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PSICOLOGIA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES. Leonardo Schvarstein.

Leonardo Schvarstein es un ingeniero industrial y psicólogo social argentino, conocido por su


trabajo en el campo de las Organizaciones. Es un reconocido consultor organizacional
internacional que ha trabajado con diferentes empresas, organismos públicos y organizaciones
no gubernamentales de América Latina y Estados Unidos. En el campo académico, se
desempeña como docente de Análisis Organizacional y de Gestión del Cambio en diferentes
carreras de posgrado, y enseña Dirección General y Organización en la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Capítulo I: “Psicología Social de las organizaciones”


Objeto:
Es presentar un esquema que articule los conceptos de institución, organización, grupo e
individuo. Enrique Pichon Rivière ha hecho una caracterización de los ámbitos psicosocial
(individual), sociodinámico (grupal), institucional y comunitario. Dicha caracterización ha
propuesto un orden inclusivo: lo comunitario incluye lo institucional, que a su vez incluye lo
grupal y que a su vez incluye lo individual.
El objetivo es explicitar las determinaciones recíprocas que existen entre estos diferentes
ámbitos fenoménicos. Las relaciones de inclusión no son las únicas que permiten relacionar
estos conceptos. La organización, por ejemplo, no sólo incluye a los grupos, no sólo es un
conjunto de grupos, sino que los determina y es, a su vez, determinada por ellos. Hay que
considerar también el factor situacional, o sea las características de tiempo y espacio que
permiten comprender cómo estas determinaciones recíprocas concurren a la dinámica de
los cambios sociales.
¿PSICOLOGÍA SOCIAL DE O EN LAS ORGANIZACIONES?
Pichon Rivière define esta disciplina de varias maneras; dos de ellas son: 1-“La psicología
social como disciplina aborda la relación entre estructura social y configuración del mundo
interno del sujeto y su indagación se centra en la interacción”. 2-
“Es la ciencia que estudia los vínculos interpersonales y otras formas de interacción”.
Por su parte, Ana Quiroga dice que “la psicología social consiste en el desarrollo sistemático
de la pregunta por el sujeto y se plantea el análisis de las relaciones entre estructura social
y configuración del psiquismo, lo que implica focalizar como unidad de indagación la
dialéctica entre sujetos, e investigar en su estructura y función las distintas unidades
interaccionales que operan como mediaciones entre las relaciones sociales fundantes del
psiquismo y la subjetividad”.
Tosas estas definiciones ponen en evidencia la relación entre sujeto y estructura social,
como un modo de aludir a la contradicción fundante de la disciplina: individuo- sociedad.
Entonces, es posible definir una psicología social en las organizaciones, cuyo objeto es la
indagación de las interacciones entre individuos en ese ámbito específico y sus efectos
sobre la configuración del mundo interno de cada uno de ellos. Se trata desde este punto
de vista, de una definición cuya ética está comprometida con el sujeto, y que instituye como
criterio de salud el de adaptación activa a la realidad. Psicología social en las
organizaciones es, por lo tanto, pensar en los individuos, producidos por ellas y productores
de ellas. Las organizaciones son, desde esta perspectiva, el contexto de acción en el cual
se hacen decodificables las conductas de los sujetos. ¿Qué es entonces una psicología
social de las organizaciones? Siguiendo con definiciones de Pichon Riviere: “ciencia de las
interacciones orientada a un cambio social planificado”; “Interciencia cuyo campo es
abordado por una multiplicidad interdiciplinaria. Existe una epistemología convergente de
la cual derivan multiplicidad de técnicas.
Una Psicología Social de las Organizaciones tiene por objeto, el estudio de las
organizaciones como dominio fenoménico de interacciones específicas. Implica un ECRO
(Esquema Conceptual Referencial y Operativo) que contenga explícitamente una
representación del ámbito organizacional.
Debe articular y caracterizar en sus interacciones recíprocas, el concepto deorganización
con los de institución, grupo e individuo. Para la psicología social de las
organizaciones, estos conceptos extraen su potencia de la mutua interacción, y
adquieren una cualidad específica que emana de su integración. Indaga en la
especificidad del ámbito organizacional, situando allí a individuos y grupos, y proponiendo
el análisis de las articulaciones institución- organización, organización- grupo y
organización- individuo. Psicología social de las organizaciones es por lo tanto pensar en
ellas y en sus efectos sobre los individuos. La organización se transforma en texto para el
