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JOSÉ MARÍA PEMÁN

EL DIVINO IMPACIENTE
C1SNEROS
LA SANTA VIRREINA
EL DIVINO
IMPACIENTE
POEMA DRAMÁTICO EN VERSO, DIVIDIDO EN UN
PRÓLOGO, TRES ACTOS Y UN EPÍLOGO

A Manuel Herrera
NOTABREVE

«El divino impaciente se escribió en veintidós días, así co­


mo usted lo oye, en el pasado mes de junio». Así lo contaba
el empresario teatral Manuel Herrera Oria en el periódico La
Voz, de Valencia: «A mediados de julio, estando yo en una
playita de Barcelona, me escribió Pemán diciéndome que la
obra estaba concluida. Aquella misma noche salí para Cádiz
y me leyó el poema... Como Pemán lee tan admirablemente,
no quise entusiasmarme del todo hasta que yo, por mí mis­
mo, no lo leyera; y así, al despedirme en la estación, él me di­
jo: «Me parece que no va usted muy entusiasmado». En
cuanto arrancó el tren me puse a leer el manuscrito, y cuan­
do pasé al coche comedor, si entonces hubiera dicho en voz
alta lo que pensaba, los demás pasajeros hubieran oído que
había un señor que tenía el convencimiento de llevar en su
poder uno de los mejores dramas escritos en castellano, y no
me olvido de los clásicos...». Herrara sigue diciendo que de
inmediato puso un telegrama urgente a Pemán pidiendo la
exclusiva de la obra para España y América.
Hubo que formar la compañía que representaría la obra.
Ricardo Calvo y Alfonso Muñoz estaban comprometidos, pe­
ro cuando, junto con otras personalidades de las letras, asis­
tieron a su lectura, les gustó tanto que inmediatamente se
decidieron a firmar.
Alfredo Marqueríe, refiriéndose a esta lectura, comentó:
«He aquí un hecho gozosamente subrayable en la vida de
nuestras letras. Pemán, el brillantísimo y polifacético escri­
tor, amplía el campo de sus actividades literarias y entra con
paso firme y recia voz en la labor de la creación escénica».
El éxito del estreno fue total. La crítica lo acogió con elo­
gios sin excepciones, incluso en América. Pero no se pudo
salvar un escollo: la situación prerrevolucionaria en que se
hallaba España -no olvidemos que estamos a finales del año
1933- se prestaba a que se diera a esta obra una intención
política que no tenía, aunque el sentimiento popular fue
unánimemente favorable. Pronto en España y fuera de
España la obra se representa profusamente y siempre con el
mismo éxito: Barcelona, Pamplona, Lisboa, Caracas, Buenos
Aires; después de doscientas veinticinco representaciones en
el Teatro Beatriz, el memorable estreno en Cádiz; siguen
Roma, Dublín, Francia e incluso se traducen al árabe algu­
nas escenas que se representan en Beiruth.
EDO( )nes Palabra
PRÓLOGO

