Sunteți pe pagina 1din 72

monóxido de c arbono monóxido de c arbono monóxido de c arbono

s e r i e la piedra que late


diego mora monóxido de c arbono
Prólogo*

¿Cuál es la trayectoria de la poesía a través del espacio y los objetos


inanimados que nos rodean? Nuestra vida es espacial y los objetos
parte esencial de ellos. La trayectoria es múltiple, laberíntica y eterna.
Vivimos los espacios, los transformamos, ellos nos transforman a no-
sotros, nos oprimen, nos determinan, dejan huellas en nuestra respira-
ción, nosotros las dejamos en ellos. Que los objetos son parte de nues-
tra vida es algo que los poetas han sabido vivir a través de los tiempos.

Diego Mora abre espacios nuevos que seguirán abriéndose inago-


tablemente, encontrando poesía donde nadie cree que la haya. En
medio de su búsqueda incesante y su pasión por todo aquello que es
diferente, va creando nuevas expresiones poéticas que se plasman
en nuevos libros, cada uno diferente del otro. En este, uno de sus últi-
mos, se interesa aún más profundamente en su búsqueda y nos entre-
ga una brillante integración del mundo inanimado y el sujeto poético.
No hay proyección ni modificación del uno al otro. En plena era de la
globalización, el automóvil –desde objeto de consumo a verdade-
ro ícono- es percibido y presentado no solo como un cuerpo pen-
sante dotado de sentimientos, sino que al convertirse en sujeto se
apropia del mundo sensorial y anímico de quien lo posee y conduce.

A través de las páginas de Monóxido de carbono, se nos va presentando


un mundo donde las huellas, las llagas, las marcas mantienen viva las ex-
periencias, tanto en su registro natural como en su propia carencia. Cada
marca en el auto es/está cargada de vida, desde las más cotidianas a las más
sensuales y sublimes. De esta manera el sujeto se traslada al objeto mis-
mo, el auto cuya experiencia con su dueño/dueña es vivencia en plenitud.
No se trata en Diego Mora del tradicional recurso de personali-
zar y hacer hablar a los objetos y máquinas como podemos ver
en los cartoons o en la novela gráfica. En este caso la integración
ser humano/máquina se percibe como todo un cuerpo orgánico
y viviente, abriéndose así el camino a un nuevo lenguaje poético.

A través de los diversos poemas vamos presenciando diversas varieda-


des de autos, cada uno con una situación y destino diferente, yendo des-
de lo más trágico a lo más conflictivo y carnavalesco. Entre los autos que
tienen un estilo trágico tenemos el Hyundai Excel (conjunto de piezas ro-
badas), Corolla DX modelo 94 en venta (en el trance de bajar el Cerro de
la Muerte), el Audi TT Roadster (un modelo descontinuado lejos del ho-
gar), el pobre Lada Niva, auto usado (los guilas me pateaban el bumper
y los perros me orinaban) y el Mercedes Benz Axor (que huele a mierda).

Entre los autos de destino conflictivo tenemos el taxi en el Taller


Mecánico Chitos (que sufre de estrés postraumático), el Isuzu KS
modelo 82 (a la espera del mejor postor), el chuzo tuneado con do-
ble mufla en el Espacio 2C, y el Mitsubishi Montero (a punto de
ser cambiado por un último modelo por Mariangélica, su dueña).

En un destino carnavalesco tenemos el Ford del 52 (exclusivo para ex-


hibiciones), el Volkswagen Combi modelo 72 (que todos los fines de se-
mana va a La Avispa y Bochinche), el F1 (Mi imagen adorna los cuartos
de sus hijos y los fondos de pantalla de sus esposos), el Batimóvil (el que
todos se orillan cuando lo ven pasar soplao), el Bluebird amarillo (lento
sobre todo en las cuestas), el Nissan Sentra azul cielo (orgullo de su due-
ño, que ojalá pueda pagar su hipoteca), el Pontiac (enamorado de Kitt,
otro Pontiac) y el Espacio-8A (un Transformer pero que nadie le cree).
En la parte II estamos en el espacio de un garaje y nos encontramos
con fragmentos de letras de canciones que un Peugeot 505 modelo
83 le dedica a su dueña, donde el sujeto mecánico se humaniza aban-
donado en un parqueo. Percibimos amores en accidentes terminados en
accidentes de tránsito, el olor a shampoo, las máscaras de las parejas, el
cansancio de despertar en un mismo garaje, itinerarios de bares, sujetos
que han perdido la luna, soledades que pesan sobre las llantas, ser fiel a
sí mismo, el auto anónimo que desea a Holly Hunter, despedidas que se
aproximan para siempre, el amante que no dedicará ni un solo poema a su
amada, globos que escapan inevitablemente, el que quisiera no necesitar
las palabras para sobrevivir, el que disfruta de las desgracias de los actores.

