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Interculturalidad

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Modelo social basado en el respeto a la diversidad cultural y en la promoción de una convivencia entre las culturas
presentes en un contexto.

Aunque existen múltiples interpretaciones y enfoques, existe consenso en la idea que la interculturalidad va más allá
de la coexistencia de culturas. Se trata de una relación sostenida a través del intercambio y el enriquecimiento
mutuo.
Teresa Aguado cita lo intercultural como el hecho que en una misma sociedad no solo viven personas o grupos
pertenecientes a diferentes culturas, sino que, además, esas personas o grupos se interrelacionan y son conscientes
de su interdependencia (Leurin, 1987, citado por Aguadi, 1991).

La interculturalidad se asienta en los principios de dignidad, igualdad y no-discriminación. Implica que las relaciones
entre dos o más culturas se tejan de manera horizontal y equitativa.

La interculturalidad se alcanza a partir de un proceso dinámico de aprendizaje. Debe existir el esfuerzo colectivo y
consciente por desarrollar las potencialidades de personas y grupos que tienen diferencias culturales. No se trata
solo de reconocer al “otro” sino, también, de entender que la relación enriquece a todo el conglomerado social,
creando un espacio no solo de contacto sino de generación de una nueva realidad común.

Multiculturalidad

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Hace referencia a la presencia en el mismo lugar de culturas diferentes que no tienen relación entre ellas o que
pueden tener una relación o no de convivencia.

Como pensamiento social, surgió en oposición a la tendencia de las sociedades modernas de unificar y universalizar
la cultura, centrándose sobre las frecuentes relaciones de desigualdad de las minorías respecto a las culturas
mayoritarias. En su desarrollo, se han sumado importantes consideraciones desde las propuestas latinoamericanas
en relación con la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas.

Ricardo Zapata señala que la multiculturalidad “ni es un problema ni un ideal. La multiculturalidad es simplemente
una realidad”. El concepto puede ser entendido como hecho (realidad observable) y como valor (un ideal). Como
hecho, la multiculturalidad describe la evidencia de “la coexistencia dentro de un mismo territorio (estatal) de
culturas diferentes”. Y, como valor, se le asigna a esa realidad juicios en donde el modelo de sociedad es aquel en
donde la relación entre todas las culturas existentes es de igualdad y donde todas ellas tienen un mismo
reconocimiento en la esfera pública.

Diversidad cultural
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Del latín ‘diversitas’. Se refiere a la diferencia o a la distinción entre personas, animales o cosas, a la variedad, a la
infinidad o a la abundancia de cosas diferentes, a la desemejanza, a la disparidad o a la multiplicidad

Existen diferentes tipos de diversidad, entre estos, la diversidad cultural, como un reflejo de que existen múltiples
modelos de convivencia, de interacción, de prácticas sociales, de valores, de políticas, de pensamientos, de lenguas.
La diversidad cultural hace referencia al grado de variación en las que existe interacción de diferentes culturas.

La ‘Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural’ (documento adoptado por la Conferencia
General de la UNESCO el 2 de noviembre de 2001) proclama en su artículo 1 que la diversidad cultural, patrimonio
de la humanidad, es “tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos”.

La Declaración establece que la diversidad cultural abarca, “además de las artes y las letras de cada grupo cultural,
sus modos de vida, las maneras de vivir, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Esta Declaración, junto con la ‘Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones
culturales’ (adoptada el 20 de octubre de 2005), ratificó que “la defensa de la diversidad cultural es un imperativo
ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana”, a proteger como Derecho Humano, en
particular en el caso de las personas que pertenecen a minorías culturales y pueblos indígenas.

Merece especial mención el principio rector de dicha Convención referido al ‘Principio de igual dignidad y respeto
de todas las culturas’, que concede especial énfasis a las culturas de las personas pertenecientes a minorías. En ese
sentido, las políticas asimilacionistas que gestionan la diversidad cultural censurando la expresión pública de
identidades culturales minoritarias, contravienen dicha Declaración y su correspondiente Convención.

En el caso del Estado español, la Constitución recoge en su articulado que “se garantiza libertad de culto en el
marco de un Estado aconfesional, y los ciudadanos tienen, por tanto, derecho a manifestar sus orígenes, rasgos
culturales y, en su caso, vocación religiosa también con la vestimenta, siempre y cuando no se atente a las normas
de la convivencia ciudadana, respeto mutuo y mínimo decoro, y acorde también al tipo de trabajo o actividad que
se desarrolle de manera pública”. Por tanto, cualquier vulneración de ese derecho contraviene, además de la
Convención de la UNESCO, la norma constitucional.

