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Relatos de experiencia, en busca de un saber pedagógico

RELATOS DE EXPERIENCIA, EN BUSCA DE UN SABER


PEDAGÓGICO1

José Contreras Domingo


Universitat de Barcelona

Resumen Nuestro oficio educativo, como oficio de lo humano, puede ser ori-
gen de experiencia, si le prestamos atención a lo que nos pasa y si
lo elaboramos y expresamos de un modo apegado a lo vivido, esto
es, como narración. Pero como modo de indagación, su propósito
no acaba en el registro narrativo, sino que busca hacer visibles y
pensables las cuestiones educativas que, a través del narrar, se nos
desvelan. Porque en gran medida, el saber pedagógico que necesi-
tamos en tanto que educadores es un saber que pueda vincularse a
lo vivido, que pueda nacer de la experiencia, para poder volver a lo
que vivimos con más sensibilidad, consciencia y apertura. Con este
texto pretendo desarrollar pues estas ideas: que mediante relatos
de experiencia indagamos en lo vivido, buscando luz para percibir
con más amplitud y orientarnos mejor en el camino de la educación.
Pero a la vez, quisiera tantear lo que el título también da a entender:
quisiera esbozar algunos relatos de experiencia que me ayuden a
exponer el sentido de una investigación educativa preocupada por
cultivar un saber pedagógico con el que vivirnos en la relación edu-
cativa.
Palabras clave: Relatos de experiencia; saber pedagógico; indaga-
ción narrativa

abstract STORIES OF EXPERIENCE, IN SEARCH OF EDUCATIONAL


KNOWLEDGE
Our educational profession, insofar as a human-focused profession,
can be a source for experience, if we pay attention to what happens
to us and if we process it and express it in a way which is attached to
our living experience, in other words, as narration. But as a mode of
inquiry, its purpose does not exhaust itself in a pure narrative reg-
ister, but it seeks to make conspicuous and thinkable those educa-
tional issues that are unveiled through narration. Indeed, to a large
extent, the educational knowledge we need as educators must be
1 Este texto es fruto del proyecto de investigación “El saber profesional de docentes en Educación Primaria y sus
implicaciones en la Formación Inicial del Profesorado: estudios de casos” (EDU2011-29732-C02-01) financiado por el
Ministerio de Economía y Competitividad.

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José Contreras Domingo

linked to what we have lived, to our experience, in order to be able


to turn our eyes to what we live with more sensitivity, consciousness
and open-mindedness. In this paper I purport to develop these ideas:
we inquire into our living through stories of experience, seeking for
light to be able to have a broader view and guide ourselves in the
path of education. But at the same time, I would like to explore that
which is suggested in the title of this paper: I would like to sketch
some stories of experience which may be helpful in my purpose to
describe the goal of an educational research concerned with the cul-
tivation of a type of educational knowledge which allows us to share
our experience in our educational relationship.
Keywords: Stories of experience; educational knowledge; narrative
inquiry

resumo RELATOS DE EXPERIÊNCIA, EM BUSCA DE UM SABER


PEDAGÓGICO
Nossa profissão educacional, como uma profissão do humano, pode
ser uma fonte de experiência, se prestamos atenção ao que nos
acontece e se elaboramos e expressamos de uma forma ligada à ex-
periência, isto é, como narrativa. Mas, como um modo de indagação,
o seu objetivo não acaba apenas no registro de narrativa, mas pro-
cura fazer visíveis e pensáveis questões educativas que, por meio
de narrar, se nos desvendam. Porque em grande medida o conheci-
mento pedagógico que os educadores precisamos é um saber que
posa ser ligado à experiência, que posa partir da experiência, para
voltar ao que vivemos com maior sensibilidade, consciência e aber-
tura. Este texto pretende desenvolver estas ideias: mediante relatos
da experiência mergulhamos no vivido, buscando perceber uma luz
mais ampla e orienta-nos melhor no caminho da educação. Mas, ao
mesmo tempo, gostaria de apalpar o que o título sugere: gostaria de
delinear alguns relatos de experiência para me ajudar a expor o sen-
tido de uma pesquisa educacional preocupada com o cultivo de um
conhecimento pedagógico com que vivemos na relação educativa
Palavras-Chave: Relatos de experiência; conhecimento pedagógico;
investigação narrativa.

Introducción este título quiero sugerir las cuestiones cen-


trales que me gustaría presentar. La primera
“Relatos de experiencia, en busca de un saber parte del título, “Relatos de experiencia” me
pedagógico” es la formulación que he encon- permite expresar el inicio del que arrancará
trado para expresar lo que quisiera exponer todo lo que sigue: que nuestro oficio educa-
aquí acerca de la investigación educativa. Con tivo, como oficio de lo humano (CIFALI, 2005)

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puede ser origen de experiencia: en primer lu- que vivimos y nos pasa para obtener una ma-
gar, es algo que se vive. Es este vivir la educa- yor consciencia, percepción, comprensión de
ción lo que invita a prestarle atención a lo que los acontecimientos que vivimos. “La investi-
nos pasa en ella; es decir, a considerarla de un gación educativa que no se desliga de la expe-
modo existencial, como algo que nos afecta riencia busca algo muy especial como saber:
en muchas facetas de nuestro ser. La tarea de busca aquel saber que ilumina el hacer […]”
educar, como escribe Milagros Rivera (2012, p. (CONTRERAS y PÉREZ de LARA, 2010b, p. 22).
36) “[…] es algo que se hace en relación y es Busca dar más luz a lo vivido, pero también
fruto, también, de la relación […]”. Y por eso iluminar el camino, abriéndole posibilidades y
afecta y nos afecta. Y por eso supone también, sentidos.
a menudo, encontrarse con lo imprevisto, con Mi propósito es pues presentar la idea que
lo que interrumpe nuestras previsiones y nues- ya queda aquí resumida: que mediante rela-
tra idea de las cosas. tos de experiencia indagamos en lo vivido,
Además, hablar de “relatos de experiencia” buscando luz para percibir con más amplitud
quiere indicar también la especial manera de y orientarnos mejor en el camino de la educa-
mirar, de elaborar y de expresar la experiencia: ción. Pero a la vez, quisiera tantear lo que el
como narración. Pero como veremos, la inten- título también da a entender: quisiera esbozar
ción narrativa, en cuanto que propuesta de in- algunos relatos de experiencia que me ayuden
vestigación, no pretende tan sólo contar rela- a exponer el sentido de una investigación edu-
tos sobre lo vivido, sino que quiere hacer, del cativa preocupada por cultivar un saber peda-
relatar, una experiencia, esto es, un modo de gógico con el que vivirnos en la relación edu-
dar forma a lo vivido para prestarle atención a cativa. Precisamente el primer relato formula
las cuestiones que, a través del narrar, se nos esta preocupación del saber pedagógico.
desvelan como aquellas que requieren deteni-
miento, desarrollo, exploración, investigación; En busca de un saber
no sólo para comprender algo de ellas, sino Hace unos años, una estudiante, en una tuto-
para que nos afecten de un modo existencial. ría, molesta con el contenido y desarrollo de
Con la segunda parte del título, “en busca las clases, me espetó: “Quiero que me enseñes
la Didáctica que necesitaré en la escuela”. La
de un saber pedagógico” quiero abrir la pre-
demanda no constituía un hecho aislado en el
gunta acerca del saber que necesitamos en conjunto de la historia de mi relación con aquel
tanto que educadores para vivir la experiencia curso. Desde el inicio experimenté una falta de
educativa. Porque aunque podamos afirmar sintonía con la mayor parte del grupo, y con
que la razón de ser de la investigación es siem- el ambiente en sí de clase. No les acababa de
pre dar lugar a un saber, sin embargo, desde entender (en sus actitudes, modos de estar y
reaccionar en clase), y percibía que una gran
la perspectiva de la experiencia, la pregunta
parte del grupo tampoco me entendía a mí. Las
por el saber tiene su origen en el modo en sí propuestas que les hacía para desarrollar los
de vivir la educación en cuanto que educado- contenidos fundamentales del curso (alrededor
res: lo que hace que la experiencia sea tal y no de formas de enseñanza en educación prima-
simplemente “cosas que suceden” es que da ria) las vivían con mucha distancia y extrañeza,
y mis intentos de crear formas de proximidad y
lugar al pensar educativo. Y lo que se propo-
relación (como por ejemplo, la propuesta que
ne la investigación a través de los relatos de les hice de escribir y compartir en clase sus re-
experiencia es continuar lo que ya nos pide la flexiones pedagógicas), quedaron, en la mayo-
experiencia: seguir pensando. Indagar en lo ría de los casos, minimizadas en ciertos rituales

