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EL NUEVO FEMINISMO, LACANIANO [1]

Marie-Hélène Brousse
Tuvimos la ola feminista de los gloriosos 70: militantes, las mujeres exigían el derecho de disponer de sus cuerpos, [era
la] lucha por la planificación familiar, [la] lucha por la libertad de concebir o de abortar. “Las mujeres” eran pensadas
como alternativa en la categorización marxista de las clases, remplazando a “los obreros”, especie ya en mutación.
Incluso, fue algo puesto en poema y en canción: la mujer es el porvenir del hombre[2]… Se trataba de reivindicar la
igualdad. Se trataba de denunciar las prácticas educativas sexistas, de abrir las puertas de las instituciones masculinas
a las mujeres. Existían las « Editions des femmes »[3].
Me acuerdo del ginecólogo que, cuando yo era estudiante, no pudo negarme la píldora, pero acompañó su fórmula
médica con una enérgica advertencia: Que no fuera a dilapidar esa libertad que él hubiera querido negarme. Me acuerdo
de las luchas por la igualdad de los derechos. Recuerdo una discusión con mi profesor G. Canguilheim, furioso y
pesimista, cuando las listas de los estudiantes de filosofía, ya no estaban separadas en dos postes, sino que había una
sola común para hombres y mujeres. Me acuerdo de la primera vez que participé en un coloquio en una Universidad
americana, en el cual, después de una lectura de La significación del falo, y habiendo comprendido la separación entre
el órgano y el significante, una estudiante americana quiso hacer del seno, el falo femenino. Todo ese movimiento
feminista estaba centrado en la reivindicación, la igualdad. En síntesis, era la unión del S1 con el S2, el par de siempre,
el amor y la guerra juntos. El eslogan era “hacer el amor, no la guerra » y se cambiaba con frecuencia en su contrario.
Pero, habiendo dejado de ser el complemento de lo masculino, lo femenino pasaba a ser su partenaire, y la
heterosexualidad reinaba aún sobre el modo de la reciprocidad.
Después en Francia, poco a poco, el feminismo se fue agotando. Hoy se le mira como pasado de moda. Quizás algunas
conquistas han calmado a esas histéricas que, de todas maneras no querían acabar con el Nombre del padre, sino ser
tratadas como los hijos varones. Sin embargo, el camino es largo. Todavía falta mucho por recorrer, en muchas partes
del planeta. Arabia Saudita promete a las chicas de la revolución del volante[4] el derecho de votar para el…2015.
¡Cálmense niñas! Es cierto que las religiones de todos los tenores han estado a la vanguardia de los derechos de las
mujeres.
En los Estado Unidos, al contrario, el movimiento ha continuado, se ha modificado, radicalizado con los estudios sobre
Género, las presiones gay y lesbianas. La homosexualidad ha entrado en la danza. Lacan en su seminario VIII, a
propósito de la homosexualidad griega antigua, enuncia que « cuando es un producto de la cultura », la perversión es
una « elaboración, una construcción, una sublimación digamos la palabra » que aporta a la sociedad los elementos que
la preocupan, y que ella censura. Esta censura entraña una « forma de desagregación que se llama la neurosis » que
favorece, a su vez, la creación de nuevos elementos de cultura » (P. 43 de la edición francesa). La homosexualidad ha
seguido este ciclo: clasificada por el DSM como patológica, ha introducido nuevos elementos a la cultura. Ha dejado
de ser, en primer término, una sublimación, después una patología (perversión) para devenir el elemento motor de
cambios culturales mayores que han modificado tanto el orden familiar como el orden simbólico. La sociedad ya no
está organizada estrictamente siguiendo la oposición entre lo masculino y lo femenino. Más radical aún el movimiento
Queer [es una] verdadera demostración de la operacionalidad del axioma lacaniano « yadl’un » [« hay del uno »], tal
como Jacques-Alain Miller hacía el comentario en su entrevista en la revista “Le Point”, cuando se publicó el
seminario…Ou pire: Un todo solo con su modo de goce singular, he ahí el queer. Quizás esos cambios no habrían
podido suceder sin el desarrollo de la ciencia. El feminismo contemporáneo ya no está organizado por la reivindicación
respecto a lo masculino, sino por la paridad. Cada sexo va de su lado sin interesarse en el otro, y por ende en el Otro.
Curiosa y paradojalmente ese feminismo se asemeja a las religiones en ese aspecto. Estas separan los hombres de las
mujeres, funciona de manera segregativa. Pero si las religiones continúan haciendo que esta separación, operada
siguiendo el modo de la prohibición, nutra el sentido sexual y, por lo mismo, sostengan la ilusión de la relación sexual
entre los hombres y las mujeres, las nuevas teorías se acomodan a su inexistencia y sitúan el goce en el nivel, ya sea
del fetiche, ya sea, y esto no es incompatible, en el nivel del amor, cuya estructura de metáfora puede solo reintroducir
la diferencia evanescente. El amor reintroduce en lo mismo al otro irreductible. La clínica analítica contemporánea
demuestra que las vías amorosas homosexuales no se diferencian, en el nivel del sujeto, de las vías amorosas
heterosexuales.
La solución lacaniana es otra. Implica a la vez el principio del « Yadl’un » [« Hay del uno »] contemporáneo y la
afirmación de que no hay relación sexual que pueda escribirse entre los hombres y las mujeres, pero añade un elemento
clave, la disimetría radical entre el funcionamiento lógico que obra en lo masculino y lo femenino. No se trata de la
separación entre hombre y mujer que siempre se basa sobre un « todos los hombres » al cual responde en simetría un
“todas las mujeres”, ni de la segregación de géneros, erigidos en verdaderas especies que, a pesar de no tener ninguna
relación, están regladas cada una por un universal, hasta la multitud de especies queer que pueden reducirse a un todo
solo, pero sin embargo todo. El modelo de la clasificación subsiste: los gatos, los perros, y Médor[5], solos en su clase.
Se debería decir menos gender[6] que species. Además, la reproducción asistida permite a cada género reproducirse
sin el otro.
No, la solución lacaniana no depende de ese modelo lógico clasificatorio. No se trata de una solución segregativa. Una
separación ocurre en el hablante-ser mismo, y además no en todos y no siempre. Una parte, masculina, responde a lo
universal, obedeciendo a la lógica clásica y también a la gramática de la lengua. La otra, femenina, también, pero
además es ordenada según la lógica del “no todo lo universal”, que deviene inconsistente e incompleto. Así es imposible
que, en tal desorden [de las soluciones contemporáneas, no lacanianas], “una gata encuentre sus cachorros”[7], la
especie o el género implosiona. Tampoco se trata de una solución por la bi-sexualidad, cada uno con su parte masculina
y femenina, solución conocida desde Aristófanes, en su versión interiorizada.

