Sunteți pe pagina 1din 22

Morder

en la infancia

Edukame.com
Redacción y dirección pedagógica
Cristina García
Pedagoga, educadora y terapeuta. Especialista
en infancia, orientación familiar y educación
emocional. Dedicada a orientar a padres desde
el momento del embarazo para que guíen
desde el amor y no desde el miedo.

Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Bar-


celona (España), Técnica en Educación infantil, formada en Psicolo-
gía Humanista Gestalt de adultos y en Técnicas de Psicodiagnóstico
infantil y técnicas Gestálticas aplicadas a la Infancia por el equipo
de Loretta Cornejo. Autora del libro “Ser padres y madres ¿Dónde está
el manual de instrucciones?” de Edúkame. Ha desarrollado varios
talleres de Acompañamiento emocional durante el embarazo.

Corrección
Grace Sigüenza

Diseño Gráfico y maquetación


Rocío López y Artur Marfà

ISSN: 2339-854X

© Edúkame contenidos y servicios educativos S.L.


Índice
El niño que muerde...............................................................................5
La boca, fuente de aprendizaje y expresión ................................7
¿Por qué muerden?...............................................................................8
Cuando mi hija se enfada, quiere morder..................................10
Tras morder, enséñale a cuidar y reparar....................................13
Cómo actuar cuando un niño muerde
en la escuela infantil...........................................................................15
Pasamos por un momento complicado y ahora muerde.....19
El niño que muerde
¿Por qué?, ¿cómo actuar para enseñarle?

Un tema de consulta que recibimos de forma habitual en


Edúkame es sobre niños pequeños, normalmente menores de
3 años, que muerden. Apenas saben hablar o se mueven con
torpeza, pero, en cambio, son muy hábiles en hincar sus dientes
con rapidez y fuerza en el brazo de mamá o en la mejilla de algún
otro niño.

El niño o niña que muerde está reaccionando de forma


espontánea ante algo. Sin embargo, lo hace generando dolor y
malestar en sus “víctimas” y desorientación en sus cuidadores,
pues no saben cómo actuar ni cómo guiarle para conseguir que
esta conducta deje de darse.
Esta guía quiere orientarte sobre cómo debes actuar para
ofrecerle al “pequeño mordedor” la referencia clara que necesita
para expresar su emoción sin dañar.

No debemos olvidar que cuando el niño muerde, lo hace para


expresar una emoción: enfado, frustración, celos, miedo o incluso
alegría. Sin embargo, actúa llevado por el momento, produciendo
dolor en la otra persona. Es nuestra responsabilidad guiarlo para
que sepa expresar y gestionar esta emoción, de tal forma que no
genere malestar en él y en quienes están con él. Es importante
hacerlo sin perjudicar su autoestima y, por lo tanto, sin castigarlo,
amenazarlo o chantajearlo.

Por ello, recogemos en esta guía algunas de las consultas que


hemos atendido sobre este tema para descubriros de qué manera
podréis abordar esta conducta desde la educación emocional.
Además, a lo largo de este pequeño documento, os ofreceremos
algunos recursos e ideas para trabajarlos con los niños.
La boca, fuente
de aprendizaje
y de expresión
Para un bebé de meses y hasta los 3 años, la boca es una
fuente importante de conocimiento y expresión. A través de ella,
no solo comen, beben, emiten sonidos y besan; sino que también
aprenden, experimentan y expresan sus emociones.

“El niño, cuando desde bebé se lleva objetos y


alimentos a la boca, obtiene determinada
información del entorno y de sí mismo: es
grande, pequeño, blando, duro, frío, caliente,
suave, áspero, agradable, desagradable,
dulce, salado, agrio, etc”.

No todos los niños y niñas utilizan la boca para aprender y


expresar con la misma intensidad ni durante el mismo tiempo.
Quiero decir, un bebé puede no mostrar mucho interés en
llevarse las cosas a la boca y seguir así durante el primer año de
edad, y otro bebé, en cambio, puede chupetear todo lo que toca
y encuentra a su paso y, a partir del año, hacerlo con mucha
menos intensidad. Hay niños que son muy orales y, tanto con un
año como con dos o tres años, la boca les sigue resultando un
canal significativo de conocimiento y de relación con el entorno.

