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Economía Conductual

Universidad Nacional Autónoma de México


Facultad de Psicología

Resumen
Con la finalidad de comprender a mayor profundidad el reforzamiento en situaciones de
condicionamiento operante, la economía conductual conjuntó algunos conceptos teóricos
provenientes de la economía con la metodología experimental de la psicología operante. Este
campo ha permitido clasificar los reforzadores en sustituibles, complementarios e independientes
y a partir de ello se ha podido estudiar la conducta de elección en animales humanos y no
humanos, las relaciones de ingreso y ocio en las respuestas y la interacción entre reforzadores por
medio de la ley de la igualación. La presente síntesis pretende describir los fundamentos y
características de la teoría de la optimización y la ecología conductual, cómo la elasticidad y el
nivel de ingreso influyen en la demanda, y finalmente el papel de la economía conductual en el
estudio del consumo de drogas.
Palabras clave: economía conductual, demanda, sustitución, optimización, ley de la
igualación.

Economía Conductual
Thorndike por medio de la ley del efecto (1911) describió cómo se da el incremento de una
asociación entre el estímulo-respuesta y la conducta como consecuencia de la presencia de un
evento placentero (que se define así si el animal no evita ese evento y actúa para conseguirlo), o
en cambio, un decremento en la asociación si la consecuencia implica un evento aversivo o
molesto (donde el animal evita el estímulo). Sin embargo, a pesar de que ley del efecto
proporcionó una explicación importante del modo en el que ocurren las asociaciones, cayó en una
circularidad al describir a los reforzadores en función de su consecuencia y no de sus propiedades
individuales e independientes. Skinner (1938) fue el primero en intentar redefinir lo que un
reforzador era y propuso que éste se definía por su poder para producir un cambio, además de que
su propuesta eliminaba el factor estímulo-respuesta, sin embargo, aún quedaron dudas y
desacuerdos con esta nueva propuesta. Posteriormente, Meehl planteó la ley del reforzamiento
trans-situacional (1950) que decía que si un evento actúa como reforzador en una determinada
situación se puede inferir que ese mismo evento reforzará alguna otra respuesta no aprendida, lo
que definió más claramente a un reforzador. Fue Premack con su teoría de la relatividad del
reforzador (1965) quien hizo ver al reforzador ya no sólo por sus características positivas,
negativas o neutras, sino por cómo también el reforzador se adapta según la situación cambie.
Así, comenzó a prestarse un mayor interés en la influencia que el contexto tiene en un evento
reforzador, y en investigaciones subsecuentes como la de Timberlake y Allison (1974) se
encontró que cuando a un sujeto se le priva de la cantidad de respuesta original que se le permitía
dar, incrementaba la conducta instrumental, y a esto le llamaron la hipótesis de la deprivación de
la respuesta. Después de un período en el que se le dejó de prestar la misma atención al contexto,
surgió con Herrnstein la ley de la igualación (1961,1970) que planteó que una respuesta está
influida también por los reforzadores que no son los contingentes y que por lo tanto, su efecto
depende del valor relativo que tenga en relación a otros en una misma situación.
El interés en poder definir adecuadamente a los reforzadores y sus características, llevó
consigo al desarrollo de la economía conductual que une conceptos básicos de la economía con
métodos experimentales en psicología experimental para poder hacer análisis más completos de
la conducta de elección. Existen tres tipos de reforzadores según la economía conductual: el
primero es el reforzador sustituible, que es cualitativamente similar a otro reforzador, es decir,
que cumplen con la misma función y que por lo tanto son altamente sustituibles entre sí; el
segundo tipo son los reforzadores complementarios que se utilizan en conjunto y que a pesar de
ser similares no son tan sustituibles como los primeros y finalmente están los reforzadores
independientes que son aquellos donde el consumo de uno no afecta el del otro (Rachlin, 1989).
A partir de la definición de los reforzadores y del uso de curvas de indiferencia se ha podido
analizar cómo actúan los consumidores ante restricciones del presupuesto así como las decisiones
que toman ante su consumo, aspecto que la ley de la demanda explica, pues refleja el punto en el
cual los bienes son sustituibles por otros en la medida en que el consumo de un bien que se
vuelve más barato incremente porque otro bien se ha vuelto más costoso.
Se han realizado múltiples experimentos con animales para explicar la conducta de
elección con refuerzos sustituibles y no sustituibles. Éstos experimentos, en su mayoría,
establecieron un número determinado de presiones de palanca como el presupuesto con el que
contaban las ratas, el precio estaba fijado por algún programa de razón fija y cierta cantidad de
reforzador tenía un precio (número de presiones). Para estudiar el grado de sustitubilidad entre
productos, Rachlin y colaboradores (1976) estudiaron el grado de sustitución que las ratas le
asignaban al Tom Collins y a la cerveza, y encontraron que al incrementar el precio de la cerveza
el consumo de Tom Collins incrementó, demostrando una alta sustitubilidad entre estos
productos. Un factor importante asociado a la sustitución es la elasticidad de la demanda, que se
puede observar si al aumentar el precio de un producto su consumo disminuye a causa de que hay
sustitutos disponibles, caso contrario a la inelasticidad de la demanda donde a pesar del
incremento en el precio, su consumo no decrementa, lo que significa que es un producto poco
sustituible y que por ende, los reforzadores idénticos son más sustituibles entre sí que los no
idénticos (Lea y Roper,1977).
Un factor más que se ha estudiado en la economía conductual es el de la distancia
temporal de las opciones de refuerzo. Por medio de comparaciones de curvas de demanda por
comida en ratas que funcionaban con programas concurrentes, múltiples y sucesivos se encontró
que a mayor separación entre reforzadores menor es la sustituibilidad entre ellos (Hursh y
