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LA TAXONOMÍA DE L INNEO Y SUS REPRESENTACIONES GRÁFICAS

Berta Gilabert Hidalgo


Facultad de Filosofía y Letras, UNAM
Daniela Fernández y Fernández
Jardín Botánico “Hernando Ruiz de Alarcón”, CEPE/UNAM Taxco.

Una de las principales preocupaciones del hombre, independientemente de la cultura o socie-

dad a la que pertenezca y el tiempo o espacio geográfico en el que habita, ha sido el reconocer y

clasificar los recursos naturales que existen a su alrededor para explotarlos en su beneficio.

Actualmente, debido a estas necesidades, existen disciplinas científicas especializadas

como la taxonomía y sistemática, que se encargan oficialmente de la clasificación y ordenación

de los seres vivos de acuerdo con sus rasgos y características particulares para generar descrip-

ciones que permitan reconocer, agrupar y nominar a las especies biológicas para estudiarlas y

además comprender las relaciones evolutivas existentes entre éstas. Su papel en la biología y

otras ciencias ha sido fundamental, dado que ningún organismo puede ser analizado sin un

enfoque taxonómico con información básica sobre su morfología, fisiología y ecología. La ta-

xonomía comprende como principales actividades la clasificación, la nomenclatura y la identifi-

cación de las especies, 1 lo que involucra la tarea de asignar nombres a distintas categorías taxo-

nómicas con base en códigos internacionales; sin embargo, es tal la diversidad en nuestro plane-

ta y tan compleja su distribución geográfica, que no ha resultado tarea sencilla asignar un único

nombre que identifique de manera particular a cada especie a nivel mundial. Es así como se

1
José Luis Villaseñor, Catálogo de autores de plantas vasculares de México (México: Universidad Nacional
Autónoma de México, 2001), 3-4.
<http://books.google.com.mx/books?id=xxnPCiJnp6UC&source=gbs_navlinks_s>

1
han practicado diferentes formas y estrategias para intentar describir, nombrar y clasificar a los

seres vivos, las cuales han estado influidas fuertemente por la cosmovisión, las concepciones

científicas y filosóficas y el entorno social de la época. 2

Durante todos estos esfuerzos por desarrollar un sistema adecuado de clasificación de

los seres vivos, el uso de estampas, pinturas e ilustraciones ha funcionado como apoyo e ins-

trumento de gran importancia para el conocimiento biológico de las especies, sin embargo el

papel de la ilustración en las publicaciones científicas ha sido tradicionalmente cuestionado en

cuanto a su capacidad generadora y transmisora de conocimiento y, en muchos casos, ha sido

considerada adecuada únicamente para textos de divulgación e inconcebible en las publicacio-

nes académicas, por ejemplo, incluso en nuestros días, para Drott y Griffiths el uso de imágenes

y gráficos llamativos merman la calidad de la literatura científica. 3

A pesar de estas posturas escépticas, existen autores que le confieren no sólo importan-

cia sino también múltiples usos como Charlotte M. Porter para quien la ilustración científica

puede cumplir con varias funciones, por ejemplo, la de constituir una imagen verosímil de la

realidad o la de presentar una imagen simbólica -como se aprecia en los códices medievales-;

otra modalidad es la de fungir como herramientas tales como mapas geológicos, cartas astro-

nómicas y guías anatómicas; otras más -como los diagramas- sirven para explicar fenómenos y,

por último, están las que sirven para promover nuevas ideas. Sin embargo, hay que considerar

que muchas de las ilustraciones científicas atienden a varios de los usos mencionados y no

2
Jorge Llorente-Bousquets, La búsqueda del método natural (México: Fondo de Cultura Económica, 1990)
<http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen2/ciencia3/095/htm/busqueda.htm>.
3
Drott y Griffiths apud Elke Köppen, “Las ilustraciones en los artículos científicos: reflexiones acerca de la
creciente importancia de lo visual en la comunicación científica”, Investigación Bibliotecológica 21, no. 42
(2007): 35. Consultado en mayo 8, 2014. <http://www.scielo.org.mx/pdf/ib/v21n42/v21n42a3.pdf >.

2
siempre cuadran completamente con lo que hoy entendemos como ciencia 4

Nosotros coincidimos con lo anterior y pensamos que la ilustración científica ha sido

fundamental en la construcción de conocimiento, por ello, este trabajo pretende documentar

cómo el cambio en el concepto de “ciencia” generó un nuevo tipo de ilustración científica, que

pretendió constituir una imagen verosímil de los especímenes y servir como generadora de co-

nocimiento en la botánica, particularmente dentro de la taxonomía del siglo XVIII a partir de

las contribuciones del médico y naturalista Carlos Linneo. Las repercusiones que tuvo el desa-

rrollo de su sistema de clasificación en las representaciones gráficas de la Ilustración y en proce-

sos futuros también serán discutidas.

La imagen y la clasificación de los organismos

A partir del Renacimiento se integró el conocimiento científico a la labor artística desde una

perspectiva más objetiva de la naturaleza y más cercana al concepto que hoy tenemos de ilustra-

ción científica. La imagen se consideró entonces un emblema de la ciencia renacentista, en la

que la naturaleza queda sujeta a leyes y reglas basadas en un código de reconocimiento diseñado

para “aislar y fijar” visualmente los organismos vivos y así lograr determinar las características y

aspectos esenciales para la identificación y la descripción de especies, particularmente en la bo-

tánica, 5 puesto que esta disciplina era más exacta y estandarizada que la zoología debido a que

la mitología y los bestiarios influyeron mucho en la forma en que se desarrolló la ilustración

4
Charlotte M. Porter, “Essay Review: The History of Scientific Illustration”, Journal of the History of Biology
28, No. 3 (1995): 549-550.Consultado en mayo 22, 2014. doi: 10.1007/BF01059392.
5
Antonio E. de Pedro Robles, “El dibujo y las estrategias de la representación científica”, Co-herencia 6, no.
10 (2009): 18, Consultado en marzo 29, 2014. <http://www.redalyc.org/resumen.oa?id=77411622001>.

