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¿Tienes a un niño furioso en casa?

Con estas
25 simples frases ¡verás cómo todo se calma!
Ya sea que tu niño sea tranquilo, que su mecha se tarde en
encenderse o que explote ante la primera provocación, nunca está
de más conocer sobre control de la ira. Finalmente somos nosotros
como padres quienes debemos controlarnos en su totalidad sin
dejarnos llevar por nuestro enojo. Por ello, aquí les dejamos 25
frases que podemos utilizar en estas situaciones en que debemos
mantener la cabeza fría con nuestros pequeños, y hasta con
nuestros adolescentes.
Little Thinking Minds
 En vez de: “¡Deja de aventar/tirar las cosas!”
Intenta: “Veo que estás aventando tus juguetes, ¿no quieres jugar
con ellos? ¿Eso es lo que está pasando?”

Esta técnica de hablante/escucha está diseñada para ayudarnos a


comunicar nuestros sentimientos de una manera no confrontacional.
No solamente permite que las vías de comunicación se abran, sino
que también te permite plantear la situación desde tu perspectiva, lo
que le permite al niño replantear la misma situación desde su
perspectiva.
 En vez de: “¡Los niños grandes no hacen X!”

Intenta: “Los niños grandes, incluso los adultos tenemos sentimiento


y está bien, algunos de éstos son pasajeros”.

Seamos honestos, entre más grandes tus niños sean, más grandes
serán sus problemas y más grandes serán sus emociones. Decirles
que los niños grandes no sienten enojo, frustración, ansiedad, lo
que sea, es simplemente mentirles. Esta frase, en cambio, también
los motiva a manejar y procesar sus emociones de una forma sana.
Baby Center
 En vez de: “¡No te atrevas a pegar!
Intenta: “Está bien enojare, pero no puedo dejar que pegues.
Debemos mantenernos seguros a todos”.

Ésta establece perfectamente que la emoción está bien, pero la


acción no. Separar estos dos elementos hará que tu niño aprenda,
efectivamente, a hacer esta separación.
 En vez de: “¡Estás siendo bien difícil!”

Intenta: “Ésta es complicada ¿no? Pero vamos a entenderla y


superarla juntos”.
Cuando los niños están que no lo calienta ni el sol, debemos
entender por qué. Esta frase refuerza la idea de que están en el
mismo equipo, trabajando para el mismo objetivo.
Flipboard
 En vez de: “¡Ya, suficiente! ¡Estás fuera!”
Intenta: “Vamos a calmarnos los dos y encontrar nuestro punto
juntos”.

Esto cambia la idea de “afuera” a “adentro”, permite así la


reconexión en vez del aislamiento.
 En vez de: “¡A lavarse los dientes ya!”

Intenta: “¿Te gustaría lavarle los dientes a Elmo primero y luego a


los tuyos?”

Los pequeños a veces se frustran cuando no tienen control de su


ambiente, bueno, todos. Pero con esta frase, le ofreces una opción,
una forma de control en donde ellos tienen el poder de elegir.
 En vez de: “¡Cómete tu comida o te vas a quedar sin hambre!”

Intenta: “¿Cómo podemos hacer que la comida sea más rica?”


Esto le da al pequeño una responsabilidad de encontrar una
solución.
 En vez de: “¡Este cuarto está asqueroso! No puedes salir
hasta que esté limpio”.
Intenta: “¿Qué te parece si empezamos a limpiar esta esquina
desordenada? Yo te ayudo”.

En vez de centrar toda tu atención a terminar una tarea que se ve


imposible, intenta plantear la meta más sencilla. Sobre todo si es
una tarea que a nadie le gusta hacer, lo importante es iniciarla.
The Guardian
 En vez de: “¡Ya estuvo! ¡Nos vamos!
Intenta: “¿Qué te falta para que estés listo para irnos?”

Permite a los niños que piensen en los procesos de transición de


sus vidas. Esto va a ayudar frente a una pelea de poder y les va a
dar una oportunidad para pensar en que están haciendo el paso a
una nueva actividad. También es una rutina excelente para cuando
hacen juegos de rol y no están yendo realmente a ningún lado.
 En vez de: “¡No te estés haciendo berrinche!”

Intenta: ¿Qué te parece si me lo vuelves a decir en tu voz normal?”

Algunos niños hacen berrinche sin siquiera darse cuenta. Al pedirles


que lo digan en un tono normal, les enseñas a que la forma en que
dices las cosas es muy importante.
 En vez de: “¡Ya no te estés quejando!”

Intenta: “Ya te escuché. ¿Se te ocurre alguna solución?”

De nuevo, esto le da la responsabilidad al niño. La próxima vez que


se esté quejando de la escuela/hermanos/comida/, mejor realicen
una lluvia de ideas para llegar a una solución. Con esto debes
recordarle que no hay respuesta incorrecta y que entre más boba
sea, mejor.
Parents Society
 En vez de: ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?”
Intenta: “Creo que no me escuchaste la primera vez. ¿Qué te
parece si te lo digo y me lo repites?”