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de contenido reducido que yo viví más como jor no les estaba preparando para la realidad,
una solución de compromiso por su parte, que sin embargo, cada vez veía con menos claridad
no como una auténtica presentación o expo-
qué podría ser esa realidad: Si la formación
sición de sus pensamientos o inquietudes. Por
debería ser un período de preparación para la
otra parte, la relación con aquella estudiante se
volvió cada vez más tensa, percibiendo yo cada realidad educativa, ¿a qué realidad debe aten-
vez más su descontento y su agresividad con- der la formación? ¿La realidad de quién? ¿La
tenida. Aquel mismo día, tras su reclamación, de las niñas y los niños con quienes nos en-
intenté que pudiéramos hablar, y que expresara contramos en las escuelas, la de sus familias,
con más detalle lo que pensaba, cuáles eran sus
la de los establecimientos escolares, la de los
expectativas como maestra, etc. Le dije que ella
podía encaminar su relación con la asignatura docentes? ¿Qué escuelas, qué docentes, que
y sus trabajos mostrando en dónde el curso no niñas y niños, qué familias?
le respondía a sus expectativas y necesidades y Estas preguntas –que yo me hacía aquellos
cómo tanteaba otras aproximaciones más ade- días– abren un primer aspecto acerca de la
cuadas a sus intereses. La conversación duró
realidad de la educación, al señalar que ésta
poco, porque en cuanto le propuse esto último,
es variada, plural e interpretable; como tam-
ella me respondió: “Yo nunca le diré a un profe-
sor lo que pienso”. bién es cambiante; mientras que la reclama-
ción de la estudiante parece presuponer que
He elegido contar esta historia, y que es la realidad está prefijada y es homogénea y es-
parte de un texto más amplio (Contreras, en tática. Y sin embargo, lo cierto es que también
prensa), porque plantea con toda su crudeza los estudiantes saben mucho del mundo esco-
el asunto del saber pedagógico necesario. En lar, y tienen una cierta expectativa que, aun-
su reclamación, esta estudiante cuestiona la que pueda ser incompleta, no es falsa acerca
utilidad de la Didáctica que les enseño para la de lo que es probable que se encuentren en
realidad de la escuela. Lo que no es sino una muchos casos cuando vayan a trabajar. Y aun-
versión de la crítica habitual a la universidad que yo debo atender a esta su verdad sobre
y la distancia entre los que en ésta se enseña el mundo escolar, sin embargo, como profesor
y lo que en la escuela se vive y se necesita. que asume una responsabilidad pedagógi-
Con esta petición, la estudiante parece sugerir ca en su formación, entiendo que mi trabajo
que existe un contenido nítido del saber que se encuentra en una tensión entre el mundo
se necesita en la escuela y también parece ser que se da, que conocen o que perciben y el
nítido para ella el proceso por el cual yo po- mundo que yo quisiera abrir para ellas y ellos,
dría proporcionarle y ella adquirir ese saber. mis estudiantes. Abrirles el mundo, mostrán-
Esta demanda se quedó en mí como una duda doles más rincones o dimensiones del mismo;
sobre si debería replantear el contenido de la y también la posibilidad de que ellas y ellos
asignatura de arriba a abajo. Pero junto a esta puedan abrirse al mundo, explorando nuevas
duda, la demanda la viví también como una inquietudes para su relación con él como do-
petición de algo que no sabía resolver. Porque, centes. ¿Qué Didáctica debo enseñarles enton-
¿qué Didáctica necesitaba ella? ¿cuál necesi- ces, la que confirma sus expectativas, o la que
taría en la escuela? ¿en qué escuela? ¿Cómo les abre nuevas lecturas de la realidad y de sí
podía saberlo yo? ¿Y ella? Era evidente que yo mismos? ¿La que ella necesitará en la escuela,
no respondía a la necesidad de esta alumna, o la que la escuela y ella podrían necesitar?
al menos tal y como ella la sentía en ese mo- La tensión que me mueve revela un segun-
mento. Y aunque podía entender que a lo me- do aspecto constitutivo de la realidad educa-