Hoy hay un ascenso de las mujeres en numerosas culturas. Es un hecho. ¿Es un ascenso de lo femenino? Eric Laurent
trataba de ello al final de su bella exposición en las últimas jornadas de la Escuela del Campo Freudiano. [Después] ha
tenido la oportunidad de desarrollarlo en Nueva York en el último seminario Paris-Usa, delante de un público americano
que se sorprendía de comprenderlo tan bien. Jacques-Alain Miller organiza para las Jornadas de este año 2011,
correspondientes a los 30 años de la muerte de Lacan, un Foro de mujeres, no un foro de La Mujer; para Rafha,
para una mujer, una psicoanalista, lacaniana, que por serlo quizás no ignora lo que masculino y femenino quieren decir
más allá del Edipo, más allá de las categorías dominantes del discurso del amo, el cual ella no eligió enfrentar, sino al
cual ella molesta. Todo psicoanalista lacaniano molesta. Nosotros somos todos psicoanalistas sirio(a) s.
ANEXO: EL MOMENTO DE LA POESÍA
1.- El Poema
El poema al que se refiere Marie-Hélène Brousse en su artículo fue escrito por Louis Aragon. Es el mismo escritor del
poema que comenta Lacan en su seminario 11, “Contre-chante” (capítulos II et VII). Este verso L’avenir de l’homme
est la femme inicia la décima estrofa de las 11 que contiene su poema “Zadjal de l’avenir”. Me permito traducir este
título como “Zéjel del porvenir”. Aunque Zéjel es una composición de origen árabe, Aragon hace variaciones muy
singulares sobre la versificación y el tipo de rima propios del zéjel. Sin embargo, conserva la significación de la
composición. Según la RAE (rae.es), zéjel viene de “zajál” que significa “canción” en el árabe dialectal de la época;
pero este “zajál” es una derivación del “zagal” del árabe clásico que significaba “algazara, alboroto, gozo”. Así que
podemos suponer que este zéjel del porvenir es una “canción o un gozo del porvenir”.
“Zadjal de l’avenir” está en la colección de poemas « Le fou d’Elsa » (“El loco de Elsa”).
(Edición Gallimard, 2002, pág. 196)
A continuación cito la estrofa completa y la traducción literal que propongo:

X X
L’avenir de l’homme est la femme El porvenir del hombre es la mujer
Elle est la couleur de son âme Ella es el color de su alma
Elle est sa rumeur et son bruit Ella es su rumor y su ruido
Et sans elle il n’est qu’un blasphème Y sin ella él no es más que una blasfemia
Il n’est qu’un noyau sans le fruit Él no es más que una semilla sin el fruto
Sa bouche souffle un vent sauvage su boca sopla un viento salvaje
Sa vie appartient aux ravages su vida pertenece a las ruinas
Et sa propre main le détruit Y su propia mano la destruye

2.- La canción: Jean Ferrat ha musicalizado algunos de los poemas de Luois Aragon. En este caso, un verso del poeta
se hace el título de su canción y su estribillo. A continuación traduzco, también literalmente, la primera y las dos
últimas de sus estrofas.

La femme est l’avenir de l’homme La mujer es el porvenir del hombre


Le poète a toujours raison El poeta tiene siempre razón,
Qui voit plus haut que l’horizon Aquel que ve más allá del horizonte
Et le futur est son royaume y cuyo reino es el futuro.
Face à notre génération Frente a nuestra generación
Je déclare avec Aragon Yo declaro con Aragon
La femme est l’avenir de l’homme la mujer es el porvenir del hombre

Le poète a toujours raison El poeta tiene siempre razón,


Qui annonce la floraison Aquel que anuncia la floración
D’autres amours en son royaume De otros amores en su reino,
Remet à l’endroit la chanson Pone en su lugar la canción
Et déclare avec Aragon y declara con Aragon
La femme est l’avenir de l’homme La mujer es el porvenir del hombre

Il faudra réapprendre à vivre Habrá que aprender a vivir de nuevo


Ensemble écrire un nouveau livre Juntos escribir un nuevo libro
Redécouvrir tous les possibles Redescubrir todos los posibles
Chaque chose enfin partagée Cada cosa al fin compartida
Tout dans le couple va changer Todo en la pareja[i] va a cambiar
D’une manière irréversible De una manera irreversible
[1] Traducción de Ana Victoria Saldarriaga, en colaboración con Sebastián y Cécile Peña. Todas las notas de pie de
página son notas de la traducción.

[2] El poema es del escritor Louis Aragon y la canción de Jean Ferrat. El lector podrá encontrar los versos respectivos
en el anexo a esta traducción titulado “El momento de la poesía”.

Fuente: http://fr.wikipedia.org/wiki/Le_Fou_d%27Elsa

[3] Editorial francesa fundada en 1973 por Antoinette Fouque miembro del Movimiento de Liberación de las
Mujeres.

[4] En referencia a : http://www.lavanguardia.com/internacional/20110531/54163609379/la-silenciosa-revolucion-al-


volante-de-las-mujeres-de-arabia-saudi.html

[5] Medoro (Médor, en francés) es el nombre que se le da a los perros anónimos. Su origen está en el nombre del
personaje Medoro, un moro con el que Angélica, le es infiel a Orlando en el célebre canto épico “Orlando Furioso”,
escrito por Ludovico Ariosto en el siglo XVI. http://journaldejonath.over-blog.com/article-4397836.html

[6] Los dos términos están en inglés en el texto original.

[7] Expresión francesa para indicar el grado de desorden de algo: “Une chatte, une mère, n’y retrouve pas aisément
ses petits ».

[i] En “l- apareja”, diríamos, como lacanianos.

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