Bauman, 1987).
Los estudios de reforzadores complementarios también ha arrojado importantes hallazgos.
En uno de ellos, Rachlin (1976) utilizó ratas en un programa de RF10 permitiéndoles elegir entre
comida y agua, después incrementó el precio de la comida disminuyendo así el del agua y
observó un leve incremento en el consumo de agua, a pesar del esfuerzo extra que implicaba
conseguir comida, demostrando que éstos reforzadores son complementarios. Hursh (1978)
extendió estos hallazgos y evaluó la conducta de elección de monos con tres programas de IV y
tres reforzadores diferentes (agua, comida constante y comida alternativa), encontrando que la
presencia del alimento alternativo decrementaba la respuesta por el constante e incrementando en
el agua, por un proceso de economía cerrada.
Green y Rachlin (1991) hicieron experimentación con ratas en un proceso de elección
simultánea entre EEC y comida, encontrando que cuando los precios de ambos reforzadores eran
iguales las ratas preferían el EEC, pero cuando el precio de éste aumentaba su consumo
disminuía y aumentaba el de la comida; este estudió rompió con las predicciones intuitivas de los
experimentos realizados hasta la fecha pues se encontró que estos dos reforzadores eran
altamente sustituibles, y que por lo tanto el EEC podía ser un reforzador general.
La relación de los reforzadores con el ingreso-ocio se refiere a el intercambio entre
responder o no responder, de esta manera, el ingreso se define como la respuesta instrumental y
el ocio como todo aquello que no sea el trabajo instrumental. Los programas de reforzamiento
ricos son aquellos que tienen valores de razón bajos y altas tasas de pago, los programas de
escasez de refuerzo tienen altos valores de razón y bajas tasas de pago. A partir de éstas
definiciones, Green y colaboradores (1982, 1987) estudiaron los efectos de variar las tasas de
pago entre el ingreso y el ocio, encontrando que los decrementos en la tasa de pago hacían que las
palomas sustituyeran el ocio por el ingreso y que además el grado de privación debía
considerarse, pues mientras más privadas se encontraran y más barato se hacía el ocio, su
respuesta disminuía considerablemente, por lo tanto este factor debía tomarse en cuenta.
Finalmente, Schrader (1980) varió el porcentaje de ingreso no contingente entregado,
demostrando que el porcentaje de ingreso libre modificaba la tasa de respuesta de tal manera que
el ocio sustituía en mayor medida la respuesta.
La ley de la igualación (Herrnstein, 1961, 1970) que se expresa: Bx/By=Rx/Ry, estableció
que la tasa de la respuesta ante dos alternativas iguala la tasa de reforzadores obtenidas por cada
una de ellas. A pesar de explicar las relaciones entre la conducta y los reforzadores, no explicaba
los posibles sesgos existentes, por lo que Baum (1974), creó una nueva versión de la fórmula
donde agregó dos constantes (b y s) que representaban dichos sesgos y la sensibilidad a los
reforzadores. Posteriormente Rachlin, Battalio, Kagel y Green (1981) sugirieron interpretar la s
como sustitución, no como sensibilidad y de esta manera explicar la sustitución, la
complementaridad y la independencia de los reforzadores. Por otra parte, se asumió que también
sería necesario asignar un valor relativo a los reforzadores sobre una escala específica de valor y
así poder hacer comparaciones (Herrnstein, 1970) y finalmente, se incluyó en el modelo una
escala para medir las diferencias cualitativas de los reforzadores donde la fórmula se expresaba
así: Bx/By= (Rx/Ry) x (Qx/Qy), (Miller, 1976).
La microeconomía estudia el comportamiento individual de los consumidores, y
relacionada con el condicionamiento operante examinan cómo un sujeto obtiene recursos. Para
explicar esto la teoría de la optimización se ha dedicado a estudiar como los consumidores
distribuirán sus ingresos. Se cree que esta distribución se ejecuta a partir de que el sujeto por
medio de juicios le asigna un valor subjetivo a cada recurso, y que por lo tanto un consumidor
busca el mayor valor subjetivo posible. La optimización se ha aplicado en el campo de la
ecología estudiando cómo los patrones conductuales de los animales cambian a causa de factores
ambientales como la lucha por la supervivencia. Al respecto, se han hecho estudios donde se
observa el comportamiento de caza de depredadores según varíe el tamaño y la densidad de las
presas (Werner y Hall, 1974), y estudios donde se medía el tiempo de espera de machos mosca en
estiércol para encontrar pareja (Parker, 1978), ambos con el propósito de entender qué conductas
son más óptimas para la adaptación en cada situación.
Otro campo de interés para la economía conductual es el del abuso de drogas. El supuesto
básico es que las drogas funcionan como reforzadores y para comprender mejor este supuesto se
estudió la elasticidad de varios tipos de drogas. La demanda de las drogas adictivas suele ser
inelástica, pero si su precio aumenta considerablemente el consumo tiende a disminuir. En un
estudio (Elsmore, Fletcher, Conrad, y Sodetz, 1980) se les dio a escoger a babuinos entre una
dosis de comida o una inyección intravenosa de heroína. Encontraron que cuando existía la
misma disponibilidad de ambos productos se escogían con la misma frecuencia, pero cuando no
había abundancia los babuinos preferían la comida a la heroína, por lo tanto la heroína era más
elástica. Grandpe, Bickel, Hughes y Higgins (1992) revisaron estudios que modificaban la
cantidad de nicotina que contenían algunos cigarrillos, encontrando que si la dosis aumentaba el
consumo disminuía y viceversa.
Los estudios sobre el consumo de drogas en la economía conductual trajo consigo la idea
de que es importante analizar las interacciones de las drogas, es decir, cuáles son sustituibles y en
qué medida lo son; además Hursh (1991), propuso ciertas recomendaciones para mejorar la
política de las drogas que actualmente se tiene, incluyendo sugerencias como atacar tanto la
sustitución como la demanda, desarrollar tratamientos óptimos y programas que ofrezcan
recuperación y re-adaptación, así como la construcción de laboratorios que permitan investigar a
profundidad los procesos inmersos en el consumo de drogas.