-7-
¿Por qué muerden?
El morder al otro es un acto instintivo (por eso es tan rápido)
e inconsciente. Su origen se encuentra en la defensa y
supervivencia de la especie. Aplicado a nuestra vida social actual,
podríamos decir que el niño que muerde se está defendiendo
porque se siente agredido, amenazado o violentado (aunque
desde fuera no se vea así, él sí lo siente así).

El niño que llora o grita también lo hace para defenderse,


intenta ahuyentar a quien le produce dolor o malestar y, además,
reclama al adulto para que le ayude. Sin embargo, en esta
estrategia no hay agresión ni daño para el otro, por lo que a los
padres y educadores no nos preocupa tanto.
Es muy importante tener en cuenta que el niño o niña que
muerde a sus compañeros en clase o a sus hermanos en casa NO
es malo, conflictivo o agresivo. Es simplemente un niño
pequeño que está comunicando, sin utilizar el lenguaje (porque
aún no lo domina), lo que siente en esos momentos o lo que le
pasa interiormente:

• Puede que esté en un momento de aparición de dientes


y muelas, y el dolor o el malestar le provoque estar irascible
y rabioso. Y puede que estas emociones las exprese con la
boca. Por ejemplo, se acerca un compañero sin ninguna
intención y el niño le muerde para descargar en él su malestar.

• Puede que se sienta inseguro en algunos momentos y


muerda a los demás compañeros –o hermanos, si es en casa–
para defenderse de su inseguridad. Por ejemplo, un
compañero grita cerca de él o juega enérgicamente a su lado.
Eso puede provocarle un susto e incertidumbre, por lo que se
defiende mordiendo.

• Puede que se sienta especialmente alegre y vigoroso,


y lo exprese con la fuerza de sus dientes y mandíbula.

• Puede que no sepa canalizar las intensas experiencias y


emociones que va acumulando en su desarrollo (que a estas
edades son muy vivas), y el morder sea su válvula de escape.

Es importante entender, tanto por parte de los educadores


como de los padres, que el morder en un niño de estas edades –
de 1 a 3 años– es un medio de expresión que necesita ser
canalizado, conducido hacia otras maneras de expresión no
dañinas para el otro.

-9-
Cuando mi hija se
enfada, quiere morder
“Tengo una niña de casi un año y medio a la que le ha dado por
morder. Solo nos muerde a mí y a su abuela, que somos quienes más
tiempo pasamos con ella. Únicamente lo hace cuando le niego algo
o tiene que hacer algo que ella no quiere: dejar de jugar con el abuelo
para comer, sentarse en el cochecito porque tenemos que coger el
tren, etc. No sé muy bien qué hacer: le digo que no hay que morder,
hago que la ignoro para que entienda que no ha hecho bien. ¿Qué
sería lo más correcto?”.

Nuestra respuesta
Tu peque te está mostrando su rabia, enfado y frustración ante
los límites y las propuestas poco placenteras que tú le ofreces,
aunque seguro que necesarias.
A partir de los 12 y 15 meses, los bebés empiezan a verse más
autónomos: ya no dependen tanto de mamá para desplazarse,
para tomar aquellos objetos que desean y transportarlos, saben
comunicarse... Por esto, se sienten con capacidad para hacer cosas
por ellos mismos. Es el momento en que su actitud de dulce bebé
se transforma en la del pequeño rebelde que ya quiere decidir
por él mismo cuándo hacer las cosas e incluso cómo hacerlas.

Tu hija está atravesando esta fase, y este período dura hasta


los 3 años, aproximadamente. Por eso se enfada cuando tú le
propones algo que ella no está dispuesta a aceptar de buen
grado. Sus mordeduras son la forma en que en esos momentos
expresa su frustración y su rabia. Hay niños, por ejemplo, que lo
hacen llorando, con pataleta, queriendo pegar o mordiendo.

¿Cómo puedes actuar?

Cuando te muerda, dile, con tono serio y sin mostrarte alterada, lo siguiente: “Ya
veo que estás enfadada, pero a las personas no se les muerde porque haces
daño”.

A continuación, ofrécele una pauta alternativa para que pueda descargar su en-
fado: “Si quieres, muerde este muñequito, este cojín o esta manzana. Así no harás
daño y te ayudará a sacar fuera de ti el enfado”. Deja entonces que ella decida lo
que quiere hacer. No es necesario que le digas nada más.

