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TEMA 2.
EL DERECHO COMUNITARIO. SUS FUENTES.
LOS REGLAMENTOS, LAS DIRECTIVAS Y LAS DECISIONES.
DIFERENCIAS.
RELACIONES ENTRE EL DERECHO COMUNITARIO Y EL
ORDENAMIENTO JURÍDICO DE LOS ESTADOS MIEMBROS.
LOS PROCEDIMIENTOS DE INFRACCIÓN.
PARTICULARIDADES DEL CASO ESPAÑOL. EL PAPEL DE LAS
COMUNIDADES AUTÓNOMAS.
Las fuentes del Derecho Comunitario son tres, a saber, las fuentes primarias, las fuentes
derivadas o secundarias y las fuentes de Derecho subsidiario.
Las fuentes primarias proceden sobre todo de los Tratados: el Tratado de la UE (TUE) y el
Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE). Estos Tratados enuncian el reparto de competencias
entre la UE y los Estados miembros, y constituyen la base del poder de las instituciones europeas.
Además, el Derecho primario también consta de los Tratados por los que se modifica la UE; los
Protocolos anejos a los Tratados fundacionales y modificativos; y los Tratados de Adhesión.
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2 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
adoptados con arreglo a un procedimiento legislativo, ordinario o especial. Por el contrario, los actos
delegados son actos no legislativos de alcance general que completan o modifican determinados
elementos no esenciales de un acto legislativo. El legislador (Parlamento Europeo y Consejo) puede
delegar en la Comisión los poderes para adoptar este tipo de actos. El acto legislativo delimita los
objetivos, el contenido, el alcance y la duración de la delegación de poderes, así como, llegado el
caso, los procedimientos de urgencia. Además, el legislador fija las condiciones a las que estará sujeta
la delegación, que podrán consistir en la facultad para revocar la delegación, por una parte, y formular
objeciones, por otra. Los actos de ejecución son generalmente adoptados por la Comisión,
competente para ello en el caso de los actos jurídicamente vinculantes que requieren condiciones
uniformes de ejecución. Únicamente en casos específicos debidamente justificados y en el ámbito de
la PESC, el Consejo podrá adoptar actos de ejecución. Cuando el acto de base se adopte con arreglo
al procedimiento legislativo ordinario, el Parlamento Europeo o el Consejo podrán indicar a la Comisión
que un proyecto de acto de ejecución excede las competencias de ejecución establecidas en el acto
de base. En tal caso, la Comisión debe revisar el proyecto de acto de ejecución.
Los que figuran en la nomenclatura del art. 288 del TFUE. Se trata de actos típicos que puede
ser obligatorios (se deben motivar haciendo referencia a los Tratados como los reglamentos,
las directivas y las decisiones) y no obligatorios (dictámenes y recomendaciones).
Los que no figuran en la nomenclatura del art. 288 del TFUE. Se trata de actos atípicos que
se encuentran previstos en otras disposiciones de los Tratados o bien se derivan de la práctica
institucional. Estos actos tienen un ámbito de aplicación político, aunque por lo general no
tienen un efecto jurídico vinculante.
- Actos atípicos previstos en los Tratados: reglamentos internos de las instituciones de
la UE. Determinan la organización, el funcionamiento y las normas de procedimiento
internas. Sólo son vinculantes para la institución en cuestión.
- Actos atípicos no previstos en los Tratados: cada una de las instituciones de la UE ha
desarrollado una serie de instrumentos en el marco de su propia actividad. Así, el
Parlamento Europeo se expresa mediante resoluciones o declaraciones; el Consejo
adopta conclusiones, resoluciones u orientaciones; y la Comisión aprueba
comunicaciones para presentar nuevos programas políticos, libros verdes cuyo objetivo
es lanzar consultas públicas y recabar la información necesaria para poder elaborar una
propuesta legislativa y libros blancos que detallan dichas propuestas.
En virtud del principio de atribución, los actos se basan en un fundamento jurídico del TUE o
del TFUE que corresponda al ámbito en el que las autoridades europeas desean intervenir. Si no
existe una base jurídica precisa, pueden recurrir a la cláusula de flexibilidad (art. 352 del TFUE) que se
refiere a las competencias subsidiarias de la UE. Los actos unilaterales aprobados por las instituciones
europeas están sujetos al control jurisdiccional del TJUE.