Toda una sucesión de vivencias que finalmente vuelven a un comienzo con


una nota angustiantemente positiva:

“Soy un Peugeot modelo '83


que se asfixia, se retuerce
y escribe,
eternamente estacionado.”

El sujeto poético se desplaza por todos los niveles, descubriendo e inte-


grando zonas tradicionalmente consideradas como no-poéticas. En esta
variedad dichos niveles no se relacionan de una manera intersubjetiva ni
busca el poeta una suerte de dualidad simétrica. Todo distanciamiento se
diluye por completo y las partes que en una instancia previa se daban en
una dispersión sin límites, se integran en una simbiosis total. La experiencia
no se comparte, se vive, aún en su relación de odio/amor frustrado, en la
ausencia definitiva del dueño/dueña que lo ha desechado, quizá como en
el caso citado del Corolla DX. Escindido de sí mismo, se encuentra en ple-
na carencia, abandonado de sus dueños, olvidado por completo, viendo
su suerte final en un cementerio de autos destruidos por el ser humano.
No sucumbe Diego a la tentación de lo fantástico o el realis-
mo mágico, puesto que su lenguaje se desenvuelve en un pla-
no no-irreal, poetizando lo cotidiano con un referente claramen-
te asido a lo que podríamos considerar “real”. Nos enseña de este
modo que todas las manifestaciones de la vida pueden ser poesía.

Finalmente en el fundamento mismo del poema se manifiesta su


sutil y travieso humor cargado de sensualidad. Monóxido de car-
bono es la obra de un gran poeta que no se limita a una misma te-
mática ni a una sola forma de discurso poético. Innovador infati-
gable, no se plantea límites en su búsqueda constante de nuevas
expresiones poéticas. Diego Mora es uno de los grandes poetas jóve-
nes latinoamericanos y quedamos a la espera de sus próximos libros
(poesía o novela) y seguiremos su recorrido siempre insospechado.

* Enrique Giordano, profesor de teatro, cine y literatura latinoamerica-


na, Universidad de Concepción, Chile.
¿Dejo sueños tras de mí o es el auto el que los deja?
Álvaro de Campos
PARTE I:
PARQUEO

A Hank Cometa
¡Un parqueo modelo!
Martínez Rivas

Entre autos desconocidos, donde nadie


sabía nada de los otros, donde todo el
mundo miraba fijamente hacia delante,
exclusivamente hacia delante.
Julio Cortázar
no estacionar

Soy un maldito Hyundai Excel GLS modelo ’86 sin overholear.


Sé las razones que me tienen estacionado
con los vidrios polarizados
hace más de dos horas.
Sé en lo que anda ese asqueroso porteador.
Se lo dijo al tipo que traía a la chica atrás.
Lo sé porque acelera,
se salta semáforos,
altos y cedas.
Sé que no tengo placa
ni revisiones técnicas.
Sé que soy un conjunto de piezas robadas
y que los culos que se sientan a mi derecha
cambian cada noche.
Sé tantas cosas
que quisiera chocar de frente contra aquel Freightliner azul.
Quisiera caer por los guindos del Zurquí
como algunos de mis antiguos clientes.
O mejor aún
explotar con mi dueño adentro.
Soy un maldito Hyundai azul oscuro
con dos subwoffer
y aros de lujo

13
estacionado en línea amarilla
sin pasado ni papeles.
Si ese malnacido no regresa
las autoridades no me identificarán.
Nadie sabrá quién fui
cuando me oxide
junto al resto de decomisos policiales.
Ni siquiera yo
con un Pioneer de mil dólares
y el perrito del dash
que ya no mueve la cabeza.

14
espacio 2-A

Soy un Corolla DX modelo ’94 en venta.


No me gusta hablar de mi pasado.
Aún ruedo y eso ya es algo.
Sé de amigos desmantelados,
retirados,
demolidos.
Sé de los lobby petroleros
y del trastorno bipolar
del hijo de mi dueña.
Sé que me falta aceite
y un chequeo urgente de frenos.
Pero no diré nada
hasta el fin de semana
cuando baje el Cerro de la Muerte

15
espacio 3-A

Soy un Audi TT Roadster y estoy deprimido.


Llegué al tercer mundo
hace escasos meses
burlando la aduana.
Debo admitir que fui tolerante,
pero todo tiene su límite.
El trópico afectó seriamente mi salud.
Tengo los compensadores destrozados.
Aquí nada me alienta
a dar el mejor desempeño
por kilómetro recorrido.
No me interesa demostrar mis habilidades
publicitadas por la casa matriz.
De verdad ya nada me interesa.
Soy un modelo descontinuado
lejos del hogar.
Lo mejor sería un derrumbe
que sepulte mis asientos
y apague para siempre el motor.

