que desaparezca el diferendo histórico entre el imperialismo
y la opción socialista de la nación cubana–,14 y f ) las refor-
mulaciones acerca del modo de construir la hegemonía y el
papel de la sociedad civil.
Habrá quienes sientan que se está “desmontando” el so-
cialismo y reaccionen negativamente a los cambios. Estas
mentalidades son generacionalmente comprensibles, dado
el peso de los estereotipos convertidos en patrones axiológi-
cos inamovibles, más pueden devenir posturas retardatarias
ante los cambios que garantizan la renovación del proyecto
en las nuevas condiciones, manteniendo no solo su inercia
desmovilizadora, sino la posible quiebra de todo el organis-
mo social. Sin embargo, no es tan sencillo ir en breve tiem-
po más allá de una noción teórica (y de imaginarios) que

14
  Fernando Martínez Heredia en un breve y enjundioso texto publica-
do en Cubadebate a raíz de la apertura de le embajada de Estados Unidos
en La Habana (“Días históricos, época históricas”) reflexionaba: “Cuba es
muy fuerte y tiene muchas cartas a su favor. La primera es la inmensa
cultura socialista de liberación nacional y antimperialista acumulada.
Ella ha sido decisiva para ganar las batallas y guiar la resistencia en las
últimas décadas, y ella rige la conciencia política y moral de la mayoría,
que de ningún modo va a entregar la soberanía nacional ni la justicia
social. La legitimidad del mandato de Raúl y el consenso con los actos del
gobierno que preside aseguran la confianza y el apoyo a su estrategia, y le
permiten conducir las negociaciones con apego absoluto a los principios
y flexibilidad táctica. La solidez del sistema estatal, político y de gobierno
cubanos, la potencia y calidad de su sistema de defensa, el control de los
elementos fundamentales de la economía del país, y los hábitos y reac-
ciones defensivas, proveen un conjunto formidable que está en la base de
las posiciones cubanas”. (FMH: “Días históricos, época históricas”, Bole-
tín Por Cuba, Año 13 Número 70, 2015-08-21).

118
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

identificó al socialismo con la estatización no solo de la gran


propiedad burguesa-latifundista y de los monopolios nor-
teamericanos, sino de la pequeña y mediana producción pri-
vada. “Los clásicos del marxismo leninismo al proyectar los
rasgos que debían caracterizar la construcción de la nueva
sociedad, definieron –especialmente Lenin– que el Estado,
en representación de todo el pueblo, mantendría la propie-
dad sobre los fundamentales medios de producción –expre-
só Raúl Castro– (…) Nosotros absolutizamos ese principio y
pasamos a propiedad estatal casi toda la actividad económi-
ca del país. Los pasos que hemos venido dando y daremos en
la ampliación y flexibilización del trabajo por cuenta propia,
son el fruto de profundas meditaciones y análisis y podemos
asegurar que esta vez no habrá retroceso”.15
No faltarán, interna y sobre todo externamente, quienes a
la vez que saluden las aperturas, llamen a seguir ensanchan-
do el papel del mercado y la propiedad privada y la “libera-
ción” de las trabas estatales que los constriñen, apelando a la
imagen grotesca de “estalinismo de mercado”. Esta tentativa
aparece siempre bajo el discurso engañoso, pero de impacto
psicológico probado en las experiencias protosocialistas de
Europa del Este y la URSS, de eliminar esas supuestas trabas
que impiden satisfacer rápidamente las expectativas de con-
sumo constreñidas y las libertadas coartadas en los regímenes
de socialismo real. Para lograr ese objetivo el único horizon-
te posible sería la reconstrucción de un sistema “democrá-
tico” (léase: capitalista) en Cuba,16 que presumiblemente,

15
  Raúl Castro: “Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl
Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la
clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legis-
latura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Con-
venciones, el 18 de diciembre de 2010, “Año 52 de la Revolución”, http://
www.cubadebate.cu/especiales/2010/12/18/raul-castro-discurso-en-la-
asamblea-nacional/#.Vcd3OEDQLFw.
16
  Cuba no escapa a los deseos de los estrategas de la dominación im-
perial, de lograr las condiciones, a mediano y largo plazo, para una estra-

119
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

no tendría las brechas de injusticia y desigualdad de los paí-


ses latinoamericanos, dadas las ventajas comparativas ad-
quiridas por los cubanos (resultado, paradójicamente, de las
políticas sociales que serán eliminadas, las que lograron un
pueblo sano, instruido, culto y con amor propio), todo esto
le daría capacidades de competitividad a los cubanos para
enfrentar los retos del mercado capitalista.
Ese camino —como es obvio— conduce a entregar al país
a los grupos monopolistas transnacionales y a los Estados
Unidos y los que serían sus socios locales.17 Previsiblemente,
vendría una época de grandes inversiones, de cambios en la
fisonomía urbanística (y de clase) de la capital (al estilo de
la Ciudad Neoliberal), de una burbuja de bonanza consu-
mista para las clases medias y al final del camino, los pode-
rosos en busca de más ganancias impondrán lo que, a raíz
de la crisis en Grecia, llaman “austericidio”. ¿No será mejor
ser austeros, racionales, asumiendo la noción martiana de
prosperidad (ecologizada de acuerdo a nuestro tiempo), sin
hacer dejación de la igualdad, la libertad y la dignidad gana-
das en la lucha, redimensionándolas en las nuevas condicio-
nes? Esforzándonos por equilibrar la primera atendiendo a
los resultados del trabajo, sin abandonar las solidaridades;
potenciando la segunda con nuevos y mejores diseños de
procedimientos para la participación política y el despliegue

tegia “cubanizada” del llamado “golpe suave”, con las correspondientes


fases simultaneas enunciadas por Gene Sharp: ablandamiento, deslegiti-
mación, calentamiento de la calle, hasta la fractura institucional.
17
  A raíz del golpe parlamentario, judicial y mediático a Dilma Rusef,
João Pedro Stedile expresó: “La burguesía precisa de un gobierno total-
mente suyo para poder implementar su plan neoliberal, y así recuperar
sus lucros y acumulación de capital frente a la grave crisis económica
que vivimos, aquí en Brasil, en América Latina y en todo el mundo. O
sea, precisan cargar sobre las espaldas del pueblo, los costos de la crisis.
Y para eso es necesario tener el control absoluto de todos los poderes
de la República: ejecutivo, legislativo, judicial y los medios”. (João Pedro
Stedile: “FUERA TEMER, aunque tarde!”, revista Caros Amigos,  31 de
agosto de 2016).

120
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

democrático popular; y elevando la tercera para hacer de


ella, en definitiva, el estandarte personal y social más emble-
mático de la identidad que muestra la Revolución Cubana
ante los pueblos de nuestra América y a sí misma.
La aspiración hegemónica restauradora incluye la pro-
puesta “escalonada” de un modelo de democratización que
pretende llenar el déficit procedimental democrático del Es-
tado y el sistema político en el socialismo histórico, que en
parte hereda la experiencia cubana, apelando a la aparición
de una derecha “actualizada” que asumirá el acervo demo-
crático liberal, resignificando los símbolos históricos de las
luchas democráticas de la nación cubana, para “encontrar re-
ferentes en una supuesta tradición nacional, tornada aséptica
y expurgado su enorme y tantas veces decisivo componente
cívico y político”,18 al decir de Martínez Heredia. Pero ha de
esperarse que aparezcan los símbolos e imágenes propios de
la pospolítica, al estilo de las nuevas derechas regionales y
mundiales que generan un imaginario reactivo hacia la dis-
cursividad de izquierda, la que, supuestamente, interfiere en
la vida social y busca sus objetivos a través del conflicto, con
expresiones ideológicas que “dividen” y “confrontan”, mien-
tras la pospolitica se despliega como espectáculo banalizado
del arsenal estético neoliberal interesado en el mundo de lo
privado y el “ensanchamiento” de la democracia.19
El estudio comparativo de las reformas ocurridas en
la URSS y los antiguos países del campo socialista no es
para Cuba una mera iniciativa académica, sino un asunto
de la mayor importancia teórica y política.20 Polemizando

18
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 99.
19
  Ver Francisco López Segrera: América Latina: crisis del posneolibe-
ralismo y ascenso de la nueva Derecha, CLACSO, Buenos Aires, 2016.
20
  Ver Jesús Pastor García Brigos, Rafael Alhama Belamaric y otros au-
tores: “Transformación socialista y propuestas de reformas en las expe-
riencias europeas y cubana” (proyecto de investigación), Fondo Instituto
de Filosof ía, La Habana, 2015.

121
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

indirectamente con los argumentos del conocido académi-


co y publicista húngaro János Kornai sobre las “bondades”
sistémicas del capitalismo y la imposibilidad de reformar al
socialismo, salvo que las transiciones lo lleven de manera
“natural” a su sustitución por el sistema capitalista, la eco-
nomista inglesa Emily Morris escribe:

Cuba es un país pobre, pero sus sistemas de salud


y educación son faros en la región. Su enfoque ha
demostrado que, a pesar de las contradicciones y
dificultades, es posible incorporar mecanismos de
mercado dentro de un modelo de desarrollo dirigido
por el Estado, con resultados relativamente positi-
vos en términos de los rendimientos de la economía
y los resultados sociales. Esto plantea la siguiente
pregunta: ¿por qué debemos suponer que el Estado
va a abandonar su papel dominante en la economía,
o que el enfoque actual de la política finalmente de
paso a un camino de transición hacia el capitalismo?
Un supuesto fundamental de la economía de tran-
sición ha sido la afirmación de Kornai que la ‘alte-
ración parcial del sistema’ no puede tener éxito; la
eficiencia y el dinamismo solo se maximizan cuando
la transformación de un sistema económico de “so-
cialismo planificado” a un “mercado capitalista” es
completa, porque el primero es demasiado inflexible
para sobrevivir en el largo plazo. Pero la experiencia
de los antiguos países del CAME ha demostrado que
el éxito no está garantizado y que los costos socia-
les pueden ser altos. Visto sin ideas preconcebidas,
el caso cubano sugiere que otra manera podría ser
posible, a pesar de todo. 21

21
  Emily Morris: “Cuba ha demostrado que la economía socialista es po-
sible”, http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/11/24/emily-morris/, p. 23.

122
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

No existe un “antídoto” válido para cada momento histórico


que nos haga inmune a la posibilidad del retorno al capita-
lismo dependiente, aun con las mejores intenciones, y serán
cada vez más visibles las voces que estimulen a seguir dando
pasos hacia la mercantilización de la vida. Más allá de las po-
líticas públicas, fiscales y de inversión social que se adopten
para el desarrollo económico con equidad, el desaf ío esen-
cial es la recomposición de la hegemonía político-cultural
popular socialista,22 única garantía de impedir, desde la po-
lítica consensuada, la concentración de la riqueza en pocas
manos, que es la causa de la desigualdad económica y, en
consecuencia, del empobrecimiento y la pobreza (material y
espiritual) en el capitalismo.
Todo ello aconseja abrir cauce, ensanchar (y actualizar)
el corredor cultural crítico del no capitalismo en la sociedad
cubana, en medio de las nuevas problemáticas y desaf íos de
la Revolución.23

22
  Ver Roberto Lima Ferre, Olga Fernández Ríos, Orlando Cruz Capo-
te, Wilder Pérez Varona y Romelia Pino Freyre: “Hegemonía y poder po-
pular en el proceso de actualización del socialismo en Cuba” (proyecto
de investigación), Fondo Instituto de Filosof ía, La Habana, 2016.
23
  Ana Esther Ceceña argumenta la existencia de un corredor concep-
tual del no-capitalismo en el que se integran cosmovisiones, organi-
zaciones societales, imaginarios y conexión-pertenencia con la Madre
Tierra frente al avasallamiento cultural perpetrado por el capitalismo
desde sus orígenes. La autora mexicana define a ese conjunto de resis-
tencias como espacios-refugios “desde donde emergen hoy las visiones
de una historia anterior y a la vez contemporánea pero no idéntica al
capitalismo; así como la imaginación y las condiciones de posibilidad
de una historia después del capitalismo” (Ana Esther Ceceña: Dominar
la naturaleza o vivir bien: disyuntiva sistémica, www.geopolitica.ws,
p. 1). Asumimos el término en nuestro caso como ensanchamiento y
profundización del acumulado de saberes y sensibilidades no capitalis-
tas, acendradas durante más de medio siglo en la praxis del pueblo cuba-
no, así como la profusión de propuestas y opciones emergentes genera-
das por los movimientos y redes sociales y el movimiento social popular
en su conjunto, en los escenarios regionales y globales de lucha contra el
neoliberalismo, las que son poco visibilizadas en nuestros medios y en
nuestra educación superior.

123
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Esas avenidas sentipensantes para el debate (desde la sensi-


bilidad y la reflexión conceptual) y las propuestas que se des-
plieguen deben combinar y articular iniciativas diseñadas e
intencionadas desde el ámbito institucional, con la auto-orga-
nización social de dichas emergencias, para que se multipli-
quen (espontánea e institucionalmente) no solo en nuestros
centros educacionales, culturales y de investigación, sino en
las organizaciones sociales y en las comunidades. Prescribir
negativamente el carácter desinstitucionalizado de las subjeti-
vidades colectivas no capitalistas que surjan, puede inhibir su
reproducción espontánea. Lo desinstitucionalizado no es per
se una debilidad, ni le resta fuerza. Al contrario, es justamente
uno de los componentes de su capacidad corrosiva radical: la
lucha se construye desde otras bases, desde otro lugar y con
otras reglas. Y ahí en esos espacios se librarán las más agudas
disputas ideológicas, políticas y culturales. En tanto escena-
rio en disputa entre emancipación y dominación, no pueden
minimizarse iniciativas de colectivos de jóvenes de izquierda,
anticapitalistas que asoman en diversos espacios en Cuba.