Por lo que se refiere al aspecto formal, los actos están sujetos a la obligación de vistos, en
referencia al fundamento jurídico en el que se basan (antes de la motivación y de la parte dispositiva y
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precedidos del término “Visto”) y de motivación (entre los vistos y la parte dispositiva, y precedidos
por la expresión “Considerando lo siguiente”).
Por lo que se refiere a la publicidad, los actos deben publicarse en el Diario Oficial de la UE
(DOUE). En algunos casos, como la decisión, se notifican también a los destinatarios. Por lo que se
refiere a la entrada en vigor, se produce en principio el día de la notificación o de la publicación en el
DOUE. De forma excepcional, los actos pueden prever una entrada en vigor posterior al vigésimo día
siguiente al de la publicación. También pueden prever una fecha de aplicación posterior a la fecha de
entrada en vigor.
Los actos convencionales son fruto de un acuerdo de voluntades celebrado por las instituciones
europeas entre sí o con un tercero. Generan derechos y obligaciones pero a diferencia de los actos
unilaterales, no se derivan de un procedimiento legislativo ni de la sola voluntad de una institución.
Acuerdos internacionales
Son los acuerdos celebrados entre la UE, por un lado, y un país u organización tercera por otro.
El art. 216 del TFUE enumera los casos en los que la UE puede celebrar estos acuerdos. Además, los
acuerdos internacionales deben aplicarse obligatoriamente en toda la UE. Tienen más valor que los
actos unilaterales del Derecho derivado, que en consecuencia, deben respetarlos. Destacan:
Acuerdos interinstitucionales
El Derecho subsidiario reúne las fuentes no escritas del Derecho europeo de origen
jurisprudencial. El TJUE utiliza esas fuentes como normas jurídicas en caso de insuficiencia del
Derecho primario y/o derivado. Tales fuentes comprenden los principios generales del Derecho y las
normas del Derecho internacional público. En cuanto a los derechos fundamentales,
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considerados durante mucho tiempo por el TJUE como principios generales del Derecho, tienden a
convertirse progresivamente en elementos de Derecho primario.
El Derecho internacional constituye también una fuente de inspiración del TJUE para elaborar
sus principios generales del Derecho. Tal es el caso, por ejemplo, de los principios de:
Son fuentes no escritas establecidas por la jurisprudencia del TJUE. Esos principios han
permitido al TJUE establecer normas en distintos ámbitos respecto a los cuales los Tratados guardan
silencio, por ejemplo, en materia de responsabilidad extracontractual de la UE. Los principios
generales del Derecho pueden ser:
La jurisprudencia del TJUE respecto a los principios generales del Derecho comunitario se
basa en los siguientes principios generales:
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Antes de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Carta de los Derechos Fundamentales, el
CEDH y las tradiciones constitucionales de los Estados miembros formaban parte del Derecho de la
UE como principios generales del Derecho. Después, el Tratado de Lisboa consagró la fuerza
vinculante de la Carta de los Derechos Fundamentales en los Tratados constitutivos. En
consecuencia, el art. 6 del TUE le atribuye el mismo valor jurídico que los Tratados. La Carta de los
Derechos Fundamentales se ha convertido pues en una fuente de Derecho primario de la UE.
Por otro lado, el art. 6 del TUE mantiene el CEDH y las tradiciones constitucionales de los
Estados miembros como fuente de principios generales del Derecho. En caso necesario, el TJUE
puede remitirse a estos principios para completar los derechos fundamentales protegidos por la Carta.
Dicho artículo también prevé la posibilidad de que la UE se adhiera al CEDH. El acuerdo en relación
con dicha adhesión deberá ser adoptado por unanimidad por el Consejo Europeo y ratificado por todos
los Estados miembros. Además, se adjuntó a los Tratados un Protocolo para la adhesión de la UE al
CEDH. Este protocolo señala que la posible adhesión de la UE no deberá modificar sus competencias,
ni afectar a las atribuciones de sus instituciones.
El Reglamento forma parte del Derecho derivado unilateral, es decir, el que sólo es imputable a
la voluntad de la autoridad de la UE. Se menciona en el art. 288 del TFUE, donde se enuncia que
“tendrá un alcance general. Será obligatorio en todos sus elementos y directamente aplicable en cada
Estado miembro”.