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tiva: aunque la educación se materialice en sus niños y niñas cuando sean docentes: am-
prácticas y vivencias concretas, su sentido de pliar su visión del mundo y las posibilidades
realidad no depende sólo de “lo que hay”, no de relación con él.
es sólo el conjunto de cosas que ocurren o que Y el saber pedagógico que necesitamos
se hacen; su realidad no es sólo lo que se da, nos debería ayudar a no desconectar del mun-
sino también la tensión que la mueve, el senti- do escolar con el que nos encontramos, pero
do con el que se vive, lo que busca a través de también a no reducirlo a su descripción y a su
ella, la apertura de algo nuevo que puede estar mera reproducción. Para poder así percibir lo
originándose en el suceder de cada momento. que no se suele mirar y para captar, en la vida
Lo que sea la realidad educativa depende de la que late, su capacidad de emergencia de algo
forma en que la miramos y nombramos como nuevo. Necesitamos un saber que nos ayude
posibilidad; y dependiendo de como lo haga- a percibir nuevas posibilidades y sentidos en
mos, nos abrimos a una nueva realidad en mo- el dinamismo de la vida que sucede. Un saber
vimiento (ZAMBONI, 1996). que no reduzca la Didáctica a procedimientos
Si aceptamos esta tensión constitutiva de de acción, sino que se abra a la percepción de
lo educativo, ¿cómo poner en juego una Di- la vida imprevista en movimiento, para apren-
dáctica, un saber pedagógico que no mire a der a movernos con ella, abriéndole nuevas
la realidad educativa como la aplicación de posibilidades. Es importante destacar que un
un conjunto de prácticas planificadas, sino saber pedagógico así no predetermina cuál es
que se abra a lo que, en el acontecer, la va la realidad de la educación, sino que ayuda a
nutriendo? ¿Cómo rescatarle a la realidad de estar atento a lo que acontece; como tampoco
la educación aquello que la mueve, que le da determina lo que hay que hacer, pero ayuda
una existencia más plena, más abierta a lo a prestar atención a lo que debe ser cuidado.
que puede ser? ¿Cómo mostrar una realidad Porque un saber así no fija la realidad; y por
en la que percibir, en lo que es, la tensión que tanto, no es un saber estable, sino un saber en
la mueve, su potencial implícito; una realidad permanente recreación personal, en conversa-
que permita a mis estudiantes mirar con otros ción con lo que se vive, con lo que acontece,
ojos y mirar otras facetas de la misma? ¿Cómo preguntándose permanentemente por el sen-
ver el potencial naciente de lo educativo en tido y por lo adecuado (VAN MANEN, 2003).
las miradas y los deseos de las criaturas, en Sin embargo, en el relato de la escena an-
los gestos de los docentes, en los imprevistos terior hay también esperando otra reflexión
de la vida escolar, en lo que va sucediendo? acerca del saber que necesitamos. Porque la
¿Cómo percibir posibilidades, potencialida- cuestión acerca del saber no se refiere sólo
des, emergencias? ¿Y cómo hacer para que la a aquél que debo enseñar; no se reduce a
formación del profesorado sea la oportuni- cuál es el que necesita mi estudiante, sino
dad de prepararse no para una confirmación que también me interpela acerca del saber
de los supuestos de la realidad, sino para una que yo necesito como educador. Lo que su-
nueva relación con ella, para un encuentro cede no sólo refleja un desacuerdo con una
creador con la realidad, para ampliar la rea- estudiante sobre el contenido apropiado para
lidad, para hacerla crecer? Porque es éste el una asignatura; lo que ocurre entre esa estu-
sentido profundo de la educación que como diante y yo está en el contexto de una falta de
formador deseo favorecer, y el que quisiera entendimiento más amplia, un desencuentro
que mis estudiantes pudieran promover con que se ha ido gestando, una falta de sinto-

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nía más difícil de comprender en sus causas 2009) la visión educativa que pueda tener mi
y en su desarrollo, y que en cualquier caso alumna, como la de cualquiera de nosotros,
me pone ante un misterio: un grupo que no está inserta en su historia personal de vida y
entiendo, con el que no me entiendo, del aprendizaje. Sostenemos nuestro saber peda-
que a veces capto señales difusas, pero con gógico como un saber personal configurado en
el que no acabo de encontrar el camino; una la historia que hemos vivido y en la forma pe-
estudiante que cierra la posibilidad de una culiar con la que nos la hemos contado. Y es
comunicación, con una respuesta que revela viviendo otras historias y abriendo la posibili-
algo que parece estar más allá de la relación dad de encontrar otras versiones de los relatos
particular conmigo; ese “yo nunca le diré a un que nos contamos como tenemos la oportuni-
profesor lo que pienso”, que da a entender al- dad de reconfigurar nuestro saber pedagógico.
guna mala experiencia anterior, o una historia Pero lo que mi estudiante piensa y espera de
escolar fundada en la distancia y en la falta su trabajo en la escuela tiene una trayecto-
de confianza. Vivíamos pues un ambiente de ria propia de la que sólo podemos percibir la
frustración, de fracaso en la relación con el sombra de su negativa a ponerla en juego.
grupo que iba más allá de las diferencias res- Esta estudiante, con su demanda, con su
pecto a los contenidos de la materia. misterio, y en el contexto de la frustración del
Cuando aparece el desencuentro, las zonas desencuentro con el curso, me muestra mis
oscuras, las dificultades de la relación entre límites y me ha abierto todas las preguntas:
unos y otros, ¿qué necesito yo saber? ¿en qué sobre la naturaleza del saber que ella quiere,
saber sostenerme como docente en el des- sobre la naturaleza del saber que ella podría
equilibrio que me produce ese desencuentro? necesitar como maestra sensible, y sobre el
Por supuesto, el curso continuó, tanteando te- saber que yo también necesito. Un saber que
rrenos en las propuestas de trabajo de la asig- requiere respuestas (¿qué les tengo que pro-
natura, procurando entendimientos, pactos porcionar para que puedan ampliar su sentido
que no cerraran todas las posibilidades. Pero de la realidad educativa y para crear su propia
lo cierto es que la relación educativa a veces relación con ella; qué les tengo que proporcio-
encuentra sus límites e imposibilidades; que nar para que puedan apreciar su necesidad;
el misterio del otro es a veces también el de qué tengo que entender y cuidar para hacer
su resistencia, el del desencuentro, el de la in- posible una relación creadora con mis estu-
comprensión, el del no saber. Que la realidad diantes?). Pero que necesita también mante-
educativa es a veces oscuridad; que lo impre- ner abiertas las preguntas, sostenerse en las
visto nos desconcierta y que no siempre sabe- zonas oscuras, aceptar el no saber y poder se-
mos qué hacer. Que en el movimiento educa- guir caminando.
tivo en el que buscamos apertura, a la espera Explorar la experiencia, abrir la realidad es
de que algo suceda, a veces parece que nada también abrir su lado misterioso para saber
pasa, que nada se abre. que el otro no es objeto de nuestra fabricación
En mi imaginación, mi ilusión y mi esperan- (MEIRIEU, 1998), que no es quien esperamos
za hubiera sido que al ofrecerle una visión más y no reacciona como deseamos (ELLSWORTH,
amplia de la realidad pudiera llevar a mi estu- 2005). Intentamos crear condiciones de posi-
diante a ver en ella otras posibilidades. Como bilidad, pero la realidad siempre nos supera;
han señalado autores como Clandinin (1993), no la podemos manejar a nuestro antojo. Por
Delory-Momberger (2009; 2014), o Souza (2006; eso creo que hay un saber pedagógico que no

