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La Geología y Cartografiado
de Batolitos Graníticos
Abril - 2004
Prólogo i
Prólogo
Este libro es mayormente acerca de la geología de campo de los granitos a todas las escalas, desde
un simple afloramiento a plutones y batolitos. Todos los geólogos de campo trabajan inicialmente
a la escala de afloramiento, consecuentemente la mayoría de los fenómenos que se tratan aquí son
aquellos los cuales son visibles a la escala de afloramiento. No obstante, los granitos ocurren
típicamente como plutones y batolitos, algunos de los cuales son tan grandes que aparentemente
desafían cualquier esfuerzo al tratamiento sistemático. Habiendo tenido la oportunidad de cartografiar
dos batolitos muy grandes y muy diferentes, es decir El Batolito de la Costa del Perú y los granitos
con estaño del Sudeste de Asia, he encontrado que es posible cartografiar batolitos grandes dentro
de un tiempo relativamente corto, de tal modo que puede ser apreciada la geología del batolito
como un todo. Además los batolitos son uno de las formas de ocurrencia de granitos más comunes,
por tanto tiene sentido estudiarlos a su escala natural.
Durante mi vida he trabajado con muchos geólogos de países en desarrollo y este libro es mayor-
mente para ayudarlos a descifrar la geología de los batolitos en su país.
He sido afortunado con mis amigos y colegas de muchas nacionalidades, y particularmente agra-
dezco a Wallace Pitcher, quién me admitió como un aprendiz no entrenado en Perú y quién por su
amabilidad y ejemplo me mostró como ver a los granitos adecuadamente.
Algunos geólogos pueden considerar que mucho de este libro esta dedicado a establecer lo obvio.
Es escrito mayormente para aquellos geólogos del tercer mundo involucrados en el cartografiado
de granitos en terrenos inaccesibles, con soporte logístico inadecuado y un periodo de tiempo
inadecuado durante el cual deben completar su labor.
La estructura del libro ha sido proyectada con estos requerimientos en mente y se sustenta en
talleres de campo dados en Malasia, Indonesia, China y Noruega. Principalmente trata de la
practicidad del cartografiado de campo, aunque los cuatro primeros capítulos son de carácter más
académico, y son para proporcionar una reseña del estado actual del conocimiento teórico de la
geología de granitos como el fundamento para el trabajo en campo. La totalidad de los capítulos
restantes conciernen a los aspectos puramente prácticos del cartografiado regional de terrenos
graníticos, y los capítulos finales proveen las pautas acerca de los requerimientos que deben tener-
se en cuenta y desarrollarse cuando se preparen mapas geológicos de estos terrenos y la presenta-
ción de los datos en forma escrita.
con cuidado pueden ser identificadas en el campo. Uno de los objetivos de este libro es indicar
como los detalles de la geología de campo proveen información relacionada a estos procesos.
Muchos granitos son engañosamente simples en su apariencia y hay muchos ejemplos de granitos
los cuales han sido estudiados cuidadosamente en gran detalle, pero han continuado brindando
información adicional, y algunas veces información muy contradictoria para investigadores poste-
riores. La historia de la geología de granitos esta llena de tales reversiones de interpretación. Con
esta base es improbable que algún estudio no sea sujeto de reinterpretación en algún momento.
Esto no debe sin embargo, desalentar trabajo futuro, porque hay todavía muchos terrenos graníticos
de los cuales permanecemos totalmente ignorantes, y los que necesitan cartografiarse con la fina-
lidad de proporcionar información para comparación y trabajos adicionales. La gente que hace el
trabajo regional constituye aquella sección de la profesión a la cual se dirige este libro, y no obs-
tante que ellos son particularmente vulnerables en este aspecto, puesto que la naturaleza de su
tarea, siendo de reconocimiento emite sus conclusiones las cuales están sometidas a revisión pos-
terior; ellos no deben desalentarse y persistir. Su trabajo proporciona la base para todas las inves-
tigaciones posteriores.
Finalmente agradezco a todos mis amigos y colegas y especialmente a Peter Pitfield, Don Mallick,
Fiona Darbyshire, Michael Schwartz, Bernd Lehmann, Bob Beckinsale, Willy Taylor, Michael
Atherton, Andrew Bussell, Paul Bateman, Gordon Gastil, César Vidal, Julio Caldas, Julio Garayar,
Wilfredo Sánchez, Bill Mc Court, Michael Crow, John Aspden, Martin Clarke, Teoh Lay Hock,
Charles Hutchison, Hong Dawei, Somboon Khositanont, Somchai Nakapadungrat, Oystein
Nordgulen, Brian Sturt, Larissa Dobrezhinetskaya, Valery Vitrin, Carmen Galindo y Cesar Casquet.
Me gustaría también manifestar mi reconocimiento a Chamrat Mahawat quien fue mi buen amigo
y quien hizo posible que pueda trabajar en Tailandia.
Agradecimientos iii
Agradecimientos
Contenido
Prólogo ..................................................................................................................................... i
Agradecimientos ..................................................................................................................... iii
Contenido ................................................................................................................................ v
Tabla de Figuras ...................................................................................................................... ix
1 Introducción ........................................................................................................................ 1
2 Sistemas de Clasificación .................................................................................................... 5
2.1 Clasificaciones Empiricas .......................................................................................... 6
2.1.1 Litológica ........................................................................................................ 6
2.1.2 Geoquímica de Elementos Mayores ................................................................. 7
2.1.3 Mineralógica .................................................................................................... 9
2.1.3.1 La Serie Magnetita – Ilmenita .............................................................. 9
2.1.3.2 Zircón .................................................................................................. 9
2.2 Sistemas Tipológicos ................................................................................................. 9
2.3 Discriminadores Geoquímico - Tectónicos ............................................................... 11
2.4 Comentarios sobre el tema de las Nomenclaturas Relacionadas a la Fuente .............. 12
2.5 Términos de Nomenclatura Adicional ...................................................................... 13
2.5.1 Tectónico....................................................................................................... 13
2.5.2 Orogénico ..................................................................................................... 14
2.5.3 Estructural ..................................................................................................... 14
3 Geología del Granito ......................................................................................................... 15
3.1 Nomenclatura de Plutones y Batolitos ...................................................................... 15
3.2 La Anatomía de Batolitos ........................................................................................ 15
3.3 La Estructura de Plutones ........................................................................................ 16
3.4 Unidades de Granitos, Super Unidades y Series o Grupos (Suites) ........................... 17
3.5 Fajas Graníticas y Provincias ................................................................................... 17
3.6 Contactos ................................................................................................................ 18
3.7 Texturas Magmáticas ............................................................................................... 18
3.7.1 Texturas Equilibradas ...................................................................................... 18
3.7.2 Texturas Desequilibradas ............................................................................... 20
3.8 Estratificación y Schlieren ....................................................................................... 23
3.9 Fluidos Residuales .................................................................................................. 26
3.10 Aplitas, Pegmatitas y Venas de Granito .................................................................... 27
3.11 Enclaves en Granitoides .......................................................................................... 28
3.12 La Interrogante sobre la coexistencia de Magmas Máficos y Félsicos ....................... 28
3.13 Enclaves Microgranulares Máficos .......................................................................... 29
3.14 Restita ..................................................................................................................... 31
3.15 Interacción de nivel Bajo y Alto del Material Máfico y Félsico ................................ 33
3.16 Márgenes Oscuras en Contactos Ígneos de Granitos ................................................. 35
3.17 Diques Máficos ....................................................................................................... 35
3.18 Emplazamiento de Plutones ..................................................................................... 36
3.18.1 Ascenso de Magma, Arranque y Subsidencia de Bloques (Stoping) ............... 37
3.18.2 Diapirismo e Hinchamiento como globo (Ballooning) ................................... 38
3.18.3 Patrones de Emplazamiento de plutones a lo largo de Fallas de Rumbo ......... 38
3.18.4 Diques Alimentadores y Chimeneas (Conductos) .......................................... 40
3.19 Deformación ........................................................................................................... 40
vi Contenido
Tabla de Figuras
1 Introducción
Varios estudios regionales han sido conducidos, notablemente en Perú (Pitcher et. al., 1985), la
Faja Estañífera de Asia Sudeste (Cobbing et. al., 1992), la Sierra Nevada del oeste de Estados
Unidos (Bateman, 1992), Baja California (Gastil et.al.,1975) la Faja Lachlan de Australia (Chappell
& White, 1992) y China Sudeste (Xu Keqin et.al., 1980). A pesar de ello hay todavía enormes fajas
de granitos las cuales permanecen total o parcialmente desconocidas y si esto va a remediarse
tendrán que implementarse programas de cartografiado regional.
Los granitos son rocas difíciles de trabajar, a diferencia de formaciones volcánicas o sedimentarias,
no ocurren como fajas bien definidas con un piso y techo conocidos, los cuales pueden ser segui-
dos por largas distancias y trazados alrededor de estructuras complejas. Ellos ocurren como cuer-
pos separados, cada uno de los cuales ocupa una sección particular de la corteza terrestre. La
mayoría de ellos no tienen base o tope dicernibles y son internamente complejos, de manera que
para cartografiarlos es necesario estar familiarizado con la variedad completa de sus atributos
geológicos, y adoptar procedimientos de campo los cuales deben asegurar que todos ellos sean
registrados correctamente.
En todo estudio de rocas graníticas se acostumbra ahora emplear métodos de análisis geoquímicos e
isotópicos, y de acuerdo con ello, el cartografiado de campo debe estar orientado hacia aquel objetivo
desde el principio. Es sólo recientemente en sentido comparativo, que las técnicas analíticas han
avanzado a tal punto donde los estudios regionales integrados totalmente son una posibilidad real. El
propósito de este trabajo es de propugnar el compromiso de tales estudios y también proporcionar un
recuento de los métodos de campo apropiados mediante los cuales pueden hacerse.
Toda investigación geológica depende de la calidad de las observaciones de campo, de otro modo,
los datos analíticos resultantes son seriamente estropeados.Los métodos para el cartografiado re-
gional que son presentados aquí han sido desarrollados por muchos años en terrenos inaccesibles e
inhospitalarios. Si bien son efectivos en estas condiciones ellos pueden también ser fácilmente
adaptados a áreas más accesibles.
Por razones históricas la tradición europea en la investigación de granitos ha sido cartografiar cada
plutón en el mayor detalle posible. En Europa la proporción de granitos en relación al área total es
generalmente baja y muchos de ellos no están bien expuestos, de modo que tiene sentido examinar
cuidadosamente cada exposición. En algunas otras regiones la adopción de métodos científicos
2 1 Introducción
modernos es bastante reciente y en algunos casos han sido sobreimpuestos a una tradición cultural
muy diferente. Además, en algunas áreas la proporción de granitos con relación a la superficie es
extremadamente alta y están tan bien expuestos que no hay posibilidad de examinar cada aflora-
miento. En dichos lugares se ha desarrollado una tradición de cartografiado regional. Uno de los
resultados de estas aproximaciones contrastantes fue que los geólogos que trabajaron en las Amé-
ricas, China y Australia desarrollaron conceptos más claros sobre la evolución regional de determi-
nados grupos (suites) de granitos.
Antes del desarrollo de la teoría tectónica de placas los geólogos se dieron cuenta que el modelo
geosinclinal existente no explicaba completamente las diferencias observadas en la geología de
granitos. Por ejemplo, no parecía haber una explicación satisfactoria para la existencia de granitos
con estaño en algunas fajas orogénicas como opuesto a granitos mineralizados con metales base en
otras. Quizás una excepción fue el reconocimiento temprano de que los granitos alcalinos al inte-
rior de continentes y del graben de Oslo fueron controlados por fallas en su ambiente anorogénico
o relacionado a valle tectónico (rift). Parcialmente como resultado de esta falta de adecuación fue
bienvenido el concepto de tectónica de placas en la forma del Ciclo de Wilson como fue presenta-
da, tuvo una acogida general en la medida en que proveía una solución potencial a muchos de estos
problemas fundamentales.
Varias situaciones de tectónica de placas son reconocidas ahora, en donde ciertas combinaciones
de rocas plutónicas y volcánicas de composiciones particulares, son consideradas representativas
de condiciones tectónicas específicas desarrolladas en diferentes etapas de un ciclo de Wilson. Si
bien hay todavía muchas complejidades no resueltas, la teoría aún proporciona una armazón den-
tro del cual trabajan la mayoría de geólogos del granito.
La gran virtud de la teoría es que ha mostrado la necesidad de estudiar los fenómenos geológicos
en ambos aspectos, regional y detallado; y es afortunado que avances tecnológicos nuevos, tal
como las imágenes de satelite y sistemas analíticos automatizados hayan permitido que los estu-
dios sean posibles. El trabajo de campo sin embargo, no puede ser muy acelerado; y si se trata de
cubrir grandes áreas, las observaciones tienen que ser algo más esparcidas y de la más alta calidad
posible, lo cual bajo ciertas condiciones no es siempre fácil.
Todos los fenómenos geológicos están caracterizados virtualmente por un grado infinito de com-
plejidad, requiriendo investigación a todas las escalas. Sin embargo, es imposible mediante el
trabajo regional, estudiar todos los granitos de una faja orogénica en detalle por lo que los aspectos
a estudiar se escogen sobre la base de la mejor información disponible. Sí en un batolito hay un
millar de plutones pero sólo han sido cartografiados diez, será uno de aquellos diez el cual sea
aprovechado para el primer estudio geoquímico. Los programas de cartografiado moderno deben
tratar de evitar esta clase de desbalance. El objetivo esencial del estudio regional es desarrollar
información de alta calidad tan imparcial como sea posible de modo tal que sea representativa de la
región más grande. Sea que un geólogo esté cartografiando a una escala de 1:10,000 o 1:500,000 la
situación es siempre la misma, el geólogo esta viendo y describiendo un afloramiento. No hay
razón para que la calidad de observación sea mejor a una escala en vez de la otra. El objetivo es
asegurar que todos los plutones estudiados en una forma regional puedan ser tratados sobre bases
iguales. Es posible para alguna gente cartografiar fajas completas de granitos en un tiempo relati-
vamente corto y proporcionar una comprensión satisfactoria y útil de los granitos en la faja. Puede
ser establecida una armazón regional dentro de la cual puede ubicarse cada granito y sus variantes,
lo cual servirá de base para estudios más detallados de problemas particulares. Estudios regionales
conducidos en forma adecuada, normalmente identificarán aquellos plutones los cuales son de
interés especial, en el sentido que su estudio futuro pueda dar luz sobre algunas áreas intratables de
la geología de granitos.
1 Introducción 3
La tecnología moderna asegura que virtualmente todo lo que uno necesite saber acerca de los
granitos ahora puede ser determinado por métodos petrológicos, geoquímicos o isotópicos, algu-
nas veces en cristales simples, y es posible que llegue un tiempo cuando algunos de los problemas
relevantes habrán sido resueltos mediante este acercamiento. Pero, cada granito es una expresión
de una escala jerárquica de atributos desde moléculas-cristal-agregados de granos-plutón-batolito-
faja granítica. Cada una de estas escalas tiene su propio marco de realidad fenomenológica y todas
merecen ser estudiadas igualmente. Las técnicas más nuevas, por su naturaleza estan enfocadas
hacia la escala de un plutón simple o aún a la escala de un cristal simple. Esta aproximación de
enfoque fino muy a menudo rinde resultados de significación regional, la cual paradojicamente
algunas veces puede ser mejor entendida dentro de un contexto regional que debe estar disponible.
Así, la primera etapa de investigación debe ser la producción de un mapa mostrando la extensión
regional y las relaciones geológicas de los granitos.
Las fajas graníticas están esparcidas en la corteza continental y son caracterizadas mayormente por
su diversidad. Pueden ser de cualquier edad desde el Arqueano al Terciario y tener, ya sea un rango
composicional extendido o restringido. Sus formas de afloramiento y su carácter composicional
son igualmente diversos. Algunos son largos y delgados como en el caso de los Andes, mientras
que otros como los de la faja Lachlan de Australia y los granitos del Sudeste de China, son más
amplios en proporción con su longitud. En contraste, las fajas de granitos Rapakivi del Proterozoico
en Finlandia y Rusia forman una clase distinta no precisamente equiparada por granitos más tar-
díos y ciertamente todas las fajas Fanerozoicas de Europa son distintas una de la otra.
En breve la diversidad de granitos que uno puede esperar ver dentro de una faja granítica simple es
más que aparearlas por aquella entre las fajas mismas. Las razones para este grado de diversidad
permanecen oscuras y permanecerán así hasta que se haga suficiente trabajo regional para estable-
cer la naturaleza de estas diferencias. Podemos estar seguros que ellas no serán simples, pero
puede en toda probabilidad ser una combinación sutil de región fuente, grados variantes de evolu-
ción cortical y del manto, quizás en combinación con factores estructurales asociados con diferen-
tes estados del Ciclo de Wilson.
Esta diversidad es lo más remarcable debido a que todas estas rocas son granitoides los cuales se
representan juntos en un diagrama de Streckeisen y pueden ser clasificados confiablemente como
granitos a causa de su similitud evidente. Es esta combinación singular de unidad y diversidad la
cual entre otras cosas, ha dado lugar a algunas controversias entre geólogos respecto al origen y
posición relativa de estas rocas.
4
2 Sistemas de Clasificación 5
2 Sistemas de Clasificación
Los sistemas de clasificación para rocas graníticas pueden ser divididos en dos clases principales,
aquellos los cuales se basan en la composición y aquellos que no están directamente relacionados
a la composición. Puede establecerse como un principio general que los sistemas basados en la
composición son los preferidos, ya que son más objetivos en sus métodos de determinación, siendo
enteramente dependientes de las mediciones de los datos mineralógicos o geoquímicos. Sin em-
bargo, sistemas alternativos proporcionan información suplementaria útil sobre las amplias rela-
ciones de las rocas graníticas y las situaciones geológicas en las cuales ocurren.
Como quiera que se han usado juntos, comúnmente criterios no relacionados, no esta fuera de
lugar hacer un comentario breve sobre la naturaleza de las clasificaciones geológicas. La necesi-
dad para la clasificación ha sido un rasgo distintivo de las ciencias naturales ya que su principio y
uso permite a los científicos establecer orden dentro de la confusión aparente de la naturaleza.
Históricamente la geología ha sido y en gran medida continúa siendo una ciencia de observación,
seguida por interpretación. Análisis de los datos conduce al desarrollo de hipótesis o modelos, los
cuales pueden ser probados por observaciones adicionales o procedimientos instrumentales. Esto
resulta en el entendimiento del proceso que dió lugar al fenómeno observado. Hay consecuente-
mente una línea clara de desarrollo desde la descripción empírica a una terminología genética u
orientada a procesos. La historia de la clasificación de granitos es una ilustración del estado perma-
nente de tensión entre estos dos polos. Una buena clasificación debe ser simple, basada objetiva-
mente y reflejar la realidad geológica. Sobre todo debe ser útil y capaz de aclarar áreas con proble-
mas. No debe convertirse en una camisa de fuerza mental la cual impide el pensamiento.
ma segura para interpretación subsiguiente. Otra información con base empírica tal como el regis-
tro de campo de datos geofísicos o radiométricos, o la separación y estudio de minerales pesados,
amplía la base de información puramente relacionada a hechos, que puede obtenerse de cualquier
granito.
En afloramientos naturales sin embargo, esto no pasa a menudo. Sólo una pequeña proporción de
todos los granitos cartografiados es alguna vez sometida a la gama total de las técnicas analíticas
ahora disponibles. Entonces es mayor el motivo para que estos granitos los cuales no califican para
el tratamiento total sean descritos cuidadosamente como aquellos que si lo hacen. Ellos son des-
pués de todo, volumétricamente más representativos del cuerpo que aquellos los cuales son anali-
zados.
2.1.1 Litológica
Los términos litológicos de diorita, tonalita, granodiorita y granito han sido usados por más de un
siglo (Rosenbusch, 1887, Johanssen, 1937, Hatch et.al., 1951). Estas categorías son determinadas
mediante conteo de puntos de las proporciones modales de cuarzo, feldespato potásico y plagioclasa
en sección delgada. El método es completamente empirico y simple, aunque el conteo de puntos en
sección delgada implica consumo de tiempo y en el caso de rocas gruesas puede conducir a resul-
tados erróneos. Esta dificultad es resuelta contando puntos sobre superficies pulidas grandes, las
cuales algunas veces pueden teñirse para distinguir entre feldespato potásico y plagioclasa. Es
también posible estimar las proporciones de estos componentes en el campo y con la práctica esto
puede hacerse sorprendentemente con precisión.
A Q B
Q
Granito
Feldespatico Granito
Alcalino Tonalita Toleit
Trondheimita Peralcalino ic o Trondheimitico
CAT
Sienita Sieno ANA
Feldespatica Granito Monzo Grano
granito diorita ALK
Alcalina SAM CAG
Diorita
Cuarzosa
Sienita Monzonita Monzodiorita Cuarzosa
Cuarzosa Cuarzosa Cuarzosa Gabro
A Sienita Monzonita Monzogabro P A P
Fig. 1. Diagrama QAP (Streckeisen, 1976). A, clasificación modal de granitoides. B, linajes de granitos distinguidos por
Lameyre & Bowden (1982), tonalita calco alcalina (CAT), granodiorita calco alcalina (CAG), monzogranito subalcalino
(SAM), potásico aluminoso (ALK) y sódico alcalino (ANA).
Debido a que el conteo de puntos es tan laborioso, ahora es una práctica común determinar las
litologías ploteando datos normativos directamente sobre el diagrama triangular QAP de Streckeisen
(Fig.1A) Esto puede ser engañoso a causa de que los feldespatos alcalinos pertíticos contienen
ambos ortoclasa y albita.
Mediante el método de conteo de puntos toda la albita pertítica es incluida como feldespato potásico
mientras que al trazar datos normativos son separados K2O y Na2O, dando un resultado el cual es
composicionalmente más preciso pero que no representa adecuadamente al feldespato alcalino.
2.1 Clasificaciones Empiricas 7
Estas dificultades son superadas usando la representación gráfica Q’ ANOR de Streckeisen & Le
Maitre (1979) donde Q’= (Q+Or+Ab+An) y el parámetro ANOR = 100 An/(An+Or).
Un método alternativo para superar estas dificultades fue desarrollado por La Roche (1964, 1978)
y modificado por Debon y Le Fort (1983) en el cual los parámetros son Q = Si/3-(K+Na+2Ca/3) y
P = K-(Na+Ca). Aunque el diagrama último ha empezado a ser usado frecuentemente en publica-
ciones recientes, el diagrama triangular QAP de Streckeisen ha mantenido su popularidad, e igual
ha sido presionado al servicio para distinguir entre granitos tipo I y S (Bowden et. al., 1984).
La versatilidad del triángulo de Streckeisen ha sido explorada por Lameyre y Bowden (1982)
quienes han mostrado que pueden ser identificados diferentes linajes de rocas, los cuales corres-
ponden a algunas poblaciones de granitos que ocurren en la naturaleza. Lameyre & Bowden, (1982),
Bowden et.al. (1984), distinguieron cinco linajes de granito en el triángulo de Streckeisen (Fig.1B):
tonalítico o trondhjemítico calco alcalino (CAT), granodiorita calco alcalina (CAG), monzonítico
sub alcalino (SAM), potásico aluminoso (ALK) y sódico alcalino (ANA). Ellos también distin-
guieron un área de «granitos corticales» y en adición áreas en las cuales distinguieron granitos tipo
S, tipo I y tipo A, los que, sin embargo parecen ser menos útiles en la práctica que los linajes. La
versatilidad del diagrama QAP fue nuevamente explorada por Lameyre y Bonin (1992), quienes lo
consideraron «una herramienta notable para la distinción de series o grupos de granitos aún en el
campo». Estos linajes corresponden a ejemplos distintivos de plutonismo tipo I o tipo A y la razón
para su fácil identificación en este diagrama simple es que ellos tienen una variación composicional
extendida de cuarzo diorita a granito. Contrariamente los tipos S no son bien distinguibles debido
a que ellos tienen una variación restringida normalmente sólo de granodiorita a granito. Además
ellos se ubican en la parte más estrecha del diagrama donde hay espacio insuficiente para retratar
tal variación sistemática.
Calcico
0 100
Un método adicional para determinar % SiO2
el balance alcalino fue ideado por Fig. 2. El índice calco-álcali de Peacock (1931)
8 2.1 Clasificaciones Empiricas
El concepto de saturación de
alúmina fue definido por Shand (1927, 1947). Los granitos fueron clasificados como peraluminosos,
metaluminosos o peralcalinos de acuerdo con la razón de alúmina con respecto a óxidos de calcio,
sodio y potasio.
El indice peraluminoso ha atraído mucha atención desde que fue utilizado por Chappell & White
(1974) como uno de los métodos por el cual puede distinguirse los granitos tipo I y S. Aún cuando
se ha demostrado actualmente que esta aseveración es sólo parcialmente verdad, el índice continua
siendo de importancia fundamental en la geología de los granitos. Ha sido incorporado por Debon
& Le Fort (1983) en un sistema comprensivo de clasificación de elementos mayores el cual com-
bina el índice aluminoso en un trazado de dos variables contra el parámetro B = (F+Mg+T) el cual
es proporcional al peso de los minerales oscuros que están presentes. Esto es particularmente útil
pues refleja las tendencias evolucionarias mayores de las asociaciones magmáticas e ilustra clara-
mente como los linajes metaluminosos convergen con los peraluminosos por diferenciación (Cobbing
et.al, 1992). Sin embargo, la
manera más simple de com- 4.0
litológico de Streckeisen, el Fig. 4. Diagrama discriminante K2O vs SiO2 de Peccerillo & Taylor (1976)
2.2 Sistemas Tipológicos 9
cual no solamente clasifica las rocas, sino que proporciona ideas acerca del origen, linaje, y trayec-
torias de diferenciación (Lameyre & Bowden, 1982, Bowden et. al, 1984).