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6 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
aunque el Reglamento contempla categorías generales de personas también puede, sin embargo,
limitarse a círculos de categorías de personas. Así, y aunque en el momento de publicar un acto se
haya podido determinar el número o incluso la identidad de las personas en cuestión, se tratará de un
Reglamento.
Las autoridades europeas, por su parte, también pueden adoptar medidas de ejecución: los
Reglamentos de aplicación. Este tipo de Reglamento se define en los art. 164 y 178 del TFUE,
relativos a los reglamentos de aplicación del FSE y del FEDER. Se trata de actos jurídicos cuya
validez depende del “Reglamento de base”. Mientras que el Reglamento de base establece las
normas esenciales, el de aplicación organiza las disposiciones técnicas.
La Directiva es un acto obligatorio de alcance general. En efecto, el art. 288 del TFUE
enuncia que la Directiva es obligatoria. Al igual que el Reglamento y la Decisión, es vinculante para los
Estados miembros destinatarios y lo es en todos sus elementos; en consecuencia, no puede aplicarse
de forma incompleta, selectiva o parcial. La Directiva se distingue del Reglamento en que ésta primero
debe ser transpuesta. En consecuencia, la Directiva no incluye modalidades de aplicación; tan solo
impone una obligación de resultado a los Estados miembros. Por otro lado, la Directiva se distingue de
la Decisión en que se trata de un texto con un ámbito de aplicación general destinado al conjunto de
los Estados miembros.
El art. 289 del TFUE especifica que la Directiva es un acto legislativo si se adopta tras seguir un
procedimiento legislativo. En un principio, la Directiva es objeto de una propuesta de la Comisión.
Después es aprobada por el Consejo y el Parlamento Europeo siguiendo el procedimiento legislativo
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ordinario o un procedimiento legislativo especial. La Directiva entra en vigor una vez notificada a los
Estados miembros o publicada en el Diario Oficial.
La Directiva es un acto jurídico que debe ser transpuesto. En efecto, se trata de un acto
jurídico que presenta dos facetas: la Directiva propiamente dicha, que emana de las instituciones
europeas; y las medidas nacionales de ejecución, que adoptan los Estados miembros. En principio, la
entrada en vigor no implica un efecto directo en las legislaciones nacionales. Para ello es necesaria
una segunda operación, la transposición, que es un acto adoptado por los Estados miembros
consistente en la aprobación de medidas nacionales destinadas a ajustarse a los resultados fijados por
la Directiva. Las autoridades nacionales deben comunicar estas medidas a la Comisión.
Soluciones desarrolladas para evitar la incorrecta transposición de las Directivas:
En principio, la Directiva debe transponerse en un plazo establecido por las instituciones (de 6
meses a 2 años). Transcurrido este plazo:
- la Comisión puede pedir al TJUE que condene a los Estados miembros (el incumplimiento de la
sentencia dictada con este motivo puede derivar en una nueva condena que puede concluir en
la imposición de multas);
- en determinadas condiciones, el TJUE también concede a los particulares la posibilidad de
obtener una indemnización derivada de la incorrecta transposición o de una transposición con
retraso de una Directiva (sentencia Francovitch y Bonifaci, de 19 de noviembre de 1991);
- el TJUE considera que la Directiva tiene un efecto directo (es decir, los particulares pueden
alegarla ante el juez).
La Directiva posee un efecto directo vertical al expirar el plazo de transposición. Esto significa
que los particulares pueden alegar el texto contra los Estados miembros ante los tribunales. En
cambio, no tiene un efecto directo horizontal (los particulares no pueden alegar el texto contra otros
particulares ante los tribunales). No obstante, el TJUE ha establecido varias condiciones para que un
particular pueda invocar una Directiva ante los tribunales:
La Decisión es un acto obligatorio que puede tener un ámbito de aplicación general o estar
dirigido a un destinatario concreto. Las Decisiones pueden dirigirse a uno o varios destinatarios,
aunque también es posible que no tengan ningún destinatario concreto.
La Decisión es un acto obligatorio en todos sus elementos según el art. 288 del TFUE. Por
lo tanto, no puede aplicarse de manera incompleta, selectiva o parcial. Pueden dirigirse a uno o varios
destinatarios. En tal caso, tienen un ámbito de aplicación estrictamente individual, y sólo tienen efecto
vinculante para sus destinatarios. Los destinatarios de una Decisión pueden ser los Estados miembros
o particulares. Por ejemplo, la Comisión puede utilizar las Decisiones para sancionar a las empresas
que han cometido abusos de posición dominante.