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siempre tiene que ver con los qué y los cómo nuestro ser, que nos toca en muchas dimen-
de la acción de enseñanza. Que la Didáctica no siones de nuestro ser. En este caso, el relato no
puede ser sólo eso. Que necesitamos también indaga tanto en todas estas afectaciones, pero
un saber de los límites, de nuestros límites e pretende dar a entender no sólo lo que pasa
imposibilidades, y un saber del misterio del sino el modo en que eso no nos deja indife-
otro y de la relación; un saber que no consiste rentes. Al sugerir su multiplicidad y su ambiva-
en desvelar este misterio, sino en sentirlo con lencia de significados, o incluso, en este caso,
más claridad, en conectar más intensamente su misterio, sus incógnitas, pretende acercarse
con él (VAN MANEN, 2003). Un saber pedagó- a la forma en que algo se vive, antes que ele-
gico que no es simplemente aceptación de la gir una interpretación de los acontecimientos.
frustración, sino también un saber relacionar- Porque precisamente, si necesito contar –con-
nos con nuestros límites para, a través de ellos tarme– esta historia es porque no es clara ni
(BIESTA, 2012), adquirir una nueva sabiduría de unívoca, porque me reclama un pensarla, ex-
la vida. Porque la educación la hacemos tam- plorarla, indagar en ella, dejando primero que
bién con nuestra sabiduría de la vida. actúe en mí.
En segundo lugar, la necesidad de explora-
La experiencia y su exploración ción, al mantenerse ligada a lo vivido, acepta
La exploración de esta historia me ha permi- su ambigüedad, sus múltiples mensajes po-
tido pensar en algunos aspectos esenciales tenciales. Pero la intención no es tanto inter-
para mí del sentido de un saber pedagógico pretar lo sucedido como abrir el pensamiento
para vivir y vivirse en la educación. Y me da pedagógico que el relato me está planteando.
también una orientación para la investigación Lógicamente, la historia está contada desde
educativa; esto es, de lo que busco con ella esta inquietud pedagógica que me ha desper-
como saber, o quizás mejor, como modo de sa- tado; el relato no es una transcripción de lo
ber: una forma de cultivar una relación con lo vivido, sino una composición movida por la
que vivo que me proporcione mayor conscien- inquietud que lo vivido me suscitó. Como ha
cia y orientación. Pero también, este recorrido explicado Paul Ricoeur (1995; 2006) la configu-
que nace en el relato muestra algunos puntos ración de un relato siempre es una composi-
clave de un sentido de la experiencia educati- ción que intenta poner un cierto orden en el
va como desencadenante de la investigación desorden de la vida. Por eso, mi intención en
que ahora querría señalar. este relato no era contar lo que hice aquel cur-
En primer lugar, el relato inicial permite so a partir de aquel suceso; por el contrario,
apreciar la propia noción de experiencia que lo que me estaba pidiendo aquello era pensar
me guía en mi aproximación a la investigación cuestiones de fondo acerca del sentido del sa-
educativa. La experiencia, entendida como ber pedagógico, que era sobre lo que me inte-
aquello que irrumpe como acontecimiento, rrogaba lo vivido con aquella clase. Explorar la
como lo que suspende nuestras previsiones, experiencia es entonces un modo de explorar
como lo que no puede dejarse pasar por alto; asuntos pedagógicos que se te revelan en las
aquello que requiere pararnos y pensar. Pero experiencias (VAN MANEN, 2003). Pero sin des-
este pensar no nace de una curiosidad intelec- ligarse de ellas. Esto es, sin usar la experiencia
tual; no se trata tanto de un enigma por resol- como una excusa. Lo que se propone mi re-
ver, como de la presencia ante nosotros de la flexión es poder volver a mis clases con más
realidad, nuestra realidad, que nos afecta en claridad de lo que hay en juego en el trabajo

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de la formación; en este caso, acerca de la na- vale la pena compartir; cómo participa de la
turaleza (y de la necesidad) de un saber peda- conversación pública del saber compartido,
gógico que permita vivirse en la educación con del saber que circula y que nos nutre mutua-
más consciencia y amplitud de miras. Además, mente?
dado el asunto particular de esta exploración, La investigación de la experiencia da lugar
a la vez, me permite pensar acerca del sentido a un saber que no funciona exactamente como
del saber pedagógico que debería favorecer la información, ni como conocimiento acumula-
investigación de la experiencia, y que para mí ble. La comunicación del saber que nace de la
es exactamente el mismo: aquel que permita investigación de la experiencia no pretende
vivirse en la educación con más consciencia y tanto transmitir conclusiones del pensamien-
amplitud de miras. to como un pensamiento vivo, un pensamien-
Explorar la experiencia es pues pensar con to en conexión con lo vivido que muestra un
ella, o pensar a partir de ella. Pensar con (pen- modo de cultivar un saber, y que reclama, a
sar con los acontecimientos, a partir de ellos, quien lo reciba, crear su propia transferencia
intentando dilucidar lo que nos están dicien- también personal: lo recibo como originado en
do, lo que nos están pidiendo como reflexión) una relación personal con la experiencia que
es por tanto lo que significa la experiencia (“La me pregunta acerca de mi propia relación con
relación pensante con el acontecer de las co- mi experiencia; lo recibo como aquel pensa-
sas”, como lo expresa Luigina Mortari, 2002), y miento encarnado, que presta atención a lo
a la vez lo que señala el camino de la investi- vivido, para que yo preste atención a lo que
gación de la experiencia: continuar y ampliar vivo y continúe la conversación iniciada, parti-
eso que ya nos pide la experiencia: quedarnos cipando en ella.
pensando, seguir pensando. En cuarto lugar, el relato anterior, junto con
En tercer lugar, esta exploración, este “pen- el pensar que ha nacido de él, me habla de la
sar con” es lo que me permite cultivar un sa- fragilidad de lo educativo, de sus equilibrios
ber personal, sensible a lo que vivo. Un saber inestables, de sus tensiones y contradicciones.
personal, en el sentido de un saber encarna- Y es que explorar la experiencia educativa su-
do, que involucra a todo mi ser. Pero un saber pone una cierta manera de entender la educa-
que se nutre de todas aquellas aportaciones ción: la que le presta atención a la centralidad
que nos abren el pensamiento, aquellas que de la relación en ella, a la vida que se va des-
nos proporcionan un lenguaje adecuado para envolviendo en ella, a las vidas implicadas. “La
pensar lo que vivimos (un lenguaje, por tanto, experiencia educativa es siempre experiencia
sensible a las dimensiones existenciales de la de la relación y extrañeza del otro” (CONTRERAS
vida), y que nos ayudan a prestar atención a y PÉREZ de LARA, 2010a p. 18). Lo que preten-
las relaciones, a las vidas de las personas con de su exploración es ahondar en ese misterio,
quienes realizamos nuestro trabajo y a noso- más que resolverlo. Y eso, porque la cuestión
tros mismos. Y en cuanto que investigación, educativa es siempre lo imprevisible de las vi-
esta exploración, aunque promueve un saber das y la posibilidad de una apertura creadora
personal, también pretende hacerse público, para ellas, y no su programación, predetermi-
más allá de mí. En cuanto que investigación nación y control. Investigar la experiencia edu-
pública, la pregunta es la relación entre la en- cativa es acercarse, sin violentarla, a la vida
carnación del saber y su potencial de sentido que va sucediéndose, para preguntarse por lo
más allá de mí: ¿qué revela mi exploración que adecuado en una relación respetuosa con el