16
espacio 4-A

Soy un Ford del ‘52


exclusivo para exhibiciones.
Hay más modelos míos en miniatura
que en tamaño original.
Pero tengo una obsesión:
me encantan las camionetas último modelo.
Me derriten esas curvas,
luces y accesorios
cada vez más escandalosos.
Se ven tan sexys
en las vidrieras
y más aún en las esquinas
ansiosas por el semáforo en rojo.
Aunque no lo crean,
aún carburo perfectamente
y no me caería nada mal
una noche en el mismo garaje
con cualquiera de esas pick up
doble tracción
seis cilindros
e inyección electrónica.
¡Qué noche nos espera, muñeca!

17
espacio 5-A (libre)

Soy un Bluebird amarillo.


No recuerdo qué año,
pero estoy seguro que me reconoce.
Usted y sus hijos han viajado conmigo.
Sé que mi humo / contribuye al asma de su madre,
que mis asientos son incómodos,
ni qué decir de mis ventanillas
con las que todos se majan los dedos
cuando empieza a llover.
Sé que soy lento,
sobre todo en cuestas,
pero qué se puede esperar
de un motor Cummins 6 cilindros
y un chofer que oculta su depresión
con Radio Cristo a todo volumen.
No lo niegue ni se esconda.
Usted me reconoce, señora;
por favor coopere con el oficial.
Tengo que cumplir un horario.
Dígale cómo me rompieron el direccional.
No llore ni me grite.
Yo no tuve la culpa.
Su amante era el que venía
con los tragos de más.

18
espacio 6-A

Soy una Volkswagen Combi ’72.


Si se imaginaran mis viajes y anécdotas
añorarían una puerta corrediza como la mía.
Adquirí cierta fama
cuando unos jipis
me pintaron flores
y conocí toda la costa caribeña centroamericana.
En la ciudad
se la pasaban pegados todo el tiempo
y más de una vez
sus compas me ayudaron a salir
de fiestas y resacas
hasta algún tallercito
para reparaciones de urgencia.
Luego los jipis
se hicieron yupis
y pasé a manos de coleccionistas,
luego agentes de ventas
y dueños menos aventureros.
Finalmente conocí a los chiquillos.
Gracias a ellos salí del clóset.
Todos los fines de semana
vamos a La Avispa

19
y Bochinche
con sus amigos
que saben usar tan bien
mi parte de atrás.
Lo único que lamento
es no haberme protegido.
Ahora tengo una fuga de líquidos
por exceso de kilometraje.
Dicen que ya no hay repuestos para mí,
pero no me puedo quejar.
Mi puerta corrediza
sigue bien lubricada,
dispuesta a montar
a cualquiera
que se apunte
a un buen ride.

20
Auto-Total, espacio #7

Soy un Lada Niva modelo’83


por desgracia.
Llevo tres años
en esta venta de autos usados.
Antes estuve cinco
en una asquerosa sala de exhibición
donde el hijo del dueño
se escapaba conmigo.
Al día siguiente
me regresaba lleno de raspones
y moretones.
También estuve en ferias de autos
donde los güilas me pateaban el búmper
y los perros me orinaban.
Estoy harto de esta vida.
Recuerdo los ochentas
con cierta nostalgia.
Entonces recorría las calles en familia
y me trataban decentemente.
Lástima el divorcio
por movilidad laboral.
No soy un mal auto.
Tengo un motor Fiat 1600cc.

21
Le ahorraría mucho combustible,
vea cómo está de caro.
Recuerde que soy 4x4.
Tengo solamente dos puertas.
Piense en la seguridad de sus hijos.
Piense en lo bien que andaría conmigo.
Por favor,
sáqueme de esta pocilga.
Soy barato.
Si me compra en efectivo
le regalan la llanta de repuesto.
Tengo que salir a como dé lugar.
Aquí amenazan con desarmarme
y usar mis piezas
como repuestos o para fundición.
¡Qué desgracia la mía,
haber nacido rojo!

22
Calle 151, 8 am

Soy un Mercedes Benz Axor 2540


y huelo a mierda.
Sí, soy un camión de basura,
¡y qué!
Me criaron para llevarme sus cochinadas.
Con el tiempo uno se acostumbra al olor,
a los pitazos y madreadas.
A los zaguates que me persiguen
incansables
en cada barrio.
A las calles sin salida,
a las doñas en bata.
Luego compacto sus bolsas
y chorreo un caldo concentrado
con sus desechos.
Me encantan las jachas que ponen.
En el vertedero
los zopilotes y buzos
se pelean su cantonés,
su pan mohoso, las botellas, latas
y sombrillas del año pasado.
Siempre quiero más
y ustedes son complacientes.
Esto de la mierda es adictivo.

