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La Dimensión conjuntista identitaria en el dominio social -histórico se da en la doble
dimensión: Legein y Teukhein.
Legein : hace posible el hacer /representar social, en tanto se refiere siempre a objetos
distintos y definidos, instaurando la relación significativa (signos) que se encarna en el
lenguaje como código; encarna por tanto la dimensión conjuntista identitaria del
representar social.
Imaginación radical.
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Diferencia entre el humano y el animal.
Un ser vivo es un ser para sí, lo que implica una autofinalidad, creación de un mundo
propio y de objetos y hechos que este ser viviente busca o evita. Es lo que se llama
intención. Esta intención esta acompañada de placer o displacer, no es más que una
simple señal biológica que no puede ser elaborada.
En el psiquismo animal la representación está definida de manera fija por parte del
instinto y se trata de un proceso funcional. La representación sexual para un animal es
funcional: entra en el proceso que lleva a la reproducción.
La pulsión tiene su origen en lo somático pero para influir sobre la psique debe
encontrar una representación En el ser humano no existe un lazo predeterminado o de
relación obligatoria entre la pulsión y su representante psíquico. Se caracteriza por una
afuncionalidad ya que no está determinado por una funcionalidad biológica.
El ser humano aunque también se trate de un ser para sí la situación cambia y complica
por la imaginación radical y su capacidad para hacer surgir representaciones, afectos y
deseos. En este caso no se habla de intención sino más bien de deseo y éste no está
ligado a funciones biológicas. Es imposible concebir un deseo que no sea deseo de algo.
Siempre esta manifestado a través de una representación.
La imaginación radical está también en la base de otra capacidad del ser humano: El
simbolismo. Gracias a la imaginación radical el ser humano puede ver una cosa en otra.
Esto es lo que hace posible el lenguaje, lo que consiste su apoyatura.
El inconciente es otra de las realizaciones de la imaginación radical. Esta también se
manifiesta en lo conciente en la medida en que no es pura repetición y somos capaces de
tener ideas nuevas.
Lo imaginario radical es como histórico social y como psique- soma. Como histórico
social es un río abierto del colectivo anónimo; como psique soma es el flujo
representativo/afectivo/intencional (el núcleo del icc). Así, aquello que posiciona, crea,
y da existencia en lo histórico social Castoriadis lo denomina “imaginario social/
radical” y a su equivalente en el pisque-soma “imaginación radical”
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La sociedad como instituyente y no instituida de una vez por todas.
El autodespliegue del imaginario radical como sociedad y como historia solo se hace
por las dos dimensiones del instituyente y del instituido.
Cuando las sis y las instituciones se solidifican, Castoriadis las llama imaginario social
instituido. Es lo ya dado, lo que tiende a permanecer, la inercia de las instituciones, lo
repetitivo, lo naturalizado. Aquí se encuentran las normas, costumbres y tradiciones.
Estas aseguran la continuidad de la sociedad, la repetición de las mismas formas,
regulan la vida de los hombres; permaneciendo hasta que un cambio histórico las
modifique o reemplace por otras.
Pero la sociedad no está instituida de una vez y por todas, la sociedad se autoaltera, pues
lo sociohistórico es permanente creación.
La historia no es la suma total de las acciones del hombre a través del tiempo y del
espacio. Es la autoalteración de la sociedad, una alteración cuyas formas mismas son
cada vez la creación de la sociedad considerada. La repetición en sí misma nunca es
naturalmente, una estricta repetición.
La historia es autodespliegue de la sociedad a través del tiempo. No es una creación de
elementos inmutables o combinados de una determinada forma, es una creación
singular, una creación y destrucción ontológica. Es el despliegue sociohistórico, es decir
a través de su tiempo y espacio particular.
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producto concreto, su portador y reproductor, el individuo viviente en su condición de
forma sociohistórica.
Creándose como eidos cada vez singular, la sociedad se despliega en una multiplicidad
de formas organizativas y organizadas: se despliega como creación de un espacio y de
un tiempo que le son propias. Pero estas propiedades son re-creadas, elegidas, filtradas,
puestas en relación y dotadas de sentido por la institución y las sis.