3
zoológica, más a partir del imaginario que de la observación directa y la representación precisa. 6

Por otro lado, hay que considerar que era más barato y sencillo preservar plantas que animales. 7

En este momento comenzó a vislumbrarse la diferencia entre las imágenes puramente

artísticas con motivos biológicos y las utilizadas para la construcción de un conocimiento for-

mal, pues para la ciencia, desde entonces y hasta nuestros días, la representación científica debía

tener como requisito una condición universal para que pudiera considerarse válida y efectiva. 8

Particularmente, la ilustración científica fue un componente esencial de la botánica moderna

desde sus inicios en el siglo XVI, pues a falta de un sistema y lenguaje estandarizado para la

identificación y clasificación de los organismos, las imágenes resultaban más precisas e informa-

tivas que los textos que las acompañaban. 9 La confianza que cobró la imagen en el ámbito cien-

tífico a partir de los siglos XVII y XVIII convirtió la ilustración en una actividad y herramienta

indispensable que abrió la posibilidad de crear una catalogación completa y razonada de las

plantas, 10 a la vez que facilitó de manera importante la difusión del conocimiento botánico

entre la comunidad científica. 11

A partir de esto y dado que los botánicos no necesariamente tenían aptitudes para el di-

6
John E. Simmons et. al., Ciencia y arte en la ilustración científica. (Colombia, Sistema de Patrimonio Cultu-
ral y Museos-Universidad Nacional de Colombia, 2009): 9-11.
7
Ibidem, p. 14.
8
Cfr. Rosario Massimo, “Origen y evolución biológica en la antigüedad clásica Grecia y Roma”. Estudios de
Antropología Biológica IX, (1999): 121. <http://www.revistas.unam.mx/index.php/eab/article/view/30764>
Consultado en agosto 3, 2014; Antonio de Pedro Robles, op. cit. p. 14.
9
Maura C. Flannery, “The Closest Collaborations: Botanical Illustration”, (presentado en 27th Annual Na-
tional Conference on Liberal Arts and the Education of Artists: Collaboration in the Arts, Nueva York, oc-
tubre 16-18, 2013): 38.
10
Rosa López Cubillo y Didier Sellet, “Definiendo jalones para un acercamiento a las historia de las imáge-
nes científicas” Bellas Artes 3, (2005): 158. Consultada en junio 23, 2014.
<http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1408874>.
11
John E. Simmons et. al., “Image and Reality: Perception, Depiction, and Preservation of Nature.” Juniata
Voices 13, (2013): 132. Consultado en agosto 3, 2014.
<http://www.juniata.edu/services/jcpress/voices/pdf/2013/jv_2013_127-144.pdf>

4
bujo, surgió la necesidad de contar con ilustradores que comprendieran la naturaleza del objeto

a representar, de modo que se conformó el binomio naturalista-dibujante científico, en el que

los botánicos especialistas instruían a los dibujantes en su materia para que, al adquirir conoci-

mientos, pudieran representar las plantas y sus partes con precisión.

Además de lo anterior, el dibujo de las plantas comenzó a hacerse a partir no de la men-

talidad y el imaginario –como se hacía en la Edad Media– sino del ejemplar concreto, de modo

que el hecho mismo de realizar el dibujo obligaba al ilustrador a mirar detalladamente cada una

de las partes del espécimen representado, facilitando el análisis y convirtiendo la imagen en una

herramienta más de conocimiento científico, reforzada por la aplicación de la escala, la perspec-

tiva y el volumen. 12 Este aumento en la precisión hizo que la ilustración fuera imprescindible

en los gabinetes de estudio, sobre todo cuando no se podía contar con el ejemplar, ya fuera

presente en un jardín botánico o conservado en herbario, de modo que la acuarela, el dibujo o

el grabado eran los únicos referentes de la planta a partir de los cuales los botánicos podían

construir conocimiento.

La ilustración botánica aplicada a la taxonomía linneana

Dentro de este contexto, el sistema de clasificación de los seres vivos y las representaciones grá-

ficas de los mismos sufrieron verdaderos cambios debido a la contribución de uno de los natu-

ralistas y taxónomos más reconocidos de todos los tiempos: Carlos Linneo, quien recorrió toda

Suecia, especialmente las regiones de Scania y Laponia, realizando trabajo de campo [Fig. 1].

Linneo nació en el pueblo de Råshult en Småland, Suecia en 1707; su formación de

12
Ibidem, p. 156.

5
médico, y su interés por la botánica y las ciencias naturales lo llevaron a desarrollar, bajo la tu-

tela del teólogo Olof Celsius, un sistema de clasificación vegetal basado en el número de estam-

bres y pistilos de las flores. Entre sus aportaciones, la más importante por su impacto dentro de

las ciencias biológicas, fue la creación del sistema de clasificación taxonómica jerárquica y bi-

nomial publicado en su libro más conocido, el Systema Naturae que salió a la luz en 1735, el

cual revolucionó disciplinas como la botánica y la zoología y por el que fue considerado punto

clave y pilar en el comienzo formal de la clasificación y ordenación de los seres vivos. Además

de considerar el sistema reproductivo de las plantas como carácter taxonómico, tomó en cuenta

características externas específicas y generales para agrupar a los organismos en categorías defi-

nidas como especie, género, familia, orden, clase, rama y reino, convirtiendo la botánica en una

ciencia ordenada.

Él consideraba que la manera correcta de clasificar las plantas era con base en su fructi-

ficación y definió como caracteres diagnósticos el cáliz, la corola, el estambre, el pistilo, el peri-

carpo, la semilla y el receptáculo. Reconoció 24 clases de plantas basándose en el número de

estambres, su longitud, su función, su separación o su ausencia; a su vez, los órdenes se basaron

en el número de estilos del pistilo. 13 [Fig. 2] Todas estas características debían de ser incluidas

en cualquier ilustración de manera detallada para que pudiera a futuro facilitar la identificación

a nivel de género. 14

Las diferencias entre especies comenzaron entonces a recaer en el número, la forma, la

13
Javier Valdés e Hilda Flores, “Carl Linné (1707-1778). Princeps Botanicarium,” Ciencias, no. 65 (2002):
30–31. Consultada en julio 3, 2014. <http://biblat.unam.mx/en/revista/ciencias-mexico-d-f/articulo/carl-linne-
1707-1778-princeps-botanicarium>.
14
Victoria Dickenson, Drawn from Life: Science and Art in the Portrayal of the New World. (Toronto: Uni-
versity of Toronto Press, 1998). 172-173.
<http://books.google.com/books?hl=en&lr=&id=MHET0UM9Q40C&pgis=1>.

6
proporción y la disposición de varias partes de las flores y frutos de las plantas y dejaron de con-

siderarse como importantes otras características utilizadas en la práctica botánica por ser difíci-

les de cuantificar y representar gráficamente, como lo eran el tamaño, el olor, el sabor, el color

y la época de floración, entre otros. 15

De igual forma en su obra Species Plantarum, publicada en 1753, estableció los princi-

pios de la nomenclatura botánica moderna, que aún son vigentes. Con el sistema de clasifica-

ción linneano y el uso del latín, se instituyó un nuevo lenguaje científico específico y ahorrativo

para la descripción botánica. 16 Estos lineamientos comenzaron a ser utilizados de manera gene-

ral por los botánicos europeos del siglo XVIII.

