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LIDERAZGO
ÍNDICE
Introducción
Capítulo I: Liderazgo
1.1 Conceptos de liderazgo
1.2 Diferencia entre liderazgo y administración
1.3 Características y funciones del líder
Conclusiones
Bibliografía
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INTRODUCCIÓN
Desde la aparición del ser humano, la conformación de su sistema social a partir de la real
necesidad de la sobrevivencia a los retos que la naturaleza le impone, ha sentido la
necesidad de dirección, de alguien que lo guíe por el camino correcto para alcanzar los
objetivos sociales y satisfactores que necesita para su desarrollo como individuo y ser
social. Y esto se explica en la época de la prehistoria, ya que el liderazgo es la clave de la
supervivencia de la familia. Siempre que haya que alcanzar una meta, o el grupo se
enfrenta a una emergencia, instintivamente se busca un líder (Madrigal, 2009). Esta
persona es la que logra encauzar la actividad social y personal hacia la realización de las
metas convenidas, comúnmente llamadas valores (las consideraciones máximas que una
sociedad puede alcanzar). Los líderes aprenden a ganarse el respeto de sus
colaboradores gracias a su carisma, que es más importante a tener el poder que se le
otorga a un gerente normal gracias a su cargo.
Mucho se ha hablado sobre liderazgo; tanto en internet como en librerías llenan sus
estantes con cantidades de libros que abordan el tema desde todas las perspectivas
posibles. Es un tema crucial hoy en día en donde las fronteras se han abierto al comercio
y la interacción global; donde las organizaciones y empresas permanentemente se
encuentran en una constante lucha por ser cada vez más competitivas. El líder siempre
está a la expectativa de los avances y también a los problemas, a lo que lleva formar una
estrategia tomando decisiones y riesgos (Kouses, 2005).
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debían ser liderados (Bennis y Nannus, 2008). Ni el aprendizaje ni el deseo, por grandes
que fuesen, podía alterar el destino de un individuo. Cuando esta visión no puedo explicar
el liderazgo, se remplazó por la idea de que los grandes acontecimientos convierten a
individuos en líderes que de lo contrario serían personas ordinarias.
Lo mismo que el amor, el liderazgo se convirtió en algo cuya existencia todo el mundo
conocía pero que nadie sabía definir. Han aparecido y desaparecido muchas otras teorías
acerca del liderazgo. Ni una resistió con el tiempo. Con estos antecedentes, es
comprensible que la investigación y la teoría acerca del liderazgo hayan sido tan
frustrantes. El liderazgo nos lleva a conocer varias etapas de su característica, estilos,
modelos, principios y la importancia del liderazgo.
El líder, como toda persona, posee muchos defectos y virtudes que debe conocer; esto
implica conocerse a sí mismo, para luego entender a los demás, reflejar lo que quiere
lograr, y qué busca alcanzar con los demás para conseguir el éxito Ahora bien, el éxito de
un líder depende, en gran medida, de la utilización efectiva de las estrategias
motivacionales (Madrigal, 2009). En efecto, Berta Madrigal considera que liderazgo y
motivación están estrechamente interrelacionados, lo que supone que todo líder debe
imprimir energía a sus seguidores motivándolos al logro de objetivos visionarios. Debe
poseer y demostrar sus capacidades para lograr motivar, porque de ello dependerá,
fundamentalmente, su desarrollo y permanencia como tal.
Este ensayo se escribió con la creencia de que el liderazgo es la fuerza central que se
encuentra detrás de las organizaciones de éxito y de que, para crear organizaciones
vitales y viables, es menester que, el liderazgo ayude a las organizaciones a desarrollar
una nueva visión de los que pueden ser y luego las movilicen para el cambio hacia la
nueva visión.
El propósito de este ensayo es proporcionar información teórica acerca del liderazgo, los,
tipos que existen y la relación que tiene con el poder, revisando distintas fuentes
bibliográficas y hemerográficas.
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CAPITULO I: Liderazgo
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esfuerzo motivacional que se vea coronado por el éxito garantiza que esas personas
tengan la energía suficiente para superar los obstáculos que encuentren en su camino.
