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LAS CIUDADES EN LA GLOBALIZACIÓN.

LA CUESTIÓN DE LA CIUDADANÍA 289

a) La h omogeneidad de los grandes grupos sociales y la existencia d e u n


modelo ú nico de fam ilia. H oy, en cambio, vemos cómo se fragmen-
tan las clases sociales surgidas de la Revol ución Ind ustrial , cómo se
m ultiplican los gru pos de pertenencia de cada ind ividuo y cómo au-
menta la necesidad de responder a demandas individ ualizadas. El de-
bili tamien to del modelo tradicional de familia y la d iversidad de los
n úcleos elementales de integración social se pueden en ten der como
una mayor «oferta» de posi bilidades individ uales, pero tam bién pue-
den compo rtar atomización individ ual y mul tiplicació n de fractu ras
sociales.
b) Pérdida de la confian za en la economía para garan tizar trabajo, rem u-
neración básica y expectativa de movil idad social ascendente y en la
educación para red uci r las desigualdades sociales y propo rci onar los
med ios básicos pa ra la in tegració n social. No hay que i nsisti r en que
esta con fia nza hoy sería ingen ua, pues la economía de m ercado p ued e
desar rollarse man ten ien do y aumentando el pa ro estructu ral y la p re-
cariedad laboral, y la ed ucación obliga toria ya no garan tiza ni la in-
serción en el mercado de trabajo n i la integración sociocultu ra l , .ni
p repara para el conju nto de la vida activa.
c) Tampoco se puede confiar en la progresiva desaparición de la ma rgi-
nal idad y la inserción del conju nto de la población en un sistema de
grupos escalonados y articulados con las instituciones, a parti r de la
familia escuela, ba r ri o, trabajo, orga ni zacio nes sociales y pol íticas,
ci udad, nacionalidad ... todo j unto ordenado pa ra una evol uci ón pre-
visible,. ritos de paso y estabilidad relativa de la organización social.
No es el caso: hoy se m ultiplica n los colectivos margi nales, las t ribus,
las asociaciones o gr u pos informales pa rticula res, las comun idades
virtuales ... Los vínculos sociales son más nu merosos y más débiles, di-
versificados en múltiples relacion t'.s y grupos, de desigual in tensidad.

Hay qu e redefi nir los su jetos-ci udada nos, sus demandas, las relacio nes
con las insti tuciones, las pol íticas p ú blicas adecuadas pa ra red uci r las excl u-
siones...
Por ejemplo: no se puede t rata r a los «sin pa peles» , a la po blació n droga-
dicra, a los jóvenes o ni ños margi nados, a las m ujeres gol peadas y sin recu r-
sos propi os, a la población de gente mayor sin rol social, a los desocu pados
estr uctu rales perma nen tes, etc., con los medios trad i cionales del Estado del
bienestar desarrollado, o sea, con la escuela, asistencia social, pol icía, etc.,
que actúan con modelos u niformistas, organizaciones bu rocráticas y p roce-
dimien tos reglados. Se req uieren políticas específicas de proxi midad, flexi-

• .J.. .
290 LA CIUDAD CONQUISTADA

bles, que tenga n en cu.enta el contexto in mediato y las situaciones i ndivi-


duales y que se apoyen en la cooperación social, políticas de p revención y de
inserción , de acción posi tiva, m ultidimerisio nales y . que asuman objetivos
in tegrales.
L-

En concl usión: los derechos que con figuran la ciudadanía hoy son mu-
cho más complejos que en el pasado y se t ienen que adecuar a poblaci ones
mucho más diversificadas. e individualizadas. La gl obal ización nos deman da
establ ecer cartas de derechos universales, estr uct uras representativas de regu-
l aciói1 y pa rticipación en ámbitos supraestatal.es ( incl uso m u nd ial es) y pol í-
ti cas pú bl icas que garan tizan estos derechos en. estos ámbi tos. Pero también
es más necesario que en el pasado el reconoci miento de.derech os en ámbitos
de proxi midad, la ciudad o región, que deben asumi r los gobiernos l ocales o !
regi onales y que req uieren multi plicar los mec.-nismos de partici pación ciu-
dadana. La dial éctica global-local nos exige U I) esfuerzo de imagi nación po-
lítica no sólo en el ámbi ro global , hoy a la m oda, sino tam bién en el local ,
q ue n o es un anacronismo, sino todo lo con trari o. Con independen cia d el
discurso, que p uede expresarse mediante una retórica esen cial ista o parrict.i-
larista, los nacionalismos «subestatales», la resu r rección de regionalismos, el
n uevo auge del m u nicipalismo contienen elémentos de moderni d ad, res-
po nden a causas muy actuales, aunq ue tam bién demandan nuevas estr ucru-
ras territoriaks y asumir proyecros sociocul tu rales que combinen identida-
des heredadas con aperturas a la diversidad.

,•
DE LOS DERECHOS SIMPLES A LOS DERECHOS COM PLEJ OS
I
.tLa ti pología
an to de derechos
liberal como socialistasimples heredados
de los siglos XVIII ypor
XIXlahasta
trad ición
hoy esdemocrática
insuficiente
cuarta generación), los presen taremos en forma casuística, sin pretender que
para dar respuesta a las demandas de nuestr3:. época. Para facilitar la com.: 11
p rensión de lo que entendemos por derechos com plejos (mejor que decir de

los ti pos que exponemos sean los únicos o los más importa n tes:

a) El derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad. No es suficien te pro-


mover viviendas «sociales»; puede ser una forma de fabrica r áreas de
margi nalidad. La vivienda contribuye ·a_ hacer ciudad, todos los p ro-
yectos urbanos de escala media o grande deben incorporar pogra-
mas de vivienda diversificados, y los programas de viviendas públicas ·
o . para sectores de. ingresos bajos deben formar parte de proyectos
mixtos e incorporar actividades y empleo, equipa mien tos e inserción

