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Ensayo sobre “El Hombre en busca del sentido”

Realizado por Estefany Ortiz Carmona

Muchas personas sin importar su estrato social, sexo o edad pueden sufrir
depresión, enfermedad de origen sicológica pero que tiene efectos físicos como
cansancio, tristeza, aislamiento, no querer comer ni levantarse, incluso llegar a tener
ganas de no vivir y tomar la decisión de quitarse la vida. Estas personas en sencillas
palabras no le encuentran sentido a su existencia en el mundo, no tienen razón
alguna para seguir viviendo. Vivir una situación extrema que supere nuestro equilibrio
espiritual puede hacernos caer en depresión, pero existen casos en donde la
depresión no tiene causa alguna y su origen es desconocido.

A veces nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, y no estamos hablando


necesariamente de aquellos sentimientos de felicidad, me refiero a la tristeza, la
nostalgia, ese sentimiento de vacío que poco a poco va dominando nuestra mente y
actuar. Es como que la tristeza se intensificara y las preocupaciones pasaran a un
primer plan, llorar se transforma en un alivio pero no en una solución. Esto es un
vacío existencial que no se debe confundir con la pérdida del sentido de la vida.

Se nos dio la tarea de realizar un ensayo sobre el libro “El hombre en busca del
sentido” del famoso neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor E.Frankl, fundador de la
logoterapia y un sobreviviente de un campo de concentración nazi, por lo que decidí
leer poco a poco el libro todas las tardes, para finalmente tener una mirada distinta
respecto a mi propósito en la vida.

Todo el mundo debe conocer una de historia más macabra ocurrida con la
humanidad, los campos de concentración nazis. Uno puede preguntarse ¿Por qué
algunos prisioneros luego de ser liberados del campo de concentración siguieron con
sus vidas? ¿Es libre un prisionero dentro de un campo de concentración? ¿Hasta
qué punto puede llegar el ser humano a tentar contra la vida de los demás? Todas
estas preguntas toman sentido con la lectura del libro recomendada por el profesor,
donde nos relatan en primera persona lo que es vivir en un campo de concentración.
Se logran identificar tres fases en las reacciones mentales que experimentan los
prisioneros: la fase que sigue a su internamiento, la fase de la auténtica vida en el
campo y la fase siguiente a su liberación.

La primera fase trata sobre como personas libres son transportadas al campo de
concentración en pequeños vagones, los cuales apenas tenían una ventana para
mirar el destino que les esperaba. Esta fase se caracteriza por el shock, shock que
sufrió cada persona que iba en ese vagón al saber que estaba en un tercero la
elección de vivir o morir (derecha o izquierda). Quien se iba a la derecha estaba
destina a realizar trabajos pesados, mientras que aquellos que eran mandados a la
izquierda su único destino era la muerte. Aquellos que siguen con vida se les fue
arrebatado todo lo que traían consigo, prácticamente fue una especie de
desinfección de la humanidad, donde luego de arrebatarles todas sus pertenencias y
raparlos, la única posesión que les quedo fue su propia existencia desnuda.

La segunda fase trata sobre la vida en un campo de concentración, en donde las


reacciones que caracterizan esta fase es la apatía, la falta de sentimiento, en otras
palabras el prisionero se vuelve insensible frente a lo que se vive a su alrededor.
Junto con esto vino la hambruna, y poco a poco el prisionero fue desmotivándose de
la vida, pero algunos de ellos a pesar de no ser fornidos lograban resistir el diario
vivir. Esto se debe a que ese grupo de personas tenía una fortaleza interior, un
equilibrio espiritual que les permitió sobrevivir día a día. Se apoyaban en tratar de ver
el lado humorístico de su experiencia, el humor era un arma que utilizaba su propia
alma para sobrevivir y principalmente le encontraron un sentido a su sufrimiento.
Aquellos que eran capaces de encontrarle un sentido a su existencia provisoria en
los campos eran capaz de tener metas futuras, las cuales le ayudaban y fortalecían
su yo interior, pues cuando nos perdemos en nosotros mismos damos pie a que
nuestro equilibrio espiritual se derrumbe y con ello perder el sentido a nuestra
existencia.
La dignidad de los internos no fue arrebatada, pues la dignidad está en cómo ellos
enfrentaban la situación día a día. No se les fue arrebatada la dignidad, pero si se les
arrebato todo vestigio de ser humano ellos pasaron a sentirse como verdaderos
animales que eran arriados a sus establos.

