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1
José Manuel Barranco Gámez.
Abogado.
Licenciado en Derecho.
Licenciado en Criminología.
Detective Privado.
Máster en Prevención de Riesgos Laborales
Técnico Superior en PRL de las tres Especialidades.
2
INDICE
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
I. DERECHO ROMANO.
I. INTRODUCCIÓN.
3
VII. MEDIOS COMISIVOS.
IX. ANTIJURIDICIDAD.
X. CULPABILIDAD.
XI. CONCURSO.
I. INTRODUCCIÓN.
XI. SECUESTRO.
XIII. ANTIJURIDICIAD.
XV. CONCURSO.
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14. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 19
DE NOVIEMBRE DE 1884.
7. BIBLIOGRAFÍA.
7
RESUMEN
PALABRAS CLAVES
8
EL DELITO DE DETENCIÓN ILEGAL
ANALISIS JURISPRUDENCIAL DEL TIPO
EN LOS CÓDIGOS PENALES DE
1870, 1944 Y 1995
1. ANTECENDENTES HISTÓRICOS
I. DERECHO ROMANO
Tal figura guarda un parentesco con el furtum; de tal suerte, cuando el sujeto
activo se apropia de un esclavo, existen grandes dificultades para deslindar aquella
figura del furtum.
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En otros lugares se sancionan también otros comportamientos lesivos de la
libertad: "si algun omne detoviere por fuerza a aquel que va su camino" (ley IV, tit. IV,
libro VI); por último, bajo el epígrafe del tít. IV, libro VII ("de los que prenden los
omnes por fuerza, e los venden en otra parte") se castiga a "todo omne libre que roba
siervo aieno".
El Fuero Real en su ley XII, tít. IV, lib. IV, pena al que "a otro encerrare en su
casa en la que morare. . . o en otra casa agena", así como al que "echare a otro de su
casa por fuerza, asi que le desapodere de las cosas que y tiene”. . . ; en la ley IV, tít. . V,
a "todo home que presiere a otro sin derecho", agravando la sanción cuando "le metiere
en casa, o en fierros, o en otra presion"; finalmente, en la ley VIII, tít. VI, libro IV,
castiga al que "prendere a otro sin mandado del Alcalde o del Merino", y en el tít. XIV,
libro IV, a "los que venderen los hombres libres, o los siervos de otros".
I. INTRODUCCIÓN
Los Códigos penales1 que abarcan todo el siglo XIX se encuentran fuertemente
determinados por sus principales redactores o relevantes personajes intervinientes en los
debates del legislativo. De la misma forma, los ministros de Gracia y Justicia
correspondientes dejaron su impronta en la redacción definitiva de los libros, pasando a
la posteridad firmando los textos, destinatarios sempiternos de las órdenes reales o
presidenciales de entrada en vigor.
1
García Valdés C. La Codificación penal y las primeras recopilaciones legislativas
complementarias. AHDE, tomo LXXXII, 2012.
10
cuando lo fuere, así en las ejemplificaciones del Código de 1822, el precedente no será
el modelo posterior. Y es que los responsables son académicos, profesores,
historiadores o jurisconsultos, es decir personas verdaderamente preparadas en Derecho
y, además, de elevada cultura multidisciplinar, que ocuparon distintos y elevados cargos
públicos y que, desde luego, escriben bien, de manera concisa, inteligible y expresiva,
conociendo el alcance de las paráfrasis; por eso, muchas de sus frases han quedado para
la posteridad, repitiéndose con harta frecuencia, incorporándose al lenguaje habitual,
siendo así que el profundo conocimiento, envuelto en una excelente literatura, se revela
a cada renglón de la lectura y en cada precepto legal.
11
(art. 26). En el caso de ser el autor menor de la postrera edad indicada y haber obrado
con discernimiento, siendo reo de pena capital o trabajos forzados, se conmutarán estas
penas por la de reclusión (art. 65). Será al tipificarse el delito de homicidio cuando el
legislador se acuerde de causas justificativas excluyentes tales como la defensa legítima
(art. 621), que puede considerarse como plasmación expresa de una acepción primitiva
y embrionaria de la teoría de los elementos negativos del tipo.
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illicita" o responsabilidad por el resultado. La reforma de 1850 supuso un mayor
endurecimiento, castigándose con carácter general la conspiración y proposición para
delinquir, y prescindiendo del principio de la legalidad de las penas, lo cual constituye
un caso único en la Codificación española.
Los Códigos posteriores, a partir del de 1848, adoptan una estructurara similar a
la actual, en cuanto castigan, de una parte, los actor atentatorios a la libertad efectuados
por los funcionarios en el ejercicio de sus cargos, y de otra, los actos realizados por los
particulares; con ello sigue el legislador español la sistemática adoptada por el Código
penal francés -arts. 114 y ss ., por un lado, y 341 y ss ., por otro-.
Los objetivos perseguidos por los reformadores de 1870 y hasta qué punto los
consiguieron. Fue propósito de los legisladores:
13
cambio es aparente la, desaparición de la prisión y el presidio menor, porque quedaron
abarcadas en la mayor duración del presidio y la prisión correccionales en el Código de
1848 se contaban las penas contra la libertad por años o por meses, sin que al legislador
le hubiera importado que el límite superior de la pena menos grave coincidiera con el
inferior de la inmediata más grave, o mediare un lapso de tiempo entre los límites de
una y otra. En cambio, los legisladores del código de 1870, con detallismo de contables
añadieron a los años y meses de cada pena o grado de la misma la famosa coletilla "y un
día". Como los tribunales aplican en muchos casos el mínimo de la penalidad en la ley
establecida para cada delito.
El Código penal de 1870 pena -en la sección "de los delitos cometidos por los
funcionarios públicos contra el ejercicio de los derechos individuales sancionados por la
Constitución", encuadrada dentro, del título "Delitos contra la Constitución"-, conforme
al artículo 210, a "el funcionario público que detuviere a un ciudadano, a no ser por
razón de delito, no estando en suspenso las garantías constitucionales”.
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Los Códigos penales posteriores introducen en esta regulación modificaciones
que no afectan a la presente cuestión del sujeto activo. Históricamente no puede, pees,
ponerse en duda el que la distinción entre los dos grupos de infracciones examinadas
radica en su diversa naturaleza y no en la simple cualidad personal de sus autores.
Debe, por lo demás, tenerse en cuenta que el propio Tribunal Supremo atiende al
carácter con que el sujeto practica la detención a efectos de calificar la conducta en una
u otra clase de delitos privativos de libertad (sentencias de 26 diciembre 1870, 20
febrero 1884).
De todo lo dicho se desprende que los preceptos del artículo 184, de una parte, y
los de los artículos 485 y ss. de otra, contienen delitos distintos. El artículo 184 no
persigue, como estos últimos, la protección de la libertad en si misma, sino el amparo de
ella en cuanto ha sido reconocida por la ley, o mejor por el Estado, y en cuanto la
agresión proviene de un ejercicio de funciones públicas; el mencionado precepto se
propone, pues, garantizar el legítimo uso por parte de los funcionarios de sus facultades
privativas de libertad. El objeto jurídico de uno y otro grupo de delitos es, pues, distinto.
Y diferente lo será, por tanto, también el sujeto pasivo: de los 480 a 483, la persona
individual; del 184, la comunidad. Por esta razón, mientras que el consentimiento del
detenido producirá el efecto de excluir el injusto en el primer grupo de infracciones,
carecerá de toda relevancia en el segundo.
El delito del articulo 184 lo realizara el funcionario público que actué con
carácter de tal, es decir, en el ejercicio de sus funciones; se estimará, pues, esta
infracción siempre que la detención se produzca bajo la apariencia de legalidad que
proporciona el uso -y abuso- de las facultades legitimas. Sujeto activo de las figuras
previstas en los artículos 480 y ss. lo será, en cambio, tanto el propio particular como el
funcionario que no actúe en la situación antes descrita.
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3. CÓDIGO PENAL DE 1944
I. INTRODUCCIÓN
El texto2 articulado que vio la luz fue previamente sometido a revisión de una
Comisión nombrada por OM de 21 de octubre de 1944, en la que figuraban los
magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo y un reducido número de
funcionarios del Ministerio fiscal, y a dictamen del Consejo de Estado. Se aprobó por
Decreto de 23 de diciembre de 1945, denominándose «Código Penal reformado, texto
refundido de 1944». En esencia, supuso una breve reforma provisional del anterior de
1932. … Muestras de la severidad del Código de 1944 lo constituyen la apreciación
obligatoria de las agravantes por parte del juzgador, antes voluntaria; la imposición de
una pena notablemente más grave a partir de la segunda reincidencia; la creación de dos
nuevas agravantes de publicidad y de lugar sagrado; el castigo en todo caso de los actos
preparatorios de proposición, conspiración y provocación para delinquir; la previsión de
nuevos delitos cualificados por el resultado, etc.… El Código mantuvo la pena de
muerte (no como pena única, a diferencia del Código de Justicia Militar) y la
complicada escala de penas de privación de libertad que había establecido el Código
liberal moderado de 19 de marzo de 1848, determinando la aplicación de la pena en
cada caso conforme a la gravedad del hecho cometido, según los tradicionales
principios retribucionistas, aunque recogió e incorporó diversas figuras que respondían
a principios de prevención y que atienden a la personalidad del delincuente, tal como la
sus-pensión condicional de la condena, el sistema progresivo, la libertad condicional y
la redención de penas.
2
Andrés Laso A. Legislación penal, procesal penal y penitenciaria tras la guerra civil española.
Revista Jurídica de Castilla y León. Número 35, enero 2015.
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Se introduce la redención de penas por el trabajo.
Sigue en vigor la Ley de Vagos y Maleantes de 1933, sometida, eso sí, a varias
reformas parciales. Su derogación se produciría finalmente con la Ley de
Peligrosidad y Rehabilitación Social de 4-8-1970, que conserva las medidas de
seguridad predelictuales.
TITULO XII
CAPITULO PRIMERO
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Si el culpable diere libertad al encerrado. o detenido, dentro de los tres días de su
detención, sin haber logrado el objeto que se propusiere ni haberse comenzado el
procedimiento, las penas serán de prisión menor y multa de. 5.000 a 10.000 pesetas.
481. El delito previsto en el artículo anterior será castigado con la misma pena y
multa de 5.000 a 100.000 pesetas, sin perjuicio de las demás responsabilidades en que
incurriere el culpable:
482. El particular que, fuera de los casos permitidos por la Ley, aprehendiere a
una persona para presentarla a la autoridad, será castigado con las penas de arresto
mayor y multa de 5.000 a 10.000 pesetas.
483. El reo de detención ilegal que no diere razón del paradero de la persona
detenida, o no acreditare haberla dejado en libertad, será castigado con la pena de
reclusión mayor.
CAPITULO II
3
Córdoba Roda J. El delito de detenciones ilegales en el código penal español. AHDE.
19
1.° El funcionario de prisiones o cualquier otro funcionario público que recibiere
en calidad de detenido a cualquier persona y dejare transcurrir veinticuatro harás sin
ponerlo en conocimiento de la autoridad judicial.
2.° La autoridad judicial que, fuera del caso expresado en el número anterior,
retuviere en calidad de preso al detenido cuya .libertad proceda.
4.° El Secretario del Tribunal o Juzgado que dejare transcurrir el término fijado
en el número 1º de este artículo sin notificar al detenido el auto construyéndolo en
prisión o dejando sin efecto la detención.
189. El funcionario público que, fuera de los casos permitidos por las leyes,
desterrare a cualquier persona o la compeliere a mudar de domicilio o residencia, será
castigado con la pena de destierro y multa de 5.000 a 25.000 pesetas.
Debe, por lo demás, tenerse en cuenta que el propio Tribunal Supremo atiende al
carácter con que el sujeto practica la detención a efectos de calificar la conducta en una
u otra clase de delitos privativos de libertad (sentencias de 26 diciembre 1870, 20
febrero 1884). De todo lo dicho se desprende que los preceptos del artículo 184, de una
parte, y los de los artículos 485 y ss., de otra, contienen delitos distintos. El artículo 184
no persigue, como estos últimos, la protección de la libertad en sí misma, sino el
amparo de ella en cuanto ha sido reconocida por la ley, o mejor por el Estado, y en
cuanto la agresión proviene de un ejercicio de funciones públicas; el mencionado
precepto se propone, pues, garantizar el legítimo use por parte de los funcionarios de sus
facultades privativas de libertad. El objeto jurídico de uno y otro grupo de delitos es,
pues, distinto. Y diferente lo será, por tanto, también el sujeto pasivo de los artículos
480 a 483, la persona individual; del 184, la comunidad. Por esta razón, mientras que el
consentimiento del detenido producirá el efecto de excluir el injusto en el primer grupo
de infracciones, carecerá de toda relevancia en el segundo. El delito del articulo 184 lo
realizará el funcionario público que actué con carácter de tal, es decir, en el ejercicio de
sus funciones, se estimará, pues, esta infracción siempre que la detención se produzca
bajo la apariencia de legalidad que proporciona el use -y abuso- de las facultades
legitimas. Sujeto activo de las figuras previstas en los artículos 480 y ss. lo será, en
cambio, tanto el propio particular como el funcionario que no actué en la situación antes
descrita.
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1) Puesto que el bien jurídico protegido está representado por la capacidad de
autodeterminación del hombre en el espacio físico, sujeto pasivo del presente delito lo
será todo aquel que tenga la facultad de querer, como proceso meramente psicológico,
no valorado, respecto a su situación en tal espacio; también, pues, los inimputables, en
cuanto son titulares de esta capacidad, podrán ser sujetos pasivos de las detenciones
ilegales; un niño o un enajenado pueden, indudablemente, ser detenidos.
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El comportamiento incriminado en el artículo 480 estriba en el encerrar o
detener a otro que le prive de su libertad. El legislador castiga el encierro y la detención
privativos de este bien. La ley española no sanciona toda sustracción de la libertad, sino
únicamente dos modalidades de esa, a saber, el encierro y la detención. Estos dos
hechos no representan medios de comisión del resultado criminal, modalidades de
acción, sino especies del evento incriminado, formas de la privación de libertad.
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integraran esta infracción el impedir la entrada a un determinado lugar o el obligar al
abandono de un cierto punto.
24
prescripción, de si nos hallamos ante un delito instantáneo o ante, uno permanente. La
respuesta al problema planteado exige distinguir, las modalidades de encierro y
detención, la especie del género. Mientras que el encierro privativo de libertad no puede
ser concebido sin el transcurso de un cierto tiempo, la detención no excluye la
posibilidad de la consumación instantánea. Carece, en efecto, de sentido hablar de
encierro si la privación de libertad se reduce a un instante; nada afecta, por el contrario,
a la calificación de detención el que la misma no se haya prorrogado en el tiempo más
que un momento. Son delitos permanentes aquellas infracciones en las que el proceso
ejecutivo y, por tanto, el estado antijurídico se prorroga en el tiempo a causa del
perdurar de la conducta del sujeto. En esta clase de delitos, a diferencia de los
instantáneos, la consumación no se produce en un momento, sino en un periodo de
tiempo. Junto a las infracciones en las que la perduración del estado antijurídico es
imprescindible para la existencia misma del delito, existen otras en las que tal
persistencia no es indispensable, pero si se verifica no da lugar a una multiplicidad de
infracciones, sino a un delito único. A las primeras se les llama delitos necesariamente
permanentes, a las segundas, eventualmente permanentes.