'--7---r--
- -:r;:- --.-
1
U,<; CIL'DADES EN LA GLOBALIZACI ÓN. LA CUESTIÓN DE LA CllJO.-\D.\"\ i..\ 291

en el teji do u rba n o. Todos los ba rrios o áreas resi.:ienciJ.l c:' d ber ser
accesi bles y visi bles, com un icados y mon umen tal izados. c'n .1. rc'as d i-
versas socialmen te; los ciudadanos deben estar orgulloscis del l uga r
en el que viven y se les debe reconocer el derecho a pernu n c-er en él
y a ser vistos y reconocidos por los otros como ci udad;1111Js. Cada
pa rre de la ciudad debe tener su atractivo pa ra los otros ..:i u fadanos,
apa rece r física y sim bóli camen te vi nculada al con j un te,, El c>spaci o
pú bli co es una condición básica para la existen cia de b L-¡u1..hd anía,
el derecho a un espacio públi co de calidad es u n dert>ch1..) h u mano
fun damen tal en n uestras sociedades. El derech o a un lug;u. ;1 l a m o-
vi l i dad, a l a belleza del entorno, a la cen trali dad, a la 1.:;il i J;1d am -
bi ental , a la inserción en la ciudad formal, al au togo b i er!h)... con fi -
gu ra n el «derecho a la ciudad ».
b) El derecho a la educación y el derecho a f a formación crn:ú11u.1d11. La
ed ucació n conven cional obligatoria no garantiza la i nser1..:Í1..) n social y
p rofesi onal. Y tam poco la un iversi taria. Hay q ue pl ante;n ;d d t> recho
u n iversal (o sea, para todos los que lo n ecesi ten ) u na fo rnL11..·i t111 con-
ti n uada que «ocupe» y genere ingresos incl uso en los pc r ít)d os «Va-
cíos» por desocu paci ón , por necesi dad de reci claje, po r 1·.. ;1111bi o · d e
actividades o de lugar de trabajo.
c) El derecho a la asistencia sanitaria y el derecho a la salud .l' il /., scgúri-
dad Las causas que afectan hoy a la salud y al bienesta r son m úl ti-
ples: estrés, drogadiccióú , desocupación, abandono fam i l i a r, perso-
nas solas, accidentes de circulación, al imentación , viol en cia fam i l iar,
del i ncuencia urbana, etc. El sistema hospi talario y la red de cen tros
asistenciales son importantes, pero consti tuyen una re.s p ue.s ta m uy
ins uficien te si no se inscriben en un sistema más com p lejo de pre-
vención, vigila ncia, asistencia personalizada y represión de las con-
ductas que afecta n a la salud y a la seguridad del conj u n ro de la ciu-
dadan ía.
d) · El derecho al trabajo .Y el derecho al sala rio ciudadano o rn11¡¡ hdsim.
Es cierto que el derecho al tra ba jo es hoy u n derech o « p rogra má t i -
co» , que las au tori dades públicas no pueden gara nt iza r; i n cl uso las
pol íticas pú blicas son menos eficien tes que en el pasad o a Li h ora de
crear o promover luga res de traba jo, razón de más para a m pl i ar este
d erech o haci a el con cepto de «sal ario ci u dada n o)>, en t en d i do en
cualq u iera de las acepcio nes que se han propuesto actu al mente po r
la doctrina social y económica: salario pa ra todos . desde el n aci-
mien to, 6 sólo a .pa rtir de la mayoría de edad, o apl ica ble en perío-
dos de no traba jo, o a cambio de traba jo social, etc. Un a n u eva con -
292 LA CIUDAD CONQUISTADA

sideración de la riq ueza social que supere el econ omicismo moneta-


rista debe hacer posi ble la legi timación y gerteralización del salario
ciudadano.
e) El derecho al medio ambiente _y el derecho a la calidad de vida. El dere-
cho al medio ambiente a men udo se entien de exclusivamente desde
u na perspectiva preservacionista y de sosten ibil i dad. La calidad de
vida va mucho más allá. Entiende el medio como protección, recali-
ficación y uso social no sólo del medio nat ural, sino también del pa-
trimonio físico y cultu ral. Y la calidad de vida com o posi bilidad de
desarrollarse según l as orien taciones personales de cada un o p uede
inclui r derechos tan diversos como la privacidad , la belleza, la movi-
lidad, el tiempo (compatibilidad de los t iempos u rbanos), la lengua
lll
y la cultura propias, el acceso fácil a la ad ministración, etc.
f ) El derecho a un estatus jurídico igualitario )' el derecho 11 la inserción so-
cial, cultural )' política. Es eviden te, y lo hemos tratado para el caso
europeo, que n o han desapa recido l as exclusiones legales. El solo he-
cho de que haya un a ley de extranjería ya es u na pr ueba de la exis-
ten cia de un a población discrimi nada, y la aceptación tácita de po-
blación «sin papeles» (para facilitar su sobreexplotación ) consti tuye
un escá ndalo de capitis diminutio legal hacia un sector cada vez más
importan te de la población. Por lo tanto, u nifica r, igualar el estatus
legal de todas las ·poblaciones que conviven en u n territorio es im-
portantísimo y ya ha sido expuesto anteriormen te. Pero no es sufi- !ll
ciente. Reconocer el derecho a la iden tidad de estos colectivos, facilitar


su asociacionismo y la práctica de su religión, fiestas y costu mbres y
111
el apren dizaje por parte de sus hijos de su lengua, cultura e historia
no solamen te supone reconocer un derecho h umano u niversal, sino
tam bién favorecer su i ntegraci ón. Pues l a otra cara de esta política es
no sólo asumir la multicul turalidad, sino esti m ula r la interculturali-
I
dad, el mutuo conocimiento de lenguas y culturas, pero también la
acep tación de valores un iversales, aunque ello suponga la renu ncia a
ciertos comportamien tos que los con traría n (por ejempl o respecto a
la cond ición de la m ujer). En u na dimensi ón m ás general, las políti-
. cas pú blicas deben promover normas y programas de acción posi tiva
para impulsar la inserción y el reconocimiento social de las poblacio-
nes discrimi nadas o vulnerables, como las de origen extranjero, pero
también las que sufren algunas deficiencias o hándicaps físi cos ·o
mentales y los niños o la gen te mayor a los que las condiciones de
vida u rbana muchas veces excluyen, etc. La gobernabilidad demo-
crática sólo es posible si se basa en l a igualdad formal. de los ciudada-
1 LAS CI U DA DES EN LA GLOBALIZACIÓN. LA CUESTIÓN DE LA CIU DADANÍA 293
¡
¡
1

!1 ! nos y en u n con ju nto de pol íticas pú bl icas cuyo objetivo sea red uci r
la desi .g.... ualdad real.
g) Los derechos electorales universales y el derecho a unq participación po-
lítica múltiple, deliberativa, diferenciada territorialmente, con diversi-
'dad de procedimientos y mediante actores e instrumentos diversos. Es
u na parad oja que al mismo tiem po que u n o recon oce la deval ua-
ción de los parlamentos y otras asambleas rep resenta tivas en tan to
que i nsri ruciones de gobiern o y el bajo nivel de presrigio de l os pa r-
t idos políticos, n uestras democracias den casi el mo n opolio, o en
rodo caso el rol pri ncipal sobre cualq uier otra, a la pa rticipación po-
lírica media nte elecciones de asambleas y pa rridos políticos. Actual -
m ente hay u n d esfase enr re u na doctr ina y m úl tiples práct i cas so-
ciales de d em ocraci a pa rt i ci pat iva, deli bera t i va, directa, etc., y l a
resisrenci a de las i nstituci ones políti cas y de los parti dos con rep re-
sen taci ón en los órga nos de pode r a legal iza r y generaliza r formas de
pa rti cipaci ón pol ítica más ri cas que las estrictamente electorales. L:
pa rtici paci ón ci udadan a arr iculada con la i n i ciativa política l ocal
puede crear condici ones pa ra rom per ma rcos legales estrechos. Po r
ejemplo, imponer la legal izaci ón de med ios de com u nicación loca-
les, forzar la ocu pación de facto de suelo en posesión de orga nism os
o emp resas estatales o pa rapú blicas que la ciudad necesi ta pa ra u n
d esa rrollo o quiere proteger, l egalizar formas de pa rti ci pación y de
gesti ón no previstas por la l egisl ación general, etc. Hay que hacer
valer el derecho a la i n novación políti ca desde los ámbi tos locales
insti tucionales y sociales, generar nuevas estructu ras de represen ta-
ción y gesti ón pú blicas en ámbi tos ter ritoriales hoy significativos
(como por ejem plo las region es met ropol itanas) , si m plifi car en
ca m bio el mapa político-ad min ist ra tivo y contractualiza r las rela-
ciones inreri nsti rucio nales, atender las in iciat ivas in n ovadoras de
pa rti ci pación y cooperaci ón sociales que p ueda n surgi r de la socie--
dad civil, etc.
h ) El derecho a la úformación, a la comznzicación .y al acceso a las tecnolo-
gías de información )' comunicación 11 ' Si el teléfono se ha general iza-
.
do, n o pasa lo mis mo con las radios y televisiones locales y sobre
todo con las « n uevasn tecnologías, q e su ponen no sólo disponer del
eq ui pamiento en casa (ordenador personal), sino ta m bién la forma-
ción m ín i ma pa ra u t i lizarlas ( moni tores en cada ba rrio, los ciberca-
fés) y la posi bi lidad de incidi r sobre los conten idos, de promover
ofertas que corresponda n a necesidades sociales, de constituir redes
ciudada nas, ere.
294 LA CIUDAD CONQUISTADA