Sala locutorio en el Colegio de Santa Bárbara, de París. Estarán en


torno de un globo terráqueo de peana, PEDRO Fabro, Juan de OLIVA,
JUAN DE Brito, todos con ropas de estudiantes. Al lado habrá una mesa
con papeles y cartas geográficas enrolladas. Algo apartado del grupo,
enfrascado en la lectura de un libro, está FRANCISCO JAVIER, vestido
igualmente de estudiante. Puertas laterales. Al fondo, ancha puerta
con cortinas.
Fabro. Fabro.
¿Entonces, éste que habéis ¿Y se llamaban las tres
señalado aquí, con tinta carabelas?
roja...? Oliva.
Oliva. Pinta, Niña,
y la más fuerte y más grande
Es el puerto de Palos, y de todas, Santa María.
ésta de junto es la ría de
Moguer, que los antiguos, Brito.
porque va de hierro tinta, ¡Qué lindos nombres ingenuos,
pensaban que en las honduras como de tres infantinas!
del mismo infierno nacía. Fabro.
Fabro. Es buen estilo de empresas
providentes y divinas éste de
¿Y de esa ría zarpó, según sacar las grandes cosas de
dices, la escuadrilla del apariencias chicas. De un
genovés? huevo nace la garza, y el árbol
de una semilla. De un portal y
Oliva. de un pesebre, la redención y la
Justamente. vida.
No es extraño, Juan de Brito, forzar esa última línea, y
que esta empresa de las Indias poner sobre esos mares
naciera, por más contraste de su oscuros de fantasías, la
grandeza divina, de tres pobres caridad de tres velas
carabelas que tienen nombre de blancas como tres sonrisas.
niñas.
Brito.
Q ltva. Y Portugal, Pedro Fabro, no
¡Qué tiempos éstos de asombros hizo menos: que esta línea
no pensados! marca el rumbo de las tres
B rito . naves de la otra escuadrilla de
¡Y qué dicha Gama: San Rafael, Berrio, San
ésta que Dios se ha servido Gabriel. Diez días tardaron en
depararnos, Juan de Oliva, arribar, viento a favor, a las
trayéndonos a este mundo islas Afortunadas, y poco
cuando el mundo es maravilla! después, doblaron a vista de la
punta Sur de África, donde la
F abro . tierra termina, Buena Esperanza
Observa cómo estas cartas le han
antiguas, junto a la línea costera [puesto...
en que acaba Europa, con ¡Dios la trueque en buena dicha!
grandes letras ponían: Mare F abro .
Tenebrosum; Finís Terrae... ¿Y llegaron?
¡graves boberías con que la
ciencia del mundo disimulaba y B rito.
cubría, a fuerza de hórridos Hasta el reino
nombres, su pequeñez infinita! de Malabar, en las Indias,
Brito. donde selló el Zamorín su
amistad y compañía con mil
(Señalando la esfera.) regalos
Y luego, repara, Pedro Fabro, por sello y su
con qué énfasis pintan sierpes y palabra por firma. Cargados
dragones, como si más allá de de buenas nuevas, de telas y
esa línea, donde piensan que se gomas finas, como los reyes
acaba la tierra, fuera osadía de Oriente antaño de
aventurarse y no hubiera sino el incienso y mirra, tornaron
caos. en menos tiempo las
galeras que a la ida.
Oliva. Nombres tenían de ángeles
Pero Castilla y volaron tan de prisa que
supo romper ese caos, hicieron gracia y honor a
los nombres que tenían.
O liva. Fabro.
A mí se me va, pensando en ¿Y por qué así?
estas cosas, la vista como si
yo mismo fuera embarcado Javier.
en la flotilla. ¿No habéis visto
yendo de caza, a la entrada de
B rito . alguna villa apartada, con qué
No caben en la cabeza tan gestos y ademanes se
inmensas lejanías: a mí me asombran los ganapanes ante
suenan lo mismo los planetas una muía enjaezada? Todo el
que las Indias. asombro proviene de la
Javier . novedad del caso. Pero el gran
(Cerrando el libro con deseñor que tiene engualdrapada
violencia.) raso la muía en que tras él
¡Y a mí me da pena el ver viene su lacayo cada día, no va
que todos sois gentecilla tan a asombrarse por eso. Pues
parapoco! apliqúese el congreso de bobos
la fantasía. No se asombra mi
Oliva osadía de estos afanes, porque
¡Señores otros afanes más altos sueña.
despertó el seminarista! No asombra el guijo a la peña.
¡Lo que pasa es que vosotros
Brito. tenéis alma tan pequeña, que,
¿No te dan, de veras, miedo colmados sus afanes, mostráis,
estas grandes maravillas? con ese profundo pasmo y esos
Javier. ademanes, asombro de
No me dan miedo; me dan, si ganapanes ante la anchura del
acaso..., un poco de envidia de mundo!
no haber sido yo mismo el que Oliva
ha llegado a las Indias. ¿Ya es estrecho el mundo para
Brito. los sueños de tu querella?
¡Pues no eleva poco el canto el Javier.
ruiseñor! Puede ser que sí.
Oliva Brito.
¿Es que el santo no ¡Acabara!
sufre asombros? ¡Es que su merced prepara la
Javier. conquista de una estrella!
¡Por Cristo;
me asombro..., pero no tanto!
Javier . invocando a un mismo Dios,
No tanto; mas pienso yo trazada sobre la frente
que hemos de hacer de esta la misma cruz al partir,
[edad Portugal, por el Oriente;
nueva que el mundo alumbró, Castilla, por Occidente,
luz de la mente, que no temblor se buscan, y al coincidir,
de la voluntad. No debe las cinco Molucas son
sobrecoger nuestro temple, este cinco broches de coral
nacer de un mundo nuevo a la que abrochan el cinturón
vista. No es milagro: es la de la idéntica ambición
conquista de un noble y claro de Castilla y Portugal.
saber de razón, gracias al cual (Entra A varo de Atayde,
en la redondez mundial ya no viendo el grupo que dis­
hay tiniebla ni engaño. Por cute sobre la esfera.)
Castilla y Portugal sabe el A tayde.
mundo su tamaño. ¡Y es ésta la que el poeta
O liva. llamó «juventud inquieta» y
¡Sobre todo por Castilla! «vida primaveral»! Está en
pleno el Carnaval, y estáis
B rito . haciendo al planeta consulta
¡Por Portugal sobre todo! de licenciados.
Javier . Javier.
¡Que vana es esa rencilla! ¡Atayde!
Tan ancha es la maravilla, A tayde. ¿Cómo seguís en
que caben del mismo modo esta jaula encerrados cuando
el de casa y el hermano.
(Sobre la esfera.) fiestasporParís?
está todos lados ardiendo en
Rebosando están
Mirad, con qué liso y llano saber de gentes las calles, y como
exacto y seguro, hacia el hirvientes espumas de catarata
Occidente oscuro y hacia el rebulle la flor y nata de las
Oriente lejano donde nace la damas complacientes..
alborada, van estos dos rumbos
ciertos. Son los dos brazos Oliva.
abiertos de España crucificada. Atayde tiene razón.
Porque, aunque parecen dos,
una sola interna voz les dice un A tayde.
mismo ideal; y así, con impulso ¡Al figón del Panadero, que
igual, es un alegre figón
en donde se baila al son la Brito.
gallarda y el rugero! ¿Es que hoy
tampoco vienes?
B rito .
(Cogiendo su sombrero.) Javier.
No hay quien ponga un ¡No voy!
[estrambote Brtto.
a tal pregón.
¿Por qué así?
Atayde.Pues ¡al trote! (Con Javier.
intención, a Javier .) ¿O es que se Porque no quiero.
queda algún necio a traducir a Bastara que lo anunciara
Lucrecio y destrozar a Nepote? Atayde, de esa manera, para
Javier. que, si yo pensara ir al baile,
me quedara en el Colegio y no
Hay quien no entiende el hechizo fuera.
de estas bobas mascaradas, No torceréis mi opinión.
donde el carmín es postizo y son poner el porque
No voy,
pie en
no consiento
un figón.
las risas forzadas.
Atayde. Oliva.
¡Cuestión de gusto!
¡Basta de baladronadas!
(Coloca una silla en el centro de Javier.
la escena. Se sube y pregona ¡Y cuestión
solemne.) Señores: Hago saber la de sangre y de nacimiento!
gran novedad del día. ¡Hoy va a
hacernos compañía, para ir al Atayde.
baile, Javier! ¡Ya está la baladronada!
(Palmoteo de aprobación.) Parece que siempre estás
con tu seriedad forzada
Brito. corrigiendo a los demás.
Deje la melancolía, por hoy, Oliva
nuestro compañero. (Burlón.)
Oliva Presume el hombre de espada
¡Traigan su capa y sombrero! bien templada de Toledo, que,
cuando doblarla quieres, no se
Javier. dobla y tú te hieres.
¡No traigan nada! Atayde.
¿O es que, acaso, tienes miedo
del mundo y de las mujeres?
Javier . B rito .
Yo sé hacer también, de paso, Ahora el seso le ha sorbido
el galán lindo y ligero de los de ese español que ha venido a
calzas de raso y plumilla en el estudiar Teología.
sombrero; pero cuando llega el O uva .
caso sé en mi voluntad poner ¿Cuál? ¿Uno pobre, raído,
todo el peso y el poder con que muy dado a la beatería?
se aploma y se agarra en mis
breñas de Navarra mi castillo B rito .
de Javier. Y ahora dejadme El mismo; siempre lo ves
pasar. con él hablando despacio,
discutiendo alguna vez...
O liva.
¿Dónde vas? A tayde. ¿Y
cómo se llama?
Javier .
A demostrar F abro .
con hechos estas verdades. Ignacio
Vosotros, id a bailar; yo me de Loyola.
voy a repasar mi lección de A tayde. Y
Humanidades. ¿cómo es?
(Sale, decidido.
F abro .
A tayde. Desmedrado; más bien mala
Me enoja más cada día con su la presencia y la estatura; la
empaque este aguafiesta color trigueña oscura, la
B rito .
barba corrida y rala, y unos
La virtud que no es modesta ojos de carbón que tanto, al
mirar, afinan que más que
raya siempre en ufanía. ver, adivinan de penetrantes
F abro .
que son. Por su porte y
Es bueno... condición, a pesar de andar
raído, se ve en toda su
A tayde. persona la huella de quien
Pero confia ha sido galán apuesto y
en que lo es demasiado. Peca florido. En el cerco de
en todo de extremado; lleva el Pamplona, siendo mozo, le
alcanzó una bala la canilla,
bien como quien lleva al cinto y aunque le desjarretó los
una hebilla nueva que se ve huesos todos, libró del
demasiado. trance por maravilla.
Sólo un vicio le quedó del que A tayde.
no pudo librar: una indecisa ¿Sabéis que me está ocurriendo
cojera que le da cierta manera una burla muy famosa con que
casi graciosa de andar. Éste es correr y dar vaya a ese santón
el hombre: madera labrada de de Loyola y a Javier?
tan buen modo, que sabe
llegar en todo más lejos que B rito . Dinos
otro cualquiera. Estando la idea.
herido, en Loyola, el Flos
Scmctorum leía, y en leyéndolo, A tayde.
le hervía su buena sangre No diréis que no es gloriosa.
española de tal modo, que ya Esperándome en la esquina
ansia, calzando siempre más tengo a Violeta, la moza de
puntos que el que más, llega a partido de más rumbo que en
ser más santo que fueron París bulle y retoza. Va con
juntos todos los santos de ayer. nosotros al baile del figón,
Según ha dado a entender, hecha una rosa.
ahora anda en trance de ir a
Roma, con intención secreta Q uva .
de conseguir licencia de ¡Siempre Atayde cazador
fundación, pues, según parece, de gacelas y de corzas!
sueña no sé qué empeño
futuro. Y triunfará, de seguro; A tayde.
que cuando en algo se empeña, La hacemos subir de quedo, y
paso a paso, bien o mal, de espaldas, a la sombra de este
repartiendo por igual la rincón, la sentamos con mi
suavidad con el mando, capa y con mi gorra, de tal
cojeando, cojeando, llega modo que parezca un
siempre hasta el final. compañero. La broma consiste
B rito. en tocar tres veces la campana,
¿Sabes, Fabro, que he pensado que es la forma de llamar a
al ver cómo lo has descrito, locutorio si pregunta una
que a ti también te ha persona por Javier. Nosotros,
embrujado mientras, escondidos a la
como al de Navarra? sombra de estas cortinas,
gozamos del ceño y gesto que
F abro . ponga nuestro navarro, al topar
He dado así, de manos a boca, con el
su imagen exacta, Brito. mozo que le aguarda y que
resulta ser moza.
B rito. F abro .
¡Famosa burla! ¡Que os divierta y
termine en bien la cosa!
Ouva . (Sale por el foro. B rito
El proverbio y O l iva empiezan a
de la llama y de la estopa disponer los prepara­
puesto en acción. tivos de la burla.)
A tayde. B rito .
En un vuelo Y ahora, la escena.
voy por la dama.
(Sale por la izquierda.) O liva.
De prisa.
F abro . Aquí, a la espalda, el sillón.
Me enojan
estas burlas, y renuncio mi parte B rito .
en trama tan boba. Más lejos del cortinón,
que si os estalla la risa a
O uva . destiempo, os descubrís.
Lo dicho: que ese santón (Entra V ioleta de la mano
cojitranco de Loyola también de A tayde.,)
nos lo está cogiendo con sus
redes de gazmoña. Dentro de A tayde.
poco, el Colegio... ¡un Aquí tenéis a Violeta, ¡la más
monasterio de monjas! linda y más discreta de las damas
de París!
F abro .
No tanto; pero no tengo ganas Ouva .
hoy de entrar en bromas. Me voy ¡No hay dama de mayor viso ni
adentro. de presencia mejor!
B rito. A tayde.
Tan sólo Para tal corte de honor
te pedimos una cosa: era tal reina preciso.
no prevengas a Javier Oliva.
de la burla. ¡Reina de Amor!
F abro . Voy ahora a pasear al V ioleta.
jardín; no pienso hablar con De alegría, que
persona. es el reinado mejor.
B rito . B rito .
Eso basta. ¡La alegría y el amor siempre van
en compañía!
V ioleta. Ahora mismo se darán.
Basta ya, amigos, de flores: Señores: una..., dos..., tres...
el disfraz...
A tayde.
A tayde. Da comienzo el entremés
Es bien sencillo: de la dama y el galán.
mi capa y mi bonetillo. (Se esconden atropellada­
(Le colocará ambas pren­ mente en las cortinas.
das.) De vez en cuando aso­
O liva. man las cabezas para
¡ Perfecto! explorar la escena.
Pausa. Entra Javier por
B rito . la derecha. Mira a todos
Entre los mejores lados. Se dirige a V io ­
nunca un alumno tendría leta.)
Santa Bárbara mejor.
Javier. ¿Quién
O liva. me llama?... ¿No
Si yo fuera profesor... [contesta?
¡qué cosas aprendería! (Se acerca al sillón, impa­
A tayde. Y
ciente.)
ahora al sillón. ¿Es que es mudo el compañero?
¡Se ha de quitar el sombrero sin
(La sienta de forma que querer!
sólo se vea su capa y su (Por detrás del sillón le
gorra, y parezca un es­ arrebata de un manota­
tudiante.)
zo la gorra V ioleta se
B rito. levanta. Quedan frente
Y calladas afrente.)
las bocas. ¿Qué burla es ésta?
V ioleta. (Explosión de risa en la
Vamos, daos prisa, que cortina. Salen todos.)
me va a vender la risa si os A tayde.
tardáis. ¡Oh prodigiosas mudanzas; se ha
A tayde. vuelto un hombre mujer!
¿Las campanadas? Javier .
F abro . ¡Y ahora se van a volver,
(Yendo a un rincón, don­ Atayde, las cañas lanzas!
de habrá una campana ¿Qué significa este paso?
con tirador.) ¿Es pelea lo que quieres?
¿O es que pensabas, acaso, que Javier.
me asustan las mujeres? Pues has de saber, puesto
(Despreciativo.) que saberlo quieres, quién es el
Cuando topé en el sillón con «pobre Javier» de quien has
burla tan mal tramada, tan dado en creer que le asustan las
conocida y usada y de tan pobre mujeres. Vosotros id por ahí
invención, «Atayde anda al mientras mis cuentas se ajustan.
retortero», fue lo primero que Tú, Atayde, quédate aquí, que
dije. ¡La burla graciosa exige voy a ver si te asustan ahora los
tener gracia, lo primero! hombres a ti.
Brtto. Atayde.
No merece tal jactancia En seguida. Sólo espero que me
la cosa. des plazo, primero -pues no
Javier. urgirá tanto el drama-de que
Verdad; le he dado acompañe a la dama al figón del
un exceso de importancia a Panadero.
un lance tan desdichado. Javier.
Dios os guarde. Este criado ¡Pronto! Que, como un carbón,
humilde, señora mía, me quema el alma tu ultraje, y
celebra el encuentro y besa me tarda la ocasión de enseñarte
vuestros pies; sólo le pesa la quiénes son los hombres de mi
forma... y la compañía.
linaje.
Atayde. (Ha entrado IGNACIO DE
Espera. ¿A quién te refieres, Loyola.)
Javier, al hablar así?
Ignacio .
Javier. Hombres que nacen y mueren,
Está bien claro que a ti, como todos los demás...
¡rodrigón de las mujeres
de esta laya! Javier .
Atayde. ¡Tú también!
Una altanera Ignacio .
respuesta tienes a todo. ... y si les hieren su
¡Responde de otra manera! pobre orgullo, quizá peores que
Javier. animales.
¡Pregunta tú de otro modo! Javier .
Atayde. Yo
(Zamarreándole los brazos.) no he movido la rencilla.
¿Así? Atayde fue el que empezó.
Ignacio. Javier. Fue áspera
Y Cristo fue el que enseñó a la reprensión...
poner la otra mejilla. Ignacio.
A tayde. Él lanzó ¡Más la lija con que das bruño
el primer denuesto. a una copa, y jamás perdón la
lija ha pedido a la copa que ha
Javier . bruñido para que reluzca más!
Me invitaron al figón y
yo me he negado. Javier.
Pero, ¿quién te manda ser
Ignacio mi guardador?
En esto
no repruebo la intención, Ignacio.
sino la forma y el gesto. El dolor
Porque pudiste, en verdad, de tu alma ardiente, Javier; me
sin doblar tu voluntad, da pena verla arder sin que dé
demostrarles tu entereza luz ni calor. Eres arroyo
con esa misma firmeza..., baldío que, por la peña
¡pero con más caridad! desierta, va desatado y bravio.
V ioleta.
¡Mientras se despeña el río, se
Me está aburriendo el sermón. está secando la huerta!
¿Nos vamos? Javier.
A tayde. No vive, Ignacio, infecundo
Voy al figón y quien busca fama.
vuelvo en seguida. Ignacio.
(A B rito.) ¡Qué abismo
¿Vienes? disimulado y profundo! ¿Qué
(B rito, OlívA y V ioleta le siguen . importa ganar el mundo si te
Antes de salir se vuelve, burlón, a pierdes a ti mismo?
Javier .) ¡Y siento ver que ya
tienes en tu contra hasta el Javier.
santón! ¿Quieres quitarme este arder
y este anhelo de triunfar?
Javier.
No te perdono este inmenso Ignacio.
agravio. No te lo vengo a quitar,
que te lo vengo a poner.
Ignacio. Yo no te vengo a tañer
Ni es mi intención. junto al oído un laúd
Por este agravio no pienso
pedirte, Javier, perdón.
q u e p o r e x t r a ñ a v ir t u d
a mitad de tu camino!
te amodorre en dulce calma; ¿No llevo razón?
v e n g o a p o n e r la inquietud
e n tre tu vida y tu alm a. Javier.
Vengo a ensancharte, Javier, Quizá.
en ti mismo tu medida, Mientras mi afán más y más en
y a hacer que se talle y mida el mundo se concentra, hay algo
por tu ambición, tu valer; en mí que no encuentra nunca en
quiero en tu tierra poner el mundo su paz.
nuevas espigas y flores; Y aunque yo mismo de grado
templarte en nuevos ardores confesármelo no quiera,
el sentimiento y la idea, vuelvo de cada quimera
y, bruñéndola a dolores, con el airón desplumado y
hacer que tu vida sea, chafada la cimera. No me
sin mancha de error ni mal, abandones, Ignacio, en mis
como un perfecto fanal dudas interiores. ¿Qué son,
en el que no se adivina dime, estos ardores por los que
en dónde el aire termina nunca me sacio?
y en dónde empieza el cristal. Y dime: cuando en las flores
del mundo mi alma se engríe
Javier. y hecha risas se deslíe
¿Me quieres, pues, apartado de en un mar de pluma y seda...
todo? ¿Pides, quizá, que deje ¿qué es esto que siempre queda
hacienda y estado?... Me pides en mí que nunca se ríe?
demasiado...
Ignacio.
Ignacio. Eso que queda es la parte de tu
¡Y te ofrezco mucho más! Tú, el ser que, al ir a ahogarte, aún
iluso buscador de fama, gloria y sobrenada en el río; si logro
honor, ¿te vas a empequeñecer asirla, confío, de entre sus aguas,
cuando te vengo a ofrecer la salvarte.
fama y gloria mayor?
(Insinuante.) ¿En tal peligroJavier
me
.
ves? ¿Tan
No busques honor y fama en errado anda mi afán?
blasones y coronas; ni es eso lo
que ambicionas, ni es eso lo que Ignacio.
te llama. Cuando el aplauso te ¡Qué mal equilibrio es éste de
aclama, ya piensas que estás andar pies tras pies por la
llegando a tu más alto destino. orilla de un volcán! ¡Y qué
¡No ves que el tuyo es divino y expuesto andar así
que así te estás quedando rebuscando aquí y allí la
manera de ser fiel para el
mundo y para Aquel
que lo dio todo por ti! ¡Deja ya Javier.
esos devaneos que te nublan la Dios querrá...
verdad y te acortan los deseos!
¿Por qué andar con regateos Ignacio.
con la Generosidad? El mundo es un vuelo
que pasa pronto... y detrás,
Javier. muerte, juicio, infierno o cielo.
Ignacio, ¡cómo enardeces con Recordarlo es detener el paso en
tus palabras mi fe! Mas soy el precipicio. ¿Quiere algo más mi
débil; dudaré aún de mis novicio?
fuerzas mil veces y mil veces
le diré que calle a tu voz amiga; Javier.
que es inútil, que no siga la Nada, Ignacio.
siembra de tus ideas...; ¡pero
tú no me lo creas por más que Ignacio.
yo te lo diga! Tú, aunque yo Adiós. Javier.
otra vez huyera, oblígame de (Sale.)
manera que te obedezca y te
siga, como a un niño se le Javier.
obliga a que coma, aunque no (Dejándose caer en un sillón.)
quiera. Cielo..., infierno..., muerte...,
[juicio...
Ignacio. (Ha entrado Atayde por
Poco tendré yo que hacer si tu izquierda, a tiempo de
voluntad cediera; la buena oír el soliloquio de