23
Edificio McLaren Cars, Ltd.

Soy un F1 con motor V12 DOHC


de 6064 cc de capacidad
y cuatro válvulas por cilindro
ubicado en posición central.
Tengo una potencia de 627 HP a 7400 rpm
y un torque máximo de 649.4 Nm a 4000 rpm.
Mi transmisión es manual
de seis velocidades
con tracción posterior.
Alcanzo los 391 km/h
y llego a los 100 km/h en 3.4 segundos.
Tengo suspensión delantera y trasera independiente
con frenos de disco ventilados en las cuatro ruedas.
Peso 1288 kg.
Mi relación peso/potencia es de 2.05 kg/HP.
Uso neumáticos Goodyear F1 P235/45 ZR17 delanteros
y P315/45 ZR17 traseros.
Gané las 24 horas de Le Mans en el ‘95.
Somos 64 ejemplares en el mundo
y cada uno cuesta un millón de dólares.
Mi imagen adorna los cuartos de sus hijos
y los fondos de pantalla de sus esposos.
Soy el auto más codiciado

24
en videojuegos
y garajes suntuosos,
sin embargo soy adicto.
A la velocidad,
a las anfetas,
al confort;
y prefiero rodar
como esclavo automotriz
antes que volver a la piedra.

25
La Baticueva

Me pusieron Batimóvil
una vez que me salté un ceda
y le pasé por encima
a un sedán del noventa,
me llevé dos bicis
y un carajillo del cole.
La vara es que en el sedán
iban cuatro bichillos
con órdenes de captura.
No me pagaron los arreglos
desde entonces los compitas del barrio
creen que soy antibalas
y que escondo misiles
detrás de los halógenos,
por eso mejor se orillan
cuando me ven pasar soplao.

26
Espacio 7-A

Soy una Nissan Sentra azul cielo.


Mi dueño es un amor.
Se pasa el día consintiéndome.
Me lava, me seca, me encera,
me aspira los asientos.
Es un divino.
Me compró nuevas escobillas
y halógenos azules.
Ahora le estoy dando problemas con el radio
a ver si me instala un dvd.
¡Vieran cómo me cuida en la calle!
No deja que nadie se me acerque,
y si me pitan les menta la madre.
Ya se ha agarrado dos veces por mí.
Él es mi dueño, pero yo estoy primero, ¿no?
Soy su orgullo en el barrio.
Su chichi, su mami, su Taller mecánico Chito’s

Soy un taxi con síndrome de estrés post-traumático.


Este local se ha vuelto mi hogar
desde hace varias semanas.
Tengo mucho frío,
me duele la transmisión

27
y los frenos.
De todas formas
ya no quiero volver a la calle.
Tengo pesadillas con lo ocurrido.
Cada noche se me parte el alma y la carrocería.
Cada noche revivo el terror,
doy cinco vueltas en el aire
y cinco más en suelo.
Todas las noches
me convierto nuevamente en metal corrugado,
en una alfombra de vidrio
y sangre en la pista.
No puedo borrar
el rostro desfigurado del chofer
ni sus piernas separadas del cuerpo.
Se me hace imposible mantenerme en pie.
Si alguna vez salgo de este taller mecánico,
juro que me dedicaré a perifonear
o a vender huevos.
.
Pero que no pierda el brete
ni la hipoteca,
porque rapidito me busco otro.

28
Taller mecánico Chito’s

Soy un taxi con síndrome de estrés post-traumático.


Este local se ha vuelto mi hogar
desde hace varias semanas.
Tengo mucho frío,
me duele la transmisión
y los frenos.
De todas formas
ya no quiero volver a la calle.
Tengo pesadillas con lo ocurrido.
Cada noche se me parte el alma y la carrocería.
Cada noche revivo el terror,
doy cinco vueltas en el aire
y cinco más en suelo.
Todas las noches
me convierto nuevamente en metal corrugado,
en una alfombra de vidrio
y sangre en la pista.
No puedo borrar
el rostro desfigurado del chofer
ni sus piernas separadas del cuerpo.
Se me hace imposible mantenerme en pie.
Si alguna vez salgo de este taller mecánico,
juro que me dedicaré a perifonear
o a vender huevos.

29
Bandeja de entrada (tienes un mensaje nuevo)

Hola Kitt. Soy un Pontiac como tú. Te escribo con la ilusión de


que podamos conocernos. Deja a Michael, él te sobreexplota,
te maltrata. Si vienes conmigo te prometo que con mi jefe no
te faltará acción. Él te asignará todos los casos de narcotráfico,
explotación sexual infantil y mucha violencia en las calles. Kitt,
tengo que confesarte que te amo desde que escuché por prime-
ra vez tu voz tan sexy y te confieso que tu lucecita roja me hizo
derramar mucho aceite. Hasta hoy me armé de valor, y por eso
te suplico que me escribas lo antes posible.
Con amor, tu Pontiac Transport modelo ‘92 roja, con franjas
blancas en las puertas.
PD: si prefieres el negro, me puedo hacer unas rayitas en la tapa
del motor.

30
Espacio 8-A

Soy un transformer pero nadie me cree.

