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e Ministerio de Cultura
Deposito Legal: 18459-198 5 CENTRO NACIONAL DE INFORMACION ARTISTICA,
ISBN: 84-505-1558-0
Imprime: Emiliano Escolar Editor ARQUEOLOGICA Y ETNOLOGICA
Juan de Mena, 19
28014 Madrid.
·Madrid, 1.985

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DOCUMENTACION

COMITE ORGANIZADOR

PRESIDENTE DE HONOR Julio Caro Baroja


VICEPRESIDENTE José Luis García García
SECRETARIO GENERAL Rafael Llavona

COORDINADORES Blanca Asen si


José A. Nieto
Ana Verde
Pilar Ji meno
Fermín del Pino
Miguel Roíz
Juan García Morcillo
Ubaldo Mart ínez
Tomás Pollán
Pilar Romero de Tejada
Honorio Velasco

SECRETARIA TECNICA Rosa Alonso


María de los Angeles Díaz
Amada Elsa López
Dunia Gil Spolti

ORGANISMOS COLABORADORES

1. Asociación Madrileña de Antropología.


2. Ministerio de Cultura.
3. Diputación Provincial de Madrid.
4. Universidad Autónoma de Madrid.

* * * * * *

MIEMBROS DEL CONGRESO

ABAD, Teresa , CAMPO, Eva del


AGUDO TORRICO, Juan CAÑETE MATESANZ, Mercedes
AGUI LAR CRIADO, Encarnación CARAVANTES GARCIA, Carlos M.
ALONSO RICO, Rosa María CARO BAROJA, Julio
ALONSO PONGA, José Luis CARO BAROJA, Pío
ALVAR LOPEZ, Julio CASADO VI LLANUEVA, Ana Belén
ALLUE MARTINEZ, Marta CAVANI LLAS GARRIDO, Francisco Javier
ANDRES RIOFRIO, José CEREZO, Begoña
ANDREU TOMAS, Agustín CLERMONT, Rosario
APALATEGUI BEGIRISTAIN,Joxemartin COGOLLUDO, Margarita
APARICIO, Divina COMAS DE ARGEMI R CENDRA, Dolores
ARGIMON, Georgina COMAS ARNAU, Domingo
COME LLES ESTEBAN, Josep María
ARMI LLAS, Pedro
CONTRERAS HERNANDEZ, Jesús
ASENSI, Blanca
BALLESTEROS CADA Y A, Miguel CORDERO MORENO, César
BALLESTEROS GAIBROIS, Manuel CRAWFORD BAMBER, Carlota
BARCELO SABATE, Gabriel CUCO GINER, Josepa
BARREIRO OTERO, Soledad DA CRUZ, Humberto
DAPOUSA, María José
BEHAR GLINSKY, Ruth
BENAVIDE AMATE, Casimira DELGADO, Erasmo Juan
DEVILLARD, M.a José
BIDART, Pierre
BISCARRI GASSIO, María DIAZ OJEDA, M.a Angeles
BOBADILLA CONESA, María DIAZ REYES, Juana M.a
BONGERA MARCOS, Estela DIEZ RAMOS, Miguel
CABO, Isabel de DONAIRE ABANCO, Dolores
CALPE, M.a Soledad ESCUDERO AROZAMENA, Rosa
CALVO BU EZAS, Tomás FARIÑA BUSTO, Francisco
CALVO CALVO, Luis FERNANDEZ VARGAS, Valentina

-11-
FERNANDEZ DIAZ, José MORENO NAVARRO, Alberto
FERNANDEZ MARTORELL, Mercedes MORENO NAVARRO, Isidoro
FERNANDEZ DE PAZ, Esther MORERA DE GUIJARRO, Juan Ignacio
FERNANDEZ-VICTORIO CACHEIRO, Jesús MUÑOZ, Antonio P.
FER RER, Catalina MUÑOZ GONZALEZ, Luisa
FERRUS BATISTE, Jordi MUÑOZ SIERRA, Pilar
FIDALGO Y SANTAMARIÑA, José Antonio NAVARRO ALCALA-ZAMORA, Pío
GALVAN TUDELA, José Alberto NIETO, José Antonio
GARCIA DE ANDRES, Inocente OLIVER NARBONA, Manuel
GARCIA BENITEZ, Antonio OLMO PINTADO, Margarita del
GARCIA GARCIA, José Luis OSOR 10 PALAZUELOS, José
GARCIA GONZALEZ, M.a Eva OVEJERO ZAPINO, Fernando
GARCIA-MORCI LLO MARTIN EZ, Juan PALENZUELA CHAMORRO, Pablo
GARI LACRUZ, Angel PANTALEONI PINZI, Angelo
GARRALDA, M.a Dolores PAOLETTI DUARTE, Celsa
GIL ENCABO, Fermín PARIS, María de la Serra
GIL SPOL TI, Dunia PASCUAL FERNANDEZ, José
GIMENEZ ROMERO, Carlos PEREZ VELASCO, Víctor Miguel
GOMEZ TABANERA, José Manuel PLATA GARCIA, M.a Fuensanta
GONZALEZ ARPIDE, José Luis PINO DIAZ, Fermín del
GONZALEZ-HONTORIA ALLENDESALAZAR, PORRO GUTIERREZ, Jacinto M.
Guadal u pe PRAT 1 CAROS, Joan
GONZALEZ IBAÑEZ, Carmen PROVANSAL, Danielle
GONZALEZ ORTIZ DE ZARA TE, M.a Jesús PUJADAS MUÑOZ, Joan Josep
GUERRI ER DELBARRE, Martine QUINTO ROMERO, M.a Luisa de
HERRERA ESCUDERO, M.a Luisa REYES AGUILAR, Antonio
IZARRA CALA, M.a José RIBAS, Pilar
JIMENO SALVATIERRA, Pilar RODRIGUEZ BECERRA, Salvador
JULIANO CORREGIDO, Dolores RODRIGUEZ GOMEZ, Julián
KAVANAGH, William J. M. RODRIGUEZ-SOLANO PONT, M.a Rosa
LEIZAOLA CALVO, Fermín ROIZ CELIX, Miguel
LOBETE CARDEÑOSO, Milagros ROMERO DE TEJADA Y PICATOSTE, Pilar
LOPEZ CARRANOUE, Carmen RUIZ, Fernando
LOPEZ COl RA, Miguel RUIZ DEL POZO LODO, Aránzazu
LOPEZ DE LA FUENTE, M.a Elena SANCHEZBLANCO,Frnnci~o
LOPEZ RODRIGUEZ, Amada Elsa SANCHEZ-CASCADO, Fausto
LORENZO-CACE RES ALVAREZ, José Arturo de SANCHEZ FERNANDEZ, Juan Oliver
LLAVONA URIBELARREA, Rafael SANZ CASAS, Gonzalo
LLINAS SIMO, Silvia SEVILLA GUZMAN, Eduardo
LLOP 1 BAYO, Francesc SIERRA RODRIGUEZ, José Carlos
LLOPART 1 PUIGPELAT, M.a Dolors SUREDA CARRION, Nuria
LLOVERA PAREJA, Nuria TORINOS PEREZ, Marta Isabel
MANDL Y ROBLES, Antonio TOVAR, Antonio
MARTIN DIAZ, María Emma TRO, Rogelio
MARTINEZ MARTINEZ, Isabel VALLE MURGA, Teresa del
MARTINEZ VEIGA, Ubaldo VALLS PUEYO, Juan
MESA MORENO, Ciro VELASCO MAILLO, Honorio
MIRAMBEL VILELLA, Ana VERDE CASANOVA, Ana María
MOLINA CUB 1LLO, Esperanza VIDAL LORENZO, Enrique
MOLINA GARCIA, Pedro YRIZAR VELASCO, lñigo
MONTALVO, José Luis YVERN, Asunción
MONTAÑA MANRESA, Arnald XI RINACHS CODINA, Mireia

~·12·~
PROGRAMA

Madrid, 6 al lO de abril de 1981.

LUNES, día 6

10a13h. Inscripción y entrega de documentación en el Museo Nacional de Etnología.


C/ Alfonso Xll,68. Madrid-7.

FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS (Universidad Autónoma)

16a18h. Asamblea General. Federación de Asociaciones de Antropolog(a del Estado


Español. José Luis García y Jesús Alonso.

18,30 h. Acto de apertura. Conferencia a cargo del Excmo. Sr. D. Julio CARO BARO-
JA, El primer descubrimiento de España (Salón de Actos).

20,00 h. Inauguración de la obra gráfica de Mariano DE LA C. TORREIRA. Vino


español (Sala de Exposiciones).

PROGRAMA DE PONENCIAS, COMUNICACIONES Y DEBATES

MARTES, Día 7

10a 14h. AULA 1.

SIMPOSIO B, Teor(a y método antropológicos

Sesión de metodología.

Coordinadora: Pilar Jimeno.

María Dolores Comas, José María Comelles, Joan Prat y Juan José Pujadas:
Archivo de Etnograf(a de Cataluña.
Fermín Gil: La metodologtá de recopilación de datos etnográficos aplicados a
trabajos de diferentes alumnos.
Miguel López Coira: Análisis del folklore de tradición oral: un casopráctico.

María Luisa de Quinto: Evaluación de los estudios de artesantá.


Nuria Sureda: Un trabajo dif/cil para los antropólogos: el estudio de las
mentalidades.
Valentina Fernández: Un libro de confesiones del XVII y su valor como
fuente para las ciencias sociales.
12a14h. AULA2.

SIMPOSIO A, Situación actual de la Antropolog(a.

Coordinadora: Ana Verde.

María Luisa Herrera: El Museo Nacional del Pueblo Español al 11 Congreso


de Antropologtá.

Pilar Romero de Tejada: La situación de la Etnologtá en los museos españoles.

-13-
Guadalupe González-Hontoria: El Museo de Artes y Tradiciones Populares de
la Universidad Autónoma.
Angel Gari Lacruz: La iniciativa popular en la creación de museos locales del
Alto Aragón.
Alberto Moreno Navarro: El antropólogo y la defensa del patrimonio cultural.

16a18h. AULA 1.

SIMPOSIO B, Teor/a y método antropológicos.

Sesión de Historia de la Antropología.

Coordinador: Miguel Roiz.


Fermín del Pino: El siglo XVI europeo como etapa constitutiva de la Etno-
log/a.
Salvador Rodríguez: Aportaciones a la Historia de la Antropolog/a Española:
la obra de Luís Montoto.
Joan Prat: El folklore catalán, ¿arte o ciencia?

Angelo Pantaleoni: La actividad antropológica en Italia desde una perspectiva


histórica.

18 a 20 h. AULA 1.
SIMPOSIO B, Teor/a y método antropológicos.

HOMENAJE A ANGEL PALERM.


Fermín del Pino: La aportación de Angel Palerm a la Historia de la Antropo-
log/a.
Ubaldo Martínez Veiga: Los estudios de Ecologla Cultural de Angel Palerm.

Jesús Contreras: Los estudios campesinos y el marxismo antropológico.

Eduardo Sevilla-Guzmán: El evolucionismo multílíneal en los estudios campe-


sinos: sobre el legado teórico de Angel Palerm.

16 a 20 h. AULA 2.

SIMPOSIO D, Temas libres.

Coordinador: Honorio Velasco.

MESA REDONDA SOBRE COMUNIDADES PESQUERAS

Agustín Andreu Tomás: La pesca en las albuferas del delta del Ebro.

Ciro Mesa Moreno: La pesca artesanal en el Valle del Gran Rey (Gomera).
Islas Canarias.
José Pascual Fernández: La pesca en San Miguel de Tajado (Arico, Tenerífe).
Islas Canarias.
José Alberto Galván: La pesca en la Restinga (El Hierro). Islas Canarias.

Manuel Oliver Narbona: Las almadrabas de la provincia de Alicante.

_________________________________...
-14-
MIERCOLES, día 8

10a14h. AULA 1.

SIMPOSIO B, Teoría y método antropológicos.

Sesión de Teoría y relaciones interdisciplinarias ( 1).

Coordinador: Fermín del Pino.

María Dolores Juliano: Supuestos gnoseológicos impl/citos en algunas corrien-


tes antropológicas.
Carlota Crawford: Mujeres vascas: un estudio de la relación entre estructura
familiar y personalidad.
Juan Oliver Fernández: Campo de convergencia entre la Antropología y la Psi-
cología.
Pedro Armillas: La investigación retrospectiva del paisaje cultural.

Jorge de Persia: Antropología y música.

Angelo Pantaleoni: Aspectos metodológicos y taxonómicos de la etnografía


musical.
Josefina Roma: Transformación de la música popular en manos de las entida-
des investigadoras del folklore. -

12a14h. AULA 2.

SIMPOSIO A~ Situación actual de la Antropología.