tierra yerbera, cuando quiere Javier?
florecer, florece sin sementera.
De todos modos, Javier, queda Atayde.
el pacto concertado. Y ahora, ¿A qué fieles le decía
adiós. Voy a bajar al jardín, vuestra merced el sermón?
donde he quedado con Fabro
en irle a llevar unos papeles... Javier.
¿Pactado? Acerca, Atayde, el sillón.
Javier. Atayde. Sin
Pactado. finezas: ¿me quería?
Ignacio. ¿Y no Javier.
volverás ya de tus pasos Para pedirte perdón.
atrás?
Atayde.
¿Perdón?
Javier. Javier.
Sí; por el exceso ¡Atayde!
de mis palabras de antes:
por mis dichos arrogantes y A tayde.
por mis agravios sin seso. ¡Cobarde!
Atayde, por todo eso
humildemente te pido Javier .
perdón. (Reprim iéndose.)
¡Di
A tayde. cuanto quieras!
¿Qué nuevas maneras
son ésas? ¿Qué ha sucedido en A tayde.
mi ausencia...? ¿Es que has ¡Bobo!
[bebido? Javier .
Javier . Así:
¡Insúltame cuanto quieras, sigue, sigue; ¡qué delicia,
que lo tengo merecido! de agua fresca, la caricia
(Se arroja, de rodillas, a de tus insultos, en mí!
sus pies.) (Ha entrado por la dere­
Yo el que me ufano de estar cha Ignacio con P edro
sobre todos y arrostrar las ajenas F abro.)
voluntades, no sé vencer mis Ignacio.
ruindades ni mis pasiones
domar. Soy luz y barro del suelo; ¿Qué pasa?
soy el polvo y el anhelo puestos A tayde.
en perpetua guerra; soy un Nada: ¡este loco!
poquito de tierra que tiene Vuelvo a hablarle: le provoco... ¡y
afanes de cielo. Tan pronto la se ha vuelto tan modesto, que se
tierra toco como al cielo me me entrega!
levanto: ¡no hay necio más vano
y loco que yo, que, aspirando a Ignacio.
tanto, he conseguido tan poco! No es esto lo que te he dicho,
¡Despréciame! [tampoco.
A tayde. A tayde.
¿Es que así quieres Basta: el que guste que venga al
borrar la baladronada de tu baile, ¡que Atayde jura darle
reto?... ¡Perdonada!: contra niños respuesta segura!
y mujeres no desenvaino la
espada. Ignacio.
Dios le guarde: y no le tenga en
cuenta tanta locura.
(Sale A tayde por izquierda.) Javier
Hiciste mal. ¡Enséñame a conocer la
virtud cierta!
Javier.
¿Fue delito Ignacio .
el humillarse? Javier,
no hay virtud más eminente que
Ignacio. el hacer sencillamente lo que
No quito tenemos que hacer. Cuando es
nada a tu afán generoso; pero te simple la intención, no nos
quiero... un poquito menos dado asombran las cosas ni en su
a lo extremoso. No exaltes tu mayor perfección. El encanto de
nadería; que, entre verdad y las rosas es que, siendo tan
falsía, apenas hay una tilde... y hermosas, no conocen que lo son.
el ufanarse de humilde modo es (Suena un toque de cam­
también de ufanía. Te quiero pana.)
humilde, sin tanto Javier
derramamiento de llanto y El toque de recreación...
engolamiento de voz. Te quiero Pensaba ir a estudiar, pero
siervo de Dios..., ¡pero sin jugar mudo de intención.
al Santo!
Javier . Ignacio.
(Triste.) ¿Qué piensas hacer?
¡Yo que pensé, Ignacio mío, que Javier
era a tu palabra fiel! Bajar
Ignacio .
al jardín. Junto a la fuente
Lo has de ser con menos brío: gozaré el fresco relente de la
cuando suena mucho el río es tarde... ¿Es así, Ignacio?
porque hay piedras en él. Ignacio .
Javier .
Así, Francisco: despacio;
despacio... y sencillamente.
Tienes razón. (Sale Javier, derecha.)
Ignacio . La F abro. ¡Qué
salud bien lograste vencer!
no se siente: se recrea, sin
sentirse, en su quietud. Ignacio .
Virtud que se paladea, Pedro Fabro: en Javier fundo mi
apenas si es ya virtud. ilusión y mi placer;
que si yo gano a Javier, con mansedumbre y paciencia.
Javier me ganará un mundo. Vencida su inexperiencia,
Fabro. ¿Tanto domada su vanidad, de él
espero, si me es fiel, milagros de
esperas de su ciencia? santidad...
Ignacio. (Va a salir, y vuelve.)
Y de su alma arrebatada, ¡Pero tú, por caridad, no se lo
si logra ser encauzada digas a él!
TELÓN
ACTO I
En Roma. Sala modestísima en la primera casa de la Compañía de
Jesús. Puertas laterales. Ventana al fondo. Están el P. DIEGO L a ÍNEZ,
leyendo. Conversando, el P. PASCUAL B r o k t u e/P. ALONSO SALMERÓN.
En el momento de levantarse el telón entra por izquierda el P . PEDRO
FABRO.
P. Broet. P. Salmerón.
Padre Fabro, ¿qué tal andan Repósese: que ya pronto
esos pies? tocarán a colación. ¿Ha
estado por los jardines antes
P. Fabro. de subir?
Mucho mejor que
se merece la carga que P. Fabro. Yo, no. ¿Por
llevan, gracias a Dios. qué lo pregunta?
P. Broet. P. Salmerón.
¿Llegó al hospital? Porque
P. Fabro. me ha trascendido un olor
Llegué. de la sotana del padre como
de rosas en flor.
P. Broet. P. Fabro.
¿Mucho quehacer? No me digas boberías...
P. Fabro. ¡olores de rosas yo, cuando
No faltó vengo de asistir los leprosos!
ni gavilla a la guadaña,
ni guadaña al segador.
(Tras una vacilación.) Aunque... P. Laínez.
no; no puede ser. ¡Qué fantasía de fuego tenéis,
padre Salmerón! Si os oyera el
P. Broet. ¿Qué padre Ignacio, os llamara
pensaba? soñador. Abrid, padre, la
P. Fabro. ventana. Ved los jardines en flor.
Nada digno de atención. Ya se va marzo, y abril le está
pisando el talón. ¡La primavera
P. Laínez. de Roma, ése era todo el olor!
Dígalo por obediencia, ¿Para qué buscar milagros y
padre Fabro. prodigios, sinrazón? Miradla...
¡la primavera...! ¿Queréis
P. Fabro. milagro mayor?
Digo yo (Entra por izquierda el
-y que lo dicho redunde en P adre Ignacio de L o yo­
mayor gloria de Dios-que la .)
esta tarde hube de oír P. Ignacio.
moribundo, en confesión, a ¿Qué mirabais?
un leproso que fue en vida
muy famoso malhechor. P. Salmerón.
Floras me costó de lucha Los colores
mover su alma a contrición de este jardín, que de olores
y sacar de entre la arena de llena estas proximidades.
su mala condición ese
poquito de oro que a nadie P. Ignacio.
niega el Señor; pero escarbé Está bien. Cerrad...; las flores
con tal gana, que topé con el desmayan las voluntades.
filón. Ab suelto de sus P. Broet.
pecados, gran consuelo le ¿Anduvo en la curia?
inundó, y deshecho en puras
mieles, me abrazó con tal P. Ignacio.
amor que por toda la sotana Con
sus llagas me restregó: Micer Diego, en petición,
¡acaso esas rosas fueron las pues allá andaban remisos,
que dieron tal olor! de unos papeles, precisos
P. Salmerón. para la empresa y misión de
¿No oléis? ¿No oléis...? ¡Se ha las Indias.
[llenado P. Salmerón.
de rosas la habitación! Portugal
llevar a Oriente querría Bobadilla ha de tardar
seis misioneros. algún tiempo, hasta sanar de
una maligna cuartana que le
P. Ignacio. tomó, y entorpece mis
¡Y cuál designios.
mi gusto en darlos sería, si
hubiera en la Compañía P. Laínez
bastantes!... Por esta vez, ¿No parece,
mi señor Don Juan tercero, padre, que la Compañía
se valdrá con dos o tres. nunca halla fácil su vía?
Los viñadores son diez... ¡y P. Ignacio.
la viña el mundo entero!
Me ha dado mucho dolor ¡Señal de que lo merece!
tenérselo que decir anoche No se puede fabricar
al embajador Mascaieñas. aceite sin estrujar
la aceituna en el molino,
P. Salmerón. ni se puede hacer buen vino
Que el Señor les dé sin la pisa y el lagar.
acierto en elegir los hombres, es Por eso, porque la fría
lo que importa: que en siendo ventisca cruda y bravia
siervos de Dios, aunque no enjuta la carne sana,
pasen de dos, a la larga o a la al pedir cada mañana
corta cogerán buen trigo. a Dios por mi Compañía,
yo no le pido favores
P. Ignacio. ni senda llana entre flores;
Voz le pido persecución...
de verdad, hijo, es la vuestra. ¡y al mismo tiempo, perdón
Dénme poca gente y diestra. El para los perseguidores!
Señor se satisface con ello, que (Empiezan a oírse diver­
así se muestra más claro, que sas campanas lejanas,
es Él quien hace la labor... Esta que tocan a ánimas. Se
semilla del Oriente, hago levanta el P. Ignacio.)
intención de darla al padre
Simón Rodríguez y a P. Broet.
Bobadilla. Campanas... ¿Qué toque es ése?
P. Laínez. P. Ignacio.
Muy acertada la elección. Las ánimas... Rezaremos.
(Rezan en silencio.)
P. Ignacio. Buenas noches nos dé Dios y
Aquél debió de llegar parte de su Santo Reino. Si mis
a Lisboa ayer mañana. hijos no me mandan otra cosa,
voy adentro para escribir.
P. Salmerón. P. Ignacio .
Padre Ignacio, El postrero
no quite, por Dios, del sueño en llegar a casa, y siempre
tantas horas, que le dañan la en exigir el primero...
vista y cansan el cuerpo. (Bendiciéndole.)
P. Ignacio . Padre Francisco, que Dios le
Hijos, hay muchos papeles bendiga y le dé el cielo.
y menesteres por medio. (Sale.)
Si todo fuera el andar P. Salmerón.
en oraciones y rezos, ¿Cómo empleó la jornada,
en visitar hospitales
y predicar en los templos, padre?
regalo fuera la vida, Javier .
llena toda de consuelos. Cuidé una apestada; hice,
Pero tiene su hora todo,
y entre Salve y Padrenuestro, en San Juan, confesiones;
hay que ajustar bien las cuentas preparé algunos sermones... ¡no
del mozo y del recadero: tuve tiempo de nada!
que para que no se pierdan P. F abro .
de sutiles, en el cielo, ¡Pues si lo llega a tener!
quiere el Señor que sus obras,
aun las de más fino intento, Javier .
tengan sillares de piedra Hay que andar más diligente,
y dura armazón de hierro. que es mucho, padre, el
(Inicia la salida por iz­
quierda.) [quehacer.
P. L a Ínez . P. Salmerón .
Bendíganos. ¿No sabe el padre Javier las
novedades de Oriente?
P. Ignacio .
Dios les guarde. No Javier.
me olviden en sus rezos. Sólo sé que el padre Ignacio
prepara allá una misión, y
(Cuando va a salir, entra,
algo precipitadamente, aunque sigue en intención de
F rancisco Javier, ya de
cumplirla, va despacio. ¡Qué
sotana.) momento de emoción al llegar
Javier . allá, el momento de gritarles:
«Escuchad...», y romper con
Padre Ignacio, padre Ignacio, no nuestro
se vaya a su aposento sin que me un vientoacento
que
la virginidad de
nunca oyó la
alcance un poquito de bendición. Verdad!
P. L aínez . en palabra tan ruin...
Libre su imaginación ¡Mientras exista un confín de
de sueños. tierra, sin adorar al que nos
vino a salvar, la tierra no
Javier . tiene fin! Me ilusiona esta
¿Pues quiénes son los misión de Oriente.... ¡qué
que han de echar la semilla de maravilla llevar la nueva
Oriente? semilla...!
P. L aínez . P. L aínez.
El padre Simón (Interrumpiéndole.)
Rodríguez y Bobadilla. Esta ¿Habla del padre Simón
es la candidatura del padre. Rodríguez y Bobadilla?
Javier . Javier
Se me figura Hablaba en suposición, padre
que de entre sus sembradores, Laínez: que aunque son torpes y
no pudo hallarlos mejores para cortos mis hechos, ¡también
una siembra tan dura. ¿Sólo... tiene sus derechos la pobre
ellos dos? imaginación!
P. L aínez . (Un toque de campana.)
¿No os agrada P. B roet.
que vayan solos los dos? A recogerse han tocado.
Javier. P. L aínez .
Nadie sabe nunca nada de No pensé fuera tan tarde.
los designios de Dios. Dios con todos.
P. L aínez . P. F abro .
Pienso que os gustara a vos Que Él os guarde.
traspasar con osadía esos
cabos extremados donde, en la P. B roet .
cartografía, ponen con tanta Igual digo...
ufanía Firtis terrae los (Han salido todos, menos
letrados... Javier . Se levanta. Se lle­
ga a la imagen de la Vir­
J avier. gen que habla sobre una
¿Por qué hacer del Finís terrae repisa con una lampari­
nombre de magia que cierre la lla apagada.)
senda a toda intención?
Hombre es de corta ambición Javier. Se ha secado la
el que sus ansias encierre lamparilla, y no arde.
(Sale y vuelve con una L ego .
aceitera. Prepara la lám­ ¿Va a Oriente el padre Javier?
para. Se queda mirando
la imagen y empieza a Javier .
decir:) No voy... Pero sin embargo,
Señora, ten compasión ¡por lo que pudiera ser!
de este pobre ufano y loco, (Salen en aquel momento,
que hace por tu amor tan poco por izquierda, el P. Ig ­
siendo tanta su ambición. nacio y D on P edro
Yo, el que, en imaginación M ascareñas , em baja ­
ya me veía llegar dor de P ortugal , en
a las Indias a sembrar animada plática.)
la nueva y santa semilla... P. Ignacio .
¡me he quedado para echar Dada la urgencia del caso le
aceite en tu lamparilla! hablaremos, que podría
¡Mi pobre talla no alcanza frustar la empresa un retraso.
las grandezas que fingí! (Al ver a Javier .)
(Se le transfigura la cara. ¿Quién es...? Dios le pone al
Cae de rodillas.) [paso,
Pero, ¿me miras...? ¡Oh... sí...! que buscándole venía. El
¡Me das tanta confianza señor embajador
cuando me miras así! Mascareñas, mi señor, a
Si la Señora quisiera... comunicarme viene que por
Yo no sé si acertaría... noticia que tiene de mi hijo
¡yo sólo sé que lo haría y su servidor Bobadilla, le
lo mejor que yo pudiera! ha arreciado la cuartana
(Entra, por la izquierda, el hasta tal grado, que no
L ego con una luz. Ja ­ parece prudente que
vier se levanta: quiere emprenda la marcha a
fingir un tono natural.) [Oriente
¿Que buscabais? en tal situación y estado.
L ego . M ascareñas.
La aceitera. No es posible.
Javier . Javier
(Dándosela.) ¿Y no podría
Ya la eché: y ved la manera de la misión si fuera igual,
acordaros, por si un día no demorarse?
puedo yo... Lo decía por si M ascareñas.
hubiera de emprender algún día No sería
un viaje largo. prudente; pues yo querría,
al volver a Portugal, cosa ¿para qué necesitaba
que atrasar no quiero, llevar ninguna palabra mía?
en mi expedición y séquito, M ascareñas.
al misionero que vaya a ser ¿De este modo simple y llano
compañero allá del padre a un mundo nuevo y lejano
Simón Rodríguez. entregáis vuestra persona?
Javier. E s P. Ignacio .
un dolor Para el que nada ambiciona,
que pierda tal sembrador el todo el mundo está a la mano.
Oriente y tal semilla.
¡Ninguno lo hará mejor que M ascareñas.
Nicolás de Bobadilla! ¿Cuándo hacemos el viaje?
P. Ignacio . P. Ignacio .
Mas con esta enfermedad del Como no luce ni gasta
padre, con claridad dice el más atavío ni traje,
Señor, según veo, que aunque no tardará en su equipaje.
ése fue mi deseo no es ésa su Javier
voluntad. Con dos minutos me basta: el
Javier . primero para dar gracias a la
¿Si su voluntad no es ésa, Soberana, y el otro para
cuál es, padre? guardar mis libros... y
remendar un poquito la
P. Ignacio . sotana.
A mi entender, M ascareñas.
para Navarra y Javier quiere el ¿Tiene alforjas de camino?
Señor esta empresa.
(Pausa, Javier ha inclina­ Javier . Ya
do la cabeza.) tengo dado ese paso.
¿Cómo no os causa sorpresa la
noticia? P. Ignacio .
Pues ¿cómo así se previno?
Javier . La
esperaba. Javier .
Como es tan vario el destino...
P. Ignacio . ¡me preparé por si acaso!
Pues ¿por qué no lo pedía? Hace dos tardes pasó por la
puerta un albardero que, no
Javier . Porque teniendo dinero, como
si Dios lo quería, limosna, me dio unas alforjas,
y yo
las dejé tan lindamente, donde hagamos los pertrechos
remendando sus costales. del viaje.
P. Ignacio . Javier.
Javier, con estas señales Dios Si el padre Ignacio no
nos habla mansamente. Honor manda otra cosa, es hecho.
es éste de Oriente que te estaba (Entran, por derecha, to­
concedido. ¡Ahora sí, Javier dos los P adres con el
querido, que puede en tu
corazón estallar esa ambición L ego .)
que tanto te he corregido! Ya no P. Ignacio .
es agua que, deshecha, se Pasad, hijos, que os quería
despeña en el barranco: ya va a participar un suceso. El padre
su objeto derecha lo mismo que
va una flecha, sobre los viejitos, Nicolás sigue en Nápoles tan
al blanco. Ni es de temer, hijo enfermo que no podría llegar a
mío, que se pierda ya en baldío Lisboa en mucho tiempo: con lo
tu loco afán impaciente...; ¡ya que he determinado que vaya,
tiene cauce el torrente para sustituyéndolo -pues la marcha
convertirse en río! apremia- el
M ascareñas.
[padre
¿Entonces? Javier, vuestro compañero.
Javier. P. S almerón.
Pongo en sus manos ¡Padre Javier!
mi voluntad. P. B roet .
P. Ignacio . Dios bendiga
Llame el lego a los su empresa.
padres porque sepan las nuevas P. L aínez .
y, como buenos hermanos, Salió con ello.
compartan todos la tristeza y el
contento. Javier.
(Sale el Lego por derecha.) Padre Laínez, ¡los navarros
Mascareñas. somos, a veces, tan tercos!
Si Dios es servido, entonces P. F abro .
mañana mismo saldremos. Y ¡Cómo han venido a tomar,
esta misma noche, padre Javier,
si no os es molesto, debéis venir padre Javier, bulto y cuerpo
a mi casa, aquellas divagaciones sobre
el mapa del Colegio!
Javier. P. Ignacio .
¿Te acuerdas tú cuántas veces Yo te bendigo, Javier: que Dios
anduve con el puntero las bendiga tus hechos. A grandes
mismas rutas que ahora voy a empresas vas y no hay peligro
andar en alma y cuerpo? más cierto que éste de que,
arrebatado por el afán del
P. F abro . suceso, se te derrame por fuera
Antes de echar la simiente, lo que debes guardar dentro. La
para no errar el esfuerzo vida interior importa más que los
mediste las sementeras con actos externos; no hay obra que
ojo de buen campero. valga nada si no es del amor
reflejo. La rosa quiere cogollo
P. L aínez. donde se agarren sus pétalos.
¿Y cuándo harán el viaje? Pídele a Dios cada día oprobios y
menosprecios, que a la gloria,
M ascareñas. aun siendo
Mañana mismo emprendemos [gloria
la marcha; mas ya esta noche por Cristo, le tengo miedo. No te
me honro dando alojamiento acuestes una noche sin tener
al padre Javier. algún momento meditación de
la muerte y el juicio, que a lo
P. F abro . que
¿Tan pronto? [entiendo,
P. Salmerón. dormir sobre la aspereza de
estos hondos pensamientos
¿Por qué ese apresuramiento? importa más que tener por
P. Ignacio . almohada, piedra o leño. Cada
Más vale así: que se acortan mañana tendrás con la Señora,
blanduras del sentimiento. algún tierno coloquio, donde le
Las grandes resoluciones, digas esos dolores secretos que a
la Madre se le dicen de modo
para su mejor acierto, hay más desenvuelto que no al
que tomarlas a paso y hay que Padre, que por ser el Padre, da
cumplirlas al vuelo. más respeto. Mézclame, de vez
Mascareñas. en cuando, en el trabajo
Entonces, si no me mandan requiebros y jaculatorias breves,
que lo perfuman de incienso. Ni
otra cosa... el rezo estorba al trabajo, ni el
Javier. Sólo trabajo estorba al rezo.
quiero
que me deis por despedida la
bendición y el consejo.
Trenzando juncos y mimbres Javier .
se pueden labrar a un tiempo, Vos mandáis
para la tierra un cestillo y un M ascareñas.
rosario para el cielo. Tan sólo siento la
Escríbeme, por menudo, tus grave incomodidad del viaje que
andanzas y sucesos; ni los emprendemos. Por toda Roma
agrandes por vano, ni los mis pajes, tan mal anda este
calles por modesto; que de comercio, sólo encontraron tres
Dios serán las glorias y tuyos mulos con honores de jamelgos
solos los yerros. Piensa que ya y una muía coja.
en esta vida no volveremos a
vemos. Te emplazo para la Javier.
gloria, que para los dos la ¡Nadie
espero por la bondad del me dispute a mí el derecho de
Señor, que no por méritos montar la muía coja, que yo la
nuestros. Mientras tanto, pido el primero!
Javier mío, porque no nos M ascareñas. ¡En
separemos, llévame en tu muía coja un soldado de
corazón, que en mi corazón te Navarra!
llevo.
Javier .
Javier . Y no la cedo.
Perdonadme, padre Ignacio, El padre Ignacio me tiene muy
que no diga lo que siento. Vos reprendido este fuego de mi
que entendéis a las almas, impaciencia, y así no me vendrá
traducidme este silencio; que mal, espero, que lo que ande yo
vos me habéis enseñado, con de más lo ande la muía de
la lección y el ejemplo, a ser menos. Vamos, pues, en muía
de expresión más corto coja, a las Indias, compañeros;
cuando es más largo el afecto. que así, pasito a pasito, se irán
Hermanos, que no olvidéis a templando y supliendo la cojera
Javier en vuestros rezos. de mi muía y la ambición de mis
sueños.
M ascareñas. Vamo s, (Va a salir con M ascare -
porque no veáis a un ñ a s , por izquierda,
embajador haciendo pucheros cuando cae el
como un infante...
TELÓN
D on M artín. don Enrique es el que opina
Todo está presto; cargada la que no es justo que la Corte
galera y prevenida; la gente a quite ese bien a las Indias;
bordo; podemos zarpar hoy que aquí no necesitamos,
mismo a las Indias. como allá los necesitan,
Castañeda.
misioneros que nos cuenten
Su Alteza, según me han dicho, la verdad.