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estado de conciencia errónea. De ello se deriva el que el encierro o detención privativa
de libertad concurre tanto de una parte en supuestos en los que la sustraci6n de dicho
bien tiene una naturaleza meramente objetiva -encierro de un ebrio-, como de otra, en
casos en los que tiene un carácter simplemente subjetivo.
IX. ANTIJURIDICIDAD
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3-Detenciones efectuadas en ejercicio de las facultades conferidas por los
artículos 490 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
A) El artículo 490 enumera los casos en que una persona está autorizada para
privar a otra de su libertad. El sujeto que haciendo use de los derechos conferidos por
este precepto detuviere a otro, realizara, pues, una conducta justificada: en relación al
artículo 482 del Código penal, el ejercicio de la facultad consignada en el artículo 490de
la Ley de Enjuiciamiento Criminal, excluirá el elemento de antijuricidad ("fuera de los
casos permitidos por la ley") propio de aquella figura legal.
Primero, el propio tenor del texto legal parece conducir a tal entendimiento; así,
cuando dice: "justificara. . . haber obrado en virtud de motivos racionalmente suficientes
para creer que el detenido se hallaba comprendido en alguno de los casos del artículo
anterior", obliga, según parece a entender que debe estimarse tal precepto en todos
aquellos supuestos en los que el detenido no se hallaba realmente comprendido en
alguno de los casos del artículo 490.
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hallaba comprendido en alguna de los casos del referido artículo 490, exige, para la
estimación de1 artículo 491, algo más que una simple representación subjetiva.
Indudablemente el artículo 491, al igual que el número 4 del artículo 492, solo puede ser
estimado cuando esa creencia merece la calificación de fundada conforme a una escala
objetiva. La apreciación de uno y otro precepto no se abandona a la conciencia personal
del autor. Solo cuando conforme a un criterio objetivo hubiera debido considerarse, en
atención a las circunstancias concurrentes, la representación del sujeto como racional,
deberá aplicarse el articulo 491 o el 492, número 4. Por lo demás, así se desprende ya
del propio tenor de la ley "motivos racionalmente suficientes para creer. . .".
Tal precepto, por el que se asimilan las detenciones de los particulares a las de
los funcionarios públicos, está en desacuerdo con el artículo 186 del vigente Código
penal. Este último precepto ha ampliado el referido plazo de veinticuatro a setenta y dos
horas con la finalidad de armonizar el tipo penal a lo dispuesto por el artículo 18 del
Fuero de los Españoles; ello ha llevado, sin embargo, consigo la discordancia entre el
artículo 186 del Código penal y el 496 de la Ley de Enjuiciamiento criminal que, al
mantener el plazo de veinticuatro horas, exige la oportuna corrección que lo adapte al
texto de la nueva ley penal. El particular, pues, que demorare más de setenta y dos horas
la entrega del detenido a la Autoridad judicial realiza una conducta cuya calificación
resulta difícil. Los preceptos cuya aplicación se discute son los consignados en los
artículos 480 y 482 del Código penal. El segundo de ellos, al no establecer plazo alguno
para la entrega del detenido, deberá ser aplicado en cuanto la finalidad de entrega a la
Autoridad resulte probada, pese a que tal entrega se demore más allá de las setenta y dos
horas. De ser ello así, y apreciarse en el supuesto que estudiamos la existencia del delito
del artículo 480, se llegaría a la absurda consecuencia de que la detenci6n prorrogada
después de las setenta y dos horas siguientes a la aprehensión merece un tratamiento
más severo cuando este último acto estaba legitimado que cuando no lo estaba. Sin
embargo, el artículo 482 no puede ser aplicado por la sencilla razón de que el mismo
solo lo ha de ser en los supuestos de aprehensión inicialmente ilícita. A la vista de todo
ello, no cabra más conclusión que la de dejar impune la conducta descrita; el artículo
496 de la Ley de Enjuiciamiento criminal consignara, pues, en su primer párrafo, una
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norma imperativa cuya infracción só1o irrogara responsabilidad criminal para los
funcionarios públicos.
X. CULPABILIDAD
La figura del primer párrafo del artículo 480 aparece objetivamente descrita: "el
particular que encerrare o detuviere a otro privándole de su libertad”. El legislador no
só1o ha omitido la inclusión de todo elemento subjetivo, sino que, además, no ha
limitado, según vimos, los medios susceptibles de originar la estimación del presente
delito: cualquiera que produzca el encierro o la detención privativos de la libertad
ambulatoria, será típico. La previsi6n en el tercer párrafo del mencionado artículo 480
de la modalidad atenuatoria de quien "diere libertad al encerrado o detenido, dentro de
los tres días de su detención, sin haber logrado el objeto que se propusiere. . .", suscita
el interrogante de si una tal disposición desvirtúa o no la naturaleza objetiva y causal del
tipo del primer párrafo del artículo 480. El precepto de este tercer párrafo establece una
atenuación para, cuando, aparte de los otros dos requisitos de puesta en libertad dentro
de los tres días de la detención y no comienzo del procedimiento, a la consumaci6n no
haya seguido el agotamiento del delito. No cabe, en efecto desconocer que en la realidad
del acontecer vital la detención es preordenada, de ordinario, por el sujeto a la
consecución de una determinada meta, lícita o ilícita. El "objeto que se propusiere" del
artículo 480, tercer párrafo, estará constituido, pues, por la meta perseguida por el autor.
No debe estimarse sin embargo, que de la existencia de ese tercer párrafo deba
desprenderse la consecuencia, respecto al primero, de que solo es estimable el delito de
detención cuando la conducta privativa de libertad represente un acto interpuesto para la
consecución de un ulterior resultado. Del tercer párrafo del artículo 480 no tiene por qué
derivarse la inclusión en el primero de un elemento subjetivo, esto es, la estimación
únicamente de tal infracción cuando la detención es final. El tercer párrafo del artículo
480 representa, simplemente un tipo atenuado que no tiene por qué referirse a la
totalidad de supuestos comprendidos en el tipo básico. El que se imponga una
mitigación dela pena cuando, además de otros requisitos, concurra el de no haber
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alcanzado el autor su objeto, no implica lógicamente la limitación del tipo básico de
detenciones a los supuestos en los que el autor haya planeado la detención como medio
para alcanzar una ulterior meta. Además, el tipo atenuado únicamente puede ser
estimado cuando la finalidad perseguida tiene un carácter concreto -la ley habla de "el
objeto que se propusiere"-, no es posible; que la contestación al interrogante suscitado
pueda ser otra. De lo contrario, es decir, de exigirse, para las detenciones ilegales
correspondientes al tipo básico, el que el actor se haya propuesto siempre un
determinado "objeto", debería llegarse a la inadmisible conclusión de rechazar la
estimación de tal delito cuando la finalidad de la conducta privativa de libertad sea
imprecise, satisfacer un afán de venganza personal.
31
al parecer, todos aquellos supuestos en los que el sujeto aprehende a una persona para
entregarla a la Autoridad, creyendo culposamente en la presencia de alguno de los casos
en los que la ley permite la detención, debería tener cabida dentro del artículo 482.
Resulta, sin embargo, dudoso el que, dado el sentido atribuido por el Tribunal Supremo
a este precepto, puedan comprenderse dentro de él los referidos casos de culposa
creencia en el ejercicio legítimo de un derecho. Según la sentencia de 5 de abril de
1924, en la que se manifiesta un criterio similar al imperante en la jurisprudencia
respecto al artículo 184, "el delito previsto en el artículo 497 del Código penal se
comete con el hecho de aprehender a una persona, aun para entregarla a la Autoridad,
cuando no se obra en cumplimiento de ningún deber ni se ejercita derecho alguno, sino
por fines de odio u otros no legales". Esta finalidad, que el Tribunal Supremo exige para
el delito del artículo 482, resultara, a nuestro juicio, incompatible con la culposa
creencia de ejercitar legítimamente un derecho al practicar la detención. Por último,
procede recordar que la presencia de una mete trascendente a la simple privación de
libertad, ha dado lugar a la trasmutación del tipo de detenciones en el de coacciones.
XI. CONCURSO
A) En primer lugar, y dentro del propio marco del artículo 480, número 1, de
producirse sucesivamente las conductas de detención y encierro, deberá apreciarse un
solo delito de detenciones ilegales, en virtud de la absorción de la primera actividad por
la segunda.
C) Concurso entre el tipo del artículo 480 y otras infracciones del Código penal.
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cuestiones en la realidad, la jurisprudencia se inclinara a estimar solo el delito de
detenciones, por absorción o consunción del de coacciones en aquel.
La referida sentencia estimó que los indicados hechos probados son legalmente
constitutivos de A) un delito de robo con intimidación comprendido y penado en los
artículos 500, 501 n.° 5 y párrafo último del Código Penal, y B) un delito de utilización
ilegítima de vehículo de motor del artículo 516 bis, párrafos 1 , 4 y 5 en relación con el
n.° 5 y párrafo último del artículo 501 del Código Penal, considerando autor de los
mismos al procesado, con la concurrencia de la circunstancia modificativa de la
responsabilidad criminal agravante de reincidencia del artículo 10 n.° 15 del Código
Penal.
Como claramente establece el párrafo cuarto del artículo 516 bis del Código
Penal, la utilización ilegítima de un vehículo de motor se castiga con las penas
establecidas en el artículo 501 cuando en la ejecución del hecho se empleare violencia o
intimidación. Si se tiene en cuenta que, conforme al tipo básico, la acción del delito que
se estudia consiste en usar, unida a la falta de consentimiento del dueño del vehículo y
sin ánimo de hacerlo propio, pronto se advertirá que, a un robo con intimidación en las
personas puede seguir la consumación del tipo agravado si sé emplea intimidación
bastante para conseguir el vehículo y hacer uso del mismo (así, sentencias de 28 de abril
y 27 de mayo de 1986, por más recientes), infracciones que concurren en régimen de
concurso real (sentencias de 4 de noviembre de 1985 y 27 de mayo de 1986).
34
Finalmente, y como es harto conocido, se reputan autores, bien por el número
1.° o en concurrencia con el 3.° del artículo 14 del Código Penal a todos aquellos que
vayan participando en el uso del vehículo ajeno a sabiendas de la falta de autorización
del dueño (sentencias de 19 de octubre de 1982 y 22 de abril de 1986). Conforme a esta
doctrina son autores del segundo delito quienes tras haber atracado a su víctima
haciéndola apearse del coche que conducía y con el fin de que no les delatara con
prontitud y con ánimo de huir del lugar y dar una vuelta, amenazando al dueño del
coche con sendos punzones que portaban los procesados le obligan a introducirse de
nuevo y sentándose todos, uno de ellos al volante, lo conduce con tal impericia que
colisiona a la salida del parking, momento que es aprovechado por la víctima para huir y
proseguir su marcha los asaltantes, sin que quepa la menor objeción en la coautoría del
ahora recurrente el hecho de que no fuera el conductor y sí mero ocupante del vehículo,
procediendo, en consecuencia, la desestimación del único de los motivos del recurso.
I. INTRODUCCIÓN
TÍTULO VI
CAPÍTULO I
Artículo 163.
4. El particular que, fuera de los casos permitidos por las leyes, aprehendiere a
una persona para presentarla inmediatamente a la autoridad, será castigado con la pena
de multa de tres a seis meses.
35
II. CONCEPTO DE DETENCIÓN ILEGAL
- Se impone una pena atenuada al particular que, fuera de los casos permitidos
por las leyes, aprehendiere a una persona para presentarla inmediatamente a la
autoridad.
36
una persona a permanecer en un determinado sitio cerrado ("encierro") o se le impide
moverse en un espacio abierto ("detención").
El sujeto activo vendrá integrado por cualquier persona salvo los que tengan la
condición de funcionario público en cuyo caso se aplica el art. 167.
Por su parte, el sujeto pasivo vendrá integrado por cualquier persona incluso
aquéllas cuya capacidad ambulatoria se encuentre limitada pero con las excepciones
derivadas del principio de especialidad ya que el Código Penal contempla figuras
específicas de detención ilegal en relación con los menores, incapaces, funcionarios
públicos y los delitos contra la Corona.
37
V. EL FUNCIONARIO COMO SUJETO ACTIVO
CAPÍTULO V
De los delitos cometidos por los funcionarios públicos contra las garantías
constitucionales
Sección 1.ª De los delitos cometidos por los funcionarios públicos contra la
libertad individual
Artículo 529.
Artículo 530.
Artículo 531.
38
La autoridad o funcionario público que, mediando causa por delito, decretare,
practicare o prolongare la incomunicación de un detenido, preso o sentenciado, con
violación de los plazos o demás garantías constitucionales o legales, será castigado con
la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a seis
años.
Artículo 532.
Si los hechos descritos en los dos artículos anteriores fueran cometidos por
imprudencia grave, se castigarán con la pena de suspensión de empleo o cargo público
por tiempo de seis meses a dos años.
Dispone el artículo 530 del Código Penal que "La autoridad o funcionario
público que, mediando causa por delito, acordare practicare o prolongare cualquier
privación de libertad de un detenido, preso o sentenciado, con violación de los plazos o
demás garantías constitucionales o legales, será castigado con la pena de inhabilitación
especial para empleo o cargo público por tiempo de cuatro a ocho años".
Los requisitos necesarios para la existencia de tal delito, son los siguientes:
a) un sujeto agente que sea autoridad o funcionario público, según definición del
art. 24 del Código Penal, en el ejercicio de sus funciones, lo que permite entender que se
trata de un delito especial propio.
b) que la actuación de dicho sujeto agente se realice en una causa por delito,
como dice el texto legal: "mediando" causa penal por delito.
39
medie causa por delito, lo que permite una privación de libertad inicialmente lícita, lo
que no sucede en el supuesto del artículo 167, en el que se dice expresamente "sin
mediar causa por delito”.
Esta distinción da lugar a que mientras la detención ilegal por falta de causa
legítima que la justifique pertenece al tipo penal del artículo 167, referido así a las
privaciones de libertad irregulares en el fondo, la del artículo 530 exige que medie causa
por delito, estando su ilicitud determinada por el hecho de incumplirse las garantías
institucionales de carácter constitucional y legal. Garantías de las que a su vez debe
excluirse el supuesto del incumplimiento del deber de informar de sus derechos al
detenido, ya que es objeto de específica tipificación en el artículo 537 del Código Penal.
En consecuencia, con esta excepción, el tipo del artículo 530 queda reservado a los
casos de detención justificada pero en la que se produce luego el incumplimiento de los
plazos legales, como expresamente prevé el tipo penal, o la inobservancia de las
restantes exigencias, como la de no poder exceder la detención del tiempo estrictamente
necesario (arts. 17.2 CE y 520 LECrim), o de las garantías del artículo 520, a salvo lo
relativo a la información de derechos cuyo incumplimiento ya hemos dicho origina el
delito del artículo 537 y no el del 530 del Código Penal.
