Este trastorno destaca por la variedad de comportamientos, pensamientos y percepciones
excéntricas que presenta, especialmente su interés por la clarividencia, la telepati ́a o la creencia de tener poderes especiales. Debido a ello, desde fuera proyectan la impresión de ser personas raras y peculiares. Estas rarezas en su comportamiento contribuyen a que se vaya produciendo en su vida un aislamiento social cada vez mayor. Se van distanciando de las relaciones personales e i ́ntimas con los demás, dando lugar a una vida social muy empobrecida y aislada. Sus pensamientos caracteri ́sticos van centrando su vida personal en creencias mi ́sticas o extrasensoriales que le apartan de la realidad social. De esta forma, cuanto más se alejan de otras personas más se aplican a sus propios razonamientos. Prefieren la privacidad y el aislamiento, y mezclan en su mente lo que observan en el ambiente con sus propias ideas extrañ as, dando lugar a interpretaciones curiosas de lo que sucede a su alrededor y a suspicacias y desconfianzas. Les cuesta mucho diferenciar en el ambiente lo relevante de lo accesorio, hacen interpretaciones especiales de sucesos sin ninguna importancia objetiva y lo expresan con un lenguaje también peculiar y artificial. Se ven a si ́ mismos como personas incomprendidas y desamparadas, con sensaciones de falta de sentido en su vida y experiencias de despersonalización o de extrañeza de si ́ mismos. Es más frecuente en varones, y especialmente en aquellos que tienen familiares con diagnóstico de esquizofrenia.
Trastorno dependiente de la personalidad
La caracteri ́stica fundamental es la falta de confianza en si ́ mismos, teniendo una gran necesidad de apoyo y de estima de los demás. Necesitan el aliento, el respaldo y el consejo de sus seres más cercanos en las decisiones diarias. Procuran no contraer responsabilidades adultas, prefiriendo que sean los demás quienes decidan y tomen las responsabilidades. Siempre quedan por delante las necesidades de los demás antes que las propias. Asi ́, son personas cálidas, agradables, que evitan las tensiones y los conflictos con los demás. Este hecho puede ser peligroso para ellos, ya que les puede llevar a exponerse a tareas desagradables con tal de sentir el apoyo de los demás. Sienten un gran temor al abandono o al rechazo emocional de las personas cercanas, de las que dependen emocionalmente, y cualquier supuesto alejamiento les supone una gran intranquilidad. Es frecuente que cuando termina una relación importante busquen inmediatamente otra para conseguir el apoyo y el cuidado que necesitan. En algunas culturas, y a determinadas edades, tener rasgos dependientes es considerado normal o incluso adaptado. Se considera más frecuente en mujeres.