i ) Los derechos vinculados a la supervivencia y al desarrollo. En u na escala


global, los derechos básicos a la protección frente a catástrofes y epi .:.
demias, al agua y la alimen tación , a la energía, a la garantía interna-
cional de las poblaciones civiles frente a l a guerra y las tiran ías «loca -
les» , etc., son casi siempre condición necesaria para que se p uedan
ejercer los otros derechos citados. No los desarrollamos por n o co-
r responder a la temática de este l i bro... .Pero por lo menos debería de-
bati rse cómo hacer para que los elemntos básicos de la vida , com o
son el agua (alimento esencial) , la tierra (un luga r donde copijarse),
el fuego (la energía) y el aire (ambierit·e· saludable), no fueran mer-
cancías, sino bienes públicos, garan tizados por las institucion es polí- 1 11
ticas globales .
j) E/ derecho a la igualdad de oportunidades, a la paridad entre géneros, a
la igualdad universal. También este derecho trasciende al ámbi to lo-
cal y ciudadano, pero es un componente básico de la ciudada n ía. El
feminismo mod rno , el n uevo plan te.amien to sobre los derechos de
l os niños y la deslegi ti mación desde la Segunda Guerra Mu n d ial de
cualq uier norma, comportamiento social o idea que impliq ue xeno-
. fobia, racismo, antisem itismo o discrimin ación por razon es de reli-
gión , orientación sexual u origen étnico han puesto en pri mer plano
los derechos emergen tes en estas dimensiones de la igualdad. Sin
embargo, ni las legislaciones posi tivas n i las actitudes sociales los h an
asumido plenamen te.

Nota sobre derechos )' deberes. Todos los derechos citados comportan evi- ¡
dentemente los deberes correspondientes por parte de sus ti tulares, sin lo
cual los derechos pierden eficacia para el conju nro de la ciudadanía. El dere-
cho a la ciudad supone el civismo y la tolerancia en el espacio público, el
derecho a la formación contin uada supo ne el esfuerzo i ndivid ual para asu
m i rl a , al derecho a la calidad de vida supone un con jun to de comporta-
m ientos para respetar el derecho· de los otros ;·etc. .
En todos los derechos citados es necesario disti ngui r lo que son derech os
colectivos de los derechos i ndivid uales. En ningú n caso el fundamen talismo · ·. 11
de los derechos colectivos debería men oscabar la dimensión individ ual de los 1
derechos citados. Más adelante tratamos de la ciudadanía y el terri to rio. Es
preciso en fatizar que desde una cultura democrática del siglo XXI los derechos ·. j
colectivos en un ámbito territorial no pueder.i red uci r el ámbito de autono-
mía individ ual alcanzado en n uestras sociedades. En n uestras sociedades ur-
banas m ulticulrurales es preciso combinar el respeto y también el apoyo pú-
blico si .es preciso a los colectivos con iden tidades culturales propias con la

--------- =- -- === =====----- ---- -··------------'


....,,... .
LAS CI U DADES EN LA G LOBALIZACIÓN . LA CU ESTl ()N DE LA CI U DADAN ÍA 295

protección públ ica por parte de las insti tuci ones de proxi midad de los dere-
chos ind ivid uales y el respeto a lo que consideramos derechos h u man os bási-
cos, sean cuales sean los usos y las costu m bres de aquellos colec::tivos. Ell o es
pa rt icular mente importa nte cuando se trata de grupos vul n erabl es dentro de
algunos colectivos inmigrantes (por ejemplo, m u jeres y niños).

LA DEJ\10CRACIA DIGITAL

La llamada sociedad informacional mod ifica las relaciones en tre insti tu ciones
y ciudada nos y entre los ciudadanos entre sí. Si antes, como decía Tocg uevi-
lle, a los dictadores n o les importaba ,q ue los súbdi tos no les quisiera n siem-
pre q ue ta m poco se quisieran entre ellos, hoy parece que con las TIC a l os
poderes políticos y económicos no les importa que los ci udadanos se com u -
n iq uen entre sí siempre que eso no les dé más posi bilidades de inrerven i r en

=
' .
la gesti ón de los asun ros pú bl icos o en el control de los agentes econ ómi cos.
La democracia digital es todavía
mocrá tico de las TIC es pobre.
opon en, como son:
Hayl eja na, o, m de
obstáculos
ás exactamente, el uso
diferentes tipgs q ue de-
se

a) La distribución desigual de las TIC en el territorio y por secrores so-


ciale. y grupos de edad. El anal fabetismo informacional.
b) El carácter dominan te de la oferta privada, que controla a la vez in-
fraestr uctura, tecnología, servicios y contenidos, lo cual no sucedía
en el pasado con otros medios de comu nicación (como el teléfon o).
Es el mercado el que se impone, l o cual es tan nega tivo com o lo se-
ría en educación o medio ambien te.
c) La débil iniciativa de la oferta p ú blica estatal, que no ha garan tizado
unas condicion es mínimas de accesibilidad y de formaci ón , q ue ha
aceptado la concepción privatizadora de la Un ión Eu ropea, que ha
imped ido el desarrollo de la in icia tiva local (por ejemplo en el ca-
bl eado) y que ha demostrado poca capacidad pa ra poner las n uevas
TIC tanto al servicio de una oferta más eficaz social men te y de u na
relación más fluida entre administ ración y ciudada nos como pa ra es-
tim ular las redes ciudadJ.nas vi,r tuales.

Las experiencias l ocales son interesa ntes, como las desarrolladas en Cata-
l uña, ran to a _nivel general (Local ret) como local, en u no.s casos de iniciativa
m u nici pal (por ejemplo, Callús), en otras asociativa (por ejemplo, Raval-
net) , pero son aún m uy lim i tadas. Y en cambio las TIC son hoy u n factor
296 LA CIUDAD CONQUISTADA

clave de integración o de exclusión sociales y parece urgen te plantea rse cuál


tiene que ser su contribución al desarrollo de la ciudadanía.
Nos permitimos solamente apuntar algunos criterios al respecto: líl

a) Universalidad, o sea, garan tizar el acceso y la formación de toda la


. población (por ejemplo ven ta de ordenadores a precios «pol íticos» a
todas las familias y equi pamien to de las escuelas y moni tores-forma-
dores en todos:los barrios).
b) Gratuidad de los servicios y funciones de in terés general, como los
vi nculados a la participación ciudadana y apoyo a las redes ciudada-
nas que reconstruyen J os tejidos sociales, generadores de riq ueza so-
JI
cial, tan to en la proxi midad (in tranet) como entre ámbitos alejad os
entre sí (por ejemplo las redes ciudada nas europeas). ji
c) Utilización de las tecnologías avanzadas para facili tar las relaciones f,
de los ciudadanos con la adm inistración (por ejemplo la venta nilla
única, la in formación con feed-bacl c, etc.) y la gestión de los servicios a .
.

de interés general (gestió n del tráfico y del transporte colectivo, asis- 1


tencia sanitaria, etc.).
d) Dominio pú bl ico de la infraestruct ura y control públi co de la tecno-
logía para gara ntizar su uso a todos los usuarios potenciales.
e) Pol íticas pú blicas para orientar servicios y contenidos (que no de-
pendan como ah ora de la competencia i mperfecta y de segmentos de
mercado solvente).
f) ) Las TIC son una gran oportu nidad pa ra relacionar contenidos
u ni- versales o globales con refuerzo de las iden tidades locales o
particula- res. Es el reto más actual de la ciudadanía.