Los verbos nucleares del tipo de detención ilegal son "encerrar" y "detener". En
ambos casos, se priva al sujeto pasivo de la posibilidad de trasladarse de lugar según su
voluntad. En ambos casos también se limita ostensiblemente el derecho a la
deambulación en tanto se impide de alguna manera el libre albedrío en la proyección
exterior y física de la persona humana. Si encerrar supone la privación de la libre
deambulación porque se tiene a la persona dentro de los límites espaciales del largo,
ancho y alto, detener en cambio implica también esa limitación funcional aunque de
distinta forma ya que, sin necesidad de encerrar materialmente, se obliga a la
inmovilidad. Dicho delito se proyecta desde tres perspectivas. El sujeto activo que
dolosamente limita la deambulación de otro, el sujeto pasivo que anímicamente se ve
constreñido -o físicamente impedido en contra de su voluntad, y por último el tiempo
como factor determinante de esa privación de libertad, aunque sea evidente que la
consumación se origina desde que la detención se produce. El tipo descrito en el art. 163
CP es un delito que se caracteriza por la concurrencia de los siguientes requisitos:
Como comentario a este tipo delictivo conviene traer a colación la Sentencia del
Tribunal Supremo, de 8 de octubre de 2007 donde se resume de forma precisa los
41
elementos y caracteres de este delito y en la que se distingue la detención ilegal de las
coacciones, que serían privaciones de libertad de poca entidad y no directamente
encaminadas a la privación de libertad (piénsese en la persona que no deja salir a otra de
un establecimiento durante un breve lapso de tiempo porque quiere discutir con él) y se
distingue de otras privaciones de libertad que acompañan a otros delitos distintos como
el robo. La citada sentencia señala lo siguiente: "Daremos respuesta casacional ahora al
motivo nuclear, que es la correcta calificación jurídica que debe aplicarse al suceso
central que padece Valentina, sin perjuicio de las graves lesiones infligidas a dicha
menor, que acometeremos más adelante, y que constituye la esencia de los motivos
primero del Ministerio Fiscal, tercero de la acusación particular, y primero también de
la defensa de Cristóbal. Los primeros interesan la aplicación del delito de detención
ilegal, y este último reprocha la calificación de delito de coacciones, a la que llegó la
Sala sentenciadora de instancia, entendiendo que los hechos son atípicos.
43
Se trata de una conducta dolosa, bien entendido que el dolo no debe confundirse
con el móvil "pues en tanto que el primero es único e inmediato, el segundo es plural y
mediato, (amistad, afinidad ideológica, etc...) de modo que mientras no se incorpore el
móvil o animo especial al tipo de injusto, no tendrá ningún efecto destipificador y sólo
podrá moverse en el ámbito de las atenuantes o agravantes genéricas o especificas que
le recojan.
Ahora bien el tipo penal del art. 163 del Código Penal no hace referencia a
propósitos ni a finalidades comisivas, por tanto, son irrelevantes los móviles
(SSTS.1075/2001 de 1.6, 1627/2002 de 8.10, 137/2009 de 10.2). Consiguiente, no es
menester para la comisión de este delito un dolo específico o un elemento subjetivo del
injusto bastando con que el acusado tenga una idea clara a la ilicitud de su conducta.
(SSTS. 1964/2002 de 25.11, 135/2003 de 4.2), esto es, el dolo del autor consiste en
tener conocimiento de la privación de libertad del sujeto pasivo con independencia de
cuales sean los móviles o ulteriores intenciones del agente - que en su caso pueden dar
lugar a los concursos correspondientes (robo con violencia, agresiones sexuales,
allanamiento morada...)-, de la misma forma que la detención admite varias formas
comisivas, no requiriendo, necesariamente fuerza o violencia (STS. 53/99 de 18.1) ya
que dada la amplitud de los términos en que se expresa el art. 163.1 está permitido
cualquier medio comisivo (STS. 1045/2003 de 18.7) incluido el intimidatorio (STS.
1536/2004 de 20.12), y los procedimientos engañosos (STS. 8.10.92) e incluso el de
broma (SSTS. 367/97 de 19.5, 1239/99 de 21.7). Por su parte el delito de coacciones se
comete cuando, sin estar legítimamente autorizado, se impidiere a otro con violencia
hacer lo que la Ley no prohíbe o se le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o
injusto (art. 172 CP).
Es cierto que la detención ilegal típica se perfila más nítidamente en los casos de
"encierro o internamiento" en un lugar del que no es posible salir la víctima; y por el
contrario la simple "detención o inmovilización" de una persona puede presentar
dificultades para su concreción en el tipo, ya que su duración puede ser momentánea o
más o menos duradera y presentar afinidad con otras figuras delictivas como las
coacciones.
44
hacer lo que no quería, el delito cometido es el de coacciones y no el de robo ni el de
detención ilegal (STS. 96/2005 de 3.2; 540/2006 de 17.5; 654/2006 de 16.6).
45
1ª. - La acción típica de la detención implica generalmente un acto material de
encierro o internamiento, siquiera no de manera necesaria, pues también puede consistir
en el impedimento para moverse en el espacio abierto, la detención por mera
inmovilización (STS de 1.10.2009).
La vis o fuerza empleada por el sujeto activo del delito de coacciones no sólo
comprende los casos de violencia física como tal, sino que incluye cualquier ataque a la
voluntad de la víctima, pues con ello también se limita su libertad. Y en este sentido, el
concepto de violencia ha ido ampliándose para incluir también la intimidación o "vis
compulsiva" e incluso la fuerza en las cosas o "vis in rebus" siempre que repercuta en la
libertad de la persona para el pacifico disfrute de sus derechos (SSTS. 628/2008 de
15.10, 982/2009 de 15.10). La mera restricción en la libertad de obrar supone de hecho
una violencia y, por tanto, una coacción, siendo lo decisorio el efecto coercitivo de la
acción más que la propia acción. Esta utilización del medio coercitivo ha de ser
adecuada, eficaz y causal respecto al resultado perseguido (STS. 843/2005 de 29.6).
46
Siendo así la diferencia entre el delito de coacciones del art. 172.1 y la coacción
leve, debe afirmarse desde la valoración de la gravedad de la acción coactiva y la
idoneidad de los medios empleados para la imposición violenta, teniendo en cuenta la
personalidad de los sujetos activo y pasivo, sus capacidades intelectivas y todos los
factores concurrentes, ambientales, educacionales y circunstanciales en los que se
desenvuelve la acción (SSTS. 1367/2002 de 18.7, 731/2006 de 3.7).
47
error indirecto sobre la ilicitud de la acción, como se dijo, puede provenir tanto de un
error sobre los hechos....o sobre la significación normativa del hecho. Aquí no se trata
sólo de casos en los que el autor podía informarse de la existencia de la causa de
justificación en el orden jurídico, sino también de casos, en los que, en las
circunstancias del hecho, cabe exigir al autor una comprobación más o menos profunda
respecto de los presupuestos de hecho o de la necesidad de su acción.
El artículo 163.2 castiga con pena inferior en grado "si el culpable diera libertad
al encerrado o detenido dentro de los tres primeros días de su detención, sin haber
logrado el objeto que se había propuesto"
Este tipo penal atenúa o reduce la penalidad del delito sobre la base del
arrepentimiento del autor. Requiere que éste ponga en libertad a la víctima dentro de los
48
tres primeros días, pero de forma espontánea, porque si la libertad se logra por otros
cauces, bien porque ésta es rescatada o se da a la fuga, la atenuación no se aplicaría. Por
otra parte, debe concurrir el elemento subjetivo de que el autor no haya conseguido el
objetivo que se había propuesto con su acción ilícita, ya que si éste se ha consumado y
la detención es de corta duración precisamente por la consecución del objetivo tampoco
sería de aplicación la atenuación prevista en el precepto.
El artículo 163.4 dispone que "el particular que, fuera de los casos permitidos
por las leyes, aprehendiere a una persona para presentarla inmediatamente a la
autoridad, será castigado con la pena de multa de tres a seis meses"
Se discute si esta previsión legal puede aplicarse a aquellos casos en que un
particular detiene a otro fuera de los casos establecidos en las leyes. Se trataría de un
supuesto de error, vencible o invencible, para cuya solución debe acudirse al artículo 14
del Código Penal. También puede aplicarse este tipo en casos en que un particular
detiene a otro, a sabiendas de que es ilegal. En tal supuesto, si lo presenta
inmediatamente a la autoridad (policía, fiscal o juez) se le aplicará la atenuación de
pena.
Conviene recordar que los particulares pueden detener a cualquier persona en los
supuestos previstos en el artículo 490 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, pero están
obligados a ponerlos a disposición de la autoridad más próxima de forma inmediata o
dentro de las 24 horas siguientes, según establecen los artículos 496 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. Los supuestos en que pueden detener son los siguientes: A
quien intentare cometer un delito, al delincuente in franganti, al que se fugare de una
cárcel o de una conducción para ingresar en prisión, al que se fugare estando detenido y
a los imputados o procesados que estén en situación de rebeldía.
Artículo 168. La provocación, la conspiración y la proposición para cometer los
delitos previstos en este Capítulo se castigarán con la pena inferior en uno o dos grados
a la señalada al delito de que se trate.
49
arrepentimiento espontaneo, del que prácticamente había prescindido la jurisprudencia
(SSTS. 1450/94 de 5.7, 508/95 de 27.6) y ha ampliado el elemento cronológico.
XI. SECUESTRO
50
En cuanto a los tipos agravados comunes a la detención ilegal y al secuestro, el
Código Penal contempla tres posibles agravaciones:
Por su parte, otros sostienen que procederá el recurso de revisión del art. 954 de
la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
XIII. ANTIJURIDICIDAD
51
En materia4 de detenciones ilegales, se presentan múltiples problemas de ilicitud
y justificación:
A- Casos de detención previstos por la ley: son los supuestos previstos en los
artículos 490 y siguientes de la LECr que faculta a particulares y a funcionarios públicos
para practicar la detención de personas en determinados casos, como la detención de
quien intenta cometer un delito, del delincuente in fraganti, del procesado o condenado
en rebeldía, del fugado, entre otros. El error vencible sobre la concurrencia de tales
presupuestos puede tratarse, bien como error de tipo, que da lugar a la impunidad (pues
no caben detenciones ilegales imprudentes), bien como error de prohibición (rebaja en
pena). Esta última solución puede admitirse cuando el error no versa sobre el
presupuesto fáctico de la habilitación legal (por ejemplo, creemos que la persona que
estamos deteniendo es la que justamente acaba de robar una joyería, a la que hemos
confundido al salir al mismo tiempo que el ladrón: error de tipo).
C- Los casos de internamiento forzoso por razones de salud mental del sujeto
(incapacitaciones acordadas judicialmente con internamiento) o incluso privaciones de
libertad por razón de salud pública conforme a la LO 3/1986, de 14 de abril, de medidas
especiales en materia de salud pública que impliquen privación o restricción de la
libertad u otro derecho fundamental, son también supuestos legales de privación de
libertad.
4
García Albero Ramón. Los Delitos contra la libertad y contra la libertad sexual. Fundación para
la Universitat Oberta de Catalunya.
52
XIV. RESOLUCIONES MANIFESTADAS
XV. CONCURSO
54
2º.- Otro supuesto es aquel en que no se produce esa coincidencia temporal,
pues, consumado el hecho de la apropiación material del bien mueble ajeno, se deja a la
víctima o a algún rehén atado, esposado, encerrado, en definitiva impedido para
moverse de un sitio a otro. Si ello se hace en condiciones tales que el autor del hecho
puede pensar que esa privación de libertad posterior al hecho de la consumación del
robo ha de ser, no por unos breves momentos, ordinariamente el necesario para poder
escapar, sino que cabe prever que tardará algún tiempo en verse libre, nos hallaríamos
ante un concurso real de delitos, el primero de robo, y el posterior de detención ilegal a
castigar conforme al art. 73 CP. Véase en este sentido la sentencia de esta Sala de 12 de
junio de 2001 que excluyó dos delitos de detención ilegal porque la liberación de los
dos encerrados en el búnker del supermercado se produjo transcurridos unos cuarenta y
cinco minutos. Los empleados del establecimiento tardaron ese tiempo en encontrar el
mando a distancia con el que abrir la puerta, circunstancia no imputable a los acusados
al no ser previsible para ellos.
3º.- Por último, puede ocurrir que sí exista esa coincidencia temporal entre los
dos delitos, pues la detención se produce durante el episodio central del robo, es decir,
mientras se están realizando las actividades necesarias para el apoderamiento de la cosa;
pero ello durante un prolongado periodo de tiempo durante el cual simultáneamente se
está produciendo el despojo patrimonial y el atentado a la libertad personal.
Desde el punto de vista del criterio de la valoración jurídica, hay que decir en
estos casos la significación ilícita de la detención tiene tal relevancia que no cabe
afirmar su absorción en el robo como elemento integrante de la violencia o intimidación
propia de este último delito. Nos encontraríamos entonces ante un concurso ideal de
delitos del art. 77 CP. Así se vienen pronunciando en los casos de duración claramente
excesiva, aunque hay que comprender la dificultad que existe para distinguir este
supuesto del examinado en primer lugar. Véanse las sentencias de este tribunal de 8 de
octubre de 98, 3 de marzo de 1999, 11 de septiembre de 2000 y 25 de enero de 2002.
Las tres últimas contemplan casos de tres horas en la privación de libertad transcurridas
mientras los autores del robo tenían retenida a la víctima a la que pretendían despojar de
su dinero usando su tarjeta en uno o varios cajeros automáticos. Tan larga privación de
libertad no puede considerarse consumida en la violencia o intimidación personal que
acompaña a estos delitos de robo. Es necesario aplicar las sanciones de los dos delitos
para abarcar la total ilicitud punible de estos comportamientos". Y en la de 12 de marzo
de 2004, en un caso con ciertas semejanzas al presente, se aplica el concurso de
delitos, no el de normas, a un caso en el que la duración del robo y de las detenciones
ilegales duró 45 minutos, porque "ni el tipo de robo ni el de detención abarcaron por sí
solos al contenido del injusto".
En el mismo sentido, había afirmado la STS. 9.2.90 que para que proceda la
estimación del concurso ideal no basta la preordenación psíquica o sea que la necesidad
ha de ser contemplada en el aspecto objetivo y real, de manera que al aplicar el juicio
hipotético resulte que el segundo delito no se hubiera producido, de no haber realizado
previamente él o los que le hubieran precedido, pues el precepto atiende a la unidad del
hecho en el aspecto ontológico del ser y su causalidad efectiva y no en el orden
teleológico individual. Igual las SSTS. 172/08 de 14.2, 326/98 de 2.3 y 123/03 de 3.2.
56
Admitida la continuidad delictiva, resulta obvio que no puede hablarse de concurso
medial entre la agresión sexual y la detención ilegal pues esta se prodce una vez
concluida la dinámica comisiva de la agresión sexual, esto es una vez terminada la
conducta típica de la violación, nos encontramos ante un concurso real, pues la agresión
sexual concurre con la detención ilegal en lo que esta excede de la violencia o
intimidación necesaria para aquella (SSTS. 19.4.97, 17.1.2001, 11.6.2002), la
autonomía del delito de detención ilegal supone que la privación del derecho
fundamental a la libertad tenga una existencia sustantiva y propia, con independencia de
la propia retención derivada de la agresión sexual.
57
hechos delictivos concurrentes (SSTS nº 336/2014, de 11 de abril, 504/2003, de 2 de
abril).
59
El Legislador de 2015 opta por diseñar un sistema para determinar la pena
aplicable al concurso medial que pivota en torno a una pena híbrida que se forma con
las penas de las infracciones concurrentes, con unos límites cuantitativos comprendidos
entre un mínimo (la prevista para el delito más grave, umbral que habrá de ser excedido
en la concreción final) y un máximo (la suma de las penas concretas que se hubieran
impuesto a los delitos de haberse castigado por separado, límite que no podrá ser
sobrepasado). Una vez establecido el mínimo y el máximo, este marco cuantitativo
constituirá una nueva pena, a la que habrán de aplicarse los criterios del art. 66, como
mecanismo final de individualización a fin de abarcar el desvalor total del complejo
concursal.