El método y la nomenclatura linneana facilitaron en gran medida los destacables avan-

ces en la taxonomía de plantas y animales durante los siglos XVIII y XIX. 17 Este sistema de

clasificación fue por más de setenta años el más utilizado a nivel mundial en el área botánica.

Hoy en día aún está vigente el esquema jerárquico y binomial establecido por Linneo, sin em-

bargo, dada la complejidad y la biodiversidad de este reino, así como el progreso en su conoci-

miento y la consideración de otros aspectos importantes (taxonómicos, anatómicos, citogenéti-

cos, químicos, moleculares y relaciones de ancestría y descendencia) se han producido impor-

tantes cambios en la clasificación de los grupos o taxa. 18

Sin embargo, en el s. XVIII, el desarrollo y la aceptación general de este sistema tuvie-


15
Antonio E. de Pedro, El Diseño Científico. Siglos XV-XIX. Vol. 37. (Madrid, España: Ediciones AKAL,
1999). p- 38-39. Libro electrónico
<http://books.google.com.mx/books?id=CLJHZ7NdakcC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r
&cad=0#v=onepage&q&f=false>.
16
Idem
17
T. William Stearn, “Daniel Carlsson Solander (1733–1782), Pioneer Swedish Investigator of Pacific Natural
History”, Archives of Natural History, 11, no. 3 (1984): 499. Consultado en junio 25, 2014. doi:
10.3366/anh.1984.11.3.499.
18
Valdés y Flores, op. cit., p. 30-31.

7
ron consecuencias directas sobre la enseñanza y la investigación en botánica, así como en las

representaciones gráficas del área. Estos notorios cambios permiten brindar un panorama histó-

rico dividido en un antes y un después del sistema creado por Linneo.

La clara dependencia del uso de imágenes impresas en la botánica prelinneana cambió a

partir de la publicación del Species Plantarum. Muchos de los dibujantes botánicos del siglo

XVIII utilizaron técnicas que al final resultaron insuficientes para representar la realidad con la

exactitud requerida. Entre los principales errores técnicos estaba el plasmar en un solo dibujo

estadios de desarrollo de un organismo imposibles de existir simultáneamente en un escenario

real, ignorando la fenología de las especies vegetales, así como la frecuente tergiversación en la

forma y el tamaño de los órganos sexuales de las plantas y su color pues, en algunas ocasiones,

distintas estructuras como las flores salían completamente del espectro natural de color de los

ejemplares vivos. 19

En 1738 se publicó el Hortus clifortianus, con el que se inició una nueva era de la ilus-

tración botánica porque la iconografía comenzó a basarse en la representación de una figura

principal que dominaba el espacio y a la que se le conoce como “tipo” y que hace referencia a

las demás figuras o despieces y fructificaciones en cortes, fragmentos y acercamientos, dibujadas

de manera independiente y que se encontraban marcadas con letras, para facilitar la denomina-

ción de las especies. Con la aceptación del tipo, las figuras y láminas botánicas realizadas bajo la

influencia linneana fueron dibujadas de manera detallada y estilizada tratando de hacer una

copia de las formas naturales con la clara intención de representar la “estructura” de los ejem-

19
Kärin Nickelsen, “Draughtsmen, botanists and nature: constructing eighteenth-century botanical illustra-
tions”, Studies in history and philosophy of biological and biomedical sciences 37, No. 1 (2006): 3-6. Consul-
tado en junio 10, 2014. doi: 10.1016/j.shpsc.2005.12.001.

8
plares, por lo que la composición y la disposición de los dibujos de las partes que conforman el

cuerpo de las plantas eran indispensables. De esta manera la imagen comenzó a ser una traduc-

ción visual del supuesto orden natural de la época. 20 [Fig. 3]

Un detalle importante es que la mayoría de las ilustraciones botánicas de los libros de

Linneo y sus contemporáneos carecían de color, elemento que hoy nos parece determinante

para la consecución de una representación exacta de los objetos, sin embargo hay que tener

presente que lo que se buscaba entonces era la correcta identificación, descripción y clasifica-

ción de los especímenes, para lo que el color no era determinante; de ninguna manera porque

éste no ayudara a la taxonomía, sino porque Linneo pensaba que muy fácilmente podía decirse

en la descripción escrita, sin necesidad de costear la iluminación de las ilustraciones, es decir, el

naturalista consideraba que se trataba de un rasgo prescindible y perfectamente sustituible por

un correcto sombreado. 21 Una de las razones detrás del pensamiento de Linneo es que el color

en una planta es sumamente variable, ya que depende del estado fisiológico, la etapa de desarro-

llo, así como del clima, la época del año, de la ubicación geográfica del ejemplar y, por otro

lado, de la percepción del ilustrador y de los pigmentos disponibles en el mercado. Además, la

labor de ilustrar un espécimen superaba por mucho el tiempo en que los ejemplares eran colec-

tados y herborizados en las prensas botánicas, por lo que registrar y representar el color exacto

de las plantas una vez acumulado el trabajo resultaba casi imposible para los ilustradores. Ante

esto surgieron algunas estrategias para solucionar el problema del color, entre ellas, describir el

color en términos técnicos a través de palabras, pintar sólo pequeñas porciones de las partes

20
Antonio E. de Pedro Robles, El Diseño Científico…, 39-40.
21
Antonio E. de Pedro Robles, “El dibujo y las estrategias”…, 21.

9
individuales de las plantas haciendo referencias de color y por último, describir los colores en

forma abreviada o en código. 22

Por otro lado, la enseñanza botánica prelinneana consistía sólo en mostrar a los estu-

diantes las especies vegetales y memorizar sus nombres. La carencia de un sistema estandarizado

para agrupar las plantas requirió del uso constante de múltiples imágenes para la comparación

con ejemplares vivos y así poder asignar los nombres correctos a las especies en cuestión.