31
Ministerio de Transporte (entrada principal)

Soy una motocicleta Honda SFX-50


en huelga de hambre.
No más discriminación en carretera.
No al maltrato de dueños,
mecánicos, borrachos.
No más combustibles fósiles o vegetales.
No más accidentes ni heridos.
De aquí no me mueve nadie.
Exijo justicia: jamás dejaré
que se me vuelvan a montar.

32
Espacio 1-A

Soy un camión Isuzu KS modelo ‘82,


caja quinta, motor diésel 3900cc,
cajón de madera con manteado.
Transporto desde material de construcción
hasta chanchos,
pero antier me fundieron el motor.
Ahora me trajo la grúa,
pero dicen que el seguro no cubre nada.
Por ahora duermo en el galerón de un vecino
a la espera del mejor postor.
Estoy a dos millones y medio,
pero se oyen ofertas.

33
Espacio 2-C

Soy un chuzo tuneado


con doble mufla,
y los viernes le llego a los piques.
Prefiero mantenerme en el anonimato.
Yo la conozco.
De La Sabana a La California.
De Barrio Amón a Cristo Rey.
Agita el tarro con monedas.
Ofrece lotería, tiempos, chances,
los últimos estrenos en dvd.
Huye hacia los suburbios
junto a medio millón de asalariados
en estampida.
En cada esquina ansía el semáforo verde,
y disputa los 100 metros con vallas
hasta los autobuses atestados.
Queda un extraño sabor en el aire.
Quedan los faroles y neones.
Al final de una calle desierta
aparece pintarrajeada
con el sobrenombre de Chepita.
Ofrece su cuerpo a clientes que la llaman downtown.
Pasada por las armas despierta

34
sin saber dónde está
ni quién es.
No es andrógina
pero la excita confundir a los transeúntes
mientras me acelero.

35
Espacio 8-B

Soy un Mitsubishi Montero del año


y ahora resulta que Mariangélica
me va a cambiar por el último modelo.
No puedo permitirlo.
Tengo que hacerme el varado
para que no me pueda mover.
¡Mariangélica, Mariangélica,
no me hagás esto!
Te he sido fiel,
nunca te he dejado de encender,
no llevo ni un año con vos
y ya me vas a cambiar
por otro que ni conocés.
Mariangélica, no seás tan cruel.
No todo es dinero,
te prometo rendir las llantas,
la batería, el diésel.
Mariangélica, ¡qué tiene él que no tenga yo!
Podés instalarme accesorios,
volverme un full extras.
¡Qué será de mí sin un garaje como el tuyo!
Sin un culito así no podré vivir.
Mariangélica no me dejés aquí parqueado,

36
no entregués mis llaves,
no te montés en él, Mariangélica.
¡Ojala te estrellés y se mueran los dos!

37
PARTE II:

Garaje
(o los fragmentos de algunas letras de canciones
que le dedicó un Peugeot 505 modelo ‘83 a su dueña)
Estaba con mi novia y llevaba los pies ahí encima. Íba-
mos dando vueltas por las calles, parábamos y volvíamos
a empezar dando trompos por ahí. Hizo esto con su
pierna mientras se trataba de cubrir. Es un bonito diseño.
Me gusta. El coche empieza a parecerse a mí.

Charles Bukowski
You can’t always get what you want
(Jagger & Richards)

Sé mi María Kodama,
le dije esa noche
que estaba ciego.
Sé mi María Kodama,
le rogué
cargado de penas
y penumbras.
Sé mi María Kodama,
pronuncié por última vez
sin percatarme de las consecuencias.
Al día siguiente
me abandonó en el parqueo
como una carroza fúnebre
donde nadie quiere entrar.

43
A handshake of carbon monoxide with
no alarms and no surprises
(Thom Yorke)

Nuestro amor terminó en accidente de tránsito


como un ladrón asesinado por la espalda.
No fue huracán ni terremoto.
Más parecía un campo de batalla
después de la batalla.
Nuestro amor cayó en desgracia
como una bacteria en el cerebro.
Niño estrábico
hallado al día siguiente
en pedazos.
Nuestro amor amaneció muerto
como una bala perdida
en la sien de un día cualquiera.
Así nomás. Sin dar aviso. Sin preludios.
Desobediente. Hecho témpano.
Sin misericordia ni tiempo para la conmoción.
Como un accidente de tránsito
sin explicación ni sobrevivientes.

44
Creo que todo era el olor de tu champú
(Jose Capmany)

Ella olía a Head & Shoulders


a esencia de vainilla sintética.
Olía sin saber que la olían
como en el poema de Trejos.
La olí y seguí hasta el Parque Nacional
donde me vio y no pude disimular:
es Pantene Pro-V, me dijo histérica,
contra la caspa, calvicie
y carroñeros;
así que me fui desconsolado.
Esto de la seducción
no es un juego de niños.
A los creativos les iría mejor.