análisis de las interacciones que en ella tienen lugar, y es posible abordar los conceptos de
atravesamiento y transversalidad en las relaciones entre instituciones, organizaciones y
grupos.
Algunos conceptos.
Organizaciones e instituciones.
Las instituciones
Se definen como aquellos cuerpos normativos jurídico culturales compuestos por ideas,
valores, creencias, leyes que determinan formas de intercambio social. Asi, sexualidad,
vejez, trabajo, tiempo libre, justicia, religión, son instituciones universales que se
particularizan en cada sociedad y en cada momento histórico. Una institución es un nivel
de la realidad social que define cuanto está establecido. Se relaciona con el estado que
hace la ley.
Lo instituido es aquello que está establecido, el conjunto de normas y valores dominantes,
así como el sistema de roles que constituye el sostén de todo orden social. Pero para
entender la dinámica del cambio social, es necesario reconocer la presencia de una fuerza
instituyente, constituida como protesta y como negación de lo instituido. El cambio social
resulta de la dialéctica que se establece entre lo instituido y lo instituyente.
Las organizaciones
Algunas def: “unidades socialmente construidas para el logro de fines específicos (Etzioni);
“son soluciones en busca de problemas” (Weick).
Mezclando los significados de “lugar” y “la acción de organizar”, el autor se refiere a
establecimientos tales como escuelas, fabricas, hospitales, a los cuales se les asigna en
general una finalidad social determinada por una o más instituciones. Las organizaciones
están, entonces, atravesadas por muchas instituciones que determinan “verticalmente”
aspecto de las interacciones sociales que allí se establecen. Este es el concepto de
ATRAVEZAMIENTO.
Las organizaciones son unidades compuestas, por lo cual se pueden distinguir sus partes
componentes. Nos interesan fundamentalmente las interacciones que se establecen entre
los sujetos, por lo que la pertinencia de la psicología social de las org se estructura sobre
esas interacciones y no sobre las propiedades individuales de sus miembros.
Las organizaciones son una construcción social, aun en su carácter de establecimiento, son
lugares “virtuales” que no existen más allá de la percepción que de ellas tiene un
observador. Las org tienen que ver con valores que se utilizan para construir la realidad.
Estos valores corresponden a la categoría de perceptos, que son códigos de
reconocimiento, categorías conceptuales significativas que recubren un campo y garantizan
el orden del mundo. ¿Quién vio o toco una organización? Estamos frente a un concepto
cultural, convencional, existente a través de la construcción que de él se hace y que, como
toda descripción, existe en el lenguaje. Una organización es un conjunto ordenado y
estructurado de perceptos, una imagen perceptiva. Se establece, desde esta perspectiva,
una distinción entre lo real y la realidad. Reina en el concepto de org el orden simbólico. Se
impone el orden del signo; y entonces entro en un mundo significante. Lo real aparece como
un exceso. Es imposible captar todo lo que sucede en una organización. La posibilidad de
comprensión de lo que es una org y de lo que en ella acontece asa por la construcción de
una realidad que instituye un orden simbólico del cual todos sus miembros participan. La
org es, para quienes la observan desde afuera o desde dentro, la puesta en escena de un
orden simbólico. La interacción de los sujetos dentro de ella resulta el modo en que estos
asignan significados a lo que allí acontece.
La relación institución-organización
No se trata de una relación unidireccional sino de determinación recíproca. Las org, en un
tiempo y en un lugar determinado, materializan el orden social que establecen las
instituciones. Es decir que las inst atraviesan las organizaciones y los grupos, es este
atravesamiento el que permite comprender como determinados modos de hacer y de
pensar se producen y se reproducen en una sociedad.
Así como existe la dialéctica instituido-instituyente, hay, en correspondencia, una dialéctica
sujeto producido-sujeto productor. Esto se explica así: la noción de atravesamiento vertical
impone límites y condiciona la capacidad de la organización de darse sus propias normas,
o sea, relativiza su autonomía. Pero este atravesamiento también tiene sus límites. En
mayor o menor grado habrá un entrecruzamiento entre estas referencias institucionales
verticales y las singularidades o valores horizontales, propios de la organización. Ciertas
entidades, al construir una identidad singular que las diferencia, se constituyen en
verdaderas organizaciones-sujeto, por oposición al concepto de organización-objeto que
caracteriza a aquellas cuyo orden está determinado externamente por los atravesamientos