Con las contribuciones de Linneo, las descripciones botánicas con términos especializa-

dos comenzaron a cobrar importancia, particularmente para la identificación de géneros taxo-

nómicos. La imagen y el dibujo de las especies tendrían un lugar menos importante que la des-

cripción taxonómica y que los ejemplares originales de herbarios, sin embargo siempre estuvie-

ron presentes. 23 La postura de Linneo frente a la utilización de imágenes para generar conoci-

miento ha causado polémica, en parte gracias a malas interpretaciones y, especialmente, a la

extrapolación de la declaración realizada en su libro Genera Plantarum en cuanto a la impor-

tancia del dibujo en la clasificación taxonómica:

No recomiendo las ilustraciones para determinar el género, de hecho, las rechazo abso-

lutamente, aunque -confieso- son de gran importancia para los niños y para aquellos

que tienen más cráneo que cerebro; confieso que pueden comunicar algo a los que no

tienen preparación. [...] En consecuencia, trataremos de expresar con palabras tan cla-

ramente -si no es que más- como otros con sus espléndidos dibujos. 24

22
H. Walter Lack, et. al., “Recording Colour in Late Eighteenth Century Botanical Drawings: Sydney Parkin-
son, Ferdinand Bauer and Thaddaus Haenke,” Curtis’s Botanical Magazine 14, No. 2 (1997): 87. Consultado
en octubre 13, 2014. doi: 10.1111/1467-8748.00074.
23
Karen Reeds, “When the botanist can’t draw: the case of Linnaeus” Interdisciplinary Science Reviews 29,
no. 3 (2004): 249. Consultado en septiembre 9, 2014. doi: 10.1179/030801804225018882.
24
Staffan Müller-Wille, et. al., “A translation of Carl Linnaeus’s introduction to Genera plantarum (1737)”

10
A pesar del tono cáustico del naturalista, hay que tomar en cuenta que Linneo se refería especí-

ficamente a la imposibilidad de que un solo dibujo representara con exactitud el género debido

a las muchas especies y variedades que están contenidas en un género particular. 25 Imaginemos,

por ejemplo, las diferencias morfológicas existentes entre dos especies del género Ficus: Ficus

carica (higuera) y Ficus elastica (hule) [Fig. 4], las cuales varían en características tan básicas

como el tamaño y morfología de las hojas y los frutos, es decir, para que la ilustración fuera útil

tendría que tener todas las variaciones presentes en todas las especies y variedades que están

dentro de un género particular o, en su defecto, ir acompañada por infinidad de ilustraciones

complementarias que complicaban muchísimo el trabajo y lo encarecían hasta el punto de ha-

cerlo inviable, lo que finalmente llevó a realizar ilustraciones con despieces para cada especie.

Por otro lado, varios autores han apuntado la posibilidad de que la reticencia del taxó-

nomo sueco se deba a su escasa capacidad artística, ya que muchos aseguraban que las habilida-

des para la descripción verbal de Linneo eran excepcionales y no comparables con sus escasas

capacidades como dibujante científico; 26 a este respecto también vale la pena decir que, si bien

las ilustraciones hechas por Linneo en su viaje a Laponia carecen de maestría, es notable cómo

su precisión aumenta considerablemente cuando representó objetos cuya estructura compren-

día cabalmente. Esto es importante porque es una muestra de que no bastan las capacidades

dibujísticas, sino que es imprescindible que el ilustrador científico entienda lo que está dibu-

jando. Fue por ello y debido también a la exactitud requerida en las representaciones gráficas

Studies in History and Philosophy of Biological and Biomedical Sciences 38, no. 3 (2007): 568. Consultado
en septiembre 13, 2014. <doi:10.1016/j.shpsc.2007.06.003>. La traducción es nuestra.
25
Isabelle Charmantier, “Carl Linnaeus and the Visual Representation of Nature,” Historical Studies in the
Natural Sciences, 41, no. 4 (2014): 367-369, Consultado en septiembre 15, 2014, doi:
10.1525/hsns.2011.41.4.365.
26
Reeds, op. cit., p. 252.

11
botánicas, para que pudieran utilizarse en beneficio de la identificación de los taxones, que fue

necesario que Linneo mantuviera la colaboración con distintos ilustradores, algunos de los más

destacados en el medio científico por su talento, son George Dionysius Ehret y Jan Wadelaer,

los cuales fueron autores de los dibujos y los grabados presentes en el Hortus Cliffortianus. 27

Durante esta época, a excepción de algunos botánicos como Johann Jacob Dillenius quien ilus-

tró sus propios trabajos, la mayor parte de los taxónomos de plantas acudieron a los artistas

especializados para ilustrar sus trabajos. 28

Los discípulos y apóstoles de Linneo

El siglo XVIII es considerado como el siglo de la Ilustración y de los grandes viajes científicos.

Hasta entonces, durante estas expediciones, las tareas de recopilar y registrar datos provenientes

de la naturaleza mediante dibujos y pinturas eran realizadas por médicos, capitanes u oficiales

que solían tener ciertos conocimientos como naturalistas; sin embargo, a partir de la segunda

mitad del siglo, estas tareas comenzaron a ser realizadas por especialistas botánicos, zoólogos,

geólogos y pintores; estos últimos pasaron a ser un elemento imprescindible en cualquier expe-

dición terrestre o marítima. 29 Durante esta época, escribir y registrar las experiencias vividas al

viajar durante largos periodos de tiempo y a largas distancias se consideraba como una fuente

de producción y adquisición de conocimiento científico, postura reforzada por el gran número

de viajes, documentos y datos biológicos y taxonómicos producidos a través de Linneo y sus

27
de Pedro, El Diseño Científico…, p. 39.
28
Charmantier, op. cit., p. 394.
29
Santiago Prieto Pérez, “Pintores en las grandes expediciones científicas españolas del Siglo XVIII”. Ars
Medica. Revista de Humanidades, 2, (2006): 167. Consultado en septiembre 16, 2014.
<http://www.joseluispuerta.es/revista/v5n2/Pintores_en_las_grandes_expediciones_cientificas_espanolas_del
_siglo_XVIII.pdf>.

12
discípulos. 30

En su labor científica y mientras trabajaba como profesor universitario, Carlos Linneo

tuvo un gran número de estudiantes interesados en botánica que asistieron a sus clases, sin em-

bargo, sólo unos veinte fueron considerados por él como sus “apóstoles”, 31 quienes se encarga-

ron de viajar por el mundo para explorar y recolectar información sobre nuevos especímenes;

estos apóstoles fueron Pehr Kalm (1715-1779) que viajó a Norte América, Olof Torén (1718-

1753) expedicionario en las Indias Orientales, Fredick Hasselqvist (17221752) quien trabajó

en Egipto y Palestina, Pehr Osbeck (1723-1805) también viajero en Asia, Daniel Rolander

(1725-1793) fue a Surinam, Johan Gerhard Köning (1728-1785) visitó Tranquebar en la In-

dia, Pehr Löfling (1729-1756) exploró España, Colombia y Venezuela, Andreas Berlin (1746-

1773) recorrió el norte de África, Pehr Forsskål (17321763) documentó Arabia, Klas Alströmer

(1736-1744) recorrió zonas de España, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y los Países Bajos;

Daniel Carl Solander (1736-1782) participó en la expedición de James Cook a Oceanía, Carl

