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2018
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Abogado por la Universidad de Lima. Es egresado de maestría de Derecho Procesal de la Pontificia Universidad Católica del Perú; y ha
realizado estudios de maestría de Derecho Empresarial en la Universidad de Lima. Asimismo, estudios en finanzas con mención en
Dirección Ejecutiva, concesiones y regulaciones para Gestión Pública en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas; y cuenta con
especialización en diversas disciplinas del Derecho: Corporativo, Administrativo, Tributario, Municipal, Civil y Procesal Civil.
16 ministerios no han trascendido el trato dado en los escritorios y que los objetivos no se articulan a los
propósitos del Plan Nacional Anticorrupción y, por eso mismo, la lucha contra la corrupción que libra el
Estado se caracteriza por ser desarticulada e inorgánica; situación que se agrava, valorando las fallas a los
planes regionales y municipales.
Otras cifras recientes, han sido ofrecidas por el actual Contralor General de la República en la
Conferencia Anual de Ejecutivos –CADE (RPP Noticias, 02-12-2917) y ha referido que hay 16,431
funcionarios públicos comprendidos en procesos penales como resultado de las acciones de Control que
han detectado 31,816 irregularidades cometidas por los funcionarios públicos. Ante esta alarmante
situación, el mismo propone, que la única forma posible de luchar eficaz y eficientemente contra la
corrupción es la reforma del órgano de Control que preside y del Sistema de Justicia para agilizar los
procesos y castigar ejemplarmente a quienes caen en la trama de la corrupción.
Para concluir, resta manifestar que no basta deslindar con cualquier acto de corrupción motivada
por el impulso de la agitación y el descontento popular sobre el uso indebido o permisivo de los
procedimientos de la vacancia presidencial o el indulto o la gracia presidencial, sino tomar la iniciativa
de participar activamente en el rediseño de las políticas públicas e involucrase no solo en la discusión de
su debate, sino también, en los procesos de gestión y vigilancia del cumplimiento de los propósitos. Para
el efecto, hay que tomar nota de las recomendaciones que hacen Transparencia Internacional, la OCDE y
el Fondo Monetario Internacional, en el sentido que, no solo en Perú sino toda América Latina debe
adoptar políticas enérgicas contra la corrupción.
En esa perspectiva de análisis, es oportuno señalar que la reforma política, fiscal, económica y
administrativa que comprende la enmienda a varios artículos de la Constitución para preciar que la acción
del Estado se orienta por los objetivos que establece el Sistema de Planeamiento Estratégico, la vigencia
del Sistema de Presupuesto e Inversión Pública por períodos trianuales, relanzar la marcha de los
procesos de descentralización y de modernización de la gestión pública para descentralizar el poder y
asegurar la transparencia de los actos de Gobierno, y cambios del Sistema Político con la restitución de la
Bicameralidad, la eliminación del voto preferencial, dar financiamiento público y fortalecer la democracia
interna en los partidos políticos.
A ello resta agregar, la reforma constitucional por la cual el Estado efectivamente destina no
menos del 6% al financiamiento de la Educación y en igual proporción a la inversión pública destinada a
la ejecución de obras públicas y prestación de los servicios públicos básicos. Con ambas medidas se busca
cerrar las brechas de cobertura y calidad de la Educación y las brechas de infraestructura en vías, puertos,
energía, comunicaciones, etc. Todo esto debe ir acompañado de la implementación y gestión de la
descentralización fiscal y la adecuación del Poder Ejecutivo a la realidad que propone la gestión
descentralizada del Estado.
Así pues las medidas para mejorar la calidad del Derecho Público en los sistemas democráticos de
América Latina para detener la corrupción y avanzar en la senda del progreso social se sustentan las ideas
clave de más descentralización, menos cuotas de poder, mejor Educación para formar ciudadanos libres y
con habilidades, ajustar las reglas para fortalecer la democracia. Otro argumento, sino el más importante,
son los compromisos asumidos con la ONU y la OEA para hacer reformas y arreglos institucionales que
faciliten la realización de los propósitos de lucha contra la corrupción que hasta hoy no merecen atención
pese a que fueron suscritos y ratificados por los cuerpos legislativos de los países firmantes hace más de
una década. Hay mucho por hacer y la hora de ponerse al lado de la comunidad política y legal, ha
llegado.
BIBLIOGRAFÍA