Hacer que tu niño repita el mensaje, hacer más fuerte el mensaje.


Variar en el volumen y tono le da un elemento divertido.
 En vez de: “Ya no te frustres”.

Intenta: “¿Está demasiado complicado? ¿Qué te parece si nos


tamos un descanso y regresamos en 52 minutos?”

Suena muy aleatorio, pero se ha estudiado que la mayor


productividad se realiza en un ritmo de trabajo de 52 minutos y un
descanso de 17. Al descansar de tareas estresantes, permite
regresar a ellas con mejores ánimos y otra perspectiva, más
concentrados que antes. Y es lo mismo para la tarea, para el piano,
para cualquier deporte.
Tulsa Center for Child Psychology
 En vez de: “¡A tu cuarto!”
Intenta: “Bueno, me voy a quedar aquí hasta que estés listo para
darme un abrazo”.

Aislar a los niños solamente les da el mensaje de que hay algo mal
con ellos. Al darles su espacio hasta que esté listo para
reintegrarse, le estás asegurando que siempre estarás para él.
 En vez de: “¡Me estás avergonzando!”

Intenta: “Vamos a algún lugar privado donde podamos arreglar eso”.


Esto no se trata sobre ti, es sobre él y sus sentimientos. Al quitar a
los dos de la situación, le estás recordando ese trabajo en equipo,
esto sin prestarle demasiada atención a su conducta.
 En vez de: (Exhalar y girar tus ojos)
Intenta: (Míralo a los ojos, recuerda las mayores fortalezas de tu
niño y dale una sonrisa)

Practica mantener la perspectiva pensando en las virtudes de tu


niño.
 En vez de: “¡Estás insoportable!”

Intenta: “Creo que estás pasando un mal momento, vamos a


trabajar juntos en esto”.

Siempre, siempre, separa la conducta del niño, tu niño no es su


conducta, más bien, trabaja la emoción y motiva a que encuentren
una solución juntos.
Very Well
 En vez de: “¡Deja de gritar!”
Intenta: “Voy a imaginar que le voy a soplar a tus velitas de
cumpleaños. ¿Me quieres ayudar?”

La respiración profunda ayuda a calmar completamente el cuerpo y


hacerlo a través de un juego lo hace más sencillo. Para los niños
mayores, tal vez sea más efectivo que quieran respirar como Darth
Vader.
 En vez de: “¡Ya no puedo contigo en este momento!”

Intenta: “Me estoy frustrando, pero voy a estar aquí calmándome”.

Enséñales cómo identificar y controlar sus emociones al darles un


modelo en tiempo real.
 En vez de: “¡Ya! ¡Es mi última palabra!”

Intenta: “Te amo y necesito que entiendas que no está bien que
______. ¿Hay algo que yo deba entender?”
Dale a los niños una forma visual de expresarse cómo se sienten, te
puede sorprender lo que pueden decir y la clase de soluciones al
problema que pueden encontrar.
 En vez de: “¡Yo NO voy a cambiar!”

Intenta: “Lamento que no te parezca como _____. ¿Hay algo que


podamos hacer para la próxima?”

Cambiar la atención del problema a la solución, elimina el conflicto


de poder asociado al mismo problema.
HuffPost
 En vez de: “¡Deja de decir que no!”
Intenta: “Escucho que estás diciendo mucho que no. Entiendo que
algo no te gusta, pero vamos a trabajar en ver qué podemos hacer
distinto”.
Al reconocer las negativas de tu niño, estás disminuyendo el
problema. En vez de hacer una discusión de sí y no, hay que hacer
una para encontrar la solución.
 En vez de: “¡Ya no te enojes!”

Intenta: Entiendo que te puedes enojar. Vamos a intentar nuestro


grito de guerra”.

Cuando gritamos al estar lastimados físicamente, podemos


interrumpir los mensajes de dolor mandados por nuestro cerebro. Y
aunque no esté lastimado físicamente, un grito de guerra puede
funcionar para liberar toda la energía de furia de una forma lúdica.
 En vez de: “¡No exageres!”

Intenta: “Estás teniendo una emoción muy fuerte, que ocasiona una
reacción muy fuerte. Pero si la emoción fuera un monstruo, ¿cómo
sería?”

Cuando los niños están cansados, hambrientos o hiperactivos,


vamos a exagerar. Darle una cara a la emoción hace más externo el
problema y le permite al niño responder a su monólogo interno. Esto
ayuda subsecuentemente a controlar la emoción cada vez más.
Huffington Post
 En vez de: “¡Suficiente!”
Intenta: “Estoy aquí para ti. Te amo. Estás a salvo. (Entonces
siéntate en calma con tu niño y permite que la emoción pase)”

Cuando los niños están en ese punto de furia o pánico, sus cuerpos
están experimentando una respuesta al estrés. Hacerlos sentir
seguros, los apoya hasta que estas emociones pasen. Ésta es una
habilidad vital de resiliencia.

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