EL TRECENTO ITALIANO

(1 3 0 0 – 1 3 9 9 )

IL DOLCE S TIL NUOVO

CARACTERÍS TICAS INICIADORES EXPONENTES

1. Renova ción del 1. Guido G uinizelli 1. Dante : La Com edia

concepto del am or. 2. Guido Cava lca nti 2. Petrarca : Cancionero
2. Id ea liza ción de la 3. Guittone D’Arezzo 3. Bocca ccio: El De cam e ron
mujer (Donna
Angellicata).

DANTE ALIGHIERI
(1 2 6 5 -1 3 2 1 )

CARACTERÍS TICAS “LA DIVINA COMEDIA”

Género Épico
Especie Epo peya Religiosa
Nº Ca nto s 100
Nº Versos 14 233
Tipo Verso End eca sílabo
Tipo Estrofa Terceto
Rima Consona nte
Id ioma Italia no Tosca no
I. Infierno (34 Ca ntos)
Estructura II. Purga torio (33 Cantos)
III. Para íso (33 Ca ntos)

Tem a centra l El via je de Dan te por Ultratumba

INFIERNO
CANTO QUINTO: LLEGAN AL SEGUNDO CIRCULO DEL INFIERNO DONDE SUFREN CRUEL CASTIGO LOS LUJURIOSOS

Así bajé del primer círculo al segundo, el cual es más estrecho, pero causa mucho más dolor, dolor vivo y
punzante, que origina desgarradores gritos. Allí estaba el horrible Minos que, rechinando los dientes, examina las
culpas de los que entran; juzga y, según lo que oye, dicta su sentencia.
El alma pecadora se presenta ante su faz desnuda, se confiesa, y aquel gran conocedor de los pecados ve qué
lugar del infierno debe ocupar, y se lo designa, ciñéndose al cuerpo la cola tantas veces cuantas sea el número del
círculo a que debe ser enviada.
Ante él vense siempre gran número de almas, que acuden por turno a esperar su sentencia; hablan y
escuchan, y después son arrojados al abismo.
- ¡Oh tú, que vienes a la mansión del dolor! – me gritó Minos cuando me vio, suspendido sus funciones; mira cómo
entras y de quien te fías: no te engañes lo espacioso de la entrada.
Entonces mi guía le preguntó:
- ¿A qué ese grito? No le interrumpas su viaje, ordenado por el destino: así lo han dispuesto allí donde se
puede lo que se quiere; y no preguntes más.
 Luego comenzó a sentirse voces plañideras; y llegué a un sitio donde hirieron mis oídos grandes lamentos.
Entrábamos en un lugar que carecía de luz, en tanto que rugía como mar embravecido combatido por vientos
contrarios. La borrasca infernal siempre movida, lleva en remolinos a los espíritus y los vuelca continuamente, y los
agita y arrebata hasta que se encuentran en la ruinosa valla que los encierra; allí se escuchan los gritos y los lamentos
y las blasfemias contra la virtud divina y alcanzan su furia mayor.
Me informé que estaban condenados a tales castigos los pobres pecadores carnales que sometieron la razón
a sus apetitos lascivos, y así como los estornios que vuelan en bandadas espesas en tiempo de frío, así aquel
torbellino arrastra a los espíritus malvados llevándolos de acá para allá, de arriba abajo, sin que abriguen la
esperanza de tener un momento de reposo, ni que su pena aminore. Y del mismo modo que las grullas, que en
tendido vuelo van lanzando sus tristes acentos, formando todas una hilera prolongada en el aire, así también vi venir,
exhalento gemidos a las sombras arrastradas por aquella tromba. Por lo cual le pregunté :

- Maestro ¿Qué almas son esas tan cruelmente castigadas por el aire negro?

- La primera que ves en este infierno, - me dijo - fue emperatriz de una multitud de naciones donde se
hablaban muchas lenguas, y tan dada al vicio de la lujuria que permitió en sus leyes todo lo que excitaba al placer;
para ocultar de este modo la abyección en que vivía. Es Semíramis, de quien se lee que sucedió a Nino y fue su
esposa y reinó en la tierra de que hoy es dueño el Sultan. La otra es la que se suicidó por amor y quebrantó la fe
prometida a las cenizas de Siqueo. Después le sigue la lasciva Cleopatra.

Vi también a Helena, que fue ocasión de tantos y tan grandes males; y vi al gran Aquiles, a quien el amor obligó al fin
a combatir. Vi a París, a Tristán y a muchas otras sombras que me fue enseñando y designado con el dedo, y a
quienes Amor había hecho salir de esta vida. Cuando oí a mi sabio rector nombrar las antiguas damas y
caballeros, me sentí dominado por la piedad y quedé como aturdido.