institucionales.
Se llama TRANSVERSALIDAD a la existencia de este orden horizontal en las org,
posibilitado por la existencia de las propias coherencias internas. Cuanto mayor sea la
identidad-construcción, mayor será la significación de esta transversalidad y más fácil será
reconocer estar frente a una org-sujeto.
Organizaciones y grupos
Según Pichon Riviere, un grupo es un conjunto restringido de personas, ligadas por
constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna (lo que
el grupo representa para todos), se proponen en forma explícita o implícita una tarea que
constituye su finalidad (siempre el grupo tiene un fin), interactuando a través de complejos
mecanismos de asunción y adjudicación de roles (cada uno tiene un rol demarcado).
Se dice que un grupo es un holón, o sea un conjunto de partes que funciona como parte de
un conjunto más amplio. La existencia del grupo se debe a la organización. El acontecer de
los grupos está sometido a esta sobredeterminación organizacional en mayor o menor
grado. Los fenómenos grupales, entonces, no son solo resultados de la dinámica interna
de los grupos, sino de las instituciones que los atraviesan y la organización en la que existen
son también determinantes de las relaciones que los constituyen.
Grupos-objeto y grupos-sujeto en la organización
Cuando el atravesamiento de la organización sobre el grupo adquiere características
absolutas, los principios organizadores de este grupo serán externos. Este es el grupo-
objeto, sobredeterminado por la dimensión vertical dela organización, que puede ser
concebido como un mero efector de sus finalidades. Este grupo es básicamente reproductor
del orden establecido, es una materialización de lo instituido.
En cambio, cuando a la dimensión vertical de la organización el grupo puede añadir una
referencia horizontal a sus propias coherencias internas, no encontramos ante un grupo-
sujeto. Este tiene una capacidad instituyente, la posibilidad de modificar y ser modificado
por la organización a la que pertenece.
Esta distinción es meramente analítica. Ningún grupo presenta de manera absoluta una u
otra característica y además tal hecho es situacional, es decir que depende de las
circunstancias de tiempo y espacio en que sea abordado.
La relación grupo-organización
Según las características de sus integrantes, de la organización a la que pertenecen y de
la situación por la que atraviesan, los grupos presentaran alternativamente alguna de las
siguientes tendencias:
a) Tendencia a la autonomía: Constituye al grupo en una modalidad autoafirmativa. Lo
centra en sus propios procesos de producción. Subordina la relación con la organización
a la satisfacción de sus coherencias internas
b) Tendencia a la integración: El grupo considera se quehacer a la luz de la pertenencia a
la organización. Prevalece la apertura y el grupo se ubica principalmente como receptor
en los procesos de comunicación, lo que implica que tendera a buscarse como sujeto
destinatario de discursos producidos por otros sectores de la organización.
Además, el autor menciona dos paradigmas subyacentes en la psicología social de las
organizaciones:
a) Paradigma de la verticalidad: establece la causalidad del todo hacia las partes. Reina
un orden jerárquicamente instituido.
b) Paradigma de horizontalidad: establece la causalidad de las partes hacia el todo. La
organización se considera como un conjunto de grupos y el orden establecido surge
como un proceso de intercambio y negociación.
Debe reconocerse en la relación grupo-organización una causalidad recíproca, una
interdependencia que resulta en complementariedades y antagonismos concurrentes, en
síntesis, una relación dialógica.
Los conflictos y su racionalidad subyacente.
La noción de conflicto en los procesos inter e intragrupales: Todo conflicto tiene una razón
de ser y desentrañarla es esencial para su comprensión y resolución.
El reconocimiento de una racionalidad dominante en la organización y la jerarquía de
valores que la sostienen es un requisito indispensable para ubicar los conflictos que puedan
presentarse en los grupos.
El autor menciona los tipos de racionalidades subyacentes en los conflictos en la
organización, es decir, las clases de racionalidad pertinentes que constituyen la lógica del
demonio de los propósitos: 1) racionalidad política; 2) racionalidad afectiva; 3) racionalidad
técnica; 4) racionalidad económica; 5) racionalidad ideológica; 6) racionalidad estructural.
Desde ya que ninguna de estas racionalidades se presenta en estado “puro”. Es imposible,
por ejemplo, separar lo político de lo económico o de lo afectivo.
Sin embargo, será útil para el analista organizacional identificar la racionalidad que
prevalece sobre el fondo que constituye la lógica del poder.