A los prisioneros se les fue arrebatado todo y pasaron de ser personas a números,
que al final del día no importaba si ese número está vivo o muerto. Estos números no
tenían derecho a elegir que trabajo realizar, que comer, cuantas horas dormir, incluso
no tenían elección sobre su propia vida, pues si un prisionero se mostraba frente a
los guardias de la SS débil ellos podían tomar la decisión de llevarlo a la cámara de
gas y dar por finalizada su existencia en este mundo. Pero al hombre se le puede
arrebatar todo en la vida excepto la libertad de elegir la actitud personal ante un
conjunto de circunstancias a las cuales se vea enfrentado para decidir su propio
camino.

En el campo de concentración nadie tenía claro cuando iba a terminar su sufrimiento


o cuando serían liberados, para ellos un día duraba mucho más que una semana y
debían de ser capaces de aceptar que estaban experimentando “una existencia
provisional cuya duración se desconoce”. La hambruna, la noción del tiempo, la
apatía, el duro diario vivir podría sobrepasar al hombre. Cuando un prisionero dejaba
de alimentarse y prefería cambiar sus raciones de pan por cigarros era una muestra
de que él se había rendido, el sentimiento de falta de vida inundaba su ser y poco a
poco se iba transformando en un “cadáver viviente”, incluso la vida que él veía fuera
del campo de concentración le parecía como la que podría ver un hombre ya muerto
que mira desde el otro mundo. Estas personas en vez de proyectar metas futuras, se
conformaban con vivir del pasado de manera de apaciguar el duro presente que les
tocaba vivir, pues cuando el prisionera no era capaz de aceptar su existencia
provisional, de aceptar su muerte futura daba pie para que este perdiera el dominio
de su propia vida. Aquellas personas no veían la experiencia de un campo como una
oportunidad de crecer espiritualmente, de tomar las dificultades que les presentaba el
campo como una manera de probar su fuerza interior. Ellos preferían cerrar sus ojos
y vivir del pasado, en sencillas palabras, estas personas habían perdido
completamente el sentido de sus vidas.

Existe una estrecha relación entre el estado de ánimo y la capacidad del cuerpo de
mantenerse inmune, esto quiere decir que si dejamos que alguna desilusión nos
sobrepase damos pie a que nuestro cuerpo se debilite y pierda resistencia, esto es lo
que experimentaban los hombre que poco a poco iban debilitándose para finalmente
morir.

Nietzscha dijo una vez “Quien tiene algo por vivir, es capaz de soportar cualquier
cómo”, todo aquel hombre que soporto las atrocidades que vivió en el campo de
concentración, tendrá un porque para seguir viviendo. No importa que nosotros
esperemos algo de la vida, es la vida quien espera algo de nosotros, y no espera
palabras, la vida quiere una conducta respecto al porqué de nuestra existencia en
este mundo. Aquellas personas que no logran encontrarle un sentido a su vida o no
conoce el porqué de su existencia, se ve sobrepasada espiritualmente, se derrumba
poco a poco para finalmente renunciar a la vida y dejar de existir, porque para él no
hay un porque ni un sentido para seguir con vida en este mundo. Si lo vemos desde
el punto de vista de la depresión, estas personas se pierden en sí mismas y cuando
finalmente deciden renunciar a la existencia en este mundo toman la decisión de
quitarse la vida y dar por finalizado su sufrimiento. Algo similar ocurre con los
prisioneros, solo que estos renunciaban a la vida y se dejaban desvanecer y era el
campo quien los terminaba matando. No importaba quién y cómo tratara de
ayudarlos, animarlos a buscar un sentido a su vida, ellos se mantenían inmunes a lo
que sucedía a su al redor, si un guardia de la SS lo golpeaba el no hacía nada, no se
alimentaba a pesar de tener hambre, ya no tenía sentido tratar de luchar por resistir
la vida a la cual debían enfrentarse y sobrevivir.

Hasta el momento todo lo que respectaba a los prisioneras era sufrimiento, dormían
en literas de espacio reducido en las cuales debían dormir hasta 20 prisioneros uno
sobre otro, debían sobrevivir con lo mínimo de comida y sacar fuerzas para realizar
trabajos pesados a la intemperie, pero este sufrimiento no solo fue otorgado por las
circunstancias de la vida, existían personas que realmente eran sádicos, pues eran
prisioneros que al tener un poco de autoridad sobre los demás prisioneros se sentían
con el derecho de humillarlos más de lo que el campo había logrado hacer con sus
cuerpos y espíritu. Es raro pensar que el prisionero más antiguo del campo sea peor
que un guardia de la SS, esto demuestra que existen dos tipos de hombres en el
mundo la “raza” de los hombres decentes y la raza de los hombres indecentes. En
simples palabras existían guardias de la SS que se podían considerar personas
decentes dentro de tanta maldad impuestas por estos guardias. En una misma
situación, en el mismo campo donde todo era sufrimiento podían existir ángeles y
demonios, pues es el propio hombre quien decide ser, como actuar frente a la vida.
Como lo vimos en el texto “Es el ser que invento la cámara de gas, pero a la vez es
el ser que ha de entrar en ellas para morir”.