La disputa político cultural comunicacional


en la era de la Revolución Digital
Se imponen nuevas interrelaciones entre la sociedad civil y la
sociedad política y el Estado, que, sin dejar de deslindar sus
respectivos campos y modos de interpenetración, se alejen
tanto de la labor burocrática inherente a la estatalización de-
formada, como del divorcio ontológico entre ambas dimen-
siones (falacia liberal para la deslegitimación de cualquier
alternativa socialista). En términos de comunicación se abre
hoy una especie de “ecosistema informativo y comunicacio-
nal más complejo”, que dadas las posibilidades de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación, deviene un
espacio plural de generación e intercambio popular, patri-
monio de todos y todas: “Partiendo de la noción de Internet
y todo el amplio panorama de dispositivos y terminales que

124
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

sustentan la comunicación en red como un ecosistema de


medios, donde la información y la comunicación se insti-
tuyen en claves esenciales, resulta imprescindible adoptar
una mirada hacia las organizaciones periodísticas de nuevo
tipo, los hipermedios, en tanto sistemas de información y
comunicación, mediados por las TIC, y cuya naturaleza se
aproxima progresivamente a dos dimensiones fundamenta-
les y estrechamente relacionadas: la institucional, vinculada
a los procesos organizativos y de gestión que garantizan la
producción noticiosa desde y para estos ámbitos, y la comu-
nitaria, referida a las formas de intercambio social en las que
se inserta el periodismo y sus mecanismos de integración
en un universo de múltiples tejidos sociales convergentes”.24
Existe una significativa tradición del uso de las nuevas
tecnologías en las luchas emancipatorias en nuestra región
a la que Cuba puede adicionar nuevos sentidos y significa-
dos desde su propia experiencia histórica de contrainfor-
mación revolucionaria. María del Pilar Díaz Castañón des-
tacaba en su libro Ideología y Revolución: Cuba, 1959-1962
como la joven Revolución Cubana invadía con su verdad
desde las campañas publicitarias hasta los medios de difu-
sión masiva: “Uno de los rasgos característicos de la joven
revolución cubana es el uso intenso y acertado de la televi-
sión como medio de comunicación y movilización. “Tele-
mundo Pregunta” o “Ante la Prensa”, programas de cadenas
televisivas distintas, transmitían a diario con sus reportajes,
comparecencias y entrevistas el quehacer intenso de la obra
revolucionaria. La habitual aparición de Fidel Castro en
“Ante la Prensa” para explicar las medidas revolucionarias
provoca el jocoso comentario de El Mundo: “Veinte años
después: Y ahora, queridos televidentes, para dar fin a este

  Msc. Liliam Marrero; Msc. Anidelys Rodríguez; Msc. Ayrén Velazco


24

y Lic. Paula Companioni: Un nuevo tipo de organización periodística,


Fondo Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana, 2015.

125
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

programa hará uso de la palabra, como todas las noches, el


Dr. Fidel Castro”.25
Es reconocido que el antecedente más destacado del ac-
tivismo antisistémico en Internet corresponde al zapatismo
(EZLN), que en 1996 colocó el conflicto y su visión emanci-
patoria en el ciberespacio, obteniendo apoyo internacional
para su lucha (Encuentro intergaláctico). En noviembre de
1999 se inició una nueva etapa del uso de las nuevas tec-
nologías de la comunicación con las protestas contra de la
Organización Mundial del Comercio (OMC), dando ini-
cio a una ola de movilizaciones de protesta mundial. La
auto-convocatoria y auto-organización de los movimientos
en Seattle solo es posible de explicar gracias a la forma en que
estos grupos sociales han aprendido a utilizar técnicas
que podrían denominarse “marketineras” como la presencia
en los medios masivos de comunicación, formas novedo-
sas y mediáticas de protesta y el uso de Internet y el correo
electrónico como forma de comunicación y movilización.26
Al caracterizar el uso contrahegemónico de Internet por los
movimientos sociales, Silvia Lago y Ana Marotias explican:
“El intercambio de flujos informativos en la red tiene lu-
gar fundamentalmente a través: de las páginas web propias
o portales colectivos; de las listas de distribución y correo
electrónico convencional y los foros de debate; de los sitios
web denominados de comunicación alternativa o contrain-
formación. Las listas de distribución y el correo electrónico
se revelan como la herramienta de Internet más utilizada, se
usan para la comunicación interna de la organización y para
relacionarse con los medios y la sociedad en su conjunto, el

25
  María del Pilar Díaz Castañón: Ideología y Revolución: Cuba, 1959-
1962, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004, 2da. edición, p.
116. El comentario era de Carlos Robreño, en El Mundo, La Habana,
febrero de 1959.
26
  Ver Sebastián Valverde: “Seattle: movimientos sociales contra la glo-
balización”, www.naya.org.ar.

126
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

efecto multiplicador de la herramienta favorece la circula-


ción de la información que puede ser retomada por otras
organizaciones”.27
El acceso a instrumentos de comunicación social globa-
lizados cambió las estrategias políticas e Internet se cons-
tituyó en un centro de operaciones para los movimientos
sociales. Se produce así una reapropiación y socialización
del conocimiento (de los saberes) y de las tecnologías en
función de las luchas contra la globalización neoliberal, que
en América Latina tiene hoy múltiples expresiones de co-
municación popular alternativa. En esos espacios virtuales
se libran también disputas emancipadoras y contrahegemó-
nicas. En el ámbito latinoamericano existen múltiples inicia-
tivas como las de la Asociación de Comunicación y Cultura
Digital SurSiendo parte de la premisa de concebir a Inter-
net “como un espacio tecnopolítico”. “Queremos salir de las
“redes”, vernos en las “calles” y para eso también generamos
espacios de cuidados que podamos habitar juntos y juntas
—expresan—. Espacios como el TransHackFeminista en el
que durante una semana completa pudimos hablar y escu-
char, participar y construir lazos político/sociales/afectivos
que empezaron o que seguirán en las redes. Un espacio en
el que además pudimos compartir prácticas de “alfabetiza-
ción digital” y conocimiento (…). Entonces, incidencia po-
lítica ¡sí! Complejización del discurso ¡sí! Hackear nuestras
prácticas ¡también! Somos parte de ese enjambre, de esos
ecosistemas. Participar, involucrarnos… eso es hacer la
diferencia”.28
Para Franco Berardi el comportamiento comunicativo
y psíquico de la nueva generación contestataria del capitalis-

27
  Silvia Lago y Ana Marotias: “Los Movimientos Sociales en la Era de
Internet”, Razón y palabra, No. 54, http://www.razonypalabra.org.mx/
anteriores/n54/lagomarotias.html.
28
  Colectivo Sursiendo: “Incidir es también hackear el hacer”, www.re-
belion.org, 12-08-2015

127
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

mo hace que se la pueda catalogar como generación post-


alfabética, porque ha pasado de la dimensión secuencial de
la comunicación escrita a la dimensión configuracional de la
comunicación videoelectrónica y a la dimensión conectiva
de la red. “El medioactivismo es la acción autónoma de los
productores semióticos liberados de las cadenas de la sumi-
sión al trabajo —escribe el filósofo italiano—. La nueva gene-
ración ha adquirido competencias de producción semiótica,
técnica, informática, comunicativa, creativa, que el capital
quiere someter a su dominio. Pero los productores semió-
ticos pueden organizar sus competencias por fuera del cir-
cuito de la producción capitalista y pueden crear espacios
de autonomía de la producción y también de la circulación
cultural. Los centros sociales, las radios libres, los blogs al-
ternativos, la televisión de calle (TV comunitaria) son esos
espacios de autoorganización del trabajo semiótico”.29
El corredor cultural no capitalista coexistirá en disputa de
sentidos con lo que Fernando Martínez Heredia llamó “gran
franja cultural en el país que es ajena a la Revolución”,30 con
sus componentes de despolitización y conservatismo social.
Disputar la hegemonía político-cultural al capitalismo que
nos rodea y se internaliza en las prácticas y visiones civi-
lizatorias en la perspectiva histórica obliga a pensar colec-
tivamente cómo ampliar los formatos y modalidades de la
participación social propositiva y los protagonistas de la po-
lítica emancipatoria desde el contexto de Cuba y las luchas
en América Latina y el Caribe. Conectarnos desde nuestra
identidad con el mundo civilizatorio (y de barbarie) del ca-
pital supone la preparación para la disputa política-cultural,
comunicacional multifacética en la era de la Revolución Di-
gital. Pero sobre todas las cosas, supone producir subjetivi-
29
  Verónica Gago: “¿Quién es y cómo piensa Bifo?”, Entrevista a Fran-
co Berardi (Bifo), 26/02/2008, http://www.lavaca.org/notas/quien-es-y-
como-piensa-bifo.
30
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 99.

128
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

dades capaces de orientar imaginarios sociales con sentido


emancipatorio, en función de una vida digna y feliz que no
se identifique con el capitalismo.
En el caso cubano actual, esta disputa no permite esta-
blecer siempre con nitidez antípodas ideológicas ni éticas,
ya que confluyen posicionamientos diversos, sobre todo
de jóvenes, que reaccionan contra la burocratización y los
viejos modos de dirimir las nuevas contradicciones y con-
flictos que hoy genera el curso de la Actualización, y a la
vez sensibilidades que se bifurcan entre la aspiración a un
socialismo cada vez más participativo y otras que devalúan
la historia revolucionaria y se conforman en torno a un ideal
democrático de tintes variables, pero en ocasiones afines a la
estrategia elaborada por los centros de poder imperialistas
de subvertir la institucionalidad revolucionaria y generar
consensos para “el cambio”. Ante ese escenario lo más acer-
tado será estimular experiencias de comunicación popular,
superar la visión dicotómica, estereotipada de la realidad,
abrir una perspectiva múltiple, plural y diversa que integre
debates propios de las juventudes en las sociedades del siglo xxi.
La existencia del diferendo histórico entre el proyecto de
nación socialista y la presión (explícita e implícita) de carácter
político, económico y simbólico-cultural del imperialismo de
los Estados Unidos, tratando de incidir en sus reacomodos en
las nuevas condiciones, generan a la vez obstáculos y desafíos
críticos que deben ser procesados por la Revolución y converti-
dos en nuevas oportunidades de aprendizajes, des-aprendizajes
y re-aprendizajes hegemónicos. Esta realidad será especial-
mente significativa en la esfera multifacética de la comunica-
ción, donde las controversias necesarias para poner en común,
articular de manera democrática, horizontalista, la diversidad
social, económica, ideológica y cultural cubana, serán cada
vez más interferidas por intereses afines a la confrontación
con el proyecto socialista, impidiendo el desarrollo espontá-
neo, endógeno de los debates. Más allá de las seducciones y

129
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

las apariencias, de las ventajas que objetivamente tendrá la


eliminación del bloqueo y la posibilidad del comercio con el
país vecino, el objetivo del “proyecto histórico” de la norma-
lización, entendida en clave imperialista, es el de apropiarse
de nuestras riquezas materiales y humanas, controlando y su-
bordinando nuestra economía en un apéndice de la economía
del gran capital transnacional.
Osvaldo León reflexiona desde el contexto regional de dis-
puta hegemónica entre dominación y emancipación sobre
el error de reproducir desde la izquierda la visión instrumen-
tal de la comunicación, con patrones y formatos definidos por
el poder del sistema dominante: “Ante la necesidad de analizar
con aplomo el curso de los acontecimientos, conviene recor-
dar que durante décadas, desde un posicionamiento crítico
a tal enfoque, la comunicación popular ha asumido que más
allá de transmitir, importa compartir, en términos dialógicos
y participativos. Por lo mismo, rescata las condiciones de pro-
ducción y reproducción social del sentido, dando particular
importancia a las dinámicas organizativas y de movilización
que son nodales para realmente emprender procesos de cam-
bio. Como en la lucha por los cambios la disputa ideológi-
ca-cultural es la de mayor trascendencia, porque encara la
cuestión de la hegemonía, es esta perspectiva que precisa ser
potenciada en todos los niveles como soporte clave para hacer
efectivo el protagonismo popular en tiempos complejos”.31

Nuevos escenarios de disputas ideológico-culturales


Hay que admitir que se avecinan escenarios problemáticos
inéditos. El espacio que ocuparán las formas no estatales de
propiedad y de gestión, en especial el sector privado peque-
ño y mediano, supone reconocer su papel en el contexto de
la economía nacional, definir su apego a la legislación y su

31
  Osvaldo León: “La comunicación popular es el camino”, América La-
tina en movimiento, ALAI, Quito, 07/06/2016.

130
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

regulación bajo determinadas normas, a la vez que se dejan


de estigmatizar en el plano ideológico y de definir a prio-
ri como sectores antisocialistas. Sin embargo, como apun-
ta Darío Machado “las relaciones económicas que se van
abriendo paso, estimuladas por la acción del mercado y la
propiedad privada, van tejiendo también relaciones perso-
nales de entendimiento mutuo de quienes se encuentran
ligados a una cotidianidad específica, diferente de quienes
participan en la parte de la economía vinculada a la propie-
dad social, relaciones que pueden conducir a una autoiden-
tificación como grupo social, con intereses diferentes a los
de la sociedad en su conjunto, aun compartiendo los benefi-
cios de las políticas sociales consideradas por muchos “natu-
rales”. Una cadena de favores mutuos, tiende a apartarlos de
la proyección colectiva, de la visión de futuro compartido”.32
Para ser consecuente con el reconocimiento del aporte de
este sector, desde la nueva noción de transición socialista
implícita en la Actualización del modelo económico y social,
es justo colocar el problema en términos de desaf ío conflic-
tivo: “No significa lo anterior que estos cambios traigan au-
tomáticamente cambios en la mentalidad de las personas,
pero tampoco significa negar que a la larga, la cotidianidad
de su espacio económico traerá inevitablemente una in-
fluencia en la conciencia de los protagonistas, que puede
terminar dándose la mano con la ideología liberal si no hay
acciones conscientes para evitarlo”.33
El contenido no capitalista para Cuba, en el mediano y
largo plazo, pasa por la deslegitimización de los llamados
e intentos para neoliberalizar la economía y la sociedad. Esas
luchas tendrán sentidos éticos, políticos y simbólico-cultura-
les no abstractos, pues cada pueblo reacciona y conforma sus

32
  Darío Machado Rodríguez: “La urgencia de pensar la comunicación
política”, Ob. cit.
33
 Ibídem.

131
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

referentes ideológicos en relación a las contradicciones del


contexto en que se desenvuelve. Para que el no capitalismo no
sea mera retórica no convocante, o posicionamiento de gru-
pos concientizados en medio de una mayoría alejada de sus
ideales, tendrá que contar con realidades fácticas que mues-
tren, de manera tangible, las razones de los discursos. Esto,
en el caso de Cuba, supone, en primer lugar, la generalización
de buenas prácticas políticas y económicas, consensuadas y
enriquecidas por el pueblo, así como de todas las estrategias
y acciones programáticas para hacerlas viables. En términos
concretos, se necesita un sector presupuestado que eleve, in-
tegralmente, su estatus en la sociedad (trabajadores de la sa-
lud, la educación en todos sus niveles, la ciencia, la cultura, el
deporte y otros), un mundo empresarial socialista renovado
en sus formas de organización tecno económica y de gestión,
con eficiencia productiva y eficacia social, un cooperativismo
fuerte, urbano y rural, que desarrolle un modelo de gestión
económica sólido, rentable, que se autofinancie con capital
de trabajo propio, con responsabilidad social y capacidad au-
togestionaria y un sector privado atenido a las regulaciones
legales establecidas, que satisfaga demandas necesarias para
la población y se integre a la economía nacional de manera
complementaria. Y como colofón de ese escenario, un avan-
ce sostenido hacia modos de socialización de la producción
y la reproducción de la vida y el poder que otorguen sentido
emancipador a las reformas económicas implementadas.
Para que ese corredor cultural del no capitalismo al que
hacemos referencia pueda ser socialmente significativo y en-
carne en el sentido común de la sociedad, es necesario que
sometamos a crítica otro parámetro estereotipado: la plas-
mación inamovible de criterios sobre “lo revolucionario” y
“lo no revolucionario”, lo que Miguel Limia David en el texto
ya citado define como monismo axiológico unicentrado que
tiende a “la identificación de la manifestación de los inte-
reses personales o de grupo particulares como fenómenos

