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la contratación en Colombia
Tomado de Revista Semana
https://www.semana.com/nacion/articulo/informe-especial-la-telarana-de-la-
contratacion-en-colombia/487687
Cada vez más funcionarios y líderes empresariales tienen esa misma preocupación. Por
ejemplo, el presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, Juan Martín
Caicedo Ferrer, desde hace más de un año viene denunciando que las alcaldías y
gobernaciones, con creciente frecuencia, están contratando mediante pliegos amañados
o direccionados para beneficiar a un único proponente. Un estudio realizado por ese
gremio en 12 departamentos encontró que el 65 por ciento de los contratos se
adjudicaron a un único aspirante, prácticamente „a la medida‟.
Esto, sin hablar de los carteles que se han enquistado o apoderado de la alimentación
que reciben los niños del ICBF o los estudiantes de cientos de escuelas y colegios
públicos a lo largo y ancho del país (ver recuadro). Sin embargo, en muy pocos casos
los organismos de control han logrado entender y desenmarañar esas complejas redes de
contratistas.
Tras revisar los 20 billones de pesos que las alcaldías y gobernaciones contrataron entre
2014 y comienzos de 2016, los investigadores de la Auditoría encontraron que 8,1
billones quedaron en 78 redes o, como las llamó la entidad, mallas empresariales. Es
decir, “la unión de varias empresas y/o personas naturales que se pueden „camuflar‟ a
través de uniones temporales y consorcios con el fin de ganar los procesos de selección
de las diferentes contrataciones que se realizan en el país y lo que puede generar una
monopolización de los negocios del Estado”. Cesar, Bolívar, Casanare, La Guajira,
Huila y Cundinamarca son los departamentos donde más se contrata mediante estas
„mallas‟.
Además, está presente en todos los departamentos, con excepción de Putumayo, Chocó
y San Andrés, y maneja contratos en 15 sectores: infraestructura, vivienda, transporte,
educación y alimentación, ciencia y tecnología, gestión pública, agua, cultura y
recreación, salud, minas y energía, seguridad, agropecuario, social, ambiente y servicios
públicos. “Las mallas empresariales se especializan solo en contratar y no les importa
nada más”, le dijo a SEMANA el auditor general, Carlos Felipe Córdoba Larrarte.
Si bien esta y las demás redes de contratación halladas no son ilegales, la Auditoría –
que vigila a las contralorías territoriales excepto la de Bogotá– cree que detrás de
algunos grupos podrían surgir nuevos carruseles de contratación o terminar en sonados
casos de corruptela. De hecho, algunos ya fueron remitidos a la Fiscalía.
También sorprende el de Adiel Calderón Vaca, quien desde 2009 ha recibido contratos
por más de 45.000 millones de pesos para proveer alimentación y suministros en
Guaviare y Vichada y se encuentra en el top 30 de contratistas del sector educación. No
obstante, a finales de abril, los estudiantes de La Primavera (Vichada) protestaron por la
mala calidad de los alimentos que recibían y denunciaron que, además de que llegaban
podridos, se intoxicaron con bebidas sin refrigerar. LaAuditoría encontró que la firma
del contratista también ha recibido adjudicaciones de suministro de combustibles y
productos de aseo.
Sin embargo, en todos los rincones del país proliferan las formas de hacerle el quite a la
Ley 80. Uno de los mecanismos más utilizados en los últimos años apunta a escoger
entidades sin ánimo de lucro, como sindicatos, fundaciones, corporaciones,
arquidiócesis y universidades. Estas tienen ventajas tributarias y contractuales que les
permiten cotizar más barato que las sociedades comerciales.
Con esta figura, los entes territoriales firman un convenio interadministrativo con esas
entidades, que pueden ejecutar directamente el trabajo o subcontratar otras empresas en
todo tipo de servicios. Así, le hacen zancadilla a la licitación pública y, por lo general,
terminan beneficiados personas o políticos cercanos. La Auditoría encontró que hay
contratos con entidades sin ánimo de lucro por más de 10 billones de pesos,
principalmente en Córdoba, Cauca, Atlántico, Sucre, La Guajira, Bolívar y Cesar.
Diversas organizaciones sindicales contratan con las empresas, lo que pone en duda su
razón de ser.