2.1.3 Mineralógica
La gran ventaja de este sistema es que las propiedades magnéticas de un granito pueden ser medi-
das directamente en el campo usando un «Kappametro de mano». Casi siempre cada cuerpo de
granito tiene un rango de valores el cual es distintivo y en muchos casos ayuda a clarificar proble-
mas de identificación en campo. Se recomienda firmemente el uso rutinario de tal instrumento en
el campo. Es posible también usar el instrumento en las colecciones antiguas de granitos, con lo
cual se inyecta nueva energía en las antiguas controversias.
2.1.3.2 Zircón
Pupin (1980) desarrolló un sistema de clasificación el cual depende de la separación de cristales de
zircón y del estudio de su morfología. Pupin pudo reconocer siete clases distintas de granito por
este método, las que interpretó como resultantes de la influencia de las fuentes corticales, del
manto y fuentes mixtas corteza – manto en el proceso de su generación. El método no puede fallar
por rigor empirico, pero es demasiado especializado para la mayoría de geólogos de campo.
nes fuente corticales de composición diferente. Ellos nunca han sostenido que el esquema tipológico
estuvo relacionado al ambiente tectónico. Sin embargo, dentro del armazón de tectónica de placas,
el cual es ahora nuestro principio guía generalmente aceptado, y a la luz de la identificación exitosa
de los ambientes tectónicos anteriores mediante las características geoquímicas de rocas volcáni-
cas erupcionadas durante su desarrollo (Pearce & Cann, 1973) fue sólo una cuestión de tiempo
antes que se estableciera una conección entre el esquema tipológico y el ambiente tectónico.
Pitcher (1979, 1983) propuso que los tipos S o tipo Hercínicos como los llamó, son típicos de
ambientes de colisión y están asociados con estaño. El dividió los tipos I en dos categorías:
tipo I Andino o Cordillerano son aquellos de la parte occidental de las Américas, con una
variación composicional de gabro a granito y de composición predominantemente tonalítica a
granodiorítica, la asociación es de subducción en una margen continental. Otros tipos I que
ocurren ampliamente, difieren de los tipos I Cordilleranos en que tienen una expresión bimodal
siendo principalmente representados por granodioritas y monzogranitos con alto contenido de
potasio, asociados con cuerpos gabroides más pequeños. Tales granitoides ocurren en las
Caledonidas de Escocia e Irlanda y fueron designados inicialmente como tipos I Caledonianos
por Pitcher (1979, 1983). Posteriormente él las relacionó a una asociación tectónica más am-
plia que comprendía situaciones post orogénicas y post colisionales, frecuentemente en coin-
cidencia con levantamiento y la formación de cuencas molásicas y volcanicidad en mesetas
andesíticas (Pitcher, 1993). Los tipos I de esta asociación también tienen una variación
composicional amplia, pero son predominantemente de composición monzogranítica en un
ambiente pos orogénico o pos colisión. Ambas clases de tipos I están asociadas con
mineralización de metales base y cobre, la cual sin embargo, está más fuertemente desarrolla-
da en la situación cordillerana. Pitcher siguiendo una sugerencia hecha por White, también ha
propuesto el reconocimiento de los tipos M, verbigracia granitos derivados directamente del
manto en ambientes oceánicos o arcos de islas y enfatizó la definición de los tipos A como
granitos alcalinos y peralcalinos asociados con fallamiento anorogénico o valles tectónicos
(rifting), tal como los granitos de los complejos anulares de Nigeria, los cuales están asocia-
dos con estaño, y también aquellos del valle tectónico de Oslo. Así, en este esquema cada tipo
de granito fue asignado a una clase específica de ambiente tectónico.
No hay duda que los tipos adicionales identificados por Pitcher representan poblaciones de
granitos las cuales tienen una ocurrencia natural amplia. Sin embargo, la MISA o esquema
alfabético, como ha sido algunas veces llamado desdeñosamente, no ha probado ser fácil de
aplicar en la práctica, aún cuando ambos, el tipo de granito y el ambiente tectónico están
evidentemente relacionados geológicamente.
La conección entre tipo de granito, región fuente y ambiente tectónico ha sido posteriormente
tratada por muchos autores, usando criterios diversos como la naturaleza de los enclaves (Didier
et. al., 1982), composición de la biotita (Nachit et. al., 1985), morfología del zircón (Pupin,
1980), mineralización asociada (Xu Keqin, 1982), óxidos opacos (Ishihara, 1977), geoquímica
de elementos mayores (Debon & Le Fort, 1983, Batchelor & Bowden, 1985) y geoquímica de
elementos traza (Pearce et. al., 1984).
Barbarin (1990) hábilmente ha compendiado toda esta información y concluyó que todas ellas
reflejan la composición de la región fuente, la cual él y muchos otros consideran como for-
mando un espectro composicional contínuo desde enteramente manto a enteramente cortical,
con una gran área intermedia de composición mixta manto – corteza. El también concluyó que
hay una relación entre la composición de la roca fuente y el ambiente tectónico en el cual
fueron generados los granitos (Fig. 5), y en esto el sustentó el punto de vista enterior de
Pitcher (1983).
2.3 Discriminadores Geoquímico - Tectónicos 11
Muchos de los esquemas resumidos por Barbarin (1990) son bastante similares al sistema
tipológico expandido de Chappell & White y Pitcher. Otros, como el sistema de elementos
mayores de Debon & Le Fort (1983) y Batchelor & Bowden (1985), los minerales opacos
(Ishihara, 1977) y la morfología del zircón (Pupin, 1980), son empiricos o derivados empíri-
camente y tienden a ser usados en conjunción con nomenclaturas tipológicas.
GRANITOS OROGÉNICOS
Intrusivos peraluminosos, granitos POS COLISIÓN
( alto K - bajo NaCa ) S
Granitos calcoalcalinos
potásicos - metaluminosos I
MIXTA (alto K - Bajo Ca)
(Corteza
+
Manto) Granitos calcoalcalinos
Metaluminosos
( bajo K - alto Ca ) I
ZONA DE
SUBDUCCIÓN
Fig. 5. La relación entre fuente, tipología y ambiente tectónico, modificado después de Barbarin 1990.
Un sistema de elementos mayores para la clasificación tectónica de granitos fue desarrollada por
Batchelor & Bowden (1985). Ellos adaptaron el sistema R1-R2 de La Roche (1978) y lo utilizaron
para relacionar los linajes identificados por Bowden et. al. (1984) a ambientes tectónicos específi-
cos (Fig. 7). Estos linajes comúnmente recurrentes, ciertamente corresponden de manera parcial a
algunos ambientes tectónicos. Sin embargo, el método solamente trabaja bien para granitoides con
una variación
1000 1000
Syn - Colg
WPG
100 WPG 100
Rb Nb
ppm ppm
VAG +
10 10 Syn Colg
VAG ORG
ORG
1-0 1-0
10 100 1000 10 100 1000
Y + Nb ppm Y ppm
Fig. 6. Diagrama discriminante de elementos traza de Pearce et. al. (1984) para ambiente tectónico
R2
Fraccionados
Pr lisio
del manto
e p na
co
lac l
a
Po
sc
olis
ión
Orog
énico
tardio
Colisionales
Anorogenico
R1 = 4 Si - 11 ( Na + K ) - 2 ( Fe + Ti ) R1
R2 = 5 Ca + 2 Mg + Al
Fig. 7. El diagrama R1-R2 de La Roche (1964) modificado por Batchelor & Bowden (1984) para identificar ambiente
tectónico
composicional amplia. Las poblaciones de granitos dominados por monzogranitos, las cuales pue-
den ocurrir en una variedad de ambientes, presentan las dificultades más grandes y no son distin-
guidos confiablemente.
nicos las que son razonablemente atribuidas a mecanismos de subducción de corteza oceánica en
márgenes de placas activas, por esto el uso informal de términos tales como relacionados a
subducción y granitos de arcos volcánicos. De modo similar los granitos tipo A son más típicos de
situaciones de intraplaca y anorogénicos, y algunas veces del ambiente de tras arco. Mientras que
los sistemas tipológicos trabajan razonablemente bien para los granitos derivados de una fuente
coherente como aquella del manto, los granitos derivados de fuentes mixtas manto-corteza o total-
mente corticales pueden ocurrir en una variedad de ambientes tectónicos. Los granitos tipo S son
conocidos en ambientes cordilleranos (Clarke et.al., 1990, Avila Salinas, 1990). Ellos ocurren
mezclados junto con tipos I en ambientes los cuales son relacionados a ambos, subducción y a
colisión en Asia Sudeste (Cobbing et. al., 1992) y ellos ocurren juntos en la parte más grande de la
Faja Plegada Lachlan.
Una dificultad para correlacionar directamente el tipo de granito con el ambiente tectónico es que
los ambientes por si mismos son a menudo muy complejos, incorporando materiales fuente del
manto y de la corteza. En los Andes septentrionales de Ecuador y Colombia fallamientos de rumbo
diestro, en una margen de placa transpresiva han resultado en la yuxtaposición tectónica de blo-
ques de terrenos oceánicos, arcos volcánicos y continentales los cuales hospedan granitoides tipo
I en los dos primeros casos y tipo S en el último (Litherland et. al. 1994). La ocurrencia de dos tipos
de granitos dentro de una faja es enteramente compatible con la geología de la región como es
ahora entendida, aunque inicialmente dio lugar a considerable preocupación.
Los granitos pueden haber sido afectados por muchos procesos durante su generación y emplaza-
miento, sin embargo tienen una cosa en común, todos se han derivado de alguna clase de región
fuente. Consecuentemente la identificación de este factor proporciona la base para la evaluación
de tales procesos y para relacionar los granitos a sus ambientes tectónicos apropiados. Hay por
supuesto muchas áreas grises y transiciones composicionales completas entre los tipos principales.
A causa de estas complejidades puede ser mejor referirse al MISA y otras nomenclaturas relacio-
nadas a la fuente, no como una clasificación sistemática, sino como una serie de hitos dentro de un
espectro contínuo de variación composicional y geológica.
2.5.1 Tectónico
Convergentes
Subducción
Arco Oceánico Arco Volcánico Arco Interior Arco de Atrás (Tras Arco)
Colisionales
Sin-Colisionales Pos Colisionales
Extensionales
2.5.2 Orogénico
Sin-Orogénico Pos Orogénico Anorogénico
2.5.3 Estructural
Sin-Tectónico Post-Tectónico
Todas estas categorías se basan en procesos regionales los cuales involucran todo el espectro de
fenómenos geológicos. Los geólogos naturalmente ansían establecer cual de estos procesos ha
estado operativo y si la geología de los granitos proporciona alguna razón para escoger una catego-
ría en vez de la otra, que será inevitablemente usada. En consecuencia los granitos son frecuente-
mente referidos informalmente como siendo de afinidad tipo Arco Volcánico, Colisionales o
Anorogénicos y si se identifican éstas afinidades sobre la base de la situación geológica total, éstos
términos pueden ser útiles. Si, no obstante, ellos son definidos solamente por el método
composicional de Pearce et.al. (1984) y sin consideración al contexto geológico más amplio, ellos
pueden ser completamente erróneos e inducir a la perpetuación de conceptos equivocados en la
literatura lo cual es extremadamente difícil de corregir. De hecho es frecuentemente muy difícil, o
aún imposible definir satisfactoriamente el ambiente tectónico de algunas fajas Fanerozoicas más
antiguas que el Jurásico. Por tanto estos términos globales deben ser usados con cuidado.
A causa de estas dificultades las terminologías basadas en la tectónica y estructura deben usarse
con cuidado para ampliar o sustentar las clasificaciones basadas en criterios composicionales.
3 Geología del Granito 15
Cuando los plutones ocurren como cuerpos aislados el procedimiento es: nombrar el plutón, iden-
tificar las litologías y clasificarlo como simple o compuesto. Cuando existe un número de plutones
juntos, ellos forman un mosaico de cuerpos interpuestos que se denomina batolito. Cuando esta
conformado por un número de plutones no relacionados se le llama batolito compuesto. Sin embar-
go, en la práctica el término batolito es usado generalmente en un modo no sistemático, para
cualquier cuerpo de granito de tamaño adecuado sin considerar si esta conformado o no de plutones
no relacionados.
La clase más simple de batolito esta formada de plutones simples, tal como el Batolito de la Cordi-
llera Principal de Malasia Peninsular (Fig. 8), el que esta conformado mayormente de plutones
simples de monzogranito. Los batolitos más complejos son aquellos de Norte y Sudamérica, los
cuales consisten de cientos de plutones que son simples y compuestos.
Estos dos tipos contrastantes de batolito reflejan diferencias geológicas mayores entre los granitoides
que los conforman, y son una expresión importante de la geología de los granitos.
También hay grados intermedios de combinación de plutones compuestos y simples con un rango
limitado o extenso de litologías, lo cual refleja condiciones geológicas diferentes. Ejemplos de ello
se encuentran en las Cadenas Caledonianas de Gran Bretaña y Noruega, la Faja Lachlan del sudes-
te de Australia y en la Provincia Oriental de la Faja Estañífera del Asia Sudeste.
El uso del término complejo esta generalmente restringido a ocurrencias de granitoides, los cuales
debido a su complejidad interna o su estrecha asociación con otras rocas ígneas o no; no se pueden
diferenciar como plutones o batolitos.
16 3.3 La Estructura de Plutones
N
6
6
1 5
4 Huarmey
2 3
5
7 8 Batolito
Main Range
9 10
11A
11
12
13
14 15
16 17
2N Fortaleza
0 50 km
Los complejos anulares se distinguen de otros plutones por la presencia de un dique anular el cual
forma un anillo parcial o completo alrededor de un plutón más antiguo, al cual intruye. El dique
anular es normalmente porfirítico con una matriz de grano fino que contiene fenocristales de
feldespatos, cuarzo y minerales oscuros; especies las cuales dependen de la clase de granito que
está formando el complejo. En muchos casos ellos están colmados de enclaves máficos angulosos
y venillas en cada etapa de rompimiento a partículas más pequeñas. Los complejos anulares no son
3.4 Unidades de Granitos, Super Unidades y Series o Grupos (Suites) 17
componentes normales del plutonismo calco alcalino orogénico, si bien ocurren en ciertas circuns-
tancias (Fig. 9), como por ejemplo en el segmento Lima del Batolito de la Costa del Perú (Cobbing
& Pitcher, 1972, Bussell, 1985). Son más abundantes en centros volcánicos, como en los centros
del Terciario en Escocia e Irlanda. Mas típicamente, sin embargo, ellos forman cadenas de plutones
de afinidad alcalina en regiones no orogénicas dentro de cratones, como en Nigeria donde tales
complejos se desarrollaron sucesivamente a lo largo de lineamientos corticales. Estos granitos
alcalinos comúnmente están mineralizados con estaño y tierras raras.
El concepto de superunidades es simplemente una extensión de éste principio y reconoce que todas
las unidades litológicas presentes dentro de un plutón compuesto están presentes dentro de otros
plutones compuestos, generalmente a lo largo de un lineamiento plutónico (Cobbing et. al.,1977).
El asunto de Grupo o Serie (Suite) y Superunidades es crítico para el cartografiado de fajas graníticas,
debido a que estos fenómenos donde están presentes, son inicialmente identificados mediante
cartografiado de campo. El concepto parece ser válido debido a que fue desarrollado independien-
te y simultáneamente por geólogos que estuvieron trabajando en áreas completamente diferentes,
y se ha establecido posteriormente que es aplicable en otras fajas. Es muy probable que sea aplica-
do útilmente en otras fajas donde no se han reconocido previamente. Por ejemplo, dentro las Fajas
Caledonianas de Escocia e Irlanda, los granitos de Donegal, de Connemara, de Leinster y los
granitos Newer de las Grampianas, especialmente el de Aberdeenshire; forman grupos o series
coherentes de plutones, los cuales evidentemente están relacionados localmente, aunque
regionalmente son diferentes. Sin embargo, se requiere ciertas precauciones en la implementación
de este concepto, debido a que no parece ser un rasgo de todas las fajas y de hecho está virtualmen-
te ausente en algunas, como por ejemplo en el Sudeste de Asia, donde todos los plutones son
distintos (Cobbing et. al., 1992).
Sea que los granitos puedan ser identificados como grupos o series (suite) de rocas dentro de
plutones relacionados o sólo como un grupo de rocas simple y distintivo dentro de plutones sim-
ples, ellos pueden considerarse aún como representantes de la región fuente y pueden por lo tanto
ser vistos como pruebas de la corteza profunda, los cuales traen información desde los niveles
corticales inferiores a la superficie; donde puede ser estudiada e interpretada, con la disponibilidad
de tecnologías adecuadas. Los granitos por tanto proveen una herramienta única para descubrir la
historia y evolución de cada segmento cortical. Su significación en este aspecto se ha evidenciado
recientemente. Dentro de una faja habrán muchos grupos (suite) diferentes, o plutones, cada uno
de los cuales es capaz de brindar una ventana diferente hacia el interior de la historia cortical
pasada.
una fase orogénica particular, aunque en algunas fajas geográficamente coherentes, pueden estar
presentes granitos de diversas edades. Si bien hay a menudo similitudes entre muchas fajas graníticas
y provincias, ellas son generalmente algo distintas y estas diferencias claramente reflejan diferen-
cias en los procesos orogénicos que se dieron en su formación y en la composición de la región
fuente de la cual fueron derivadas.
3.6 Contactos
Los contactos de los granitos contra las rocas de caja son usualmente agudos y fácilmente
reconocibles, frecuentemente pueden ser delimitados en fotografías aéreas e imágenes de satélite.
Los contactos internos son más difíciles de distinguir, especialmente en terrenos boscosos. Sin
embargo en terrenos áridos se puede detectar un número sorprendente de contactos internos en
fotografías aéreas e imágenes. En el campo estos contactos son generalmente agudos, aunque los
contactos entre algunas clases de variantes pueden ser transicionales. En plutones deformados los
contactos con la envoltura pueden ser tectónicos, y debido a la intercalación tectónica de los grani-
tos con la envoltura, tales granitos son a menudo disfrazados como migmatitas, y aún pueden ser
considerados equivocadamente, como representativos de un basamento Precambriano.
Los granitos con texturas primarias pueden ser divididos en dos grupos principales: hipidiomórficos
y alotriomórficos. Las texturas hipidiomórficas son características de dioritas, tonalitas (Fig. 10), y
muchas granodioritas, en éstas rocas la textura es dominada por plagioclasa y es realmente muy
similar a aquella de una dolerita (diabasa). Las tablillas de plagioclasa están desarrolladas como
cristales euhedrales frecuentemente con una pobre orientación menos definida, la cual forma una
mezcla entrecruzada de cristales tabulares. Tanto los minerales tempranos como los tardíos están
ubicados en los intersticios de esta mezcla, y en las rocas más félsicas el cuarzo y feldespato
potásico están localizados de modo similar, y pueden ser fácilmente identificados como la última
fracción fundida que cristaliza. En sección delgada de algunas granodioritas y tonalitas puede
3.7 Texturas Magmáticas 19
verse que la importancia del cuarzo y feldespato potásico intersticial se incrementa hasta el punto
que llegan a predominar. Generalmente este material forma un intercrecimiento anhedral de crista-
les aproximadamente equigranulares, aunque los feldespatos potásicos a menudo empiezan a for-
mar acumulaciones irregulares más grandes y megacristales incipientes con un contorno razona-
blemente bien definido pero con muchas inclusiones de cristales de plagioclasa, parcialmente di-
geridos. Se puede ver que este proceso progresa de modo que en algunas granodioritas y en todos
los granitos, la textura está dominada por cuarzo y feldespato potásico. El feldespato potásico
puede estar presente o no como megacristales. A pesar del aparente contorno euhedral de los
megacristales, las secciones delgadas siempre muestran que los límites de los granos son anhedrales
al observarse en detalle. El feldespato potásico ya sea como megacristal o no, contiene relictos
parcialmente absorbidos de plagioclasa y minerales oscuros que se formaron antes. En algunos
granitos los megacristales de feldespato K pueden contener capas concéntricas de minerales máficos,
usualmente biotita, lo cual delinea estados de crecimiento del cristal. Estas, en adición a las inclu-
siones de plagioclasas parcialmente digeridas, sugieren que tales cristales son en realidad
fenocristales.
La transición de textura hipidiomórfica a alotriomórfica puede ser observada en batolitos con una
variación en composición amplia, tal como aquellos de Norte y Sudamérica. En los batolitos donde
predominan los monzogranitos la regla son texturas alotriomórficas.
Los minerales máficos son rápidamente identificables en el campo, pero los minerales félsicos son
también muy variables y a menudo específicos en forma y color para un plutón particular. Obser-
vando tales minuciosidades en el campo se puede establecer una huella textural para un plutón en
particular o para un grupo de plutones luego, esta afinidad puede ser investigada mediante
geoquímica u otros procedimientos.
20 3.7 Texturas Magmáticas
En granitos con texturas alotriomórficas son los minerales félsicos los que predominan, si bien los
máficos que existen se identifican rápidamente pueden ser tan distintivos como lo son en granitoides
hipidiomórficos. Sin embargo, es la relación del tamaño, la forma, el color y el límite de los granos
entre el cuarzo, plagioclasa y feldespato potásico, lo cual tiene mayor significación para la descrip-
ción de campo de estas rocas. Si bien la mayoría de plutones son comúnmente distintivos, hay
varias categorías texturales, las cuales son de más amplia distribución.
La distinción más notoria es entre aquellas rocas que tienen o no megacristales de feldespato
potásico, y si el feldespato potásico es rosado o gris. Pueden distinguirse amplias categorías sobre
esta base simple y en adición, el tamaño, forma y color de los megacristales proporcionan más
criterios. Los granitos pueden también agruparse en otros dos grupos texturales, aquellos en los
cuales los megacristales se encuentran rodeados de granos de menor tamaño, pero que todavía son
gruesos, y aquellos en los cuales los megacristales no son prominentes debido a que la matriz es
excesivamente gruesa. En tales rocas es común encontrar que el cuarzo esta presente como
agrupamientos reticulados, discontinuos, entrelazados que contienen la mayoría de las plagioclasas
y los minerales oscuros. Texturas de esta clase caracterizan muchos granitos Rapakivi, pero tam-
bién se desarrollan en granitos gruesos de afinidad tipo I y S. Estas texturas son de ocurrencia
amplia, y si bién su modo de formación no es adecuadamente entendido, ellas sirven para distin-
guir plutones individualmente en el campo. Patrones similares de complejidad textural están desa-
rrollados en granitos alotriomórficos sin megacristales, a tal grado que es relativamente poco fre-
cuente encontrar plutones que sean texturalmente idénticos. En los granitos de textura primaria el
único mineral que ocurre como megacristal es el feldespato potásico, aunque, muy ocasionalmente
la plagioclasa es un megacristal. Normalmente la única variación observada es en la abundancia de
megacristales de feldespato potásico, cuarzo o los minerales máficos. Generalmente no hay mucha
variación en el tamaño del grano de las especies minerales, aunque en algunos casos los minerales
oscuros y especialmente la biotita, puede incrementar en tamaño hacia los bordes.
Las texturas desequilibradas de carácter más complejo son formadas cuando el evento de extinción se
da en la etapa tardía de la secuencia de cristalización, cuando ya se ha formado una armazón de
cristales, con magma residual localizado en los espacios intergranulares. La extinción en tal circuns-
tancia ocasiona el rompimiento de una roca parcial y en algunos casos, totalmente cristalina, dando
como resultado una mezcla de cristales individuales y fragmentos de roca contenidos dentro una
matriz de grano más fino. Estas, son todas más o menos corroídas o frecuentemente, están en interacción
con la matriz. Pueden diferenciarse fragmentos individuales de roca, por la presencia de bordes de
granos internos idénticos a aquellos presentes en los granitos de textura primaria que se encuentran
adyacentes. En el campo muestran una apariencia extremadamente heterogénea. Están usualmente
asociados con granitos altamente evolucionados de tipo S y granitos tipo A y son diferenciados de los
pórfidos graníticos por la complejidad de sus relaciones texturales y de campo.
3.7 Texturas Magmáticas 21
La estratificación acumulada en granitos ha sido descrita por Harry & Emeleus, 1960, Emeleus,
1963; en granitos de Groenlandia y por Townend, 1966 y Craxton, 1968 en la Isla Omey y
Granitos Galway, respectivamente, en Irlanda. Estos autores muestran que las bandas más
oscuras comúnmente contienen 30 % o más de minerales máficos y accesorios tales como
apatito, zircón y allanita de carácter idéntico a aquellos distribuidos en el granito principal,
los cuales están encerrados poiquilíticamente en cuarzo y feldespato. Los feldespatos alcalinos
en las bandas félsicas frecuentemente yacen con sus ejes mayores paralelos al bandeamiento.
Estratificación similar en el plutón Dindings (Fig. 19) de Malasia (Cobbing et. al., 1992) tiene
gradación similar de bandas máficas a félsicas, pero con los feldespatos alcalinos más grandes
en la parte superior de las bandas félsicas, teniendo sus ejes largos dispuestos perpendicular-
mente al bandeamiento, y con las caras superiores facetadas de los cristales cubiertas por los
minerales oscuros del estrato máfico siguiente (Fig. 20).
Este fenómeno indica un ambiente gravitacional o al menos pasivo para su formación. Sin embar-
go algunos autores, como por ejemplo Pitcher (1993) no consideran el asentamiento gravitacional
como un mecanismo viable debido a la alta viscosidad de los magmas graníticos, y prefieren un
modelo de nucleación rítmica en un ambiente estable. Un mecanismo alternativo es la selección de
flujo, sugerida por Cloos (1969 e investigada experimentalmente por Bagnold (1954). Estos y
estudios posteriores (Barriere, 1976) mostraron que el esfuerzo cizallante en el magma ocasiona
que los granos colisionen y se dispersen de acuerdo con el cuadrado de su diámetro. El efecto es la
selección de los granos por tamaño, donde los granos más grandes son desplazados a las regiones
de esfuerzo cizallante mínimo (Bateman, 1992).