Las sis no son ideología sino que Castoriadis las entiende como posición primera,
inaugural, irreducible de lo histórico social y de lo imaginario social.
Las SIS articulan, invisten sentidos, construyen el mundo de una sociedad determinada
a través de una organización ensídica, determinando las representaciones, afectos e
intenciones dominantes de una sociedad. Lo que importa es la singularidad del magma
de las SIS.
Las SIS deben ser coherentes, (en relación a los principales caracteres de la sociedad) y
completas (clausura de significación). Esto implica que toda pregunta debe encontrar
respuestas dentro del magma de las SIS de esa sociedad; pero esto no imposibilita
cuestionar la validez de las SIS e instituciones.
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La sociedad es un magma de SIS, que otorgan sentido a la vida colectiva e individual
constituyendo el aspecto positivo, y la represión y prohibiciones como aspecto negativo.
La sociedad no puede ser pensada como el resultado de dos prohibiciones, la del incesto
y la del asesinato. La simple prohibición no puede crear nada, puede apenas regular
algo. En la creación y la existencia de sociedades hay también un contenido positivo
casi infinito.
No hay oposición entre individuo y sociedad. Los individuos son fragmentos totales
que encarnan las SIS y el núcleo centrales de las instituciones de la sociedad a la que
pertenecen; son creaciones sociales en su forma histórica-social dada en cada caso. Por
lo tanto, el individuo es social, es fragmento total del mundo instituido cada vez.
Lo que en el individuo no es social, lo que se halla en lo más recóndito de la psique
humana es el deseo.
Sin embargo la psique y la sociedad tienen algo en común, para ambos hay y debe haber
sentido no funcional. Este sentido es de distinta naturaleza en ambos casos. La psique
pide sentido, la sociedad la hace renunciar (nunca del todo) a lo que para la psique es
sentido propio, imponiéndole encontrarlo en las SIS y las instituciones. La sociedad
brinda objetos de investidura, modelos identificatorios, promesas sustitutivas.
El sujeto no está simplemente conducido por su ICC, sino que debe ser capaz de ser
lúcido en relación con sus deseos, de conectarse y ser permeables a ellos, de poder
filtrarlos, canalizarlos, y dominarlos con otras herramientas que no sean la represión.
Debe ser un sujeto autónomo, con subjetividad reflexiva y deliberante que cuestione las
SIS y reglas que recibió de su sociedad para llevar a cabo una acción subjetiva, singular
y libre, pero ésta estará también ligada a una situación colectiva y sociohistórico, en la
medida en que el ser humano es un ser social.
La mónada psíquica.
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Nada existe para el sujeto fuera de si mismo. Él es fuente de placer.
(indiferenciación).
La mónada organiza la experiencia del placer, no con un objeto sino como experiencia
total. Esta experiencia orienta para siempre al psiquismo, cuyo objeto de deseo será la
recuperación de este estado y retorno a el.
La mónada psíquica implica una clausura, es decir una representación cerrada del
psiquismo tanto de sí mismo como del mundo. Pero ésta se debe romper para sobrevivir.
Lo que produce esta ruptura es la presencia del otro, que es biológicamente y
psíquicamente esencial para el sujeto. Es un objeto decisivo para su satisfacción, para su
placer.
La apertura sucede en la fase triádica constituida por el niño, el objeto parcial (pecho)
y la madre. La madre al aparecer como aquello que dispone del pecho, el niño proyecta
su omnipotencia a la madre. Pero también se produce una introyección al incorporar las
significaciones que provienen del otro. Es la madre quien le da significaciones a cada
cosa, afecto, al displacer que siente el bebé. Aquí aparece la necesidad de la psique, de
un afuera al cual atribuir la fuente de displacer, la de otorgar un sentido, favoreciendo la
ruptura de la mónada. Esta fase es el primer momento de socialización. Pero este
proceso resulta necesario que el niño desplace a la madre de su lugar de omnipotencia
hacia el padre y que éste sea reconocido como padre entre otros padres.