Ciudadanía )' territorio

Los terri to rios de n uestra vida social son hoy más complejos y difusos que
en el pasado. El esq uema barrio-cotidianidad ya no vale para mucha gen te.
La ciudad como ámbito delimitado, diferenciado del territorio del entorno,
espacio del trabajo y del consumo, avent ura de libertad ofrecida al niño y al
joven se ha hecho a la vez men:os accesible y más dispersa, sin lím i tes preci-
. sos. ¿Aún es posible la ciudad como experiencia in ieiática? Sí, seguramen te .
es posible y necesaria, pero hay que darle algunas condiciones.
Conviene que las políticas del territorio delimi ten hasta cierto punto los .
barrios, los centros, los mon umentos, las fronteras de la ciudad. Es difícil
asum ir o construir la propia ciudadanía si uno vive en ámbitos muy red uci-
LA.S CI U DADES EN LA GLOBALI ZACIC)N. LA CUESTI ÓN DE LA CIU DADA N ÍA 297

dos en u nos aspectos y muy confusos en otros, o muy especializad os casi


siempre. Hacen fal ta centralidades m últi ples y heterogeneidad social y fun-
cional en cada área de la ciudad. Y distinciones claras, entre los cent ros y los
barrios, entre los espacios de la cotid ian idad y los de la excepcional idad ; son
necesarios espacios seguros, pero también algun os que representen el riesgo,
la oportu nidad de la transgresión. Vivi mos en ciudades plurimun icipales, y
es u na oportu nidad de vivir la ciudad a escalas d i feren tes, pero que sean
comprensi bles.
La calidad del espacio público es hoy una condición pri nci pal para la ad-
quisi ción de la ciudada n ía. El espacio pú blico cumple fu nci ones u rba nísti-
cas, sociocult u rales y pol íticas. En el á m bito de ba rri o es a l a vez el lugar de
vi da social y de relación entre elemen tos construidos, con sus poblacio nes y
actividad es. En el n ivel de ciudad conecta y da contin u idad a los diversos te-
rr itori os u rba n os y propo rciona un a· i magen de iden tidad y mon umenral i-
dad. El espacio públ ico de cal idad es aquel que es accesi ble y polivalen te, lo
qu e l e per mi te p resta r servici os o ser usado po r pobl aciones d i versas en
ti empos a veces disti n tos y otras coi nciden tes. A m ayor calidad, tam bién
puede haber mayor ·conflictividad de usos. Hace fal ta tam bi én espacio pú-
bl ico « refugio» , o espacio de t ra nsgresi ón. Y espacios de fiesta y de gesta,
como diría Salvar Pa passe'it, de mani festación. El espacio públ ico es el lugar
de l a convivencia y de la tolera ncia, pero también del con fl icto y de la dife-
ren cia. Tanto o más que la famili a. y la escuela, es el luga r de aprendizaje de
la vida social, del descubri mien to de otros, del sentido de la vida.
El territorio, la ciudad, son tam bién el espacio que conti ene el tiempo, el
lugar del patrimonio na tu ral y cultural.
El conocimien to del pa trimon io, o patrimonios, del paisaje, de la arqui-
tect u ra, de la historia, de las fiestas y de los movi mien tos sociales, de las po-


blaciones y actividades sucesivas ... forma parte del proceso de adquisición
de la ciudadanía, de la const rucción de las iden tidades personales y colecti-
vas. Conocer y ydescubri r la ciudad
a los otros, en rse
es asumi sus como
dimensiones
individ múltiples
uo y comoes miem
conocer-
bro
se u no mismo
de comun idades diversas. Éste es un descubri m iento más reciente, ya no so-
mos sólo de un barrio, de u na clase social, de un a rel igión. Somos m últiples
en cuanto a iden ti dades y perti nenci as, podemos entender mejo r l a d iversi-
dad d e n uestra sociedad.
En el terri torio « local » vivi m os ta m bién la gl obalidad. Fo rma m os pa rte
de com u n idades vi rtuales, nos relacionamos con el m u ndo. Vivir la dialécti-
ca l ocal-gl obal es ind ispensa ble para no ser un ser ma rgi nal, asu mi r a la vez
las iden tidades de p roxi midad y las relaciones vi rtuales es darse los medios
de ejercer la ciudadanía y de i nterpreta r el mu ndo pa ra no perderse. Y cono-
298 LA CIUDAD CONQUISTADA

cer a los otros a través de la proximidad virtual puede ser una contri bución
decisiva para_. acepta r y entender a los otros; v.cinos físicos pero desconoci-
dos culturales. La cultura global debería desterrar la xenofobia local.
Es en el espacio local donde los valores, las lenguas, las culturas se en-
cuentran , pueden convivi r y relacio narse. La ciudada n ía supone igualdad ,
n o h omogeneidad. Los derech os cultu rales de l os ciudadanos tienen que ga-
ran tiza r tanto la preservación y el desarrollo :e las identidades originarias
( len guas, historia, cost u m bres ...) como las relaci on es entre ellas; las fusiones
ni son imprescindi bles ni son negativas, son la vez inevi tables y pa rciales.

. ! 11
¡
EL VALOR DE LA IDENTIDAD DEL TERRITORIO:
EL DESAFÍO Y LA OPORTUNIDAD DE LA CLOB:\LIZACJ()N

Decía Havel que su casa era Praga, Cheq uia, y an tes Checoslovaq ui a..., pero
tam bién se sentía cul tural men te, sen ri men ralm en re eu ropeo, y ciu dada n o
del m un do; sus yalores eran u n iversal istas. Su·casa tam bién era su ba rrio, y
su casa, claro, y e'!) la casa sus espacios p refeidos, e i n cluso en la cárcel sen-
tía q ue la celda era su casa: .
La vin culación a una ciudad o una comarca, a un pueblo o a un ba rrio, 11

es un proceso compl ejo que ah ora no toca explicar, pero sí que conviene por
lo men os destaca r u n aspecto. Todos tenemos una historia que nos une a di- .
versos terri torios, de escalas diferen tes, y todos tienen u na iden tidad que los


diferencia. La pérdida de identidad de los territorios, que se disuelva n en
entidades más grandes y pierdan su especificidad, su empobrecimien to hasta
perder atributos que les dan sen tido y llevan a su aban dono, es una agresión
d
a n uestra propia iden ti dad, nos hace m:ás débi les y vu l nerables, quita u na


