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Rubén Conde Rubio

Las palabras también pueden ser vagas.

La vaguedad es una propiedad que no solo nos afecta a las personas. La teoría semántica se ha
encargado de demostrarnos que, en efecto, hay términos vagos, imprecisos, que aportan poca
información cuando los usamos. Ahora bien, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente con esto de
las «palabras vagas»?

Antes que nada, es preciso mencionar que la vaguedad es un fenómeno lingüístico de designación,
no de significación. Es decir, decimos que un término es vago no por sus significados, sino por los
límites y la extensión de esa palabra. Un ejemplo evidente es el del adjetivo calvo; la vaguedad del
término no estriba en los significados del adjetivo, sino que redunda en cómo se puede aplicar esa
palabra en función del referente. Porque, ¿cuánta cantidad de pelo hay que tener para considerar que
alguien está calvo? Por lo general, diríamos que se puede aplicar tanto a personas con la cabeza
afeitada como a aquellas que presentan coronilla o entradas, pero eso variará según el criterio del
enunciatario. M. V.ª Escandell Vidal (2007) asegura que «la vaguedad se traduce, a efectos
prácticos, en la dificultad para encontrar límites definidos a la extensión de un término, esto es, en
la dificultad de poder determinar con absoluta precisión si un determinado elemento puede
englobarse o no en dicho elemento» (p. 50).

Una vez acotada, de forma sucinta, la definición de vaguedad, merece la pena ver una serie de
enunciados que ilustran cómo, en el lenguaje cotidiano, nuestras palabras son más vagas de lo que
pensamos. Para ello, nos vamos a servir de algunos ejemplos extraídos del CREA:

(1) Los dos guaruras eran de mediana edad, corpulentos y tranquilos (Arturo Pérez-Reverte, La
reina del sur, 2002, CREA).

(2) […] y con ellos un hombre de edad, grueso, calvo y bien afeitado que olía a masaje facial.
(Eduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta, 1994, CREA).

Estos dos ejemplos sirven para ilustrar hasta qué punto un término puede ser preciso a la hora de
describir al referente. Cuando decimos que alguien es de mediana edad, en realidad podemos
referirnos a que esa persona tiene entre 25 y 50 años, según el caso. De este modo, la extensión de
esa expresión es vaga, por cuanto no especifica con exactitud la edad del referente. Lo mismo 

ocurre con los casos de grueso, calvo o corpulento, pues los tres términos permiten establecer una
escala gradual. Es más, cada lector puede tener en su mente una imagen mental de persona gruesa,
calva o corpulenta que puede diferir del de otra persona. Una solución a esto sería, quizá, acabar
con el principio de economía del lenguaje y reformular los enunciados anteriores:

(1a) Los dos guaruras tenían 32 y 43 años, respectivamente; eran corpulentos, es decir, de 1,90 m y
1,94 m, y con un peso estimado de 96 kg y 95,4 kg, respectivamente. Además, parecían ser
tranquilos, pues no se les conocía ningún trastorno obsesivo compulsivo ni hiperactividad.

(2a) […] y con ellos un hombre de 47 años, con un índice de masa corporal superior a 28, sin un
solo pelo ni en la cabeza ni en la cara, a excepción de las cejas y las pestañas […].

Como se puede observar, ambos ejemplos los podríamos llevar ad absurdum con tal de ser más
específicos y hacer descripciones más exhaustivas de los personajes. Sin embargo, se debe tener en
cuenta que la vaguedad es una característica propia de las lenguas. Como asegura Gutiérrez
Ordóñez (1992), el fenómeno «deriva de las fronteras borrosas que posee la clase designativa de los
signos de las lenguas naturales» (p. 143). A partir de ahora, cuando usemos ciertos adjetivos,
andaremos con pies de plomo para que nuestras palabras no sean excesivamente vagas. Aunque es
posible que, en realidad, nuestras palabras solo sean una simple extensión de nuestra persona.

Referencias bibliográficas:

Escandell vidal, M. V. (2007). Apuntes de semántica léxica. Madrid: UNED.


Gutiérrez Ordóñez, S. (1992). Introducción a la semántica funcional. Madrid: Síntesis.
Gutiérrez Ordóñez, S. (2002). De pragmática y semántica. Madrid: Arco/Libros.
Real Academia Española: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español
actual. <http://www.rae.es>.

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