Se debe entender que la pena superior implica una pena más elevada a la
representada por la pena concreta imponible para el delito más grave, pero dentro del
mismo marco penal.
60
Determinados ya techo y suelo, el siguiente paso previsto en la norma es la
individualización final de la pena “dentro de estos límites” y “conforme a los criterios
expresados en el artículo 66” según su tenor literal. El mandato de operar dentro de los
límites les confiere un carácter infranqueable, lo que permite afinar el sentido que ha de
otorgarse al segundo inciso, que no alude a las “reglas” del artículo 66, sino a sus
criterios o fórmulas de moderación equitativa. En esta segunda fase, se ponderarán de
modo conjunto las circunstancias concurrentes en ambos delitos para delimitar la pena
que habrá de abarcar el desvalor de ambas conductas, aunque sin posibilidad de
traspasar, sea por elevación, sea por degradación, los límites definidos por la previa
aplicación de las reglas de los arts. 61 a 72 CP a las infracciones en concurso.
2) la pena final no podrá superar la suma de las penas concretas que hubieran
sido impuestas separadamente por cada uno de los delitos.
3) la pena final no podrá exceder del límite de duración previsto en el art. 76.
Cuando las penas imponibles por los delitos que integren el concurso medial
sean penas heterogéneas (un delito sancionado con prisión y el otro con multa) el tope
mínimo se cifrará en la pena concreta que correspondería al delito sancionado con
prisión y el tope máximo se integraría por las penas concretas que corresponderían al
delito sancionado con prisión y al delito sancionado con multa.
61
Un ejemplo puede ilustrar las operaciones a realizar: si se trata de una acusación
por robo con intimidación (art. 242 CP, pena de dos a cinco años) en el que concurre la
atenuante de reparación del daño, en concurso medial con una detención ilegal (art. 163
CP, pena de cuatro a seis años), en la que concurre la agravante de reincidencia, ambos
delitos consumados y en concepto de autor, las operaciones a realizar serían las
siguientes:
Por tanto, dentro de la horquilla que va desde los cinco años y un día (umbral
que ha de ser excedido) a los siete años y un día de prisión (límite que no podrá ser
sobrepasado), habrá de concretarse la pena finalmente individualizada. Dentro de este
marco abstracto y para llevar a cabo la individualización final habrían de aplicarse los
criterios del art. 66.1.6º CP, teniendo en cuenta la gravedad de ambos hechos y las
circunstancias del autor y, consecuentemente, podría aplicarse, por ejemplo, la pena de
cinco años y seis meses de prisión.
Pese a lo que parece ser la voluntas legislatoris, es lo cierto que con este nuevo
sistema en ocasiones los hechos pueden ser sancionados con una pena inferior a la que
correspondería conforme a la regla penológica prevista para el concurso ideal.
62
siendo pues, aplicables, los criterios jurisprudencialmente consolidados para determinar
cuándo nos encontramos ante esta modalidad de concurso.
El art. 77.3 CP no remite a la pena superior en grado, sino a “una pena superior a
la que habría correspondido”. Esta pena superior implica una pena más elevada a la
representada por la pena concreta imponible para el delito más grave, sin que en ningún
caso pueda exceder de la suma de las penas concretas imponibles por los delitos en
concurso.
La reforma operada por LO 1/2015 sanciona el concurso medial con una pena
híbrida o pena síntesis que se forma con las penas de las infracciones concurrentes, con
unos límites cuantitativos comprendidos entre un mínimo (la pena concreta que se
impondría al delito más grave) y un máximo (la suma de las penas concretas que se
impondrían a los delitos para el caso de que se castigaran por separado). Para
individualizar dentro de los límites de esta pena síntesis la concreta pena imponible
habrán de aplicarse los criterios del art. 66.1.6ª CP (circunstancias personales del
delincuente y mayor o menor gravedad del hecho). Esta individualización final debe
estar orientada hacia la traducción penológica del desvalor total del complejo delictivo.
La pena final habrá de ser siempre superior en al menos un día a la concretamente
imponible al delito más grave.
Nunca podrá imponerse una pena igual o inferior a la pena mínima imponible al
delito más grave.
63
Detención ilegal. Sentencia de 26 de Diciembre de 1870, declarando no haber
lugar al recurso de casación interpuesto por José Miramontes Fabián contra la sentencia
pronunciada por la Sala tercera de la Audiencia de la Coruña, en causa seguida al
mismo por el mencionado delito de detención ilegal. En sus considerandos se establece:
ANTECEDENTES DE HECHO
64
costas y gastos del juicio y prisión subsidiaria, caso de insolvencia por la multa:
Resultando que contra esta sentencia interpuso el procesado en tiempo y forma recurso
de casación por infracción de ley, fundándolo en los párrafos primero y cuarto del art.
4.° de la ley provisional sobre el establecimiento del recurso de casación en los juicios
criminales, puesto que la detención del Ángel Pérez no la había verificado el mismo
Miramontes, sino los que le acompañaban; y si estos lo hicieron por su orden, es forzoso
convenir que Miramontes obraba como agente de la Autoridad, deteniendo a un
individuo sospechoso para presentarlo a la misma, según las facultades y deberes
inherentes a su cargo; infringiéndose, por tanto, al penarle, el art. 407 del Código penal
antiguo, sustituido por el 497 del nuevo, toda vez que el capítulo de detenciones
ilegales, tanto en uno como en otro Código, se refiere a las llevadas a cabo por
particulares, y no califica ni puede calificar como tales detenciones ilegales las que por
sospechas fundadas verifiquen los agentes de la Autoridad, en uso de sus atribuciones y
en cumplimiento de sus deberes, supuesto que estas no constituyen delito: Resultando
que admitido el recurso por la Sala segunda de este Tribunal Supremo, se pasó a esta
tercera, donde ha sido sustanciado en forma.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
65
remítase certificación de esta sentencia a la Audiencia de la Coruña para los efectos
consiguientes.
ADMISIÓN.SALA SEGUNDA
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que este Tribunal Supremo tiene que aceptar los hechos como
vengan consignados en la sentencia de cuya casación se trate, con sujeción al art. 7° de
la ley de 18 de Junio de 1870. Considerando que la alegación del recurrente acerca del
delito de desacato que se supone cometido por el Párroco Marlasca contra la Autoridad
del Alcalde, está en contradicción con los hechos consignados en la sentencia; pues se
establece en ellos que no consta el acto constitutivo del delito que en este sentido se le
atribuye, y por consiguiente que no hay motivo fundado paradla admisión del presento
recurso.
FALLO
67
ADMISIÓN. SALA SEGUNDA.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
69
CASACIÓN.
ANTECEDENTES DE HECHO
70
encontrar quien le abriese la puerta, ha debido rebajarse la pena, según disponen los
referidos artículos.
FUNDAMENTOS DE DRECHO
FALLO
Que según el núm. 1.° del art. 798 de la Ley de Enjuiciamiento criminal, se
infringe la ley cuando los hechos que en la sentencia se declaren probados sean
calificados y penados como delitos, no siéndolo por su propia naturaleza o por
circunstancias posteriores que impidan penarlos.
ANTECEDENTES DE HECHO
que por ausencia legítima del Promotor fiscal de dicho Juzgado se ofició al
sustituto D. Bartolomé Claros, en 28 de Octubre de 1873 para que durante aquella se
encargase de la Promotoría, lo cual se puso en conocimiento oportunamente del Fiscal
de la Audiencia, y habiendo regresado el propietario en 29 sin que se pudiese encargar
todavía por motivos de salud del despacho de los negocios, al trasladarse en 31 el
suplente desde Higuera la Real a la cabeza de partido a resignar el cargo en manos del
propietario, fue sorprendido en el camino por dos Agentes de la Autoridad local, los
cuales le exigieron la presentación de la cédula de vecindad; y como contestase que no
la llevaba porque aún no se habían empezado a repartir en el pueblo de su domicilio, le
condujeron a la cárcel de orden del Alcalde D. Nicanor Galán, en clase de detenido,
donde permaneció hasta el anochecer de aquel día, en que fue puesto en libertad.
Resultando que formada causa contra el citado Alcalde a consecuencia de este hecho,
manifestó en su declaración de inquirir que el Jefe de los municipales comunicó la
orden del Gobierno de la República de detener a cuantos sé encontrasen desprovistos de
cédulas de empadronamiento fuera del término de su respectiva residencia o vecindad,
ignorando cuando se procedió a la de D. Bartolomé Claros que estuviera desempeñando
las funciones de Promotor fiscal sustituto, lo cual tampoco le eximia de ir provisto del
mencionado documento. Resultando que después de haberse hecho constar en la causa
que en la época en que tuvo efecto la mencionada detención se encontraban en suspenso
las garantías constitucionales, calificó la Sala este hecho del delito de detención
arbitraria, comprendido en el art. 210 del Código, y condenó a su autor Galán a 600
pesetas de multa y parte de las costas. Resultando que contra esta sentencia se ha
interpuesto a nombre del mencionado Alcalde recurso de casación por infracción de ley,
que se fundó en el núm. 1.° del art. 798 de la de Enjuiciamiento criminal, designando
como infringidos: El 8 El 1.° del Código penal, porque no fue la intención del recurrente
cometer el delito de detención arbitraria.
72
El 210 del mismo, porque no reunía el hecho las condiciones indispensables que
dicho artículo establece.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que según el núm. 1.° del art. 798 de la Ley de Enjuiciamiento criminal,
se infringe la ley cuando los hechos que en la sentencia se declaren probados sean
calificados y penados como delitos o faltas, no siéndolo por su propia naturaleza o por
circunstancias posteriores que impidieren penarlos. Considerando que una vez admitido
como probado por la Sala sentenciadora que la detención de D. Bartolomé Claros,
consentida y autorizada por el Alcalde D. Nicanor Galán, no se llevó a efecto por razón
de delito que aquel hubiese cometido, ni por razón de orden público en el verdadero
sentido de la frase, sino por una falta, como la de la cédula personal, subsanable con la
sanción penal que le es respectiva, y con la garantía que a la persona de Claros prestaba
desde luego su carácter de Promotor fiscal sustituto del Juzgado en cuya capital
funcionaba el mencionado Alcalde y se llevó a efecto la detención. Considerando que
con estas circunstancias ésta no puede menos de considerarse ilegal al tenor de los
artículos 210 y 1. del Código penal, no infringidos por consiguiente, y sí rectamente
aplicados por la Sala sentenciadora. Considerando que tampoco existe la infracción del
art. 8. en su núm. 11, porque la existencia del delito y delincuencia ya reconocidas del
Alcalde D. Nicanor Galán excluyen el contrario concepto de que obrase de otro modo
que infringiendo el deber y con notorio abuso el ejercicio de su cargo. Considerando en
su virtud que no autoriza este recurso el número 1° del art. 798 ya citado por la
infracción de la ley penal en los artículos que se invocan por el recurrente.
FALLO
Que conforme al caso 1.° del art. 798 de la Ley de Enjuiciamiento criminal, se
infringe la ley cuando los hechos que en la sentencia se declaren probados sean
calificados y penados como delitos o faltas, no siéndolo por su propia naturaleza o por
circunstancias posteriores que impidieren penarlos.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que, conforme al caso 1.° del art. 798 de la Ley de Enjuiciamiento
criminal , se infringe la ley cuando los hechos que en la sentencia se declaren probados
sean calificados y penados como delitos o faltas, no siéndolo por su propia naturaleza o
por circunstancias posteriores que impidieren penarlos: Considerando que el hecho
admitido como probado por la Sala sentenciadora, y el recurrente reconoce, de haber
ordenado y prolongado por ocho días la detención de Manuel Morán, no por razón de
delito que cometiese, sino por la contestación, que juzgó poco respetuosa, de que como
Comisionado ejecutor no sabía lo que se hacía, pues por haber embargado cosas que no
pertenecían al Moran resultaban aquellos inconvenientes, es sin duda alguna
constitutivo del delito de detención ilegal, que califica y pena la sentencia recurrida al
tenor del art. 210 del Código penal: Considerando que para estimarlo así la Sala
sentenciadora, no sólo consultó en los hechos probados la ya indicada circunstancia de
no haber incurrido Moran en delito alguno, sino que, aun admitida la suspensión de
garantías constitucionales, la detención no fue ordenada por motivo alguno relacionado
con el orden y sosiego públicos, ni por persona constituida en Autoridad, sino por un
funcionario ejecutor de acuerdo dimanado de la Autoridad del Alcalde, y por causa
hasta cierto punto personal, que hace más injustificable y arbitraria dicha detención:
Considerando, en su virtud, que no autoriza este recurso el ya mencionado núm. 1. del
art. 798, ni aparece infringido el art. 210 del Código penal vigente
FALLO
75
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Gaceta de Madrid y en la
Colección legislativa, pasándose las copias necesarias, lo pronunciamos, mandamos y
firmamos.
En sus considerandos se establece: Que el art. 213 del Código penal, en su núm. 2. °,
castiga al Alcaide de la cárcel o cualquiera otro funcionario público que no pusiese en
libertad al detenido que no hubiera sido constituido en prisión en las setenta y dos horas
siguientes a la en que se hubiere puesto la detención en conocimiento de la Autoridad
judicial; y que según el art. 1 del Código penal, se reputan voluntarios todos los actos y
omisiones penadas por la ley, cuando no resulta lo contrario.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que si bien el art. 213 del Código penal, en su núm. 2.°, castiga al
Alcaide de la cárcel o cualquiera otro funcionario público que no pusiere en libertad al
detenido que no hubiera sido constituido en prisión en las setenta y dos horas siguientes
a la en que se hubiere puesto la detención en conocimiento de la Autoridad judicial; y
que según el art. 1 del Código penal, se reputan voluntarios todos los actos y omisiones
penados por la ley, cuando no resulta lo contrario; los hechos consignados en la
sentencia demuestran claramente, que el acusado no tuvo intención de delinquir, porque
con razón debía presumir que el Juez municipal tenía conocimiento de que Pedro
Muñoz había sido detenido por la Guardia civil y puesto a disposición de la Autoridad
judicial porque ésta le oficiaba para que le recibiera en el depósito municipal; y además,
estando en suspenso las garantías constitucionales cuando se acordó la detención, no
podía el recurrente contrariar ni limitar ésta con arreglo a lo dispuesto en el artículo
citado del Código, porque el 210 permite al funcionario público detener al ciudadano en
las circunstancias expresadas: Considerando, por tanto, que al calificar y penar la Sala
en el caso presente como delito la omisión de que ha sido acusado el recurrente, ha
incurrido en el error de derecho que expresa el caso 1.° del art. 798 de la Ley de
Enjuiciamiento criminal, e infringido el art. 213 del Código penal.
FALLO
77
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Gaceta, de Madrid é
insertará en la Colección legislativa, pasándose al efecto las copias necesarias, lo
pronunciamos, mandamos y firmamos.