' 11
parte de sentido a n uestra vida.
Desde la política, o mejor dicho desde el ·poder polírico-bu rocrático y
desde las ideologías ad ministrativas, en nombre de pensamien tos racional is- tas-
a bstractos o de intereses con vol u ntad de dom i nio, a men udo se ha me- n 11

ospreciado la pe rsisten cia de las iden tidad es ter ri tor i ales y de los senti-
mien tos de pertenencia a u nos l ugares, a unós paisajes y a unas relaciones
sociales construidas por la histori a y concretadas en geografías transmisoras
de sentido.
Estos espacios que contienen el tiem po no son i n móvi les, n o están con-
denados a serlo; precisamen te su carácter polisém ico los hace más suscepti-
bles de evolucionar, de in tegrar nuevas forms de vida y de actividad, de
abrirse a otras cultu ras. Y, sobre todo, la iden tidad entre ter ritorio y socie-

dad local, si bien en ciertos casos puede lleva r


-.a u n cierre defensivo,- también
._ ,
!.AS CIL)-\DES EN LA GLOBALIZACIÓN. LA CUESTIÓN DE LA CIUDADANÍA 299

faci li ta ¡¿ mo\·i l izaci ón con tra las agresiones del exteri or )' el surgi mi ento de
i n i cia ti\· pa ra genera r n uevas d i nám icas locales y- constr ui r n uevas cohesio-
nes soci d.i es r cultu rales.
En to::ces tenemos que p regu ntarnos si .e n el mundo actual se pueden
susci ta r estas i n i ciativas, si la gl obalización que crea o agudiza excl usion es de
L L

te r ri ro r ios :· col ectivos sociales no h ace posi ble ta m bién reacciones de senti-
do com r2 ri o. Y si ter ri torios en Íos que faltan pod eres pol íticos potentes,
cent ros u r ba n os met ropol i tanos y actividad es de n ueva econ om ía pueden
ten er su oportun idad y reposi cionarse favorablemen te desde el ámbi to local
·en el n u c\'O m undo global.

¿ Qué t r: ren demos po r terri torio?

Un re rr i tori o se p uede entend r en tres d imensio nes tem po ral es. Esd el te-
rri ro r i o h i stóri co, con elementos geogd.ficos fuertes que lo ma rcan , que es
u na real i dad cultu ral, m uy presente en n uestra imagi nació n , en algu n as rela-
ciones sociales; que establece vínculos y ta m bién distancias ... Este terri rq rio
puede expresa rse en determ i nadas divisi ones o formas de organizació n térri-
to rial qu e, au n que cor responda n a époc;:as pasadas, todavía tienen vi rtuali-
dad en la con ciencia social, como po r ejem plo los Territori os Históricos del
País Vasco, . la d ivisión terri to rial de la Generalitat republicana o la d ivisión
provi n ci al espa ñola. Es u na here ncia del pasad o con la que hay que conta r
en el p resente.
El ter ritorio del presen te está determi nado en gran parte por las divisio-
nes admin istrativas actuales, los mu nici pios, las comarcas, las provi ncias y
las com u nidades autón omas. Pero tam bién por la organización de diversas
i nsti tuci ones y grupos que no siempre correspo nden a los anteriores: igl esias
y u niversidades, pa rtidos pol íticos y organizaciones sociales, etc. Tam bién
config u ran los terri tori os del presen te relacio nes men os visi bles, como las
que se establecen entre ciudades y pueblos, n uevas redes telemhicas, l a loca-
lizació n de cen tros comerciales, parques tecnológicos o campus u n iversi ta-
rios ...
Y todavía ex iste otra dimensió n terr itor ial, de futu ro, estratégica, resul-
tante de las din im icas sociales y de los proyectos colectivos. Es un terri torio
en constr ucció n , que se apoya en los dos an terio res pero tam bién en u na
gran d iversidad de i niciativas, n o siempre compa tibles. Las decisiones de los
gobiern os «ex teriores» pueden entrar en con tradicción con los intereses o las
demandas que expresen los gobiernos locales, las in iciativas de agen tes eco-
nómicos privados pueden confronta rse con la coh esión social o la sostenibi-
300 LA CIUDAD CONQUISTADA

lidad del territorio ... Pero también se puede configurar un terri torio de fu- _
tura resultado de la existencia de un proyecto hegemónico construido por la
concertación de un conjunto de actores sociales movilizados. El territorio es
también resultado de u na estrategia colectiva.

Una n ueva oportu nidad para los territorios locales

La globalización representa una n ueva distribución de cartas entre los terri-


torios. La n ueva economía, la importancia princi pal que adquiere el «factor
humano» (es decir, la calidad de los recu rsos h umanos) , las diversas posi bili-
11
dades que ofrecen las tecnologfas de información y com u nicación ... todo
ell o abre n uevas posibili dades en los terri torios, con una cierta independen-
cia de su localización, de su tradición económica o de los recursos materiales
:!!
preexistentes. Pero tam bién los riesgos son mayores, pues muy a men udo las
decisiones que determinan su futuro inmediato se toman fuera del territorio
(sea por parte de organismos públicos o de empresas privadas), el aprove-
a
11

chamiento de las posi bles nuevas oportunidades supone inversiones en in-


fraestr uctura, en investigación o en formación que no están al alcance de los
actores locales. Las tendencias centrífugas pueden ser más fuertes que las
cen trípetas en los territorios que no tienen un motor central poten te.
En el marco de los territorios locales (el razonamiento vale para escalas
diferentes: País Vasco, metrópoli bil baína o una comarca de base r ural), de
todas maneras existe una fuerte tendencia a definir proyectos socioeconó-
micos y culturales colectivos, es decir, a la concertación de diferen tes acto-
res, públicos y privados, para empujar demandas e iniciativas en un ámbito
que hoy tiene un n uevo significado. Por un lado la casi inexistencia de una


«economía nacional» ha revalorizado los ámbitos regionales y locales como
11
espacios económicos más o menos atractivos, prod uctivos o competitivos, y
tam bién que proporcionan certezas, o no, respecto al funcionamiento insti-
tucional , la sostenibilidad o la cohesión social. Por otro lado la globaliza- 11
ción genera u na necesaria reacción local, que reafi rma los elemen tos de
identi dad y de diferenciaci ón, imprescindi bles para mantener la cohesión
in terna pero tam bién pa ra ser atractivos hacia al exterio r y pa ra garan tiza r
un di namismo sostenible y la integración de n uevas poblacio n es y activi-
dades.
Nuevas realidades y el aprovechamiento de las ·oportunidades reclaman
n uevas estruct uras político-ad ministrativas que no sólo apoyen las dinámi-
cas posi tivas existentes, sino que utilicen la representatividad de las institu-
ciones y los medios públicos para hacer de guía y de motor de las mismas.

-
·
-
-- - --- -
- ,· LAS CIUDADES EN LA GLOBALIZACI ÓN. LA CUESTIÓN DE LA CIUDADANÍA 301

Hoy toca redefi n i r los mapas de organ ización del territori o. Por ejemplo
en Francia en pocos meses se han constitu ido 120 estruct u ras pol íticas de
gestión local en casi todas las áreas terri toriales de más de 50.000 ha bi tantes
(sólo faltan 15), que son la otra vert iente de las «Com un i dades u rbanas»
(corporaciones met ropoli tanas) consti tuidas en las áreas de más de 500.000
habi ta ntes. Esca red efin i ción p uede hacerse arti culando m un icipios (y co-
rúa rca, si procede), pero tampoco hay g ue consi derar intocables todas l as di-
visiones existentes (por ejempl o gu izás hay que pl antear l a m od ificaci ón del
ma pa comarcal o integra r en el n uevo terri tori o m u n ici pi os ahora adscri tos
a otras comarcas, provi nci as o comu nidades au tónomas) . Y asum i r la especi-
ficidad de cada terri tori o, es decir, no plan tea r com o soluci ón u n n uevo u n i-
formismo bau t izado como « region al » . Las formas de autogobi erno pa ra el
Al t Pi ri neo, la plana de Llei da, la región merropoli tana de Ba rcelo na o las
Terres del Ebro no tienen q ue ser idénti cas.