Siguiendo esta idea, los líderes en las organizaciones deben ser capaces de adaptarse a
los cambios, entender la historia el mundo, la tecnología y a los propios empleados de la
empresa.
La característica es una cualidad sobresaliente que sirve para distinguir a una persona de
otra. Los líderes tienen características específicas que son resultado de un conjunto
orgánico y dinámico que configura la estructura de su personalidad y determina su
comportamiento y actitudes. El liderazgo nunca será una mera técnica porque es una
relación interpersonal dinámica. De acuerdo con el área de competencia del líder, su
personalidad, actitud, equipo de trabajo, misión y visión, su actuar tendrá cierto resultado.
Algunas de las características del líder son:
Buen comunicador.
Orientado a la realidad y a la acción.
Flexible, adaptable, capaz de salir de esquemas mentales rígidos.
Positivo, seguro, independiente, capaz de analizar en forma objetiva los hechos.
Buen colaborador: institucional más que individualista, habituado a pensar en términos de
nosotros.
Ambicioso: estimulado por una alta necesidad de logro.
Animoso y valiente: dispuesto a tomar decisiones, afrontar riesgos, echarse la culpa y
afrontar las consecuencias.
Intuitivo y comprensivo: capaz de captar los diversos fenómenos emocionales de los
individuos.
Respetuoso: dispuesto siempre no sólo a entender, sino a aceptar a sus colaboradores.
Responsable: capaz de vivir su puesto como un compromiso más que como un privilegio.
Motivador de individuos y grupos: porque los conoce, dialoga y tiene fe en ellos; porque
sabe que el mayor estímulo para un colaborador es que el jefe espere de él más de lo que
él mismo espera de sí.
Autocrítico: capaz de verse objetivamente sin caer en las trampas sutiles de los
mecanismos de defensa.
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Creativo: orientado a la innovación progresista y ambiciosa.
Honesto y sincero: habituado a hablar con la verdad, a organizar pidiendo la cooperación
en vez de seducir con promesas, porque distingue bien entre liderazgo genuino y
demagogia.
Receptor, empático, sobre todo para escuchar quejas y reclamaciones.
Consciente de que una de las grandes necesidades de los individuos es la de sentirse
seguros.
Alerta a la tendencia de confundir hechos y opiniones.
Tiene confianza en las capacidades creativas del grupo y se aparta del paternalismo que
coarta e inhibe.
Al hablar de líder no puede dejar de hacerse referencia a las funciones y acciones que
desarrolla y crea. Describiremos las habilidades que debe desarrollar el líder para tener
equipos efectivos de trabajo, habilidades esenciales que debe conocer, dominar y aplicar
el directivo, gerente ejecutivo, líder y toda aquella persona que tenga subordinados a su
mando.
1. Comunicar: El líder debe saber comunicarse con sus seguidores y detenerse para
cerciorarse de que se entendió su mensaje.
2. Organizar: El líder es el que delimita y define cómo se organiza. Determina el alcance y
nivel de cada puesto.
3. Integrar: Integrar los recursos humanos, técnicos y materiales de la empresa. Un líder
pone más atención en el elemento humano.
4. Dirigir: Es el arte de tomar las decisiones de acuerdo con las actividades propuestas y
organizadas.
5. Controlar: El líder no es sólo el que inicia el movimiento, sino quien lo dirige y, si es el
caso, lo detiene. Implica, por lo tanto, la capacidad de controlar las actividades hacia los
objetivos propuestos.
6. Motivar: Todo líder es motivador. El líder hace que los otros hagan. Debe entender por
qué actúa la gente y saber manejar con destreza esos resortes, es decir, las motivaciones
que llevan a una persona a actuar de una forma u otra. También debe saber cuándo
motivarla para que siga adelante.
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CAPÍTULO II: Tipos de liderazgo
El liderazgo integral, hace alusión a una completa inclusión de los diferentes enfoques que
explican el liderazgo, teniendo en cuenta que las partes que lo componen no se
encuentran fragmentadas, sino que al contrario se interrelacionan y trabajan juntas
(Kouses, 2005). Un líder integral es capaz de acoger todas las áreas con las que el ser
humano interactúa, sean estás internas y externas, individuales y colectivas, permitiéndole
generar consciencia, motivación y pasión a los miembros de su grupo, interconectando e
interrelacionando los procesos de cambio que se dan dentro de la organización (Pin Lu,
2008).