El concepto de situación.
Todo el carácter dinámico de las instituciones y organizaciones debe ser considerado a la
luz del concepto de situación. Los factores temporales y espaciales inciden en los aspectos
sincrónicos y diacrónicos de la organización. Definir una situación significativa es responder
a la pregunta explícita o implícita sobre “que está sucediendo”.
La capacidad para identificar y desarrollar las conductas apropiadas a cada situación es
parte de la competencia social de los individuos, y se adquiere a través de los procesos de
socialización.
Organizaciones e individuos.
Lo que constituye a la organización es la comunicación, y lo que constituye al grupo es la
interacción. Las personas exceden ambas instancias; los seres humanos son el entorno de
los sistemas sociales y establecen con ellos relaciones de interpenetración y observación,
porque para reconocer las instancias organizacionales y grupales, el sujeto debe ejercer
una capacidad reflexiva que le permita observarse a sí mismo y a los demás actuando en
ellas.
La participación de los individuos en los grupos y en las organizaciones se estructura en
función de desempeño de roles.
El concepto de rol.
Proviene del modelo dramático y convierte a los actores en personajes de una trama
argumental constituida para el logro de los propósitos que se establecen, el rol puede
definirse como una pauta de conducta estable, constituida en el marco de reglas también
estables que determinan la naturaleza de la interacción. Se trata de una verdadera puesta
en escena.
Se distinguen en un rol su función y su status. La función se refiere al “para qué”, mientras
que el status alude a su ubicación relativa en una estructura. Estos roles son determinados
por la organización, es ella la que prescribe sus pautas y las modalidades para su
desempeño. Dicho con mayor propiedad, son personas quienes adjudican los roles a otras
personas, transformándose de esta manera en emisoras del rol. Pero no solo de esta
emisión es que se nutren los sujetos para comprender el modo en que deben actuar sus
papeles, sino que toda la actividad organizacional tiene un valor simbólico añadido,
comunican las paredes, las vestimentas, la distribución de los espacios, son referentes de
cómo se debe asumir un rol. Se produce así un encuentro entre lo organizacional, lo grupal
y lo individual. El rol surge “de lo sincrónico, entendiendo por tal situación en la que un rol
emerge como resultado, y lo diacrónico individual, en cuando es esto lo que establecerá la
elección de quien tendrá a cargo el desempeño de un rol determinado”.
Rol y desempeño
Cabe señalar para los roles organizacionales dos exigencias en cierto modo antagónicas:
1) La primera es de carácter estático. El rol es, desde la organización, una estrategia para
afrontar todo tipo de situaciones que se repiten a menudo y exige, a quienes lo detentan,
comportamientos estables tendientes a lograr un fin. El rol adquiere así un carácter
restrictivo, concurrente con la necesidad de la org de reducir la variedad de conductas
posibles de sus miembros; pero también productor, ya que sin él no sería posible el
encuentro con los otros para el desarrollo de una acción común.
2) La segunda exigencia es de carácter dinámico. Esto tiene que ver con el carácter
situacional, un rol no se actúa igual en distintas circunstancias, por ello exige flexibilidad
y variedad de respuestas. Debemos, entonces, distinguir los conceptos de rol y
desempeño, el primero de carácter estable y el segundo de carácter flexible y dinámico.
El reconocimiento de las demandas cambiantes en la dialógica entre estabilidad y
cambio, entre estática y dinámica, pone de manifiesto la existencia de dos capacidades:
1) la de la org: para inducir al cumplimiento de los roles prescriptos sin inhibir por ello la
autonomía de los miembros en cuanto a la elección de comportamientos que consideren
más adecuados. 2) La del sujeto: para enmarcar su autonomía dentro de las exigencias
de la organización.
Si cualquiera de estas capacidades está ausente, generará problemas: Una org rígida
no puede sobrevivir a los cambios del contexto. Una persona incapaz de reconocer las
exigencias de integración no va a llegar lejos en una org. El interjuego de estas
capacidades debe comprenderse a la luz de la contradicción individuo-organización.