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“causas”, “medios”, o “soportes” de placer para la psique misma. De esta manera la
sociedad logra (no exhaustivamente) orientar, canalizar las pulsiones e impulsos
egocéntricos, asociales e irracionales hacia actividades socialmente coherentes, que
respondan a un pensamiento lógico. El requisito mínimo para que el proceso pueda
desarrollarse es que la institución ofrezca a la psique un sentido, otro sentido que el de
la monada psíquica. El individuo social se constituye así interiorizando el mundo y las
sis creadas por la sociedad.
Institución, instituciones.
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La institución primera de la sociedad es el hecho que la sociedad se crea a sí misma
como sociedad y se crea dándose instituciones animadas específicas por significaciones
sociales específicas de determinada sociedad.
Esta institución primera se articular en y se sirve de las instituciones segundas (lo que
no quiere decir secundarias), que podemos dividir en dos categorías:
Transhistóricas: Son instituciones consideradas abstractamente. Todo individuo
es distinto en cada sociedad, también cambia la lengua, pero no hay sociedad sin
individuo y sin lenguaje.
Especificas: Son las instituciones propias de determinadas sociedades. Son las
que portan las significaciones imaginarias sociales y constituyen la textura
concreta de cada sociedad.
2. Internos: La psique. Esta debe ser socializada por medio del proceso de
sublimación.
Es por esta razón que no podemos elaborar una teoría de la institución, pues la teoría es
la mirada que se sitúa frente a algo y lo examina. No podemos situarnos frente a la
institución y examinarla porque los mismos medios de que disponemos para hacerlo
forman parte de la institución. No podemos pretender hablar de la institución en un
lenguaje riguroso, formal cuando este mismo lenguaje es una institución, quizá la
primera y la más importante de todas. Existe una dependencia de lo que pensamos y
decimos con respecto al lenguaje, con lo instituido en nuestra sociedad de origen.
Pero si bien no podemos salir de las instituciones, nuestra movilidad dentro de ellas no
tiene límites y nos permite ponerlo todo en cuestión, incluso las instituciones mismas y
nuestra relación con ellas. Los saberes son ellos mismos instituciones y esto nos lleva a
mantener una relación cuestionadora con el conocimiento. Pensar es experimentar, es
problematizar es arriesgar a decir algo distinto. Es animándonos a producir nuevos
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cruces discursivos, a transgredir dominios de conocimiento ya instituidos, a pensar de
otro modo, como logramos expandir nuestro campo de análisis.
La reflexión implica preguntarse cómo y por qué para explotar, dominar y convertir el
conocimiento más allá de las clausura de significación de nuestra propia institución. En
otras palabras, se trata de una sed insaciable del conocimiento que lleva al
cuestionamiento sobre las representaciones heredadas provocando un derrumbe
constante de las paredes de nuestra propia clausura. Este saber implica interrogar,
problematizar, transformar (se).
Heteronomía y autonomía.
La ley o Nomos hace referencia a aquello que es específico de cada sociedad o de cada
etnia lo que se opone al orden “natural” (e inmutable) de las cosas, a la Physis.
La institución es heterónoma:
por una parte la institución afirma de sí misma que no es obra del hombre.
por otra se los forma y se lo fabrica de tal manera que son completamente
absorbidos por la institución de la sociedad. La institución no se cuestiona.
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autónomo es aquel que es lúcido con respecto a su deseo y a la realidad y responsable
de sus actos, esto es, consciente de que es responsable de lo que hace.
Para una sociedad, darse a sí misma su ley significa aceptar enteramente la idea de que
es ella la que crea su propia institución y que lo hace sin poder apelar a ningún
fundamento extrasocial. Esto permite poder cuestionarlas, pensarlas si se detecta una
crisis en las mismas, abriendo constantemente nuevos sentidos al brindar la posibilidad
de una crítica y modificación.
Aspecto extremo: Para que el individuo pueda alcanzar la autonomía se requiere que
campo social-histórico se haya autoalterado. Es obra del imaginario instituyente.
Democracia.
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Hoy en día resulta una hipocresía asegurar que existe algún país en el que el pueblo
tenga el poder. Los portadores, en cambio resultan ser la burocracia de los partidos
políticos, la cima del aparato de estado, los dirigentes económicos, los grandes
propietarios, los dirigentes de los medios de comunicación e información.