3.8 Estratificación y Schlieren 25
La ubicuidad de tal fenómeno sugiere que los fluidos residuales pueden estar presentes y están
ampliamente distribuidos dentro de los granitos hasta la etapa más tardía de su historia de enfria-
miento. Es por ello muy fácil considerar la posibilidad que los cambios violentos en presión, tal
como aquel producido por la acción de una falla en un granito ascendente, pueden resultar en
descompresión y en la producción de granitos de dos fases como se ha descrito líneas arriba. Los
granitos con un alto nivel de volátiles es probable que sean proclives a tal actividad en las etapas
más tardías de su historia de enfriamiento con respecto a otros granitos más secos. Consiguientemente
no es sorprendente que los granitos con estaño, y ciertos granitos alcalinos con altos niveles de
fluór y boro sean particularmente proclives a ser caracterizados por tales rocas.
En los granitos que han sido sometidos a deformación sin-plutónica a menudo se encuentra que
las venas félsicas son particularmente abundantes. Las venas más tempranas pueden ser
concordantes con sus hospedantes (rocas caja) y están foliadas en la misma dirección, pero las
venas tardías se hacen progresivamente más discordantes en la dirección de su emplazamiento y
son también más félsicas. También son progresivamente menos deformadas hasta tal grado que
las venas más jóvenes son completamente no deformadas. Esta secuencia sugiere que la defor-
mación sin-plutónica promueve la migración de fluidos residuales en áreas lineales de colec-
ción, las cuales son luego intruídas como venas, las que registran un nivel decreciente de defor-
mación con el tiempo.
Las pegmatitas no son muy comunes en granitos, pero cuando ocurren pueden formar venas com-
plejas con aplitas y con el componente aplítico formando una zona central o marginal. Las pegmatitas
en granitos tienden a estar localizadas en la envoltura inmediata al techo o en las paredes del
granito y también dentro de los niveles superiores del mismo plutón. Estas diferencias en modo de
ocurrencia han sido relacionadas a la profundidad de emplazamiento, siendo aquellas que ocurren
en las rocas caja, vinculadas a niveles más altos de emplazamiento de plutones en comparación con
aquellas dentro del granito.
Varlamoff (1972) diferenció diez categorías de pegmatitas y venas de cuarzo. Ellas se mencionan
a continuación con la tipología de los granitos con los cuales están frecuentemente asociadas.
Tipo 1 Tipo I. Microclina, plagioclasa, biotita, magnetita
Tipo 2 Tipo I. Microclina, plagioclasa, biotita, magnetita, cuarzo
Tipo 3 Tipo I. Microclina, plagioclasa, biotita, cuarzo, turmalina negra
Tipo 4 Tipo I. Microclina, plagioclasa, biotita, moscovita, turmalina negra
Tipo 5 Tipo I – S. Microclina, cuarzo, moscovita, berilo, albitización
Tipo 6 Tipo A. Berilo grande, ambligonita, espodumena, columbita/tantalita, buena zonación
con concentraciones de cuarzo, albitización, greisenisación.
Tipo 7 Tipo A. Parcial o completamente albitizada, cuarzo, espodumena, moscovita, casiterita
subordinada a greisenización, columbita, tantalita, berilo blanco.
Tipo 8 Tipo S. Venas de cuarzo con microclina grande, moscovita, casiterita.
Tipo 9 Tipo S. Venas de cuarzo con moscovita y casiterita.
Tipo 10 Tipo S. Venas de cuarzo con casiterita, wolframita, scheelita.
28 3.11 Enclaves en Granitoides
Mientras que la mayoría de pegmatitas se encuentran dentro de los niveles más superiores de los
plutones graníticos o dentro de la envoltura inmediata, algunas pegmatitas se ubican a distancias
importantes de cualquier plutón conocido, de modo que la relación actual con algún granito en
particular se imagina. Las pegmatitas también forman un componente esencial de enjambres de
venas y si bien su relación general al plutonismo granítico local en tales casos es incuestionable, es
aún, una materia que no ha sido adecuadamente estudiada.
Las pegmatitas forman un rasgo esencial de muchos terrenos Precambrianos donde forman exten-
sos enjambres. En estos casos no parecen relacionadas a alguna fase específica de plutonismo
granítico coetáneo.
Los xenolitos están presentes en la mayoría de granitos. Se trata de inclusiones de la roca caja, rotas
como balsas o trenes los cuales son generalmente descompuestos en fragmentos triturados de tamaño
más pequeño, ejemplo, los verdaderos xenolitos accidentales. Aunque ellos están usualmente restrin-
gidos a zonas marginales o al techo, pueden estar en algunos casos ampliamente distribuidos en el
plutón. En estos casos pueden considerarse como xenolitos debido a su similitud con la roca caja. Sin
embargo si la envoltura es volcánica o gabroide es difícil o imposible distinguir estos xenolitos de
derivación local, de aquellos enclaves máficos que tienen un origen diferente. Xenolitos de compo-
sición apropiada ya sea, sedimentaria, metasedimentaria o de origen ígneo, frecuentemente son afec-
tados fuertemente por los granitos circundantes, dando lugar a una hibridización del granito y final-
mente a la desaparición de xenolitos dejando una mancha oscura difusa y espectral.
tos entre granitos y gabros tempranos o contemporáneos. Los modelos en boca favorecen la asocia-
ción de magmas máficos con la generación y emplazamiento de ciertos magmas graníticos.
Enclaves máficos, junto con varias categorías de diques máficos son interpretados como estadios
secuenciales en el modelo. Por esta razón es apropiado considerar juntos todos estos fenómenos,
dejando a un lado la interrogante de si están verdaderamente relacionados en sentido genético o sí
su asociación es meramente fortuita.
La estrecha asociación de magmas félsicos y magmas máficos ha sido bien documentada a partir
de los centros ígneos del Terciario de Escocia por algún tiempo (Harker, 1904), donde fueron
descritos diques compuestos que contienen componentes máficos y félsicos. En años recientes una
buena proporción de investigaciones han sido dedicadas a éste asunto y los lineamientos del argu-
mento frecuente pueden enunciarse seguidamente.
Se ha conocido por muchos años que ciertas clases de granitoides contienen enjambres de diques máficos
los cuales están confinados a los granitos o que se extienden sólo por cortas distancias más allá de sus
contactos. Roddick y Armstrong (1959) demostraron que los diques máficos dentro de tonalitas y
granodioritas en la Isla Cortes en Columbia Británica, han sido fragmentados en huellas de bloques
máficos e inclusiones de formas y tamaños diferentes, los cuales han sido convertidos a esquistos de
hornablenda y anfibolitas. Ellos también demostraron que existieron varias generaciones de intrusión
de estos diques, siendo los más recientes los menos deformados. La intrusión de los magmas máficos ha
ocurrido claramente antes que el granito hospedador haya solidificado y fue la acción del magma graní-
tico sobre el magma basáltico en proceso de enfriamiento, la cual favoreció el rompimiento.
Una hipótesis alternativa ha sido desarrollada por algunos geólogos australianos (White & Chappell,
1991) quienes han interpretado los enclaves máficos en granitos de la faja plegada Lachlan como
un remanente no disuelto o «restita» de material proveniente de la región fuente durante el proceso
de fusión parcial o palingénesis.
En muchos granitoides los enclaves máficos (Fig. 25) contienen megacristales los cuales son aparen-
temente idénticos a aquellos de sus rocas hospedadoras. Los megacristales más comunes son
plagioclasa, biotita y hornablenda, los cuales tienen hábitos que son idénticos a aquellos del mismo
mineral en la roca caja. Así, sí la biotita y la hornablenda estan presentes en la roca hospedadora como
cristales euhedrales simples, tendrán la misma forma en los enclaves. Rasgos tal como estos son
criterios útiles de cartografiado. Cuarzo ojoso rara vez está presente en enclaves aunque comúnmente
se menciona en la literatura. Consiste de un grupo de cristales de cuarzo cubiertos por minerales
oscuros, de hecho ocurren típicamente en gabros y dioritas marginales, o en inclusiones de estas
rocas dentro del granito. Angus (1962) ha descrito los estadios progresivos de su formación los cuales
él atribuyó a la hibridización de intrusivos máficos más antiguos por efecto de material ácido poste-
rior. Megacristales de feldespato potásico dentro de los enclaves, generalmente ocurren sólo en aque-
llos granitoides que contienen megacristales de feldespato potásico y consiguientemente son poco
comunes, siendo esencialmen-
te un rasgo de los tipos I calco
alcalinos con alto potasio. En
algunos casos sus contornos
son ovalados en vez de tabu-
lares, sugiriendo un proceso de
redondeamiento y están a me-
nudo cubiertos por plagioclasa
blanca, lo que se denomina
textura rapakivi. Ellos han
dado lugar a mucho debate en
el desarrollo histórico de la
geología del granito. La escue-
la transformista apoya un pro-
ceso metasomático para su ori-
gen y también para aquel de su Fig. 25. Enclaves Máficos distribuídos regularmente en granito, Sillon deTalbot,
granito hospedador. La mayo- Norte de Bretaña. Martillo 40 cm.
3.14 Restita 31
ría de estudios petrográficos modernos especialmente aquellos de Vernon (1984, 1985, 1986) los han
interpretado como fenocristales en un magma granítico en el cual gotas de líquido de magma máfico
estuvieron flotando, los fenocristales fueron incluídos en las gotas antes de que formaran un borde
enfriado contra el magma granítico más frío. En la actualidad el modelo de mezcla de magmas
félsicos y máficos es popular, aunque hay todavía algunos geólogos quienes prefieren un origen
metasomático para los megacristales de feldespato potásico en los enclaves, aún cuando ellos consi-
deran a los granitos y a los enclaves como de origen magmático.
Enclaves microgranitoides han sido descritos en el granito tipo S del Promontorio Wilson en la
Faja Plegada Lachlan, donde se encuentran como enjambres y conductos (Elburgh & Nicholls,
1995). Fueron interpretados como resultantes de la mezcla de magma granítico con un magma
básico más antiguo. Ha habido considerable equilibrio de los enclaves con el granito hospedante y
ellos son caracterizados por rasgos tales como megacristales de feldespato potásico y cuarzo ojoso.
Aunque claramente de composición más básica que el granito, no parecen tener los rasgos quími-
cos e isotópicos los cuales caracterizan a los enclaves microgranulares de granitoides tipo I.
3.14 Restita
Una interpretación alternativa de los enclaves máficos ha sido considerada por Chappell & White
(1974, 1991) quienes expresan «Nosotros somos de la opinión que la mayoría de magmas graníticos
resultan de la fusión parcial de la corteza. Un mecanismo de fusión parcial implica que una mezcla
fundida silicatada debe al menos inicialmente coexistir con material residual no fundido o restita.
El debate sobre el rol de la restita en la génesis de los granitos debe girar en torno al límite en el
cual un fundido silicatado es removido completamente de su restita en un estadio temprano de la
evolución del magma. Es nuestro argumento que todos los grados de separación son posibles, de
modo que hay un espectro de envolvimiento de restita. En un extremo esta la situación clásica en
la cual los granitos se formaron a partir de un magma mayor o completamente líquido. El caso
opuesto es aquel en el cual los magmas retuvieron cantidades variables de material original sólido
dentro de un fundido silicatado a baja temperatura».
Historicamente la idea de restita ha sido complicadamente ligada con el origen de líquido granítico
como fundido parcial en migmatitas con la inclusión subsiguiente de «resistidores» no moviliza-
dos. Chappell y White, en su modelo de los tipos S resultantes de fusión parcial de rocas
metasedimentarias pelíticas y la inclusión de material no fundido dentro de un magma granítico,
estuvieron en la línea de sucesión directa de Sederholm (1907) y Read (1957).
En la Faja Plegada Lachlan los tipos S contienen muchas inclusiones las cuales son claramente de
origen metasedimentario y fácilmente percibidas como restita. Ambos, los tipos S e I existen jun-
tos en esta faja, aunque hasta cierto punto son geográficamente distintos, y quizás como resultado
de esto Chappell y White no encontraron dificultad en aplicar también el concepto de restita a las
rocas tipo I, las cuales provienen de una región fuente ígnea. Mientras que en los tipos S la restita
fue claramente de origen metasedimentario y metamórfico, en los tipos I estuvo representado por
enclaves microgranulares máficos, pequeños, de composición diorítica a basáltica, lo cual es pre-
cisamente el fenómeno que muchos investigadores modernos prefieren interpretar como resultante
de la mezcla de magmas máficos y félsicos contemporáneos durante su emplazamiento.
Sin embargo, Chappell y White no reconocen a los enclaves microgranulares máficos como los
más importantes componentes de restitas. Ellos consideran que la masa de las restitas consisten de
cristales de plagioclasa no digeridos, algunos de los cuales en el proceso de reacción con el fundi-
do granítico circundante, fueron parcialmente reabsorbidos o fundidos y fueron seguidamente
sobrecrecidos por plagioclasa más ácida, con la restita original permaneciendo como un núcleo de
plagioclasa más cálcica. Chappell y White piensan que los grupos o series (suites) magmáticos
32 3.14 Restita
resultan de un proceso sin mezcla diferencial del material de restita original y que la alineación en
los diagramas de Harker refleja este proceso, en vez del punto de vista alternativo y generalmente
aceptado de la cristalización fraccionada. Chappell y White no niegan la cristalización fraccionada
pero ellos insisten que en algunos granitos es más importante el proceso sin mezcla de restitas.
Consecuentemente su punto de vista de la aplicabilidad del modelo de restita a todos los granitos
resulta en severas dificultades teóricas para los geólogos que estudian los granitos, la mayoría de
los cuales aceptan que la cristalización fraccionada es el factor principal en la evolución de grani-
tos una vez que se ha formado un fundido.
Mas investigación reportada en Didier y Barbarin (1991) ha mostrado que los enclaves
microgranulares están en equilibrio químico con sus hospedantes y que consiguientemente, sea
cual fuere su modo de origen, es imposible distinguirlo basado en información geoquímica. Es
también imposible distinguir los enclaves de tipo I Cordillerano de sus granitoides hospedantes
sobre la base de sus rasgos isotópicos, por motivo que la región fuente de la cual se originaron, el
manto o una corteza basáltica subyacente, tiene el mismo carácter isotópico que el granito hijo. En
particular ellos no contienen zircones corticales más antiguos. Por tanto los enclaves en estas rocas
pueden resultar de la mezcla de magmas o de origen restítico. Sin embargo, es de estas rocas de las
que se han obtenido las evidencias para un origen de mezcla de magmas que involucra el desmem-
bramiento de diques sin-plutónicos tempranos.
Enclaves en los tipos I calco alcalinos con alto potasio, derivados de una corteza ígnea más anti-
gua, pueden haber tenido una historia cortical la cual puede ser reconocida isotópicamente, y ellos
también pueden contener zircones con núcleos relictos que tienen edades más antiguas, proporcio-
nando evidencia clara de su residencia anterior en la corteza. Tales zircones en enclaves han sido
reconocidos en la Faja Plegada Lachlan (Williams, comunicación personal) y en el plutón Old
Woman de Nevada (Miller et. al., 1992). Estos enclaves son manifiestamente de origen restítico.
Sin embargo ello no significa que todos los enclaves en aquellos granitos son restitas. La posición
por lo tanto parece ser que los enclaves máficos pueden ser originados por mezclamiento de magmas
o como restitas, y que no hay criterios de campo satisfactorios, mediante los cuales puedan ser
distinguidos. Puede ser significante el hecho que aún no han sido reportados diques sin-plutónicos
máficos en la Faja Plegada Lachlan.
Desde el punto de vista de los geólogos de campo es lo mejor ser realistas y reconocer que las
observaciones de campo no contribuirán grandemente en la solución de esta controversia. La ma-
teria es mejor reservarla para estudios geoquímicos e isotópicos detallados. No obstante, los encla-
ves máficos han sido comparativamente reconocidos recientemente como un fenómeno importan-
te o aún crítico, por lo cual es necesario ampliar la base de observaciones puramente empíricas de
las diferentes fajas graníticas. Los geólogos deben primero notar la distribución de enclaves dentro
del plutón, observando si están distribuidos uniformemente, concentrados en la zonas marginales o
si tienen otro patrón de distribución. Debe registrarse el tamaño y la forma de los enclaves y la
forma de su contacto con el granitoide hospedante. Los minerales del enclave están generalmente
en equilibrio aparente con aquellos del hospedante. Los enclaves pueden estar rodeados por un
borde félsico y en algunos casos este material puede verse en reacción con el enclave produciendo
un área híbrida de minerales oscuros de tamaño y forma similar a aquellos de los granitos. De este
proceso pueden resultar áreas espectrales oscuras de granitos. Es también frecuente el caso de
enclaves que contienen megacristales. Estos son comúnmente de plagioclasas, biotita y hornablenda.
Debe notarse el tamaño, forma y distribución de estos dentro de los enclaves y sí son similares o
identicos a aquellos minerales en el granito hospedante. Con menos frecuencia los enclaves pue-
den contener cuarzo ojoso, aunque éste es usualmente un rasgo de los contactos gabro-granito. Los
enclaves en granitos con megacristales de feldespato potásico pueden contener megacristales simi-
lares o idénticos. Estos a menudo están localizados cerca a o cruzando el borde, pero pueden
también estar distribuidos uniformemente. Algunas veces tales megacristales son de forma redon-
3.15 Interacción de nivel Bajo y Alto del Material Máfico y Félsico 33
deada u ovalada y pueden estar cubiertos por plagioclasa blanca. A causa de las interpretaciones
controversiales de estos fenómenos es importante que la observación y registro de sus relaciones
de campo sean en lo posible más cuidadosos y lo más comprensibles.
El Complejo Craigballyharky de Co. Tyrone en Irlanda del Norte, Angus (1962), consiste de dos
plutones de granito emplazados en el Complejo Plutónico Básico de Tyrone (Wilson, 1972). Este
último complejo comprende gabros estratificados de acumulación, junto con doleritas y gabros
tempranos y tardíos, muchos de ellos uralitizados, y con un afloramiento mayor de 300 kilómetros
cuadrados. Las rocas básicas de este complejo constituyen la roca hospedante de estos plutones y
de varios otros cuerpos de granitos. Ellos forman el techo y las paredes del Complejo Craigballyharky
y grandes bloques de estos gabros se han hundido dentro del granito, junto con lavas almohadilladas
asociadas y otros volcánicos de edad Ordoviciana (Cobbing et. al., 1965). Angus describe el desa-
rrollo progresivo de cuarzo ojoso rodeado con hornablenda en gabros que forman las rocas de las
paredes y el techo; mediante un número de tipos híbridos intermedios, los cuales en algunos casos
se mobilizaron y pasaron a ser intrusivos. No cabe duda que en éste caso los gabros preceden a los
granitos y no estuvieron relacionados a ellos en alguna forma. De hecho Hutton et.al. (1985) ha
sugerido que ellos son de afinidad ofiolítica.
Este ejemplo de Irlanda es inusual debido a que es claro que los gabros los cuales fueron hibridizados
por los granitos son demostrablemente más antiguos. El fenómeno de hibridización descrito por
Angus (1962) es idéntico a aquellos observados en rocas básicas de asociación comagmática y
consiguientemente arroja duda en la interpretación de que el fenómeno necesariamente resulta de
mezclamiento de magmas básicos y ácidos coexistentes, en vez de hibridización de rocas básicas
más antiguas por acción de intrusivos ácidos posteriores.
Gabros y dioritas asociadas con tipos I calco alcalinos con alto potasio, cordilleranos, son en la
naturaleza los precursores emplazados en situaciones marginales a los granitos y fueron ulterior-
mente invadidos por éstos. Ellos pueden de al-
gún modo ser referidos como coetáneos y
comagmáticos, en el sentido que si bien, son
más antiguos y totalmente cristalinos, ellos pue-
den todavía haber estado algo calientes y hábi-
les para interactuar con los magmas graníticos
posteriores. En esta zona crepuscular todos los
fenómenos que caracterizan las situaciones de
mezclamiento de magma, se piensa que se de-
sarrollan por interacción de magmas graníticos
y gabros precursores en una condición sólida
pero caliente. En la actualidad no esta resuelta
la interrogante, si es que los fenómenos obser- Fig. 26. Granito como venas en norita con desarrollo de al-
vados definen únicamente un proceso de mohadillas,llo 40 cm.
Tregastel Plutón Ploumanac’h, Bretaña. Marti-
mezclamiento de magma o si ellos reflejan la
34 3.15 Interacción de nivel Bajo y Alto del Material Máfico y Félsico
Ellos observaron todas las etapas de separación de almohadillas adyacentes por el granito aunque
no se ha desarrollado una transición continua al enjambre de enclaves.
Ocurrencias similares son conocidas por el autor en Perú, Noruega, Rusia (Fig. 28) e Irlanda y
parece que muchos de los fenómenos que se dicen característicos de la interacción de magmas
máficos y félsicos coetáneos, son similares a aquellos producidos por la interacción de rocas bási-
cas marginales con los granitos posteriores al nivel de emplazamiento del granito.
es de ocurrencia frecuente. En casos más extremos los diques pueden estar completamente
rotos con una redondez progresiva de los pedazos más pequeños, resultando una zona lineal o
huella de enclaves máficos (Fig. 31) y en tales casos el material envolvente será el granito
hospedante normal en vez de la variante félsica.
Ciertas clases de granitos y especialmente las variedades calco alcalinas con alto potasio,
tienden particularmente ha estar asociadas con diques potásicos de afinidad lamprofírica. Es-
tos generalmente han sido intruídos durante las etapas tardías del emplazamiento de granitos
y no están deformados. Ellos están desarrollados a menudo como enjambres radiales alrede-
dor del plutón y sólo en poca extensión dentro del plutón en sí.
El modelo diapírico para el emplazamiento de granitos esta basado en las observaciones de los
diapiros de sales evaporíticas que pueden ascender a través de su sobrecarga y se emplazan en
niveles altos en la corteza de modo análogo a aquellos plutones de granitos. Grout (1945) condujo
experimentos basados en estas observaciones y encontró que un diapiro se puede formar y elevar
por fuerzas de flotabilidad, penetrando la corteza y finalmente creciendo rápidamente en niveles
más altos. Este modelo ha sido popular entre los geólogos por muchos años y parecía ser una
explicación razonable en aquellos plutones que tienen fuerte foliación en su zona marginal decre-
ciendo en intensidad hacia adentro a un núcleo no deformado.
El concepto fue reforzado por el trabajo de Ramberg (1970,1981), cuyos experimentos centrífugos
en materiales preparados cuidadosamente para simular los contrastes de densidad entre granitos y
rocas hospedantes corticales, mostraron que el diapirismo fue un proceso factible para el emplaza-
miento de granitos. Estos estudios experimentales han asegurado que el concepto de diapirismo
siga siendo considerado un proceso viable para el emplazamiento de granitos.
Todos estos mecanismos de intrusión requieren la transferencia vertical hacia arriba de material
granítico más liviano y caliente y el asentamiento de la envoltura más densa y fría.
El patrón de fracturas el cual facilitó este proceso controló los bordes de plutones los que ahora
tienen patrones de afloramiento tabular o formas semejantes a cajas con contactos de plutones
paralelos a aquellos sistemas conjugados de fracturas (Cobbing et. al., 1972). Episodios intermi-
tentes de compresión y extensión casi sobre el eje orogénico principal, facilitaron el emplaza-
miento de plutones en un período muy largo, controlando la nucleación de complejos anulares
por intersección de fallas a lo largo del eje central del batolito, y permitieron el emplazamiento
de diques máficos a lo largo del eje batolítico (Fig. 30) durante periodos de extensión.
38 3.18 Emplazamiento de Plutones
vez más claro que algunos granitos de gran tamaño están localizados a lo largo de zonas de cizalla
dúctiles las cuales penetran enteramente la corteza. Ahora se piensa que estas zonas de falla pro-
mueven la producción de fundidos graníticos en la corteza inferior por descompresión adiabática y
que los magmas ascienden a lo largo de zonas de falla para ser emplazados como plutones a lo
largo una falla activa (Leake, 1990). En tales casos los granitos pueden ser deformados sin-
plutónicamente durante el emplazamiento y pos plutonicamente después del emplazamiento. Tam-
bién se puede decir que son sin-tectónicos con respecto a la estructura local. La deformación
extrema que ocurre en tales casos puede dar lugar al desarrollo de un ortogneis. Se ha establecido
que muchos ortogneises de éste tipo, los cuales fueron anteriormente interpretados como basamen-
to precámbrico. Son en realidad granitos Fanerozoicos, algunos de ellos pueden ser tan jóvenes
como del Cretáceo o Terciario.
El granito de Donegal es un buen ejemplo de la historia de tal controversia. Los cartógrafos ante-
riores estuvieron divididos en sus opiniones. Algunos lo consideraban granito Caledoniano (Kelly,
1853, Haughton, 1862), mientras que otros consideraban las rocas como de origen metamórfico o
transformista (Scott, 1862). Pitcher y sus colegas pudieron trazar horizontes metasedimentarios
discontínuos de la envoltura del Proterozoico tardío, Dalradiano a través del granito a los cuales
ellos llamaron «estratigrafía espectral»: un concepto que al principio parece comprobar el origen
transformista de los granitos defendido por la escuela de Sederholm y Read. Pitcher y sus colegas
encontraros que muchos de los contactos entre el granito y la roca metasedimentaria eran
marcadamente transgresivos, lo cual les indicó que los granitos fueron de origen intrusivo, y que la
fábrica gneísica en los afloramientos de granitos vecinos fueron de origen sin-plutónico. Ellos
describieron la estructura en gran detalle, y dedujeron un modelo de compresión NO-SE que indu-
jo una deformación sin-plutónica en pulsos secuenciales de una red de mantos graníticos semejan-
tes a cuñas. Trabajo posterior en las microestructuras de los granitos por Hutton (1988) mostró que
los granitos han sido emplazados a lo largo una zona activa de cizalla sinistra la cual ha generado
un potencial vacío lenticular por doblamiento. Este fue rellenado con capas graníticas sucesivas las
cuales fueron transformadas en ortogneis conforme enfriaban. El emplazamiento recurrente de
pulsos de magma resultó en el aislamiento de ventanas metasedimentarias de la roca hospedante, la
cual debido a la deformación continuada fue desmembrada en fragmentos discontínuos los que a
pesar de ello retuvieron sus
relaciones estratigráficas ori-
ginales. Ambos, el granito y
los metasedimentos fueron
sobreimpresos por una fábri-
EN
GL
movimiento en sentido
LL
FA
sinistro.
forzadamente a lo largo de
CIP
RIN
emplazados pasivamente en la
NE
TOORIES
DO
ma en una flexión liberadora de la falla Leannan. Sin embargo, otros granitos tal como aquellos de
Thorr, Fanad, Rosses y Toories fueron emplazados pasivamente mediante «stoping», en un área
extensional que se encuentra entre la falla Leannan y la falla Gran Glen al norte. El Plutón Ardara
como diapiro, globo o burbuja, parece desplegarse del extremo SO del Granito Donegal principal, en
la misma forma que Vigneresse (1990) ha propugnado para los plutones asociados con la zona de
cizallla Sud Armoricana. Es así claro que la interacción de rasgos estructurales a escalas diferentes
juega un papel significativo en el modo de emplazamiento de plutones graníticos.