Coordinador: José Antonio Nieto.

Angel Gari Lacruz: El Instituto Aragonés de Antropología: origen, plantea-


mientos y conexión con la cultura popular.
Josepa Cucó i Giner: Un proyecto para debate: la Etnografía general del País
Valenciano.
Manuel Ballesteros Gaibrois: Proyecto de un Instituto Universitario de Antro-
pología.

Antonio Reyes Aguilar: En torno a la situación de la Antropología en


Canarias.
Teresa del Valle Murga: Visión general de la Antropología en Euskal Herria.

Jesús Contreras Hernández: Reflexiones en torno a la práctica de la Antropo-


logía en España.
16a18h. AULA 1.

SIMPOSIO B, Teoría y método antropológicos.

Sesión de Teoría y relaciones interdisciplinarias ( 11).

Francesc Llop i Bayo: El mundo de las campanas desde la etnografía y el cine.

Julio Alvar y Pío Caro Baraja: En torno al cine etnográfico.

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F
1

18 a 20 h. AULA 3.

SIMPOSIO C, Etnicidad, naciones, regiones y pueblos.

Isidoro Moreno Navarro: Etnicidad y nación: una aproximación desde el caso


andaluz.
Antonio Mandly: La zanga, un tradicional e inédito juego de cartas en Anda-
fue/a y Canarias. Su contexto, sus vigencias.
Francisco Sánchez Blanco: Nacionalismo voluntarístico contra nacionalismo
naturalt'stico.
RESUMEN: Ubaldo Martínez Veiga y Juan García Morcillo.

JUEVES, día 9

10a14h. AULA 3.

SIMPOSIO C, Etnicidad, naciones, regiones y pueblos.

R0gelio Tro: Problemas éticos y teóricos en la delimitación del concepto de


comunidad en la España actual.
Tomás Calvo, Fermín Alvarez, Elena Cano, Clemente Martín y Beatriz Mon-
eó: Etnicidad y cambio cultural en la juventud gitana.

Esperanza Malina Cubillo: Nacionalismo aquí y ahora.

José Luis González Arpide: Aspectos de la etnicidad: la comunidad jud/a es-


pañola.
Alberto Galván: Organización étnica e insularidad en Canarias.

Amada Elsa López Rodríguez: Identidad rural y etnicidad insular.

RESUMEN: Tomás Pollán y Ubaldo Martínez Veiga.

12a14h. AULA 2.

SIMPOSIO D, Temas libres.

Coordinadora: Pilar Romero de Tejada.

Celsa Paoletti Duarte y Angel Pérez Casas: La cerámica popular de la provincia


de Almerla.
Joxemartin Apalategi Begiristain: El libro "Kontu Zaarrak" del monje Arrati-
bel del Monasterio de Estibalitz (Araba-Aiava).
Marta Allué Martínez: Aproximación a una bibliografía en torno a la muerte.

Honorio M. Ve lasco Ma{llo: Categorlas, definiciones, desafíos y adivinanzas.

Teresa del Valle Murga: El funcionamiento y significado del kindred en una


comunidad chamarra de la isla de Guam (Islas Marianas).

16 a 20 h. AULA 3.

SIMPOSIO C, Etnicidad, naciones, regiones y pueblos.

Colectivo País Leonés: Pat's Leonés. Pasado, presente y futuro.

Roberto González-Quevedo y Luis Javier Alvarez (Conceyu Bable): Rasgos an-


tropológicos de la comunidad asturiana.
Inocente García de Andrés, de Comunidad Castellana: El pueblo y el regiona-
lismo castellanos.

-16-
Tomás Calvo Buezas: Etnicidad y estructura de clases en las sociedades in-
dustriales.
Pierre Bidart: El movimiento apologético hacia la lengua vasca en el siglo
XVIII.

Teresa del Valle Murga: El sentido de la etnicidad vasca.

Pi erre Bidart: Cuestión Lingü/stica y prácticas culturales en la sociedad


vasca.
RESUME N: P(o Navarro y Juan Garda-Morcillo.

16 a 20 h. AULA 2.

SIMPOSIO D, Temas libres.

Coordinadora: Pilar Romero de Tejada.

Antonio Garda Benítez: Etnograf(a de la población de 0/vera en el siglo


XIX.

Martine Guerrier Delbarre: Estudio antropológico-socia/ del Alto Valle del


Lozoya.
Encarnación Aguilar Criado: Ritualización y simbolización de las relaciones
sociales en la devoción popular andaluza: el caso de Castilleja de la Cuesta.
Carlos Giménez Romero: Sobre el trabajo en una cooperativa, obrera de pro-
ducción.
V(ctor M. Pérez Velasco: Aldea Nueva. Un estudio de antropo!~g(a industrial.

Ferm ín Leizaola Calvo: Elementos protectores de tipo mágico religioso aún vi-
gentes en áreas rurales de Euskalerria.

Josepa Cucó i Giner: Condiciones de trabajo y duplicidad de modelos de ac-


tuación laboral: dos factores que dificultan la aparición de una conciencia de
conflicto entre los "co//idors" valencianos.
Alberto Moreno Navarro: La Feria de Sevilla. Datos para un enfoque etnoló-
gico.

Juan l. Morera Guijarro: Sistema de valores y relación interpersonal en An-


tropo/og(a.
VIERNES, d(a 10

10a14h. AULA 3.

SIMPOSIO C, Etnicidad naciones, regiones y pueblos.

Luisa Muñoz: La identidad murciana.

Daniel le Provansal: El factor de identidad cultural en un proceso de desarrollo


urbano. Estudio de un caso concreto.

Dolores Comas y Joan J. Pujadas: Aproximación al estudio del etnonaciona/is-


mo en el marco del Estado Español, con especial referencia al caso catalán.
Ubaldo Martínez Veiga: Etnicidad cultural y etnicidad po/(tica.

Federico Alvarez García: Clase social y regionalismo étnico en Aragón.

Joan F. Mirá: Riesgo y falacia de la conciencia colectiva: imagen, sentimiento


y manipulación.

-17-

\
J
¡1
RESUMEN: Juan Garc(a-Morcillo, Tomás Pollán, P(o Navarro y Ubaldo Mar-
t (nez Veiga.

12a14h. AULA 2.

SIMPOSIO A, Situación actual de la Antropologt'a.

Blanca Asensi, José Antonio Nieto, Ana Verde: La Antropologt'a en el Estado


Español. Resultados de una encuesta.

* * * * * *

PROGRAMA DE TECNICAS AUDIOVISUALES: METODOLOGIA, REALIZACIONES (Salón de


Actos).

MARTES, d (a 7

15,00 h. LA CUATRO ESTACIONES. Documental de Pío Caro Baroja.

20,00 h. EL PERO PALO. Utilización del video en el informe etnográfico. José Fernán-
dez Díaz.

MIERCOLES, día 8

15,00 h. EL MUNDO DE LAS CAMAPANAS. Documental de Francesc Llop i Bayo.

FIESTA DE VERDIALES. Documental de Juan Manuel Calvo y Miguel Angel


Cóndor.

20,00 h. ROCIO. Película de Fernando Ruiz.

JUEVES, día 9

15,00 h. GUIPUZKOA. Documental de Pío Caro Baroja.

20,00 h. FIESTAS DE SAN JUAN. Documental de Comunidad Castellana.

VIERNES, d(a 10

15,00 h. CARNAVAL DE LAZA. Técnicas icónicas de recogida de datos. Antonio


Muñoz.

VIERNES, día 10

16a18h. Asamblea General

-Federación de Asociaciones de Antropología. Jesús Alonso.

-Conclusiones del 11 Congreso de Antropología. José Luis García.

18,30 h. Acto de Clausura. Conferencia a cargo del Profesor Dr. Pedro ARM 1LLAS,
Ecologt'a y colonialismo.

20,00 h. Clausura oficial.

NOTA. Durante los díasdel Congreso, la librería de la Universidad tendrá abierta una exposición biblio-
gráfica de temas antropológicos.

-18-
INDICE

INTRODUCCION. Rafael Llavona ......................................... . 7

DOCUMENTACION. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Comité Organizador
Miembros
Programa
F EAA, anteproyecto de estatutos
Conclusiones

INTERVENCIONES
JULIO CARO BAROJA. Conferencia de apertura
El primer descubrimiento de España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
• PEDRO ARMI LLAS. Conferencia de clausura
La ecología del colonialismo en el Nuevo Mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

SIMPOSIO A. Situación actual de la Antropología. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

MARIA LUISA HERRERA


El Museo Nacional del Pueblo Español al 11 Congreso de Antropología. . . . . . . . . . . . 33

· PILAR ROMERO DE TEJADA


La situación de la Etnología en los museos españoles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

GUADALUPE GONZALEZ-HONTORIA
Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma, Madrid. . . . . . 45

ANGEL GARI LACRUZ


El Instituto Aragonés de Antropologla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

ALBERTO MORENO NAVARRO


El antropólogo y la defensa del patrimonio cultural. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53

MANUEL BALLESTEROS GAIBROIS


El Instituto Español de Antropologla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

ANA VERDE CASANOVA


El rol de los Museos Etnológicos en la enseñanza de la Antropolog(a . . . . . . . . . . . . . 59

, ANGEL GARI LACRUZ


Algunas consideraciones sobre Antropologla en España en los últimos años. . . . . . . . . 63

SIMPOSIO B. Teoría y método antropológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

FERMIN GIL ENCABO


Etnometodología: la Ficha Bibliográfica del Instituto Aragonés de Antropología..... 67

FERMIN GIL ENCABO


La investigación de la literatura popular aragonesa en el Colegio Universitario de
Huesca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

-465-
MIGUEL LOPEZ COIRA
La clasificación de datos: un problema urgente.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
MIGUEL LOPEZ COIRA
Análisis del folklore de tradición oral: un caso práctico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92

"MARIA LUISA DE QUINTO ROMERO


El estudio de las artesanías o o ••••••••• o •••••••••••• o •• o. o •• 1 •••••• o •••••• 97
NURIA SUREDA CARRION
Un trabajo difícil para los antropólogos: el estudio de las mentalidades ............ 100

VALENTINA FERNANDEZ
Un libro de confesiones del siglo XVII y su valor como fuente para las ciencias so-
ciales ............................................................... 103
1
SALVADOR RODRIGUEZ BECERRA
La obra folklórica de Luis Montoto; aportaciones a la Historia de la Antropología
Cultural Española ..................................................... 106

'JOAN PRAT 1 CAROS


El folklore catalán: ¿ideología o ciencia? ................................... 110

• EDUARDO SEVILLA GUZMAN


• El evolucionismo multilineal en los estudios campesinos: sobre el legado teórico de
Angel Palerm. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

DOLORES JU LlANO
Supuestos gnoseológicos implícitos en algunas corrientes antropológicas ........... 131

CARLOTA CRAWFORD
Mujeres vascas: un estudio de la relación entre estructura fa mi liar y personalidad. . . . . 141

JUAN OLIVER SANCHEZ FERNANDEZ


Cultura y Conducta .................................................... 152

JOSEFINA ROMA RIU


El papel de los "Esbarts Dansaires" en la modificación del patrimonio de la danza ca-
talana .............................................................. 162

FRANCESC LLOP 1 BAYO


Los toques de campanas desde la etnografía y el cine .......................... 165

SIMPOSIO C. Etnicidad, naciones, regiones y pueblos ............................ 169

ANTONIO MANDL Y ROBLES


Aspectos culturales de la marginación en Andalucía. En torno a la zanga, un tradi-
cional juego de cartas .................................................. 171

FRANCISCO SANCH EZ-B LANCO


Naturaleza versus voluntad en la justificación del nacionalismo ................... 183

ROGELIO PEDRO TRO


Problemas éticos y teóricos en la delimitación del concepto de "comunidad" en la
España actual ........................................................ 188

ESPERANZA MOLINA CUBILLO


Nacionalismoaquíyahora .............................................. 192

TOMAS CALVO BUEZAS


Etnicidad y cambio cultural en la juventud gitana ............................. 198

JOSE LUIS GONZALEZ ARPIDE


Aspectos de etnicidad: la comunidad jud(a española ........................... 207

• AMADA ELSA LOPEZ RODRIGUEZ


~ Identidad rural y etnicidad insular. ; ....................................... 213

-466-
INOCENTE GARCIA DE ANDRES
El pueblo y el regionalismo castellano ...................................... 218

' TOMAS CALVO BUEZAS


Etnicidad y estructura de clases en las sociedades industriales.................... 225

PI ERRE BIDART
El movimiento apologético en pro de la lengua vasca durante el siglo XVIII en el País
Vasco español. Esbozo de investigación ..................................... 238

· MARIA TERESA DEL VALLE


Una aproximación al estudio y análisis de la etnicidad vasca ..................... 241