ACTO II
recibe esta tarde misma en
D ama.
CUADRO PRIMERO
audiencia a los dos padres de Pues yo querría
la nueva Compañía que van a
Sala en el Palacio Real de Lisboa. A izquierda del foro, puerta, y otra,
en chaflán, con cortinas, a la derecha. Sentados en cojines y tabure tes,
platican, en un rincón, D on M artín A lonso de Sousa , el C onde de
C astañeda , D on A lvaro de A tayde , el E mbajador M ascareñas y
U na D ama.
Oriente. que se quedaran los padres
D on M artín.
en la Corte.
Eso dicen. A tayde. Igual afirman
Parece que el Rey quería todas las damas, que están
que quedasen en Lisboa con los padres como niñas
y no fuesen a las Indias. con zapatitos de raso.
M ascareñas. Todas son, conde, visitas y
Pero dicen que el infante andar de iglesia en iglesia
y murmurar: ¿Quién predica? D ama.
¿A qué hora empieza el víacrucis? Publicar dicen que quieren un
¿Que padre dice la misa? ¡Mal decreto con su firma
año para galanes este año de ordenando que sus pajes
sacristías y pláticas de convento confiesen cada ocho días.
y devociones de almíbar!
A tayde.
C astañeda. Yo he conocido en París a
Eso será aquí en Palacio, donde Ignacio y su Compañía, ¡y os
es la tierra más fría, que en los digo que el mundo todo se
barrios y en las plazas del muelle trueca donde ellos pisan!
y la judería, como es más simple
la tierra bien que prendió la M ascareñas.
semilla. Las iglesias de los Yo he visto al padre que traje
barrios rebosan cuando desde Roma, maravillas.
predican; para escuchar Cuando de allí, a Portugal con
confesiones le faltan horas al mi séquito venía, pasamos,
día, y cuando a la calle salen allá en Navarra, casi por la
tras el sermón o la misa, niños puerta misma del castillo de
les siguen el paso, flores las Javier, donde su madre tenía.
mozas les tiran. Los muelles no Yo le advertí que con sólo
son los muelles que antaño se detener la comitiva breves
conocían: seminarios de horas, abrazarla sin dificultad
truhanes y lonjas de picardía. Ya podía, pues era fácil que
se conciertan en paz los fletes y nunca la viera más en la vida.
mercancías, y las firmas se «La eternidad es muy larga -
respetan y las palabras se me dijo-, y llevamos prisa.» Y
estiman. En fin, dirán lo que aguijó la muía coja que desde
quieran, pero esta es la verdad Roma traía. Pero yo, Atayde,
fija: la Lisboa de los hurtos, las vi luego que cuando el sol se
pendencias y las riñas, como ponía, quebraba su luz en
una calza de seda la han vuelto algo que le brillaba en la
de abajo arriba. vista. Como yo le preguntaba
con sencillez me decía: ¡Es
A tayde. que me lloran un poco los ojos
Si es eso, ¡también la Corte!, que con la ventisca!
el Rey tanto les estima que por
ellos quiere hacer de nosotros A tayde.
cenobitas. Yo no dudo que son santos...,
¡pero hay santos que atosigan!
D ama. A tayde.
Pues vos bien que estáis, Atayde, Querría,
con él de continuo. valido de la amistad y la
camaradería de París, que le
A tayde. pidiera licencia al Rey, que es
Hija, sabida las dificultades grandes
las necesidades mandan y que en concederlas había.
los negocios obligan. Ando (Entra por derecha un
tras él porque quiero que él a P aje.)
Su Alteza le pida lo que a él P aje.
puede concederle y a mí me (Dirigiéndose al C onde de
lo negaría. C astañeda.)
D ama. Señor: están aguardando para la
¿Y qué es ello? audiencia ofrecida los padres.
Castañeda. Pasen aquí
A tayde. sus revenrencias.
Una licencia
para pasar a las Indias. D ama.
¡Qué dicha!
D on M artín . (Levanta el P aje la cortina
¿También queréis ir allá? para dejar paso al P a ­
dre Simón R odríguez y
A tayde. T ambién, alP. Francisco Javier )
don Martín, que es
[linda M ascareñas.
la esperanza y la fortuna que los Vengan el padre Simón
que allá fueron pintan. Cargando y el padre Javier.
cinco galeras de clavo y canela (Los padres hacen una re­
fina, con buena suerte en el mar verencia al grupo. Se
y en el precio buena vista, puede quedan algo retirados y
hacerse allá fortuna sin gran confusos).
sudor ni fatiga. Ved el caso de Javier.
Juan Freytas, que ha dos años No tarde en
fue a las Indias: ropas de lana anunciarnos.
llevó: las trajo de seda fina.
C astañeda.
M ascaeeñas. Ya le arde a Su
¿Y en eso estáis empleando Alteza el corazón
al padre Javier?
por verles; admiración Dama.
será que no se arrodille Mil gracias.
cuando lleguen.
Javier.
Dama. A vuestros pies.
(A Javier , con beatifico Atayde.
embeleso.)
Ante el padre Tanta franqueza y desgarro
no hay mirada que no brille, ni raya casi en altivez.
frente que no se humille... Javier.
Javier. Perdón: ¡es que alguna vez me
¡Ni perro que no me ladre! acuerdo que soy navarro!
(A ATAYDE, que se ha separado un
Dama. poco del grupo -que queda
Si vais a salir mañana, cuchicheando- y ha ido en
según Su Alteza dispuso, un seguimiento de JAVIER.) ¿Y tú?
trocho de sotana me daréis. Atayde.
Javier. Sólo de tu mano
depende, padre Javier,
Es cosa vana que mi ida a Oriente.
como se pone al uso llevar Javier
así los embozos o bailar así
tal baile, ahora usen damas Bien, hermano;
y mozos esto de colgarse ¿pero irás como cristiano o irás
trozos de la sotana del fraile. como mercader? Porque si en
mí está lograr la licencia, me
Dama. resisto a que traspases el mar
Ésas son muestras de amor para desacreditar ante los
y del afecto invenciones. negros, a Cristo.
Javier. Don Martín. Cuando
Cuélguense en los corazones ese ardor que hoy le
mis consejos, que es mejor. [embarga
No vale andar en sermones, le pase, padre, a la larga, ya verá
y en la misa y el rosario para que los infieles no sirven más
que luego el diario de la que en la carga de galeras y
vida siga igual. Señora: en la bajeles. Sólo hay que ver
catedral tengo mi prisioneros en ellos.
confesonario.
Javier. Cállense, que el discutir no
Con esas leyes de termina como empieza.
egoísmos altaneros, lo que
hagan los misioneros lo Don Martín.
desharán los virreyes. ¿Vámonos? Voy a salir.
Don Martín. Castañeda.
Son unos pobres paganos sin Y yo voy a prevenir de
religión. la visita a Su Altaza.
Javier. (Salen todos, menos los
Son hermanos; padres, por derecha. Por
siguen la ley natural... Acaso izquierda, CASTAÑEDA.)
muchos cristianos no pueden P. Simón. Ha estado
decir igual. Ellos viven al algo inconveniente.
mandar de su instinto, como
potros. Saben creer o matar..., Javier.
¡pero no saben andar a medias, Acaso, padre; mas cuente que
como vosotros! Si los voy a como es tanto el quehacer ¡no
bautizar es por hacerlos más tengo tiempo de ser, a más de
sanos; mas cuenten que, con mis todo..., prudente!
manos, os bautizara lo mismo si (Atayde, que ha salido
hubiera un otro bautismo para con los demás por dere­
los malos cristianos.
cha, vuelve a entrar al
Don Martín. No encuentro de JAVIER.)
estuvo el sermón oscuro.
Atayde.
Javier. Javier, el Rey va a llegar muy
Agua clara y vino puro. pronto para la audiencia; ¿le
Atayde. Y su pedirás la licencia?
poco de arrogancia. Javier.
Javier. ¿Os vais, Atayde, a enmendar de
Soy blando con la ignorancia; vuestros yerros y males? Porque,
con la tibieza soy duro. si no os corregís, seremos, como
en París, enemigos y rivales.
Dama.
(Oyendo que alzan las vo­ Atayde.
ces.) Yo prometo, padre, ser mejor
que he sido hasta ahora.
(Entra, por derecha, Doña le robó fama y honor, como se
Leonor de Ariza, ca­ roba una flor al pasar por un
marista de la Reina, con jardín. Acudió al llanto y al
el rostro cubierto, como ruego, me juró ser siempre fiel,
buscando, cloradamen­ y engañando al amor ciego con
te, a alguien.) sus miradas de fuego y sus
palabras de miel, puso cerco
Doña Leonor. desleal a mi honor, que tras el
¿Está aquí el padre Javier? brillo de una esperanza ideal, se
Javier. rindió como un castillo con
almenas de cristal. Fui suya,
Alzad el velo, señora. padre, fiada de su honor de
DoñaLeonor caballero, ¡y ahora me deja
¡Atayde! tirada, como una pluma chafada
que se quita del sombrero!
Atayde. Atayde.
Leonor, ¡qué bien ¡No hagáis caso!
mis pisadas has seguido!
Doña Leonor Doña Leonor. ¿En qué
Buscando al padre he venido, he mentido?
mas porque escuches también Atayde.
mis palabras, te ha traído, sin yo Bien sé yo lo que pretendes,
buscarte, el Señor. Sé, padre, y no me verás cogido en el
cómo el dolor de los demás lazo que me tiendes, como
atendéis, y aquí vengo a que un pájaro.
escuchéis las querellas de mi
amor. Doña Leonor
No pido
Atayde. que te mires en mis ojos
Con el Rey tiene una vista; como un día te miraste.
no puede escuchar ahora, ¡Sólo ya pido de hinojos que
te lleves los despojos del
Javier. honor que me robaste!
Siempre escucho a quien
[implora. Atayde.
¿Quién sois? No hay cosa que más me enoje
que esa sentencia tan boba; el
Doña Leonor. honor nunca se roba, sino que se
Una camarista da... ¡y se coge!
de la Reina, mi señora, a
quien ese seductor, de modo
torpe y ruin
Ladrón será aquel que escoge puede ser que en vez de a Oriente
alguna rosa especial vayas a dar con la ley...
y, derribando el tapial,
la roba; no el que, al acaso, Atayde.
coge la rosa que, al paso, Yo prometo que al tornar de
le está ofreciendo el rosal. Oriente...
¿No estás conforme, Javier?
Javier.
Javier. ¡Antes de embarcar
Al quererte defender, tu ha de ser la boda!
mismo anhelo te acusa; ladrón
es todo el que abusa del honor Un paje.
de una mujer. Y ahora (Abriendo la cortina de la
empiezo a vislumbrar por qué izquierda.)
quieres embarcar para las ¡El Rey!
Indias; ¡allí se está bien,
dejando aquí las cuentas por Javier.
liquidar! En París ya prometía (Invitando rápidamente a
mucho el mozo, y ya tenía Leonor y A tayde a pa­
buena anchura su conciencia, sar, por derecha, a una
¡mas no tanto!... Así le urgía
tanto al hombre la licencia sala contigua).
que, con arte, quiso hacer Aquí junto habéis de estar.
cómplice suyo a Javier. Pero ¡Ya conoces tu deber!
Javier no es tan necio. La
licencia tiene un precio: ¡el Atayde.
honor de esa mujer! ¡Pero me has de prometer la
licencia!
Atayde.
¿Qué dices? Javier. La
Javier. tendrás.
Que no saldrás (Todo esto ha sido dicho muy
con tu anhelo y ambición, rápido, mientras salian
Atayde, si antes no das a tu Atayde .y Leonor. Entra el Rey
mal reparación. Piensa que tu por izquierda, seguido del
perdición puedes labrar de Conde de Castañeda.) El Señor
otro modo. Sabes que el Rey os dé la paz.
no consiente tales modos en
su gente. Si yo se lo digo todo, Rey.
Y Él te bendiga, Javier.
(Toma asiento en un si­ Esta mañana, pasando ribera
llón. El CONDE se man­ del malecón acunado por un
tiene detrás a alguna blando murmullo, y
distancia. Delante, de cabeceando, contemplaba el
pie, Javier y el P. Si­ galeón tan ligero y tan marino,
món.) y el mástil esbelto y fino me
Sabes cómo se han movido parecía una pluma que, con
bandos en este palacio, que me renglones de espuma, iba a
han rogado y pedido que os escribir mi destino. Todo mi
quedaseis. He querido consultar afán atraía: la luz, la
al padre Ignacio por cartas, y a marinería, la gloria de la
su entender, de este modo se ha mañana llena de sol y alegría,
de hacer: se queda el padre y ante la ruta lejana ese andar
Rodríguez en nuestra Corte, y tú en el bajel yendo y viniendo
sigues solo, a las Indias, Javier. las gentes, que fingía sobre él
P. Simón. como ese temblor de piel de
Ya sé que no necesitan las los galgos impacientes...
Indias de un servidor, ¡pero me Rey.
duele el dolor que de este modo Padre Francisco: de sobra se
me quitan! ve que es Dios el que pide tal
Javier. labor, pues que coincide la
Dios lo pide por su amor, y vocación y la obra de tal
no hay sino obedecer. Acaso modo.
el no padecer, siéndolo J a v ie r .
dolor mayor, a los ojos del Dios decide
Señor le traiga a más que así sea, y yo uniré mi
merecer. voluntad a sus leyes.
Rey.
Rey.
¡Con qué entrega generosa Y yo a tu lado estaré, que para
llevan en sí los hermanos el aumentar la fe da Dios su
querer como una rosa cetro a los reyes. La Cruz del
desmayada entre las manos! Señor bien alta quiero en mis
J a v ie r . Indias clavar. Por eso, para
Nuestros afanes humanos, ¿qué buscar remedio donde haga
intentarán contra Dios? Desde falta, noticia fiel me has de
niño hubo una voz que me dar del estado de mis gentes
llamaba hacia Oriente... ¡y ya
estamos frente a frente, como en
un duelo los dos!
en puntos de Religión; el llevo mi cruz, mi rosario y
número y proporción de al cuello mi escapulario,
gentiles y creyentes; dónde a que me defiende.
Cristo se traiciona, en dónde Castañeda.
mengua su luz o su fe se No añada
desmorona... ¡No quiero
tener corona donde no si es ya tan comprometida la
remate en Cruz! empresa, nuevos martirios.
¿Quién cuidará de su vida tan
Javier. necesaria?
No existe bien soberano Javier.
para los pueblos igual ¡El que cuida de
a este afecto paternal las rosas y los lirios! Mientras
de un Rey prudente y cristiano.
Todo lo demás es vano; más pobre y sencilla la vida,
errar puede la opinión, mayor la paz. Me sobra todo.
puede ser vana la ley. Además, llevo conmigo a
Un hombre y una nación Mansilla, el lego.
no aspiren a mejor don Rey.
que un buen padre y un buen No olvidarás,
[Rey. Javier, que has sido nombrado
Rey. nuncio de todo el Oriente.
Por tus palabras te doy mis Castañeda.
gracias, padre Javier. ¡Ese Y en tal dignidad y estado
Rey quisiera ser que tú casi parece decente que se
piensas que ya soy! lleve allá un criado que le
(A Castañeda, que permanecerá guise y que le lave.
detrás del sillón.) Conde, habéis
de disponer para tan largo viaje Javier.
la precisa provisión. Conde: me movéis a risa con
Javier. esa razón tan grave... ¡Si
Mi persona y mi ilusión; ése vierais lo bien que sabe lo que
es todo mi equipaje. uno mismo se guisa! No
aleguéis la nunciatura, que en
Castañeda. un portal, en Belén, durmió
Debe llevar algún paje Cristo, nuestro Bien, de quien
de Corte. un nuncio es hechura.
Javier. Rey.
No es necesario que os Conde, ¿para qué te afanas, si
ocupéis más de nada; él tus ofertas declina?
Castañeda. (El C onde ha salido y ha
Quiero servirle... vuelto seguido de A tay ­
de y D oña L eonor .
Rey . Javier se dirige a ellos,
Son vanas toma a A tayde de la
nuestras prudencias humanas mano y, dejando aparta­
para su empresa divina. Mañana da a D oña L eonor , le
mismo, naciente la aurora, si trae junto al R e y .
puede ser, han de zarpar, con J avier subrayará con
Javier, las carabelas a Oriente. intención los versos que
(A Javier.) van en bastardilla.)
Y piensa tú, al emprender
la misión que tanto anhelas, C astañeda.
que al ir partiendo el cristal Pasad juntos.
del agua las carabelas, A tayde. Gracias,
les va soplando las velas el conde.
ansia de Portugal.
Y a vos, padre, no os importe Javier.
quedaros; tened presente Éste es Atayde, señor, a quien
que seréis brújula y norte tengo un grande amor que él con
de mi reino y de mi Corte, amor corresponde. Fue éste mi
como Javier del Oriente. amigo mejor cuando en París,
Vaya en paz, padre Javier. casi niño, dábamos juntos
Javier.
lecciones. Si tuvimos
Antes, perdonad que os pida, discusiones, fueron de esas de
cariño que acercan los corazones.
señor, como despedida, una Conmigo mañana a Oriente él se
gracia. quisiera venir, y vengo, Alteza, a
Rey . pedir la licencia conveniente para
¿Qué ha de ser? que pueda partir mañana.
Rey .
Javier. ¿Piensa poner
(Al C onde de C astañeda.) A negocio de especiería?
Atayde y a una mujer de ahí
junto están, de mi parte, si el Rey A tayde. A sí
da en ello licencia, llamadles, me espero valer.
conde, en audiencia...
Rey .
Rey . Muchos son ya cada día;
En todo quiero agradecerte; que
pasen a mi presencia.
mas no todos un Javier Un poco de cortedad,
encuentran por valedor. ¿verdad, Atayde?
(A Castañeda.) A tayde. Verdad...
Dígale a mi secretario que
extienda lo necesario para su Javier .
objeto. Señora, por tal contento las
A tayde. Señor: me hacéis gracias al Rey le dad.
inmenso favor. D oña L eonor.
No sé decir cuanto siento.
¿Y esa mujer? Rey .
Javier. (Levantándose.)
(Yendo por L eonor .) ¿Falta algo?
Vos ahora Javier.
alzad sin miedo la vista. Falta besar a
Ésta es una camarista de la Vuestra Alteza las manos.
Reina, mi señora, a quien
Atayde se tiene por esposo D oña Leonor.
prometido. Y nosotros.
Y a pediros, señor, viene
-pues don Alvaro conviene Rey .
en ello muy complacido— (A Javier.) Y ahora ¡a
licencia para acortar dar a Cristo muchos cristianos!
trámites y celebrar Te veré antes de zarpar... Que,
mañana la velación. como el Señor desea, se haga tu
misión, y sea su gloria en todo
Rey . cumplida.
Y aun le podrá acompañar
si gusta en su expedición, Javier.
teniendo por descontado ¡Y Él acreciente la vida del Rey,
el que no haya impedimento que tan bien la emplea! (El R ey
para urgir el casamiento por el sale seguido del C onde.)
Nuncio o el Prelado. A tayde.
Javier. No anduviste tú remiso
Con ello habéis completado en hablar por mí.
vuestra gracia y alegría: que al Javier.
esposo, como guía, debe la Dios quiso
esposa seguir. El lo pensaba
pedir... ¡sino que no se atrevía!
#?
que hablase: y hazte la idea A tayde.
que cuanto dije, es preciso Me juzga de esa manera
que, si no es verdad, lo sea. como a un infiel.
Si hablé por ti, ha sido lleno
de caridad hacia ti: y cuanto Javier .
yo dije aquí tú lo tienes que Es muy triste
hacer bueno. No por Javier, decírtelo, y no quisiera
no por mí; por ti mismo... ¡y agraviarte...
por Jesús, cuyas llamadas de
luz estás, a ciegas, negando; A tayde.
y a quien estás remachando (Confranca ira.) ¡Si no fuera
continuamente en la Cruz! por el favor que me hiciste!
¿Te resuelves?
Javier .
A tayde. Escupe ya ese odio entero
Sí, Javier - que te hierve en la conciencia.
pero criado y mujer me ¡No temas por tu licencia!
resultan mucha carga para ¡Ya no peligra...! Ahora quiero
una empresa tan larga. llevarte de compañero,
Javier. ¡N o
pues has de ser mi suplicio.
hables como mercader! Dios te pone a mi servicio,
¡y unida a ti irá mi vida
D oña L eonor . como va junta y unida
No tienes que temer nada. la carne con el cilicio!
Yo seguiré, enamorada, tus (Entran, atropelladamen­
pasos hacia el Oriente, como te, D on M artín, M asca-
la sombra, prudente, y como reñas y dos D amas . Al
el aire, callada. descorrer la cortina se
advierten en la pieza
A tayde. contigua algunas damas
¡Todas lo dicen! y cortesanos, que char­
lan animadamente.)
Javier .
¡Qué negro M ascareñas.
modo de pensar...! Te digo, ¡Venga acá, padre Javier!
Atayde, que ahora me alegro
de llevarte allá conmigo. Así Javier.
tendrá el enemigo si ha de ¿Qué pasa?
vencer, que batir en cerco M ascareñas.
más apretado... ¡Y así tendré
yo a mi lado más almas que Empieza a correr que
convertir! os vais, y los cortesanos,
para besarle las manos, (Las damas cuchichean,
andan queriéndolo ver. señalando a D oña L eo ­
nor . Entra C astañeda
Javier . por derecha.)
¡Las manos!
Castañeda.
D ama primera. Atestado,
¡Como se va tan padre, le espera el salón; y
pronto el padre y tan lejos! en la plaza, de este lado, el
pueblo se ha congregado
Javier . pidiendo su bendición.
Si es que quieren mis consejos Puede asomarse al balcón,
de despido, bien está. que se impacienta la gente...
D ama segunda. Javier .
¿ Es cierto que se va ya? ¡Yo soy el más impaciente,
Castañeda, por dejar estos
Javier. salones y estar entre los
Y Atayde viene conmigo. indios de Oriente!
Voy muy alegre de llevar (Dirigiéndose hacia el salón
a bordo tan buen amigo. contiguo.) Vamos, pues.
A tayde. D ama primera.
¡Lo mismo yo! (Besándole la mano.) No me
neguéis la mano...
Javier .
Y su mujer D ama segunda.
también viene... (Inclinándose a besar la
sotana.)
D ama primera. Saldrá la aurora
¿Puede ser? cuando al Oriente lleguéis
con vuestra misión.
D ama segunda.
Javier .
¿Pero cómo tan callado Señora...,
clon Alvaro lo tenía? ¡qué lindas joyas tenéis!
Javier . D ama segunda. ¿Las
Mañana, al romper el día, queréis?
será la boda...
Javier .
M ascareñas. ¡Pasmado de No; lo decía
la noticia!
porque, sin pan y sin traje, vi en su vivienda... Y éste es,
una anciana que moría ayer señora, mi testamento.
en la judería.
M ascareñas.
D ama segunda. En poco más de una hora riñó
Le mandaré con un paje con desabrimiento; mendigó;
limosna. hizo un casamiento...
Javier. Javier.
Vive detrás Y perdóneme, señora,
de la iglesia... Y dicho en paz: si en el apresuramiento
si vuestra merced quisiera ir fui algo duro en el acento
en persona..., ¡no hiciera y no endulcé la sonrisa.
ninguna cosa de más! Soy más amigo del viento,
señora, que de la brisa...
D ama segunda. ¡y hay que hacer el bien de prisa,
Yo iré. que el mal no pierde momento!
Javier.
(Pasa al salón. Los corte­
sanos se agolpan para
Le dará contento besarle las manos y la
sólo con poner los pies sotana.)
TELÓN
CUADRO SEGUNDO

