Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
SUMARIO:
I.- Presentación. II.- Algunas soluciones (teorías). a. Teoría
psicológica de la culpabilidad. b. Teoría normativa de la
culpabilidad. c. El finalismo. d. La tesis de Roxin. e. La tesis de
Jakobs. f. La teoría del dominó. g. Culpabilidad y motivación por
la norma. h. Imputación personal (Tesis de Mir Puig). i.
Planteamiento empírico normativo de la culpabilidad. j.
Culpabilidad penal como síntesis de la culpabilidad por el acto y
por la vulnerabilidad (tesis de Eugenio Raúl Zaffaroni). k.
Teoría del sujeto responsable. III. Concepción personal. IV.
Conclusiones.
I.- Presentación
1
(*) Este artículo se publicó en: José Urquizo Olaechea (dir.) & Nelson Salazar Sánchez (coord.), Modernas
Tendencias de Dogmática penal y Política criminal, Libro Homenaje al Dr. Juan Bustos Ramírez , edit.
Idemsa, 2007, pp. 991. En esta oportunidad se presenta con algunos cambios.
(**) Profesor principal de la UNMSM, profesor en la Unidad de Postgrado de la USMP, Decano de la
Facultad de Derecho de la Universidad Privada San Juan Bautista.
Liszt, Franz von . (s/f). Tratado de Derecho Penal T. II. Traducido de la 20° edición alemana por Luis
Jiménez de Asúa y adicionado al Derecho Penal Español por Quintiliano Saldaña. Madrid. Instituto Editorial
Reus S.A. para el profesor von Liszt: “Culpabilidad, en el más amplio sentido, es la responsabilidad del autor
por el acto ilícito que ha realizado” p. 387. Roxin, Claus. (1998). Dogmática Penal y Política Criminal.
Traducción de Manuel Abanto Vásquez. Lima-Perú. Editorial IDEMSA. En el artículo: Acerca de la
consolidación político criminal del sistema de Derecho Penal, menciona lo siguiente: “(...) la categoría de la
responsabilidad tiene que resolver el problema de bajo que presupuestos el autor puede ser hecho
penalmente responsable por un injusto realizado por él” p. 32. Mir Puig, Santiago. (2004). “Culpabilidad e
imputación personal en la teoría del delito”, en: Manual de Derecho Penal (Estudios Modernos).
Fundamentos Doctrinales de Derecho Penal. Lima-Perú. Editorial El Progreso (compilador). En su opinión:
“(...) la expresión imputación personal tiene la ventaja de que deja más claro que, en esta segunda parte de la
teoría del delito, se trata sólo de atribuir (imputar) el desvalor del hecho penalmente antijurídico a su autor: no
se castiga una “culpabilidad” del sujeto, sino que sólo se exige que el hecho penalmente antijurídico, lo único
que el Derecho desea prevenir (si puede), sea imputable penalmente al autor”, p. 363. Véase también la cita
de pie de pág. 1. Las negritas son nuestras para resaltar los términos utilizados que poseen las mismas
magnitudes de contenido en Derecho penal.
2
- Dentro del sistema de relaciones sociales, surgen representaciones sociales, esto es,
formas o modelos sociales aceptados y tolerados [beber alcohol, fumar tabaco];
estas se distinguen de conductas no toleradas o rechazadas en el marco del sistema
de relaciones sociales: violación sexual, injuria, robo, estafa e incluso supuestos de
menor intensidad como es la mentira, la descortesía y otros. En ambas situaciones el
punto central viene dado por los procesos de comunicación [el hecho del sujeto en
relación a terceros]. Cada sujeto tiene una representación social que se verifica en el
proceso de comunicación que él establece. Así, quién fuma tabaco asume la
posibilidad de enfermarse [cáncer], esto es, afectar su salud. Su hecho no tiene
relevancia penal por mucho que afecte sus pulmones. Pero, se le puede atribuir a él
una “responsabilidad” por el hecho de fumar y afectar su salud. Esto, es a nadie se
le ocurre en este caso pensar en otro culpable. El funcionario negligente tiene culpa
[culpabilidad] por retrasar los trámites solicitados por los ciudadanos o retrasar los
proyectos con consecuencias sociales y económicas importantes, pero, no es un
tema que le compete al Derecho penal, a lo más al Derecho administrativo. Por tal
razón, la idea de culpa [culpabilidad] no es diferente en uno u otro caso y la
fundamentación tampoco lo es. Lo único diferente es la “magnitud” y la penal por
su propia naturaleza y consecuencias jurídicas es la más extrema, por la misma
razón, se muestra en este sentido apegada a criterios de ponderación con distintas
percepciones: la culpabilidad penal asume al sujeto en su integridad, entonces:
imputable; el hecho debe ser típico y antijurídico; se debe descartar cualquier causa
de inculpabilidad. Sin embargo, hasta aquí no se establece el fundamento mismo de
la culpabilidad. Cuando se habla de culpabilidad, se habla de consecuencias, el que
fuma asume posible cáncer en los pulmones, el funcionario negligente asume la
sanción administrativa por su comportamiento. El derecho penal declara la
culpabilidad para fundamentar la pena [la consecuencia jurídica]. Pero, la esencia
misma del fundamento de culpabilidad aún no aparece.
- La culpabilidad como juicio de valor es el ejercicio de la potestad del poder estatal.
Entonces, el ciudadano se coloca frente al Estado en posición antagónica y
viceversa. Esta situación requiere establecer límites o contenidos asignados
previamente. La culpabilidad siempre ha existido es prejurídica, en cuanto su
referente surge de los modelos sociales imperantes en una sociedad determinada que
a su vez orienta la conducta de los sujetos, esto es, nos encontramos ante una
representación social con responsabilidad4. Incluso, siendo la conducta criminal una
conducta con connotación social, esta no puede desgajarse sin más, es decir, el
Derecho penal la subsume, la valora y la vuelve a valorar con categorías y reglas
jurídicos penales; sin embargo ello no impide mantener la concepción del sujeto
como hombre concreto, con todos los añadidos que le corresponden derivados de su
dignidad como persona [que en el terreno de la aplicación del Derecho impide la
aplicación de penas crueles, la tortura, penas carentes de proporcionalidad o
irrazonables]5 .