Estudios similares han mostrado que los mecanismos de emplazamiento en fallas de rumbo son
amplios. Ellos ahora han sido documentados de la zona de cizalla Sud Armoricana (Jegouzo, 1980),
España Central (Castro, 1986), Corea del Sur (Cluzel et. al., 1991) y Ecuador (Aspden et. al.,
1993).
Todos estos estudios han dependido del reconocimiento de las fábricas de cizalla en las rocas, lo
cual indica el sentido de movimiento de la deformación. La geometría de las microestructuras sin
embargo, es igualmente útil para determinar la vergencia en fallas inversas y Hutton & Ingram
(1992) pudieron demostrar que el Gran Placolito de Tonalita de Alaska y Columbia Británica fue
emplazado a lo largo una falla inversa de alto ángulo.
Es probable que los procesos de «stoping», diapirismo, hinchamiento y formación de diques sean
todos efectivos en el emplazamiento de granitos, aunque la tendencia actual es prestar atención
particular a los factores estructurales que operan durante el emplazamiento.
3.19 Deformación
Los granitos son comúnmente foliados durante su emplazamiento por el alineamiento de cristales
tabulares y laminados paralelos al margen del plutón. Este fenómeno puede también ser observado en
diques, donde tales cristales pueden estar alineados en la zona central fuera de los bordes del dique.
Concentraciones similares en las zonas marginales de los granitos sugieren que algunos alineamientos
minerales de este tipo pueden atribuirse a flujo magmático durante el emplazamiento. Otra clase de
foliación magmática es producida en plutones emplazados diapíricamente o por distensión. En este
caso las fases más tempranas de la intrusión son aplanadas por incrementos posteriores de magma en
el núcleo, lo cual ejerce una presión hacia afuera sobre las fases graníticas tempranas y sobre la roca
hospedante. Esta es una forma en la cual una foliación magmática temprana puede subsecuentemente
sufrir deformación subsólida, cataclástica y granoblástica. Debido a que tiene lugar dentro de un
plutón durante su emplazamiento es denominada deformación sin-plutónica y de hecho muchas de
las estructuras de deformación vistas en granitos son de carácter sin-plutónico (Fig. 33). Sin duda, la
3.19 Deformación 41
Paterson et.al. (1989) han delineado criterios para la distinción de foliaciones magmáticas de aque-
llas que se forman en estado sólido y aunque estos son multifactoriales ellos consideran que las
foliaciones magmáticas son favorecidas por el alineamiento de cristales laminados, especialmente
donde están paralelos a los contactos intrusivos externos o internos. Ellos consideran que los en-
claves máficos en plutones ascendentes e hinchados a modo de globo pueden ser aplanados hasta
en un 60 % por procesos puramente magmáticos. Las foliaciones magmáticas también tienden a
mostrar una apariencia y distribución algo homogénea. Brun et.al. (1990) sin embargo, consideran
que deducir una distinción entre deformación magmática y deformación en estado sólido puede ser
confusa e innecesaria desde que el ambiente tectónico para su desarrollo puede muy bién ser el
mismo y es en muchos casos sin-plutónico.
Algunos plutones pueden estar muy fuertemente deformados aún cuando la roca hospedante no lo
está, y esta situación es muy claramente un caso de deformación sin-plutónica. Es también bastan-
te común que los diques leucocráticos y aplitas dentro de un plutón corten las estructuras produci-
das por deformación y que estén menos deformados que el cuerpo principal, o aún no deformados;
éstos, registran patrones de deformación decreciente dentro de un plutón. Sin embargo, estas venas
leucocráticas son mucho más comunes en plutones deformados sin-plutónicamente que en aque-
42 3.19 Deformación
S
a b
S C
S S
c d
C C’
identificar los marcadores de deformación o indicadores cinemáticos (Fig. 35) como son llamados
frecuentemente. Muchos granitos son equigranulares y no presentan tales rasgos, aunque sí un
granito tiene feldespato potásico u otro megacristal, sus formas a menudo serán la clave de la
dinámica de los procesos de deformación. De modo similar, sí un granito contiene enclaves máficos,
xenolitos o diques máficos el patrón de su respuesta a la deformación será de gran ayuda. El cuarzo
es el mineral más prontamente deformado, siendo primero recristalizado a concentraciones
lenticulares y luego a franjas continuas y discontinuas en el plano de foliación.
En el caso de aplanamiento simple como en un diapiro o globo, las foliaciones son paralelas al
borde del granito y no muestran una orientación alineada preferencial. Los enclaves si están pre-
sentes son deformados como discos u hojuelas dentro del plano de foliación.
hacia abajo. Esta superficie de despegue separa la cobertura no metamórfica de las rocas
metasedimentarias infrayacentes, asociadas con granitoides deformados. Estudios isotópicos en es-
tas rocas han mostrado que la edad del metamorfismo es más joven que aquella de la cobertura.
Desde que este modelo ha sido cuidadosa y útilmente definido, complejos nuclearios han sido
reconocidos en un número de ambientes tectónicos diferentes, algunos de los cuales son muy
sorprendentes. Dentro del dominio de colisión de los Himalayas y Tethys Europea se ha interpre-
tado recientemente, el Macizo Nanga Parbat como el resultado de exhumación tectónica de rocas
gneísicas y graníticas del macizo por cizalla extensional dúctil, separando el basamento ígneo y
metamórfico de la secuencia de cobertura no metamórfica (Hubbard et. al., 1995). Mas hacia el
oeste en el Macizo Menderes del sudoeste de Turquía, movimiento en una zona de cizalla extensional
de bajo ángulo fue acompañado por deformación dúctil regional del basamento y la intrusión de
dos granodioritas sin-tectónicas (Hetzel et.al., 1995). Más al oeste han sido identificados comple-
jos nuclearios en la Cyclades del Mar Egeo (Lister et.al., 1984). También se ha sugerido que el
plutonismo granítico es un factor esencial en la producción de complejos nuclearios (Lister &
Davis, 1993).
Quizás la ocurrencia más sorprendente está en el anillo de la Cuenca Pacífica, donde han sido
reconocidos en las Islas D’ Entrecasteaux en la costa noreste de Nueva Guinea (Hill et.al., 1992).
En este caso una cobertura de rocas ultramáficas y sedimentarias están separadas por una zona de
despegue de un núcleo conformado por una mezcla de gneis, migmatita y eclogita con granodiorita
no deformada. El concepto más amplio de extensión cortical asociada con domos, antiformas y
mineralización ha sido también ampliado a gran parte del Pacífico Occidental (Mitchell & Carlile,
1994).
Complejos nuclearios también han sido reconocidos dentro de la faja plegada del Permo – Triásico
del Asia Sudeste, en Tailandia del Norte donde una faja de granitos deformados y rocas
metasedimentarias asociadas con foliaciones horizontales están flanqueados por una cobertura no
metamórfica (Cobbing et.al., 1992). Mac Donald et.al. (1993) obtuvieron una edad U-Pb en zircón
de 203 + 4 M.A. en gneises de la zona del núcleo y una edad U-Pb en monacita de 72 + 1 M.A. de
la misma roca. Estos resultados fueron interpretados como una edad Triásica – Jurásica para el
emplazamiento del protolito del granito y una edad cretácica para la deformación. Es muy proba-
ble que el trabajo futuro en la región del Asia Sudeste y en otras partes permita la identificación de
más de estos complejos.
Los complejos nuclearios presentan problemas considerables para los geólogos involucrados en
programas de cartografiado regional y es improbable que exista tiempo y oportunidad para inves-
tigar completamente tal complejo, aún si se ha identificado uno provisionalmente. Quizás los ras-
gos más útiles los cuales hay que tener presente cuando se trabaja con tales granitoides es la
significación de foliaciones subhorizontales o de inclinación suave u otras estructuras. La existen-
cia de tales estructuras en rocas plutónicas puede ser un indicador útil del rol posible de la tectónica
extensional.
discordantemente pero tienen exactamente las mismas estructuras de deformación como algunos
plutones de granitos discordantes. Aunque algunos estudios recientes han mostrado que son quími-
ca e isotópicamente relacionados a los plutones graníticos asociados (Singh et.al., 1988, Cobbing
et.al., 1992, MacDonald et.al., 1993), no es aún claro, cual es la relación en términos geológicos.
Parece que algunos sistemas de venas desarrollan en una clase de aureola formando el hospedante
a uno o más plutones y parecen ser los precursores a la fase principal de emplazamiento del plutón.
Sin embargo, los cuerpos precursores son generalmente más básicos que sus granitoides asocia-
dos, así la presencia de precursores ácidos es una anomalía aparente. Ellos parecen estar común-
mente presentes en complejos nuclearios metamórficos.
3.22 Migmatitas
Estas rocas han presentado siempre grandes dificultades de interpretación y nomenclatura para los
geólogos, por motivo que componentes de evidente composición granítica ocurren juntos y mez-
clados en una forma estrecha con rocas metamórficas de composición similar o diferente. Estas
dificultades son ejemplificadas por las definiciones que se han aplicado a estas rocas.
Según Sederholm (1907) «los constituyentes de las migmatitas consisten de dos elementos de
diferente valor genético, uno un sedimento esquistoso o eruptivo foliado, el otro ya sea formado
por la resolución de material semejante al primero o por inyección de afuera». El propuso el nom-
bre de migmatita (de la palabra griega, mezcla); la posición de este grupo de roca es intermedia
entre rocas propiamente eruptivas, y esquistos cristalinos de origen eruptivo o sedimentario.
Según Mehnert (1968) «una migmatita es megascópicamente una roca compuesta, consistente de
dos o más partes diferentes petrográficamente, una de las cuales es la roca hospedadora (roca caja)
generalmente en estado mas o menos metamórfico, la otra es de una apariencia pegmatítica, aplítica,
granítica o comúnmente plutónica». Así el término puede ser usado ampliamente como un concep-
to de estructura puramente megascópica sin referirse a un origen en especial. El término compren-
de rocas mezcladas de diverso origen, ejemplo, tanto si la parte plutónica se considere que ha
tenido que ser intruída (arterita) como si ha sido movilizada in situ desde la roca caja (venitas).
Según Winkler (1979) «ellas consisten de rocas heterogéneas compuestas que consisten de mate-
rial rocoso preexistente y de material granítico intruído posteriormente u originado in situ. Así se
pueden distinguir migmatitas de Inyección y migmatitas in situ».
Es claro, a partir de estas definiciones que existen dos procesos, por la presencia de material graní-
tico en asociación íntima con metamórficos, a) intrusión de magma granítico en la forma de venas
y b) segregación in situ por fusión parcial de material granítico a partir del hospedante metamórfi-
co. Además, los bordes máficos de estas segre-
gaciones son consideradas como restitas, ejem-
plo, una parte inmóvil geoquímicamente de una
roca durante la movilización parcial de los com-
ponentes de la misma (Mehnert, 1968). Estas
representan dos procesos geológicos completa-
mente diferentes, uno en la cual un hospedante
metamórfico es cruzado por venas de material
granítico al cual no esta relacionado, el otro en
el cual el material granítico es mezclado con un
hospedante metamórfico del cual ha sido segre-
gado (Fig. 36) y por tanto está relacionado. Fig. 36. Segregaciones de granitoide granatífero sin estruc-
tura, de composición tipo S, dentro de gneis granulítico
pelítico como roca madre. Toledo, España. Martillo 30 cm.
46 3.23 Aureolas Metamórficas
Estas definiciones permiten el uso del término para toda asociación estrecha de rocas graníticas y
metamórficas y no necesariamente conllevan a alguna implicancia para el origen de material granítico.
Sin embargo muchos geólogos, continúan usando el término de tal forma que ello implica un origen
metamórfico y probablemente una edad Precambriana para el componente granítico, y por esta razón
debe siempre establecerse claramente el sentido en que se usa el término. Puede apreciarse fácilmente
que en ciertas circunstancias el uso del término pudo haber sido apropiado para algunos ejemplos de
emplazamiento de granitos, deformación o de complejos nuclearios mencionados anteriormente.
La distinción entre estas dos clases de procesos no es siempre fácil. Sin embargo, sí el componente graní-
tico, ya sea concordante o discordante con la estructura local puede ser relacionado a granitoides adyacen-
tes, probablemente son arteritas. No obstante, sí el componente granítico es concordante y esta limitado
por bordes máficos es probablemente una segregación de granito o fusión parcial y por consiguiente es una
migmatita verdadera. Es también posible que el incremento volumétrico en la proporción de segregacio-
nes graníticas pueda resultar en la movilización y formación in situ de cuerpos graníticos de origen local.
La interrogante de la relación entre rocas metasedimentarias y granitos anatexicos ha sido tratada por
varios autores, Chappell & White (1974), Brown (1973, 1979, 1994) Sawyer (1996). Brown seguido de
Sawyer, desarrollaron una nomenclatura alternativa usando los términos metatexita y diatexita. Para
ellos una metatexita es esencialmente lo que otros geólogos llamarían una migmatita estromática, esto
es, una roca metamórfica de alto grado en la cual los leucosomos graníticos están bordeados
concordantemente por melanosomos, siendo el cuerpo en su totalidad caracterizado por estructuras
metamórficas. Una diatexita es una roca en la cual el componente granítico no esta controlado
estructuralmente y que ha alcanzado proporciones de manera que se hace móvil, conteniendo relictos
del precursor metamórfico, desconectados y con orientaciones incoherentes. En la mayoría de los casos
estos consisten de remanentes pelíticos bandeados y abundantes pedazos de cuarzo azulado o gris de
origen metamórfico. El componente granítico movilizado es a menudo heterogéneo y contiene rema-
nentes como sombras del precursor, en varios estadios de asimilación.
Para otros autores tal componente granítico movilizado tiene las propiedades de un magma. Así Chappell
(1996) consideró que «para magmas graníticos existen todas las posibilidades entre fundidos puros y
magmas cargados con cantidades máximas de material sólido consistente, con comportamiento de flui-
do y correspondiente a la fracción fundida crítica». Así Chappell probablemente habría considerado las
diatexitas de Brown y Sawyer como magmas con una fracción de restitas.
Estas diferencias de interpretación y nomenclatura sirven para ilustrar las dificultades de interpretación
del área sombreada de la transición entre migmatita a granito.
Si las rocas hospedantes son volcánicas u otra clase de rocas ígneas los efectos del metamorfismo
termal no son tan evidentes, y la mayor parte de rocas de este tipo simplemente recristalizan a un
tamaño de grano más fino, a menudo con presencia de epidota.
3.24 Mineralización 47
Muchos granitos están caracterizados por la presencia de aureolas termales y puesto que las rocas
hospedantes están a temperaturas más altas cerca al granito, estarán presentes minerales estables a
altas temperaturas en las zonas internas adyacentes al granito, mientras que pueden desarrollarse
una o más zonas externas, las que estarán caracterizadas por minerales estables a temperaturas
menores. En circunstancias favorables pueden cartografiarse zonas de metamorfismo termal, lo
cual ayuda a indicar la temperatura del granito al tiempo de su emplazamiento.
No obstante, muchos granitos los cuales no están deformados y que fueron emplazados en litologías
favorables para la producción de aureolas termales, muestran poco o nada de este rasgo. La mayo-
ría de plutones del Batolito de la Costa del Perú tienen una alteración termal muy estrecha y casi
inexistente. En este caso la envoltura consiste mayormente de rocas volcánicas que contienen
minerales de alta temperatura y para la mayor parte hay muy pocos signos de una aureola termal.
Hay sin embargo, áreas donde la envoltura consiste de rocas calcáreas y pelíticas las cuales son
intruídas por plutones de dimensiones considerables. En estas situaciones puede desarrollarse una
banda muy estrecha de material recristalizado, el cual no es mayor que 10 m. de amplitud y gene-
ralmente es menor. Este fenómeno ha sido atribuido frecuentemente a la falta de fluidos en el
granito. No obstante, a los granitos del Batolito de la Cadena Principal de Malasia Peninsular no
les falta fluidos y también tienen aureolas muy estrechas o inexistentes.
Algunos autores, por ejemplo Chappell & White (1974) han sugerido que los granitos tipo S de la
Faja Plegada Lachlan están caracterizados por aureolas termales bien desarrolladas, mientras que
los tipos I no lo están. Contrariamente Hutchison (1977) cree que los granitos tipos I de la Faja
Oriental de Malasia Peninsular tienen buenas aureolas termales, mientras que los tipos S del Batolito
de la Cadena Principal no las tienen. Parece que el desarrollo de aureolas termales es un fenómeno
caprichoso de algún modo el cual no parece estar relacionado en una forma sistemática a algún tipo
de granito o ambiente tectónico.
La mayoría de las observaciones precedentes están relacionadas a granitos los cuales están relativa-
mente no deformados. Si los granitos que sufren deformación sin-plutónica están en asociación
tectónica estrecha con las rocas hospedantes de la envoltura, es probable que ambas estén deformadas
conjuntamente y el ambiente local de P y T será parecido a aquel de una asociación metamórfica
regional. Esto puede resultar en el desarrollo de rocas metamórficas con una mineralogía más carac-
terística de metamorfismo regional. Ejemplos posibles de esto son el granito de Donegal (Pitcher &
Berger, 1972), y el Complejo Stong de Malasia Peninsular (Singh et. al., 1984) donde gneises con
granates y sillimanita se han desarrollado en pelitas en estrecha asociación con granito.
El desarrollo de rocas metamórficas de aspecto regional, las cuales son realmente un resultado de
emplazamiento de granito asociado con deformación cortical, actualmente han sido bien docu-
mentadas a partir de los complejos nuclearios y pueden ser más comunes de lo que hasta ahora ha
sido considerado.
3.24 Mineralización
Depósitos minerales de varias clases están asociados con granitos y son el resultado de procesos los
cuales son una parte integral de la geología de granitos. Grupos distintivos de depósitos minerales
están asociados con clases específicas de granitos, así los pórfidos de cobre y depósitos de metales
base están mayormente asociados con granitos cordilleranos y otros tipo I, mientras que estaño y
tungsteno están principalmente asociados con los tipos S y el estaño y tierras raras con tipos A.
Los procesos los cuales resultan en mineralización son esencialmente los mismos en todos los
granitos. Hablando en sentido amplio, la diferenciación magmática resulta en la producción de
granitos progresivamente más evolucionados en los que el contenido de volátiles tal como agua,
48 3.24 Mineralización
fluór y boro se hace mas concentrada. Estos volátiles son hábiles para llevar grandes cantidades de
metales pesados. Durante las etapas finales del emplazamiento y solidificación del granito, la
diferenciación magmática es seguida por procesos hidrotermales. Fluidos volátiles circulan a tra-
vés del granito cristalino y en algunas instancias la envoltura circundante, reacciona con ellos
extrayendo metales adicionales a aquellos ya presentes. Esta estapa hidrotermal es el producto
final y natural en la evolución geológica y la diferenciación de granitos, si bien sólo una pequeña
proporción de ellos son afectados grandemente por tal proceso.
Los granitos relacionados o los granitos que albergan depósitos minerales, suelen tener ciertos
rasgos en común, cualesquiera sea la clase de mineralización o la naturaleza del granito;
aunque algunos tipos de mineralización son específicos para un conjunto granítico en parti-
cular. El concepto más ampliamente mantenido de un depósito mineral es el de una veta
consistente mayormente de cuarzo, calcita, barita o alguna otra clase de mineral de ganga, y
conteniendo metales en la forma de óxidos o sulfuros. Tales vetas pueden ocurrir dentro del
granito o dentro de una zona limitada adyacente. Sulfuros diseminados pueden ocurrir den-
tro de rocas porfiríticas y brechadas tales como cobre porfiríticos, y óxidos como estaño,
pueden estar diseminados en leucogranitos o greisen masivos. Brechas y conductos de bre-
cha, sea dentro o fuera del granito están también frecuentemente mineralizados. Depósitos
de Skarn en contactos de granitos, especialmente con calizas; constituyen una categoría
importante de depósito mineral.
En granitos con estaño es común para los procesos hidrotermales estar precedidos por la
producción de granitos con texturas desequilibradas, tal como los granitos de dos fases y
microgranitos. Estas variantes texturales es probable que contengan fluorita o turmalina. En
los granitos tipo A de Nigeria están diseminados casiterita y columbita en la parte apical de
los granitos como minerales accesorios y son los productos finales de la diferenciación
magmática.
granito dando lugar a la formación de greisen, el cual puede ser masivo o encontrarse como
bordes asociado a venas de cuarzo. Minerales de mena tal como la casiterita pueden estar
distribuidos en todo el cuerpo de greisen o concentrados en las venas de cuarzo. Tal enjambre
de venas está concentrado cerca al techo del plutón y raramente se extienden hacia abajo por
más de algunas decenas de metros. Tampoco se extienden más allá del contacto en la roca
caja. Los mejores ejemplos de este tipo de mineralización están en los granitos del Asia Su-
deste y en las Hercinidas Europeas.
3.24.3 Skarns
El techo y las zonas de contacto de los plutones graníticos proporcionan el ambiente para la forma-
ción de skarn, en el cual la roca caja y algunas veces también parte del granito adyacente son
convertidos metasomáticamente en sulfuros masivos y óxidos, junto con una gran variedad de
especies minerales exóticas. Los carbonatos son las rocas más receptivas para la formación de
depósitos de skarn, aunque otras litologías apropiadas son volcánicos, pelitas y areniscas. Atkin
et.al. (1985) han demostrado que los skarn de magnetita que se encuentran en calizas Paleozoicas
de la Formación Marcona en el sur del Perú fueron formados como resultado de procesos
hidrotermales los cuales produjeron paragénesis minerales exactamente similares en las fracturas
de plutones graníticos del Cretáceo que se encuentran en las vecindades.
tran lejos del centro granítico. Consecuentemente debe darse una atención particular a estas áreas
durante el trabajo de campo, registrando cuidadosamente cualquier indicación de alteración o
mineralización de aquellas mencionadas. En regiones áridas las zonas de alteración y fenómenos
relacionados son frecuentemente muy conspicuos, y pueden visualizarse en fotografías aéreas o
imágenes de satélite; aunque en regiones con lluvias abundantes y cobertura vegetal son general-
mente poco notorias o aún invisibles. En áreas como estas, los métodos más factibles son la explo-
ración mediante técnicas geoquímicas y otras tal como la colección de concentrados en quebradas
es el único método de exploración factible; y puede ser difícil o imposible combinar estas técnicas
con cartografiado geológico regional si bien tales métodos son empleados rutinariamente en pro-
gramas de cartografiado de hojas o cuadrángulos.
El asunto de terrenos dentro de fajas y su relación con las series graníticas es complejo. Chappell
et.al. (1988) optaron por el punto de vista que las series o conjuntos de granitos son la unidad que
define la relación entre granitos y sus fuentes, y sobre esta base ellos han distinguido once terrenos
los cuales probablemente no pudieron haber sido identificados de alguna otra forma. Sin embargo,
puede cuestionarse sí, estas regiones de origen distinto corresponden al punto de vista generalmen-
te más aceptado de terrenos definidos por criterios tectónicos.
3.26 Polaridad
La polaridad geoquímica e isotópica ha sido generalmente reconocida como relacionada a los
procesos de subducción en márgenes continentales, con los granitos de la región interior que tie-
nen una influencia isotópica cortical, en contraste con las signaturas más primitivas cerca de la
margen continental. Si bien esto es manifiestamente cierto para muchas de las fajas, no puede ser
el caso para aquellas fajas las cuales están construidas de terrenos distintos, los cuales imparten sus
propias signaturas geoquímicas e isotópicas a los granitos que se derivan de ellos. Alternativamen-
te, algunas fajas muestran polaridad geoquímica e isotópica a lo largo del rumbo, como en el caso
de Asia Sudeste (Pitfield et.al., 1987), y también los Andes Peruanos donde el Batolito esta dividi-
do en cinco segmentos batolíticos.
52 3.26 Polaridad
Las fajas graníticas son estructuras geológicas distintivas y complejas, las cuales sólo revelan su
carácter particular cuando son vistos en su integridad, o en áreas lo suficientemente grandes para
que sean discernidos los patrones repetitivos. Estos fenómenos simplemente no son percibidos a
las escalas normales de los estudios geológicos, lo cual es la razón principal para intentar integrar
los datos a todas las escalas de su ocurrencia natural.
Críticos del concepto consideran la ligazón específica de los granitos con aspectos de tectónica de
placas tanto prematuros como engañosos, que incorporan complejidades las cuales no pueden ser
apreciadas por geólogos jóvenes, sin experiencia y posiblemente muy entusiastas. Ciertamente
estas estimaciones de precaución son bien estimadas, pero actualmente no es posible poner al
genio de nuevo dentro de la botella.