PIERRE BIDART
Cuestión lingüística y práctica cultural en la sociedad vasca ..................... 246

LUISA MUÑOZ
En torno a algunos aspectos semánticos de la identidad regional. Un caso concreto ...... 256

• DAN 1ELLE PROVANSAL


El factor de identidad cultural en un proceso de desarrollo urbano ................ 263

• DOLORS COMAS D'ARGEMI R-JOAN J. PUJADAS


Una aproximación al estudio del nacionalismo catalán desde la perspectiva de la An-
tropología ........................................................... 270

UBALDO MARTINES VEIGA


La etnicidad gallega. Operacionalización del problema ......................... 287

JOSE M. GOMEZ-TABANERA
Familia, quintana y casería en Asturias ante la investigación antropológica y etno-
histórica ............................................................ 292

SIMPOSIO D. Temas libres ................................................. 301

AGUSTIN ANDREU TOMAS


La pesca en las albuferas del delta del Ebro .................................. 303

CIRO MESA MORENO


Antropología de Comunidades Pesqueras Valle Gran Rey. Historia de una transforma-
ción ................................................................ 315

JOSE PASCUAL FERNANDEZ y CIRO MESA REDONDO


Dos espacios para el análisis de la pesca en Canarias ........................... 329

ALBERTO GALVAN T.
La pesca artesanal en Canarias: La Restinga (El Hierro) ........................ 336
MANUEL OLIVER NARBONA
La almadraba ......................................................... 344

JOXEMARTIN APALATEGI BEGIRISTAIN


Historia contada (parte de la historia). El libro "l<ontu Zaarrak" del monje Arratibel del
monasterio de Estibalitz (Araba-Aiava) ..................................... 360

MARTA ALLUE
La muerte y las ciencias sociales: acerca de una bibliografía ..................... 362

HONORIO MANUEL VELASCO MAILLO


Definiciones, categorías, desafíos, adivinanzas ............................... 375

MARIA TERESA DEL VALLE MURGA


El funcionamiento y significado del kindred en la comunidad chamarra de Umatac en la
isla de Gua m (Islas Marianas) ............................................. 383

-467-

1
_j
ANTONIO GARCIA BENITEZ
Las familias dirigentes y el sistema de poder en una comunidad de la segunda mitad del si-
glo XIX ............................................................. 395
MARTINE GUERRIER
Estudio antropológico-social del Alto Valle del Lozoya ........................ 404
ENCARNACION AGUILAR CRIADO
Ritualización y simbología de las relaciones sociales en la devoción popular andaluza: el
Caso de Ca ti !leja de la Cuesta ............................................ 41 O
ESTHER FERNANDEZ DE PAZ
Etnografía de los talleres sevillanos de bordado en oro para las Cofradías de Semana
Santa .................................•............................. 415
ALBERTO MORENO NAVARRO
La Feria de Sevilla: elementos para un enfoque etnológico ...................... 417
VICTOR MARIA PEREZ VELASCO
Aldea Nueva, un estudio de antropolog(a industrial ........................... 426
CARLOS GIMENEZ ROMERO
Sobre el trabajo en una producción cooperativa obrera de producción ............. 433
JOSEPA CUCO
Condiciones de trabajo y duplicidad de modelos de actuación laboral: dos factores que di-
ficultan la aparición de una conciencia de conflicto entre los "collidors" valencianos .. 444
FERMIN DE LEIZAOLA
Elementos protectores de tipo mágico-religioso en áreas rurales de Euskalerria ....... 433
JUAN IGNACIO MORERA DE GUIJARRO
Sistema de valores y relación interpersonal en Antropología ..................... 458

-468-
DOS ESPACIOS PARA EL ANALISIS DE LA PESCA EN CANARIAS
Ciro Mesa Moreno. José Pascual Fernández

Introducción
A la hora de elaborar este trabajo, y de llevar a cabo la investigación de la que es fruto, en prime-
ra instancia nos hemos encontrado con la inexistencia de bibliografía sobre el tema que nos ocupa. Se
han realizado trabajos, y es fácil, por consiguiente, encontrar datos, sobre ictiología pesquera desde una
perspectiva taxonómica, sobre la producción del sector en las islas, o el equipamiento y los recursos hu-
manos dedicados a la pesca. También existe algún trabajo de tipo etnológico y lingüístico sobre alguna
comunidad pesquera. En los aspectos de una investigación más propiamente antropológica somos hasta
cierto punto (y desgraciadamente) pioneros.
En nuestra actividad descriptiva y analítica tendremos como base fundamental el trabajo de cam-
po previo en tres comunidades (San Miguel de Tajao, en Tenerife; Valle Gran Rey, en La Gomera, y La
Restinga, en el Hierro) -de los que presentamos comunicaciones adjuntas- y un conocimiento más o
menos acentuado de buen número de otras comunidades de las islas. Sin embargo, este conocimiento
no es, por ahora, lo suficientemente exhaustivo como para fundamentar un análisis estadístico bien de-
finido: precisaríamos para ello contar con datos apropiados de un número mayor de comunidades.
Por estos motivos, la presente comunicación posee un carácter quizás más descriptivo que anal í-
tico, aunque ya comenzamos a establecer correlaciones adelantando algunas claves explicativas.
En concreto, nos ocuparemos de los dos espacios en los que se desarrolla la vida del pescador y su
familia; el espacio a bordo, en el mar, y el espacio en tierra. Estas dos dimensiones se especifican en una
existencia singular.
Toda nuestra teorización se halla guiada por una estrategia de investigación que presupone co-
nexión entre la base tecnoeconómica de la producción y las formaciones sociales en la que ésta se
especifique.

Espacio en tierra
El ritmo diario de actividades del pescador se halla sometido a la influencia de una serie de varia-
bles. El primer elemento que debemos tomar· en cuenta a la hora del análisis es el tipo de comunidad en
el que se halle inserto este pescador del que hablamos. Puede ser una comunidad cuya actividad quede
centrada en pescas de bajío o de fondo, o puede dedicarse a la pesca de tú nidos en bermeanos, etc. Los
ritmos de vida son completamente distintos. Todavía aumentarían las diferencias si introdujéramos en
la comparación la pesca en el banco canario-sahariano por flotas industriales con base en los grandes
puertos de las islas.
Ni siquiera el pescador de bajío o de fondo tiene un régimen de actividades regular. Unas veces
saldrá con la noche, a la pesca del pargo en La Gomera. Otras a levar nasas en cualesquiera de los pue-
blos pesqueros de las islas, con la amanecida. O a echar un trasmallo en aquel sitio por el que hace
tiempo que no va a pescar. Un elemento es constante para estos pescadores: la autonomía de su embar-
cación es pequeña, no pueden alejarse excesivamente del pueblo y, por lo tanto, las faenas de pesca no
pueden exceder de unas pocas horas. Con los bermeanos y los barcos de pozo, ya se permanece va-
rios días, o incluso semanas, en el caso de los primeros, fuera de casa.
La actividad del pescador se ve sometida además a otro tipo de condicionamiento: el tiempo.
Puede darse el caso de no poder salir a la mar durante meses por el mal tiempo.
Estos son elementos a considerar a la hora de evaluar la actividad del pescador y cómo ésta va a
modelar su vida en tierra. Unos podrán vivir día a día con la familia, otros sólo de tiempo en tiempo.
Encontraremos también implicaciones cara a la estructura de los grupos de parentesco relacionadas con
el tipo de pesca.
El espacio en las comunidades pesqueras se halla sexual mente dividido. Del hombre es el barco
y el mar. De la mujer la casa y los hijos. La mujer no debe subir al barco (ni el cura, pues lleva falda),
porque traería mala suerte. El barco es una muestra de los roles que se viven al interior de la comunidad,
sobre todo, cuando éste es propiedad del pescador o de la familia nuclear a que pertenezca (típico en la
pesca de bajío o de fondo). A través de los cuidados que le prodigue, a través de cuan bonito esté pin-
tado y cuan marinero sea se reflejarán roles y status.

-329-
El ~undo de la mujer será el de su casa y los hijos. Muchas veces, además, trabajará en el tomate,
en plantaclon.es. de mayor o menor tamaño, otras se dedicará a la hostelería, como limpiadoras o en
algun papel s1m1lar. Estos quehaceres se verán determinados por la situación del pueblo, según éste se
halle o no cercano a alguna zona de cultivo o turística. En la Restinga (Hierro) o en Valle Gran Rey
(Gomera), simultanear las labores de la casa con las dos antes citadas no puede realizarse, pues en las
cercanías no hay centros hoteleros, ni zonas tomateras. En Mogán (Las Palmas), por ejemplo, dada su
situación, estas dos labores constituirán salidas naturales de la fuerza de trabajo femenina.

1. Comercialización

La distribución y venta del pescado son elementos de complejidad enlazada con los diferentes
tipos de actividades pesqueras. En las de bajío o fondo la venta del pescado en la mayoría de los ca-
sos queda como actividad típicamente femenina. La mujer va a la playa cuando llega su marido, ayudé!
a los hombres a deséargar el pescado, guarda el de la casa y el de algún encargo, lo selecciona o distri-
buye por especies o calidades y lo vende. Muchas veces al intermediario, como mecanismo de repro-
ducción ampliada para asegurar una salida segura del pescado. Otras lo venderá directamente a los que
hayan aparecido en la playa a ver llegar los barcos ... El precio de venta al intermediario suele oscilar
entre diez y veinte duros más barato por kilo que el de la venta al público en la playa, según las espe-
cies, diferencia que resulta todavía mayor respeto al precio de venta en la ciudad. La ganancia del ínter
mediaría puede llegar muchas veces a representar un 40 ó 50 por ciento del PVP en la ciudad o pueblo
de destino. El PVP, en la playa puede oscilar mayormente entre las 250 y 400 pesetas por kilo de pesca-
do, según las especies, a veces incluso más caro .... El intermediario después de comprar el pescado a las
mujeres lo revende muchas veces din;ctamente en la misma playa, en lo que parece un juego grotesco
con los pescadores. Este intermediario puede tomar formas diferentes. Bien puede ser un "furgoneta~~,
que con su ídem va del pueblo pesquero a la ciudad o a otros pueblos día a día, o bien puede ser una
verdadera organización comercializadora con muchas ramificaciones.
Cuando el pescado a vender es fruto de la pesca "de aire" sean túnidos, sardinas, etc., la venta
puede realizarse en la playa o muellito de la misma comunidad, o en la lonja de alguna de las capitales.
Si bien la venta, a veces, ni siquiera en estos casos es completamente libre. Por ejemplo, los pescadores
de Valle Gran Rey en la lonja de Santa Cruz de Tenerife venden al mismo intermediario al que lo harían
normalmente en La Gomera (posee capital penetrado al interior de los bermeanos de la citada locali-
dad), pues éste cuenta en la misma lonja con gente encargada de adquirir pescado (es un intermediario
"ramificado"). Otras muchas, venderán a empresas conserveras: Lloret Llinares, Garavilla ... , o a fábri-
cas de harina de pescado.
Hemos hablado de que la venta del pescado fruto de la pesca de costa es una labor eminentemen-
te femenina. Esto no ocurre en todas las comunidades. Recordando brevemente la evolución histórica
inmediata de las faenas comercializadoras en las islas, hace no muchos años, la mujer era la encargada de
llevar a pie, sobre la cabeza, el producto de la pesca a los pueblos cercanos para venderlo o cambiarlo
por otros artículos; cuando no lo vendía todo o no podía hacerlo, debía salarlo.
Esto ocurrió así en las comunidades pesqueras dependientes de otras agrícolas cercanas. De esta
'1 vieja labor de la mujer hoy quedan pervivencias en mayor o menor grado según las comunidades. En las
que se dedican mayormente a pescas "de aire" en bermeanos o similares, esta función queda oscure-
cida dando paso a una labor comercializadora eminentemente masculina.

2. Residencia secundaria
Un fenómeno importante a la hora de estudiar la evolución y morfología de los pueblos pesque-
ros es el de residencia secundaria, que llega a tomar papeles sumamente importantes, sobre t.odo, en las
islas mayores, Tenerife y Gran Canaria; la mitad de las viviend~s del pueblo pesquero tÍf?ICO pueden
ser de veraneantes o "gente de la ciudad", en las zonas no demasiado penetradas por el tunsmo. En las
turísticas los pescadores llegarán a tomar el papel de un pequeño quiste. A través de estos elemen.tos
tomados como taxones podemos añadir otro factor a la tarea tipologizadora respecto de las comunida-
des pesqueras en las islas. ,
Este último e le mento la residencia secundaria, se halla estrechamente en lazado a la cercan 1a c;Je
alguna forma notable de poblamiento, pueblo importante, ciudad o zona turística. Este fact~r esp.a.c1al
vendrá a jugar también un importante papel en la reproducción de la comunida~. El porcent~¡e ?e¡ave-
nes que sigan desempeñando labores pesqueras,? pasen a dedicarse a sect~res d1ferentes,.vanara con su
cercanía siendo otro elemento a considerar el t1po de pesca a que se dedique la comunidad de que se
trate: la 'pesca del atún, por ejemplo, cuando este aparece, es mucho más rentable que cualquier otra,
llegando a dar ganancias por pescador de más de 100.000 pesetas semanales en la temporada punta,
haciendó' menos apetecible cualquier otro trabajo.