En Malaca. A la salida de la población, unas últimas casas de bam­


búes o madera. En el centro de la escena, un grupo de palmeras, a
cuya sombra, en unas piedras, estarán sentados: M ansilla , lego de la
Compañía de Jesús; el P adre C osme de T orres, sacerdote portugués, v
M ateo , catecúmeno negro. Mientras los europeos hablan, éste, co­
miendo fruta, escuchará con gesto de asombro.
P. C osme . se le amodorra la mente y se le
Entonces, llegado a Oriente, muere el deseo.
saltó a tierra el padre... P. C osme .
M ansilla. Aquí tiene su guadaña larga
En Goa, y pródiga mies.
que es, en pequeño, Lisboa, de
animada y floreciente. Desde MY,ansilla .
allí el padre Javier misionó las fuerza de todo,
sobre
la
aquí es la
cizaña menos
Pesquerías, llenando noches y agobiante.
días de un incesante quehacer
por Cristo. P. C osme .
¿Pues cuál
P. C osme . ¿Y es la cizaña?
piensa volver M a n sii i a
a Goa? E1 mal
M ansilla. Seguramente; mayor para que reciban allí a Cristo y
pero antes quiso llegar el las heces está
su señal,
de
en que allí sólo arriban
Portugal. Cada infeliz
padre a evangelizar en
Malaca. No es prudente mendigo con taparrabo, en apenas
portugués, que en su tierra
cuanto
es
que
quedarse en Goa. El Oriente dobla el Cabo ya presume de marqués.
es ladino. No presenta
guerra franca: pero tienta Yseñor
como el mando peor es el mando del
nuevo, son tan crueles y tratan a
con caricias solapadas de los infieles con tal desdén y rigor, que
sus manos perfumadas de no hay misión que resista
jengibre y de pimienta; y a
poco que el europeo en tan
dulce devaneo se deslice
suavemente,
tan continuo mal ejemplo. ¿De vestido de blanco que parece un
qué sirve que en el templo se [sol.
hable de amor, si la vista les
demuestra lo contrario? Hay L a voz del padre Javier. ¡Una
mercader sanguinario que a limosnita, hermanos! ¡No se me
trallazos los revienta... ¡y hagan de rogar! ¡Ayuden todos a
mientras les pega, cuenta los dar a Cristo nuevos cristianos!
golpes, con el rosario! (Toques de campanillas,
cada vez más cercanos.)
P. C osme . P. C osme .
Aquí está el padre mejor ¡El padre Javier!
que no allí en aquel hervor
de tiendas y mercaderes sin M ansilla.
conciencia ni temor de El mismo.
Dios... Allí viene mendigando, con
M ANSIELA. sus niños, y cantando
Pues, ¿y las mujeres? versillos del Catecismo.
Como allí las sedas son V oces de niños . Dios te
tan baratas, por extraño salve -le dijo-, María; llena eres
poder de contradicción, de gracia a los ojos de
todas se visten de paño; [Dios:
y llevan tal el tacón entre las mujeres bendita tú eres
y el zapato tan ruin, y bendito el fruto de tu
que no pueden andar sin [Encarnación
grave riesgo de caer,
tres pasos que pueda haber P. C osme .
de su puerta al palanquín. ¡Qué lindas voces de coro!
(Se oyen a lo lejos unos
toques de campanilla. ¡UnaL alimosnita,
voz del P adre Javier .
hermanos,
El P. C osme y M ansilla para los nuevos cristianos!
se hacen señas y se
vuelven levemente a es­ ansilla. Ya se oye
cuchar. M ateo , de un más cerca elMcoro.
salto, se sube en una
piedra y otea el paisaje.) P. C osme. Y
V oces lejanas de niños .
ya se ve la sotana.
(Cantando.) M ateo.
Se encontraba la Virgen María ¡Así en la selva, al ser día,
en el oratorio haciendo oración; anuncia una algarabía de
por la puerta se le ha entrado un pájaros la mañana!
[ángel
(Entra el P adre J avier que guarde tanto su vino...
por derecha. Trae la so­ pues no se lo ha de llevar!
tana sucia y desgarrada. P. C osme .
Una campanilla en una
mano. Le rodea un gru­ Venga, padre, a descansar.
po de niños, algunos ne­ M a n sil l a .
gros y otros de tipo ma­ Trae la sotana de andar
layo.) entre zarzas, a pedazos.
Javier . ¿Algo le duele?
Y ahora, hijos míos, volad a Javier
vuestra casa... Y, ¡cuidado con el Los brazos...
juego! ¡Y recordad las cosas que
os he enseñado! M ansilla.
(Pausa. Se vuelve hacia ¿Los brazos?
los que le esperan.) ¿Y
tú, Mansilla, asististe a aquella Javier
anciana? De bautizar.
M ansilla. P. C osme .
El camino ¿Bautizó muchos?
corrí dos veces.
Javier .
Javier . Por cientos
¿Y fuiste pidieron que bautizara
tú, Mateo, por el vino sus hijos y predicara:.
de Juan de Araújo?
P. C osme.
Mateo. ¿Predicó?
Previno
el roñoso tu deseo, y aunque es Javier .
falso, según creo, dijo que tiene Los mandamientos,
tan poco, que no puede dar... en el bosque, en una clara.
Nunca encontré, que recuerde,
Javier . templo mejor: ni me enronco
Mateo, ni una sílaba se pierde... ¡Qué
le has de decir a ese loco que se gran púlpito es un tronco con
asiente y que repare sus vanas tornavoz de hoja verde!
tacañerías. Y, por Dios, que se
prepare: porque antes de cinco M ansilla.
días lo llevarán a enterrar... ¡Y ¿Está alegre?
es muy bobo desatino Javier .
Regular.
¡Se me quedan sin granar tantos te abrirá, al llegar, la puerta...,
esfuerzos diarios! Si hubiera ¡y ya con la puerta abierta,
más operarios..., ¡qué viña por cabremos, padre, los dos!
vendimiar! Pero, en fin, mirando
el grano que tan ruin y torpe Javier
mano como es la mía, ya saca, Acaso se han de tornar las
en Meliapur y Malaca, no será el cosas: a tu llegada te abrirán
esfuerzo vano. Suele la pública de par en par...; ¡yo sí que
voz apellidar a estas dos Islas de tendré que entrar
la Morería; pero yo las llamaría aprovechando tu entrada!
«Islas de esperar en Dios».
M ansilla . M ansilla.
(AM ateo , que se colocó ¿Pero
sus
es que alcanza tu mente
palabras?
frente a él, mirándole
con embeleso, y luego se M ateo.
ha ido corriendo hasta
empujar a M ansilla y el de un río que,Elsuavemente,
placer
va
P adre C osme.) murmurando, se siente, aun sin
¿A dónde va, que no para llegarlo a entender. Cuando
de molestarnos, Mateo? habla el padre Javier, yo no
M ateo. podré ir explicando lo que
Es que de aquí no le veo habla; pero en el blando tono
al padre Javier la cara, claro de su voz va como un río
con la luz del sol. cantando cosas que acercan a
Dios.
M ansilla.
¡Faltara P. C osme.
escuchar tal bobería! ¡Qué cosas dice!
Javier. Javier.
Es que aún es nuevo en la vía del Y no yerra...;
Señor, y va asustado como un ¡en cuántas almas se encierra la
niño, todavía, mirando a uno y semilla del creer, reventando a
otro lado por encontrar flor de tierra con ansias de
compañía. florecer!
P. C osme.
Yo sé que a tu lado acierta mi Cada vez, padre, lo veo más
camino, porque Dios claramente; yo creo que estos
montes y estos llanos están
llenos de cristianos bautizados
de deseo.
M ansilla. contra las aves tiró y la
¡Qué consuelo ver que así, flecha atravesó el costado de
aun sin saber la verdad, se Tomás, que, gozando aquel
la reverencia aquí! dolor, expiró lleno de amor
¿Verdad, padre? y consuelo celestial
pensando en la herida igual
Javier. del costado del Señor.
¡Y para mí qué M ansilla.
responsabilidad! Es que estas Con esa reja de arado no es
gentes, hermanos, si es verdad extraño que quedara bien
lo que dijeron las tradiciones, preparado el terreno para la
ya fueron en otros tiempos semilla.
cristianos.
P. C osme . Javier .
¿Cómo así? Y basta
de conversación, que el tiempo
Javier. que se pierde no se gana nunca
En tiempos lejanos, más.
el padre Santo Tomé, aquel (A M ateo .) Has de
discípulo que no bastándole lo llamar al rosario.
visto en el costado de Cristo (Se va M ateo . Le sigue
tuvo que palpar su fe, según M ansilla . Ha entrado
vieja tradición vino a este reino por izquierda A tayde .
en misión, y eran sus voces Pueden seguirle algunos
ardientes maravilla de las negros con fardos y he­
gentes y de sus dudas perdón. rramientas, como si vi­
Cuentan que su choza, armada nieran de trajinar en el
con unos toscos varales, campo. Estos seguirán
siempre estaba rodeada de una su camino.)
vistosa bandada de bellos A tayde. Dios le guarde.
pavos reales. Y cuando lleno de (Va rápidamente. Parece
finas ansias de amor, con que va a seguir.)
espinas se disciplinaba a solas,
ellos, abriendo las colas, Javier .
celaban sus disciplinas. Hasta (Deteniéndole con un ges­
que un día en que estaba así en to.)
dulcísima paz, un cazador que ¿Dónde va Atayde con tanta
pasaba, sin ver que estaba él prisa? ¿Es que los negocios
detrás, no le dejan ya una clara
para hablar con los amigos a la A tayde.
sombra de unas palmas? ¿Cuál?
A tayde.
¿Ese empeño que te embarga
la voluntad de alargarte a dar
¡Los negocios...! Buen negocio, misión por la banda de
de seguir tus enseñanzas; que si Macassar?
no habéis de pegar a los negros
en la carga; que si hay que darle Javier.
a los indios, en acciones y Mire, padre,
palabras, pruebas de amor; los si no es justa mi demanda. El
dineros, padre Javier, no se reino de Macassar, que está
cazan con miel, como los en esas partes bajas, no
mosquitos. guarda, padre, ni rastro de la
Verdad que nos salva. Hace
Javier . tiempo un portugués,
Entonces, ¿cómo...? ¿con trampa? misionero de Malaca, el padre
A tayde. Vicente Viegas, lo misionó, y
Una cosa es el negocio y según anda en tradición y
otras son las cosas santas. recuerdo de los viejos, fue
muy brava su labor, y su
Javier. cosecha, si no espléndida, no
Pero Dios no es más que uno, ¡y mala. Luego se ha perdido el
ése sólo es el que manda! rastro de Cristo allí: ¿no es
demanda justa que Atayde
A tayde. que tiene amistad bien
Dios... apretada con esos indios, con
J avier.
quienes anda en negocios de
cargas de canela, me consiga
Dios está allá muy alto, la proporción necesaria para
¿verdad, Atayde? Pues falta ir allá?
siempre un instante de menos
en cada instante que pasa para A tayde.
encontrarlo... ¡Y el trance del Me resisto,
encuentro es cosa brava! Mas padre, porque aquella banda
dejemos este asunto, que en la de Macassar, es terreno
fuente de la plaza siglos en la peligroso, y gente mala
piedra lleva corre que te corre el aquella gente..., y no quiero,
agua; pero la piedra es tan pues me pesa sobre el alma
piedra, que apenas si está dejar al padre Javier entre
mellada, ¿Y... nuestro negocio? tantas amenazas.
Javier . Judas por treinta monedas,
¡Qué inesperado cariño v sigue en mercado y en plaza
qué previsión extraña! revendido cada día por lo
(Con retintín.) primero que salga!
Tanto me quiere don Alvaro, que
no quiere que me vaya, ni me A tayde.
mueva, ni predique... No, padre; y para que veas que
tus sospechas te engañan, yo
A tayde. prometo que en pasando estas
lis que donde va levanta lluvias que ahora enfangan los
tempestades, y no quiero que se caminos, trataré la previsión
exponga quien trabaja tanto por necesaria para que puedas llevar
Cristo... a Macassar tu palabra.
Javier . Javier .
¡Buen modo ¿Es cierto que lo prometes?
de celar las cosas santas! Por Mira, Atayde, que me tarda
evitar sacrilegios, que la mucho sabiendo que esperan sin
procesión no salga; por no luz de Dios tantas almas. Mira
irritar a lo malo, que lo bueno que, amarilleando de
no se haga. ¡Y porque pueda sequedades mi alma, como en la
seguir un mercader a sus playa la arena, como en el río la
anchas trocando por baratijas caña, me estoy muriendo de sed
canela fina y barata y trayendo teniendo tan cerca el agua.
sobre el lomo de un indio hasta
cuatro cargas, mejor es que a A tayde.
aquellas tierras el misionero no Irás, padre, a Macassar.
vaya; que es expuesto que lo (Ha empezado un toque
maten -¡pobrecito! - con sus de campana.)
lanzas!... ¡Y es expuesto, sobre
todo, que tras de oír sus Javier .
palabras aquellas gentes no El rosario...
quieran seguir dando sus (A A tayde.)
espaldas, al látigo, como perros; ¿No le alcanza
como bestias, a la carga! el tiempo para ir?... Pues hoy
A tayde. N o predicaré la parábola del rico
es eso, padre... avariento...
Javier . A tayde.
No es eso, ¡es ¿Va
que el que un día entregara para alguno dedicada?
Javier. M ateo.
Para nadie: el Evangelio es Se le muere
de todos... Sus palabras las un niño...
suelto yo como pájaros, ¡y
ellos se buscan su rama! Javier,
¿Y qué quiere que yo
A tayde. [haga?
Adiós, padre, y le prometo
que iré un día... M ateo.
Quiere que el padre le diga los
Javier. evangelios...
Y no se vaya
durante el rosario por la Javier .
ronda, de alegre charla con Anda, anda;
Meliapú la negrita, o con hay que ser médico aquí de los
Zima la malaya. ¡Si tiene en cuerpos y de las almas.
doña Leonor mujer tan (Sale con M ateo. A tayde
fresca y lozana! va a irse también cuan­
do entra D oña L eonor ,
A tayde. seguida de una negrita,
Todo eso es cuento. que le lleva un quita­
sol)
Javier.
Pues por A tayde.
si acaso, piensa con calma, ¿A dónde va mi señora
que fuese el que fuese tu doña Leonor?
propósito para el mañana de D oña L eonor
la eternidad, no te hacen Al rosario del
tantas amiguitas falta. Para padre, que ya es la hora.