Peter Thunberg (1743-1828) con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales viajó a las islas

del Pacífico, especialmente Java y Japón; Andreas Sparrman (1748-1820) acompañó a Cook en

su segundo viaje, que incluyó China, Sudáfrica y Senegal; y, por último, Adan Afzelius (1750-

1837) quien también se encargó del Norte de África. 32 Como puede verse, estos colaboradores

30
Kenneth Nyberg, “Linnaeus’ Apostles, Scientific Travel and the East India Trade,” Zoologica Scripta, 38,
(2009): 8. Consultado en septiembre 18, 2014. doi: 10.1111/j.1463-6409.2007.00303.x.
31
Linneo los llamó así porque pensaba que ellos debían llevar al resto del mundo la luz de su nuevo sistema
botánico a la vez que para él eran una herramienta para recolectar material vegetal en otras partes del mundo.
Cfr. Kenneth Nyberg , “Linné, apostlarna och de utrikes forskningsresorna.”, Sjuttonhundratal. Nordic Year-
book for Eighteenth-Century Studies 2, (2005): 39. Consultado en octubre 10, 2014.
<http://septentrio.uit.no/index.php/1700/article/view/2900/2767>
32
Maria Teresa Tellería, “El viaje virtual de Linneo por España. Deus creavit, Linnaeus disposuit”, Boletín de
la Sociedad Geográfica Española, núm. 28, (2007): 116-123.

13
cercanos de Linneo se encargaron de recorrer el mundo entero y, en gran medida, gracias a ellos

el nuevo sistema binomial trascendió la Península Escandinava y se expandió dentro y fuera de

Europa 33

Por otro lado es importante mencionar que la colección de especies descritas por Lin-

neo fue enriquecida en gran medida por la correspondencia, los ejemplares de herbario y los

dibujos que sus alumnos más cercanos le enviaron, 34 producto de las expediciones realizadas

entre 1746 y 1779 hacia el norte y sur de América, África, Asia y Oceanía. 35 Este grupo de es-

tudiantes cercanos con el que comenzó la tarea de recolección de especímenes en lugares aleja-

dos de Suecia, estuvo conformado en un principio por Daniel Solander, 36 Pehr Kalm, Pehr

Osbeck 37 y Pehr Löfling, entre otros. El esfuerzo de estos estudiantes y de los dibujantes que

trabajaron en conjunto con ellos durante las expediciones científicas proporcionó grandes avan-

ces sobre el conocimiento de la flora y fauna fuera de Europa, en muchas ocasiones a partir de

representaciones gráficas, como a continuación mencionaremos.

Daniel Solander viajó como naturalista del Endeavour en el primer viaje hacia la isla de

Tahití y hacia el océano Pacífico en dirección a Australia y Nueva Zelanda a cargo del capitán

33
“Order from Chaos: Linnaeus Disposes”, Consultada en octubre 10, 2014.
<http://huntbotanical.org/OrderFromChaos/OFC-Pages/intro.shtml>.
34
Sandra Ramírez Clavijo, “Linneo: la pasión de un médico por la clasificación de los seres vivos”, Ciencias
de la Salud 5, No. 1 (2007): 102. Consultado en octubre 12, 2014.
<http://www.urosario.edu.co/urosario_files/57/57395e2b-17a3-4ae5-a4b8-b923b2373478.pdf>.
35
Kenneth Nyberg, “Linnaeus’ Apostles”, p. 9.
36
Nelson Papavero et.al.. Historia Da Biología Comparada. El Siglo de Las Luces (Parte III), (México, D. F.:
Universidad Nacional Autónoma de México, 2004): 22.
<http://books.google.com/books?id=c_QqyU6FAIkC&pgis=1>.
37
Hay autores que niegan que Osbeck fue discípulo de Linneo, sin embargo, los años en que estudió historia
natural en Uppsala coinciden y lo expresado por él mismo en su autobiografía hacen suponer que sí formó
parte del grupo cercano de estudiantes del naturalista sueco, dado que de él obtuvo la recomendación para
entrar a la Compañía Sueca de las Indias Orientales. Cfr. David L. Hawksworth, “Rediscovery of the Original
Material of Osbeck’s Lichen Chinensis and the Re-Instatement of the Name Parmotrema perlatum (Par-
meliaceae)”. Herzogia 17, (2004): 38. Consultado en octubre 25, 2014 < http://www.blam-
hp.eu/herzogia17/04%20-%20Hawkswort>.

14
James Cook (1768-1771) cuya misión principal era del tipo astronómico; los hallazgos etnoló-

gicos y botánicos fueron producto del esfuerzo del naturalista Joseph Banks y del mismo So-

lander, 38 sin embargo, las labores de ilustración científica en esta expedición estuvieron a cargo

de los artistas Sydney Parkinson, Alexander Buchan y Herman D. Spöring quienes fueron con-

tratados por Banks para dibujar y documentar todas las experiencias vividas durante el viaje y

las especies descritas por ambos naturalistas. 39 Cabe mencionar que la mayor parte de las ilus-

traciones botánicas y zoológicas de la expedición fueron hechas por el escocés Sydney Parkin-

son, 40 lo que lo convirtió en el primer artista en observar y registrar científicamente la flora y

fauna australianas. Durante el viaje, Parkinson realizó 674 dibujos de plantas en tamaño natu-

ral, a menudo con anotaciones sobre el color, 269 acuarelas y 299 dibujos de animales. 41 Des-

afortunadamente el artista murió de fiebre tropical a bordo del Endeavour en 1771, un año

antes de que la embarcación regresara a Inglaterra, así que su trabajo fue continuado por cinco

ilustradores en Londres quienes realizaron acuarelas con base en la gran cantidad de dibujos a

lápiz que elaboró en su viaje. 42 Actualmente muchos de los dibujos de Parkinson permanecen

en el Museo Británico. 43

El finlandés Kalm estudió con Linneo a partir de 1740, viajó a América recomendado

38
Marta Torres Santo Domingo, “Los viajes del capitán Cook en el Siglo XVIII. Una Revisión Bibliográfica.”
Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales III, no. 441 (2003). Consultado en octubre
10, 2014. < http://www.ub.edu/geocrit/b3w-441.htm>.
39
E. W. Groves “Notes on the Botanical Specimens Collected by Banks and Solander on Cook´s First Voyage,
Together with an Itinerary of Landing Localities”. Archives of Natural History 4, no. 1 (1962): 59. Con-
sultado en octubre 13, 2014. doi:http://dx.doi.org/10.3366/jsbnh.1962.4.1.57.
40
Stearn, op.cit., p. 500.
41
Nhm.ac.uk. “Sydney Parkinson (1745? - 1771)”. Natural History Museum, 2014.
42
Walter H. Lack et. al., op. cit., p. 89.
43
“Endeavour Artist Sydney Parkinson. Consultada en octubre 15, 2014.
<http://www.sl.nsw.gov.au/discover_collections/history_nation/voyages/discovery/endeavour/parkinson/inde
x.html>