3. Parentesco y-formas de pesca

La estructura de los grupos de parentesco aparece firmemente ligada a las técnicas de pesca. Las
de costa (nasas, trasmallo, y palangre) exigen constancia en la configuración de las tripulaciones para

~ 330~
mantener el secreto (ver segunda parte del trabajo) que pesa sobre los pesqueros. La forma de asegurar
esta constancia es el dar a las tripulaciones un carácter eminentemente familiar. Muchas veces suelen es-
tar compuestos por padre e hijo, o dos hermanos, en las embarcaciones menores (4-7 metros); en las de
9-10 metros cabinadas, típicas de Mogán, por ejemplo,_ las tripulaciones serán mayores, de 5 a 7 perso-
nas y estarán compuestas por padre e hijos, y algunos parientes.cercanos, primos o similares. Cuando se
planea realizar una pesca colectiva de. mayor entidad (salemera, por ejemplo), otros familiares cercanos
serán llamados a colaborar en la empresa alrededor de los propietarios de las redes. Estos o sus mujeres
serán los encargados de la venta del" pescado, que controlarán con la ayuda del resto de las mujeres de
los otros pescadores.
Las configuraciones en la estructura de las relaciones de producción antes descritas son t (picas de
las pescas de baj (o o costa, y se reflejarán a la hora de la distribución espacial de los grupos de parentes-
co en la comunidad, y en las relaciones interpersonales, "faceto face" en la misma. Entre los miembros
de un mismo grupo de trabajo éstas serán de una gran cercanía y familiaridad; el primer elemento se
evidenciará en un posicionamiento de sus residencias en el pueblo casi contiguo. La estructura de las
relaciones de producción·antes descrita podrá generar, además, una fuente endogamia, y matrimonios
consanguíneos que reforzarán todavía más los lazos de unión. Esta endogamia tendrá, además, otra
funcionalidad; limitar el crecimiento de la comunidad pesquera y su presión sobre el economista mari-
no, que para las pescas de costa (bajío o fondo) es limitado.
Cuando, las constricciones del medio disminuyen, cuando ya no hace falta guardar el secreto de
los pesqueros, porque "se va" al atún o a la sardina, la cohesión interna de los grupos de parentesco dis-
minuye, y con la existente entre los miembros de las tripulaciones ocurre lo mismo. Estas constricciones
del medio no sólo abarcan las del medio físico, sino también las del humano. Al emprenderse tareas de
pesca en bermeanos puede que sean necesarios más pescadores de los que puede proporcionar la
comunidad a su interior, trayéndose, consiguientemente, "gente de fuera". La comunidad no tiene en
este casi un estrecho ámbito de explotación del medio que limite el desarrollo de las fuerzas productivas
y la incorporación de individuos a la pesca, y un aumento repentino de estas incorporaciones puede
resultar incluso necesario y fundamental.
De esta forma, en muchos bermeanos se emplea 11gente de fuera 11 con lo que la cohesión disminu-
ye. En otros, sigue manteniéndose una tripulación casi exclusivamente familiar (cuando el tamaño de la
misma lo permite).
En el mundo de la pesca una familia amplia es beneficiosa, al menos cuando son muchos los varo-
nes. Hay más 11 partes" que se quedan en el núcleo familiar; en muchas comunidades los jóvenes no per-
ciben sus partes (cuando trabajan en los medios de producción familiar) en la pesca hasta que contraen
matrimonio. Mientras llega ese momento pasan a "la casa", se entregan a la madre, y son empleadas
para los gastos de la casa, de los hermanos menores, etc. Esta distribución del producto de la pesca pue-
de también servir como elemento o factor de acumulación de capital, que puede permitir el acceso a
barcos mayores y a innovaciones tecnológicas. El hijo pasa su parte a la familia. El padre le enseña el
11
Secreto".
La herencia del pescador no se transmite del todo a su muerte, al menos cuando la vejez es la que
llama a su puerta. Mucho tiempo antes ha transmitido el secreto. Aquellos hijos que estén pescando con
su barco seguirán haciéndolo a su muerte. Igual ocurrirá con la casa; pasará a los que hayan estado mo-
rando en ella y de los que recibiera cuidados en su vejez, normalmente alguna de sus hijas estadísticos
sobre el suficiente número de comunidades como para especificar más exactamente estos elementos.

4. Competencia-cooperación
Las relaciones sociales en tierra y en el mar se verán gobernadas por el par de antónimos ~~compe­
tencia" vs 11 Cooperación". El primero se evidencia por lo celosamente que se guarda el secreto de los
pesqueros, por el entretenimiento del barco, en la forma que se halle pintado (debe ser bonito, Y estar
cuidado), etc. (ver comunicación adjunta sobre Valle Gran Rey). La forma concreta que evidencia
esta competencia puede variar según la comunidad o el tipo de pesca que se realice. El centro de esta
manifestación de la competenc:;ia queda, por supuesto, situado en el grado de éxito en la pesca. Otros
factores pueden ser variables/los cuidados al barco, de que antes hablábamos refiriéndonos a las comu-
nidades de pesca de cost~ dejarán paso a otras formas, por ejemplo, la búsqueda de barcos más grandes
o marineros con motoreS' más potentes en las de bermeanos. La fama de buen pescador obedece a facto-
res también variables con las comunidades. En las de pesca de fondo o bajío el prototipo es un hombre
11
de carnes duras'", rudo y fue¡te en el trabajo, que conoce el mar y los pesqueros como la palma.de su
mano. En las dedicadas a pf¡Jsca de aire se añadirá a esto la capacidad para ser "pillo", para dar pnmero
con los túnidos y esconderel hallazgo, consiguiendo más pescado, y es posible que a mejor precio, al no
haber conducido a los otros hasta el cardumen.
En tierra y en el mar se lucha por el status. Los resgos de competencia definidores de status lleva-
rán a fijar rangos y autoridad, que en el caso de una pesca colectiva colaborarán a que el conjunto de
operaciones sea llevado a cabo con menos ruido, o que al interior de un bermeano crearán redes espe-
cíficas de comunicación entres pescadores experimentados-patrón y viceversa, aportando información
para la elección de rumbos o la toma de decisiones.

-331-

"'"----------- --~
La cooperación se da también a diferentes niveles según los papeles jugados en las relaciones de
producción por los grupos de parentesco, o sea, según las comunidades y los tipos de pesca a que éstas
se dediquen. Será mucho mayor al interior de un grupo de trabajo y sus familias cuando estas se encuen-
tren ya ralacionadas por vínculos de parentesco. Esta cercanía o cooperación se irá di luyen do conforme
los pepeles del parentesco en las relaciones laborales así lo hagan.
De cualquier forma, siempre unos elementos han de respetarse; en el mar un barco en peligro es
siempre prioritario, un hombre puede arriesgar su vida incluso para salvar el barco de otro, en tierra
cuando hace falta ayuda para varar un barco, pues sus tripulantes y la familia de éstos no pueden hacer-
lo solos, todos los que se hallen en la playa echan una mano.

Espacio a bordo
La vida en las comunidades d.e pescadores se da en una dualidad de espacios. La pesca presupone
una estancia en la mar, un trabajo en ella, la utilización de unos medios de los que el más importante es
el barco; pero el pescador vive en tierra, sus hijos nacen en tierra, el producto de su trabajo se consume
en tierra y, en ciertas pesquerías, es en tierra donde se negocia y se decide dónde, cómo y cuándo debe
pescar.
En este apartado van a ser los problemas relativos a cómo se pesca, a las relaciones productivas
que se establecen dentro del barco, a las relaciones del pescador con el medio, los que nos van a ocupar.
La pesca no se hace en un lugar fijo, no se practica en un territorio vallado del que tomamos pose-
sión ("la mar es de todos"), pero las comunidades de pescadores tienen un ámbito de operaciones y la
extensión de ese espacio donde pescar es un dato indicativo del grado de desarrollo -perdónesenos esa
fea palabra- de los medios de producción, de la cantidad de tecnología incorporada a la pesca y de la
complejidad de las relaciones de producción que se establezcan en una comunidad pesquera. Existen en
Canarias comunidades pesqueras cuyo ámbito de operaciones se reduce a las aguas que rodean la propia
comunidad, otras que disponen de barcos que les permiten pescar en cualquier punto de la isla donde la
comunidad se asienta y otras donde existen barcos que pueden faenar en cualquiera de las islas o en el
banco canario-sahariano.
Las comunidades pesqueras canarias practican cuatro tipos de pesca: las pesquerías de bajío, la
pesca de túnidos, la de fondo y las pesquerías en la costa africana.

1. Les pesquerías de bajío


Denominamos así a aquellas pesquerías que se hacen tan cerca de la costa que el fondo marino no
se pierde de vista. Según el tipo de instrumentos, de aparejos, utilizados se puede hacer preciso también
ver los peces que se intentarán capturar: cuando se pesca con chinchorros, salemeras o pandorgas,
visualizar el cardumen de gueldes, sardinas o la vieja a capturar va ser una condición previa para calar
dichos aparejos. No ocurre otro tanto con las técnicas tipo "trampa" (nasas, tambores y trasmallos)
que se colocan un día, se dejan en la mar y se recogen generalmente el día siguiente.
Las pesquerías de bajío se han practicado en la totalidad de las comunidades pesqueras canarias
pero la importancia del papel que juegan en la actualidad es variable según la comunidad de que se tra-
te. En algunas de Tenerife, tales como la de San Miguel de Tajao, San Marcos, Buenavista o Puertita de
Adeje, es la ocupación que se practica durante más días al año. En otras, como las de Playa de Santia-
go (Gomera) o Restinga (Hierro), es una ocupación más y no la única ni la más imp<;>rtante. En otras,
por ejemplo la de Valle Gran Rey, sólo se hace ocasionalmente y cuando se va a salir a la vieja o a la
morena el pescador dice "voy a buscar un peje que comer", mostrándose un notorio desprecio por las
pescas de bajío: se las denominan "pescas de miseria" y a los pescadores dedicados a ella "pesca-lisas".
Lo insultante de este adjetivo se entenderá teniendo en cuenta que las lisas son peces que andan en ban-
dadas y a flor de agua dentro de los muelles comiendo musgo y basura, que pescarlas es la diversión fa-
vorita de los niños y que las que éstos cogen se echan a los gatos, pues en casa no se comen. En estas·
comunidades los atributos del "buen pescador" se definen de forma antinómica respecto a los de un
pesca lisas: "cazurro", que intenta pescar lejos de la vista de los demás (en las pescas de bajío las faenas
se ven en muchas ocasiones incluso desde tierra), que se adentra en la mar todo lo necesario para dar
con pescado pero a la vez no es temerario porque conoce lo que puede hacer con su barco y sabe cómo
se va a comportar el medio en el futuro inmediato.
Una cuestión importante es que para trabajar con chinchorros o salemeras es precisa la utiliza-
ción de dos o más barcos y esto, teniendo en cuenta que el barco es explotado por la familia nuclear,
es algo que servirá para fomentar la cohesión entre familias ya que cooperarán en la mar. Los pescado-
res concertarán la hora de salir a pescar, cómo calar la red, cómo cargar el pescado, es decir, hablan
como compañeros y no como competidores.