salvarte, te sobran todas,
como es cosa clara.., Para A tayde.
condenarte, Atayde, ¡no son ¡Oh flor de confesonario que
necesarias tantas! entre rezos se desflora!
M ateo. D oña L eonor
Padre Javier, el rosario. Pero ¿Es que en los rezos empleo las
antes, si no le cansa, hemos horas en que al paseo me llevara
de pasar a ver a una mujer mi marido?
que le llama.
A tayde.
Javier Yo tengo el tiempo cogido con mi
¿Qué le ocurre? trabajo.
D oña L eonor . Y yo A tayde.
creo Déjate de seductoras
que, al menos, mi soledad palabras; no necesitas
es para mí. repetirme que me adoras...
A tayde. D oña L eonor .
Las mujeres ¡Cómo olvidastes las horas
siempre andáis con alfileres alegres de aquellas citas,
pinchando nuestra piedad. Todo cuando, jurándome amor, me
es poco. ¿Qué más quieres? ¿Es bebías el aliento junto a aquel
que hay en Malaca, acaso, mujer jazmín en flor que casi espesaba
que ganarte pueda? ¿No tienes el viento con el peso de su olor!
tocas de seda? ¿No tienes faldas A tayde.
de raso? ¡Déjame en paz!
D oña L eonor . D oña L eonor .
Y me recuerdas al paso a aquel ¿Qué serpiente
canario sonoro que lloraba su con silbo de pluma y seda así te
alegría y a quien su dueño decía: coge y te enreda? Maldito sea
¿no tienes jaula de oro? Con tal este Oriente donde tan
regalo algún día vuestro amor astutamente nos aduerme la
cumplido queda... ¡Y no canela y el sándalo nos desvela,
comprendéis que pueda un y el pájaro nos encanta con
corazón maltratado llorar, magia de flor que canta y de
también, enjaulado tras un arco iris que vuela; donde todo
corpiño de seda! es cautiverio del alma y tibio
A tayde. misterio que en todas partes se
¿Llorar, de qué? esconde., ¡Maldito este Oriente,
donde hasta el aire es adulterio!
D oña L eonor . A tayde.
Del desvío ¡Fantasía de mujer! Yo no
de un querer que, sin parar, sé qué buenas artes se ha
pasa por mí, siendo mío, como dado el padre Javier que
por el puente el río pasa habéis aprendido a ver
buscando su mar. Sé de tus pecados por todas partes.
horas perdidas, y aunque no ves
mis heridas y ves mis ojos D oña L eonor .
serenos, están mis silencios Ya descubres tu rencor...
llenos de lágrimas contenidas.
Atayde. Doña Leonor.
¿No puede en cosa mejor ¡Tú tramas algo
matar el buen santo el ocio? contra el padre!
Doña Leonor. Atayde.
¡Un santo es un mal negocio ¡Boberías
siempre, para un pecador! de mujer!
Comprendo que a un mercader
que compra especie barata y Doña Leonor.
que a los negros maltrata le En cuanto salgo
sobre el padre Javier; pero a
una pobre mujer que vive en fuera de casa estos días, en
perpetuo duelo abandonada y secreto recibías un indio...
herida, su voz de luz y de cielo, Atayde.
es el único consuelo que le
queda en esta vida. Es que ahora le vendo
a ese indio tela embreada.
Atayde.
Si es así, tus alegrías D o ñ a Leonor.
pronto se van a acabar. ¡Mírame los ojos...! ¡Nada! ¿Para
Doña Leonor. qué? ¡Si ya no entiendo lo que
¿Por qué? dice tu mirada! No puedo ya ver,
así, como en otro tiempo vi tu
Atayde. voluntad escondida... ¡los ojos
Porque a misionar que eran mi vida ya están
irá el padre a Macassar. mudos para mí!
Doña Leonor. (Se echa a llorar.)
¡Por algo más lo decías! A tayde.
Atayde. (Empujándola hacia aden­
Mujer..., ¿qué quieres decir? tro.)
¡Esto faltaba que ver! ¡Qué
Doña Leonor. verdad es la sentencia: «a
Yo he visto entrar y salir soldado y mercader siempre
gentes extrañas en casa, y estorba la mujer»!
sospecho que algo pasa
que no me quieres decir. DoñaLeonor.
Atayde. La mujer... ¡y la conciencia!
¿Qué dices?
(Salen. Queda sola la esce­ Ja v ie r .
na. Durante todo el diá­ Mira
logo anterior ha ido os­ que te prohíbo, Mateo,
cureciendo. Entran el que digas a nadie nada de
P adre Javier y M ateo . esos fantásticos sueños.
Este lleva un farol.
Entran como huyendo M a teo . Yo lo
de algo.) toqué, padre, frío...
Ja v ie r . Ja v ie r .
Por aquí... ¡Era que estaba durmiendo!
(Ha entrado un negro es­
M a teo . ¡Padre condiéndose, atemoriza­
Francisco! do. Trae colgada al hom­
Ja v ie r . bro una escarcela. Se le
Por aquí digo, y silencio. oye sollozar.)
Mateo. M ateo.
¿ Por qué huir como un ladrón ¿No es llanto eso que se
cuando tal bien habéis hecho? [escucha?
(Levanta elfarol hasta des­
Ja v ie r . cubrir al negro.)
¿Qué bien?
Ja v ie r .
M a teo . Padre: y o lo v i de ¿Quién va a estas horas?
cerca y estaba m u erto el
niño cuando llegaste; f río M ateo.
estaba como el hielo. ¿Qué es esto?
Ja v ie r . Pata m a r
No digas bobadas. ¡No me hagáis daño!
M a teo . Ja v ie r .
Padre... ¿Quién es?
Ja v ie r . M ateo.
¡Era que estaba durmiendo! Un patamar: un correo peatón,
que acaso ha perdido sus
M ateo . caminos.
Ya iban a regar de rosas,
padre Francisco, su cuerpo, Pa t a m a r
cuando le tocaste. Extranjero,
no me hagas daño.
Javier. P atamar
Descuida, Don Alvaro...
que no te lo haré. Javier. ¿De
Patamar Atayde?
Lo creo: Patamar
tú tienes algo en los ojos, Sí, como eso...
sencillo, como los ciervos. ¡Pero tú no le dirás que he
Javier. perdido su dinero!
¿Qué te ha ocurrido? Javier.
Patamar ¿Qué dinero?
A varazos Patamar
me van a matar si vuelvo a la Me mandó,
ciudad... Blanco, ¡sálvame! Si hace días, para el reino de
me salvas yo te ofrezco bucear Macassar, y me dio como
la madreperla más profunda presente y recuerdo para el
del Océano para ti. Jefe y el Brahmán, más viejo
Javier. de entre los viejos, veinte
No me hace falta; yo no monedas de oro. El sabe que
estoy en tal comercio. ¿Quién yo soy bueno. Nunca perdí
es tu amo? sus mandados ni toqué su
oro. Yo quiero cuando me
Patamar muera, tener mujeres y jugo
¿Tú vas a fresco de palma.
denunciarme, extranjero? Javier.
M ateo. Vas a decirme
El blanco quiere salvarte; cómo has perdido el dinero.
háblale claro, que es bueno. Patamar
Patamar Quise bañarme en el río.
Mi dueño, blanco, no tiene Quemaba el sol como fuego.
ojos, como tú, de ciervo, sino Se resbaló la escarcela.
de lobo montuno y de chacal Cayó en el agua el dinero;
carnicero. Yo he perdido su pescaditos de oro claro río
mandado y me matará si abajo iban corriendo.
vuelvo. (Solloza.)
Javier. Javier .
¿Cuál es su nombre? No llores.
P atamar ¿Cómo no quieres Javier .
que llore...? ¡Si tú, extranjero, A ver la carta.
me dieras veinte monedas
com o aquéllas! Patamar
Extranjero,
Javier . era para el gran Brahmán que
¡A buen puerto entiende las letras.
viene tu barca a pedir tan Javier
lucido cargamento! Negro,
(Le muestra sus bolsillo a ver la carta.
vacíos.)
Patamar
M ateo. Ésta es.
¡Si el blanco no tiene ni
para dátiles frescos! Javier.
(Después de mirarla ,
P atamar. Me pasa a M ateo y le tor
matará el amo a palos. elfarol.)
Javier . No la entiendo bien. Mateo,
N o te matará. léela tú.
M ateo.
P atamar. «Señor: la gracia
No puedo contigo y la paz del cielo.
ir a Macassar; la carta Con el correo que envío
dice que llevo el dinero. van esos veinte dineros
Javier . en testimonio y fianza de
¿Qué carta? mi cariño y afecto.»
Javier .
P atamar. La que me dio el Me complace oír en don Alvar
blanco. esos conceptos tan tiernos.
Javier . ¿Qué más?
¿Y ésa? Mateo.
P atamar. «Los últimos sacos
La tengo de canela están ya en puerto.
aquí, que quedó en el fondo de Pronto, pasadas las lluvias y
la escarcela... No puedo sin el despejado el invierno, irá con
la caravana que preparo, el
dinero llevarla. misionero blanco de que ya os
hablé. A vuestras manos lo
entrego,
ya sabéis que no es mi amigo... meses hace que estoy con don
y yo soy amigo vuestro.» Alvaro discutiendo porque me
¡Padre Francisco! arregle la marcha de
Javier. Macassar... Y este medio es el
¿Qué pasa? único de que cumpla Atayde
¿Es que no ves bien, Mateo? mi deseo; por buscar mi mal,
hará lo que no hace por mi
Mateo. ruego.
Veo más que yo quisiera.
Mateo.
Javier. Pero irás, padre, entregado a
Entonces..., sigue leyendo. unos lobos carniceros.
Mateo. Javier.
«Os recuerdo lo que hablamos Iré a poner en balanza mi vida
la última vez que en el reino y el Evangelio. ¡Al fin, Señor,
estuve. Yo llegaré tras él, al muy se presenta algo que hacer en tu
poco tiempo; cuando yo llegue a obsequio! ¡Vuela tú, como la
vosotros todo debe de estar alondra sobre el prado,
hecho.» mensajero, que mi afán más
(Casi llorando.) alto llevas y la flor de mis
¡Padre Javier! deseos!
Javier. Patamar.
¡Qué mirada Blanco: yo no puedo ir si
tan amable del Maestro no me das los dineros.
debió ser aquella, cuando se
volvió a Judas, diciendo: Mateo.
«Uno de vosotros mismos Eso te salva.
me ha de entregar»! Ahora
[quiero Javier.
yo también que a su destino No quieras,
llegue esa carta. Señor, salvarme por eso.
Patamar. (Casi en éxtasis.)
No puedo sin Señor, Señor: no desoigas mi
el dinero llevarla. voz; deja que tu siervo pruebe
también de la copa de tu
Mateo. amargura del huerto. Tú pusiste
Pero, padre... la mejilla para entregarte en un
beso; en esta entrega que
Javier. traman, deja que yo ponga el
Sí, Mateo; precio.
M ateo. mojando en hiel, y tejiendo
¡Padre Javier!... una corona de espinas.... y
cruzando dos maderos.
Javier.
(Transición. Rebuscando Patamar.
en sus bolsillos. Al PA­ No lo entiendo.
TAMAR.)
¿Sabes tú Javier.
que, acaso, pueda remedio Ni hace falta.
poner a tu desventura? Corre y calla, mensajero.
Patamar. Patamar.
¿ Me darás, blanco, el dinero? (Besando, antes de guardarlas,
las monedas.) Blanco, me huelen
Javier. a flores de no sé qué tus dineros.
Acaso, en este bolsillo...
Javier.
Mateo. Es que suelo, en los bolsillos,
¡Padre! llevar especias...
Javier. Patamar.
Tú calla, Mateo. Un beso
(Ha sacado de su bolsillo deja que ponga en el borde
unas monedas de oro.) de tu túnica.
Puede que basten.
(Se las da al P atamar. Es­ Javier.
te las recibe de rodillas.) Anda, negro,
Patamar. no te encuentren.
¡Bendigan P atamar.
los dioses tu mano!... ¿Es esto Voy.
verdad?... ¡Son veinte monedas (Sale.)
como aquellas, extranjero!
Mateo.
Javier. ¡Jamás
No habrás de decirlo a nadie. podré yo consentir esto!
Mateo. Javier.
Padre, ¿es posible? No te hagas el valentón, que lo
Javier. mismo hizo San Pedro, y antes
¡Y tú, menos! que el gallo cantara tres veces
Y ahora corre a Macassar y negó al Maestro. Tú, calla..., y
entrega carga y dinero. Di que Dios sobre todo.
vayan una esponja
M ateo. —Levi
Pero Atayde. de este lado.
Javier . Javier.
Mi contento sólo lo (A M ateo , queriendo huir
mustia la pena de ese nombre, por la izquierda.) ¡Corre!
como un peso. ¡Su alma, Mateo, ¡Ven!
su alma! Cuando cogerla (Le ha descubierto un gru­
pretendo se me va de entre las po de mujeres y hom­
manos como el agua de un bres -negros y malayos-
riachuelo. ¡Su alma! ¡Qué que sale por derecha
dolor!... ¡Sual- con faroles y antorchas.
[ma...! Delante, llorosa, desme­
M ateo. lenada, viene la M adre
¿Todavía tienes tiempo de que le llamó para visitar
dolerte del verdugo cuando está a su hijo moribundo.)
la soga al cuello? U n H ombre.
Javier. ¡Aquí está!
Es Dios el que lo dispone... ¡Él es M adre.
sólo el instrumento! (Arrojándose a los pies del
(Durante los últimos ver­ P adre.) ¡Bendito!
sos ha empezado a oirse
tumulto de voces.) U na mujer.
V oces, dentro. ¿Quién
—¡Milagro! ¡Milagro! es este que huye asustado
—¿Dónde como quien hace un pecado
está el padre? después de hacer tanto bien?
—Por aquí. M adre.
Mateo. ¡Padre!
Vienen en tu busca.
Javier .
Javier. ¡No llores!
¡Esconde
la luz, Mateo! M adre.
De amor
V oces. son las lágrimas que lloro.
—¡Responde, Que oigan todos el favor.
padre! ¡Me ha despertado mi flor!
—¿Dónde está? ¡Me ha devuelto mi tesoro!
Javier . N o la M adre .
escuchéis, que no es Es verdad... ¡Yo os juro que
[cierto. revivió al rozar su báculo!
M adre . Javier .
(Reteniéndole por las rodi­ En
su
todo caso, Dios fue... Entre
Gracia y tu fe yo no fui más
llas.) que el obstáculo.
¿Cómo no, si estaba muerto mi
niño cuando él llegó? Heladito U n HOMBRE.
estaba y yerto, que mi mano lo ¡Es un santo!
tocó; como nieve del nevero; los Javier. ¡Por favor, que
ojos sin luz ni brillo; ya os calléis!
poniéndose amarillo como la
flor del romero. U na mujer.
Y yo, como loca: «Quiero ¡Echadle flores!
que venga el padre Javier». Javier .
«¿Y el padre, qué puede hacer?» (Huyendo a viva fuerza,
«No importa; una madre quiere, entre todos, que quieren
cuando un hijo se le muere, besarle manos y sotana.)
los imposibles poder.» ¡No soy sino un pecador
Y llega el padre; le toca más entre los pecadores!
con su báculo; la boca Locos sois y soñadores;
le acerca... ¡y ha revivido! desperté a un niño dormido...
No ha sido lo sucedido
Javier. tal prodigio ni favor...
¡Era que estaba dormido! ¡No Pero recen al Señor
hagáis caso de esta loca! como si lo hubiera sido.