15
por éste y enviado por la Real Academia de Ciencias de Suecia, con el fin de recolectar especí-

menes que pudieran resultar útiles a la economía sueca, específicamente se le encomendó reco-

ger ejemplares de Morus rubra (morera roja) para impulsar la producción de seda. Noventa de

las especies informadas por Kalm aparecieron en el Species plantarum y sesenta eran completa-

mente desconocidas por los botánicos de entonces. Él mismo realizó las ilustraciones, aunque

fueron escasas por falta de presupuesto, como lo indicó en la primera edición de En resa till

Norra Amerika (Un viaje a Norteamérica). 44

Pehr Osbeck fue un clérigo y botánico sueco que fungió como capellán en la Compañía

Sueca de las Indias Orientales a bordo del Príncipe Carlos, que llegó hasta China entre 1750 y

1752. Publicó Dagbok öfwer en ostindisk resa åren 1750, 1751, 1752 (Diario de viaje a las In-

dias Orientales en los años 1750, 1751, 1752) para el que realizó al menos 12 ilustraciones de

plantas encontradas durante la expedición; Osbeck reportó 600 especies a Linneo quien le es-

cribió en una de sus múltiples cartas “Usted, señor, ha viajado por todas partes con la luz de la

ciencia: usted ha nombrado todo con enorme precisión”, 45 como respuesta al cuaderno que

Osbeck le envió con especímenes chinos en 1752. [Fig. 5]

Por su parte, Pehr Löfling participó en la Expedición de Límites al Orinoco [Fig. 6] or-

ganizada y respaldada por José de Carvajal y Lancaster, presidente del Consejo de Indias duran-

te el régimen de Fernando VII, para definir las fronteras entre las posesiones españolas y las

portuguesas; este viaje significó que la taxonomía linneana y las especificaciones para realizar

44
Adam J. Strohm, “English Translation of Dedication and Preface of Peter Kalm's Travels" The Pennsylvania
Magazine of History and Biography 36, no. 1 (1912): 20-23. Consultado en octubre 17, 2014.
<http://www.jstor.org/stable/20085578>.
45
Johan Reinhold Forster, A voyage to China and the East Indies... apud Daniel L. Hawksworth, “Rediscovery
of the original material…”, op. cit, p. 38.

16
ilustraciones botánicas fueran implementadas en el mundo hispánico, a partir de la experiencia

de los dibujantes Juan de Dios Castel 46 y Bruno Salvador Carmona 47 quienes, bajo la dirección

de Löfling, realizaron las ilustraciones del viaje. 48 Huelga decir que detrás de la expedición esta-

ban, ademáss de las expectativas científficas, los intereses comerciales y económicos de la Coro-

na Española.

Cuando Löfling murió en 1756, José Celestino Mutis continuó su labor en la explora-

ción de España y en la América española 49 en la Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de

Granada. Algunos aseguran que no existe colección botánica que cuente con la magnitud, la

precisión y la belleza de la realizada por Mutis. Su trabajo y el de su alumnos en Colombia,

hizo de Santa Fe de Bogotá la sede de la ilustración científica. 50 Durante sus expediciones y su

carrera científica, Mutis aplicó y practicó constantemente los conocimientos adquiridos en su

formación sobre botánica, particularmente en la elaboración de dibujos y pintura de láminas.

Él reproducía sus ilustraciones directamente del natural, es decir, respetando todos los detalles

de las plantas, incluido el color y el tamaño (exacto a los originales), por ejemplo, en los casos

en los que el tamaño de las plantas rebasaba el tamaño del papel como es el caso de las Sclerias,

disponía los tallos de forma equilibrada doblándolos y repartiéndolos en el plano y dejando la

46
Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid y participante en expediciones
posteriores a la Guyana y a la isla Trinidad.
47
Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y encargado de los herbarios de la Expedi-
ción botánica al Perú, dirigida por Hipólito Ruiz y José Pabón en 1780.
48
Miguel Ángel Puig-Samper, “Illustrators of the New World. The image in the Spanish Scientific Expedi-
tions of the Elightment”, Culture & History Digital Journal 1, no.2 (2012): m102. Consultado en octubre 28,
2014. <http://dx.doi.org/10.3989/chdj.2012.m102 >.
49
Bartolomé Ribas Onzas, “José Celestino Mutis, amistad y colaboración con Carlos Linneo,” Monografías de
la Real Academia Nacional de Farmacia, Monografía XXVI (2009): 124. Consultado en noviembre 20, 2014.
<http://analesranf.com/ranf/index.php/mono/article/viewFile/957/954>.
50
Araceli del Moral, “Mutis al natural: exposición conmemorativa en el Real Jardín Botánico,” Revista 60 y
más, 2009.Consultado en noviembre 23, 2014.
<http://www.revista60ymas.es/InterPresent2/groups/revistas/documents/binario/279cultura.pdf> .

17
floración al centro o al costado de la hoja, mostrando la totalidad de la planta (Fig. 7). 51 Se

calcula que durante su trayectoria científica realizó cerca de 6600 dibujos originales de los cua-

les más de 300 corresponden a láminas coloreadas. 52 Sin embargo, Mutis llegó más allá de las

descripciones y dibujos propios: fundó en 1787 una escuela de dibujo científico en Mariquita

(Colombia) dedicada a enseñar dibujo, pintura y nociones de botánica, su objetivo era unificar

criterios técnicos como el uso de colores en acuarela, 53 la elaboración de colores de origen mi-

neral o vegetal y técnicas como el miniado, la miniatura y más tarde el dibujo de paisaje. 54 En-

tre los artistas de la escuela que ayudaron a Mutis a dibujar están Pablo Antonio García del

Campo, Salvador Rizo, Lino José de Acero, Camilo Quesada, Antonio Barrionuevo, Antonio

Silva, Nicolás y Antonio Rodríguez y Vicente Sánchez. 55

Los dibujantes de Linneo

Independientemente de los taxónomos cuya formación se vinculó a Carlos Linneo, y dada su

escasa capacidad dibujística, ya mencionada con anterioridad, el naturalista sueco mantuvo una

estrecha colaboración con artistas y dibujantes científicos que ilustraron sus principales obras.