Las diadas institucionales

Se trata de modos estables de interacción que prescriben las conductas admisibles para
cada uno de los participantes de estos encuentros sociales, por ejemplo: docente-alumno,
preso-carcelero, sacerdote-diacono. El atravesamiento institucional “signa” la asimetría que
enmarca estos roles que encontramos repetidos en todas las escuelas, todas las
parroquias, todas las cárceles. Se trata de una trama argumental invariante que reconoce
tantas representaciones distintas como organizaciones en la que transcurre y ocasiones en
las que se desenvuelve. El hilo de esta trama es el poder.

Los niveles de abordaje


Va a profundizar en algunos aspectos del eje horizontal organización-grupo/rol-sujeto.
En lo que se refiere a la organización, cualquier consideración que se haga exige la
definición previa de tres niveles lógicos de pensamiento, con los cuales abordarla: nivel
epistemológico, nivel ontológico y nivel metodológico.
1) Nivel epistemológico: considera la relación entre sujeto y objeto de conocimiento.
Implica el reconocimiento de las organizaciones como construcciones sociales y el lugar
del observador que las define como tales, inevitablemente implicado en dicha definición.
La caracterización que alguien hace de una org está fuertemente condicionada por el
lugar que ocupa en relación con ella. Toda descripción, todo enunciado en rigor supone
una elección. Con la elección nace el sentido y, en él, se revela la posición del sujeto
en relación con el objeto enunciado. Las org como construcciones sociales no son
cognoscibles inmediatamente a través de la experiencia. Es necesario un aparato
perceptual para poder caracterizarlas, aquello que P. Riviere denomina ECRO, un
esquema articulado de conceptos a los que se hace referencia para operar.
2) Nivel ontológico: define el ser del objeto, en este caso, aquello relacionado con la
singularidad y especificidad de las organizaciones respecto de otros ámbitos de
interacción sociales. Se trata de la razón de ser de una organización, de la identidad,
de una construcción del observador que intenta reflejar así cuales son los rasgos que
la convierten en singular y, por lo tanto, distinguible.
3) Nivel metodológico: Este nivel considera los aspectos técnicos del trabajo con las
organizaciones, fundamentalmente, cuales son las herramientas adecuadas para
operar en un ámbito específico, así como los factores que determinan su elección.
El encuadre va a identificar la unidad de análisis (grupo, sección o departamento, por
ej), los recursos de los que dispondrá, las técnicas a utilizar (cuestionarios, entrevistas,
análisis de documentos, reuniones, etc), los modos de comunicación (qué, cuando, a
quienes) y las cuestiones económicas.
Cualquier metodología de intervención reconocerá la existencia de distintas etapas, en
general las siguientes:

a) Prediagnóstico: Consiste en una o varias entrevustas, con uno o mas miembros de