ANTECEDENTES DE HECHO
78
sospechaba ya el engaño de que era víctima, hacerlo entender al Alcalde de la expresada
localidad, el cual, auxiliado por la Guardia civil, aprehendió a Alonso y después a los
demás confabulados en el mismo delito: Resultando que la Sala calificó estos hechos de
los delitos de detención ilegal ejecutada con simulación de Autoridad y amenaza de
muerte y de estafa frustrada, de que eran autores los cinco referidos, dos de ellos con
circunstancias agravantes; y condenó a Daroqui y Anchelergues a diez y ocho años de
reclusión a cada uno, y a diez y siete, cuatro meses y un día a cada cual de los restantes,
accesorias y costas: Resultando que contra esta sentencia se preparó por todos los
procesados recurso de casación por infracción de ley, que tres Letrados designados de
oficio estimaron improcedente respecto de los cuatro primeros procesados, por lo que se
declaró así en auto de esta Sala de 1° de Abril próximo anterior, y sostuvo sólo el
defensor nombrado por Miguel Gasch, fundándolo en los números 3° y 4° del art. 798
de la Ley de Enjuiciamiento criminal, designando como infringidos el 12 de la ley de 18
de Junio de 1870; la 21, tít. 16 de la Partida 3.a, y el 495 y siguientes del Código penal,
porque en la causa no hay datos bastantes para haber calificado a Gasch de autor del
delito de detención arbitraria: Resultando que el Ministerio fiscal se ha opuesto a la
admisión de este recurso porque se funda en hechos diversos de los que la Sala acepta
en su sentencia.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
79
Detención ilegal. Sentencia de 22 de Abril, declarando no haber lugar al recurso
de casación interpuesto por D. Juan Fustegueras contra la pronunciada por la Sala de lo
criminal de la Audiencia de Barcelona, en causa seguida contra el mismo, por dicho
delito.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
80
Considerando que el art. 210 del Código penal dispone que el funcionario
público que detuviere a un ciudadano, a no ser por razón de delito, no estando en
suspenso las garantías constituciones, incurrirá en la pena de multa de 125 a 1.250
pesetas si la detención no hubiese excedido de tres días: Considerando que en la época
en que el Alcalde D. Juan Fustegueras mandó detener y detuvo a Juan Rovira no
estaban en suspenso las garantías constitucionales, y en el segundo y tercer resultandos,
únicos que en la sentencia recurrida se declaran probados, no se dice ni se indica que la
detención fuese por causa de delito; y faltando esos requisitos que terminantemente
exige la ley para que la detención no se tenga por ilegal y arbitraria, la Sala
sentenciadora, al calificar de delito la de Juan Rovira, no ha infringido el citado artículo
210, aplicando su sanción: Considerando que aun en el supuesto de que el Alcalde
detuviese a Rovira por tener motivos racionalmente bastantes para creer en la existencia
de un hecho que presente las caracteres de delito, y del mismo modo presumir que tenía
en él participación, dicha Autoridad faltó a lo que dispone el artículo 4.° de la
Constitución y el 641 de la última Compilación de las leyes de procedimiento criminal,
no entregando dentro de las veinticuatro horas el detenido a la Autoridad judicial.
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que, según el art. 210 del Código penal, el funcionario público
que detuviere a un ciudadano, a no ser por razón de delito, no estando en suspenso las
garantías constitucionales, incurrirá en las penas que en el mismo artículo se
especifican, según el tiempo que hubiese durado la detención.
82
Considerando que las detenciones ilegales a que hace referencia el citado
artículo no son aquellas que a los ciudadanos se hagan sufrir en concepto de penas, de
correcciones o de responsabilidad personal subsidiaria, impuestas por Autoridad
competente, en uso y ejercicio de las atribuciones propias de la misma; y que si esta
Autoridad, al imponer tales castigos hubiese infringido las leyes, cuya exacta aplicación
le está encomendada, se le deberá exigir la responsabilidad en que hubiese incurrido,
con arreglo a disposiciones distintas, según la naturaleza de la infracción: Considerando
que D. José Peláez y Rodríguez, imponiendo como Juez municipal, en funciones de
Juez de primera instancia de Guadix, a los testigos de la causa mencionada Domingo
Conejo y Andrés Villegas la multa y consiguiente responsabilidad personal subsidiaria
que autoriza el art. 503 de la Compilación de disposiciones vigentes sobre
Enjuiciamiento criminal, obró en uso de las atribuciones que este precepto legal le
confería, sin que por lo tanto su determinación pueda ser juzgada con arreglo al art. 210
del Código, ni estimarse que con relación a él constituya delito: Considerando, en su
virtud, que la Sala sentenciadora, haciendo aplicación de ese mismo artículo al caso
presente, ha incurrido en el error de derecho alegado por la parte recurrente.
FALLO
En sus considerandos se establece: Que según lo dispuesto en el núm. 1.° del art,
53 de la, Compilación sobre el Enjuiciamiento criminal, la detención ilegal no es delito
que produzca desafuero.
83
En la villa y Corte de Madrid, a 25 de Mayo de 1882, en los autos de
competencia, que ante Nos penden, para decidir la sustanciada entre la Sala de lo
criminal de la Audiencia de Barcelona y el Capitán general de Cataluña, sobre
conocimiento de la causa formada al Teniente de la Guardia civil D. José Rogel por
detención ilegal de D. Juan Bautista Romañach, Juez municipal de Rosas.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
84
Considerando que la causa que se instruye contra el Teniente de la Guardia civil
D. José Rogel no es un incidente de la que se instruyó contra D. Juan Bautista
Romañach, y de consiguiente no puede tener aplicación al presente caso lo prescrito en
el artículo 24 de la Compilación: Considerando que el hecho que ha motivado la
referida causa contra Rogel no reviste los caracteres del delito de atentado contra una
Autoridad judicial, y sí de detención ilegal, que no produce desafuero, y por ello es
competente para conocer de la misma la jurisdicción de Guerra, según lo dispuesto en el
número 1° del art. 53 de la referida Compilación;
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
Resultando que Criselda Gradillas, mujer legítima del que hoy recurre Nicanor
Vallegera, se arrojó desde una ventana de su casa a la calle en Marzo de 1877, y
habiendo obtenido la curación de las lesiones que recibió en la caída, volvió a tirarse a
85
la calle por la misma ventana a los ocho o nueve meses, a consecuencia de lo cual, su
marido, después de mandar poner una reja en la expresada ventana, tuvo encerrada a la
referida su mujer en una habitación de la propia casa, sin permitirle que saliera de ella
por espacio de dos a tres años, al cabo de los cuales, o sea el 14 de Abril de 1880, fue
avisado el médico titular de Candelario D. Eduardo Santero, para que le curase unas
lesiones contusas que la expresada Griselda Gradillas se había producido en la cabeza
dándose golpes con la pared: Resultando que a consecuencia de parte de dicho
Facultativo se formó la correspondiente causa, en la que Nicanor Vallegera declaró que
si había tenido encerrada a su mujer, asistida por su hermana y sobrina, había sido para
impedir que repitiese su conato de suicidio, y los Médicos que reconocieron a la
lesionada, declararon que estaba en su cabal juicio: Resultando que en el término de
prueba se hizo constar también en la causa que varios parientes, entre ellos su hermano,
habían ido a visitarla; que había ido a confesar, y la había sacado al jardín a pasear, y a
consecuencia de reconocimiento pericial se acreditó que en la habitación donde estuvo
encerrada Griselda Gradillas no había humedad en su pavimento, paredes ni techo, y
que era clara y alegre: Resultando que la referida Sala, en su sentencia de 10 de Mayo
último, declaró que el referido hecho de haber tenido Nicanor Vallegera encerrada a su
mujer por dos o tres años, constituía el delito de detención ilegal comprendido en los
artículos 495 y 496, núm. 1.° del Código penal, y lo condenó a catorce años, ocho meses
y un día de reclusión, accesorias, indemnización y costas: Resultando que contra esta
sentencia se ha interpuesto a nombre de dicho procesado, con el correspondiente
depósito, recurso de casación por infracción de ley, con arreglo al núm. 1. del art. 862
de la Compilación de disposiciones sobre Enjuiciamiento criminal, designando como
infringidos los del Código penal 1.°, 495 y 496, porque el hecho que había ejecutado no
constituía el delito; cuyo recurso fue admitido.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
En sus considerandos se establece: Que los Alcaldes tienen facultad para instruir
expedientes en la multitud de servicios que les están encomendados, siendo por tanto
forzoso el que también puedan hacer comparecer ante su Autoridad a las personas cuyas
declaraciones hayan de constar en aquéllos, siendo únicamente responsables
criminalmente, cuando con el pretexto de hacer uso de aquella facultad, habían
intención de molestar o vejar a un vecino; lo cual no sucede cuando la detención del que
va a declarar en un expediente de aquella clase se dispuso gubernativamente y sin más
objeto que el de evitar que se ausentase antes de dejar extendida la diligencia
correspondiente.
87
de Burgos, en causa seguida ante la misma en única instancia contra D. Lino Villa
Ceballos, por detención arbitraria.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
89
absolver a D. Lino de Villa Ceballos del delito de detención, por razón del cual ha sido
acusado.
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
Resultando que a las tres y media del 21 de Agosto de 1881 comparecieron ante
el Juzgado de Toro, Toribio Paulla Herce y Miguel Alonso García, denunciando que al
dirigirse el Notario de la ciudad de Toro D. Manuel José Camacha al colegio electoral
90
de la sección de Pozo Antiguo para levantar acta de lo que allí ocurriese, fue detenido y
preso por el procesado D. Ildefonso Matilla y Ruiz, auxiliado de Domingo Villamarín,
conduciéndole a casa de éste, en donde continuaba detenido a la una de la tarde, en que
salieron los comparecientes: que a las once de la mañana fue el mismo procesado a la
casa de Feliciano Álvarez, en que se hospedaba D. Ramón de la Higuera, Diputado
provincial y elector del distrito, a quien llamó y le dijo se pusiera a sus órdenes,
deteniéndole y conduciéndole a casa de Villamarín, y que a los denunciantes también
les negó el denunciado la entrada en el colegio electoral: Resultando que practicadas las
debidas diligencias, en oportuno estado dictó sentencia en 21 de Abril último la Sala de
lo criminal de la Audiencia de Valladolid en la que, calificando los hechos expuestos
como constitutivos de un delito de coacción electoral, del que aparecía autor el
procesado D. Ildefonso Matilla Ruiz con la circunstancia atenuante de arrebato y
obcecación: vistos los artículos 125, 126, 127 en su caso 7.°, 133 y 134 de la Ley
electoral de 28 de Diciembre de 1878, y los artículos 9.°, circunstancia 7.a y otros de
aplicación general, todos del Código penal, le condenó a dicho procesado en seis meses
y un día de prisión correccional, accesorias, multa de 100 pesetas, costas e
inhabilitación de seis años y un día para el cargo de Teniente Alcalde y otros análogos:
Resultando que contra esta sentencia se ha interpuesto a nombre de D. Ildefonso Matilla
Ruiz recurso de casación por infracción de ley, autorizado por los artículos 848 y caso
1.° del artículo 849 de la Compilación reformada sobre el Enjuiciamiento criminal,
citando como infringidos: 1.° El art. 127, núm. 7.° de la Ley electoral de 28 de
Diciembre de 1878 en relación con el 125 de la propia ley, puesto que para que exista el
delito de coacción electoral es preciso que los detenidos fuesen electores en la sección o
colegio donde se hace la detención, y D. Manuel José Camacha y D. Román de la
Higuera no lo eran. 2.° El mismo artículo y número en relación con el 125 de la
mencionada ley, y el art. 1.° del Código penal, puesto que la sentencia recurrida no
estima que la detención de los señores Camacha e Higuera fuera contraria a alguna ley o
reglamento, circunstancia por todo extremo indispensable para que la coacción pueda
estimarse como comprendida entre las que pena el artículo 126 de la Ley electoral de 28
de Diciembre de 1878.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que todo acto contrario a la ley, cometido por funcionario público
y con objeto de cohibir a un elector su derecho, oponiéndose al impulso de su libre
voluntad, así como la detención y privación de libertad de una persona el día de la
elección de Diputados a Cortes, constituye una de las coacciones que castiga con prisión
correccional y multa de 100 a 5.000 pesetas, el art. 126 de la ley de 28 de Diciembre de
1878 Considerando que al ordenar el Teniente Alcalde de Pozo Antiguo D. Ildefonso
Matilla, la detención de D. Román de la Higuera, Diputado provincial y elector del
distrito, y la de Don Manuel José Camacha, Notario de Zamora, sin otro objeto que el
evitar que presenciaran el escrutinio general para la elección de un Diputado a Cortes,
91
que tenía lugar en dicho pueblo, cabeza de sección, y que éste último pudiera levantar
acta de los abusos que se cometieran, no sólo desatendía el recurrente Matilla como
funcionario público, la prohibición de cohibir a un elector su derecho con un acto ilegal,
como era la privación infundada de libertad, sino que por solo este hecho, llevado a
efecto en el día en que ocurrió, y sean cuales fueren las circunstancias de las personas
objeto del mismo, incurrió aquél en la responsabilidad antes señalada, como con acierto
ha estimado la Sala sentenciadora, aplicando justamente, entre otros, los artículos 125 y
127, núm. 7.°, de la ley de 28 de Diciembre de 1878 , que no ha infringido, ni por
consiguiente cometido el error de derecho en que se apoya el recurso.
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
Tercero. Que en el acto del juicio oral y después de examinar las pruebas, el
Ministerio público, visto lo contradictorio de las mismas, abandonó la acusación,
modificando las conclusiones de su escrito de calificación en sentido de que se
absolviese libremente al procesado con declaración de las costas de oficio, a cuya
petición se adhirió la defensa, sosteniendo las suyas la acusación privada; Resultando
que aquel Tribunal, estimando que la detención de Fontán se llevó a cabo por razón de
orden público en uso de las atribuciones gubernativas del Alcalde Vieites, absolvió a
éste, declarando de oficio las costas: Resultando que contra la anterior sentencia se ha
interpuesto a nombre de Fontán recurso de casación, fundado en el caso 2.° del art. 849
93
de la Ley de Enjuiciamiento criminal, citando como infringidos por no haberse aplicado
el art. 210 del Código penal, a pesar de no haberse llevado a cabo la detención por razón
de delito: Resultando que admitido el recurso fue impugnado por la defensa del
procesado y apoyado también in voce por el Ministerio fiscal.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
94
Fallamos, que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de
casación interpuesto por D. Agapito Fontán, a quien condenamos en las costas y a la
pérdida del depósito constituido; lo que se comunique al Tribunal sentenciador a los
efectos procedentes.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
1.° Que no son de estimar los motivos de casación que no se fundan en los
hechos declarados probados.