Tiene que considerarse que el sistema tipológico en su forma presente proporciona no más que un
armazón dentro del cual pueden acomodarse sin cohesión la gran variedad de granitoides. Su
virtud es que pueden entenderse más rápidamente diferentes aspectos de la geología de granitos, si
puede demostrarse que ellos reflejan o caracterizan diferentes aspectos de tectónica global, y este
es ciertamente el caso para la mayoría de granitos. Esto no es negar que los problemas continuan,
algunos de ellos severos. No sabemos porqué las fajas orogénicas del Proterozoico medio y tardío
están caracterizadas por granitos Rapakivi, tampoco porqué las durbaquitas (durbachites) ricas en
magnesio son abundantes en la Hercínidas de Europa Central. Estos son dos ejemplos de posible-
mente muchas excepciones al modelo de consenso, basado como es, principalmente en modelos
derivados de la geología Fanerozoica. No obstante, la apreciación sobreentendida de que los grani-
tos son una reflexión de la tectónica global, sea cual fuere la forma que puedan haber estado,
proporciona un principio unificador el cual aplicado cuidadosamente debe guiar a la aclaración de
problemas en aquellas áreas de incertidumbre. Es con estas advertencias en mente que son delinea-
das las características de las diferentes tipologías, especialmente con referencia a sus campos de
ocurrencia, con la expectativa que «pueda ayudarnos» a entender el origen y evolución de las rocas
graníticas. En vista de las objeciones al concepto mencionadas líneas arriba es quizás sorprendente
encontrar que la mayoría de granitos, en el dominio de sus ocurrencias naturales, están caracteriza-
dos por un rango de propiedades que permite sean vistos dentro de una armazón tipológica.
Aunque se ha argumentado que el sistema tipológico no estuvo dirigido para su uso en la investi-
gación de campo de granitos (Pitcher, 1993, p.237), es claro a partir de las publicaciones de Chappell
y White que ellos estuvieron primero alertados de la posibilidad de distinguir los granitos sobre
esta base por su experiencia de campo. Ellos identificaron un número de criterios de campo por los
cuales pueden ser diferenciados los tipos I y S, los mismos que fueron incrementados por los
criterios geoquímicos e isotópicos. Consecuentemente, es apropiado aproximarse a la interrogante
54 4.2 La Familia de Granitoides Tipo I y M
en la misma manera, y considerar aquellas propiedades de campo las cuales ayudan a distinguir
éstos granitos. De hecho los ejemplos más típicos de las diferentes clases son muy rápidamente
distinguibles por sus características de campo. Las propiedades de campo de los ejemplos más
típicos son en general bastante directas y aunque algunas de ellas han resultado siendo de carácter
no específico, ellas permiten a los geólogos de campo familiarizarse con los rasgos distintivos de
los granitos, los cuales en una primera inspección parecen ser realmente muy similares. En algunos
casos una simple observación de campo dentro del esquema de los antecedentes prevalecientes
puede hacerse decisiva. Este no es el caso frecuente, sin embargo, debe ejercitarse la discreción
hasta que se tenga información geoquímica e isotópica más definitiva. Lo siguiente es un intento
de delinear las características de campo de los diferentes grupos tipológicos, ya que es la base
sobre la cual ellos son encontrados por primera vez. Mientras que si hay diferencias reales entre los
grupos hay también transiciones reales, las cuales pueden ser nunca resueltas apropiadamente. A
pesar de eso, el criterio de campo puede proporcionar una primera aproximación para la distinción
de granitos en una forma útil, la cual en conjunción con los procedimientos analíticos normales
puede ser confirmada, cambiada o modificada.
Si bien los tipos M e I representan grupos diferentes de granitoides dentro del contexto tipológico,
hay tantas semejanzas geológicas que en muchos casos es imposible distinguirlas en base a
criterios geológicos. La razón para esto es que granitoides de los arcos de islas oceánicas son
producidos exactamente por los mismos mecanismos que los granitoides de las márgenes conti-
nentales es decir subducción de corteza oceánica. La única diferencia en su geología es que los
granitoides de arcos de islas son totalmente originados en el manto, mientras que los granitos de
márgenes continentales pueden tener un componente cortical, si bien juvenil y propenso a desa-
rrollar miembros más altamente diferenciados. Las características geológicas de estos granitoides
son tan similares que no es razonable considerarlos separadamente aún pensando que pueden ser
atribuídos a dos grupos tipológicos diferentes debido a la diferencia en sus regiones fuente. Los
plagiogranitos de las zonas de expansión meso oceánica fueron generados por tectónica
extensional y son diferentes de cualquiera de los grupos relacionados a subducción.
Los tipos M están divididos en dos clases. Los plagiogranitos del piso oceánico, los cuales sólo
se encuentran en regiones continentales dentro de tajadas de ofiolitas obductadas y son de ocu-
rrencia rara, y las cuarzodioritas y tonalitas de los arcos de islas oceánicos.
Los plagiogranitos ocurren como cuerpos pequeños dentro de la parte superior de gabros acu-
mulados en los complejos de ofiolitas y están caracterizados por texturas micrográficas y la
presencia de minerales de estadio tardío, sugiriendo la circulación de una fase hidratada rica en
sodio. Desde el punto de vista del cartografiado regional tales rocas no son importantes y no
serán consideradas más adelante. Los tipos M de los arcos de islas oceánicas tienen muchos
rasgos en común con los miembros básicos de los tipos I Cordilleranos aunque son de carácter
más primitivo. Se considera generalmente que ellos han sido formados por un mecanismo rela-
cionado a la subducción de corteza oceánica debajo de los arcos de islas.
4.2 La Familia de Granitoides Tipo I y M 55
Los tipos I post colisión o relacionados con levantamiento y molasas proveen una asociación
bimodal que consiste predominantemente de monzogranitos y granodioritas en asociación con
intrusivos básicos menores, muchos de los cuales son apiníticos. Son también característicos de
esta asociación enjambres de diques de lamprófiros. Estos granitos pueden también ocurrir en
estrecha asociación con los tipos S, los cuales pueden estar estructuralmente separados, como en
la Faja de Estaño del Sudeste Asiático, o entremezclado como en China Sudeste, La Faja Plega-
da Lachlan y las Caledonidas Escocesas.
Sin embargo, los granitoides de las cordilleras de Norte América, ejemplificados por los batolitos
de Sierra Nevada y Baja California, son sólo similares a los batolitos andinos en la parte occi-
dental de su afloramiento. Los granitoides de la parte oriental están caracterizados por valores
isotópicos significativamente más altos, Kistler & Peterman (1973), y en esta región de arco
interior están presentes granitos con signatura cortical. Pitcher (1993) ha sugerido que algunos
de estos granitos corticales tal como el Batolito de Idaho son similares a los tipos I relacionados
a levantamiento y molasas, característicos de los granitos de Las Caledónidas Europeas, la faja
plegada Lachlan y ciertos granitoides del Sudeste de China y Sudeste de Asia. En este dominio
último, de granitos producidos de corteza continental más antigua, no es inusual encontrar
granitoides tipo I en la misma región que los tipos S. Esto muestra claramente que la corteza
inferior es una región de geología compleja, consistente de toda clase de material ígneo y
metasedimentario antiguo, y muy probablemente mezclado en todas las proporciones. En vista
de la complejidad de esta última región fuente no es sorprendente que los granitos resultantes de
su movilización, son algunas veces difíciles de clasificar de otro modo, sino en bases empiricas.
Es con estas complejidades en mente que se presenta la siguiente guía para el reconocimiento de
los diferentes tipos.
4.2.1 Tipos M
Ocurrencia y ambiente tectónico
Confinado a arcos de islas oceánicas y arcos los cuales han sido adheridos a continentes.
Composición
Ellos tienen un rango de composición extendido de gabro a monzogranito, sin embargo consisten
predominantemente de diorita, tonalitas y granodioritas. Las variedades más silíceas varían de
64% a 70% de SiO2.
56 4.2 La Familia de Granitoides Tipo I y M
Estos granitoides no forman batolitos. Los plutones pueden ser tanto simples como compuestos y
pueden incluir unidades de gabro, diorita, monzodiorita, tonalita, granodiorita y monzogranito.
Las variedades más félsicas pueden contener aplitas.
Minerales Máficos
Textura
Gabros y dioritas máficas son acumulados de cristales. Las rocas más félsicas tienen texturas
hipidiomórficas con cuarzo y feldespato potásico intersticial.
Enclaves máficos
Todas las inclusiones son máficas y de composición similar a los diques y rocas hospedantes de
composición basáltica y andesítica.
Diques máficos
Los diques son comunes y algunos son sin-plutónicos, emplazados mientras el plutón estuvo toda-
vía dúctil.
Patrones de ocurrencia
Tienden a ocurrir como plutones aislados, simples o compuestos. Esta presente la estratificación
por acumulación la cual a menudo está orientada verticalmente.
Mineralización
Depósitos de cobre porfirítico con oro asociado están presentes en arcos de islas erosionados.
Geoquímica
Isótopos
Razones iniciales bajas de Sr por debajo de 0.704. Similar a los granitoides Cordilleranos pero de
carácter más primitivo.
Susceptibilidad magnética
Alta
Fuentes
Composición
Ellos tienen un rango composicional amplio variando de gabro a monzogranito, aunque las litologías
dominantes son tonalita y granodiorita.
Los plutones son tanto simples como compuestos. Comúnmente conforman una zonación de már-
genes básicas de diorita o tonalita a un núcleo ácido de granodiorita o monzogranito. Los gabros
están presentes como plutones precursores, grandes, internamente heterogéneos. Plutones de todas
las clases están mayormente unidos en un mosaico trabado formando batolitos inmensos, lineales
y compuestos los cuales caracterizan la geología Cordillerana.
Minerales máficos
Biotita, hornablenda y piroxenos. Los minerales máficos son los indicadores más útiles para defi-
nir los granitos debido a que su hábito y modo de ocurrencia tiende a ser específico para unidades
de granito en particular. El tamaño y la forma de cristales individuales, sea que estén separados o
en asociación con otros máficos, sean agregados bien definidos o pobremente definidos, son todos
criterios de campo útiles.
Texturas
Enclaves máficos
Virtualmente están siempre presentes, aún en los granitos, si bien son más abundantes en
granodioritas, tonalitas y dioritas. Ellos contienen comúnmente pequeños megacristales de los
minerales oscuros característicos de la caja, así como plagioclasas, distribuidos uniformemente.
Este es uno de los rasgos, los cuales contribuyen en el reconocimiento de las superunidades en el
Batolito Peruano.
Diques Máficos
Patrones de ocurrencia
Mineralización
Geoquímica
Generalmente son metaluminosos y calco alcalinos. Linajes regionales dentro de éste grupo pue-
den ser cálcicos, sódicos o potásicos. Algunos batolitos tal como el de la Cordillera Blanca en Perú
son peralumínicos con facies de moscovita, aunque otras facies subordinadas, son hornabléndicas
(Atherton & Sanderson, 1987).
Isótopos
Los valores de Sr87 Sr86 son generalmente bajos, aunque pueden ser más altos hacia la región de tras
arco.
Susceptibilidad magnética
Generalmente valores altos. Una serie de magnetita. Sin embargo, algunos plutones tienen valores
bajos o erráticos y los datos isotópicos obtenidos de tales plutones pueden ser no confiables.
Fuentes
Debido a que los granitos ocurren en cualquier volumen en la corteza continental, inicialmente los
geólogos consideraron a la corteza como el medio de su formación. Sin embargo, los valores
isotópicos de los granitos Cordilleranos son muy bajos, lo cual sugiere o un origen directo del
manto o alguna clase de proceso de dos etapas, donde la corteza es subyacida (underplated) por
magma basáltico juvenil el cual luego proporciona la región fuente para los granitos.
Los ambientes más característicos para éste grupo son pos colisionales o pos orogénico, levanta-
miento y molasas asociadas. También han sido identificadas en ambientes de extensión relaciona-
dos a valles tectónicos (rift) o subducción. Son de amplia ocurrencia, especialmente en las
4.2 La Familia de Granitoides Tipo I y M 59
Es posible que el ambiente tectónico para esta asociación pueda ser uno de reajuste tectónico
siguiendo una orogenia. Varios autores han sugerido que el engrosamiento orogénico es inestable,
y que puede darse una forma de erosión tectónica por delaminación de la corteza inferior y manto
superior. En este escenario se supone que la raíz orogénica, junto con el manto litosférico
infrayacente, se fragmenta y desciende al manto no litosférico. Esto crea una situación pos orogénica
en la cual se desarrolla una asociación extensional tipo valle tectónico (rift) con molasas y volcá-
nicos, junto con granitoides asociados que permite la preservación de superficies de erosión de
gran duración, a menudo fuertemente concordantes con los techos de granitos asociados. Ello
corresponde al desarrollo del concepto antiguo de epirogenia. Si esta hipótesis es verdadera puede
aplicarse para la corteza delgada y altitud relativamente elevada de la Cuenca de Norte América y
la Provincia Montañosa así como para otras regiones tal como Australia Sudeste y China Sudeste
(Pei Rongfu & Hong Dawei, 1995).
Composición
De modo similar a los tipos I Cordilleranos, tienen un rango de composición extenso, variando de
gabro a monzogranito, aunque a diferencia de aquellos las litologías predominantes son
monzogranitos y granodioritas, con pequeñas proporciones de tonalitas, dioritas y gabros. Conse-
cuentemente la distribución de litologías tiende a ser bimodal. Un rasgo particular de esta asocia-
ción es la presencia de pequeños cuerpos de gabros y dioritas hornabléndicos de grano grueso, a
menudo con brechas y otros rasgos indicativos de un alto contenido de volátiles. Estas rocas han
sido designadas como apinitas y Pitcher (1993), ha considerado su significación petrogenética. El
considera que ellas forman un evento precursor distintivo y que los plutones y batolitos a menudo
ocurren dentro de halos burdos de cuerpos apiníticos no muy notorios y pequeños.
Los plutones son tanto simples como compuestos siendo muchos de los últimos con zonación. Sin
embargo, tienden a predominar los plutones simples. Los batolitos son compuestos y suelen ser
pequeños y lineales, en contraste marcado con los enormes batolitos de tipo I Cordillerano. Ellos
también tienden a ser de distribución más dispersa.
Minerales máficos
Texturas
Predominan las texturas alotriomórficas aunque las texturas hipidiomórficas caracterizan a las
litologías más básicas. El tamaño de grano es de grano grueso a medio, predominando los granitos
de grano más grueso, y la textura puede ser equigranular, inequigranular o con megacristales. Si
están presentes megacristales de feldespato potásico, son generalmente rosados pero también pue-
den ser grises o blancos. Predominan las texturas equilibradas, aunque las texturas desequilibradas
son más comunes que en los tipos I Cordilleranos y a menudo están presentes en los miembros más
altamente evolucionados de una secuencia de diferenciación.
60 4.2 La Familia de Granitoides Tipo I y M
Enclaves máficos
Están generalmente presentes pero no son tan abundantes como en los tipos I Cordilleranos.
Diques máficos
Estos pueden estar presentes pero no son tan comunes como en los tipos I Cordilleranos. Sin
embargo, están comúnmente asociados con estos granitos enjambres de diques de lamprofiros.
Patrones de ocurrencia
Los plutones tienden a ocurrir en pequeños grupos, a menudo asociados con batolitos lineales
pequeños y formando sub áreas distintivas dentro de fajas mayores. Los granitos constituyen bue-
nas unidades cartografiables y en algunas fajas cada plutón es texturalmente único, aunque ocasio-
nalmente un granito distintivo puede ocurrir dentro de varios plutones. En otras fajas pueden estar
presentes conjuntos (suite) distintivos de unidades graníticas como en la Faja Plegada Lachlan. La
variación composicional a lo largo del rumbo es mostrada por la presencia de sub áreas distintivas.
En algunos casos esta presente la variación a lo largo del rumbo, la polaridad de arco, aunque en
general no es tan aparente como en los granitos Cordilleranos.
Mineralización
En general los granitos de esta asociación no están fuertemente mineralizados. Sin embargo, están
presentes ocasionalmente depósitos de cobre porfirítico, aunque la mineralización predominante
es de metales base. También puede haber ocurrencias raras de estaño y la mineralización de tungs-
teno es muy común.
Geoquímica
Los granitos son generalmente metaluminosos y calco alcalinos, y debido a sus altos contenidos de
potasio, definen un grupo composicional distinto, designado como calco alcalino con alto conteni-
do de potasio (Bowden et.al., 1984, Robert & Clemens, 1993). Los granitos mas altamente diferen-
ciados son a menudo ligeramente peralumínicos. Los linajes son generalmente potásicos aunque
algunos son sódicos.
Susceptibilidad magnética
Los valores pueden ser tanto altos como bajos con los granitos pertenecientes a las series magnetita
o ilmenita.
Isótopos
Los valores de Sr87 Sr86 son usualmente moderados variando de 0.707 a 0.710 y sugieren influencia
cortical.
Regiones fuente
Generalmente se considera que estos granitos han sido derivados de la fusión parcial o completa de
material basáltico más antiguo que formaba la corteza inferior, y el cual ha tenido un periodo
larguísimo de residencia en la corteza. En algunos casos hay también un componente de manto
distinto, y estos granitos son generalmente considerados como el resultado de una mezcla de fuen-
tes cortical y mantélica.
4.3 La asociación Tipo A 61
Los granitos tipo A sin embargo, también ocurren en ambientes completamente diferentes como en
las islas oceánicas que yacen en las cadenas meso oceánicas tales como Reunión, Ascensión y
Kerguelen. Estas representan una pila relativamente joven de basaltos oceánicos, intruídos por
agrupaciones de complejos centrales plutónico – volcánicos asentados en nivel somero. Rocas
felsíticas están subordinadas pero se parecen a los granitoides del valle tectónico (rift) de Oslo y el
de Nigeria (Lameyre, 1983). Estas islas oceánicas sin embargo, no caen dentro de los prototipos de
la mayoría de geólogos de campo.
4.3.1 Tipos A
Ocurrencia y ambiente tectónico
Estos son algo distintos, debido a que los tipos A no son normalmente constituyentes de fajas
orogénicas excepto en situaciones de tras arco. Son más típicos de situaciones anorogénicas y de
valles tectónicos, donde están fuertemente asociados con fallas principales y también con
volcanicidad calco alcalina y alcalina.
Composición
Tienen un rango composicional extendido de gabro a sienogranito con una distribución bimodal y
con monzogranitos, los cuales a menudo son predominantemente alcalinos.
Minerales máficos
Biotita, hornablenda y piroxeno, los dos últimos son frecuentemente sódicos. Algunos plutones
pueden tener solamente biotita.
62 4.3 La asociación Tipo A
Los plutones son tanto simples como compuestos y son los granitos de este tipo los que desarrollan
más frecuentemente complejos anulares. Cadenas de complejos anulares migrantes, están ubica-
dos a menudo a lo largo de fracturas, aunque estos complejos anidados no se consideran general-
mente como batolitos.
Texturas
Las texturas son alotriomórficas en las rocas más ácidas e hipidiomórficas en las intermedias y
básicas. Los rangos de tamaño de grano van de medio a grueso y mayormente equigranular a
inequigranular. Aunque no son comunes los megacristales de feldespato potásico, ellos se encuen-
tran en algunas rocas y pueden ser rosados, blancos o grises. Muchos plutones son texturalmente
heterogéneos, y tienen variaciones de texturas equilibradas o desequilibradas. Comúnmente esta
desarrollada la secuencia alotriomórfica-dos fases-microgranito. Todas estas rocas pueden estar
sujetas a remplazamientos tardíos que resultan en albitización, la formación de halos de alteración
rodea minerales máficos y varias modificaciones texturales resultan en remplazamiento total de la
roca original a lo largo de zonas de microfracturamiento.
Enclaves máficos
Están presentes en abundancia similar a aquellos de los tipos I Caledonianos. Pero pueden ser muy
abundantes y a menudo muestran buena evidencia de magmatismo máfico y félsico sincrónico.
Diques máficos
Estos son muy comunes, especialmente diques compuestos los cuales anteceden a las estructuras
circulares. Pueden estar presentes hojas cónicas.
Patrones de ocurrencia
Estos granitos constituyen unidades cartografiables buenas, frecuentemente están asociados con
fallas principales y pueden ocurrir tanto como plutones aislados o plutones anidados a lo largo de
alineamientos. En algunos ambientes anorogénicos pueden estar asociados con sienitas y carbonatitas
insaturadas.
Mineralización
Tienen un patrón distintivo de mineralización con tierras raras, estaño, tungsteno y otros metales
en asociación con minerales ricos en fluór.
Geoquímica
Isótopos
Las razones Sr87/Sr86 son completamente variables y debido al metasomatismo asociado, varían de
valores muy bajos a muy altos.
4.4 La Familia de Tipo S 63
Fuentes
La mayoría de los tipos A, son probablemente derivados del manto. Aunque algunos parecen ser de
origen mixto con material de manto y corteza.
Es importante darse cuenta que la definición se aplica sólo a los granitos de la Faja Plegada Lachlan
en el Sudeste de Australia. En otras partes del mundo, como por ejemplo en el norte de Bretaña
(Brown, 1979) y en Ecuador (Litherland et.al., 1994, Aspden et.al., 1995) los granitos que se
encuentran tienen abundantes enclaves metasedimentarios (Fig 37, 38), los cuales son de origen
anatéctico y estan de acuerdo con el tipo S en el sentido de Chappell y White (1974). No obstante
algunos de sus criterios geoquímicos no están conformes con aquellos establecidos por Chappell y
White. Los granitoides de estas dos áreas son extraordinariamente similares y difieren de los tipos
S Australianos en el mismo modo. El índice peraluminoso de ambas regiones es aproximadamente
1.1 y es conforme con el criterio australiano, pero el contenido de Na2O es más alto y el de K2O
más bajo, y estas rocas plotean consistentemente en el campo de tipo I para estos óxidos como fue
definido por Chappell y White (1974). En su artículo Chappell y White atribuyeron los valores
bajos de Na2O a procesos de meteorización química que dieron lugar a la remoción de sodio que
pasó al agua de mar y el calcio a los carbonatos con un enriquecimiento relativo en aluminio de la
pila sedimentaria. En contraste las rocas de Ecuador y Bretaña han sido interpretadas como resul-
tado de la anatexia de
grauwacas inmaduras
(Brown, 1979, Aspden
et. al., 1995). Es intere-
sante notar que mien-
tras Aspden et.al. Em-
plean la terminología
tipo S, Brown prefirió
llamar a estas rocas
diatexitas de origen
anatéctico.
Consecuentemente pa-
recería que los tipos S,
por su naturaleza son
algo más variables que
los tipos I. Esto no debe Fig. 39. Granito tipo S relativamente no deformado con predominio de enclaves de mate-
sorprendernos indebi-
damente, como es evi-
dente las fuentes sedimentarias corticales son más variables que el manto o la corteza inferior
basáltica.
La naturaleza anatéxica y el carácter metasedimentario de la región fuente para los granitos de Aus-
tralia, Bretaña y Ecuador es del todo clara, aunque hay muchos otros granitos de un carácter más
homogéneo los cuales a pesar de que obviamente no son de tipo I, no corresponden a la definición
para los tipos S de la Faja Plegada Lachlan. Estos tienden a ser leucogranitos con biotita de varias
categorías y les falta otros minerales máficos. Si bién son generalmente peraluminosos, a menudo no
son fuertemente peraluminosos como los tipo S Australianos, aunque sus razones Na2O/K2O son
similares. Si la investigación en granitos de esta clase demuestra que ellos no son ni tipo I ni tipo A,
teniendo signaturas isotópicas corticales y muestran algún grado de correspondencia con los criterios
propugnados por Chappell y White; es mejor considerarlos como tipo S en sentido amplio, aunque
con la probabilidad de obtener otros criterios que los definan más específicamente en sentido local.
Es con estas reservas en mente que se dan las siguientes guías. Es muy probable que en el curso del
tiempo, la naturaleza y variedad de los tipos S igualará o sobrepasará aquella de los tipos I.
4.4 La Familia de Tipo S 65
4.4.1 Tipos S
Ocurrencia y ambiente tectónico
Se dice que los ambientes de colisión son los más típicos para éste grupo, aunque estos son a
menudo difíciles de establecer. Ellos ocurren en el contexto pos colisional y pos orogénico y
también aunque más raramente, en ambientes transpresionales, margen continental, arco volcáni-
co. Comúnmente ocurren junto con tipos I corticales en condiciones pos colisionales/levantamien-
to tectónico.
Composición
Los plutones tienen un rango de tamaño grande, pueden ser muy grandes. Son casi siempre sim-
ples, comprenden una unidad de granito carácterístico con textura alotriomórfica gruesa. No obs-
tante, los plutones más altamente evolucionados pueden ser muy heterogéneos en textura, resul-
tante de procesos tardíos de desequilibrio. Los batolitos varían en tamaño desde batolitos lineales
pequeños a enormes batolitos como el Batolito Main Range de Malasia Peninsular.
Minerales máficos
Texturas
Los plutones de granito están típicamente caracterizados por texturas alotriomórficas gruesas. Sin
embargo, en variedades leucocráticas hay una variedad de texturas desequilibradas, las cuales
pueden ser muy abundantes y dan lugar a un buen grado de heterogeneidad interna. Los microgranitos
son abundantes en algunos plutones y están asociados con mineralización.
Enclaves
Donde están presentes son de rocas metasedimentarias (Fig. 39), en muchos casos están presentes
grandes nódulos de cuarzo (Fig. 38). Los leucogranitos generalmente están desprovistos de encla-
ves.
Mineralización
Frecuentemente estos granitos tienen un patrón distintivo de mineralización con estaño, tungsteno
y tierras raras, la cual ocurre como diseminaciones en greisens masivos, o en greisens bordeados
por enjambres de venas. La mineralización suele estar asociada con caolinización intensa.
Geoquímica
Estos granitos son típicamente peraluminosos y calco alcalinos con alto potasio, sin embargo, los
granitos estañíferos de algunas fajas no son fuertemente peraluminosos como los tipos S Australia-
nos. Debido a la variación restringida de la composición el linaje es difícil de establecer, aunque
las tendencias de diferenciación dentro de los plutones pueden ser dominadas por sodio o potasio.
66 4.4 La Familia de Tipo S
Los plutones mineralizados están caracterizados por niveles altos de flúor o boro.