132
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

anti sistémicos”, a la vez que mantiene “la presuposición de


un solo y homogéneo eje de referencia axiológico revolucio-
nario en la sociedad para interpretar y asumir los aconteci-
mientos, hechos, procesos e informaciones; contrapuesto al
único eje contrarrevolucionario. Es —según el filósofo Limia
David— el monismo axiológico unicentrado en la construc-
ción de la cooperación social, el cual resulta superado por
los acontecimientos históricos enlazados a la obra creadora
de la revolución”.34
Sobre esa necesaria pluralidad del referente axiológico re-
volucionario, Juan Valdés Paz precisa que la ideología de la
Revolución es mucho más que una doctrina de Estado y debe
ser lo “suficientemente heterodoxa y ecléctica como para dar
cuenta de la diversidad social, la historia y culturas nacionales,
las experiencias socialistas, nuestra cultura política y la perma-
nente “batalla de ideas” contra el capitalismo y el sectarismo”.35
“La teoría, la experiencia del socialismo real y la propia cubana
—afirma este autor— corroborarían que si bien el Estado revo-
lucionario es una condición insuperable de una opción antica-
pitalista, el socialismo no es de ninguna manera el Estado, ni la
estatización de la sociedad es la transición socialista”.36
Cada vez más tendremos que perfeccionar las herramien-
tas conceptuales para enfrentar a la industria pesada de me-
dios de desinformación (“el Canal Único del neoliberalismo”,
como le llamó el Sub Comandante Marcos), para asumir
la confrontación entre lo mediático-manipulador que tiene
como objetivo paralizar el pensamiento crítico y la perspec-
tiva crítica-liberadora de las potencialidades humanas.
Tenderemos que llegar por nuestros propios caminos,
desde la praxis colectiva social a la comprensión de que las

34
  Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Ob. cit.,
p. 10.
35
  Juan Valdés Paz: El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema político
cubano, Ob. cit., p. 214.
36
  Ibídem, p. 215.

133
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

seducciones de la sociedad capitalista contemporánea nos


acercan a un punto de no regreso civilizatorio,37 ellas no son
política, ética ni estéticamente neutrales, por lo que resulta
necesario proveer a los individuos y a nivel social de instru-
mentos críticos que les permitan no ser espectadores pasi-
vos del “vértigo” de un capital enloquecido que nos lleva a
un suicidio colectivo de la civilización/barbarie globalizada.
“El capital –nos dice por su parte Humberto Miranda Loren-
zo–, es una relación humana que se salió del control de los
humanos, en tanto su lógica conduce a convertir los bienes
comunes en propiedad individual, única forma de realizarse
la acumulación”.38
En su texto “De saberes y emancipaciones”, Ana Esther
Ceceña escribe: “Las bases sobre las que el proceso de domi-
nación-emancipación ocurre distan mucho de poder expre-
sarse de acuerdo con una estructura binaria de pensamien-
to. La complejidad caótica de la realidad exige explicaciones
complejas y la naturaleza de los fenómenos reclama el pro-
tagonismo de los sujetos en los cuerpos explicativos”.39 De
ahí la importancia de lo que llama subjetividades desatadas,
37
  “La crisis actual es real –destacó Noemí Klein–, pero no implica
el colapso, sino el dominio absoluto de las corporaciones en todos los
aspectos de la vida. El llamado estado de shock entra inmediatamente
después de un desastre para generalizar e imponer las políticas neoli-
berales. Se trata de un cambio paradigmático radical que va más allá
de la privatización, del complejo militar industrial. Estamos metidos en
la recta suicida, es lo que nos dice esa economía del desastre. Cada nue-
va crisis es una nueva oportunidad para vender. Pero no se trata de una
crisis final del sistema, si no la paramos con lucha, será el colapso de la
vida. La tierra es finita, concluyó, es un ciclo, no hay escape salvo que pa-
remos esta locura” (Intervención en el Primer Coloquio Internacional In
Memoriam Andres Aubry. “Planeta tierra: movimientos antisistémicos”,
CIDECI, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 2007).
38
  Ver Humberto Miranda Lorenzo: Formas de producción y reproduc-
ción de la vida alternativas al capitalismo. Hacia una lógica solidaria de
interacción social, Fondo GALFISA. Instituto de Filosof ía, 2013
39
  Ana Esther Ceceña: “De saberes y emancipaciones” en Ceceña, Ana
Esther (coord.) Saberes de la emancipación y de la dominación, CLAC-
SO, Buenos Aires, 2009, p. 1.

134
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

que permitan construir utopías en la práctica, vislumbrar


mundos organizados y concebidos desde sensibilidades no
capitalistas.
Para Cuba, es comprensible que en el seno de ese conglo-
merado de subjetividades no capitalista a que aspiramos, co-
existirán posturas radicales que pudieran ser consideradas
abstractas, románticas, avaladas desde imperativos éticos a
contrapelo de las coyunturas políticas,40 las que también se
mostrarán particularmente críticas con la institucionalidad
existente, identificando en ocasiones reformas particulares,
aparentemente regresivas, con “concesiones” al capitalismo.
Y también cuestionando errores y apreciaciones fetichiza-
das en la sociedad sobre el mercado en medio de los cam-
bios. Una línea importante de incidencia social será velar
por la responsabilidad social y ambiental de las empresas y
de todas las formas de gestión y propiedad que interactúan
en el marco de la economía nacional, incluyendo las coope-
rativas, privadas y mixtas. La crítica a la corrupción en todas
sus variantes y a las actitudes de doble moral.
Dotar de sentidos anticapitalistas a estos procesos impli-
ca, por una parte, denunciar y deconstruir (en lo público y lo
privado) todo aquello que tienda a reforzar las expresiones
ideológicas afines a la lógica del capital en nuestra sociedad,
sin parapetarse en axiomas psicorrígidos que no permitan

40
  Joel Suárez ha realizado una reflexión interesante sobre la tensión
existente entre la lectura crítica del contexto sociopolítico cubano actual
y el deber ser o la aspiración futura sobre un socialismo prístino por
parte de una pléyade de jóvenes comprometidos con los valores éticos y
culturales del socialismo. Esa conflictividad lejos de ser desechada, re-
sulta estimulante para el debate plural instalado en nuestra sociedad a
raíz de la implementación de los Lineamientos. La radicalidad anticapi-
talista, pese a que no se compartan todas sus apreciaciones sobre aspec-
tos puntuales del actual proceso y sus resultados, deberá jugar un papel
importante en la lucha política y cultural entre socialismo y capitalismo
en los presentes y futuros escenarios del proceso de Actualización en
Cuba. (Joel Suarez: “Intervención en Taller Internacional sobre Paradig-
mas Emancipatorios”, La Habana, 2015).

135
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

enfrentar los retos de la inevitable interacción conflictiva


que tendremos con el mundo globalizado (por el capital
internacional) y la complejidad de lucha política-cultural
como componente de la transición socialista en medio de
las nuevas condiciones. Paralelamente, habrá que enjuiciar
críticamente las mentalidades y el accionar burocrático que
frenan los cambios y abonan en parte el desgate social y el
desinterés de la población, que no logra resolver su cotidia-
nidad, “pospuesta” para tiempos futuros idealizados o ancla-
da en la comparación con el pasado capitalista de oprobio.
Ese corredor plural puede devenir un formidable y sos-
tenido movimiento crítico dirigido hacia la desenajenación
y descolonización en nuestra sociedad, mediante la promo-
ción y el debate público de los valores antisistémicos (anti-
capitalistas, antipatriarcales y por relaciones de producción
no depredadora con el ambiente, en defensa de la diversidad
natural, la diversidad social-humana), contextualizados des-
de Cuba. Y a la vez mediante la desfetichización de los mitos
neoliberales acerca del mercado libre y la desregulación im-
puesta a nuestros pueblos por los países imperialistas.41 Se-
41
  Ejemplos como este pululan en los medios alternativos globales y
no siempre son de amplio conocimiento como posibilidad de ejercicio
crítico en nuestras aulas universitarias. Profesores y estudiantes del Pro-
yecto EduKtodos/Facultad de Economía de la UNAM en México en su
proclama “En relación con el cambio al Plan de Estudios en la Facultad
de Economía de la UNAM ¿Economistas para una economía zombie?”
revelan la mistificación realizada por los economistas neoliberales: “Hay
una diferencia abismal entre la realidad económica y el mundo imagi-
nario que pretenden difundir estos economistas, ¿será por incapacidad
o conveniencia? Es claro que no les interesa describir y transformar
la realidad económica, la ocultan detrás de sus postulados teóricos y se nie-
gan a contrastarlos con lo que vive el conjunto de la población, conti-
núan aferrados aplicando políticas económicas neoliberales que produ-
cen una gran devastación social, dependencia y subordinación, son en
algún sentido, economistas zombies predicando postulados, dogmas,
ideas de un capitalismo zombie, una economía muerta que vive de las
deudas, del capital financiero, del militarismo y la economía criminal
(tráfico de drogas, lavado de dinero, tráfico de armas, prostitución, etcé-
tera)”. (www.rebelion.org, 07-07-2015).

136
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

guirá siendo fundamental que dichos valores se asuman en


la cotidianidad y se funden las acciones de transformación
en una ética del compromiso personal y colectivo intransfe-
rible, sin desligar fines y medios. Y para que esos empeños
fructifiquen necesitamos seguir generando pensamiento
crítico-propositivo construido desde las prácticas de resis-
tencia, lucha y creación alternativas del pueblo cubano, y de
todas las experiencias de lucha antineoliberal a nivel regio-
nal y global.
Si de librar un multifacético impulso de resignificación
emancipatoria se trata, debemos, en primer lugar, “destren-
zar” las subjetividades, de modo que se legitimen todos los
modos del registro subjetivo (sus componentes inconsciente
o a-reflexivo, tácito o pre-reflexivo y consciente) del sistema
de sujetos-actores sociales. En otros términos, “para calar
ulteriormente en toda la complejidad de esa mediación apor-
tada por la praxis interpersonal, social e histórica a la relación
entre los hombres y el mundo a conocer y transformar por
ellos hace falta articular nuestros tratamientos tradiciona-
les de la dimensión social clasista, consciente e ideológica
(con su sentimiento de pertenencia a ella) a, por lo menos,
la dimensión del inconsciente, vinculada a ámbitos pre-re-
flexivos tales como el del DESEO, el del SABER cotidiano tá-
cito, el de los plastos prerreflexivos del PODER microsocial
(micropoderes) y del ámbito enunciativo o del DISCURSO,
que han sido puestos en evidencia por diversos pensadores y
corrientes de conceptualización social y de los seres huma-
nos a lo largo del siglo xx”.42
El análisis precedente remite al tema de la diversidad, que
eclosiona en el mundo social y académico cubano de los 90, a
la vez que se abre paso una nueva mirada en nuestra sociedad.43
42
  Pedro Luis Sotolongo Codina: Hacia un nuevo paradigma epistemo-
lógico, Fondo Instituto de Filosof ía, p. 8.
43
  Durante los 90 el Grupo América Latina: Filosof ía Social y Axiología
(Galfisa) del Instituto de Filosofía elaboró un posicionamiento filosófico,

137
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

La diversidad, aunque ha estado siempre, a partir de esos años


ha adquirido mayor significación ética, política y visibilidad
epistemológica. Mas así como ella existe, existen sus lecturas.44
La diversidad (sexual, de género, racial, religiosa, social, ideoló-
gica, cultural, entre otras) la concebimos no como un lastre a
superar, sino como riqueza a potenciar y articular. Asumir las
diversidades es un proceso de aprendizaje social y político y una
necesidad que se precisa reconocer para que sea dispositivo de
la emancipación.
Los seres humanos no se adscriben a una identidad úni-
ca sino múltiple, a una multiplicidad de pertenencias que
ellos mismos organizan de alguna manera en el marco de las
obvias restricciones sistémicas, pero que están presentes de
modo simultáneo y a la vez jerarquizan.45 El problema sur-
ge a la hora de determinar el referente axiológico, práctico-
político para realizar la articulación: ¿debemos centrarnos
en la diferencia como momento de esa diversidad o en su
identidad?46
“El énfasis en la identidad como proceso de construc-
ción social —señala Georgina Alfonso González– supone la

epistémico, ético y político sobre el eje diversidades, identidades y arti-


culación, el que se ha debatido en los talleres internacionales sobre para-
digmas emancipatorios, desde 1995, cada dos años.
44
  Ver Gilberto Valdés Gutiérrez: “La controversia en torno a la diver-
sidad”, Revista Caminos, Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr.,
No. 33, 2004.
45
  Ver Héctor Díaz Polanco: Elogio de la diversidad. Globalización,
multiculturalismo y etnofagia, Siglo XXI Editores, S.A, México, 2006.
46
  La asunción de las diferencias es una necesidad de visibilización
epistémica e identitaria en el activismo LGBTIQ (lesbianas, gays, bi-
sexuales, transgénero, intersexuales y queers), lo que no niega que esa
diversidad de preferencias en materia de sexualidad y géneros no pueda
hacer causa común contra lo que la activista Yasmín Silvia Portales lla-
ma la violencia intrafamiliar, policial y social de criterio homo-bi-trans
fóbico.(Ver Lirians Gordillo Piña: Cuba: “Activismo LGBTQI, realidades
para un término”, Agencia Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoa-
mérica y el Caribe-SEMlac <semlaccu@enet.cu>, lunes, 13 de julio de
2015, p. 1).