45
Mas nunca les reprocho mis heridas,
se tiene que sufrir cuando se ama
(Martín Urieta)

Mary Jane Watson dice que ama a Peter Parker


pero sólo le arruina la vida.
Luisa Laine dice que ama a Clark Kent
pero sólo le arruina la vida.
Selina Kyle dice que ama a Bruno Díaz
pero sólo le arruina la vida.
Steve Trevol dice que ama a la Mujer Maravilla
pero sólo le arruina la vida.
Kyle Jinadu dice que ama a Jean-Paul Beaubier
pero sólo le arruina la vida.
Los verdaderos enemigos de un superhéroe
no son sus villanos sino sus parejas,
que arrancan todas sus máscaras,
antifaces y cinturones,
dejándolos sin dinero,
sexo
ni superpoderes.

46
Now I got that feeling once again
(Waters & Gilmour)

Me cansa aparecer en el mismo garaje


con tanto deseo
de otros besos y tierras.
Me canso de vos, cómo no.
Me canso de esta música,
de esta mierda de motor
que no puede llevar mi ritmo.
¡Cómo no me voy a cansar de lo que soy!
Es una pena que el cansancio
no se pueda acumular
como alimento o virtud.
Quién sabría predecir los números y la arena,
multiplicar los panes
y arrojar por la ventana su cabeza
para entregarse al precipicio,
al oficial, al Coco,
a la del vestido púrpura.
Estas ganas de retirarse a donde sea
mientras no quede atado
a los mismos dígitos y combinaciones.
Tanto espacio lleno,
tanto tanque vacío,
tanto yo por aquí.
Demasiado para mi gusto.

47
‘Cause love’s such an old fashioned word
(Bowie & Mercury)

Mierda, qué ganas de mandarme al carajo,


de asumir que un año no es nada,
que ya basta de tragar arsénico,
mercurio, plutonio catorce.
Esos itinerarios a bares
no me sirven ni para una meada.
Latas de cerveza inundando
la maldita Calle 21
al final de su norte.
Seres que me emborrachan con fastidio,
como si me sirvieran un jarabe para la tos
o una sopa fría.
Me harto de tus amigos,
de mis sorprendentes niveles de tolerancia.
Me obstinan los taxis de tarifa arbitraria
que te dejan sin monedas para la última birra.
Me enfurece soportarme tan bien,
quererme con tanta urgencia,
como si no hubiesen futuros alternos
o una salida de emergencia.
¿Por qué no arriesgarse a vivir sin mí
aunque sea por una temporada?
¿Decime vos para qué putas sigo conmigo?

48
Mi aceite se fuga sin remedio.
¿Qué sentido tiene este dolor de ladrillo negro?
Al final me rehúyo,
me voy otra vez conmigo al volante.
Un cumplido cada quinientos metros,
fingiendo que las manos y besos
forman la palabra incienso,
golosina, jengibre,
mientras por dentro el engranaje chirría.
No sería raro que me desplome en la avenida
o surja un cuerno, una cola,
algo afilado y caliente.
Una sustancia volátil,
la ansiada explosión.
Pero nada ocurre
porque siempre contamos con el perdón y la culpa.
El pozo que vamos llenando de miedo
y que confiamos jamás rebasará.
Entonces se despiden de abrazo y promesa,
y cada quien huele a rosas
o sabe a rosas o está de rosa,
vaya uno a saber
¡Qué fiasco!

49
Entonces se desvisten,
y en el retrovisor polvoriento una masa café,
como decir plastilina,
se desfigura a golpes
hasta alcanzar una forma entre cúbica
y fecal.
Al amanecer es bronce,
monumento, sílice,
piedra volcánica.
No hay manera que se despegue del asiento.

50
Love is just a lie made to make you blue
(Boudleaux Bryant)

Lástima que Adán no nació impotente.


Por su culpa se me ha perdido la luna.
Sólo el viento salobre.
Un oleaje negro y el cielo negro,
perdido, sin luna;
pero Eva,
si compartimos genitales
te digo miamor.

51
I wanna blow ‘em all out of their seats
(Bruce Springsteen)

370 kilos.
Eso pesa la soledad esta noche.
Tal vez exagero un poco.
A lo mejor son gramos
o incluso miligramos.
Lo cierto es que la soledad
me pesa esta noche sobre las llantas.
Sobre la tapa del motor.
Como un libro en el pecho
cuando te dormís en una irreconocible página 114.
Como la almohada asfixiándote.
O como la pierna de una desconocida
en el asiento trasero.
Bueno, en realidad eso no.
Eso más bien alejaría a la soledad.
De hecho, fueron las piernas de una desconocida
que pronto se volvieron piernas conocidas
sobre mi asiento trasero
las que atrajeron irrevocablemente a la soledad.
Ya va pesando unos 400 kilos
y sigue en aumento.
No sé cuánto resistiré.
Supongo que si me duermo

52
o me hago el dormido
se irá por esta noche,
o al menos me aplastará
sin que le ofrezca otra vez
mi estúpido perdón.