Discusión
La economía conductual es un campo de estudio que ha permitido dar modelos
explicativos claros sobre la manera en que las interacciones de los reforzadores con el contexto,
la distancia temporal y otros reforzadores, permiten al sujeto elegir y actuar para obtener ciertos
bienes. La gran variedad de experimentos que se han realizado en esta rama han podido revelar
los procesos y los factores que intervienen en las situaciones vivenciales cotidianas de los sujetos,
permitiendo jerarquizar y clasificar los reforzadores o bienes según las necesidades y recursos de
los animales. En la conducta operante, como se sabe, es vital la comprensión profunda del
funcionamiento de los reforzadores, por lo que estas contribuciones han ampliado la perspectiva
de aquello que es posible manipular o no en un procedimiento de este tipo. La economía
conductual, además, ha permitido llevar más allá sus investigaciones, permitiendo su aplicación
en múltiples áreas de la psicología y la economía, lo que a su vez ha derivado un enriquecimiento
de ambas áreas de conocimiento.

Referencias

Green, L. (1998). “Economía conductual. Conceptos económicos en el análisis experimental del


comportamiento”, en Ardila, Wilson López López, Andrés Pérez, René Quiñones y Fredy
Reyes (comp.). Manual de Análisis Experimental del Comportamiento. España:
Biblioteca Nueva. Pp. 137-163. BF 199/M259.
Mazur, J. (1998). “Behavioral Economics”, en James Mazur, Learning and Behavior. EUA:
Prentice Hall, 4ª edición. Pp. 224-230

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