138
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

definición de posiciones cognitivas, valorativas, prácticas,


ideopolíticas, entre otras, que a la vez que se personalizan
van constituyendo también un referente común. La elabo-
ración y realización de los proyectos de vida individuales,
grupales y sociales constituye un objetivo de primer orden
en la conformación de la identidad. Este enfoque promueve
interacciones y relaciones sociales basadas en el respeto mutuo,
el razonamiento, la cooperación, la aportación constructiva y la
coherencia ética, en el que se asume la persona en su totalidad
como ser humano social. Se trata de invertir la lógica civilizato-
ria: crear una nueva cultura que incluya la diversidad a partir de
las identidades, se trata de una cultura de vida en sociedad que
propicie el desarrollo de todas las personas y su participación
responsable, reflexiva y creativa en los procesos de organiza-
ción, toma de decisiones y control social”.47
Para que la diversidad no implique atomización y des-
bandada48 es preciso desear, pensar y hacer la articulación,

47
  Georgina Alfonso González: La identidad como principio y valor de
la articulación, inédito. Fondo Instituto de Filosof ía, La Habana, 2006.
48
  Franz Hinkelammert se preguntaba si existía realmente una pérdida
de los criterios universalistas de actuar con capacidad crítica beligeran-
te frente al triunfo del universalismo abstracto propio del capitalismo
de cuartel, transformado en sistema globalizante y homegeneizante.
Este sistema, arguye, está lejos de ser afectado por la fragmentación.
Todo lo contrario: aparece como un bloque unitario ante la dispersión
de sus posibles opositores. Su conclusión es que no podemos enfrentar
dicho universalismo abstracto mediante otro sistema de universalismo
abstracto, sino mediante lo que define como una “respuesta universal”,
que haga de la fragmentación un proyecto universal alternativo: “Frag-
mentarizar el mercado mundial mediante una lógica de lo plural es una
condición imprescindible de un proyecto de liberación hoy. No obstante,
la fragmentación/pluralización como proyecto implica, ella misma una
respuesta universal. La fragmentación no debe ser fragmentaria. Si lo es,
es pura desbandada, es caos y nada más. Además, caería en la misma pa-
radoja del relativismo. Solo se transformará en criterio universal cuando
para la propia fragmentación exista un criterio universal. La fragmenta-
ción no debe ser fragmentaria. Por eso esta “fragmentación” es plurali-
zación”. (Franz J. Hinkelammert, Determinismo, caos, sujeto. El mapa del
emperador, DEI, San José, 1996, p. 238.)

139
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

o lo que es lo mismo: generar procesos socioculturales y po-


líticos desde las identidades. El pensamiento alternativo es
tal únicamente si enlaza diversidad con articulación, lo que
supone crear las condiciones de esa articulación (impulsar
lo relacional en todas sus dimensiones, como antídoto a la
ideología de la delegación; fortalecer el tejido asociativo so-
bre la base de prácticas y valores fuertes (de reconocimien-
tos, justicia social y justicia ambiental, equidad de género).
Pareciera que el reconocimiento de las diferencias deviene
punto de partida para la constitución de sujetos con equidad en-
tre los géneros y reconocimiento de las identidades respectivas.
Mas “lo diferente” puede ser sustantivado de manera que la as-
piración a la igualdad y a las identidades compartidas no sea una
meta “realista”. La diversidad que se pretende asumir desde el
“narcisismo de las diferencias” deviene recurso ideológico y cul-
tural de dominación, cerrando el paso a cualquier reconstruc-
ción que pretenda levantar, sobre tales diferencias, identidades
sociales colectivas capaces de trascender el orden enajenante
que las discrimina a todas por igual.
De igual modo que con la sexualidad y el género pasa en
relación con la racialización de la sociedad cubana, por-
tadora sobre todo en lo privado de una estereotipia estig-
matizadora de lo negro y lo mestizo, mas la solución a esos
prejuicios pasa, según Maricelys Eduviges Manzano García
por “un proceso largo de aprendizajes y desaprendizajes,
que conduzcan a la paulatina desracialización que significa,
no la desaparición de las diferencias epiteliales y de rasgos
morfológicos, sino hacerlas inocuas, carentes de significado
desde lo ético y desde lo estético. En tales circunstancias, las
diferencias existentes, lejos de afectar la identidad racial de-
berían considerarse como una de las riquezas que adornan
la vida de los cubanos.49

  Maricelys Eduviges Manzano García: La construcción de la identi-


49

dad racial en Cuba. Contradicciones y tendencia, Tesis en opción del

140
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

Una cuestión es lo que llamamos “narcisismo de las di-


ferencias” y otra es desconocerlas en aras de una supuesta
identidad integradora neutral, que implique preterir o discri-
minar identidades (sexuales, de género, raciales, entre otras)
subalternizadas a una dominante. En su tesis de doctora-
do, Estudio teórico crítico del racismo. Un modelo de análi-
sis epistemológico y político para el contexto cubano, Gisela
Arandia Covarrubias sostiene un punto de vista desafiante
frente a esta cuestión, plantea la presencia de desigualdades
e inequidades raciales y sociales, como consecuencia de la
negación del racismo, a partir de una epistemología que im-
pide asumir el racismo y la discriminación racial como par-
te de un fenómeno global cotidiano. “El racismo antinegro
—expresa la autora— ha constituido una parte consustancial
del pensamiento cubano que recorre en el tiempo formas
visibles e invisible presentes en los estamentos colectivos e
individuales, en los espacios público y privado. Teniendo en
cuenta precisamente que la negación del racismo, se expresa
justamente a través de su propia negación. La negación del
racismo, como un conflicto histórico y de nuestro tiempo ha
significado una barrera epistémica para encontrar las solu-
ciones adecuadas a un conflicto que tiende a reproducirse
miméticamente con diferentes variables”.50
Wilder Pérez Varona propone pensar el racismo desde
una perspectiva ideológica, lo que para este investigador,
nos ofrece la indudable ventaja de rebasar falsas dicotomías.
“Sobre este tema afirma: “Los datos de diversas investigacio-
nes muestran la objetivación de las distinciones raciales a
todos los niveles de la escala social, aún en aquellos ámbitos
en que su eliminación había sido una meta explícita, como

grado científico de doctor en ciencias filosóficas, Facultad de Ciencias


Sociales, Universidad de Oriente, Fondo Instituto de Filosof ía, 2015.
50
  Gisela Arandia Covarrubias: Estudio teórico crítico del racismo. Un
modelo de análisis epistemológico y político para el contexto cubano,
Fondo Instituto de Filosof ía, La Habana, 2016, p. 5.

141
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

espacios laborales favorecidos, la educación superior y las


ocupaciones profesionales o las instancias de dirección y
administración en general. Por otra parte, el modo de redu-
cir la explicación del racismo a condiciones objetivas socio-
clasistas, enfatizando en la naturaleza y composición de los
actores sociales, los modos de empleo o las condiciones de
vida, ha soslayado la referencia a los modos en que se dispo-
nen las relaciones de poder entre clases y grupos sociales”. 51
La diversidad en sí misma puede ser fundamento de una
genuina unidad de acción a nivel de la ciudadanía política
desde lo local, de construcción de la alternativa desde abajo,
como también base de conflictos en la vida cotidiana que se
diriman negativamente en favor de la dispersión, la atomi-
zación y la violencia. En consecuencia, surge la necesidad de
pensar cómo promover prácticas que permitan visibilizar y
concientizar las diversidades, a la vez que se fortalezca, so-
bre dicho reconocimiento, la ética de la articulación entre
los diversos sujetos, el principio de integración en y desde la
diferencia, y la unidad sociopolítica consensuada, necesaria
al proyecto de emancipación social y dignificación personal,
en capacidad de desafiar al orden neoliberal mundializado a
la hora de plantearlos las alternativas del perfeccionamiento
democrático en la sociedad cubana.
Debemos reconocer la diversidad de intereses, expectati-
vas y preferencias cada vez más visible de nuestra sociedad,
pero no desde el imaginario liberal que ve la diversidad en
clave de diferencia y esta en clave de desigualdad natural;
tampoco como la diversidad atomizada admitida en los paí-
ses centrales del sistema capitalista, en los que se implemen-
tan políticas de reconocimiento (étnico, racial, de género, de
opciones sexuales, etc.), afines a la lógica del control social

51
  Wilder Pérez Varona: “Raza y desigualdad en la Cuba actual: boceto
de un tema adolescente”, Caminos. Revista Cubana de Pensamiento So-
cioteológico. La Habana. 2010. No. 58, p. 94.

142
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

del capital. Las razones últimas de la fragmentación se ha-


llan en la enajenación del trabajo. Como se sabe, el capitalis-
mo disimula la naturaleza social del trabajo —arguye David
Peerla— en el intercambio de mercancías, esconde lo que
tenemos en común: el trabajo cooperativo, fragmentando de
ese modo nuestra identidad.52La diversidad que necesitamos
potenciar y articular es la que expresa la voluntad socializa-
dora de los individuos en proceso continuo de emancipa-
ción política y humana.
La diversidad es un aprendizaje político y humano, un
proceso educativo para quienes transiten por ella. Ante la
tentación de erigirnos en jueces omnipotentes de quienes
nos acompañan en el camino de la emancipación social-hu-
mana integral, pensemos qué nos une e identifica, qué po-
demos aprender de unas u otras iniciativas inclusivas y pers-
pectivas emancipadoras, qué retos comunes enfrentamos y
qué compromisos históricos claman por nuestro accionar.
En este terreno, las propuestas que se generen desde el
eje diversidad-identidad-articulación de la sociedad cubana
deben concebirse no solo desde el acumulado histórico y la
mirada hacia el futuro, sino desde las oportunidades, forta-
lezas, obstáculos, riesgos y desaf íos que entraña la propia
vida cotidiana. En esta dirección, existe otra tarea desmiti-
ficadora asociada a otro estereotipo urgido de deconstruir:

a) la mirada sobre la nueva cotidianidad desde el pa-


sado y el futuro, no centrada en su dignidad ontoló-
gica como fuente de satisfacciones e insatisfacciones,
de fortalezas y debilidades, de vulnerabilidades, opor-
tunidades, amenazas y riesgos. Este prejuicio afecta
sensiblemente la capacidad para proveer la seguridad

  Ver comunicación de David Peerla en el artículo de James O Connor:


52

“Las condiciones de producción. Por un marxismo ecológico, una intro-


ducción teórica”, Utopías. Nuestra Bandera, No. 176/177, Madrid, 1998.

143
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

nacional desde los espacios cotidianos de actividad


revolucionaria y b) la presunción de que la influen-
cia ideológica ocurre como difusión de información
cognitiva-racional y emocional-representativa sobre
la base del goce o disfrute trascendental, heroico, sa-
cro, de identificación trascendental con los símbolos
de la comunidad (Patria, Revolución, Socialismo), no
en el goce y disfrute cotidianos, identificado en el tra-
bajo, en el servicio diario en la actividad económica,
política, social, comunitaria. Este estereotipo hace
que no se tome en cuenta la necesidad del diseño de
la propia sensibilidad en la cotidianidad, para lo que
en el país existen suficientes capacidades profesiona-
les, medios técnicos y de diseño”.53

Necesitamos enfrentar estos estereotipos no solo con cate-


gorías explicativas, sino también impulsando la generación
de herramientas críticas desde la sensibilidad para la asun-
ción revolucionaria, desenajenada y plural de la estetización
de la vida contemporánea (incluida la política) y su impacto en
la sociedad cubana. Mayra Sánchez Medina en su texto En-
tre la espectacularidad y el deseo. Razones epistemológicas
para pensar el sujeto político,54 reflexiona sobre la herencia
latente de un modo simplista y mecánico de ver el mundo
en la acción y el pensamiento político de izquierda. La au-
tora se pregunta hasta qué punto la experiencia estética, los
elementos estetizados, el interés estético, son considerados
por las teorías y las prácticas políticas contrahegemónicas.
“Por mucho tiempo –escribe– consideramos la estetización
de lo político, tempranamente identificada por Walter Ben-

53
  Miguel Limia David: Cuba, la significación de los cambios, Ob. cit.,
pp. 10-11.
54
  Mayra Sánchez Medina: Entre la espectacularidad y el deseo. Razo-
nes epistemológicas para pensar el sujeto político, Fondo GISECA, Insti-
tuto de Filosof ía, La Habana, 2013.

144
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

jamin (1892-1940) en las estrategias fascistas, solo desde


su signo negativo. Casi un siglo después habría que utilizar
este conocimiento de manera más constructiva, en tanto no
existe otra opción para lo político, ahora que la vida se ha
estetizado. ¿Dónde radica la dificultad para asumir esta di-
námica como legítima y necesaria? Ciertamente, el obstácu-
lo principal es epistemológico, aunque se acompaña de otros
componentes éticos, históricos, culturales. En primer lugar,
pareciera que estetización no articula con términos como
izquierda, justeza, revolución, emancipación. A partir de su
despliegue manipulador, la posibilidad del poder de ritua-
lizar, significar y conmemorar su proyecto de dominación
mediante el uso de un sin número de dispositivos simbóli-
cos, ha sido enjuiciado hasta la saciedad por el pensamiento
progresista”.55
La asunción de la estetización de la política revoluciona-
ria parte del hecho de “la intensidad con que, de forma más
o menos consciente, hemos incorporado el ejercicio sensible a
nuestra existencia cotidiana”.56 Ello nos lleva a asumir (estudiar,
debatir, construir colectivamente) lo que pudiéramos llamar
una educación política estetizada. Sánchez Medina en sus es-
tudios nos convoca a una re-visitación de la sensibilidad para
alejarnos del determinismo ingenuo y de la contemplación
empirista y reconocerla, junto a la subjetividad, como activi-
dad sensorial humana, como actividad práctica, tal como afir-
maba Marx en sus Tesis sobre Feuerbach. “Así, la comprensión
de la naturaleza del sujeto político en nuestros días, también
como sujeto estético, (y este también es de convivencia dialéc-
tica y no de simple adición) –nos plantea esta esteta cubana–,
reconfigura la noción y los instrumentos de análisis: moldea-
do por el mercado, extrovertido por la tecnología; saturado de
símbolos y mensajes que erosionan los modos de construcción

  Ibídem, p. 12.
55

  Ibídem, p. 6.
56

145
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de sus agenciamientos y pertenencias, este habitante del mun-


do actual, solo puede ser aprehendido desde una comunión de
saberes sociales, ellos mismos reconstruidos desde coordena-
das epistemológicas transversales”.57
De esta posición epistémica en relación con la estetiza-
ción y la re-estetización se infiere una conclusión novedosa:
“Nos toca entonces seguir la saga de revisitaciones y plantear-
nos la emancipación como discurso total que abarque todos
los espacios de lo humano, donde lo sensible funcione en toda
su plenitud, no como estatuto pre-racional o sub-consciente,
en el sentido de “incompletitud” que le otorga el racionalismo
que nos constituye, sino como el espacio de la experiencia vi-
tal, el lugar de la dimensión poética y pragmática (performati-
va), ahora empobrecida por el culto al consumo”.58
Desde esa ampliación de la noción de lo estético en tanto
canal comunicativo, en la que las relaciones estéticas com-
prenden al arte solo como una manifestación y una expresión,
mas no la única ni la primaria, se produce también un vuelco
en la llamada educación estética, ya que desde “la visión tradi-
cional, lamentablemente dominante, se presenta la personali-
dad estética solo como aspiración; en sentido modélico, como
excepcionalidad, como producto aséptico, idealizado. Se han
confundido las proyecciones del ideal estético –afirma la au-
tora–, de los paradigmas socialmente aceptados, con la dis-
posición natural de los seres humanos a comunicarnos desde
la sensibilidad y de ser portadores, cada uno de nosotros, de
nuestra propia personalidad estética. Entonces, la personali-
dad estética no es solo la meta a lograr: es punto de partida,
objeto y fin del trabajo estético educativo”.59

57
  Mayra Sánchez Medina: “La reconfiguración de lo sensible. ¿Una cues-
tión estética o política?”, Fondo Giseca, Instituto de Filosofía, Julio 2015, p. 8.
58
  Ibídem, p. 15.
59
  Mayra Sánchez Medina: “Los impactos invisibles. La teoría de la
Educación estética hoy”, Estética. Enfoque Actuales, Editorial Félix Va-
rela, 2005, p. 168.