Con este mensaje estás transmitiéndole una actitud de respeto hacia su enfado
(tiene derecho a enfadarse cuando algo no le gusta), pero además le enseñas
cómo canalizar ese enojo hacia una conducta más adaptada a su mundo social.
Si no estableces una pauta de conducta correcta, puede que empiece a reac-
cionar así en un futuro inmediato ante pequeñas situaciones que viva como
conflictivas con otros niños en el parque, en la escuela infantil, etc.

- 11 -
Tras este mensaje, pasa página. No incidas más en el tema
hasta que se vuelva a dar. Seguramente se repetirá en bastantes
ocasiones y te recomiendo que siempre le des la misma respuesta
y que tu actitud sea la misma. Muestra respeto por su enfado,
pero mantente contundente con él: “Cuando muerdes a las
personas, haces daño”.

No hace falta que le des más explicaciones. Tu mensaje y tu


actitud son suficientemente claras para ella. No caigas en los
sermones o amenazas que se suelen usar cuando se pierde la
paciencia, como: “Te lo he explicado muchas veces”, “estoy harta
de que lo sigas haciendo”, “como lo vuelvas a hacer te…”, “está mal
lo que haces”, etc. Estas palabras solo sirven para que la niña se
sienta humillada y no canalice su enfado hacia una conducta
menos dañina con los demás.

No dejes que su enfado te haga cuestionar la pauta de


conducta que le has propuesto. Como padres, es nuestra labor
educativa ir mostrándoles las normas y los límites desde la
primera infancia y también alentarles para que aprendan
conductas adaptadas y útiles para la buena convivencia en su
entorno familiar y social (en el parque, la escuela, etc.)
Tras morder,
enséñale a cuidar
y reparar
“Tengo un hijo de 2 años bastante bueno pero con carácter (su
padre y yo también lo tenemos). He seguido vuestros consejos
cuando pega y muerde a otros niños. Le digo que pida perdón dando
un beso y a veces se niega. No sé qué castigo utilizar”.

Nuestra respuesta
Cuando un niño menor de 4 años hace daño, no lo hace con
el propósito de dañar. Es su manera inconsciente, casi instintiva,
de defenderse ante lo que él considera un ataque: me van a quitar
lo que es mío, me tengo que proteger, tengo miedo de este niño
que está a mi lado, etc. Se trata de una conducta automática,
heredada de nuestros antepasados tribales o animales.

Lo que tu peque necesita es ir aprendiendo, poco a poco y


como resultado de un proceso, que si muerde o pega a otros
niños hace daño, y que este daño puede y debe ser reparado.

¿Cómo reparar el daño tras la mordida?

• Jamás a través de los castigos.

• Siempre a través de tu conducta, de tu actitud y de tu respuesta.

- 13 -
Tú eres su mejor modelo. Así que, cuando le pidas a tu
peque que bese para reparar esa agresión y no quiera hacerlo,
no lo fuerces, no lo amenaces, no lo chantajees y no lo
castigues. Simplemente hazlo tú.

Muestra con una actitud cariñosa y respetuosa cómo cuidas a


ese niño que acaba de ser lastimado. Bésalo y pásale la mano para
aliviar su dolor. Procura que tu hijo lo observe y te escuche. En
muchas ocasiones te parecerá que no te hace caso, que no mira
lo que haces o no oye. No lo subestimes. Aunque no dirija hacia
ti su atención, te está escuchando y está percibiendo tu mensaje.

Los aprendizajes son el resultado de un proceso


Este aprendizaje no lo integrará en un abrir y cerrar de ojos.
Tendrás más prisa tú que él, por la incomodidad que genera en
las otras madres o familiares la conducta de tu hijo, por ejemplo.
Pero el ritmo en todo aprendizaje siempre es lento, y jamás debe
ser como resultado de castigos o amenazas, pues entonces tu hijo
aprenderá por “miedo a las represalias” y no por madurez.