ANTECEDENTES DE HECHO
97
Resultando que por documento privado de 9 de Marzo de 1880 D. Alejandro
Peré y Gubernall subarrendó por cuatro años a D. José Zaragoza y Antón el Restaurante
de la Casa rústica del Parque de esta Corte, bajo las condiciones que, el material que por
inventario aceptaba y recibía, ascendía a 70.0.00 reales, pagaderos en cuatro años,
amortizando en cada uno 17.0.00 reales, pagaderos a 2.917 los días 15 de los meses de
Mayo y Octubre; el pago del alquiler, que era de 30.000, se haría por meses
adelantados, por separado el de los géneros existentes en la cueva; el seguro contra
incendios lo abonaría Zaragoza, quien tomaría a su cargo todas las responsabilidades
contraídas por Peré con el Ayuntamiento, conservando Peré el cuarto que ocupaba, con
la asistencia diaria de comida y servicio adecuado a su persona, y que para el seguro
cumplimiento del contrato, que empezaría a regir en 15 de Marzo, quedaría el
establecimiento, hasta el completo pago, a nombre de Peré, como dueño de los objetos
que en él existían, sin que nadie sin su permiso, pudiese disponer de ellos o de parte de
ellos, pero pudiendo retirar Zaragoza, siempre que lo tuviera por conveniente, los
efectos, muebles y demás enseres que aportase: Resultando que Peré demandó a
Zaragoza sobre pago de 86.510 rs. 53 cents., procedentes del disfrute del
establecimiento, y acordado el mandamiento de ejecución en 10 de Marzo de 1881, se
procedió, por no haberla satisfecho en el acto del requerimiento, a la ratificación, del
embargo preventivo y a la confrontación de los efectos; pero habiendo tratado ambas
partes de las bases para la transacción, acordaron alzar el embargo de los depositados, la
guarda de vista del alguacil y la entrega en el acto a Peré de todos los efectos
embargados en calidad de depósito y bajo la garantía de su crédito, y por el mismo
acuerdo se suspendió la diligencia, que firmaron la comisión del Juzgado, el depositario
anterior y los interesados: Resultando que por el contrato de 1. de Febrero de 1881, que
sirvió de base a la referida demanda, Zaragoza y Peré declaraban que no habiendo
satisfecho el primero el precio de los efectos y vinos cedidos por el segundo, ni lo
demás que se estipuló en Marzo del año anterior, y siéndole deudor de la citada suma,
reconocía a su favor este débito y se obligaba á pagarlo en dinero o efectos, a elección
de Peré y tasación de peritos, y como Zaragoza necesitase extraer efectos del local para
usar de ellos en otro sitio, deseando mientras efectuaba el abono del crédito garantir á
Peré, consentía que éste señalase los efectos y géneros que habrían de responder al
cumplimiento de lo estipulado y en que quedasen en la Casa rústica en poder del
acreedor, con el derecho de disponer libremente de todos ellos y hacerse pago de su
crédito, caso necesario: Resultando que en el contrato celebrado entre el Ayuntamiento
de esta Corte y D. Alejandro Peré se estipuló que en la Casa rústica no podrían alojarse
huéspedes ni existir más lecho que el del guarda, por lo que la Comisaría del Parque,
con conocimiento del abuso que había hecho Peré, le previno que cambiasen de
domicilio inmediatamente las personas que no tenían derecho a ello, y en su
consecuencia, ordenó a Zaragoza que desalojase la Casa rústica; pero negándose
tenazmente, hizo constar esta negativa por nota que firmó con tres testigos, quedando
avisado o despedido desde aquel día: Resultando que el referido Peré, á presencia de
98
dos guardias, de Orden público, a quienes llamó al efecto, sacó a un pasillo, bajo su
responsabilidad, según les dijo, la cama, butacas, sillas y otros efectos de Zaragoza, los
cuales recogieron y cargaron las personas a quienes éste lo encargó, sólo a presencia de
su esposa y por la insistencia de Peré; constando, por último, que se adjudicaron a éste
por las dos terceras partes de la tasación, por falta de licitadores en la subasta, los bienes
embargados a Zaragoza: Resultando que éste dedujo querellas contra Peré,
atribuyéndole los delitos de detención ilegal, estafas, retención de muebles y efectos y
allanamiento de morada, y seguida por sus trámites la causa formada con tal motivo, la
Sala de lo criminal de la Audiencia de esta Corte, aceptando por su sentencia de 6 de
Marzo último los fundamentos de hecho, los de derecho, las citas legales y las
declaraciones de la consultada y apelada, en que se declara que los hechos no
constituyen tales delitos, absolvió libremente al procesado, condenando al querellante
en las costas de ambas instancias: Resultando que contra la referida sentencia ha
interpuesto D. José Zaragoza recurso de casación por infracción de ley, autorizado por
los artículos 848, núm. 1. y 849, números 2.°, 3.° y 4.° de la Compilación reformada,
citando como infringidos: 1.° El art. 495 del Código, por no haberse aplicado
debidamente, pues constituye el delito que castiga el hecho de haber encerrado Peré a la
esposa y criada de Zaragoza, clavando puertas y ventanas. 2.° El 504, párrafo segundo,
que tampoco se ha aplicado debidamente, porque los hechos ejecutados por Peré,
demuestran que cometió el delito de allanamiento de morada. 3.° El 548, números 1.° y
5.°, al negarse la existencia del delito y no aplicarse, por tanto. 4.° El 511, que no se
aplica, a pesar de estar probado con documentos auténticos y diligencias judiciales la
existencia y comisión del delito. 5.° El 604, números 3.° y 5.°, de que se ha hecho caso
omiso, estando probado que Peré al encerrar a la esposa del recurrente y con
anterioridad venía amenazándola y llevó a cabo su detención.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
100
y Galarraga contra la sentencia que dictó la Sala de lo criminal de la Audiencia de la
Habana, en causa seguida en el Juzgado de Cárdenas por detención ilegal.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
101
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
103
criminal de la Habana, la cual casamos y anulamos, declarando de oficio las costas del
recurso; devuélvase el depósito constituido y remítase a dicha Sala certificación de esta
sentencia y de la que a continuación se dicta a los efectos procedentes.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
107
Echevarría, contra la sentencia que dictó la Audiencia de lo criminal de San Sebastián,
en juicio oral y causa instruida en el Juzgado de Tolosa por detención ilegal.
ANTECEDENTES DE HECHO
Resultando que dicha sentencia, dictada en 1.° de Abril último, contiene los
siguientes resultandos: Primero. Que Juan Zubillaga, habitante en el caserío Illana del
barrio del Antiguo, de esta ciudad, compareció ante el señor Fiscal de esta Audiencia en
1.° de Mayo de 1885, manifestándole que le constaba que en el caserío Sagastiberri, del
pueblo de Gainza, había un hombre, llamado Lorenzo Irastorza, a quien desde el año de
1883 le tenía encerrado su familia en un cuarto con una cadena al pie; hecho probado.
Segundo. Que comenzada la instrucción del proceso á instancia del Ministerio fiscal, se
constituyó éste con el Juzgado instructor en el lugar en que se decía estaba el Lorenzo
Irastorza, encontrándole, en efecto, en una habitación reducida de la planta baja del
caserío Sagastiberri, amarrado con una cadena clavada en el suelo, que no le dejaba
otros movimientos que los naturales de orinar y defecar, y el de echarse en un colchón
que tenía en el suelo con ropa para cubrirse, estando al parecer atendido en su
alimentación, como lo demostraba su estado físico; hechos probados.
108
Sexto. Que María Juana Irazustabarrena y Juan Bautista Irastorza, madre y
herniauo ya difunto, dicen que a la primera la había amenazado algunas veces con un
hacha, y que por eso acordaron su reclusión.
109
que obraron con imprudencia. 5.° El 9.°, en su núm. 1.°, porque la circunstancia de
exención, si no fuera estimada en esa forma, debió apreciarse como atenuante. 6.° El 10,
en su circunstancia 1, porque debió estimarse la del parentesco en este caso como
atenuante. Resultando que también por parte de Juan Bautista Machain, José María Irún
y Miguel Francisco Echevarría se interpuso igual recurso, fundado en el mira l.° del art.
849 dé la ley de Enjuiciamiento citada, señalando las siguientes infracciones: 1. El art.
1. del Código penal, porque no hubo malicia ni intención. 2. Los 495 y 496, por las
razones expuestas para este motivo en el anterior recurso.
3." La ley 8.a, tít. 9. ° de la Partida 7.a, que permite ejecutar lo que los recurrentes
practicaron; cuyos recursos fueron admitidos y apoyados 'in voce por el Ministerio
fiscal.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
. Que el Alcalde que detiene a una persona por no llevar documentos que
acreditasen su personalidad, incurre en la responsabilidad que pena el art. 210 del
Código, y en la que también consigna con relación al mismo artículo el 496 de la ley de
Enjuiciamiento criminal, si dejare pasar veinticuatro horas sin poner al detenido a
disposición del Juez más próximo.
111
la villa y Corte de Madrid, a 19 de Abril de 1888, en el recurso de casación por
infracción de ley, que ante Nos pende, interpuesto por D. Francisco Moltó Valor contra
sentencia de la Audiencia de lo criminal de Alicante, en causa instruida al mismo en el
Juzgado de Alcoy por detención arbitraria.
ANTECEDENTES DE HECHO
Cuarto. Que sobre las ocho de la mañana del 24 de dicho mes, cumpliendo la
orden del Sr. Moltó, una pareja de la Guardia civil se presentó en la cárcel donde se
112
hallaba detenido el Francisco Paya: y llevándoselo, lo condujo hasta el empalme de las
carreteras de Villena y Jijona, y serían las nueve de la misma mañana lo entregaron a la
pareja de Ibi, en donde estuvo detenido ocho días; después lo llevaron a Villena,
permaneciendo allí dos días también, y luego lo trasladaron a esta ciudad, donde se le
puso inmediatamente en libertad por orden de la Autoridad a cuya disposición había
sido conducido; hechos probados.
Quinto. Que el descontento y alarma que existía entre los tejedores y fabricantes
de la ciudad de Alcoy por la fecha a que se refieren los anteriores resultandos, sin
manifestación alguna ostensible, desapareció con la intervención tan sólo del Alcalde.
Sr. Moltó, a quien habían acudido algunos individuos del Jurado del gremio de tejedores
manifestándole que no se consideraban con fuerza moral bastante para conjurar el
conflicto y creían necesaria su mediación; hechos que declaramos probados.
Sexto. Que por la carta reservada fecha 20 de Mayo que el Sr; Gobernador
dirigió al Alcalde D. Francisco Moltó prevenía a éste vigilase a los sospechosos, y le
encargaba le diese cuenta de todo lo que creyese hiciera sospechar la existencia de
trabajos de los revolucionarios; y por el telegrama cifrado que le dirigió con
posterioridad le manifestaba habérsele anunciado una huelga de obreros para un día
próximo, y le encargaba que a todo trance sostuviera el orden, interviniendo primero
con medios persuasivos, y en caso necesario con la fuerza; cuyos hechos declaramos
probados.
1.° El art. 1.° del Código penal, en relación con el 210, por indebida aplicación,
puesto que Paya fue detenido por razones suficientes, conforme al mismo Código y
leyes vigentes.
2.° El art. 8.° del mismo Código en sus circunstancias 11 y 12, porque el Alcalde
procedió dentro de su deber y en justa obediencia al Gobernador de la provincia.
3.° El art. 13 del Código penal; porque habiendo algún hecho justiciable, no
sería de él autor el procesado;
4.° Subsidiariamente el mismo art. 210 del Código penal: porque de ser
aplicable, lo sería sólo en cuanto a la primera de las penalidades que en él se establecen
y no a la segunda, a causa de que los hechos posteriores a la entrega del detenido por el
Alcalde no son a éste imputables.
113
Resultando que admitido el recurso, fue apoyado en el acto de la vista por el
Ministerio fiscal.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que el art. 210 del Código penal castiga al funcionario público
que, no estando en suspenso las garantías constitucionales, detuviere a un ciudadano, a
no ser por razón de delito: Considerando que el primero de los considerandos de la
sentencia reclamada afirma, de conformidad con los hechos establecidos en los
resultandos, que la causa de la detención de Paya fue la de no llevar los documentos que
acreditaran su personalidad; omisión que no es constitutiva de delito: Considerando que
no habiendo procedido el Alcalde de Alcoy a la detención de dicho Paya por razón de
presunta responsabilidad criminal de éste, la cual, en su caso, le hubiera obligado a
poner al supuesto reo a disposición de la Autoridad judicial por virtud de lo mandado en
los artículos 282, 284 y 496 de la ley de Enjuiciamiento criminal, incurrió en el delito
por que ha sido penado, como hubiera incurrido, según lo dispuesto en la última de esas
citadas disposiciones, aun en el caso de proceder por causa de delito, por el mero hecho
de dejar transcurrir veinticuatro horas sin someter el delito al Juez más próximo al lugar
de la detención: Considerando que ninguna ley del Reino autoriza a los Alcaldes ni a los
Gobernadores civiles para detener a ciudadanos españoles por carecer en un
determinado momento de documentos justificativos de su personalidad, y que, por lo
tanto, el recurrente no cumplió deber ninguno al ejecutar el hecho procesal, y tampoco
el de obediencia, que en este caso no sería debida a órdenes que no constan de su
inmediato superior jerárquico: Considerando que responsable exclusivamente el Alcalde
de la detención, lo es de la duración de ésta, como consecuencia directa y también
exclusiva de su acto, supuesto que para llevarla a cabo empleó un medio que no por ser
el ordinario deja de ser generalmente dilatorio, sin culpa de otras personas.
FALLO
114
CASACIÓN POR INFRACCIÓN DE LEY.-SALA SEGUNDA
Que el Alcalde que sin fundado motivo detiene a una persona desde las ocho
hasta las once de la noche, ejecuta un acto que puede constituir delito, por cuya razón no
procede sobreseer en la causa instruida con dicho motivo, según el art. 852 de la ley de
Enjuiciamiento criminal.
ANTECEDENTES DE HECHO
115
vecinos fue puesto en libertad: Resultando que por esta desobediencia se siguió causa
contra Yagüe en la que fue el mismo declarado procesado y se le absolvió por no haber
quedado justificado el hecho: Resultando que los hechos denunciados por Yagüe fueron
aseverados por varios vecinos, y que dicho Yagüe estuvo detenido desde las ocho a las
once poco más o menos de la noche: Resultando que la Sala de lo criminal de la
Audiencia de Barcelona, por auto de 23 de Agosto último, de acuerdo con lo solicitado
por el Ministerio fiscal, estimando que no aparece justificado el delito de detención
ilegal, vistos los artículos 633 , 634 y 637 de la ley de Enjuiciamiento criminal,
sobreseyó libremente, declarando de oficio las costas: Resultando que contra este auto
se preparó recurso de casación por infracción de ley por D. Joaquín Yagüe é Ibáñez, que
se ha interpuesto fundado en el art. 848, núm. 4°, y 2° del 849 de la ley de
Enjuiciamiento criminal, citando como infringidos los artículos del Código penal 210,
212 y 637, y 852 de la ley de Enjuiciamiento criminal, en cuanto se ha sobreseído
apareciendo probada la comisión de un hecho que constituye delito: Resultando que en
el acto de la vista fue apoyado el recurso por el Ministerio fiscal.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
116
24-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 28 DE SEPTIEMBRE
DE 1889
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
118
sin que resulte autorizado para ello por ley, ordenanza ni reglamento alguno:
Considerando que el referido hecho fue objeto del procedimiento y calificación de las
partes acusadoras, por lo que cualquiera que sea el error cometido por el Tribunal
sentenciador al fijar dicha calificación, error que no es objeto del presente recurso, no lo
hay en conceptuar al recurrente como autor de un acto punible con arreglo al Código,
sobre el que versó la causa y la acusación, que esta Sala debe estimar para los efectos de
la casación como hubiera podido apreciarle la Audiencia de Huelva para los de la
sentencia condenatoria.
