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Juan Pablo Estrada Múnera

Miguel Angel Bracho Díaz


Introducción a teoría y crítica literaria
25 de octubre de 2018
TALLER II

1. Explicar la segunda y tercera definiciòn de Orientalismo.


Segunda definición: Modo de discurso que se apoya en unas instituciones.
El orientalismo es el conjunto de discursos hegemónicos occidentales que buscan la
supremacía del pensamiento europeo sobre la representaciòn de Oriente, y que suponen la
imposibilidad de que este se represente a sí mismo. Dichos discursos, desde el sentido
foucaultiano del término, pretenden entablar una relación de poder donde Occidente tenga
potestad sobre lo que debe ser dicho, escrito o enseñado sobre Oriente. Sin embargo, el
conocimiento que Europa tiene sobre Oriente no es arbitrario sino el resultado de un
acercamiento y un impacto directo de ambas culturas. “Oriente no es solo el vecino inmediato
de Europa, sino tambièn la región en la que Europa ha creado sus colonias màs grandes, ricas
y antiguas” (Said 19-20). Dicho recorrido histórico posibilita la determinación de ciertas
instituciones en las que se apoya el discurso sobre Oriente pero que, empero, no ignoran que
al describir o hacer declaraciones desde un estatus de poder, se está reafirmando la autoridad
y el dominio en la reestructuración de Oriente implícita en los discursos orientalistas.

Tercera definición: Estilo de pensamiento que se basa en la distinción ontológica y


epistemológica entre Oriente y Occidente.
La cantidad de textos occidentales que están atravesados por la concepción europea de
Oriente es exuberante. La pretensión de incluir ideologías orientales fidedignas en un texto
supone, en primer lugar, la distinción radical entre el pensamiento occidental y el oriental; y
en segundo lugar, la certeza en el conocimiento veraz de lo que Oriente es. Aunque algunos
autores, como Victor Hugo, “reestructuraron Oriente por medio de su arte y lograron que sus
colores, sus luces y sus gentes fueran visibles a través de las imágenes, los ritmos y los
motivos que ellos utilizaron para describirlos” (Said 47) Dichas intenciones se limitan, màs
bien, a la recreación de una representación de lo oriental y no un retrato “natural” de Oriente.

2. ¿Cuál es la relación de los estudios postcoloniales con las categorías hegemonía y


subalterno?
El postcolonialismo se entiende como el conjunto de teorías que surgen como respuesta a los
valores que persistían luego de la colonización; es decir, negaba la continuación de los
discursos que habían sido concretados por medio del pensamiento nacionalista luego de la
independencia. Así, los estudios postcoloniales problematizan el papel hegemónico y del
subalterno. Por un lado, el subalterno es considerado un sujeto observado, dominado por un
ente poderoso que lo define y habla por él; tal ha sido el caso, en la mayoría de países
latinoamericanos, de los indios, afrodescendientes, mestizos, mulatos, las personas de clase
baja, los campesinos, y las mujeres.

Con las diversas revoluciones a finales del siglo pasado, se pretendía eliminar la invisibilidad
del subalterno y mostrarlo como un ser activo en la dinámica nacional. Por ejemplo, “la
revolución mexicana marcó una desviación con respecto a el modelo blanco, patriarcal,
oligárquico y eurocéntrico de desarrollo” (GLES 3) reivindicando la figura del indio y del
mestizo. Los estudios postcoloniales se nutrieron, en la segunda mitad del siglo XX, de las
teorías postestructuralistas; lo que enriqueció la visión genealógica del subalterno y permitió
la visualización de discursos de poder sin explorar. Además, más adelante, con la
consolidación de las teorías feministas, se empezaron a problematizar las diferentes formas
de sometimiento enraizadas en el dominio hegemónico patriarcal. En conclusión, el
postcolonialismo, en su conjunto, busca la reestructuración de las dinámicas de poder
adaptándose a los discursos vigentes de cada tiempo.

3. Explicar el feminismo contemporáneo (tercera ola), desde el texto de Samara de las


Heras Aguilera.
En medio de la agitación política de los años sesenta, surge la tercera ola feminista que se
concentra en dos perspectivas: el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia.
En primer lugar, el feminismo de la igualdad pretende, por medio de ampliaciones del marco
público y renovaciones del ámbito jurídico y cultural, alcanzar precisamente la igualdad de la
mujer frente a las posibilidades del estatus del hombre. Además, algunas de sus variantes
buscan la “conciliación teórica del feminismo con el socialismo y el marxismo” (De las Heras
59). Sin embargo, una de sus problematizaciones es que su iniciativa intenta permitirle a la
mujer la incursión en las estructuras socio-políticas creadas por los hombres según sus
necesidades y deseos; lo que, para Samara de las Heras, subyace en una “masculinización de
la mujer” (61). Dentro del feminismo de la igualdad también se incluye el feminismo liberal
que se niega la necesidad de destrucción del status quo y las fallas en el sistema capitalista y
neoliberal.

En segundo lugar, el feminismo de la diferencia reconoce en las estructuras patriarcales


dominantes la imposibilidad de su inserción plena. Además, desestima las intenciones de
alcanzar la igualdad entre sexos estando inmiscuidos en una estructura de dominación
masculina. Es decir, la pretensión del feminismo de la diferencia (y esencialmente del
feminismo radical) es lograr la emancipación de los valores varoniles que asignaban a la
mujer un papel de subalterno y reconstruir el lugar de la mujer por fuera de los patrones
estructurales androcentristas.

4. ¿Cómo problematiza la teoría queer el sistema binario hombre-mujer?


La teoría queer rompe con el pensamiento legitimador de correspondencia entre sexo y
género. Establece que a pesar de que el sexo es algo determinado, en primera instancia,
biológicamente, el género es variante, impreciso y cambiante. Es decir, desestima la
radicalización de los géneros, posibilitando “hibridaciones” en las concepciones de los
mismos. Así pues, pensar en un ser absolutamente “hombre” o absolutamente “mujer” es
ficcional, ya que todos somos una combinación desproporcionada de los distintos atributos
del género.

Luego de romper con la rigidez del sistema binario del género, posibilita una infinidad de
variantes de exploración sexual, evitando el encasillamiento en estructuras inflexibles de
género sexual (como lo son la heterosexualidad, el homosexualismo y el bisexualismo) y
abriendo las puertas a un continuo moldeamiento sin determinantes ni absolutos. Además, la
teoría queer problematiza la estructura heteropatriarcal dominante, pues esta impide el
desarrollo libre de la identidad sexual e impone patrones rígidos de comportamiento.

Trabajos citados
- De las Heras Aguilera, Samara, Una aproximación a las teorías feministas. 2008.
- Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos [GLES], Manifiesto Inaugural.
Boundary 2, 1995.
- Said, Edward W, Orientalismo. Debolsillo, 2002.

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