Sobre el uso de la id entidad del terri to ri o

Las i den tidades l ocal es en u n os marcos ter ri toriales determ inados se recu pe-
ran o se i m enta n. Es eviden te que la histo ria, los referen tes geográfi cos co-
1

m u nes, la persistencia de ciertas for mas de vida colectiva, elemen tos cul t ura-
les específicos y diferenciad ores, formas hngüísticas propias, acti vi dades
econ ómicas d efin itori as o que marcan el territorio ... todo ello crea l as bases
para la reivi ndicación de la idemidad terri torial. Pero hay que valorarlo y
reinrerpretarlo al servicio de proyectos de futuro. Y hacer un instru men to


para posiciona rse en la globalización, en el marco que corresponda o sea po-
sible.
La identidad no puede ser estática o referirse a unas esencias por defin i -
ción perma nentes, sin o refo r m ulada y reelaborada constantemente media n -
te la i ncorporación de nuevos elementos resultantes de dina mismos econ ó-
m i cos, cu l t ural es, dem ográficos ... y n uevas coh esion es q ue gen era n lo
p royectos colect ivos. La iden t idad es ta m b ién p rod ucto del p resen te, de
n uevas relaciones i nrercul ru rales, de las posi bilidades de i nregración que su r-
gen de la fuerza de las movilizaciones si se p ueden formu lar objetivos com u-
nes e inren:'ses coincidentes que acerquen valo res y poblaciones .
Es deci r, que la identidad tam bién es resul tante en cada mo men to h istó-
rico del ti po y fuerza de las i l usiones de fu ru ro que se expresen en el ter ri to-
rio, en sus i nst i tuciones y colect ivos social es. Hay una d i mensión vol u nra ris-
ca en la iden t idad q ue depende de los actores que im p u lsan p royecto:-
coleccivos y que comporta tam bién, y hay que ser consciente de ello y asu-
302 LA CIUDAD CONQUISTADA

mirlo, un cierto grado de conflicto, pues las iden tidades son complejas; en
ellas hay elementos o lectu ras contradictorias, e incluso los elemen tos iden-
ti tarios del pasado pueden ser excluyentes u opuestos a n uevos valores o
n uevos contenidos del presente.
En resumen, los terri torios existirán si sus habi tantes lo quieren y cons-
t r uyen un proyecto de futuro.

Los N UEVOS TERRITORIOS DE LA CI U DA DAN ÍA: NACIONALISMOS


SUBESTA1ALES, REGIONES METROPOLITANAS, CI UDAD ES Y BARRIOS

Un conju nto de factores han revalorizado la importancia política de r.: g:c 1-

nes y grandes ciudades (o sistemas de ci udades):

a} La globalización ec;onómica y cultu ral, con el consiguien te debilita- ¡


m ien to de los estados « nacional es» y la aparición de estr ucturas pol í-
ticas su praestatales, ha provocado un n uevo reparto de cartas en el
., 11

11

m undo en el cual las regi ones y ciudades encuen tran n uevas oportu-
nidades y desafíos.
b) La urbanización regional izada y el paso de aglom eraci ones met ropo-
l itanas a regiones u rbanas con un gran centro que articula una red
de centros pequeños y medianos (o un sistema de ciudades relativa-
men te equilibrado, como en el centro de Italia o en el País Vasco)
que se posicionan como actores en la vida pol ítica, económica y cul-
tural nacional e internacional.
c) La consolidación de las regiones como espacios socioeconómicos sig-
nificativos, por las sinergias que en ellos se prod ucen, como ámbito
de las políticas públicas in tegradas y como ámbitos de cohesión so-
cial v, de desarrollo sosteni ble.
d) La reacción política que se produce en las sociedades regionales que
exigen una cuota de autogobierno tan to para decidi r sobre las políti- 11
cas p ú blicas (de promoción económi ca, sociales y cult u rales, am-
bien tales) de su ámbi to como pa ra hacerse escuchar en niveles supe-
ri ores que tom an decisio n es que les afecta n (po r ejem plo, sobre
grandes infraestructu ras o sobre formas de apoyo a actividades eco-
nómicas), tanto en ámbitos estatales como su praestales.
e) Esta reacción política se apoya m uchas veces en .la reivindicación de
identidades cuJturales y lingüísticas acen tuadas por la necesi dad de
afirma r la diferencia ante las tendencias homogeneizadoras de la glo-
. balización. _

I_
----- --- -·· ·
-· - . ----
LAS C!U DA DES EN LA G LOBA LI ZACIÓN. LA CUESTIÓN DE LA CI U DA DAN ÍA 303

. f) En algu n os, o basta ntes, casos la reivi nd icaci ón política de a urogo-


bierno y la afirmación de l a identidad cul tu ral con figu ra n u n senti-
m iento de pertenencia nacio nal o de nacional idad que puede i n cl uso
cuesti onar la inserció n en el m arco esta tal existerite. Por otra pa rre,
la global i zación acent úa la am pl itud de las migracion es y la consti tu-
ción de regio nes caracteri zadas por el m ul ticult u ral ismo, en algu nos
casos sin que hubiera tradici ón de ello.
g) Asi mism o las gra ndes ciudades o áreas metropol i ta nas, conscien tes
de su im po rta ncia en el espaci o regional , esta tal y en m uchos casos
conti nental o m u ndial, desarroll an estrategias p ropi as en todos estos
ám bi tos, desde la consti tu ci ón in form al d e regi on es estra tégi cas
(Barcelon a-i\1onr pell i er-Toulouse ...) y euroci udades rra nsfro n ter i zas
(Copen h ague-Mal moe, Li lle- Bruselas, San Sebastd n -Bayona ) hasta
la mul ti pl i cidad de fórmulas de gestió n local pl ur imu n icipal.
...., Tod os estos factores ha cen n ecesa ri o repla n tear la cu esti ón de l a ci u dada-
n ía com o esta tus de iL'ual dad en cua nto a derechos v; deberes de los h abi ran-
res de un terri torio. ,
A contin uaci ón propo nem os marcos terri tori ales y cri terios pa ra ampl iar
el concep to de ci udada n ía en u n sen tido más pl u ral.

Ciudada nía y u niones pol íticas supraestatales


El caso europeo es hoy el ejem plo más eviden te de la necesidad de esta am-
pliación. La inexistencia de u na Constitución o ley fundamental europea, la
complejidad y opacidad del entramado i nsti tucional, la confusión sobre los
y la inex istencia o
p rocesos decisorios, la debili dad rela tiva del Parla men to
lax i tud de las organizaciones políticas y sociales de ámbi to europeo, la falta
de u na «opin i ón pú bli ca» europea, la lógica i nrerguberna m ental y el fu nci o-
na mien to tecnocdtico a la hora de decid i r y gest iona r las pol íticas pú bl i -
cas... son factores a la vez causal es y expresivos de la i nexistencia rea l de u na
ci ud adanía europea que atri buya u n pl us a los eu ropeos, que en l a p ráctica
sólo d isfruta n de los derechos hisró ri ca mente adqu i ri dos en su ám bi to esta-
_tal pero en cambio son «sú bdi tos» eu ropeos. En u n l i bro reciente ( La ciuda-
danía europea, 2001) desarrolla mos esra temática. H oy los derech os políti-
cos y sociales n o p ued en ci rcu nscri bi rse al m arco estatal. Es preciso
reconocer la igualdad y la pleni tud de los derechos pol íticos a todos los resi-
dentes en un país europeo, así como el derecho de todos al diálogo social en
este ámbi to (organizació n , negociación , conflicto a n ivel sup raesratal ), a ac-
304 LA CIUDAD CONQUISTADA

ceder a todas las informaciones económicas . y .sociales «globales» y a los ser-


vicios p úblicos o de interés general.