- La valoración de la culpabilidad viene dado por la norma penal en concreto; por tal
razón no es de extrañar que en referencia a la persona humana se haya puesto el
acento en la libertad, en la capacidad de motivación y otras. La valoración sobre el
sujeto incide en la aplicación de la pena, esto es, el sujeto no es culpable como
sujeto mismo, la culpabilidad esta en relación al hecho. Entonces, al momento de
determinar la pena y en referencia al sujeto se considera todo un cúmulo de
situaciones importantes. El Código Penal Peruano en el artículo 45 y 46 señala lo
que ha denominado: presupuestos para fundamentar y determinar la pena. Tiene
casos como las “carencias sociales”, “cultura y costumbres”, “intereses de la
víctima” y muchos más. Es posible entonces delinear dos situaciones diferentes: por
un lado la determinación de la pena y la referencia al sujeto y por otro el “hecho”
como manifestación típica y antijurídica con contenido propio.
Penal y Criminología 22, 23, 24 y 25 de setiembre de 2004. Lima-Perú. Universidad Nacional Mayor de San
Marcos-Facultad de Derecho, p. 232.
6
Neumann, Ulfried. (2004). “La interpretación ontológica, funcional y ético social del principio jurídico-
penal de culpabilidad”, ob. cit. Señala el autor: “Si la culpabilidad es una entidad, entonces no puede ser
indeterminada; la idea de un ser existente indeterminado es contradictoria. En el ámbito de la teoría de la
medición de la pena, el concepto metafísico de culpabilidad, se corresponde, por ello, sólo con la teoría de la
pena puntual -se acepta, por tanto, que en cada caso concreto a la culpabilidad del autor solo le corresponde
una medida de la pena determinada de manera precisa-. Se rechaza expresamente la concepción de que la
exigencia de la adecuación de la culpabilidad permite un espacio de juego en la medición de la pena”. p. 137.
7
La tesis de la vulnerabilidad ha sido desarrollada por: Zaffaroni, Eugenio Raúl / Alagia, Alejandro / Slokar,
Alejandro. (2000). Derecho Penal Parte General, 2° edición. Buenos Aires. Conforme los autores, “ (...) El
estado de vulnerabilidad se integra con los datos que hacen a su status social, clase, pertenencia laboral o
profesional, renta, estereotipo que se le aplica, etc., es decir, por su posición dentro de la escala social (...) es
posible afirmar en general que entre las personas de mayores rentas y más cercanas al poder, el riesgo de
criminalización es escaso (bajo estado de vulnerabilidad o alta cobertura) e inversamente, entre los de
menores rentas y más lejanos al poder, el riesgo es considerable (alto estado de vulnerabilidad y baja o nula
cobertura)”, p. 654.
5
c. El finalismo
Hans Welzel, sobre la base del problema de saber que el autor puede ser
responsabilizado por su acción antijurídica, señala su criterio respecto de la
culpabilidad: “la característica “culpabilidad” -dice Welzel– añade un nuevo
momento a la acción antijurídica, sólo mediante la cual se convierte en delito (...) la
culpabilidad no se agota en esta relación de disconformidad sustancial entre acción
y ordenamiento jurídico, sino que además fundamenta el reproche personal contra el
autor, en el sentido que no omitió la acción antijurídica aun cuando podría omitirlo.
La conducta del autor no es como se la exige el Derecho, aunque él habría podido
observar las exigencias del deber ser del Derecho. El hubiera podido motivarse de
acuerdo a la norma. En este “poder en lugar de ello” del autor respecto de la
configuración de su voluntad antijurídica reside la esencia de la culpabilidad; allí
15
Frank, ob. cit. p. 14. Véase: Roxin, Claus (1997). Derecho penal / Parte general. Fundamentos y la
estructura de la teoría delito. Traducción Diego Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo.
Madrid, p. 794-795.
16
Así, Melendo Pardos, Mariano (2002). El concepto material de culpabilidad y el principio de inexigibilidad
sobre el nacimiento y evolución de las concepciones normativas. Granada, Editorial Comares, pp. 8, 10 y 11.
17
Vid. Cerezo Mir, José: Curso de Derecho Penal Español, T. III Ob. Cit. p. 23. Roxin, Claus. Derecho
penal / Parte general, Ob. Cit. p. 795.
18
Vid, Jakobs, Günther. Derecho penal / Parte general, Ob. Cit. p. 570.
19
Goldschmidt ob. cit 442. Véase: Roxin, Claus. Derecho penal / Parte general. Fundamentos y la estructura
de la teoría del delito. Traducción Diego Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo. Madrid, p.
796, señala el autor: “La inexigibilidad como causa general de exclusión de la culpabilidad se admite
ampliamente todavía hoy en los delitos imprudentes y en los delitos de omisión, pero, finalmente no se ha
impuesto, a pesar de su frecuente aceptación inicial, en los delitos dolosos debido a la inseguridad jurídica que
conlleva”.
8
d. La tesis de Roxin
Así, será culpable “... cuando realiza un injusto jurídico penal, pese a que todavía le
podía alcanzar el efecto de llamada de atención de la norma en la situación concreta
y poseía una capacidad suficiente de autocontrol, de modo que le era psíquicamente
asequible una alternativa de conducta conforme a Derecho. Una actuación de este
modo culpable precisa, en el caso normal, de sanción penal también por razones
preventivas; pues, cuando el legislador plasma una conducta en un tipo, parte de la
idea de que debe ser combatida normalmente por medio de la pena cuando
concurren antijuridicidad y culpabilidad. La necesidad preventiva de punición no
precisa de una fundamentación especial, de modo que la responsabilidad jurídico
penal se da, sin más, con la existencia de culpabilidad”24.
20
Welzel, Hans (1970). Derecho penal alemán / Parte general, 11 edición, traducción de Juan Bustos Ramírez
y Sergio Yánez Perez. Chile, Editorial Jurídica de Chile, p. 197. Vid. Kaufmann, Armin (1977). Teoría de las
normas. Fundamentos de la dogmática penal moderna. Traducción de Enrique Bacigalupo y Ernesto Garzón
Valdez., Buenos Aires. Ediciones Depalma. Según Kaufmann: “... la norma se concreta con respecto a aquel
que en una situación determinada es capaz de realizar la acción prohibida o mandada. El capaz de acción tiene
el deber ya sea de realizar un acto concreto (deber de acción), ya sea de omitirlo (deber de omitir).” (Teoría de
las normas... p. 213)
21
Un segundo aspecto a considerar es la motivación por la norma, así, señala el autor: “si el deber debe ser
motivo de la formación de voluntad, es preciso que aparezca la conciencia del obligado... sólo entra en
consideración para la motivación, quien ad hoc en una situación que fundamenta el deber, está en condiciones
de hacer surgir el deber en su conciencia. La capacidad de cumplir el deber como deber es, por tanto,
capacidad de motivarse por el deber en el momento de la punibilidad de acción y de dirigir la voluntad
conforme al deber (p. 214).