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8 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
Las Decisiones se adoptan a raíz de un procedimiento legislativo. Por lo tanto, son actos
legislativos adoptados por el Consejo y el Parlamento siguiendo el procedimiento legislativo ordinario o
un procedimiento legislativo especial. En cambio, las Decisiones son actos no legislativos cuando son
adoptadas de forma unilateral por una de las instituciones europeas. En tales circunstancias, las
Decisiones remiten a una norma promulgada por el Consejo Europeo, el Consejo o la Comisión en
casos específicos que no son competencia del legislador.
Para su entrada en vigor, las Decisiones deben notificarse al interesado. En principio, este
procedimiento consiste en el envío de una carta certificada con acuse de recibo. Las Decisiones
también se pueden publicar en el DOUE, pero dicha publicación no exime del envío de la notificación,
que es la única forma posible de hacer el acto oponible frente al destinatario.
Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, las Decisiones ya no tienen que designar
necesariamente a un destinatario. En consecuencia, las Decisiones han adquirido una definición
más amplia, y se han convertido principalmente en el instrumento básico en el ámbito de la PESC. El
Consejo y el Consejo Europeo pueden, de este modo, adoptar decisiones que afecten a:
El Derecho comunitario se conforma como un orden "sui generis", dotado de autonomía con
relación a los ordenamientos nacionales, distinto del orden jurídico internacional y del orden jurídico
interno de los Estados miembros. Fundamentalmente dichos rasgos característicos se manifiestan a
través de sus relaciones con el Derecho propio de cada uno de los Estados miembros.
El principio de primacía garantiza la superioridad del Derecho europeo sobre los Derechos
nacionales. Se trata de un principio fundamental del Derecho europeo. Al igual que el principio de
efecto directo, no está inscrito en los Tratados, pero ha sido consagrado por el TJUE en la sentencia
Costa contra Enel del 15 de julio de 1964. El TJUE declara que el Derecho procedente de las
instituciones europeas se integra en los sistemas jurídicos de los Estados miembros que están
obligados a respetarlo.
"A las reglas comunitarias no es oponible ningún acto unilateral posterior de un Estado
miembro". Esta frase contenida en el fallo sintetiza la doctrina de la primacía del Derecho de la UE
sobre el de los Derechos de los Estados miembros.
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9 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
Derecho europeo se aplica a todos los actos nacionales, independientemente de si fueron adoptados
antes o después del acto europeo en cuestión. Al ser el Derecho europeo superior al Derecho
nacional, el principio de primacía garantiza una protección uniforme de los ciudadanos por parte del
Derecho europeo en todo el territorio de la UE.
La primacía del Derecho europeo sobre los Derechos nacionales es absoluta. Por tanto, todos
los actos europeos con carácter obligatorio se benefician de él, tanto si proceden del Derecho primario
como del derivado. Del mismo modo, todos los actos nacionales están sujetos a este principio, con
independencia de su naturaleza (ley, reglamento, decreto, etc.). Es irrelevante que estos textos
procedan del poder ejecutivo o del legislativo. El poder judicial está igualmente sujeto al principio de
primacía. En efecto, la jurisprudencia nacional debe acatar la de la UE. El TJUE consideró que las
Constituciones nacionales también están sujetas al principio de primacía. Corresponde a los jueces
nacionales no aplicar las disposiciones de una Constitución contraria al Derecho europeo.
Como ocurre con el principio de efecto directo, el TJUE ejerce el control de la correcta
aplicación del principio de primacía. Sanciona a los Estados miembros que no la respetan mediante las
decisiones que dicta sobre los fundamentos de los distintos recursos previstos por los Tratados
constitutivos, en particular, el recurso por incumplimiento.
Los jueces nacionales pueden hacer uso del procedimiento prejudicial, en caso de duda en
cuanto a la aplicación de este principio. En la sentencia de 19 de junio de 1990 (Factortame), el
TJUE indicó que una jurisdicción nacional, en el marco de una cuestión prejudicial sobre la validez de
una norma nacional, deberá suspender inmediatamente la aplicación de esta norma, a la espera de la
solución preconizada por el TJUE y de la sentencia que el órgano jurisdiccional dicte al respecto en
cuanto al fondo.
