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En todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas (El Quijote II 13)

PUNTO DE VISTA

CORTINAS DE HUMO BLANDO


Por Ricardo Villa Sánchez

Es más fácil resolver los problemas, sin acudir a la violencia física. De esta
reflexión parte la caja de Pandora. Si uno le hace seguimiento a los
acontecimientos que han puesto en el centro del debate en los últimos
meses, para después detener las propuestas y pasar a otra agenda
conveniente, en la que siempre aparece un Dr. Jekyll, un Mr. Hyde y
un Hood Robin, ─que le esquilma a los pobres para enriquecer más a los
opulentos─, ve con más claridad los intereses y estrategias de establecer
una nueva versión de la política de ‘golpe suave’ o, más bien, al absurdo
auto golpe, con varios ejemplos, entre otros, como la propuesta de IVA a
la canasta familiar, que seguro se cae en el Congreso o si llegara a pasar,
la declararían inconstitucional en el tribunal de cierre; la compra de
baterías antiaéreas, cuando el conflicto armado se terminó con un Pacto
de Paz; ampliar los períodos de alcaldes y gobernadores actuales o
establecer su reelección inmediata; la tragedia anunciada de Hidroituango;
y los ejemplos que faltan o vendrán; cuando lo que, como la serpiente
emplumada, volaría por las sombras, serían los recortes a la justicia social,
el desmonte del Proceso de Paz, la construcción de planes, programas,
proyectos y normas retardatarias, con otras recetas más, para el sueño
erótico de la perpetuación en el poder de los sectores de la caverna, que
irían encaminados, en conjunto, pareciera que a la sustitución de nuestra
democracia.

Campañas de desprestigio, acciones judiciales, pérdida de la intimidad


hasta el punto de convertir a la persona en un “enemigo público”, con otras
formas de represión que incluyen la manipulación mediática, no sólo
mediante encuestas que parecen más sentencias, sino a través de
los mass media o de las fake news en las redes sociales, para generar una
matriz de opinión que le ponga la letra escarlata de corrupto o inmoral al
líder que emerja ─como pasaría en lo local con Caicedo y Martínez y, en
lo nacional, con Petro─; o mediante el bloqueo institucional, la exclusión
política, las sanciones administrativas por encima del mandato popular, la
muerte civil, con las perversas bases de datos, quizás, por ejemplo, como
cuando un banco no le presta dinero para financiar campañas electorales
a un movimiento o partido político creciente, o a su candidato, por estar
reportado en centrales de datos, o cuando el Estado pone trabas para
entregar los necesarios anticipos. En fin, desde lo militar, lo judicial, lo
mediático, lo económico ─remember los contratos basura─ y lo político,
utilizar todas las herramientas necesarias para que las élites sostengan o
recuperen, los espacios de poder; para que se queden con todo.

Plan pistola a líderes de base, con el cuento de terror de las aguiluchas


oscuras y la paradoja de que ya no forman gorilas para torturar sino juristas
para condenar; gobernabilidad, burocracia y presupuesto, sólo para los
sectores gobiernistas; cargas tributarias a los más débiles para que
aumente la informalidad, pierdan poder adquisitivo o compren
contrabando, tal vez para que el Man de a pie, asfixiado, agache la
cabeza, y, en ese sanduche, se dedique al rebusque diario, al gota a gota,
al pago diario, a esclavizarse a los bancos, a trabajar para pagar o para
conseguir el plato de comida, y termine por resistirse al cambio, ser
indiferente o por lamer la bota del opresor, porque no se puede patear la
lonchera; divide et impera con la cooptación de los simpatizantes de
movimientos políticos alternativos, o con el entrenamiento de agitadores
profesionales que rompen las movilizaciones. Desviar la atención de la
gente, inoculando ideas de fraudes electorales y de compra y venta de
votos de los sectores alternativos; válgame Dios, como si los dueños del
gran capital y de los big business, no fueran otros o serían quienes
contarían con la posibilidad de hacerlo. Tal cual aún estuviéramos en la
República Romana, la mujer del cesar no sólo debe serlo sino además
parecerlo o, más bien, padecerlo. De manera que se aparenta fortalecer la
democracia mediante el no uso de la violencia con acciones que no
admitirían críticas, para obtener resultados antidemocráticos, para que la
gente se convenciera de que "América es una vasta conspiración para
hacerte feliz", como alguna vez escribió John Updike

Ablandar, deslegitimar, en el eficaz 'golpe blando' de quienes practican


impunes la estrategia de la combinación de todas las formas de lucha, para
generar el hecho político de un vacío de poder o de una fractura
institucional o de producir un ficticio desencanto hacia la oposición, hacia
la movilización social en defensa del bienestar general, del buen vivir, de
la libertad y de la dignidad, a través de generar condiciones de miedo,
percepción de inseguridad e indignación, hasta el punto de criminalizar a
la protesta, de judicializar a los detractores; o en el caso de los dirigentes
políticos, anticipando pruebas de supuestos hechos de violencia o de
corrupción, o generando rumores, hasta con prejuzgamientos de
operadores de justicia; confrontación mediática, batalla jurídica, control
administrativo y policial, hasta debates políticos desequilibrados,
enfrentando a las mayorías gobiernistas, con las voces de golondrinas en
verano de la oposición, ─que muchas veces prefieren inflarse de ego y de
sectarismo, antes de aliarse con su compañero─ e incitando al rechazo
ciudadano.

Bajo la premisa de la defensa de la democracia y la libertad, se mantienen


los poderes hegemónicos, en el anhelo de un mundo de la vida
homogéneo, proclive a preservar privilegios, a segmentar a la sociedad y
a concentrar la riqueza: todo un cóctel de las fases del Jiu-Jitsu político de
Gene Sharp que, en últimas, puede lograr el fin perverso de borrar del
mapa político los avances ─y conexiones con la gente─ de las fuerzas
alternativas; los liderazgos y los procesos, para sembrar la idea del temor
a ser un individuo que ejerce su ciudadanía, goza y defiende sus derechos
y se une en propósitos comunes que generan esperanza. En últimas, evitar
que la multitud despierte y frenar las bolas de nieve, para poder encauzar
el descontento ciudadano, hacia las cortinas de humo blando, mientras,
por debajo de la mesa, se cuecen las habas, que posibilitan mantener las
cosas como están.

@rvillasanchez

Santa Marta, 9 de noviembre de 2018.

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