22
Welzel, Hans. Derecho penal alemán,... Ob. Cit., p. 201.
23
Roxin, Claus. Derecho penal / Parte general, Ob. Cit., p. 791 y 192. Asimismo, agrega Roxin: Los
presupuestos de la responsabilidad jurídico penal son, entre otros, la culpabilidad, la posibilidad de
conocimiento de la antijuridicidad y la normalidad de la situación en la que se actúa. p. 791.
24
Roxin, Claus (1981). Culpabilidad y prevención en derecho penal. Traducción de Francisco Muñoz Conde.
Madrid. Editorial Reus S.A. Debe entenderse el contexto en el cual Roxin presenta su teoría, así, también el
poder de intervención estatal, pues el grado de culpabilidad señala el límite máximo de la pena”, p. 43.
9
e. La tesis de Jakobs
25
Roxin, Claus. Derecho penal / Parte general, Ob. Cit. p. 807.
26
Roxin, Claus. Derecho penal. / Parte general, Ob. Cit. p. 807 y 808. Respecto a la libertad señala el autor:
“la suposición de libertad es una “aserción normativa”, una regla social de juego, cuyo valor social es
independiente del problema de la teoría del conocimiento y de las ciencias naturales. Con la libertad no ocurre
en el Derecho otra cosa que con la igualdad. Cuando el ordenamiento jurídico parte de la igualdad de todas las
personas no siente la absurda máxima de que todas las personas sean realmente iguales, sino que ordena que
los hombres deben recibir un igual trato ante la ley” p. 808.
27
Roxin, Claus. Derecho penal / Parte general, Ob. Cit. p. 811.
10
Para Jakobs la acción típica y antijurídica del sujeto debe haber podido ser
motivada, entonces, surge responsabilidad del autor. Sin embargo, la culpabilidad se
sustenta en base a un “déficit de fidelidad al Derecho”, en una falta de motivación
jurídica de la que tenga que responder el autor. Hay que distinguir:
a) Contenido de la norma;
b) Reconocimiento de la norma
Cuando el sujeto no reconoce la norma, hay injusto y este se define con arreglo a la
fidelidad al Derecho, esto es, la culpabilidad.30 La culpabilidad tendrá en cuenta los
factores relevantes para la motivación que pertenezcan a las tareas del autor y que
factores puede invocar.31 “Así pues, a fin de determinar la culpabilidad ha de
establecerse cuantas presiones sociales se le puedan achacar al autor afectado por la
atribución de la culpabilidad y cuantas cualidades perturbadoras del autor han de ser
aceptadas por el Estado y por la sociedad han de soportarlas terceros – incluso la
propia víctima –”.
33
Gimbernat Ordeig, Enrique. 1971. “¿Tiene un futuro la dogmática jurídico penal?”, en: Estudios de
Derecho Penal, 3era. edición. 1990. Madrid. Tecnos, ps. 140 a 161.Vid. del mismo: “La culpabilidad como
criterio regulador de la pena”, en: Revista de Ciencias Penales. Santiago de Chile, 3° época, enero-abril,
1973, N°1, T. XXXII (Director Francisco Grisolía), Instituto de Ciencias Penales de Chile. Gimbernat señaló
lo siguiente: “... la fundamentación culpabilista, al situar al libre albedrío en el centro de gravedad del
Derecho penal, ha construido éste sobre una ficción indemostrable, ha cerrado la posibilidad de diálogo con
las ciencias naturales y ha hecho depender al Derecho penal, en definitiva, de la creencia en una verdad de fe:
como en religión, el Derecho penal culpabilista sólo es accesible a los que tienen la “suerte” de creer en lo que
no se ve (en la libertad de la persona)” p. 31.
34
Gimbernat Ordeig, Enrique. (1971). “El sistema de Derecho penal en la actualidad”, en: Estudios de
Derecho Penal, 3era. edición. 1990. Madrid. Tecnos. Para el autor: “... existe acuerdo en concebir la
culpabilidad como reproche personal que se hace al autor “libre” por el hecho antijurídico cometido” p. 175.
35
Gimbernat Ordeig, Enrique. (1996). “Justificación y exculpación en Derecho penal español en la exención
de responsabilidad por situaciones especiales de necesidad (legítima defensa, estado de necesidad, colisión de
deberes)”, en: Justificación y exculpación en Derecho penal (Coloquio Hispano-Alemán de Derecho Penal).
Albin Eser, Enrique Gimbernat y Walter Perron editores. Madrid. Servicio publicaciones facultad derecho
Universidad Complutense Madrid y Centro de Estudios Judiciales Ministerio de Justicia e Interior. Respecto
de la culpabilidad Enrique Gimbernat recientemente ha mantenido su posición en los siguientes términos:
“Como la culpabilidad, de acuerdo con las distintas opiniones hoy aún vigentes, viene caracterizada por la
“reprochabilidad”, la “abordabilidad” (“Ansprechbarkeit”) o la motivabilidad y como existe acuerdo en que
muchos de los casos que regula el parágrafo 35 del Código Penal Alemán al autor le es reprochable su acción
-ya que hubiera podido actuar de otra manera-, o, según otras concepciones de la culpabilidad, que habría
podido ser abordado o motivado por la norma, de ahí que sea incomprensible que, sobre la base del parágrafo
35 del Código Penal Alemán, sean tratados como inculpables autores sobre los que hay coincidencia en que sí
que son culpables” p. 67. Vid. del mismo: “El estado de necesidad un problema de antijuricidad”, en:
Estudios de Derecho Penal, ob. cit. p. 218 y ss.
36
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro...?, p.142, 143.
37
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro...?, p.144.
38
Vid. Gimbernat, Enrique. 1995. Prólogo al código Penal Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre.
Madrid. Tecnos. Críticamente sostiene: “b) El artículo 20.1 [del Código Penal Español. Anot. nos.]
fundamenta la culpabilidad en el libre albedrío, prescindiendo de una importante y creciente concepción
doctrina que ve su esencia en la motivabilidad o inmotivabilidad del autor” p. XXV.
39
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro...? p.145.