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misterio del otro; una actitud en sí misma edu- necesario de la actividad y los recursos prác-
cativa: acercarse y acompañar las vidas en cre- ticos– no significa sin embargo un saber de lo
cimiento, sin violentarlas. Pero precisamente inútil, de lo innecesario. Un saber pasivo es
por eso, la educación es siempre paradójica, un saber de la receptividad, pero es también
frágil y escurridiza; un asunto delicado (CON- un saber de la disposición: es el saber que me
TRERAS, 2015). Porque se pregunta por nuestra ayuda a mantener una relación pensante con
presencia y lo que traemos como educadores lo que vivo, para encontrar mi propia orien-
a la relación, a la espera de que algo suceda, tación en mi quehacer educativo; el que me
a la vez que reconoce la imprevisibilidad y la ayuda a ver más lejos, con más sensibilidad
sorpresa de lo que acontece. Investigar la ex- y percepción ante lo que pasa y me pasa, el
periencia es una manera de profundizar en que me ayuda a preguntarme por las vidas
la naturaleza de la educación como relación de aquellos con quienes hago mi trabajo y a
abierta (abierta al otro, al misterio del otro) y comprender (o si no, al menos a aceptar) tam-
no resuelta (CONTRERAS, 2010, p. 243). bién las paradojas y fragilidades, lo delicado
Todo esto hace, en quinto lugar, que el de lo que tengo entre manos. En cuanto que
saber educativo que nace de esta manera saber personal, encarnado, es también un sa-
de entender la exploración de la experiencia ber activo en mí, aunque no un saber de res-
sea también paradójico. Porque la educación puestas prefijadas de actuación. Es más bien
supone implicarse de un modo activo en las una colocación personal para ir re-creando
relaciones, disponer de propuestas, recursos, cada vez mis propias respuestas. La indaga-
actividades, etc.; sin embargo, esta investi- ción en la experiencia es la oportunidad de
gación pretende atemperar la urgencia de la verla de otra forma, y como consecuencia, de
acción para no taponar las preguntas que nos modificarse a sí mismo y de predisponerse a
suscita lo que vivimos con la rapidez de una nuevas formas de relación con la realidad que
nueva propuesta, de una nueva intervención. vivimos.
Frente a la educación como actividad, la inves- De hecho, el relato inicial es precisamente
tigación de la experiencia se para en una cierta parte de un ejercicio en este sentido que he-
pasividad: en la recepción de lo que nos pasa, mos practicado como grupo de investigación,
en el dejarnos decir por los acontecimientos. explorando nuestras experiencias en la forma-
Más aún, podríamos decir, que la propuesta de ción del profesorado. Durante un largo tiempo,
la investigación de la experiencia no es sólo hemos estado escribiendo acerca de experien-
indagar en la experiencia (en el sentido de cias vividas en nuestra docencia, que nos pe-
aquello que ha irrumpido en nuestras vidas y dían ser profundizadas y que han dado lugar
que nos exige pensar), sino hacer del vivir co- a la preparación de un libro. Con el tiempo
tidiano de la educación la oportunidad de una pudimos comprobar que el hecho de escribir,
experiencia (en el sentido de prestar atención, compartir, profundizar y pensar conjuntamen-
dejar que te lleguen las cosas, vislumbrar mis- te nos iba abriendo una mayor consciencia
terios donde sólo veíamos anécdotas, o asun- de cuestiones sustanciales de la formación, y
tos menores, “cosas de niños”, o situaciones también que eso nos permitía encontrar una
para manejar y resolver rápidamente, o como nueva forma de estar ante aquellos asuntos
mucho, inconvenientes). que más nos apesadumbraban o nos descon-
Promover una idea de lo que podríamos certaban de lo que vivíamos en nuestras cla-
llamar saber pasivo –frente al saber también ses. Por este motivo, el libro que ha surgido de

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José Contreras Domingo

este trabajo lo hemos titulado Tensiones fruc- Investigando otras experiencias:


tíferas (CONTRERAS, en prensa), porque junto
estudios con docentes
a la exploración de las tensiones que vivimos
en nuestras clases, pudimos ir percibiendo Pero volvamos de nuevo a la historia y a la re-
que éstas, en ocasiones, cambiaban conforme flexión que le seguía. La petición de mi alumna
profundizábamos en ellas; como también, que de una Didáctica que le sirviera en la escue-
estas tensiones reflejaban asuntos de lo de- la me había llevado a pensar en la necesidad
licado frágil y contradictorio de la educación de pensar en la relación escuela y universidad
que podían ser recuperadas (haciéndolas por creando nuevas relaciones. Pero estas rela-
tanto fructíferas) como asuntos para trabajar ciones hablan más de la necesidad de mirar
con nuestros estudiantes, educadoras y edu- con otros ojos lo que ocurre en la escuela, que
cadores en formación. no de llevar a la escuela lo que la universidad
Los relatos de experiencia, como forma de propone. Estas relaciones tienen que hacernos
exploración educativa (VENTURA, 2010), com- llegar con nueva luz lo que en la escuela puede
ponen versiones de lo vivido junto a un “pensar vivirse, la forma en que la vida que se da en
con”, que acompaña al narrar, para abrir nue- ella puede acogerse para mover en nosotros y
vas relaciones con lo vivido. Son relatos para en nuestros estudiantes nuevas posibilidades.
abrirse a un pensamiento necesario, cuando Necesitan hacernos ver que “la realidad de
nuestro pensar anterior se nos muestra insu- la enseñanza trasciende el plan de enseñar”
ficiente, cuando la nueva experiencia de vida (CONTRERAS, 2010, p. 247), que lo que en el aula
que supone el presente nos requiere un nuevo puede llegar a desplegarse, o lo que en ella
pensar. La vida se abre cuestionando nuestras puede llegar a cuidarse, en relación a las vidas
versiones anteriores y reclamándonos algo y experiencias que se comparten, nos pregun-
nuevo, para afrontar de nueva manera lo que ta por el contenido y la cualidad de una ex-
nos pasa, lo que se nos pone delante, lo que periencia que sea educativa. Por eso hablaba
aquello que sucede nos reclama. En este sen- de la necesidad de un saber pedagógico que
tido, los relatos de experiencia son también no reduzca la Didáctica a procedimientos de
la oportunidad de abrirse a lo vivido para ha- acción, sino que se abra a la percepción de la
cer de ello experiencia, esto es, para dejarse vida imprevista en movimiento, para aprender
afectar por lo que nos pasa en nuestras clases a movernos con ella, abriéndole nuevas posi-
con nuestros estudiantes y para hacer algo con bilidades.
ello. La oportunidad de cambiar nuestra rela- Esta preocupación, que efectivamente nace
ción con lo que vivimos puede reconfigurar la de la exploración de nuestra experiencia en la
versión que de nosotros teníamos, generando formación del profesorado, es la que ha mo-
un nuevo saber pedagógico, esto es, una nue- vido nuestro trabajo de investigación en este
va disposición con la vivir nuestras relaciones último tiempo. Hemos buscado acercarnos a la
educativas. Si nuestro saber personal está in- realidad escolar para percibir en ella su am-
serto en nuestra historia y en la versión que de plitud y su potencial, su capacidad de emer-
la misma nos contamos, la novedad del pre- gencia de algo nuevo en el dinamismo de la
sente, esto es, lo que nos acontece, si es hecho vida que sucede, como una creación incierta
experiencia, si se abre a un nuevo pensar, pue- y delicada, en relaciones no predeterminadas
de alterar nuestra forma de vernos en relación (BIESTA, 2014; CONTRERAS, 2015). Y lo hemos
a lo que experimentamos. hecho compartiendo un tiempo con maestras