Quizá quien más de cerca colaboró con Linneo fue el alemán George Dionysius Ehret

(1708-1770), uno de los ilustradores científicos más importantes del s. XVIII. 56 Mientras traba-

jaba como jardinero dedicaba su tiempo libre a dibujar flores. Sin embargo, el éxito de sus ilus-

51
Benjamín Cardenas, “Expedición Botánica e Ilustración Científica,” EXPEDITĭO, No. 3 (2010): 58, Consul-
tado en octubre 25, 2014, <http://revistas.utadeo.edu.co/index.php/EXP/article/view/707>.
52
Bartolomé Ribas Onzas, op. cit., p.132.
53
Santiago Prieto Pérez, op. cit., pp. 171-172.
54
Benjamín Cardenas, op. cit., pp. 57-58.
55
Santiago Prieto Pérez, op. cit., p. 173.
56
Hu Walsh “Ehret, Georg Dionysius, (1708 - 1770)”, Botanicus, A Freely Accessible, Web-Based Encyclo-
pedia Of Historic Botanical Literature , 2002. Consultado en julio 20, 2014.
<http://eprints.iauksh.ac.ir/creator/677>.

18
traciones con especialistas en botánica y coleccionistas de arte se debió principalmente no sólo a

su familiaridad con el reino vegetal y a la destreza para representar gráficamente la realidad,

sino a la instrucción en botánica y el entrenamiento en diseño de ilustraciones útiles para la

ciencia que recibió de su mentor Christoph Jacob Trew a partir de 1733. Esto lo llevó a tener

un profundo conocimiento de la estructura y morfología de las plantas y sus flores, lo que le

permitió crear dibujos de gran calidad botánica y artística que eran compatibles con los requisi-

tos establecidos en el sistema de clasificación propuesto por Linneo. 57 Su estilo único y el gran

detalle plasmado en sus dibujos hizo que fuera muy buscado por varios especialistas de la época;

particularmente fue de importancia la cercana colaboración que realizó durante su viaje a Ho-

landa en el año de 1735 con el naturalista sueco Linneo, para el que realizó 20 dibujos para

ilustrar el Hortus Cliffortianus y con quien perfeccionó sus técnicas y conocimiento botánico. 58

Una de sus ilustraciones más conocidas fue la Tabella, 59 publicada en la primera edición del

Genera Plantarum, la cual tenía el propósito de ser una plantilla o lámina que resumía gráfica-

mente de manera sencilla el método de examinación de los estambres de las flores mediante

dibujos, es así como Ehret representó el sistema de clasificación sexual propuesto por Linneo y

las 24 clases en las que dividía al mundo de las plantas.

Otro de los dibujantes con quien Linneo trabajó muy de cerca fue Jan Wandelaer

(1690-1759), grabador holandés que realizó un gran número de las placas publicadas en la

primera edición del Hortus Cliffortianus. También trabajó con otros científicos de la época, por

ejemplo, realizó varios grabados a partir de los dibujos del ilustrador francés Claude Aubriet en

57
Kärin Nickelsen, op. cit., pp. 7-10.
58
Idem.
59
Cfr. Fig. 2 en este texto.

19
su libro Botanicon parisiense. 60 Sin embargo, cabe mencionar que una de sus más importantes

aportaciones al campo de la ilustración científica fue el trabajo que realizó con el médico ale-

mán Bernhard Siegfried Albinus en su obra más conocida Tabulae sceleti et musculorum corporis

humani publicada en Leiden en 1747. 61 En el área de la zoología hizo, a través del grabado, la

primera representación más o menos natural del rinoceronte negro de dos cuernos. 62

El trabajo de botánicos e ilustradores fue entonces tan relevante y necesario para ambas

disciplinas que trascendió rápidamente el círculo linneano y se extendió a otros países y centros

de estudio, por ejemplo, el inglés James Sowerby (1757-1822), uno de los dibujantes científicos

más relevantes de su tiempo, publicó en 1788 el manual A Botanical drawing-book, en el que

destacó, sobre la técnica y el sombreado, el sistema de clasificación linneano y los siete órganos

de fructificación; así este manual brindaba a los dibujantes un vocabulario especializado com-

pletamente ilustrado que les permitía mejorar sus competencias en la materia a partir de copiar

las figuras de las estructuras, tarea considerada dentro de un adecuado entrenamiento para los

principiantes e interesados en la profesión. 63 Lo anterior es de fundamental importancia porque

tuvo repercusiones directas en la enseñanza de dibujo en las academias, incluso en la novohis-

pana de San Carlos, en donde el dibujo en campo se hizo indispensable no como un ejercicio

escolar sino como una nueva manera de enseñar la disciplina.

60
Victoria Dickenson, op. cit., pp. 69-172.
61
Además de realizar las obras y grabados para este libro, desarrolló junto con Albinus una técnica para mejo-
rar la precisión de la ilustración anatómica mediante la colocación de redes con una cuadrícula a intervalos
específicos entre el artista y el espécimen anatómico y utilizando patrones de rejillas. “Historical Anatomies
on the Web: Albinus”, Consultado en octubre 10, 2014.
<http://www.nlm.nih.gov/exhibition/historicalanatomies/albinus_bio.html>.
62
L. C. Rookmaaker, “An Early Engraving of the Black Rhinoceros (Diceros bicornis (L.)) Made by Jan
Wandelaar,” Biological Journal of the Linnean Society 8, no. 1 (1976): 87–90. Consultado en octubre 13,
2014. doi: 10.1111/j.1095-8312.1976.tb00243.x
63
Kärin Nickelsen, op. cit., pp. 11-12.

20
Las técnicas en el dibujo científico

Queda claro que el objetivo de las ilustraciones científicas fue, desde el principio, comunicar

información a quien las observa, por ello es importante hablar un poco sobre algunas de las

técnicas utilizadas para su creación, ya que han sido un punto crítico para que los artistas pue-

dan alcanzar la verosimilitud de los objetos naturales que dibujaban. La diversidad y el desarro-

llo de nuevas técnicas artísticas, así como los avances en la tecnología y el comercio en distintas

regiones geográficas a través de la historia, influyeron fuertemente en el tipo y la calidad de

muchas de las obras de los dibujantes científicos así como en la difusión y facilidad de repro-

ducción de sus trabajos. Por ejemplo, en el caso de la tecnología, podemos considerar que la

botánica no pudo desarrollarse completamente como ciencia sino hasta la invención de la im-

prenta, puesto que la imposibilidad de tener imágenes que pudieran ser reproducidas de mane-

ra precisa complicaba la tarea de detectar, a través de dibujos, detalles sutiles que diferencian a

especies estrechamente relacionadas y que antes del desarrollo de la taxonomía linneana era

imposible describir con palabras. 64 Además, el perfeccionamiento de las tecnologías de impre-

sión hizo posible que la imagen se convirtiera en una forma de comunicación común y de am-

plia distribución, 65 dada la facilidad y economía que representaba multiplicar los dibujos origi-

nales en forma de copias impresas mediante estas técnicas. 66

Por otro lado, los avances en la calidad del papel, en el comercio de tintas y en la ob-

tención de pigmentos fueron también factores determinantes en la mejoría de los dibujos ya

64
Maura Flannery, op. cit., p. 38.
65
John E. Simmons et. al., op. cit., p. 132.
66
Antonio de Pedro, El Diseño Científico, p. 7.