2. Las pescas de fondo en el litoral canario


Debemos empezar resaltando que alrededor de cómo se pesca de fondo hay tres cuestiones fu¡;~da­
mentales: el fondo no se ve, el pescado tampoco y los lugares de pesca no son indiscriminados. Los ama-

-332-
: l ,:¡

' i1

ños usados para pescar son el aparejo de alambre trenzado, "chumbada" y anzuelo, el tambor y la nasa;
estos últimos también se emplean para pescar de bajío. El pargo, el bocinegro, el cherne, el mero, lasa-
ma, etc., viven en los fondos marinos de piedra blanca, cubierta de corales y musgos, rica en cuevas y
vericuetos, a partir de las 40 brazas (alrededor de 68 m.) de profundidad. En estos bajones, especies
como la cabrilla y el mero "fundarán un hogar", pondrán su residencia fija y no saldrán de él hasta su
muerte. Otras especies, como el pargo, caminarán de bajón en bajón buscando las aguas más cálidas y
la comida. Y esto, que lo cuentan los oceanógrafos, el pescador lo sabía de antemano: sabe que agosto,
cuando las aguas cálidas del fondo se acercan más a la costa, es "el mes de las burrera&" (los bajones, las
piedras, más cercanas a tierra donde el fondo es menor); sabe que el mero debe pescarse en un lugar fijo,
fondeados y engodando. lPero cómo ha llegado el pescador a descubrir esos hábitos de las especies a
capturar?, lcómo ha llegado a descubrir esos bajones, esas piedras, los lugares de pesca? En las comuni-
dades pesqueras ha habido un proceso de descubrimiento del medio y de exploración de los fondos
marinos, exploración en muchos términos parecida a la de los nuevos amantes: casi más táctil que vi-
sual. En el trabajo sobre la comunidad pesquera de Valle Gran Rey se describe el proceso de descubri-
miento de un bajón y a él nos remitimos:
Pa' pescar al bocinegro,
al pargo y a la cabrilla
hay blancos que se ven negros
pa' sondar en la cuartilla.
Así satiriza la comunidad pesquera de Valle Gran Rey, en boca del viejo Roldán, a Pepe Blanco.
Este era un agricultor que se hab (a incorporado con sus hermanos a la pesca, no había seguido los proce-
sos normales de aprendizaje del medio dentro de la familia nuclear y para poder pescar segu fa a alguno
de los otros barcos o paraba la oreja para ver de o(r el ruido de los remos de cualesquiera de los demás
barcos propiedad de los pescadores que sí sabían dónde ir a pescar. Si entendemos que la cuartilla es
una piedra que está en la misma orilla y que la conoce todo el mundo, entonces veremos clara la sátira.
La fuerza coercitiva de esas sátiras en verso es evidente: al transgresor del código no explícito, le
repetían los versos continuamente. Por otro lado, el status del poeta es privilegiado dentro del pueblo.
lPero por qué satirizar al pobre de Pepe Blanco que sólo pretendfa ganar el potaje?, lqué es lo
::;ue se suponía que debía aprender?
Los bajones, los sitios donde es posible "dar con pescado", van siendo paulatinamente descubier-
tos fJ .1 las familias nucleares que se apropian de esos lugares de pesca. La familia ha marcado el bajón, ·
ha to ;.e> o dos referencias de tierra, dos coordenadas que señalan un punto en la mar donde se encuen-
tra "!l bajón y que le dicen. al pescador si está por afuera, por tierra, por sotavento o por barlovento de
dk.ho bajón. El pescador ve el fondo porque ve la tierra. La familia, para hacer efectiva su apropiación
de los bajones por ella descubierta, debe mantener el SECRETO de sus marcas que sólo se enseñarán a
los hijos que estén pescando en los medios de producción de propiedad familiar. El mantenimiento del
secreto ha tenido en Valle Gran Rey todos los visos de funcionar limitando la producción: la comunidad
pesquera sólo podía crecer en número de integrantes y en productividad en términos absolutos a medida
que lo hiciera la comunidad de agricultores que era su mercado. Pescadores extras como Pepe Blanco
eran un peligro evidente para el equilibrio del ecosistema. El secreto, además, y esto se puede generali-
zar a todas las comunidades pesqueras canarias, es una forma de expresar la competencia entre familias.
El padre no sólo enseña a sus hijos las marcas sino también las formas de mantenerlas en secreto.
En Valle Gran Rey ha habido a lo largo del tiempo un proceso de cruce de información de tal
forma que existe una popularización de las marcas de un buen número de bajones que son conocidas de
todos los pescadores. Pero si esto es cierto, también lo es que los mejores y más viejos pescadores cono-
cen bajones de los que mantienen la exclusividad y, además, cuando en determinadas épocas del año los
pescadores se enraciman en algunos bajones, los pescadores se distribuyen los cantos del bajón en cues-
tión. Si ese bajón es, por ejemplo, el Cuerno, Agustín Mesa preferirá pescar en el canto de afuera (31/2
liñas). Nino Barroso y sus hermanos pescarán en el canto de sotavento y Pancho Mesa en el de tierra
(3 liñas).
Las pescas de fondo precisan que el pescador desarrolle una vista y un sentido del tacto especial-.
mente eficaces. El pescador ve las marcas, que en algunas ocasiones están a más de cuatro millas de dis-
tancia, incluso de noche; pero es en lo referente al tacto donde lo especial de su sensibilidad nos asom-
bra sobremanera. Un pescador está, por ejemplo, en la pesca del pargo, el aparejo de alambre trenzado
termina en dos brazas de nylon que se "empata" a la punta de una vara de acero en cuyo centro hay una
chumbada de plomo de 600 gramos de peso, a la otra punta de la vara hay otro nylon donde se "empa-
ta" el anzuelo. La carnada está siendo ahora comida por "ruama" (pequeños palletes, serrudos y cabri-
llas para las que el anzuelo es evidentemente grande) y, a pesar de la profundidad y del peso de la chum-
bada, el pescador percibe si le queda carnada y debe aguantarse en el fondo en espera de que coma un
pez mayor o está "ciscado" y tiene que subir el anzuelo para poner una nueva carnada o irse a otro
bajón. Y no sólo esto, sino que, cuando "clava" un pez, el pescador sabe de qué especie se trata y, si
es un pargo, sabe aun sin verlo si es macho o hembra.

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3. La pesca de túnicos
En las pesquerías de bajío y fondo la familia es la unidad de producción y los hombres que explo-
tan el bote o el pequeño barco de pozo pertenecen al mismo grupo familiar. El modelo usual es que sea
un padre-patrón con sus hijos o hijo el que explote el barco, siendo siempre el padre el que enseña y el
que manda y los hijos los que aprenden y obedecen mientras los trabajos que se les van asignando son
cada vez más complejos, estando siempre el más pequeño en un status inferior que el mayor. Se dan
además otros dos casos, menos usuales, que vienen a ser estrategias para solucionar el caso de que un
pescador no llegue a tener hijos para explotar con ellos sus propios medios de producción. Una es que
los hermanos, ya casados, exploten un barco en sociedad o que, cuando son por ejemplo tres hermanos
y dos de ellos pescan en su propio barco con sus hijos (y ésta es la otra), el otro hermano contratará
pescadores a los que hará una soldada o él mismo pescará con un patrón que lo contrate.
Los barcos de pozo y los bermeanos se utilizan para la pesca de túnidos. En los primeros pescan
entre 4 y 6 hombres unidos por consanguinidad, pero no tan estrecha como .en el caso de las pescas de
fondo y de bajío (son, por ejemplo, primos), o por contrato ganando el patrón y dueño dos soldadas y
cada marinero una. En los bermeanos trabajan entre 8 y 15 hombres mandados por un patrón y por un
motorista. En otro trabajo ya se ha expuesto la jerarquización y las redes de comunicación dentro del
barco. cuando este tipo de barcos se introduce de nuevo en una comunidad pesquera se producen una
serie de alteraciones en las estructuras sociales en tierra.
Los túnidos (barriletes, albacoras, rabiles, patudos, bonitos, caballas ... ) son especies "de aire", mi-
gratorias, que suelen pasar por las aguas de las islas en determinadas épocas del año, siendo más frecuen-
te su aparición en los últimos meses del invierno y los primeros de la primavera. Mantienen una regulari-
dad en su aparición y desaparición que depende de la especie de que se trate, pudiendo algunas de ellas
no aparecer durante varios años seguidos.
Estas especies, grandes nadadores, andan en cardúmenes "levantando" filudos o crías de caballas,
"levantando la frasquera". Por encima de los cardúmenes de túnidos revolotean pardelas (ola avería")
que se van comiendo parte de la ufrasquera" y que van a indicar a los pescadores dónde está un cardu-
men de túnidos. Aquí nos aparece otra vez lo importante que es para el pescador la vista a larga distan-
cia: el avistamiento de la avería es lo que va a permitir la pesca en el cardumen.
En las pescas de fondo, para explicar el hecho de que hemos ido a un bajón y nos encontramos
con que había bastantes pargos, se dice que udimos con pescado". En la de túnidos, sin embargo, cuan-
do vimos un cardumen, lo abordamos y podemos pescar en él, debemos decir que usacamos el pescado".
Así, mientras que el udar con pescado" supone que ha sido hasta cierto punto cuestión de suerte, al Sa- 0

car el pescado" hemos puesto mucho de nuestra parte: hemos avistado la avería, perseguimos y aborda-
mos el cardumen, tiramos carnada ua jamos" y pusimos a los túnidos en disposición de ser pescados. De
esto el pescador concluye que, en último término, el cardumen nos pertenece y ningún otro barco po-
dría venir a pescar a él, pues ello equivaldría a robar. Así, el barco que visualice antes la avería y aborde
el cardumen será el que pesque en él.
Los pescadores tienden entonces a agudizar la vista y a equipar sus barcos con motores rápidos.
Un barco se considerará mejor que otro no sólo si es mayor, más marinero o está mejor terminado, sino
también si corre más. En los bermeanos la vista a larga distancia se va paulatinamente sustituyendo por
instrumentos tecnológicos tales como el sonar y el radar. La apropiación de los cardúmenes y la prohi-
bición de uir a bordo" (de ir a pescar el cardumen que otro barco ha abordado) se ha hecho más laxa
con el hecho de que las aguas de las islas se hayan abierto a los bermeanos y no sean sólo los pescadores
de una sola comunidad los que se vean en la pesca de túnidos. Esta se practica en la .totalidad de lasco-
munidades canarias de pescadores y, mientras que las que sólo disponen de barcos de pozo la hacen en
las aguas de la isla donde se asientan, las que han llegado a pescar en bermeanos la practican en cuales-
quiera de las islas y hasta en el banco canario-sahariano.

4. Las pesquerías en el banco canario-sahariano


Aparte de la pesca de túnidos hay dos tipos bien diferenciados en el banco canario-sahariano: la
de los costeros y las industriales de sardina y arrastre. La pesca en la costa africana desempeña un papel
fundamental en las comunidades de Lanzarote y Fuerteventura. También debemos decir que la mayo-
ría de los pesqueros con base en las dársenas de las dos capitales (Santa Cruz y Las Palmas) se dedican a
la pesca en el banco canario-sahariano.
Los costeros trabajan en pequeñas falúas, casi vetustas (pocas sobrepasan los 20m. de eslora y tie-
nen menos de 25 años de edad), dedicándose al pescado de fondo. Sea cual fuere la forma de conservar
este pescado, hielo o sal, en el barco trabajan pescadores propiamente dichos y neveros o saladores cuya
única misión es conservar el pescado. Los costeros son una vieja tradición (tenemos noticias de que esta
pesca se hada ya en los siglos XVI-XV 11) y decir u costero'( no sólo es mencionar a un hombre que se
dedica a pescar de fondo en el banco canario-sahariano, sino que aludimos a un desclasado, a un sin-
familia que se pasa la mayor parte de su vida en la mar con cortas estancias en tierra en las que el tiempo
se gasta entre ron y ron, y comprando y disfrutando los favores de esas putas viejas y baratas que aún
quedan en la calle Anda mana de Las Palmas, Miraflores de Tenerife y las 44 brazas de Arrecife ( L:.anza~

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rote). Tenemos proyectos de trabajo sobre los costeros y podemos asegurar que existen historias -y no
sólo "historias"- de explotación por parte de los armadores que ponen los pelos de punta junto con
biografías realmente interesantes de hombres criados en la Costa de Africa y que la conocen con más
familiaridad que los callos de sus manos.
Sobre los sardineros y arrastreros no hemos trabajado, esta es la verdad, pero para este tipo de
empresas no va a quedar más remedio que manejar un tipo de análisis sociológico y no antropológico
únicamente. Dijimos empresas porque es lo que son realmente 'los barcos en el tipo de pesca que nos
ocupa. Su propiedad es en algunas ocasiones una sociedad anónima en la que no participa ninguno de
los más de 15 pescadores que completan la tripulación. Las relaciones sociales en tierra son más comple-
jas para el análisis en tanto que la comunidad pesquera no está definida espacialmente al tener los sar-
dineros y arrastreros su base en las ciudades de Arrecife, Las Palmas o Santa Cruz.

Conclusiones

1. Existe en las comunidades pesqueras canarias (excluyendo las pescas de un carácter más pro-
piamente industrial) un cambio progresivo de las técnicas más propiamente artesanales en favor de otras
en las que el grado de sofisticación tecnológica es mayor. Esto conlleva:
a) Un cambio en los medios de producción, la utilización de barcos mayores y de más autono-
mía en los que la estructura de la propiedad y las relaciones sociales de producción toman
una nueva forma.
b) De ser la familia la unidad básica de producción, la introducción de nuevas técnicas de pesca,
provocará que penetren elementos más propiamente capitalistas con los que la tripulación
del barco no estará unida necesariamente por relaciones de consanguinidad.
e) La aparición de nuevas formas de apropiación del medio: a la apropiación de los lugares de
pesca por medio del secreto se une la del carc;Jumen, que se hará más laxa con la competencia
entre comunidades.
d) Un cambio en las relaciones sociales en tierra detectable en torno a una menor cohesión en-
tre los grupos de parentesco y una menor endogamia.