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Relatos de experiencia, en busca de un saber pedagógico

y maestros que mantienen esta sensibilidad y tos aparatos y cuándo no? ¿Os ha pasado algu-
apertura en sus clases con sus grupos. Es en na vez que sabéis que no tenéis que hacer algo,
pero lo hacéis?” Empieza a haber asentimientos
el contexto de esta investigación en el que ha
y manos medio levantadas, como queriendo in-
nacido este relato, del que expongo aquí una
tervenir.
parte:
Carmina: “¿Alguien puede explicar alguna expe-
Tal y como solemos hacer los días que voy a la riencia?”
clase de Carmina, a la hora de comer nos hemos
ido a un bar donde dan menú para poder char- Alicia: “Un día llevaba mucho rato jugando al
lar con tranquilidad acerca de cosas que ella me ordenador, llevaba ya como 5 horas o así, y una
cuenta de la clase, o que yo le pregunto, o de parte de mí decía ‘¡para ya!’, pero otra: “¡todavía
asuntos que le preocupan de lo que va pasando. no, cómo me estoy divirtiendo!’”
Aunque no es demasiado lejos, vamos en coche
Y unas y otros van contando situaciones en las
para ganar tiempo. De regreso a la escuela, son
que saben que no deben hacer algo, pero lo ha-
casi las 3, por lo que ella baja del coche para
cen: “Mis padres salieron y me dijeron que no
llegar a tiempo, mientras yo aparco, lo que hace
jugara con la Play, pero no me pude aguantar y
que yo suba al aula un poco pasada la hora.
la cogí; y me sentía mal, porque estaba jugan-
Cuando entro a la clase, mientras me dirijo a do cuando mis padres me habían dicho que no
mi sitio habitual (una silla vacía al final, junto lo hiciera”. “A veces llevo mucho rato viendo la
a uno de los grupos), me sorprende encontrar- televisión y lo quiero dejar, pero no puedo”. “Y
me a la directora dentro, junto con Carmina. El sientes como una voz que te dice que no…”
ambiente es serio, mientras la directora les está
reprendiendo. Tardo un poco en entender lo que Alicia: “Es la conciencia”
ha pasado: Blanca, una niña de la clase, ha es- Iván: “Oyes la dos voces”
tado usando el móvil en la hora de comedor,
cuando está terminantemente prohibido utilizar Tras un cierto barullo, en el que todos hablan,
móviles u otros dispositivos en la escuela. Ade- Carmina les dice: “Estamos hablando de la do-
más, parece que hoy se ha producido más de un ble voz”.
caso, y alguien estaba usando un mp3 para gra-
Rosa: “Sí, a mí me pasa como en los dibujos
bar a escondidas a una monitora.
animados; es como si tuviera en un hombro un
La directora se muestra muy enfadada por el ángel que me dice: ‘¡no lo hagas!’, y en el otro
incumplimiento de la norma, aunque también hombro, un demonio que me dice: ‘¡Sí, sí!’”
por las circunstancias que rodean lo ocurrido.
Siguen interviniendo otros niños y niñas con-
Blanca se encuentra muy compungida y con sig-
tando experiencias similares, hasta que Carmi-
nos de haber llorado. Algunas de las niñas y de
na les dice: “Bueno, creo que ya lo podemos ir
los niños tratan de justificar el uso del móvil por
dejando, que tenemos cosas que hacer”.
una urgencia, “porque no sabía si su madre la
vendría a buscar...”. La directora insiste en que Joan: “¡Ahora que se estaba poniendo intere-
no pueden desobedecerse las normas y respon- sante!”
de diciendo que hay más formas de resolver eso:
llamando desde la dirección, etc. Cerrado el tema, la directora, que se había que-
dado todo este tiempo escuchando la conversa-
“Además –dice la directora– vosotros ya sois de ción, salió del aula, mientras los niños y las ni-
6º, sois mayores y ya debéis saber cuándo se ñas se disponían para ver qué harían esa tarde.
puede hacer una cosa y cuándo no. Tenéis que
saber lo que no podéis hacer”. Esta historia – como tantas otras que hemos
Carmina, que hasta ese momento no había in- ido componiendo en nuestra investigación –
tervenido mucho, les pregunta: “¿Vosotros sa- refleja una escena con la que asomarnos a una
béis cuándo estáis haciendo un buen uso de es- de las múltiples tramas de vida que una maes-

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tra sostiene y mueve en su clase. En el devenir Una era la importancia que tiene para ella que
de acontecimientos múltiples y variados que los niños puedan decir lo que sienten y cómo
componen la vida cotidiana de las escuelas, se sienten, sin temor a juicios, ni de ella ni de
este relato nos permitía ponernos a pensar en sus compañeros. Y la otra era que, gracias a
la potencialidad educativa de lo que a veces, la formación que había hecho en el programa
inesperadamente, sucede; o quizás mejor, de Filosofía 6-12 (basado en las propuestas de
lo que se puede hacer suceder, si se le concede Mathew Lipman, 1998), había podido aprender
a lo que ocurre su apertura potencial. En esta cómo iniciar y mantener conversaciones que
ocasión, vemos cómo Carmina Bosch, la maes- no se basaran en preguntar “¿por qué?”, de tal
tra de esta clase, ha hecho evolucionar una manera que se pueda pensar y a la vez puedan
reprimenda hacia una conversación, ese modo conectar con su experiencia.
de hablar entre unos y otros en el que puede De esta manera, Carmina me enseñaba otra
ser dicho lo que no se había dicho, en el que forma de ser docente, al abrir con sus niñas
se puede pensar lo que no se había pensado y niños una reflexión de hondo calado educa-
(Larrosa, 2008). Esta potencialidad de la con- tivo: la importancia de comprenderse en las
versación cobra aquí su especial fuerza porque dificultades del vivir, la importancia, al com-
ha surgido al pasar del lenguaje de las normas, partirlo entre unos y otros, de ver que esa difi-
de lo que debe hacerse, de lo que está bien cultad la tenemos todos. Y me mostraba tam-
y está mal, un lenguaje que parece ordenar y bién la importancia de abrir una reflexión ínti-
simplificar las cosas, al lenguaje de nuestros ma y a la vez compartida, que pone en escena
conflictos morales, a la experiencia de nues- la posibilidad de irse pensando en torno a las
tras divisiones internas; porque tener una nor- cuestiones de las que hablan. De este modo,
ma, o tener claro lo que uno “debería hacer” la conversación mantenida probablemente ha
puede ser fácil, pero no siempre lo es compor- sido la oportunidad de crear un espacio de ex-
tarse con respecto a ella. Una vez sugerida con periencia, al hacer pensable y público algo de
la pregunta que les lanza la maestra, la conver- lo que viven; lo cual ha podido dar lugar a nue-
sación empieza a fluir, sin que en ningún mo- vas versiones de sí, del modo en que van con-
mento Carmina valore o juzgue lo que dicen. figurando su historia, al poder ahora modificar
Y de la misma manera, llega un momento en su relato, por ejemplo, de un sentido de culpa,
que la conversación se deja, pero sin que la a una visión más compleja de la vida. La forma
maestra intente sacar conclusiones, o cerrarla de enseñar que me muestra la maestra no se
con algunas consideraciones, etc. Lo cual me preocupa tanto de controlar las conclusiones
hacía darme cuenta de cuánto de interiorizado del pensamiento, como de favorecer su aper-
tengo una cierta pedagogía en la que el profe- tura, de favorecer la reflexividad y el diálogo
sor concluye y establece recomendaciones, o personal. Ha propiciado una conversación que,
da consejos; cómo, en las conversaciones que como toda auténtica experiencia, te enseña,
propicio en mis clases, soy yo quien tiene la pero no pretende determinar lo que con ella
última palabra (algo a lo que me siento inte- aprendas (BIESTA, 2015).
riormente empujado, “por ser el profesor”). Cuando nos planteábamos en nuestro pro-
En algunas conversaciones, Carmina, al ex- yecto de investigación qué podríamos apren-
presarme algunas de las ideas que a ella le der de maestras y maestros en sus aulas para
guían en su tarea educativa, me había seña- enriquecer nuestra perspectiva sobre el que-
lado dos que veo presentes en esta escena. hacer docente, lo hacíamos impulsados por