la organización. En esta etapa, el analista obtiene los datos que le periten formular
sus primeras hipótesis en relación con las necesidades de la organización y sus
propias capacidades para contribuir a satisfacerlas. En general, toda demanda de
análisis organizacional se manifiesta en principio imprecisa y ambigua. Esta etapa
será el inicio de resolución de dicha ambigüedad.
b) Análisis: Establecida la primera relación, el analista recoge los significantes que le
permitirán significar su campo de trabajo. Para ello utiliza dispositivos analizadores
históricos, naturales o construidos, a través de los que “escucha” “hablar” a la
organización. Este análisis implica elección (de ciertos elementos como más
significativos que otros) se pondrá en juego aspectos vinculados a la concepción
que el operador tiene de la armonía de un conjunto. Aquí es donde se ponen de
manifiesto la predominancia de horizontalidad o verticalidad en la organización.
c) Diseño: Se formulan aquí los elementos del encuadre de trabajo, tanto para el
diagnóstico como para la intervención propiamente dicha. Diseño implica resolución
de contradicciones. El analista deber optar por opciones de trabajo, por ej, por
trabajar con muchos o pocos participantes, en profundidad o en superficie, etc. Las
elecciones que haga en función de resolución de estas contradicciones
caracterizaran su intervención. Se debe considerar instancias de comunicación, es
esencial. La mejor intervención, basada en el mejor diagnóstico, se frustra si no
cuenta con la comprensión y la implicación activa de los participantes.
d) Diagnóstico: Consiste en la explicitación de una hipótesis acerca del acontecer de
la organización y de sus causas determinantes. Incluye en general un pronóstico de
lo que puede suceder, tanto si no se hace nada como si se resuelve intervenir. Es
el diagnostico el que identifica las distintas racionalidades que se confrontan en una
situación de conflicto y la manera en que ellas se subrogan a la racionalidad
dominante. Aquí se hacen consideraciones acerca de cómo es la dialéctica
instituido-instituyente. El diagnostico recoge los significados asignados a los
distintos significantes en la etapa de análisis y los sintetiza en un conjunto coherente.
e) Intervención: Etapa orientada a posibilitar el cambio que surge como necesario.
Supone como resultado la modificación de la relación de cada uno de los
participantes con la situación. Intervenir significa etimológicamente “venir entre”, ese
venir entre puede ser, entre la org y su contexto, entre el sujeto y la org, entre la org
y las instituciones que la atraviesa, etc, depende la necesidad, basándose en las
hipótesis y en los objetivos. Planteados.
La intervención es el resultado conjunto de los esfuerzos del analista y de todos los
miembros de la organización que participen. Implica una actitud de dialogo, ello
impone, al analista, sobre todo, un accionar orientado a la comunicación y el
establecimiento de acuerdos sucesivos. Lo contrario, al perturbar la interacción,
esteriliza la acción por inexistencia del consenso básico requerido.
f) Evaluación: esta etapa debe preverse en el diseño. Evaluar significa comparar
contra una norma o contra un estándar, por lo que deben considerarse para esta
etapa los aspectos cualitativos con los cambios propuestos por la intervención. Debe
identificarse previamente los criterios que se utilizaran para evaluar, y corresponde
a la ética de la intervención evitar su modificación radical. Esto sin dejar de
considerar el carácter dinámico de toda intervención. Además, la evaluación exige
por parte del analista una permanente disposición a cuestionar sus mismos
argumentos.

La organización

En el nivel ontológico se ha caracterizado a la organización en general como un sistema


abierto, o sea desarrollando interacciones, modificando y siendo modificada por su
contexto, con un paradigma subyacente que podríamos denominar adaptativo. Se puede
completar esta visión con otra que apunta a señalar las características se sistema cerrado
que también presentan, en función de la preservación de su autonomía, bajo el paradigma
de la autoorganización.
Identidad y estructura

La identidad es aquello que distingue. De acuerdo con este concepto, las organizaciones
se comportan como homeostatos que procesan las perturbaciones endógenas o exógenas
de modo tal de mantener ciertas características invariantes. Se cierran sobre sí mismas,
generando de continuo acciones que, reiteradas a lo largo del tiempo, preservan su
identidad.
La identidad se materializa a través de una estructura, que es la forma que asume una
organización en un aquí y ahora concreto. La estructura se define “por los recursos de que
dispone y el uso que de ellos se hace, por las relaciones entre sus integrantes y con el
entorno, por los modos que dichas relaciones adoptan, por los propósitos que orientan las
acciones y los programas existentes para su implementación y control. Según la noción de
sistema abierto, frente a las perturbaciones del contexto la estructura se modifica, pero la
identidad permanece. Los elementos de la estructura pueden ser agrupados en 3 dominios:
el de las relaciones, el de los propósitos y el de las capacidades existentes. Las relaciones
entre los dominios son de causalidad recíproca, las articulaciones entre dominios están
regidas por procesos que son:
a) adjudicación y asunción de roles (entre el dominio de las relaciones y el de los
propósitos);
b) capacitación (entre el dominio de las relaciones y el de las cap existentes). Los procesos
de capacitación permiten a los sujetos adquirir conocimientos y habilidades necesarios para
utilizar las cap existentes.;
c) Productividad (entre el dominio de los propósitos y el de las cap existentes)