Vosotros sois su principal modelo de aprendizaje. Tu hijo


aprende de vuestras actitudes, de vuestros mensajes verbales y
no verbales, y de vuestras conductas. Así que potenciad este
instrumento para enseñarle.
Cómo actuar cuando
un niño muerde
en la escuela infantil
“Soy educadora en una ludoteca y tenemos un niño de dos años y
medio que acostumbra a morder a sus compañeros sin motivo
alguno aparente. No está enfadado, no llora, no se queja. Solo coge
al que pasa por al lado y le muerde de una manera tan bestia que
hace moratones e incluso heridas con sangre. Tiene un hermano
pequeño de un año y ha comenzado a decirle “feo y malo” (antes le
adoraba). ¿Cómo puedo enfrentar este problema para que la
situación remita?”.

Nuestra respuesta
Este niño, a través de su conducta, está expresando su estado
interior. Con su boca, y en concreto con sus dientes, expulsa las
emociones negativas que siente.

“Con su boca, y en concreto


con sus dientes, expulsa
las emociones negativas que siente”.

Aunque no exteriorice enfado, seguramente se siente furioso


por celos o inseguridad, y lo vacía agrediendo al otro para
defender su posición. Este sentimiento no debe ser juzgado por
los adultos, sino comprendido y atendido.

- 15 -
El castigo no ayuda a aprender alternativas sanadoras
Necesita que, tanto tú como sus padres, le ayudéis a canalizar
ese sentimiento que le invade hacia una forma de expresión no
dañina para los demás. No lo castiguéis por morder, pues
aumentará todavía más su malestar interior. El castigo solo le
ofrecerá bloqueo y no le mostrará ninguna alternativa sanadora
que le sirva de válvula de escape.

Primero cura y atiende al niño agredido


Lo primero es atender y curar al niño agredido. Con caricias,
tono suave, besos curativos que alivian o un poco de agua fresca.

De esta forma evitarás centrar la atención en lo negativo de


esta acción. Así, al morder, no concentrarán todas las atenciones
en él de forma casi inmediata. Además, le estarás mostrando
cómo cuidar, atender, mimar y aliviar el dolor que ha producido
con su acción. Los niños aprenden por imitación, así que sé su
modelo para que aprenda esta buena conducta.
Alternativa: morder una manzana o un muñeco
Con una cara seria y una actitud cercana y respetuosa, ofrécele
un objeto blando (una manzana o un muñeco) que pueda
morder. Puedes decirle: “Veo que estás enfadado o tienes miedo
y necesitas morder. Puedes morder esta manzana (y se la das en
ese momento). Será bueno para ti y no harás daño a tu amigo”.

Yo incluso les muestro en ese momento cómo morder para


exteriorizar el enfado: muerdo el muñeco con fuerza, exagerando o
haciendo ruiditos rabiosos como un perro.

De esta forma le estamos dando permiso para despojarse de


esa emoción que le está invadiendo, y le estamos mostrando una
alternativa no dañina para la buena convivencia con los demás.
Es muy importante que el niño reciba el mensaje de “tienes
derecho a tener ese sentimiento y te voy a enseñar maneras de
vaciarlo (pues sacarlo fuera de sí será la única manera que le hará
sentir mejor)”.

En estos casos es muy útil llevar encima siempre una manzana


o un muñeco pequeño que sea muy blandito. Este mensaje y esta
acción tendrás que repetirlos varias veces en un mismo día, y tal
vez incluso durante unos meses.

Mensajes positivos, la mejor base para crecer


No grites, no castigues ni amenaces al niño que ha mordido.
No centres exclusivamente la mirada en lo que hace mal.

Aprovecha siempre cualquier pequeño momento en que


esté jugando bien con otro compañero para transmitirle
mensajes positivos:

“Estás tratando muy bien a tu amigo”

“Eso te sienta bien, ¿verdad?”

Cuando muerda comida, como un bocadillo, también puedes


decirle lo siguiente:

“Estás mordiendo tu bocadillo. Al pan sí se le


puede morder; a los amigos, no”.

Los mensajes positivos mejorarán su autoestima y


fundamentarán la base para superar esta etapa.

- 18 -
Pasamos por
un momento
complicado
y ahora muerde
“Mi hijo Joaquín tiene 4 años y empezó a morder, algo que no
había hecho nunca. Si bien él es competitivo y le cuesta compartir
sus cosas en el jardín, que empezó este año, el informe fue excelente.
Estoy muy desorientada y preocupada, ya que a Joaquín no le cuesta
comunicarse, tampoco pasa nada en el ámbito familiar que yo
pueda advertir.