21
que permitieron obtener matices y más detalles al momento de la elaboración y la impresión de

las ilustraciones. 67

Las técnicas de grabado y de impresión, permitieron reproducir imágenes masivamente

en forma mecanizada, el grabado en madera fue una técnica que predominó durante varios

siglos pues era posible obtener imágenes con líneas muy contrastadas a un costo aceptable. En

el periodo que nos ocupa, el grabado en placas de metal ya había sustituido a la xilografía, en lo

que toca a la representación científica, lo que implicó una mayor durabilidad de las placas y la

posibilidad de obtener trazos mucho más finos, así como el aumento en tonalidades de grises y

texturas que permitían obtener una amplia gama cromática entre el negro y el blanco mediante

la utilización de ácidos y barnices y, por lo tanto, una mayor cercanía con el ejemplar represen-

tado. No fue sino hasta finales del siglo XVIII que se desarrollaron las primeras técnicas litográficas, 68 y

durante el siglo XIX, la mayoría de las ilustraciones se hicieron con esta técnica o empleando el

sistema planográfico sobre piedra, las cuales eran más sencillas, rápidas y baratas. 69 Sin embar-

go, a la par de todas estas técnicas, la acuarela fue, sin dudarlo, la más empleada en la elaboración de

las láminas botánicas y zoológicas pues su uso posee ventajas como el ser de fácil transporte, no requerir

diluyentes más que el agua, su secado es rápido, puede ser utilizada como técnica autosuficiente o como

técnica complementaria iluminando estampas o dibujos a tinta y tiene un alto potencial en cuanto a

transparencia lo que le permite tener una riqueza de matices cromáticos útiles en la reproducción al

67
John E. Simmons et. al., op. cit., pp. 127–44.
68
María del Carmen Agustín-Lacruz, , “El análisis documental de contenido de las ilustraciones del Libro
Antiguo”. Comercio y Tasación del Libro Antiguo: Análisis, Identificación y descripción, ed. Manuel José
Pedraza Gracia, (Zaragoza, España: Prensas Universitarias de Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2003): 84.
69
José Mayor Iborra et. al., “El dibujo científico. Introducción al dibujo como lenguaje en el trabajo de cam-
po.” VAR 4, No.9 (2013): 133. Consultado en noviembre 28, 2014.
<http://varjournal.es/doc/varj04_009_18.pdf>.

22
natural. 70

Otro avance que fue de vital importancia fue el desarrollo de los colores sintéticos; seguramente

que otra de las razones de la desconfianza de Linneo frente a la utilización de color en las láminas de sus

libros y, en general, en la ilustración botánica tuvo que ver con que los pigmentos eran fabricados fre-

cuentemente por los propios artistas con los materiales y medios a su disposición con las consecuentes

diferencias entre los fabricados por uno y por otro. La fabricación masiva de pigmentos sintéticos hizo

que los colores tuvieran un muy estrecho margen de variación de una región a otra, de modo que las

indicaciones hechas por los naturalistas pudieron seguirse muy cercanamente por los ilustradores.

Conclusiones

La ilustración botánica sigue estando vigente a pesar del desarrollo tecnológico de los últimos

años, ya que los dibujos representan la mejor manera de visualizar a las plantas. Hoy en día, las

descripciones de nuevas especies, las revisiones taxonómicas y las floras siguen utilizando al

dibujo para representar las diferentes estructuras de las plantas. 71 Por ejemplo, se ha observado

que a diferencia de los dibujos, las fotografías no son tan buenas para señalar detalles claros

sobre la profundidad de las estructuras vegetales, los fotógrafos en muchas ocasiones corren el

riesgo de eliminar o restar características extrañas y retratar sólo las esenciales, además se ha

demostrado que las cámaras funcionan de manera distinta a como lo hace el ojo humano, pues

este último hace énfasis en los bordes y en los contornos de los cuerpos, mientras que las cáma-

70
Santiago Prieto Pérez, op. cit., pp. 170-171.
71
Charles Puche et. al., Dibujar la naturaleza: Ilustradores naturalistas en el Jardín Botánico de la Universi-
tat de Valencia (Valencia, España: Universitat de València, 2002): 10.
<https://books.google.com/books?id=ACnEeRF7eYwC&pgis=1>.

23
ras le otorgan la misma importancia a cada una de las partes de un objeto. 72

Es una realidad que la adopción de las teorías linneanas en la taxonomía de la época

impuso un nuevo orden de identificación y dictó al dibujante y al botánico una jerarquía en la

representación de elementos necesarios para reproducir las observaciones biológicas, generando

así un lenguaje propio de la ilustración científica, 73 que requiere de un adiestramiento especial,

por ello es notorio cómo cambió la forma de percibir la naturaleza por parte de los artistas y

cómo se modificó incluso la formación dentro de las academias de artes para dar una enorme

importancia al dibujo en campo y obligando al estudiante a jerarquizar la representación de

acuerdo con los parámetros impuestos por los científicos y en beneficio de la verosimilitud de la

representación.

El trabajo del taxónomo debe ser en extremo detallado y minucioso; la descripción es-

crita debe ser impecable para que sea clara y universal, pero no se basta a sí misma: la ilustra-

ción botánica realizada a partir del siglo XVIII bajo las influencias de la taxonomía Linneana

demostró que las imágenes tienen también la capacidad para generar conocimiento así como la

ventaja de condensar y portar grandes cantidades de información en un mismo espacio. Esto

nos permite afirmar que la ciencia se constituye alrededor de lenguajes visuales y que -a su vez-

el pensamiento visual creativo es sustancial para el desarrollo del conocimiento científico. 74

72
Maura Flannery, op. cit., p. 46.
73
Rosa López Cubillo et. al., op. cit., p. 159.
74
Francisco López Cantos “La representación visual del conocimiento. De la ilustración científica a la simula-
ción virtual de modelos,” IBEROCOM Revista Iberoamericana de Ciencias de la Comunicación, no. 2
(2013): 9. Visitada noviembre 30, 2014. <http://hdl.handle.net/10234/89029>.

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