El poder en las organizaciones

Las relaciones de poder son constitutivas de la estructura social de la organización y tienen


efectos sobre la constitución del mundo interno del sujeto. De allí la pertinencia de la
psicología social para el análisis de las relaciones.
Se trata de un vínculo, una estructura interaccional compleja que se articula en el mundo
interno de los sujetos, condicionando los modos en que asume sus roles. Como todo
vínculo, presenta direccionalidad. Siguiendo a Hegel, se reconoce en toda relación de poder
en las organizaciones la lucha por la satisfacción de la necesidad de reconocimiento,
constitutiva de la dialéctica del amo y del esclavo. El hombre elige el territorio donde se
siente mas capaz de dar lucha, compensa con el afán de halago en ciertos lugares las
humillaciones que sufre en otro.
Para la org, el poder tiene un valor cohesivo (Que mantiene una unión estrecha entre
personas o cosas). No hay posibilidad de instalar un orden simbólico sin recurrir al poder.
El orden de una org es un orden negociado en el marco de las relaciones de poder. La
negociación no convoca a las partes en igualdad de condiciones, el peso de lo instituido se
impone muchas veces sobre lo instituyente
Existe, pues, una brecha entre el ideal democrático que alienta a la sociedad en su conjunto
y lo que sucede en la vida de las organizaciones.
El sujeto

En cuanto al sujeto entra en una organización, le espera allí un rol determinado por ella.
Pero entra con una historia personal, familiar y organizacional que condiciona la modalidad
asunción de dicho rol. En el eje horizontal organización-sujeto, ambos tienen pesos
relativos. El sujeto puede encontrarse absolutamente alienado, maleable, sometido en
forma casi total a los requerimientos de la organización, o bien aparecer desconectado,
ajeno a sus demandas, casi prescindente.
La situación ideal es la de un equilibrio dinámico que posibilite el corrimiento de los límites
entre uno y otro espacio en función de los requerimientos de la situación. En todo caso, lo
que se debe evitar es la estereotipia de las relaciones, señal de dificultades en el proceso
de adaptación activa a la realidad.
El sujeto puede establecer diferentes relaciones y roles en diferentes instituciones.
Las organizaciones que presentan fuerte identidad y se construyen en términos de su
singularidad tendrá “mucho mundo interno”, se construyen, así como organizaciones-sujeto
(son aquellas que construyen su propia trama argumental y son capaces de sostenerla a lo
largo del tiempo). Otras aparecen totalmente atravesadas por las instituciones y tienen
“poco mundo interno”, así se asemejan a una organización-objeto (es meramente el espacio
donde se desarrolla una trama argumental que fue escrita en otro lado.
Para pensar la conducta de un sujeto en la org, se toma en cuenta el eje de la tarea y el eje
de las relaciones.
Lo disposicional: El modo como un individuo asuma el rol prescripto por la organización
dependerá del aquí y ahora organizacional (situación/factor actual), y de la disposición del
sujeto, es decir un factor constitucional de la conducta del sujeto (representaciones que el
sujeto tiene de su mente, cuerpo y mundo externo).
Organización y sujeto vinculados a través de un rol intentan preservar su singularidad, y en
este vínculo ambos deben realizar su clausura, deben ir cambiando y adaptándose sin
perder su “mismidad”.

Procesos transferenciales: La transferencia es la actualización de deseos inc sobre ciertos


objetos en el marco de la relación establecida con ellos. Los procesos transferenciales
inducen al sujeto a adjudicar roles inscriptos en su mundo interno, lo que incide en el modo
como a su vez asume sus roles. Es por ello que se dice que toda asunción de rol implica, a
su vez, adjudicaciones.

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