El modelo integral y, por lo tanto, el líder integral, es analizado desde los cuatro
cuadrantes, los cuales permiten reconocer, por un lado, la perspectiva interior/exterior y,
por otro, la individual/colectiva (Morris, 2009). Partiendo de dichas perspectivas, se crea el
mapa OCON (omnicuadrante, omninivel), el cual ayuda a mirar y a entender cómo se
comunican los diferentes fenómenos que se dan en el mundo, sean estos de una
dimensión pequeña o sean de una dimensión más grande (Kupers & Volckmann, 2009;
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Morris, 2009). Observando el líder en relación con la organización, los cuadrantes son
mirados con base en el líder, teniendo en cuenta los grupos en los que se encuentra dicho
líder y los sistemas o estructuras organizacionales de las cuales depende. Para hacer una
observación de la relación líder/organización, Dentico (2009) sugiere tres líneas de
estudio: 1) el líder; 2) las actividades que el líder usa en su rol de liderazgo, las cuales
hacen referencia a la tercer persona singular y, por último, 3) las prácticas actuales de
liderazgo dentro de un contexto específico que incluye cultura, sistemas, procesos y
tecnologías con los que cuenta la organización para llegar a sus objetivos. Teniendo en
cuenta la interrelación y la interdependencia de las diferentes perspectivas y personas
anteriormente mencionadas, se intentan comprender desde el modelo integral las
dinámicas que un líder desarrolla dentro de la organización.
La primera persona, como ya se había mencionado, hace referencia a las intenciones del
individuo, la subjetividad de su experiencia, lo que el líder piensa y siente, por lo tanto,
esta dimensión se encuentra focalizada en lo que el líder valora y las diferentes decisiones
que toma dentro de la organización. La clave para llegar y experimentar esta dimensión es
la habilidad de entenderse a sí mismo, es decir, la habilidad de observarse desde otro
enfoque (Perez y Azollini, 2013). Desde esta dimensión, el desempeño del liderazgo
puede ser entendido desde afuera como desde adentro. Desde adentro, comprendiendo la
manera como se crea el nosotros. La segunda persona puede ser entendida también a
través de la comprensión de la naturaleza de su cultura desde la observación de la
dinámica, por ejemplo, del cambio de dirección o del reforzamiento selectivo de los
cambios que han sido efectivos dentro de la cultura organizacional. Por otro lado, la
tercera persona individual, es decir, el cuadrante superior derecho, es medida por el
desempeño que hace el líder para el alcance de los objetivos y el seguimiento de los
estándares de la organización.
Esta perspectiva está focalizada en la medición empírica del desempeño que tiene el líder
o el grupo de líderes con relación a los objetivos y estándares estipulados (Madrigal,
2009). Por último, la tercera persona colectiva o grupal se orienta a entender el significado
que tiene el lugar de trabajo del líder, es decir, las dimensiones exteriores del liderazgo, a
través de las conexiones, jerarquías y matrices con las cuales se puede observar una
organización. Según Landrito y Sarros (2013), este cuadrante hace referencia a los
recursos, tecnologías, herramientas, sistemas de comunicación, planes estratégicos,
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manuales de funciones, políticas, influencia externa, recursos naturales, condiciones
institucionales, proveedores, entre otros.
Autores como Caseres (2015), Fairholm (2009) y Gregory (2014) ponen en relevancia la
importancia de la capacidad que debe tener el líder de ser consciente, tanto de sí mismo
como de sus miembros y de la organización, así como del lugar donde esta ejerce su
acción en el mercado, debido a que el ser conscientes les permite darse cuenta de la
manera como ellos pueden actuar o ejercer su rol como líderes frente al grupo y frente a la
organización, con el fin de cumplir los objetivos propuestos. Además, sustentan estos
autores que, aunque el líder en general no tenga los rasgos del líder integral, sí tiene un
alto nivel de consciencia, por lo que se encontraría en la capacidad de desarrollar dichos
rasgos, pues es consciente de las capacidades que le pueden ayudar a desarrollar otras
características potenciales, y además de eso le permitiría reconocer lo que sucede en el
entorno en el que se desenvuelve.