40
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro...? p.146.
12
57
Gimbernat, Enrique. El sistema del Derecho penal en la actualidad. Ob. cit. p.175, 176 y 177.
58
Gimbernat, Enrique. El sistema del Derecho penal en la actualidad. Ob. cit. Los ejemplos que menciona el
profesor son los siguientes: “Dos extranjeros de escasa cultura -hermano y hermana- que hacen vida marital
piensan que en España, como en su país de origen, el incesto entre hermanos no es punible. El legatario de
una cómoda encuentra en ella un tesoro y se apodera íntegramente de él en la creencia de que le pertenece en
su totalidad por ser el descubridor” p. 178.
59
Gimbernat, Enrique. El sistema del Derecho penal en la actualidad. Ob. cit. p. 178.
60
Gimbernat, Enrique. El sistema del Derecho penal en la actualidad. Ob. cit. p. 179.
61
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro...? p. 158.
62
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro...? p. 161.
63
Cerezo Mir, José. 1979. Culpabilidad y pena en Problemas fundamentales del Derecho penal. 1982.
Madrid. Tecnos, p. 179 - 197. En concreto, parte Cerezo de la propuesta de Gimbernat en el sentido que se
puede renunciar a la culpabilidad como fundamento y límite de la pena. La pena encontraría únicamente su
justificación y su medida en las exigencias de la prevención general y de la prevención especial. P. 180 /181 y
nota de pie de página 7.
64
Cerezo Mir, José. Culpabilidad y pena. Ob. cit. p. 181.
65
Cerezo Mir, José. Culpabilidad y pena. Ob. cit. El desarrollo de la postura crítica de Cerezo Mir a la tesis de
Gimbernat puede verse en las páginas 181 a 186. Vid. también: El concepto material de culpabilidad 1996. en
Temas fundamentales del Derecho Penal T. I.. 2001. Buenos Aires. Rubinzal-Culzoni Editores, p.419 y ss.
15
66
Gracia Martín, Luis. Culpabilidad y prevención en la moderna reforma penal española en .Estudios de
Derecho penal. 2004. Lima-Perú. IDEMSA, p. 661.
67
Gracia Martín, Luis. Culpabilidad y prevención en la moderna reforma penal española. Ob. cit. p. 662.
68
Gracia Martín, Luis. Culpabilidad y prevención en la moderna reforma penal española. Ob. cit. p. 665.
69
Gracia Martín, Luis. Culpabilidad y prevención en la moderna reforma penal española. Ob. cit. p. 666 /
667.
70
Gracia Martín, Luis. “Culpabilidad y prevención”, en: La moderna reforma penal española. Ob. cit. p. 667.
71
Gimbernat, Enrique. ¿Tiene un futuro la dogmática jurídico penal?, Ob. cit. p. 161.
16
utilizada como categoría o instrumento superior, nada impide que también a través
de la prevención general quede afectada la tipicidad. Es decir, las razones
(superiores) de la prevención general pueden imponerse sobre los tipos legales tanto
en sus elementos [aspecto objetivo y subjetivo] como en la consecuencia jurídica. El
razonamiento y la lógica interna del planteamiento de Gimbernat al aplicar la
prevención general para prescindir de la culpabilidad, puede, servir para construir
con fines preventivos generales la tipicidad y con ello fundamentar un Derecho
penal con límites muy tenues72.
72
Vid. Gimbernat, Enrique. La culpabilidad como criterio regulador de la pena. Ob. cit. El autor precisó los
siguientes puntos para discutir: a) la culpabilidad no constituye un criterio regulador de la pena; b) el error
invencible de prohibición, la responsabilidad por el resultado y la aplicación de la medidas de seguridad de
los inimputables, son postulados que pueden y deben fundamentarse con criterios ajenos al de culpabilidad; c)
la doctrina dominante ha equivocado la base de impunidad del caso fortuito y de las acciones ejecutadas en
estado de necesidad, tratando con criterios -y dentro del marco de la culpabilidad- cuestiones que sólo
afectan a la antijuricidad” p. 32. En el marco de su ponencia en el Coloquio Internacional (4 a 12 de abril de
1973 en Santiago de Chile) no puso el acento en sus posibles soluciones a través de la prevención general que
si fue desarrollado en otros trabajos.
73
Vid. Muñoz Conde, Francisco. “Introducción” al libro de Claus Roxin Culpabilidad y prevención, en:
Derecho penal. 1981. Madrid. Reus S.A. p. 33.
74
Muñoz Conde, Francisco. 2001. Introducción al Derecho penal, 2° edición. Buenos Aires-Argentina. Julio
César Faira-editor, p. 96.
75
Muñoz Conde, Francisco / García Arán, Mercedes. Derecho Penal Parte General, 2° edición. Ob. cit. p.
372.
17
76
Muñoz Conde, Francisco / García Arán, Mercedes. 1996. Derecho Penal Parte General, 2° edición revisada
y puesta al día conforme al Código Penal de 1995. Tirant Lo Blanch, p. 365 y ss. Vid. Muñoz Conde,
Francisco. 1981. Introducción a la obra de Claus Roxin: Culpabilidad y prevención en derecho penal. Madrid.
Reus S.A., pp. 13 a 40.
77
Muñoz / García. Ob. cit. p. 365. El capítulo XXII sobre la culpabilidad ha sido redactado por Muñoz Conde.
78
Muñoz / García. Ob. cit. p. 366.
79
Muñoz / García. Ob. cit. p. 366,367. El capítulo XXII sobre la culpabilidad lo escribió Francisco Muñoz
Conde.
80
Muñoz / García. Ob. cit. p. 367.
81
Muñoz / García. Ob. cit. p. 368.
18
varios haceres posibles o soportar la lesión de un bien jurídico o evitar esa lesión,
lesionando a su vez uno de igual o mayor valor.82
Santiago Mir Puig señala que el hecho antijurídico ha de poder ser imputado a su
autor para que constituya delito [el subrayado es nuestro]88. Indica que hay división
de opiniones en cuanto a la terminología adecuada respecto a las condiciones de la
82
Muñoz / García. Ob. cit. p. 368 y 369.
83
Muñoz / García. Ob. cit. p. 369 y 370.