2. El desarrollo tecnológico está correlacionado con la aparición de nuevas formas de distribu-


ción del producto.

3. No existe una sustitución de las técnicas y tipos de pesca tradicional-artesanales por las moder-
nas y más complejas sino una articulación de ambas.

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-335-

i
~
LA PESCA ARTESANAL EN CANARIAS: LA RESTINGA (EL HIERRO)

Alberto Galván T.
Universidad de La Laguna.

La génesis y reproducción de la comunidad pesquera canaria ha estado determinada fundamental-


mente por la demanda de las comunidades agrícolas cercanas, y por la búsqueda de ingresos complemen-
tarios, que posibiliten al pescador otros productos básicos en calorías. Ello fue posible en las zonas por-
tuarias o comerciales vinculadas a las comarcas agrícolas, ya que la agricultura ha sido el eje central de
la inversión y producción en la historia de Canarias.
En un primer y amplio período histórico (siglos XVI-XVIII) este fenómeno estaba muy relacio- «
nado con la imposibilidad de almacenar el pescado. Sólo en algunas islas, Lanzarote por medio del desa- 1
rrollo de las salinas y Fuerteventura a través del secado o "jareado" del pescado y dada su cercanía al
Banco Pesquero Sahariano, fue posible el mantenimiento de comunidades pesqueras relativamente
autónomas.
La creación de las primeras industrias de salazones en la segunda mitad del siglo XIX y especial-
mente entre 1900 y 1940, posibilita la aparición de nuevas comunidades pesqueras en las zonas sur de
las islas. Los pescadores, que no trabajan independientemente, lo hacen para las industrias, y sus muje-
res e hijas lo hacen en las factorías.
Por esa época comienzan a construirse las carreteras del sur de las grandes islas. Muchos de los
pequeños puertos naturales dejan de cumplir su función de entrada 'y salida de mercancías, si bien se
conservan aquellos que tienen una posición estratégica para la salida de los productos de exportación,
especialmente el tomate. Es en estos puertos donde se encuentran los empaquetados. Allí surgirán pe-
queños núcleos pesqueros que encontrarán su desarrollo entre 1940 y 1960, pues en estas fechas se
crean diversas industrias conserveras para procesar túnidos y sardinas, desarrollándose la captura de
peces pelágicos migratorios (atún, albacora, bonito listado, patudo, etc.). Entre 1953 y 1960 se produ-
ce la sustitución de la vieja flota de veleros y la incorporación de la tracción mecánica en las barcas
de remos.
Es en este contexto donde podemos comprender el nacimiento de la comunidad pesquera de la
Restinga (El Hierro). Isla de secano, constituyó una propiedad señorial hasta 1887, dedicándose fun-
damentalmente a la ganadería y la producción vitfcola. La situación geográfica de las comunidades
agrícolas, todas sobre los 600 metros sobre el nivel del mar, hace imposible la aparición de pueblos pes-
queros hasta mediados de este siglo. Según Escolar Serrano, en 1802 no existían pescadores a tiempo
completo en la isla, y la actividad pesquera se reducía a mareantes de tierra y a la práctica frecuente del
marisqueo.
Desde finales del siglo pasado y primeras décadas de éste, en estrecha relación con el desarrollo
de una pequeña burguesía agraria en la zona de El Pinar, cuya acumulación de capital se efectuó gra-
cias a la emigración cubana, los dos puertos de La Estaca y el caladero de Las Puntas en El Golfo se
amplían a tres, siendo la Restinga el punto de entrada y salida de mercancías para la comarca. Los co-
merciantes favorecen el desarrollo económico y la independencia de la Villa. Todos los veintiuno de
cada mes llega el barco para llevarse la producción agraria de la comarca (higos pasados, quesos, almen-
dras ... ). La comercialización se centra fundamentalmente en Las Palmas.
Hasta 1940, sólo cuatro familias, que residen en Taibique (El Pinar), bajan a la Restinga a pescar,
según el tiempo y durante varios días, el peto, el escolar o algún pez de fondo (viejas, meros ... ). En 1941
y 1944 se establecen varias familias procedentes de Valle Gran Rey y Playa Santiago, comunidades pes-
queras de la isla de La Gomera. Estos gomeros, junto con varias familias de herreños, constituirán la
base de la nueva comunidad pesquera. En 1950, según el nomenclátor del I.N.E., el pueblo está habita-
do por treinta y tres habitantes. En 1960 se mantiene la población con un total de treinta y cinco habi-
tantes, debido a la emigración a Venezuela: ocho hogares y un total de once pescadores, tres de ellos de
catorce a quince años.
La vida en el pueblo durante este período de postguerra española fue crítica. Vivían en las anti-
guas casas utilizadas para almacenar mercancías y "en chozas como enramadas y orchillas (algas mari-
nas)". Una anciana describe con detalle la situación:
"lbamos al pueblo cargando pescado, a vender. Pescado fresco. Ellos iban a remo hasta Or-
chillas, que dicen hay cuatro horas de remo y volvían de noche oscurecido. Las madres íbamos a
ayudar a los hijos cuando venían con el pescado. Y no dormía uno pues nos desvelábamos ya que
querían salir a pescar. Y así 1bamos al pueblo. Si vendíamos nos levantábamos por la noche, habi-
litábamos a los hijos para que se fueran y salíamos por ahí p'arriba ... y a ver quién llegaba P,rime-

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ro, pues la que primero llegaba vendfa primero, y si no, teníamos que ir a Azofa o a El Barrio
cargando el pescado. Pero hasta allí sólo 1bamos en camiones que venían. Si no iba a vender pes-
cado, me iba allá para El Río a buscar sal, para después venderla por cebada o papas, higos pasa-
dos ... de manera que desnudeces. Habfa pocos aljibes y no había agua. Iban a Playa Dulce a co-
1
ger agua de un garrafón y lo traían en el barco. Bueno, pues ahí vivíamos en esas chozas. Venían
con la ropa con salitre, encartonada y como no había agua, la lavábamos en la playa y después en
un jarro de agua dulce la enjuagábamos para el próximo día. Ni ropa había, pues era de ración y.
pedíamos un remiendo pareciéndonos como un metro de tela. lbamos a mariscar por esas ori-
llas. Nosotras a menudo aprovechábamos, cuando subíamos al pueblo, para comprar o intercam-
biar cosas: unas candilejas para cangrejear, el aceite, pan, cerillas. Para arriba cargábamos con pes-
cado, para abajo cargadas también con frutas, cuando era el tiempo, y si no, con papas, gofio ...
A menudo los marinos se iban a pescar con gofio ralo, amasado con agua fría, un poco de
azúcar y hasta después. iCuántas veces pescado sólo, con gofio e higos pasados!, pues ni papas
había tampoco. No teníamos cabras, ni conejos ni gallinas. Eso lo cuento por que es así ... "
Este testimonio pone de relieve algunas cuestiones. Ante todo, la precariedad de la vida en la
zona. La estrecha dependencia de un núcleo de pescadores que reside lejos, a ocho kilómetros en li'nea
recta y quince kilómetros por carretera del pueblo más cercano, situado a una altura de 600 metros
sobre el nivel del mar. Al sur de la isla, en una zona inhóspita, al pie de Los Lajiales de lava cardadas
de un viejo volcán, sus posibilidades de reproducción y desarrollo se encontraban en el 1ímite, viviendo
prácticamente de lo que podían intercambiar: pescado fresco o sal por gofio e higos pasados, abundan-
tes en la comarca de El Pinar. Imposibilitados para acumular capital, la emigración fue, en relación a
los campesinos, doblemente necesaria.
Pero como indicamos más arriba, en los años 1953-60 se había introducido la mecanización en
los pequeños barcos. En 1958 la emigración a Venezuela, a causa de la caída del dictador Pérez Jimé-
nez, se había restringido. Algunos pescadores regresan ante el desarrollo de la pesca de túnidos. En
1961. los Rodríquez López. propietarios de la factoría de Playa Santiago (La Gomera) instala'ti un fri-
goríficos. Pescados Tenerife, S.A., compite a finales de la década de los sesenta con los Rodríguez
López. Por todo ello, la población aumenta, de tal modo que en 1970 la población se cuatriplica,
alcanzando ciento treinta y cinco habitantes. El proceso es irreversible. La comunidad pesquera, comu-
nicada por tierra desde 1963, con luz eléctrica y agua corriente elevada desde la Playa de !cota, alcan-
zará en 1975 un total de doscientos veintitrés habitantes, es decir, un setenta y cinco por ciento más
que en 1970. Mientras la población tr,Hal de 1960 a 1975 se multiplica por siete, la población pesquera
se cuatriplica para el mismo período.
El desarrollo de la infraestructura es evidente. De 1950, que sólo existían diez viviendas, se
pasa a veintiocho en 1970 y cincuenta y tres en 1975. La parcelación de los terrenos, propiedad de una
familia de El Pinar y el capital tr9ído de Venezuela va a producir en veinticinco años un cambio total
del pueblo. Este tendrá dos rostros: el de invierno, como pueblo fundamentalmente de pescadores; y
el de verano, donde abundan multitud de personas con residencia secundaria, ya sean de El Pinar, ya
sean emigrantes, residentes en Tenerife o Las Palmas. Varias casas de comida atienden a los visitantes
diarios, mientras que apartamentos, habitaciones de alquiler y una residencia alojan a los que quieren
pasar una larga temporada.
El desarrollo urbano ha atraído a muchos albañiles y peones de la construcción, sobre todo a
partir de 1978, cuando se comienza la construcción del refugio pesquero. En 1979, los frigoríficos
que sólo pueden almacenar doce toneladas de pescado, pasan a ser propiedad de la empresa Hernández
y Rijo, que junto con Pescados Ramón compran la captura de peces de aire (túnidos) y gran parte
del pescado de fondo. La producción es trasladada en camiones frigoríficos al puerto de La Estaca, don-
de el ferry que desde esa fecha llega diariamente a El Hierro, va en dirección a Tenerife. Sólo una parte
del pescado blanco es vendida en la pescadería de la Villa capital o por los pueblos.
En 1975 la edad media de los pescadores es de treinta y cuatro años. Los cabeza de familia,
patrones de barco, treinta y siete años y seis meses.

Sector 1.0 Sector 2. 0 Sector 3,0 Totales

POBLACION 45 2 19 66
ACTIVA (68,18°/0) (3,04°/o) (28,78°/o) (29,60°/o)

Labores Menor escolar, es t. Pensionis. y otros Totales

POBLACION 61 87 9 157
NO ACTIVA (38,9° /o) (55,4° /o) (6,50/0) (70,40° /o)

-338-

L
Los cuarenta y cinco pescadores constituyen el 68,18 por ciento de la población activa, estando
formados el 28,78 por ciento del sector terciario fundamentalmente por albañiles y obreros de la cons-
trucción. El 52,6 por ciento de la población es menor de treinta años. Por el contrario, la población fe-
menina es sensiblemente inferior a la masculina, constituyendo sólo el 43 por ciento de la población to-
tal. La mujer en esta comunidad pesquera tiene sólo el papel de reproducción de la fuerza de trabajo,
pues su participación hoy en día, aun en el proceso de comercialización del producto, es nula. No par-
ticipa en el proceso productivo pesquero y la labor artesanal de la misma es escasa. Los pescadores se
dedican exclusivamente a la pesca debido al aumento de los ingresos provenientes de los túnidos. La
unidad doméstica nunca ha constituido una unidad productiva fuera del sector pesquero. Ahora bien,
prácticamente todas las familias de pescadores tienen algún trozo de tierra en el pueblo de Taibique,
ya sea en propiedad o de sus padres, donde obtienen básicamente los productos de la dieta calórica
(papas).
En esta primera parte de la comunicación, hemos mostrado las condiciones de aparición de una
comunidad pesquera en la isla de El Hierro, insistiendo en la estrecha conexión con la agricultura. Se
han especificado las características poblacionales y urbanísticas del pueblo, 1insistiendo en el fuerte
crecimiento demográfico producto del desarrollo de la pesca de los túnidos y del proceso de acumula-
ción obtenido en Venezuela. Y por último, hemos indicado la estrecha conexión existente entre varias
comunidades de pescadores gomeros (Valle Gran Rey y Playa de Santiago) y la comunidad de La
Restinga.
A continuación mostraremos la estrecha adaptación ecológica del pescador herreño con su medio.