TELÓN
ACTO III
CUADRO PRIMERO

En Macassar. A la puerta de la tienda del jefe de la tribu. Ésta estará


situada en la izquierda y tendrá, sobre la puerta, como un toldillo,
sostenido por bambúes. Paisaje de desierto. Palmeras. Lejanía.
Indio primero. Indio segundo.
¿ Preparaste ya el cestillo Seguramente,
ton la legumbre y el pan los portugueses serán.
para el sacrificio? Indio primero.
Avisa al jefe.
Indio segundo. Todo
dispuesto y medido está. Indio segundo.
Señor,
Indio primero. de lejos se ve llegar
Vamos, entonces... una caravana.
(Ha salido el JEFE, segui­
Indio segundo. do de un indio más, que
Aguarda;
hará todo el tiempo a su
lado oficios de chambe-
¿no ves una nube allá, lanía, y al que llamare­
donde el sol cubre la arena mos Chambelán. Detrás
de estrellitas de cristal? ha salido el GRAN
Brahmán.)
Indio primero. Jefe. Son los blancos, que
Ya veo. como está
ya enjuto el cielo, y la arena Jefe .
buena para caminar, es tiempo ¡Viene encorvado como una
ya de que venga. ¿No te parece, caña con el vendaval!
Brahmán?
C hambelán.
B rahmán . La caminata es penosa.
¡Qué Brahmá le traiga al indio Por aquí, blanco.
por ellos prosperidad! (Ha entrado el P adre
Javier , descalzo; la so­
C hambelán. Ya se tana, maltratada; apo­
ven carros y bueyes. yándose en un bastón.
Jefe . Le sigue, con unas al­
Ya parecen acampar. Enciende forjas, M ateo .)
una antorcha y sube que la vean Javier .
flamear, no les deslubre y les La paz
pierdan las arenas. del Señor con todos.
Indio primero . Jefe .
(Enciende una antorcha.
Sube a una palmera y ¿Tuviste que caminarPasa.
da un grito gutural.) muchos días?
¡Blanco, acá!
¡Blanco, acá! Javier . Más de
diez.
Chambelán .
Ya nos han visto. Jefe .
Vendrás llagado de andar;
Jefe . nuestra ley manda lavar al
Ya se quiere destacar alguno. caminante los pies.
¡Mueve la antorcha!
M ateo .
Chambelán. No os molestéis que, aunque ha
Ya llega. [ido
Jefe . a pie por los arenales, yo sé
El blanco será de que, estando dormido, cada
que el portugués habló. ¿No noche le han lamido manos
lo ves venir, Brahmán? y pies los chacales.
Descalzo viene, y la túnica Jefe .
desgarrada. ¿Los chacales?
Indio primero . Javier .
¡Por acá! Éste andaba
tan cansado del desierto
que, cuando se reposaba, lo Jefe .
que dormido soñaba No pienses que nos aterra tu
pensaba verlo despierto. palabra; di mejor cómo
vienes a esta tierra.
Jefe. ¿Y
qué quieres? Javier .
A mitad en son de guerra y a
Javier . mitad en son de amor. La Verdad
Predicar la traigo en mis manos: vengo a
Verdad y el Bien. predicar a Cristo.
Jefe . Jefe .
Negar Luego eres tú, por lo visto, de
es eso nuestra creencia. esos que llaman cristianos...
Javier. Pues, en Ceylán, tus hermanos
Es sólo pedir licencia de fueron muertos a cuchilla.
poderla comparar. Si un ciego, Javier.
de pronto, viera en una noche ¡Qué importa! La plata brilla
de luna, seguramente creyera mientras más se bruñe, más.
que en todo el cielo no hubiera Morir por Cristo es la paz.
luz como aquella ninguna; De Cristo serán semilla los
mas, luego, dudara al ver la mártires de Ceylán, y sus
aurora con su arrebol, y, al fin, sepulcros serán, abiertos
al verlo nacer, alcanzara a sobre las rocas, por todos
comprender que tiene más luz
el sol. los siglos, bocas que a
Cristo confesarán
Jefe .
¿Y vienes? Chambelán .
(A grandes voces.)
Javier . Repara que estás delante del
Vengo de España, Jefe, y tanta osadía va
que es una peña que cierra por resultando arrogante... ¿O es que
Occidente la tierra que el Mar quiere tu desplante celar tu
Tenebroso baña; granero de superchería?
Dios, encierra cosecha para
inundar el mundo, y al Javier .
aventar esa cosecha que digo, (Mirando a todos lados.)
yo soy un grano de trigo que ¿Cuál es el sordo?
trajo el viento al azar. (Por el B rahmán , que está
hierático e inmóvil.) ¿El
santón?
Chambelán. La fe, brahmán, no es un lujo de
No hay nadie sordo. unos pocos iniciados.
(Insinuante.)
Javier. Porque su luz redentora por
Perdón; todo el mundo se vea, el Señor
¡como esos gritos me dais!... que mi fe adora encendió con
¿O es que con gritos pensáis luz de aurora los campos de
robustecer la opinión? Galilea; no quiso, avaro, ocultar
Jefe . lo que nos vino a enseñar como
una doctrina extraña. Cristo
El blanco tiene razón. Hemos de enseñó
hablar poco a poco, y en la montaña, y en el
empecemos por oír lo que él lago, y en el mar...
tenga que decir. Jefe .
B rahmán. (Al B rahmán.)
Por las palabras de un loco ¿Qué respondes?
no te dejes seducir. B rahmán.
Javier. Le diré
que no todos los mortales
(Irónico, al B rahmán .) alcanzan las celestiales
Pues si es molestia y agravio oír claridades de la fe.
al loco misionero, será prudente,
primero, saber lo que dice el Javier . ¿Pues no son
«sabio». Muéstrale tú al todos iguales?
extranjero la ciencia de los
brahmanes. B rahmán .
No blasfemes; yo he salido de la
B rahmán . cabeza de Brahma.
¡Mi ciencia es oculta!
Javier.
Javier . ¡Tú eres polvo ennoblecido por
¡Basta! una indecisa llama de Dios!
Vosotros sois una casta de
ociosos y charlatanes. ¿Para B rahmán. Habla comedido,
quién guardas tú, brujo, tu que tus palabras se van
saber? excediendo. Bien están tu Dios y
tu catecismo... ¡pero un paria y
B rahmán . un brahmán no serán nunca lo
En todo hay grados. mismo!
Javier . ¿Para
qué tanto tapujo?
Javier . Javier .
¿Según qué ley? (Envalentonado por el
apoyo del Jefe.) Dime
B rahmán . tú los mandamientos de tu ley.
Según que
Brahma, al hacerlos, les dé B r a h m á n .B la n co : n o son mis
distinta naturaleza. El paria m a n d a m ie n to s o s c u r o s .
nace del pie y el brahmán Javier.
de la cabeza; y así se marca ¿Qué manda tu dios?
en razón del nacer, la
distinción de estos B rahm án.
diferentes modos... Beber
Javier . agua clara y no comer
¡A mi Dios le caben todos los animales impuros.
dentro de su corazón! lisa Javier.
es la enseñanza mía. ¡Sentencia bien pobre y loca;
Jefe . Mucha que para Dios sólo vale lo que
belleza hay en ella. por la boca sale, no lo que entra
por la boca! Con esta doctrina,
Javier . poca consideración le dais a lo
La Verdad es siempre bella. interior... No digáis con vuestra
boca mentira, no la manchéis
B rahmán . ¡ con la ira... ¡y comed lo que
Y también la fantasía! queráis! Lo ponéis todo al
servicio de la apariencia
Jefe . exterior. A los ojos del Señor
Mas di: ¿quién ofrecería no desatáis el mal y el vicio... ¡y
habiendo estos «charlatanes», después el pecador ya se figura
como tú dices, los panes porque que aplaca su justicia y su
los dioses los tomen? grandeza con regarse la cabeza
con suciedades de vaca! Mi fe es
Javier . más honda y empieza donde se
Pero... ¿vuestros dioses comen? acaba el mirar. ¡Es necesario
¿No serán vuestros brahmanes? bajar a lo más hondo y cogerla,
como se coge una perla de lo
B rahmán . profundo del mar!
¡Me injurias!
Jefe .
Tu indignación
guarda y opón la razón
contraria a sus argumentos.
Jefe . Javier .
¿Cuál es tu doctrina?, di. íbamos diciendo que
B rahmán . Cristo Dios se hizo hombre para
Corta de una vez su paso. enseñarle al mortal esta ciencia
celestial que no alcanzan tantos
Jefe . sabios de perdonar los agravios
¿Por qué, Brahmán? y devolver bien por mal.
B rahmán . Jefe .
Porque así ¿Qué hombre es éste que resiste
servirás al dios. así el insulto?
Jefe . Javier .
¡Y acaso te Es honor
sirva también a ti! sufrir por Cristo. El valor
Javier . Él me lo da... Soy un triste
Tú pasas tardes y auroras ante el siervo de tan gran Señor.
padre Sol hincado, porque Jefe .
ninguno te ha hablado del solo Blanco: tu extraño poder me
Dios que ha creado ese Sol al
que tú adoras. De ese Dios, que un milagro a mi vista, y teHaz
arrebata y me conquista.
no es igual a ningún dios, vengo prometo creer.
a hablarte, y en nombre de Él, a
enseñarte que por amor al Javier.
mortal, vino al mundo en un Sin prodigios ha de ser. Los
portal, y carne humana verdaderos creyentes no piden
vistiendo, tomando Jesús por pruebas vivientes de la luz;
nombre... basta su brillo... ¡Soy algo más
B rahmán. que un sencillo encantador de
¡Ya está el cristiano mintiendo! serpientes! Has de medir sin
(Escupe a la cara del más luz que la fe todo el
P adre Javier.) abismo, y has de creer por el
Jefe .
mismo escándalo de la Cruz.
Yo hablo en nombre de Jesús,
(Se levanta, imperativo.) que, escupido
¡Brahmán! y flagelado, rota
su carne divina, murió en una
(El B rahmán se ha retirado cruz clavado.
unos pasos, atemori­
zado. El Jefe se ha que­ Jefe .
dado perplejo al ver al Nos aportas la doctrina,
P adre Javier secarse se­ entonces, de un condenado.
renamente el rostro y
proseguir.)
Javier. Javier .
De un condenado de amor ¡Fiado en
que nos amó de tal suerte, mi perdición!
que nos dio vida en su muerte A tayde.
y esperanza en su dolor;
de un generoso Señor (Con ira y gesto de arro­
que para todos tenía jarse sobre Javier .)
una palabra de miel, ¡¡No!!
y a los parias atendía Jefe .
v .1 los niños les decía ¡Quieto!,
que se acercasen a Él; que es mi huésped, y es sagrado.
de un Dios que en la Cruz (A tayde se queda inmóvil,
[clavados decepcionado.)
tiene ya por los pecados de
todos los pecadores de tanto Javier.
abrirlos de amores los brazos Desiste, Atayde. No es
de sconyuntados! razonable -ya lo ves-que el
Jefe .
Señor me haga venir hasta
Será preciso escuchar, el Oriente... a morir a
manos de un portugués.
blanco, toda tu creencia.
A tayde.
Javier . ¿Qué dices, Javier?
Sólo te pido licencia
para poderla enseñar. Javier.
(Ha entrado D on A lvaro Creías
d e A tayde .) que en Macassar me exponías a
los últimos rigores, y ellos han
A tayde. sido mejores de lo que tú
¿Qué es esto?... ¿Es que en Ma suponías.
[cassar
también oyen tus sermones? Jefe .
El blanco tiene razón, y
Javier . sospecho, portugués, que
Venga aquí el amigo fiel de con perversa intención
las dulces intenciones. ¡Ya tramabas su perdición
están mansos los leones de la según tu propio interés.
cueva de Daniel! (A Javier.)
Pero no tema el cristiano, que su
A tayde. hablar no ha sido vano. Viva
Aún me faltas al respeto aquí cuanto quisiere que el indio
cuando todo te lo he dado bueno no quiere sangre de justo
para esta empresa. en su mano.
(A A tayde.) Javier .
Y si quieres tu dinero, (Van a echarse sobre
portugués... A tayde . El P adre Ja ­
v ier lo cubre con su
A tayde. Pero... ¿qué cuerpo.)
dices? ¡Quietos todos!
Jefe . ¡Que ahora lo defiendo yo!
Te lo repito, extranjero: si lo Jefe .
quieres... ¿Pero cómo, si él tramó tu
A tayde. ¡Nada muerte, pones tu mano por
quiero! su defensa?
Javier . Javier .
(Suave, natural.) además de mi enemigo;Es mi hermano,
Pero no te escandalices, que ¡que
estoy de todo enterado. Veinte nadie le ofenda, digo!
monedas he visto que eran Jefe .
precio de un pecado... ¡A alto ¿Eres loco?
precio me has tasado, que treinta
dieron por Cristo! Javier.
A tayde. ¡Soy cristiano!
Di que es mentira, Javier, La venganza no complace
cuanto has dicho. mi doctrina ni mi fe..., y el
Señor perdona al que no
Javier. sabe lo que se hace.
¿Es que mitieron (A A tayde.)
estos dos ojos al ver cierta carta? Yo, en adelante, seré la mejor
guarda al cuidado de tu vida
A tayde. pecadora... ¡No puedes morir
(Fuera de sí. Ademán de ahora, que sé que estás en
arrojarse sobre Javier.) pecado! Que nadie se atreva,
¡Habré de hacer lo osado, ni un pelo tuyo a rozar...
que estos bobos no hicieron! Y ahora, miradme besar la mano
Jefe .
que me asesina. ¡Ésta es la
nueva
¿Qué extranjero se atrevió frente a enseñar! doctrina que os he venido
al indio a tales modos?
(A su séquito.) A tayde. ¡Siempre
¡Acercadle! acabas por vencer!
Javier . (Empiezan a llegar indios,
Es que siempre lucha Dios indias y niñas. M ateo
por el lado de Javier... ¡No sigue agitando la cam­
vas, Atayde, a poder tú solo panilla.)
contra los dos! ¡Saber es de gran virtud
Jefe . este saber excelente!
Bien está; queda amparado (Entran más indios e in­
Atayde por tu deseo. Y ahora, dias.)
blanco, es ya llegado el momento Javier .
deseado de oír tu doctrina. Siéntese en torno la gente.
Javier . (Se sientan en rueda. El
Mateo: Jefe permanece como
si el jefe da su licencia, llama al en la anterior escena,
pueblo a mi presencia. con el C hambelán y los
dos indios detrás. El
Jefe . Puede el B rahmán , algo retirado,
que quiera llegar. de píe. A tayde , de pie,
M ateo. por derecha, apartado.
(Ha sacado la campanilla de sus Javier , en el centro de
alforjas. Se acerca a la derecha y todos.)
la agitafrente a la llanura.) Y no tengan inquietud,
Vengan todos a escuchar del que no vengo en son de guerra,
blanco la nueva ciencia de la ni daño ninguno encierra
Vida y la Salud... mi palabra ni mi voz.
Vengo a hablar de un solo Dios,
creador del cielo y la tierra...
TELÓN
CUADRO SEGUNDO

El muelle de Malaca. Atravesará algo oblicuamente el fondo de la es­


cena, el cantil de dicho muelle. A derecha, en primer término, la proa
labrada de un galeón, que se supone atracado al muelle. Llenando to­
do ese extremo de la escena, la vela cuadrada del galeón. Algunos ma­
rineros suben y bajan, en faena, del galeón al muelle. En éste se ha­
llarán Don Duarte de Gama, marinero portugués, y Mateo.
Mateo. Don Duarte.
¿Pero es cierto, don Duarte, Muy cerca viene quien
que hoy mismo piensan zarpar le puede contestar.
sus naves para el Japón? (Ha entrado, por izquierda
el P adre Javier, con
Don Duarte. Mansilla; el P adre
No puedo esperarme más. Cosme de Torres; Juan
La estación de los tifones Fernández, portugués y
se acerca, y el navegar en YMHRiO,japonés.)
ella es grave peligro.
Mateo.
Mateo. ¡Padre Javier de mi alma! ¡No
¿Y es cierto que también va el me niegue la verdad!
padre Francisco?
Javier.
Don Duarte. El viento cuenta las cosas; te
Acaso... quería dispensar estos instantes,
Mateo. Pero es más fácil celar
Mateo. una luz en una criba que una
nueva en la ciudad.
Déme una seguridad... ¿Se
va de Malaca? Mateo.
Don Duarte. ¡Y qué va a ser de nosotros en
Malaca, si se va!
Acaso...
¡No puedo decirle más! Javier.
Mateo. Ya es tiempo de que las crías
vuelen solas.
¡Por favor!
Por necesidades de adaptación escénica, se suprime en la representa-
D o n D uarte. M a n sil l a .
¿Y tan mal, Por él empezó a pensar -
padre, le quieren las Indias, ¿verdad, padre?- en esta em­
que huye de ellas? presa
del Japón, a que ahora va.
Ja v ie r .
La verdad: Ja v ie r .
el misionar en las Indias es a Estaba ya entristecida mi
medias misionar. Por aquí impaciencia de no hallar un
fuego que compartiera el fuego
anda todavía muy a la mano de mi ansiedad, cuando con
Portugal; hay que luchar con Yagiro tuve ocasión de platicar.
los indios v los cristianos a la Hablamos de Dios; le dije, como
par. Yo sueño un mundo pude, la verdad de Cristo y de su
lejano, donde estén para doctrina, y él me empezó a
luchar, de una parte, los preguntar... ¿Comprendéis,
infieles; de otra, Cristo... ¡y hijos, la gloria para un maestro,
nada más! de hallar discípulo que
pregunta, alma que a su
M a n sil l a . encuentro va? Es como hallar
No se queje el padre, que una estrella y un eco en la
buena siembra deja atrás. soledad. Me dijo que los
japoneses aman todos la verdad.
Ja v ie r . El alma se me encendía
Mucho besarme la mano, oyéndolo razonar; prisionero de
mucho oírme predicar..., estos ojos llenos, en su
¡pero el mercado de negros no oblicuidad, de afanes de
se acaba de cerrar! comprender y afanes de
preguntar, como el piloto que
D o n D uarte. grita «¡Tierra!», al verla sobre el
Los pasajeros son, pues... mar, ganas de salir me dieron
gritando por la ciudad: «¡Al fin
Ja v ie r . hallé la inquietud y hallé la
fistos que conmigo van: el curiosidad!». Desde entonces, en
padre Cosme de Torres, mi alma, decidí correr allá; que
a ese pueblo de letrados que,
hermano novicio ya, y mi con hambre de Verdad, lleva
Juan Fernández, que no lo preguntando siglos... ¡yo le voy a
es, por humildad... Y Yagiro contestar!
el japonés, que puso Dios, al
andar de mi camino, como
una estrella.
(Ha entrado atropellada­ Javier
mente hombres y muje­ Por eso no van al cielo: por no
res, entre ellos D o ñ a encontrar quien los lleve.
L eonor , D o n A lvaro
de A tayde y el V icario P. V icario.
de Malaca.) Son gente de alma de nieve y
dura de sentimientos que jamás
D oña L eonor se han misionado.
(Inquieta, llorosa.)
¿Es cierto que va a zarpar al Javier
Japón su reverencia? Mirad que si habéis tomado
para que mude de intento
A tayee. ¿N o ese camino, habéis dado
sientes miedo del mar? con el camino peor; ésa es
la senda derecha para
Javier . encender mi fervor... Si le
Siento que vas a quedar a auguráis tal cosecha, ¿se
solas con tu conciencia. detendrá el sembrador?
D o n D uarte . D o n D uarte.
Hoy zarpamos. Padre, ya es tiempo.
A tayde M ateo.
No me atrevo otra Es muy ruda
cosa a aconsejar. Mas yo no la separación.
fuera a buscar al Japón peligro
nuevo después del de Macassar. Javier
Señores...
Javier .
¿Tan grave peligro había? D oña L eonor Del
mejor de sus amores se
A tayde queda la India viuda.
Siempre, el que mucho se
[adentra, Javier
un poco a Dios desafía... (Abrazando a M a n s ii .l a .)
Dios te llene de favores,
Javier . hermano, y que no me olvides
¡A Dios gracias, no se encuentra mi misión y mi alegría; que me
un Atayde cada día! injertes y me cuides aquellas
primeras vides que están verdes
P. V icario. todavía: Comorín, que es mi
Mirad que nadie se atreve desvelo... Ceylán, mi pena y mi
con la gente de aquel suelo. cielo... ¡y esasMolucas, que son
rosas de mi corazón v de mis A tayde.
ansias consuelo! Pon tu fe más (A quien abraza el
encendida en todos, como quien P adre Ja v ie r :frío,
cuida de mi descanso y mi paz... diplomático.) ¡Siento
¡Son pedazos de mi vida que me dejarte!
voy dejando atrás! Y vos, mi
padre Vicario, seguid mi J a v ie r .
siembra... Habéis visto el estilo (Sacándose del pecho un
necesario. Predicadles a diario; y pequeño crucifijo y dán­
al hablar, padre, de Cristo no doselo.)
habléis con esa pasión, que Y tú toma, por favor,
acobarda el corazón y a los esta cruz que quiero darte.
novicios retira... Hablad más que Dios te colocó a mi paso
de su ira de su gracia y su por mi enseñanza y mi bien...
perdón. No os contentéis con ¡Conviene sentir también
sermones de iglesia a puerta la amargura del fracaso!
cerrada. Andad en Adiós, todos.
conversaciones en mercados y
mesones sin miedo a nadie ni a M ateo.
nada. Cristo vivió en un establo; ¿Pero quién se
y yo por El bebo y hablo y hasta atreve a dejar salir el padre
juego al ajedrez... ¡que, jugando, hacia tal camino?
alguna vez le gané un alma al
diablo! Todo es, por Cristo, M ansilla.
oportuno: y si yo creyera un día ¡No es posible consentir
que, bailando yo, podía salvar el que acabe tal desatino!
alma de alguno..., ¡yo os juro que
bailaría! Señora doña Leonor... Javier .
(Esta le besa, sollozando, (Con arranque muy suyo.)
la sotana.) ¡No acabaré de salir jamás de
Mi fiel Mateo... aquí si me ablando! Si me
seguís estorbando me echo ahora
M ateo . mismo en el mar... ¡que estoy
(Lo mismo que D oña L eo - cierto de llegar, sobre las olas,
ñor .) andando!
¡Se parte el (Logra soltarse. Corre ha­
alma! cia el barco, seguido del
P adre C osme, Y agiro y
Ju a n F ernández .)
M ateo.
¡Padre! ¡Padre!
Javier . D o ñ a L e o n o r . ¡Q u é p en a! ¡Q ué
(Entrando en el barco: sin p ena!
volver la vista.) Ja v ie r .
Basta, niño, Señor, el alma se llena de lo
de blandura y sentimiento. infinito del mar. ¡Al fin Javier va a
¡Ahí os dejo sobre el viento, intentar algo que valga la pena!
sin palabras, mi cariño! D o n D uarte.
D o n D u a r ie . ¡Las jarcias! ¡Viento excelente! No
(Que ha subido también pensé que en esta luna soplara tan
al barco.) ¡El ancla!... reciamente.
Llegó el momento. J a v ie r .
¡Ese viento es mi fortuna,
M a teo . que siempre sopla hacia Oriente!
¡Padre!
TELÓN
CUADRO TERCERO