Vivimos hoy en día bajo un sistema de capitalismo burocrático con regimenes políticos
de oligarquías liberales.
En los países democráticos se habla de la igualdad política del ciudadano. Pero es obvio
que no puede haber igualdad política si existe una inmensa desigualdad económica. El
poder económico se traduce en poder político, vemos esto en la manipulación de la
opinión pública por los dueños de los medios de comunicación.
Debe existir una situación alternativa, la institución de una sociedad autónoma, de una
sociedad que se autogobierne.
El poder del pueblo exige una democracia directa, esto quiere decir que todas las
decisiones importantes sean tomadas por las colectividades involucradas.
Esto será posible si hay una descentralización del poder. Los poderes públicos viven en
un mundo privado. El poder público es objeto de apropiación por algunos grupos que
deciden entre ellos.
Una sociedad democrática debe saber que hay que formar individuos libres y que esa es
una tarea que incumbe a la educación de los individuos. La educación no es solo la
instrucción sino también implica una transformación del cachorro humano en hombre
en el pleno sentido de la palabra. Un hombre libre, responsable, capaz de decidir.
Los factores que podrían empujar a la gente en esa dirección son el deseo de alcanzar la
verdadera libertad y la saturación, el asco, el disgusto con respecto a la situación actual.
Debemos tener lucidez en ver los factores que podrían sernos contrarios, como ser la
fragmentación de la sociedad en la cual las personas se ignoran y son extraños u hostiles
los unos a los otros, como también el giro hacia el consumismo. El consumo, la
televisión son agentes de compensaciones con respecto al vacío del sentido de la vida
contemporánea.
Para que haya un cambio en las actitudes políticas, es necesario que la gente reconozca
el vacío de esta “puesta en sentido” y que descubra que poseen la capacidad de darle
ellos mismos el sentido a su vida.
Poder.
El poder para Castoriadis se define como “Poder hacer”. Castoriadis diferencia el Infra-
poder del poder explícito.
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Infra-poder: Es la manifestación y dimensión del poder instituyente del imaginario
radical, no es localizable. Es el poder fundamental de una sociedad, el primero que
dependen todos los otros. Éste es anterior a todo poder explícito y a toda dominación.
Es ejercido por la sociedad instituida, pero detrás de esta se haya la sociedad
instituyente. Ésta, por radical que sea su creación, trabaja siempre a partir y sobre lo ya
construido. La sociedad instituida no alcanza nunca a ejercer su infra-poder como
absoluto en la medida que existen clausuras de sentidos.
La política- lo político.
La autonomía es pues el proyecto que tiende a la puesta al día del poder instituyente y
su explicación reflexiva, a la reabsorción de lo político como poder explícito en la
política; actividad lucida y deliberante y que tiene como objeto la institución explícita
de la sociedad hacia fines comunes y obras publicas.
Alienación.
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Es innegable que las instituciones cumplen funciones en tanto que deben asegurar la
supervivencia de la sociedad. Sin embargo no se puede explicar tanto la existencia de la
institución como sus características por la función que la institución cumple en la
sociedad. Las sociedades y sus instituciones no se reducen a esta funcionalidad, a esta
supuesta correspondencia entre los rasgos de la institución y las necesidades “reales” de
la sociedad. Ya que la sociedad inventa nuevos modos de responder a sus necesidades
como también nuevas necesidades y esto es así porque lo “real” de las necesidades
existe siempre inmerso en una red simbólica.
La necesidad, no llega a ser necesidad social más que en función de una elaboración
cultural. Lo que constituye la necesidad humana es la investidura del objeto con un
valor que supera, por ejemplo, la simple inscripción en la oposición instintiva nutritivo-
no nutritivo y que establece en el interior de lo nutritivo, nuevos valores culturales.
Una sociedad como la del capitalismo moderno, que crea un flujo continuo nuevo de
necesidades y se agota al satisfacerlas no pueden ser ni descritas, ni comprendidas en su
funcionalidad misma sino en relación a puntos de vista, orientaciones, cadenas de
significaciones que no solamente escapan a la funcionalidad, sino que a las que la
funcionalidad se encuentra en buena parte sometida.