Susceptibilidad magnética
Isótopos
Las razones Sr87 /Sr86 son siempre altas y algunas veces muy altas, indicando generalmente un
origen cortical para estas rocas. Los isótopos de Nd y Pb generalmente sustentan esta interpreta-
ción cuando están disponibles.
Fuente
Es la corteza, típicamente corteza metasedimentaria, aunque algunos autores creen que pueden
estar relacionados algunas veces con protolitos volcánicos.
Resumen
Si bien la delineación de patrones geológicos que ocurren dentro del sistema tipológico proporcio-
na una armazón práctica para el estudio de los granitos, ocurren muchas anomalías tanto aparentes
como reales. Por ejemplo, moscovita y granate ocurren en granitos tipo I altamente diferenciados,
una anomalía aparente la cual es resuelta rápidamente dentro del contexto de su geología de grani-
tos. Sin embargo, ellas también pueden ocurrir en algunos tipos I no diferenciados, en tales casos
es necesario tomar en cuenta el espectro total de la evidencia geológica, incluyendo la geoquímica
y la geología de isótopos. Estas dificultades enfatizan la necesidad de hacer descripciones cuida-
dosas y registro de todos los aspectos de la geología de campo. Aunque, muchos de los criterios de
distinción son facilmente observables en el campo. La presencia de: hornablenda y piroxeno en
adición a la biotita, los enclaves máficos y los diques máficos permiten la identificación de los
granitoides tipo I. De modo similar la identificación de un rango composicional restringido sin
intrusivos máficos, diques o enclaves asociados, sugieren la posibilidad de una afinidad tipo S.
Sin embargo no todos los granitos son rápidamente identificados. Algunas poblaciones tipo I ricas
en potasio y tipo A, están compuestas predominantemente de monzogranito con sólo biotita como
mineral máfico. Si en adición les falta enclaves máficos y diques máficos y tienen baja susceptibi-
lidad magnética, puede ser muy difícil decidir si un granito particular es de tipo I, A o tipo S. No
obstante, aunque algunos plutones siempre presentan dificultades intratables, el caso generalmen-
te es que la mayoría de plutones en cualquier faja puede ser eventualmente identificado como
perteneciente a una tipología particular. Aquellos que eluden o escapan la armazón de esta aproxi-
mación requieren atención particular, ya que ellos bien pueden poseer su individualidad de facto-
res geológicos no apreciados.
5 Cartografiado de Campo 67
5 Cartografiado de Campo
El siguiente paso es planear la operación. Esto debe basarse en la compilación del mapa, el cual
debe mostrar todos los batolitos y por lo menos algunos de los plutones y su grado de accesibili-
dad. Un principio que debe tenerse en mente es que el número de geólogos que se involucre debe
ser mínimo. El tamaño de cada brigada de campo será determinado hasta cierto punto por las
circunstancias. Si el único acceso es caminando a lo largo de quebradas pequeñas, el avance será
lento y las brigadas de campo más grandes. Según ello es deseable que los granitos más accesibles
por carretera sean examinados primero. En este caso la brigada de campo debe estar conformada
por un geólogo experimentado, un geólogo joven y un chofer; ellos deben esforzarse en tener
como base el vehículo tanto como sea posible. Si pueden ingeniarse como mantener el carro en los
afloramientos de granito harán el mejor uso de su tiempo.
Dos brigadas como las mencionadas deben estar capacitadas para cumplir con el objetivo deseado
dentro del tiempo disponible. La desventaja de un número mayor es que con más gente la informa-
ción recogida tiende ha hacerse más fragmentada con el transcurso del tiempo. Con dos o tres
brigadas de campo es posible aún tener en cuenta la diversidad de la geología de granitos. Con un
número mayor se hace mucho más difícil.
Es obvio que cada brigada de campo no tendrá idea de los granitos que la otra brigada ha visto, y con la
finalidad de establecer un criterio unificado es esencial que se junten y comparen su trabajo. Es deseable
para ellos hacer esto cada cierto tiempo durante el trabajo de campo, pero si ello no es posible tendrá que
hacerse al final, cuando todas las muestras y mapas estén de vuelta en la oficina. En tal circunstancia
todas las muestras deben acomodarse y ser observadas en orden según los plutones, de manera que
todas las brigadas de campo puedan comparar sus propios granitos con aquellos de las otras y evaluar el
grado de similitud y diferencia. Este es un proceso muy importante para la integración del proyecto.
También, es en éste momento cuando se hace la selección final de muestras para análisis geoquímicos e
isotópicos, lo cual por su parte implica tener un concepto cabal del trabajo hecho.
68 5.2 Uso de la Hoja de Descripción
En la práctica la mejor manera de completar la hoja de descripción es describir primero los mine-
rales más fáciles y posteriormente los más difíciles y poco notorios. Esto varía de granito en grani-
to, de tal modo que no se establece un orden a seguir. La proporción de cada mineral debe estimar-
se y registrarse. Al comienzo estos estimados serán imprecisos, pero rápidamente irán mejorando
y proveerán una buena base para la descripción litológica del granito. La proporción de cuarzo,
plagioclasa y feldespato potásico puede registrarse en el campo, basándose en el diagrama de
Streckeisen, lo cual puede ser de mucha utilidad. Cuando se describe cada mineral es lo mejor
medir los representativos más pequeños y más grandes de cada grupo y hacer un estimado visual
del tamaño promedio. El siguiente procedimiento es recomendado para la obtención de descripcio-
nes útiles de las texturas primarias de los granitos; ejemplo aquellos que tienen texturas
hipidiomórficas o alotriomórficas para su distinción de los granitos de dos fases.
Cuando se describe cada mineral es mejor medir el representativo más pequeño y el más grande de
cada grupo y estimar visualmente el promedio de tamaño.
En general los minerales más visibles son los máficos y éstos deben describirse primero. Debe
establecerse si están presentes una, dos o tres especies minerales máficas y si ocurren como crista-
les simples, agregados o ambos. Luego ver los megacristales, si sólo están presentes megacristales
de feldespato potásico, el granito tendrá una textura equilibrada con cristales anhedrales de bordes
engranados y es probablemente una roca de grano grueso, la cual puede ser considerada informal-
mente como una textura primaria de granito. Si los megacristales son de feldespato potásico, cuar-
zo y plagioclasa, la roca será un granito de dos fases o microgranito y tendrá una textura desequi-
librada, en una matriz cuarzofeldespática de grano fino.
Sí la roca es un granito de textura primaria el siguiente paso es describir la matriz, la cual consistirá
de cuarzo, feldespato potásico y plagioclasa. Sí el feldespato es rosado será fácilmente identifica-
do, pero si es blanco o gris puede ser difícil o imposible distinguirlo de la plagioclasa. En este caso
los dos deben agruparse juntos como feldespatos combinados. Los megacristales de feldespato
potásico podrían contener inclusiones de minerales máficos y plagioclasa; posiblemente en un
patrón con zonación y esto debe notarse. El cuarzo puede ser difícil de describir a pesar de que a
menudo es muy visible. Puede estar presente en una variedad de colores incluyendo azul, gris o
marrón. La razón para la dificultad de descripción es que los cristales simples son la excepción en
vez de la regla. Tiende ha ocurrir como agregados anhedrales o racimos de varios cristales y fre-
cuentemente pueden incluir otros minerales tales como biotita o plagioclasa. La forma y dimensio-
nes de estos racimos pueden ser extremadamente variables. En algunos granitos muy gruesos, el
cuarzo tiende a formar mallas discontínuas de agrupaciones pobremente alineadas, las cuales pue-
den impartir una fábrica cruda a la roca, mientras que en otros el cuarzo puede formar agrupacio-
5.2 Uso de la Hoja de Descripción 69
nes más pequeñas, poco notorias, globulares o vermiformes. Las agrupaciones de cuarzo unidas
están particularmente asociadas con algunos granitos rapakivi, pero no están confinados a ellos.
N° Muestra Localidad
Tipo de Roca Unida de Granito
Rasgos Distintivos
Contorneado
Alineado
Tamaño (mm) Modo de ocurrencia
MINERALES MAFICOS %
Rango Prom.Individual Macizo 2- mim
Forma Color/Relaciones
Gr um os
Agujas Prismas
Homablenda Cortos Equidim.
Barriles Libros
Biotita Escamas Hojas
MEGACRISTALES DE
Contorneado
%
Tamaño (mm) Alineado
Color Incl. Forma/Relaciones
MINERALES FELSICOS Rango Prom.
Feldespato - K
Plagioclasas
Cuarzo
MATRIZ
Feldespato - K
Plagioclasas
- Individual
Cuarzo
- Agrupado
OBSERVACIONES:
Cuando ha sido completada la estimación de las proporciones de los minerales principales que
conforman la roca, estas deben ser totalizadas. Este total probablemente exceda el 100 %, en tal
caso el estimado original de cada mineral tendrá que ser reajustado. La curva de ilustración para la
estimación correcta tiende a ser muy empinada.
Los compartimientos remanentes en el formato deben ser completados y la roca clasificada litológica
y texturalmente. En el formato hay un casillero denominado Rasgos Distintivos en el cual el geólogo
debe enumerar todo rasgo que parece ser característico. Esto hace que el geólogo observe las rocas
en un modo comparativo y ayuda en su comparación posterior.
70 5.3 Cartografiando mediante Texturas
En el caso de los granitos que han sido modificados por deformación es muy común encontrar ojos
de relictos graníticos en los cuales están preservadas las texturas originales primarias. Observando
estas puede tenerse una buena idea de la textura de la roca original y notando las diferencias locales
en la intensidad de la deformación, puede ampliarse el cuadro textural, hasta que finalmente pueda
encontrarse un ejemplo de la roca original no deformada. Frecuentemente se puede trazar una
secuencia desde ultramilonita con relictos redondeados de cuarzo y feldespato, pasando a augen
gneis hasta granitos foliados o no foliados.
Con variantes magmáticas las rocas presentan un aspecto algo diferente. Las variantes de dos fases
y los microgranitos estan frecuentemente desarrollados en zonas marginales, ellos bien pueden ser
los primeros granitos que se encuentren. Los microgranitos usualmente tienen una presencia rala
de megacristales de cuarzo, feldespato potásico, plagioclasa y biotita en matriz cuarzo feldespática
fina, ellos generalmente tienen contactos agudos contra las variantes de dos fases o más raramente
con los granitos de textura primaria. Las variantes de dos fases tienen una mezcla similar de
megacristales y matriz, aunque la proporción de megacristales con respecto a la matriz es muy
5.4 Procedimientos de Campo 71
variable y muy ocasionalmente ellas pueden contener grandes inclusiones de granitos con textura
primaria, los cuales pueden eventualmente estar relacionados a la unidad de textura primaria prin-
cipal. Las relaciones de campo actuales son a menudo muy complejas, parecerán ser gradacionales.
No obstante, es común en ciertos granitos la asociación granito de textura primaria – variantes de
dos fases – microgranitos lo cual proporciona la base geológica para dilucidar la geología de
campo de estas rocas.
Los plutones aislados son relativamente fáciles de tratar conforme haya un acceso razonable hacia
ellos. Esto es debido a que comúnmente ellos forman colinas o cerros aislados de dimensiones
restringidas. Idealmente el plutón debe ser atravesado en su parte más amplia. Si ello se puede
hacer desde la carretera, este será el camino más rápido, de lo contrario debe encontrarse otra ruta.
Sea cual fuere el modo de ingreso el procedimiento de campo es siempre el mismo.
Si el plutón es compuesto el itinerario cruzará varias unidades de roca. En cada contacto se debe
establecer las relaciones de campo y marcarlas en un mapa. Conforme se atraviesa una unidad de roca
nueva se repite el procedimiento seguido con la primera unidad hasta que se completa el itinerario. Si
el plutón es grande y alargado puede ser posible hacer varios itinerarios, identificando las mismas
unidades de roca u otras adicionales, construyendo así una imagen del plutón como un todo.
Muy a menudo en los terrenos de selva es necesario hacer itinerarios a lo largo de quebradas o
cursos de agua, debido a que estos constituyen el único acceso factible. Estos generalmente tienen
algunos afloramientos, pero si estos son escasos es también posible trabajar con bloques. Estos se
habrán derivado por meteorización tropical a lo largo de junturas y cayeron colina abajo para
ocupar el piso del valle. Si todos los bloques en el valle o quebrada son lo mismo significa que la
cuenca de drenaje en su totalidad esta desarrollada sobre una unidad de roca. En consecuencia, se
puede establecer la naturaleza de la unidad de roca observando los bloques y haciendo descripcio-
nes precisas usando la hoja de descripción.
Sin embargo, si hay dos o más conjuntos de bloques en la quebrada, la cuenca de drenaje esta
ocupada por más de una unidad de roca. En este caso es necesario caminar aguas arriba hasta que
se encuentre presente sólo un conjunto de bloques y marcar un contacto aproximado en el mapa.
En muchos casos puede ser imposible hacer un itinerario completo a través de un plutón. Sin
embargo, algunas veces un granito constituye una colina la cual esta rodeada por una carretera, y
puede ser posible hacer itinerarios parciales desde direcciones diferentes. Estos deben hacer posi-
ble evaluar la geología de todas las cuencas de drenaje y construir un mapa del plutón.
Si se tiene que abordar un batolito compuesto y grande el problema del cartografiado será más
difícil, no obstante que los contactos externos del batolito contra la roca hospedante puedan ser
5.5 Cartografiando en la Selva 73
bien controlados en fotografías aéreas o imágenes, los contactos internos serán poco definidos o
desconocidos. Puede ser posible inferir las dimensiones de algunos de éstos por la curvatura del
contacto exterior, o algunas otras irregularidades en la forma, pero la única forma satisfactoria de
identificación de plutones es mediante el trabajo de campo. Esto conllevará a que se tenga que
ingresar al batolito tanto por carreteras, caminos y quebradas como sea posible.
En general es aconsejable evitar los grandes ríos, ya que estos drenarán el batolito completo y por
tanto bloques y guijarros de todas las unidades de roca estarán mezclados en una confusión irreme-
diable. Es mejor recorrer por pequeños cursos de las montañas que drenan una cuenca simple de
extensión limitada. Haciendo esto sistemáticamente y siguiendo el mismo procedimiento reco-
mendado para plutones aislados, es posible construir un cuadro de todos los plutones que com-
prende el batolito, junto con todas las variantes.
En estos tiempos modernos se dispone de sistemas de navegación satelital. Para aquellos quienes
tienen esta información lo que sigue será redundante. Para aquellos menos afortunados o aún
quizás para aquellos cuyos sistemas se han tornado no funcionales, los siguientes comentarios
pueden ser útiles. En terrenos tipo selva los sistemas de navegación satelital son a menudo afecta-
dos por la cobertura vegetal la cual impide o bloquea la señal hacia afuera. Es una precaución sabia
no hacerse dependiente de esta maravilla tecnológica.
La navegación en la selva es siempre muy difícil. Aún con un mapa topográfico de buena calidad
es frecuentemente difícil ubicar su posición y es peor aún sin un mapa. Si se esta trabajando desde
un carro a lo largo de una carretera mostrada en un mapa o fotografía aérea, encontrar la posición
es relativamente más fácil. Sin embargo, si la carretera no está marcada la situación en verdad, es
muy diferente. Los sistemas de navegación satelital son la dicha en esta situación. De otro modo el
único procedimiento práctico, es registrar en la libreta de notas las localidades visitadas, por el
número de kilómetros medidos entre puntos conocidos de entrada y salida del itinerario y entre
cada afloramiento, combinado con cambios de dirección registrados por la brújula.
Si se sigue un itinerario a pie teniendo un mapa topográfico o fotografía aérea, las posiciones son
identificadas localizando confluencias con quebradas tributarias. Si no se dispone de mapa o foto-
grafía será necesario basarse en la dirección de la brújula contando los números de pasos entre
cada cambio de dirección. El itinerario entonces tendrá que ser ploteado por la noche en un papel
milimetrado. Es mejor delegar esta tarea, si es posible, a un asistente de campo confiable.
En terrenos de selva es práctica normal registrar cada afloramiento visto por un número de locali-
dad en la libreta de campo y dar una descripción de la litología y los rasgos geológicos en conjun-
ción con el llenado de la hoja de descripción. Es posible proceder de esta manera debido a que los
afloramientos son generalmente escasos, y existe el deseo natural de extraer la máxima cantidad
posible de información de cada uno. Si los afloramientos son complejos debe hacerse croquis o
esquemas y debe tomarse fotografías. Si es posible siempre debe obtenerse fotografías de los tipos
de granitos principales. Al final de cada día de trabajo de campo es esencial resumir la geología
observada, con la finalidad de integrarla con el trabajo de los días anteriores y proveer la base
sobre la cual se procederá el día siguiente. Esto se hace mejor compilando un croquis del itinerario
que muestre la litología y textura de cada afloramiento mediante un color elegido, quizás en com-
binación con un ornamento apropiado y una representación diagramada de particularidades
geológicas, tal como contactos, venas, deformación, etc. La susceptibilidad magnética puede ser
indicada y también puede mostrarse la unidad de roca provisional a la cual ha sido asignada.
Hecho esto, es útil escribir un resumen de los días de trabajo en los cuales se han observado las
relaciones posibles de las unidades vistas y son enumerados algunos problemas como consecuen-
cia de ello o de trabajo hecho anteriormente. Este procedimiento es una práctica esencial para la
comparación de los datos de campo en un modo útil y conveniente.
74 5.6 Cartografiando en Desiertos
Al entrar en un plutón nuevo o unidad de roca, es lo mejor mirar alrededor en un modo general para
establecer si los granitoides son de textura primaria o no, y luego habiendo seleccionado un aflora-
miento que parece ser representativo, hacer una descripción detallada del mismo usando la hoja de
descripción. Esto sirve para definir el carácter de aquella unidad de roca en particular, hasta que se
observe algo diferente. Habiendo hecho esto es ahora posible proceder más rápidamente registran-
do las rocas continuamente para ver si hay alguna variación con respecto al modelo establecido en
el primer afloramiento. Cualquier diferencia debe ser cuidadosamente descrita en la misma forma
hasta que sea completado el itinerario de tal plutón. De esta manera es posible cubrir largas distan-
cias asegurando al mismo tiempo que se registren las descripciones apropiadas de la litología y la
geología de los granitos.
La libreta de campo puede usarse en un modo similar al procedimiento indicado para la selva. La
compilación de un croquis de itinerario de cada día de trabajo, seguido por un resumen donde se
discuten las afinidades de las unidades vistas y algunos problemas identificados, proporcionan un
marco geológico sobre el cual empiezan los siguientes días de itinerario.
La navegación en desiertos montañosos no presenta algún problema desde que hay abundante
detalle topográfico en los mapas, fotografías aéreas o imágenes lo cual hace que encontrar la
ubicación sea relativamente fácil. En peneplanicies áridas, sin embargo hay varios rasgos que
permiten una ubicación precisa o aún aproximada. Aunque tales rasgos pueden ser visibles en
fotografías aéreas, a menudo es muy difícil ubicarlos sobre el terreno. Los sistemas de navegación
satelital son invalorables en estas situaciones, pero si no están disponibles, puede ser necesario
apelar a los métodos de trabajo de campo como son, conteo de pasos y la brújula.
5.7 Colección de Muestras 75
Las muestras de referencia deben ser lo más frescas y no meteorizadas como sea posible, aunque es
mejor coleccionar una muestra meteorizada a no obtener muestra, ya que al menos debe ser visible
la textura y la mineralogía. Con la finalidad de coleccionar especimenes apropiados de los granitos
debe usarse una comba de 8 a 10 libras de peso. Un martillo de geólogo es inadecuado.
Es también necesario coleccionar muestras más grandes para análisis geoquímicos e isotópicos.
Deben tomarse en lo posible entre seis a diez muestras de cada plutón. Algunas veces no será
posible lograr esto debido a la condición de la roca por la meteorización o alteración, aunque en la
mayoría de plutones es posible lograr algo, y aún un análisis de un plutón proporciona información
que de otra forma no estaría disponible.
Las muestras deben ser completamente frescas y no meteorizadas y por lo menos de 5 Kg. de peso.
Esto debe ser suficiente para realizar los análisis químicos e isotópicos dejando lo suficiente para
una muestra de mano y una sección delgada.
76
6 Manejo de los Datos 77
Una vez que las muestras han sido seleccionadas, tienen que ser molidas. El procedimiento usual
es partirlas usando una trituradora de quijadas y luego mediante alguna clase de molino. Usando la
trituradora se puede tener cierta contaminación del Fe, lo cual es insignificante. El paso siguiente
en la moledora de bolas es importante porque aquí es donde puede ocurrir contaminación. Es lo
mejor usar una moledora de ágata en lo posible, aunque puede haber contaminación de sílice no lo
habrá en otros elementos. Las muestras no deben molerse en ningún momento usando una moledo-
ra de carburo de tungsteno, ya que se puede producir una contaminación por tungsteno y otros
metales, los cuales son precisamente aquellos que requieren ser determinados con exactitud.
Las muestras pueden ser analizadas por los métodos XRF o ICP para elementos mayores y la
selección requerida de elementos menores y trazas. Pueden usarse cuarteados de los mismos pol-
vos para dataciones Rb/Sr en roca total y también estudios Sm/Nd.
Mientras avanza el proceso analítico, pueden hacerse secciones delgadas de un trozo de la muestra
original. Estas deben ser grandes ya que los granitos son rocas de grano grueso y una sección
delgada estándar sólo tendrá algunos cristales que proporcionarán muy poca información. Las
secciones deben ser descritas de manera sistemática y precisa prestando atención especial a sus
rasgos texturales, incluyendo los rasgos sobreimpuestos de origen magmático y dinámico, también
debe hacerse una descripción cuidadosa de los minerales accesorios. Para la determinación de
minerales opacos deben prepararse secciones pulidas de muestras seleccionadas.
Una vez que se completa la preparación de muestras y las secciones delgadas, la colección entera,
junto con las secciones delgadas y los mapas, deben reunirse juntos en un lugar, de manera que
haya una interacción continua y reinterpretación entre los diferentes conjuntos de datos.
78 6.2 Geoquímica Esencial
6.2.1 Clasificación
La clasificación litológica de Streckeisen (1976) es lograda mediante el ploteo de los valores nor-
mativos en un diagrama QAP. Este es un diagrama simple y práctico pero tiene la desventaja de
todos los diagramas ternarios, que con gran número de análisis los puntos están demasiado juntos
y apiñados para ser distinguibles rápidamente. Este problema puede evitarse usando el diagrama
Q’ ANOR de Streckeisen & Le Maitre (1979) o el diagrama de nomenclatura de La Roche (1978)
y Debon y Le Fort (1983). Sin embargo, el triángulo de Streckeisen es aún universalmente popular.
El índice aluminoso de Shand (1947) es calculado directamente de los datos de elementos mayores
y puede ser trazado directamente en diagramas binarios como por ejemplo contra SiO2, o puede ser
incorporado en el diagrama de minerales característicos de Debon y Le Fort (1983) en el cual es
trazado contra una medición de minerales máficos.
El balance alcalino puede ser determinado para los conjuntos (suites) tipo I con una variación en
composición extendida, usando el índice calco alcalino de Peacock (1931) en el cual CaO y alcalinos
combinados son trazados juntos contra SiO2. Las dos líneas deben interceptarse entre 55% y 61%
para rocas calco alcalinas. Aquellas, las que se interceptan a más de 61% son llamadas cálcicas, las
que interceptan entre 55% y 50% son alcalinas cálcicas mientras que aquellas que interceptan por
debajo el 50% son alcalinas. Para los conjuntos dominados por monzogranitos este método es
inapropiado debido a que los valores más bajos de SiO2 es probable que sean mayores de 65%.
Consecuentemente los diagramas de Irving y Baragar (1971) y Kuno (1969) donde K2O + Na2O
son trazados contra SiO2 son más útiles para definir los campos de granitos alcalinos, calco alcalinos
y tholeíticos. Puede también usarse otros diagramas, tal como aquel de Wright (1969) y los diagramas
ternarios CaO Na2O K2O. Adicionalmente los grupos ricos en potasio pueden ser distinguidos en el
diagrama K2O versus SiO2 de Peccerillo y Taylor (1976) y Atherton (1979).
Mediante el uso de estos diagramas serán establecidos los elementos mayores principales que
caracterizan a las rocas, los cuales, en muchos casos también revelan el linaje y las líneas de
evolución de ciertos grupos.
6.2.2 Comparación
Para un proyecto regional este es probablemente el aspecto más importante del estudio geoquímico.
El modo más simple y más efectivo de hacer esto es mediante el uso de trazos de elemento simple.
Estos se hacen trazando los valores de cada elemento según los análisis de cada plutón en una línea
horizontal (Cobbing et.al., 1992). Esto permite que la abundancia de cada elemento se observe
como un todo para la población entera y la distribución y variación de cada elemento en todos los
plutones sea visible inmediatamente. Un método más sofisticado de comparación es mediante
métodos estadísticos, por lo cual ciertos grupos de elementos, los que son estadísticamente
correlacionados son juntados para análisis de conjuntos en grupos de plutones relacionados. Si se
adopta éste método debe tenerse cuidado de excluir todas las variantes de dos fases, microgranitos
6.3 Tipología 79
y otras rocas altamente diferenciadas, desde que los patrones de diferenciación habrán abrumado
la geoquímica base. Si sólo se usan granitos de textura primaria puede resultar un grado útil de
correlación.