Muchos autores sostienen que la inteligencia es de gran trascendencia para ser un buen
líder integral y reconocen la importancia de las inteligencias múltiples propuestas por
Daniel Goleman.
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Capítulo III: El Líder y el poder
Dos de los conceptos con mayor atractivo en el campo de la gerencia y que han sido
estudiados por largo tiempo, son el poder y el liderazgo. Sin embargo, aun conociendo su
estrecha relación, uno se puede preguntar ¿Hasta qué punto un líder necesita poder?
¿Cómo evita el líder corromperse debido al poder? O por el contrario, el poder y el
liderazgo son dos sistemas de acción complementarios con funciones, actividades y
características propias necesarias para el éxito en un entorno empresarial cada vez más
complejo, competitivo y fluctuante.
El termino de liderazgo se refiere a la capacidad de influir sobre la conducta de otras
personas, de modo persuasivo (Fairholm, 2009). La anterior definición muestra claramente
la relación del liderazgo con el concepto más amplio de poder. Max Weber definió el poder
precisamente así: “capacidad de influir sobre la conducta de otras personas”. El liderazgo
efectivo supone, ante todo, poder, sin embargo, este término puede tener muchas
expresiones, razón por la cual es importante definir el tipo real de poder que necesita un
líder para ser exitoso dentro de su gestión. Las anteriores referencias constituyen un
soporte básico para demostrar que, aunque el poder se relaciona con el liderazgo, no son
lo mismo (Caseres, 2015). Esta premisa lucha con la percepción actual de la mayoría de
las personas quienes todavía confunden a un líder con un ejecutivo de alto nivel con
poder.
Al contrario, el líder auténtico crea las estrategias y determina la dirección en la que debe
avanzar la empresa, consiguiendo a la vez que sus subordinados lo sigan ya que están
convencidos de su visión estratégica, más del grado de coerción que se ejerza sobre ellos.
Las relaciones de poder en las organizaciones se manifiestan tanto interna como
externamente. Son una relación de fuerzas que no se excluyen sino que comparten
relaciones de oposición y de complementariedad. Teniendo en cuenta lo anterior, existe
una clara diferencia entre dominación y liderazgo, pues se considera que la dominación
implica coerción de libertad, mientras que el liderazgo adquiere un estatus de legitimidad y
de aceptación en todos los órdenes del espacio social; sin embargo, aunque no toda
dominación emplea medios económicos, y menos aún, tiene estos fines, sí necesita, en
algunos casos, de un aparato humano o administrativo (Watt, 2013) que se mueva dentro
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de un tipo de legitimación encargada de imponer órdenes en ambientes que encuentren
recepción y obediencia
El poder y la autoridad son dos elementos que el líder debe saber manejar y utilizar con el
sentido lógico que exige la administración del talento humano. Son aspectos que se dan
en toda relación humana en la que intervienen dos o más personas. Autoridad y poder
pueden definirse como sigue:
Autoridad: Del latín auctoritas, viene del verbo augere auctum, que significa acrecentar,
aumentar.
La autoridad se concibe como la función social de hacer crecer a la comunidad y sus
miembros. Se relaciona directamente con el servicio.
Poder: Del latín posee, que significa ser capaz, ser fuerte.
El uso actual ha hecho que la palabra autoridad signifique poder legitimado. Se hace
patente la tendencia a poner lo secundario por encima de lo principal y resaltar el poder y
dominio antes que el servicio social, que es su razón de ser. El poder es la base del
impacto e influencia del líder sobre el seguidor.
Por su origen, hay que distinguir dos tipos fundamentales de poder:
Poder de posición. El líder ha llegado desde arriba; alguien que tiene un poder social
superior le ha conferido un cargo con cierto poder.