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Relatos de experiencia, en busca de un saber pedagógico

nuestro deseo de llevar a la formación del pro- Así, aprendemos de los docentes y de lo
fesorado lo que de esta experiencia pudiéra- que pasa en sus clases, porque compartimos
mos aprender. Queríamos poder llevar a nues- con ellos y ellas una relación de pensamiento
tras clases algo de lo que una maestra hace, a partir de lo vivido en sus clases. Pero tam-
siente, le pasa, imagina, desea. O algo de lo que bién, aprendemos porque genera en nosotros
nos sugiere aquello que ocurre en las aulas so- un pensar a partir de lo vivido, yendo en oca-
bre la tarea educativa; o bien, lo que todo ello siones más allá de eso vivido, abriendo re-
nos despierta como asuntos educativos que flexiones en las que intentamos “tocar” algo
necesitan ser pensados. Lo que nos movía era de lo que nos parece sustancial de la tarea
poner en juego en nuestras clases algo de la educativa. Es un “pensar con” que nace de la
sustancia de lo educativo que vivíamos en las experiencia compartida, que en ocasiones es
escuelas, pero no como una colección de su- pensar junto a la maestra, y en ocasiones es un
cesos o anécdotas, por interesantes y relevan- pensar que ha nacido de haber vivido la rela-
tes que pudieran resultar. No estábamos bus- ción con la maestra y su clase, aunque pueda
cando ejemplos de “buenas prácticas”, sino la ir más allá de ella. Desde este punto de vis-
oportunidad de pensar con la experiencia. Lo ta, hemos hablado de una investigación “con”,
que queríamos era poder llevar la experiencia que no es siempre hacer algo juntos, pero sí
de la educación, entendida como una relación cuidar algo en el proceso de vivir y dar cuenta
de pensamiento con la vida de un aula y con su de la experiencia, dejándose tocar por esa vi-
maestra o maestro; como una relación de pen- vencia, como una forma de crear pensamiento
samiento con lo que una maestra se pregunta (ARNAUS, 2010).
y se ve necesitada a seguir pensando, al hilo Aprender con estos docentes, a partir de
de lo que sucede en la tarea educativa. la relación creada con ellos y ellas, significa
El saber pedagógico que buscamos es también que nuestra manera de vivir nuestro
aquel que puede nacer del pensar con lo que trabajo de campo no ha sido como recolecto-
acontece. Este pensar puede ser el de la maes- res de evidencias. Ha sido más bien un estar
tra que vive la experiencia; como puede ser atentos y receptivos a lo que la experiencia de
el que, como docentes, vivimos quienes de- investigación tenía por decirnos y enseñarnos.
sarrollamos la investigación, a partir del cual No registrábamos experiencias, sino que las
componemos el relato; o el que puedan tener vivíamos; era algo que nos estaba pasando,
nuestros estudiantes al recibir esta experien- implicándonos en distintos planos de nuestra
cia relatada. En este sentido, para nosotros, manera de pensar el sentido de lo educativo y
aprender de los docentes no es exactamente que nos interpelaba en nuestro ser docentes
“aprender lo que hacen”, sino el aprendizaje también nosotros (BLANCO, MOLINA y LÓPEZ,
personal que nace al acercarnos a las expe- 2015). Por tanto, los relatos de experiencias
riencias que viven y promueven. Aprendemos que íbamos componiendo, lo son porque re-
porque nos hacen pensar en el sentido de lo latan nuestra experiencia, el modo en que vi-
que pasa, porque nos afecta lo que ocurre víamos algo que nos afectaba, al convivir con
y nos pone en movimiento. Podríamos decir la maestra y su clase. Y también son relatos
que aprendemos de estas experiencias por- que, en su desarrollo, al reflejar lo vivido y al
que (en un sentido literal) nos con-mueven: poner en juego el modo en que nos afectaba
nos afectan y nos hacen movernos con lo que –esto es, lo que hacía que para nosotros fuera
nos cuentan. una vivencia en la que valía la pena pararse y