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
119
que por dicha Audiencia se dictó la expresada sentencia en 8 de Octubre último,
consignando los hechos en el siguiente: Resultando que constituido en este día el
Tribunal del Jurado, y practicadas las pruebas propuestas y admitidas como pertinentes,
ha contestado las preguntas formuladas sobre los hechos que motivaron este proceso,
personas responsables y circunstancias que hubieran concurrido en su ejecución,
pronunciando el siguiente veredicto: "Los jurados han deliberado sobre las preguntas
sometidas a su resolución, y bajo juramento que prestaron, declaran solemnemente lo
siguiente: a la primera pregunta: José Ramos Ortuño ¿es culpable de haberse abstenido
de algún acto que debiera practicar en la ejecución de los deberes de su cargo, por la
promesa que se le hiciera de entregarle dos pesetas, hecho que tuvo lugar el día 2 de
Mayo último, en el que estando paseando por esta ciudad Vicente Andrés Llopis, vecino
de Teulada, en compañía de dos sujetos más, se le acercaron los guardias de seguridad
José Romero Ortuño y Antonio Moltó Antolín, y creyéndolos sospechosos, les pidieron
las cédulas de vecindad, y como manifestaran que no las tenían, les preguntaron si
llevaban armas, ocupándoles tres navajitas que dicen llevaban para cortar pan,
manifestándoles aquellos guardias que les costaría pagar una multa de 20 pesetas, pero
que si les daban a ellos dos, que les devolverían las navajas y les dejarían estar, y por
esta promesa les devolvieron las navajas; como quiera que se fueran a la posada y no
salieran en seguida, se presentaron en ella los referidos guardias y se llevaron detenido a
Llopis al Gobierno civil? Sí A la segunda: Antonio Moltó Antolín, ¿es culpable del
hecho relativo en la pregunta anterior y por el que ha sido igualmente procesado con su
compañero Romero Ortuño? Sí. Resultando que la Audiencia de lo criminal de
Alicante declaró que los hechos origen y fundamento de este proceso por el resultado
del veredicto del Jurado constituyen el delito de cohecho, previsto y castigado en el art.
398 del Código penal, del que son responsables, en concepto de autores, José Romero
Ortuño y Antonio Moltó Antolín, sin circunstancias modificativas; y vistos los artículos
citados y demás concordantes de aplicación con la calificación establecida, condenó a
ambos autores a la pena de tres meses y once días de arresto mayor con sus accesorias y
cuatro pesetas de multa a cada uno, e inhabilitación por diez años para el cargo que
desempeñaban y otros análogos, y en las costas de por mitad: Resultando que contra
esta sentencia se preparó recurso de casación por infracción de ley por ambos
procesados que se ha interpuesto, fundado en los artículos 847 y 848, núm. 1°, y 849,
números 1. y 3.°, de la ley de Enjuiciamiento criminal , citando como infringidos: 1. El
art. 398 del Código penal, por aplicación indebida, pues el hecho de autos no constituye
el delito que el mismo determina.
120
4.° El art. 210, en relación con la anterior infracción, y cuyo precepto no ha
tenido presente la Sala sentenciadora.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Considerando que incurre en la responsabilidad penal que señala el art. 398 del
Código, el funcionario público que, por dádivas recibidas o prometidas, se abstuviere de
un acto que debiera practicar en el ejercicio de los deberes de su cargo: Considerando
que fuese o no legal la detención de Andrés Vicente Llopis, realizada por los procesados
José Romero Ortuñoy Antonio Moltó Antolín, guardias de seguridad de la ciudad de
Alicante, la verdad es que éstos, según terminantemente declara en su veredicto el
Jurado por la promesa incumplida de darles dos pesetas, dejaron primeramente de
detener y llevar al Gobierno civil á dicho Llopis y otros dos más, que después de
parecerles sospechosos y de haberles recogido tres navajas, se hallaban
indocumentados, y este hecho, por sí solo, determina el delito de cohecho antes
definido, porque, como se ve, faltaron aquellos dos funcionarios públicos á sus deberes
por la dádiva que esperaban: Considerando que en este concepto jurídico funda su fallo
la Audiencia de Alicante, sin infringir el artículo del Código citado, ni demás que se
invocan en el recurso, ni incurrido en los errores de derecho que le sirven de apoyo.
FALLO
121
Casación por infracción de ley.-Detención ilegal.-Sentencia declarando no haber
lugar al recurso interpuesto por D. Adolfo Abellán Lorente contra la pronunciada por la
Sala de lo criminal de la Audiencia de Albacete. En sus considerandos se establece:
Que se aplican rectamente los artículos 204 y 205 del Código penal al calificar y
penar como constitutivo del delito de arrogación de atribuciones judiciales el hecho de
haber detenido un Alcalde a una persona imponiéndole por sí y ante sí un arresto de
varios días, aun cuando no llegara a cumplir más que uno, por haberle dispensado el
resto de la pena.
Que el art. 212 de dicho Código no autoriza ni deja sin sanción penal las
detenciones arbitrarias, aunque se ponga al detenido en libertad antes de que transcurran
veinticuatro horas, porque la detención, para ser legítima y lícita, necesita tener un
fundamento racional de delito que la motive.
ANTECEDENTES DE HECHO
Resultando que vista en juicio oral y público la referida causa, dicha Audiencia
dictó la expresada sentencia en 15 de Diciembre último, consignando los hechos en el
siguiente: Resultando que en la mañana del 5 de Noviembre de 1887, hallándose en las
Casas Consistoriales dela villa de Ontur D. Joaquín Alcántara, D. Fructuoso Esquer y D.
Salvador Moreno, vecinos de la misma, con el fin de pagar las cuotas que por consumos
pudieran adeudar, pidió el primero el recibo o recibos talonarios al Recaudador, y como
le contestase que tenía orden del Alcalde de no admitir el pago de la expresada
contribución sin hacer a la vez el del reparto municipal, después de examinarlos dijo el
Alcántara que no conocía disposición alguna legal que prohibiese hacer el pago de una
contribución sin realizar al mismo tiempo el de otra distinta, en cuyo acto intervino el
alcalde D. Adolfo Abellán, manifestando, visiblemente excitado, que no comprendía la
oposición sistemática que le hacía a la indicada contribución, y como el Alcántara le
hiciese algunas observaciones, estimando que se le desacataba, amenazó a aquél con
llevarle arrestado por tres días, y mandó al alguacil que mandase a una pareja de la
Guardia civil, la cual le condujo a su casa, donde por disposición del mencionado
Alcalde había de permanecer tres días, pero le levantó el arresto en la mañana del día
122
siguiente; hechos que se declaran probados: Resultando que la Sala de lo criminal de la
Audiencia de Albacete declaró que los hechos probados constituyen el delito de
arrogación de atribuciones judiciales, previsto y penado en los artículos 204, número 8°,
y 205, párrafo primero del Código penal, del que es responsable en concepto de autor D.
Adolfo Abellán Lorente, sin circunstancias modificativas; y vistos los artículos citados
y demás concordantes de aplicación del referido Código, condenó a dicho autor a la
pena de un año y cinco meses de suspensión, a un día de arresto en su casa, y al pago de
las costas: Resultando que contra esta sentencia se preparó recurso de casación por
infracción de ley por parte de dicho penado, que con el depósito de 125 pesetas se ha
interpuesto, fundado en los artículos 847, 848, núm. 1.°, y 849, números 1.° y 5.°,
citando como infringidos: 1.° Los artículos del Código penal 1.°, 204, núm. 3.°, y 205,
párrafo primero, por aplicación indebida: 2.° Y para el caso de no estimarse la anterior
infracción, el 9.°, en su núm. 7.°, por inaplicación: Resultando que en el acto de la vista
fue impugnado el recurso por el Ministerio fiscal.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
125
Considerando que la obligación de detener a una persona, impuesta por el
art. 492 de la ley de Enjuiciamiento criminal a la Autoridad o agentes de la policía
judicial, no supone como necesaria para el cumplimiento de este deber la existencia
indubitada de un delito, sine que basta para que la detención sea perfectamente legal,
con arreglo al párrafo cuarto del citado artículo, que la Autoridad o agentes que la llevan
a afecto tengan motivos racionalmente bastantes para creer en la existencia de un hecho
que presente los caracteres de delito, y que los mismos motivos de racionalidad haya
para creer que la persona que se intenta detener haya tenido participación en él:
Considerando que ambos elementos concurrieron en el acto ejecutado por el agente
Rives al proceder a la detención del Agulló Pérez, porque tanto si se atiende a la
persistente y tenaz resistencia de éste a obedecer las órdenes de aquél para que dejase de
maltratar a los jornaleros, como a las violencias que sobre ellos ejecutaba para impedir
les el transporte de unos muebles que una tercera persona les había mandado, en uno y
en otro caso pudo racionalmente creer que esos hechos presentaban ya los caracteres del
delito que pena el art. 265 del Código, o bien el castigado en el 510, sin que en cuanto a
la participación que en esos hechos tuvo el recurrente se le pudiera ocurrir duda alguna,
puesto que los realizaba a su presencia: Considerando, por lo expuesto, que detenido
legalmente José Agulló por el agente Rives, no cometió éste delito alguno al llevarla a
efecto, y por lo tanto, no ha incurrido en error de Derecho el Tribunal a quo al dictar el
auto de sobreseimiento libre en favor del procesado Rives, por no haber hecho
justiciable que perseguir ni castigar.
FALLO
126
Que no es admisible el recurso de casación por infracción de ley, cuando se
consignan al interponerle hechos contrarios a los admitidos como probados en la
sentencia contra la cual se reclama.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
128
Casación por infracción de ley en asunto de Ultramar. -Atentado a los
agentes de la Autoridad y detención arbitraria.-Sentencia declarando no haber lugar al
recurso interpuesto por Wenceslao Segarra y Padilla contra la pronunciada por la
Audiencia de Puerto Rico. En sus considerandos se establece:
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
ANTECEDENTES DE HECHO
131
enemistad política profunda, particularmente por parte del primero, quien imputa a sus
contrarios determinados disgustos que sufriera: Cuarto. Resultando que la parte de
María Conde Suárez interesó como medio de prueba que se autorizara al Procurador que
en Motril representaba a aquéllas para dirigir preguntas a los testigos que habían de
examinarse a instancia de Moreu; que se desglosara y uniese a esta pieza separada la
denuncia que dio lugar a la cansa de donde la misma procede, y que se trajese
certificación de ciertos particulares de la otra denuncia que hiciera y declaraciones que
prestara Yinuesa en un proceso que se instruye sobre tentativa de asesinato al mismo;
habiéndose denegado la autorización para repreguntar a dichos testigos en la forma
pretendida; acordándose que presentando, la parte Francisca López y María Conde
interrogatorio de repreguntas, proveería; denegándose también el desglose y unión a
esta pieza separada de la referida denuncia, mediante hallarse en sumarió la causa en
que se encontraba y ser necesaria en ella, y se denegó igualmente la traída de la
certificación de los indicados particulares, por referirse a otra causa que ocupaba el
estado de sumario; por lo cual la parte de la Suárez y la Gonde no hicieron prueba
alguna en justificación de sus pretensiones: Quinto. Resultando que señalado día para la
vista de esta pieza separada, tuvo lugar en 19 del corriente mes, con asistencia del
Ministerio riscal y de los defensores de las partes; solicitando dicho Ministerio, así
como la parte recusante, que se accediera a la recusación, y la de Francisca López y
María Conde, que se declarase no haber lugar a ella: Resultando que la Audiencia
provincial en pleno de Granada declaró haber lugar a la recusación propuesta, sin hacer
expresa condenación de costas, fundándose en que se ha probado por parte de Moren la
existencia de las causas en que la fundó, sin que las querellantes hayan dado prueba
alguna en contrario: Resultando que a nombre de Francisca López Suárez se ha
interpuesto recurso de casación por infracción de ley, fundado en el párrafo segundo del
art. 863, en relación con el núm. 8.° del 848, y párrafo segundo del 69 de la ley de
Enjuiciamiento criminal, citando (como infringido el art. 54, en sus núm. 9 y 11 de la
misma ley, por estimar que existen en el Juez Vinuesa enemistad con Moren e interés
directo en la causa que a éste se sigue, cuando de los resultandos del auto, donde se
consignan las declaraciones de los testigos, no aparecen concretadas y corroboradas las
causas de recusación que deben tenerse por arbitrariamente supuestas en el caso
presente, y cuando a mayor abundamiento, aparece de expresados resultandos que se
denegó a las denunciantes el derecho indiscutible de repreguntar a los testigos de
referencia: Resultando que la representación de Moren se opone a la admisión del
recurso por no ajustarse a las disposiciones de la ley procesal ni cumplirse los requisitos
necesarios para que pueda ser admitido, toda vez que dicha ley, tratándose de autos, no
exige que los hechos se declaren probados precisamente en los resultandos, cómo
cuándo se trata de sentencia, y también porque siendo necesario para que pueda
interponerse el recurso que la resolución recurrida contradiga expreso precepto legal, el
recurrente no cita el que a su entender contradice el auto recurrido, sin que pueda
entenderse como tal la única infracción legal que alega, pues ésta se refiere a las causas
132
de recusación que el Tribunal ha declarado probadas, sin que sea posible impugnarlas en
recurso de casación: Resultando que instruido el Sr. Fiscal del recurso, se mandó
celebrar vista sobre su admisión.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
133
la causa a la jurisdicción de Guerra, según dispone el núm. 1.° del art. 5.° del Código de
Justicia militar.
ANTECEDENTES DE HECHO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FALLO
134
Se declara que el conocimiento de la expresada causa corresponde a la
jurisdicción de Guerra, a la que se remitirán las actuaciones, con certificación de éste
auto, y del mismo al Juzgado de instrucción de Lérida; publíquese esta resolución en la
Gaceta de Madrid dentro del término de diez días, y a su tiempo en la Colección
Legislativa.
Que el delito de detención ilegal, tal como se establece en el artículo 184 del
Código Penal, no exige sino dos condiciones: que sea funcionario público con
facultades para ello el que practique la detención, y que ésta se haga ilegalmente, es
decir, que no siendo por razón de delito ningún otro motivo que se haya querido tener
en cuenta la legítima. Siendo inaceptable la alegación de que la detención no excedió de
veinticuatro horas, y por ello no puede existir delito, pues el citado artículo 184 no pena
el plazo como determinante de la culpabilidad, sino tan sólo en orden a la medida de la
pena.
135
de dicho Inspector, donde permaneció hasta el día siguiente, en que puesto en libertad
por orden del señor Gobernador civil, sin que se hubiere instruido diligencia ni atestado
alguno contra el Rodríguez González.
138
presentar en el puente llamado de Serral de la cantidad de sesenta mil duros y que
devolvían al niño, y que de lo contrario se verían cualquiera que fuese, bajo el fuego de
sus pistolas.
140
Resultando que en la expresada sentencia se estimó que los hechos declarados
probados eran legalmente constitutivos de un delito de detención ilegal del artículo 184
del Código Penal, y reputándose autor del mismo al procesado Marco Antonio, sin
circunstancias modificativas.