* * *
La dependencia de las condiciones climáticas y el tipo de plataforma costera existente marcan
formas de organización y explotación pesquera. Esta dependencia, cuando las técnicas productivas son
de débil desarrollo, exigirá del pescador un conocimiento detalladísimo de los tiempos, fondos mari-
nos, ciclos vegetativos, costumbres y distribución espacial de las diferentes especies que constituyen la
biomasa del ecosistema marino. Es por ello que en torno a los conocimientos y experiencias en el mar
se entretejen no sólo la conversación diaria sino los ocultamientos, los "secretos", las rivalidades y las
relaciones sociales y familiares.
Las condiciones climáticas van a determinar esencialmente la posibilidad de salir a pescar o la
interrupción de la misma. Los tiempos son categorizados antinómicamente en verano e invierno:
"A este tiempo le decimos un levante, del Este. El mar del Este es calmo. Es tiempo fuerte
de verano. Viene del mar a tierra. El tiempo de la brisa es en invierno, cuando hace fresco, pero
viene del Norte, de arriba contra el pueblo, desde la cumbre. El invierno es cuando más varían
los vientos, a partir del mes que entra (septiembre), y en verano sólo tiene el Levante y no varía
nada más. Sale la bruma por la cumbre y se refresca el tiempo y sopla mucho atrás. Se bota y sale
de la tierra y es el tiempo más malo para nosotros. Sale de tierra hacia afuera y hace remolinos y
levanta el agua y no se ve nada delante. Incluso tira tierra de las laderas y llega al mar de la pre-
sión que hay. En el verano, por el contrario, sólo sale a la cumbre y refresca. En invierno nada
más levantarnos, sabemos el tiempo. Ahora mismo (fines de agosto) está cayendo sereno, hume-
dad, y de la montaña para arriba de El Pinar no cae humedad ninguna, el aire está seco, áspero.
Si nos levantamos por la mañana y la calle o los barcos están secos, entonces ya sabemos que
hay bruma en toda la cumbre, el sereno cae en El Pinar y El Julán y sabemos que hay viento en
Las Calmas, y ya no salimos a pescar. Si por el contrario al otro día nos levantamos, hace fresco,
ha caído el sereno y los barcos están mojados como si hubiera llovido, en Las Calmas el. tiempo es
bueno y no hay bruma en la cumbre."
Las condiciones insulares inciden en la pesca de costa; el viento, en invierno, baja por los barran-
cos y a menudo imposibilita la actividad, a causa de la pequeñez de los barcos utilizados.
Pero también el cambio de los vientos y del estado general del clima se predice a partir de obser-
vaciones indirectas sobre todo relacionadas con las aves marinas:
"En los meses de invierno, el mar a veces aparece calmo y no hay viento y se pega así una,
dos semanas. Un día que el mar está igual que otros días, en la montaña de La Restinga que está
allí al lado se ven ocho o diez gaviotas dando vueltas allí, y siempre en 1ínea hacia el oeste. Pues
al otro día está aventando y con tiempo del Sur, del Oeste y lloviendo. Y durante esas semanas
sin viento ni nubes, y calor y las gaviotas dando seña. Y así conocemos el cambio del tiempo."
Los tiempos que más afectan a la pesca en Las Calmas son el Norte y el tiempo Sureste (que
rompe las plataneras de El Golfo). Este último, seg(m indican los pescadores, "sale de allí, del
muelle, sube arriba y baja por El Golfo. A veces es incre1ble. Ha estado toda la mañana y hasta las nue-
ve o diez está así y a esa hora hay más viento aquí y en los bajones de Puerto Naos que en la Punta de
La Restinga. Después hay viento en todas Las Calmas y cuando llega al faro de Orchillas una paliza te-
rrible. Por eso, cuando hay ese tiempo no salimos, pues Las Calmas son criminales en esos días (en fe-

-339-
brero y marzo). Por eso, cuando el tiempo está así, vamos a las Playas y al Puerto de La Estaca a
pescar".
Pero el conocimiento de las condiciones climáticas no se reduce a los aspectos generales de los cli-
mas. Su categorización se amplía a las variaciones micro locales de cada paisaje marino:
"Estamos en Las Calmas. Usted ve el tiempo que va de aquí (Restinga) para allá, y la mar
blanca delante en calma, sin ver una bruma. Luego, sale por el Faro un trocito de bruma muy pe-
queño que decimos el "pegaño", que es la contra del viento y decimos, bueno hoy no puedo ir
más allá porque es el pegaño y se "tira al rebojo". El aire camina pegado al mar. Es un tiempo que
va liso. Pero el rebojo viene caminando sobre el mar y suave, y forma unas olitas pequeñas, un
halo que apenas apaga un fósforo, un airito muy fino, y dando para atrás y haciendo remolinos y
reculando y se queda la mar blanca otra vez. Lo pone en la Punta, y la bruma se va corriendo por
la orilla y viene caminando un airito fresco delante, que es más frío que el que va para allá."
"También ahora mismo en el verano, usted ve ese viento fuerte que tumba a uno y de Puer-
to Naos no pasa y usted llega al Tacorón y a El Faro, en la otra 'boca', y el mar está cuajado,
muerto. Y para estar la mar así, no tiene que haber bruma ninguna en la cumbre ni en El Golfo
siquiera, sino la que hay es en la parte del Hoyo del Barrio y Sabinosa y allá en los Roques del
Sal mor y eso est · calmo. Luego el rebojo, el sitio donde único que está es del Tacorón a Puerto
Naos. Ahí está uchando y ahí está todo el día; y eso hace que la mar esté en calma. Usted ve
esas rafaguitas viento, el tiempo que se quiere reposar un poquito, las sombras sobre el mar y
metros más aq ',metros más allá y allí está todo el día."
Así se explic ese fenómeno importante del microclima existente en el territorio pesquero de
La Restinga, que e nstituye el llamado "mar de Las Calmas", la zona más importante de pesca para
los herreños. Pero 1 el conocimiento del clima es decisivo para el proceso productivo pesquero, no lo es
menos la apreciación detallada de la estructura y accidentes del fondo marino. Así, la plataforma (has-
ta los doscientos metros de profundidad) es muy irregular y de escasa amplitud. Sólo tiene a nivel in-
sular, cuatrocientos treinta y ocho kilómetros cuadrados para una longitud de litoral de noventa y cin-
co kilómetros, contrastando con otras islas, como La Gomera, que para ochenta y siete kilómetros de
litoral tiene ochocientos sesenta kilómetros de plataforma costera, o Fuerteventura con dos mil nove-
cientos cincuenta kilómetros cuadrados por doscientos sesenta y cinco de litoral. Este factor es decisi-
vo para el desarrollo de determinadas técnicas de pesca, como es el sistema de capturas por nasa. La pla-
taforma insular pasa rápidamente de O a 1.000 metros. El zócalo de cien metros está siempre dentro de
la media milla de la costa, menos en Orchillas, si bien en La Restinga la plataforma es más aplacerada,
teniendo media milla para doscientos metros.
"El mar es muy malo para 'marcar'. Aqu{ apenas hay nasas, sólo alguna por ahí para coger
algún camarón al entrar el verano, o que la echan ahí en la orilla para coger una vieja o un pejito
chico. Pero si las echas por fuera no cuenta con ellas. Aquí han venido barcos de La Palma y de
Fuerteventura mismo, y se les ve por las noches trabajando. Unas que se pierden y otras que se
rompen la cuerda sobre el veril ... no vale la pena."
El veril o talud en esta zona es muy "repentino", no "aplacerado". ·Las corrientes impiden la uti-
lización de estas artes que determinan relaciones sociales espedficas entre los pescadores. Aparte del ve-
ril, los pescadores distinguen "los bajones" o grandes piedras a menudo rodeados por zonas relativamen-
te llanas o "parcelas", y especialmente las zonas de mariscos, con mucha piedra, orchillas, etc. Las zonas
del veril están estrechamente asociadas a la pesca de la cabrilla, el rascacio, ... que junto con los bajones
son las zonas más importantes de pesca, donde abundan el mero, el escolar, la vieja ...
Excluido el sistema de nasa, las relaciones sociales de rivalidad pesquera se van a establecer en tor-
no a los bajones y veriles; pero mientras los primeros son prácticamente conocidos, como el "bajón vie-
jo", los veriles son objeto de una verdadera apropiación de las unidades de producción familiar. No
obstante, ello sucede especialmente fuera del territorio que tradicionalmente ha sido más explotado por
los herreños. es decir, de la Punta de La Restinga al Faro de Orchillas. En esta zona, tanto bajones como
veriles son prácticamente conocidos por todas las unidades productivas.
"Nos poníamos de acuerdo los marinos para ir al 'bajón viejo', donde había un escolar o un
conejo grandes. Salía uno por la tarde a las seis y no le daba tiempo de ir muy afuera. El barco se
fondeaba y los demás pescaban alrededor de él, al que dio con las marcas se le daba uno o dos ki-
los de pescado. Normalmente, los que habemos aquí en esta zona (somos casi los únicos pescado-
res de la isla)conocemos las marcas. En otras islas si ven que algún barco está cogiendo pescado en
un sitio no van por un día. Pero aquí ... si no pescan ese día pasamos por lado de él y cogemos
unas marcas en tierra. Si no las que él tiene, unas que cogemos nosotros. Yal otro día tratamos de
ir más temprano a pescar a ese sitio. Claro, después si se juntan al día siguiente, se puede estar,
porque el mar es de todos pero de ahí vienen los enemigos. En un pueblo pescador normalmente
hay envidias, egoísmos por el pescado, porque yo lo levanté por qué fuistes a cogerlo, porque lue-
-340-
go fuistes y no me dejastes coger ... Antes, al 'bajón grande' sólo iban dos barcos, como tiene dos
cabezas ... Uno pescaba de fuera y, el otro de tierra. Ahora normalmente seis o siete barcos. Allí
lo más que se levanta es pesca de abades, medregales, gueldes. Llevaban el barco y se hinchaban ...
Y después piensa la gente: ese mar es de todos y así, unos por otros, viene la pelea ... "
Pero si se conoce el fondo y la superficie del mar, así como los tiempos, no lo es menos las cos-
tumbres y la abundancia de los peces. Así, por ejemplo, a diferencia de La Gomera, El Hierro es pobre
en potas o calamares, y por tanto la pesca del pargo o la sama casi no se practica. El conocimiento de
los hábitos de los peces es prodigioso. El mero no se deja ver y hay que engodarlo, el peto le gusta re-
conocer mucho y a menudo el pescador sabe, a pesar de la profundidad, si el pez capturado es una vie-
ja o una cabrilla, el sexo del pescado ... y el peso del mismo.
Hemos mostrado hasta aquí la capacidad adaptativa del pescador a las condiciones del ecosistema
marino de su territorio pesquero; dado el bajo desarrollo de sus técnicas de producción, los medios inte-
lectuales de control de las condiciones marinas están muy desarrollados. Asimismo, a pesar de que la
comunidad de La Restinga es prácticamente la única en toda la isla, tiene su territorio bien delimitado,
distinguiéndose aproximadamente los 1ímites fluidos de la unidad comunal y de los fondos de apropia-
ción familiar, que son más abundantes cuanto más lejos se encuentran del territorio comprendido entre
la Punta de La Restinga y el Faro de Orchillas. En este sentido, el secreto sobre "las marcas", sistema de
puntos de referencia en la costa para orientarse sobre el mar y conocer exactamente la situación de un
buen veril o bajón, afectan a los peces de fondo y constituyen una especie de garantizador de la repro-
ducción ampliada del veril y de las unidades de producción. Por último, las técnicas de pesca (la nasa)
está determinada por el tamaño de la plataforma costera.