84
Muñoz / García. Ob. cit. p. 372. Vid. Hassemer, Winfried / Muñoz Conde, Francisco. 2001. Introducción a
la Criminología. Valencia. Tirant Lo Blanch. Respecto a la motivación por las normas penales –señalan- “El
segundo presupuesto de la teoría de la prevención general es que los destinatarios del Derecho penal no sólo
deben conocer la conminación penal y la posibilidad de ejecución de la pena, sino que además deben
motivarse por estos factores en su comportamiento. El conocimiento por sí sólo no es suficiente. Para poder
ser una solución del problema jurídico-penal, el conocimiento de la norma debe incidir en el comportamiento
humano, motivándolo”, p. 309.
85
Muñoz / García. Ob. cit. p. 373.
86
Vid. Hassemer, Winfried / Muñoz Conde, Francisco. Introducción a la criminología. Ob. cit. Señalan los
autores: “... en contra de lo que pudiera parecer a primera vista, esta condición de eficacia del Derecho penal
preventivo-general solo incide en unas pocas personas y sólo en relación con determinados comportamientos,
ni siquiera con todos los que son delictivos” p. 307.
87
Muñoz Conde, Francisco. “Introducción”, en: Culpabilidad y prevención en Derecho penal de Claus
Roxin. Ob. cit. p. 28, m 34 y 35.
19
Los sujetos normales, son sujetos con capacidad de cumplir el mandato normativo.
Sensu contrario no se castiga a quienes actúan en una situación en la que el hombre
normal hubiera cedido a la motivación delictiva (causas de no exigibilidad). En los
casos de desigualdad social, se trata de una desigualdad que no llega a afectar tan
profundamente las leyes psíquicas de la motivación, que ésta pueda considerarse por
completo “anormal” y pierda su sentido la apelación racional que supone la
prohibición penal. Sin embargo, tales circunstancias deben ser consideradas para
atenuar la pena, siempre que supongan una presión motivacional a favor del delito
superior a la media normal106.
Frente a la llamada de la norma el sujeto normal cuenta con condiciones
motivacionales mucho más favorables que el no responsable. De ello derivan
expectativas diferentes. La necesidad de pena puede darse incluso cuando falte la
responsabilidad penal: “la colectividad no reclama el castigo del no responsable
penalmente, por lo que éste no es tan necesario a estos efectos de prevención
general … la sociedad comparte el criterio político criminal según el cual no es
lícito castigar a quien no actúa en condiciones de una motivación normal”107
103
Ibidem, p. 536.
104
Ibidem, p. 536.
105
Ibidem, p. 536.
106
Ibidem, p. 536, 537.
107
Ibidem, p. 538.
22
conductas de los imperativos, pues esta función per se sólo alcanza a aquél que
además es motivable personalmente”113
José Cerezo Mir ha señalado como presupuesto de su punto de vista que hay que
hacer algunas matizaciones a la tesis de que no se puede comprobar empíricamente
si una persona determinada, en una situación concreta, pudo obrar o no de otro
modo114. Apoyado en Henkel115 comparte la idea que algunos elementos relevantes
para el juicio de culpabilidad son susceptibles de comprobación:
“Si el autor pudo o no, en la correcta situación, prever el curso externo de la acción
y las repercusiones de la misma (la producción de un determinado resultado de
lesión o peligro), “puede considerar enjuiciable mediante un suficiente número de
comprobaciones del grado de inteligencia y de la experiencia de la vida del autor”.
“Lo mismo sucede – dice Henkel- con la pregunta acerca de si el autor, de acuerdo
con su personalidad, tal como se ofrece al que formula el juicio, podía comprender
el desvalor o lo injusto de su conducta”. No son susceptibles de comprobación
empírica, individualizada, en cambio, otros factores: “Si el autor tenía la posibilidad
concreta de asumir emocionalmente el fin de su conducta considerado como
‘correcto’ por su razón, es decir, si su razón podía desencadenar los impulsos
emocionales del sentimiento del valor y del deber, que hubieran sido apropiados
para mover la voluntad en esa dirección. Tiene que quedar también sin respuestas la
pregunta de si el autor tenía la posibilidad de aportar mediante su voluntad la
energía que hubiera sido necesaria para superar las inhibiciones y resistencias que se
derivan de las circunstancias externas y (o) de impulsos contrapuestos de la esfera
vital o del sentimiento”. Es cierto, por tanto, como concluye Henkel, que no cabe un
juicio global empíricamente comprobable de la capacidad de obrar de otro modo del
delincuente en la situación concreta. Esta comprobación sólo puede realizarse
respecto a aspectos parciales, aunque de gran trascendencia para el juicio de
culpabilidad”.
Cerezo Mir precisa que el método de la sustitución no resuelve nada. Obrar de otro
modo y reemplazarlo por capacidad de autodeterminación de otra persona en la
misma situación, aún, cuando en este último caso, se recurra al ser humano dotado
de una capacidad de autodeterminación media. La capacidad de decisión o la fuerza
de voluntad media no es susceptible tampoco de comprobación empírica, a los más
se trataría de un criterio normativo, expuesto a las exigencias de prevención general
y prevención especial, resultando un criterio insatisfactorio: “... lo decisivo es saber
113
Lesch, Heiko Harmut. 2001. “Injusto y culpabilidad en derecho penal”. Traducción de Ramón Ragués. Ed.
Universidad Externado de Colombia. Impreso en el Perú por editorial Cordillera S.A.C., p. 15 con cita de pie
de página 31.
114
Vid. Cerezo Mir, José. 2000. Derecho Penal parte General. Lecciones 26-40, 2da. edición. Madrid.
Universidad Nacional de Educación a Distancia [UNED], p. 35.
115
Cerezo Mir, José. Ob. cit. p. 35 especialmente la cita de pie de página 106.
24
Consideran los autores que no es posible seguir las tesis sobre la culpabilidad
conocidas; por ejemplo, la culpabilidad fundada en el reproche o exigibilidad
resultante del ámbito de autodeterminación126 del sujeto o de las teorías organicistas
122
Cerezo Mir, José. Ob. cit. p. 40.
123
Cerezo Mir, José. Ob. cit. p. 40 y 41.
124
Zaffaroni, Eugenio / Slokar, Alejandro / Alagia, Alejandro. Manual de derecho penal parte general, ob.
cit., p. 650 y ss. De los mismos autores: Manual de derecho penal parte general. Buenos Aires. Ediar. 2005, p.
515,516.
125
Ibidem, p. 650.