53
Rumbo a casa con una botella de vino en el alma
(Villegas & Fonseca)

Déjenmelo a mí, dice una, pero no.


Tampoco es ella.
No está marcado mi nombre en su espalda
como afirmó Gonzalo Rojas.
No cruza alambradas ni avenidas.
No es la mesera del Park Avenue Cafe,
aunque no estaría mal que fuera ella;
ni es la vecina, por suerte.
Mi mejor amante,
para no cansarlos con el cuento
ni con otro ramillete de mujeres,
y para desilusión de todas,
soy yo,
que me soy fiel
y reviso el aceite cada mañana.
Yo, que no cambio de carrocería
ni dono gasolina
y mucho menos mi llanta de repuesto.
Que viajo de incógnito
y descubro la ventana
repleta de paisajes y pasajeros
justo antes de apagar el motor.

54
Pero hoy las musas han pasao de mi
(J.M. Serrat)

Postcoitum sos más sensible.


Sólo que últimamente
te resignás a otra almohada
con tantas ganas de explotar.
Tanto deseo contenido.
Un polvo al día:
lo recomendado por la Asociación Americana de Sexología.
Pero vos no sabés
o te hacés la que no sabe.
Entonces te lo repetís
para que no duela tanto:
basta con sacarle polvo al tiempo
que cuelga de la pared.

55
Gimme fuel gimme fire gimme that wich I desire
(Hetfield & Ulrich)

Montame Holly Hunter.


Vamos donde querás,
rubia sabrosa.
Montame y corramos a medianoche
por la autopista: 160, 180, 190 km/h.
Holly Hunter, sentí el éxtasis,
la velocidad del motor
a punto de explotar:
4000, 5000, 6000 revoluciones por minuto.
Sentime adentro tuyo, hermosa Holly.
Soy tu mejor versión de Crash.
El viento mueve tus cabellos
y tus ojos brillan con cada poste eléctrico.
Holly querida, estoy ardiendo.
Oh Holly, ¡holly shit!

56
There’s no need to hide
(Eddie Vedder)

Si el azar genético hubiera querido,


serías miss universo.
Si el azar de la tómbola hubiera querido,
serías millonaria.
Si el azar del bar
y sus sillas vacías hubieran querido,
estarías acá conmigo,
pero el azar es cabrón,
y por razones obvias y crueles
le da una ventaja de 2 a 1
a los que pueden comprarte,
invitarte a todos los tragos,
montarte en un auto y llevarte al departamento
hasta hacerte reír estúpidamente
por todo eso que nunca serás.

57
Say goodbye don’t follow, misery so hollow
(Staley & Cantrell )

Sos todo menos un cuarto de libra con queso.


Sos, digamos, esto:
un poco de buena estrella,
a lo mejor
lo mejor de la vida.
Sos esta canción
que me pone a lagrimear.
Sos un documental
que me golpea y me deja
terriblemente triste un par de días.
Sos todo menos ese cuarto de libra con queso
ahí en el enorme afiche,
llenando de hambre
a los transeúntes más desafortunados.
Sos -cómo decirlo sin herirte-
bastante parecida
a una despedida que se aproxima para siempre,
la sicaria que me arrancará de todo esto.

58
Que ninguno de esos idiotas te supieron hacer reír
(Enrique Bunbury)

Cervantes tuvo su guerra.


Roque la perdió en su propia casa.
Rugama contra la guardia somocista.
Debravo en la calle.
Max en Argentina.
Pessoa en la tabaquería de enfrente.
Yo tengo una y empieza con tu nombre.

59
Piensa que tal vez mañana yo ya estaré lejos
(Consuelo Velásquez)

No te voy a dedicar ni un sólo poema.


Los antecedentes no son halagadores.
Así que tranquila.
Lo que pase entre nosotros
quedará en el anonimato.

60
No voy a esperar que el destino hable por mí
(Aznar & García)

Lejos.
Así de lejos digo
mientras contemplo un mapamundi.
Lejos,
convertida en algo difuso,
como la vista del miope
que nunca aclara
ni diferencia entre una nube
y un auto a 100km/h.
Vos, la agotada del amor.
Lejos, leve
y siniestra.
Pobrecita vos tan matasueños.

61
Mi ego va a explotar ahí donde no estás
(Gustavo Cerati)

De las millones de fotografías


que inmortalizaron los millones de atardeceres
transcurridos en este mirador turístico
de una playa del Pacífico
por millones de familias,
novios y gringos,
cuento con la dicha
de que en ninguna salí con vos.

62
Aquel amor que fue mi perdición
(Agustín Lara)

Debe haber un mundo allá afuera.