Cada unidad de granito, superunidad o super-suite tiene un carácter químico distintivo consistente
con su proveniencia de una región fuente particular. Esto significa que en toda su variación
composicional persisten propiedades composicionales distintivas, por ejemplo contenido alto o
bajo de Sr, Ba, Cr, Na2O y CaO etc., lo cual refleja rasgos similares de sus rocas fuente. Examinan-
do los trazos de elemento simple pueden ser identificados rápidamente tales rasgos y estos pueden
trazarse contra SiO2, mediante el índice de diferenciación de Thornton y Tuttle (TTDI) o cualquier
otro índice el cual revelará su consanguinidad. En la Faja Plegada Lachlan, Chappell (1984) ha
ilustrado la distinción geoquímica de los grupos (suites) Bemboka y Glenbog del Batolito Bega
mediante diagramas de Harker de Sr vs SiO2 y trazos similares han sido usados para distinguir
otros grupos en aquella faja (White & Chappell, 1983). Atherton et.al. (1979) usó K/Rb vs TTDI y
Zr y Y vs SiO2 con la finalidad de distinguir la super unidad Santa Rosa de Nepeña de aquella del
río Huaura en el Batolito de la Costa de Perú. Esto demostró que la clasificación provisional
basada en datos de campo fue errónea. Subsecuentemente Atherton & Sanderson (1985) utilizaron
Sr, Rb, K/Rb, Ba, Th, Pb, P2O5, Y, Zr, Zn, Cr, V, Co, La y Nd vs TTDI para distinguir entre varias
superunidades del segmento Arequipa. Ellos también caracterizaron las superunidades Nepeña y
Huaura del segmento Lima trazando K 2O, Na2O, MgO, CaO y Fe total vs SiO2, y Rb, Sr, Ba, Th, Zr,
y Y vs TTDI.
6.2.3 Diferenciación
Este es un rasgo de la mayoría de granitos, y como éstos son generalmente los precursores de
cualquier mineralización, es vital entender cual de las posibles trayectorias de diferenciación
está representada. Los diagramas usados más comunes son los de Harker, donde los óxidos
son trazados contra SiO 2 . Sodio y Potasio usualmente se incrementan con el crecimiento de la
abundancia de sílice, mientras que otros óxidos como fierro, magnesio y calcio decrecen.
Elementos menores y razones pueden plotearse en la misma forma y también contra el índice
de diferenciación de Thornton y Tuttle (TTDI) o contra otros índices tal como K/Rb o TiO 2 .
Las tendencias preferidas en granitos tienden a estar dominadas por enriquecimiento prefe-
rencial en K2 O o Na 2 O, ya que estos óxidos generalmente se incrementan con el aumento de
los valores de SiO2 . Las trayectorias para la mayoría de elementos son generalmente regula-
res, aunque en las rocas más altamente diferenciadas se hacen extremadamente irregulares o
aún caóticas, y esto probablemente refleja la suplantación de la diferenciación magmática por
actividad hidrotermal.
6.3 Tipología
En general la mayoría de los granitos tipo I son metaluminosos y la mayoría de los tipos S son
peraluminosos, pero hay muchas excepciones. Los representativos más altamente evolucionados
de ambos tipos son peraluminosos y sólo pueden distinguirse por su linaje. El diagrama de mine-
rales característicos de Debon y Le Fort (1983) ilustra este punto muy claramente. Este índice sólo
debe aplicarse a granitos no diferenciados.
Para un contenido dado de SiO2 los tipos S tendrán más bajo contenido de CaO, Na2O y Sr que los
tipos I y esta es la base para su distinción mediante el diagrama Na2O versus K2O de Chappell y
White (1974). Ellos tienden a tener más alto K2O y Rb para un contenido determinado de SiO2 y
son generalmente más altos en K, Rb, Cr, Ni, P 2O5 y Fe3/Fe2. En los tipos S se incrementa P 2O5 con
la diferenciación, mientras que en los tipos I decrece. Th y Y se incrementan en los tipos I y son
80 6.4 Ambiente Tectónico
constantes en los tipos S, La y Ce decrecen en los tipos S y son constantes en los tipos I (Chappell
& White, 1992).
Los tipos A son generalmente similares en su química de elementos mayores a los tipos I, pero se
distinguen de ellos por sus valores más altos de Zr, Nb, Y, La, Ce, Sc, Zn y Ga. En los tipos S e I
fraccionados Nb y Ga se mueven hacia valores tipo A como lo hace Y para los tipos I. El discrimi-
nante más ampliamente citado para los tipos A es la razón Ga/Al (Whalen et.al., 1987).
Estos diagramas son útiles aunque no definitivos y debe tenerse cuidado en su empleo. Como
en todos los estudios relacionados a los orígenes y fuente de los granitos, es necesario excluir
todos los granitoides de dos fases, microgranitos y otras rocas altamente diferenciadas ya que
la signatura de su fuente habrá sido amenguada por los procesos de fraccionamiento. Los tipos
I y tipos S diferenciados tienden a plotear en el campo WPG. No obstante, estos diagramas
pueden ser útiles y ayudan a señalar rasgos inusuales de ciertos grupos de granitoides.
En circunstancias favorables puede ser establecida una edad mínima y una máxima para un
plutón en base a las relaciones geológicas de campo. Así, si un plutón corta a una formación
estratigráfica de la cual se conoce su edad, entonces se conoce también una edad mínima del
plutón. Si además, esta cubierto por otra formación de edad conocida, entonces, la edad del
plutón puede ser muy restringida por la evidencia estratigráfica. Esta situación no obstante tien-
de a ser algo inusual, y en la mayoría de plutones su edad esta pobremente definida por la
evidencia estratigráfica. La datación isotópica por varios métodos puede resultar en edades de-
terminadas muy precisas para algunos plutones, aunque en algunos casos están presentes facto-
res complicantes los cuales deben tomarse en cuenta. Los métodos principales, usados corriente-
mente para la datación isotópica de rocas son Potasio/Argón, Rubidio/Estroncio y el método
Uranio/Plomo en cristales de zircón o monacita.
6.5 Estudios de Isótopos 81
La geocronología K/Ar es un método útil para trabajo de reconocimiento debido a que se puede
obtener una edad de una muestra simple. Es más útil en granitoides tipo I que en los tipo S debido
a la posibilidad de obtener edades en un par biotita-hornablenda.
Así, los métodos isotópicos comúnmente disponibles proveen una herramienta poderosa para ob-
tener edades de los plutones graníticos, y para formarse una buena idea de la edad y composición
de sus regiones fuente. Esta información, cuando se usa en conjunto con geoquímica de roca total,
pueden proporcionar un cuadro muy completo de la historia y evolución de cualquier cuerpo de
granito. No obstante, la dificultad y costo de estos métodos hace que en la actualidad sólo sean
empleados plenamente con objetivos muy específicos. Para cartografiado de reconocimiento pro-
bablemente lo más adecuado es una mezcla sensata de los métodos K/Ar, Rb/Sr y Sm/Nd, con el
método U/Pb reservado para los problemas más importantes o difíciles. Los estudios de reconoci-
miento y regionales son acertados en la identificación de aquellos plutones de granito que de una
forma u otra pueden contribuir a la resolución de muchos problemas los cuales aún son relevantes
en el estudio completo de la geología de granitos.
7 Integrando los Datos 83
Es imposible coleccionar pequeños trozos de granitos los cuales muestren sus propiedades esen-
ciales. Debido a la naturaleza de los granitos muchos especimenes son grandes y es posible que no
encajen dentro de los estantes de madera. Por esta razón la mejor manera de almacenar muestras es
usando armarios metálicos. Esto tiene la ventaja que los espacios entre las repisas son ajustables y
también porque son armarios abiertos, los especimenes se observan constantemente y es más fácil
encontrar las muestras, aunque pueden estar algo pulverulentas. El armario debe estar ubicado en
un extremo del lugar de trabajo y cerca deben estar una serie de cajones que contienen los mapas
donde están marcadas todas las ubicaciones de muestras. Nunca almacene las muestras en un
sótano oscuro millas lejos del lugar de trabajo.
Cada plutón debe ser nombrado y su edad colocada entre paréntesis luego del nombre. Es mejor no
escribir sobre el plutón ya que esto oscurece la información geológica, pero si en el costado con
una flecha señalando el plutón relevante. Esto oscurece otra información geológica pero nuestro
interés son los granitos. La edad puede ser mostrada por ejemplo como 125 Ma si ha sido determi-
nada isotópicamente indicar por ejemplo K/Ar; o mediante un símbolo estratigráfico tal como K
para Cretáceo si la edad del plutón esta delimitada estratigráficamente, sin que se tenga datos
isotópicos.
Puede asumirse que si se muestra una litología por un color sin ningún ornamento calificativo, es
equigranular con una textura hipidiomórfica o alotriomórfica.
También puede asumirse que todos los monzogranitos, sienogranitos, granodioritas y tonalitas
contienen biotita. Si ellos contienen también hornablenda o piroxeno, esto puede ser mostrado por
un ornamento prismático pequeño y oscuro.
Si el plutón contiene megacristales de feldespato potásico esto se puede mostrar como pequeños
rectángulos o círculos.
Si partes del plutón son micrograniticas o tienen texturas de dos fases, esto puede ser mostrado por
un punteado fino. En algunos casos puede ser necesario combinar este punteado con algún otro
ornamento.
Si el plutón es foliado esto debe indicarse mediante líneas ondeantes finas que siguen la dirección
de foliación. La inclinación puede también ser indicada por un pequeño segmento y el valor si es
conocido. El sentido de tendencia puede también indicarse si se conoce.
Si están presentes diques, estos deben ser representados por una línea simple y coloreada, verde
para diques máficos, rojo para félsicos.
La mineralización puede ser indicada poniendo el símbolo para el metal apropiado siguiendo el
nombre y edad del plutón.
7.4 Escribiendo el Reporte 85
Para el tiempo en que tenga que ser escrito el reporte, el geólogo estará completamente familiari-
zado con los datos y enterado de todos los parámetros geológicos y geoquímicos. Conocerá cuales
plutones son normales y cuales no lo son, cuales están mineralizados y cuales no lo están y en toda
probabilidad debe entenderse las razones para estas diferencias. La dificultad está en la presenta-
ción de datos comprensivamente y de la manera más concisa posible, para lograr ello lo mejor es
usar al máximo diagramas y tablas. Esto permite al lector interesado ubicar la información rápida-
mente sin tener que adentrarse en páginas descriptivas del texto en los cuales los datos están dis-
persos. Por la misma razón, los pasajes descriptivos escritos deben ser lo más cortos que sea posi-
ble. Todos los datos geoquímicos, isotópicos y otros valores numéricos deben ir en apéndices.
Antes de empezar es beneficioso escribir una lista de todos los rasgos conocidos de los granitos, y
una lista de todos los problemas identificados. Esto ayuda en la organización del reporte en seccio-
nes descriptivas e interpretativas. Más aún la redacción de los pasajes descriptivos clarifica la
mente, de manera que para cuando se tenga que escribir el resumen y las conclusiones haya una
base firme sobre la cual se pueda proceder.
Los datos deben ser presentados bajo subtítulos de los principales métodos de investigación em-
pleados, verbigracia: geológicos, geoquímicos e isotópicos. Una introducción breve debe incluir la
historia del trabajo anterior, y un esbozo general de la geología de la región y su marco tectónico.
También debe delinearse la base para el esquema de presentación y para facilitar la referencia este
esquema debe ser el mismo en todas las secciones.
7.4.1 Geología
La presentación geológica de plutones en sub-áreas definidas geográfica o geológicamente debe
incluir una descripción breve de las características de campo de cada plutón y sus relaciones
geológicas, seguidas por una descripción del plutón, una descripción breve de la textura y mineralogía
de cada unidad y sus variaciones. Esto puede ser acompañado por una tabla basada en la hoja de
descripción o si no hay suficiente espacio, las texturas y mineralogía pueden resumirse en una
tabla general para todos los plutones dentro de una sub-área particular.
7.4.2 Geoquímica
La primera finalidad debe ser clasificar los granitos en base al criterio de elementos mayores, y
deben discutirse las similitudes o diferencias según este criterio. Esto debe ser seguido por una
sección que considere los elementos menores y trazas, usando gráficos binarios y diagramas tipo
araña tanto como sea posible. Ambos, los elementos mayores y trazas deben ser usados para eva-
luar: tipología, linaje, diferenciación y la mineralización existente o potencial. Es fácil escribir una
sección geoquímica extensa y detallada debido a que los datos geoquímicos son capaces de revelar
información extremadamente sutíl acerca de las relaciones de granitos. No obstante es mejor escri-
bir un recuento directo y razonablemente comprensible en lugar de tratar de abarcar cada eventua-
lidad posible. Si los datos son presentados en su totalidad en apéndices, otros geólogos con más
86 7.5 Archivando los Datos y Materiales
tiempo tendrán tal oportunidad, y también podrán comparar los resultados con aquellos de otros
granitos.
7.4.3 Isótopos
Esta sección tiene varios problemas de presentación debido a que los resultados son enfocados más
precisamente, y generalmente dejan un grado relativamente limitado de amplitud en su interpreta-
ción. Ellos sin embargo, tienen una relación muy precisa con algunas áreas de dificultad en las
secciones geoquímicas y geológicas, las cuales pueden ser mencionadas en el resumen.
Uno de los problemas es que las muestras de granitos coleccionados para análisis isotópicos y
geoquímicos son grandes y no entran en los cajones que se usan comúnmente. Es a menudo necesario
reducir el tamaño de las muestras grandes en trozos más pequeños los cuales deben numerarse ade-
cuadamente.
Las listas de muestras coleccionadas deben compilarse lo más antes posible. Esto se hace fácil-
mente en el trabajo de campo al final del día ya que sólo se habrá coleccionado un número reduci-
7.5 Archivando los Datos y Materiales 87
do de muestras. La lista debe tener el nombre y número de la hoja o cuadrángulo para cada muestra
coleccionada, seguido por la referencia en el mapa y la identificación de la unidad litológica. Los
espacios para secciones delgadas, análisis geoquímicos e isotópicos pueden llenarse posteriormen-
te cuando sea necesario. Secciones delgadas y polvos de todo material analizado deben ser clara-
mente etiquetados y archivados, ya sea separadamente o junto con las rocas. Es también importan-
te conservar las hojas de los mapas originales con su información geológica y topográfica, junto
con las libretas de campo originales.
Es importante tener en cuenta que las técnicas analíticas están mejorando muy rápidamente y
pueden hacerse estudios en colecciones más antiguas, las cuales pueden mejorar grandemente la
interpretación geológica y al menos evitan la necesidad de retornar a las primeras localidades para
coleccionar material duplicado.
Quizás el ejemplo más ilustrativo del valor que tiene un archivo adecuado es aquel de la lutita
Burgess en la provincia de Columbia Británica en Canadá. Walcott, quién fue por ese entonces el
Director del Servicio Geológico de Estados Unidos y además un hombre muy influyente en la
comunidad científica de aquel tiempo, acostumbraba a pasar sus días feriados de verano a lomo de
caballo en las Montañas Rocallosas como un recreo de las labores de oficina. El descubrió el
afloramiento de la Lutita Burgess la cual tiene una edad cambriana inferior, y contiene una fauna
rica y diversa en un estado de preservación remarcable, de tal manera que fueron perfectamente
preservados los fósiles completos, y aún las impresiones de sus partes blandas. Walcott decribió y
publicó algunos de estos, pero la colección permaneció sin ser disturbada por casi un siglo antes
que alguien la pueda examinar otra vez Entre 1971 y 1985 Whittington y sus colegas examinaron
la colección y encontraron que contenía ejemplos de criaturas que eran desconocidas, o aún no
imaginadas antes, y sus resultados fueron publicados en numerosos artículos resumidos en
Whittington y Conway Morris (1985). Walcott había descrito primeramente algunos de estos como
trilobites y otros artrópodos, lo cual fue incorrecto, pero entendible considerando la cantidad de
labor administrativa a la que estuvo sometido. Con posterioridad al trabajo de Whittington y sus
colegas, otros han regresado al área y han encontrado otros afloramientos de la misma formación
los cuales contienen igualmente fauna diversa. El trabajo en las colecciones originales y posterio-
res ha transformado nuestro conocimiento sobre el origen y diversidad de la vida de metazoarios
durante la explosión biológica al comienzo de Cambriano. Nada de esto hubiera sido posible de no
haber sido por el archivamiento cuidadoso del material original.
Uno no puede pretender que alguna colección de granitos contenga información de tan extraordi-
nario valor. No obstante colecciones cuidadosamente archivadas son capaces de proporcionar in-
formación adicional para áreas las cuales no son accesibles por más tiempo.
88
8 La Controversia del Granito y su Consecuencia 89
Las opiniones acerca de la naturaleza y origen de los granitos han dividido a los geólogos en la
mayor parte de la historia de su estudio como una rama reconocida de las ciencias naturales. La
controversia más antigua a fines del siglo XVIII estuvo centrada alrededor de los puntos de vista
contrastantes entre dos escuelas de pensamiento, los Neptunistas y Plutonistas. Los Neptunistas
fueron representados principalmente por Abraham Werner de Freiberg 1749-1817, y los Plutonistas
por James Hutton de Edimburgo 1726- 1797. Los Neptunistas creían que los granitos fueron un
precipitado químico de un océano universal mientras que los plutonistas los consideraban como
resultado de la consolidación de materia fundida por el calor. Hutton observó venas de granito las
cuales han intruído rocas metamórficas cristalinas en las Tierras Altas de Escocia, y concluyó que
ellas solamente se han podido originar por la solidificación de material de roca fundido inyectado
desde abajo. Esta observación contribuyó a la eventual resolución de la controversia en favor de
los Plutonistas.
Los Neptunistas citaron un ejemplo de una roca cristalina conteniendo amonites, en Portrush en
Irlanda del Norte, a favor de su hipótesis. Sin embargo, posteriormente se demostró que su
cristalinidad fue resultado de metamorfismo termal, causado por el emplazamiento en las proximi-
dades del Placolito Fairhead de edad terciaria y la posición de los Neptunistas no pudo ser mante-
nida por más tiempo. Muchos geólogos influyentes sin embargo, continuaron favoreciendo el modelo
de los Neptunistas y no fue sino hasta mediados del siglo XIX que se debilitó en la corriente
principal del pensamiento geológico.
Observaciones de campo por los Plutonistas establecieron un cuerpo de evidencia geológica que
sustentaba el concepto que los granitos fueron generados a una profundidad desconocida dentro de
la corteza terrestre, y fueron emplazados a niveles más altos como magmas móviles, los cuales se
solidificaron para formar granito cristalino. La observación de contactos agudos y cortantes, la
preservación ocasional de un techo pre granítico y el reconocimiento de aureolas de contacto
térmico, sustentaron el concepto y dieron lugar a la aceptación de granito intrusivo fundido. Aque-
llos que apoyan este punto de vista son conocidos como «Magmatistas».
Al mismo tiempo que estos conceptos estaban siendo establecidos, geólogos que trabajaban en
terrenos metamórficos de alto grado, especialmente en Francia y Escandinavia, notaron que había
una transición contínua y aparente de rocas las cuales eran innegablemente graníticas, a esquistos
y gneises los cuales eran demostrablemente de origen metamórfico (Michel Levy, 1877). A menu-
do parece haber una zona sombría entre rocas de aspecto metamórfico y granitos, en la cual están
juntos y mezclados granitos, gneises y esquistos formando grandes áreas de complejidad textural y
litológica, la cual eventualmente es conocida como migmatitas (Sederholm, 1907).
Hubo, sin embargo opiniones divididas sobre si los componentes graníticos estuvieron relaciona-
dos a granitos de las cercanías o si correspondían a segregaciones generadas durante
ultrametamorfismo. Aunque fue aceptado que ambas situaciones existían, la posición final de los
Transformistas como fueron conocidos, fue que las rocas graníticas fueron generadas mediante
procesos ultrametamórficos de rocas metasedimentarias y rocas metaígneas.
Los Transformistas fueron representados por geólogos quienes han trabajado en rocas graníticas
en terrenos metamórficos que ocurren en Francia, Escandinavia, Escocia y partes de Norteamérica.
Ellos consideraron que los granitos se han formado por algunos procesos de ultrametamorfismo
90 8 La Controversia del Granito y su Consecuencia
La aplicación de los estudios microscópicos ópticos a las rocas ígneas al final del siglo XIX se
expandió rápidamente a cada región donde estaban siendo estudiados los granitos y fue usado por
geólogos de cada escuela. No obstante, el exponente más influyente de la técnica fue Rosenbusch
(1877, 1896) quien estudio la aureola termal del granito Barr-Andlau, y concluyó que la penetra-
ción a través de poros por jugos magmáticos fue imposible. Aunque muchos geólogos no compar-
tían este punto de vista sobre la base de su experiencia de campo y sus propios estudios, los
avances técnicos de la microscopía, geoquímica y petrología experimental tienden a sustentar a los
Magmatistas en vez de la escuela Transformista. Un factor contribuyente ha podido ser la dificul-
tad de reproducir las condiciones ultrametamórficas por métodos experimentales.
Durante inicios del siglo XX los estudios geológicos en las Cordilleras Occidentales de Norteamérica
empezaron ha ampliar el área de debate. Iddings (1909) y Daly (1912) reconocen que los compo-
nentes de los batolitos cordilleranos, gigantes y lineales comprenden series o conjuntos que varían
de diorita a granito, en los cuales las rocas más básicas fuerón los componentes más antiguos y los
más ácidos los más jóvenes. El cartografiado también estableció que los plutones tardíos intruyeron
a los plutones que se emplazaron más temprano, sin signos visibles de deformación, y esta obser-
vación dio lugar al concepto de ascenso magmático y subsidencia de bloques (stoping). Daly
calculó el volumen de los diferentes magmas en la corteza, y en estos batolitos Cordilleranos las
proporciones de rocas ácidas e intermedias fueron en exceso mayores que las rocas básicas asocia-
das. Aparentemente los batolitos Cordilleranos difieren en muchos aspectos a la mayoría de grani-
tos que estaban siendo estudiados en Europa y otros lugares, los cuales fueron principalmente de
composición monzogranítica. Así los geólogos empezaron a apreciar que existían diferentes series
o conjuntos graníticos, pero ellos no sabían como fueron producidos o porque ellos eran diferen-
tes. Los geólogos empezaron ha hablar de Batolitos Daly para los granitos Cordilleranos y Batolitos
Suess para los granitos del interior de continentes. Los numerosos contactos agudos y las litologías
diferentes de los plutones componentes de los Batolitos Cordilleranos dejaban poca duda de que
eran de origen magmático, mientras que las relaciones de campo complejas de los granitos con su
roca hospedante en los dominios metamórficos y migmatíticos indicaban un modo alternativo de
origen.
Hay una literatura vasta sobre las diferencias entre las escuelas de pensamiento Magmatistas y
Transformistas, resumidas mayormente a favor de los Transformistas por Read 1956, en la cual el
presenta una colección de artículos influyentes escritos entre 1939 y 1954 titulada «La Controver-
sia del Granito». La presente discusión puede sólo mostrar las posiciones de los protagonistas en la
forma más breve de su concepción.
En cada país donde se ha enseñado la geología como una materia de grado universitario, estuvie-
ron representadas ambas de estas escuelas opuestas. Durante la última parte de la controversia los
transformistas estuvieron representados mayormente por geólogos ingleses, franceses, escandina-
vos, mientras que geólogos alemanes, suizos, y norteamericanos sustentaron fuertemente a los
Magmatistas. Habrian, sin embargo numerosas voces discrepantes en ambos lados, las cuales fue-
ron muy fuertemente mantenidas y argumentadas.
Los dos conceptos diferentes se desarrollaron lentamente durante los siglos XIX y XX, mayor-
mente sobre la base de observaciones de campo hechas en diferentes lugares. Una nueva dimen-
sión fue agregada sin embargo, por el desarrollo de la petrología experimental en Norteamérica y
Europa, donde los geólogos intentaron hacer granitos y otras rocas mediante la fusión de polvos de
8 La Controversia del Granito y su Consecuencia 91
composición apropiada en crisoles de platino, estudiando luego los productos cristalinos resultan-
tes. El exponente principal de este método fue N.L.Bowen del Laboratorio Geofísico en Washing-
ton quién en un número de publicaciones demostró que el granito puede ser producido a partir de
basalto mediante procesos de «cristalización diferenciación». Estos resultados fueron muy influ-
yentes y muchos geólogos en cada país se adhirieron a esta opinión, e intentaron poner en práctica
en su propio trabajo. Sin embargo, críticas del modelo de cristalización-diferenciación fueron ca-
paces de señalar que de un volumen dado de magma basáltico solamente se produciría una peque-
ña proporción de magma granítico. Grout (1926) calculó que solamente cerca del 5 % de magma
granítico sería producido. Esta fue una seria dificultad para los Magmatistas quienes, sin embargo
continuaron defendiendo el mecanismo. En Gran Bretaña quizás el exponente más influyente del
concepto fue S. R. Nockolds (1941) quién, en su estudio del Complejo Garabal Hill en Escocia,
consideró que los granitos del complejo fueron producidos como un resultado de «cristalización-
diferenciación de material básico más antiguo».
Existieron sin embargo, otros aspectos en debate los cuales aparecieron de tiempo en tiempo for-
mando las circunstancias de la discusión principal. Una de estas fue el concepto alternativo de dos
magmas primarios para las asociaciones contrastantes basálticas y graníticas. Esta idea ha tenido
una larga historia y fue primero propuesta por Durocher (1857) y subsecuentemente elaborada por
Loewinsson Lessing (1911) quién propuso la existencia de dos magmas primordiales, uno ácido y
uno básico. Muchos geólogos estuvieron enterados del concepto y aparentemente simpatizaban
con el, incluidos sorprendentemente ambos, Bowen (1928) y Read (1943). Algunos de los mode-
los propuestos para la generación de magmas de diferente composición a partir de diferentes «Ca-
pas de la Tierra», fueron sorprendentemente modernos en tono.
En dominios extrusivos basaltos y andesitas formaron el 98 % del total con granitos formando sólo
el 2 %. Por contraste en los dominios plutónicos los gabros formaron el 5 % de la roca intrusiva
mientras que los granitoides predominaron con 95 %. Esto sugiere que los basaltos y granitos
resultaron de clases diferentes de magmatismo en contraste al origen a partir de un magma postu-
lado por Bowen (1928).
Estas diferencias fueron más claramente articuladas por Kennedy & Anderson (1938) quienes
sugieren que existieron dos asociaciones magmáticas.
1. Una asociación volcánica. Predominantemente de magmas basálticos por niveles de fusión
profundos de la capa basáltica de la tierra (el manto en la terminología moderna).