146
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

En esa visión educativa amplia, social-humana, no pue-


den desecharse las “manifestaciones asociadas a lo marginal,
lo vulgar, lo cotidiano, que por otra parte, tienen que ver con
el individuo real, el conjunto de sus relaciones esenciales,
sus gustos y preferencias, sus aspiraciones y necesidades
materiales y espirituales”.60 Aparece así la posibilidad de una
educación de la sensibilidad que no contrapone cotidiani-
dad a trascendencia, que no impone un ideal inalcanzable
al sujeto, sino que lo prepara de manera participativa para
co-construir sus propios canales estéticos, su propia subjeti-
vidad, hacerse responsable de su proyección en consonancia
con la comunidad y la época.
En conclusión, la autora afirma que: “atrapados por el
prejuicio poco hemos reflexionado sobre la evidencia que
nos descubre la relación hegemonía / dominación, desde el
papel de los componentes simbólicos que aporta la especta-
cularidad en la actual fase impositiva del capital. Uno de los
pecados de las izquierdas en el último siglo ha estado signado
por el candor utópico de que la justicia brilla con luz propia
y no necesita escenograf ía en su presentación pública.61 No
hemos estudiado suficientemente cuánto aportó la imagen
mesiánica de los barbudos al aliento revolucionario de aquel
enero cubano; el trasfondo estético y político de la canoniza-
ción popular del Che en la Higuera; el costo político de algunos
desaciertos mediáticos. “La cortina de hierro” con que se cubre
el amo imperial es marcadamente cultural; la batalla ideológica
por un mundo nuevo, se ha vuelto sumamente compleja”.62
“Una posibilidad para favorecer la concientización y la
autocomprensión de los sujetos sociales —afirma la autora

60
  Ibídem, p. 168.
61
  La tarea consiste en deslindar lo mediático-manipulador y la perspectiva
crítica-liberadora de las potencialidades humanas de la sensibilidad.
62
  Mayra Sánchez Medina: Entre la espectacularidad y el deseo. Razo-
nes epistemológicas para pensar el sujeto político, Ob. cit., pp-12-13. El
subrayado es nuestro.

147
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

mencionada— está en alejarnos de todo didactismo insulso y


panfletario.63 Ya sabemos, gracias a la práctica estetizada de
la vida, que no es suficiente blandir argumentos racionales
en un mundo en que la gente funciona desde otros cana-
les, que siempre estuvieron ahí, pero que ahora se encuen-
tran en ejercicio permanente más allá de lo que podíamos
imaginar”64. Y como colofón de esta apuesta, Sánchez Me-
dina recuerda: “El hombre participa de lo político no solo
desde condicionamientos racionales. La emoción, la simpa-
tía, el fervor, el entusiasmo, generalmente menospreciados
bajo la sombrilla del racionalismo occidental, juegan un
papel importante en la toma de decisiones individuales y
colectivas”.65
La no comprensión de la estetización nos ha conducido,
según Mayra Sánchez, entre otras consecuencias a una “mi-
rada institucional de la cultura e invisibilización de las re-
des no institucionales de difusión y consumo cultural. Esto
ha estado acompañado con un uso ingenuo de la censura
en los medios, y la ausencia de acciones críticas dirigidas
al consumo no institucionalizado de productos culturales
piratas. Hoy habría que extender la Política Cultural hasta
la “memoria flash”, el principal aditamento por el que circu-
lan semanalmente los productos del “paquete” audiovisual,
donde se acumulan documentales, filmes y series, videos
clips, música, programas de participación, etc. Carecemos
de programas de orientación para este tipo de consumo, por
sobre el cual hemos corrido una cortina de humo. Si desde
los sesentas, el programa 24 x segundo nos enseñó a “mirar”
películas, creando un público para cine en el instante mismo
en que se vaciaban las salas oscuras en el mundo, hoy ha-
bría que desmontar “Belleza Latina” o “Caso Cerrado”, por
63
  El humor político inteligente es siempre un antídoto creativo frente
a los formalismos y la retorización de la política.
64
  Ibídem, p. 13
65
 Ibídem.

148
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

mencionar alguno, para mostrar sus costuras y entretelas al


hombre común no entrenado; brindarle las armas para que
pueda elegir conscientemente a qué va a dedicar su tiempo
libre. Sería esta una forma de re-estetización, punto de par-
tida imprescindible para lograr un sujeto cultural apto para
sortear las trampas de la estetización”.66
¿Estetizar el socialismo? –se pregunta Sánchez Medina–. Sí,
estetizar el socialismo; lo cual no significa otra cosa que su acep-
tación a nivel sensible; asociarlo valorativamente al agrado y el
placer, desde códigos diferentes a los que reinan en la sociedad
de mercado. ¿O es que acaso ya no lo vivimos?
¡Qué mejor campo para el ejercicio de disputa y creación
estético-política, contrahegemónica, alternativa —parafra-
seando a Mayra Sánchez Medida— que la propia sociedad
estetizada! Ella nos moldea a través de sus imágenes, de sus
seducciones mediáticas y su propuesta perenne a la ejerci-
tación del gusto, por lo que queda sin sentido cualquier in-
tento de negar la posibilidad actual de educar políticamente
desde la admisión de la estetización y la re-estetización de
la vida cotidiana. Si la escuela, la familia, las instituciones
políticas, sociales, culturales revolucionarias no se sienten
aludidas ni intensionan su labor sobre estas bases “otros”
lo harán necesariamente. Y esos otros son los generadores
de la cultura de la conservatización a que hacía referencia
Martínez Heredia, que al igual que el apoliticismo, crea las
condiciones sicológicas para el imaginario antisocialista,
siendo “portadora de modas, comportamientos, satisfac-
ciones y normas que tienen su referente en algo que porta
el aura de lo intemporal”,67 y que “compite por ser la rectora
de los valores y del buen gusto, de la imagen social y de los
criterios, del juicio que cada quien se forme acerca de sí y
66
  Mayra Sánchez Medina y Gilberto Valdés Gutiérrez: La maldita
circunstancia y la estetización del mundo actual. Una reflexión desde
Cuba, Ob. cit., p. 12.
67
  Fernando Martínez Heredia: “Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 100.

149
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de los demás, de la concepción del mundo y de la vida en


nuestra sociedad”.68
En general, en el caso de Cuba hemos carecido de una
mirada estética de la política en condiciones de transición
al socialismo, por la maldita circunstancia de creernos dife-
rentes y suponer que nos cubre una especie de campana de
cristal. Desconocemos la equivalencia entre sujeto estético y
sujeto político en las condiciones epocales contemporáneas.
Un sujeto que está siendo construido, también en Cuba,
desde el consumo mediático de productos portadores de los
valores y modelos de vida propios de la sociedad de con-
sumo.69 Ante estas evidencias, debemos pensar alternativas
que incluyan el componente estético, ese que siempre ha
estado ahí, aunque no lo tengamos en cuenta, y que, como
el agua, envuelve nuestra realidad y lejos de aislarnos, nos
conecta con nuestra época.70
La disputa hegemónica supone no solo avanzar hacia una
enseñanza y divulgación más convincente y atractiva de la
herencia antimperialista del pensamiento cubano, sus razo-
nes históricas, sino profundizar y “poner al día” esa herencia
con los modos actuales que las transnacionales y el capital en
su conjunto ejercen la dominación múltiple.71 Pero si como

68
 Ibídem.
69
  Fernando Martínez Heredia en el texto citado llama la atención so-
bre el modo en que la dominación imperial manipula las imágenes, las
percepciones, los sentimientos mediante un alud interminable de mate-
riales: “Lo decisivo es familiarizar y acostumbrar a compartir con sim-
patía las situaciones, el sentido común, los valores, los trajines diarios,
los modelos de conducta, la bandera, las aventuras de una multitud de
héroes, las ideas, los artistas famosos, los policías, la vida entera y el
espíritu de Estados Unidos.” (Fernando Martínez Heredia: “Revolución y
cultura”, Ob. cit., p. 100).
70
  Ver Mayra Sánchez Medina y Gilberto Valdés Gutiérrez: ¿Estetización en
Cuba? Una mirada de prisa al espacio sensible de los cubanos, Ob. cit.
71
  La esencia de la categoría de sistema de dominación múltiple que he-
mos trabajado a lo largo de los talleres internacionales sobre paradigma
emancipatorios en La Habana (1995-2015) coincide con la formulación
que realiza István Mészáros para caracterizar la civilización/barbarie del

150
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

afirma Fernando Martínez Heredia “Cuba vive una pugna


cultural crucial entre el capitalismo y el socialismo” en la que
está en juego la manera de vivir que hemos experimentado
desde 1959, habría que ir más allá y comprender que el ca-
pitalismo es un sistema que “ama” esconder su naturaleza
antihumana y antiecológica perversa tras las múltiples se-
ducciones con que se presenta.
Mientras enfrentábamos su poder visible solo con las ar-
mas de la crítica reflexivo-racional, sus tentáculos estetizados
contactaban con los subvalorados rincones del inconsciente
social e individual de sus víctimas, logrando incorporarlas,
en no pocas ocasiones, al consenso de sus victimarios.72 Ello
se hace patente especialmente en el lenguaje cotidiano que,
a juicio de Jean Robert, se transforma hoy en subsistemas
del sistema capitalista. Los hábitos lingüísticos del sistema-
mundo internalizan la lógica del capital. La actual jerga
económica, política, profesional, carcelaria nos hace hablar
capitalismo. Para el investigador suizo-mexicano, se hace
necesario confeccionar un Glosario del lenguaje capitalista
para descapitalizar nuestras mentes y sentimientos.73
Para José Luis Brea, la producción y reproducción de sim-
bolicidad es el nuevo gran motor generador de riqueza. La
megaindustria contemporánea de subjetividad y sus redes

capital: “El capital –apunta con razón el destacado pensador húngaro– no


es simplemente un conjunto de mecanismos económicos, como a menudo
se lo conceptualiza, sino un modo multifacético de reproducción metabó-
lica social, que lo abarca todo y que afecta profundamente cada aspecto de
la vida, desde lo directamente material y económico hasta las relaciones
culturales más mediadas”. (István Mészáros, “La teoría económica y la po-
lítica: más allá del capital”, www.rebelión.org, 26 de diciembre de 2002).
72
  En su libro Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder
(Herder Editorial, 2014), Byung-Chul Han analiza la eficacia del poder
seductor, inteligente que hace que hombres y mujeres consientan some-
terse a la dominación, a la vez que tal conducta se revela enajenadamen-
te como ejercicio de su libertad.
73
  Ver: Jean Robert: Ponencia presentada en el Coloquio Internacional
Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos, convocado por el EZLN,
San Cristóbal de las Casas, México 13-17 diciembre, 2007, p. 4 (meca).

151
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

de distribución transnacional, han producido modos de su-


jeción nunca antes vistos74. El impacto global de esas me-
gaindustrias ha hecho de la enajenación mediático cultural
la norma de la vida contemporánea en las sociedades ca-
pitalistas, generando a la vez ilusiones y tensiones insolu-
bles tanto en el centro como en la periferia del sistema, aun
desde los proyectos sociales alternativos. La hegemonía se
presenta como lo que es: una praxis y un modo de pensa-
miento, de subjetividad que se elabora desde las matrices
ideológicas de los dominadores, pero que, como nos recuerda
José R. Vidal, no se circunscribe a ese polo de los “victima-
rios”, sino que involucra a sus “víctimas”: el universo de los
sujetos subalternos, dominados.75 Cuba no está del todo aje-
na a esa pauta civilizatoria global.
Maurizio Lazzarato retomando a Deleuze y Guattari con-
sidera que lo que se produce en el capitalismo contemporá-
neo ya está vendido, porque antes se convirtió en objeto de
deseo. Su tesis es que hoy “rige un capitalismo social y del de-
seo. En la primera fase del capitalismo, se trataba ante todo
de producir, y después venía el consumo. Hoy es al revés: un
auto se produce después de haber sido vendido, quiero decir:
después de haberse constituido como objeto de deseo. Aquí
se ubican la publicidad, el marketing”.76 En una mirada simi-
lar Franco Berardi (Bifo) defiende el punto de vista de que
en el capitalismo actual prevalece “un modo de producción
en el cual la acumulación de capital se hace esencialmente
por medio de una producción y una acumulación de signos:
bienes inmateriales que actúan sobre la mente colectiva, so-
74
  Ver José Luís Brea: El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísti-
cas en la era del capitalismo cultural, CENDEAC, Murcia, España, 2003.
75
  Cf. Anneris Ivett Leyva y Abel Samohano: “Claves dialógicas para
interpretar la realidad cubana. Entrevista a José R. Vidal”, Caminos, No.
49, 2008.
76
  Maurizio Lazzarato: “Actualmente rige un capitalismo social y del
deseo”, “Diálogos”, Pagina 12, Lunes 20 de diciembre de 2010, http://
www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-158972-2010-12-20.html.

152
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

bre la atención, la imaginación y el psiquismo social. Gracias


a la tecnología electrónica, la producción deviene elabora-
ción y circulación de signos. Esto supone dos consecuen-
cias importantes: que las leyes de la economía terminan por
influir el equilibrio afectivo y psíquico de la sociedad y, por
otro lado, que el equilibrio psíquico y afectivo que se difunde
en la sociedad termina por actuar a su vez sobre la economía”.77
Raúl Zibechi comenta un reciente artículo del historiador
catalán Josep Fontana78, quien destaca la similitud entre los
sentidos del campo de concentración nazi (que no solo cum-
plían tareas de exterminio, sino que actuaban como organi-
zaciones industriales con una lógica “racional” en búsque-
da de beneficio y rentabilidad), con la sociedad capitalista
actual sometida a las políticas de austeridad que impone el
capital. “No se trata de pensar el campo de concentración
como espacio cercado de alambradas y torres de vigilancia
–escribe Zibechi–, sino como mecanismo más sutil (a ve-
ces), que reduce nuestras vidas a un mero ir y venir desde el
trabajo (casi esclavo) al consumo (ambos en espacios hiper-
vigilados con cámaras). Vida biológica, donde a los sujetos
les han quitado la menor posibilidad de regular sus tiempos
de trabajo y de reproducción. Heteronomía en estado puro,
como ya sucede en la maquila, pero en realidad en todos
los espacios y tiempos de la vida cotidiana. Dominación de
tiempo completo”.79
“El capitalismo empuja a la actividad humana hacia una
aceleración continua: aumentar la productividad para au-
mentar los beneficios —señala Franco Berardi—. Pero la ac-
tividad es hoy, sobre todo, actividad de la mente. Quien no

77
  Verónica Gago: “¿Quién es y cómo piensa Bifo?”, Entrevista a Franco
Berardi (Bifo), 26/02/2008, Ob., cit.
78
  “La lógica del campo de concentración”, Sinpermiso, 19 de julio de
2015.
79
  Raúl Zibechi: “Dominación de tiempo completo”, www.rebelion.org,
08-08-2015.