126
Zaffaroni, Eugenio Raúl. 2005. En torno de la cuestión penal. Buenos Aires. Julio César Faira-editor. Al
respecto cabe acotar la siguiente precisión: “No cabe rechazar esta forma argumentando que la
autodeterminación no es verificable. Además de que el determinismo tampoco lo es, lo cierto es que
interactuamos socialmente como autodeterminados y que cada persona en diferentes circunstancias concretas
26
(constelación de situaciones) tiene sólo cierto catálogo de conductas. También es verificable que la
antropología jurídica, constitucional y iushumanista se apoya en la autodeterminación humana (la persona y
la soberanía popular serían inexplicables de otro modo)”p. 240.
127
Ibidem, p. 651.
128
Zaffaroni, Eugenio Raúl. 2005. En torno de la cuestión penal. Ob. cit., Respecto a la teoría agnóstica de la
pena ha señalado: “El sentido metafórico de la expresión agnóstica sirva para poner de manifiesto la idolatría
en que han caído las teorías legitimantes del poder punitivo, que sostienen su omnipotencia y lo convierten en
un ídolo adorado por muchos fanáticos” p. 239.
129
Ibidem, p. 652.
27
superable”130. En la misma línea acuden con una segunda observación: “El reproche
de la culpabilidad normativa basada en la autodeterminación tiene un incuestionable
cuño ético, pero no puede ser considerado un reproche de esa naturaleza, porque
esta pretensión naufraga ante la verificación de que el reprochado puede señalar que
el poder no formula reproche alguno a otros que incurrieron en iguales y mayores
injustos. Si el reproche jurídico es diferente del ético es, justamente, porque se le
formula sólo a los que selecciona, o sea, que el estado no procede éticamente sino
que usa los elementos formales de la ética para reprochar personalizadamente a
los seleccionados por el poder punitivo”131.
“a) el vínculo personal del injusto con el autor se establece teniendo en cuenta la
forma en que opera la peligrosidad del sistema penal, que puede ser definida como
la mayor o menor probabilidad de criminalización secundaria que recae sobre una
persona.
b) El grado de peligrosidad del sistema penal para cada persona está dado, en
principio, por los componentes del estado de vulnerabilidad de ésta al sistema
penal.
c) El estado de vulnerabilidad se integra con los datos que hacen a su status social,
clase, pertenencia laboral o profesional, renta, estereotipo que se le aplica, etc., por
su posición dentro de la escala social.
d) No obstante, si bien por lo general la relación entre poder y vulnerabilidad al
poder punitivo es inversa, puesto que el poder opera como garantía de cobertura
frente al sistema penal, el poder punitivo no se distribuye sólo por el estado de
vulnerabilidad, porque si bien todas las personas que comparten un mismo estado de
vulnerabilidad padecen pareja frecuencia de riesgos de criminalización, el poder
punitivo también selecciona entre ellos a quienes criminaliza. Así, es posible
afirmar en general que entre las personas de mayores rentas y más cercanas al
poder, el riesgo de criminalización es escaso (bajo estado de vulnerabilidad o alta
cobertura) e inversamente, entre los de menores rentas y más lejanos al poder, el
riesgo es considerable (alto estado de vulnerabilidad y baja o nula cobertura). No
130
Ibidem, p. 652.
131
Ibidem, p. 653.
132
Vid. Zaffaroni, Eugenio Raúl. En busca de las penas pérdidas. Deslegitimación y dogmática jurídico
penal., 2da. reimpresión. Buenos Aires, Ediar. 1998. Respecto a la selectividad señala: “La selectividad del
sistema penal neutraliza al reproche: “¿Por qué a mí? ¿Por qué no a los otros que hicieron lo mismo?”, son
preguntas que el reproche normativo no puede responder” p. 265. Vid. de los mismos: Manual de derecho
penal parte general, ob. cit. p. 516.
28
obstante, algunos de los primeros son seleccionados; y entre los últimos, si bien se
selecciona con mucha mayor frecuencia, siempre se trata de una ínfima minoría”133.
Ahora bien, el sujeto tiene que aportar algo para ser criminalizado. Este algo es lo
que cubre la distancia entre la probabilidad de criminalización que indica su estado
de vulnerabilidad y la concretización en una criminalización secundaria, que tiene
lugar en una determinada situación de vulnerabilidad. Ese es el esfuerzo por la
vulnerabilidad (o más extensamente, el esfuerzo personal del sujeto por alcanzar la
situación concreta de vulnerabilidad) 134. En el marco de la culpabilidad entendida
como reproche por el esfuerzo personal por alcanzar la situación concreta de
vulnerabilidad al poder punitivo, parten los autores de la premisa que el derecho
penal no puede abarcar a todos por lo que realizan una “contraselección” y en esa
emergencia es legítimo su reproche del esfuerzo personal por alcanzar la situación
de vulnerabilidad “ … porque ésa es la medida del esfuerzo que la persona realiza
conspirando contra el propio derecho penal, en cuanto a su cometido pacificador y
reductor de violencia”135. De ello derivan la siguiente conclusión: “… el esfuerzo
por la vulnerabilidad es la contribución personal del sujeto a las pretensiones
legitimantes del poder punitivo y, por ende, contrario al esfuerzo reductor y
pacificante del derecho penal. En el naufragio, la razón indica que debe
privilegiarse a quienes han caído por mero accidente, por sobre los que se han
arrojado voluntariamente y los que pretenden hundir el navío”136.
133
Ibidem, p. 654.
134
Ibidem, p. 654.
135
Ibidem, p. 654, 655.
136
Ibidem, p. 655.
137
Zaffaroni, Eugenio Raúl. En torno de la cuestión penal, ob. cit. Este punto de partida es medular para
comprender la culpabilidad por la vulnerabilidad, véamos: “En un derecho penal fundado a partir de un
concepto agnóstico de la pena, debe exigirse a las agencias jurídicas que agoten su poder jurídico de
contención neutralizando hasta donde les sea posible la selectividad estructural del poder punitivo, lo que no
se obtiene con la mera culpabilidad de acto, que no lo toma en cuenta. Ésta no es más que un límite máximo
tolerado por un Estado de derecho, que nunca puede cometer la osadía de pretender sancionar a sus habitantes
por lo que son, so pena de asumir formas teocráticas” p. 242.
138
Ibidem, p. 246.
139
Ibidem, p. 242, 243.
29
Juan Bustos ha señalado que el juicio de culpabilidad se emite sobre la base del hecho del
sujeto que el ordenamiento jurídico ya ha valorado como un injusto personal, un
comportamiento típico y antijurídico. El sujeto responde por el hecho y no por otra cosa142.