141
con Elisa, prima carnal de doña Begoña y única pariente dentro del cuarto grado civil de
la misma, y el yerno de aquél, Mariano, concibieron la idea de sustraer por cualquier
medio a doña Begoña, a la influencia notoria de que en su ánimo ejerciera el repetido
administrador para evitar que en su día los bienes de ésta fuesen a parar a personas
extrañas a la familia, y a tal fin intentaron trasladar voluntariamente a dicha señorita a
Barcelona, bajo el pretexto de consultar a un especialista acerca de una supuesta
afección cardíaca que afirmaban padecía; pero como la interesada no mostraba el menor
deseo de abandonar su domicilio ni su mismo médico de cabecera, que no prescribió
semejante consulta, accediese a acompañar a la presunta enferma en su viaje, se desistió
de ello y se urdió una trama distinta. El también procesado Mariano consultó el caso
con el también acusado Gerardo, abogado ejerciente en Barcelona e íntimo amigo suyo,
quien aconsejó se internase a doña Begoña en un manicomio, previos los documentos y
certificados necesarios, acudiendo al médico especialista Cornelio, psiquíatra, que
ejerce su profesión en Reus y Barcelona, y pasa también frecuente visita en esta capital
de Lérida, para que reconociese a la presunta demente y facilitara la oportuna
certificación, mediante la que llevar a cabo el traslado de aquélla a un sanatorio de
Barcelona, donde residen Mariano y su esposa e hija de Alonso. Decidido de antemano
y por consejo del doctor Cornelio el internamiento de la anciana en la Residencia «Él
Pinar», dependiente del Instituto Frenopático y establecimiento para enfermos mentales,
que funciona en régimen abierto, el mencionado doctor se desplazó a la ciudad de
Tárrega, y tras una entrevista con doña Begoña, sostenida el día 11 de noviembre del
año 1955, que duró unos veinte minutos, en lo que el citado facultativo se limitó a
hacerle diferentes preguntas y tomarle el pulso en presencia de la criada de la casa y
otras vecinas, que negaron rotundamente que doña Begoña ingiriera con exceso bebidas
alcohólicas, como propalaban sus interesados familiares, sin cambiar impresiones con el
doctor Jesús, médico de cabecera, como arriba queda dicho, no se prestó al proyectado
viaje a Barcelona, si bien en un principio accediera a tal solicitud, expidió con fecha 12,
o sea al siguiente día de su visita, dos certificados, extendidos en el papel
correspondiente, uno del modelo A, o corriente para toda clase de enfermos, y otro del
modelo F, especial para dolencias mentales, en los que hacía constar con entera
conciencia de su inexactitud y de que el dictamen no reflejaba el verdadero estado
psíquico de su visitada que ésta padecía alcoholismo crónico con episodios de
intoxicación aguda y peligrosidad para sí misma y los demás durante la embriaguez, con
ataques sincópales epilépticos e ideas de persecución contra sus familiares, que cree que
quieren matarla, dolencia para cuyo tratamiento debía ingresar en un establecimiento
psiquiátrico.
142
Mariano, los hermanos Elisa e Jesús Luis, Gerardo, el médico Jose Enrique y el
enfermero Gaspar, estos dos últimos encargados por el director del referido centro
sanatorial para asistir y transportar al mismo a la paciente. Una vez en la repetida
localidad, se personaron en la casa de doña Begoña todos los nombrados, salvo Jesús
Luis, que quedó a la puerta, y después de breve conversación con la anciana, que se
opuso reiterada y tenazmente a abandonar su domicilio, y no obstante las protestas de la
sirvienta María Rosario, a la que se impidió por unos momentos salir de la cocina, por
los sanitarios dichos se aplicó a la anciana una inyección de narcovenol, que le produjo
un sueño pasajero y facilitó su subida al vehículo automóvil, que ocupó en unión del
chófer, médico Jose Enrique, enfermero Gaspar y Víctor, emprendiendo la marcha en
dirección a Barcelona, seguidos de otro coche, en que iban los restantes mencionados
procesados. El abogado Gerardo conminó a la indicada sirvienta con llamar a la Guardia
Civil si no cejaba en su actitud, y Alonso la despidió, abonándole el salario que dijo
percibir de su ama, con cincuenta pesetas de propina, y cerró la casa, guardándose la
llave de la puerta. Denunciados los hechos al Juzgado Comarcal por el señor Guillermo,
administrador de dicha Begoña, se procedió con toda rapidez, y los ocupantes de los dos
taxis fueron alcanzados y detenidos en Martorell, y aquélla, que había insistido en su
negativa al pasársele los efectos de la inyección, inmediatamente retornada a su
domicilio, todos ellos perfectamente convencidos de que su parienta no adolecía de
demencia, ni estaba alcoholizada, ni menos fuera preciso su internamiento por razones
de peligrosidad. El doctor Cornelio obró de acuerdo con los familiares de doña Begoña,
y tanto el médico interno en el Instituto Frenopático, Jose Enrique, como el enfermero
del propio establecimiento, Gaspar, eran ajenos a la interesada confabulación de
aquéllos, y se limitaron a desempeñar el encargo que se les confiara, sin sospechar que
aquella señora se hallase en posesión de sus facúltales mentales, ya que pensaron que su
reacción era la normal en presuntos dementes en análogas circunstancias.
El día 13-10-1997 el acusado, junto con Bernabe , cargaron las jardineras en una
furgoneta a la que, para evitar su identificación, sustituyeron sus placas de matrícula X-
....-MX por las inauténticas VU-....-UC, y se dirigieron hasta las inmediaciones del
museo. Sobre las 16:00 horas, una vez en dicho lugar y tras descargar una de las
jardineras, fueron sorprendidos por dos agentes de la Ertzaintza que se interesaron por
lo que hacían y trataron de comprobar la matrícula, ante lo que el acusado de forma
sorpresiva y sin dejar a su víctima capacidad de reacción, para evitar su detención y a
sabiendas de que con ello podía ocasionarle la muerte, desde una distancia aproximada
de 1 metro, hizo uso de la pistola semiautomática FN-Browning, modelo HP-1945 que
portaba, disparando en dos ocasiones sobre el tórax del Ertzaintza D. Teodoro
ocasionándole la rotura de la aurícula izquierda y un hemotórax bilateral que determinó
su fallecimiento.
145
Acto seguido el acusado huyó por la calle Henao, donde obligó a punta de
pistola al conductor del vehículo marca Fiat, modelo Marea, matrícula WE-....-WR
llevarle hasta las inmediaciones de la estación de metro de Sarriko en la calle Benidorm,
donde se apeó. Una vez en dicho lugar, sobre las 16:30 horas, el acusado se introdujo en
el vehículo Citroen C25 DU- -DL el cual estaba estacionado en doble fila en el cruce de
las calles Mediterráneo y Durrio y, exhibiendo la citada arma, obligó a su conductor a
trasladarle hasta el hospital de Usansolo de la localidad de Galdácano en cuyo
aparcamiento exterior se apeó.
En las inmediaciones del citado centro hospitalario, sobre las 17:50 horas, el
acusado, tras amedrentar con el arma de fuego a su usuaria Doña Filomena , obligó ésta
a apearse del vehículo marca Volkswagen, modelo Polo, matrícula XU-....-XV, huyendo
a bordo del mismo y dejándolo aparcado a la altura del no 8 de la C/ Aragoa de
Arrasate- Mondragón (Guipúzcoa).
Se trata de tres acciones distintas, por lo tanto, tres delitos, que agreden distintos
bienes jurídicos, la libertad, en las coacciones, y la libertad deambulatoria, en la
detención ilegal, por un espacio temporal suficiente para afirmar la lesión a este último
bien jurídico como especifico respecto de la libertad genérica de las víctimas.
El motivo se desestima.
146
Fallamos: que debemos declarar y declaramos no ha lugar al recurso de casación
por infracción de Ley, de precepto constitucional y quebrantamiento de forma
interpuesto por la representación del acusado Salvador , contra la sentencia dictada el
día 6 de mayo de 2016 por la Audiencia Nacional, Sección Segunda ,en la causa seguida
contra el mismo, por delito contra la corona, falsificación en documento oficial,
homicidio, depósito de armas de guerra, tenencia ilícita de armas y coacciones.
Detención ilegal: Aplicación del subtipo privilegiado del artículo 163.2 del CP:
Se fundamenta en razones de oportunidad criminológica, a fin de favorecer el
desistimiento del delito desde un cierto arrepentimiento. Necesidad de que responda a
un acto libre, voluntario y espontáneo del sujeto activo, sin haber logrado el propósito
impulsor de la acción delictiva. Daño moral: Perjuicio indemnizable pese a la
inexistencia de parámetros para la evaluación de su alcance, cuando no consistan en
alteraciones médicamente apreciables. Detención ilegal: Aplicación del subtipo
privilegiado del artículo 163.2 del CP: Se fundamenta en razones de oportunidad
criminológica, a fin de favorecer el desistimiento del delito desde un cierto
arrepentimiento. Necesidad de que responda a un acto libre, voluntario y espontáneo del
sujeto activo, sin haber logrado el propósito impulsor de la acción delictiva. Daño
moral: Perjuicio indemnizable pese a la inexistencia de parámetros para la evaluación de
su alcance, cuando no consistan en alteraciones médicamente apreciables.
147
indefinidas características, si bien en un momento se le permitió usar su teléfono para
comunicar con un amigo vinculado al asunto de los pseudobilletes
Sobre las 2 horas del siguiente día 24, los que guardaban a Justino Ildefonso
decidieron transportarlo a otro lugar no acreditado. A tal fin, los procesados Baldomero
Teófilo -mayor de edad y sin antecedentes-, Borja Guillermo y el otro no enjuiciado lo
introdujeron atado con cuerda plástica de pies y manos en el maletero del BMW-318.I,
G-....-GZ , coche que, conducido por Baldomero Teófilo salió de la finca, perdió el
control y salió de la vía impactando contra un talud de tierra; los acusados que lo
utilizaban abandonaron el coche y huyeron campo a través dejando en el maletero a
Justino Ildefonso, que fue rescatado por otro conductor minutos después y luego
auxiliado por la Guardia Civil.
148
como en aquellos casos en los que la presencia de terceras personas que auxilien a la
víctima sea segura e inmediata y dicha representación haya sido tenida en cuenta por los
acusados (SSTS 556/03, 10-4 o 612/05, de 12-5). En todo caso, la premisa esencial para
la apreciación del tipo privilegiado es la concurrencia de un arrepentimiento durante la
fase comisiva del delito, por lo que no resultará procedente cuando la liberación venga
mediatizada en modo alguno y resulte por ello ajena a la determinación del culpable; lo
que se aprecia en todos aquellos supuestos en los que el abandono de la actuación
delictiva responde, no a la voluntariedad del autor, sino a la actuación de las fuerzas
policiales, del propio detenido o de otros particulares.
149
a la víctima a su suerte, en el interior del maletero, con una cinta adhesiva en la boca
(según refirió quien le liberó) y atado de pies y manos. Sólo la intervención de un
ciudadano que se acercó al vehículo siniestrado y que escuchó los golpes del
secuestrado cuando ya se disponía a abandonar el lugar, posibilitó una liberación que no
tiene su origen en una opción voluntaria de los acusados, sino pese a ella.
Eladio y Amadeo insistieron en decirles que no tenían nada que ver con
ningún robo, llorando el primero de ellos, y en un momento les dijeron que eran hijos de
"Perico" por lo que fueron puestos en libertad al ser su padre conocido de los acusados,
trasladando a los hermanos de nuevo al pueblo y quedando sólo Mariano en la nave
colgado del techo de la forma descrita.
150
Como consecuencia de lo expuesto Mariano sufrió lesiones equimóticas en
reborde derecho orbitario y cuello; contusión en parrilla costal izquierda; lesiones
erosivas en ambas muñecas y traumatismo en rodilla derecha con herida erosiva y
hematoma en su cara interna, de las que curó en seis días sin impedimento tras recibir
primera asistencia.
153
prescindirse de ambas, al contarse con los aludidos testimonios de cargo, de Mariano y
de los hermanos.
Pues bien, a tenor de todas estas consideraciones, solo cabe concluir que el
examen por parte de la Audiencia de los elementos probatorios aportados al juicio debe
entenderse correcto, y el motivo ha de rechazarse.
155
legales con inhabilitación especial del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de
la condena.
El motivo es inviable.
157
de allanamiento y detención ilegal y condenamos al recurrente al pago de las costas
causadas.
A tal fin, Esperanza llama a Felicísimo y haciendo creer a este que tenía
interés en retomar la relación sentimental y que con tal intención ésta se encontraría en
el lugar que convinieran, logrando fijar una cita y que el perjudicado se creyera que iba
a encontrarse con ella, desplazándose desde la isla de Fuerteventura donde se
encontraba, acudiendo el día 16 de mayo de 2010 sobre las 22 horas al aparcamiento
anexo a un restaurante situado en Playa del Águila, término municipal de San
Bartolomé de Tirajana, pero al llegar al aparcamiento, lejos de encontrase su amada
Esperanza, acudieron a la cita Andrés y Nicanor, y a los que conocía el perjudicado, por
ser pareja de Esperanza el primero y por ser padre de la única hija de Esperanza el
segundo.
Una vez allí, haciendo uso de la pistola que portaban, ambos golpean con
fuerza reiteradamente a Felicísimo en la cara con la pistola y con los puños en diversas
partes del cuerpo y, con intención de enriquecerse de forma ilícita, hacen que el acusado
les entregue dos tarjetas bancarias para, tras obligarle a revelar el número secreto de
ambas, dirigirse Andrés, ya en horas de la madrugada del día 19 de mayo a diversos
cajeros de la zona y realizar 15 extracciones de 300 euros cada una, lo que hace un total
de 4.500 €, ocasionándole unos gastos por comisión de 45 euros, mientras el acusado
permanecía con Felicísimo en el mismo lugar.
158
Una vez realizado lo anterior, ambos retienen al perjudicado toda la noche,
hasta las 9 de la mañana, hora en que, con ánimo de ilícito enriquecimiento y tras
proporcionar Esperanza a Andrés su número de cuenta por teléfono, le conminan a
llamar a un banco suizo en que tiene una cuenta bancaria abierta y realizar una
transferencia a otra cuenta de la que Esperanza es titular por valor de 15.000 euros (el
máximo permitido), sustrayéndole con igual ánimo un teléfono móvil, un ordenador y
un disco duro que han sido pericialmente tasados en 975 euros.
159
ejecución del delito contra el patrimonio la solución no es otra que la del concurso real
(artículo 73 CP).
El vigente artículo 74.1 CP, antes el 69 bis, fija positivamente los requisitos
que deben concurrir para apreciar la continuidad delictiva, sustancialmente análogos los
que la jurisprudencia venía reconociendo antes de su incorporación al texto del Código
Penal: cuando en ejecución de un plan preconcebido o aprovechando idéntica ocasión el
sujeto activo realice una pluralidad de acciones u omisiones que ofendan a uno o varios
sujetos e infrinjan el mismo precepto penal o preceptos de igual o semejante naturaleza,
añadiendo el apartado tercero que quedan exceptuadas de lo establecido en los apartados
anteriores las ofensas a bienes eminentemente personales, salvo las constitutivas de
infracciones contra el honor y la libertad e indemnidad sexuales que afecten al mismo
sujeto pasivo.
161
c) la unidad del precepto penal violado o bien de igual o semejante
naturaleza.
162
jurisprudencia la continuidad delictiva cuando se trata de robos con violencia e
intimidación (SSTS 78 y 1336/2000 y 1564/2002, entre otras), que debió ser la
calificación aplicada por la Audiencia en el robo con fuerza en las cosas por el que fue
condenada la recurrente, como señala el Ministerio Fiscal en su informe, pero aun
asumiendo dicha calificación, cuya modificación nadie ha solicitado y sería perjudicial
para aquélla, la conclusión sería la misma puesto que persistiría el ataque a la libertad de
la víctima.
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Editora, Comercial, Industrial y Financiera, Buenos Aires, Argentina, 2002.
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167