En Funay (Japón). Interior de la cabaña de tablas y bambúes, que


habitan el PADRE JAVIER y sus compañeros. Algunos modestos pertre­
chos de vivienda. A la izquierda, sobre una pared en chaflán la puer­
ta. Durmiendo, en el suelo, Y a g i r o , el P a d r e C o s m e y J u a n
FERNÁNDEZ. En el centro de la escena, el PADRE J a v ie r vela en estática
oración. Es de noche. En el techo, por entre las ¡unturas de unas
cañas, se filtrará la luz de la luna, que iluminará el rostro del P a d r e .
Ja v ie r . lo que te ocurre, a salvarte
¡ No me des tanto consuelo, (que vendría.
me quitas este anhelo con que la J a v ie r .
muerte convida...! Si haces de la No sé en qué parte
vida cielo, vas a apegarme a la
vida... ¡Hasta ya de estas divinas está con su expedición. ¿Y
luces con que me iluminas mis nieva?
honduras tenebrosas! Señor... ¡un Y a g ir o .
poco de espinas! ¡Hasta ya por hoy Paró algo, y luego
de rosas...! volvió... Sobre la pradera,
(Se oye, afuera, un grito largo y toda blanca, cada
gutural, como una señal parece una flor de hoguera fuego
convenida. Y a g ir o se levanta y
observa por entre las junturas de la que un tallo de luz tuviera.
puerta.) ¿Ese grito...? J a v ie r .
Y a g ir o . Si Dios no aplaca el delirio
Es de la gente, de estos infieles, serán
de los «bonzos». Se les siente muy flores que nos tejerán la
corona del martirio.
cerca.
J a v ie r . ¿ E sta m o s Y a g ir o .
c e r c a d o s? ¡Que hondas tristezas me dan,
padre, de haberte animado a
Y a g ir o . venir! Hablé fiado de mi pueblo
Sí, padre, completamente cogidos, y me engañé.
por todos lados. Si supiera don J a v ie r .
Duarte, el que nos trajo al Japón,
No te engañaste. He encontrado
para recibir la fe, Yagiro, en
todo el Japón, las almas llenas
de afanes.
Pero estos «bonzos», que son lo U na voz fuera.
que allá son los brahmanes, me ¡Padre!
mueven persecución, porque ven
que el triunfo mío lleva el pueblo Javier .
a su desvío y sus poderes ¿Quién es?
desgasta. Luchan para que su
casta no pierda su poderío. No L a voz.
luchan por el amor de la ¡Gente amiga!
Verdad, sino por los intereses ¡Padre Javier!
rastreros... ¡Siempre los treinta Javier . Pero diga su
dineros de Judas, contra el nombre.
Señor!
(Vuelve a oírse, fuera, el (Se han visto quebrarse
mismo grito. Se levan­ casi a ras del suelo algu­
tan el P adre C osme y nas cañas. Aparece en­
Juan F ernández y mi­ tre ellas, casi arrastrán­
ran por la puerta.) dose D on D uarte de
Gama.) ¿Quién...? ¡Don
P. C osme . Duarte!
¡Los «bonzos»!
D on D uarte .
Juan Fernández . Pero, hermanos, ¿no advertís el
¡Qué horror! peligro? Por detrás tienen cien
Javier. hombres.
¡A dar, Javier.
hijos, a la muerte el pecho! ¿No Y más
vinimos a sembrar? ¡Pues es por delante...
preciso regar la siembra que ya
hemos hecho! D o n D aurte.
Y acrro. ¡Y lo decís
Saben los «bonzos» que el Rey, mi barco y mi de
con ese rostro paz! Tengo
gente muy
por no perder el favor cerca: al ver las señales de
de Portugal, con amor fuego, previ los males del
nos trata, y ellos, sin ley,
nos mueven, con el rigor padre, y calladamente por
de la noche, esta enemiga. esos cañaverales pude llegar
(Se oye un ruido como si sin ser visto. Para salir está
movieran los bambúes listo todo. Si a mí no me
que forman la pared.) vieron, no os verán...
¿No escucháis por esta parte?
(Ademán en todos, menos P. C osme .
en el P adre Javier , de (Arrodillándose ante el
salir. El P adre Javier P adre .)
los detiene.) ¡Yo a tu lado en muerte o vida!
¡En esta siega encendida de sol
Javier. que espera tu anhelo, que me
¡Y es lo que hicieron recojan del suelo como una
los discípulos de Cristo la noche espiga caída!
que lo prendieron! ¡Yo no
negaré al Señor en el atrio de Juan F ernández .
Caifas! Ni yo seré el labrador ¡Y a mí!
que cuando el campo está en flor Y agiro.
se deje su siembra atrás. ¡Tu fe nos alienta!
D on D uarte .
¡Estáis cercados de hogueras! Si Javier.
esa canalla irascible le coge, (A D o n D uarte.)
como unas fieras, le pondrán en Sal tú sin que se te sienta...
cruz. D o n D uarte .
Javier . ¡No saldré... ! ¡Que cuando
¿De verás? [invadan
¿Será tal dicha posible? la casa esa gente, añadan un
pecador en la cuenta! Diré a mi
D on D uarte. gente, que está muy cerca, que
¿Qué decís? vuelva allá si gusta, que, en vida
o muerte, me quedo a correr la
Javier . suerte del padre.
¡Oh! Perecer
por su amor... ¡y en una cruz! Javier.
Amigos: ya empieza a ser roja ¡Hijo mío!
en el cielo la luz. (D on D uarte sale arras­
D on D uarte .
trándose.)
¡Que no hay tiempo que perder! Y agiro.
Javier .
Está
¿Quién habla de perder, cuando amaneciendo y ya trata de
está, ya en flor, estallando la llegar la gente...
madurez de la yema... ? Javier.
¡Perder...! ¡Si estamos llegando ¡Ingrata
a la ganancia suprema! ciudad maldecida y loca!
¿Qué daño le hizo la roca al D on D uarte.
mar que así la maltrata? ¡Padre!
Y a g ir o . Se va Javier.
acercando la fiera. ¡Cuánta gente, amigo!
Javier . Venid, D on D uarte .
hijos, a mi vera... Ninguno quiso partir...
(Todos le rodean. Algunos Llego a mi gente... le digo el
se hincan. El, de pie, en caso... y dicen: ¡Contigo
el centro, se digire al vamos todos a morir!
P adre C osme .) U n hombre .
Pedro, si yo muero, toma ¡Contigo y el padre, sí!
el mando tú... Y cuando muera,
al padre Ignacio, allá en Roma, O tro.
si alguno sobrevivís, ¡Todos contigo!
de mi parte le escribís
que ha muerto, pensando en él, D on D uarte .
lleno de amores... aquel ¡Y así, si el
impaciente de París. cielo te abre hoy su
[entrada,
Y agiro. llevarás una brazada de
Padre, de este lado he visto espigas dignas de ti!
unas ramas encender. ¡Nos (Se oyen gritos fuera. Se
quieren hacer arder! empieza a transparentar
Javier . por los bambúes, hacia
¡Al fin va a sufrir por Cristo el lado de la puerta, un
alguna cosa Javier! Si vivo, resplandor rojo de lla­
serán ganados para Dios mas.)
estos estados. Si muero, Y agiro.
espero la gloria... ¡Amigos, ¡Fuego!
por todos lados me acerca ya
la victoria! Juan F ernández .
(Vuelven a moverse los ¡Nos van a quemar la
bambúes por donde en­ casa por todos lados!
tró D on D uarte . Apa­
rece, como antes, éste, y D o n D uarte .
tras él hombres con ar­ No estamos ya desarmados.
mas.) Abrid, pues, de par en par...
(Y agiro y F ernández quitan las ¿Qué habla
tablas de la puerta.
Amanece. Se ven, rodeando la Y agiro.
cama, japoneses con lanzas y Dice que ninguno
antorchas encendidas. Gritos quiere al portugués dañar ni sus
de asombro al ver los armas ofender...
portugueses al lado de los
misioneros. Todos forman grupo D on D uarte . Diles que
en el centro de la escena, se dejen de esas cortesías
mirando hacia fuera. D on japonesas que yo no alcanzo a
D uarte , con la espada desnuda entender. Diles que el padre
avanza hacia la puerta.) Javier y todos estos cristianos
¿Pensabais que abandonados viven en nuestra amistad. Y de
guardaban estos maderos unos su vida, a mis manos, con niños
pobres misioneros que iban a y con ancianos, me responde la
morir quemados? ¡Pues mirad ciudad.
los compañeros que tienen, por
vuestro mal! ¡Vamos a ver si es Y agiro.
igual hacer la guerra a Jesús Dice que pases encima de su
cuando está junto a su Cruz la alfanje y su puñal..., que el
espada de Portugal! Rey tiene en grande
(Los japoneses levantan las [estima
manos, con grandes gritos la amistad de Portugal.
insistentes. D on D uarte
pregunta a Y agiro.) ¿Qué Javier
quieren? ¡Más honda herida mortal de
Y agiro. esta manera me han dado! ¡Los
Parlamentar. mismos que se han burlado de
mis misiones cristianas ahora se
D on D uarte . rinden de grado, por no perder
Pues di que se acerque uno. su mercado de sedas y
(Y agiro sale a la puerta. porcelanas! Pero así no habrá de
Se le acerca un japonés ser. ¡Esas armas, envainadas!
haciendo grandes reve­ (Subyugados todos, incluso D on
rencias. Habla un ins­ D uarte , envainan las espadas.)
tante a Y agiro , con No vino el padre Javier hasta el
grandes gestos.) Japón a vencer con arcabuces y
espadas. ¡Ninguno me ha de
seguir!
(Saca de su pecho, el cru­ ¡Y tú, al volver a Occidente,
cifijo.) cuenta que has visto, a la luz
¡Y ahora, miradme salir sin clara y lejana de Oriente, doblar
más armas que mi Dios, mi a un pueblo la frente, sin más
fe, mi cruz... y esta voz que armas que la Cruz!
no quisieron oír! ¡Hincada
toda la gente!
(Los japoneses le abren
paso. Se inclinan, subyu-
dados por su figura. El
PADRE se vuelve, desde (Sigue avanzando, mien-
fitera, hacia DONDUARTE.) tras cae el
TELÓN
EPÍLOGO
Interior del castillo de Javier, en Navarra. Postigo a la derecha. A la iz­
quierda, puerta hacia las habitaciones interiores. Chimenea de cam­
pana. Junto a ella, en sillones y sitiales, D O N MIGUEL DE JASO, herma­
no primogénito de JAVIER; otro hermano, e hilando en la rueca, una
HERMANA. D o n M ig u e l está leyendo una carta.

M ig u e l . «... Ahora
por mi senda y mi camino, que
ando, hermano, en el como el cuerpo anda flaco le
[trance, pesa poco al espíritu y me lo
si el Señor fuere servido, de lleva en volandas como pajuela
embarcar a China, donde espero de trigo. No me olviden en los
abundante trigo para Dios. rezos como yo no les olvido.
Gracias al cielo, con los Inútil siervo de Dios y hermanó
japoneses sufrimos algo con vuestro, Francisco.»
qué compensar los pecados
infinitos con que habernos H erm ano.
agraviado la dulce sangre de ¡Viva como el primer día su
Cristo, el Señor nos preservó la impaciencia!
vida; seguro signo, pues la vida
nos alarga, de que es poco lo que H erm ana.
hicimos. Habrá que hacer más ¡Siempre el
labor, pues que Dios nos da más [mismo!
hilo. La salud anda quebrada y Habla de marchar a China
el color vuelto amarillo. De un como hablara aquí, de niño,
año tengo a esta parte el cabello de ir a la vera, al jardín, la
emblanquecido. Pero así voy cuadra o el corralillo.
más aprisa (Unos golpes en la puer­
ta.)
VOZ, FUERA. M endigo .
¡Abran, hermanos, al pobre! Y Él bendiga a la familia,
si tiene alguno en peligro
H ermano . de mar o tierra.
¿Llamaron?
Hermana .
M iguel . (Cerrando la puerta.)
(Abre. Se oye, al abrir, el ¡Jesús!
viento fuera. Hay un
mendigo a la puerta.) M iguel.
Abre el postigo. ¿Qué pasa?
M endigo . Hermana .
Hermanos, por caridad, Un escalofrío
digan si es éste el castillo de que me cortó el cuerpo.
Javier. M iguel.
H ermana . (Mirando por izquierda.)
Éste es, hermano. Hermana,
¿no se le ha apagado al Cristo de
M endigo . la capilla la lámpara?
¿Quisieran darle al mendigo Hermana .
un poco de pan? Acaso un soplo de frío...
H ermana.
Espere, M iguel.
que voy por él, y el postigo Ve a remudarle el aceite
entorne, que el viento sur y encender...
hoy corta como un cuchillo. (Entra la H ermana . Pausa
corta. Se la oye gritar
M iguel. dentro.)
Tiene la tarde color de H ermana .
hábito de San Francisco. ¡Jesús! ¡Dios mío!
Hermano . M iguel.
Y anda como un oso pardo, ¿Qué pasa?
gruñendo de pico en pico, la
tormenta. H ermano .
(Ha vuelto la H ermana ¿Qué pasa, hermana?
con el pan.)
H ermana .
Hermana. (Entra, temblorosa de ex­
Tome, hermano. citación.) ¡Estos dos ojos lo han
Dios le ampare en su camino. visto!
Me acerco con la candela a la (Se abre en el fondo un
lamparilla..., miro al Cristo que, rompimiento de luz
en el altar, está sobre el Aparece en él la playa de
crucifijo..., advierto un color Sanchón (San Choan),
extraño por todo el cuerpo del en Cantón. Arena, mar y
Cristo..., le toco, y... ¡mirad mis cielo. Se ve entrar al
P adre Javier, tal como él
manos mojadas de un rojo tibio! se ha descrito en la carta,
¡listaba sudando sangre! apoyándose en el hombro
¡Sudando sangre! ¡Lo he visto! de P ablo de S anta F e ,
¡Tocad! que es el mismo Y agiro ,
(Tocan sus hermanos las ya bautizado.)
manos de ella.) Javier .
Ahora sí que, hermano Pablo de
M iguel . ¡En verdad Santa Fe, ya mi cuerpo se me
es sangre! niega a obedecer el ánima...
H ermano . P ablo .
¡Sangre templada! ¡Padre!
Javier .
H ermana . Veo
¡Dios mío! que esta playa de Sanchón será
¡Allá en su tierra lejana, de mi senda término. ¡Morirse
algo le pasa a Francisco! viendo las costas de China, que
(D on M iguel ha cogido el
eran mi anhelo, sin entrar en
ella, como Moisés murió en el
hachón que iluminaba desierto, con la tierra prometida,
la escena. Han salido que era todo su deseo, tan cerca
todos por izquierda, ha­ de sus miradas y de sus manos
cia la capilla. Queda la tan lejos!
escena a oscuras. Se P ablo .
oyen las voces dentro.) No diga el padre esas cosas.
¡Tocadlo! Javier. Pablo,
M iguel .
déjame un momento.
(P ablo se ha retirado a un
¡Sangre, sí, sangre! rincón. El P. Javier ha
Hermana .
caído de rodillas en el
centro.)
(Sollozando.) Postrado a tus pies benditos
¡Algo le pasa a Francisco! ¡¡Algo aquí estoy, Dios de bondades,
le pasa a Francisco!!
entre estas dos soledades del mar Javier.
y el cielo infinitos. Con sal en la ¡Morir cuando queda tanto que
borda escritos fracasos de su hacer en Tu obsequio!
poder, vencida de tanto hacer
frente al mar y a su oleaje, ya va Pablo. ¿Qué
a rendir su viaje la barquilla de quiere, padre?
Javier... Te he confesado hasta el Javier.
fin con firmeza y sin rubor; no Don Álvaro
puse nunca, Señor, la luz bajo el de Atayde... Pídele al cielo que le
celemín. Me cercaron con rigor
angustias y sufrimientos. Pero de perdone..., que yo con esa esperanza
mis desalientos vencí, Señor, muero... ¿Lo harás?
con ahínco. Me diste cinco Pablo.Lo
talentos, y te devuelvo otros haré.
cinco.
(Desfallecida la voz-) Javier.
Bendice, ahora que se gasta mi luz, a Se me nublan los ojos,
Ignacio y Loyola... Cuida a mi gente y todo el cuerpo se me hace una llaga
española... Y si algún día mi casta viva.
reniega de Ti, y no basta para
aplacar tu poder, en la balanza poner Pablo.
sus propios merecimientos, ¡pon ¡Padre!
también los sufrimientos que sufrió Javier.
por Ti Javier! (Luchando aún por mantener el
(Se deja caer sobre sus rostro hacia el cielo.) Señor, en
piernas. Se acerca P ABLODE Ti espero.
Santa Fe.)
(Sonrisa de gozo.) Sí..., no
Pablo. me ocultes tu rostro... Ya va a buscarte
¡Padre! tu siervo...
(Trata de sostenerlo por los (Va dejando caer la cabeza, mientras
hombros. El P. J AVIER, dice:) In te, Domine, speravi non
como si no se entérase, sigue confundar in aeternum!
con la vista en el cielo.) (Se desploma definitivamente.
Va cayendo, lentamente, el
TELÓN

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