Los únicos cambios fueron que les dieron vacaciones repentinas


en el jardín por la gripe A y que yo fui operada hace 25 días, por lo
cual estuve un día interna. Eso no pareció afectarlo, pues en todo
momento le fuimos explicando qué iba a pasar. Cuando yo le
pregunto por qué lo hace, él me responde que porque tal nene le hizo
un gol o que tal otro le quería pegar”.

Nuestra respuesta
Seguramente le disteis muchas explicaciones sobre tu
intervención. Imagino que le explicarías que mamá se iba a pasar
un día en el hospital, que te iban a operar, que todo iría bien, que
no pasaba nada grave, que todo era normal... Imagino también que
después de tu intervención no habrás podido hacer una actividad
completamente normal, por lo que tu hijo te vería diferente.

- 19 -
Aunque a ti te parece que tu hijo lo asumió perfectamente,
intuyo que no es así. Como siempre digo, nuestros peques
entienden más de emociones que de palabras. Explicaciones debe
haber recibido muchas, pero sus emociones no están siendo
atendidas y él no sabe cómo darles salida de forma sana.

Para un niño pequeño, la combinación de mamá no duerme en


casa, el hospital y la enfermedad da como resultado sentir miedo
a perder a mamá, miedo a que mamá se muera y miedo a que
mamá no vuelva. Estos sentimientos son muy propios de la infancia
y no se pueden juzgar ni desmentir. Lo real es que ellos lo sienten
y, por tanto, debemos acompañarlos y ayudarlos a expresarlo.

Una vez que tu hijo exprese y saque de adentro el temor que


sintió, podrá ponerles palabras a sus sentimientos, compartirlos,
y ese temor se irá desvaneciendo poco a poco.

¿Cómo le puedes ayudar?

Deja que exprese cómo se sintió mientras tú estabas en el hospital. Haz que él hable
mientras tú lo miras, lo escuchas y lo acaricias. Entonces puedes ir diciéndole
expresiones que afirmen sus sentimientos: “claro, lo entiendo”, “ya veo”.

No desmientas nada de lo que él te cuenta. Es su momento de sacar lo que


siente, lo que imaginó en aquel momento, lo que para él significa un hospital,
lo que para él significó emocionalmente que mamá estuviera enferma…

“¿Te sentiste mal mientras yo estaba en el hospital? ¿Pasaste miedo?


¿Pensabas que no volvería? ¿Cómo te imaginabas que yo me sentía? ¿Estabas
triste? ¿Te sentiste solo? Vamos a dibujar tus sentimientos, vamos a dibujar el
hospital”.

Deja que se exprese a través del dibujo libre, ya sea con lápices de colores o
con pintura de dedos. Y que sea luego él quien interprete su dibujo.
Seguramente será bastante abstracto, pero sabrá decir lo que dibujó. Luego
podéis colgarlo por unos días en algún sitio de la casa.

- 20 -
¿Cómo se expresan los niños?
Los niños pequeños se expresan a través de la boca y su conducta,
pues no saben ponerle palabras a lo que les pasa interiormente. Tal
vez sintió inseguridad y miedo, ya que su rutina se vio alterada y su
mamá también estuvo diferente. Ante esa inseguridad se defiende
a la mínima agresión con sus iguales, y lo hace como puede.
Defenderse mordiendo es una manera de dar salida a su rabia, a su
vulnerabilidad, a su miedo interior. Puedes ayudar ofreciéndole otra
manera de expresarse y de sacar lo que siente.

No será cosa de un día ni de dos. Expresa también que no te gusta


que muerda a sus amigos, que con ello les hace daño, que si se
enfada es mejor que lo exprese con un grito y no con un mordisco.
Dale su propio espacio para que abra su corazón poco a poco y vaya
canalizando sus sentimientos hacia conductas menos dañinas.

Hay situaciones que vividas desde el mundo adulto parecen


insignificantes, pero para nuestros peques no lo son. Nosotros,
normalmente, estamos muy desconectados de nuestro sentir, de
nuestro mundo emocional. En cambio, los niños son puro corazón.

S-ar putea să vă placă și