* * *
Los procesos d trabajo en La Restinga, el ciclo pesquero, están estrechamente relacionados con
tres tipos de peces: lo de "fondo", el "peto" y el "bonito listado".
1. "En marzo abril, la vieja al veril."
En marzo y a ril se dedican a la vieja, si bien se trata de un pez que puede ser capturado durante
todo el año. Se pes normalmente al anzuelo, si bien antes se hacía con la pandorga poniendo de engo-
do erizos machacados y ayudados con el mirafondo. "La prohibímos nosotros mismos, porque se
cogían muchas y de pequeño tamaño". La cabrilla y la vieja se pescan al alambre durante el día, nunca
de noche, pues según los pescadores "la vieja no ve y no sale de la cueva". La.mejor zona es la .Punta de
la Dehesa. Otros peces de fondo son el cherne, el candil, el mero ...
El cherne se pesca a muchos metros de profundidad, de catorce a quince liñas. A esa altura están
otros pescados, como el alfonsiño, el rascacio ... Al anzuelo, sobre la marcha, se cogen dos o tres cher-
nes, y a veces más vale llevar tres o cuatro anzuelos que uno solo. A las dos liñas, según el pescador si
son machos se les nota porque "vienen morreteando y se inflan los pulmones; es más rápido de jalar
que con aparejos". Botan el buche, el rascacio, bocanegra, el valón ... los pagan igual que la vieja.
"El cherne se coge muy poco. Es un pescado sano y está muy castigado. Según los veriles
que uno conoce va uno al d (a y coge dos o tres. No vale la pena ir. Aparte hay que comprar dos
kilos de alambre, buscar giratorios que valen caros, un par de metros de nylon, anzuelos y lo echa
uno para abajo. Le pega un pez cuero y se le va por las manos y adiós aparejo completo. Es una
pesca muy pesada y aburrida para mí, pues igual se pasa todo el día sin coger nada como en dos
horas coge la pesca. Es cosa de acertar, ya que hay mucha profundidad, las carnadas no entran en
su sitio ... Aqu(, de todos modos, hay especialistas que usan mucho de esa pesca." ·
Aparte de la vieja y el cherne; pescados muy apreciados, se pesca asimismo, el mero, a vista de
fondo, cerca de la costa, especialmente, en los bajones de la Punta de La Restinga y en La Dehesa más
que al norte. Según el pescador, el mero huye del barco como una fiera,.no se deja ver. Siempre está
en las cuevas.
"Uno llega por allí, por allá. Coge el mirafondo y lleva algunos bonitos, que es un pescado
que da mucho olor. Y el mero es como un gato o un perro que huele y sale de la cueva. Do~de
hay piedras grandes de bajones es sitio bueno para meros. Pero si hay a varios metros muchas pie-
dras grandes por todos sitios, no se puede pescar allí. Deben estar separadas por un parcelo, un
fondo limpio que no haya piedras. Cogemos un trozo de bonito picado y lo echamos. Cogemos
una liña con un trozo de alambre, arriamos abajo y damos un tirón fuerte y la carnada se queda
ahí. En la esquina de allá hacemos otro engodadero, y más allá otros. Hacemos tres o cuatro en-
godaderos o encebaduras. Y cuando hay meros, enseguida lo sabemos. En lo que tardamos en ir
a poner un tercer engodadero, si hubiera un mero, sale y se lo come. Y como el mero no se deja
ver del barco, uno va con el mirafondo a los puestos. El primer pescado que llega ahí es el mero,
si hay; si no, las carnadas pasan horas y horas. Sobre la marcha se la van comiendo los sargos, las
morenas, pero de momento si hay mero él viene rápido. Entonces si ha desaparecido la carnada,
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entonces echamos una parada de tres metros de acero gordo, un anzuelo y la plomada (un cuarto
kilo) y la liña de atrás. Echamos dos o tres carnadas y el anzuelo. Estiramos bien la parada, deja-
mos caer la plomada y buscando un sitio donde la liña no se trabe· mucho. Nos retiramos hacia
tierra unos cincuenta metros y con la liña en la mano. El acompañante con los remos. El mero,
al ver el barco, está un poco asustado, y yo pendiente de que esté siempre frente a' la liña. Cuan-
do el mero da el primer tirón, el de los remos boga fuerte para que el mero no pueda girar la cabe-
za ni embestir hacia el fondo. Y el mero entonces trata de subir por la presión y hasta un metro
retirado del fondo.''
El mero se pesca durante todo el año, pero dado que existen otras pescas {bonito, peto ... ), más
rentables, se efectúan sólo en algunos meses; sobre todo, entre los últimos y los primeros bonitos, ya se
ha hecho la pesca del mero. Se hicieron buenas pescas por invierno, febrero, marzo y abril.
En La Restinga se usan los chinchorros y las sale meras como artes de red. En el pueblo sólo hay
dos de este último tipo y se emplea para el sargo, galana y la boga, que es lo que más abunda. En 1979
se llegó a coger unos 2.500 kilos de doradas. Pero es una pesca que rara vez se utiliza, sobre todo, en la
zona de Playa Dulce. ·
El trasmayo de tres paredes sólo lo usa una persona y se va fundamentalmente a la dorada, lacho-
pa, y el alfonsiño. El palangre que se usa es pequeño. Se cogen peces de cuero {jaquetas, anequines,
marrajos) y algún mero.
Los treinta barcos utilizados para pescar son pequeños, de cuatro y medio a seis metros que pue-
den cargar de 500 a 1.500 kilos y dos o tres de 7 y 9 metros, con una cabida de 2.000 a 3.000 kilos.
Varias familias se han asociado y comprado dos barcos de pozo mayores, de once o doce metros, con
una capacidad de 5.000 kilos. Los primeros se dedican a la pesca de peces de fondo y de aire y la tripu-
lación la constituyen de dos a tres personas, teniendo como modelo padre e hijo. Los grandes, funda-
mentalmenté para la pesca de bonito, albacora y patudos. Dado el peso y el tamaño de estos dos últimos
túnidos (150 y 350 kilos, respectivamente) la capacidad para los barcos pequeños y con escaso caballaje,
es nula, por lo que prácticamente deben de tirar de ellos hasta la playa. Mientras los barcos grande's usan
vivero para carnada, solamente algunos pequeños lo utilizan.
2. "Los peces de aire."
La pesca del peto tiene dos épocas, si bien se puede capturar durante todo el año. La pesca "arga-
neo" (o corriquia) y la pesca "a la aleta". La primera tiene lugar en enero, febrero y marzo y la segunda
a partir de mayo.
"Llegamos al veril que es donde está el comedía, pescado pequeño {galanas, caballa, bogas)
trabajando. El veril es muy alto. El peto viene hondo y sube y cuando come, baja otra vez al
fondo. Llega a la superficie, pero apenas se echa de allí vuelve a tirarse a otro veril. Así nosotros
tenemos una forma de pescarlo aqu(. Cogemos cualquier peje, lo amarramos en una boya; o mejor
es una bicuda, un conejo que tenga fola en la barriga y que esté aboyadito así, inflado; se pone
amarrado al barco con cinco o seis metros de nylon. L,.uego cogemos los remos y vamos boyando
despacito en contra de la marea, pues el pescado también trabaja en contra de la marea, y tenien-
do eso siempre en línea. El pescado, que viene hondo, cuando ve ese pez ve el barco (al peto le
gusta reconocer mucho). Entonces al venir estamos pendientes del peje; y desde que viene hasta
que no llega al lado no se va. Entonces lo sigues, lo sigues y a la vuelta le tiras la vara de cuatro
metros."
Tras los meses dedicados a la vieja, los pescadores se dedican a la pesca del peto "a la aleta". En
esa época, al calentar el tiempo, sale a la superficie. El peto suele tener de 10 a 20 kilos de peso.
"Si el tiempo está frío y nubl.ado no salen tampoco. Un día que nosotros decimos iqué día
de verano hace hoy! y es invierno. El mar está blanco y clarito y uno va de pie y mirando ... No
tiene el rabo grande y echa un trocito y van 50 ó 100, y tampoco trabajan solos, sino en bandos.
Y decimos, mira los petos, echando la aleta, aboyados. La cabeza tiene dos cuartos debajo del
agua. En ese momento no comen, sino descansando, paseando y entonces le tira uno. En la prime-
ra época pueden ir seis o siete, pero lo normal es que venga uno. Se le tira una vara de madera, de-
lante menos grueso que donde se empuña. Un anzuelo grande amarrado con una liña de cinco o
seis que tenemos en un cajón. A diferencia del bichero, el anzuelo grande va hacia afuera y atado
con hilaza. La medida de ésta es de tres vueltas juntas, tres largas y otras tres juntas, que son nue-
ve vueltas, pues si le da cuatro alante y cuatro atrás, se vira para arriba. Al clavar el anzuelo, se
rompe la hilaza y la vara cae al mar, siendo recogida. más tarde. El anzuelo va atado, con hilo de
nylon. Si le damos en el hueso, le partimos la espina y al barco en dos o tres minutos, si no hay
que esperar más. De diez o quince petos se le parte la espina a dos o tres. Si se fija en la carne es
mejor. Se tarda más en coger, pero es más seguro y es mejor para comer. Lo hemos comprobado.
Si le damos en la espina el pescado se queda como una corcha, más amarillo y más duro para
comer. Si se le fija en la carne o porque se desangra más o tarda más tiempo en morirse, la carne
queda más blanquita y más suave."

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A partir de mayo aparece él bonito listado, de uno a tres kilos de peso:
"Intenta ir a ellos y se espantan y huyen del barco. Tampoco se ven en la orilla y poco a
poco van entrando. A la semana que hay en La Gomera, entran en la Restinga. Si es de La Palma,
por el Faro de Orchillas. Pero entra por La Restinga hasta Tacarán y menos en el Faro. El último
que se coge es en La Dehesa, por septiembre. Donde abunda más es en Las Calmas, entre el Faro
y Puerto Naos. Al centro hay menos ... Y algún compañero nos dice, los vi aboyaditos y vienen
chaspicando al lado del barco. Y así, uno va al dla siguiente a llevar las cañas. Y así empieza laza-
fra hasta este mes (septiembre) que termina."
Las cañas pueden utilizarse con bamba y carnada viva (guelde, sardina, por el día; chicharro y
caballa por la noche) tanto para barcos pequeños como grandes. Los barcos grandes no pueden coger la
caña con pluma (anzuelo sin barbada, forrado con un señuelo de plástico simulando un peje o un cala-
mar), sino los pequeños. El grande necesita mucho tiempo y espacio. El barco chico va caminando, va
viendo el pescado, con las piernas el pescado va marcando el rumbo, da la vuelta ... Y cuando pican, con
la otra mano coge el pescado y lo tira dentro, ya que no tiene barbada el anzuelo. "Un compañero está
detrás de mí por la otra banda. El compañero cuando pica en el mismo lugar lanza la pluma y así somos
dos a dos. Nosotros llevamos tres cañas. Es más rápida la bamba que la pluma. Para el bonito no se utili-
za horca, que no existe en los barcos pequeños, sino en los grandes, pues es propia para alcanzar al barco
con la polea, el atún, albacora o patudo que pesan más. Muchos kilos se meten en media hora."
También durante los meses del bonito se hace la pesca del alfonsiño al alambre, utilizándolo
como engodo:
"El peje cuero o la aguja, que es el peor enemigo, van tras el atún, sobre todo, cuando van
uno o dos solos. Si hay muchos cerca de la orilla, no entran. Por la mañana, empiezan a moverse,
tirando espuma, porque tienen hambre o porque está fresquito. Está dando vueltas por esa par-
te de Las Calmas durante el día o se echa fuera para los vientos hasta por la tarde. Eso es lo que
yo espero. Por eso, lo mínimo que hay que salir para estar allí por la tarde a las seis es a la cuatro
y media o a las ci neo, lo más tardar. Y estoy aquí a las ocho. Los demás están aquí a las tres en
tierra. Ya se empaquetó el pescado, ya lo metió en la cámara de los camiones o en los frigoríficos.
Los que salen por la mañana lo hacen a las seis y media y regresan alrededor de las dos de la
tarde."
Los camiones frigoríficos de Pescados Ramón, que pueden portar de 15.000 a 20.000 kHos.de
pescado, prácticamente igual que el frigorífico donde los Rodríguez López antes y los Hernández Rijo
hoy, almacenaban el pescado que el barco, procedente de Playa Santrago (Gomera) debía trasladar a la
fábrica allí existente.
En el año 1980, el bonito era comprado a los pescadores a cincuenta pesetas el kilo, el jaquetón
(sin tripa) a cuarenta pesetas; a treinta pesetas el escolar, el mero a ciento ochenta, el abade y el peje
perro a doscientas y la vieja o cabrilla a doscientas cincuenta.
Hemos presentado en esta comunicación algunos datos sobre una comunidad pesquera de la Isla
de El Hierro. Hemos analizado en detalle las condiciones de su aparición, sus procesos de trabajo, los
medios intelectuales que constituyen verdaderos elementos de adaptación al ecosistema marino. No
obstante, podemos concluir afirmando que en esta isla, a pesar de la gran importancia de la pesca de
túnidos, en estrecha relación con la industria conservera, en la comunidad de la Restinga domina:
1. Una estrategia de diversificación pesquera (pesca de fondo y de aire), determinada por el
carácter aleatorio de la pesca de túnidos. El desarrollo tecnológico parece estar condicionado por la
construcción del puerto pesquero.
2. El desarrollo de la pesca de túnidos no ha supuesto la transformación de las relaciones socioe-
conómicas. La introducción de barcos de pozo más grandes no ha generado el trabajo asalariado y la
separación del productor directo del medio de producción, el barco.

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