Nacionalidades o regiones «políticas» (con vocación de autogobierno)

En el marco de la tradici ón democrática, por una parte, y de los factores ob-


. jetivos y sub jetivos que justifican el autogobierno, por otra, nos parecen bas-
tan te indiscutibles dos principios, uno relativo :a los derechos colectivos y el
· otro a los derechos individuales. El primero es' el principio de autodetermi-
nación, es decir, a decidir sobre su ciudadanía principal, sobre el n ivel de
autogobierno y la facultad de éste para atribui r derechos y deberes a los resi-
den tes en el territorio. El segundo princi pio es que en n ingún caso esta am-
pl iación de l a ciudadanía debería menoscabar derechos i ndivid uales adq ui ri-
dos en el ámbi to estatal y/o legiti mados po r va:lores u nivetsales recogidos en
cartas . o decla raciones in ternacionales. Es decir, que en n i ngú n caso u na
con cepción esencialista de la iden tidad colectiva puede justificar u na capitis
diJ ninutio de u n sector de la población por su arácter étnico, por su lengua
propia o por su nacionalidad de origen. De todas formas, el derecho a pre-
servar y a desarrollar la lengua y la cultura propias de cada l ugar, que in cluye
la coexistencia y la mixtu ra con otras de instalación más reciente, hay que
considera rlo un derecho básico de ciudadaníá individ ual y col ectiva. 'Los
elemen tos identi tarios son indispensables para ejercer de sujetos activos en
los m últiples niveles territoriales en los que necesariamente vivimos hoy.

El nivel «regional»

Este nivel, sea de base nacionalitaria o simplemente administrativa, adquiere


hoy u na relevancia política ·que va más allá de ·un reforzamiento de la des-
concentración del Estado. Los factores antes citados empujan en u na direc-
ción «federaliza n te» también en regi ones sin tradición de autogobiern o. La
existencia de «Sociedades regi onales» con un grado de cohesión sociocul tu ral
significativo y la necesidad de desarrollar políticas p ú blicas específicas en
este ámbito requieren estr uctu ras políticas represen tativas y competencias y
recu rsos propios, es deci r, elemen tos que determinan un relati vo n ivel de
ciudadanía. Paralelamen te conviene limitar la inflación institucional, es de- 11

cir, la multiplicación de entidades supramuniipales o intermed ias que no


representen un mayor grado de posibili dad de participación política, sino de
11
opacidad o confusión, por lo cual el reforzamiento del nivel regional com-

·----- - ----- - ---


T
LAS CJ U DAOE...l:i EN LA G LOB:\ LI ZACI ÓN. l A CUESTI(JN DE L:\ CI U DADA N ÍA 305

plementad o po r l a perm anen cia del n ivel local (por su m áxi ma proxi m idad )
n os parecen d os criterios ciudadan os posi tivos.

. Las áreas met ro poli ta nas y las gra ndes ci udades

· La urban izaci ón meúopoli tana constituye hoy un n uevo desafío a la ciudada-


. . n ía. La gl obalización h a reval orizad o la ci udadanía de ciudad , de proxi mi dad,
· como contra pu n to i n dispensa bl e. Por otra parte, un con j u n to de fa ctores
· han generado una cierta crisis de ci udada nía en el ámbi ro m etropol i tano: l as
:· din <ímicas u r ba nas hacia la dispersión o difusión en el ter ri rorio, el solapa-
mien to y la· m ul tipl icidad de insti tuci ones en él, la no correspon dencia en tre
l os <i.m bi ws de represen tació n y los de decisi ón o gestió n , la distancia entre
. los gob iern os locales de los gra ndes mun ici pi os y los ci udadai1os, por n o ci tar
el tecn ocratismo de los ei1tes metropol i tan os n o represen ta t ivos (o de repre-
senración i n d i recta con escaso con trol social). La descent ral i zació n m un icipal
en bs gra n des ci udades y la creaci ón de nuevas estr uctu ras met ropol i ta n as
más abiertas y flexi bl es ( region es u rba n as i nglesas, agl omeraci ones frall cesas,
· ma ncom u n i dades de mun ici pi os m etropoli tanos i tal ianas) h an sido dos res-
p uestas i nteresa ntes. Asi mismo se han desafrollado m úl t i ples meca nism os de
. pa rt i ci paci ón ciudadan a, en algu nos casos in n ovadores en los p rocesos de
planeamien ro y programación (véanse los º planes estratégicos concertad os con
_"' la sociedad civil y la atractiva moda del presu puesto pa rrici pa rivo) y en otros
en la gestión d e servicios o en la ejecución de proyectos (la llamada gesti ón
cívica de equipamien tos desde los aeropuertos, i nstalaciones o reci ntos de-
portivos o cult u rales barriales, la creación y ma n tenimien to de espacios pú-
blicos comu nitarios, etc.) .

• El ba rrio

El ba rri o su bsiste y se reval ori za. Aun que se aprecien fen ómen os de d isol u-
ción de la vida ba rrial (las relaci ones sociales se m ul ti pl ica n en otros <ím bi-
ros, i ncl uso a distanci a .g... racias al teléfo no, al correo electró n ico, al au ro mó-
vil, a los viajes), se prod uce tambi én u na reacción de idenridad y cohesi ón
freme a fenómenos de homogeneizaci ón, de resistencia frente a in i ciat ivas
pú bl icas y sobre todo pri vadas vivi das como agresi ón al enrom o o a la per-
ma nencia en el luga r. El barrio es u n ímbi to reivi ndicati vo, partici pa tivo )' .
de cooperación social que. determ inadas políticas pú bl icas i·efuerzan , como
la descen t ral ización , los planes o p rogramas i ntegrales qu e responden a la

• . ··- · .l. .
306 LA CIUDAD CONQUISTADA

complejidad de situaciones y demandas, la estrategia de espacios pú bl icos y


n uevas cen tral idades. Por otra parte, la m ul tipl icación de los med ios de co-
m u nicación social contribuye a recrear formas de cohesión barrial: radios y
tel evision es «l ocal es» , redes ciud adanas telemá ticas (la ciudad digital en el
barrio) ... Contra lo que a veces se dice en los discu rsos postmodern os que
lamen tan o exal tan segú n los gustos el « in dividualismo», la observación de
la vida barrial permi te constatar no sólo la per manenci a de las formas de
vida colectiva y asociativa tradicionales, sin o tam bién otras formas vin cula-
das a n uevas realidades (in migración, cibercafés, iniciativas culturales, activi-
dad de la gente mayor, incorporación de la mujer a la vida asociativa, vol u n-
tari ado y cooperación tan to en ám bi tos de proxi midad como a distancia).
En resumen, el resurgi mien to del n ivel m i croterri torial n os pa rece, a pesar
de las apariencias, un fenómeno m oderno. otra cara de la gl obalizació n. Y
buena pr ueba de ello es la descen tralizaci ón política, que combina la des-
con cen traci ón ad m in ist ra t iva con la impl ementaci ón de m ecan ismos de
pa rticipaci ón diversos que han promovi do en los últi mos vei.nte añ os mu -
chas ciudades europeas y más recien temen te latinoa mericanas.

