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En la práctica con frecuencia se tiene flujo de fluidos sobre cuerpos sólidos, y es responsable de

numerosos fenómenos físicos como la fuerza de resistencia al movimiento, o arrastre, que actúa sobre
los automóviles, las líneas de energía eléctrica, los árboles y las tuberías submarinas; la sustentación
desarrollada por las alas de los aviones y el enfriamiento de láminas metálicas o de plástico, de tubos de
vapor de agua y de agua caliente, y de alambres extruidos. Por lo tanto, es importante el desarrollo de
una buena comprensión del flujo externo y de la convección forzada externa en el diseño mecánico
y térmico de muchos sistemas de ingeniería, como aviones, automóviles, edificios, componentes
electrónicos y álabes de turbinas.
Los campos de flujo y las configuraciones geométricas para la mayor parte de los problemas de flujo
externo son demasiado complicados para ser resueltos analíticamente y, por lo tanto, se tiene que
confiar en las correlaciones basadas en datos experimentales. La disponibilidad de computadoras de alta
velocidad ha hecho que sea posible conducir con rapidez series de “experimentaciones numéricas”
mediante la solución de las ecuaciones que rigen el proceso y recurrir a las pruebas y experimentación
caras y tardadas sólo en las etapas finales del diseño. Este capítulo se apoyará principalmente en
relaciones desarrolladas en forma experimental.
La velocidad del fluido en relación con un cuerpo sólido sumergido, suficientemente lejos de éste (fuera
de la capa límite) se llama velocidad del flujo libre.
Suele tomarse como igual a la velocidad corriente arriba, V, también llamada velocidad de aproximación,
la cual es la velocidad del fluido que se aproxima, lejos y adelante del cuerpo. Esta idealización es casi
exacta para cuerpos muy delgados, como una placa plana paralela al flujo, pero aproximada para
cuerpos redondos o romos, como un cilindro grande. La velocidad del fluido va desde cero en la
superficie (la condición de no deslizamiento) hasta el valor del flujo libre, lejos de esa superficie, y el
subíndice “infinito” sirve como un recordatorio de que se trata del valor a una distancia, donde no se
siente la presencia del cuerpo. En general, la velocidad corriente arriba puede variar con el lugar y el
tiempo (por ejemplo, el viento que sopla de uno a otro lado de un edificio). Pero en el diseño y el
análisis, suele suponerse por conveniencia que la velocidad corriente arriba es uniforme y estacionaria.
Convección forzada

Si en vez de partir de un fluido estacionario que se agita por el mero efecto de las diferencias de
temperatura, forzamos el movimiento relativo con otros medios (con un ventilador en marcha, por
ejemplo), tenemos lo que se conoce como convección forzada. Si la velocidad relativa de partida es lo
bastante grande, la que sería provocada por los cambios de temperatura se hace irrelevante. La
«constante» de convección del modelo del enfriamiento de Newton se hace muy insensible a la
temperatura. Además de esto, como la velocidad relativa puede ser muy grande, la eficacia de la
convección forzada puede ser mucho mayor que la de la convección natural. Esto es algo que se tiene en
cuenta, por ejemplo, al diseñar sistemas de refrigeración para dispositivos electrónicos: cuando la
refrigeración es por convección natural —refrigeración pasiva—, la superficie necesaria para disipar el
calor puede ser muchísimo mayor que la necesaria con un sistema de refrigeración por convección
forzada —refrigeración activa—.

La refrigeración por convección forzada puede funcionar cuando la convección natural ni siquiera es una
opción, bien por cuestiones geométricas (quizá sería necesario un disipador enorme), bien por
cuestiones físicas (como sucede en las cargas de pago de la Estación Espacial Internacional, donde la
convección natural no es una opción por el entorno de micro gravedad).

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