El efecto directo o aplicabilidad directa del Derecho europeo constituye, con el principio de
primacía, un principio básico del Derecho europeo. Permite a los particulares invocar directamente el
Derecho europeo ante los tribunales, independientemente de que existan textos en el Derecho
nacional. Garantiza así la aplicabilidad y la eficacia del Derecho europeo en los Estados miembros.
No obstante, el TJUE ha definido varias condiciones para que un acto jurídico europeo sea
directamente aplicable.
El efecto directo del Derecho europeo fue consagrado por el TJUE en la sentencia Van Gend
en Loos del 5 de febrero de 1963. El TJUE declara que el Derecho europeo no solo genera
obligaciones para los Estados miembros, sino también derechos para los particulares. En
consecuencia, los particulares pueden alegar estos derechos e invocar directamente normas
europeas ante las jurisdicciones nacionales y europeas. Por lo tanto, no es necesario que el Estado
miembro recoja la norma europea en cuestión en su ordenamiento jurídico interno.
El efecto directo reviste dos aspectos: un efecto vertical y un efecto horizontal. Según el tipo de
acto en cuestión, el TJUE admite o el efecto directo completo, es decir, un efecto directo horizontal y
un efecto directo vertical, o el efecto directo parcial, que se limita al efecto directo vertical.
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10 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
Por cuanto al Derecho primario se refiere, es decir, los textos más importantes del
ordenamiento jurídico europeo, en la sentencia Van Gend en Loos el TJUE sentó el principio del efecto
directo. No obstante, indicó como condición que las obligaciones deben ser precisas, claras,
incondicionales y no requerir medidas complementarias, tanto de carácter nacional como europeo.
El principio de efecto directo también se aplica a los actos procedentes del Derecho derivado.
No obstante, el ámbito de aplicación del efecto directo depende del tipo de acto:
Con arreglo al Tratado de Lisboa, todas las propuestas legislativas de la UE tienen que
enviarse a los Parlamentos nacionales. Se instaura un sistema de alerta precoz y cualquier
Parlamento nacional dispone de 8 semanas para manifestarse si considera que la UE debe abstenerse
de intervenir en un determinado proyecto. En caso de que suficientes Parlamentos nacionales
presenten objeciones, la propuesta puede ser modificada o retirada. Este sistema de alerta precoz da
a los Parlamentos nacionales un papel importante a la hora de garantizar que la UE no se exceda en
sus atribuciones ni se ocupe de asuntos que puedan abordarse mejor a escala nacional, regional o
local (principio de subsidiariedad).
Una nueva iniciativa ciudadana significa que un Millón de personas (de una población de 500
Millones) de un conjunto de Estados miembros alcanzando un número mínimo de firmantes en cada
uno de ellos puede solicitar a la Comisión, mediante una petición, que presente nuevas propuestas
legislativas.
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11 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
La Comisión tiene por misión garantizar la aplicación del Derecho de la UE. La Secretaría
General participa en la gestión de las actividades de la Comisión en el campo de las ayudas estatales
y las infracciones, lo cual incluye la notificación de las medidas nacionales de transposición de las
Directivas. Además, es la responsable de las normas y prácticas de procedimiento en dicho campo. La
Secretaría General gestiona la toma de decisiones en relación con las infracciones que haya
constatado a raíz de una denuncia o por iniciativa propia. Entre estas infracciones se encuentran las
debidas a la no comunicación de las medidas nacionales de ejecución de las Directivas. También
gestiona la toma de decisiones en relación con las ayudas estatales cuya concesión haya constatado
a raíz de una denuncia o por iniciativa propia.
4.2. Infracciones
Se entiende que hay incumplimiento cuando los Estados no cumplen sus obligaciones con
arreglo al Derecho de la UE, ya sea por acción o por omisión. Por “Estado” se entiende el Estado
miembro que infringe el Derecho de la UE, sea cual sea la autoridad (Central, Regional o Local)
responsable del incumplimiento.
El recurso al TJUE inicia la fase contenciosa. Según reiterada jurisprudencia del TJUE, la
Comisión tiene potestad discrecional para iniciar el procedimiento de infracción, recurrir al TJUE y
decidir en qué momento lo hace.
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12 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
Estado que considere contraria a una disposición o principio de Derecho de la UE. El denunciante no
tiene por qué demostrar sus intereses en el asunto. Tampoco debe demostrar que la infracción que
denuncia le afecta grave y directamente. Ahora bien, sólo se admiten denuncias por infracción del
Derecho de la UE por parte de Estados y no en contenciosos privados.