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ponerse a pensar–, aspiran a ser relatos que insistir en las normas de la escuela: “Como di-
lleguen a quien los lea como una oportunidad rectora, a ella le toca esta parte normativa. Y a
mí, como tutora, me tocaba decir: ‘¿Y a nosotros,
de experiencia, esto es, como una historia que
ante la norma, qué nos pasa? ¿Cómo vivimos la
permita ser leída en conexión personal, y que
norma?’ Como ella hizo este papel normativo, yo
despierte un pensar que deje huella. me pude permitir el lujo de hacer el otro”.
En todo este proceso, ha sido una fuen-
te especial de inspiración el trabajo de Jean Esta parte del relato me permite no sólo
Clandinin y Michael Connelly (2000); Clandinin deshacer la interpretación que yo había hecho
(2013) y lo que han llamado la indagación na- de lo que estaba pasando. Además, al man-
rrativa. Bajo su perspectiva, y a diferencia de tener aquí mi interpretación inicial y poder
otras modalidades de investigación narrativa presenciar el modo en que me la desmiente
(aquellas que recopilan y analizan datos na- la maestra, exponiendo su modo de pensar
rrativos), su propósito es elaborar relatos en pedagógicamente acerca de lo que ocurrió,
los que ir profundizando para abrir otras po- de pronto se resaltan unos cuantos asuntos
sibilidades de pensamiento de la realidad. En sobre los que pensar. Porque lo que yo había
este sentido, la indagación narrativa no pre- interpretado como una desautorización de la
tende tanto interpretar la realidad, sino más maestra a la directora en el modo de enfocar
bien generar una nueva relación con ella. No la situación con los niños, ella me la coloca en
se propone analizar los datos, sino componer una dimensión más grande para pensar edu-
relatos que son ya fruto de un pensar narra- cativamente. Lo que Carmina nos cuenta me
tivamente lo vivido; y componerlos de forma permite pensar acerca de los difíciles equili-
que vayan abriendo nuevas visiones de esa brios de la tarea educativa: entre la necesidad
historia, para que favorezcan la posibilidad de de establecer límites, por una parte, y saber,
pensar con ella, a partir de lo que el relato y su por otra, que la tarea educativa no está exac-
profundización nos va ofreciendo como opor- tamente ahí; y también, me hace consciente de
tunidad para abrir nuevos sentidos y potencia- la facilidad con que esa necesidad de límites
lidades de la realidad. y controles puede engullir al aspecto educa-
Vayamos ahora a otra parte de este ante- tivo de fondo. La coyuntura que se produjo
rior relato sobre “la doble voz”: (este reparto de papeles entre la directora y
la maestra) le permitió a la maestra convertir
Días después, en otra visita posterior a la escue-
la, en nuestro momento de las tardes de conver- la reprimenda en una conversación, abriendo
saciones grabadas, una vez acabada la jornada, una posibilidad. Pero me hace más consciente
le recordé a Carmina esta escena de “la doble de la dificultad de la tarea cuando uno mis-
voz”. Al recordársela, le mencioné cómo yo la mo tiene que sostener los dos papeles. Esto
veía vinculada a su idea de la conversación y al
me pide más atención como educador para no
interrogar sin preguntar “por qué”, a no juzgar,
a no moralizar, sino comprendernos. Pero tam-
confundir un plano con otro y para pensar en
bién, le comenté cómo me había parecido que mi capacidad de abrir el trasfondo necesario,
era una manera de sacar el conflicto que se ha- más allá de establecer normas y límites. Nos
bía producido del lugar en el que lo había colo- encontramos aquí con dos voces otra vez; en
cado la directora. Sin embargo, si bien Carmina
este caso la doble voz la representan dos per-
me confirmó la primera parte de mis interpreta-
sonas, directora y tutora. ¿Cómo conjugar la
ciones, no lo hizo con la última. Por el contrario,
ella me dijo que la directora había hecho algo doble voz cuando tiene que pronunciarlas am-
que le correspondía: fijar los límites, recordar e bas una misma persona?

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Relatos de experiencia, en busca de un saber pedagógico

Este ir preguntándose por lo que el relato do el sentido de esa realidad, tratando de dia-
sugiere acentúa que el propósito de la inda- logar con lo que tenía para decirnos como po-
gación narrativa no se centra en la interpre- tencial educativo. Hemos querido acercarnos a
tación, sino en el deseo de saber que nace de la realidad escolar para, prestando atención a
la experiencia vivida. Su pretensión no es re- lo que hacen, piensan y viven las y los docen-
presentar la experiencia, sino enriquecerla y tes con quienes hemos trabajado, ir sin embar-
transformarla. Y lo hace abriendo a quien se go más allá de dar cuenta de ello, tratando de
acerque a esta experiencia nuevas posibilida- poner en movimiento una reflexión pedagógi-
des de significado, nuevas lecturas de los he- ca que nos permita pensar en el sentido edu-
chos, y una forma de leerlos que permita pen- cativo, pensar en lo que se mueve como senti-
sar con más amplitud el sentido educativo que do y posibilidad de lo educativo, en lo que vale
podría percibirse. la pena ser atendido y cuidado, aceptando sus
Lo que se propone la indagación narrativa ambigüedades, sus fragilidades, sus incerti-
y lo que nos planteamos con los relatos de ex- dumbres.
periencia es enriquecer la experiencia abrien- Decía unas páginas atrás que la investi-
do las cuestiones educativas que se pueden gación de la experiencia da lugar a un saber
pensar con ella, para así, abrir la posibilidad que no funciona exactamente como infor-
de nuevas experiencias. Y ahora, al conectar mación, ni como conocimiento acumulable;
de nuevo con este relato de la doble voz, pero no pretende transmitir las conclusiones del
al leerlo ahora teniendo presente lo que supo- pensamiento, sino dar lugar a un pensamien-
ne la propuesta de investigación de la expe- to vivo. En este sentido, su aspiración no es
riencia, se me ocurre pensar que Carmina nos la elaboración de un saber teórico abstracto,
da una pauta para ello, si nos fijamos de nuevo sino encarnado. Y como investigación educa-
en el modo en que a partir de lo que estaba tiva, preocupada por la forma en que puede
sucediendo, abrió pasó a una conversación iluminar el hacer, la investigación de la expe-
con la experiencia de cada cual; una conversa- riencia no pretende abstraer principios de lo
ción que permite pensar lo que se vive, que sin que ocurre para después comunicarlos como
desligarse de ello, abre paso aun pensamiento tales, esperando que guíen la práctica. Por
más amplio (en su caso, acerca de cómo vivi- el contrario, el propósito de la investigación
mos las normas; pero en el nuestro puede ser de la experiencia es poder partir de lo vivido
acerca de la importancia y dificultad de com- para hacerlo pensable y expresable mediante
binar pero no confundir el establecimiento de el relato. Hacer esto significa favorecer aque-
normas y la tarea educativa). Además, la inves- llas mediaciones simbólicas que no sean abs-
tigación explora la experiencia para aprender tracciones, sino acompañamientos a la propia
de ella, pero no pretende concluir, no preten- experiencia, para mejor abrir los sentidos y
de determinar lo que cada cual debe y puede las diferentes capas de significado que una
aprender de ella; porque lo que busca es hacer historia sugiere. Y el relato llega a quien lo
pensable, al hilo de acontecimientos y relatos lee mediante las conexiones subjetivas que
de experiencia, las complejidades y dificulta- el receptor hace entre esa historia y su ex-
des de la tarea educativa. periencia, unas conexiones que, como indica
Hemos buscado, acercándonos a la reali- Paul Ricoeur (1995, p. 1001), apelan más a la
dad escolar, dar lugar a un saber que nace de imaginación que a la voluntad. Y abrir la ima-
la experiencia de la realidad escolar, amplian- ginación es abrir el espectro de lo posible.

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José Contreras Domingo

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SOUZA, Elizeu Clementino de. Modos de narración y
discursos de la memoria: biografización, experien- Recebido em: 05.01.2016
cias y formación. En PASSEGGI, Maria de Conceiçao Aprovado em: 04.02.2016

José Contreras Domingo é Profesor titular de Didáctica de la Universitat de Barcelona desde 1992, ha sido también
profesor de la Universidad de Málaga, desde 1983 hasta 1992. Coordinador del grupo de investigación ESFERA (Expe-
riència, Saber i Formació d’Educadores i Educadors – Recerca i Acció). Ha publicado libros y artículos sobre didáctica,
profesorado, formación de profesorado e investigación educativa. Investigar la experiencia educativa es su último libro,
publicado en colaboración con Núria Pérez de Lara. E-mail: jcontreras@ub.edu

Universidad de Barcelona
Facultat d’Educación
Passeig de la Vall d’Hebron, 171
08035 - Barceloa

30 Revista Brasileira de Pesquisa (Auto) Biográfica, Salvador, v. 01, n. 01, p. 14-30, jan./abr. 2016

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