Poder personal. La persona ha llegado a ser líder desde abajo, es decir, es uno de los
seguidores; su poder es fruto de un reconocimiento que determinadas personas o grupos
manifiestan respecto de sus cualidades y objetivos de promoción social.
Clasificación del poder en las relaciones interpersonales:
a) Coerción. Es la capacidad de obligar por la fuerza física a otra persona a que haga lo
que se manda.
b) Conexión. Cuando el que ordena se apoya en algo que está unido o conectado con una
fuente de poder.
c) Recompensa. Una persona realiza por una retribución algo que no haría por una simple
petición.
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d) Legitimidad. Se le motiva a actuar, o no, a una persona en determinada forma porque
reconoce en alguien la fuerza de la ley, aun sin elementos coercitivos.
e) Información. Una persona dirige la conducta de otro por la información que posee y de
la cual depende el segundo.
f) Negociación. Resulta de un conjunto de cualidades que hacen a una persona ganarse la
voluntad de los demás para que cooperen en el logro de sus propósitos.
g) Experto. Capacidad de hacer que otro cumpla lo que se le indica porque reconoce una
competencia.
h) Afecto. Una persona sigue los requerimientos de otra porque se siente unida a ella por
lazos de cariño que no le permiten contrariarla (Alvarado y cols., 2009).
A lo largo de la historia, las mujeres siempre han intervenido mucho menos en el mundo
de lo público que los hombres. Sin embargo, la sociedad ha ido evolucionando, la familia
se ha transformado, y la mujer se ha ido introduciendo poco a poco en dicho campo,
comenzando un cambio en los esquemas sociales que trae consigo un estilo de liderazgo
femenino.
Actualmente la presencia de la mujer en puestos directivos es cada vez mayor. Día con
día la mujer se prepara más para ello.
En nuestro país, hasta 1976, año en el que se implanta la “Ley de Relaciones Laborales”,
el permiso del marido era un requisito legal necesario para que la esposa pudiera ejercer
el derecho al trabajo. Teniendo en cuenta hechos como este, no cabe duda de que, en
algunos casos, los avances han sido notables y reales. Sin embargo, en muchos otros
aspectos, el principio de igualdad de oportunidades y de no discriminación por razón de
sexo resulta sólo un criterio legal pero no un hecho plenamente conseguido (Gregory,
2014). Así, aunque la incorporación de las mujeres al mercado laboral ha experimentado
un extraordinario desarrollo en las últimas décadas, uno de los ejemplos más patentes de
la persistencia de la desigualdad lo constituye el diferente grado de ocupación de puestos
de decisión y cargos de responsabilidad por parte de hombres y mujeres en distintos
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ámbitos y organizaciones, hecho que, con mayor o menor incidencia, ocurre en casi todos
los países.
En nuestro país, el Instituto de la Mujer desde su creación ha venido elaborando y
poniendo en práctica los Planes de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres
(PIOM), desde los que también se propugnan medidas tendentes a favorecer el acceso de
las mujeres a posiciones de liderazgo. Asimismo, desde el Gobierno se están tomando
numerosas acciones en esta línea. Una prueba de ello es la reforma legislativa de la
enseñanza universitaria implementada en 2006, en la que se incluyen medidas como la no
discriminación de sexo en la representación de las comisiones y en los cargos
universitarios, o la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de Marzo, para la igualdad efectiva de
mujeres y hombres, cuya mayor novedad radica en la prevención de conductas
discriminatorias y en la previsión de políticas activas para hacer efectivo el principio de
igualdad (McKenna, 2015).
Algunas de las explicaciones más utilizadas a la hora de tratar de explicar la escasa
presencia femenina en puestos de responsabilidad son:
1) Menor preparación de las mujeres: Una de las posibles explicaciones propuestas para
dar cuenta de la menor presencia femenina en puestos directivos podría ser la falta de
preparación de las mujeres.
2) Los estereotipos de género: La escasa presencia femenina en puestos de liderazgo ha
atraído la atención de los investigadores psicosociales, cuyo objetivo fundamental ha sido
tratar de identificar los factores que podrían explicar las barreras que dificultan el progreso
profesional de las mujeres (Madrigal, 2009).