De esta forma quedan de lado un derecho penal de autor el cual puede ser calificado de
peligroso, traidor o inmoral. No se analiza al hombre abstracto sino al hombre concreto
frente a un hecho concreto, de su posibilidad de contestar por lo realizado143 .
Se han formulado diversas doctrinas respecto a la culpabilidad [psicológica,
normativa, normativismo restringido, positivismo italiano, posición integradora de
Roxin, etc] y siempre se ha partido de la persona y de ella se ha predicado su libre
albedrío y ha pasado a constituir el eje de la culpabilidad la supuesta capacidad de la
persona para poder elegir entre la realización o la no realización del injusto. La
culpabilidad, de esta forma, habría de entenderse como un juicio de reproche al sujeto
que habiendo podido optar por la no realización del delito, sin embargo opta por
realizarlo. Para Bustos lo que interesa es que una persona pueda responder tareas
concretas que le impone el sistema. Desde esta dimensión la culpabilidad es
exigibilidad, esto es, qué es lo que le puede exigir el sistema a una persona frente a
una situación concreta. La responsabilidad sólo puede hacerse efectiva desde la
exigibilidad. Si el sistema no está en condiciones de exigir no puede pretender
responsabilidad. No puede exigir si no ha proporcionado o no se dan las condiciones
necesarias para que una persona pueda asumir las tareas que le ha asignado el
sistema144.
Juan Bustos señala que los planteamientos sobre el libre albedrío han continuado no para
plantear una vuelta al determinismo sino con el propósito de sustituir la culpabilidad por
otro tipo de principios. La libertad no es posible constatarla, es imposible demostrar si una
persona concreta en una situación concreta ha cometido libremente o no un determinado
140
Ibidem, p. 243, 244, 245,246 y 247.
141
Ibidem, p. 656.
142
Bustos Ramírez, Juan. 2004. Obras Completas T. I. Lima. ARA Editores, p. 1099,1100. El profesor Juan
Bustos ha derivado de dicho planteamiento el “principio de culpabilidad por el hecho”. El principio de
culpabilidad por el hecho da lugar a un Derecho Penal del hecho donde lo que se enjuicia es el
comportamiento que viene a ser el fundamento del castigo” p. 1100.
143
Bustos Ramírez, Juan. Ob. cit. p. 1100.
144
Bustos Ramírez, Juan. Ob. cit. p. 653.
30
“A nuestro juicio -señala Juan Bustos- el problema a resolver tiene una dirección diferente.
El punto de partida no puede estar en atributos que se le suponen al individuo como su libre
albedrío o su insuperable determinación o su capacidad para autodeterminarse en una
circunstancia concreta o de motivarse o dirigirse conforme a la norma sino de la capacidad
del sistema social concreto para poder exigir algo a esa persona concreta, de exigirle frente
al conflicto una respuesta adecuada a la norma. En caso contrario, nuevamente se cae en el
planteamiento ético del reproche de las maldades del sujeto, o bien, positivista naturalista
de sus defectos psíquicos o antropológicos o sociales o de su locura moral. Se estigmatiza
al sujeto como ser, como persona, pues se le asignan determinadas características de
perversidad y ello naturalmente va en contra de los principios constitucionales de igualdad
y dignidad de las personas”148 149
Bustos considera que es necesario precisar si la culpabilidad cumple una tarea o función no
es sustituible. Si tal tarea tiene que ver con la limitación al poder estatal o fija principios de
regulación. Es la denominada culpabilidad que fija un aspecto fundamental de delimitación
frente al poder estatal, pues, caso contrario el sujeto quedaría sin garantías frente al Estado.
145
Bustos Ramírez, Juan. Ob. cit. p. 1107.
146
Bustos Ramírez, Juan. Ob. cit. p. 1117.
147
Bustos Ramírez, Juan / Hormazábal Malarée, Hernán. 2004. Nuevo Sistema de Derecho Penal. Madrid.
Trotta. En opinión de los autores: “... cuando el problema se aborda desde la consideración de una persona a
la que se presupone el libre albedrío, como lo hace la teoría normativa de la culpabilidad, se esta partiendo de
una persona ideal, por tanto inexistente y, por supuesto, también fuera del sistema social ante el cual tiene que
responder por haber cometido el delito” p. 126.
148
Bustos Ramírez, Juan. Ob. cit. p. 1116.
149
Bustos Ramírez, Juan /Hormazábal Malarée, Hernán. Ob. cit. “La responsabilidad -precisan los autores-
no puede plantearse simplemente como un problema reducido a un individuo al cual se le presume la
responsabilidad ... El problema es de legitimación del Estado para exigir la responsabilidad a ese individuo
concreto también por el hecho concreto ... el problema de la responsabilidad no es sólo un problema del
individuo al cual se le atribuye en un acto de fe una determinada condición personal (el obrar de otro modo,
de motivabilidad), sino del Estado, de su capacidad o legitimación política para exigir responsabilidad ... la
responsabilidad es un problema de exigibilidad de una determinada respuesta conforme a la norma frente al
conflicto que, por lo demás, el propio Estado ha sido el que lo ha definido como tal ... que el Estado
demuestre que, en su condición de Estado de derecho social y democrático, esté en condiciones de exigirle a
ese individuo concreto el cumplimiento de las normas jurídicas que al fin y al cabo no son sino sus propias
normas” p. 126.
31
IV. Conclusiones.
1.- La culpabilidad comparte con la tipicidad y antijuridicidad una función dogmática, ello
en virtud de la necesidad de relacionar el injusto penal con la culpabilidad, es decir, se rige
por exigencias materiales como el principio de congruencia. Establecida la culpabilidad se
requiere establecer los límites de la punibilidad en concreto, la culpabilidad sirva para tal
fin con ayuda del principio de proporcionalidad.
2.- El Derecho penal se asienta en la dignidad del hombre (artículo 1 de la Constitución).
De la norma constitucional se puede decir, que si bien existe acuerdo en aceptar la dignidad
del hombre como punto de referencia más alto dentro del ordenamiento jurídico, no
siempre viene acompañada de un sólido contenido. Aún así, es necesario persistir en una
imagen del hombre forjada por la Ley y, en ese sentido, una imagen del hombre no asilado,
sino el hombre en sociedad, comunicado con la sociedad y con un valor personal e
intangible151. Se concurre en sociedad en libertad en sentido amplio (ideológica, religiosa,
de creencia, de expresión, etc.) en igualdad ante la ley, en fin, todo aquello que genere un
orden que comprenda la vida del sujeto en sociedad. La dignidad de la persona humana
debe tener contenidos materiales, y es posible admitiendo los procesos de realización de la
persona en ámbitos determinados. La persona cuenta con ellos, y no con la desmantelación
de su posición en el orden jurídico.