La tercera fase trata de la liberación de los internados. Dentro del campo los
prisioneros habían perdido la capacidad de alegrarse y de reírle a la vida, pues tras
su liberación todo se transformó en aprender a ser nuevamente felices. Como
menciona el autor del libro, desde el punto de vista psicológicos los prisioneros
liberados experimentaban una “despersonalización”, todo lo que veían a su alrededor
parecía irreal y poco a poco debieron ir adaptándose a esta nueva realidad. El campo
les había arrebatado todo, les había destruido por completo su moral y tras su
liberación debían volver a ser humanos. Pero no todo era color de rosas, pues
existían sentimientos que podrían dañar el carácter del prisionero liberado, me refiero
a la amargura y desilusión que sentían ellos al volver a su antigua vida y ver que
estaba completamente cambiada. La desilusión de saber que su sufrimiento no iba a
terminar con su liberación, que al retornar a su antigua vida ya no estaría sus seres
queridos.

El autor Viktor E.Frankl toma su experiencia vivida en el campo de concentración y la


aborda desde el punto de vista de la logoterapia. La logoterapia se centra en mirar
hacia afuera de la persona y mirar hacia el futuro, a diferencia del psicoanálisis que
se centra en mirar el interior de la persona y ver el pasado de esta. La palabra Logos
del griego significa “sentido” o “propósito”, se centra en el significado de la existencia
humana y en la búsqueda del sentido de esta. Incluso esta es una de las primeras
fuerzas que el hombre tiene para encontrar un sentido a su propia vida.

El ser humano debe luchar por su voluntad de sentido, aquello que lo motive a actuar
moralmente. Pero esta voluntad de sentido puede verse frustrada, para esto la
logoterapia habla de la frustración existencial, esto se puede abordar de tres
maneras: (1) para referirse a la propia existencia humana, (2) el sentido de la
existencia, y (3) el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal.
Esto se relaciona con la neurosis noógenea donde aborda estos problemas desde el
ámbito espiritual, lo cual no se debe confundir con algo religioso. Por otro lado la
logoterapia se diferencia del psicoanálisis, ya que considera al hombre como un ser
cuyo principal interés consiste en cumplir un sentido y realizar sus principios morales,
y no buscar la gratificación y satisfacción de sus impulsos e instintos.

Hoy en día vivimos en un vacío existencial en donde no se tiene claro que se quiere
hacer, se prefiere hacer lo que otras personan hacen (conformismo) o hacer lo que
otras personas quieren que haga (totalitarismo). Al encontrar un sentido a la vida se
debe ser responsable con esta decisión, como dice el texto “Vive como si ya
estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan
desacertadamente como ahora estas a punto de obrar”, esto significa que el presente
ya es pasado, y que puede ser modificado y así corregir su pasado.

De acuerdo a la logoterapia, se tienen tres modos de descubrir el sentido de la vida:


(1) realizando una acción, (2) teniendo algún principio; y (3) por el sufrimiento. Para
el segundo caso se habla de sentir algo para poder encontrarle el sentido, es aquí
donde encontramos el sentido del amor ya que por medio del amor somos capaces
de conocer la esencia de un ser humano. También está el sentido del sufrimiento,
encontrar un sentido al sufrimiento que vivimos día a día y poder llevar esta carga de
la mejor manera nos hace pensar en el verdadero valor de nuestra existencia. Esto
se ve reflejado en el diario vivir de los prisioneros ¿Tiene algún sentido el sufrimiento
al cual fueron sometidos? pues si no le encontraban algún sentido a este sentimiento
sobrevivir en el campo no tenía ningún sentido. Todo esto nos lleva a pensar que la
decisión que tomemos la debemos realizar de forma responsable, y tomar la vida
como una situación que nos permita fortalecer y aprehender constantemente de ella.

La logoterapia es una técnica que nos permite y ayuda a centrarnos en nuestros


temores y vivir con estos, nos ayuda a no sentirnos sobrepasados por nuestros
miedos y proyectarnos hacia la vida con metas futuras. Un ejemplo que plantea el
texto es el caso de los individuos neuróticos que suelen sufrir de ansiedad
anticipatoria. La logoterapia utiliza su técnica llamaba “intención paradójica”, trata de
abordar esta ansiedad y que nuestros miedos produzcan en nosotros las fuerzas
para realizar aquello que tanto se ansia y teme. Como menciona Gordon W. Allport
“El neurótico que aprende a reírse de sí mismo puede estar en el camino de
gobernarse a sí mismo, tal vez de curarse”. Muchas veces nuestra propia ansiedad
nos juega malas pasadas, nos lleva a estar en un estado de vacío existencial que se
ve fomentado aún más con nuestros propios temores. Debemos pensar en aquello
que tememos y trabajar de manera que ese temor se vuelva realidad permitiéndonos
dominar la situación, gobernarnos y no perdernos en nosotros mismos.