3) Posibles diferencias en la forma de liderar de hombres y mujeres: Otra explicación de la
escasa presencia femenina en puestos de liderazgo podría residir en que las mujeres
fueran menos eficaces que los hombres a la hora de ejercer puestos de dirección. En este
sentido, y aunque existe un acuerdo general en considerar que las mujeres deben hacer
frente a más barreras que los hombres para lograr acceder a roles de liderazgo, no parece
existir acuerdo a la hora de juzgar la conducta de hombres y mujeres cuando logran
acceder a estos roles.
4) Tipos de trabajos desempeñados tradicionalmente por las mujeres: Las características
de los trabajos que han desempeñado tradicionalmente (roles auxiliares y de servicio –a
finales del siglo XX el sector servicios ocupaba al 80% de la mano de obra femenina–), y
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la peor situación de las mujeres en el mercado laboral ha sido otro argumento utilizado
para explicar su acceso diferencial a puestos de liderazgo. Estos puestos han estado
ocupados tradicionalmente por hombres, que son los que finalmente deciden en los
procesos de selección y promoción de personal.
El líder influye sobre el resto no porque es un héroe o tiene una experiencia extraordinaria;
tampoco por poseer un don divino o por ser carismático. El líder se transforma en tal
porque en cada una de sus acciones expresa autenticidad. Madrigal (2009) nos cita 10
mitos más escuchados sobre el líder:
Mito 1: Los líderes nacen, no se hacen. Es el más común de los mitos, y aunque es cierto
que algunas personas sí tienen estas habilidades natas, es lo menos común. Por lo
general, las circunstancias producen sus líderes. Muchos líderes han surgido luego de
haber vivido situaciones extraordinarias.
Mito 2. Los líderes lo saben todo. No es cierto. Nadie puede conocer todo de todo. Lo que
sí deben poseer los líderes es visión y sentido de dirección. Pero ellos también aprenden
de los demás.
Mito 3. Los líderes son infalibles. Los humanos cometemos errores, y los líderes son
humanos. De hecho, los líderes quizás cometan más errores que los otros, dado su rol,
que implica tomar decisiones complicadas y a veces, aventurarse como pioneros en temas
y procesos experimentales. Lo que distingue a los buenos líderes es que estos admiten
sus errores y aprenden de ellos.
Mito 4. Los líderes están para dar órdenes. No, no siempre comandan, aunque por lo
general lo hacen porque la posición que ocupan lo requiere. A menudo, ellos prefieren
guiar por inspiración más que por comando.
Mito 5. Los líderes son carismáticos. El carisma no es una cualidad imprescindible en un
líder, es más común ver que el motivo de que les siguen es el respeto por su esfuerzo,
integridad, ideas y compromiso.
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Mito 6. Las personalidades de los líderes son impositivas. Tampoco es siempre cierto
encontrar líderes con este tipo de temperamento. Con todo, a veces, esto ayuda a atraer
personal. Pero lo que sí debe poseer un líder es la habilidad de influir.
Mito 7. El liderazgo viene con la edad: No hay una edad recetada para convertirse en el
líder de excelencia. Las personas pueden resultar buenos líderes por lo que han aprendido
de las experiencias pasadas, pero eso no es necesariamente sinónimo de tiempo vivido.
Mito 8. Los líderes poseen el poder absoluto: No siempre ocurre. La efectividad se mide
más por la habilidad de comandar que por la de imponer un poder total. Liderazgo no es
tiranía.
9. Los líderes nunca delegan lo realmente importante: De hecho, los líderes sí delegan
trabajo en empleados capaces, su habilidad es reconocer las capacidades de los
colaboradores y distinguir la persona correcta. Saben que lo más importante es hacer el
trabajo bien y a tiempo.
10. El liderazgo puede ser desarrollado con los estudios: No, el liderazgo es una actitud,
no un conocimiento. Ni siquiera después de leer mil libros puede una persona desarrollar
una actitud de la cual carece.
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CONCLUSIONES
Existen diversos significados del concepto del liderazgo, pero todos coinciden que es
importante para inspirar confianza y coadyuvar en el logro de los objetivos
organizacionales.
