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Red Voltaire

La OTAN y la «intercepción» de
​aviones rusos
por Valentin Vasilescu

Prácticamente todos los meses la OTAN anuncia que tuvo que


aplicar sus protocolos de ​i ntercepción aérea porque algún
avión ruso se acercó a la frontera de algún país ​m iembro de la
alianza, anuncios que crean la impresión de que existe un peligro
​p ermanente de guerra. Pero esos aviones rusos nunca violan el
espacio aéreo de ​l a OTAN. ¿Qué sucede exactamente?​

RED VOLTAIRE | BUCAREST (RUMANIA) | 4 DE NOVIEMBRE DE 2018

FRANÇAIS ROMÂNĂ TÜRKÇE ENGLISH


Hace varios años que los medios de difusión occidentales,
los responsables de la OTAN en las ​regiones del Mar Báltico y del
Mar Negro y todo un ejército de «analistas» parecen ser ​víctimas
de una epidemia de «rusofobia» y sentir un miedo mortal ante la
«agresividad» de la ​aviación rusa cerca de las aguas territoriales de
la OTAN en el Mar Báltico y el Mar Negro. ​Veamos las razones, que
son por cierto baladíes. ​

En los tres países bálticos y en Rumania, la OTAN ha instaurado


un mecanismo llamado «Quick ​Reaction Alert» (QRA, siglas en
inglés por “Alerta de Reacción Rápida”). Es un sistema de ​rotación
en el que participan 150 soldados, 6 pilotos y 4 aviones
interceptores, que responden a ​un mando simple del Reino Unido,
Canadá, Alemania, Italia y otros países miembros de la OTAN, ​para
efectuar misiones de policía aérea (EAP, siglas en inglés) por un
periodo de 4 meses ​cada país. ​

Para analizar lo que está sucediendo, nos basaremos en el caso


de Rumania. En varias ocasiones ​el mecanismo de alerta rápida ha
anunciado a la prensa que aviones militares rusos habían ​tratado
de penetrar en el espacio aéreo rumano sin autorización de
sobrevuelo. Cada vez que se ​ha señalado algo así, se ha ordenado
el despegue de aviones británicos Eurofighter Typhoon o ​de
aviones canadienses F-18 para interceptar los aviones rusos y
«defender la integridad del ​espacio aéreo sobre las aguas de
Rumania». ​

Por ejemplo, en agosto de 2018, en una sola semana, la Royal


Air Force británica informó ​oficialmente haber efectuado
3 despegues diurnos y nocturnos desde la base aérea [rumana] de
​Mihail Kogalniceanu, con sus aviones Typhoon, en el marco de la
“Alerta de Reacción Rápida” ​para interceptar aviones rusos que
sobrevolaban el Mar Negro… en el espacio aéreo ​internacional.​
Analizando más profundamente los hechos comprobamos que
los británicos habían interceptado ​un avión de transporte Antonov
An-26 y un avión de búsqueda y salvamento Beriev Be-12 que
​habían despegado de Crimea y efectuaban un vuelo de instrucción
sobre el Mar Negro, a ​160 kilómetros de la costa rumana.
Los británicos dijeron que la trayectoria de esos aviones ​permitía
suponer que iban a penetrar, por accidente o deliberadamente, en
el espacio aéreo ​rumano. El Be-12 es un hidroavión de los
años 1960 que no lleva ningún tipo de armamento y ​su velocidad
de crucero es similar a la de un helicóptero. ​

​¿De qué se trata en realidad? Todo este asunto tiene que ver
principalmente con el interés en ​mantener la categoría de
los pilotos. Se trata de una reglamentación que es idéntica en
todos ​los países. Los 6 pilotos británicos destacados en la base
[rumana] de Mihail Kogalniceanu, por ​un periodo de 4 meses,
están cumpliendo un servicio de combate y por esa razón
no pueden ​efectuar vuelos de entrenamiento como lo hacen sus
colegas en el Reino Unido. Si esos pilotos ​no vuelan al menos
una vez al mes, al regresar a su país están obligados a realizar
vuelos de ​entrenamiento acompañados por un instructor y
en aviones de doble pilotaje. ​

Resultado: la prensa occidental –haciendo gala del mayor


desconocimiento– se hace eco de ​informes alarmistas, en vez de
preguntar a los ministros de Defensa del Reino Unido y de Canadá
​por qué sus pilotos de guerra realizan misiones inútiles y por qué
no envían aviones ​de entrenamiento (con doble sistema de
pilotaje) a Rumania, que no tiene interceptores ​Typhon ni F-18.​

La cuestión de la preservación de la clasificación de los pilotos


de la OTAN destacados ​en Rumania es por tanto una necesidad
que los países de la alianza resuelven de manera ​fraudulenta,
agitando el nombre de Rusia. Como los aviones rusos despegan y
aterrizan ​diariamente en las bases aéreas de Crimea –a 150 o
200 millas de la base de Mihail ​Kogalniceanu–, los pilotos
británicos y canadienses de la OTAN, en vez de efectuar los vuelos
de ​entrenamiento reglamentarios para mantener su categoría
después de un mes sin volar, ​simplemente utilizan los
aviones rusos que despegan o aterrizan en Crimea como
“objetivos ​aéreos” ficticios ya que los radares de los interceptores
Typhoon y F-18 pueden detectar ​blancos aéreos a 100 millas de
distancia. ​

Para mantener su categoría, 2 pilotos británicos o canadienses


vuelan en formación, escogiendo ​para ello un día con condiciones
difíciles correspondientes a los parámetros mínimos de dificultad
​admitidos para los interceptores Typhoon y F-18, o sea nubes
bajas y malas condiciones de ​visibilidad. También pueden optar
por la realización de vuelos nocturnos, igualmente según los
​parámetros mínimos. Lo único que necesitan es que ese mismo
día haya aviones rusos ​despegando desde Crimea. ​

Gracias a esa artimaña, los 6 pilotos de la OTAN destacados


en Rumania resuelven su problema ​de conservación de su
categoría en condiciones de servicio de combate y con 2 o 3
vuelos ​al mes. ​

Ese es todo el secreto de la histeria provocada artificialmente


mediante la retórica del ​«¡Nos atacan los rusos!» que los medios
de difusión occidentales repiten constantemente. ​

Valentin Vasilescu

Fuente : «La OTAN y la «intercepción» de ​aviones rusos», por Valentin Vasilescu, Red
Voltaire , 4 de noviembre de 2018, www.voltairenet.org/article203741.html

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