Debió también ser uno
cuando Bach compuso en Re menor
como si estuviera poseído por los signos.
Yo confío que hay uno en alguna parte
en este momento.
Solo tengo que ir por él,
pero a lo mejor me hace falta un motor más afinado
o un club de viajes
con cuotas mensuales
o más entusiasmo a la hora de enrolar,
esnifar, succionar,
eyacular, hiperventilar.
Es todo tan impreciso.
Tan Bach sin Bach.

63
Porque si en verdad se amaron nunca se puede olvidar
(Julio Jaramillo)

[Apología del noviazgo]

La mayoría de globos se escapan inevitablemente.


Reventamos en llanto y en rabia al ver tantos,
pero no nos compran más.
Unos pocos llegan a casa con nosotros,
y a los días,
de un modo lo suficientemente sutil
para no amargarnos,
se desinflan.

64
Y en mitad de un te quiero me olvidó
(Calamaro, Sabina & Paez)

Debería estar más relajado.


Ideático.
No pensar más en la muerte
ni en la cena fría.
Quisiera no necesitar las palabras para sobrevivir.
Uno siempre quiere cosas.
Tantas tontas cosas.
Tantos tontos intentos.
Seguir aquí por ejemplo,
o estar más relajado
y comerme la cena fría,
sin quejas.

65
There is no fucking you, there is only me
(Trent Reznor)

Siempre me gustaron los dramas.


Me refiero a las películas dramáticas.
Buenos tipos que de repente tropiezan en la azotea,
quedan cuadrapléjicos cruzando un estacionamiento,
amnésicos, desempleados o con un disparo en el pulmón.
Pero de disfrutar las desgracias de los actores
a protagonizarlas
hay una distancia inmanejable.
Era un auto extraño:
ningún parabrisas roto,
ninguna fuga de líquidos,
ni siquiera un raspón.
Era tan ajeno a los dramas
que aún no había llorado la partida
de ninguna pieza original.
Eso hasta que el tren chocó de frente conmigo.
Bah, pudo ser un tren,
un autobús cargado con estudiantes,
incluso un avión o buque de guerra.
Así resultó en mi caso
y no fue ningún drama hollywoodense.
Terminé en el taller
como si seis camiones me hubieran pasado por encima,

66
en esto no hay metáfora.
Tal fue la literalidad del caso
que ya odiaba las películas de dramas
y me conformaba con tristes comedias clase B
y algunas románticas
que escondían historias más parecidas a la mía.
Entonces regresé al garaje,
me deshice de todos mis dvd
y dejé de frecuentar los videoclubes.
No quedé amnésico ni desempleado,
pero cada vez que escucho el tren
echo a rodar ansioso
esperando que esta vez sea letal.

67
I go inside of it where I am not human
(Patty Smith)

Soy un Peugeot 505 modelo ‘83 despechado.


Soy un libro que se acaba.
En mis sueños era un 207cc
descapotable, color verde lima,
pero uno sueña tantas cosas.
Soy un Peugeot como pude ser un auto americano o japonés.
El monóxido de carbono oscurece los asientos,
el parabrisas, mis documentos.
Mañana en titulares:
Tragedia automovilística, más detalles en la sección de sucesos.
Soy un Peugeot modelo ‘83
que se asfixia, se retuerce
y escribe,
eternamente estacionado.

68
70
Diego Mora
(Vásquez de Coronado, Centroamérica, 1983)

Escritor, docente e investigador. Doctorando en Estudios Cultu-


rales Latinoamericanos en la Universidad de Cincinnati. Maestría
en Literatura Latinoamericana por la Universidad Estatal de
Nuevo México y Licenciado en Psicología por la Universidad de
Costa Rica. Ha publicado: Tótem Suburbano, San José, 2006.
Estación Tropical, Guatemala, 2010; Educación con Medios
(académico), Berlín, 2011; facebookatura, ebook, Amazon, 2012;
Las meseras del Park Ave Cafe, México DF, 2013; Peter Pan 220,
Quito, 2014; y muchas cartoneras. Se pueden encontrar trabajos
suyos desparramados por las paredes con el tag orgasmoeterno.
Web: luisdiegmora.wix.com/orgasmoeterno.

71
SERIE LA PIEDRA QUE LATE
Monóxido de Carbono
Diego Mora (Costa Rica)

Primera edición: febrero, 2015.


Diseño y diagramación: Juan Pablo Mejía
Cuidado de edición: John Martínez Gonzales
Tiraje: 120 ejemplares
Depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú
N° 2015-02442

Impresión: Taller Imprenta Rococó.


Cailloma 655 - Lima

Hanan Harawi Editores


Antúnez de Mayolo, 362. Villa María del Triunfo
E-mail: johnd.s.martinez@gmail.com
Teléfono: (00511) 982 667 398
Lima, Perú

72

S-ar putea să vă placă și