Apóstol Pablo se dedica mayormente a reaccionar a una pila de errores y falencias que la aquella iglesia padecía. Los corrige, los reta, les enseña y ya cerca del final del rollo que usa para escribir alcanza a tocar el tema de la resurrección de los muertos, que parece resultarles controversial a aquellos creyentes. Luego de lo que fue una carta áspera en el tono y difícil en el contenido, Pablo se da el espacio para embalarse con la esperanza y la alegría que trae a la iglesia el tema de la resurrección.
Al poner su mirada en el final de la
historia Pablo se llena de esperanza y de euforia. Saber que la victoria ya es de Cristo ¿Qué nos provoca a nosotros como iglesia y cual debería ser nuestra reacción ante esta verdad? La victoria final de Cristo pone toda la realidad en otra perspectiva ¿Cómo afecta ese concepto nuestra actitud hacia los actuales obstáculos como la persecución, la incredulidad, etc? El Apóstol está corrigiendo a una iglesia que está muy errada en muchas cosas. Y sobre el final de esa gran serie de correcciones no les dice que solamente arreglen lo que está mal y se mantengan ahí. El propósito de la vida cristiana no es que esté todo prolijito y sin fisuras. Sino que se trata de avanzar, de saber que caminamos hacia el final de la historia, con un triunfo asegurado, pero que hoy demanda acción, no quedarnos solamente en la corrección de nuestra vida de iglesia puertas adentro, sino firmes, avanzando, y sabiendo que el trabajo en el Señor no es en vano, tiene su recompensa, vale la pena.