153
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

logra seguir el ritmo es dejado de lado, mientras que para


quienes buscan correr lo más velozmente posible para pa-
gar su deuda con la sociedad competitiva, la deuda aumenta
continuamente. El colapso es inevitable y de hecho un nú-
mero cada vez más grande de personas cae en depresiones,
o bien sufre de ataques de pánico, o bien decide tirarse de-
bajo del tren, o bien asesina a su compañero de banco (…).
La guerra por doquier: este es el espíritu de nuestro tiempo.
Pero esta guerra nace de la aceleración asesina que el capita-
lismo ha inyectado en nuestra mente”.80
Parece que el zapatismo está en lo cierto al señalar a la
guerra infinita como característica del capitalismo de nues-
tros días. Ana Esther Ceceña propone asumir la noción
de dominación de espectro completo,81 que ha sido la clave de
transformación en el arte de la guerra y orienta sus modali-
dades prácticas.  Es un concepto complejo que se actualiza
mediante la experiencia cotidiana de la guerra en todos sus
distintos escenarios y mediante el estudio del comporta-
miento humano, e incluso del de todas las formas de vida
que concurren en cada uno de ellos, trascendiendo el marco
geopolítico.  Para la autora mexicana, el capitalismo de este
nuevo siglo llegó con ímpetus renovados pero con caracte-
rísticas diferentes.  Se modificaron sus condiciones materia-
les tanto como sus modos y sentidos. Las materias primas
de ayer pierden hoy relevancia frente a nuevos materiales;
las tecnologías invaden nuevos espacios y usan otros cami-
nos; las comunicaciones ocupan todos los ámbitos y descubren
formas y vehículos; los sentidos de realidad en su conjunto se
transforman y se enajenan a través de nuevos mecanismos.
En términos de concepción —argumenta— hay cambios
muy notorios, correspondientes a las modalidades capitalis-
80
  Verónica Gago: “¿Quién es y cómo piensa Bifo?”, Entrevista a Franco
Berardi (Bifo), Ob. cit.
81
 Ver Ana Esther Ceceña: Los golpes de espectro completo, ALAI, Amé-
rica Latina en Movimiento, Quito, 2014-05-21.

154
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

tas del siglo xxi, un momento en que los estados a la vez


se refuerzan y se disuelven, pero sobre todo se rediseñan;
en que los territorios se redefinen de acuerdo con los nue-
vos sentidos cohesionadores y con los nuevos imperativos
materiales; en que la sociedad transforma desde la ofensiva
del poder ética y estética; en que los valores materiales, so-
ciales, culturales, políticos y simbólicos son violentados por
los mismos poderes que anteriormente los crearon, en su
versión dominante y dominadora.
Quizá el elemento más relevante, según Ceceña, ha sido
el cambio en la idea de la guerra y sus propósitos.  Si hasta
ahora hemos estado acostumbrados a medir las guerras por
sus ganadores y perdedores, hoy tendremos que adecuarnos
a las guerras infinitas.  Esas guerras indefinidas que buscan
mantener los territorios en situación de guerra porque ya
no son el medio sino el fin.  Es la situación de guerra la que
proporciona los beneficios: da paso al saqueo, estimula una
variedad de negocios (armas, drogas, alimentos, trata de
personas, mercenarismo y muchos otros) y permite un con-
trol sobre las poblaciones no legitimado porque se ejerce en
condiciones de excepción. 
Uno de sus aprendizajes, muy evidente en las disputas
por la territorialidad en la actualidad —señala Ceceña—, es
el de la aplicación simultánea y sin tregua de mecanismos
variados que tiendan a confundir y a la vez a producir resul-
tados combinados mientras agotan, en principio, las fuerzas
f ísicas y morales del enemigo.
Con la idea orientadora de “no dejar resquicio al enemi-
go”, ningún espacio de resguardo, ni un momento para to-
mar aliento, se han puesto en práctica un conjunto de ele-
mentos de los que distingue tres que combinados tienen un
efecto explosivo: avasallamiento, simultaneidad, impunidad.
La propuesta central que quiere trasmitirnos es que se ha
producido una profundización del capitalismo saqueador y
contrainsurgente, una ocupación territorial directa, acom-

155
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

pañada de políticas de sometimiento, exterminio y de una


militarización que impacta hasta lo cotidiano. Todo ello bajo
el manto de una impunidad total.
Para esta investigadora mexicana, nos encontramos en
medio de un afloramiento de culturas que desbordan los
límites impuestos por el capitalismo. “Las concepciones del
mundo —escribe—, de la vida, de la relación con la naturale-
za y con el cosmos se han disparado y nos obligan a repensar
todos los cuerpos teóricos con los que habíamos organiza-
do nuestra propia visión. Las teorías son cuestionadas en su
capacidad para responder al nivel que exige la complejidad
y riqueza de esta irrupción cultural que cambia los paráme-
tros de entendimiento tanto como los de la cotidianidad”.82
La reflexión anterior supone una mirada epistemológica
novedosa para entender el binomio dominación-emancipa-
ción en clave compleja, poder develar sus múltiples sentidos
y las soluciones más profundas que demandan las luchas por
la emancipación humana. En esta dirección Ceceña escribe:
“Las bases sobre las que el proceso de dominación-emanci-
pación ocurre distan mucho de poder expresarse de acuerdo
con una estructura binaria de pensamiento. La complejidad
caótica de la realidad exige explicaciones complejas y la na-
turaleza de los fenómenos reclama el protagonismo de los
sujetos en los cuerpos explicativos”.83
“Mucho más para el pensamiento latinoamericano —con-
tinúa la directora del Observatorio Latinoamericano de
Geopolítica de la UNAM— que está obligado a develar las
diferentes capas en que nos ha envuelto un sistema de do-
minación que violentó y sometió los territorios, la econo-
mía, las relaciones de trabajo y también, en cierta medida,
la cultura, las mentalidades, los modos de vida, las lenguas,
82
  Ana Esther Ceceña: “De saberes y emancipaciones”, en Ana Esther
Ceceña (coord.), Saberes de la emancipación y de la dominación, CLAC-
SO, Buenos Aires, 2009, p. 1.
83
 Ibídem.

156
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

las prácticas sociales y las cosmovisiones, con las que se en-


tabló una intensa batalla que no acaba por resolverse. Este
pensamiento que no puede soslayar, porque es su abrevade-
ro, la larga historia de las resistencias y los abigarramien-
tos que emanan de una praxis barroca y tensionada; de un
proceso de confrontación y constitución societal contra-
dictorio protagonizado por los diversos sujetos de la do-
minación y la resistencia que se entrecruzan en conflictos
y mestizajes”.84
En el acápite Los saberes de la emancipación declara que
la intelección de esos saberes se logra como parte del apren-
dizaje de la lucha, es decir partiendo de los propios sujetos
en interacción y de las relaciones intersubjetivas. “El énfasis,
por tanto, se encuentra ubicado en el nudo crítico de en-
cuentro y resolución de estas relaciones. Es el espacio del
conflicto, así sea latente, donde buscamos los elementos ex-
plicativos más trascendentes o esenciales porque es el lugar
de expresión de lo que en principio es considerado irreba-
sable, es el espacio del “Ya basta!”. Es ahí —enfatiza— donde
se establecen los umbrales y donde se dislocan las reglas del
juego, donde se profana y se trasgrede. Y también es el lugar
de la creación, hasta cierto punto lúdica, de nuevas subjeti-
vidades y de nuevas relaciones”.85
Queda claro que es imposible salvar al planeta si no se
subvierte de modo radical la dominación social capitalista,
fundamento de la depredación de la naturaleza. La lógica
del capitalismo es utilizar los recursos, sean naturales o hu-
manos, para maximizar sus ganancias. El capital explota,
despoja, reprime y discrimina, hace la guerra a la humani-
dad entera para aumentar sus ganancias, sus producciones
y mercados, único objetivo del sistema, que necesita nuevas
mercancías, de ahí la expansión hacia nuevos territorios y

  Ibídem, p. 2.
84

 Ibídem.
85

157
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

espacios, el saqueo de la biodiversidad, de los saberes, de


todo lo que esté fuera de su hegemonía.86
Ricardo Antunes rescata el aporte significativo de la
obra de István Mészáros sobre la crisis del capital, la que
define como crisis endémica, acumulativa, crónica y per-
manente, con lo cual se fundamenta la necesidad de la bús-
queda de una alternativa societaria global, que enfrente
la lógica destructiva mediante la construcción de un nuevo
modo de vida no capitalista. Interpretando al marxista hún-
garo, afirma que “el sistema de capital, por no tener límites
para su expansión, termina por convertirse en una proce-
sualidad incontrolable y profundamente destructiva. Con-
formada por lo que denomina, en la línea de Marx, como
mediaciones de segundo orden —cuando todo pasa a ser
controlado por la lógica de la valorización del capital, sin
que se tome en cuenta los imperativos humano-societarios
vitales— la producción y el consumo superfluos terminan
generando la corrosión del trabajo, con la consecuente pre-
carización del trabajo y el desempleo estructural, además de
impulsar una destrucción de la naturaleza a escala global ja-
más vista anteriormente”.87
En el pensamiento de Mészáros el capitalismo es una de
las formas posibles de la realización del capital, una de sus
variantes históricas, presente en la fase caracterizada por la
generalización de la subsunción real del trabajo al capital, que
Marx denominaba como capitalismo pleno. Así como exis-
tía capital antes de la generalización del capitalismo (de que
son ejemplos el capital mercantil, el capital usurario, etc.), las
formas recientes de metabolismo socio-metabólico permiten

86
  Notas de la intervención del SubComandante insurgente Marcos.
Primer Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Antisisté-
micos, convocado por el EZLN, San Cristóbal de las Casas, México 13-
17 diciembre, 2007, Fondo GALFISA.
87
  Ricardo Antunes: “La sustancia de la crisis”, Revista Herramienta, n.o
41, Buenos Aires, Julio de 2009, p.5.

158
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

constatar la continuidad del capital incluso después del capi-


talismo, a través de la constitución de aquello que Mészáros
denomina como “sistema de capital post-capitalista”.
La reflexión anterior revela, por una parte, la compren-
sión de que la superación histórica real del capital es un
proceso más complejo y menos susceptible de encerrar en
etapas preconcebidas como nos lo habían presentado en las
formalizaciones omnicomprensivas que, como se sabe, “no
enseñan nada queriendo explicarlo todo”. La construcción
teórica y política de la lucha emancipatoria supone dar cuen-
ta de los grados de enajenación económica, política y cultural
que se presentan en las propias alternativas antisistémicas, El
esfuerzo por ir más allá de la lógica del capital, siendo cada
vez más necesario y deseable, se enfrenta a obstáculos que
deben ser bien comprendidos para enrumbar las acciones
de su superación. Esos desaf íos exigen descolonizar radi-
calmente los saberes, apostar por epistemologías con vi-
sión crítica-liberadora de las potencialidades humanas, para
orientar y hacer viable el tránsito hacia la auto emancipación
solidaria, no capitalista de nuestros pueblos.
En consecuencia, enfrentar y superar multifacéticamente
al capitalismo es un desaf ío histórico permanente en nues-
tra época, que trasciende la lucha de un país y de un gru-
po de países, sino que compromete a la humanidad en su
totalidad. “Hablamos entonces, de una perspectiva integral,
que coloque, entre otros, una nueva visión de la política
—satanizada y expropiada de las preocupaciones de los pue-
blos por el neoliberalismo— como un elemento clave para
la construcción de esta nueva proyección colectiva —apun-
taba Irene León—. Y, esto último implica la ya mencionada
eliminación del capitalismo, la supresión del patriarcado,
del neocolonialismo, del productivismo y otras visiones que
abundan en la reproducción del modelo dominante, pero
más aun, una transformación de sentidos, en el fondo y en
la forma, es decir, ya no solo de las lógicas de producción y

159
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

distribución, sino de las formas de convivencia entre todo lo


viviente: un reposicionamiento de ‘los humanos’ hasta hoy
colocados como centro dominador de la naturaleza, una re-
definición interrelacional entre estos y esta, y sobre todo un
desplazamiento del objetivo de reproducción del capital ha-
cia uno de reproducción de la vida”.88
Hemos aprendido que no basta con subvertir solo sus
resortes estructurales e institucionales de dominio y suje-
ción, sino es necesario comprender que está compuesto por
“prácticas pequeñitas”89 de interacción social enajenada y fe-
tichizada desde lo cotidiano. Si no nos preparamos con nue-
vos procesos de aprendizaje/desaprendizaje sensibles para
enfrentar esas prácticas e impedimos que la sicología del
“éxito” individualista,90 el consumismo del “nuevo rico”, la
insensibilidad frente a los privilegios reales, si no seguimos
sintiendo el golpe dado en otra mejilla (Che), por ejemplo, o
no desafiamos la mirada economicista que desliga produc-
ción y reproducción de la vida, ajena al enfoque de género
que, al decir de Blanca Munster, padece de “estrabismo pro-
ductivista” y reproducimos en nuestro accionar y sistema de

88
  Irene León: “Nuevas resistencias anticapitalistas”, América Latina en
Movimiento, No. 471, http://alainet.org/publica/471.phtml, p. 3.
89
  La expresión es de la investigadora mexicana de la UNAM Ángeles
Eraña, inspirada en la propuesta zapatista. Coincide con lo que Raymun-
do Sánchez Barraza llama democracia radical. “Hay que trabajar desde
abajo con las fuerzas de la sociedad –afirma el coordinador general de
CIDECI (Centro Indígena de Capacitación Integral) en San Cristóbal
de Las Casas, Chiapas–, dando pasos pequeñitos, para recuperar la ca-
pacidad de autodeterminación expropiada por esa hipóstasis que es el
Estado. Pero también dijimos, no nos vamos a constituir como contra-
poder, porque hemos visto también que en la constitución del contrapo-
der, la lógica del poder es la misma”. (Entrevista con Raymundo Sánchez
Barraza: “Una Universidad Sin Zapatos”, Motion Magazine, December
18, 2005).
90
  “La felicidad es subversiva cuando deviene un proceso colectivo”, ha
dicho criticando el individualismo Franco Berardi (Ver Verónica Gago:
“¿Quién es y cómo piensa Bifo?” Entrevista a Franco Berardi (Bifo),
Ob. cit.