3.- El reproche de culpabilidad no es posible sostenerlo en base a la libertad del sujeto,
pues, reproche, lleva fuertes componentes éticos y morales que no es posible admitir con
150
Bustos Ramírez, Juan. Ob. cit. p.1122, 1123.
151
Vid. BENDA/MAIHOFER/VOGEL/HESSE y HEYDE. Manual de Derecho constitucional (presentación
de Conrado Hesse edición y traducción de Antonio López Pina). Madrid, Instituto Vasco de Administración
Pública, Marcial Pons, ediciones jurídicas y sociales, S.A., 1996, p. 538.
32
referencia a un sujeto libre. El hecho del sujeto debe verse como hecho jurídico y el
ordenamiento jurídico asumirá el costo, esto es, cuanto le ha dado al sujeto en el sentido de
oposiciones jurídicas para la resolución de sus conflictos. Un orden jurídico asentado en
base democrática tiene la capacidad de predicar cuantas posibilidades le concedió al sujeto
en concreto. Esta referencia le permitirá ponderar la acción u omisión antijurídica en sus
verdaderas dimensiones al Derecho penal. La culpabilidad penal no puede construirse como
una abstracción luminosa que invade de reflejos todo lo que toca, la culpabilidad ocupa un
lugar importante, pero limitado: establecer las reglas de ponderación sobre el dato fáctico y
las cargas que debe asumir quién no utilizó el ordenamiento jurídico para solucionar su
conflicto.
4.- El orden jurídico no puede penetrar en esferas intrínsecas de la persona, como el
carácter o la forma o modo de vida. Son zonas de exclusión para el Derecho penal;
precisamente porque pertenecen a la mismidad del sujeto, su cosmovisión y ello es propio
al ejercicio de la libertad personal.
5.- La culpabilidad de la persona se construye en base a un hecho o varios hechos
concretos. Tales hechos son los delitos, los injustos penales. Es decir, tiene un carácter
nuclear y de límite. Nuclear, porque la culpabilidad está en referencia al hecho concreto, y
límite, porque no puede ir más allá de ese mismo hecho. Las acciones previas o posteriores
no sirven para establecer los criterios de culpabilidad, pues carecen de autonomía [la
compra de un arma –como hecho previo- sólo tiene significación en cuanto sirve para la
realización de un delito. Esconder el arma después del homicidio no es un problema de
culpabilidad (no hay ni menor ni mayor culpabilidad); a los sumo, es un dato a considerar
en la descripción general de los hechos] lo significativo es lo fáctico, lo fáctico en la
realización del injusto, la lesión de la norma, pues, de ello se desprende la culpabilidad
como atribución.
6.- Es muy simple reducir la complejidad de la culpabilidad a frases o ideas como el
reproche por no haber actuado conforma al ordenamiento jurídico pudiéndolo hacer. En
realidad, solo se puede tomar parte de estos planteamientos. Así, el reproche hay que
desgajarlo de toda referencia a la moral, pero, asumiendo que al hacerlo queda sin
contenido. No es posible reprochar una conducta sin hacer en valoraciones morales sobre la
conducta del sujeto. Además, el reproche se sitúa mejor con la expiación. En un estado de
Derecho no es posible situar una razón jurídica como la culpabilidad con connotaciones
morales. La expiación por el hecho realizado no es de recibo, dado que no nos encontramos
ante un Estado confesional, sino en uno Constitucional de Derecho donde lo latente es la
asunción de responsabilidades jurídicas. A lo más, se acepta la prevención general o la
prevención especial, ésta última con la anuencia del ciudadano. En consecuencia, situar la
culpabilidad bajo razones de prevención es un dato a considerar, pero no con carácter
fundamentador y definitivo, sino un dato a ponderar en el caso concreto y verificar su
rendimiento desde el sistema jurídico, sino un dato a considerar en el caso concreto y
verificar su rendimiento desde el sistema jurídico, esto es, son las ventajas para el sujeto y
para el sistema. Ventajas en sentido material como proceso de optimización de las
relaciones entre el sistema punitivo y las posiciones del sujeto en el entramado social,
orientado a la mejor solución del conflicto. En este contexto próspera el principio de
proporcionalidad como medio de neutralización de excesos punitivos.
7.- Tiene que existir un medio que partiendo de la lesión de la norma por el sujeto infractor
compatibilice la necesidad de mantener el orden jurídico –no como un ente abstracto o
ideal, sino como uno material- y, en ese sentido, se sabe acoger la prevención general y
33
especial. Ambos modelos se toman sólo en cuanto sus contenidos denoten el carácter
democrático de las relaciones entre el sujeto la sociedad y el Estado. En ese punto, la
igualdad como principio jurídico impone la interdicción de los valores personales del
juzgador al establecer el contenido de la culpabilidad en el caso concreto y exige los
valores objetivos de mensuración de la culpabilidad. Se rechazan penas diferentes para
hechos similares. No cabe pensar en la culpabilidad como un elemento que sanciona una
expectativa de la sociedad de la que el sujeto debe tener modelos de conducta aptas para la
vida en sociedad (se rechaza por moralizante e ideal, pues, se tendría que admitir que la
sociedad es un modelo perfecto, pero como se sabe, no es así). El contenido de la
culpabilidad en cuanto elemento fundante y una valoración sólo puede provenir de la
comprensión del fenómeno social aceptado con sus logros y limitaciones y, en ese contexto,
el sujeto y su infracción. Esta forma de asumir el camino hacia la determinación de la
culpabilidad impide generalizaciones o disquisiciones gaseosas (no se puede discutir lo que
debió ser, sino sólo lo que es). No cabe introducir elementos extraños en el contenido de la
culpabilidad. Así, se podrá determinar en el ámbito de la imputación la asunción de la
responsabilidad del ofensor en la situación concreta en que se encuentra precisamente ese
ofensor. En consecuencia, a priori se afirma el sujeto como tal (el sujeto y su esencialidad y
su mismidad) con lo cual no es espejo de nada, ni ficción alguna, es realidad pura.