Es por esto que hoy en día vivimos en una existencia inexplicable, nos preocupamos
más de lo que debemos, y no somos capaces de sobrellevar estas preocupaciones y
es en este momento cuando nuestros miedos, la tristeza, la ansiedad, la frustración y
la desilusión de no realizar las metas propuestas en nuestro pasado, nos hace caer
en un limbo en donde no sabemos que hacer de nuestro futuro, simplemente vivimos
en un existencialismo entre saber cuáles son nuestras metas futuras. Lo que no nos
damos cuenta es que está en nuestras manos tomar la conducta que espera la vida
de nosotros, el ser capaz de centrar y pensar en lo profundo de nuestro ser que
quiero hacer en esta vida y luchar por esto, ya que no es la vida la que me tiene que
dar las cosas, si no que nosotros demostrarle a la vida que pese a las circunstancias
que nos veamos enfrentamos somos capaces de tener la suficiente fuerza de luchar
por cumplir nuestras metas propuestas y fortalecernos día a día con las
circunstancias que me presenta la vida para crecer interiormente.

Como complemento se nos dio la tarea de ver alguna de las películas recomendadas
por el profesor y ver su relación con el texto leído. He elegido la película “El niño de
pijama de rayas”.
Bruno el personaje principal de la película se muda junto con su familia a las
cercanías del campo de concentración ubicado en Auschwitz, un día explorando el
bosque dio con el campo donde conoció a Shamuel, un niño judío de su misma edad
que le gustaba ir al costado de la reja para quedarse solo. Como menciona el libro el
imponer una vida comunitaria bajo ciertas reglas termina produciendo en la persona
la necesidad de alejarse y estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos.

En un momento el niño de pijama a rayas le cuenta a Bruno que su padre era


relojero pero que ahora en el campo se dedicaba a arreglar botas, a lo que responde
Bruno que los adultos son muy extraños porque cambian de un momento a otro sus
gustos. Lo que él no lograba comprender es que los gustos de los prisioneros no
cambian por su propia elección, sus gustos son impuestos por el campo.
Quienes lograban encontrar un sentido a su vida, se veía reflejado en las ganas de
conservar su vida y la de sus compañeros, y era de esta forma que el destino de
cierta manera les brindaba más tiempo de vida. Como es el caso del médico Pabel
que trabaja en la casa de Bruno, él antes de ser llevado al campo era médico y ahora
se dedicaba a pelar papas, él logro salir del campo de concentración pero no logro
tener su libertad completamente. Caso similar ocurre con Viktor, quien se
preocupaba de sus compañeros enfermos de tifus, lo cual lo ayudo a fortalecer su
equilibrio espiritual dándole fuerzas a su cuerpo para no contraer la enfermedad del
tifus.
Finalmente Bruno decide explorar el campo junto con su amigo, para lo cual viste la
misma ropa que Shamuel. Luego de jugar un rato se reúnen con un grupo de
prisioneros que son llevados por los capos y los guardias de la SS a las duchas. Aquí
podemos darnos cuenta que muchos prisioneros no aceptaban su existencia
provisoria, pues a pesar de saber el horror al cual se enfrentarían en su mente
seguía existiendo la idea que solo irían por una ducha y nada más. Pero había otro
grupo que habían aceptado su destino, su existencia provisoria y se les puede ver en
sus caras la aceptación de esta realidad y una paz por saber que pronto terminaría
su sufrimiento.

Luego de realizar esta reflexión me pregunto cómo es posible que el hombre haya
sido capaz de realizar tanto horror a seres que eran de su misma especie, los
animales que no tienen la capacidad de racionar como el humano saben que si se
mantienen unidos pueden sobrevivir, ellos no discriminan, no ven el mal en sus
pares. Entonces como fue posible que seres humanos siendo de la misma especie,
hayan matado a sus iguales sin compasión, arrebatándoles todo su ser hasta la más
mínima esperanza de vida. Esto me hace pensar que si personas que fueron
capaces de sobrevivir a los horrores del campo, significa que nuestro propósito,
nuestra existencia no es en vano. La vida nos reta a hacernos cada día más fuerte, a
no perder el sentido de nuestra existencia pese a todas las circunstancias que
tengamos que vivir, pues si somos capaces de soportar el cómo de nuestra
existencia nos elevaremos espiritualmente y nunca tendremos sentimientos de
desgano de vivir.

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