Las denuncias deben formularse por escrito mediante carta, fax o correo electrónico. El
expediente de denuncia debe ser completo y exacto en lo que respecta a los hechos que se imputan al
Estado, las gestiones que se hayan realizado y, en la medida de lo posible, las disposiciones del
Derecho de la UE que a juicio del denunciante se hayan infringido, así como, en su caso, la presencia
de financiación de la UE. Los documentos que notifican medidas o prácticas contrarias al Derecho de
la UE en los Estados se examinan en el plazo de 1 mes para determinar si constituyen una denuncia.
Todos los escritos dirigidos a la Secretaria General de la Comisión son objeto de un primer acuse de
recibo en el plazo de 15 días hábiles a partir de su recepción. En caso de duda sobre la naturaleza de
un escrito, la Secretaria General consultará a los departamentos competentes en un plazo de 15 días
naturales a partir de su recepción. La Secretaria General consigna en su base de datos todos los
escritos que puedan ser objeto de instrucción. El análisis en cuanto al fondo del asunto es
competencia de las Direcciones Generales y los Servicios de la Comisión. Cuando se formulen
denuncias múltiples por un mismo motivo, se asignará un número de registro único.
2) Tramitación
Tras la recepción de una denuncia, puede ser necesario obtener información adicional para
aclarar lo ocurrido y determinar las cuestiones de Derecho que afectan al expediente. En caso de que
la Comisión tenga que ponerse en contacto con las autoridades del Estado denunciado, sólo revelará
la identidad del denunciante si éste se lo autoriza expresamente. Cuando sea preciso, se pedirá al
denunciante que proporcione más información. Una vez analizados los hechos, los Servicios de la
Comisión podrán apreciar, a la luz de las normas y prioridades establecidas por la institución para el
inicio y la continuación de los procedimientos de infracción, si debe o no darse curso a la denuncia.
Si la Comisión considera que puede existir una violación del Derecho de la UE que justifique el
inicio del procedimiento de infracción, remitirá al Estado una "carta de emplazamiento", invitándole a
comunicar sus observaciones en un determinado plazo de tiempo. El Estado denunciado tendrá que
definir su posición sobre las razones de hecho y de derecho por las que la Comisión ha decidido iniciar
el procedimiento de infracción. A falta de respuesta, o en función de cuál sea el contenido de ésta, la
Comisión podrá enviar un "dictamen motivado" en el que expondrá las razones por las que
considera que se ha infringido el Derecho de la UE, exigiendo al Estado que lo cumpla en un plazo
determinado (normalmente de 2 meses). Estos contactos tienen por objeto determinar si se ha
producido realmente una infracción del el Derecho de la UE y, en caso afirmativo, rectificar la situación
sin tener que recurrir al TJUE. En atención a la respuesta que reciba, la Comisión también podrá optar
por abandonar el procedimiento de infracción, por ejemplo si el Estado se compromete a modificar su
legislación o sus prácticas administrativas. La mayoría de los casos logran resolverse de este modo.
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4) Garantías administrativas
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14 Parte Segunda. TEMA 2. EL DERECHO COMUNITARIO.
Sólo en caso de que la vigencia de un Reglamento exigiera modificar otras normas para la
plena eficacia de éste, sería preciso dilucidar si la competencia corresponde al Estado o a las
Comunidades Autónomas, de acuerdo a los art. 148 y 149 de la Constitución y los respectivos
Estatutos de Autonomía. El estudio de la posición del ordenamiento interno frente al Derecho
comunitario debe partir de las disposiciones básicas de los correspondientes bloques jurídicos: la
Constitución y los Estatutos de Autonomía. Los Estatutos de Autonomía sí incorporan artículos que, en
una primera aproximación, podrían legitimar la participación autonómica en la aplicación del Derecho
comunitario.
Las infracciones y sanciones del Derecho comunitario terminan siendo, bien interiorizadas por
nuestras propias normas internas, o bien siendo aplicadas de forma externa pero a la luz de los
principios generales del procedimiento administrativo sancionador antes comentados.
Las infracciones y sanciones descritas en el Derecho Comunitario son indisponibles para los
Estados miembros; la primacía del Derecho Comunitario conlleva la consecuencia de que lo que se
dicte en Bruselas es directa y prioritariamente aplicable en cualquier parte de España.
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