Alude a un ideal, no a lo que es en sí misma sino lo que debería ser, como debería
funcionar. Sin embargo, si la institución responde por un ideal, es porque la propia
práctica remite a otra cosa, es decir, no puede solo remitir a su funcionalidad Si la
función es un ideal hay algo que lo soporta.
La institución está sometida a lo imaginario, en el sentido que no hay nada que por sí la
determine, sino que existe un desplazamiento, una articulación de sentido, que excede a
lo determinado, a la significación. Esto proporciona una imposibilidad de lograr un
análisis objetivo, sin implicar al sujeto ni al contexto en el cual se encuentra.
La institución y lo simbólico.
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permite determinar a priori la frontera del simbolismo ya que este se desborda en lo
funcional. El simbolismo no puede ser ni neutro ni totalmente adecuado porque no
puede tomar sus signos en cualquier lugar, ni un signo cualquiera.
La sociedad constituye cada vez su orden simbólico, pero esta constitución no es libre,
debe también tomar su materia en lo que “ya se encuentra ahí”. Todo simbolismo se
edifica sobre las ruinas de los edificios simbólicos precedentes y utiliza sus materiales.
Hay un uso inmediato de lo simbólico, en el que el sujeto se deja dominar por éste pero
hay también un uso lúcido o reflexionado de él. Jamás podemos salir del lenguaje pero
nuestra movilidad en el lenguaje no tiene límites y nos permite ponerlo a todo en
cuestión inclusive el lenguaje mismo. Esto ocurre lo mismo con la institución.
El interés del psa desde el punto de vista del pensamiento político reside evidentemente
en su aporte posible a una antropología filosófica y política. La obra de Freud esta
compuesta por dos categorías de escritos. Los escritos propiamente psicoanalíticos,
relacionados con la psique como tal, y los escritos sociales. Estos últimos proporcionan
un aporte del psicoanálisis a cuestiones tales como el origen de la sociedad o sea el
proceso de hominización del hombre, la estructura y contenido de las instituciones, la
historicidad y la política del contenido de una transformación deseable en las
instituciones.
Freud se ocupa especialmente del nacimiento de las instituciones resumiéndolas en la
prohibición del incesto y la prohibición del asesinato intra-clánico. El acontecimiento
que ha provocado estas prohibiciones lo encuentra en el mito científico de tótem y tabú:
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Freud retoma la idea de una horda primitiva en la que los homínidos vivirían bajo la
dominación de un macho poderoso que poseería a todas las hembras y expulsaría (o
castraría o mataría) a los muchachos una vez llegados a la madurez. Los hermanos
excluidos un día llegarían a formar una coalición fuertemente teñida de homosexualidad
y matarían al padre. Una vez llevado a cabo el asesinato procederían a la ingestión
canibalística del cuerpo del padre asesinado, incorporación imaginaria de su potencia,
luego de un sermón por medio del cual los hermanos renunciarían a la posesión de las
hembras del clan, así como al asesinato intraclánico. Los hermanos odiaban al padre,
pero también le habían temido, lo habían venerado y amado. Entonces erigieron en su
lugar a un animal como tótem de su clan, cuyo asesinato y consumo estaban prohibidos,
salvo en las fiestas periódicas en las cuales el animal era matado y ritualmente
consumido en conmemoración del asesinato fundador. Este seria el origen de la
prohibición del incesto y del asesinato intra-clánico y de las primeras instituciones
religiosas (totemismo, tabú) garantes de allí en mas de un orden social ya humano.
Las ideas de freud aportan claridad a las tendencias de la psique que constituyen el
apuntalamiento de la socialización. En este sentido, el mito científico, mas que explicar
la génesis de la sociedad a partir de un acontecimiento, proporciona una elucidación de
los procesos psíquicos que condicionan la interiorización que hace el ser humano
singular de las instituciones y de las sis.
En relación a la religión, freud sostiene que esta es una ilusión, una creencia errónea
sostenida por un deseo.
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