El liderazgo es el propio corazón y el alma de la dirección de la empresa u organización.
En el fondo, para dirigir una empresa no basta con bajar números, remodelar el
organigrama ni aplicar las últimas fórmulas de la escuela de administración de empresas.
La dirección y el liderazgo están inextricablemente unidos, por supuesto, pero, con objeto
de establecer una distinción clara, diría que la dirección es algo objetivo: uno quiere
alcanzar una meta, avanzar desde aquí hasta allí y poder medir los resultados.
El liderazgo, en fin de cuentas, es otra cosa. Es algo puramente subjetivo, de difícil
definición e imposible medida objetiva, que no se puede enseñar en ninguna escuela. Y,
sin embargo, siempre está ahí, palpable en toda empresa, marcando la personalidad de
cada compañía, como reflejo del carácter y la personalidad del jefe máximo y de su equipo
de colaboradores inmediatos. A mi modo de ver, la calidad del liderazgo es el principal
ingrediente de la receta para el éxito en la empresa.
Naturalmente, el liderazgo es la capacidad para inspirar a otros de manera que trabajen en
equipo, bajo la dirección de uno, en orden a lograr un objetivo común, bien sea en los
negocios, en la política, en la guerra o en la cancha. Nadie puede ser líder a solas: hace
falta que otros quieran seguirle. El liderazgo se aprende, aunque yo no sabría explicar
por entero cómo se aprende. La capacidad para dirigir a otros es mucho más instintiva
que meditada, y se adquiere, no se sabe cómo, a través de las experiencias de cada día
en la vida de uno; la naturaleza y la calidad definitivas de ese liderazgo dependerán del
carácter innato y la personalidad del propio líder.
Las investigaciones realizadas al respecto, arrojan 8 roles de las funciones del líder,
siendo común en los directores el que su gestión de algún modo inspira o influye en otros.
Aun cuando el ser nombrado líder implica una connotación positiva, no siempre se
convierte en una satisfacción personal ya que en ocasiones se ocupa demasiado tiempo
en las funciones, y se requiere abordar todos los problemas a veces sin tener la autoridad
suficiente.
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Las características del líder efectivo se pueden relacionar con los rasgos de personalidad
y los rasgos relacionados con la responsabilidad. Los primeros se refieren a la confianza
en sí mismo, inspirar confianza al grupo, tener domino y ser extrovertido, mientras que en
los segundos, se considera la iniciativa, la sensibilidad al grupo, así como la empatía y
adaptabilidad, entre otros.
Como señala Bennis (2008), su concepto de líder no se basa en la persona que toma las
decisiones en sí, sino en la medida en que el grupo lo reconozca como líder: por su forma
de ser, por su filosofía frente a la vida, frente al mundo y frente a las personas con quienes
interactúa. Sus valores inciden en sus decisiones, familia y amigos.
El liderazgo tiene ideales y propone acciones a su gente, basado en el carisma, la
estimulación intelectual, una consideración individualizada, y la motivación inspiracional.
El liderazgo es un requisito en los nuevos tiempos; una cualidad deseada en los directivos
para que tengan la sabiduría de dirigir sin que se sienta imposición, sino mediante la
motivación hacia los demás.
Un líder debe estar consciente de su papel y de las consecuencias que sus acciones
pueden promover sobre sus seguidores, ya que de manera intencional puede fomentar
buenos valores para la organización.
En la actualidad la responsabilidad social de las empresas no es únicamente generar
empleos o ser rentables, sino que deben estar orientadas a proveer, entre otras cosas, un
trabajo significativo y enriquecedor para sus empleados, es aquí cuando la figura de un
líder adquiere su importancia, según Kouses (2005) “Tienen que crear la arquitectura
social donde el personal ya no es el principal desafío del cambio, sino el beneficiario y el
impulsador del cambio”.
Se recomienda que para que los países latinoamericanos mejoren su competitividad,
fomenten en los dirigentes de todos los niveles el liderazgo transformacional, ya que ello
es una manera de inspirar una visión para lograr mejores resultados y mejores niveles de
desarrollo.
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