Raza

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En el marco del derecho de asilo, la ‘raza’ es uno de los cinco motivos de persecución que
figuran en la definición de persona refugiada, establecidos en la Convención de Ginebra de
1951. Abarca la pertenencia a cualquier grupo étnico. También incluye la pertenencia a
cualquier grupo social determinado de ascendencia u origen común que constituya una
minoríaen el seno de una colectividad.

La Ley de Asilo española, en su artículo 7.1.a), recoge que “el concepto de raza
comprenderá, en particular, el color, el origen o la pertenencia a un determinado grupo
étnico”.

La discriminación por motivos ‘raciales’ ha sido condenada universalmente como una de las
violaciones más palmarias de los derechos humanos. Por consiguiente, esta constituye un
elemento importante al determinar la existencia de persecución. Equivaldrá muchas veces a
una persecución en el sentido de la Convención de 1951. Así ocurrirá siempre que se
vulnere por este motivo la dignidad humana de una persona hasta un punto incompatible
con los derechos humanos más elementales e inalienables, o cuando no hacer caso de
barreras raciales lleve aparejadas graves consecuencias.

Generalmente, el mero hecho de pertenecer a un grupo étnico determinado no será


suficiente para justificar la reclamación de la condición de persona refugiada. Sin embargo,
pueden darse situaciones en que, por las circunstancias especiales en que se encuentre el
grupo, tal pertenencia sea de por sí causa bastante para temer la persecución.

Racismo

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Sistema ideológico que defiende la categorización de las personas a partir de caracteres físicos y biológicos
asociándolos a determinadas etnias o grupos culturales, habilidades intelectuales y valores morales.
El racismo busca la legitimación de la superioridad de unas categorías sobre otras como medio para establecer,
sostener y reforzar relaciones de poder dominante.

Su definición es compleja debido a diversos motivos, entre ellos: deriva de una palabra que remite a una categoría
inexistente en el género humano (la raza); con frecuencia se refiere indistintamente a ideas, actitudes y
comportamientos hacia esa categoría; y existen aproximaciones diferentes desde las ciencias sociales dependiendo
de los elementos analizados.

El racismo, además, adopta formas específicas según el contexto y el momento histórico. Según el sociólogo Pierre-
André Taguieff, el racismo europeo actual ha desplazado la raza hacia la cultura (sustituyendo el argumento de
‘pureza racial’ por el de ‘identidad cultural auténtica’) y la desigualdad hacia la diferencia (el desprecio abierto hacia
quien es considerado inferior está siento sustituido por una fobia a la mezcla y una obsesión por evitar el contacto
con la o el diferente). La diferencia entre culturas es concebida como un obstáculo insuperable para el diálogo y la
convivencia.

Existen a su vez diversas tipologías del racismo según los agentes que lo ejercen y los ámbitos en los que se
desarrolla. Entre ellas, aquella que identifica los siguientes tipos:

 ‘Racismo institucional’: ejercido por una organización, a menudo el Estado, que posee el poder de definir la
legalidad. En este caso el racismo se materializa en una ley o política general de la institución discriminatoria en
tanto no respeta el principio de la igualdad de tratamiento.
 ‘Racismo por abuso de función’: cometido por personas que disponen de un poder formal sobre las víctimas
debido a la posición profesional que ocupan (ej. cuerpos de seguridad del Estado), independientemente de que
exista legislación para garantizar la igualdad de trato para todas las personas.
 ‘Racismo interpersonal’: practicado por individuos o grupos informales que profesionalmente no se encuentran en
superioridad jerárquica respecto a las víctimas, ni se adscriben oficialmente a la ideología racista. Este tipo de
racismo incluye las acciones destinadas a influenciar el comportamiento de otras personas, las argumentaciones en
contra de determinados grupos humanos bajo pretextos culturales y la manipulación de datos con el fin de generar
corrientes de opinión pública adeptas a favorecer la creencia de inferioridad de unos grupos humanos sobre otros.
 ‘Racismo doctrinario’: ejercido por personas o grupos que no poseen un poder formal sobre las víctimas, pero
que actúan sobre la base de una ideología racista inspirada por los discursos de organizaciones de extrema derecha.
Este racismo se expresa a través de propaganda racista y, en numerosas ocasiones, es acompañado de amenazas y
agresiones físicas.

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