Los TERRITORIOS PER I FÉRICOS y LOS PEQU EÑOS i\1UNICI PIOS

El terri torio más próximo, el espacio más peq ueño, forman parte de n uestro
ser in divid ual y colecti vo. Nos referim os, en general, a regiones, pays (en
francés) o comarcas de base relativamen te rural, que pueden tener activida-
des ind ustrial es más o menos modernas y más bien dispersas, una diversidad
de centros de pequeña talla y algún cen tro un poco más grande que lucha
por consolida r su cen tralidad entre la difusi ón comarcal y la atracci ón de
un a metrópolis no m uy lejana. En estos terri torios a men udo hay elemen tos
de un idad histórico-geográfica y cultural (y quizás religiosa), algunas activi-
dades económicas que perfila n su carácter y les dan cohesión social... pero
q u e los actuales procesos que designamos ( d emasi ado fácilmente) como glo-
bal izació n po nen en en tredicho. Enton ces se prod uce u na reacció n , bien
an te la agudización de una crisis de la activi dad económ ica (agrícola o in-
d ustrial, resul tado de la competencia i n ternacional o de las decisiones exte-
rio res) , bien en con tra de determin ados proyectos infraestr ucturales o de ac-
tividades qhe hacen correr un riesgo a la cohesión y progreso del terri tori o
(trasvases, trazado de au topistas, campos de tiro mili tares, etc.). Estas reac-
ciones, que se apoyan en la identidad cultu ral del terri torio y que pretenden
revalorizarla e incluso «reinven tada», no son simplemente defensivas, sino
que plan tean .también alternativas de reconstr ucción global del territorio .

-·-•·--T·--r-···- - --· - -· - - --:-- -- .,..-- - . " --. - - --,..--..- ,-----


-
¡

L.\S CIUDADES EN LA GLOBALIZACIÓN. LA CUESTIÓN DE LA CIUDADANÍA 307

Muy esquemá ticamen te in dicaremos a cont i n uación los ejes que considera-
mos pri ncipales en esta reconstrucción.

La oferta infraestr uctura!

Ni la i den tidad n i el progreso del terri rorio se ga ran tiza n sin una in fraes- ·
tructu ra y u na red de servicios de cal idad. Nos referi mos por un lado a la
conectividad tanto con el exterior como interna en el _área: red via ria y ferro-
via ria, eventualmente fluvial o maríti ma, acceso al aeropuerto y a la metró-
poli más próxi mos, posicionamiento en la red de comun icaciones regi onal y
macror region al, acceso general izad o a In ternet y red local «in rranet» pa ra
optimiza r la conectividad interna, ere. Por otro lado hace fal ta una bu en::i.
oferta de servicios básicos para la actividad económica y la calidad de vida:
agua, energía, con trol amh iental , ere.

Promoción de la reconversión econó mica

La crítica a las formas actuales de la globalización no debería provocar el


menosp recio hacia la localización de emp resas «globales» (poniendo con di-
ciones y no haciendo durnping terri torial o social) ni tam poco olvida r el in-
terés en consegui r que algunas em presas locales renga n proyección «glo bal ».
Conviene defin ir una estrategia que tenga en cuenta las potencialidades del
terri torio pa ra atraer n uevas actividades generadoras de empleo, creadoras
de valor añadido, con un cierto nivel de competitividad y también de capa-
cidad para utilizar y potencia r los recu rsos (materiales, técnicos, h uma nos)
locales. La promoció n del terri torio necesi ta reci bi r un fuerte impulso de la
iniciativa pú blica, tanto por vías indirectas (infraestr uctu ra, formación, ofer-
ta cultural, etc.) como directas, en forma de campa ñas de atracción de in-
versiones, de organizaci ón de ferias y exposiciones, de acondiciona m i ento
de suelo pa ra reci bi r n uevas actividades, etc.

La calidad de los recu rsos h umanos

Ya es u n tó pico deci r que hoy, en la era de la nueva economía, el factor deci-


sivo que define la prod uctividad de un terri tori o, su capacidad de atraer ac-
tividades competi tivas y de valorizar sus prod uctos, es la calidad de los re-
cu rsos h u manos. Ello supone una inversión p riori taria en equi pamien tos y
308 LA CIUDAD CONQUISTADA

servicios de carácter educativo, escuelas de rod0s los niveles, cen tros preu n i-
versi tarios, u niversi tarios y postuniversi tarios, escuelas o insti tutos orienta-
dos hacia n uevos oficios, investigación por lo .:menos aplicada teniendo en
cuenta las tradiciones y las potencialidades eco.nómicas de la región, p rogra-
mas de formació n contin uada que tenga n como públi co objetivo a toda la
población, alfabetización en las actuales tecn ologías de informaci ón y co-
m unicación ... Y complemen tariamen te, insti tuciones pú blicas y entidades
privadas tienen que implantar políticas de at¡acción de recu rsos humanos
cualificados, generar conexiones con el exterio- para socializa r en el ter ri to-
rio informaciones y conocimientos que represn ten una innovación, crear
observatorios y redes que se conecten internacional men te, p ro mover con-
. .
gresos y s1mpos1os, etc.

La oferta cultu ral

La cultura se apoya en u nas bases materiales: equipam ien tos como m useos y
teat ros, cines y cen tros polivalen tes, escuelas con progra mas postescolares,
mon umentos, i nstalaciones deportivas, centros- de jóvenes, residencias pa ra
an cia nos, bibliotecas y mediatecas, cibercafés y cent ros públi cos o social es
de acceso libre a In ternet y de formación en las TIC, rad ios y televisiones
locales, prensa y publicaciones en general, el p?isaje nat u ral y el construido,
etc. Hay, obviamente, una relación m uy direcr-a eritre la fuerza y la calidad
de estas bases materiales, el ámbito social y geográfico que cubren y la capa-
cidad del terri torio de atribuir una iden tidad cohesionadora y evolutiva a
sus habi t<1:ntes. En el mundo actual creemos qÚe hay que considerar dos di- d
mensiones especialmen te importan tes de la oferta cultural en ( ambos casos se
trata de encon trar un comp romiso ideal entre dos demandas diferen tes y
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que a veces se consideran opuestas. La oferta cultural tiene una función de
cohesión interna, de relación entre los diferen tes elemen tos pasados y pre-
sentes que configuran la identidad, siempre heterogénea, del territorio y de
la sociedad que ahí vive. Pero también tien e una función hacia el exterior, ·
de dar u na imagen del país, de atraer flujos de población visi tan te, de inver-
siones y actividades, de informaciones ... Hoy la cultura es un factor impo r-
tan tísimo pa ra el p rogreso del terri torio, pa ra su capacidad de atracción ,
pa ra la calidad de vida que ofrece, pa ra las relaciones que permi te esta blecer.
Otra dimensión de la oferta cultu ral que hay que cüar, tam bién compuesta
de dos elemen tos que pueden estar en tensión, es la que se refiere a la cultu-
ra cómo elemen to que une y consolida los componen tes culturales acumula- .
dos por la historia y la cultura como apert ura e·intercambio, con capacidad

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