160
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

valores el paradigma patriarcal discriminatorio de acceso al


poder y al saber, centrado en el arquetipo “viril” y “exitoso”
de un modelo de hombre racional, adulto, blanco, occiden-
tal, desarrollado, homofóbico y burgués se coloquen como
norma reguladora del sentido de la vida, no podremos supe-
rarlo culturalmente en la perspectiva histórica.
Leonardo Boff aporta la siguiente reflexión sobre estas
transiciones no capitalistas: “La historia no es lineal –escri-
be el teólogo de la liberación brasileño–. Ella se hace por
rupturas provocadas por la acumulación de energías, de
ideas y de proyectos que en un momento dado introducen
una ruptura y entonces lo nuevo irrumpe con vigor a pun-
to de ganar la hegemonía sobre todas las otras fuerzas. Se
instaura entonces otro tiempo y empieza una nueva histo-
ria. Hasta que esto no ocurra, tenemos que ser realistas. Por
un lado, debemos buscar alternativas para no quedar rehe-
nes del viejo sistema y, por otro, estamos obligados a estar
dentro de él, continuar y producir, sin embargo visualizar
las contradicciones, para atender las demandas humanas.
En caso contrario, no evitaríamos un colapso colectivo con
efectos dramáticos. Debemos, por lo tanto, andar sobre las
dos piernas: una en el suelo del viejo sistema y a otra en el
nuevo suelo, dando énfasis a este último. El gran desaf ío es
como procesar la transición entre un sistema consumista
que estresa la naturaleza y sacrifica las personas y un siste-
ma de sustentación de toda vida en armonía con la Madre
Terra, con respeto a los límites de cada ecosistema y con una
distribución equitativa de los bienes naturales e industriales
que hubiéremos producido”.91
“No hay nada que hagamos, saliendo de las entrañas
del mundo regido por el mercado y su lógica mezquina y
competitiva —razona Isabel Rauber— que pueda ser “puro”

  Leonardo Boff: Cómo operar la transición del viejo al nuevo paradig-


91

ma, Adital, julio 2010. El subrayado es nuestro.

161
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

y propio de un mundo otro, que todavía no ha sido crea-


do por nosotros. Su alumbramiento ocurrirá mediante un
parto doloroso, pero como en todos los casos, será maravi-
lloso y balsámico. Por eso, en este contexto, más que la ra-
zón individual –que es importante, sobre todo para quien la
sostiene–, es primordial aportar a la construcción de la razón
colectiva, sustento de la voluntad colectiva. Esto no significa, sin
embargo, que haya que silenciar las opiniones o críticas a los
procesos; siempre que se hagan desde adentro, redundarán en
beneficio colectivo, incluso si ellas también contienen errores.
No hay arbitro individual ni colectivo, partidario, onegeístico o
institucional estatal o religioso que pueda dictaminar quién tie-
ne la razón y quién no. No hay nada más “feo” en política que la
“razón de Estado”, en todos los casos”. 92
Para Antoni Aguiló y Ester Massó existen alrededor del
mundo ideas y prácticas económicas que ponen en tela de
juicio al capitalismo y sus formas de sociabilidad (indivi-
dualismo posesivo, clasismo, consumismo, explotación,
etc.). “Estas prácticas económicas alternativas al capitalismo
comparten algunos rasgos: 1) plantean la necesidad de un
cambio de modelo de sociedad capaz de abrirse a racionali-
dades económicas que no identifican la economía con el li-
bre mercado y para las cuales la reproducción de la vida está
por encima de la reproducción de los intereses del capital. 2)
Están basadas en valores plurales, como la solidaridad, la re-
ciprocidad, la colaboración, el don, el trueque no mercantil,
el buen vivir de los pueblos indígenas, la filosof ía sudafri-
cana del ubuntu (yo soy porque tú eres), la (re)distribución,
la autogestión comunitaria, el cuidado del territorio, la vi-
sibilidad de las mujeres y su participación en la construc-
ción colectiva del bien común. 3) Han sido sistemáticamen-

92
  Isabel Rauber: Notas a propósito del artículo de E. Gudynas. “La
izquierda y el progresismo: la gran diferencia. Gobiernos populares de
Latinoamérica, ¿transición o reciclaje?”, Ob. cit., p. 10.

162
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

te desacreditadas por la “monocultura de la productividad


capitalista” (Boaventura Santos) imperante, que naturaliza
la “explotación del hombre por el hombre” (Marx), la com-
petición entre individuos egoístas y la acumulación ilimi-
tada de capital, y cuyo impacto frecuentemente produce
“economicidios” (Dominique Temple): la destrucción o
subordinación de prácticas económicas no regidas por los
cánones capitalistas. 4) Suponen una contestación al ca-
pitalismo, cuya trayectoria el profesor Jacques Depelchin
describe como una “historia de crímenes impunes” perpe-
trados contra el ser humano, la naturaleza, los pueblos y la
democracia”.93
Uno de los antídotos para impedir que se reproduzca esa
“historia de crímenes impunes” es fertilizar la mirada en la
centralidad de la reproducción ampliada de la vida –no la del
capital– que, conjuntamente con su pilar, la afirmación de
la diversidad de gestión económica-productiva, abre nuevos
escenarios para una reconceptualización de la economía so-
cialista, a la luz de la sostenibilidad de la vida. Ello supone
–en palabras de la ecuatoriana Magdalena León– pensar a
futuro y actuar para producir en los nuevos escenarios cam-
bios en la matriz productiva, en las visiones y políticas acer-
ca de quiénes y cómo hacen economía, de qué y cómo pro-
ducir, qué y cómo consumir, de cómo, en última instancia,
reproducir la vida. Se trata de nuevos paradigmas que abren
también posibilidades para replantear la economía política
de lo considerado como subjetivo o privado: las identidades,
la felicidad, las sexualidades, y otros.94

93
  Antoni Aguiló y Ester Massó: “Otras economías son posibles”, http://
www.diariodemallorca.es/opinion/2013/05/08/economias-son-posi-
bles/844006.html, p. 1.
94
  Ver Magdalena León: “Democracia y diversidad económicas: un es-
bozo de las transformaciones constitucionales”, FEDAEPS, Quito 12-08-
2008 y “El ‘buen vivir’: objetivo y camino para otro modelo”, FEDAEPS,
Quito, 7-07-2009.

163
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Para las sucesivos enfoques críticos sobre el modelo eco-


nómico en Cuba hay que tener en cuenta las desconstruc-
ciones del feminismo revolucionario sobre las categorías
económicas, en especial sobre la presunta neutralidad de gé-
nero, el individualismo metodológico y lo que Blanca Muns-
ter llama el estrabismo productivista. “Una de las caracterís-
ticas de la economía dominante –anota esta economista– es
la progresiva reducción de su objeto de estudio a la esfera
monetario-mercantil; dicho proceso no ha sido neutral ante
el género puesto que a medida que ciertas dimensiones se
han constituido como económicas, a su vez también se han
masculinizado. Por el contrario, las dimensiones calificadas
como no “económicas” se han identificado con los roles, es-
pacios, intereses y características que históricamente se han
asignado a las mujeres, en un proceso de dicotomización
analítica, espacial y normativa, donde la creación de esferas
separadas para hombres y mujeres en cada una de las di-
mensiones se ha retroalimentado”95
En su texto “Desaf íos del feminismo socialista en la Cuba
actual”, Georgina Alfonso González apunta:

El socialismo en Cuba está en una nueva etapa de pro-


fundización teórica, de reflexión colectiva sobre cómo
pensar y hacer las transformaciones que la sociedad ne-
cesita para re-significar la posibilidad humana de vivir
en comunidad solidaria, equitativa y dignamente. La
sociedad cubana afronta el desafió de actualizar y for-
talecer el proyecto socialista de emancipación humana
insertándose en el sistema de la economía mundial capi-
talista, sin perder la soberanía y la autonomía del pueblo
para decidir su destino histórico.

  Ver Blanca Munster: “Los sesgos de género en la economía y los


95

aportes de la economía feminista”, Fondo CIEM, La Habana, 2015.

164
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

El proceso socialista cubano estableció como objeti-


vo esencial: la eliminación de las formas tradiciona-
les de discriminación entre el hombre y la mujer y la
incorporación sostenida y amplia de la mujer a todas
las esferas de la vida socioeconómica y cultural.

Las mujeres cubanas radicalizaron la experiencia


socialista del siglo xx en el continente americano,
fueron protagonistas de un proceso que las obligó
a superarse a sí misma rompiendo con su historia
y su cultura. Ellas pusieron las preguntas y salieron
a construir las respuestas. ¿Cómo organizar la eco-
nomía en función de la vida cotidiana? ¿Cuáles son
las formas efectivas de empoderamiento de las mu-
jeres sin la sobrecarga doméstica? ¿Cómo definir la
heterogeneidad femenina sin menoscabar la unidad
sociopolítica en las prácticas concretas? ¿Por qué no
se incorpora la subjetividad de las mujeres cubanas a
los discursos ideológicos del socialismo posible para
Cuba?96

En sus investigaciones sobre los vínculos entre marxismo,


socialismo y feminismo esta autora insiste en tomar como
brújula de las transformaciones socialistas la no separación
entre producción y reproducción de la vida, que es el pilar
de la lógica del capital sobre el que se asientan las formas de
dominio y sujeción (clasista, sexual y de género) y que el so-
cialismo como movimiento real social debe luchar por no
escindir en sus estrategias de desarrollo. Desde ese acumu-
lado histórico es que hoy debemos ser feministas anticapi-
talistas, lo que significa reconocer que las discriminaciones

96
  Georgina Alfonso González: “Desaf íos del feminismo socialista en
la Cuba actual”, Fondo Grupo Galfisa, Instituto de Filosof ía, La Habana,
2014.

165
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

(sociales, étnicas, raciales, etareas, por opciones sexuales,


etc.) existen como componentes del sistema de dominación
múltiple, al que Cuba no debe plegarse si queremos mante-
ner y hacer más plena la libertad alcanzada.
Para Cuba, la revolución de 1959 fue un parteaguas en
la incorporación masiva de las mujeres al protagonismo re-
volucionario. Una mirada profunda sobre lo realizado, con-
firma la idea que no siempre la denominación explícita ga-
rantiza genuinos caminos de resistencias y de rebeldías. Por
razones conocidas, la estrategia de Vilma Espín y de Fidel
Castro colocó a las mujeres cubanas y a la sociedad liberada
en su conjunto en una ruta de auto-emancipación que es la
que hoy nos permite re-definir y enfrentar creativamente los
nuevos desaf íos de cara a los escenarios de cambio.
Todos los feminismos nos aportan algo a la hora de hacer
visible y criticar el entramado objetivo-subjetivo de la do-
minación y la violencia de género. Partimos de reconocer la
relevancia del feminismo como enfoque de interpretación y
crítica de la cultura patriarcal, como premisa de actuación
y compromiso solidario durante el proceso de superación de
las lógicas del capital y, en general, los aportes de la crítica
feminista a todas las relaciones de opresión y dominación.
Pero a la vez apostamos por la necesaria contextualización
para evitar el calco de un feminismo que reproduce matri-
ces colonizadoras, convencido de sí mismo, cuya pretensión
de universalidad lo puede volver excluyente, etnocéntrico y
racista.97
El debate sobre el Buen Vivir/Vivir Bien, traducido en
clave de ecología social y el eco-socialismo es hoy también

  Para la crítica al feminismo eurocéntrico ver Aura Cumes, Gisela


97

Espinoza, Mariana Favela, Oscar González, Raquel Gutiérrez, Rosalva


Aída Hernádez, Verónica López Nájera, Mariana Mora, Sylvia Marcos,
Meztli Yoalli Rodríguez, Guiomar Rovira y Ana Valadez: Más allá del fe-
minismo: caminos para andar, Márgara Millán (Coordinadora), México,
D. F.: Red de Feminismos Descoloniales, 2014.

166
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

un referente a la hora de la reconstrucción del paradigma


emancipatorio en América Latina y en Cuba en particular.
Es cierto que la lógica que empuja hacia el socialismo no
es, solo ni siempre, el freno que al desarrollo de las fuerzas
productivas puede imponer el capitalismo (el cual ha mos-
trado capacidades renovadas para admitir dentro de su seno
niveles cada vez más altos de desarrollo de estas fuerzas),
sino también la imposibilidad ética, humana y ecológica de
que las especie humana pueda sobrevivir indefinidamente
dentro de los marcos capitalistas de relaciones sociales y
de dominio expoliador de la naturaleza. Esto ya implica un
salto de lógica, una racionalidad diferente, no absolutamen-
te identificable con la que ha prevalecido dentro de la mo-
dernidad. Evidentemente, nos referimos a una asunción de
lo ecológico que trasciende el mero conservacionismo o la
idealización de un pasado pre capitalista. “La ecología social
—reafirmaba Jorge Luis Rebellato— da un paso más, plan-
tea el reconocimiento del carácter antiecológico de muchas
de nuestras estructuras sociales. Estas forman parte de un
sistema dominador: patriarcado, imperialismo, capitalismo,
racismo. Estructuras de dominación y violencia que son des-
tructivas para los ecosistemas vivientes”.98
Tenemos el deber de mirar las novedades que vienen
del pensamiento emancipador más avanzado de América
Latina, en especial los referentes civilizatorios del Sumak
Kawsay (Buen Vivir) y el Sumak Qamaña (Vivir Bien), in-
cluyendo el pensamiento constitucional en países como
Bolivia, Ecuador y Bolivia. Irene León, en su intervención
en el IX Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipa-
torios, define el tránsito del actual antropocentrismo ha-
cia el biopluralismo, como la ruptura de poner lo humano

  José Luis Rebellato: “La globalización y su impacto educativo-cul-


98

tural. El nuevo horizonte posible”, J. L. R.: Antología mínima, Editorial


Caminos, La Habana, 2000, p. 66.