2. Una asociación plutónica. Predominantemente de composición granítica. A pesar de su
ubicación profunda ellos se originaron a niveles más altos y se derivan de un magma padre
primario de composición granodiorítica.
«El modo de irrupción difiere en los dos casos. Los batolitos de granodiorita y granitos penetran
lentamente hacia arriba, acompañados por ondas o pulsos de granitización y migmatización de la
roca caja, hasta que es retenido por alguna forma desconocida de control hidrostático antes de
alcanzar la superficie. El ascenso del magma basáltico es enteramente diferente. No se forman
reservorios amplios intra corticales y el fundido basáltico parece irrumpir directamente hacia la
superficie a través de un sistema relativamente estrecho de fracturas semejantes a diques». La
abundancia de diques basálticos se consideró como soporte de esta interpretación.
Aunque Read (1943) acogió este concepto, ya que explica el rol del basalto como la fuente univer-
sal, él y otros de su opinión continuaron argumentando a favor del concepto Transformista de la
geología del granito el cual fue esencialmente de carácter no magmático.
rocas graníticas, en la cual estuvieron representadas las antiguas líneas de debate de los primeros
protagonistas y durante la cual fueron desarrollados nuevos conceptos de granitización. Los
Magmatistas continuaron representados por Bowen y otros de su escuela quienes mantuvieron su
idea de que el único magma primario eran los basálticos y que las otras rocas se derivaron de ellos
por diferenciación.
Hubo una escuela de pensamiento más extrema, desarrollada principalmente por la escuela france-
sa (Perrin & Roubalt, 1941) la cual rechazó el concepto aún de los fluidos más atenuados, y consi-
deraron que la granitización de rocas metasedimentarias ocurrió como consecuencia de «difusión
iónica». Se pensó que era el paso de una onda de iones de potasio y sodio a través de las rocas
metasedimentarias, formando un «frente», que transportó antes los iones de magnesio, fierro y
calcio en un frente máfico y dejando atrás las primeras rocas metamórficas, ahora reconstituidas
como un granito. Se consideró que los márgenes dioríticos en algunos cuerpos de granitos se
formaron en esta forma. Los protagonistas de este concepto fueron conocidos como los «Secos»,
mientras que aquellos de un espíritu indoblegable predispuestos a considerar el rol de «icores», se
les conoció como los «Húmedos».
Hay alguna duda acerca de si los Transformistas consideraron posible la formación de magmas en
una situación de ultrametamorfismo, en tanto aquellos de posición más extrema, probablemente no
lo consideraron posible. Read sin embargo, ciertamente usó el término «migma» el cual implica al
menos una cierta movilidad y en su concepto final de las «series de granito» el defiende un modelo
por el cual los granitos nacieron en un dominio de metamorfitas, migmatitas y anatectitas a partir
del cual se desplazaron posteriormente, para emplazarse a niveles más altos como plutones en un
dominio no metamórfico, donde desarrollaron aureolas metamórficas termales. Parece que Read
pensaba que al final del ultrametamorfismo se formaban los magmas graníticos por fusión parcial
de rocas metasedimentarias.
La controversia acerca de los orígenes de granito decayó de la vanguardia del interés geológico
durante mediados de los años cincuenta, mayormente porque los protagonistas principales dijeron
todo lo que podían, y aparentemente no parecía haber solución del problema. Los Magmatistas
todavía sostenían que los granitos se originaron por cristalización diferenciación a partir de basal-
to, y los Transformistas, que estuvieron indisolublemente relacionados a rocas metamórficas, las
cuales dieron lugar a ellos mediante una variedad de procesos que involucraban desde
ultrametamorfismo a granitización en el sólido por icores o difusión iónica. La única observación
que parece ofrecer algún prospecto de salida y adelanto fue el concepto de Kennedy & Anderson
(1938) que decían que hubo una «asociación volcánica» y una «asociación granítica» las cuales
consideraban que estaban muy separadas, lo cual fue esencialmente una versión modernizada de
los conceptos antiguos de Durocher (1857) y Loewisson-Lessing (1911).
La mayoría de geólogos continuaron con su propio trabajo, manteniendo sus mentes tan amplias
como sea posible a la luz de las diferentes interpretaciones las cuales estuvieron en ese entonces
disponibles y teniendo en cuenta la influencia de sus profesores. Pitcher quién fue alumno de
Read, empezó a trabajar en el Granito Donegal en el noroeste de Irlanda, en una serie de granitos
los cuales Read consideró como un ejemplo típico del concepto de granitización. Read (1956)
consideró alguno de estos granitos como los ejemplos selectos de granitización en el lugar debido
8 La Controversia del Granito y su Consecuencia 93
Pitcher posteriormente trabajó en el Batolito de la Costa del Perú, el cual consite de numerosos
plutones mayormente de composición tonalítica a granodiorítica, pero con algunos monzogranitos,
algunos de los cuales están en la forma de complejos anulares. Estos fueron emplazados dentro de
una roca hospedante mayormente de composición basáltica, por procesos de ascenso de magma y
subsidencia de bloques (stoping). Trabajo de esta naturaleza en otros lugares ha empezado a verter
duda sobre el concepto de una asociación necesaria de granitos con rocas metamórficas, como lo
hizo el trabajo anterior de Iddings y Daly.
Fue durante este periodo de mediados de los cincuenta hasta los años sesenta, que se hicieron
avances rápidos en los campos de los análisis químicos, dataciones isotópicas, primero mediante el
método K-Ar y luego por el método Rb-Sr. La aplicación de estas técnicas, han tenido un efecto
profundo y duradero en el estudio de rocas graníticas, así como en muchos otros aspectos de la
geología. Publicaciones de los resultados de estas técnicas para rocas graníticas empezaron apare-
cer desde mediados de los años sesenta hacia delante, especialmente de Sierra Nevada en la parte
occidental de Estados Unidos, y el uso del método Rb-Sr empezó a proveer información sobre la
clase de regiones fuente a partir de la cual ascendieron los magmas graníticos. En particular, se
reportó variación en la composición química e isotópica de un perfil a través de la anchura del
Batolito (Bateman et.al., 1963).
Posteriormente Chappell & White (1974) reportaron los resultados de un estudio de naturaleza
similar, en la Faja Plegada Lachlan en Australia; combinando los resultados petrográficos
geoquímicos e isotópicos de numerosos plutones cartografiados. Esta publicación identifica dos
tipos distintos de granitos, los cuales fueron caracterizados por rasgos mineralógicos, químicos e
isotópicos específicos que indicaron que su origen era de regiones fuente de diferente composi-
ción. Los tipos I se consideraron como una ascendencia ígnea y los tipos S como sedimentaria. Los
grupos fueron identificados por un número de diferencias y especialmente por dos índices
geoquímicos, el índice peraluminoso-metaluminoso de Shand (1927, 1947) y la razón Na2O/K2O.
Sin embargo, Chappell & White no conectaron sus tipos graníticos con diferentes ambientes
tectónicos, posiblemente debido a que en la Faja Plegada Lachlan el ambiente tectónico fue el
mismo. Se creía que solamente las regiones fuente eran diferentes.
Este trabajo regeneró la primera controversia, pero en una forma diferente, debido a que durante
esos años se estableció el concepto de tectónica de placas y consiguientemente se tuvieron nuevas
ideas disponibles para la consideración de estos resultados. Sin embargo, dentro de un lapso rela-
tivamente corto fueron aceptados los conceptos I – S e integrados en concordancia con las
implicaciones rápidamente difundidas del modelo de tectónica de placas (Pitcher, 1979, 1983). Si
bien la terminología es ahora usada comúnmente dentro de una armazón de tectónica de placas, tal
uso ha continuado siendo criticado por algunos geólogos (Clarke, 1992, Atherton, 1993).
diferentes que varían desde Arcos de Islas a los Himalayas. Ellos encontraron que estas poblaciones
pueden ser distinguibles de manera confiable por estos parámetros en el diagrama A – B. Ellos tam-
bién han combinado los datos con los resultados de estudios de fusión experimental y encontraron
que el valor del índice para los diferentes grupos corresponde con los resultados de experimentos de
fusión parcial a partir de tres fuentes principales, anfibolitas, metaígneos, grauwacas y pelitas. Ellos
enfatizaron la importancia de la región fuente en vez del ambiente tectónico, como lo hicieron Chappell
& White (1974), pero admitieron que las diferencias estuvieron relacionadas a la tectónica y que los
patrones de magmatismo granítico parecen estar asociados con diferentes condiciones.
Con respecto a la controversia del granito parece que todos los protagonistas anteriores fueron
parcialmente acertados y parcialmente equivocados. El resultado final es que todos los granitos
fueron generados por fusión parcial de protolitos de composición diferente. Estos son mayormente
de tipo basáltico o manto en ambientes de márgenes oceánicas y continentales y de una variación
de tipos metaígneos y metasedimentarios en ambientes colisionales e interior de continentes.
El origen y asociación de granitos con migmatitas que fue mantenido por la escuela de granitización,
ha sido confirmado por estudios en Bretaña (Brown, 1979, en Canada por Sawyer (1996) y en
Ecuador por Litherland et.al. (1994). No obstante, muchos de los ejemplos los cuales fueron ini-
cialmente referidos como buenos ejemplos de granitización, han sido considerados por estudios
posteriores como el resultado de procesos de emplazamiento que han afectado a granitos de origen
cortical, ya sea de tipo I o tipo S.
Ahora prevalece el concepto nuevo de regiones fuente diferentes para clases diferentes de granito.
Se considera que la mayoría de granitos resultan de la fusión parcial o completa de regiones fuente
corticales que tienen un rango de composición que va desde completamente ígneo (basáltico) a
completamente sedimentario (pelítico). En algunos casos se cree que el manto también desempeña
un rol. Aún queda por establecer si estas regiones fuente están sistemáticamente unidas a diferentes
ambientes tectónicos. En general este parece ser el caso, pero hay un número de excepciones que
aconsejan precaución en la aplicación de un modelo generalizado, y su estudio puede dar lugar a
conocimientos nuevos.
En retrospectiva podemos ver que muchos de los conceptos que ahora aceptamos como el resulta-
do de los procesos de tectónica de placas han sido anunciados en embrión por estudiosos anterio-
res. El concepto de dos magmas separados para rocas basálticas y graníticas, repectivamente ha
experimentado una historia larga de desarrollo esporádico desde Durocher (1857), luego
Loewinsson-Lessing (1911) pasando por Iddings (1909) y Daly (1911) quienes sugirieron que
podrían ser dos series de granito. El trabajo posterior de Kennedy y Anderson (1938) que identifi-
có una asociación volcánica y una asociación plutónica resultantes de niveles diferentes de génesis
del magma, proporcionaron un modelo para la génesis del granito, el cual fue sólo completamente
comprendido mediante los últimos desarrollos en teoría tectónica, y los avances simultáneos en las
técnicas de geoquímica y datación isotópica.
La primera «Controversia del Granito» es ahora sólo de interés histórico. Los granitos continúan
siendo controversiales, pero en formas que difieren de los conceptos de los primeros protagonistas.
Muchas de las observaciones, ideas y aún prejuicios los cuales fueron debatidos durante la contro-
versia, se ha demostrado actualmente que han sido reflejo de diferencias reales en la geología de
los granitos, las que ahora han sido reunidas en un cuerpo integrado de conocimiento, el cual
provee una base firme en pos del estudio de granitos, y especialmente para el tema de este trabajo,
es decir aquel del cartografiado de batolitos graníticos.
9 Epílogo 95
9 Epílogo
En la redacción de este librete he indicado que a pesar de la gran diversidad de cuerpos individua-
les de granitos, ellos están sistemáticamente unidos por procesos comunes desarrollados en clases
diferentes de regiones fuente por una variedad de mecanismos tectónicos dentro de la armazón de
tectónica de placas de la Tierra, generados por convección del manto. Los mecanismos que afectan
los dominios oceánicos y marginales, resultan en granitoides con características geológicas relati-
vamente directas, pero en aquellos casos frecuentes, donde la región fuente es corteza continental
de diferente edad y de composición compleja, la relación del tipo de granito a un proceso tectónico
específico puede ser materia de dificultad o incertidumbre. A pesar de esto aún es cierto que la
conexión entre tectónica y la generación de granito es real y que los granitos que vemos reflejan
esa conexión a través del tiempo y espacio. Mientras que las principales áreas de conformidad de
granitoides con su fuente y ambiente tectónico son razonablemente bien definidas, las áreas de
incertidumbre se incrementan con acrecentamiento de la complejidad de la región fuente y de las
fuerzas tectónicas conductoras. Debido a esto hay ciertas áreas de la geología de los granitos que
son imperfectamente entendidas dentro de los parámetros del conocimiento actual. Estas son toda-
vía severamente restringidas por la falta de conocimiento detallado suficientemente, en relación
con las fajas graníticas y batolitos, especialmente en el dominio de los granitos corticales. Esta área
necesita ser tratada sistemáticamente y aquellos geólogos afortunados que están trabajando en
tales regiones pueden ver hacia delante a un tiempo interesante.
Este punto de vista, tan simple como se ha establecido arriba, sólo recientemente ha sido aceptado
por la comunidad geológica y es una de las muchas áreas de la geología que se unificado más o
menos por la teoría de la tectónica de placas. Antes del desarrollo de tal teoría los granitos fueron
estudiados por geólogos mayormente dentro de los parámetros de su geología local y regional, la
cual por cierto era extremadamente variada, y entre otras cosas favoreció la controversia del grani-
to desarrollada en el primer capítulo.
Era un estudiante en aquel tiempo y entre mis profesores hubo aquellos que favorecían uno u otro
lado de la controversia. Fue ciertamente una educación liberal, y entre otras cosas estuve expuesto
al trabajo de Kennedy y sus conceptos de tipos de magma basáltico y de una asociación plutónica
volcánica. Estas ideas fueron ciertamente relevantes a la controversia, pero fueron largamente
obviadas, aún cuando el trabajo contemporáneo de Holmes (1944) sobre tectónica global propor-
cionó un marco apropiado para su desarrollo.
A mediados de los sesenta fui enviado a una misión geológica en Perú como geólogo de campo, se
me encargo el cartografiado de varios cuadrángulos, los cuales incluían grandes áreas del Batolito
de la Costa. No tomó mucho tiempo encontrar que el batolito tiene una variación en composición
de gabro a granito, y que las rocas más abundantes eran tonalita y granodiorita. La envoltura
consistía de rocas volcánicas de edad cretácica, solo un poco más antiguas que el batolito, y no
habian rocas metamórficas. Aún las aureolas metamórficas eran restringidas a un metro o algo así,
comúnmente no eran visibles.
96 9 Epílogo
En una de las exposiciones, el concepto de granitos tipo I y S fue emitido por Alan White. Hubo
una discusión bastante fuerte en la cual los principales contribuidores fueron Wallace Pitcher y
Paul Bateman. En la totalidad la audiencia fue pensante e interesada, pero de bastante y profundo
fundamento y como puede imaginarse dio lugar a discusiones considerables durante las excursio-
nes posteriores. La mayoría de nosotros sólo nos enteramos completamente de las implicancias del
concepto cuando fue publicado el artículo en las actas de la reunión (Chappell, B.W. & White,
A.J.R, 1974).
Es difícil decir en retrospectiva cuales fueron mis ideas en esta interrogante, pero recuerdo haber
escrito en un reporte de visita algo como «puede haber alguna cosa en ello» lo cual pienso reflejaba
justamente las opiniones de la mayoría de nosotros. En efecto el concepto ha remplazado la anti-
gua «controversia del granito» y alguna gente puede pensar que la ha restituido en forma diferente.
Relacionando los diferentes «tipos de granitos» a diferentes regiones fuente de diferente composi-
ción, Chappell y White resucitaron el debate y lo transformaron y ha sido el tema dominante de la
geología de granitos en las últimas décadas.
Ciertamente con respecto a los tipos S el vínculo con material de fuente metasedimentaria ha sido
ahora demostrada en un número de casos. Barbero & Villaseca, 1992, Brown, 1979, Litherland et.
el., 1994 y Sawyer, 1992, han descrito granitos en asociación con migmatitas segregando y for-
mando plutones. Estos estudios han demostrado que la generación de granitos de esta clase actual-
mente ocurre en terrenos con alto grado de metamorfismo y que estas ocurrencias de pequeña
escala, se ha mostrado que se unen en plutones los cuales están emplazados a nivel alto. El plutón
Cancale en Bretaña es uno de tales ejemplos (Brown, 1979). También se ha encontrado que grani-
tos tipo S con relictos abundantes de un protolito metamórfico pueden ser de dimensiones batolíticas
(Litherland et. al., 1994). Ejemplos como estos demuestran que el concepto de Read es correcto
para granitos de éste tipo. No obstante, para las diversas categorías de granitoides tipo I, la co-
nexión directa con una región fuente no puede ser demostrada satisfactoriamente por métodos de
campo clásicos.
Parecería que los tipos I, en general fueron generados a niveles corticales más profundos y se
separaron de sus regiones fuente a grados más altos que en el caso de algunos tipos S. En conse-
cuencia, es sólo posible inferir la naturaleza de la probable región fuente mediante estudios
geoquímicos e isotópicos. Afortunadamente tales métodos de investigación son ahora muy difun-
didos y han contribuido a la resolución de esta interrogante. Las regiones fuente comunes para los
granitoides tipo I son la corteza inferior basáltica o la cuña del manto en las zonas de subducción.
Es solamente la generación más reciente de geólogos la cual ha tenido la buena fortuna de tener
acceso a los métodos más modernos de investigación geológica en cualquier tema, en una forma
de rutina. El uso de métodos isotópicos, geoquímicos y geofísicos se ha desarrollado en los
últimos 30 años. Antes de ello los geólogos tuvieron que basarse en su mayor parte en los méto-
dos de geología clásicos, lo cual en palabras de una autoridad fue «juntar cada indicio posible,
trepar en un limbo, y adivinar» (Ardrey, 1961). Muchas de estas conjeturas han sido confirma-
das por métodos más rigurosos, posteriores, aunque otros han pasado ahora al reino del folclore
geológico.
9 Epílogo 97
Cuan diferentes pueden ser estas conjeturas, es ilustrado por el abismo conceptual separando aque-
llos quienes creyeron en la deriva continental, y aquellos quienes la negaban. El concepto original
propuesto por Wegener (1924) fue basado en el encaje aparente de las costas opuestas de Africa y
Sudamérica, junto con ciertas similitudes geológicas en ambos lados del Océano Atlántico. Estas
fueron elaboradas sistemáticamente por DuToit (1937) quien ensambló diferentes cabos de evi-
dencia geológica tal como la dispersión de los depósitos glaciales de Gondwana, cuencas de car-
bón, la ubicación de mesetas de basalto en sustento del modelo. Esta evidencia fue descartada por
los oponentes de la hipótesis, algunos de ellos construyeron puentes de terrenos completamente
hipotéticos a través de los océanos, con la finalidad de explicar la ocurrencia de faunas fósiles
idénticas de edad Paleozoica inferior, en continentes ampliamente separados y otros hicieron cál-
culos matemáticos los cuales «probaron» que no había mecanismo concebible adecuado para ge-
nerar la separación propuesta.
Otros geólogos estuvieron generalmente más dispuestos a favor del concepto de deriva. En verdad
Holmes (1944) en su influyente trabajo para estudiantes de geología del primer año, justo propuso
la generación de corteza oceánica nueva como resultado de la convección del manto. Su modelo
mostró penachos de manto ascendentes situados a lo largo de las cordilleras meso oceánicas pro-
duciendo corteza oceánica basáltica, nueva, con la corteza oceánica más antigua descendiendo
debajo los arcos de islas y continentes del circulo del Pacífico para producir fajas orogénicas.
Parece asombroso ahora que el concepto de tectónica de placas no se desarrolló a partir de tal base,
pero ha tenido que esperarse más de un cuarto de siglo para que el cartografiado geofísico del piso
oceánico y el reconocimiento de erupciones basálticas magnetizadas normal e inversamente, per-
mitan que sean apreciadas totalmente las implicancias de la expansión del piso oceánico.
Todos sabemos ahora que levantamientos geofísicos del piso oceánico permitieron la identifica-
ción de expansión de los fondos marinos y la teoría de tectónica de placas. Una victoria fundamen-
tal para los empíricos. La lección para todos nosotros es, yo pienso; respetar la evidencia geológica
sea cual fuere la forma que pueda tomar.
El concepto de tectónica de placas ha probado ser muy fuerte y virtualmente cada aspecto de
geología es ahora visto rutinariamente dentro de tal luz. No tiene sentido excluir a los granitos,
desde que ellos son sino uno de muchos procesos inducidos en acción y siguiendo una secuencia
de desarrollo rítmico dentro de una armazón más amplia de convergencia de placas o extensión.
Por estas razones estoy feliz de seguir a Pitcher (1978, 1983) quien adoptó primero y expandió la
nomenclatura de Chappell & White para concordar con los patrones burdos de la convergencia de
placas. Aunque estos patrones son esencialmente simples pueden ser extremadamente complejos.
Es posible encontrar granitos tipo S en regiones andinas y hay muchos otros ejemplos de ocurren-
cias anómalas aparentemente. Sin embargo, en la mayoría de casos hay generalmente una explica-
ción racional para las ocurrencias. No es actualmente obligatorio para los geólogos usar la nomen-
clatura I y S. Todavía no la hemos incluido en el sistema de pensamiento. Aquellos, quienes por
cualquier razón pueden estar en desacuerdo con el concepto, están en libertad perfecta de usar los
sistemas intentados y probados de geología clásica los cuales ahora proporcionan comúnmente un
cuadro muy completo de la naturaleza y origen de la mayoría de granitos.
Cierto es, estoy seguro que la tectónica de placas esta aquí para permanecer. Dentro de tal concepto
el sistema I – S expandido sobrevivirá o no. Mientras tanto cada geólogo debe estar capacitado
para seguir sus instintos o prejuicios, teniendo respeto por los datos.
Aunque la tectónica de placas es ahora bien establecida como la máquina principal para la activi-
dad geológica de nuestro planeta, parece que no siempre fue así. Para la mayor parte del Proterozoico
parece haber estado en suspenso, o haber estado sólo esporádicamente activa. Entre 2000 y 1000
millones de años la Tierra experimento un periodo prolongado de estabilidad en la dinámica cortical
98 9 Epílogo
acompañada por la estabilidad en el clima. Varios geólogos y más recientemente Brasier & Lindsay
(1998) han sugerido que fue este periodo largo de calma el cual permitió el desarrollo de células
eucarióticas vía la simbiosis de los diversos elementos procarióticos en los océanos Proterozoicos
y luego la explosión biológica a inicios del Cambriano. No se entiende en la actualidad porque la
Tierra debió haber estado tan estática durante aquel periodo, pero para los geólogos del granito es
interesante encontrar que mucha de la actividad ígnea durante tal tiempo es representada por gra-
nitos rapakivi y anortositas estratificadas, en vez de asociaciones de arcos volcánicos con los cua-
les la mayoría de nosotros estamos familiarizados.
Pocos de nosotros somos del calibre intelectual de los participantes en la controversia del granito y
no debemos estar demasiado asustados de cometer errores. Cualquier geólogo de campo esta suje-
to a hacer juicios equivocados en algún tiempo u otro. Ese es el riesgo ocupacional de nuestra
profesión. Esto pasa por la complejidad de los datos en si mismos, los cuales pueden ser inadecua-
dos para formar un juicio definitivo y en algunos casos pueden ser engañosos. Por ejemplo no
mucha gente pudo haber predicho a partir de la evidencia de campo que la infraestructura
metamórfica de los complejos nucleados serían realmente más jóvenes que la cobertura. Este pue-
de ser un ejemplo algo extremo, pero la evidencia de campo puede ser a menudo muy difícil de
interpretar correctamente, aún se harán juicios por más que las interpretaciones puedan ser califi-
cadas.
Cuando hacen trabajo de campo, los geólogos de todas las disciplinas operan dentro de los parámetros
de la geología clásica, los cuales a pesar de los comentarios de Ardrey (1961) mencionados ante-
riormente, nos han servido generalmente tal cual. La mayoría de este libro ha sido dedicado a la
delineación de estos métodos ya que están relacionados al estudio de los granitos en el dominio de
su ocurrencia natural. Las observaciones de campo acumuladas constituyen una armazón de cono-
cimiento el cual progresivamente constriñe las áreas de incertidumbre. Hoy en día es posible abor-
dar muchas de estas áreas ya que se tiene disponible tecnología apropiada, aún cuando los recursos
humanos y financieros que emplean, a menudo son reducidos, debido a que los granitos no tienen
un rango alto en la escala de prioridades de la humanidad.
Pienso que es probablemente imposible para un simple individuo conocer todo acerca de la geolo-
gía de granitos, y los procesos numerosos los cuales afectan a los granitos durante su generación y
emplazamiento. Esto tiene que reconstruirse por un trabajo de detective basado en estudios de
campo y laboratorio, en combinación con trabajo experimental designado a simular los criterios
observados. Este es un encargo bastante exagerado considerando la complejidad de factores que
evolucionan independientemente, involucrados en la formación aún del granito más simple.
Probablemente he visto y cartografiado más granitos que la mayoría de geólogos, pero hay áreas
completas de la geología de granitos de las cuales no tengo experiencia directa. Hasta hace muy
poco no habia visto nunca un granito con cordierita, una deficiencia la cual ahora ha sido remedia-
da por la amabilidad de mis amigos españoles. Más aún, nunca he trabajado con anorogénicos y
alcalinos. Sospecho que la mayoría de geólogos están limitados de modo similar en este aspecto.
No obstante el cuerpo colectivo del conocimiento existente provee de una plataforma para dismi-
nuir las brechas en nuestro conocimiento y la investigación acerca de una teoría comprensiva de la
geología de granitos.
Puede no ser una pesquisa eminente como la investigación por una teoría unificada del universo,
pero es un desafío suficiente que proporciona un objetivo que vale la pena por lo menos otra
generación de geólogos.
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