167
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

y el hombre al centro de todo, y este en combate contra


la Pachamama, contra la naturaleza, el hombre al centro
como definición, punto de partida, punto de llegada, me-
dio, fin, todo. “Esta visión que estamos planteando —nos
dice la sociologa ecuatoriana— propone una transición
para salir de ahí e ir hacia esa visión integral, bioplural, es
una transición que, para construir las condiciones materia-
les y simbólicas para los cambios, resignifica, reinterpreta,
se deslinda de los conceptos neoliberales y reformula desde
propuestas contrahegemónicas, para lograr lo que estamos
haciendo. De hecho, hay muchas avenidas que están plan-
teadas y que son reinterpretaciones contrahegemónicas de
lo que existe para llegar a proponer y hacer posible una tran-
sición que se juegue no solo en la legislación y en la decisión
de los poderes, sino que impacte desde, por, para el pueblo,
desde, por y para las sociedades, es una construcción en
múltiples sentidos”.99
Sería absurdo trasladar mecánicamente esos referentes
civilizatorios como añadido externo a nuestra identidad, ni
las estrategias de implementación constitucional a nuestra
realidad, pero sí es deseable tensar la voluntad y la capacidad
para “traducir” lo que pueda ser resignificado desde nues-
tras condiciones históricas y culturales; esto es, visibilizar
más para cubanos y cubanas los avances, tensiones (nega-
tivas y creativas) y desaf íos del nuevo escenario y territorio
político en América Latina y el Caribe (en el que Cuba está
inserta), muchos de ellos novedosos en la historia reciente
de las luchas de la región. Se destacan las estrategias de des-
neoliberalización y des-patriarcalización que se diseñan y
emprenden, fundamentalmente, desde los países de cambio
en nuestra región que cuentan con el apoyo de la Revolución
Cubana y el entorno político progresista de muchos de los

  Irene León: Intervención en el IX Taller Internacional sobre Paradig-


99

mas Emancipatorios, Fondo GALFISA, La Habana, 2011, p. 4.

168
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

nuevos gobiernos nacionales y de centro izquierda. Las es-


trategias referidas se aplican en países que se identifican con
el Socialismo del Siglo xxi, se definen como plurinacionales,
intentando un salto cualitativo a nivel conceptual y político.
La desconexión parcial que se lleva a cabo con el capitalis-
mo central y sus instituciones de dominio económico y polí-
tico, en la medida en que se fortalecen los procesos y avanza
la integración regional con el ALBA, la CELAC, UNASUR y
el MERCOSUR, supone generar dinámicas nacionales e in-
ternacionales de respuesta a un ‘modelo de desarrollo’ y un
‘modelo de civilización’ ya asumidos por nuestros pueblos,
en buena medida, como insostenibles.
En la actualidad el escenario antes descrito ha sufrido sig-
nificativas modificaciones, ante la reconstitución y la ofen-
siva de los actores de la derecha emergente en la región y
la impronta de la alianza social oligárquico-imperialista, la
convergencia de políticos, camarillas empresariales, judicia-
les y mediáticas monitoreada por el aparato de inteligencia
de Estados Unidos. Se construye el imaginario de un final del
ciclo progresista y las alternativas de des-neoliberalización
en la región. Esos escenarios requieren que el movimiento
social-popular, con todas sus expresiones institucionales y
no institucionales, logre re-articularse como movimiento
político alternativo, y darse a sí mismo una conducción po-
lítica estratégica, en pro de avanzar en las luchas por una
nueva hegemonía antineoliberal, de horizonte no capitalis-
ta. Frente a esta avalancha urge pensar, crear y articular res-
puestas colectivas, propiciar la emergencia del sujeto pueblo
en defensa de sus derechos frente a la avalancha del capital.
Muchos críticos del capitalismo coinciden en que hoy
estamos en presencia de un tiempo cuantitativo, vacío, ho-
mogéneo y abstracto, como efecto de la universalización
del capitalismo y la plena subsunción de la vida al capital.
Se ha impuesto la lógica de la mercantilización absoluta y
del consumo como sinónimo de felicidad humana. Franco

169
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

Berardi Bifo lo expresa gráficamente: “Cuanto más tiempo


dedicamos a la adquisición de medios para poder consumir,
tanto menos nos queda para poder disfrutar el mundo dispo-
nible. Cuanto más invirtamos nuestras energías nerviosas en la
adquisición de dinero, tanto menos podemos invertir en el goce.
Para tener más poder económico (más dinero, más crédito) es
necesario prestar más tiempo al trabajo socialmente homolo-
gado. Pero esto supone reducir el tiempo de goce, de experi-
mentación, de vida” Los africanos tienen un dicho para la falta
de tiempo del hombre occidental hegemónico: “Todos los blan-
cos tienen reloj, pero nunca tienen tiempo”.100
No se trata de rechazar nihilistamente el bienestar, sino
de impedir la expropiación del tiempo por el capital, la que
se ha extendido desde lo laboral a todos los ámbitos de la
vida. Acercarnos a un bienestar mesurado que no esté cen-
trado en el consumo impositivo, que podamos re contextualizar
en nuestro mundo aquella advertencia de Pier Paolo Pasoli-
ni: “No les tengas miedo a lo sagrado y a los sentimientos, de
los cuales el laicismo consumista ha privado a los hombres
transformándolos en brutos y estúpidos autónomas adora-
dores de fetiches”.101
Los movimientos antisitémicos van aprendiendo que la
hidra de múltiples cabezas tiene que ser múltiplemente deca-
pitada. No basta con cortar una cabeza porque su capacidad
de recomposición es muy grande. Pareciera extemporáneo
desde las actuales condiciones de Cuba, de cara a un proceso
de dinamización productivo y mercantil, la advertencia del
“aguafiestas” que, como el Sub Galeano, narraba en el En-
cuentro zapatista “El Pensamiento Crítico frente a la Hidra
Capitalista” (abril 2015): “el asunto es que lo que nosotros,

100
  Franco Berardi Bifo, citado por Renán Vega Cantor: “La expropia-
ción del tiempo en el capitalismo actual”, Herramienta, No. 51, Buenos
Aires, octubre de 2012, p. 93.
101
  Pier Paolo Pasolini: Cartas luteranas, Editorial Trotta, Madrid,
1997, p. 24.

170
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

nosotras, zapatistas, miramos y escuchamos es que viene


una catástrofe en todos los sentidos, una tormenta (…), el vi-
gilante no desea que un peligro aparezca, y ese deseo lo tras-
lada a lo que vigila. “Todo está bien, no va a pasar nada malo”,
se repite una y otra vez, y eso se traslada a su valoración de
la realidad. Su objetivo es poder entregar un reporte de vigi-
lancia lacónico: “sin novedad” (…). Como si el sistema fuera
también el mismo y mismas las formas de sometimiento, de
destrucción. O, para ponerlo en términos de la Sexta: las mis-
mas formas de explotación, represión, discriminación y des-
pojo. Como si la hidra no hubiera regenerado sus múltiples
cabezas (…). Entonces pensamos que necesitamos pensarlo
al mundo, y también pensar así su calendario y su geograf ía
de cada quien. Y pensamos que más mejor si hacemos ahora
sí que como un intercambio de pensamientos. No como se
dice un intercambio de mercancías, como en el capitalismo,
sino como si dijéramos que echemos trato de que yo te lo digo
mi pensamiento y tú me lo dices el tuyo. O sea como una re-
unión de pensamientos. Pero entonces no pensamos que es
una reunión así nomás, sino que tiene que ser grande, muy
grande, mundial se dice. Y entonces decimos que hagamos
un semillero de ideas, de análisis, de pensamientos críticos
de cómo está actualmente eso del sistema capitalista. Enton-
ces el seminario o semillero no es un solo lugar ni en un solo
tiempo. Sino que tarda y es en muchas partes”.102
Desde Cuba también debemos hacer nuestros semilleros,
que no serán los mismos de otros lugares, de otros procesos,
ni tendrán los mismos tiempos para el cultivo, ni idénticos
frutos, pero que se suman a la ola emancipadora, rebelde
mundial de nuestra época.
Es así como debemos seguir intentando de cara al futuro
hacer las cosas de otro modo, de un modo no capitalista,

  El SupGaleano: “La Tormenta, el Centinela y el Síndrome del Vigía”,


102

México, Abril del 2015.

171
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

sobre la base de los intercambios de saberes y experiencias


de todo tipo, no solo de técnicas, sino a partir de las expe-
riencias empíricas de cómo organizar los emprendimientos
colectivos como organización de lo común. Cuba ha vivido
más de medio siglo en un sistema que coloca las solidarida-
des y la complementariedad humanista en el centro de su
razón de ser como sociedad en revolución. Que se agoten
fórmulas económicas, políticas, culturales, estéticas con-
gruentes o no en otras condiciones, que se superen o erra-
diquen otras que nunca debieron generarse, por su impronta
idealizada o paralizante de la creatividad popular en todos los
órdenes, no es razón suficiente para echar por la borda un acu-
mulado hegemónico-emancipador asociado a la dignificación
social humana que solo podrá avanzar si aguzamos la voluntad
y la imaginación colectivas para hacer las cosas de un modo no
capitalista, lo que no significa, ya lo sabemos, pretender un so-
cialismo que distorsione o se oponga a la ponderada convicción
martiana de que se necesita ser próspero para ser bueno.
Lo anterior significa que el ideal de justicia distributiva
y de equidad social, irrenunciable para cualquier proyecto
de socialismo, de avance hacia la emancipación humana,
tendrá que acompañarse de nuevos desaf íos relacionados
con el cuestionamiento del patriarcado en todas sus formas
(económicas, políticas y simbólico-culturales), del modelo
productivista y depredador de desarrollo, no solo vigen-
te a nivel mundial, sino deificado como aspiración y única
alternativa de progreso humano, metamorfoseado con el
apellido “sostenible” para el Sur, o de expresas alusiones a
la reducción de la pobreza, siempre que estas escondan el
proceso real de empobrecimiento que la produce. No se
trata de renunciar al bienestar, sino de comprender que el
mito del bienestar centrado en el consumo desenfrenado
del industrialismo moderno y sus variantes actuales, es
causa del camino acelerado hacia un punto de no regreso
para la posibilidad de la propia vida.

172
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

Tendría que llegar el momento del Gran Deslinde, mas no


como salto escatológico, ahistórico. Basta que los cubanos
y las cubanas sigamos dando pasos que se suman a otros
pasos, a tantos pasos de las resistencias globales. A nues-
tro favor está no solo el rescate de la política que nos lega
la Revolución, sino la posibilidad de la diseminación de es-
pacios y formatos de intercambio político-cultural que hará
que avancemos hacia un renovado sentido de la politicidad
emancipatoria, sintonizando nuestras voces, nuestras sen-
sibilidades y subjetividades, nuestras incertidumbres y re-
gímenes de verdades frente a la perversa mercantilización
de la vida y el deseo. Desenajenación permanente para que
Cuba siga acumulando “capital simbólico” para impedir, por
incompatibilidad con la vida, el regreso de las boquitas pin-
tadas de la plusvalía, que nuestra democracia perfectible cai-
ga en manos de élites que reemplacen la voluntad popular, la
proliferación del carnaval de la futilidad que lleva a la enani-
zación de lo humano, la pornograf ía política que satura los
espacios de la Ciudad Neoliberal.
El corredor cultural del no capitalismo en Cuba debe, en
consecuencia, andar sobre las dos piernas, fertilizando la
siembra de nuevas alternativas y asumiendo el acumulado
de dignificación social y personal de la Revolución Cubana.
Será impulsor y protagonista de los cambios paradigmáticos
y societales que sean necesarios realizar para la continuidad
del proyecto revolucionario y, desde una actitud electiva,
asimilar perspectivas y luchas liberadoras no solo las de la
tradición nacional, sino de los ámbitos latinoamericano y
global, con el propósito de enfrentar los procesos de feti-
chización cultural103 asociada al horizonte civilizatorio del

103
  Fernando Martínez Heredia en el texto citado llama la atención so-
bre el modo en que la dominación imperial manipula las imágenes, las
percepciones, los sentimientos mediante un alud interminable de mate-
riales: “Lo decisivo es familiarizar y acostumbrar a compartir con sim-
patía las situaciones, el sentido común, los valores, los trajines diarios,

173
SOÑAR Y PENSAR A CUBA

mercado capitalista. Injertando al mundo cuantas veces sea


necesario, pero sin abandonar la cubanía que nos otorga
perfil de universalidad.
La discusión, sin embargo, hay que colocarla en otro ni-
vel más problemático y a la vez realista, porque ya sabemos
que el “deber ser” no se transfigura linealmente en nueva
racionalidad, por más que lo anhelemos. No es posible de-
terminar a priori el curso de los acontecimientos impulsado
por sus propias contradicciones endógenas. La pregunta es:
cómo construir el tránsito a ese otro mundo sin reproducir
los vicios y los sinsentidos del actual. Pero ¿vemos realmente
la posibilidad de construir algo distinto? ¿Hasta dónde ha
madurado el imaginario social alternativo instituyente de lo
nuevo, dificultad de la que no escapa nuestra sociedad, por
más que acumule un accionar liberador?
Las nuevas generaciones logran su propia inteligibilidad,
compresión, re-conocimiento de las perspectivas múltiples
desde una diversidad que es capaz de articularse intersubje-
tivamente a través de la participación y la acción transfor-
madora, sin atomización. Generaciones que ya son protago-
nistas de relaciones políticas renovadas. Desde esa riqueza
que es a la vez acumulación “genética-cultural” emancipado-
ra y subversión desenfadada de modos rutinizados de hacer
política, tienen la posibilidad de ocupar el presente. Ellas van
a asumir la necesidad y el disfrute de la comunicación, del
encuentro multifacético, para sentir, pensar y construir (y
disputar) futuros en los que seamos capaces de transitar ha-
cia nuevos modos de convivencia humana socializada, con
justicia social y ambiental, equidad de género, respeto a la
dignidad de cada persona y de cada pueblo, a la diversidad
étnica, racial, de culturas, cosmologías, religiones, opciones

los modelos de conducta, la bandera, las aventuras de una multitud de


héroes, las ideas, los artistas famosos, los policías, la vida entera y el es-
píritu de Estados Unidos” (“Revolución y cultura”, Ob. cit., p. 100).

174
PARTE II. ENSANCHAR EL CORREDOR CULTURAL CRÍTICO...

sexuales y sentidos de vida que hacen hermosa a la humani-


dad y a nuestra patria. Eso será cada vez más el Socialismo
Cubano, nuestro Buen Vivir. Como expresó un amigo gadi-
tano: la erótica colectiva para cambiar el mundo.104

104
  Vale recordar una reflexión de Franco Berardi (Bifo): “La desero-
tización es el peor desastre que la humanidad pueda conocer, porque
el fundamento de la ética no está en las normas universales de la razón
práctica, sino en la percepción del cuerpo del otro como continuación
sensible de mi cuerpo. Aquello que los budistas llaman la gran compa-
sión, esto es: la conciencia del hecho de que tu placer es mi placer y que
tu sufrimiento es mi sufrimiento. La empatía. Si nosotros perdemos esta
percepción, la humanidad está terminada; la guerra y la violencia entran
en cada espacio de nuestra existencia y la piedad desaparece. Justamente
esto es lo que leemos cada día en los diarios: la piedad está muerta por-
que no somos capaces de empatía, es decir, de una comprensión erótica
del otro”. (Verónica Gago: “¿Quién es y cómo piensa Bifo?”, Entrevista a
Franco Berardi (Bifo), Ob. cit.)

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